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Guía de estudios para el tema Malvinas

por Eduardo José Pintore


Los fundamentos jurídicos de la Rep. Argentina sobre las islas en cuestión
pueden ser divididos, para su más clara exposición en fundamentos jurídicos de base
geográfica, fundamentos jurídicos de base histórica y fundamentos jurídicos producidos
en el ámbito de Naciones Unidas. A la par de ello, especial interés cobra el análisis del
principio de libre determinación de los pueblos en la Cuestión Malvinas, por ser éste el
principal fundamento esgrimido en la actualidad por Gran Bretaña.

I. Fundamentos jurídicos de base geográfica


Los fundamentos jurídicos de base geográfica son dos: el de Contigüidad y el de
Continuidad o Unidad Geográfica.
A. El Principio de Contigüidad peticiona que los territorios adyacentes a un Estado
costero deben pertenecer a ese Estado. Este principio se basa en ponderaciones que
atañen a la defensa del Estado, tratando de evitar, en lo posible, la presencia de poder
militar extranjero en las cercanías a éste. En la Cuestión Malvinas se manifiesta la
procedencia de este principio en los inconvenientes que significa la presencia militar de
una potencia extranjera a 400 km. de nuestro territorio continental. Pero este principio
se basa también en ponderaciones de tipo económico: El Estado más cercano al
territorio en disputa es el más idóneo para proveer a su desarrollo. Es claro que el
territorio en cuestión debe tratarse originariamente de una terra nullius, un territorio sin
dueño, ya que si habría una población autóctona sobre él, el territorio pertenecería a
ésta. Este principio no constituye título suficiente per se, sino que coadyuva a los
restantes títulos y actúa ante la falta total de títulos de la contraparte.
B. El Principio de Continuidad se basa en la unidad geográfica del territorio en
cuestión con el territorio del Estado reclamante. Por las mismas razones que en el
principio de contigüidad, se debe tratar al menos originariamente de una terra nullius y
la contraparte no debe tener mejor título. A la luz de este principio se observa a
Malvinas como una continuidad geomorfológica con el territorio argentino: Malvinas se
encuentra dentro de la plataforma continental argentina y no es más que una
continuación del territorio continental argentino.

II. Fundamentos jurídicos de base histórica


Los fundamentos jurídicos de base histórica están conformados por los derechos
que le correspondían a España en la época colonial y que fueron transmitidos en virtud
del principio de sucesión de Estados uti possidetis iuris a la República Argentina. Se
trata de derechos de descubrimiento y primera ocupación, ejercicio efectivo de la
soberanía y reconocimientos de esos derechos por parte de otras potencias, incluida
Gran Bretaña.
A. Descubrimiento
Se puede dar como probado el hecho que el navegante español Esteban Gómez,
al separarse de la expedición de Fernando de Magallanes, descubre las islas en el año
1520. Resultado de esto es que este archipiélago aparece en la cartografía española a
partir del año 1522 bajo el nombre de islas Sansón.
Los ingleses manifiestan que John Davis en 1592 y Richard Hawkins en 1594
habían descubierto las islas, pero ni siquiera con posterioridad a esa fecha aparecen las
dichas islas en los mapas británicos.
El descubrimiento por sí sólo no genera, tampoco en aquella época, derechos de
dominio territorial, ya que se trata de un título imperfecto. Él debía ser perfeccionado a
través de la ocupación efectiva del territorio.

B. Tratados internacionales entre España y Gran Bretaña


Algunos de los tratados por los cuales Gran Bretaña reconoce la exclusividad de
la soberanía española sobre las tierras y mares del sur son:
. Tratado de Londres de 1604 que pone fin a la guerra entre España e Inglaterra
acaecida entre los años 1585 y 1604. Por él acuerdan retrotraer los derechos al statu quo
ante bellum, lo que excluye los pretendidos derechos de descubrimiento por parte de
Gran Bretaña.
. Tratado de Madrid de 1670 en que España le reconoce derechos a Gran Bretaña en
América del Norte y recíprocamente se comprometen a respetar la exclusividad en sus
dominios, por lo cual “los súbditos de Gran Bretaña no dirigirán su comercio, ni
navegarán a los puertos o lugares que el Rey Católico tiene en la dicha India, ni
comerciarán con ellos” (artículo 8).
. Tratado de Madrid de 1713 en el cual “Su Majestad Británica ha convenido en
promulgar desde luego las más fuertes prohibiciones y debajo de las más rigurosas
penas a todos los súbditos a fin de que ningún navío de la Nación inglesa se atreva a
pasar a la mar del Sur ni a traficar en otro paraje alguno de las Indias españolas”. Con
ello Gran Bretaña se obligaba a no navegar a los mares del sur, reconociendo los
derechos exclusivos de España. Esto es ratificado en el artículo 8 del Tratado de paz y
amistad entre España y Gran Bretaña de 1713 (Tratado de Utrecht).
En virtud de todos estos acuerdos internacionales, cuando Gran Bretaña intentó
enviar la primera expedición hacia los mares del Sur en el año 1749, no podía
considerar estos espacios como terra nullius. Por ello ese mismo año el gobierno
británico consulta ante el Rey español, de la posibilidad de penetrar en esas aguas, sin
intención de fundar asentamiento alguno, lo que es denegado por España. Inglaterra
desistió de sus propósitos.

C. Ocupación
El primer asentamiento permanente de personas fue Port Saint Louis, fundado
por el francés Bougainville en 1764 en la isla que hoy lleva el nombre de Soledad.
España sintiéndose agraviada por este hecho reclama ante Francia. Se realizan
negociaciones entre ambos Estados y estas culminan con el reconocimiento expreso por
parte de Francia de la legitimidad del reclamo español. A través de este reconocimiento
la fundación de Port Saint Louis tuvo el efecto de gestión de negocios ajenos de parte de
Francia a favor de España. Entregadas las instalaciones a sus dueños se establecen a
partir del año 1767 autoridades y población españolas dependientes de la Capitanía
General de Buenos Aires, ya que habían sido puestas bajo esa administración por Real
Cédula de 1766.
De parte inglesa el comodoro John Byron funda sobre el islote Saunders,
perteneciente al grupo occidental de islas adyacentes a Isla Gran Malvina, Port Egmont
en el año 1765. Un año más tarde se establece un asentamiento inglés en ese lugar.
Como bien lo remarcan Podestá Costa y Ruda1, el asentamiento inglés de Port
Egmont tiene sólo caracteres negativos:
. Fue ilícita: pues era violatoria de varios tratados vigentes entre España e Inglaterra por
los cuales esta última se obligaba a no navegar ni a fundar colonias en los mares del sur
de continente americano.
. Fue clandestina: pues fue tenida oculta hasta que los españoles llegaron a
comprobarla.
. Fue tardía: pues cuando los ingleses se establecieron en Port Egmont, Malvinas ya
había sido ocupada efectivamente por Francia, quien se la transfirió a España.
. Fue contestada: ya que España apenas tuvo conocimiento de este asentamiento elevó
protesta ante el gobierno de Gran Bretaña, procediendo seguidamente a su
levantamiento por la fuerza.
. Fue parcial: porque se redujo a la uocupación de Port Egmont, mientras que España
poseía Puerto Soledad.
. Fue brevísima: ya que duró sólo ocho años.
Conocido por España el asentamiento inglés ésta realiza protestas frente al
gobierno británico y desaloja por la fuerza Port Egmont, con una flotilla enviada desde
Bs. As. en 1770. Gran Bretaña reclamó por este hecho ante España. Luego de
negociaciones entre los dos países España permite a Inglaterra retornar a Port Egmont
con la declaración formal de reserva por parte de España de su derecho de soberanía
sobre todo el archipiélago lo que es aceptado por Gran Bretaña. Durante todo estas
negociaciones Españas seguía ocupando el resto de las islas sin la menor protesta
británica. Es más, los ingleses reciben formalmente Port Egmont de manos del
“Comisario General de Su Majestad Católica en puerto Soledad”, en 1771.
Luego de la toma de posesión de la base, los ingleses se retiran en el año 1774
para no volver sino en el año 1833. Se habla del cumplimiento de un pacto secreto
acordado entre los dos gobiernos, cuyo tratamiento excede el marco de este trabajo. Lo
cierto es que los españoles realizan en el tiempo subsiguiente sobre las islas todo tipo de
actos de administración. En 1776 España crea el Virreinato del Río de la Plata
atribuyéndole todo el archipiélago, sin que el gobierno británico elevara protesta alguna.
En 1777 las autoridades del Río de la Plata destruyen las instalaciones abandonadas de
Port Egmont, para que no sean ocupadas por navegantes de otras naciones o piratas,
hecho frente al cual Gran Bretaña tampoco protestó. Entre 1774 y 1811 España nombró

1
PODESTÁ COSTA, L. A./RUDA, J. M. Derecho Internacional Público, Buenos Aires, 1988, p. 237.
sucesivos gobernadores en las islas e Inglaterra mantuvo su actitud de aquiescencia sin
realizar protesta.
La ocupación española de las islas se extendió ininterrumpidamente hasta un año
después de la Revolución de Mayo.
Tanto el derecho de descubridor como el de primer ocupante efectivo que poseía
España y los derechos que ejercitó a través de actos administrativos, pasaron a las
Provincias Unidas del Río de la Plata en virtud del uti possidetis iuris de 1810 por el
cual las antiguas colonias españolas, en calidad de sucesoras, adquirieron los derechos
pertenecientes a la metrópolis.
A partir de 1823 Bs. As. nombra un gobernador en las islas y retoma una política
de poblamiento y explotación económica del archipiélago.
En el año 1823 Inglaterra reconoce la independencia de estas provincias sin
realizar reserva alguna sobre la soberanía de las islas Malvinas, actitud que se repetiría
cuando en 1825 firma el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, hechos ambos
que vendrían a fundamentar un estoppel.
En 1829 Argentina crea la Comandancia Político-Militar de Malvinas e Islas
Adyacentes al Cabo de Hornos2, con Base en Puerto Soledad. Gran Bretaña presenta por
primera vez protesta que es rechazada por Argentina.
Argentina continuó ejerciendo la soberanía de las islas hasta el año 1833 cuando
el asentamiento argentino en la isla Soledad es desalojado por la fuerza y su gobernador
Vernet es destituido. Hasta ese momento el gobierno británico nunca había reclamado
como suya la Isla Soledad. Es lo que el representante de Bs. As. en Londres en ese
momento, Manuel Moreno, remarca ante el gobierno británico.
Es de destacar que desde comienzos del Siglo XIX, el Almirantazgo británico
comenzó una política de expansión en todo el planeta buscando de fundar bases
militares en aquellos lugares que posean importancia estratégica para la navegación
mundial. Los intentos de invasión de Bs. As. a comienzos de S. XIX son una muestra de
ello. La importancia estratégica de Malvinas, no pudiendo ocupar Bs. As., era de
mantener una base en las cercanías del Cabo de Hornos, paso natural entre el Atlántico
y el Pacífico y con ello importante para la ruta marítima hacia Australia y todo el
Pacífico. A la vez, su situación insular le otorgaba a Gran Bretaña facilidades para la
defensa de esa posición, atento su poderío naval.0

D. Usurpación británica
En 1833 el Almirantazgo británico envía la Corbeta Clio a cargo del Capitán
Onslow hacia Puerto Soledad procediendo a ocupar por la fuerza el establecimiento y
expulsando la población argentina que se encontraba.
Inmediatamente el representante argentino en Londres, Manuel Moreno,
presenta protestas formales por el hecho. El Ministro de RR.EE. Parmelston responde
que los derechos británicos sobre Malvinas “estaban fundados sobre el descubrimiento
2
El decreto con sus fundamentos puede consultarse en:
http://web.archive.org/web/20090919235739/http://www.mininterior.gov.ar/agn/escuela_malvinas_doc11
.asp Fecha de consulta 26/07/2016.
original y la subsiguiente ocupación de aquellas islas”. Manuel Moreno contesta
categóricamente esa afirmación.
En el periodo que va desde la ocupación violenta de Malvinas por parte de los
ingleses y la creación de las Naciones Unidas, los sucesivos gobiernos argentinos
elevaron protestas ante el gobierno inglés por la ocupación ilegítima de territorios que la
República Argentina siempre tuvo como propios.

III. La Cuestión Malvinas ante Naciones Unidas


En el año 1946 cuando Gran Bretaña promovió la inclusión a NU de las islas
Malvinas como “territorios no autónomos” Argentina realizó reservas de derecho y lo
hizo cada vez que Gran Bretaña presentaba informes sobre esos territorios de acuerdo al
Art. 73 inc. e de la Carta de Naciones Unidas. A continuación se analizará brevemente
la normativa relevante generada en Naciones Unidas con respecto a la Cuestión
Malvinas.

A. Res. 1514 (XV)


En el año 1960 la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta la Res. 1514
sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. En ella,
proclama la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en
todas sus formas y manifestaciones.
. El punto 2 de esta resolución reconoce el derecho a la libre determinación de los
pueblos.
. El punto 6 empero declara que todo intento encaminado a quebrar total o parcialmente
con la unidad nacional o la integridad territorial de un país, es incompatible con los
propósitos y principios de las Naciones Unidas.

B. Resolución 2065 (XX)


En 1964 Argentina introduce en el Comité de Descolonización de Naciones
Unidas la cuestión Malvinas y un año después, en base a los informes de este comité, la
Asamblea General de NU adoptó la Res. 2065.
El preámbulo de esta resolución recuerda la Res. 1514 (XV) cuyo objeto es
poner fin al colonialismo en todas partes y en todas sus formas, “en una de las cuales se
encuadra el caso de las Islas Malvinas”. También en el preámbulo de esta resolución la
Asamblea General toma nota de la disputa de soberanía entre Argentina y Gran Bretaña
por las islas.
A través de la parte dispositiva de esta resolución la Asamblea General “invita”
a ambos Gobiernos a realizar negociaciones a fin de encontrar una solución al problema,
teniendo en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de la Naciones Unidas,
la Res. 1514 (XV) y los intereses (no los deseos) de los habitantes de las islas. Esta
resolución fue aprobada por 94 votos a favor, ninguno en contra y 14 abstenciones,
entre ellas la de Gran Bretaña.
Tal como lo explicara el Dr. Baquero Lazcano en sus clases, tomando las
resoluciones 1514 (XV) y 2065 (XX) de la Asamblea General que constituyen la base
jurídica del tratamiento de la cuestión de Malvinas en el sistema de la ONU, se puede
realizar el siguiente silogismo jurídico:
. La premisa mayor es la Res. 1514 que establece que el colonialismo, en todas sus
formas y manifestaciones, debe cesar rápida e incondicionalmente.
. La premisa menor es la Res. 2065 que dice que la cuestión de Malvinas, bajo
ocupación británica, es un caso de colonialismo. A su vez insta esta resolución a la
República Argentina y a Gran Bretaña a poner fin pacíficamente a su disputa de
soberanía sobre las islas teniendo en cuenta los intereses de sus habitantes.
. La conclusión no puede ser otra que la ocupación de Malvinas por parte del
Reino Unido, al ser una forma de colonialismo, debe cesar rápida e
incondicionalmente. Que en esa solución pacífica se deben tener en cuenta los
intereses, y no los deseos, de sus habitantes por lo cual declara como no valido para esta
cuestión el principio de libre determinación de los pueblos. Lo que lleva a que la
solución de la cuestión no pasa por la concesión de “independencia” del territorio no
autónomo, sino que en el marco de la Res. 1514 (XV) esto no significa otra cosa que la
garantía a la integridad territorial de los estados, punto 6 de esa resolución, y que en el
caso Malvinas, siendo la de Gran Bretaña la ocupación que debe cesar, no puede ser
otra referencia que a la integridad territorial de la República Argentina, segundo término
de la disputa. Es claro que el efecto conjunto de ambas resoluciones no es otro que el de
reconocer los derechos soberanos de la República Argentina sobre Malvinas.

C. Resolución 3160 (XXVIII)


En el año 1973 la Asamblea General adopta la Res. 3160 (XXVIII) en la cual
manifiesta su preocupación de que ocho años después de la Res. 2065 (XX) no se hayan
hecho avances significativos para la solución pacífica de este conflicto y recuerda a su
vez que la Res. 2065 (XX) indica el camino a seguir para la solución pacífica de ese
conflicto. El artículo 3 fija como fin de las negociaciones entre ambos Estados el de
“poner término a la situación colonial”.

D. Mision Shackleton y Res. 31/49


En el año 1976 se empeoran las relaciones diplomáticas entre ambos países a
raíz de la misión Shackleton, enviada a Malvinas unilateralmente e inconsultamente por
el gobierno británico para efectuar relevamiento económico en la zona, concretamente
detección de petróleo.
En ese marco, la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta la Res. 31/49
en la que reconoce los esfuerzos argentinos, llama a la aceleración de las negociaciones
sobre la soberanía e insta a las partes a abstenerse a adoptar decisiones que pudieran
significar modificaciones unilaterales de la situación. Esta prohibición a la adopción de
medidas unilaterales que modifiquen la situación en Malvinas es la nota más importante
de esta resolución y es un elemento central en la cuestión Malvinas. Por tratarse de un
territorio en disputa, Gran Bretaña no puede tomar medidas unilaterales incluidas
aquellas que hacen a la explotación de los recursos naturales.
D. Guerra de Malvinas
En el año 1982 estalla la guerra entre ambos países por las islas Malvinas.
El Consejo de Seguridad aprobó la Res. 502/82 que exigía de inmediato el cese
de todas las hostilidades, el retiro inmediato de las tropas argentinas de Malvinas e
instaba a ambos gobiernos a buscar una solución diplomática al diferendo.
Argentina responde al Presidente del Consejo de Seguridad de que estaba
dispuesta a cumplir esa resolución si Gran Bretaña también cesaba las hostilidades pues
de lo contrario significaría retornar a la situación colonial ignorando los derechos
argentinos como así también todas las resoluciones de la Asamblea General de Naciones
Unidas.
La guerra termina con la toma militar de Malvinas por parte de Gran Bretaña.
Desde el punto de vista jurídico la derrota militar argentina en el año 1982 no
tuvo en absoluto ningún efecto negativo para la posición argentina en la Cuestión
Malvinas dentro del sistema de Naciones Unidas.
En efecto, la Res. 37/93 adoptada por la Asamblea General del 4 de noviembre
de 1982 reafirma que el mantenimiento de situaciones de colonialismo es incompatible
con el ideal de paz universal de las Naciones Unidas. Recuerda a su vez lo expresado en
las Res. 1514 (XV), 2065 (XX) y 3160 (XXVIII). En el artículo 1 de esta resolución se
pide a ambas partes a que retomen inmediatamente las negociaciones para solucionar la
disputa de soberanía y reafirma la necesidad de que las partes tengan en cuenta los
intereses de los habitantes de las islas en conformidad de las Res. 2065 (XX) y 3160
(XXVIII).
Las subsiguientes resoluciones que toma la Asamblea General siguen el tenor de
esta.

E. Etapas posteriores
Durante la primera etapa de la democracia argentina se mantuvo la Cuestión
Malvinas en el seno de la Asamblea General de Naciones Unidas recibiendo la posición
de nuestro país abrumadora mayoría a través de las distintas resoluciones de este
órgano. Esto se logra por un cambio de términos como en el de la Res. 40/21 de 1985 en
la cual desaparece el concepto de “disputa de soberanía”, cambiado por el de
“problemas pendientes”. También desaparecen los conceptos de “población” y de
“intereses”. Otro detalle es que no se mencionan resoluciones anteriores como la 1514
(XV) y la 2065 (XX), siendo ésta última la que marca el camino a seguir para la
solución del conflicto, tal como lo expresaba la resolución 3160 (XXVIII).
Por otro lado, este apoyo abrumador que la posición argentina obtenía a través
de las resoluciones de la Asamblea General contrasta con las decisiones unilaterales
tomadas por Gran Bretaña con respecto a las islas. En el año 1986, por ejemplo, Gran
Bretaña establece unilateralmente una jurisdicción de 150 millas en torno a las islas y
una de 200 millas en cuanto a los derechos de pesca y plataforma continental.

3
Accesible en: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/37/9
A partir de mediados de 1989 el gobierno de Menem cambia la estrategia
argentina. En ese año dicho gobierno resuelve retirar la Cuestión Malvinas del seno de
la Asamblea General y dejarlo sólo en el Comité de Descolonización. Eso constituyó un
error si se tiene en cuenta el apoyo universal que en la Asamblea General recibía la
posición argentina.
En los últimos años, a causa de un cambio de la política exterior argentina con
respecto a Malvinas, se repiten resoluciones del Comité de Descolonización que
objetivamente son totalmente favorables a su posición, ya que siguen la estructura de las
resoluciones de Asamblea General. Así el artículo 1 de la resolución de junio de 2012
reconoce la existencia de una “controversia de soberanía”, menciona sólo dos partes en
esta controversia, Argentina y Gran Bretaña, haciendo alusión en la parte preambular
los “intereses” de la “población” de las islas, y reconoce que “la manera de poner fin a
la especial y particular situación colonial en la cuestión de las Islas Malvinas” es la
solución pacífica y negociada de esta controversia de soberanía. El artículo 4 establece
que la solución pacífica de esta controversia debe realizarse aplicando las diversas
resoluciones de Asamblea General sobre la cuestión.

IV. Malvinas y el principio de libre determinación de los pueblos


A. Colonialismo en Malvinas
La Res. 2065 (XX) adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el
16 de diciembre de 1965 por 94 votos a favor, ninguno en contra y con 14 abstenciones
entre ellas la de Gran Bretaña, reconoce efectivamente una situación colonial en el
archipiélago. En efecto en su parte preambular, dicha resolución menciona la Res. 1514
(XV) dictada por la misma Asamblea General en la cual los Estados expresaron su
firme voluntad de poner fin al colonialismo “en todas partes y en todas sus formas” y,
añade la Res. 2065 (XX), “en una de las cuales se encuadra el caso de las Islas Malvinas
(Falkland Islands)”. Es decir que para el máximo órgano de representación universal, la
ocupación militar de Malvinas sostenida por Gran Bretaña desde el año 1833 constituye
un caso de colonialismo.

B. Disputa de soberanía
La misma Res. 2065 (XX) reconoce en la parte preambular una disputa de
soberanía por el archipiélago. Allí la Asamblea General “toma nota de la existencia de
una disputa entre los Gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte acerca de la soberanía sobre dichas islas”. Esto es importante
remarcarlo ya que el Estado británico, si bien en el inicio reconoció expresa y
repetidamente esta disputa de soberanía, desde hace aproximadamente 30 años se niega
a reconocerla, como una forma de cerrarse a cualquier tipo de negociación sobre el
diferendo con Argentina.

C. Partes en la disputa de soberanía


En la Res. 2065 (XX), al igual que en todas las resoluciones subsiguientes, la
Asamblea General insta a la República Argentina y a Gran Bretaña a buscar una
solución pacífica de esta disputa de soberanía. Es decir que sólo la República Argentina
y Gran Bretaña son las partes en este conflicto y los llamados a negociar esa solución y
no los habitantes de las islas. Los representantes de los habitantes de las islas quedan
excluidos de las negociaciones para lograr una solución pacífica de esta disputa de
soberanía. Esto se encuentra en absoluta armonía con el hecho de que ninguna de las
resoluciones de Naciones Unidas sobre la cuestión Malvinas, designa a los habitantes de
las islas como “pueblo”.

D. Libre determinación de los Pueblos


La Res. 2065 (XX) aquí analizada ordena que la República Argentina y Gran
Bretaña en sus negociaciones deben tener en cuenta los “intereses” (interests según el
texto inglés de la Res. 2065 (XX)) de los habitantes de las islas quedando así excluida la
posibilidad de consultar los “deseos” de estos. Los distintos gobiernos británicos
fracasaron reiteradamente en el intento de introducir el concepto de “deseos” (will and
desire de acuerdo al texto en inglés de la Res. 1514 (XV)) de los habitantes tanto en esta
como en sucesivas resoluciones de Asamblea General, concepto que haría referencia
inequívoca al derecho de libre determinación de los pueblos. El concepto de “intereses”
adoptado por la Asamblea General en cambio, hace referencia a los derechos de orden
privado, como pueden ser los derechos de propiedad u otros derechos adquiridos por los
habitantes de las islas, excluyendo así toda mención al derecho de libre determinación
de los pueblos tal como lo propugna el gobierno británico. Esto se entiende desde que
los habitantes de las islas no constituyen un “pueblo” a los fines de adquirir titularidad
de este derecho. Esto se fundamenta en el hecho que la presencia de población no
autóctona y de origen británico se debe a la limpieza étnica que Gran Bretaña realizó en
las islas a partir del año 1833 cuando al tomarlas de forma violenta, de la misma forma
expulsó la población argentina de aquellas e implantó población británica, cual
conocido instrumento de política colonial de ocupación de territorios ajenos. Utilizando
los términos de la Res. 1541 (XV), que entre otras cosas establece los principios para
distinguir los pueblos que tienen el derecho a autodeterminación, entre los actuales
habitantes de Malvinas y el resto del pueblo británico existe una identidad étnica y
cultural.
Por todo ello hay que remarcar, que los habitantes de Malvinas son ciudadanos
británicos: La ciudadanía británica fue otorgada a los habitantes de las islas a través de
la British Nationality (Falkland Islands) Act del año 1983 y posteriormente, a través de
la British Overseas Territories Act del año 2002. Con ello, desde el punto de vista del
derecho internacional, la población actual sobre las islas es parte del pueblo británico y
no es un “pueblo” en el sentido que se la quiere dar, si tenemos en cuenta que para el
derecho internacional es el derecho interno de cada Estado el competente para regular
las cuestiones de nacionalidad. En consecuencia, el consultar a la población isleña sobre
sus “deseos” políticos como medio de solucionar la disputa de soberanía, no sería más
que consultar a parte del pueblo británico y dada su conocida preferencia por continuar
dependiendo políticamente de Gran Bretaña, no sería más que ejecutar y llevar a buen
término la política colonial inglesa de usurpación de territorios ajenos, la cual es
rechazada por la Res. 2065 (XX) de la Asamblea General. En este sentido la Res. 1514
(XV), citada por la misma Res. 2065 (XX), declara que “todo intento encaminado a
quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país
es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.
También desde el punto de vista del derecho argentino la población de Malvinas
no constituye un “pueblo” ya que los habitantes de Malvinas son parte del pueblo
argentino. En efecto la ley 346 de ciudadanía y naturalización (reformada por las leyes,
16.801, 20.835, 23.059, 24.533 y 24.951) establece que son argentinos “todos los
individuos nacidos, o que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuere la
nacionalidad de sus padres”. Si bien todo el territorio de Malvinas se encuentra bajo
ocupación extranjera, el mismo es parte integrante del territorio argentino (primera
disposición transitoria, Constitución de la Nación Argentina), y por ende también lo es a
los efectos de esta legislación. Esto no se contradice con lo explicado en el párrafo
anterior ya que aquí se darían casos de personas titulares de una doble nacionalidad, lo
cual es muy común en la realidad argentina. En ese sentido los habitantes actuales de
Malvinas, siendo parte integrante del pueblo argentino, pueden continuar siendo
británicos, con todos los derechos y obligaciones que la ciudadanía británica imponga.
Aquí se trata también de la preservación de los intereses de los habitantes, reconocida
por Res. 2065 (XX). Esto no es en nada distinto de la realidad que viven argentinos que
tienen una segunda nacionalidad, por ser a su vez españoles, italianos, polacos,
alemanes, judíos, árabes, armenios, rusos, coreanos, chinos, etc., teniendo especialmente
en cuenta que en no pocos casos, también británicos viven esta realidad. Nunca el
Estado argentino pudo ser culpado de oprimir a grupo nacional alguno.
Por último cabe remarcar, que si el gobierno británico se aferró desde el año
1979 a la aplicación del principio de libre determinación de los pueblos en el caso
Malvinas, es por la falta absoluta de título jurídico por parte de Gran Bretaña sobre el
archipiélago, razón por la cual la Res. 2065 (XX) califica la presencia británica de
“colonialismo”. Al no poseer otro argumento, Gran Bretaña busca aplicar el principio de
libre determinación a esta disputa de soberanía para convalidar con una fachada pseudo
jurídica esa posesión colonial del archipiélago y sus inconmensurables recursos
naturales.

V. Vinculación jurídica y estratégica de Antártida con Malvinas


A. Vinculación jurídica
. Teoría de los sectores. La vinculación jurídica entre estas dos cuestiones se da por la
proyección que las Islas Sandwich del Sur, punto extremo este del territorio argentino,
sobre el espacio antártico determinando el límite del sector argentino en su meridiano,
esto es, el meridiano de 74° de longitud oeste. De perder su soberanía sobre Malvinas e
Islas del Atlántico Sur, incluida las Sandwich del Sur, Argentina perdería territorio
proyectable sobre Antártida a los fines de la Teoría de los Sectores. Una corrección del
límite no sería en ese caso automática, pero debilitaría la posición argentina en cuanto a
esta teoría.
. Principios de continuidad y de contigüidad. Estos dos principios son alegados por la
República Argentina no sólo en la Cuestión Antártida sino también, si bien con
diferentes hechos geográficos-tectónicos de base, en la Cuestión Malvinas. De no
reconocerse valor jurídico a estos principios en la resolución de una cuestión le quitaría
fuerza argumentativa en la otra cuestión.
. Uti possidetis iuris. Los títulos de soberanía territorial adquiridos por España en la
época colonial y luego transferidos a la República Argentina en virtud de este principio
son, en muchos casos, idénticos. Por ello, el rechazo de alguno o todos de ellos en la
solución de una de las cuestiones, afectará su fuerza jurídica en la otra.
B. Vinculación estratégica
Existe una vinculación estratégica entre la Cuestión Malvinas y la Cuestión
Antártica, la que nos muestra el verdadero valor que tiene Malvinas para Gran Bretaña:
Malvinas es la última posición hacia el sur permanentemente habitada y con una cierta
infraestructura que posee Gran Bretaña en el Atlántico. Malvinas le es con ello
indispensable a Gran Bretaña para, en un futuro, explorar y explotar los recursos
naturales de Antártida, como así también para proyectar poder militar en todo el
Atlántico Sur, incluyendo el espacio antártico. La línea de logística para llegar hasta la
Antártida, sea con fines económicos como con fines de presencia militar, comienza
desde Gran Bretaña, pasa por sus dependencias de Isla Ascención-Santa Elena-Isla,
ubicadas en el Atlántico al sur de la Línea del Ecuador, llegando a Malvinas y de allí a
la Antártida.
Esta línea logística se observa en diferentes actividades que el Reino Unido lleva
en el Atlántico Sur utilizando a Malvinas como base. Por ejemplo, el British Antarctic
Survey utiliza Malvinas como base de reaprovisionamiento en sus campañas en el
Antártida. Esto se repite con numerosos cruceros turísticos que de Malvinas zarpan
hacia la Antártida. Esto nos da una idea de la importancia que para Gran Bretaña tiene
Malvinas como plataforma de lanzamiento hacia Antártida.
Lo mismo ocurre en el ámbito militar. En Malvinas mantiene Gran Bretaña una
inmensa base aérea de la RAF, Monte Agradable (Mount Pleasant), con una dotación
permanente de entre 2.000 y 3.000 infantes de marina, con un aeropuerto de dos pistas
de aterrizaje, una de más de 2.590 m. y otras de más de 1.525 m. de extensión y
equipada con aviones de combate de última generación. Esta base aérea se conecta con
el Puerto Yegua (Mare Harbour), puerto de aguas profundas que se ubica a sólo 8 km.
de la base de Monte Agradable y que sirve de base de la Royal Navy para sus patrullas
por todo el Atlántico Sur.
De perder Gran Bretaña la ocupación de Malvinas, perdería un punto esencial de
su logística para una futura explotación de los recursos naturales en Antártida, como así
también una base fundamental para su proyección de poder militar en todo el Atlántico
Sur, incluyendo el Continente Blanco.
Mapa de la ruta de la flota británica en la guerra de 1982 hasta Malvinas, que es
demostrativa de la ruta logística desde el Atlántico Norte hasta el Atlántico Sur.

Mapa de las bases de Estados europeos en el mundo. Obsérvese la base británica de


Malvinas y su proyección militar en todo el Atlántico Sur y Pacífico Sur, incluido el
espacio Antártico.
Suvenir británico en un negocio de Puerto Argentino que es parte de todo una línea de
productos con el motivo “The Falkland Islands, Gateway to Antarctica”. La proyección
de Malvinas hacia la Antártida está aquí ampliamente reconocida por Gran Bretaña.

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