Charles L. Stevenson
1. El objetivo principal del artículo es responder a la pregunta “¿con qué método pueden
ser resueltas las disputas éticas?”
El artículo de se divide en tres partes bien claras. En la primera el autor establece dos
sentidos en los cuales se habla de “disagreement” (desacuerdo): desacuerdo en creencia
y desacuerdo en actitud. En la segunda sección Stevenson examina si el desacuerdo
ético es o bien en creencia o en actitud. Finaliza el artículo con una respuesta a la
pregunta “¿con que métodos puede ser resuelto el desacuerdo moral?”
2. Como dije, el objetivo del artículo es responder a la pregunta “¿por cuáles vías o
métodos pueden ser resueltas las disputas éticas?”. Antes de abordar la pregunta,
Stevenson repara en que la palabra ‘disputa’ puede tener dos sentidos diferentes, y por
ello la aclaración de estos se vuelve necesaria, puesto que no sé qué clase de disputa es
una disputa ética si antes no he examinado los sentidos en los cuales puede hablarse de
disputa.
Así, pues, existen dos sentidos de disputa: a) disputa en creencias y b) disputa en
actitudes. Existe una disputa en creencia cuando 1) la persona ‘X’ sostiene P y la
persona ‘Y’ sostiene ¬P o alguna otra proposición que sea incompatible con P y 2) ni
‘X’ ni ‘Y’ se contentan con dejar la creencia del otro tal como está.
Existe disputa en actitud cuando 1) la persona ‘X’ está a favor de P (tiene una
actitud favorable hacia P) y la persona ‘Y’ está en contra de P (tiene una actitud
desfavorable o menos favorable hacia P) y 2) ni ‘X’ ni ‘Y’ se contentan con dejar la
actitud del otro tal como está.
En suma, la distinción fundamental es la siguiente: una disputa en creencias
entraña la imposibilidad de que ambas creencias sean verdaderas. Por su parte, una
disputa en actitudes entraña la imposibilidad de que las actitudes sean ambas
satisfechas.
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Por ello la aclaración anterior de que toda disputa ética involucra, por lo menos, el sentido de disputa en
actitud: si no se encuentra tal tipo de disputa no se está frente a una disputa ética.
que queden sin resolver creencias. Ejemplo: ‘A’ y ‘B’ disputan respecto si es
justo acabar con las vidas de algunas personas en algunos casos específicos. ‘A’
sostiene que sí lo es mientras que ‘B’ sostiene que no. Tras un breve intercambio
argumentativo, honesto y cordial, en suma, racional, ‘A’ logra que ‘B’ esté a
favor de que es justo acabar con la vida de ciertas personas en algunos casos,
pero no obstante, ‘B’ sigue discrepando con ‘A’ respecto de la creencia relativa
al sufrimiento de las personas que morirían. De cualquier manera, esta falta de
acuerdo en lo relativo a esta creencia concerniente al debate no cambia el hecho
de que la disputa ha terminado puesto que ‘B’ comparte la misma actitud que
‘A’ en lo referente a ‘X’. “To agreed in attitude is sufficient to terminate the
argument” (p. 5)
3) Luego, las disputas éticas involucran una disputa sobre actitudes.
1) ¬ P ¬ Q
2) Q
3) P
Otro argumento que Stevenson podría brindar a favor de esta tesis es el siguiente:
Muchas veces sucede que por más que dos personas crean en la veracidad de los
mismos hechos, siguen disputando respecto de si es bueno o malo ‘X’. Luego, en las
disputas éticas interviene la disputa en actitud, puesto que si no lo hiciese, el debate
debería haber finalizado con la aceptación de la veracidad de todos los hechos. Por
ejemplo: La persona ‘A’ está a favor del aborto y la persona ‘B’ no lo está. Imaginemos
el siguiente diálogo:
A: - ¿Pero usted por qué está en contra del aborto?
B: - Porque al abortar se está terminando con una “vida” (y terminar con una vida es
malo).
A: - Yo creo lo mismo, nadie debería terminar con la vida de otras personas. Pero la
cuestión está en saber, entonces, cuándo adquiere “vida” el embrión. Puesto que si
descubrirnos que antes de los 3 meses el embrión no tiene “vida”, de aquí se seguiría
que no estaríamos cometiendo un acto inmoral (un mal acto) si se acepta el aborto antes
de los tres meses. Lo curioso es que la ciencia nos dice que efectivamente el embrión
antes de los tres meses no tiene “vida” puesto que no está formado el SNC. Luego,
usted debería creer, después de todo, al abortar antes de los tres meses no se está
terminando con una vida.
B (caso 1): - En efecto, me he informado respecto de este hecho. Acuerdo con usted en
que antes de los tres meses no se encuentra el SNC formado, pero no obstante hay
“vida”. Luego, sigue siendo profundamente inmoral.
B (caso 2): - Comparto su creencia de que antes de los tres meses no hay vida, no
obstante sigue siendo inmoral. Matar está mal, y usted al defender el aborto está
defendiendo la maldad.
A:- …
[Lo interesante de estos últimos dos casos es que demuestran una disonancia cognitiva
respecto al significiado que B tiene de la palabra “vida”. Si B admite que no hay vida
antes de los tres meses y sigue manteniendo su postura, entonces lo hace por motivos
no-racionales, lo hace por testarudez, no por la creencia en el diálogo racional. Esto
demuestra que si B llega a compartir la misma creencia que A respescto de cuándo hay
vida y cuándo no, entonces el debate debería terminar.]