Edita
SCHERZO EDITORIAL
C/ Marques de Mondejar, 11 - 53 C
28028- MADRID Tno: (91)246 76 22 SUMARIO
Presidente
Gerardo Queipo de Llano
Director OPINIÓN 4
Antonio Moral ACTUALIDAD 6
Subdirectores BOTÓN DE MUESTRA: Las bellezas de una sinfonía de
Javier Alfaya Bruckner (Reencuentro con Sergiu Celibidache)
Domingo del Campo Por Arturo Reverter 18
Consejo de Dirección ESTRENOS: LUTOSLAWSKY. Una gran parábola, por
Manuel García Franco Tomás Garrido 20
Sanliago Martin Bermudez
Agustín Muñoz Jiménez HOMENAJE: EMIL GILELS. El hombre tranquilo, por
Enrique Pérez Adrián José Luis Pérez Arteaga 24
Colaboradores
VOCES DE AYER Y DE HOY: ELISABETH
Miguel Alonso, Roberto Andrade, SCHWARZKOPF. A la búsqueda de la perfección.
Ramón Andrés, Cristina Argenta, Por Roberto Andrade 28
Diño Carrera, Tomás Garrido, Sabas
de Hoces, Jesús López Cobos, Juan F. ENTREVISTA: AGNES BALTSA, Un temperamento
Martin de Aguilera, Enrique Martínez mediterráneo con disciplina alemana.
Miura, Ángel F. Mayo, Wolfgang Por Francisco José Villalba 30
Amadeus Mozart, Piedad Ocaña,
Ornar, Alfredo Orozco, José Luis DISCOS Y LIBROS 35
Pérez de Arteaga, Fernando Peregrín, LA GUIA DE SCHERZO 48
Arturo Reverter, Jean Jacques Rapin, DOSIER: WHILHELM FURTWANGLER 1886-1986.
Pepe Rey, Antoni Ros-Marbá, Wolf-
gang Stresemann. Ebbe Traberg, José — UN MITO MUSICAL DEL SIGLO XX, por
Luis Tellez, Francisco J. Villalba. Arturo Reverter 51
— EL TERCER RE1CH Y FURTWANGLER, por
Distribución W. Stresemann 54
Emilio Rubio — LA EXPERIENCIA DE BAYREUTH, por Ángel
Redacción, administración, publicidad F. Mayo 56
y distribución — UNA PULSACIÓN MÁGICA, por Antoni Ros
Marqués de Mondejar, 1! - 5B C Marbá 58
28028 MADRID Telf. (91) 246 76 22
— LA HUELLA DE UN DIRECTOR GENIAL, por
Diseño Jesús López Cobos 59
Salvador Alarcó
— FURTWANGLER EN LA MÚSICA DE SU
Portada TIEMPO: Diálogo con Elisabeth Furtwangier, por Jean
Wilhelm Furtwangier (Foto EMI) Jacques Rapin 60
Producción gráfica — EL COMPOSITOR, por Wolfgang Stresemann . 62
QUEIMADA G.E.M., S.L. a — DISCOGRAFIA 64
C/ Montera, 32 - 5e Oficina 8 DANZA: ¿PROFESIONALES?, por Diño Carrera 68
28013 Madrid. Telf. 231 96 58
JAZZ: PARA QUE SIRVE UN FESTIVAL DE JAZZ O
Depósito legal EL SINCOPE DE LA SINCOPA, por Sabas de Hoces
M-11822-1985 EPISODIOS INVERNALES, por Ebbe Traberg ... 70
ALTA FIDELIDAD: LA INSTITUCIÓN THORENS,
SCHERZO es uní publicación de carácter
plural y no pertenece ni está adscrita a ningún por Alfredo Orozco 74
organismo publico ni privado ]_a dirección res-
peta la libertad de expresión de sus colaborado- LA OPERA EN EL SIGLO XX: PAUL HINDEMITH,
res, I ÍIS lextos firmados wn de la exclusiva
responsabilidad de loa Hroíanles, no siendo ptir
La paradoja del operista, por Santiago Martín 76
Unió opinión oficial de la revista. CRUCIGRAMA BLANCO, por Ornar 78
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OPINIÓN
* •
NOTA • En nuestras páginas de opinión queda abierta una sección de correspondencia para que nutsiros lectores puedan opinar u denuncia' sobre los diferentes
temas musicales.
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OPINIÓN
REVISTA DE PRENSA
¿MONSTRUOS SAGRADOS? «Tuve que verlo y oírlo antes de
creer el anuncio de un programa
Como inauguración de su tem- con el que TVE, tan tacaña en la
porada 85-86 el Metropolitan de concesión de horas para los musi-
Nueva York había seleccionado la cales de altura, presentaba de la
nueva producción de Tosca que mano de Lauren Postigo, muy po-
Zeffiretli había montado el año pular en campos folclóricos, a
anterior para Behrens y Domingo. «Una niña española». Nada más y
Para darle todo el brillo necesario nada menos que a tas diez de la
a esta reposición se quiso oponer noche, en la víspera de Reyes Ma-
las peronalidades de Luciano Pa- gos, y antes de «Estudio estadio».
yarotti y Monserrat Caballé al vie- Una niña, al parecer de trece
jo Scarpia de Cornell Mac Neil. años, que sueña desde hace años
Considerábamos inútil hablarde con ser una gran soprano, actuó
—UNA BROMA MUSICAL—, nuevo de esta producción tan co- con repertorio que exigiría intér-
nocida y extendernos sobre el can- prete de tal condición. ¿Qué pensa-
Una de las mejores cualidades to de Pavarotti, que ya encarnó el rán los españoles, ya en carrera
papel de Mario la temporada pa- brillante, a las que se le regatean
de nosotros «los inmortales» es sada en el Palais Garnier. También oportunidades paralelas? Pero no
la de poder hablar «post mor- nos pareció inútil hacer una glosa se trata de ello, sino de algo mucho
tem». A mi regreso de Praga leo sobre el alarmante estado vocal de más grave. Porque de Castillo,
en los periódicos que han vuel- ta señora Caballé en Tosca. Ya lo premiada con generales ovaciones,
to a «redescubrir» la causa de ha hecho unánimamente la prensa de un público adicto, se halla tan
mi muerte. Un periódico de la neoyorquina. lejos de ser una cantante formada,
capital, diario independiente de Pero la inagotable diva española como de carecer de posibilidades
la mañana, publica la buena posee recursos insospechados y, en que un día podrían hacer de ella
nueva de mi fallecimiento a el tercer acto, cuando se esperaba una muy, muy considerable ligera».
causa de la fiebre reumática. que, tras la ejecución de Mario, se Sigue Fernández Cid en ese mis-
Lo más grave no es la inexac- arrojara desde lo alto del castillo mo tono denunciando uno de esos
de Sant'Angelo, recogió tranquila- desdichados atentados a la cultu-
titud de la noticia, sino la pre- mente sus bártulos y, ante la estu- ra, especialmente a la cultura mu-
tensión de dar a los lectores pefacción de los esbirros de Scar- sical, tan propio de nuestro ente
como «nueva» que Antonio Sa- pia, se eclipsó en un mutis, «muy autónomo.
lieri no me envenenó, ni por tranquila, como si nada hubiese
envidia, ni por equivocación. sucedido», según la descripción de Diario ABC
Lástima es que Saheri no haya nuestro corresponsal Robert Co- Madrid, 7 de enero de 1986
resultado tan inmortal como pelman.
yo, pues su opinión hubiera Hay varias maneras de entrar en
sido sustanciosa. la historia del canto y de salir de
Sirva mi testimonio perso- escena. Esta es una de ellas. i ¡¡Lo que hay que oír.'.'
nal. Señores periodistas, seño-
res «expertos», lo mejor será Opera International, n2 87, Dé-
olvidar este tema, como insinúa cembre 1985, pg. 13. ENTREVISTA A LUIS COBOS
la última película sobre mi mo-
desta persona. La cuestión está
tratada hasta el aburrimiento y UNA VERGÜENZA TELEVISIVA El hacer estos discos es un tra-
la solución es muy sencilla. Na- bajo monstruoso, pero yo no lo
die de vds. sabrán la causa Hace unas semanas presentó en cambiaría por nada. Es fantástico
exacta de mi muerte. Desde sus pantallas uno de los peores contar con músicos tan increíbles.
luego no me mataron, pero in- espectáculos servido por un medio Y además, bueno, que la zarzuela
tentar averiguarlo por medios del que se pueden decir muchas es algo importante. Que ha sido
indirectos es jugar a la lotería cosas, pero no desde luego que se practicada por Falla, Albéniz,
austríaca primitiva. Yo sí que pase en cuanto a interés por la Granados, Turina, gente de todas
lo se, pero como detesto lo música. Por eso resultó escalo- las regiones de España. En los
macabro y soy bastante «mío», friante el largo espacio dedicado a años cuarenta desaparece, yo no
una niña de trece años a la que entiendo los motivos, y degenera
no lo pienso decir. El aviso a TVE, con el coro insensato de en la revista, que generalmente es
navegantes no será inútil: las algunos periodistas, presentó nada terriblemente vulgar. Teníamos al-
noticias hay que publicarlas menos que como la futura gran go tan importante como el musical
cuando son noticias, sino, es voz de la ópera mundial. Con justa de Broadway, y se perdió».
mejor callarse. indignación Antonio Fernandez
Cid comentó en el diario ABC y EL PAÍS Semanal
W. A. M. nos solidarizamos con su comen- Domingo, 5 de enero de 1986
tario:
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ACTUALIDAD
OPERA
UNA
BUTTERFLY
PARA LA
HISTORIA
Milán
E! 20 de diciembre la Scala pre-
sentaba una nueva producción de
Madama Butterfly, de Puccíni. La
dirección de escena corrió a cargo
de Keita Asari que, perfectamente
secundado por el escenógrafo lchi-
ro Takada y el famoso modisto
Hanae Mori, ha creado uno de los
espectáculos más impresionantes
que se han visto en los últimos
años en un teatro de ópera. Con
esa aparente falta de arrogancia
japonesa han respetado religiosa-
mente la famosa obra de Puccini,
pero con sutileza oriental le han
dado la vuelta de arriba a abajo y
por primera vez desde su estreno
Madama Buiterfly ha sido la «tra-
gedia japonesa» que sus creadores
pretendieron que fuese. Yazuko Hayashi en Madama Bunerfly, Teatro de ¡a Scala
El espectáculo es de una senci-
llez franciscana. En el escenario, a ses, malvas, pardos, a excepción en cuatro kuroko de blanco que
telón abierto, vemos un amplísimo del kimono de la protagonista en extendían una alfombra del mismo
jardín de piedra sobre el que se la escena de la boda y el último, color en el centro de la escena,
levanta una estilizada casa japone- blanco, para el sacrificio ritual. sobre la que Butterfly, también
sa que es desplazada a un lado u Todos los personajes estuvieron vestida de blanco, se arrodillaba y
otro según lo requiere la acción y excelentemente servidos. Tanto tras arrancar los alfileres que le
al fondo un enorme tapiz blanco Juan Pons en Sharpless como el sujetaban el cabello consumaba su
en el que aparece pintado en tonos excelente Peter Dvorsky en Pin- sacrificio, mientras los kuroko des-
plateados no se sabe si una banda- kerton acertaron a matizar sus cubrían, bajo la alfombra blanca,
da de pájaros o mariposas o sim- personajes evitando el estereotipo. otra en rojo sobre la que Butterfly
plemente manchas que recuerdan La Coreana Hak Nam Kim, en se desplomaba como en un charco
la silueta de la bahía de Nagasaki. Suzuki, y la japonesa Yasuko de sangre.
Adiós para siempre a los crisante- Hayashi, en Butterfly rayaron lo La parte musical del espectáculo
mos, a los cerezos en flor y demás inverosímil. Los desajustes vocales fue digna del acontecimiento.
japoneserias tan ajenas al buen de la japonesa fueron compensa- Lorin Maazel, el director que días
gusto nipón. A esto añádase la casi dos por una encarnación de la antes habla decepcionado en Ver-
constante presencia en el escenario heroína pucciniana antologíca. di, asombró en Puccini. Llevó la
de los Kuroko (servidores de esce- Hayashi nunca fue la geisha de ópera con mano firme y delicada
nas del Kabuki) vestidos de negro, porcelana habitual, su Butterfly haciendo que la orquesta respon-
con el rostro cubierto por una fue un personaje trágico, una mu- diese a las mil maravillas a sus
gasa, una luminotecnia mágica de jer enamorada, segura de sí misma, exigencias y sacando de la partitu-
Sumió Yoshi y tendremos como desafiante y consciente, tras la lle- ra una profundidad y grandeza
resultado la verdadera tragedia de gada de Pinkerton con su mujer inhabituales. Las intervenciones
Ció CÍO San, sin fisuras, estricta norteamericana, de que no le que- del coro, excelentes. Inolvidable la
y bella. Asari ha querido que por da más salida que el suicidio al intervención de la bailarina Hidejo
una vez la Butterfly estuviese con- haber renunciado a su pueblo y ser Kanzai en el interludio del segun-
tada desde el punto de vista japo- abandonada por su circunstancial do acto, subrayando con intensi-
nés, desde el punto de vista del esposo. Hayashi alcanzó el rango dad el sueño de Butterfly.
austerísimo budismo Zen, sin con- de lo genial en la patética despedi- Una Buiterfly, mejor, una repre-
cesión alguna a la tarjeta postal. El da a su hijo y compuso la escena sentación de ópera para la historia.
vestuario de Hanae Mori contri- del harakiri con grandeza. A esto
buyó también a la aparente dureza ayudó la impresionante dirección F. J. V.
de la puesta en escena, tonos gri- de Asari para el momento, basada
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ACTUALIDAD
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ACTUALIDAD
su incoherencia. Ni siquiera el apa- una suerte de fiebre muscular para el Ballet de Harlem, que se presen-
rente hilo conductor de ciertas hombres, que el BNE-C ha llevado tó en Madrid en octubre, la tuviera
ideas —por cierto ya muy mani- a cabo1 con éxito. Su nivel parejo, en cartel. La comparación, por
das— sobre el hombre y su deve- su buena selección de solistas en limpieza de estilo, por frescura, y
nir, la salvan de este estigma. Ba- razón de características persona- por calidad de terminado, favorece
rra, que no obstante parece ser un les pero haciéndolos crecerse, es ampliamente al BNE-C.
coreógrafo con criterio en el dise- un tour de forcé del ballet en Espa- Ha sido una buena temporada.
ño espacial, pero cuyo diseño en ña, y prueba la existencia de la Los estrenos se pulirán en su con-
tiempo falló en esta ocasión, ha cantera necesaria para elevar el tacto con el público. Se han puesto
recortado de allá y de aqui, para rango de esta actividad en el país, de manifiesto aciertos de ejecución
armar una obra híbrida que es por sobre todo en lo más deficitario —que no dudo en destacar en Ele-
demás una trampa, ya que no exi- siempre: la rama masculina. La na Figueroba, Aranxta Arguelles y
ge a los bailarines más de lo que obra constituye una carta de triun- Antonio Castilla—, y de produc-
pueden hacer cómodamente, con fo a exhibir. ción —con acento especial en los
lo cual consigue, eso sí, que se Un pan de deux como Don Qui- diseños de luces de Federico Ger-
diviertan en su interpretación al xote no merece más comentarios lache. La utilización de música en
extremo de organizar bromas fren- que el de sus intérpretes. Pieza vivo para programas con variada
te al público cambiándose de corta, «de bravura», como dicen en selección de autores fue una inicia-
lugar. la URSS, tiene por lo general la tiva feli?, aunque el maestro Jorge
El segundo programa volvió a función de entusiasmar. Lynne Rubio precisa aún de un conoci-
Balanchine. El Concertó Barroco, Charles y Raúl Tino lo consiguie- miento más detallado de las coreo-
sirvió para saber que existe aquel ron. Ella es una bailarina exacta y grafías.
cuerpo de baile del que hablába- fuerte, en tanto él, un bailarín con También, lamentablemente, se
mos. Un cuidado montaje de Pa- buenas facultades físicas y linda ha observado detalles de falta de
tricia Neary trajo las evoluciones línea —debía cuidar un poco—, disciplina, y resultados deficientes
de pareja simultaneidad que buena amable parienaire, y que domina por falta de tiempo de trabajo.
falta le harían al Lago... su papel. Sin embargo, Tino se Queda bajo la responsabilidad de
Nocturno, de Barra, aportó un resiente en sus solos de falta de los integrantes de ese prometedor
dúo de amor al uso que no resulta entrenamiento, evidente en el des- árbol de dos años que es el Ballet
una obra maestra, pero que está cuido de las posiciones fundamen- Nacional de España Clásico, el
bien construido y a excepción del tales y el esfuerzo con que tiene futuro de los frutos que sólo el
humo inicial que resulta más un que rematar sus variaciones. Ha- trabajo esforzado y continuo, ma-
elemento decorativo que una nece- bría que verlo en un ballet de una durarán como se debe. Los pue-
sidad expresiva, es agradable en noche. blos españoles lo agradecerán.
los cuerpos de la prometedora y Para cerrar se utilizó el Volunta-
responsable Elena Figueroba y de ries de Glenn Tetley cuya factura
Santiago de la Quintana, saltando elevó el rango de las funciones. He
a la vista su trabajo en el ajuste, aquí una obra cuya impronta se Diño Carrera
perfectamente orgánico. hará sentir en el quehacer de la
Vicente Nebrada ha realizado compañía que dirige María de
Percusión para seis hombres como Avila. Fue incluso beneficioso que
Scberzo 9
ACTUALIDAD
Con todo, el filme se sigue con cualquier artista, tanto más cuanto
agrado y creciente interés aunque más grande es. Hay que echar
su tono sea ambiguo. Y aunque al tierra; como la que cayó sobre su
final —como cabía esperar nada cadáver encalado poco después de
quede aclarado. La pesquisa sólo que fuera arrojado a una fosa
ha servido para establecer algo ya común.
sabido hace tiempo: no existe nin- Menos brillante, de factura me-
guna seguridad en relación con la nos perfecta que Amadeus, de
causa de la muerte del compositor Forman, Olvidar Mozart —no sé
salzburgués. ¿Lo envenenó Salieri?
CINE ¿Fue la imprudencia de un criado?
si de manera oportunística, pero
sí, desde luego, oportunamente—
¿Fiebre reumática? ¿Sífilis? ¿Des- se introduce, por otros caminos,
nutrición? ¿O, como se apunta al en la intimidad del músico, falde-
OLVIDAR MOZART (1985)/1/e- término de la película, fue víctima ro, visionario, sincero y genial.
manta. Dir: Slavo Luiher. Con más de las circunstancias sociales, Una imagen históricamente plausi-
Armin Muller Sthal y Catarina de la incomprensión y de la presión ble que no niega los puntos oscu-
Raake. Cine Bellas Artes estatal-policial? Todos, en realidad ros de la Historia.
mataron a Mozart, incluso su mu- Una muy encajada interpreta-
El planteamiento no puede ser jer, que casi nunca, le comprendió. ción general a cargo, entre otros,
más interesante: Mozart acaba de Por eso, cerrando la historia el de una música —en ocasiones
morir. En torno al cadáver se en- Conde Pergen ordenó en frase es- arreglada— bien escogida, aunque
cuentran reunidos su viuda, Schi- calofriante: «Olvidar Mozart». Sí, no muy variada, del propio Mo-
kaneder, el barón von Swieten, borrar de la memoria un caso fla- zart, otorgan prestancia al produc-
Salieri, el médico y un criado. grante de incuria, insolidaridad, to.
Presidiendo la extraña asamblea, egoísmo, censura e incomprensión.
¿1 conde Pergen, un supuesto y Factores todos que acechan, a A- R.
siniestro investigador imperial, au-
téntico representante del poder po-
licial. Se trata de averiguar la causa
—y el posible culpable si lo hubie-
re de la muerte del compositor.
Partiendo de esta idea, Slavo
Luther ha construido una película
jugando con las distintas visiones
que de Mozart tienen los reunidos.
Se pretende con ello no tanto de
realizar una investigación policial
cuanto de trazar un perfil, sobre
todo humano, alumbrado por lu-
ces diversas, de la persona del
compositor sobre el que cada con-
tertulio opina. Continuos «flash
backs» nos van ilustrando y ofre-
ciendo momentos, retazos, frases,
gestos y situaciones de una vida,
que asi se nos muestra caled oseó-
pica y contrastada. Técnica narra-
tiva que recuerda a la empleada,
hace ya muchos años, en aquella
histórica película japonesa titulada
Rashomon.
Luther conduce la historia con
buen pulso general y correcto con-
trol de elementos y una no desde-
ñable sensibilidad para la puesta
en escena. Hay, no obstante, una
innecesaria repetición de artificios
que alejan y distancian más que
integran en el corazón del relato:
tomas en contracampo, «zoom»
exagerado, largos «traveling», cá-
mara lenta... y una cierta tenden-
cia a forzar la sobreactuación de
los personajes, con ribetes, en al-
guna secuencia, de gran guiñol (la
muerte del escultor y e! incendio
subsiguiente, por ejemplo). No se
evita siempre, por otro lado, lo Mozari en vísperas de su muerte (Diciembre 1791)
discursivo...
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ACTUALIDAD
• METROPOLITAN OPERA DE
NEW YORK. Marzo 25 - Abril 01
• FESTIVAL DE AIX-EN
PROVENCE. JuKo
• FESTIVAL DE VERANO
SALZaym^Aj^ito 24-31
GAT952
Sctier70 I
ACTUALIDAD
12 Scherzo
ACTUALIDAD
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXK
compartió la escena con la italia- ción representada por la tardía
UN na. El enfrentamiento, así como la
inevitable corriente de influencias
aceptación de la Sonata. Los com-
positores escogidos van desde los
INTERESANTE mutuas, confo/maron una indo-
sincrasia sonora en verdad única.
grandes del período, Couperin,
Marais, Rameau, hasta una nómi-
CICLO SOBRE La música francesa del barroco
logró cotas asombrosas de sutileza
na de olvidados no por ello caren-
tes de valor. Muy atractivo y atipi-
EL BARROCO psicológica al lado de una perso-
nalisima sintaxis.
co será el último concierto de la
serie, con obras para piano de
FRANCÉS Los conciertos programados Franck, Debussy y Ravel, que
mostrará la influencia del barroco
propondrán partituras concebidas
para los medios sonoros más gus- sobre las mismas. Acerca del tra-
La Fundación Juan March, tados, aunque por evidentes razo- bajo interpretativo hablaremos en
siempre tan atenta en traer a pri- nes de espacio deberán quedar su momento.
mer plano las músicas más poster- fuera aspectos como el ballet, la Al redactar esta nota se ha cele-
gadas tanto del pasado como del ópera y la producción religiosa. La brado ya el primer concierto a
presente, ha organizado un ciclo selección incide en la música ins- cargo del clavecinista Pablo Cano
dedicado al Barroco Francés, que trumental no tomando en conside- y con obras de los Couperin, For-
se celebrará entre el 8 de enero y el ración la vocal. Clave, viola de queray y Rameau. Cano posee una
12 de febrero. Seis conciertos, gamba, laúd y guitarra tendrán un buena técnica, pero su austera lí-
pues, que han de permitirnos to- lugar protagonista. Podrán escu- nea desemboca demasiado en la
mar contacto con los rasgos distin- charse igualmente páginas para un asepsia. La falta de flexibilidad
tivos de un. estilo que tuvo una instrumento y bajo continuo. La lastró esta vez su actuación.
enorme pujanza durante dos cen- forma mejor representada habrá
turias de la música europea. La de ser lógicamente la Suite. tan
manera francesa, sin embargo, no típicamente francesa, pero tam-
gobernó en solitario, sino que bién tendrá cabida la italianiza-
£". M. M.
Scherío lí
ACTUALIDAD
14 Scherzo
ACTUALIDAD
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Scherzo 15
ACTUALIDAD
.NOTICIAS.
Continúa la recuperación del com-
positor francés Albéric Magnard,
destacado músico de la Schola
Cantorum que murió durante la
primera guerra mundial defendien-
do su casa frente a los invasores
alemanes y que ha permanecido en
el olvido. Michael Plasson se ha
constituido en su apostol-intérpre-
te. Recordemos que el I.R.C.A. de
1984, celebrado en España, duran-
te el Festival de Granada, premió
su grabación de la Cuarta Sinfonía
de Magnard (EMl-Pathé Marco-
ni). Pues bien, el próximo mes de
junio Plasson estrenará en Tou-
louse, en versión de concierto, ante
una gran expectación, la obra
Guercoeur.
El que fuera en tiempos poderoso
G. Rozhdestvensky señor de la música francesa, Mar-
cel Landowski, compositor discu-
tido, aunque a veces por su vincu-
a la que dirigirá una serie de con- lación a la política musical de
Rozhdestvensky, ciertos durante el mes de enero. A
retener un programa de esos curio-
tiempos del gaullismo y el giscar-
dismo que por el valor de su obra,
la BBC y sos que tanto gustan a Rozhdest-
vensky: el dia 20 de febrero inter-
ha debido aplazar el estreno de su
ópera Momségur, «por razones
otras historias pretará primero a cuatro manos
junto con su esposa, Viktoria
técnicas». Se espera que sea estre-
nada en el Palais Garnieren 1987,
Postnikova, «La consagración de aunque su estreno estaba previsto
Hace años —tres para ser exac- la Primavera», de Stravinsky. Lue- en la Opera de París.
tos— un confuso incidente alejó al go en la segunda parte del con- Se prepara una nueva versión del
gran director soviético de nombre cierto, dirigirá la obra en su ver- Siabaí Mater, de Pergolesi. No tan
casi impronunciable por labios no sión orquestal. Pocos días después, nueva, en realidad, porque se trata
eslavos, Gennadi Rozhdeslvensky, el 2 de marzo, otro acontecimiento de la revisión de Paisiello. Es una
de la dirección de la Orquesta Sin- en la vida musical londinense tan versión que no cuenta sólo con los
fónica de la BBC, siendo sustitui- pródiga en ellos: Andrew Davis dos solistas femeninos que conoce-
do por el anodino sir John Prit- dirigirá la premiére británica de mos, sino con los cuatro habitua-
chard, que estuvo al frente de la The Mask of Time, de Michael les en un oratorio. El concierto
formación la pasada temporada en Tippet. Davis dirigirá a la orques- tendrá lugar el 25 de marzo en la
Madrid. Pero el gran maestro so- ta de la BBC y a su coro y los iglesia de San Esteban, de Floren-
viético sigue vinculado a la vida solistas serán Faye Robinsón, Sa- cia, bajo la dirección de Angelos
musical de Londres, especialmente rán Walker, Robert Tear y John Cavallaro.
a la London Symphony Orchestra, Check.
Karan Armstrong y James King
han encabezado eí reparto de la
nueva producción vienesa de la
ópera Die tole Stadt, de Korn-
PIERRE FOURNIER: gold. La puesta en escena fue de
Gotz Friedrich y la dirección musi-
cal de H. Hollreiser.
la muerte de un granviolonchelista
Nacido en 1906 en París, Pierre tas como Kempff, Szeryng, Cortot, tinu, Jean Martinon, Frank Mar-
Fournier fue uno de los mejores Thibaud y otros. Durante una tin, Francis Poulenc y Raymond
violoncelistas de nuestro tiempo. época de su vida, en los años vein- Roussell. En los últimos años su
Extraordinariamente dotado, a los te, formó parte de una orquestina principal actividad se centraba en
catorce años fue premio extraordi- —cuyo batería se llamaba Arthur sus cursos de verano en Zurich,
nario del Conservatorio de París e Honegger— que actuaba acompa- Ginebra y Berlín. Por falta de es-
inició muy joven una brillantísima ñando la exibición de películas pacio, al cierre de nuestra edición,
carrera profesional que le llevó a mudas. Formidable intérprete del en el próximo número incluiremos
actuar junto con algunos de los repertorio romántico, algunos de un articulo con la extensión y el
mejores directores contemporá- los más importantes compositores tratamiento que se merece la per-
neos: Furtwangler, Munch, Kara- contemporáneos le dedicaron sona de Pierre Fournier, fallecido
jan, Szcll, etc. y con instrumentis- obras. Entre ellos, Bohuslav Mar- recientemente.
16 Schcrzo
ACTUALIDAD
BOTÓN DI
Cualquier actuación de Celibi- de aquella —en un tiempo, en una
dache —máxime si se tiene la for- zona y en una cultura determina-
tuna de asistir a los ensayos dos; es decir, dentro de un estilo
previos— es un acontecimiento concreto—. Y luego está lo que
que pone en evidencia un arte literariamente podríamos llamar
exquisito, refinado y profundo, «paleta sonora», que no es otra
distinto al de cualquier otro; cosa que un acercamiento al hecho
variado y sutil; personalísimo y musical en lo que tiene de pura-
siempre respetuoso con eso que es mente acústico partiendo de aque-
tan esencial y que tan pocos llas premisas. La regulación de
LAS cuidan y cultivan que es el estilo.
Los presupuestos directoriales
intensidades, la planificación de
las voces, el colorido de los
timbres, la dinámica del conjunto
BELLEZAS de Celibidache, tan conectados
con verdades filosóficas superio- son observados rigurosamente.
DE UNA res, parten del estudio y aplicación
de una fenomenología musical de
Todo ello, por supuesto, no
tendría el mismo valor si Celibida-
SINFONÍA DE la que es indiscutible maestro. Su
ideario, que establece intimas
che no poseyera en alto grado un
sorprendente y casi misterioso
BRUCKNER relaciones entre un entendimiento
cósmico de la naturaleza, la
sentido del ritmo. En él no existe
la rigidez agógica. El ritmo nace
(Reencuentro interválica, las leyes naturales del
sonido, es de extraña e insoborna-
desde dentro y va creándose
paulatinamente, de acuerdo con
con Celibidache) ble pureza artística. Sus plantea-
mientos son en todo caso riguro-
las leyes fenomenológicas. No hay
nada tan vivificante, contagioso y
sos, científicos, intelectuales al energético, y nada que aprisione
Un «migo de toda \m vida cien por cien y su acercamiento a tan desde dentro de manera casi
las partituras —siempre memori- inadvertida, como el «oculto»
Para el que esto firma, que lleva zadas incluso en los ensayos— ritmo solamente apuntado a veces
muchos, muchos años asistiendo a nace de ese ideario superior que le de Celibidache, que es capaz, por
conciertos, hay intérpretes musica- mueve a desentrañar de manera supuesto, de sorprender especta-
les (directores, pianistas, violinis- analítica los más recónditos replie- cularmente al «bailar» desaforada-
tas, cantantes...) que se instituyen gues de lo escrito por el composi- mente cualquier danza.
en su memoria como antiguos y tor. Son célebres sus detallados
viejos amigos, como conocidos de análisis, la forma en que constru-
toda la vida. Amigos a los cuales ye, compás a compás, la música; el Hacia la abstracción musical definitiva
uno les está siempre agradecido modo en que establece las distintas
porque con ellos pudo forjarse una y s upe r matizad as relaciones que No es raro que Celibidache no
afición y comenzaron a asentarse hay entre nota y nota; la sutileza y dirija habitualmente ópera. Se
las bases desde las que partir para variedad de los acentos; la articu- trata, de acuerdo con todo lo
conocer y desarrollar el hecho mu- lación de la estructura musical de dicho, de un músico antiteatral,
sical. Uno de estos viejos conoci- la pieza, que es lo que nos revela el antidramático (pueden ser enga-
dos, ya desde los tiempos heroicos porqué, la autentica razón de ser ñosos a este respecto los gestos
del Monumental Cinema —allá externos). Otra cosa es el aconte-
por la mitad de los cincuenta— es
Sergiu Celibidache. En tiempos en
los que concurrían en las tempora-
das de la Orquesta Nacional nom-
bres como los de Cari Schuricht,
Paul Kletzki, Sir John Barbirolli,
Rafael Kubelik, y tantos otros
magníficos directores, el rumano
se erigía en protagonista captando
la atención de todos los aficiona-
dos y dando, desde su personalisi-
mo estilo, lección tras lección . A
pesar —aunque realmente forman
parte indisoluble de su manera—de
sus excesos o de sus momentáneas
histerias. Pero es probable que
nunca haya sonado la Orquesta
Nacional de España tan bien como 3
18 Schcrío
ACTUALIDAD
MUESTRA
cer «dramático» de los distintos
elementos-personajes que compo-
nen el devenir musical de cual-
quier partitura. Pero esos son
dramas sin argumento, internos.
Lo que aflora al exterior es el
sonido resultante de los conflictos
entre temas y tonalidades. El arte
directorial celibidachiano no des-
cribe, no pinta, no narra. Simple-
mente se limita a exponer de
forma impecable —e implacable—
un discurso musical sometido a
sus propias leyes. Y ello, cuando se
hace con el conocimiento y el rigor
con que lo lleva a cabo este maes-
tro, proporciona las debidas ten-
siones y otorga a las texturas
sonoras su colorido idóneo.
Las actuaciones de Celibidache
en París, al frente de la Filarmóni-
ca de Munich, los dias 5, 6 y 7 de
Diciembre de 1985, han permitido
comprobar hasta qué punto las
características directoriales del
maestro, siempre fiel a ellas, se
han depurado y quintaesenciado
hasta extremos casi inverosímiles. SergO! Celibuluihe
Cualquiera de sus versiones (a él le
desagrada la palabra interpreta- hace Harry Halbreich, de biológi- un prodigioso control de la pulsa-
ción) nos traslada de inmediato a ca. Los enormes contrastes diná- ción interior y un «crescendo» final
un mundo diferente. Un mundo en micos brucknerianos, del «piani- verdaderamente antológico y so-
el que el tiempo no posee el valor ssimo» más escalofriante ál «forti- brecogedor, y unos Cuadros de
que habitualmente le damos, sino ssimo» más pavoroso, las transi- una exposición, de Mussorgski-
que pertenece a una dimensión ciones, a veces imperceptibles, Ravel, en donde se puso en eviden-
puramente mental. La lógica cons- rítmicas, las enormes progresiones cia, una vez más, la falta de carác-
tructiva de Celibidache es tal que quedan perfectamente recogidas. ter descriptivo de las versiones ce-
—y esto siempre ha sucedido— es El moroso discurrir del primer libidachianas. El acercamiento del
capaz de captarnos y llevarnos a «Allegro», la elocuencia y patetis- director rumano a esta partitura
su terreno casi desde el primer mo del «Adagio», la originalísima huye del abigarramiento, del colo-
momento. forma de plantear el «Scherzo», rido excesivamente contrastado y
Así pudo constatarse tras los con delicadas pinceladas y sutile- busca, como cabia esperar de él, la
primeros compases de la Quima zas rítmicas increíbles, y la porten- pintura delicada, la acuarela ligera
Sinfonía de Bruckner (que consti- tosa configuración, compás a de tonalidad, (como parece ser
tuía el programa de los dos prime- compás, del segundo «Allegro», en eran los cuadros de Hartmann en
ros días). Esta partitura austera, la que los distintos temas —naci- los que se inspiró Mussorgski a la
ascética, asentada sobre rigurosas dos de un solo diseño— que verte- hora de componer su partitura
bases formales, en la que su autor bran la partitura son tratados pianística). La forma de diseñar el
dio un curso de contrapuntismo y contrapu mística mente y en donde tema base que sirve de nexo entre
fuga, tiene en manos del director se alcanzó la plenitud sonora y la los distintos números, siempre di-
rumano una traducción asombro- claridad de texturas más impre- ferente según el momento, la finu-
sa, fiel y auténtica. Los esenciales sionantes, contribuyeron a que ra del dibujo, el estudio de sonori-
presupuestos musicales bruckne- esta Quima de Bruckner escucha- dades y de intensidades fueron
rianos son llevados a un grado de da en la Sala Pleyel de París — demostrativas del hacer de] maes-
sublimación extraordinario. La ín- mucho más «extática» (que viene tro, musical y riguroso hasta el
tima estructura de la obra es meri- de éxtasis) que cualquier otra y extremo de no cargar las tintas en
dianamente expuesta y explicada. también que cualquiera de las que partes en las que habítualmente
Toda ella nace de un esquemático antes hubiera interpretado el di- otros se pasan, como en el «Diálo-
diseño de cinco notas. El trabajo rector—, quedeseñalada con piedra go entre los dos judíos», en las
llevado a cabo por Celibidache, blanca en los anales del sinfonis- «Catacumbas» o en la «Cabana
secundado por una magnífica Fi- mo bruckneriano. con patas de gallina». Ello no im-
larmónica de Munich, nos demos- pidió, desde luego, que «La gran
tró palpablemente este punto y En el tercer concierto, el del día puerta de Kiev« tuviera la solemni-
estableció la unidad global de toda 7 de Diciembre, pudieron degus- dad y la brillantez requeridas.
la sinfonía alimentada por las per- tarse una alquitarada, con todos
manentes relaciones existentes los perfumes de la noche, y coloris-
entre sus células orgánicas. Uni- ta Rapsodia española de Ravel,
dad que puede calificarse, como lo una trascendida Muerte y transfi- Arturo Reverter
guración, de Richard Strauss, con
Scherzo 19
ESTRENOS
E
s penoso tener que recoger el desinterés tante de esta época; Preludios de Danza (1955, 2"
general que ha rodeado el estreno en Madrid versión), para clarinete y orquesta; Música de funeral
de la Tercera Sinfonía de Witold Lutos- (1958), para orquesta de cuerdas, «A la memoria de
lawski. Sólo algún comentario en la prensa Bela Bartók» («Mi primera obra en un nuevo lenguaje»
ha destacado la importancia del evento. , así define el autor esta obra que rompe con su estilo
Porque Lutoslawski es hoy una de las personalida- anterior coincidiendo con la apertura de la política
des indiscutibles de la música de este siglo, que ha polaca a las nuevas corrientes del arte. Aunque co-
recibido recientemente el Premio Reina Sofía conce- mienza por una serie de doce sonidos, poco tiene que
dido por la fundación Ferrer Salat. ver con el dodecafonismo); Trespost ludios (1958-60);
Con el paso del tiempo su obra se nos presenta Preludios de dama (1959, 3" versión); Juegos venecia-
como una gran parábola. No existen cambios bruscos, nos (1961), que abre un nuevo período introductor de
sino un desarrollo del lenguaje y de la forma como la aleatonedad tanto en la forma como en el lenguaje y
lógica evolución. Muchas de las ideas plasmadas en
sus primeras composiciones estarán presentes a lo
largo de su obra, y su característico estilo actual ya es
distinguible en su época nacionalista. La fuerza emo-
cional, la forma dramática surguida del conflicto, el
cuidado sumo del sonido como algo bello, el espíritu
dialéctico (tanto en la forma como el diálogo instru-
mental), y después la forma abierta y/o aleatoria, son
rasgos presentes a lo largo de su música. Música que
como el propio Lutoslawski dice: «...no tiene "stric-
to sensu" nada que ver con la tradición de la
fcscuela de Viena. Me siento bastante más ligado a las
influencias de Debussy, Strawinsky, Bartók, o Várese».
(Esto contesta a la manía que tiene la gente en hablar
de dodecafonismo en cuanto aparecen doce sonidos
cromáticos). «Nuestro único pumo de contacto —
prosigue— es la pérdida del total cromático». La
influencia de los cuatro compositores antes citados es
muy clara en su obra. Lutoslawski parte consciente-
mente de ello para imbuirse en unos antecedentes en
los que cree y una vez asimilados emprender su propio
camino como lógica evolución de tantos siglos de
música occidental (como dice Borges: uno, además de
si mismo, es todo lo que ha escuchado, leído, y visto).
Otro aspecto importante es lo que nos dice el composi-
tor sobre su método: «En mi técnica me ocupo ante
todo de los acordes, que poseen para mí fisonomía
20 Scherzo
ESTRENOS
que supuso la consagración internacional del composi- Existe una amplia discografía de este catálogo y
tor; Tres poemas de Henri Michaux (1963), para coro actualmente acaba de salir al mercado un gran álbum
y orquesta, estrenada en Zagreb el mismo año, que con la obra para orquesta dirigida por el autor.
utiliza la microinterválica, el coro hablado y los ruidos También se ha publicado un libro, Witold Luloslawski
como música, creando una atmósfera de tenso drama- y su música, escrito por Ove Nordwall, además de
tismo; Paroles tissées, texto de J.F. Chabrun (1965), numerosas tesis y estudios de sus partituras. Está
para tenor y orquesta de cámara; Segunda Sinfonía prevista una grabación de la Tercera Sinfonía con la
(1967), cuyo segundo movimiento dirigió Pierre Bou- Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por el autor.
lez en Hamburgo el año anterior, que fue posterior- Si nos fijamos en las obras, las tres sinfonías
mente completada y estrenada por el autor en Craco- marcan los tres estados diferentes de la producción de
via; Uvrepour orchestre (1968), estrenada en Hagenel Lutoslawski. La Primera responde a su momento
mismo ano y que es una maravilla del dominio de la nacionalista-neoclásico tanto en la forma como en el
forma que hace alusión al titulo; Concierto para lenguaje. La Segunda, veinte años después, representa
violoncello y orquesta (1970), encargo de M. Rostro- el momento de dominio pleno del estilo, y la Tercera,
povich y estrenada el mismo año en Londres, que dieciséis años más tarde, es como una conclusión de
supone junto a las dos obras anteriores un momento un compositor a punto de cumplir 73 años. De esta
cumbre en la producción de Lutoslawski; Preludios y última obra hablaremos brevemente en relación con su
fuga (1972), para 13 solistas de cuerda; Les espaces du estreno en Madrid.
sommeil (1975), con texto de R. Desnos, para baríto-
no y orquesta, que fue estrenada en el 78 por Dietrich
Fischer-Dieskau y la Filarmónica de Berlín con la
dirección del autor; Mi-Parti (1976), encargo del
Ayuntamiento de Amsterdam para la Concertgebouw,
estrenada el mismo año por esta orquesta bajo la
dirección del autor (el título es la expresión francesa Esta sinfonía, a diferencia de la Primera que tiene
que indica dos partes iguales pero diferentes, y a ella cuatro y la Segunda, que consta de dos, está trazada
responde la forma de la obra); Noveletre (1979), en un sólo y gran movimiento. No está encabezada por
encargo de la Orquesta Nacional de Washington, ningún concepto literario, como ocurre con la Segun-
estrenada con Rostropovich al frente; Doble Concertó da y otras obras anteriores, y su articulación interna
(1980) para oboe, arpa y orquesta de cámara, estrena- mantiene un desarrollo en tan continua evolución que
da el mismo año por Heinz y Úrsula Holliger con el crea un todo difícil de ser seccionado en partes. La
Collegium Musicum de Zurich; Tercera Sinfonía sinfonía comienza con un Mi en octavas repetido en
(1983), encargo de Orquesta Sinfónica de Chicago, cuatro corcheas, que da paso a diferentes pasajes «ad
estrenada el mismo año bajo la dirección de Solti, y Hbitum», en el primero de los cuales aparecen tres
Chain / (1983), para 14 instrumentistas, dedicada a la acordes en «contrapunto aleatorio» que aglutinan las
London Sinfonietta, estrenada en dicho año por e) doce notas de la escala cromática (aspecto que el
autor. comentarista de programa de mano confunde con el
dodecafonismo). Este Mi cierra y abre distintas sec-
Scherzo 21
ESTRENOS
ciones, cada una de ellas totalmente diferentes. La La versión de López Cobos con la ONE, muy
última de las apariciones del Mi, repetido largamente diferente a la escuchada este verano por Radio 2 en
esta vez al unisono, desemboca en un pasaje de la directo desde los PROMS de Londres dirigida por el
cuerda con el arpa, en el que las violas llevan la voz autor, fue bastante aceptable si se compara con otros
principal con un tema que se repite varias veces. Otra estrenos de música actual. Sin embargo, resultó bas-
vez el Mi cierra y abre nueva sección en la que acordes tante plana de dinámica; esa amplia gama que la obra
de vagas resonancias tonales van resolviendo con tiene en la partitura estuvo ausente. Le faltó, asimis-
efecto de «crescendo». Un ritmo de corcheas, esta vez mo, garra y tensión. La fuerza emocional que despiden
en acordes superpuestos, abre un pasaje en el que se las obras de Lutoslawski faltó a menudo. Los intérpre-
mezclan muchas de las ideas presentadas anteriormen- tes parece que aún no se creen del todo esta música, no
te. Llegamos a un «pizzicato» de contrabajos y cellos la tocan con la entrega con que hacen otras. De todas
(que recuerdan la «Passacaglia» de Concertó para formas, su actitud ha cambiado notablemente con
orquesta), que abre una larga sección de cuerda sola. respecto a épocas anteriores. La cuerda estuvo un
Le sucede un amplio pasaje en el que se mezclan ideas poco deslavazada en sus pasajes en solitario, más
nuevas con otras anteriores que van conduciendo complejos de lo que parece. Como siempre se dice, con
hacia un fortísímo de toda la orquesta, punto culmi- unos ensayos más hubiera quedado bastante redon-
nante de la obra del que surgen unos «glisandi» de los deada. Al director hay que achacarle la poca impor-
metales que inician el descenso de la tensión. Aparecen tancia que dio a la duración de los silencios y las partes
melodías de la cuerda, cortadas por fragmentos de «ad líbitum», en general muy cortos, algo esencial y
figuración rápida sin medida que terminan en una muy importante para crear esa tensión y fuerza dra-
larga cadencia del clarinete y fagot. A partir de aquí se mática de las que Lutoslawski impregna a sus obras.
abre una coda (semejante al inicio de Mi-Parti) que en Acabemos este comentario agradeciendo a López
«crescendo» nos conduce hasta el fortísímo acorde Cobos el haber programado esta obra. Hay que
final que culmina con las cuatro corcheas del Mi apoyar la valentía de incluir la música actual con
inicial, esta vez al unísono. mayor regularidad.
Tontas Garrido
22 Scherzo
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TAURUS
Scberzo 23
HOMENAJE
EL HOMBRE TRANQUILO
«Todos los años, decenas de miliares de
alumnos de escuelas superiores de música
recorrían el camino del embrutecimiento
de las escuelas superiores de música y
perecían a causa de sus incompetentes
profesores, pensé. Hasta llegan a hacerse
famosos y, sin embargo no han
comprendido nada, pensé al entrar en el
mesón. Se convienen en Gulda o Brendel
y, sin embargo, no son nada. Se
convierten en Gilels y, sin embargo, no
son nada». (Thomas Bernhard; El
malogrado —1983—, Pg. 23, trad.
española de Miguel Sáenz.)
¿Por qué Gilels? ¿Es lógico, es justo colocarle — Y es que Gilels era, por encima de todo, serio, si,
como hace Bernhard— en la nómina de los «famosos», conspicuamente serio, serio como un suizo de esos
que «no han comprendido nada», que «no son nada»? odiados por Bernhard —y por Wertheimer, su criatu-
(¿Es lógico —justo— colocar bajo esa etiqueta a ra—, y competente, si, antianárquicamente competen-
Brendel o Gulda?) Whertheimer, el pianista fracasado, te. Es que Gilels, Emil, no practicaba —no practicó
el «malogrado» que da base a la novela del autor de nunca— el desmelenamiento, ni el vedettismo, ni la
Die Ursache, se suicida —criatura de ficción—, entre pose, ni creo que tuviera ganas de ello. Gilels, decían,
otras motivaciones porque no podrá nunca llegar a ser era «frío». Y lo dijeron pronto, casi desde el principio;
Glenn Gould —ente históricamente real—, pero no por ejemplo, lo dijo —lo escribió— John Gruen, en el
por no poder ser Emil Gilels. Tampoco puede —de «Herald Tribune», tras su primeros conciertos nortea-
nuevo la novela— llegar a ser Horowitz, lo que — mericanos: «Gilels es, de entre los pianistas rusos,
novela— supone, se deduce, un estrato intermedio quizá el de más fría serenidad». Pero matizaba; «Este
entre lo inalcanzable (Gould) y lo indeseable (Wührer, término puede ser tomado en dos sentidos, el figurado
sobre todo, pero también Brendel, Gulda, y hasta y el real. (Gilels) es frío porque evita el sentimentalis-
Gilels). Quizá tal escalafón de la incompetencia sea mo, porque no añora lunas ni soñados caminos a
ficción creadora, acaso no, puede que sea convicción través de la música, y porque, a diferencia de muchos
sincera de quien novela en el año de la muerte de de sus contemporáneos, encierra la pasión dentro de
Glenn Gould. No, Gilels no tenía ese «carisma» — si».
¡socorridas palabras que te lo resuelven todo sin Gileis no fue un pianista enciclopédico, de los
explicar nada!— de Gould, que huyó de! público a los llamados «a la caza del integral vendible». En este
30 años, ni de Horowitz, que ha huido muchas veces aspecto, podia resultar desesperante para el compra-
del público entre los 40 y los setenta y bastantes años: dor de discos con mentalidad mayorista, ese —lo
claro que el «carisma» no consiste en huir de el público conocemos bien, muchas veces le llevamos puesto que
—¿o sí?— o en aislarse del mundo en aras de la tapiza el estar con seis metros de Beethoven y cuatro
plasmación solitaria del ideal artístico —¿o sí?—; ¿os de Vivaldi. Gilels no ha grabado casi ningún integral, a
imagináis a Gitels atrincherado en su «dacha», expli- lo más esa serie de los tres Conciertos de Tchaikovsky
cándole al funcionario del Ministerio de Cultura que con Maazel y, naturalmente, el ciclo de los «Cinco»
había decidido hallar el «pianismo absoluto» alejado beethovenianos con Szell —otro maniático de lo abso-
de los hombres y del tiempo? luto, como Gould, pero con público delante—; es más.
24 Scherzo
HOMENAJE
si completaba alguna serie —las citadas—, lo hacia en pico; la «Legión d'Honeur», minúsculo botón rojo, en
parte por complacer a amigos o casas de disco fieles. la solapa; chaqueta «beige», corbata a juego con el
Cinco veces llevó al disco el Primero de Tchaikovsky: pañuelo: no había barata ostentación, el aspecto era
si de él hubiera dependido lo habría grabado otras cuidado —pero no estudiado—, y la forma de caminar
treintaiséis veces, a una por año. No por avidez' nada tenía que ver con el aire del «nouveau riche».
comercial, no por obsesión interpretativa: Gilels no se Miraba, reflexionaba, aprendía-aprehendía. «Un
arrobaba pensando si su concepción —otra de las hombre tranquilo», pensé, aunque no sé que habría
palabras clave, como «carisma»— había cambiado pensado Wertheimer en mi lugar.
mucho, poco o nada de ayer a pasado mañana; Hoy creo que Gilels era cerebral. No sé si llevaba «la
sencillamente, había músicas que le entusiasmaban, pasión dentro de sí» —ni sé si esto es importante—,
que disfrutaba tocándolas porque las entendía íntima- pero sí creo que supo transformar el orden y la razón
mente —el Tchaikovsky, , el Cuarto beethoveniano, en expresión. A lo mejor él habría destacado más la
cierto Preludio de Bach—, y a ellas volvía enésima- palabra «orden», o la palabra «razón», aunque hubiera
mente. Por no ser enciclopédico, ni ha terminado ese dicho lo mismo, no lo sé. Desde luego no se habría
integral de las Sonatas beethovenianas que había quitado nunca la vida por no ser Glenn Gould —ni
empezado a grabar en 1973 y que iba desgranando creo que hubiera entendido que alguien lo hiciera, ni
pausadamente, sin prisas, a medida que iba «sintoni- siquiera en una novela—, ni se habría encerrado en
zando» con la música. una casa en el campo, ni habría perseguido con
Hace tres años, vi a Gilels en una calle de Zürich, desesperanza pasión el virtuosismo absoluto. Pertene-
cerca del lago —los suizos, precisamente, Bernhard, cía a esa especie de músicos absolutamente músicos,
Wertheimer, El malogrado: vestía con elegancia — tenía el estigma de la profesionalidad y cualquier
siempre lo hizo—, caminaba con sosiego, podía pasar atisbo de «amateurismo» divista o egótíco le era
perfectamente por un alto ejecutivo de una sólida extraño. Quizá ese sentido de la contención máxima
firma bancaria —suiza, naturalmente— o por un dentro de la forma, del auto-dominio, le hacía enten-
escrupuloso agente de conciertos, podía —hasta cierto der particularmente bien a Beethoven, al que —eso si
punto— parecer el agente de Emil Gilels. Miraba todo lo sabemos— veneraba. No jugó a ser otro, ni Gould,
con detenimiento no curioso, con la educada dignidad ni Horowitz, ni tan siquiera Gilels. Le bastó con ser
del paseante que recorre de nuevo rutas bien sabidas. Gilels y hacerlo competentemente.
Un pañuelo azul —sí, azul claro— en el bolsillo
superior de la americana, cuidadosamente doblado en José Luis Pérez de Arleaga
Seherzo 25
HOMENAJE
26 Scherzo
HOMENAJE
-I J . •
Foio: Poiygram
Scherzo 27
VOCES DE AYER Y HOY
ELISABETH SCHWARZKOPF
A la búsqueda de la perfección
28 Scherzo
VOCES DE AYER Y HOY
Scherzo 29
ENTREVISTA
AGNES BALTSA
Un
temperamento
mediterráneo
con disciplina
alemana
- » "T*o parece lógico extenderse en grandes Voces ligeras, brillantes, fáciles, hábiles en los
f \ I preámbulos a la hora de hacer una pasajes coloratura. En la estela de Conchita
I ^u presentación de Agnes Baltsa. Cualquier Supervia, Teresa Berganza, Frederica von Siade...
-*. Y mediano aficionado sabe que esta Lógicamente, ¡a Baltsa se encuentra a gusto en el
mezzosoprano griega es hoy uno de los nombres repertorio mozaniano y rossiniano y, en general,
de oro del firmamento lírico internacional y que en el romántico de la primera mitad del XIX. La
debe en buena parte esa fama a su vinculación debilidad de su registro grave —quizá su principal
con von Karajan y a la serie de importantes limitación— le impide acercarse con fortuna a
grabaciones discograficas que se han derivado de partes de escritura más dramática (el segundo
la relación. Verdi, por ejemplo). Pero da gloria oir su
Si conviene resaltar, en todo caso, que esta maravilloso centro y sus bien consolidados agudos
celebridad es merecida, aunque haya mucho de sin que la emisión y el timbre, tan rico en
montaje publicitario en toda ella. Como ya armónicos, sufran menoscabo.
resaltaba en estas páginas hace dos meses Roberto En ¡a entrevista que el lector podrá leer a
Andrade, a raíz de la actuación de la cantante en continuación la cantante demuestra tener la cabeza
el Real, Agnes Baltsa posee una de las voces más en su sitio y poseer un raciocinio muy lúcido. Es
bellas e impoortantes del momento —que por lo un artista que sabe lo que quiere y lo que puede,
que respecta a las cuerdas femeninas, es bueno—, que conoce sus posibilidades y la forma de
homogénea, tersa, cálida y aterciopelada. Es dueña administrarles. Una perfecta profesional en
de uno de esos instrumentos situados en el límite plenitud. Como, sin duda, pondrá de manifiesto en sus
inconcreto que hay entre la soprano y la actuaciones madrileñas de estos días (3, 6,9, II y 13 de
mezzosoprano y que habitualmente, y a efectos febrero) en La Cenerentola de Rossini.
prácticos, son calificados de "mezzosoprano acuto».
30 Scherzo
ENTREVISTA
SCHERZO: ¿Es la primera vez que canta en Madrid?. S.: ¿Cree que para un cantante basta con la técnica?
AGNES BALTSA: Asi es. Pero regresaré el próximo A.B.: Lo primero es la voz, después la técnica y por
mes de febrero para inaugurar la temporada de ópera supuesto la inteligencia y el trabajo.
con Cenerentola. S.: En la actualidad su repertorio no se ciñe exclusiva-
S.: ¿Por qué con Cenerentola?. mente a Mozart y a Rossini, también interpreta a
A.B.: Es una ópera que me gusta mucho. Eboli, Amneris, Laura, Dalila, Carmen, etc. ¿Cree
S.: El programa que nos ofreció en su recital del día 28 que su voz es ¡a adecuada a estos personajes o los
de octubre fue brillante pero muy arriesgado. ¿Lo domina gracias a su excepcional técnica, belleza vocal
eligió usted o se lo eligieron? y excelentes dotes dramáticas?
A.B.: Lo elegí yo a pesar de su dificultad porque era A.B.: Sé que no soy Fedora Barbieri, ni Giulieta
una buena, aunque peligrosa, tarjeta de presentación. Simionato. Ellas eran mezzos de grueso calibre. En la
S.: ¿Cuándo y dónde comenzó sus estudios de canto? actualidad solamente mantiene su antorcha Cossotto y
A.B.: Comencé a cantar con 8 años en mi isla natal después de ella, nadie. Mi registro de pecho no tiene la
Lefkos. Después me trasladé a Munich para perfec- profundidad de una «mezzo» de las de antes, soy una
cionar mis estudios. Podría haber elegido Italia pero «mezzo-falcon», pero aun asi considero que mi voz se
preferí Alemania porque deseaba compensar mi tem- ajusta a las exigencias de brío y brillantez que requie-
peramento mediterráneo con el método y la disciplina ren los personajes que ahora abordo.
alemanes. Y fue en Alemania donde comencé mi
carrera profesional.
Los primeros pasos los di en la Opera de Munich
interpretando pequeños papeles secundarios. Luego
vinieron Hamburgo, Berlín, Frankfurt, donde hice ya
Rosina y Cenerentola, y mucho Mozart.
«La voz es un instrumento
5.: ¿Considera que la música vocal de Mozart y
Rossini es básica para la formación de un cantante?
muy delicado. No se puede
A.B.: Imprescindible. Con Mozart ja línea ha de ser
depurada, la dicción clara, el estilo justo y sin conce-
cantar todo»
siones, la musicalidad total. Rossini es el complemen-
to adecuado a Mozart. Rossini en ninguna partitura
señala cómo se ha de cantar lo que compuso, no hizo S.: Su interpretación de Carmen ha evolucionado
anotaciones, de aquí su dificultad pero también su mucho desde Zurich con Ponelle, cuando su encarna-
atractivo. ción de la cigarrera era violenta y extrovertida, al
presente en Salzburgo con Karajan más serena y
profunda.
A.B.: El cambio se ha debido a Karajan. Karajan ve
así a Carmen. No obstante la idea de Ponelle me
parece más cercana a la realidad. La escena final con
Karajan es demasiado estática. Carmen da la espalda a
Don José y se entrega a la muerte sin ofrecer la menor
resistencia, con Ponelle sin embargo abofeteaba a Don
José, se defendía. Esta es una reacción más lógica, más
propia del temperamento del personaje.
S.: Yo la he visto en ambas producciones y me parece
más encajada en van Karajan.
A.B.: Eso depende de la concepción que se tenga de la
cigarrera. ¿Cómo ven los españoles a Carmen?
S.: Los gustos van desde una fulana desalmada, hasta
una libertaria incorruptible, pasando por unafolclóri-
ca inconstante, aunque quizá Carmen sea todo esto a
¡a vez.
A. B.: De Carmen y su interpretación se puede discutir
durante días y meses. La grandeza del personaje está
en sus innumerables particularidades dramáticas.
S.: ¿Abordará alguna vez papeles de soprano dramáti-
ca como ya lo han hecho Grace Bumbry y Shirlev
Verret?
A.B.: Definitivamente, en el escenario no. Aunque
tengo el proyecto de grabar un disco con arias de
dramática.
S.: ¿Por qué?
A.B.: La voz es un instrumento muy delicado. No se
puede cantar todo. Hay que cantar lo que a cada uno
le corresponde y, eso sí, lo mejor que se pueda.
S.: Usted acaba de cantar la Isabel de Inglaterra en la
María Stuardo de Donizzeti junto a Gruberova en
Viena. Ese es un papel más de soprano que de mezzo.
A.B.: Sí, es más de soprano, pero se ajusta perfecta-
Agites Balrsa Ftiun: Pulygram mente a mi voz.
Sedeño 31
ENTREVISTA
S.: ¿La interpretación de Gruberova y suya han sido también que será Doña Elvira en el próximo Don
muy diferentes de las de Janet Baker y Plowrighi en Giovanni del maestro.
esta misma producción en Inglaterra? A.B.: He hecho ya Doña Elvira para von Karajan en el
A.B.: Sólo conozco la grabación discográfica y no disco pero no creo que mi concepción del personaje le
puedo juzgar. Además en Londres se hizo la ópera en sirva para la escena. Karajan concibe una Doña Elvira
inglés, y en Viena la hemos cantado en el original patética, melancólica que no coincide con la mía,
italiano. Sólo con esto las diferencias son evidentes. mucho menos resignada.
S.: Creo que Plowrighi y Baker están muy bien S: ¿Qué recuerda de Karajan que le haya impresiona-
aunque el papel de soprano lo haga una mezzo y a ¡a do especialmente?
inversa. A.B.: El Rosenkavalier y sobre todo Salomé.
A.B.: Janet Baker es una gran cantante, pero en Maria S.: Aquello fue un concierto más que una ópera.
Stuarda Montserrat Caballé es la indiscutible. A.B.: Es cierto pero pocas veces he escuchado tocar a
S.: ¿Le interesa el repertorio del siglo XX y Wagner? una orquesta como lo hizo entonces la Filarmónica de
A.B.r He hecho un poco a Berg. De Wagner me han Viena.
ofrecido la Brangania de Tristan e ¡sóida; pero lo S.: ¿Ha trabajado con Carlos Kleiber?
tengo que pensar... A.B.: Una vezen Rosenkavalier. Kleiber es urmgenio».
S.: Usted es una de las cantantes favoritas de von Tímido, peculiar y además humilde.
Karajan. ¿Es difícil trabajar con el maestro? S.: Usted ha colaborado con otros grandes directores
A.B.: Karajan es un verdadero intocable, un hombre como Maazel, Abbado y Muti. ¿Qué destacaría en
extraordinario que me ha ayudado siempre. Trabajar ellos?
con él es algo extraordinario, aunque no esté siempre A.B.: Maazel es un gran músico, en Viena no han sido
de acuerdo con sus ideas. justos con él. Su condición más sobresaliente es la
S.: Sus proyectos con Karajan incluyen Eboli en el claridad, hace muy pocos cambios en su concepción
Don Cario del Festival de Pascua en Saizburgo y inicial de una obra.
Carmen en verano, asimismo en Salzburgo¡ se dice Muti... he trabajado mucho con él. Es un «duce» al
32 Scherzo
ENTREVISTA
estilo de von Karajan, pero, como él un «duce» que S.: ¿Grabaría música pop en aras de la publicidad?
sabe muchísimo de música. A.B.: La publicidad es necesaria. Siempre que no
S.: ¿Por qué solamente fue un año la Dorabella, en el perjudique nuestra imagen de cantantes de ópera.
Cossi de Muti en Salzburgo? Ahora voy a grabar un disco en Atenas con música de
A.B.: Necesidades de programación. Von Karajan me Theodorakis. Parecerá que con ello sigo la actual
quería para Octavian y para Carmen. Pero me hubiera tendencia de algunos cantantes de ópera que hacen
encantado seguir haciendo la Dorabella con Muti, en incursiones en la música pop, pero no es así, Theodo-
ese bellísimo Cosí. Una de las más completas produc- rakis es un clásico de la música popular de mi país,
ciones de ópera en las que he intervenido. digo popular, no pop, porque música pop no he tenido
S.: ¿Y Abbado? ni tengo en mente grabarla.
A.B.: Abbado es el señor de la dirección. Con él todo
es fácil. Un gran músico y una gran persona. Hacer
Carmen con él en la Scala fue un placer. Cualquiera
puede enamorarse de un hombre como Claudio.
S.: ¿Cree que algunos directores del préseme perju-
dican a los cantantes en aras de un excesivo lucimiento
de la orquesta?
A.B.: No algunos, muchos. La voz tiene limitaciones.
Eso es algo que en el presente parecen ignorar los
directores. Antes se ensayaba con el piano primero y
«El "Lied" es una experiencia
después con la orquesta. Hoy todo se hace precipita-
damente y las cosas salen mal. muy difícil. Se necesita una
S.: ¿Le parece exagerada la actual preponderancia de concentración especial y una
los registas?
A.B.: Los registas no tienen en cuenta tampoco a los
cantantes. La ópera es teatro, desde luego, pero teatro
madurez musical grandísimas»
que debe someterse a la música. Otra cosa es que los
cantantes impongan su criterio a una representación,
eso es inadmisible. Pero los registas deberían tener
más en cuenta las opiniones de los intérpretes. En lodo
caso si yo no acepto las imposiciones de estos señores,
procuro que no lo noten. S.: Hablando de Grecia, ¿cuáles el estado de la ópera
en Grecia?
A.B.: No existe.
S.: ¿Le interesa el disco como hecho artisiico?
A.B.: Muy poco. Las grabaciones en estudio son
tediosas y en ellas se obtiene una visión deformada de
los artistas. Las sesiones de grabación se dilatan
durante varios días. Y no siempre estamos con el
mismo humor, en las mismas condiciones fisicas. En el
estudio dar unidad a un personaje es difícil y agotador.
S.: ¿Prefiere las grabaciones en directo?
A.B.: Sí. Las grabaciones en el escenario son mucho
más vivas, quizás pierden algo en pureza de sonido,
pero ganan en intensidad. El ejemplo de Muti debería
cundir.
S.: El concierto del día 28 fue con orquesta. ¿No
piensa acercarse al mundo del lied?
A.B.: Aún no. El «lied» es una experiencia muy difícil.
Se necesita una concentración especial y una madurez
musical grandísimas; de otra forma se hace caricatura
de un género al que hay que mimar por su exquisitez y
su profundidad. Haré «lieder» pero cuando me consi-
dere preparada y eso lleva su tiempo.
S.: ¿Teme al público?
A.B.: Aún no sé lo que es temer al público, porque las
cosas hasta ahora han ido bien con él, pero nada hay
seguro y me duele ver cómo artistas que durante
años han dado lo mejor de si mismos de repente
pierden su apoyo y son juzgados con severidad injusti-
ficada. Se ha de respetar la decadencia. Hace poco
tiempo he presenciado cómo abucheaban a alguien
muy grande en el mundo de la música. Ese horrible
«boo» que me espanta. Pensé que era una crueldad.
Aquel anciano no se merecía esa reacción tras una
vida entregada a la música.
Agnes Ballsa ivinu Omivia/i en Rusenkuvalier FRANCISCO JOSÉ VILLALBA
Scherco 33
PUBLICIDAD
TEATRO
ORQUESTA SINFÓNICA
Y CORO DE R.T.V.E.
TEMPORADA 1985-86
Delegado General: Miguel Ángel Coria
Director titular: Miguel Ángel Gómez Martínez
34 Scherzo
DISCOS
Serie rz o 35
DISCOS
36 Scherzo
DISCOS
ha ganado mucho con los años y con Britten como con Shostakovich, A Mass of Life (Una Misa de la
nuestra perspectiva. El acoplamiento Cershwin, Prokofiev o la música que Vida), sobre textos del «Asi habló
con los primeros arreglos folklóricos él mismo compone para el cine. Zaratuslra» de Nietzsche, participa de
de Britten es muy adecuado no sólo esa voluntad de totalidad en vísperas
por la relativa cercanía temporal, sino S. Ni. B. de la catástrofe. Como toda obra de
también por el tono de inconformismo esta naturaleza es desigual y no man-
de los arreglos mismos —disonancias, tiene en todo momento el mismo im-
deliberado desacuerdo entre linea vo- pulso. Contiene fragmentos de un ma-
cal y acompañamiento, riqueza tím- sivo despliegue de fuerzas y otros de
brica de la orquestación, etc. Ambos i i I
un lirismo remansado y meditativo
ciclos quedan como un brillante testi- Tr i i que nos dan el mejor Delius. Segura-
monio del futuro autor de los Cantos mente tiene razón Ge raid Abraham
de Afiche/angelo, los Fragmentas de cuando ve parentescos con los Gurre-
Hólderlin o las Winter Words. Elisa- lieder, también existen con la Sinfonía
beth Soderstrom realiza unas interpre- FREDERICK DELIUS: A Mass of de ios Mil. La versión de Groves es
taciones soberbias de unas partituras Life. Htather Harper, soprano; Helen muy equilibrada, algo impersonal.
que le exigen una amplia gama de Watts, contrallo; Roberto Tear, tenor; Notable entre los solistas, Benjamin
prestaciones vocales, que a veces re- Benjamin Luxon, barítono; London Luxon, que actúa con vigor y convic-
cuerdan los efectos de la vanguardia Philarmonlc Choir y London Philhar- ción. A Mass of Life es una obra que
de postguerra (Berio, Nono). monic Orchestra. Director: Charles hay que conocer. Es de agradecer su
A pesar de la altura de sus obras Groves. EMI SLS 958 (2 discos) importación que viene a llenar un
orquestales, Brítten es sobre lodo un hueco imperdonable en nuestra disco-
operista, uno de los más grandes del Una constante de la música del pe- grafía.
siglo xx. Los Interludios marinos, en- ríodo comprendido por la década final
tresacados de su ópera Peler Grimes del siglo XIX y los primeros años del D. C. C.
(1945), que fue su primer gran éxito presente hasta la Primera Guerra
escénico, nos recuerdan que Briñen Mundial, es el lujo y el derroche de
era discípulo de Bridge, aunque con medios; es como un reflejo del opti-
una acusada personalidad propia que mismo y prosperidad de las clases
rehuye lo descriptivo y prefiere !o dra- dominantes de la época. Se suceden
mático. Esta obra se nos presenta aquí, partituras fastuosas, de virtuosismo
en una de las mejores versiones posi- casi increíble; en muchas de ellas las
bles, junto a la Guía de la orquesta voces solistas y los coros se unen a la
para jóvenes que, sin narrador, queda orquesta para proclamar los mensajes
estrictamente en la bellísima pie;a de trascendentales de una civilización que
concierto Variaciones y fuga sobre un se siente pujante en el cénit de esplen-
tema de Purcell, estrenada al año si- dor y gloria. Desfilan Fausto, Zara-
guiente de Peier Grimes. El sonido de lustra, las leyendas escandinavas o las
estas magnificas lecturas de Giulini, de de la India. Kuüervo de Sibelius, los
1964, es aún muy aceptable, y como Gurrelieder de Schoenberg, las Sinfo-
interpretaciones constituyen auténticas nías 2* y S* de Mahler, la /* Sinfonía
referencias, comparables a las del mis- de Scriabin, el Concierto de Busoni, la
mo autor grabadas para Decca. Sinfonía del Mar de Vaughan Wi-
El fascinante fenómeno de la perió- lliams, las «Evocations» de Roussel o
dica renovación de la vida ha sido la Sinfonía Las Campanas de Rach-
motivo de inspiración habitual en cul- maninof son algunos de los hitos de
turas como la nuestra, ajenas a la esa corriente avasalladora.
inmediatez de la naturaleza. En su
Spring Symphony Brillen sigue el es-
piritu de su maestro Frank Bridge,
autor de frescos paisajísticos sonoros,
y elige el mismo ámbito de inspiración
que Stravinsky en Le sacre du prin-
temps, Pero si Stravinsky retrató la
ceremonia renovadora de los bárbaros
(y más tarde de los cristianos, en Les
noces), Brítten realiza una transposi-
ción poética, alegre y de dramatismo
nunca traumático, donde la juventud
no es protagonista inmolada, sino pre-
sencia que da sentido a esa renovación.
Es una obra magnífica, con procedi-
mientos que Britten explotará amplia-
mente en sus óperas, donde lirismo,
alegría y drama dan sentido a una
pieza vocal y orquestal que, en sus
cuatro movimientos y sus 14 poemas
-viaje desde el invierno hasta el resur-
gir de la vida-, se pretende una auténti-
ca sinfonía con solistas vocales. Esta
grabación cuenta con tres excelentes
solistas (Armstrong, Baker, Tear), una
escolania que suena muy bien y la
siempre competente Sinfónica de Lon-
dres con su coro. El versátil Andre
Previn se encuentra tan a gusto con
Scherzo 37
DISCOS
FREDERICK DELIUS: OBRAS ELGAR, Edward: Sonata para violin ELGAR: Las 2 Sinfonías (n° I en La
ORQUESTALES. In a Summer Gar- y piano, Op. 82. Cuarteto en MI me- bemol mayor, Op. 55 y n° 2 en Mi
den; Intermezzo and Serenade de nor, Op. 83. Quinteto con piano, Op. bemol mayor. Op. 63). Philarmonia
Hassan (Arr. Beecham); A Song befo- 84. Piezas para piano solo: Allegro de Orchestra. Director: Bernard Haitink.
re Sunrise; La Calinda (de la ópera concierto, Op. 41; Sonatina; Serenade; (EMl ASD 1077941 y E 270147 1.
Koanga); On hearing the firsl Cuckco Adieu. John Ogdon,piano. Cuarteto Digital).
in Spring; Summer night on the river; Allejri. The Musíc Group of London.
Late Swallows. Robert Tear, tenor; Hugh Bean, violin, y David Parkhouse, Bernard Haitink, confirmado ya fu-
Orquesta Hallé. Dir.: John Barbirolli. piano. EMl, doble LP. SLS 5084; turo director musical del Covent Gar-
(EMl. Acorde 037 10, 1919 1. importado. den londinense, está prestando última-
Concierto para violin; Doble Concier- mente especial atención a ia música
to para violin y violoncello. Yehudi La música de cámara e intrumental inglesa. Sus grabaciones de obras como
Menuhin, violin; Paul Tortelier, vjo- ocupa una parcela relativamente pe- la Primera Sinfonía de Walton, la
loncello; Roy al Philarmonic Orches- queña en el total de la producción de Sinfonía Antartica de Vaughan Wi-
1ra, Dir: Meredith Davies. EMl. ASD Elgar, un músico vocacionalmente or- lliams o las 2 Sinfonías de Elgar que
3343. questal, seguramente no sólo por su ahora aparecen en nuestro mercado
«gout» particular de la sonoridades del discográfico, fueron saludadas por la
Apasionado por Elgar. intérpretes gran conjunto, sino también porque critica británica como verdaderos hitos
notable de Vaughan Williams, quien le internamente precisaba de tal instru- interpretativos, superiores incluso a las
dedicó su 81 Sinfonía, y volcado cada mento para plasmar materialmente sus versiones ya consagradas de estas par-
vez más hacia Mahler y su mundo, concepciones musicales. tituras; concretamente, y referiéndose
John Barbirolli fue con todas sus con- a la Segunda Sinfonía de Elgar,
tradicciones un director idóneo para Las tres piezas de cámara incluidas
en este doble LP, Sonata, Cuarteto y Edward Greenfield en las páginas de la
animar el sentido intimo y nostálgico revista Gramophone (pág. 600, no-
de las secretas y veladas partituras de Quinteto —nacidas en el mismo arre-
Delius, un músico prácticamente des- bato creativo, entre 1918 1919, justa- viembre 1984) escribía «...es la más
mente antes de la última gran página bella interpretación de esta obra que
conocido entre nosotros. Lo prueba es- yo conozco...» (se olvidaba sin duda de
te modélico disco editado por EMl en orquestal elgariana, el Concierto para
violonchelo—, ponen de manifiesto, las lecturas de Sír John Barbirolli, no
su serie económica Acorde con varias superadas hasta la fecha, al menos
piezas breves, casi una antología, entre con rara igualdad, esa propensión del
compositor hacia la gran forma: son para quien esto escribe. Esperamos su
las que se incluye el relativamente pronta publicación en la magnifica
popular On hearing the firsl Cuckoo obras amplias (25 minutos la Sonata,
28 el Cuarteto y 35 el Quinteto), den- serie Acorde). El director holandés
in Spring y el sorprendente ¡n a realiza unas buenas, en ocasiones ex-
Summer Carden un poema que parece sas, que dan la sensación de un cierto
encorsetamiento, como si Elgar se hu- cepcionales, recreaciones de estos pen-
brotar del mismo espíritu de libertad tagramas, extrañamente conectados
que alumbró el Idilio de Sigfrido o el biera sentido competido a mantenerse
con el mundo bruckneríano (no hay
Preludio a la Siesta de un Fauno. Hay dentro de las plantillas previstas, sin que olvidar que Elgar presenció el
varias claves para acercarse a Delius, introducir de súbito a una sección de
cuerdas al completo o una fila de estreno en Londres de la Séptima Sin~
pero las etiquetas de romanticismos o fonia del músico austríaco dirigida por
impresionismo poco aclaran. Barbiro- metales. Dentro de ese mundo de ten-
lli sabe recrear las flexibles texturas, siones entre forma y contenido que las Hans Richter, y tampoco se debe omi-
los tintes poéticos «puntillistas» que tres piezas ponen de relieve. Quinteto tir el amor profesado por Bernard
es la composición más relevante, ha- Kaitink hacia las Sinfonías de Bruck-
alejan a Delius del simple panel deco-
rativo pero también del primitivismo biendo gozado, en los momentos de su ner), con gran claridad de texturas
orquestales, cuidando cada detalle sin
elemental de su amigo Gauguin o de la estreno, de admirativas frases de G. B. perder nunca de vista el todo gracias a
despiadada inquisición de su también Shaw: «Me dije a mi mismo —escri-
amigo Strindberg. bía—, con ese viejo hábito de los un sentido de la construcción sinfónica
críticos de construir frases pensando realmente admirable; los tempi no es-
El lirismo de aromas corruptos, el en su publicación: esto es lo mejor en tán desbocados ni rígidos (ni tampoco
decadentismo «fin de siécle», el toque su género desde Coriolano, aunque no febriles, como los de Solti en sus dos
que se difumina, vuelven a aparecer en sé muy bien por qué asocié estas dos versiones discográficas para Decca),
el Concierto para Violin gracias a la piezas». existiendo además momentos de gran
intuición y sabiduría musicales de Ye- belleza y expresividad, como los dos
hudi Menuhin, y a pesar de que acusa El Allegro de Concierto es una pági- movimientos lentos de ambas sinfo-
algunas dificultades técnicas y no al- na de 1901, perdida a poco del estreno nías, sobre todo el Largo de la Segun-
canza en todo momento la deseable y redescubierta en 1968: Dianne Me da. La intervención de la dúctil y
nitidez y redondez de sonido; Menu- Veagh y John Ogdon —estupendo in- maleable orquesta Philharmonia, ple-
térprete en el disco— editaron los pen- gándose como un guante a los manda-
hin comparte protagonismo en el Do- tagramas
ble Concierto con Paul Tortelier, en 1973; la opinión de Hans tos del maestro holandés, se ha revela-
siempre seguro y musical. La correcta Richter —que fue lo único que la do en excelente forma. Sonido y pren-
dirección de estos conciertos de Mere- critica pudo decir de la obra durante sado espléndidos.
dith Davies es encomiable sin alcanzar décadas—, «maridaje entre Bach y
Liszt», sigue siendo el mejor resumen
las cotas de magia y comunicación que de la partitura.
nos proporciona Barbirolli en su disco. E. P. A.
Sonatina, Adieu y Serenade, lastres
D. C. C. de 1932, son las últimas piezas origina-
les redactadas por el Elgar anciano, un
año antes de su fallecimiento. Su estu-
diada sencillez, de otra parte emocio-
nante, nos lleva a los antípodas de las
hipertensas obras de cámara anterio-
res: tlgar ya no necesita más que unas
pocas notas para traducir su universo
interior, lo hace con serena elegancia.
Es el canto del cisne de un gran maes-
tro.
J. L, P. A.
Scherzo
DISCOS
Scherzo 39
DISCOS
G.F. HAENDEL; Tameríano. Opera Esta corriente ha adquirido, en los MAHLER, Gusta*: Sinfonías n"s 9 y
«i 3 Actos. Henri Ledroit, contra te- últimos 15 o 20 años, sucesiva fuerza 10 (Adagio). Orquesta Filarmónica de
nor; John Elwes, tenor; Mieke van der en el campo concreto de las realizacio- Viena, dir.: Lorin Maazei. CBS 12M
Sluis, soprano; Rene Jacobs, contra- nes disc©gráficas, de modo que si el 39721, álbum de 2 LPs con libreto en
tenor; Isabel]* P ou I en ard .soprano; renacimiento primero y el barroco des- francés, inglés y alemán; grabación
Gregory Reinhardt, bajo. La Grande pués fueron sus iniciales terrenos de digital; importado.
Ecurie et La Chambre du Roy. Dir.: experimentación, parece haberle llega-
Jean-Claud* Malfoirt. CBS.-I3M 893 do el turno al mismísimo neoclásico. Y Lorin Maazei cogió su batuta, y
(3 discos) Fruto de tal afán cabe entender el cruzó el ecuador de su ciclo Mahler
registro que aqui nos ocupa. Registro con este álbum. Publicadas ya las pá-
La historia de Tamerlán, en la que excelente, apresurémonos a decirlo, y ginas 2", 4', 5*, 6* y las dos arriba
se contrastan en toda su crudeza la de singular y evocador resultado au- reseñadas, y grabadas ya las piezas 1",
salvaje fiereza del conquistador asiáti- ditivo. 3* y 7', Maazei completará este 1986 la
co con el orgullo, firmeza y pasión del Trátase, ni más ni menos, que de serie con la interpretación —conectada
sultán otomano Bayaceto y su hija una relectura haydniana partiendo del con conciertos en Viena y Salzburgo
Asteria, fue un tópico en el mundo propio soporte material que la origi- de la Octava Sinfonía. El ciclo de este
operístico de la primera mitad del siglo nase, a saber una sección de cuerda de maestro, esperado y lógico —Maazei
xviii. Marlowe habla dramatizado es- 8 miembros (3.2.1.1.1) tal cual la histo- habia ofrecido interpretaciones inte-
te material en Tamburlaine el Grande riografía quiere para la orquesta fija grales de la serie en Londres y Cleve-
(1586). En 1711 Gas parí ni músico un del palacio Esterhazy en los años con- land durante los años 70—, es una
libreto de Agostino Pío vene que tam- siderados. Sobre tan exiguos compo- extraña combinación de sabiduría e
bién utilizarían Ziani, Leo, Vivaldi y nentes, los instrumentos de viento (2 irregularidad. Sabiduría total en cuan-
Porpora. El libreto fue aceptado por oboes y 2 trompas en las sinfonías to a la letra de las partituras y en
Haym para Hacndel quien estrenó su incluidas en el presente volumen) ha- cuanto a su plasmación técnica —Ma-
ópera el 31 de octubre de 1724. Con la cen gala de una presencia especialmen- azei posee unos resortes di recto ríales
precedente, Julio Cesar, y la siguiente, te coloreada, potente y turbadora, que fuera de toda duda—, irregularidad en
Rodehnda, forma un tríptico que ha se incrementa por la aspereza inheren- la «sintonía» o no con las obras.con
sido siempre considerado como una te de sus arcaicos mecanismos. Inde- composiciones que este artista entiende
cima en su producción escénica. pendientemente de otros valoresfcomo y domina —la 2" Sinfonía—, y penta-
la muy cuidada interpretación, riguro- gramas que dan la impresión de ser
La versión de Malgoire produce samente Unext) la grabación nos de- mera sucesión de movimientos sueltos
cierta perplejidad. Voces equilibradas, vuelve una imagen por entero insólita —J* Sinfonía—.
aun no siendo excepcionales, orquesta de este maestro augura! del sinfonis-
excelente, y sin embargo ausencia total mo, al hacerlo desde una perspectiva El nuevo álbum concita un poco
de dramatismo hasta el punto de que sonora que, para nuestra actual audi- todo lo dicho, aunque, en conjunto,
la música parece un objeto inaccesible ción, resulta por entero cameristica. sea de un altísimo nivel. La Novena,
ajeno a cualquier referencia. Este frío Contradicción aparente que es, quizá, obra compleja donde las haya, ha teni-
análisis, exangüe y carente de pulso el más pregnante atractivo del presente do una paradójica suerte fonográfica,
dramático, traiciona el sentido y la trabajo. con registros antiguos y modernos de
inmediatez teatral, con lo que se desa- antología: Bruno Walter I (1938),
provecha una baza importante. En Discutir la pertinencia o la legitimi- Klemperer, Haitink, Bernsteín, Ho-
suma, la puesta en música es pertinen- dad de ésta y otras experiencias análo- renstein, Giulini y los dos de Karajan
te y tiene momentos muy bien resuel- f;as es objeto de un discurso que la (LP/I y CD/II). Maazei arriba a este
tos, pero se ignora su proyección escé- orzada brevedad de esta nota veta por competido panorama desde la pers-
nica. Situaciones de (anta fuerza como el momento. Señalemos, no obstante, pectiva más «moderna», más «hacia
la del suicidio de Bayaceto pasan casi que este esfuerzo, fascinador y meri- delanten: en su lectura —con salveda-
desapercibidas. Es una lástima, pues se torio, no borra las admirables versio- des—, las dos últimas creaciones mah-
contaba con mimbres para un resulta- nes de un Bohm o un K lemperer(¡ aque- ler ia ñas se adentran ya en el ámbito
do más satisfactorio. De todos modos lla inolvidSbfe 104!), pero tampoco del expresionismo, con una postula-
este álbum se erige en primera y única resulta obligatorio suponer que tal sea ción globalmente pesimista y trágica.
opción, toda vez que la ya antigua su propósito. He aquí, pues, un enfo- La acentuación, «marcatissimo», de
versión de John Moriarty del sello que enteramente compatible con otros los metales (10 compases antes del ifi
Oryx (4 XLC-Z) nunca ha aparecido existentes, que nos permite ahondar en 7) en el pasaje-puente al desarrollo del
por estas latitudes. ese cada vez más azaroso y conjetural primer movimiento, la entrada de los
universo de la escucha. trombones (c. 3-8 después del 25) en la
recapitulación del «Landler», todo el
D. C. C. Rondó —visualizado como un «moto
J. L. T.
40 Scherzo
DISCOS
Scherzo 41
DISCOS
Barenboim lleva años interpretando —y su encanto— radica en ser lo Del otro disco también es protago-
la literatura pianística de Mozart y, en contrarío del mundo armónico com- nista Tacchino, junto con Pretre. otro
particular, abordando la serie de los plejo, cromático y sutil del pianismo defensor de la obra de Poulenc. Auba-
principales conciertos. Su integral, que de Debussy y del posromanticismo; de (1929) es un ballet en el que hay una
salió al mercado en 1976, es uno de los con la pretensión, tal vez, de entroncar parte concertante decisiva, de protago-
clásicos del género junto con la menos con e) piano ingenuo de la juventud de nismo compartido con Diana cazado-
conseguida de Geza Anda, las iniere-- Satie (Las Gnosiennes, por ejemplo), ra, cuya castidad se ve matizada en
sanies e irregulares aportaciones de mentor un tiempo de Poulenc y los este ballet «a lo Escuela (pictórica) de
Ashkenazy y las espléndidas lecturas demás «miembros» del Grupo de los Fontainebleau». En el Concertó para
de Brendel-Marriner. Y ello por no Seis. piano (1949) nos encontramos ante
hablar de «clásicos» tales como Fis- Aleo anterior es la miniserie Trois una obra concertante clásica, que a ve-
cher, Schnabel o Backhaus. Hoy en novelettes (1928), de vocación schu- ces desconcierta por la presencia de
dia es preciso destacar, no obstante, en manniana, «du piano pour lesjour de episodios de carácter «canalla», muy
esta panoplia de los mejores, al siem- pluie», si se nos permite esta expre- propios del compositor (por ejemplo,
pre joven Serkín, a Pollini y a Pcrahia. sión: i n ti mista, lírica, a media voz, con el tema que abre el allegro). La obra
El fraseo y el colorido del piano de su «chinoiserie» y todo, de una belleza suena a veces al enfatismo de Rae ri-
Barenboim son perfectamente aptos y sentimental, inmediata. Los Tresmovi- ma niño v y no se reconoce siempre al
aún idóneos para la interpretación de mieniosperpetuos, unoscinco minutos gran técnico que fue Poulenc, pero sí
estas piezas. Delicadeza, sentido del de música, son obra de un jovenzuelo su mal gusto eventual. Es una obra
legato y del rubato, intima vibración, rebelde y sabio que juega a la baza de menor, hecha, como siempre en Pou-
claridad de digitación... Son algunos la burla inconformista y cuyo mundo lenc, con una sinceridad innegable, en
de los factores con los que juega el sonoro, pese a semejanzas eventuales, este caso digna de mejor causa. Y no lo
pianista judio, que hace una verdadera empieza a diferenciarse con excesiva decimos por los temas con sabor «a
creación y recreación del Concierto en claridad del de Debussy y Ravel. Los música comercial» y cinematográfica
do menor, cuyo sentido último sabe Ocho nocturnos, compuestos en un (a lo Aune). El problema es su dudoso
encontrar tanto por lo que se refiere a dilatado período a lo largo de la deca- tratamiento. La interretación de Ta-;
su intervención como solista como a da de los treinta, ofrecen pruebas de cchino, Pretre y conjunto es magnifi-
su cometido de moderador-concerta- los recursos habituales de Poulenc: el ca, pero, lógicamente, luce más en
dor de la siempre excelente Orquesta simplismo melódico y armónico que Aubade, a pesar de innegables mo-
Inglesa de Cámara. de repente empieza a complicarse (nQ mentos virtuosistas del Concertó.
Quizá Barenboim no es superior a si I, do mayor), la ironía y la sonrisa En resumen: excelentes interpreta-
mismo en el Concierto nff 25. El re- burlona (nD 2, baile de las jo vene i tas), ciones al servicio de Poulenc, pero el
cuerdo que dejara su antiguo registro el recurso a darle la vuelta a ternas disco de piano solo es, por las obras,
con Otto Klemperer —que sabía otor- impresionistas (nl> 3, campanas de Ma- más redondo e interesante.
gar el punto preciso entre grandiosi- lines), el regreso al mundo del Satie de
dad e intimismo que posee la partitu- Montmartre (n9 4, do menor), etc. etc. S. M. B.
ra— no queda borrado por esta nueva El disco se compone de grabaciones
actuación. lejanas entre si (1966-67 y 1982), pero
En cualquier caso, un disco mozar- realizadas por un especialista como
tiano muy recomendable, bien grabado Tacchino, que trabajó desde muy joven
(los originales son 1973 y 1974, respec- con Poulenc y que se propuso culmi-
tivamente) y bien tocado. nar un integral pianístico del composi-
tor. Este disco es muestra excelente de GIOACCHINO ROSS1NI: // viaggio
A. R. ese integral. a Reims ossia ¡'albergo delgigliod'oro,
«dramma giocoso in un alto». Princi-
pales intérpretes: Cecilia Gasdía, Lella
Cuberli, Katia Ricciarellí, sopranos;
Lucia Valentini Terrani, mezzosopra-
no; Eduardo Giménez y Francisco
FRANCIS POULENC: Suite francai- Artiza, tenores; Leo Nucci, barítono;
se. Mouvemems perpetuéis, Trois no- Samuel Ramey, Ruggero Raimondi y
veletles. Huit nocturnes (Y otras pie- Enzo Dará, bajos. Coro Filarmónico
Mi). Gabriel Tacchino, plano. EMI C de Praga. Orquesta de Cámara de
069-73134 (Importación). Europa. Director: Claudio Abbado.
FRANCIS POILENC: Aubade. para Deutsche Grammophon 415498-1 GH
piano y 18 instrumentos. Concierto 3. Grabación digital.
para piano y orquesta. G. Tacchino.
Orquesta de la Sociedad de Conciertos ñ viaggio a Reims fue la primera obra
del Conservatorio: Georges Prétre, di- creada por Rossini en París. Fue estre-
rector. EMI C 069-11259. nada en el Teatro Italiano de dicha
(Importación). capital el 19 de Junio de 1825. Sin
excesivo éxito. Hasta el punto de que
El primero de estos discos (piano el compositor la retiró inmediatamente
solo) es una muestra significativa de la del cartel. La obra permaneció después
música para teclado de Poulenc. La en el olvido (aunque parte de su músi-
Suite francesa contiene danzas y can- ca fuera utilizada para Le eomie Ory,
tos, un arreglo pianístico preparado a de 1826) durante algo más de un siglo.
partir de la música destinada a la Hace unos años la Fundación Rossini
comedia La reina Margot (1935). Sor- de Pesaro decidió encargar una edición
prende el dia tonismo y la armonía crítica de la partitura —que en buena
clásica, que sólo se permite alguna parte se había perdido— a Janet John-
disonancia demasiado clara y funcio- son. Esta edición es la que se ha
nal. Son piezas deliberadamente inge- utilizado en la grabación que ahora se
nuas, a veces infantiles (la gracia de la comenta y que ha sido efectuada con
Paite marche militaire, la ternura de ocasión de las representaciones de la
la Siciiienne). Es decir, su aportación PoukaK (1899-1963). dibujado por Coclou. ópera en el Festival de Pesaro de 1984.
42 Scherzo
DISCOS
Scherzo 43
DISCOS
la tendencia a simplificar el esquema instrumento que es la orquesta del la de cuatro actos, y la de cinco, que
de la forma sonata; la propia construc- Concertgebouw). Sin embargo, la sen- ande al comienzo el Cuadro de Fon-
ción de las sinfonías, desde una sola sación ante versiones tan objetivas es tainebleau. La primera ha sido favori-
idea que va dando origen a un con- de un neto distanciamiento del espí- ta de Karajan, que la ha registrado
junto de temas ligados entre si y que ritu schumaniano. Falta la dimensión para EMI. La segunda es, con levísi-
por lo tanto conducen a un «pomatis- del ministerio: la excesiva claridad no mas diferencias, la de 1867 traducida
mo», característica ésta nacida de las es buena para la lectura de textos al italiano y grabado por vez primera
«ideas fijas» de su esuizofrenia y que románticos y mucho menos de Schu- en 1964 por Santini para DG (con
tiene su más acabado ejemplo en el mann. La más alta cota se alcanza en algún corte) y luego por Solti (Decca,
obsesivo tema de los metales que reco- la Sinfonía Renana, la que más se 1966) y Giulini (EMI, 1970).
rre la «Segunda» de principio a fin; por presta a una visión objetiva: en cam- De lo anterior se deduce cuál es el
último, en el aspecto más sustantivo, el bio a versión más desafortunado es la principal interés de este carísimo ál-
apasionado lirismo, el melancólico y de la Primera, Primavera, en que el bum, cuyo precio supera las 8.000
desgarrador intimismo que encontra- afán de esclarecimiento lleva a resul- pesetas: el ofrecer toda la música escri-
mos en toda la obra de Schumann y tados diametral mente opuestos. Las ta por Verdi para la obra original de
que tan bien se corresponde con las dos oberturas que completan el álbum Schiller, cantada en lengua francesa.
características ames indicadas. están desigualmente expuestas: las de Alma mater de esta producción ha
El afrontar una obra de tales carac- Genoveva se traduce sin ninguna con- sido el musicólogo Andrew Porter,
terísticas no es fácil. Sacar adelante la vicción, mientras que la de «Manfred» que supongo instigará ahora la graba-
monótona sonoridad de la orquesta- es interpretada con atildada frialdad. ción de Las Vísperas Sicilinas y de
ción con sus frecuentes unísonos y su La toma de sonido es un tanto Jerusalén, en idioma francés. Toda
tono grisáceo sin caer en el aburri- opaca. El prensado es bueno, cosa esta labor musicológica es de innega-
miento, no es tarea que esté al alcance natural tratándose de un álbum im* ble valor, y el disco me parece su
de las facultades técnicas de todos los portado. vehículo, ideal pero creo que el común
directores. El emparentamiento temá- En resumen, un inleresante aunque de los operó filos se sentirá atraído,
tico puede llevar a un rutinario y no muy acertada lectura de las sinfo- sobre todo, por el quinto disco de este
cansino emparejamiento de todos los nías y de dos oberturas de Schumann, álbum, que acaso DG debiera publicar
temas, sobre todo si falta capacidad que no alcanza su objetivo por Taita de separadamente. La calidad de la ver-
para desentrañar el sufriente mundo pasión. sión aquí contenida del Don Carlo(s)
interior de Schumann. Pero lo más «normal» no alcanza a la clásicas de
difícil1 es traducir todo ese mundo con J. F. M. A. Soltí o Giulini, según comentaremos a
su interiorizada pasión. Ejemplos he- continuación, ni incluso a las del pro-
mos tenido en nuestra vida de asisten- pio Abbado en la Scala, temporada
tes a conciertos de lo terribles que 1977-78, con Freni-Carreras-Cappuc-
pueden ser las sinfonías de Schumann cillí o M. Price- Do mingo -B ruso n.
bajo una batuta rutinaria e inexpresiva. En primer término, grabar la «V. O.
Por contraste, la interpretación de VERDl: Don Carlos, ópera completa francesa» es interesante pero poco
estas músicas puede alcanzar cotas de cantada en francés. Rkciarelii, Vslen- práctico, dada la penuria actual de
excepcionalidad en manos de un mú- tini Terra ni, Domingo, Nucci, Rai- cantantes franceses verdianos o,
sico de verdadero talento: también li- mondi, GhJaurov. Coro y Orquesta viceversa, verdianos con buen francés.
mitándonos a nuestra experiencia de del Teatro aUa Se»la, Milán. Director, Los estimables esfuerzos, en este sen-
expectadores de conciertos madrile- Claudio Abbado. Álbum de 5 discos tido, de Valentini Terrani, Domingo y
ños, recordemos lo que ha hecho Celi- DG. Raimondi no culminan en nada sobre-
bidache en sus versiones de estas obras. saliente. A la Ricciarelti se le entiende
Haitink se aproxima al universo Don Cario, el título verdiano de histo- poco, incluso en italiano, y es claro
sen urna mano con un afán de esclareci- ria más compleja, nació como Don que Nucci tiene escasísima práctica del
miento. Intenta poner orden en un Carlos, «grand-opéra» estrenada en francés cantado. Y aun habría de aña-
mundo que tiene a la bruma y a la París el año 1867 con motivo de la dirse que, si bien el entusiasmo de
indefinición. No es nuevo que el maes- Exposición Universal organizada por Porter por la versión original es respe-
tro holandés domine más los aspectos Napoleón 111. La música de este drama table, a un español pueden acabar
técnicos y analíticos que los propia- en S actos es el contenido de los 4 fatigándole los numerosos «Don Car-
mente interpretativos. En el caso de primeros discos del álbum; el quinto los» (sic) que oye en esta dilatada
Schumann el resultado es interesante, ofrece, amén del inevitable ballet, una Ópera.
aunque incompleto: los elementos for- serie de fragmentos suprimidos o va- Desde el punto de vista vocal, Do-
males resultan primados (se desvela la nantes descartadas por Verdi antes de] mingo evidencia una relativa buena
estructura de la obra colocando cada referido estreno. En todo el mundo la forma, pero los 15 intensos años que
cosa en su sitio, con un tratamiento de ópera se ha conocido en dos versiones; separan este registro del de Giulini
especia] resalte a las transiciones, la han dejado huella en su timbre, aun-
orquestación descubre posibilidades que su concepción del personaje sigue
inéditas con una utilización magistral siendo muy buena. Leo Nucci, muy
de ese espléndido, versátil y completa verde como Posa, no puede redimirse
sólo gracias a la escena final: por bien
que cante, carece de la línea de Bru-
son. y las comparaciones con Battísti-
44 Se heno
DISCOS
ni, de Luca, Ruffo, Stracciari, etc., observa escrupulosamente todas las torio, aunque la forma parece estar
están fuera de lugar. Raimondi emite indicaciones dinámicas señaladas por definitivamente muerta.
con corrección su voz monocorde, pe- Verdi, de tal forma que plasma con William Waitón, apenas fallecido
ro resulta lineal y no puede ni compa- igual perfección la ligereza que requie- hace tres años, pertenecía a esa gene-
rarse con el Ghiaurov de Solti ni — re la Barcarola, el apasionado ataque ración de compositores sin articula-
mucho menos— con Christoff. El cita- en el dúo del Acto 2o o el ardiente ción en escuela, ni siquiera unidad
do Ghiaurov esta bastante bien como estallido del momento anterior al bai- estilística, pero irrenunciables a un
Inquisidor, salvo en el agudo; impo- le. Margaret Price, como siempre, está carácter, unas tradiciones y una sensi-
nente el Monje de Stojarov. Del lado musicalmente impecable, ya que sigue bilidad. Tales son: Lennox Be rice ley.
femenino, Ricciarelli es una Reina di- con su costumbre de estudiar minucio- Alan Rawsthorne, Consiant Lamben
fumirtada, carente de! empaque de samente la partitura para poder dar y Michael Tippet. De casi todos ellos
Tebaldí (Solti) o de la gloriosa pleni- realmente todo lo pedido por el com- pocos de los aficionados españoles
tud vocal de Caballé (Giulini), y la positor. Su Amelia está interpretada habrán podido escuchar algo.
Valentín i-Te rra ni está muy bien hasta con gran sentimiento, sin los eviden- La obra de referencia se dio a cono-
que EboÜ, en el tercer acto, se enfada. tes fallos vocales de, por ejemplo, una cer en el festival de Leeds en 1931 bajo
A partir de entonces, su excelente Katia Ricciarelli en su grabación con la batuta de Sir Malcom Sargent y fue
linea de canto no puede suplir la falta Claudio Abbado para Deutsche Gram- repetida poco después en Londres, por
de vigor dramático (Cfr. Cossotto, mophon. Como en el caso de Pavaro- la Orquesta de la BBC y Coro Nacio-
Bumbry o Verrett) y de brillo y segu- tti, la Price está en plenitud de faculta- nal, dirigidos por Sir Adrián Boull. La
ridad arriba (Cfr. las mismas). des vocales. Renato Bruson, también partitura levantó gran polémica. Pri-
Renato con Claudio Abbado, realiza mero, criticada por rutinaria y con-
El gran interés musical de la vesión con Solti una recreación más expresi-
radica —ya lo habrán adivinado— en vencional, luego por revolucionaria.
va, si cabe, con un instintivo modeado El tiempo nos ha hecho ver que se
la labor de Abbado, sensacional sin de la frase verdiana, tanto en la faceta
reservas frente al Coro y Orquesta de trata de una obra de calidad, digna de
amable como en la angustiosa de su su mantenimiento en el repertorio,
La Sea la y al conjunto de solistas, al personaje. Posee, no obstante, ciertas
que sostiene e impulsa en modo inme- pero más bien contrarrevolucionaria o
dificultades en la zona aguda y crece convencional. En ella se nos muestra a
jorable. Pero no siempre tanta exce- de la incisividad de un Capuccilli en su
lencia supera indemne la prueba del un Walton con un completo dominio
grabación con Riccardo Muti para de su material y de todos los recursos
sonido digital, que en los «tutti» exa- EMI. Kathleen Battle hace una encan-
gera la presencia de la orquesta en para conseguir efectos corales, llevan-
tadora y vocalmente segura recreación do todo esto a un desenfreno de soni-
detrimento de las voces. De «mezzo de Osear. La intervención de Christa
forte» hacia abajo, la toma es excelen- dos, continuamente creciendo en in-
Ludwig, voz en principio poco adecua- tensidad hasta alcanzar el climax. Es
te. da para Ulrica, logra una espléndida un oratorio grandilocuente y que ha
En resumen: seguimos sin Don Car- encarnación de su siniestro personaje hecho afirmar a Aloys Mosser que el
los definitivo, aunque este novísimo gracias a la fidelidad observada a to- compositor se desgañifa y desganita a
Don Carlos sea integral. En conjunto, das las indicaciones de la partitura. sus cantores y orquesta. En una obra
la versión de Giulini sigue siendo la Correcto el elenco de voces secunda- como ésta descubrimos el interés de la
mas recomendable, o (al vez la de rias. Sin embargo, no todo son exce- música por su innegable habilidad co-
Solti; pero escuchar a Christoff como lencias. La dirección de Solti es dura, mo sinfonista y por sus ritmos. El
«Felipe II» es obligado (versiones de pero sin el vigor e incisividad de su Festín de Baltasar es un amazacotado
Santini en EMI o DG). anterior grabación (también para De- oratorio dramático que produce admi-
«. A. M. cca); en los períodos relajados, la ten- ración pero con una evocación neo-
sión decae y hay fallos ostensibles, barroca de ascendencia haendelíana,
como por ejemplo el «piú lento» seña- gracias a la adopción de un formalis-
lado en el dúo de amor del segundo mo modernizado. Walton logra con-
acto, que es marcado por Solti mucho densar la obra a 35 minutos frente a
antes de la anotación de Verdi, de tal las tres horas habituales del género.
forma que cuando se llega a ella es La cantata u oratorio, como se quiera,
imposible observarla. Su dirección, esta dividida en tres secciones cuyo
empero, no carece de interés, aunque texto fue arreglado por el poeta Sit-
VERDI: Un bailo in maschera. Lucia- resulta mucho más febril que la versión well. La primera se basa en el in preca-
no Pflvarottl, tenor (Rlccardo); Rena- de Abbado, ésta más sutil y teatral y to rio salmo 137, compuesto en Babilo-
to Brusón, barítono (Renato); Marga- de lectura más coordinada, aunque no nia durante el cautiverio judio. La
ret Price, soprano (Amelia); Chrisla posee un reparto vocal tan uniforme parte central describe la fiesta de Bal-
Ludwig, mezzosoprano (Ulrica); Kath como aquélla. tasar, fragmento extraído del capitulo
leen Baltle, soprano (Osear); Peter V del Libro de Daniel. La sección final
Webcr, barítono (Silvano); Roben es el himno de alabanza al Dios de
I.loyd, bajo (Samuel); Malcolm Kínj, E. P. A. Jacob.
bajo (lom); Alexander Uhver, ienoi
(Juez); Peter Hall, tenor (Sirviente).
London Opera Chorus. Júnior Choras André Previn hace una versión loa-
of tht Roya! College of Music. Natio- ble de este gran fresco sonoro, dosifi-
nal Philharmonic Orcheslr*. Director:
Sir Georg Solti. (Decca 410210-1 DH
nr cando y esclareciendo allí donde pue-
de haber confusión y caos, a los cuales
es proclive esta partitura. El barítono
3, Digital, álbum de 3 LPs.).
goza de buena voz y resuelve su papel
airosamente. Completa el disco una
SIR WLLIAM WALTON: Belsha- breve composición de Walton escrita
Seria difícil encontrar un reparto zzar's Feasi (El Festín de Baltasar) en 1970, improvisaciones sobre un
vocal más adecuado que el que nos John Shfrley-Quirk, barítono. Coros y ¡mpromtu de Benjamín Brillen, pieza
presenta la Decca en esta nueva graba- Orquesta Sinfónica de Londres. Di- dedicada al director Josef Krips y a la
ción. Pava rol ti es una voz de cuerda rector: André Previn. (EMI065-02330) Orquesta Sinfónica de San Francisco.
idónea para este «role», el cual exige
cantar de modo viril y sensual, dando Con trece años de retraso (1972) en M. G. F.
a la vez al personaje la necesaria emo- nuestro país, aparece la grabación de
tividad. El tenor italiano se encuentra la cantata para barítono, coro y or-
en un momento vocal satisfactorio; questa, también clasificada como ora-
Schcno 45
LIBROS
46 Scherzo
LIBROS
BRL'NO NETTL: Música folklórica y Agradece el autor en el prefacio su con Haydn. Alce Robertson divide la
tradicional de los continentes occiden- colaboración a dos señeras figuras de obra en tres partes. La primera, núcleo
tales (Prenlice-.H*I1, 1973) Edición la investigación folklórica: H. Willey central del libro, estudia fundamental-
castellana: Alianza Música, Madrid Hitchcock y William P. Malm. Ade- mente el cuarteto para intrumenlos de
1985. I vol-, 4* may. 267 pag. más de musicólogos, el primero es cuerda que compositores desde Haydn
2.000 pls. editor de una importante serie de tex- hasta Bartók desarrollaron. La segun-
tos sobre culturas tradicionales, en que da parte se dirige hacia el mundo de la
El estado de las Autonomías ha figuran, asimismo estudios del segun- sonata-dúo y obras de cámara con
proporcionado una considerable y do (como el definitivo «Music Cultures instrumentos de viento. A esta le sigue,
dispar avalancha de publicaciones of the Pacific, Near East an Asían, para finalizar, una relación de la músi-
relacionadas con los lemas folklóricos publicado por Alianza Música con ca de este género en diversos países.
específicos de nuestro país. No obstan- número anterior al de Bruno Nettl. España, claro está, ni mencionarla.
te lo cual, continúan inéditas en Finalmente, otro de los grandes Consciente de las limitaciones que el
castellano obras absolutamente funda- atractivos del texto reside en las docu- libro presenta, hacen interesante y
mentales de la etnomusicología, como mentadas y amplias bibliografías que digna su publicación numerosos ensa-
las célebres de Curt Sachs o Alain pueden hallarse al fin de cada capitulo, yos contenidos en él. Lo mejor, sin
Danielou. completando el material tratado de duda, es la primera parte de la que hay
Habida cuenta pues de (an irregular manera casi exhaustiva. que subrayar el trabajo de Eric Blom,
panorama bibliográfico la publicación crítico musical inglés de gran profesio-
por parte de Alianza del presente (y ya Cristina Argenta nalidad, fallecido en I9S9 que aborda
clásico) trabajo de Bruno Nettl ha a Mozan con un estudio de gran
supuesto una sorpresa útil y agradable. 1
Nell! considera a los vaso» como «la cultura originalidad y excepción, tratando por
El titulo Música folklórica y tradicio- folklórica mH"- antigua de Europa» por hechos de separado los diversos elementos del
nal de los continentes occidentales es Tan amplia difusión como son la:, cencerradas (!F) estilo del compositor salzburges (me-
una incorrecta traducción del original lodía, armonía, ritmo, forma y trata-
Folk and tradicional music of the miento de los instrumentos). Otra de
Western Continents, que tiende a las personalidades que aporta su tra-
incrementar la confusión existente en bajo y conocido para el aficionado es
nuestro Pais entre el término folk Mosco Carner, musicólogo nacido en
(aplicado en culturas anglosajonas a Viena, que hace un análisis nada com-
cierto tipo de elaboración musical que plicado pero claro y profundo de los
toma el folklore como base) y el \.K MÚSICA DE CÁMARA de Alee seis cuartetos de Bela Bartók, fiel refle-
concepto de folklore propiamente Robertson. Traducción de Guillermo jo biográfico del compositor. Parecería
dicho. Redundancia y confusión que de Arce. Taurus Ediciones, S.A., injusto no mencionar también a Denis
la lectura del texto felizmente disipa. Madrid, 1985. 400 págs. Stevens por su artículo sobre la sonata
P.V.P. 1.900 ptas. dúo.
Quizá el aspecto mas des laca ble del
trabajo que comentamos resida en la En la confianza de colaborar para La tercera y última parte está tratada
metodología etnomusicológica que enriquecer la vida musical en nuestro con mucha brevedad, como queriendo
propone como sistema de estudio pais, se puso en marcha en 1982 por mal rellenar un hueco. Los composito-
general de las diversas culturas trata- parte de Taurus una colección de Ini- res más cercanos a nosotros, cronoló-
das, lo que hace del volumen un ciación a la Música sobre el estudio de gicamente se entiende, están tratados
verdadero manual que, si bien de sus grandes géneros. muy superficialmente y dado que la
alcance elemental, inevitable ante la Tenemos en las manos el número 8 edición original es de 1957 se observan
amplitud y variedad inherente a la de la colección que nos habla de «la nisione que serían muy graves si una
materia tratada, resulta aqui y ahora música de cámara», concepto de gran nota del editor no interviniese a tiem-
de lectura básica tanto para el estudio- amplitud antiguamente y hoy en su po, como en el caso de Shostalcovích,
so como para el simple aficionado, acepción actual, con un sentido más por ejemplo. Esto y otras muchas cosas
por la claridad y pertinencia de sus restringido que en los siglos xvii, más nos hacen dirigir una llamada al
propuestas. Aunque sus análisis, en xviu y primeros del XIX. Su música esfuerzo editorial para conseguir la
algunos casos (como sucede en lo comporta difícil estudio y difícil audi- puesta al día de las ediciones, que son
relativo a España) sean innecesarios o ción para el aficionado ya que no es un completamente necesarias en nuestro
deficientemente documentados,1 han entretenimiento de muchedumbres. pais, en el caso de la música, dado el
sido compensados acertadamente Sus limitaciones de sonido y volumen atraso con el que cuentan este tipo de
mediante la inclusión de artículos de hacen que sea una música intima y de publicaciones.
relevantes especialistas, como Gérard un encanto distinto y por ello mayor
Behage o Manuel García Matos. que el de cualquier otra experiencia M. G. F.
musical.
El libro en cuestión presenta una
serie de ensayos, concretamente dieci-
ocho, recopilados por Robertson.
Toma como punto de partida la segun-
da mitad del siglo xviti, período esta-
blecido para el principio de la auténti-
ca música de cámara iniciado en rigor
Se heno 47
GUIA SCHERZO
i
Ranki/Ros-Marbá.
parto: E. Connel/Y. Hayashi, A. Cupido, 15 y 16. Guinovart (Moviment simfóme).
E di Cesare/W. Donati, P. Burchulazde/ Stravínslcy (Concierto violin), Schumann
G. Surjan, L. Roni. Feb: 2, 4, 6, 9, 11, 13. (Sinf.3). Claret/Colomer.
22 y 23. Cervelló (Concertó grosso), Haydn
(Concierto cello). Beethoven (Sinf. 7). Gut-
LONDRES man/Mas.
Eurocontert
ROYAL OPERA HOUSE COVENT 14. Recital Alicia de Larrocha (piano).
GARDEN Dirección: Box Office. 48 Floral Mozarl (Vars. tema Gluck, K. 455, Rondó,
Street. London WC2E 7QA. Teléfono: K. 511, Sonata. K. 333), Chopin (24 Prelu-
Teléfono: 240 10 66 dios, Op. 28).
NUEVA YORK
FAUSTO (Charles Gounod) Director; Pla- Ctsal díl Mette(CÍclo jóvenes intérpretes)
sson. Producción: Copley y Renninson. S, Manuel Iglesia (violonchelo). Quartet de
Reparto: Lima; Ramey; Miricioiu; Earle; THE METROPOLITAN OPERA flautas "Frullaton
Smith; Howarth; Willis. Ene.: 30. Feb.: 1, HOUSE. Dirección; Met. Ticket Service. II. Vi cene Prats (flauta), Jean Marie Cottet
4. 7. 15. Hora: 7,00 Lincoln Cerner. Nueva York, N. Y. 10023.
(piano), Caries Trepat (guitarra)
SALOME (Richard Strauss) Director: Da- ROMEO ET JULIETTE. (CH. Gounod). 19. Albert Guinovart (piano). L"Estro Vo-
vis. Producción: Everding. Reparto: Legga- Dirección: S. Cambreling. Producción: P. cale.
tc; Knight; Van Dam; Jones; Tcar; Der- E. Deiber. Reparto: M a Imano. Harris, Shi- 26. María Luisa Castellanos (soprano).
nesch. t-tb.: IU, 14, 18, II, Ei y II. coff, Schexnayder, Plishka, Kavrakos. María Jesús A ce bes (piano). Canciones de
Hora: 8,00 Feb: 6, II, 14, 17, 22. Hora: 8,00 Liszt.
48 Scherzo
GUIA SCHERZO
IBERMUSICA SCHERZO
(•) Para la obtención de dichos abonos, bastará con enviar el cupón adjunto a la redacción de
nuestra revista. La adjudicación de los mismos se hará por riguroso orden de recepción de las carias.
Scherzo 49
GUIA SCHERZO
Febrero
J
3. Lohengrín de R. Wagner, desde el Liceu
de Barcelona (ver programación).
Hora: 19,50.
PARÍS 17. El oro del Rhin de R. Wagner, desde el
Liceu de Barcelona (v, p.). Hora: 20,50.
24. Temporada de la U.E.R.: Being Beaute-
TEATRO MUSICAL DE PARÍS.
BERLÍN ous y El milagro de la rosa (Henze). Líiam
1 y Christmas Carols (Lutosíawsky). Lon-
Sala Filarmonía. don Sinfonietta, Directores: H.W, Henze y
La italiana en Argel (Rossini). Dir. mus.: 4 y 5. O. F. Berlin. Giulini/Kremer. Schu- W. Luíosla wsky desde Londres. Hora:
G. Ferro, Dir. esc.: J.L. Thamin. Reparto: 20.20.
White, Chateau, Blake, Lerner, Trimarchi, mann (Manfredo, Conc. violln, Sinf. 3).
20 h. 18. Et exspecto resurrectionem monuorum
Ensemble O re tiesta I de París. Febrero: 7, (O. Messiaen). Misa núm. 1 (Bruckner).
II, l í , 18. 20 y 25 (20,30 h.) 9 y 23 8 y 9. O.F.B. Giulini/Hendríks. Desderi. Laki, C. Kallisch, A- Baldin, R. Holl. Coro
(14.30 h.). Franek (Sinf. Re), Faure (Réquiem) de la Südfunk, Dir: Uri Segal (Orquesu
La donna del lago (Rossini). Dir. mus: II y 12. O.F.B. Tennstcdt/Alexcw. Proko- Sinf. Radio Stuttgart) desde Stuttgart.
C.L. Gelmeti. Reparto: Cuberli, Blake, fiev (Sinf. Clásica) Rachmaninov (Rap. Pa- Hora: 19,50.
Merrit, Valentín i-Te rrani, Orchestre de ganini) Janacek (Sinfonietta).
Chambre de La usarme, (versión concierto) 15y 16. O.F.B. Bertíní. Obras de Sirawins-
ky. Schoenberg y Mozart. Nota: Como viene siendo habitual, lodos
Febrero: 28 (20.30 h.). 22 y 23. O.F.B. Karajan. Haydn (Sinf. 104), los jueves a las 19,30 h. se retransmite el
El oro del Rhin (Wagner). Dir. mus.: M. Ravel (Pavana), Mussorgsky (Cuadros). concierto de la O.S. de la R.T. V.E. desde el
Janowsky. Mismo reparto T. Champs Ely- 17 y ÍJ. O.F.B. Jochum/Zimermann. Teatro Real de Madrid, asi como desde la
seres. Febrero; 10. • Mozart (Conc. violln K. 216), Bruckner Sala Fénix de Madrid (Lunes Musicales) y
La Walkyria. Febrero 12. Sigfrido. Febr. (Siní. no 3). Sala Metge de Barcelona (Miércoles Musi-
14. El crepúsculo de los dioses. Febr. 16. cales), (ver programación)
(18 h.) Sala Scndena*] SFB.
21. Orq. Cleveland. Von Dohnanvi. Hart- 22 y 23. O. Sinl. Radio Berlin. Gülke.
mann (üinl. nüm. 2) Mendelssonn (Sinf. Mozart (Sinf. 41), Pettersson (Sinf. 7).
núm. 4) Dvorak (sinf. núm. 7). (20,30 h.)
24. Recilal de Martina Arroyo Schubert,
R. Strauss y Rodrigo.
MUNICH
Orquesta Filarmónica de Munich.
3, 4 y 6. Celibidache. Mendelssohn (Sinf.
núm. 4) Shosiakovich (Sinf. núm. 5)
14, 1S y 16. Pretre. Obras de R. Strauss y
Ravel.
24, 21, 22 y 23. Lorín Maazel. Beethoven
(Leonora III, Sinf. núm. 3) R. Straus»
(Muerte y Transfiguración).
50 Scheno
DOSIER
1886-1986
Parece ocioso hacer hoy una presentación de
Wilhelm Furtwangler, quizá con Arturo Toscanini
el director más famoso del siglo. Un auténtico mito
ya en vida, una personalidad discutida, polémica,
incluso contradictoria que se ha convertido, a los
treinta y un años de su muerte, en un verdadero
emblema de la dirección orquestal; en símbolo de
toda una tradición interpretativa; en representante
de una forma de entender a los clásicos y a los
romáticos. En defensor de una manera de acercarse
a la música y de una técnica del gesto que
posiblemente hoy no sean de recibo, pero que en
su día fueron determinantes de todo lo que ha
venido después. La importancia de este director, en
el año —y el mes— en el que se celebra el
centenario de su nacimiento, es indiscutible. Todavía
en nuestros días los jóvenes aficionados siguen
buscando las antiguas grabaciones, tantas veces
reeditadas, del maestro alemán. Su Beethoven, su
Brahms, su Bruckner, su Strauss continúan siendo,
para muchos, modélicos. Probablemente el arte
furtwangleriano, con todas sus contradicciones —y
también sus limitaciones— no morirá nunca. Todo
ello justifica, sin duda, la intención de dedicarle
este dosier, en el que su personalidad y
características van a ser observadas, por alguien en
algún caso profundamente conocedor de su
significación.
Scherzo 51
DOSIER
gl886-1986
Un arte polémico
Sí, un arte polémico y también, como ya se ha
apuntado, contradictorio. Lo polémico, lo discutible
es un concepto que aparece siempre, en cualquier caso,
UN MITO MUSICAL cuando interviene, como atributo de dicho arte, lo
original, lo nuevo, lo revolucionario (con independen-
DEL SIGLO XX cia del sentido o de la coherencia interna). La dimen-
sión polémica aparece cuando se establece un choque
entre la citada originalidad con los modos al uso, con
las tradiciones imperantes.
Lo curioso es que Furtwangler no rompió con las
Berlinés, Wilhelm Furtwangler nació en el seno de reglas de la tradición, no se apartó del camino impues-
una familia culta y acomodada. Su padre era el to, no circuló por otras vías que las que venían siendo
arqueólogo Adolph Furtwangler, quien se ocupó de utilizadas desde finales del XIX, entre otros, por
que su hijo tuviera una perfecta, cuidada y completa Richter, Mottl o el propio Nikisch. Fue heredero de la
educación. Sus primeros pasos musicales, aprovechan- gran tradición romántica y a ella sirvió. Su actitud
do una facilidad natural, los dio en Munich con rompedora puede verse, por lo tanto, no en la utiliza-
Rheinberger, von Schiüings y Beer Walbrunn. Félix ción de distintos esquemas, sino en la manera de
Mottl fue quien le introdujo en el arte de la dirección potenciar los ya conocidos. Porque Furtwangler,
a) que el joven Furtwangler llegaba un poco de rebote, como su gran modelo Nikisch, poseía un gran poder
ya que a él lo que en realidad |e interesaba era de captación, una extraña facultad de «mesmerizar» a
componer. Fue precisamente con objeto de interpretar la audiencia y a las orquestas. Como Nikisch dirigía
su Primera Sinfonía por lo que se colocó al frente de la hacia la música una mirada libre, amplia, netamente
orquesta Kaim cuando acababa de cumplir los veinte romántica y podía, asimismo, transformar de raíz el
años. Para completar el programa escogió la Novena estilo y la sonoridad de un conjunto orquestal al que
Sinfonía de Bruckner, obra todavía no demasiado nunca hubiera dirigido. Pero a diferencia de aquel
conocida. La experiencia, que tuvo cierto éxito, sobre maestro su concepción de la música poseía un mayor
todo por lo que se refiere a su labor en el podio, le sentido de la espacialidad y una mayor grandeza y
animó a seguir dirigiendo sin abandonar la composi- nobleza de concepto. Como resalta Harold Schonberg,
ción. Luego de varios años de oscura actividad, en los Furtwangler podía ser amanerado y errático y podía
que actúa como maestro de coros y como adjunto a la cambiar de planteamientos de concierto a concierto,
dirección en los teatros de Breslau, Zurich y Munich, exagerando las fluctuaciones de «tempo» hasta extre-
el joven director llega a Strasburgo, en donde colabora mos insospechados, pero su manera de dirigir «estaba
con Hans Pfitzner, lo que supone un gran impulso en siempre destinada al servicio del compositor tal como
su ya prometedora carrera, que se asienta poco des- él lo entendía; y lo que él entendía no era la música en
pués cuando en 1911 sucede en LUbeck a Hermann términos históricos sino términos de contenido expre-
Abendroth. En 1915 se traslada a Mannheim para sivo».
tomar el relevo de Arthur Bodanzky. Hasta 1919 Todo el mundo está de acuerdo en afirmar que el
permanece en la citada localidad para viajar poco estilo directorial de Furtwangler era esencialmente
después a Viena, en donde es contratado por la improvisto, intuitivo, creativo tanto en el momento
Tonkünstlerverein al tiempo que sustituye a Richard del ensayo como en el del concierto. Es decir, por
Strauss como director musical de la Opera del Estado seguir con esquemas más o menos tópicos, el polo
de Berlín. En 1922, con 36 años, siendo ya famoso, opuesto al de Toscanini. Su elevada estatura, su
llega su gran momento: muere el gran Arthur Nikisch esbeltez, su extraña autoridad ante la orquesta impo-
y es elegido para sustituirle en las titularidades de la nían verdaderamente. Su gesto, siempre calificado de
Orquesta Filarmónica de Berlín v de la Orquesta de la poco claro, de ambiguo, poseía, no obstante, un
Gewandham de Leipzig. Empieza a viajar con asidui- extraño poder de sugestión y, al tiempo, de convic-
dad fuera de Alemania y se traslada a los Estados ción. Marcel Deblue, violinista durante algún tiempo
Unidos en 1925. La Filarmónica de Viena le nombra de la Orquesta de la Suisse Romande, recordando sus
director musical en 1928, puesto en el que sucede a experiencias como instrumentista ante Furtwangler
Félix Weingartner. Los festivales de Bayreuth y Salz- escribe; «Cuando nosotros llegamos a comprender ese
burgo le reciben año tras año. Durante la era nazi gesto, el efecto sobre la orquesta fue sorprendente. No
mantuvo una posición de discreto y tácito alejamiento se trataba de un golpe seco, métrico, como el produci-
hacia el poder aun cuando continuó desarrollando su do por una bola de billar al chocar contra una losa. Al
actividad dentro de Alemania negándose a dejar el contrario, la naturaleza del gesto producía la sensa-
país, actitud que fue muy criticada y que incluso ción de una masa que se agita, de un magma que se
mereció que se contemplara, después de la guerra, pone en movimiento dentro de una especie de halo. Y
como un caso de colaboracionismo. Pronto, sin por eso, conscientemente o no, Furtwangler no quería
embargo, fue absuelto de cualquier tipo de acusación y un gesto demasiado claro..». «Teníamos el sentimiento
continuó su labor al frente de las Filarmónicas de de poder hacer la música con total libertad, dentro del
Berlín y de Viena, desplegando una extraordinaria respeto de cada una de nuestras personalidades, como
actividad hasta que en 1953 sufrió un colapso mientras si hubiéramos tocado para nosotros solos. Eso explica
dirigía que le dejó muy disminuido. Un año más tarde, la riqueza de sonoridad de la orquesta, su brillo, su
el 30 de Noviembre de 1954, moría en Baden-Baden. poder».
52 Scherzo
DOSIER
La expresión psicológica
Mucho se ha escrito, en efecto, sobre el gesto expresión musical. Ello suponía sustituir el concepto
furtwangleriano; sobre su confusa trayectoria y sobre «ritmo» por el concepto «pulsación», mucho más
su eficacia cara a los músicos. Friedrich Herzfeld, en elástico —y también, por supuesto, menos riguroso.
su conocido libro La magia de ¡a batuta, considera que No debe de extrañar que Furtwangler fuera consi-
«las líneas ondulantes, aunque arbitrarias en aparien- derado muchas veces como director dialéctico. Su
cia, del gesto de Furtwangler, encierran un sentido concepción de la dinámica musical buscaba la perma-
profundo. En primer lugar, tienen un centro de grave- nente oposición de los contrarios —«forte»-" pía no»—
dad que la orquesta ha percibido de una manera y, por otro lado, en lucha paralela, la continua
misteriosa». Son históricas, desde luego, las anacrusas contraposición de los centros tonales. De ahí que el
del director berlinés, los movimientos anteriores a la músico alemán encontrara, incluso más que en la
indicación de ataque, a la parte musical propiamente ópera, su auténtica dimensión en el mundo sinfónico,
dicha. Lo cierto es que Furtwangler conseguía impor- en el mundo de la forma sonata y, en concreto, en las
tantes efectos expresivos a partir de estos movimien- obras de Beethoven, su autor favorito, a quien progra-
tos, que proporcionaban a los instrumentistas una vía mó durante su vida en i.045 ocasiones. El juego
para conectar psicológicamente con él. Luego, a la temático beethoveniano, sus tremendos desarrollos, la
hora de estudiar, analizar y desentrañar y explicar al fuerza interior que anima su música, sus presupuestos
músico primero y al oyente después una partitura, era avanzados —tocando el romanticismo desde el clasi-
difícil encontrar en muchas ocasiones planteamientos cismo—, eran campo abonado para Furtwangler quien
intelectuales rigurosos y firmes, coherente y estilística- como nadie llegó a sumergirse, aun con muchas
mente adecuados. Por no hablar de las indudables imperfecciones de ejecución, en la dialéctica del com-
desigualdades en ataques y en finales de frase. positor. Era capaz, como apuntaba Daniel Barenboim
Pero todo ello era dejado de lado por el director, que en 1976 de «percibir la estructura sin limitar su
consideraba mucho más importante el «qué» que el respuesta emocional». Y esto en realidad vale tanto
«cómo». Y no hay duda de que la energía subterránea, para las partituras beethovenianas como para las
la dinámica interna, la fuerza interior de cualquier demás. £1 mundo místico, lleno de contradicciones, de
partitura quedaban muy en primer plano a partir de simas y de cielos, de Antón Bruckner, contenía tam-
las interpretaciones de Furtwangler. Para él —y esto bién, según cabía esperar, los elementos que podían
es importante— el «tempo», que es una unidad abso- animar a Furwangler a expresarlo de manera profun-
luta, había de estar influido por la sonoridad, tanto de da, exponiendo sus enormes desarrollos y sus gigan-
los distintos instrumentos de la orquesta en un pasaje tescas peroraciones con la mayor de las unciones y la
determinado, cuando en lo que se relacionaba con la más grande de las intensidades.
acústica de la sala. Esto aparece conectado evidente- En definitiva, el arte de Furtwangler, extraordina-
mente con la consideración de que la obra musical ha riamente sugerente, profundo y vital, contradictorio v
de entenderse en su totalidad; sus distintas partes (es limitado, calaba hondo en el oyente y arrastraba a los
decir, compases o, incluso, notas) se integran en ese Instrumentistas. Esta era sin duda la razón de que los
todo y han de trabajarse para que la línea maestra de extraños cambios de «tempo», las aparentemente inne-
cada composición quede patente. Ello proporcionará cesarias fluctuaciones, los excesivos «rallentandi» o
la necesaria unidad. Por otro lado, la melodía, de «accelerandi», no llegaran a resultar extraños. La visión
acuerdo con estas ideas, ha de ser tenida como un de aquella alta figura, que oficiaba en el podio una
continuo que debe ser acentuado con rigor. Para ello, extraña ceremonia, que se adivinaba integrada por
claro, el «legato» es fundamental. completo en la música que dirigía y de la que emanaba
Por lo que se refiere a la cuestión rítmica, Furtwan- una cierta luz interior, forzosamente tenían que
gler era partidario no del establecimiento de reglas evitarlo.
rígidas, meramente métricas —y sus anacrusas tienen
mucho que ver con ello—, sino de fluctuaciones o
continuas, oscilaciones de «tempo» que buscaban la Arturo Reverter
Scherzo 53
DOSIER
«1886-1986
res de que él y su música habían caido definitivamente
en desgracia con el nuevo gobierno, empujaron a
Furtwangler al contraataque. En su famoso articulo
del «Deutsche Allgemeine Zeitung» del 24 de noviem-
bre de 1934, que también fue comentado con aproba-
ción en otros periódicos, defendía a Hindemith un
compositor tan alemán que había empezado como
sucesor de Reger. Furtwangler se dirige contra «deter-
minados círculos», contra los denunciantes, y es ova-
cionado ya en el ensayo general de su concierto
principal (25/26 de noviembre) con largos aplausos
que, en la noche siguiente tomaron grandes proporcio-
nes. Los berlineses reaccionan con rapidez, pero
entonces los nazis se sienten provocados. Se anuncia el
siguiente programa de Furtwangler (9/10 de diciembre
FURTWANGLER EN EL de 1934), con el conocido compositor polaco Karol
Szymanowski como solista de una obra propia, pero
TERCER RESCH los conciertos no llegan a celebrarse. El 5 de diciembre
anuncian los periódicos que Furtwangler ha renuncia-
do a todos sus cargos, entre ellos al de Director de los
Conciertos de la Orquesta Filarmónica de Berlín.
Ningún comentario de prensa, nada, excepto la noticia
Después de la «Toma del Poder» hay que reconocer escueta. Los conciertos anunciados quedan «aplaza-
que no le faltó valor. Su carta abierta a Goebbels, en la dos». Finalmente, un director casi desconocido en
que exigía que continuara la colaboración de tos Berlín, Hermann Stange, recobra el concierto con
denominados artistas no arios en la vida artística de Szymanowski (representación principal el Io de abril
Berlín, como por ejemplo Max Reinhardt y Bruno de 1935). La Filarmónica de Berlín se organiza y se
Walter, demuestra un coraje que en aquel tiempo contenta con un «Ciclo de Beethoven», una salida
escaseaba en toda Alemania. Los conciertos filarmóni- legítima, algo cómoda que, hasta nuestros días, llena
cos de 11 y 12 de febrero de 1934 comienzan con el el teatro. El ministro de propaganda del Reich, Goe-
Sueño de una noche de verano de Mendelssohn. bbels, calificó a Hindemith, en unas palabras ante la
Después, alrededor de un mes más tarde, el estreno de Cámara de Cultura del Reich, como un «creador de
Matías, el Pintor, de Hindemith. La obra en tres ruido atonal». El informe de 6 de diciembre de 1934
movimientos, pieza obligada en los repertorios actua- anota, en ese lugar, que el comentario provocó risas.
les de todas las grandes orquestas, fue celebrada con ¡Pobre Alemania!
un júbilo sin igual. Esta vez, ni un silbido, ni una
pitada; al contrario, se tenia entonces la impresión de La Filarmónica estaba huérfana, en situación inso-
que los amigos de la música en Berlín, con muy pocas portable, como un cadáver maloliente. He aquí una
excepciones, se valían de la programación de la música comparación oportuna. También el olfato nazi se
contemporánea como protesta contra el régimen de reveló no insensible del todo. En el «Berliner Tage-
Hitler. Recuerdo algunos finales de conciertos de los blatt» del 17 de abril de 1935 apareció, aunque en letra
años treinta, en los cuales, por ejemplo, el Sacre o el pequeña, la noticia de que Furtwangler iba a dirigir el
Tercer concierto para piano de Prokofieff, eran cele- 25 de abril a la Filarmónica con una «Velada de
brados con un molesto entusiasmo de aplausos. Siem- Beethoven». Esta noticia fue repetida un día después,
pre que aparecía en el programa una pieza moderna esta vez con letra grande. Las entradas se agotaron en
—sólo en raros casos—, se conseguía por lo regular pocas horas, Furtwangler recibió largos aplausos, que
una demostración de entusiasmo, era igual si la com- no acababan nunca. En la primera fila tomaron
posición o su ejecución fueran merecedoras de ello o asiento representantes prominentes de la jerarquía
no. Pero en el estreno de Mathis también había partes nazi que, desde su punto de vista, hicieron lo único
negativas. Hindemith, «enfant terrible» de otro tiempo, correcto que podían: aplaudieron e hicieron como si
¡comienza su nueva composición con un claro trítono no se enteraran del primer número del programa, la
en sí sostenido! El, que más tarde se distanció de Obertura de Egmonl, sobre la liberación de un pueblo
muchas de sus atrevidas primeras obras, que prohibió oprimido.
su ejecución, que encontró el camino de vuelta a la
tonalidad, desde luego con el sello de Hindemith, No es este lugar para tratar de si Furtwangler
entró en un «periodo clarificador», como se decía en el hubiera servido mejor a su patria, como Busch, Wal-
«Berliner Tageblatt» (diario de Berlín), que duró hasta ter, Klemperer, entre otros, exiliándose de Alemania.
el final de sus días. Por ello sufrió penitencia, sobre En un encuentro entre Furtwangler y Walter, todavía
todo en sus últimos años, cuando se sintió postergado en los años treinta, basaba Furtwangler su decisión de
(con razón) y pensó que se burlaban de él, que le quedarse en el argumento de que él era un director
«echaban a la basura»; un trágico destino de un alemán, a lo que Walter le respondió: «Eso soy yo
músico alemán, no el único .... también». Lo mismo puede decirse de Toscanini.
Furtwangler prefirió el «exilio interior», protegiendo
También Furtwangler sufrió su penitencia, desde la Filarmónica de Berlín y librándola de la ruina que
luego meses después del estreno, supuestamente pro- Goebbels & Co. habrían propiciado de apoderarse de
vocativo, de Hindemith. Los altos «personajillos» ese conjunto maravilloso y único, haciéndole «orques-
nazis empezaban lentamente a disponer todo. Pero ta del Reich». Demasiado grande fue el número de
entonces comenzó, a principios de la siguiente tempo- directores mediocres, fieles a los nazis, que sólo esta-
rada (1934/35), una batida contra Hindemith. Rumo- ban esperando utilizar para sus fines esta famosa
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DOSIER
Wolfgang Siresemann
intendente de la Filarmónica de Berlín
Scherzo 55
DOSIER
&1886-1986
5 LA
EXPERIENCIA Siegfried Wagner (4. 8. 1931). Valga la crónica minu-
ciosa de Berta Geissmar, secretaria de Furtwangler:
DE «Por la mañana, en el ensayo general, Toscanini
rompió su batuta y abandonó el podium. (Después se
BAYREUTH supo que el «maestro», que durante el período de
ensayos había esperado ensayar al menos esta vez sin
perturbaciones, se enfadó al encontrar la sala llena de
público. La Dirección habla autorizado la entrada a
tos allegados de los cantantes, coristas y músicos, así
como a los empleados del Teatro). El caso es que
Wagner suprimió la segunda parte del relato que Toscanini interrumpió el ensayo, sumamente excita-
hace Lohengnn en el tercer acto ya antes del estreno do, y explicó a Furtwangler, que le salió a toda prisa al
en Weimar. En su biografía sobre el maestro de encuentro, que se marchaba y que esa tarde no
Bayreuth (Alianza Música, 9 y 10), Martin Gregor- participaría en el concierto-homenaje (...) Furtwan-
Dellin anota (pág. 697): «Éste corte (...) fue repuesto gler, como director musical, dirigió el ensayo hasta el
por Wilhem Furtwangler en el Festival de Bayreuth de final y me envió entretanto a la señora Wagner, para
1936, lo que produjo una curiosa coincidencia: Tho- informarla sobre los propósitos de Toscanini. Ella
mas Mann escuchó en Kusnacht, cerca de Zurich, la comentó: «No creo que Toscanini sea capaz de hacer-
retransmisiones de radio, confundido por lo que consi- me esto, de abandonarme en esta circunstancia». No
ró «una innovación completa» (según Thomas Mann, obstante, me envió con su sobrino, Gil Gravina, que
Diarios 1935-1936, pág. 333). La misma tarde, en el por mor de sus conocimientos del italiano servia a
Festspielhaus, Hitler dio con el codo a Winifred menudo al «maestro» como intérprete, a «Wahnfried»,
Wagner, admirado de que aquello continuara (según donde Toscanini se alojaba como huésped de honor en
relato verbal de Winifred Wagner)». la «Casa-Siegfried». Los criados nos participaron que
Esta'anécdota del apabullante Lohengnn de 1936 — Toscanini acababa de partir para Marienbad con su
una sentida apuesta prestigiosa del aparato cultural- chófer y sus idolatrados perritos».
propagandístico del Tercer Reich— puede inducir a Y no acaban con esto los incidentes: Lauritz Mel-
sostener que Furtwangler fue un asiduo bayreuthiano, chior —incomparable Tristán— cantó rezongando y
un gran servidor de la causa, cuando en realidad su anunciando que no volvería a Bayreuth, lo que cum-
actividad allí tuvo mucho de lohengriniana: aquí plió efectivamente al pie de la letra. En cuanto a la
aparezco, y allí me esfumo; ahora me veis, pero norna Daniela Thode —divorciada del historiador
mañana ya no estaré con vosotros... Heinrich Thode, místico enamorado de Isadora Dun-
La muerte inopinada de Siegfried Wagner, en can en el Festival de 1904—, Furtwangler se encontró
pleno Festival de 1930, había puesto las cosas muy con que le puso un felpudo en la tarima del foso, para
difíciles a su joven viuda y heredera, Winifred amortiguar sus necesarios zapateos y taconazos rítmi-
Williams, en plena crisis de la República de Weimar: cos, pues tales ruidos eran inadmisibles en un tan
cuatro hijos —el mayor, Wieland, catorceañero—; espiritual y místico abismo...
confusas finanzas; la responsabilidad del Festival sobre Pronto llegó 1933 y la democrática ascensión de
las «frágiles» espaldas de una delicada mujer... en Adolf Hitler. Furtwangler dio abiertamente la cara en
realidad de carácter y empuje varoniles, aunque llorara dos ocasiones famosas: la carta abierta a Goebbels,
cual Magdalena cuando Furtwangler aceptó dirigir publicada en el Deutsche Allgemeine Zeitung el 12 de
Tristón, para el Festival de 1931, y asumir al tiempo la abril de ese año, donde se lee a manera de «reprise»:
responsabilidad de la salvadora dirección musical «Por esto ha de expresarse con absoluta claridad que
general de la empresa. hombres como Walter, Klemperer, Reinhardt, etc.,
Pero en 1932,primera espantada, Furtwangler- también han de poder hablar con su arte en Alemania,
Lohengrin no volvió a Bayreuth. ¿Qué había sucedido? en el futuro». (Marginalmente, nótese lo que tenia
El dubitativo director de la Filarmónica de Berlín, que Furtwangler de político: «...ha de expresarse con
arrastró a muchos de sus instrumetistas a «veranean> absoluta claridad...»: «descansa, descansa, tú, Wil-
en la Orquesta del Festival, se encontró en la pequeña helm»). La otra ocasión fue el artículo El caso Hinde-
ciudad francona cogido entre los vientos de un pande- milh, publicado en el mismo diario el 25 de noviembre
mónium. La desdencencia directa de Cosima y Wagner de 1934. El corolario de este «aquí estoy yo» fue la
—Da niela Thode, hija de Hans von Bülow, pero más renuncia de Furtwangler a todos sus cargos en Berlín,
papista que el papa; Eva Chamberlain, otra viuda y la gran confusión subsiguiente durante cinco meses
egregia— desconfiaba visceralmente de su «tierna» en los aledaños del poder. La «reconciliación» con
cuñada y no estaba dispuesta a consentir que fuera Hitler tiene dos fechas: 10 de abril de 1935, conversa-
alterada la tradición musefstica de la casa; Karl Muck, ción en la Cancillería; 25 de abril del mismo año,
el Knappertsbusch de aquel tiempo, había decidido no concierto de reencuentro con la Filarmónica de Berlín,
dirigir más en Bayreuth; por allí repetía Toscanini con un público apretón de manos entre el «führer» y el
—¡Furtwangler y Arturo juntos!: ¿hay quién de «dirigent», y de ella resultaría la vuelta de Furtwangler
más?—, la espectacular apuesta de Siegfried Wagner el a Bayreuth en 1936 y 1937, cuando el Reich y la Opera
año anterior, pero ahora incómodo en su papel de de Berlín se volcaron en beneficio del Festival. Fueron
«protector de huérfanos» y dispuesto a romper «el aquellos años de «normalidad». El fantasma de la
ardiente pacto» al menor pretexto, que se presentó guerra no asomaba las lívidas sábanas en el horizonte.
durante los ensayos del concierto «in memoriam» de El Reino Unido, a través del «baronet» Sir Thomas
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Beecham, tendía el puente de líricos intercambios. El Álamo, Toledo, «no pasarán»... Y el fugaz retorno
Ciertamente, allí no estaban ya el judio Schorr ni el de 1951 y 1954, para celebrar la Sinfonía con coros de
ario Melchior; pero la nómina de cantantes con clase y Beethoven, la bella concesión santificad ora, mas sin
estilo era apabullante: Bockelmann, (Cióse, Zimmer- excesos, de alguien que ya estaba casi por encima del
mann, Andressen, Volker, Lorenz, Hoffmann, MUller, bien y del mal. Ciertamente, Furtwangler padecía ya
Fuchs, Leider, Prohaska, Roswaenge, Manowarda, el en estos postreros años un proceso patológico que le
divino Janssen... Furtwangler dirigió un bellísimo afectaba el oido, y es notorio que las condiciones
Lohengrín, el Parsifal posiblemente mejor cantado de acústicas del foso de Bayreuth resultan problemáticas.
toda la historia, y un Anillo que hoy no tendría Pero Furtwangler no era un director analítico, de esos
precio... A caballo o en automóvil, Furtwangler vivió que tienen que oírlo todo. En Bayreuth se descansa, se
la atmósfera de Bayreuth, hizo cordialmente música monta a caballo, se recorre el bello paisaje, se saborea
tras atravesar exultantes campos de centeno granado, la sabrosa cocina francona, se dirige bajo el frío o el
retrocedió a los orígenes de su romántica formación, calor... y se aguanta al Wagner de turno (hoy, el
saboreó por última vez la visión de la Alemania contable Wolfgang). En 1951 y 1954, Furtwangler
intacta... «vino, vio y triunfó», pero no se quedó. Sólo él sabía el
La vuelta de Furtwangler a Bayreuth, en 1943 y porqué, y nadie puede ya preguntárselo.
1944, para dirigir Los maestros cantores, fue un acto
de puro patriotismo empecinado: al final. Numancia, Ángel-Fernando Mayo
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Pero Furtwangler a través del disco, y el caso de Wilhelm Furtwangler, visto desde
partiendo de una audición objetiva, se desvincula nuestros días, es como recobrar una parte de
del rigor que impone e! estilo. Su «rubato» y nuestra cultura occidental lamentablemente perdida.
cambios de tiempo, acelerandos en los «crescendi»
y retenciones de pulso en los «diminuendi», serian
fuente de toda crítica en un intérprete de hoy.
El concierto le ofrece la oportunidad de crear el Anloni Ros Morbo
efecto que psicológicamente envuelve a un Barcelona, diciembre 1985
auditorio entero en mayor o menor grado, según
la facultad de percepción de cada persona, pero el
disco, después, en el concierto, nos llenan de
las características de Furtwangler, como les sucedió
a tantos grandes intérpretes de su tiempo. LA HUELLA DE UN
Hoy, en muchos casos se produce el hecho
contrario: intérpretes que bajo la excelente DIRECTOR GENIAL
impresión que nos pueden causar a través del
disco, después, en el concierto, nos llena de
decepción.
Quizá sea ésta la razón de más por la que hoy Quizá ningún director de orquesta ha ejercido
el disco «live» tiene aceptación por parte del una influencia más duradera en las generaciones
aficionado a pesar de las deficiencias en la toma posteriores que Furtwangler. Al llegar a Berlín, a
de sonido o en la realización, porque envuelve al comienzo de los setenta, pude observarlo una y
oyente en su propia imaginación y le hace otra vez. Era como si Furtwangler aún viviese. Sus
partícipe en su complicidad. músicos (aún quedaban muchos en la Filarmónica)
hablaban de él continuamente. Los materiales de
Una de las características más encomiables de orquesta de la Filarmónica aún conservan hoy día,
Whilhelm Furtwangler es la línea que conduce el en gran parte, sus golpes de arco. Al no haber
fraseo, de un aliento y frescura que en muy pocos tenido nunca la ocasión de verle en directo,
directores encontramos, y ello con la ayuda de un muchas veces me pregunté por las razones de tal
poderoso control de la presión vertical que le influencia. Las pocas grabaciones televisivas que
permitían mantener una constante del «tempo» existen nos muestran un director con un gesto
propiamente suyo. confusísimo, nada claro para los músicos. ¿Como
Todo director debe encontrar su «tempo» y es es posible que, con tan pobre técnica, no sólo no
del todo antinatural imitar el de tal o cual despertase la animadversión de los músicos sino
director. Hay que tener en cuenta que el «tempo» que levantase olas de admiración?
correcto es la fusión de todos los elementos en Yo creo que en esta aparente contradicción se centra
juego y entre ellos debemos contar con la uno de los misterios de la dirección de orqueste como
valoración acústica de la sala en donde tendrá fenómeno de comunicación humana.
lugar el concierto, la capacidad de reacción de la
orquesta y, por encima de todo, la propia Furtwangler pertenecía a la ya desaparecida
naturaleza del director. Furtwangler acostumbraba clase de directores que nunca aprendieron la
a poner en juego todos estos elementos. direción como asignatura, sino que llegaron a ser
directores con la práctica. Hoy es normal que un
Po otra parte, imitar los «tempi» de Furtwangler, joven director, aún en sus veinte años, dirija ya el
o de Otto Klemperer, o Giulini, por citar a tres gran repertorio a las grandes orquestas. No hay
directores que se distinguen por su pulso en casi lugar al desarrollo, a la evolución lenta y
general muy pausado, y que paradójicamente los pausada. Nos hemos lanzado a la «carrera» sin
tres son muy altos de estatura (¿puede influir esta tiempo para pensar. El resultado fatídico es que la
característica en el «tempo»?), es sinónimo de flexibilidad, la elasticidad, la libertad interpretativa
diletantismo. que caracterizaban a las generaciones anteriores a
Los medios de comunicación nos han la guerra casi han desaparecido de nuestra vida
aproximado poco a poco pero sin ningún tipo de musical y lentamente vamos cayendo en una
dificultad a la mayoría de los actos importantes rutina, en la que es casi imposible diferenciar una
que en el mundo de la ópera y del concierto se interpretación de otra. Ahora «se enseña» la
vienen celebrando en el mundo entero. Pero la dirección de orquesta. Furtwangler y sus
radio, la TV, el disco, etc., han ido destruyendo lo contemporáneos «vivieron» la dirección de
que de acontecimiento en el más estricto sentido orquesta. He ahí la diferencia. Nosotros hemos
de la palabra tenían y, con el tiempo, han dejado aprendido una técnica que hace más fácil resolver
de ser una incógnita o una sorpresa la versión de los pro ble m os técnica que hace más fácil resolver
cualquier director de orquesta, pianista, violinista, «arte» de dirigir. Furtwangler, para mi generación,
etc. y, en muchísimos casos, el «Star System» ha es sinónimo de «arte» de dirigir por excelencia,
impuesto gradualmente unas versiones standard entendido éste como la capacidad de transmitir,
traducidas por orquestas técnicamente perfectas. Por con una técnica rudimentaria, toda la profundidad
otra parte las condiciones de trabajo hoy del mensaje que los grandes compositores han
empleadas han establecido una rutina de lujo dejado en sus obras maestras.
mayoritariamente aceptada.
El reencuentro con los grandes artistas del
pasado que ya son historia, entre ellos Casáis,
Kreisler, Fischer, Sen na bel, Haskil, Klemperer, Jesús López Cobos
Walter, etc., nos acerca a una autenticidad que en Berlín, diciembre, 1985
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gl886-1986
FURTWANGLER Y LA MÚSICA DE SU TIEMPO
DIALOGO CON
ELISABETH
FURTWANGLER
La figura de Furtwangler como intérprete
del gran repertorio clásico ha podido hacer
olvidar que defendió la música contemporá-
nea y animó a los compositores de su tiempo.
Sobre este importante aspecto de Furtwan-
gler ha conversado Jean-Jacques Rapin,
director del Conservatorio de Lausanne, con
la viuda del compositor, Elisabeth Furtwan-
gler. Insertamos esta entrevista publicada en
DIAPASÓN/ HARMONfE, N° 303,
Marzo 85
JEAN-JAQUES RAPIN. Podemos empezar por un Ernest Ansermet, que se había convertido en vecino
caso concreto. Wilhelm Furtwangler dirigió, en el suyo —por casualidad, aunque ¿existe de veras la
Festival de Lucerna del verano de 1950, el Concierto casualidad?—, a orillas del lago Leman, durante los
para orquesta de Bartók, una de las páginas mayores últimos años de su vida. En particular, le parecía
de nuestro siglo, en que el genio rapsódico de Bartók necesaria una perspectiva tonal, en el amplio sentido
se une a la gran tradición sinfónica occidental. Algu- de la palabra, como base de la obra musical. Esto era
nos la consideran, erróneamente, como una obra de para el una convicción esencial. Sobre esto existe un
menor envergadura, producto de un hombre enfermo texto bastante extenso, tanto más importante cuanto
y gastado, cuando se trata, junto con el Tercer concier- que fue escrito en condiciones muy particulares. Se
to para piano, de una especie de testamento. No puede encuentra en los Aufzekhnungen (Ediciones Brock-
dejarnos indiferente que un artista como Furtwangler haus, Wiesbaden 1980).
se haya sentido atraído por esta obra y la haya dirigido En febrero de 1946 mi marido sufrió un arresto por
durante tres años consecutivos en Argentina y en parte de las autoridades francesas de ocupación en
Europa. ¿Cómo llegó él a esta obra y por qué la Innsbruck. Esta detención le permitió confiar a su
dirigía? agenda páginas donde se encuentran resumidos los
elementos más importantes que rigen la indisoluble
unión entre la obra sinfónica y la tonalidad. Si la
ELISABETH FURTWANGLER. Antes de responder tonalidad ha muerto, viene a decir en resumen, la
a esta pregunta concreta preferiría colocar las cosas en sinfonía ha muerto también. Pero, añade, si la sinfonía
una visión general. Contra lo que se ha dicho a ha muerto, desaparece también la expresión del desti-
menudo, mi marido siempre se interesó por la música no del hombre. Pues esta expresión siempre está
contemporánea, pero no cualquier música. E incluso unida a una necesaria localización en el espacio
fue más allá del mero interés. Se manifestó y se interior que sólo permite, en música, una posición
comprometió por ella- Usted conoce, sin duda —por determinada en relación a una perspectiva tonal. Es,
referirme a un caso concreto— su actitud en favor de diría yo, una realidad física y biológica semejante a la
la música de Hindemith, sus declaraciones públicas ley de la gravedad.El hombre puede vivir momentá-
para sostener, sin tener en cuenta su propia comodi- neamente en estado de ingravidez, o en estado de
dad material e intelectual, una música que el régimen atonalidad, pero lo hace con relación a la tonalidad o
político de por entonces había condenado. a la gravedad, que son sus estados sustanciales. Mi
Aunque su naturaleza se volvía un poco hacia el marido tenía una relación demasiado íntima con la
pasado, consideraba que tenía una responsabilidad, música como para poder abordarla de otra manera.
como director, y como director de una de las más Esta necesidad tonal era la piedra angular de todo
prestigiosas formaciones del mundo, hacia los compo- edificio musical, y, si era satisfecha, él se sentía, como
sitores de nuestra época. Por eso no sólo recibía cualquier ser humano, más afín a este o aquel compo-
constantemente partituras de obras nuevas para estar sitor.
al corriente de lo que se hacía —por simple probi- Y ahora paso a responder a la pregunta. Kulen-
dad—, sino que también acogía a compositores que kampf le había hablado del Concierto para violin de
llegaban a entregarle sus obras. Pero él no podía Bartóck (el que hoy día llamamos «segundo») como de
dirigir sino aquellas obras que satisfacían el sentido una obra especialmente bella e interesante. Furtwan-
existencia! que tenía de la música. En este aspecto gler la estudió, pero prefirió incluir en sus programas
fundamental se acercaba mucho a su compañero el Concierto para orquesta.
60 Schcrzo
DOSIER
J.J.R. Hace usted estas declaraciones en el salón de Ginebra de 1948: «lo que caracteriza nuestra situa-
donde Ansermet y Funvangler conversaron a menudo. ción es que exige a la conciencia musical, más que
La convergencia de actitud, de comportamiento y de nunca, que esté activa y vigilante. Sólo a condición de
sus mismos escritos es desde luego sorprendente, tanto ésto saldremos del desorden y el mundo musical saldrá
por su simultaneidad en el tiempo como por la firmeza del caos. No conseguiremos que nuestra época sea un
de sus palabras y la seriedad de su exposición. ¿Qué tiempo de grandes producciones si no lo hacemos así:
piensa usted de esta coincidencia? y ya hemos visto que eso depende de factores humanos
que desbordan la musicalidad propiamente dicha (Es-
EF. Evidentemente es muy significativo que dos critos sobre música, Ed. La Baconniére). El otro, de
existencias enteramente dedicadas a la música, coloca- Furtwangler, está sacado de su postscriptum de 1947 a
das históricamente ante las mismas preguntas sobre la Conversaciones sobre ¡a música: «Al observar la situa-
situación de la música o, más estrictamente, sobre la ción contemporánea —de la que los acontecimientos
situación del hombre ante la música, hayan aportado musicales no son sino un reflejo— el cristiano tendrá
respuestas especialmente semejantes. El que uno y inclinación a recordar que los caminos de la Providen-
otro, ante ciertas vías elegidas por creadores de su cia son insondables; que es preciso admitir humilde-
tiempo, hayan sentido la necesidad de una profunda mente que asi tiene que ser; y que incluso esto
reflexión sobre la finalidad de su arte, de las relaciones constituye una nueva razón para venerar los designios
de ese arte con el hombre y que hayan precisado poner de Dios, Pues, como dice Goethe,
por escrito esas reflexiones, es algo que dice mucho
sobre el sentimiento de responsabilidad de ambos a «Todas las violencias, todas las luchas
nuestro mundo de hoy. de las que es escenario el universo
son en Dios tan sólo eterna calma».
J.J.R. Tal vez no podríamos concluir mejor esta
charla que comparando dos claraciones, una de An- JEAN-JACQUES RAPÍN
sermet, que decía, en los Encuentros Internacionales Director del Conservatorio de Lausanne.
Scbcrzo 61
DOSIER
¡1886-1986
FURTWÁNGLER,
COMPOSITOR
Hay que atribuir también una corriente trágica a la
música del compositor. En muchas de sus cartas se ha
considerado Furtwangler a sí mismo en primera línea,
como un artista creativo, al que no le queda mucho
tiempo para esta actividad. En marzo de 1937 fueron
conocidas en Berlín sus Sonatas para Violin y Piano,
que el compositor y su primer concertista, Hugo
Kolberg, presentaron en la Sala Beethoven, vecina de
la Filarmónica. Una obra de casi una hora que
produjo una gran impresión. Tan larga composición
no perdió nada de su fuerza contemplativa en un
Festival Furtwangler, celebrado en 1974.
En noviembre de 1937 se estrenó el Concierto
para piano y orquesta de Furtwangler, con Edwin
Fischer como solista, en la Filarmónica. ¡No fue un
nacimiento fácil! Los oyentes estaban preparados, con Se le ha ensalzado casi unánimemente como intér-
toda seguridad, para una obra larga, pero sus «expec- prete ideal de Brahms y Schumann. Se ha admirado su
tativas» fueron ampliamente superadas, pues el con- completa afinidad con Wagner y Strauss; así pues, no
cierto, en tres partes, tenía la duración de una sinfonía es de extrañar que su propio estilo musical apenas se
de Bruckner. No es extraño que el interés de los destaque del de sus maestros. Si el oyente se libra de
oyentes decayera ostensiblemente en la tercera parte, esa dependencia, la música de Furtwangler le cautiva-
se advirtiera en la sala una clara pasividad y no se rá con su riqueza de temas, su fuerza sinfónica, su
hiciera, a la postre, más que aguantar con paciencia profunda expresión de «persona siempre esforzada», le
hasta el final. En medio de esta disposición de ánimo emocionará y nunca le dejará vacío, a condición de
de los oyentes, la obra, de improviso, pero ai mismo que otro, el intérprete del espíritu de esta música, esté
tiempo suavemente, llega a su tin, tras una hora de allí.
duración. Ni una mano se movió. Edwin Fischer
esperó un momento: ni un aplauso. Fischer esperó un Cuando oí por primera vez al joven Daniel Baren-
poco más: nula reacción del público. Entonces se boim como intérprete de Beethoven con la Orquesta
levantó, estrechó, algo confuso, la mano de Furtwan- Sinfónica de la Radio de Berlín, fui hacia él y le
gler, y los oyentes «despertaron» por fin, se dieron pregunté qué quería interpretar con la Filarmónica.
cuenta de su obligación de aplaudir, y, poco a poco, Con una extrañeza sin límites oí que pedía los concier-
respetuosamente, le dieron una creciente y larga ova- tos de piano de Furtwangler. ¿Quién debería dirigir?
ción. También fue la crítica. Se hablaba de un colosal El entonces también muy joven Zubin Mehta estaba
resumen de todo lo que se había creado, desde dispuesto a ello. Los días 7 y 8 de septiembre de 1964
Brahms, Reger, Strauss y Pfitzner; se alababa estruc- —más de un cuarto de siglo después de su estreno—
tura e instrumentación, y se acentuaba el carácter interpretaron ambos artistas, que juntos no sumaban
¿confesional? de la obra. Sus componentes dramáti- 50 años, este largo concierto. Las dos veces los
cos, lírico-expresivos, así como extáticos proporcio- siguieron los oyentes con gran atención. La clara
nan de hecho una visión de la disposición anímica del entrega de las dos jóvenes personalidades musicales
compositor. La evolución sinfónica del arte de Furt- infundió a la obra una nueva vida y le aseguró un
wangler, la intensidad de su lenguaje musical, apare- significado y peso musical propios.
cen dominadas; pero este lenguaje musical, que tanto En la segunda parte del programa, Matías el pintor,
como le afecta, no le permite desligarse —trágica de Hindemith, fue un recuerdo de la hazaña de
suerte de un genio— de aquel mundo de los sonidos Furtwangler treinta años antes.
que para él, para el intérprete, significa una verdadera
patria.
Woifgang Stresemann
62 Scherzo
DOSIER
Scheno 63
DOSIER
FURTWANGLER
EN DISCO
La discografta de Wilhelm Furtwangler es mencionar, siquiera de pasada, su Schubert,
lo bastante extensa como para que resulte y esa increíble Cuarta de Schumann que,
poco menos que imposible realizar un llena de ternura y luminosidad, es una verda-
comentario critico de cada uno de los regis- dera revelación, con momentos culminantes
tros disponibles en la actualidad. Al final de como el paso del tercer al cuarto movimien-
esta serie de artículos hemos reseñado todos to, en que la tensión logra mantener en vilo
los testimonios grabados por el director ale- incluso al oyente más refractario, y la Coda
mán y publicados en casi toda Europa (Espa- final que deja a cualquiera literalmente obnu-
ña, por ahora, excluida), optando por bilado. Aunque sólo hubiese grabado este
comentar estas grabaciones agrupándolas por registro, Furtwangler habría pasado a la
los autores más significativos; Haydn, Mo- historia como uno de los más grandes direc-
zart, Beethoven, Brahms, Wagner y Bruck- tores de todos los tiempos.
ner. No obstante, seria imperdonable no
64 Scherzo
DOSIER
Otro gran logro es el Don Gio- piano nS 20, K. 466. en Re menor, contrarío tuvo que aprender la
vanni de 1953. Aquí Furtwangler con la Orquesta Filarmónica de música de Wagner, tuvo que llegar
consigue establecer un puente en- Berlín y la pianista francesa Ivon- a conocerla, para poder amarla.
tre Gluck y Beethoven. El rigor ne Lefébure. Se trata de una gra- Por eso, cuando en su presencia
clásico, la armonía de formas, el bación de Mayo de 1954 en el alguien criticaba una obra de
suntuoso ropaje orquestal y vocal Festival de Lucerna donde toda la Wagner, Furtwangler preguntaba:
del primero y la fuerza energética, dimensión trágica de la obra apa- «¿Conoce usted verdaderamente la
la intensidad y la vibración ya rece magistralmente expuesta. obra?»
netamente romántica del segundo Muy pocas grabaciones de Hacia 1943 Furtwangler dijo re-
representada en su Fidelio (del que Haydn realizó Furtwangler. Ape- firiéndose a Wagner: «El músico es
Furtwangler hacía una magistral nas dos sinfonías, la 88 con la inseparable del poeta». Afirmación
creación). Todas las características Orquesta Filarmónica de Berlín sencilla y determinante, pues sólo
de este «dramma giocoso», lleno (DG), y la 94 «Sorpresa», con la han sido grandes intérpretes del
de contrastes, de tragedia y de Orquesta Filarmónica de Viena drama musical —fueren directo-
alegría; de sensualidad y espiritua- (EM1). Sin embargo, bastan estos res, cantantes o escenógrafos—
lidad, aparecen recogidas en esta dos botones de muestra para adivi- quienes descubrieron la unidad in-
versión en la que brillan con luz nar el interesante intérprete de la terior del incomparable poeta-mú-
propia Cesare Siepi en un Don música del compositor austro- sico que creó Tristan o Parsifal.
Giovanni antológico, Lisa della húngaro que se escondía en Furt- El romántico y poético Furt-
Casa o Elizabeth Schwarzkqpf wangler. Toda la frescura, la wangler dirigió siempre Wagner,
(según la toma), extraordinarias solidez de rasgos, la gracia campe- después de llegar a amarlo, desde
Elviras, Elizabeth Grümmer, paté- sina que anima los pentagramas la entraña poética de cada obra; y
tica y definitiva Anna, Antón Der- haydmanos aparecen recogidas en así su teoría y «praxis» del «tempo»
mota, ejemplar Ottavio, y, por no estas dos magistrales interpreta- que es lo que confiere su espléndida
citar a más, Otto Edelmann, lleno ciones del director alemán. subjetividad al arte de intérprete,
de recursos vocales y teatrales Pese a su no excesiva calidad de mediador, que poseyó Furtwan-
como Leporello. gler, se enriqueció con la medida y
técnica, se trata de versiones de
Las bodas de Fígaro, (como las referencia. el ritmo de la subterránea poesía de
dos precedentes, grabación Cetra) la obra wagneriana. Por ello, si no
que provienen de una representa- A. R. fuera hacer injusticia a su visión de
ción del mismo año, no tienen la la Quinta o la Novena de Beet-
altura de las dos anteriores. Por hoven, de la Sinfonía «Grande» de
dos razones fundamentales. La Schubert o la Cuarta de Schu-
primera porque se trata de una mann, podría sostenerse que nin-
versión en alemán, lo que rompe guna otra música llegó a ser tan
los esquemas de la ópera napolita- suya como la de Trisian, pues allí
na sobre los que se asienta la obra; WAGNER Y Furtwangler penetraba en el reino
la segunda porque a la dirección de la «poesía del subconsciente»,
furtwangleriana le falta un poco de BRUCKNER que es el alma de esta «summa
chispa, de gracia, de dinámica tea- artis» del romanticismo.
tral para reflejar toda la compleji-
dad y toda la perfección de la Si, como ha dicho su viuda, Es lamentable que no conser-
partitura. En todo caso conviene «Furtwangler sin Beethoven es ab- vemos su Parsifal de Bayreuth, en
destacar la condesa de la Schwarz- solutamente inconcebible», puede 1936, con Helge Roswaenge, Mar-
kopf y el conde de Schoffler. parafrasearse que hoy Wagner sin iha Fuchs, Herbert Jannssen e Ivar
Furtwangler es irreconocible. Andrésen. Pero el Trisian con
Dentro del campo mozartiano La música de Beethoven era para Kirsten Flagstad, Los maestros
no debe olvidarse una grabación él natural, consustancial, el aire cantores del Festival de guerra
ejemplar, la del Concierto para que se respira para vivir. Por el (1943), el Anillo de la Scala (1950)
DOSIER
y el de Roma (1953), La Walkiria Furtwangler se expresaba así aún questación wagnerianos. Por estas,
de 1954 en Viena (su última graba- en 1950: «...esto me lleva a una y por otras causas, en las graba-
ción), los fragmentos del Lohen- cuestión muy tópica: las versiones ciones que nos han quedado
grin de Bayreuth (1936), los diver- originales de Bruckner. Indepen- —Cuarta (2), Quinta, Séptima (2)
sos procedentes del Covent Garden dientemente de las consideraciones y Octava (2)—, pese a su grandeza
o de Berlín y los insuperables re- de «tetnpo» con las cuales el direc- contemplativa siempre hay proble-
gistros con la Flagstad de la «In- tor ha de hacer como Mahler habla mas de «tempo» en los «finale»,
molación de Brünnhilde» permiten hecho, éstas consistían en adaptar con soluciones casi paroxisticas en
que todavía podamos reconocer a! los sonidos de la melodía a la las codas. Afortunadamente, al
Wagner poético, hoy en vías de realidad relativa. Esto es lo que menos una vez Furtwangler alcan-
extinción: si algún lector sintiera la Schalk y Loewe hicieron con sus zó en Bruckner sus más altas cotas
inquietud de comprobar lo que modificaciones, y con ello no han de trágico visionario, dicho sea en
quiero decir, me atrevo a reco- hecho otra cosa que efectuar la función de los documentos sono-
mendarle un disco de la «Furt- consitución de una edición más ros que conservamos: la terrible
wangler Editíon» (Fonit Cetra 25) práctica de los llamados origina- Novena («Primera Edición Revisa-
que ha estado hace poco disponi- les. Las extensiones de las parti- da». Alfred Orel) que dirigió en
ble en España; la joya contiene los turas son de este modo muy conse- Berlín el día 7 de octubre de 1944,
fragmentos de Lohengrin antes ci- guidas; si uno quisiera interpretar grabación que constituye uno de
tados, dos de Trislan procedentes el original como muchos musicó- los más dramáticos testimonios de
de la Opera de Berlín y, sobre logos querrían hacer, el resultado la angustia del artista ante el ine-
todo, la más ardiente ejecución sena algo imposible». vitable aniquilamiento de un
mundo.
Scherao 67
DANZA
68 Scherzo
DANZA
Scherzo 69
PARA QUE
SIRVE UN
FESTIVAL DE crónicas de la prensa madrileña,
cuyos recortes, todos, teneo ahora
JAZZ, O EL delante de mi reúno estadística-
mente las cuatro principales críti-
mente— un festival de jazz. Pero
podían haber aprendido ya, pues
SINCOPE DE cas generales: l e Descoordenada
abundancia de sesiones —con pa-
llevan varias ediciones y tampoco
es levantar una estación espacial,
LA SINCOPA lizas de siete conciertos en doce
horas— en la inauguración de la
el REALIZAR un festival de esta
clase de música. Además llueve
Reconsideraciones temporada, que una vez termina-
da, adiós a la síncopa —el sincope
sobre mojado. El año pasado fue-
ron los mismos errores de realiza-
críticas y otras de la síncopa— por parte del Mi-
nisterio, hasta la paliza del año
ción técnica y artística que alimen-
ta la fama de negados que tenemos
varias cuestiones que viene. 2^ Incorregibles pro-
blemas del sonido amplificado —y
en este país para tales eventos.
Remito al número pertinente de la
finales, sobre las monitores de escenario— que em-
pezase siempre de igual manera —
revista «Ritmo», desde donde tam-
bién hicimos algunas sugerencias
movidas reventándonos los tímpanos— y se
suceden lo mismo —interrupcio-
de soluciones y la principal era
proveer de un Director de Audito-
ministeriales con la nes en las líneas electroacústicas— rio al frente de cada concierto,
3B Decoración cutrefuneraria — responsabilizándose del funciona-
música de jazz. cuando la había— y luces que en miento, coordinación y ejecución
ocasiones parecían en manos de del conjunto de servicios técnicos y
bomberos... a mangazo limpio y artísticos —sonido, monitores, lu-
no dando con el «agua» en el «fue- ces y en su caso video o grabacio-
go» del músico que «ardía» su im- nes— a la manera como José Luís
S E preguntaba hace un año
un colega de Barcelona, Mi-
guel Jurado en la revista
«Músicos» (n.s 29 febrero 85) de
aquella ciudad «¿Sirve de algo un
provisación y 42 Resulta que oi-
mos a algunos participantes de
dudosa calidad para enmarcarlos
en un Festival de Jazz.
Alonso desempeña labores parale-
las en las funciones teatrales. Pun-
tualizábamos también que tal Di-
rector en funciones de Auditorio,
Festival, por sí sólo?» a propósito Cada una de estas objeciones, tenía que ser MÚSICO y que en
de la penúltima Edición que sobre podría tener aquí su análisis que base a tal capacidad fuera dando
música de jazz vienen realizando ahorro a los lectores de SCHER- directrices o en su caso correccio-
cada año los organizadores del ZO por falta de espacio, y sobra de nes sobre la marcha a los manipu-
Ministerio de Cultura. Casi doce aburrimiento, pero que sí quere- ladores de cada servicio, general-
meses después y tras la consiguien- mos resumir el primerjuicio al que mente simples electricistas, toquis-
te sexta Edición, aquí en Madrid, nos llevan tales objeciones: En la tas, pincha-discos, cameramans
tenemos que recoger la misma cu^s Oficina de Coordinación Artística (retrateros) sin puñetera idea del
tión que pudiendo replantearla de (Javier Estrella) del Ministerio de objeto de su trabajo: LA MÚSICA
muchas maneras, la formulamos Cultura, hay GESTORES DE y en función exclusiva de la cual,
para empezar asi: ¿Cuales son los DESPACHO que en su vida se deberían desenvolverse. ¿Por qué
resultados —técnicos y artísticos han visto en otra, que tenga nada no se requieren los servicios de
de tales atracones de música de que ver con REALIZAR de forma tales Directores de Auditorio,
jazz? Echando cuentas con las satisfactoria —técnica y artística- como se hace en Alemania, en
70 Scherzo
JAZZ
Scherro 71
JAZZ
EPISODIOS
V UELVO atravesando la pla-
za de Colón. Puede que
sea «la hora azul» de esta
tarde de invierno lo que obliga a
mi cabeza a rechazar el blues cam-
INVERNALES
No lo sé. Una explicación po-
dría ser que el aficionado «recupe-
rable» se encuentra sin propios
recursos y no recibe la asistencia
adecuada por parte de los llama-
biándolo nada menos que por Pe- dos críticos —un grupo de insensa-
ruvian Sunsei de Kenny Barron. tos en su mayoría que, a juzgar por
¡Una puesta de sol del Pacífico, lo que escriben o dicen y por lo
aqui, en el pesado centro de Ma- que se me alcanza, se hallan des-
drid! Reconozco que es absurdo y provistos no solo de cualquier
suena a rebuscado, por no decir pasión sino de mero interés por la
cursi. Pero bajo el brazo llevo los materia que les ocupa y ayuda a
dos discos más recientes de esle sobrevivir. No se sabe muy bien
extraordinario pianista que acaba por qué se dedican a hablar de una
de pasar por aquí con el cuarteto música por la cual, aparentemente
Sphere. Se llaman Creen Chime- no sienten nada. ¿Cuestión de mo-
neys y Scratch; tengo mucha prisa da? ¿O de snobismo? Quizá. Poco
por oírlos. importa. Lo que urge de verdad es
Y me encuentro con J., amigo sanear los medios y exigir un tra-
de los buenos desde mi llegada a tamiento para el jazz como el que
España hace ahora un cuarto de se da a otros géneros musicales.
siglo, asi, como suena. Anda con De no ser así corremos el riesgo de
un flamante flirt inglés y barba de seguir siendo la misma restringida
último modelo hispano. No es que familia de siempre, testigos desde
nos veamos mucho en esta época hace demasiados años sin acceso a
postfranquista que nos tiene a los grandes medios de difusión, ni
ambos, a todos, tan ocupados en ganas de ello, viendo como nues-
cubrir huecos y en no acumular tro jazz continua cayendo en las
más retrasos para no perder el peores manos que no hacen más
talgo de los 80. Asi que nos para- que maltratar, falsificar, adulterar
mos ante el semáforo cerrado para lo que está a su alcance, sea desde
saludarnos. De entrada, como pa- el papel de colaboradores de pren-
ra desarmarme, exclama: sa, radio o televisión o, lo que es
casi peor, como organizadores, a
—Te advierto que empiezo a menudo con considerables canti-
estar un poco cansado de lo del dades de dinero «oficial» a su dis-
jazz. Es evidente que no admite posición.
discusiones. Ni siquiera da expli-
caciones. Noto que arrastra la mis- Si fuéramos cínicos, podríamos
ma mala conciencia de siempre. decir que, en el fondo, da igual.
—Además no hay buenos sitios Después de tantos años en la bre-
para escuchar en esta puñetera ciu- Tipos como J. los hay en todas cha y en la más absoluta (y delicio-
dad. No dice más, y empieza a partes, en París, en Londres, en sa) soledad nadie vendrá desde
alejarse en el momento mismo de Copenhage, seguramente en Nue- fuera, por así decirlo, a estropear-
abrirse el paso de peatones. Es va York también. Intelectuales sa- nos nada a nosotros. Sin darnos
como si huyera. La chica tiene ludables, es decir abiertos y curio- excesiva importancia, tal vez nin-
justo el tiempo de volverse y gritar sos, con odio para la música y guna, sabemos perfectamente que
en su idioma materno, como pi- fuerzas para aparecer en cualquier somos unos afortunados que mu-
diendo auxilio: lugar donde se da para «estar al chas veces, sin un duro, nos senti-
—A hopeless case. tanto». Y siguen tan despistados. mos millonarios.
Una semana más tarde vuelvo a ¿Por qué se han perdido? ¿Será Tanto da el jazz cuando se vive
tropezar con J. en uno de esos que el jazz para ellos nunca fue con autenticidad. Toda una vida
deprimentes tres conciertos donde más que un pretexto, y que la no basta para dominarlo, para di-
músicos locales de cierto talento se actual situación de este país no les gerirlo en toda su magnitud y con
empeñan en intentar unir el jazz y deja sitio para destacar, para bri- toda su potencia poética. Cuando
el flamenco logrando tan solo una llar, para presumir al nivel que todos entendamos el jazz en esta
detestable confusión en lugar de la quisieran aunque fuera a costa de dimensión, podemos comunicar.
deseada fusión. El individuo en la música? ¿O es que no tuvieron Antes, ni hablar.
cuestión no oculta su entusiasmo jamás la actitud seria y responsa- ¡Al que no le guste, que se lar-
por algo que casi considera un ble que el jazz, al igual que cual- gue!
invento suyo. Y nos volvemos a quier otra actividad cultural, re-
separar. quiere? Ebbe Traberg
72 Scherzo
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Scherao 73
ALTA FIDELIDAD
74 Schcrzo
ALTA FIDELIDAD
NOTICIAS
La paradoja
del operista
Paul Hindemith (1895-1963) mostró
una de las mayores vocaciones operís-
ticas del siglo XX. El estreno en Ma-
drid de Hin und zuriick, ópera brevísi-
ma de este compositor, nos da la opor-
tunidad de referirnos a su obra para el
teatro lírico.
N Hindemith se dan diversas paradojas: surge acidez expresionista), pasó a convertirse en uno de los
El retorno a Bach
En muchos sentidos Hindemith es continuador de
la labor de Max Reger, fallecido en 1916, que es otro
de los compositores sólidamente germánicos que pre-
dicaban un «retorno a Bach». Pero Hindemith se ve
libre del espíritu romántico en que se halla ba-inmerso
Reger. Es más, huía de él como de la peste, y en ese
sentido el Neoclasicismo de Hindemith es la búsqueda
de un orden en el acervo occidental contra el supuesto
desorden propio del subjetivismo decimonónico. Hin-
demith opuso un complejo (e ingenuo) sistema armó-
nico al serial i smo decisivo de Schonberg, en un intento
de salvaguardar la tonalidad como base inexcusable
de aquel orden. Sus grandes modelos provienen del
Barroco y el Clasicismo y con tan sólidos principios
compuso una obra amplia y desigual, menos valorada
hoy que en su momento. Con el tiempo, Hindemith,
de ser una versión alemana de Poulenc, con su objeti-
vismo antiemotivo, antirromántico y burlón (más la Paul Hindemxíh
76 Scherzo
LA OPERA DEL SIGLO XX
VERTICALES
7B Scheno
í
*
J
BALLET NACIONAL
DE ESPAÑA
D I R E C C I Ó N : M A R Í A D E A X I L A
MINISTERIO DE CUTURA
«Hitun mora « us «ws [scwnos v ae o Waco
AL SERVICIO ÍRM) DE LA MÚSICA
REAL MUSICAL
CARLOS III, 1
(Frente al Teatro Real)
Tels.: 241 30 09 - 241 31 06
28013 MADRID