- LA ANTIJURIDICIDAD
Una vez afirmada la tipicidad de la conducta, es preciso, comprobar si ese comportamiento típico es, jurídico.
Un comportamiento es antijurídico cuando es contrario al Derecho. Una conducta típica es contraria al Derecho, en
algunas ocasiones, el ordenamiento jurídico concede al sujeto licencias o autorizaciones para realizar una conducta
típica. En esos casos, se apreciarán las denominadas “causas de justificación”, que permiten que una conducta
prohibida no sea contraría al Derecho y, por tanto, no será antijurídica.
La doctrina y la jurisprudencia defienden que sólo son causas de justificación:
Art. 20.4 Legitima defensa.
Art. 20.5 Estado de necesidad justificante.
Art. 20.7 Obrar en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo.
El fundamento de las causas de justificación se puede derivar del principio de interés preponderante, que permiten,
mediante una ponderación entre los bienes o intereses en conflicto
Los denominados elementos objetivos y del elemento subjetivo. Los primeros de ellos, los objetivos, son los
presupuestos que objetivamente describen la situación justificante.
Junto a estos elementos objetivos, también se precisa que exista el elemento subjetivo de justificación.
Justificación completa: La conducta típica, con la concurrencia de todos los elementos principales y secundarios de la
causa de justificación, no es contraria al Derecho.
Justificación incompleta: La conducta delictiva está parcialmente justificada porque, sin embargo, faltan uno o varios
requisitos secundarios para que concurra en su plenitud. En la justificación incompleta la conducta es antijurídica y,
por tanto, contraria al Derecho.
El artículo 20.5 regula la causa de justificación de estado de necesidad. Se han deducido de este precepto dos
eximentes de naturaleza y efectos distintos:
Estado de necesidad justificante: Se caracteriza porque, ante la existencia de dos bienes o intereses en
conflicto, se sacrifica el de inferior valor para salvar el de mayor valor.
Estado de necesidad absolutoria: El bien jurídico o interés lesionado no es esencialmente inferior al que se
salva, sino que se lesiona un interés del mismo valor que el que se sacrifica.
Esta conducta, no esta justificada.
Para poder estimar el estado de necesidad como eximente los requisitos son:
Es la amenaza acuciante y grave de un mal propio o ajeno.
Exige la necesidad de lesionar un bien jurídico de otro.
Estos dos requisitos señalados por el Tribunal Supremo cabe reducirlos a uno sólo: la situación de necesidad
y es de carácter de principal.
Consiste en que el mal o daño causado no sea mayor que el que se pretende evitar. Ello exige ponderar, los
intereses en conflicto para poder calibrar la mayor, menor o igual entidad de los dos males.
Exige que el sujeto que actúa en estado de necesidad no haya provocado intencionadamente tal situación.
Es preciso que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, la obligación de sacrificarse.
Junto a estos requisitos, la doctrina y la jurisprudencia también exigen que concurra el elemento subjetivo,
es decir, que el autor actúe con conocimiento de la situación de necesidad.
Articulo 20.7 justifica la conducta lesiva para “el que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de
un derecho, oficio o cargo.
Se trata de conductas que están dentro del riesgo permitido, es decir, del riesgo socialmente adecuado o útil.
Los casos más relevantes en los que se aprecia esta causa de justificación son los supuestos de cumplimiento de un
deber.
La ley, vincula a determinados sujetos el ejercicio de la coacción con la finalidad de imponer sus normas.
La jurisprudencia, en los casos de uso de la violencia, ha manifestado, de manera reiterada, que deben concurrir los
siguientes requisitos:
Los agentes deben encontrarse en el ejercicio de sus funciones: Es que el sujeto activo ha de ser autoridad, y
esta condición orgánica debe ser también funcional.
El empleo de la violencia debe ser necesario: La actuación policial, en el caso concreto, debe responder a los
principios de necesariedad y proporcionalidad. Opera en dos momentos diferentes:
o La necesidad del uso de la fuerza en abstracto o cualitativo.
o La necesidad del uso de la fuerza en concreto o cuantitativa.
La fuerza empleada debe ser proporcional a la necesidad de recurrir a ella: La necesidad abstracta del uso de
la fuerza opera ex ante, antes de producirse el supuesto concreto. Si falta la necesidad en abstracto del uso
de la fuerza se producirá un exceso extentivo de la violencia. Si el uso de la fuerza no es necesario para la
defensa del orden jurídico, entonces la actuación queda fuera de la protección legal. Una vez afirmada la
necesidad abstracta del uso de la fuerza, hay que tasar la necesidad concreta del uso de la fuerza, consiste
en medir la intensidad de violencia empleada. En los casos en que falte la necesidad concreta del uso de la
fuerza, se producirá un exceso intensivo de la violencia.
Finalmente es preciso que concurra el elemento subjetivo de la causa de justificación, que el sujeto que
alega la existencia de la causa de justificación conozca los presupuestos necesarios que le autorizan para el
uso de la fuerza.