Los parques pueden variar en tamaño, desde unos cuantos metros cuadrados – un banco,
algunas flores y un terreno con pasto de 20 x 20 en una esquina transitada – a millones de
acres en la inmensidad de la Amazonía. También pueden servir muchas finalidades. Son los
pulmones de la ciudad y ofrecen espacio verde y aire fresco a personas que de otra forma
raramente experimentarían algo más que concreto y gases del tubo de escape de los autos.
Pueden proteger terrenos no edificada, paisajes extraordinariosy sitios históricos, y al mismo
tiempo funcionar como aulas al aire libre y laboratorios para colegiales y otros. Algunos tipos
comunes:
Parques urbanos. En EE.UU., por lo menos, los parques urbanos pueden proporcionar áreas
formales para plantío, césped, bancos, patio para juegos, áreas de picnic y/o campos de
deporte (como en el Parque Central de Nueva York o el Parque Golden Gate en San Francisco)
o una experiencia de cómo el paisaje era antes que existiese la ciudad (como en el Parque
Forestal de Portland, en Oregón). Los parques en ciudades grandes frecuentemente tienen
instalaciones comunitarias localizadas dentro o en sus márgenes: el Parque Boscoso de Saint
Louis, por ejemplo, cuenta con un zoológico; los museos de arte, historia y ciencia de la ciudad;
un campo de golf público; y un teatro, entre otras atracciones. Pueden variar en tamaño desde
parquecitos metidos en patios o ángulos recónditos de edificios hasta parque enormes.
Parques en pueblos pequeños. Muchos pueblos pequeños incluyen un área central de parque
o plaza, con bancas para sentarse, tal vez una plataforma o un kiosco para música y un mástil
para la bandera: un simple espacio abierto para las conmemoraciones y reuniones del pueblo,
el cual puede también incluir canchas para deportes.
Parques estatales. La mayoría de los parques estatales destacan el medio ambiente natural.
Pueden enfatizar la naturaleza y lo relativo a ella (como un área virgen, por ejemplo, o por una
característica sobresaliente como una cascada) o su valor recreativo, con énfasis en una playa,
pista de esquí o un campamento. Algunos también son parques históricos.
Los parques históricos existen para conmemorar o dramatizar un evento histórico, lugar,
persona o período. Los sitios de parques históricos pueden ser urbanos o rurales; pueden estar
conectados a eventos históricos específicos (campos de batalla, por ejemplo) o personalidades
(edificios donde personalidades históricas nacieron, vivieron o trabajaron); pueden ser para
representar e ilustrar la historia de un lugar o época en particular; pueden sacar provecho del
valor estético, arquitectónico y educativo de un edificio histórico bien mantenido o
restaurado; o pueden presentar edificios o otros sitios que son históricos en sí simplemente
por su edad y cualidades, y la historia que han presenciado. Estos parques pueden también ser
dedicados a la historia o patrimonio de un grupo en particular - inmigrantes, indígenas- que
ocuparon la comunidad en el pasado o viven allí en el presente. Los parques históricos pueden
ser locales, estatales o nacionales o pueden ser administrados por organizaciones privadas sin
fines de lucro, fundaciones o fideicomisos, dependiendo de quién sea el propietario y quién
haya construido el sitio histórico.
Podría parecer que los parques nacionales, o estatales, no pertenecen a una sección sobre
instalaciones comunitarias. Sin embargo, estos parque pueden ser instalaciones comunitarias
para las personas que residen dentro o cerca de ellos (muchos parques nacionales incluyen
pueblos dentro o en sus inmediaciones). El parque Nacional Acadia, en el norte de EE.UU, por
ejemplo, tiene un grupo activo de “Amigos de Acadia”, el cual proporciona voluntarios para
ejecutar diversas tareas en el parque (desde el mantenimiento de caminos a paseos naturales
guiados) y recaudar dinero para suplementar el presupuesto público del parque.
Otras instalaciones comunitarias. Aunque los parques son financiados por el público, otras
instalaciones pueden serlo o no. Algunas, como hospitales, pueden ser de propiedad pública o
particular. Otras son casi siempre públicas o casi siempre particulares.
En el caso de instalaciones particulares – o hasta algunas públicas - , puede ser difícil decidir
cuando el costo impide que algo sea considerado una instalación comunitaria. El término
“instalación comunitaria” sugiere un recurso disponible para todos, o la mayoría, de los
residentes. Cuando el costo de utilizar tal recurso lo vuelve indisponible a una gran parte de la
población, ¿es aún una instalación comunitaria?
El Teatro Público de Nueva York ofrece producciones gratuitas en el Parque Central para todos
los que, independientemente de sus ingresos, estén dispuestos a esperar en la fila a la hora
apropiada. En Cambridge, Massachusetts, las entradas más baratas para el Teatro ART son casi
40 dólares, lo cual las pone fuera del alcance de la mayoría de los residentes de bajos y
medianos ingresos. ¿Entonces, en qué medida es este teatro una instalación comunitaria?
Para los propósitos de esta sección, consideraremos como instalaciones comunitarias aquellas
que proporcionan servicios gratuitos o a bajo costo, que puedan ser utilizadas por
prácticamente todos en la comunidad.
Centros comunitarios. Estos pueden ser financiados por el público o auxiliados por una
organización particular.
Teatros y cines.
Museos.
Instalaciones públicas de recreación y otros deportes. Éstas pueden incluir tanto instalaciones
para uso del público en general – canchas de fútbol, baloncesto y tenis, etc. – como estadios
para competencias escolares y profesionales que el público pueda ver.
Instalaciones de reciclaje.
Jardines comunitarios.
Transporte. Se debe considerar la extensión del servicio tanto a nivel de área (¿son atendidas
todas las zonas de la comunidad?) como de tiempo (¿funciona el metro toda la noche? ¿Hay
autobuses con frecuencia?); la calidad del servicio (comodidad, aseo, cortesía, porcentaje de
puntualidad); la seguridad de los vehículos, estaciones y áreas de espera; costo, accesibilidad y
facilidad de uso.
Las instalaciones en buenas condiciones pueden proporcionar servicios que ayudan a todos. El
transporte público, por ejemplo, puede aliviar el estrés del viaje diario, eliminar la polución
ambiental, reducir el tráfico y conservar energía. Las bibliotecas y museos pueden mejorar la
vida intelectual de los residentes de la comunidad y exponerlos a muchos puntos de vista y
maneras de ver al mundo.
Las instalaciones en buenas condiciones pueden aumentar el nivel de justicia y equidad en una
comunidad. Cuando todos los residentes tienen acceso a instalaciones que vuelven la vida
mejor y más agradable, independientemente de su estatus socioeconómico, las comunidades
dan un paso hacia una mayor equidad.
Las instalaciones en buenas condiciones pueden ayudar a atraer nuevos residentes. Es más
probable que la gente se mude a comunidades con parques bien mantenidos, instituciones
culturales activas y un transporte público eficiente.
Las instalaciones en buenas condiciones pueden mejorar el clima económico y los prospectos
de la comunidad, al atraer negocios y turismo. Los negocios quieren ubicarse en comunidades
con buenas instalaciones por las mismas razones que los individuos. Los ayuda a atraer y
mantener a los mejores empleados y también les dice algo sobre la administración y el respeto
que tiene la comunidad por sí misma. Más negocios significan más y mejores empleos, una
base de impuestos más elevada y una economía local saludable.
Aunque cualquier momento sea un buen momento para trabajar en la creación o mejoría de
instalaciones comunitarias, hay ocasiones cuando es particularmente necesario o hay más
probabilidad de tener éxito.
Cuando hay una necesidad en la comunidad y hacen falta instalaciones. Una comunidad rural
de bajos ingresos puede desesperadamente necesitar opciones recreativas seguras para sus
jóvenes, por ejemplo. O, puede ser importante transformar un terreno público valioso para la
comunidad en un parque, para así protegerlo de la urbanización o el deterioro. Antes de
comenzar, es importante asegurarse de entender plenamente las necesidades y recursos de la
comunidad.
Cuando las instalaciones están deterioradas o son inadecuadas. El parque central, una vez el
orgullo de la comunidad, se ha deteriorado penosamente y se ha vuelto refugio de traficantes
de drogas. La biblioteca pública no es lo suficientemente grande o no está bien equipada para
el tamaño actual de la comunidad. Éstas son circunstancias que indican la necesidad de una
fuerte iniciativa para colocar la instalación al nivel que merece la comunidad.
Cuando hay una iniciativa de desarrollo comunitario en marcha. La mejora de las instalaciones
comunitarias puede ser incluida en el plan de desarrollo. La comunidad puede designar un
cierto porcentaje de tierra como un espacio público o parque, por ejemplo, o buscar
financiación para construir o expandir un museo o un teatro regional. Puede restaurar un sitio
histórico como una atracción turística. Un plan comunitario puede incluir un transporte
público expandido y más eficiente en el consumo de energía. Las posibilidades aquí son
limitadas únicamente por las necesidades y la imaginación de la comunidad.
Cuando hay dinero disponible – de subsidios o fuentes particulares – que puede ser utilizado.
Los subsidios y otras formas de financiación se hacen disponibles como resultado de un
cambio en el ambiente político o en la manera de pensar de un individuo o fundación. Es
importante que las comunidades mantengan sus ojos bien abiertos, y que estén listas para
solicitar subsidios que les permitirán crear, mejorar o mantener sus instalaciones.
Cuando la comunidad, o por lo menos un grupo de residentes, está lista para llevar a cabo la
tarea. A veces la comunidad como un todo, en la persona de sus dirigentes, puede no estar
lista o dispuesta a llevar a cabo la tarea de mejorar las instalaciones. Se pueden formar grupos
de base para, por cuenta propia, restaurar un parque o un edificio en ruinas, utilizando
voluntarios y los fondos que consigan recaudar para hacerlo. El ejemplo en la sección 8 de este
capítulo describe cómo un grupo comunitario revitalizó completamente el Parque Dufferin
Grove en Toronto, transformando una instalación raramente utilizada y mal mantenida en la
sala de estar del barrio.
Como discutiremos en la parte “Cómo hacerlo” de esta sección, los mejores resultados para
mejorar instalaciones comunitarias generalmente provienen de esfuerzos de colaboración que
incluyen a personas de todos los sectores de la comunidad. Algunas de las partes interesadas
que pueden ser:
Líderes comunitarios. Es importante incluir a personas que son respetadas o cuyas opiniones
se toman en cuenta en la comunidad. Ya sea que tengan un puesto formal en la comunidad o
que simplemente sean de confianza, su respaldo a la iniciativa también convencerá a muchos
otros a unirse o a apoyar el esfuerzo.
Aunque se trate de una iniciativa de grupos de base, y si la mayor parte del trabajo será hecha
por voluntarios o contratistas que serán pagados a través de esfuerzos de recaudación de
fondos, lo más lógico es incluir también a funcionarios públicos. Ellos pueden ayudar a obtener
permisos y simplificar trámites burocráticos, generar apoyo para la tarea a nivel municipal y
asumir un rol de liderazgo en buscar recursos y reclutar voluntarios de varios sectores de la
comunidad. Dependiendo de su cargo y su influencia, ellos podrían también asignar dinero
público para el proyecto o por lo menos considerar la financiación pública para el futuro.
Organizaciones comunitarias. Estos grupos pueden tener un interés directo en una instalación
nueva o rehabilitada – podrían ocupar parte del espacio, por ejemplo – o podrían simplemente
representar los intereses de un grupo que encuentra dificultad en tener una voz, tales como
las personas sin hogar o una minoría lingüística.
Activistas comunitarios. Sumado al hecho de ser ellos mismos residentes, los activistas
comunitarios pueden haber ayudado a organizar el esfuerzo para empezar, pueden saber
bastante sobre el asunto y las instalaciones en cuestión y probablemente también saben a
quién abordar y dónde aplicar presión política para que las cosas sean hechas.
A continuación vamos a presentar una serie de pasos lógicos para intentar mejorar
instalaciones en una comunidad (como activista, funcionario o simplemente un individuo o
grupo interesado). Estos pasos dan por sentado que se dispone de una cierta cantidad de
tiempo para organizar un proyecto y para hacer un trabajo concienzudo a cada paso. En
realidad, nunca hay tiempo suficiente, y mejorar instalaciones es normalmente una carrera
contra tiempo por arreglar algo antes de que se estropee completamente, para responder a un
desastre ya acaecido o para aprovechar una oportunidad de financiación. Si nos encontramos
en una de estas situaciones, podemos tomar lo que necesitemos de esta sección y utilizarlo de
la forma más lógica para nosotros mismos y la comunidad. Sin embargo, si disponemos de
tiempo, el seguir estos pasos puede ayudarnos a obtener lo que necesitamos y edificar los
cimientos para esfuerzos continuos.
Quizá ya sepamos lo que es necesario: la biblioteca de 80 años de edad es muy pequeña y está
mal equipada; el parque del barrio es atemorizante por las noches y está lleno de basura de la
parafernalia de drogas, de forma que ningún residente quiere que sus hijos jueguen allí.
Aunque este sea el caso, se debe decidir cuáles son las alternativas. ¿Qué tipo de biblioteca
hace falta y qué existe ya en la comunidad que pueda ayudar a conseguirlo? Después de
limpiar el parque, ¿cómo mantener a los narcotraficantes fuera de él… y del barrio? Una
evaluación comunitaria puede ayudar a responder estas preguntas, así como a identificar otras
áreas de fortaleza y preocupación, y a elaborar un plan de largo plazo para la mejora de las
instalaciones.
La evaluación ideal sería una participativa, que incluya a la comunidad de varias formas, como
asesores – entrevistadores, observadores, etc. – y como fuentes de información y guía. Si
están involucrados desde un inicio, los miembros de la comunidad no solamente tendrán un
interés obvio en el resultado del proyecto, sino también sentirán derecho de propiedad sobre
él y trabajarán arduamente para mantenerlo una vez concluido.
¿Donde están localizadas? ¿Son de fácil acceso para todos a quienes deberían servir? ¿Existen
áreas de la comunidad con carencia y otras con exceso? (Si así es, ¿qué puede hacerse al
respecto? Si un barrio tiene pocos parques, por ejemplo, ¿hay áreas que puedan ser
convertidas en parques o está todo construido de forma que simplemente no existe espacio
disponible?
¿Qué tamaño tienen? ¿Son adecuadas para servir a todas las personas que desean o necesitan
utilizarlas? ¿Continuarán siendo suficientemente grandes para el uso de acuerdo con
proyecciones futuras?
¿En qué estado se encuentran? ¿Están bien mantenidas? ¿Existen parques e instalaciones que
necesitan más que una mejora en el mantenimiento – restauración o un rediseño y
remodelación completa? ¿Qué precisarían para volverse útiles?
¿Qué oportunidades y servicios prestan? ¿Están bien diseñadas para el uso pretendido?
¿Quién las utiliza y de qué forma? ¿Existen instalaciones buenas o adecuadas con poco uso?
¿Por qué? ¿Cómo puede ser remediado esto?
¿Existen algunos grupos en particular para quienes no hay servicios adecuados? Si es así para
algunas áreas o poblaciones, ¿Qué puede hacerse al respecto?
¿Son los parques en barrios más prósperos mejores mantenidos que los de los barrios de bajos
ingresos-?, por ejemplo. Si así es, ¿por qué? ¿Es porque esos barrios consiguen voluntarios
comunitarios que ceden muchas horas para mantener sus parques limpios y bellos o porque la
municipalidad coloca más dinero en el mantenimiento de algunos barrios que en otros? Cada
una de estas posibilidades tiene una solución razonable, pero distinta. (En el primer caso, se
puede reclutar y organizar voluntarios en barrios de bajos ingresos, tal vez se pueda comenzar
por encontrar una donación para pagarle a los jóvenes por trabajar en los parques; en el
segundo caso, se puede dialogar con funcionarios municipales por un mantenimiento de
parques igualitario y prepararse para organizar a los residentes y utilizar la prensa y acción
directa para señalar políticas discriminatorias si los funcionarios no responden.
Para sentirse segura al usar instalaciones, la gente tiene que sentir que no corre ningún peligro
en cuanto a accidentes y ataques o molestias por parte de otros. Prevenir accidentes significa
limpiar áreas de uso de plantas nocivas (hiedra venenosa, ortigas), arreglar veredas en malas
condiciones, evitar que los edificios se deterioren por una combinación de productos químicos
volátiles o moho y ventilación inadecuada, proporcionar equipos adecuados de prevención y
alarma contra el fuego, bloquear el acceso a instalaciones acuáticas a niños pequeños sin
supervisión, etc. Garantizar la seguridad personal puede requerir un aumento en el uso y la
circulación de tráfico, eliminar la venta de drogas, instalar más y mejor iluminación, aumentar
las patrullas de seguridad y otras tácticas creadas para cambiar el carácter del área.
¿Qué tipo de apoyo es proporcionado por la comunidad o por otras fuentes para establecer y
mantener parques y otras instalaciones? ¿Existe dinero disponible tanto para los proyectos
capitales - nuevos edificios, pasarelas, plantas, etc. – como para su mantenimiento a largo
plazo? ¿Hay voluntarios para proveer mano de obra para trabajar en la instalación si no hay
fondos adecuados para funcionarios (o suficientes funcionarios)? ¿Existe un compromiso por
parte de funcionarios de la comunidad, ciudadanos o alguna otra persona para mantener
parques y otras instalaciones en buenas condiciones? ¿Alguien está prestando atención?
Esto puede ser un grupo de “amigos” de las instalaciones u otro grupo de base, una iniciativa
pública coordinada por planificadores de la municipalidad o la secretaría de parques o espacios
recreativos, una iniciativa de los ciudadanos de la comunidad financiada con donaciones, una
acción de coalición de ciudadanos o algún otro tipo de esfuerzo, dependiendo de quién siente
la necesidad de organizarlo y si hay resistencia por parte de la municipalidad o alguien más.
Sea cual sea su origen, un proceso participativo tiene más oportunidad de tener éxito. Todas
las partes interesadas - las nombradas arriba y otros que podrían ser importantes en la
comunidad en cuestión o en el caso de un proyecto en particular – deberían ser incluidos o
representados, y el proceso de planificación debería ser de cooperación, en el que todos
tienen voz y son escuchados.
Los usuarios, de hecho, son enormemente importantes, y una variedad representativa de ellos
es lo ideal. Si un parque va a ser usado por jóvenes, ancianos y familias, los tres grupos
deberían estar representados en la planificación, de esta forma el parque atenderá las
necesidades de todos y los integrará, cuando sea factible. El Parque Dufferin Grove en Toronto
– vea el ejemplo del Capítulo 26, Sección 8 – hace esto colocando macetas de flores y tableros
de ajedrez junto a las canchas de baloncesto, lo cual atrae a adolescentes jugadores de
baloncesto a jugar el ajedrez y a cuidar las plantas con ancianos y jóvenes padres de familia.
Muchos parques e instalaciones – desde parques nacionales hasta bibliotecas locales y museos
– tienen grupos “amigos”, la mayoría de los cuales se forma espontáneamente para conservar
y apoyar lo que ven como un recurso local valioso o un tesoro. Pueden recaudar fondos,
proporcionar voluntarios, coordinar el mantenimiento y otros esfuerzos voluntarios, abogar,
aconsejar al personal de las instalaciones o todo lo mencionado. Algunos de estos grupos
obtienen su estatus de asociación sin fines de lucro, y así pueden requerir donaciones
deducibles de impuestos. Con frecuencia son lideradas por un individuo o un grupo que
aprecia la instalación y tiene la iniciativa de movilizar a otros con una visión común.
Estructura. Aunque el grupo pueda ser pequeño al inicio, necesita una estructura dentro de la
cual operar, así hay un mecanismo para tomar decisiones (aunque sea compartido), una
supervisión para asegurar que las cosas sean hechas, coordinación para voluntarios yo tras
actividades, un sistema de comunicación, etc.
Planificación. Se debe utilizar su grupo para crear un plan estratégico para identificar y
ejecutar sus objetivos. “Tenemos que hacer algo para conseguir un centro comunitario en el
barrio” no es un plan. Se tiene que saber lo que la comunidad necesita y cómo actuar para
obtenerlo.
Apoyo en la comunidad. Si se puede reclutar a la prensa al inicio (vea el Capítulo 34: Abogacía
en los medios de comunicación). esto puede encargarse de la tarea de obtener el apoyo
público más fácilmente. También es importante intentar reclutar líderes de opinión cuya
presencia atraerá otros.
El equipo de planificación utiliza los resultados de la evaluación para diseñar una instalación
que les sea lógica. Sin embargo, la existencia o restauración de la instalación no resuelve el
problema necesariamente. Tiene que ser apropiada para sus usuarios, su ubicación y su
comunidad, así como ser bien diseñada, administrada, mantenida y financiada.
El Parque Forestal en Portland, Oregón usa y conecta la ciudad a su ambiente natural, así como
también refleja las preocupaciones ambientales y el estilo de vida al aire libre de la ciudad
(elementos que inicialmente llevaron a la protección de los 5000 acres del parque).
Independientemente de los recursos disponibles, las instalaciones deben ser diseñadas para
ser tan bellas, estimulantes y funcionales como lo puedan ser, en lugar de ser simplemente
adecuadas. Un buen diseño no necesariamente significa gasto – significa el mejor diseño
posible para el uso de la instalación, dados los recursos a mano. Esto requiere creatividad y un
entendimiento de la comunidad y sus necesidades y deseos, así como un compromiso para
asegurar que cada sector de la comunidad tiene instalaciones que son absolutamente de
primera clase.
Las instalaciones deben ser accesibles y acogedoras. Parques, espacios y edificios deben ser
accesibles de todas formas – fáciles de llegar, adecuadas para personas con impedimentos
físicos, acogedoras – para todos los que desean o necesitan utilizarlas. Esto significa que
deben tener entradas obvias y que inviten a pasar y que sean de fácil acceso de la calle. En los
sitios donde haya puntos de información histórica o murales, éstos deberían hacer referencia a
la cultura de los usuarios de la instalación, y de otros, de forma que todos sientan que el lugar
les pertenece. Siempre que sea posible, el uso de la instalación debe ser gratuito o a un bajo
costo que no excluya a nadie.
Las instalaciones deben ser saludables y seguras. No deben ser construidas con materiales
peligrosos o compuestos orgánicos volátiles (con frecuencia encontrados en colas, pinturas y
otros materiales similares) que pueden causar problemas de salud. Los sitios previamente
contaminados deben ser limpiados o cubiertos permanentemente de modo que no
representen un riesgo para la salud. Los equipos de patio de juegos, instalaciones acuáticas y
elementos similares deben ser construidos para minimizar el riesgo de lesiones graves. Se
debe considerar cómo prevenir comportamientos que amenacen a los usuarios de la
instalación, sea por negligencia – adolescentes jugando al fútbol entre familias haciendo
picnics – o por su potencial o actual violencia– venta de drogas o actividades de pandillas.
Tener patrullas policiales o de residentes, más iluminación y vigilancia, una programación que
asegure más uso y tránsito de personas y reclutar a personas con comportamientos
problemáticos como planificadores y encargados son algunas de las maneras de confrontar
este tema.
En Filadelfia, donde algunos adolecentes “grafiteros” (que pintan espacios públicos de grafiti)
estaban pintarrajeando paredes, vagones del metro y cercas por toda la ciudad, el alcalde
Wilson Goode inició la Red Antigrafiti de Filadelfia en 1984. Poco tiempo después, Jane
Golden, una artista contratada para ayudar a reclutar miembros para el programa, comenzó a
enseñar a los jóvenes locales, en su mayoría “grafiteros” sobre el arte mural. A la larga, a
través del Programa de Arte Mural (MAP), ella involucró a miles de “grafiteros” y otros niños,
jóvenes y adultos en pintar centenas de murales de barrio en los muros de la ciudad. Los
artistas de mural firmaron una promesa de no crear grafiti y, lo más importante fue que ellos –
y la comunidad – valoran y protegen su trabajo.
Las instalaciones deben ser promocionadas para atraer a sus usuarios potenciales. A pesar de
los sentimientos negativos que la palabra con frecuencia suscita, “promocionar” es importante
en este asunto. Si se quiere atraer personas, una instalación comunitaria tiene que anunciarles
su existencia y lo que puede ofrecerles.
Las instalaciones deben ser tan flexibles como sea posible. Las necesidades y deseos de la
comunidad pueden cambiar con el paso del tiempo y nuevas ideas para el uso de una
instalación pueden también surgir en el futuro. Las instalaciones deben ser diseñadas para
incorporar diferentes tipos de espacios y actividades – asambleas comunitarias, pequeñas
reuniones, bailes folclóricos, conferencias y clases, caminatas, picnics, deportes, etc. – Cuantas
más posibilidades un parque o una instalación pueda ofrecer, tiene más posibilidad de que sea
usada y apoyada por un diverso grupo de miembros de la comunidad.
Las instalaciones deben ser sustentables a largo plazo. Sustentabilidad aquí se refiere a varios
aspectos diversos de una instalación. Debe ser sustentable a nivel medioambiental – por
ejemplo, debe usar energía y recursos eficientemente, no requerir una cantidad excesiva de
mantenimiento y conservar espacios abiertos cuando sea apropiado. Debe poder soportar el
uso esperado sin sufrir daño – el equipo de patio de juegos, por ejemplo, debe ser
suficientemente fuerte para aguantar años de cualquier uso que se les pueda ocurrir a los
niños. Debe ser sustentable a través de los inevitables cambios en la necesidad y las normas
sociales que ocurren con el tiempo – un edificio o parque diseñado en el 2000 debería ser
suficientemente adaptable como para aún ser útil en el 2050. Y debe ser financieramente
sustentable, debe haber dinero suficiente para su mantenimiento y otros gastos corrientes.
Las instalaciones deben ser bien administradas. La administración abarca todo un capítulo (15)
de la Caja de Herramientas y la administración financiera, otro (43). Las instalaciones, ya sea
que funcionen por esfuerzos de voluntarios o funcionarios profesionales, requieren
administración para asegurar su mantenimiento apropiado y regular, que las cuentas sean
pagadas, que sus presupuestos sean desarrollados y seguidos y que todo lo demás que tenga
que ser hecho es llevado a cabo y con puntualidad. Alguien tiene que estar a cargo de vigilar la
operación por completo y asegurar que éstos y otros detalles sean atendidos.
Las instalaciones deben buscar el beneficio de la comunidad de tantas formas como sean
posibles. Un teatro comunitario puede hacer más que presentar espectáculos y puede ofrecer
talleres a jóvenes del barrio (o a todos los residentes), presentar actuaciones en las escuelas,
etc. Muchas instalaciones comunitarias proporcionan programas educativos y de
enriquecimiento a la comunidad, además de sus funciones “habituales”. Hasta las instalaciones
con pocos recursos pueden normalmente brindar oportunidades de aprendizaje o de
voluntariado. Es una calle de doble vía: en cuanto más pueda ofrecer la instalación, más
comprometida con ella estará la comunidad y mejores serán sus posibilidades de
sustentabilidad a largo plazo.
Las instalaciones deben tener un mecanismo de evaluación y supervisión con regularidad…y un
mecanismo para cumplir con sus resultados. Las condiciones, poblaciones y comunidades
cambian, así como también las ideas de la sociedad y las creencias sobre lo que funciona mejor
y lo que es importante. Algunos procedimientos, esquemas financieros y programas
funcionan…otros no. Un monitoreo y evaluación serios y honestos permiten que una
instalación identifique y edifique en sus puntos fuertes, detecte y corrija sus errores y puntos
débiles y ponga a prueba nuevas ideas.
Un plan fiscal responsable por una instalación, sea nuevo o renovado, tiene dos partes. La
primera es la recaudación de fondos para ejecutar el trabajo inicial – planificación, diseño y
construcción o restauración de la instalación. Esto puede incluir la requisición de donaciones
de negocios e individuos, la organización de eventos de recaudación y hacer llamamientos
generales, y todo ello puede llevar tiempo – de dos a cinco años es común, aunque muchos
esfuerzos llevan aun más tiempo.
La segunda parte del plan es la estrategia para generar ingresos con regularidad a lo largo de la
vida útil de la instalación para cubrir gastos con funcionarios, mantenimiento, arreglos de
emergencia y cualquier modernización que pueda ser necesaria – expansión, sustitución de
equipos gastados y muebles, cambios en el diseño para acompañar cambios en la comunidad.
Es comúnmente mas difícil realizar la segunda parte que la primera, porque involucra un
período más largo de tiempo, y también porque no es tan emocionante como construir o
reconstruir algo y no ofrece una realización clara o un objetivo final obvio.
Financiación pública.
La mayoría de las instalaciones que consigue sobrevivir financieramente a largo plazo utiliza
una combinación de estos recursos (y puede encontrar otros también) y también aprovecha la
ayuda de voluntarios y donaciones en especie. El punto importante aquí es que la
sustentabilidad financiera a largo plazo requiere energía, planificación, creatividad y
flexibilidad, y debería ser parte de cualquier estrategia para mejorar las instalaciones
comunitarias.
La evaluación de recursos es en realidad parte del proceso de planificación. Su plan debe ser
uno para la mejor instalación que se pueda crear con los recursos que se espera poder
recaudar.
La evaluación de recursos debe tomar en cuenta la sustentabilidad así como los costos de
construcción o renovación. Si se puede conseguir financiación y otros recursos para construir
una hermosa instalación que luego no se podrá mantener, se tendrá en manos unas ruinas
bien diseñadas, pero caras. Es mucho mejor planificar algo más modesto que atienda a las
necesidades de la comunidad y que se sepa se podrá mantener en buenas condiciones a largo
plazo.
Desarrollar un plan para una instalación es una cosa; llevarlo a cabo es otra. Es necesario
encontrar los recursos para darle vida al plan, o la nueva o renovada instalación nunca pasará
de ser más que un dibujo o un archivo en la computadora. Aunque el término “recursos” se
refiera a más que dinero, la financiación - casi sin duda – es importante, especialmente si el
asunto se trata de la construcción de una instalación nueva.
Es importante pensar en cuánto dinero se necesita, cuánto puede esperarse que produzca un
cierto recaudador de fondos y cuánto trabajo va a tomar (por ej., ventas de tortas y de
artículos usados pueden ser divertidas de organizar y llevar a cabo, pero generalmente
requieren mucho trabajo y generan relativamente poco dinero).
Otro recurso valioso – tal vez hasta más valioso que el dinero – es la gente. En el caso de una
instalación pública, quizá estemos hablando de funcionarios (que pueden ser pagados por la
comunidad o una organización particular que opere la instalación); empleados públicos (como
trabajadores de la secretaría de parques); o voluntarios de la comunidad, quienes pueden
complementar lo que los funcionarios y empleados públicos hacen, o de hecho realizar esas
tareas cuando no hay dinero para pagar personal.
Siempre que sea posible - al buscar contribuciones grandes, por ejemplo – la mejor
aproximación es la personal. Hay más probabilidad que un gran donador responda a la petición
de alguien que conoce que a la de un extraño o de una carta. Esto no significa que no haya
lugar para cartas de recaudación de fondos o llamadas telefónicas: ambas son herramientas
valiosas, pero habrá mejores resultados con un toque personal.
SI HAY POCOS RECURSOS DISPONIBLES, COMENZAR POR LO QUE SE PUEDE HACER CON ELLOS
Tal vez la comunidad no pueda pagar el precio de medio millón de dólares para renovar el
parque, pero un grupo de voluntarios ciertamente puede limpiarlo. Ellos, u otro grupo, podrían
también colaborar con la policía y otros funcionarios municipales en las estrategias para
prevenir o eliminar comportamientos peligrosos a través de patrullas comunitarias, eventos en
el parque programados con regularidad, actividades frecuentes que atraigan un gran número
de personas al parque, donaciones de equipos de iluminación, etc. Un grupo de voluntarios
dedicados puede hasta encargarse del mantenimiento del parque con regularidad.
Es buena idea asociarse a otros grupos comunitarios, iglesias, escuelas, etc. ,para encontrar
formas de utilizar y mantener instalaciones, para diseminar la idea, para mantenerse al tanto
de las necesidades de la comunidad, para conseguir voluntarios y para hacer activismo.
Se debe trabajar con la prensa y en el Internet para publicitar los esfuerzos, para conseguir
apoyo y para solicitar información, donaciones, y voluntarios.
Una de las cosas más efectivas para mejorar parques y otras instalaciones en la comunidad es
abogar con los que toman las decisiones y el público. Esto significa llegar a conocer a los
regidores de la ciudad, el alcalde o administrador del pueblo, el representante y el senador del
estado, tal vez hasta el congresista y/o asesores. No es difícil hacer contacto con la mayoría de
estas personas si hay un registro electoral en el distrito o si el grupo representa a otros que lo
tienen. Son ellos quienes tienen influencia sobre el control de fondos y proyectos cívicos y
pueden ser sumamente útiles en poner la necesidad de instalaciones en la conciencia pública y
asegurar que sean financiados. Sin embargo, hay que convencerlos, y es ahí donde entran las
labores de activismo.
En EE.UU., si se está trabajando como una organización sin fines de lucro (libre de impuestos),
hay reglas sobre lo que se puede y no hacer con relación a campañas y labores de abogacía. No
se puede, en horario laboral de la organización, trabajar para elegir un candidato específico,
por ejemplo, ni puede la organización promocionar a un candidato específico. El apoyo es
permitido, es necesario saber cuáles son las limitaciones o se corre el peligro de perder el
estatus de organización sin fines de lucro.
Se puede estar haciendo campaña sólo por reconocimiento, por apoyo, o concretamente por
fondos. Si los funcionarios se muestran desinteresados, se puede tener que contar con el
público para ponerles presión (es aquí donde establecer una relación con la prensa resulta
muy útil.) De una forma o de otra, son las personas a quienes se tiene que convencer si se
quiere apoyo sustancial de la comunidad en forma de dinero, políticas públicas, auxilio de
trabajadores municipales, uso propiedad municipal, etc.
PARA RESUMIR
Los parques y otras instalaciones son importantes para la vida y el bienestar de las
comunidades. Estos servicios unen a los residentes y de hecho ayudan a crear el sentimiento
de comunidad que define a un lugar. Por esta razón, entre otras, la mayoría de las
municipalidades financian al menos algunas de estas instalaciones comunitarias, pero la
financiación adecuada para todas difícilmente está disponible. Como resultado, a veces les
corresponde a los ciudadanos tomar el liderazgo para la protección, restauración o creación de
las instalaciones necesarias.
Cuando nos encontramos en esa situación, uno de los más importantes aspectos del proceso a
considerar es la necesidad de incluir a todas las partes interesadas en la evaluación,
planificación y diseño de la instalación. Esta participación ayudará a asegurar que el resultado
final atienda realmente las necesidades de la comunidad. Cuando es apropiado, colaborar con
otros grupos e individuos en el proceso y solicitar ayuda de la prensa pueden facilitar las
labores. Además, el activismo tanto con los legisladores como con el público debe continuar no
solamente antes y durante el proceso que lleva a la restauración o creación de las
instalaciones, sino a lo largo de su vida. Conjuntamente, estas acciones resultarán en una
mejoría comunitaria para el beneficio de todos.
Contributor
Phil Rabinowitz
Recursos en línea
City Park Design discusses the development of the Studio City Greenway along the LA River
and how it has revitalized the area.
From 1999 to 2011, Commission for Architecture and the Built Environment (CABE) gave
independent advice to help people create better buildings and spaces.
The copyright of Public Space discusses the copyrighting of Millennium Park in Chicago.
The Fairmount Park Restoration in Philadelphia was a five-year special initiative was initially
funded by a $26 million grant from the William Penn Foundation, characterized by a
spokesperson for the Park Commission as the largest single gift granted by a private
foundation to a public park or recreation agency in the country.
The mission of The Forest Park Conservancy is to protect and foster the ecological health of
Forest Park, maintain and enhance the park's extensive trail network, and inspire community
appreciation and future stewardship of the splendor of this iconic urban wilderness as a gift for
generations.
Frost-Kumpf: Reclamation Art is a series of pictures of reclamation art – “artworks that have
been proposed or constructed by contemporary artists as a means to reclaim landscapes that
have been damaged by human activities.”
“Hey! I’m Walking Here! How New York (and Other Big Cities) Should Solve the Traffic
Problem,” an article by Carolyn Curiel, NYTimes, Sept. 13, 2006 that discusses how
transportation alternatives and how to solve the problem of traffic in cities.
Level of Service Standards: Measures for Maintaining the Quality of Community Life sets
development standards for parks, transportation, and public spaces.
NYC in 2016: High Line is a NY Magazine article on the High Line park development, and how it
could revitalize neighborhoods along it.
Privately Owned Public Space discusses public spaces created as a result of the NYC Incentive
Zoning Program, granting density bonuses for the creation of public space within or outside of
private buildings.
Project for Public Spaces works with communities to transform underperforming spaces into
great parks.
“Which Direction for Our Parks?” is an essay by Kathy Madden and Benjamin Fried that
explores how to create parks that people will love and use.