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2.2.-Integración patricio plebeya durante la república. 6.2.

-El
Imperio Bizantino y Justiniano. La parte oriental del imperio, al cortar sus
relaciones con accidente después del año 476, vio resurgir nuevamente la
tradición griega, un estilo cultural que le había sido arrebatado por la
acción romanizadora. Esto determino que el imperio de oriente se lo
llamara imperio griego y, más frecuentemente imperio bizantino, por el
auge que adquirió como metrópoli Bizancio. El imperio bizantino sobrevivió
por espacio de diez siglos a la catástrofe del 476, ya que después de
experimentar toda clase de vicisitudes sólo cedió la acción arrolladora de
los turcos otomanos, cuando éstos ocuparon Constantinopla en el año
1453. De su fecunda historia sólo nos cabe recordar el gobierno de
Justiniano a quién, puede considerarse el último emperador romano,
porque con su obra legislativa se cierra el ciclo evolutivo del derecho
nacido en Roma. Llegado al trono de Bizancio, Justiniano hizo florecer
como ningún otro gobernante el imperio bizantino. Le preocupó la solución
de los más variados problemas, se dedicó a la tarea de imponer a sus
súbditos una unidad de creencias religiosas basada en la adopción del
cristianismo ortodoxo, que era la religión oficial del Estado. Su obra más
lograda fue la sanción del Corpus Iuris Civilis, que era la compilación de los
más puros principios del derecho romano y monumental legado del mundo
clásico que, al igual que Roma, tiene vocación de eternidad. Si adoptamos
un orden cronológico, tenemos que señalar que el año 494 a. de C. como el
hito inicial de las conquistas plebeyas, al nombramiento de magistrados
plebeyos. Así nacieron el tribunado de la plebe y la magistratura auxiliar, el
edilato plebeyo. El 462 a. de C. marca un momento trascendente de la
evolución cuando el tribuno Terentilio Arsa propuso la elección de una
magistratura extraordinaria para redactar un cuerpo legal que regulara los
derechos tanto de patricios como de plebeyos. Esta iniciativa, no cristalizó
hasta los años 451-450 a. de C. cuando los decenviros sancionaron la Ley
de las XII Tablas, de enorme gravitación para el logro de la igualdad jurídica
de las dos clases. La Lex Canuleia del año 445 a. de C. fue importante
dentro del proceso que venimos siguiendo, pues ella autorizó el
connubium entre patricios y plebeyos, que se encontraba prohibido hasta
entonces, por la costumbre y consagrado en la Tabla XI del código
decenviral. En el 421 a. de C. los plebeyos son admitidos en la cuestura.
Con la Lex Licinia de consulatu del año 367 a. de C. se les concedió el
derecho a ocupar el consulado, suprema magistratura republicana. En el
356 a. de C. tuvo lugar, el nombramiento del primer dictador plebeyo
Marcio Rutilo. Llegaron los plebeyos a la censura en el año 351 y a la
pretura en el 337. La sanción de la ley de las XII Tablas no abrió el
conocimiento del derecho a la clase patricia, pues el colegio pontifical
continuó con el monopolio de él a través del secreto de las fórmulas y las
acciones de la ley y de los días fastos y nefastos. Por ello la publicación del
ius Flavianun por el liberto de Gneus Flavius en el año 304 a. de C., ya que
por su medio se dieron a luz las fórmulas de las acciones de la ley y se
señalaron asimismo los días fastos y nefastos. El año 287 a. de C. en que se
sanciona la Lex Hortensia, señala la culminación de la trayectoria que
siguen los plebiscitos para equipararse a la ley comicial. Este proceso que
se inició, con la Lex Valeria Horatia y continuó después de un siglo con la
lex Publilia, llegó a su término con la Lex Hortensia. Pero la absoluta
integración patricio-plebeya se produjo en el año 254 a. de C. cuando
Tiberio Coruncanio, primer jurisconsulto, fue a la vez el primer plebeyo que
accedió al pontificado máximo. A partir de entonces apareció la clase
senatorial, nueva aristocracia basada en el poder económico y
fundamentalmente en la influencia política. Se pertenecía a ella por haber
formado parte del senado o por haber tenido en la familia un miembro de
dicho cuerpo

4.1.-El estado social durante el principado. Los patricios y los


plebeyos se habían integrado de tal suerte que esta diferenciación
desapareció en tiempo del principado. Sin embargo surgieron distintos
niveles sociales, como una nobleza de viejo cuño, constituida por la
aristocracia senatorial; y una nobleza de fortuna, integrada por los
caballeros, que sobresalió sobre todo en Italia y en las provincias y que
también desempeñó tareas de importancia en la administración estatal.
Esas clases altas de ciudadanos con plenitud de derechos y de hombres
del más alto honor, tuvieron que enfrentarse por el predominio de la una
sobre la otra. La clase ecuestre, formada por banqueros y comerciantes
adinerados, va a desplazar aquella de las funciones más prominentes del
gobierno imperial. Elemento ponderable son los extranjeros que
masivamente concurren a Roma y a la península itálica atraídos por las
perspectivas que el gran Imperio les ofrece. Los príncipes, les van
permitiendo el acceso a la ciudadanía romana, sobre todo a aquellos que
en las ciudades del ámbito romano hubieran pertenecido a las clases
pudientes o desempeñando magistraturas o funciones públicas de
importancia. Más adelante por medio de la concesión directa de la
ciudadanía por el príncipe; se colocan en igual condición jurídica que los
ciudadanos optimo iure. Por fin el proceso culmina cuando una célebre
constitución del emperador Antonio Caracalla otorga la ciudadanía a todos
los habitantes del imperio, con excepción de los llamados peregrinos
dediticios. También existió una clase inferior, la plebe, que no es la misma
entidad social de los primeros tiempos de Roma, sino un proletariado
alejado de las posibilidades de formar la elite burocrática por no
pertenecer a una nobleza de origen, ni a los grupos adinerados de la
sociedad.
5.2.-Las reformas de Dioclesiano y Constantino. La principal
reforma de Dioclesiano persuadió de que la gran extensión del imperio
dificultaba su gobierno, por lo que consistió en asociar a un colega con
quien compartir funciones gubernamentales. A tal fin designó en el año
286 a Maximiano a quién le adjudicó el gobierno de Occidente con Milán
como capital, mientras se reservaba para si el Oriente con capital en
Nicomedia. A partir de ese momento Roma no es capital del Imperio más
que nominalmente, a la vez que se reconoce que Oriente y Occidente
constituyen dos partes diferenciadas, por sus tendencias características
dentro del espacioso territorio Imperial. Aquel gobierno dual se prolongó
hasta el año 293 en que Dioclesiano decidió ampliar la reforma nombrando
otros dos emperadores: Constancio Cloro y Galerio, para ejercer sus
gobiernos. El primero tenía a su cargo la Galia, España y Britania; mientras
que le segundo Ilaria y Grecia. Los cuatro emperadores no estaban
colocados en un pie de igualdad, pues el título de Augusto era privativo de
Dioclesiano y Maximino, y el de César lo ostentaban Constancio, Cloro y
Galerio. Se fundó así un nuevo sistema político, la tetrarquía, en el que
actuaban como emperadores dos Augustos, de los cuales el más antiguo
era superior al más reciente, y con dos viceemperadores con la designación
de Césares. Con la implantación del gobierno tetrárquico, Dioclesiano
persiguió asegurar el control de la administración pública y la vigilancia
efectiva de las provincias amenazadas por las migraciones de pueblos
foráneos y muy especialmente, regular el problema de la sucesión imperial.
Otra preocupación de Dioclesiano fue separar el poder civil del militar, para
hacer más difícil las usurpaciones y asegurar un mejor rendimiento
administrativo. Fue así que los gobernadores de provincia sólo tuvieron
funciones civiles y judiciales, ya que sus poderes castrenses pasaron a
militares de carrera, los duques. Italia fue dividida en circunscripciones
permanentes, llamadas correcturas. En la cumbre de una burocracia
organizada, se hallaba el consejo imperial, reorganizado por Dioclesiano
con el nombre de Sacro Consistorio. En el año 305 abdicaron
simultáneamente Dioclesiano y Maximino, situación que puso a prueba la
consistencia del sistema tetrárquico que funcionó tal como había sido
previsto por si fundador, pues Constancio Cloro y Galerio ocuparon
posición de Augostos y designaron Césares a Maximino Dava y Severo.
Empero la muerte de Constancio Cloro desencadenó una crisis que tuvo
una duración de 18 años y que constituyó la ruina del gobierno tetrárquico
y es resquebrajamiento, al menos por algún tiempo, de la unidad imperial.
El emperador Constantino completó la obra de Dioclesiano. La evolución
del régimen político hacía una monarquía autocrática de tinte oriental
continuo y se perfeccionó aún más. El traslado de la capital del Imperio de
Roma a Bizancio, que posteriormente se denominó Constantinopla, en
homenaje al emperador Constantino. En materia administrativa,
Constantino continuó fiel a los principios rectores del sistema de
Dioclesiano y siguió aplicándolos rigurosamente. Para una mejor
administración Constantino dividió el imperio, siguiendo los principios de
Dioclesiano, en cuatro grandes prefecturas: Oriente, Iliria, Italia y las Galias,
las cuales a su vez comprendieron varias vicarias o diócesis, y éstas un
determinado número de provincias. Fue preocupación fundamental del
emperador Constantino la regulación de la cuestión religiosa, que tanta
incidencia había tenido en el régimen imperial. Convertido al cristianismo
después de la batalla del puente Milvio, en el año 313, sancionó el célebre
edicto por el que se prohibía las persecuciones a los cristianos y se
proclamaba al cristianismo religión oficial del estado. Las reformas políticas
introducidas durante la era dioclesianea-constantiniana acabaron con todo
vestigio republicano y como consecuencia los antiguos órganos,
magistratura, senado y pueblo, no guardaban no recuerdo de sus
características y poderes; mientras que el edilato y el tribunado habían
desaparecido en la época de los Severos.
6.1.-División del imperio e invasión de los bárbaros. Dos
hechos históricos trascendentes y de gravitación en el desarrollo del
derecho romano acaecieron durante el período del dominatus: la
división del imperio y la invasión de los pueblos bárbaros. Este
último tuvo por consecuencia la caída del imperio de Occidente
en el año 476, comenzando con tal acontecimiento la Edad
Media. La división del imperio y la existencia de un titular en
Oriente y otro en Occidente, no vino a señalar una separación del
poder, sino más bien, un ejercicio colegiado. En efecto cada
emperador sancionaba la ley para su estado, pero era de práctica
que el colega la publicara también en la otra parte del imperio,
dándole vigencia. Por lo que concierne a las invasiones de los
pueblos bárbaros, se acentúan después de la muerte de
Teodosio. Italia fue una de las últimas ciudades que cayó ante el
poder de los bárbaros, pero el procedimiento utilizado no fue
igual al que habían seguido otras provincias. El imperio de
occidente, despojado de todas sus provincias por los bárbaros,
había terminado su existencia en el año 476.
6.2.-El Imperio Bizantino y Justiniano. La parte oriental del
imperio, al cortar sus relaciones con accidente después del año 476, vio
resurgir nuevamente la tradición griega, un estilo cultural que le había sido
arrebatado por la acción romanizadora. Esto determino que el imperio de
oriente se lo llamara imperio griego y, más frecuentemente imperio
bizantino, por el auge que adquirió como metrópoli Bizancio. El imperio
bizantino sobrevivió por espacio de diez siglos a la catástrofe del 476, ya
que después de experimentar toda clase de vicisitudes sólo cedió la acción
arrolladora de los turcos otomanos, cuando éstos ocuparon Constantinopla
en el año 1453. De su fecunda historia sólo nos cabe recordar el gobierno
de Justiniano a quién, puede considerarse el último emperador romano,
porque con su obra legislativa se cierra el ciclo evolutivo del derecho
nacido en Roma. Llegado al trono de Bizancio, Justiniano hizo florecer
como ningún otro gobernante el imperio bizantino. Le preocupó la solución
de los más variados problemas, se dedicó a la tarea de imponer a sus
súbditos una unidad de creencias religiosas basada en la adopción del
cristianismo ortodoxo, que era la religión oficial del Estado. Su obra más
lograda fue la sanción del Corpus Iuris Civilis, que era la compilación de los
más puros principios del derecho romano y monumental legado del mundo
clásico que, al igual que Roma, tiene vocación de eternidad.

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