INTRODUCCIÓN
El nuevo sistema procesal penal está constituido por diversas normas positivas
constitucionales y legales. Se constituye por tanto de la Constitución Política de la República
y de diversos cuerpos legales.
Debemos citar en primer lugar a la Ley 19.696, que estableció el texto del Código Procesal
Penal (CPP) y fue publicada en el Diario Oficial el 12 de octubre de 2000, teniendo
aplicación progresiva en las distintas regiones del país hasta regir en todo el territorio
nacional a partir del 16 de junio de 2005.
También son cuerpos legales importantes la Ley 19.640, Orgánica Constitucional del
Ministerio Público, la Ley 19.665, que modificó el Código Orgánico de Tribunales, la Ley
19.718, que creó la Defensoría Penal Pública y la Ley 19.806 sobre Normas Adecuatorias
del Sistema Legal Chileno a la Reforma Procesal Penal.
* Nuestro nuevo sistema procesal penal imperante se fundamenta en las siguientes bases:
Hay una mayor regulación de las facultades de las policías en la investigación criminal y,
en general, en las actuaciones jurisdiccionales que se les encomiendan.
Es un derecho que tiene el acusado. El juicio oral es quizás la gran novedad de este sistema
nuevo y el acusado tiene el derecho a un juicio oral, público y previo a la condena penal
(Art. 1 CPP).
Se reconoce este derecho en el Art. 4 CPP. por el cual el imputado será considerado
inocente mientras no medie sentencia firme o ejecutoriada (relacionado al concepto de
sentencia firme o ejecutoriada del Art. 174 CPC).
2) GARANTÍAS CONSTITUCIONALES DEL PROCESO PENAL.
Del mismo modo, es de suma importancia tener presente que el sistema de garantías
contemplado en la Constitución cubre toda la actividad persecutoria penal del Estado, es
decir, el estatuto que rige desde el primer momento en que hay actividad persecutoria penal
estatal, principio que, además, es recogido expresamente por nuestro Código Procesal
Penal.
Ellas dicen relación con la existencia de normas constitucionales que regulan al órgano
jurisdiccional en lo penal. Podemos distinguir las siguientes.
En cuanto a ser un tribunal “competente”, la Constitución exige a los órganos del Estado y
específicamente a los tribunales, actuar dentro de sus atribuciones (Arts. 6, 7 y 76).
Pero además el tribunal debe estar establecido con anterioridad por la ley, Art. 19 número
3°, inciso 4°. En la Comisión de Estudio de la Nueva Constitución se originó un debate en
cuanto al alcance de la frase “establecido con anterioridad por ésta”. Partiendo de la base
de que la expresión “juzgar” está empleada en la acepción de “sentencia”, se podría pensar
que el tribunal debería estar establecido con anterioridad a la dictación de la sentencia; con
anterioridad a los hechos o a la iniciación del proceso. En el seno de la comisión prevaleció
este último parecer.
Para zanjar esta discusión y coincidiendo con el Art. 2 CPP, en definitiva la Ley 20.050 –del
año 2005- modificó el texto constitucional disponiendo que el tribunal debe estar establecido
por la ley “ …. con anterioridad a la perpetración del hecho.”
Con todo, la Constitución en su Art. 5°, incorpora como norma del ordenamiento jurídico
chileno el Art. 8° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(Pacto de San José de Costa Rica), que señala como garantía procesal el que “toda persona
tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial”.
A su vez, el Art. 7 señala que los órganos estatales deben actuar “en la forma que prescriba
la ley”, debiendo entenderse que dentro de la “forma legal” de actuación se aplican
plenamente las disposiciones legales sobre imparcialidad de los jueces.
a. Independencia externa, que tiene que ver con la independencia de los jueces
en relación con los demás poderes del Estado. Se refiere, por ejemplo, al
sistema de nombramiento y ascenso de los jueces.
b. Independencia interna, que tiene que ver con la independencia de los jueces
respecto de sus superiores jerárquicos dentro de la estructura del poder
judicial.
De esta forma, si bien el constituyente no estableció una norma semejante al Art. 12 del
COT, claramente se consagra la independencia judicial en el texto constitucional.
4. Inexcusabilidad.
El Art. 19 número 2° de la Constitución dispone que “En Chile no hay persona ni grupo
privilegiados…” y en el mismo sentido el número 3° del mismo Art. 19 consagra, en lo que
respecta a la materia procesal, a “ … la igual protección de la ley en el ejercicio de sus
derechos” como forma de reconocer la igualdad ante la justicia, lo que implica que toda
persona que recurra a los tribunales debe ser atendida por éstos de acuerdo a leyes
comunes para todos.
6. El derecho de petición.
El Art. 19 Nº 3, inciso 5°, CPR prescribe: “Toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al
legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación
racionales y justos”.
Por su parte el Art. 8° del Pacto de San José de Costa Rica, dispone que en este sentido y
referido a las garantías judiciales, señala que “toda persona tiene derecho a ser oída,...”
entendiendo esta como alusiva al derecho de defensa y comprensiva de la posibilidad de
rendir y contradecir pruebas en el proceso penal.
10. Derecho a la defensa letrada.
“La ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y defensa jurídica a quienes no
puedan procurárselos por sí mismos”.
El Art 19 Nº 7, inciso 2º b) CPR señala que“Nadie puede ser privado de libertad ni ésta
restringida sino en los casos y en la forma determinados por la Constitución y las leyes.”.
El Art. 19 Nº 7, inciso 2º e) dispone que “La libertad del imputado procederá a menos que
la detención o prisión preventiva sea considerada por el juez como necesaria para las
investigaciones o para la seguridad del ofendido o de la sociedad.”
Esto se traduce en que toda medida que afecte a la persona del imputado o acusado y que
nuestro Código Procesal Penal denomina medidas cautelares personales, sólo será
decretada en la medida que fueran indispensables para asegurar la realización de los fines
del procedimiento y sólo durarán mientras sean necesarias (Art. 122 CPP). Se utilizan por
tanto criterios de proporcionalidad y de real necesidad.
El Art. 19, Nº 3°, inciso 5° CPR señala que “toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado”.
Esta garantía se refiere al modo de juzgamiento que señale la ley, es decir, se está evitando
que otro tipo de normativa inferior sea la que regule el proceso, lo que implica un nivel
mínimo de legitimación de la fuente formal de la norma jurídica. Cabe en todo caso
exceptuar a los Autos Acordados que, dictados en virtud de la Constitución o la ley, o de
las facultades económicas de los tribunales superiores, tienden a reglamentar la ley para
un mejor funcionamiento jurisdiccional, respetando las garantías del debido proceso.
Esta es una garantía tradicional del derecho penal clásico, pero a nosotros nos interesa
para determinar el ámbito de atribuciones de que está dotado el tribunal que va a juzgar los
hechos.
Ninguna ley puede establecer penas sin que la conducta que se sanciona esté descrita en
ella (Art. 19 Nº 3, inciso 8 CPR) con lo cual se considera inconstitucional a la ley penal en
blanco.
El Art. 19 Nº 3°, inciso 6° CPR señala que la “ley no podrá presumir de derecho la
responsabilidad penal”. El Pacto de San José es más explícito en este tema al disponer
que: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.”.
En el ámbito procesal penal esto implica que aquel a quien se le imputa un acto delictivo no
tiene el deber u obligación alguna de actividad, o sea, el sistema debe constituirse de tal
forma que el sujeto a quien se le formula una imputación no necesite desarrollar actividad
alguna para desvanecerla. Es decir, las pruebas deben destruir la presunción de inocencia.
D. Principios Penales
Según el Artículo 18 del Código penal la ley penal posterior es más favorable para el
afectado en los siguientes casos:
1- Cuando la ley penal posterior exima al hecho de toda pena.
2- Cuando la ley penal posterior aplique una pena menos rigurosa.
a- El hecho deja ser delito cuando se deroga el respectivo tipo penal que lo
describía, ejemplo el caso del adulterio.
b- Cuando la ley posterior justifique el hecho típico, dejando este de ser
antijurídico y por tanto delito.
c- Cuando la ley posterior actuando sobre el elemento culpa amplié los casos
de ininputabilidad penal, por tanto el hecho típico, antijurídico deja de ser culpable.
d- A través por ejemplo cuando se establece una amnistía.
2- Cuando la ley penal posterior aplique una pena menos rigurosa.
Como ya señalamos, por aplicación del Art. 5°, inciso 2º CPR se encuentran vigentes en
nuestro país diversos tratados internacionales, que se entienden incorporados al
ordenamiento jurídico nacional, y que contienen disposiciones específicas relativas a las
garantías que se le reconocen a cualquier persona dentro de un proceso. La infracción a
estas garantías establecidas en tratados internacionales vigentes ratificados por Chile
pueden servir de fundamento al recurso de nulidad del Art. 373 letra a) CPP.
Estos son:
-Todas las personas tienen derecho a ser oídas públicamente y con las debidas garantías
por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley.
-Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras
no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.
-Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad,
a las siguientes garantías mínimas:
-Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y
la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo
prescrito por la ley.
-Que toda persona tiene el derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley, y la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella.
-La confesión del inculpado sólo será válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
3) PRINCIPIOS BÁSICOS DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL (CPP).
Este Código fue aprobado por la Ley 19.696 y publicado en el Diario Oficial del 12 de
Octubre de 2000.
Nos ocuparemos de los principios generales del Código que están expresamente
regulados bajo el nombre de “Principios Básicos” en el Libro I, los que inspiran toda la
actividad que conforma el nuevo sistema de investigación y de enjuiciamiento penal.
El CPP establece como principio básico que entre el hecho punible y la pena debe mediar
un proceso respetuoso de las garantías personales, pero que también las medidas de
seguridad deben ser antecedidas de un proceso penal.
1. Ninguna persona podrá ser condenada o penada, ni sometida a una de las medidas
de seguridad establecidas en el CPP, sino en virtud de una sentencia fundada,
dictada por un tribunal imparcial.
El que sea previo, se refiere a que debe ser un antecedente para la condena.
Cualquier otra vía de de término o suspensión del nuevo procedimiento penal, requerirá
consentimiento del imputado otorgado sin presiones externas.
3. El reconocimiento del principio “non bis in idem” y del efecto y autoridad de cosa
juzgada, al disponer que la persona condenada, absuelta o sobreseída
definitivamente por sentencia ejecutoriada, no podrá ser sometida a un nuevo
“procedimiento” penal por el mismo hecho, evitando la persecución penal múltiple
y, en definitiva, violar la cosa juzgada, que se protege con esta disposición.
El Código no habla de un nuevo proceso, sino que de un nuevo procedimiento, con lo que
debemos entender que esta garantía comprende también a la simple investigación.
Lo anterior concuerda con el Art. 8.3 del Pacto de San José y el Art. 14.7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
En el ámbito procesal penal, este punto tiene notable importancia. La garantía del juez
natural hace referencia a dos aspectos distintos: primero que se asegura el juzgamiento
por un juez y, segundo, que el juzgamiento será ante un juez naturalmente competente.
“Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la
ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.
Esta norma es idéntica a la del Art. 19 Nº 3 inciso 4 CPR, con la modificación de la Ley
20.250.
En todo caso hay que destacar que un objetivo fundamental de esta norma del CPP
consiste en excluir la autotutela, y el juzgamiento por órganos públicos o privados no
jurisdiccionales.
En el caso de los delitos cometidos en el extranjero en que, conforme al Art. 6º del COT,
tienen competencia los tribunales chilenos, su conocimiento corresponde a los tribunales
de Santiago (Art. 167 COT) y en particular en caso de delitos que pudieran afectar las
relaciones internacionales de la República con otro Estado, es competente un ministro de
la Corte Suprema (Art. 52 Nº 2 COT)
Cabe señalar que este principio tiene excepciones específicas tanto en el procedimiento
penal ordinario, como en el caso del procedimiento por acción penal privada, caso este
último en que el ministerio público no tiene ninguna intervención.
“Ninguna persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto no fuere
condenada por una sentencia firme” señala el Art. 4 del CPP.
5. Juridicidad de las medidas privativas o restrictivas de libertad (Art. 5°, inciso 1).
No se podrá citar, arrestar, detener, someter a prisión preventiva ni aplicar cualquier otra
forma de privación o restricción de libertad a ninguna persona, sino en los casos y en las
formas señaladas por la Constitución y las leyes.
La norma prescrita en el Art. 5°, inciso 2, guarda vinculación con el Art. 122 CPP, en
cuanto dispone que las medidas cautelares personales sólo serán impuestas cuando
fueren absolutamente indispensables para asegurar la realización de los fines del
procedimiento y sólo durarán mientras subsistiere la necesidad de su aplicación, además
de exigir que siempre sean decretadas por medio de resolución judicial fundada.
La norma del Art. 6 CPP establece algunas obligaciones tanto para el Ministerio Público
como para el Tribunal respecto de la víctima del delito, señalando que el Ministerio
Público estará obligado a velar por la protección de la víctima del delito en todas las
etapas del procedimiento penal. Por su parte, el tribunal garantizará conforme a la ley la
vigencia de sus derechos durante el procedimiento.
Importante es destacar que para los efectos de esta disposición, el concepto de “víctima”
como ofendido por el delito es amplio, puesto que hay que atenerse al concepto que
entrega el Art. 108 CPP, que es una norma aplicable a cualquier etapa del procedimiento;
y que se entiende por “tribunal” tanto al juez de garantía como al tribunal oral en lo penal.
Por su parte, el fiscal deberá promover durante el curso del procedimiento acuerdos
patrimoniales, medidas cautelares u otros mecanismos que faciliten la reparación del daño
causado a la víctima. Este deber no importará el ejercicio de las acciones civiles que
pudieren corresponderle a la víctima.
Dentro del mismo contexto, el Art. 6 inciso 2 CPP impone a la policía y a los demás
organismos auxiliares, la obligación de otorgar a la víctima un trato acorde a su condición,
procurando facilitar al máximo su participación en los trámites en que debiere intervenir. A
su turno, el Art. 83 letra a) CPP establece como uno de los objetivos de la actuación de la
policía, sin necesidad de autorización previa del fiscal, la protección de la víctima.
Veremos más adelante que imputado es la persona contra quien se dirige la investigación,
es el individuo objeto de la persecución penal, a quien se atribuye participación en un
hecho punible.
Para este efecto, se entenderá por primera actuación del procedimiento cualquiera
diligencia o gestión, sea de investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se
realizare por o ante un tribunal con competencia en lo criminal, el ministerio público o la
policía, en la que se atribuyere a una persona responsabilidad en un hecho punible (Arts.
7 y 39 CPP).
Esta disposición configura el ámbito en que se ejercerá la defensa del imputado, la que se
sostendrá por un letrado (abogado), desde la primera actuación del procedimiento dirigido
en su contra. Del mismo modo, el imputado tendrá derecho a formular los planteamientos
y alegaciones que considerare oportunos, así como a intervenir en todas las actuaciones
judiciales y en las demás actuaciones del procedimiento, salvas las excepciones
expresamente previstas en el Código. Se aplica así la misma norma del Art. 7 inciso 1
CPP, con las naturales excepciones derivadas de las necesidades propias del
procedimiento penal, planteadas por vía de excepción.
Conforme al inciso 3 del Art. 83 CPR se autoriza al Ministerio Público para impartir
órdenes directas a la fuerza pública. Sin embargo, las actuaciones que priven al imputado
o a terceros del ejercicio de los derechos que la Constitución asegura, o los restrinjan o
perturben, requerirán de autorización judicial previa. Esto último lo reitera el Art. 4 de la
Ley 19.640 (LOC MP) y el Art. 9 CPP.
Esta norma no sólo se aplica al Ministerio Público, sino que también a toda autoridad a la
que le competa realizar alguna actuación en el proceso penal, por ejemplo, a la policía.
Una cuestión importante es que el requerimiento de autorización dentro del esquema del
CPP está sometido a un régimen de mayor informalidad ya que, tratándose de casos
urgentes, en que la inmediata autorización fuere indispensable para el éxito de la
diligencia, ésta podrá ser solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo (teléfono, fax,
correo electrónico u otro), sin perjuicio de la constancia posterior.
El Art. 9 CPP se relaciona con su Art. 70, sobre el juez de garantía que se considera
competente para autorizar estas diligencias, y con su Art. 236, que excepcionalmente
dispone la autorización para practicar diligencias sin el conocimiento del afectado, si el
fiscal dispone que se realice una diligencia que afecta derechos constitucionales, fundado
en la gravedad de los hechos y cuando sea indispensable para la gestión que solicita el
fiscal.
Esta institución consiste en que si el juez de garantía advierte, en cualquier etapa del
procedimiento, que el imputado no puede ejercer plenamente las garantías que la
Constitución, las leyes o en los tratados internacionales ratificados por Chile le otorgan,
tiene que tomar las medidas que le parezcan necesarias, ya sea de oficio o a petición de
parte. Si estas medidas no dan resultado para evitar que se afecten sustancialmente los
derechos del imputado, ordenará suspender el procedimiento y citará a los intervinientes a
una audiencia –a celebrarse con los que asistan- para resolver la continuación del
procedimiento o su sobreseimiento temporal, mientras subsista la situación que afecta al
imputado.
Esta norma otorga amplias facultades al juez de garantía para velar por la posibilidad de
que el imputado pueda ejercer efectivamente sus garantías judiciales, pudiendo incluso
llegar a suspender el procedimiento. Constituye esta circunstancia una causal de
sobreseimiento temporal adicional a las establecidas en el Art. 252 CPP.
Las leyes procesales penales serán aplicables a los procedimientos ya iniciados salvo
cuando, a juicio del tribunal, la ley anterior contuviere disposiciones más favorables al
imputado, como aplicación del principio “pro reo”.
Estas personas son las habilitadas para diversas actuaciones procesales como, por
ejemplo, interponer recursos en contra de resoluciones, para los cuales debe tratarse
además, de intervinientes agraviados (Art. 352 CPP).
Por lo anterior, entendemos por interviniente a aquel sujeto de derecho con facultades de
actuación en el procedimiento penal y que siendo titulares de garantías constitucionales y
legales, y de derechos procesales, tienen un interés directo comprometido en el
procedimiento.
14. Efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros (Art. 13).
Este artículo declara que tendrán valor en Chile las sentencias penales extranjeras,
teniendo como necesaria consecuencia, el que nadie podrá ser juzgado ni sancionado por
un delito por el cual hubiese sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme, de
acuerdo a la ley y al procedimiento de un país extranjero.
Excepciones: