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César Alan Vega Juárez

Seis Categorías analíticas en el pensamiento de Iuri Lotman

Semiosfera

Es el espacio físico y abstracto en el cual se realizan los procesos de


significación que dan sentido al mundo. Iuri Lotman lo define de la siguiente
manera: no existen por sí solos en forma aislada sistemas precisos y
funcionalmente unívocos que funcionan realmente. La separación de éstos está
condicionada únicamente por una necesidad heurística. Tomado por separado,
ninguno de ellos tiene, en realidad, capacidad de trabajar. Sólo funcionan
estando sumergidos en un continuum semiótico, completamente ocupado por
formaciones semióticas de diversos tipos y que se hallan en diversos niveles de
organización. A ese continuum, por analogía con el concepto de biosfera
introducido por V. I. Vernadski, lo llamamos semiosfera… el espacio de la
semiosfera tiene un carácter abstracto. Esto, sin embargo, en modo alguno
significa que el concepto de espacio se emplee aquí en un sentido metafórico.
Estamos tratando con una determinada esfera que posee los rasgos distintivos
que se atribuyen a un espacio cerrado en sí mismo. Sólo dentro de tal espacio
resultan posibles la realización de los procesos comunicativos y la producción de
nueva información.

Lotman afirma que la semiosfera tienes dos características escenciales:

1. Carácter delimitado: El concepto de semiosfera está ligado a determinada


homogeneidad e individualidad semióticas… Uno de los conceptos
fundamentales del carácter semióticamente delimitado es el de frontera… la
frontera semiótica es la suma de los traductores-«filtros» bilingües pasando
a través de los cuales un texto se traduce a otro lenguaje (o lenguajes) que
se halla fuera de la semiosfera dada. El «carácter cerrado» de la semiosfera
se manifiesta en que ésta no puede estar en contacto con los textos
alosemióticos o con los no-textos. Para que éstos adquieran realidad para
ella, le es indispensable traducirlos a uno de los lenguajes de su espacio
interno o semiotizar los hechos nosemióticos.
2. Irregularidad semiótica: El espacio semiótico se caracteriza por la presencia
de estructuras nucleares (con más frecuencia varias) con una organización
manifiesta y de un mundo semiótico más amorfo que tiende hacia la periferia,
en el cual están sumergidas las estructuras nucleares. Si una de las
estructuras nucleares no sólo ocupa la posición dominante, sino que también
se eleva al estadio de la autodescripción y, por consiguiente, segrega un
sistema de metalenguajes con ayuda de los cuales se describe no sólo a sí
misma, sino también al espacio periférico de la semiosfera dada, entonces
encima de la irregularidad del mapa semiótico real se construye el nivel de
la unidad ideal de éste. La interacción activa entre esos niveles deviene una
de las fuentes de los procesos dinámicos dentro de la semiosfera. La
irregularidad en un nivel estructural es complementada por la mezcla de los
niveles. En la realidad de la semiosfera, por regla general se viola la jerarquía
de los lenguajes y de los textos: éstos chocan como lenguajes y textos que
se hallan en un mismo nivel. Los textos se ven sumergidos en lenguajes que
no corresponden a ellos, y los códigos que los descifran pueden estar
ausentes del todo. Imaginémonos la sala de un museo en la que en las
diferentes vitrinas estén expuestos objetos de diferentes siglos, inscripciones
en lenguas conocidas y desconocidas, instrucciones para el desciframiento,
un texto aclaratorio para la exposición redactado por metodólogos,
esquemas de las rutas de las excursiones y las reglas de conducta de los
visitantes. Si colocamos allí, además, a los propios visitantes con su mundo
semiótico, obtendremos algo que recordará un cuadro de la semiosfera.

Frontera

Esta es una categoría esencial para entender el pensamiento de Lotman y se


refiere a la característica que tiene la semiosfera para diferenciarse de otros
espacios semióticos; así mismo es un mecanismo de traducción para lo
alosemiotico o los no textos, es decir, lo que no puede semiotizar una semiosfera
dada. La definición de Lotman es la siguiente: la frontera semiótica es la suma
de los traductores-«filtros» bilingües pasando a través de los cuales un texto se
traduce a otro lenguaje (o lenguajes) que se halla fuera de la semiosfera dada.
El «carácter cerrado» de la semiosfera se manifiesta en que ésta no puede estar
en contacto con los textos alosemióticos o con los no-textos. Para que éstos
adquieran realidad para ella, le es indispensable traducirlos a uno de los
lenguajes de su espacio interno o semiotizar los hechos nosemióticos… la
semiosfera es una «persona semiótica» y comparte una propiedad de la persona
como es la unión del carácter empíricamente indiscutible e intuitivamente
evidente de este concepto con la extraordinaria dificultad para definirlo
formalmente… La frontera es un mecanismo bilingüe que traduce los mensajes
externos al lenguaje interno de la semiosfera y a la inversa. Así pues, sólo con
su ayuda puede la semiosfera realizar los contactos con los espacios no-
semiótico y alosemiótico… La función de toda frontera y película (desde la
membrana de la célula viva hasta la biosfera como —según Vernadski— película
que cubre nuestro planeta, y hasta la frontera de la semiosfera) se reduce a
limitar la penetración de lo externo en lo interno, a filtrarlo y elaborarlo
adaptativamente… todos los mecanismos de traducción que están al servicio de
los contactos externos pertenecen a la estructura de la frontera de la
semiosfera… La frontera tiene también otra función en la semiosfera: es un
dominio de procesos semióticos acelerados que siempre transcurren más
activamente en la periferia de la oikumena cultural, para de ahí dirigirse a las
estructuras nucleares y desalojarlas… Puesto que la frontera es una parte
indispensable de la semiosfera, esta última necesita de un entorno exterior «no
organizado» y se lo construye en caso de ausencia de éste. La cultura crea no
sólo su propia organización interna, sino también su propio tipo de
desorganización externa. La Antigüedad se construye «los bárbaros»; y la
«conciencia», la «subconsciencia».

Texto

1. Para Lotman el texto es un mensaje el cual tiene como mínimo dos


codificaciones y una de ellas siempre es el lenguaje natural. La definición
es la siguiente: para que un mensaje dado pueda ser definido como
«texto», debe estar codificado, como mínimo, dos veces. Así, por ejemplo,
el mensaje definible como «ley» se distingue de la descripción de cierto
caso criminal por el hecho de que pertenece a la vez al lenguaje natural y
al jurídico, constituyendo en el primer caso una cadena de signos con
diversos significados, y en el segundo, cierto signo complejo con un único
significado… El texto de muchos estratos y semióticamente heterogéneo,
capaz de entrar en complejas relaciones tanto con el contexto cultural
circundante como con el público lector, deja de ser un mensaje elemental
dirigido del destinador [adresantj al destinatario. Mostrando la capacidad
de condensar información, adquiere memoria… no sólo transmite la
información depositada en él desde afuera, sino que también transforma
mensajes y produce nuevos mensajes. En estas condiciones la función
socio-comunicativa del texto se complica considerablemente. La podemos
reducir a los siguientes procesos… A la luz de lo dicho, el texto se
presenta ante nosotros no como la realización de un mensaje en un solo
lenguaje cualquiera, sino como un complejo dispositivo que guarda
variados códigos, capaz de transformar los mensajes recibidos y de
generar nuevos mensajes, un generador informacional que posee rasgos
de una persona con un intelecto altamente desarrollado. En relación con
esto cambia la idea que se tenía sobre la relación entre el consumidor y
el texto. En vez de la fórmula «el consumidor descifra el texto», es posible
una más exacta: «el consumidor trata con el texto». Entra en contactos
con él. El proceso de desciframiento del texto se complica
extraordinariamente, pierde su carácter de acontecimiento finito que
ocurre una sola vez, tomándose más parecido a los actos, que ya
conocemos, de trato semiótico de un ser humano con otra persona
autónoma.

El poliglotismo de la cultura

En esta categoría, Iuri Lotman hace referencia a la cualidad de la cultura de ser


heterogéneamente inestable y su capacidad de contener sistemas simbólicos de
muy diversa índole, esta cualidad es de suma importancia ya que gracias a ella
se pueden producir nuevos textos. En palabras del mismo Lotman se define
así: Para que tal o cual sistema resulte capaz de cumplir amplias funciones
semióticas, debe poseer un mecanismo de duplicación (más exactamente, de
multiplicación reiterada) del objeto que constituye su significado… Este
fenómeno se hace particularmente evidente, no en la vida cotidiana (aunque
también en está presente), sino en los rituales. El espacio ritual copia de
manera homomorfa el universo, y, al entrar en él, el participante del ritual ora se
vuelve (al tiempo que sigue siendo él mismo) un espíritu del bosque, un tótem,
un muerto, una divinidad protectora, ora adquiere de nuevo una esencia humana.
Se extraña de sí mismo, convirtiéndose en una expresión cuyo contenido puede
ser él mismo (cfr. las representaciones de los muertos en los sarcófagos y los
retratos «funerarios») o tal o cual ser sobrenatural. Gracias a la división del
espacio, el mundo se duplica en el ritual, de la misma manera que se duplica en
la palabra. Consecuencia de esto son las representaciones rituales
(las máscaras, la pintura sobre el cuerpo, las danzas, las imágenes colocadas
sobre la tumba, los sarcófagos, etc.) —orígenes de las artes plásticas. La
representación del cuerpo sólo es posible después de que se empieza a tomar
conciencia del propio cuerpo en tales o cuales situaciones como representación
de sí mismo. La duplicación del mundo en la palabra y la del hombre en el
espacio forman el dualismo semiótico de partida. La cultura, en correspondencia
con el tipo de memoria inherente a ella, selecciona en toda esa masa de
comunicados lo que, desde su punto de vista, son «textos», es decir, está sujeto
a inclusión en la memoria colectiva… La cultura es en principio políglota, y sus
textos siempre se realizan en el espacio de por lo menos dos sistemas
semióticos.

Memoria de la cultura

Los elementos simbólicos que dan sentido a la existencia no siempre son los
mismos, a lo largo de la historia de una cultura, muchos de estos van
desapareciendo, otros van renovándose y otros desapareciendo, la cultura tiene
un mecanismo específico el cual se encarga de seleccionar los textos que van a
prevalecer, los que se tienen que modificar y aquellos que hay que
eliminar. Lotman nombra a este mecanismo: memoria de la cultura. Una de las
críticas más constantes de la doctora Julieta Haidar es la poca claridad que
tiene Lotman al especificar los medios mediante los cuales la cultura selecciona
los textos: el poder, así, para Haidar, la relaciones de poder y las luchas entre la
hegemonía y la periferia son el media del cual se vale la cultura para ejercer su
memoria. Veamos cómo define Lotman esta categoría: los textos constituyen
programas mnemotécnicos reducidos. La capacidad que tienen distintos textos
que llegan hasta nosotros de la profundidad del oscuro pasado cultural, de
reconstruir capas enteras de cultura, de restaurar el recuerdo, es demostrada
patentemente por toda la historia de la cultura de la humanidad. No sólo
metafóricamente podríamos comparar los textos con las semillas de las plantas,
capaces de conservar y reproducir el recuerdo de estructuras precedentes. En
este sentido, los textos tienden a la simbolización y se convierten en símbolos
integrales. Los símbolos adquieren una gran autonomía de su contexto cultural
y funcionan no sólo en el corte sincrónico de la cultura, sino también en las
verticales diacrónicas de ésta (cfr. la importancia de la simbología antigua y
cristiana para todos los cortes de la cultura europea). En este caso, el símbolo
separado actúa como un texto aislado que se traslada libremente en el campo
cronológico de la cultura y que cada vez se correlaciona de una manera compleja
con los cortes sincrónicos de ésta… Es evidente que el texto por sí solo no puede
generar nada: debe entrar en relaciones con un auditorio para que se realicen
sus posibilidades generativas. Esto por sí solo no debe asombrar: no todo
sistema generador dinámico puede trabajar en condiciones de aislamiento de los
torrentes de información externos. Pero ¿qué significa esto en lo que respecta al
texto (= la cultura)? Para realizar una actividad generadora de sentido, el texto
debe estar sumergido en la semiosfera. Y esto significa una situación paradójica:
debe obtener «a la entrada» un contacto con otro(s) texto(s). De manera análoga
podríamos decir que el contacto con otra cultura desempeña el papel de un
«mecanismo de arranque» que pone en marcha procesos generativos. La
memoria del hombre que entra en contacto con el texto, puede ser considerada
como un texto complejo, el contacto con el cual conduce a cambios creadores
en la cadena informacional.

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