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I.

INTRODUCCIÓN

1) BASES DEL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL.

El nuevo sistema procesal penal está constituido por diversas normas positivas
constitucionales y legales. Se constituye por tanto de la Constitución Política de la República
y de diversos cuerpos legales.

Debemos citar en primer lugar a la Ley 19.696, que estableció el texto del Código Procesal
Penal (CPP) y fue publicada en el Diario Oficial el 12 de octubre de 2000, teniendo
aplicación progresiva en las distintas regiones del país hasta regir en todo el territorio
nacional a partir del 16 de junio de 2005.

También son cuerpos legales importantes la Ley 19.640, Orgánica Constitucional del
Ministerio Público, la Ley 19.665, que modificó el Código Orgánico de Tribunales, la Ley
19.718, que creó la Defensoría Penal Pública y la Ley 19.806 sobre Normas Adecuatorias
del Sistema Legal Chileno a la Reforma Procesal Penal.

* Nuestro nuevo sistema procesal penal imperante se fundamenta en las siguientes bases:

1. Separación de las funciones de acusar y de juzgar.


Es la característica fundamental para que exista efectivamente un proceso criminal.

En virtud de facultades que tiene el Ministerio Público y particularmente en el ejercicio de la


acción penal pública, es el mismo Ministerio Público el que acusa. Por su parte es el órgano
jurisdiccional el que juzga separándose la investigación, la acusación y el juzgamiento. En
el antiguo Código de Procedimiento Penal el juez investigaba, acusaba y juzgaba, por lo
que la verdadera batalla judicial se daba en el sumario como defensa de fondo, etapa en
que se dictaba el procesamiento del inculpado que implicaba como regla general, la prisión
preventiva y varios efectos negativos fuera del procedimiento, como no poder ejercer el
cago de director de sociedades anónimas. El Código de Procedimiento Penal contemplaba
a los promotores fiscales como representantes del Ministerio Público, que investigaban y
acusaban, pero estos fueron eliminados y el sistema otorgó todas estas atribuciones al juez.

2. Régimen controlado de la investigación.


El Ministerio Público es un órgano estatal autónomo, ejerciendo por el Estado la función
investigadora. Este es un rol vital, porque aunque la Constitución entrega la dirección de la
investigación al Ministerio Público, en esencia la investigación recae sobre las policías. Lo
que al Ministerio Público le cabe es ponderar el resultado de la investigación, para
determinar que es lo que sirve para el juicio y velar por la legalidad de la investigación. El
Ministerio Público en ningún caso ejercerá funciones jurisdiccionales (Art. 83-A CPR y Art.
1 LOC Ministerio Público, 19.640) y debe sujetarse estrictamente a la ley en su actuación.
3. Regulación de la función policial.

Hay una mayor regulación de las facultades de las policías en la investigación criminal y,
en general, en las actuaciones jurisdiccionales que se les encomiendan.

4. Derecho al juicio oral y público.

Es un derecho que tiene el acusado. El juicio oral es quizás la gran novedad de este sistema
nuevo y el acusado tiene el derecho a un juicio oral, público y previo a la condena penal
(Art. 1 CPP).

5. Se reconoce expresamente el derecho a la presunción de inocencia.

Se reconoce este derecho en el Art. 4 CPP. por el cual el imputado será considerado
inocente mientras no medie sentencia firme o ejecutoriada (relacionado al concepto de
sentencia firme o ejecutoriada del Art. 174 CPC).
2) GARANTÍAS CONSTITUCIONALES DEL PROCESO PENAL.

Las garantías procesales establecidas en la Constitución, tienen básicamente tres


acepciones.

a. A través de ellas se pueden ejercer, y proteger, las garantías penales de


carácter material o sustantivo.

b. Como límite al derecho punitivo del Estado.

c. Como requisito de existencia y legitimidad de un auténtico juicio en un estado


de derecho.

Del mismo modo, es de suma importancia tener presente que el sistema de garantías
contemplado en la Constitución cubre toda la actividad persecutoria penal del Estado, es
decir, el estatuto que rige desde el primer momento en que hay actividad persecutoria penal
estatal, principio que, además, es recogido expresamente por nuestro Código Procesal
Penal.

A. Garantías constitucionales orgánicas.

Ellas dicen relación con la existencia de normas constitucionales que regulan al órgano
jurisdiccional en lo penal. Podemos distinguir las siguientes.

1. Existencia de un tribunal competente y preexistente.

La Constitución exige la existencia de un tribunal competente, desechando otra clase de


órganos citando a modo de ejemplo a las comisiones especiales, según el Art. 19 Nº 3 de
la Constitución, particularmente su inciso 4, en estrecha relación con la garantía del debido
proceso del inciso siguiente.

En cuanto a ser un tribunal “competente”, la Constitución exige a los órganos del Estado y
específicamente a los tribunales, actuar dentro de sus atribuciones (Arts. 6, 7 y 76).

Pero además el tribunal debe estar establecido con anterioridad por la ley, Art. 19 número
3°, inciso 4°. En la Comisión de Estudio de la Nueva Constitución se originó un debate en
cuanto al alcance de la frase “establecido con anterioridad por ésta”. Partiendo de la base
de que la expresión “juzgar” está empleada en la acepción de “sentencia”, se podría pensar
que el tribunal debería estar establecido con anterioridad a la dictación de la sentencia; con
anterioridad a los hechos o a la iniciación del proceso. En el seno de la comisión prevaleció
este último parecer.
Para zanjar esta discusión y coincidiendo con el Art. 2 CPP, en definitiva la Ley 20.050 –del
año 2005- modificó el texto constitucional disponiendo que el tribunal debe estar establecido
por la ley “ …. con anterioridad a la perpetración del hecho.”

2. La imparcialidad del Tribunal.

Esta garantía constitucional no aparece explícitamente señalada en nuestro ordenamiento


constitucional, pero se deduce claramente de diversas disposiciones, dejando al ámbito
legal su establecimiento y regulación explícitos.

Con todo, la Constitución en su Art. 5°, incorpora como norma del ordenamiento jurídico
chileno el Art. 8° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(Pacto de San José de Costa Rica), que señala como garantía procesal el que “toda persona
tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial”.

Enseguida, el Art. 19 Nº 3, inciso 5º, de la Constitución dispone que el legislador debe


“establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y
justos”, velándose tanto por la racionalidad, pero en especial por la justicia, al propender
por un juez imparcial.

A su vez, el Art. 7 señala que los órganos estatales deben actuar “en la forma que prescriba
la ley”, debiendo entenderse que dentro de la “forma legal” de actuación se aplican
plenamente las disposiciones legales sobre imparcialidad de los jueces.

3. Independencia del Tribunal.


Está construida en dos sentidos distintos:

a. Independencia externa, que tiene que ver con la independencia de los jueces
en relación con los demás poderes del Estado. Se refiere, por ejemplo, al
sistema de nombramiento y ascenso de los jueces.

b. Independencia interna, que tiene que ver con la independencia de los jueces
respecto de sus superiores jerárquicos dentro de la estructura del poder
judicial.

En el sistema chileno, como aplicación del carácter independiente de los tribunales y no


existiendo el sistema de precedentes vinculantes, no existe ningún deber jurídico de seguir
la opinión del tribunal superior, de modo que da la plenitud del ejercicio de la jurisdicción
tanto a la máxima corte, como al último de los tribunales del escalafón judicial.

La independencia y la imparcialidad están protegidas por instituciones que ponen de relieve


la falta de éstas y son las causales de implicancia y recusación del COT.

En relación a la garantía de un procedimiento e investigación racionales y justos del Art. 19


Nº 3, inciso 5º, citamos ciertas disposiciones y mecanismos que velan por la independencia
judicial, como la prohibición de ejercer funciones jurisdiccionales a órganos ajenos al
sistema judicial (Art. 76 inciso 1 CPR), el mecanismo aplicable en los casos en que hay
causales de implicancia o de recusación y las responsabilidades de tipo político o de tipo
disciplinario como el caso del juicio de amovilidad; la sanción jerárquica del superior
jerárquico; la remoción de jueces y funcionarios auxiliares del Art. 80 inciso 3 CPR.
También en relación a esta independencia hay responsabilidad penal para delitos de tipo
ministerial conforme al Art. 79 CPR.

De esta forma, si bien el constituyente no estableció una norma semejante al Art. 12 del
COT, claramente se consagra la independencia judicial en el texto constitucional.

4. Inexcusabilidad.

El Art. 76 inciso 2 de la Constitución Política de la República dispone que el órgano


jurisdiccional no podrá excusarse de ejercer sus funciones ni aún a falta de ley que resuelva
el conflicto, manifestación de que la jurisdicción es un deber público. En materia penal, por
cierto que no puede existir el problema de inexistencia de ley sobre la materia llamada a
juzgar, pues no existe delito ni pena sin ley que los establezca. Pero la inexcusabilidad debe
entenderse como la imposibilidad de omitir el ejercicio de la jurisdicción “ni aún a falta de
ley que resuelva el conflicto” de modo que el tribunal penal debe cumplir su función
jurisdiccional en todo caso, no pudiendo excusarse, por ejemplo, en que no exista ley que
resuelva el asunto (Art. 10 COT) o en que existe otro tribunal acumulativamente competente
(Art. 112 COT), salvo causales legales expresas como las causales de implicancia, en que
se vela precisamente por otra garantía como es la imparcialidad.

B. Garantías constitucionales procedimentales.

5. La igualdad ante la ley.

El Art. 19 número 2° de la Constitución dispone que “En Chile no hay persona ni grupo
privilegiados…” y en el mismo sentido el número 3° del mismo Art. 19 consagra, en lo que
respecta a la materia procesal, a “ … la igual protección de la ley en el ejercicio de sus
derechos” como forma de reconocer la igualdad ante la justicia, lo que implica que toda
persona que recurra a los tribunales debe ser atendida por éstos de acuerdo a leyes
comunes para todos.

6. El derecho de petición.

El Art. 19 Nº 14 CPR consagra el derecho de petición a la autoridad, norma constitucional


en la que varios autores incluyen a la acción procesal, como por ejemplo el autor uruguayo
Eduardo J. Couture.

7. Derecho a un procedimiento y una investigación racionales y justos.

El Art. 19 Nº 3, inciso 5°, CPR prescribe: “Toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al
legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación
racionales y justos”.

De esta disposición se desprenden como requisitos mínimos:

a. La existencia de un tribunal independiente e imparcial, como ya vimos respecto de


las garantías constitucionales orgánicas.
b. El carácter contradictorio del proceso y la igualdad de oportunidades entre acusador
y acusado, no siendo ésta última una regla absoluta, en el entendido de que no
indica que tengan que tener idénticas posibilidades de actuación, ya que muchas
veces cede a favor del imputado, siendo indiscutible la presencia del principio pro-
reo.
c. Publicidad de los actos de procedimiento. Se tiende a la transparencia quedando el
secreto procesal como excepción. Así por lo demás lo señala el Art. 9 del COT,
como regla general respecto de los actos de los tribunales.
d. Plazo razonable para la investigación. El juez de garantía fija el plazo de la
investigación en la audiencia de formalización de la investigación, no pudiendo
exceder dicho plazo de dos años.
e. Presunción de inocencia.
f. Garantías respecto del derecho de defensa del acusado de una infracción penal.

8. Derecho de conocer el contenido de la imputación y de la acusación.

El derecho a conocer el contenido de la imputación y de la acusación, es básico en el debido


proceso penal. Hay que saber oportuna y correctamente de qué se acusa a la persona, o
qué es lo que se le imputa como acto previo a la acusación. Esto implica tener conocimiento
de los hechos, como también de los medios y las evidencias en que se sustenta a la
imputación.

9. Derecho a rendir pruebas y a contradecir pruebas.

La Constitución dispone que el procedimiento y la investigación deben ser racionales y


justos (Art. 19 Nº 3, inciso 5) lo que implica que el imputado de haber cometido un delito,
puede presentar pruebas en su favor. El Art. 19 Nº 7, inciso 2º letra f) prescribe que no se
puede obligar al inculpado, ni a sus familiares, a declarar bajo juramento en su contra de
modo que implícitamente se reconoce al inculpado el derecho de rebatir las pruebas en su
contra.

Por su parte el Art. 8° del Pacto de San José de Costa Rica, dispone que en este sentido y
referido a las garantías judiciales, señala que “toda persona tiene derecho a ser oída,...”
entendiendo esta como alusiva al derecho de defensa y comprensiva de la posibilidad de
rendir y contradecir pruebas en el proceso penal.
10. Derecho a la defensa letrada.

Consagra el Art. 19 Nº 3 de la Constitución que: “Toda persona tiene derecho a defensa


jurídica en la forma que la ley señale y ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir
o perturbar la debida intervención del letrado, si hubiere sido requerida. Tratándose de los
integrantes de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública, este derecho se regirá
en lo concerniente a lo administrativo y disciplinario, por las normas pertinentes de sus
respectivos estatutos”.

“La ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y defensa jurídica a quienes no
puedan procurárselos por sí mismos”.

De estos deducimos que toda persona tiene el derecho de solicitar y conseguir la


intervención de un abogado, para la defensa de sus derechos.

La garantía de la “debida intervención del letrado”, implica una actuación pertinente y


respetuosa, conforme al procedimiento que la ley señale, y en todo caso acorde a las
exigencias de un justo y racional proceso. Lo anterior se relaciona con la Ley 19.718 que
crea la Defensoría Penal Pública, en particular su Art. 2.

11. Proporcionalidad y necesidad de medidas cautelares.

El Art 19 Nº 7, inciso 2º b) CPR señala que“Nadie puede ser privado de libertad ni ésta
restringida sino en los casos y en la forma determinados por la Constitución y las leyes.”.

El Art. 19 Nº 7, inciso 2º e) dispone que “La libertad del imputado procederá a menos que
la detención o prisión preventiva sea considerada por el juez como necesaria para las
investigaciones o para la seguridad del ofendido o de la sociedad.”

Esto se traduce en que toda medida que afecte a la persona del imputado o acusado y que
nuestro Código Procesal Penal denomina medidas cautelares personales, sólo será
decretada en la medida que fueran indispensables para asegurar la realización de los fines
del procedimiento y sólo durarán mientras sean necesarias (Art. 122 CPP). Se utilizan por
tanto criterios de proporcionalidad y de real necesidad.

Además, el aspecto de las medidas de aseguramiento personales está tratado por la


Constitución en el mismo Art. 19 Nº 7:

a. Estableciendo el monopolio privativo de los funcionarios que la ley establece para


que la puedan decretarlas: “nadie puede ser arrestado o detenido sino por orden de
funcionario público expresamente facultado por la ley y después de que dicha orden
le sea intimada en forma legal”. Es decir, la orden de restringir la libertad sólo puede
emanar de un tribunal sin perjuicio de la detención civil o por cualquier persona, que
procede en caso de delito flagrante. (inciso 2º c).
b. Si el funcionario no es autoridad policial, debe dar aviso al juez competente y poner
a su disposición al sujeto dentro de las cuarenta y ocho horas. (inciso 2º c), párrafo
2º).

c. Nadie puede ser arrestado o detenido sino en su casa o en lugares públicos


destinados a este objeto. (inciso 2º d).

12. Proceso previo legalmente tramitado.

El Art. 19, Nº 3°, inciso 5° CPR señala que “toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado”.

Esta garantía se refiere al modo de juzgamiento que señale la ley, es decir, se está evitando
que otro tipo de normativa inferior sea la que regule el proceso, lo que implica un nivel
mínimo de legitimación de la fuente formal de la norma jurídica. Cabe en todo caso
exceptuar a los Autos Acordados que, dictados en virtud de la Constitución o la ley, o de
las facultades económicas de los tribunales superiores, tienden a reglamentar la ley para
un mejor funcionamiento jurisdiccional, respetando las garantías del debido proceso.

C. Garantías Constitucionales Substantivas Penales.

13. Reserva legal.

Desde la perspectiva de la penalidad, si se analiza la Constitución la primera regla


sustantiva penal que se encuentra es una que está referida a la penalidad: “Ningún delito
se castigará con otra pena que la que señale la ley promulgada con anterioridad a su
perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado” (Art. 19 Nº 3, inciso 7 CPR).

Esta es una garantía tradicional del derecho penal clásico, pero a nosotros nos interesa
para determinar el ámbito de atribuciones de que está dotado el tribunal que va a juzgar los
hechos.

14. Principio de tipicidad.

Ninguna ley puede establecer penas sin que la conducta que se sanciona esté descrita en
ella (Art. 19 Nº 3, inciso 8 CPR) con lo cual se considera inconstitucional a la ley penal en
blanco.

15. Prohibición de presumir de derecho la responsabilidad penal y presunción de


inocencia.

El Art. 19 Nº 3°, inciso 6° CPR señala que la “ley no podrá presumir de derecho la
responsabilidad penal”. El Pacto de San José es más explícito en este tema al disponer
que: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.”.

En el ámbito procesal penal esto implica que aquel a quien se le imputa un acto delictivo no
tiene el deber u obligación alguna de actividad, o sea, el sistema debe constituirse de tal
forma que el sujeto a quien se le formula una imputación no necesite desarrollar actividad
alguna para desvanecerla. Es decir, las pruebas deben destruir la presunción de inocencia.

D. Principios Penales

16. Irretroactividad de la Ley Penal. (PRINCIPIO PRO REO)

Tiene expresa consagración Constitucional y legal, en:


a- Art. 19 N°3 incisos 7° y 8° CPR: “Ningún delito se castigará con otra pena que la que
señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley
favorezca al afectado.
Ninguna ley podrá establecer penas sin que la conducta que se sanciona esté
expresamente descrita en ella”
b- Art. 18 CP: “Ningún delito se castigará con otra pena que la que le señale una ley
promulgada con anterioridad a su perpetración.
Si después de cometido el delito y antes de que se pronuncie sentencia de término, se
promulgare otra ley que exima tal hecho de toda pena o le aplique una menos rigurosa,
deberá arreglarse a ella su juzgamiento.
Si la ley que exima el hecho de toda pena o le aplique una menos rigurosa se promulgare
después de ejecutoriada la sentencia, sea que se haya cumplido o no la condena impuesta,
el tribunal de primera instancia que hubiere pronunciado dicha sentencia deberá modificarla,
de oficio o a petición de parte y con consulta a la Corte de Apelaciones respectiva. En
ningún caso la aplicación de este artículo modificará las consecuencias de la sentencia
primitiva en lo que diga relación con las indemnizaciones pagadas o cumplidas o las
inhabilidades.”

Según el Artículo 18 del Código penal la ley penal posterior es más favorable para el
afectado en los siguientes casos:
1- Cuando la ley penal posterior exima al hecho de toda pena.
2- Cuando la ley penal posterior aplique una pena menos rigurosa.

1- Cuando la ley penal posterior exima al hecho de toda pena.


Cuando según la ley posterior el hecho deja de ser delito, puede acontecer cuando:

a- El hecho deja ser delito cuando se deroga el respectivo tipo penal que lo
describía, ejemplo el caso del adulterio.
b- Cuando la ley posterior justifique el hecho típico, dejando este de ser
antijurídico y por tanto delito.
c- Cuando la ley posterior actuando sobre el elemento culpa amplié los casos
de ininputabilidad penal, por tanto el hecho típico, antijurídico deja de ser culpable.
d- A través por ejemplo cuando se establece una amnistía.
2- Cuando la ley penal posterior aplique una pena menos rigurosa.

Esta situación presenta mayores dificultades en su determinación, pues atiende a la


pena que resulta aplicable al caso concreto, a nuestro parecer la respuesta a la interrogante
¿Cuándo se aplica penas menos rigurosas? depende de variados factores como lo son:

a- La pena asignada por la ley al delito al describirlo y penarlo.


b- El desarrollo del delito, “Itis Criminis”
c- La participación criminal que el sujeto haya tenido en el delito, como autor, cómplice
o encubridor.
d- De las circunstancias modificatorias de la responsabilidad penal en el caso concreto,
de manera que si concurren tales circunstancias modificatorias se atenúa la
responsabilidad y la pena (atenuantes) o por el contrario se agrava (agravantes).

17. INDUBIO PRO REO

La presunción de inocencia irradia a todo el procedimiento y sus principios derivados como


el “indubio pro reo”. Principio de índole procesal que puede resumirse en que el juez, ante
la duda, debe interpretar restrictivamente hacia la posición jurídica más favorable al
imputado.

Impone la exigencia de que el tribunal, para condenar, adquiera la convicción suficiente


más allá de toda duda razonable, de la comisión del delito por el acusado, por lo que la
duda del tribunal respecto de la ocurrencia del delito o sobre la responsabilidad del acusado
beneficia al imputado, al que se le sigue presumiendo inocente.

En el nuevo Código Procesal Penal, se encuentra consagrado en el Art. 340-

E. Garantías Procesales Consagradas En Tratados Internacionales.

Como ya señalamos, por aplicación del Art. 5°, inciso 2º CPR se encuentran vigentes en
nuestro país diversos tratados internacionales, que se entienden incorporados al
ordenamiento jurídico nacional, y que contienen disposiciones específicas relativas a las
garantías que se le reconocen a cualquier persona dentro de un proceso. La infracción a
estas garantías establecidas en tratados internacionales vigentes ratificados por Chile
pueden servir de fundamento al recurso de nulidad del Art. 373 letra a) CPP.

Estos son:

a. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Fue suscrito por Chile el


16 de Diciembre de 1969, promulgado en 1976 y publicado en 1989.
En su Art. 14 consagra que:
-Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia.

-Todas las personas tienen derecho a ser oídas públicamente y con las debidas garantías
por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley.

-Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras
no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.

-Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad,
a las siguientes garantías mínimas:

a. A ser informada de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra


ella;

b. A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su


defensa y a comunicarse con un defensor de su elección;

c. A ser juzgada sin dilaciones indebidas;

d. A encontrarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser


asistida por un defensor de su elección; y, siempre que el interés de la justicia
lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente, si careciere
de medios suficientes para pagarlo;

e. A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse culpable.

-Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y
la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo
prescrito por la ley.

b. La Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de


Costa Rica. Fue suscrito por nuestro país en Noviembre de 1969. promulgado en Agosto
de 1990 y publicado en 1991.

En su Art. 8° dispone las siguientes garantías:

-Que toda persona tiene el derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley, y la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella.

-La presunción de inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.

-La plena igualdad en el ejercicio de garantías mínimas:


 Comunicación previa y detallada acusación.
 Concesión de tiempo y medios adecuados para la preparación de la defensa.
 Derecho de defenderse personalmente y de ser asistido por un defensor a su
elección.
 Comunicación libre y privada con su defensor
 Asistencia legal gratuita.
 Derecho a no declararse culpable.
 Derecho a recurrir contra el fallo.

-La confesión del inculpado sólo será válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
3) PRINCIPIOS BÁSICOS DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL (CPP).

Este Código fue aprobado por la Ley 19.696 y publicado en el Diario Oficial del 12 de
Octubre de 2000.

Su plan está conformado por cuatro libros:

Libro I - Disposiciones Generales.


Libro II – Procedimiento Ordinario.
Libro III – Recursos.
Libro IV – De los procedimientos especiales y la ejecución.

Nos ocuparemos de los principios generales del Código que están expresamente
regulados bajo el nombre de “Principios Básicos” en el Libro I, los que inspiran toda la
actividad que conforma el nuevo sistema de investigación y de enjuiciamiento penal.

1. Juicio previo y única persecución (Art. 1º).

El CPP establece como principio básico que entre el hecho punible y la pena debe mediar
un proceso respetuoso de las garantías personales, pero que también las medidas de
seguridad deben ser antecedidas de un proceso penal.

De esta forma esta disposición plantea tres ideas fundamentales:

1. Ninguna persona podrá ser condenada o penada, ni sometida a una de las medidas
de seguridad establecidas en el CPP, sino en virtud de una sentencia fundada,
dictada por un tribunal imparcial.

2. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público, desarrollado en


conformidad con las normas del CPP. Por su parte el juicio oral se caracteriza como
aquel donde los jueces se basan en lo que ven y perciben directamente a través de
sus sentidos, para adquirir su convicción y emitir su fallo.

El que sea previo, se refiere a que debe ser un antecedente para la condena.

La exigencia de oralidad, no se agota en la comunicación verbal, sino que demanda otras


características como la inmediación del tribunal, la presencia física del juez, del imputado
y del acusador.
La publicidad está referida a que el imputado debe estar presente, a que los terceros
ajenos tienen derecho a estar presentes y al derecho a la intervención de los medios de
comunicación masiva.

La consagración de un juicio oral es un elemento central de la Reforma Procesal Penal,


no obstante la existencia de salidas alternativas al juicio.

Cualquier otra vía de de término o suspensión del nuevo procedimiento penal, requerirá
consentimiento del imputado otorgado sin presiones externas.

3. El reconocimiento del principio “non bis in idem” y del efecto y autoridad de cosa
juzgada, al disponer que la persona condenada, absuelta o sobreseída
definitivamente por sentencia ejecutoriada, no podrá ser sometida a un nuevo
“procedimiento” penal por el mismo hecho, evitando la persecución penal múltiple
y, en definitiva, violar la cosa juzgada, que se protege con esta disposición.

El Código no habla de un nuevo proceso, sino que de un nuevo procedimiento, con lo que
debemos entender que esta garantía comprende también a la simple investigación.

Lo anterior concuerda con el Art. 8.3 del Pacto de San José y el Art. 14.7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

2. Juez natural (Art. 2º).-

En el ámbito procesal penal, este punto tiene notable importancia. La garantía del juez
natural hace referencia a dos aspectos distintos: primero que se asegura el juzgamiento
por un juez y, segundo, que el juzgamiento será ante un juez naturalmente competente.

En el sentido descrito el Art. 2° del Código Procesal Penal dispone:

“Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la
ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.

Esta norma es idéntica a la del Art. 19 Nº 3 inciso 4 CPR, con la modificación de la Ley
20.250.

En todo caso hay que destacar que un objetivo fundamental de esta norma del CPP
consiste en excluir la autotutela, y el juzgamiento por órganos públicos o privados no
jurisdiccionales.
En el caso de los delitos cometidos en el extranjero en que, conforme al Art. 6º del COT,
tienen competencia los tribunales chilenos, su conocimiento corresponde a los tribunales
de Santiago (Art. 167 COT) y en particular en caso de delitos que pudieran afectar las
relaciones internacionales de la República con otro Estado, es competente un ministro de
la Corte Suprema (Art. 52 Nº 2 COT)

3. Exclusividad de la investigación penal (Art. 3°).


“El ministerio público dirigirá en forma exclusiva la investigación de los hechos
constitutivos de delito, los que determinaren la participación punible y los que acreditaren
la inocencia del imputado, en la forma prevista por la Constitución y la ley”.

Al elevarse a la calidad de principio fundamental este monopolio de la dirección de la


investigación, aparece la idea de la proscripción de la intervención de otros órganos del
Estado, o de los particulares en la dirección de la investigación, es decir, descarta desde
luego la actuación de los órganos jurisdiccionales. Por su parte y en contrapartida, al
Ministerio Público se le prohíbe ejercer funciones jurisdiccionales.

En el mismo sentido se pronuncia en el Art. 83 CPR y el Art 1 de la Ley 19.640.

Cabe señalar que este principio tiene excepciones específicas tanto en el procedimiento
penal ordinario, como en el caso del procedimiento por acción penal privada, caso este
último en que el ministerio público no tiene ninguna intervención.

4. Presunción de inocencia del imputado (Art. 4°).

“Ninguna persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto no fuere
condenada por una sentencia firme” señala el Art. 4 del CPP.

Consiste en que se impide presumir de derecho la responsabilidad penal, cuestión que es


distinta a proclamar que las personas se presumen en forma simplemente legal como
inocentes, en tanto no se establezca fehacientemente lo contrario, como mandato al
investigador, al juez y a la sociedad en general. La presunción de inocencia hay que
entenderla como un principio traducido en normas que van a regir todo el procedimiento y
principalmente la investigación.

La Constitución no establece derechamente una presunción de inocencia, pero si está


contemplada en tratados internacionales y, una vez más, recordamos que por el Art. 5
inciso 2 CPR, los tratados han sido integrados al ordenamiento jurídico interno. Pero el
Código Procesal Penal desarrolla este concepto y no se limita a señalar que las personas
no serán consideradas culpables, sino que prohíbe que se las trate como tal, en tanto no
fueren condenadas por sentencia firme.

La protección de la presunción simplemente legal de inocencia de la persona durante todo


el procedimiento penal, es de carácter amplio, pues la alcanza cualquiera sea la calidad
que tenga, imputado, acusado e incluso condenado si la sentencia no está ejecutoriada.

Por lo antes dicho, la presunción de inocencia se caracteriza por:

a. Ser un concepto fundamental del moderno derecho procesal penal.

b. Es una presunción que puede desvirtuarse con actividad probatoria en contrario,


pues obviamente es una presunción legal simplemente legal.

Y tiene como consecuencias básicas las siguientes:


1. El respeto al estado de inocencia, el que abarca todas las etapas del
procedimiento.

2. El reconocimiento efectivo de los derechos básicos del imputado,


contemplados en la Constitución, en tratados internacionales vigentes en Chile
y en el CPP, los que resguardan a la persona del imputado, su dignidad de tal
y su calidad de sujeto de la investigación y no de objeto de la misma.

3. Se considera a la declaración del imputado como facultativa para él, pues se


le reconoce el derecho a guardar silencio, confiriéndole de esta forma el
carácter de medio de defensa.

4. Determina que la aplicación de las medidas cautelares se haga dentro de la


más estricta legalidad y sólo en cuanto sean absolutamente indispensables
para los fines del procedimiento. El CPP contempla diversas medidas
cautelares personales, por ejemplo la detención o la prisión preventiva, el
arraigo a nivel nacional, regional, etc. Todas estas medidas pueden dictarse
cumpliendo los requisitos que exige la ley, de lo contrario el tribunal debe poner
fin a la privación o restricción de la libertad individual alzando las medidas.

5. Impone la exigencia de que el tribunal, para condenar, adquiera la convicción


suficiente más allá de toda duda razonable, de la comisión del delito por el
acusado, por lo que la duda del tribunal respecto de la ocurrencia del delito o
sobre la responsabilidad del acusado beneficia al imputado, al que se le sigue
presumiendo inocente.

6. Es labor de la parte acusadora producir la prueba de cargo o incriminatoria


suficiente para destruir la presunción de inocencia, y formar la convicción del
juez.
7. La investigación debe realizarse en un plazo limitado, ya que la prolongación
excesiva de la investigación, puede comprometer de facto la vigencia de la
presunción de inocencia, alterando la carga de la prueba. Es por esta razón
que el Código impone un plazo máximo de 2 años para la investigación desde
su formalización.

5. Juridicidad de las medidas privativas o restrictivas de libertad (Art. 5°, inciso 1).

No se podrá citar, arrestar, detener, someter a prisión preventiva ni aplicar cualquier otra
forma de privación o restricción de libertad a ninguna persona, sino en los casos y en las
formas señaladas por la Constitución y las leyes.

6. Interpretación restrictiva y prohibición de la analogía (Art. 5°, inciso 2).

Las disposiciones del Código que autorizan la restricción de la libertad o de otros


derechos del imputado, o del ejercicio de alguna de sus facultades, serán interpretadas
restrictivamente y no se podrán aplicar por analogía.

La norma prescrita en el Art. 5°, inciso 2, guarda vinculación con el Art. 122 CPP, en
cuanto dispone que las medidas cautelares personales sólo serán impuestas cuando
fueren absolutamente indispensables para asegurar la realización de los fines del
procedimiento y sólo durarán mientras subsistiere la necesidad de su aplicación, además
de exigir que siempre sean decretadas por medio de resolución judicial fundada.

El Art. 5° consagra tres grandes principios:

1. La necesidad de que las medidas privativas o restrictivas de libertad se


apliquen dentro de la más estricta legalidad, es decir, se caracterizan por ser
excepcionales y subordinadas al cumplimiento de los fines del procedimiento.
Reiteramos entonces que debe aplicarse el criterio de necesidad de las
medidas cautelares.

2. Interpretación restrictiva de las normas que autorizan la limitación de la libertad


o de otros derechos del imputado o del ejercicio de alguna de sus facultades,
constituyendo ésta una derivación ineludible del principio de inocencia
consagrado en el Art. 4° CPP.

3. Se prohíbe la aplicación por analogía de las medidas restrictivas de libertad o


de derechos, lo que implica que se impide la aplicación de normas destinadas
a una materia o hecho determinado, a otro hecho no regulado pero semejante
al primero.
7. Protección de la víctima (Art. 6º).

La norma del Art. 6 CPP establece algunas obligaciones tanto para el Ministerio Público
como para el Tribunal respecto de la víctima del delito, señalando que el Ministerio
Público estará obligado a velar por la protección de la víctima del delito en todas las
etapas del procedimiento penal. Por su parte, el tribunal garantizará conforme a la ley la
vigencia de sus derechos durante el procedimiento.

Importante es destacar que para los efectos de esta disposición, el concepto de “víctima”
como ofendido por el delito es amplio, puesto que hay que atenerse al concepto que
entrega el Art. 108 CPP, que es una norma aplicable a cualquier etapa del procedimiento;
y que se entiende por “tribunal” tanto al juez de garantía como al tribunal oral en lo penal.

Por su parte, el fiscal deberá promover durante el curso del procedimiento acuerdos
patrimoniales, medidas cautelares u otros mecanismos que faciliten la reparación del daño
causado a la víctima. Este deber no importará el ejercicio de las acciones civiles que
pudieren corresponderle a la víctima.

Dentro del mismo contexto, el Art. 6 inciso 2 CPP impone a la policía y a los demás
organismos auxiliares, la obligación de otorgar a la víctima un trato acorde a su condición,
procurando facilitar al máximo su participación en los trámites en que debiere intervenir. A
su turno, el Art. 83 letra a) CPP establece como uno de los objetivos de la actuación de la
policía, sin necesidad de autorización previa del fiscal, la protección de la víctima.

8. Calidad de imputado (Art. 7º).

Veremos más adelante que imputado es la persona contra quien se dirige la investigación,
es el individuo objeto de la persecución penal, a quien se atribuye participación en un
hecho punible.

El Art. 7° CPP establece:

a. El concepto implícito de imputado, señalando que las facultades, derechos y


garantías del imputado podrán hacerse valer por la persona a quien se
atribuyere participación en un hecho punible;

b. Desde y hasta cuándo puede ejercer sus derechos y facultades el imputado,


periodo que irá desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su
contra, hasta la completa ejecución de la sentencia.

Para este efecto, se entenderá por primera actuación del procedimiento cualquiera
diligencia o gestión, sea de investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se
realizare por o ante un tribunal con competencia en lo criminal, el ministerio público o la
policía, en la que se atribuyere a una persona responsabilidad en un hecho punible (Arts.
7 y 39 CPP).

Este es un concepto amplio de actuación en el procedimiento que va más allá del


concepto de actuación judicial el que, conforme al Art. 39 CPP., corresponde actuaciones
realizadas por o ante un juzgado de garantía, un tribunal de juicio oral en lo penal, Cortes
de Apelaciones o Corte Suprema que debe quedar registrada conforme a la ley. En
definitiva, la primera actuación del procedimiento no necesariamente constituirá una
actuación judicial.

9. Ámbito de la defensa (Art. 8°).

Esta disposición configura el ámbito en que se ejercerá la defensa del imputado, la que se
sostendrá por un letrado (abogado), desde la primera actuación del procedimiento dirigido
en su contra. Del mismo modo, el imputado tendrá derecho a formular los planteamientos
y alegaciones que considerare oportunos, así como a intervenir en todas las actuaciones
judiciales y en las demás actuaciones del procedimiento, salvas las excepciones
expresamente previstas en el Código. Se aplica así la misma norma del Art. 7 inciso 1
CPP, con las naturales excepciones derivadas de las necesidades propias del
procedimiento penal, planteadas por vía de excepción.

Este derecho a la defensa se aplica a lo largo de toda la actividad que comprenda al


sujeto y que afecte sus derechos, y supone fundamentalmente el derecho del imputado a
intervenir con la asistencia de su abogado.

Si bien se declara el derecho a la defensa a partir de la primera actuación en el


procedimiento, no se señala que la defensa de las personas sea necesaria u obligatoria
desde la primera actuación del procedimiento, pues por razones presupuestarias no es
posible tener un defensor público en cada unidad policial, por lo que la actuación de la
Defensoría Penal Pública se va a exigir en actuaciones más gravitantes contra el
imputado, por ejemplo cuando se afecte su libertad o alguna otra garantía, pero no desde
la primera actuación.

La defensa es un principio básico y que se proyecta en el reconocimiento del defensor


como interviniente en el proceso penal. Esto implica la necesidad de que el defensor sea
citado a la audiencia de formalización de la investigación y, por último, en que el juicio oral
no pueda celebrarse si el defensor no está presente. La no participación del defensor
constituye un motivo absoluto de nulidad por ser obligatoria (Arts. 286 y 374 b) CPP).
10. Autorización Judicial Previa (Art. 9°).

Conforme al inciso 3 del Art. 83 CPR se autoriza al Ministerio Público para impartir
órdenes directas a la fuerza pública. Sin embargo, las actuaciones que priven al imputado
o a terceros del ejercicio de los derechos que la Constitución asegura, o los restrinjan o
perturben, requerirán de autorización judicial previa. Esto último lo reitera el Art. 4 de la
Ley 19.640 (LOC MP) y el Art. 9 CPP.

El sistema que el nuevo proceso penal consagra es un régimen de control de la actuación


investigadora a través de jueces integrantes del Poder Judicial, denominados “jueces de
garantía” a quienes se les debe pedir autorización por el fiscal cuando alguna diligencia
pueda privar al imputado o a terceros, del ejercicio de los derechos que la Constitución
asegura, o los restrinjan o perturben.

Esta norma no sólo se aplica al Ministerio Público, sino que también a toda autoridad a la
que le competa realizar alguna actuación en el proceso penal, por ejemplo, a la policía.

Una cuestión importante es que el requerimiento de autorización dentro del esquema del
CPP está sometido a un régimen de mayor informalidad ya que, tratándose de casos
urgentes, en que la inmediata autorización fuere indispensable para el éxito de la
diligencia, ésta podrá ser solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo (teléfono, fax,
correo electrónico u otro), sin perjuicio de la constancia posterior.

El Art. 9 CPP se relaciona con su Art. 70, sobre el juez de garantía que se considera
competente para autorizar estas diligencias, y con su Art. 236, que excepcionalmente
dispone la autorización para practicar diligencias sin el conocimiento del afectado, si el
fiscal dispone que se realice una diligencia que afecta derechos constitucionales, fundado
en la gravedad de los hechos y cuando sea indispensable para la gestión que solicita el
fiscal.

Si ya se ha formalizado la investigación respecto de un imputado y el fiscal solicita realizar


diligencias sin conocimiento, el juez lo autorizará cuando la reserva sea estrictamente
necesaria para la eficacia de la diligencia, como excepción al principio de bilateralidad.
Por ejemplo, la intervención de comunicaciones telefónicas.

11. Cautela de Garantías (Art. 10º).

Esta institución consiste en que si el juez de garantía advierte, en cualquier etapa del
procedimiento, que el imputado no puede ejercer plenamente las garantías que la
Constitución, las leyes o en los tratados internacionales ratificados por Chile le otorgan,
tiene que tomar las medidas que le parezcan necesarias, ya sea de oficio o a petición de
parte. Si estas medidas no dan resultado para evitar que se afecten sustancialmente los
derechos del imputado, ordenará suspender el procedimiento y citará a los intervinientes a
una audiencia –a celebrarse con los que asistan- para resolver la continuación del
procedimiento o su sobreseimiento temporal, mientras subsista la situación que afecta al
imputado.

Esta norma otorga amplias facultades al juez de garantía para velar por la posibilidad de
que el imputado pueda ejercer efectivamente sus garantías judiciales, pudiendo incluso
llegar a suspender el procedimiento. Constituye esta circunstancia una causal de
sobreseimiento temporal adicional a las establecidas en el Art. 252 CPP.

12. Aplicación Temporal de la Ley Procesal Penal (Art. 11).

Las leyes procesales penales serán aplicables a los procedimientos ya iniciados salvo
cuando, a juicio del tribunal, la ley anterior contuviere disposiciones más favorables al
imputado, como aplicación del principio “pro reo”.

Un ejemplo de reconocimiento de este principio, pero en materia sustancial penal, se


señala en el Art. 19 Nº 3 inciso 7 CPR al indicar que: “Ningún delito se castigará con otra
pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos
que una nueva ley favorezca al afectado.”

13. Los intervinientes (Art. 12).

Se considerará “intervinientes” en el procedimiento, desde que realizaren cualquier


actuación procesal o desde el momento en que la ley les permitiere ejercer facultades
determinadas, a las siguientes personas:
1. el fiscal,
2. el imputado,
3. el defensor,
4. la víctima y
5. el querellante.

Estas personas son las habilitadas para diversas actuaciones procesales como, por
ejemplo, interponer recursos en contra de resoluciones, para los cuales debe tratarse
además, de intervinientes agraviados (Art. 352 CPP).

Por lo anterior, entendemos por interviniente a aquel sujeto de derecho con facultades de
actuación en el procedimiento penal y que siendo titulares de garantías constitucionales y
legales, y de derechos procesales, tienen un interés directo comprometido en el
procedimiento.
14. Efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros (Art. 13).

Este artículo declara que tendrán valor en Chile las sentencias penales extranjeras,
teniendo como necesaria consecuencia, el que nadie podrá ser juzgado ni sancionado por
un delito por el cual hubiese sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme, de
acuerdo a la ley y al procedimiento de un país extranjero.

Excepciones:

a. Si el juzgamiento en país extranjero hubiere obedecido al propósito de


sustraer al individuo de su responsabilidad penal por delitos de
competencia de los tribunales nacionales o,

b. Cuando el imputado lo solicitare expresamente, si el proceso respectivo


no hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un debido
proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de
juzgarle seriamente.

En tales casos, la pena que el sujeto hubiese cumplido en el país extranjero se le


imputará a la que deba cumplir en Chile, si también resultare condenado.

Lo anterior se relaciona con el Art. 6 COT, sobre extraterritorialidad de la ley penal en el


caso de ciertos delitos cometidos fuera del territorio de la República.

La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los


tratados internacionales ratificados por Chile y que se encontraren vigentes.

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