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Juan
Tessi
La pornografía y lo queer definen su trabajo. Un conjunto marcado
por la confusión de sexos, roles y lo humano con lo animal.

Por Fermín Acosta

JUAN Tessi (Lima, 1972) es un artista Las obras de Juan Tessi están allí
que viene trabajando insistentemente frente a nosotros pero parecen estar-
en el contrabando de escenas prove- lo de forma temporaria, provisoria,
nientes de universos completamente como una presencia fantasmática y
disímiles en tránsito silencioso y viral errante suspendida sobre el canvas.
hacia el museo. Recoge de las imágenes En muchos casos, el marco exhibe
gestos particulares y traza con ellas un una materialidad que, como en un
hilo invisible que va de la historia del albergue transitorio, está autorizada
arte a la pornografía, de las imágenes a pasar la noche ahí y al otro día lo
de internet a los paisajes electrónicos que vemos son apenas rastros de una
de las cámaras de seguridad. Reclama atmósfera de exceso, un catálogo de
entre sus influencias al director de cine auténticas superficies del placer.
queer Bruce LaBruce y a los realizado- El territorio que se abre por mo-
res de pornografía amateur. Si bien re- mentos abraza la tradición de un gé-
side desde 1998 en Argentina, ha exhi- nero visual y audiovisual –la porno-
bido sus obras por todo el mundo y ha grafía– que mucho tiene que ver con
cultivado sus obsesiones en prestigio- la pedagogía del sexo, con las coorde-
sos espacios tales como la residencia nadas en que vivimos y experimenta-
Yale Norfolk Summer Residence de la mos el género, con las formas de mirar
Universidad de Yale en 1994 o la Beca y corporeizar el placer, con la sintaxis
Ub’S. ALGORITHMICMO- Kuitca de la Universidad Torcuato Di artificiosa detrás del orgasmo cultiva-
NOPOLY, 2014. Tella en 2010. da por las imágenes de este cine.
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EN ESTA PÁGINA: 1000+


images about Marsden
Hartley, 2016.

EN LA ANTERIOR: Coreo
(Tríptico), 2015.
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EN ESTA PÁGINA: inline_ndlextXeLk1r4umo, 2016.

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El universo de Tessi está com- y embriaguez. Muchas de estas obras de clase acomodada. Si bien Tessi se
puesto de elementos que trafican dis- funcionan como una señal de cruising pregunta por los límites de lo obsceno
cursos en torno al cuerpo, el género, la que se hacen dos hombres antes de y el cruce entre placer, cuerpo y poder,
sexualidad y el espectáculo. Se mueve entrar a una tetera o al vapor de una su interés no radica en la provocación
con desenfado entre la abstracción y sauna, sin hablarse, sin nada más que o en el corrimiento de las fronteras
la representación. Sin embargo, sus el repertorio de signos corporales que de lo mostrable. Aquí el juego apa-
curiosos inventarios no son azarosos, autorizan el quiebre de una distan- rece con otras instrucciones de uso:
se nutren de muchos territorios visua- cia hecha de silencios. Lo que vemos las obras parten en muchos casos de
les, entre los que destacan internet, el nosotros es solo un resabio de lo que imágenes de internet –hoy accesibles a
cine o las imágenes del arte que sin pasó, como en Dos que son cuatro@ todos, solo basta con saber buscar– y
embargo terminan por ser reducidos club baths o El camino más corto a la sirven como trazos invisibles que de-
a un único gesto del cuerpo en movi- Rue de Babylone (2012). Una erótica cantan en paisajes abstractos o cuer-
miento: un paso de coreografía, una inestable y silenciosa se arrastra por pos informes. Una escena bareback
posición en la pornografía, una pos- estas obras. En la gestión de las dis- hardcore de internet o el repertorio
tura en el retrato pictórico. tancias los escenarios de Juan Tessi de imágenes homoeróticas de un pin-
Es un archipiélago donde todas las se parecen a los cruces experimenta- tor de principios del siglo XX apare-
imágenes cobran el mismo status y ya les del porno con el avant-garde que cen como resabios casi evanescentes
no pertenecen a un único origen sino en los setentas recibieron el nombre en las obras a las que dieron origen,
que son traficadas con soltura. Las de porno chic. Es allí donde podría como en 1000+images about Marsden
escenas que sugieren estos escenarios emerger una temporalidad queer, dis- Hartley (2016).
dependen de la frágil tensión, en mu- locada, un tiempo al que escaparse, Los universos de Tessi nos recuer-
chos casos, de una pose, de un roce, de revulsivo a los llamamientos a la dis- dan también a aquellos de las utopías
la vibración que agita un cuerpo con ciplina y el orden del mundo tal cual de ciencia ficción feminista y queer:
un objeto, del voluptuoso intercam- lo conocemos. los cuerpos desparramados se frag-
bio con el ojo –no siempre humano– Estas obras despliegan juegos de mentan, por momentos, de los paisa-
que está observando tras la mirilla. seducción encriptados para los espec- jes emergen y se materializan cuerpos
Bastan esos sencillos gestos para que tadores. En muchos casos, llevan por truncos e inacabados, cruzan los géne-
un mundo florezca en silencio y se nos título un código alfanumérico que ros o son los dos géneros a la vez; se
entregue de forma pudorosa. También hace referencia a una imagen digital presentan organismos a medio hacer,
nos recuerdan que entre nosotros ani- de pornografía gay ubicada en la web. a medio camino entre lo orgánico y lo
dan persistentemente los regímenes Comparte con los territorios de la inorgánico, lo humano y lo animal, el
de vigilancia (cámaras de seguridad, pornografía el arte de la evasión: los cuerpo y el artefacto.
circuitos cerrados) pero aun así es sucesivos intentos para cifrar sus imá- Cuerpos sin género, traslucidos,
más delicado que un reality show. Y genes, las veladuras en sus atmósferas, espectrales o de miembros estriados,
en eso se parece mucho al erotismo: el uso de contraseñas que habilitan el dispuestos a la disolución en un entor-
su éxito se sustenta en la distancia, en acceso a un contenido, el disfraz que no donde la frontera ha desaparecido
que alguien mire y desee ver aún más posibilita un nombre de ficción, la o está en vías a su desmaterialización.
allá pues se necesita de un observador apertura de redes de filiación erótica Estos paisajes destilan un erotismo
dispuesto a recibir contraseñas que le y sociabilidad entre los observadores. brumoso y sombrío, sí, pero los uni-
permitan acceder a estos universos ne- Por momentos, Tessi parece jugar más versos que Tessi funda se parecen mu-
bulosos. Su trabajo radica en la con- con los intersticios de la pornografía cho al esfuerzo obstinado en imaginar
tinuidad y en el sostenimiento de esa que con ella, con la excitación de un otros mundos, otras temporalidades,
lejanía, en la prestidigitación del mis- peeping tom que observa desde un co- otros espacios y otras formas de placer
terio y en la austera dosificación del rredor con muchas puertas: aquel per- posibles. Una erótica que trabaja con
espectáculo, como en el tríptico Coreo sonaje de la leyenda de Lady Godiva, la paciencia de quien imagina de for-
(2015); esto sucede una y otra vez que no pudo contenerse de mirarla a ma pertinaz la posibilidad de otros es-
porque volvemos aunque aquello que través de un agujero, por lo que fundó cenarios de placer, quizá mas libres. Ø
esté detrás nos estremezca y nos exci- un desorden infinitamente moderno,
te, como los horror shows de Étienne- la pulsión excesiva por querer mirar.
Gaspard Robert, aquel ilusionista que En algunas obras los cuerpos mis-
diseñó un dispositivo previo al cine e mos salen del cuadro: cabezas y miem-
hizo aparecer fantasmas ficticios entre bros detonan el cuadrado para invadir
el humo blanco para una platea don- el espacio de la sala y recordarnos,
de los espectadores gritaban de horror como indica William Kendrick, que
el origen de la pornografía, cual hija
bastarda, está en el museo: para este
autor, fueron los museos secretos del
siglo XIX los primeros en clasificar
En sus obras, cabezas y miembros –y asimismo desterrar del espacio
detonan el cuadro, invaden la público– las colecciones impúdicas
de los restos de la obscena Pompeya
sala y nos recuerdan que la por considerarlas excesivas. Allí te-
pornografía nació en el museo nían permitido entrar solo hombres Sin título, 2014.

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