-El
Imperio Bizantino y Justiniano. La parte oriental del imperio, al cortar sus
relaciones con accidente después del año 476, vio resurgir nuevamente la
tradición griega, un estilo cultural que le había sido arrebatado por la
acción romanizadora. Esto determino que el imperio de oriente se lo
llamara imperio griego y, más frecuentemente imperio bizantino, por el
auge que adquirió como metrópoli Bizancio. El imperio bizantino sobrevivió
por espacio de diez siglos a la catástrofe del 476, ya que después de
experimentar toda clase de vicisitudes sólo cedió la acción arrolladora de
los turcos otomanos, cuando éstos ocuparon Constantinopla en el año
1453. De su fecunda historia sólo nos cabe recordar el gobierno de
Justiniano a quién, puede considerarse el último emperador romano,
porque con su obra legislativa se cierra el ciclo evolutivo del derecho
nacido en Roma. Llegado al trono de Bizancio, Justiniano hizo florecer
como ningún otro gobernante el imperio bizantino. Le preocupó la solución
de los más variados problemas, se dedicó a la tarea de imponer a sus
súbditos una unidad de creencias religiosas basada en la adopción del
cristianismo ortodoxo, que era la religión oficial del Estado. Su obra más
lograda fue la sanción del Corpus Iuris Civilis, que era la compilación de los
más puros principios del derecho romano y monumental legado del mundo
clásico que, al igual que Roma, tiene vocación de eternidad. Si adoptamos
un orden cronológico, tenemos que señalar que el año 494 a. de C. como el
hito inicial de las conquistas plebeyas, al nombramiento de magistrados
plebeyos. Así nacieron el tribunado de la plebe y la magistratura auxiliar, el
edilato plebeyo. El 462 a. de C. marca un momento trascendente de la
evolución cuando el tribuno Terentilio Arsa propuso la elección de una
magistratura extraordinaria para redactar un cuerpo legal que regulara los
derechos tanto de patricios como de plebeyos. Esta iniciativa, no cristalizó
hasta los años 451-450 a. de C. cuando los decenviros sancionaron la Ley
de las XII Tablas, de enorme gravitación para el logro de la igualdad jurídica
de las dos clases. La Lex Canuleia del año 445 a. de C. fue importante
dentro del proceso que venimos siguiendo, pues ella autorizó el
connubium entre patricios y plebeyos, que se encontraba prohibido hasta
entonces, por la costumbre y consagrado en la Tabla XI del código
decenviral. En el 421 a. de C. los plebeyos son admitidos en la cuestura.
Con la Lex Licinia de consulatu del año 367 a. de C. se les concedió el
derecho a ocupar el consulado, suprema magistratura republicana. En el
356 a. de C. tuvo lugar, el nombramiento del primer dictador plebeyo
Marcio Rutilo. Llegaron los plebeyos a la censura en el año 351 y a la
pretura en el 337. La sanción de la ley de las XII Tablas no abrió el
conocimiento del derecho a la clase patricia, pues el colegio pontifical
continuó con el monopolio de él a través del secreto de las fórmulas y las
acciones de la ley y de los días fastos y nefastos. Por ello la publicación del
ius Flavianun por el liberto de Gneus Flavius en el año 304 a. de C., ya que
por su medio se dieron a luz las fórmulas de las acciones de la ley y se
señalaron asimismo los días fastos y nefastos. El año 287 a. de C. en que se
sanciona la Lex Hortensia, señala la culminación de la trayectoria que
siguen los plebiscitos para equipararse a la ley comicial. Este proceso que
se inició, con la Lex Valeria Horatia y continuó después de un siglo con la
lex Publilia, llegó a su término con la Lex Hortensia. Pero la absoluta
integración patricio-plebeya se produjo en el año 254 a. de C. cuando
Tiberio Coruncanio, primer jurisconsulto, fue a la vez el primer plebeyo que
accedió al pontificado máximo. A partir de entonces apareció la clase
senatorial, nueva aristocracia basada en el poder económico y
fundamentalmente en la influencia política. Se pertenecía a ella por haber
formado parte del senado o por haber tenido en la familia un miembro de
dicho cuerpo