Introducción
La Revolución Industrial o también llamada Industrialización; consiste en una
transformación profunda, la más radical desde el período neolítico, de los
sistemas de trabajo y de la estructura de la sociedad.
Sucede en la segunda mitad del siglo XVIII, en Inglaterra, y se difunde después
a otras naciones europeas.
Se pasa del viejo mundo rural al de las ciudades tentaculares, del trabajo manual
a la máquina, del taller a la fábrica. Los campesinos abandonan los campos y se
trasladan a trabajar a las ciudades, el artesanado desaparece casi por completo;
surge una clase de profesionales, promotores, ingenieros; en las
concentraciones industriales aparece el proletariado, masa de braceros que
trabajan con máquinas que no son suyas. Todo se transforma: trabajo,
mentalidades, grupos sociales. No es un proceso súbito, como el de una
revolución política, sino un proceso duradero; tampoco es, simplemente, un
proceso de industrialización, ya que se producen cambios duraderos en la
agricultura y en la sociedad. Se trata de un conjunto complejo de fenómenos.
Esta revolución es la base del mundo contemporáneo; cualquier acontecimiento
importante ocurrido en el mundo desde mediados del siglo XVIII está
relacionado, en forma más o menos directa, con esta transformación.
Algunos de los rasgos que se han considerado definitorios de la revolución
industrial se encuentran también en períodos anteriores, así ocurre con el
montaje de factorías o el uso de fuerza motriz en la fabricación. Desde la
revolución industrial se produce un cambio cuantitativo: del taller con varios
operarios se pasa a la gran fábrica con centenares de obreros, del villorrio de
varias docenas de vecinos a la metrópoli de centenares de miles de habitantes.
Pero los cambios definidores parecen ser cualitativos. La esencia de la sociedad
industrial es que evoluciona de modo continuo; cada cambio suscita la necesidad
de otro, es un proceso dinámico.
Historia de la Civilización 1
Revolución Industrial
Revolución Industrial
La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de
transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad
del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió unas décadas
después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica, y que concluyó entre
1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de
transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la
humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una economía rural basada
fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter
urbano, industrializada y mecanizada.
La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando
e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La
producción tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó a la vez que
disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la renta per
cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia, pues hasta
entonces el PIB per cápita se había mantenido prácticamente estancado durante
siglos. En palabras del premio Nobel Robert Lucas:
Por primera vez en la historia, el nivel de vida de las masas y la gente común
experimentó un crecimiento sostenido. No hay nada remotamente parecido a
este comportamiento de la economía en ningún momento del pasado.
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una
mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal siendo
estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y el transporte de
mercancías y pasajeros. Esta transición se inició a finales del siglo XVIII en la
industria textil y la extracción y utilización de carbón. La expansión del comercio
fue posible gracias al desarrollo de las comunicaciones con la construcción de
vías férreas, canales o carreteras. El paso de una economía fundamentalmente
agrícola a una economía industrial influyó sobremanera en la población, que
experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La
introducción de la máquina de vapor de James Watt en las distintas industrias
fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un
aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde el desarrollo de
los barcos y ferrocarriles a vapor así como el desarrollo en la segunda mitad del
XIX del motor de combustión interna y la energía eléctrica supusieron un
progreso tecnológico sin precedentes. Como consecuencia del desarrollo
industrial nacieron nuevos grupos o clases sociales encabezadas por el
proletariado, los trabajadores industriales y campesinos pobres, y la burguesía,
dueña de los medios de producción y poseedora de la mayor parte de la renta y
el capital. Esta nueva división social dio pie al desarrollo de problemas sociales
y laborales, protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y
demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases más
desfavorecidas, por la vía del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el
comunismo.
Historia de la Civilización 2
Revolución Industrial
Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las fechas
de los grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El comienzo
más aceptado de lo que podríamos llamar Primera Revolución Industrial, se
podría situar a finales del siglo XVIII, mientras su conclusión se podría situar a
mediados del siglo XIX, con un período de transición ubicado entre 1840 y 1870.
Por su parte, lo que podríamos llamar Segunda Revolución Industrial, partiría
desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XX, destacando como fecha
más aceptada de finalización a 1914, año del comienzo de la Primera Guerra
Mundial. El historiador marxista Eric Hobsbawm, considerado pensador clave de
la historia del siglo XX sostenía que el comienzo de la revolución industrial debía
situarse en la década de 1780, pero que sus efectos no se sentirían claramente
hasta 1830 o 1840. En cambio, el historiador económico inglés T.S. Ashton
declaraba por su parte, que la revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y
1830. Algunos historiadores del siglo XX, como John Clapham y Nicholas Crafts,
argumentan que el proceso de cambio económico y social fue muy gradual, por
lo que el término «revolución» resultaría inapropiado. Estas cuestiones siguen
siendo tema de debate entre historiadores y economistas.
Antecedentes y causas
El triunfo de los nuevos planteamientos filosóficos del siglo XVIII, contribuyó al
intercambio del conocimiento científico John Locke, padre del empirismo y del
liberalismo moderno.
Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad
Moderna. A partir del siglo XVI se vislumbra un avance en el comercio, métodos
financieros, banca y un cierto progreso técnico en la navegación, impresión o
relojería. Sin embargo estos avances siempre se veían lastrados por epidemias,
constantes y largas guerras y hambrunas que no permitían la dispersión de los
nuevos conocimientos ni un gran crecimiento demográfico. Según el historiador
Angus Maddison, Europa Occidental experimentó un crecimiento demográfico
prácticamente nulo entre 1500 y 1800. El Renacimiento marcó otro punto de
inflexión con la aparición de las primeras sociedades capitalistas en Holanda y
el norte de Italia. Es a partir de mediados del siglo XVIII cuando Europa comenzó
a distanciarse del resto del mundo y a asentar las bases de la futura sociedad
industrial debido al desarrollo, aún primitivo, de la industria pesada y la minería.
La alianza de los comerciantes con los agricultores hizo aumentar la
productividad, lo que a su vez provocó una explosión demográfica, acentuada a
partir del XIX. La Revolución Industrial se caracterizó por la transición de una
economía agrícola y manual a una comercial e industrial cuya ideología se
basaba en el racionalismo, la razón y la innovación científica.
Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la necesidad.
Aunque en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya existía una base
industrial, las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria europea. Debido a
la guerra, que se extendía por la mayor parte de Europa, las importaciones de
muchos productos y materias primas se suspendieron. Esto obligó a los
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Revolución Industrial
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Revolución Industrial
Otras interpretaciones
Ética protestante del trabajo
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la
posterior evolución del sistema económico fueron por causas morales y
religiosas. La Reforma protestante de Martín Lutero y Juan Calvino trajo consigo
un cambio de mentalidad en el trato y visión respecto del trabajo. Según Max
Weber el protestantismo considera al trabajo y al esfuerzo como un bien y un
valor fundamental, al contrario que la ética católica que lo considera un castigo
a raíz del pecado original. Esto explicaría en parte las diferencias a la hora de
desarrollarse de las distintas naciones europeas, teniendo como pioneros a
países protestantes como Gran Bretaña, Alemania u Holanda y como países
atrasados a España, Portugal e Italia, todos ellos católicos. Esta interpretación
sigue siendo muy discutida.
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Revolución Industrial
Revolución demográfica
Transición demográfica
Durante la revolución industrial se vivió un incremento espectacular de la
población, debido fundamentalmente a la caída de la tasa de mortalidad
provocada por la mejora de las condiciones higiénicas, sanitarias y alimenticias
que se plasmó en gran medida en la reducción de la mortandad infantil. En este
periodo nacen las primeras vacunaciones y se mejoran los sistemas de
alcantarillado y de depuración de aguas residuales. Una alimentación más
abundante y regular, no sometida a las fluctuaciones de las cosechas, bajó la
incidencia de las epidemias e hizo posible la casi desaparición de la mortalidad
catastrófica, sobre todo la infantil.
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Revolución Industrial
La Expansión de la Industrialización
Francia: La Revolución Francesa (1789) destruyo los remanentes del viejo
orden feudal y creo las condiciones para el desarrollo del capitalismo moderno.
El proceso de industrialización fue, entretanto, detenido por la ausencia de
reservas de carbón en ese país, y luego por la derrota de la guerra franco-
prusiana, en donde Francia fue obligada a ceder la región de Alsacia y Lorena,
ricas en hierro, a Alemania.
Alemania: Como resultado de la Guerra Franco-Prusiana en el año 1870, se
desarrolló la unificación alemana, liderada por el primer ministro alemán Otto Von
Bismarck, impulsando la Revolución industrial en Alemania.
Italia: La unificación italiana realizada en el año 1870, al igual que la alemana,
impulso, sin embargo tardíamente, la industrialización del país. Aunque la
industrialización se quedó limitado al norte de Italia, mientras que el sur continuo
esencialmente agrícola.
Rusia: En ese país la Revolución Industrial se inició realmente en la última
década del siglo XIX. Las razones para la industrialización rusa fueron la gran
disponibilidad de mano de obra, intervención gubernamental en la economía y
las inversiones extranjeras.
Estados Unidos: La Revolución Industrial se iniciaría final de la Guerra de
Secesión (1865). El termino del conflicto, abolió la esclavitud y concentro esa
mano de obra en las fábricas, que fueron impulsadas por las estados
industrializados de norte que ganaron la guerra. Estados Unidos era un país
inmenso con numerosos recursos naturales que explotaron para esta
industrialización.
Japón: La modernización de Japón data desde el inicio de la "era Meiji", en 1879,
cuando la superación del feudalismo unifico el país, centralizo la autoridad
política, libero la mano de obra, posibilito la intervención gubernamental en la
economía, la asimilación de la tecnología occidental.
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Revolución Industrial
Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII el gobierno británico aprobó una
serie de leyes con el fin de proteger a la industria de la lana británica de la
creciente cantidad de tela de algodón que se importaba desde India Oriental.
Esta máquina de hilado es la última superviviente de las construidas por Samuel
Crompton.
También empezó a darse una mayor demanda de tejidos gruesos, los cuales
eran fabricados por la industria británica en la localidad de Lancashire, donde
destacaba la producción de pana, fabricada a partir de fibras entrecruzadas de
lino y algodón. El lino era utilizado para dotar de más resistencia al tejido, cuyo
material principal, el algodón, no tenía una resistencia suficiente, aunque esta
mezcla resultante no era tan suave como los tejidos 100% algodón y era más
difícil de coser.
Hasta el nacimiento de la industria textil, los tejidos y el hilado en general se
realizaba en los hogares, en la mayor parte de los casos para consumo propio.
Este método productivo, basado en que la producción estaba dispersa y se
desarrollaba en los domicilios de los trabajadores, es a menudo denominado en
inglés como sistema Putting-out (Putting-out system) en contraposición al
posterior sistema industrial o factory system. Solo en ocasiones puntuales los
trabajos se realizaban en el taller de un maestro tejedor. Bajo el sistema putting-
out los trabajadores, antes de fabricar su producto, pactaban contratos con
comerciantes y vendedores, quienes les suministraban a menudo las materias
primas necesarias. Fuera de temporada, por la general, las esposas de los
agricultores hacían los hilados mientras que los hombres producían los tejidos.
Utilizando la máquina de hilar o rueca, en cualquier momento entre cuatro y ocho
hilanderas podían echar una mano al tejedor. Uno de los grandes inventos de la
industria textil fue la lanzadera volante, patentada en 1733 por John Kay, que
permitió una cierta automatización del proceso de tejido. Posteriores mejoras,
destacando las de 1747, permitieron duplicar la capacidad de producción de los
tejedores, lo que también agravó el desequilibrio que existía entre el hilado y el
tejido. Este invento empezó a ser ampliamente utilizado en todo Lancashire en
la década de 1760, cuando Robert Kay, hijo de John Kay, inventó la caja
ascendente (drop box). Lewis Paul patentó en Birmingham, con la ayuda de John
Wyatt, la máquina de hilar mediante rodillos y el sistema flyer-and-bobbin, que
conseguían un espesor más uniforme en el proceso de elaboración de la lana.
Paul y Wyatt abrieron una fábrica en Birmingham que utilizaba una nueva
máquina de laminado impulsada por un burro. En 1743 se abrió una fábrica en
Northampton que empleaba cinco máquinas como la de Paul con cincuenta
husos cada una. Estuvo en funcionamiento hasta 1764. Una fábrica similar fue
construida por Daniel Bourn en Leominster, pero un incendio la destruyó. Tanto
Paul como Bourn habían patentado el cardador de lana en 1748. El uso de dos
conjuntos de rodillos que giraban a diferentes velocidades fue utilizado
posteriormente en la primera fábrica de hilados de algodón. La invención de
Lewis fue posteriormente mejorada por Richard Arkwright con su Water frame y
por Samuel Crompton con su Spinning mule.
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Revolución Industrial
El comercio internacional
Economía industrial
Sin embargo, y a pesar de todos los factores anteriores, la Revolución industrial
no hubiese podido prosperar sin el concurso y el desarrollo de los transportes,
que llevarán las mercancías producidas en la fábrica hasta los mercados donde
se consumían.
Estos nuevos transportes se hacen necesarios no solo en el comercio interior,
sino también en el comercio internacional, ya que en esta época se crean los
grandes mercados nacionales e internacionales. El comercio internacional se
liberaliza, sobre todo tras el Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las
relaciones comerciales de Inglaterra, y otros países europeos, con la América
española. Se termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo
económico; y se aboga por una política imperialista y la eliminación de los
privilegios gremiales. Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas,
señoriales y comunales, para poner en el mercado nuevas tierras y crear un
nuevo concepto de propiedad. La Revolución industrial generó también un
ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva división internacional
del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron mediante el
abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas
de transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también, mediante
una política expansionista.
El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de
transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo.
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Revolución Industrial
Transportes
El ferrocarril
Un ferrocarril alemán en 1895. El ferrocarril, nacido en el siglo XVIII, es uno de
los grandes protagonistas de la Revolución Industrial. En sus comienzos se
empleaba la fuerza animal como medio de locomoción, los raíles eran de madera
y su empleo se limitaba a las minas para el transporte de carbón. En un libro
publicado en 1797, Carz aseguraba haber sido el primero que pensó en sustituir
la madera por hierro. La primera concesión del Parlamento inglés para la
construcción de un ferrocarril, movido por caballos, se remonta a 1801; se trataba
de una línea entre Wandsworth y Croydon con unos 13 kilómetros de longitud y
con un coste de 60 000 libras. La gran revolución del ferrocarril comenzó en
1814, cuando George Stephenson utilizó la máquina de vapor como medio de
locomoción. Su invento fue un éxito y comenzó a usarse de inmediato en las
minas, pudiendo transportar ocho vagones de 30 toneladas a una velocidad de
7 km/h. Estos resultados eran suficientes para expandir el uso de la máquina a
otros servicios. Fue un 1821 cuando el Parlamento autorizó la construcción de la
primera línea de ferrocarril con tracción de vapor entre Stockton y Darlington. La
línea fue inaugurada en 1825 con una máquina maniobrada por el propio
Stephenson tirando de 34 vagones a una velocidad de entre 10 y 12 millas por
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Revolución Industrial
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Revolución Industrial
El primer país continental en seguir el ejemplo inglés fue Bélgica con dos líneas
Bruselas-Malinas y Malinas-Amberes en 1835. El primer año transportaron 70
000 pasajeros. El coste fue bajísimo y el billete Bruselas-Amberes costaba solo
un franco. El invento entró en Francia con algo de retraso pues mientras jóvenes,
ingenieros y adeptos al saintsimonismo reclamaban su construcción, tropezaban
con el rechazo y la desconfianza de muchos, además de la carencia de hierro.
El gobierno francés, que veía el potencial del aparato, ordenó un estudio para un
plan nacional de los ferrocarriles. El estudio quedó finalizado en 1837 y los
capitalistas, impacientes, presionaban al gobierno para la ejecución del proyecto
con el fin de especular con las obras y los terrenos. El plan consistía en siete
líneas con centro en París, que unirían el Atlántico, el Mediterráneo y el Rin. Al
contrario que en Inglaterra y Bélgica, el estado se hizo cargo, al menos en parte,
de su construcción y explotación, aportando 150 000 francos por kilómetro de
vía y construyendo las infraestructuras necesarias. Mientras, las compañías
privadas aportaron 100 000 francos para edificios y material. Tras 40 años de
administración y explotación privada, el sistema pasaría al Estado. Socialistas
románticos y conservadores se oponían al proyecto, los primeros reclamaban
que el sistema fuera del estado desde el primer día y los segundos lo
consideraban demasiado caro. Finalmente el plan fue aprobado, pero algunos
acuerdos se revisaron y en la práctica la construcción y explotación corrió a
cuenta casi exclusiva del sector privado. En 1857 la red estaba consolidada
siendo propiedad de 6 grandes compañías. Debido a la obligación de ceder la
propiedad al Estado a los 40 años de explotación se descuidó sobremanera su
cuidado y mantenimiento por lo que el gobierno francés se vio en la obligación
de ampliar el plazo en 99 años más, comprometiéndose incluso a pagar las
obligaciones a su vencimiento.
En Alemania la primera línea se construyó en 1835 con una extensión de siete
kilómetros entre Núremberg y Fürth pero fue en 1839 cuando se construyó la
primera línea de importancia entre Dresde y Leipzig, promovida por el profesor
de economía política List, uno de los principales promotores de la línea
Núremberg-Fürth. Pronto se vio al ferrocarril como una poderosa arma política;
en el momento de la aparición del ferrocarril, Alemania se encontraba dividida en
más de 300 pequeños estados y ciudades autónomas. Desde la construcción de
la línea Dresde-Leipzig todas las ciudades alemanas quisieron unirse con su
vecina lo que además de un gran impulso económico hizo un gran servicio para
el triunfo del Zollverein. Al contrario que en el resto de países, en Alemania fue
la administración la encargada de vigilar o administrar todos los ferrocarriles. En
1850 el Zollverein ya poseía 5800 kilómetros casi el doble que toda Francia.
Hannover, Bremen, Hamburgo, Berlín, Fráncfort formaban una gran línea que
transcurría sobre los principales focos industriales y unía Alemania con Suiza a
través de Basilea y a Austria a través de Moravia y Silesia.
A partir de la década de 1820 el ferrocarril y el vapor saltaron a los Estados
Unidos y pronto conquistaron a la opinión pública. Stevens realizó en Hoboken
una primera prueba que causó un gran interés entre los hombre de negocios de
Pensilvania, quienes compraron una locomotora a Inglaterra. Al igual que en
Gran Bretaña, la acumulación de capital hizo posible solo un año después el
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Revolución Industrial
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Revolución Industrial
El barco de vapor
El Turbinia, primer barco propulsado con turbinas a vapor. Antes del siglo XIX la
larga tradición naval europea se había sustentado sobre el control de los vientos
como medio de propulsión y la seguridad más que por la velocidad en el mar. A
principios de siglo no se empleaban menos de dos o tres semanas en cruzar el
Atlántico de este a oeste, necesitándose entre 30 y 40 días de oeste a este. Con
la formación de los imperios coloniales europeos se hizo necesario desarrollar
una tecnología que asegurase el viaje sobre las aguas; en el siglo XVIII se
generalizó el uso del sextante, mapas con las notaciones de los vientos y el
cronómetro. La invención de la nueva embarcación partió de los trabajos de
Jouffroy d´Abbens sobre el Sena y los de Fulton con su máquina Clermont. Fue
en Estados Unidos donde tuvieron lugar las primeras pruebas del navío de
ruedas sobre el río Hudson. En 1815 ya circulaban un centenar de estos navíos
de ruedas que obtenían su energía de la leña, material barato y abundante. El
Savannah consiguió cruzar en 29 días el Atlántico Norte en 1819 y la Sphink,
que llevó a Francia las noticias de la toma de Argel, desarrollaba una velocidad
de 6 nudos. Pero los problemas eran numerosos: las paletas utilizadas
provocaban un gran desperdicio de energía, existía el riesgo de incendio o
explosión a bordo, su velocidad era aún menor a la desarrollada por los veleros
y el poder militar aún se oponía a su utilización como navío de guerra.
Pero a pesar de las dificultades los avances prosiguieron y en 1838, con una
combinación de vapor y velas, los navíos Sirius y Great Western cruzaron el
Atlántico entre Liverpool y Nueva York en 16 y 13 días respectivamente. Los
grandes avances llegaron entre 1840 y 1860 con la invención de la hélice,
basándose los primeros modelos en el tornillo de Arquímedes, el condensador
de superficie y la máquina Compound, que logró ahorrar grandes cantidades de
combustible y la introducción de calderas cilíndricas que posibilitaron la
producción de vapor a alta presión.
Lo que sí es indudable es la supremacía del velero sobre el vapor durante la
mayor parte del siglo; la seguridad y prestigio de la que aún gozaba, sobre todo
en Estados Unidos, donde también tenía lugar la mayoría de los avances del
barco de vapor era indiscutible. En 1850 el barco de vapor había transportado
ya 750 000 toneladas, aunque el vapor aún estaba muy lejos de ganar la partida.
Carreteras y canales
El esfuerzo en la construcción y mejora de carreteras (o caminos) comenzó en
muchas partes de Europa antes de la Revolución Industrial. Desde el fin de las
guerras napoleónicas a principios del siglo XVIII y en ausencia de otros medios
de comunicación más eficaces, las carreteras fueron extensamente mejoradas.
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Revolución Industrial
A principios del siglo XIX el país más adelantado en esta materia era Francia con
una red de 33.000 kilómetros de gran calidad que se extendían hasta Alemania,
Suiza e Italia. Los Países Bajos, el Reino de Prusia o Suiza también habían vivido
una gran mejora en las comunicaciones. En el otro extremo se encontraban
lugares como Sicilia, que no empezó su construcción hasta bien entrado el XIX,
la Rusia zarista, que no tendría su primera calzada entre Moscú y San
Petersburgo sus principales ciudades hasta 1834 o España, que cuenta antes
de la mitad del siglo XIX con solo 6000 kilómetros de vías, siendo además
estrechas y llenas de irregularidades y deficiencias. En Gran Bretaña el rápido
desarrollo de ferrocarriles y canales quita importancia a su construcción pero aun
así se suceden las ampliaciones y modernizaciones de la maltrecha red británica
contando en 1850 con más de 50 000 kilómetros de trazado, 18 000 más que
veinte años atrás.
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El uso de los canales en Gran Bretaña empezó a decaer a partir de 1840, cuando
el ferrocarril se impuso en el transporte de mercancías y pasajeros. El irregular
y más tardío desarrollo a gran escala del ferrocarril en el resto de países, con la
siempre notable excepción de los Estados Unidos, alargó en ocasiones el uso
pleno de los canales hasta los albores del siglo XX. Hoy en día la red de canales
británicos y la infraestructura ligada a esta es una de las características más
perdurables y destacables de la Revolución Industrial en el país.
Consecuencias
La existencia de controles fronterizos más intensos evitó la propagación de
enfermedades y disminuyó la propagación de epidemias como las ocurridas en
tiempos anteriores. La revolución agrícola británica hizo además más eficiente la
producción de alimentos con una menor aportación del factor trabajo, alentando
a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a buscar empleos
relacionados con la industria y, por ende, originando un movimiento migratorio
desde el campo a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las fábricas. La
expansión colonial del siglo XVII acompañada del desarrollo del comercio
internacional, la creación de mercados financieros y la acumulación de capital
son considerados factores influyentes, como también lo fue la revolución
científica del siglo XVII. Se puede decir que se produjo en Inglaterra por su
desarrollo económico.
La presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser considerada
como un catalizador de la Revolución Industrial, explicando particularmente por
qué ocurrió en el Reino Unido.
La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes
innovaciones de la Revolución industrial. Hizo posible mejoramientos en el
trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón vegetal. En el
siglo XVIII la industria textil aprovechó el poder del agua para el funcionamiento
de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el modelo de
organización del trabajo humano en las fábricas.
Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje (fordismo)
contribuyó mucho en la eficiencia de las fábricas.
El surgimiento del capitalismo financiero.- La Primera Revolución Industrial tuvo
como una de sus principales consecuencias el desarrollo del capitalismo
industrial.
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Revolución Industrial
Proletariado urbano
Como consecuencia de la revolución agrícola y demográfica, se produjo un
éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades; el antiguo agricultor se
convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial aumentó su población como
consecuencia del crecimiento natural de sus habitantes y por el arribo de este
nuevo contingente humano. La carencia de habitaciones fue el primer problema
que sufrió esta población socialmente marginada; debía vivir en espacios
reducidos sin comodidades mínimas y carentes de higiene. A ello se sumaban
jornadas de trabajo, que llegaban a más de catorce horas diarias, en las que
participaban hombres, mujeres y niños con salarios miserables, y carentes de
protección legal frente a la arbitrariedad de los dueños de las fábricas o centros
de producción. Este conjunto de males que afectaba al proletariado urbano se
llamó la Cuestión social, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y
espirituales que les afectaban.
Burguesía industrial
Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el poder económico y
social de los grandes empresarios, afianzando de este modo el sistema
económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los medios de
producción y la regulación de los precios por el mercado, de acuerdo con la oferta
y la demanda.
En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia
terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la
fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que defendía la
libertad económica, los empresarios obtenían grandes riquezas, no solo
vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos salarios por la fuerza
de trabajo aportada por los obreros.
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Conclusión
La Revolución Industrial fue un proceso de cambios irreversibles que afectó a la
sociedad desde un punto de vista: económico, social, tecnológico y científico.
Esta tuvo origen en Inglaterra, ya que ella estaba preparada. Poseía reservas de
carbón, hierro y tenía una relación de comercio con la India, de la cual obtenía la
materia prima más preciada para los ingleses: el algodón.
Este fue el iniciador de la revolución porque a partir de él se comenzaron a
fabricar nuevos e ingeniosos inventos para alimentar la creciente demanda de
ropa, producida por el aumento de la población en las ciudades burgos.
Las nuevas máquinas que se produjeron, para la mejora de la línea de consumo
del algodón, fueron cruciales para lo que vino después. El invento de la máquina
de vapor, se dice que fue un Hito en la historia de la humanidad, porque a partir
de esta nueva forma revolucionaria de producir energía inanimada, los productos
manufacturados se producían en mayor cantidad, en un tiempo inferior al del
trabajo manual.
A partir de la máquina de vapor se produjeron nuevos y novedosos inventos, con
los cuales se crearon nuevas industrias. Buenos ejemplos son la industria
automovilística, la invención de la Locomotora, la implementación del vapor en
los barcos y las mejoras que este produjo en las aeronaves, etc.
La Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: la Primera y la Segunda
Revolución Industrial
En la Primera se ve claramente el inicio de la revolución. La gente se traslada
del campo a las ciudades industriales, se implementa la línea de montaje, se
inventan nuevas máquinas para la producción en masa de algodón y de una de
estas máquinas sale la máquina de vapor. A partir de este último invento se de
esta una cadena de eventos conocidos como Segunda Revolución Industrial. En
ellas, los cambios que se producen son más generalizados, en cambio en la
primera estos son más primitivos/sutiles.
En esta Segunda parte, se realizan nuevos descubrimientos, nuevas materias
primas son implementadas en las industrias, descubrimientos novedosos dan el
pie a la creación de nuevas industrias. Además en esta parte se consolida el
capitalismo como forma de comercio socio-económica vigente para el mundo
contemporáneo.
La Revolución Industrial fue un proceso de cambios irreversibles que
revolucionó la industria, la forma de producir en serie, produjo nuevos inventos;
así va generando también la 3º y 4º Revolución Industrial.
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