INMOVILIDAD MUSCULO-ESQUELETICA
GESTION: 2018
Se estima que después de los 65 años el 18% de las personas tiene problemas para
movilizarse sin ayuda, y a partir de los 75 años más de la mitad tiene dificultades para
salir de la casa, estando un 20% confinado a su domicilio. De los ancianos con
inmovilidad aguda, entendida como la pérdida rápida de la independencia en la movilidad
durante un mínimo de tres días, el 33% muere en un plazo de tres meses y más de un
50% a los 12 meses.
DEFINICION
1. Relativa: Aquella en la que el anciano lleva una vida sedentaria pero es capaz de
movilizarse con mayor o menor independencia. Riesgo: estar en cama de forma
crónica.
Por último, a nivel del sistema nervioso se puede alterar el sistema propioceptivo,
vibratorio, los reflejos, la visión y la audición. Se presentan modificaciones en el acto de
la marcha con aumento en la base de sustentación, se reduce la longitud de la zancada,
aumenta el tiempo en fase de doble apoyo (ambos pies en el suelo), enlentecimiento,
mayor número de pasos, desplazamiento del centro de gravedad hacia arriba y adelante
y postura encorvada dificultando el manejo del equilibrio. Todas estas alteraciones llevan
a que la marcha del anciano tenga un consumo energético mayor.
Con el paso del tiempo la VITALIDAD cae sin necesidad de que ocurra ninguna noxa. Si
nos imaginamos la vitalidad como una línea que va cayendo según la vamos perdiendo,
hay un punto crítico, en el cruce de esta línea con la de desarrollo de INCAPACIDAD. El
paciente cuya línea de vitalidad se encuentra próxima a cruzarse con la de incapacidad
es un paciente FRÁGIL. Dependiendo de nuestra capacidad, una agresión -
la enfermedad– provocará únicamente los efectos propios de la enfermedad o sumados
a éstos los de pérdida de función. Según la vitalidad vaya cayendo, serán necesarias
agresiones menores para provocar incapacidad.
En el paciente frágil, agresiones como una IVU pueden suponer pérdida de vitalidad. Si
no la tratamos, la recta sigue cayendo. Si tratamos solo la ITU y no la pérdida de función
se producirá mejoría pero no alcanzará la recta inicial, mantendrá ahora una recta
paralela pero por debajo de la que tenía antes de la IVU, y por tanto llegará antes al
punto crítico de incapacidad. Por el contrario si además de dar antibióticos, tratamos la
pérdida y conseguimos que el enfermo recupere su recta inicial. Lo importante es que
en el anciano las agresiones se acompañan de pérdida de funcional, la cual también hay
que prevenir y tratar.
Adicional a los cambios fisiológicos de la edad se suman a estos los que trae consigo la
inmovilidad. La inmovilidad trae consecuencias fisiológicas y patológicas y, cuando se
presenta, empeora el pronóstico de las enfermedades subyacentes, produce
dependencia familiar o de los cuidadores y compromete seriamente la calidad de vida.
Los sistemas más afectados por la inmovilidad son el cardiovascular y el musculo
esquelético:
Sistema osteomuscular: Disminuye la fuerza muscular hasta un 55% a las seis semanas
de inmovilización y de un 1-3% al día. Se observa atrofia muscular, disminuye la masa
ósea predisponiendo a la aparición de osteoporosis, aparecen contracturas musculares
y osificaciones de predominio en articulaciones proximales. Las articulaciones más
afectadas por la inmovilidad son el tobillo y la cadera.
FACTORES PREDISPONENTES
Factores intrínsecos.
– Enfermedades cardiovasculares.
– Déficit sensorial.
Factores extrínsecos.
– Escala de riesgo para úlceras por presión (Escala de Norton, Escala de Braden).
1. Las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) son aquellas que se deben
realizar en su totalidad para definir una persona como independiente. Denotan
tareas de autocuidado como bañarse, vestirse, movilizarse o desplazarse,
controlar esfínteres o continencia, asearse y usar el sanitario y alimentarse. El
adulto mayor puede tener incapacidad en una o varias de ellas, aumentando así
el riesgo de inmovilidad y la necesidad de asistencia por parte de los cuidadores.
Dentro de las múltiples escalas para este fin está el índice de Barthel
Bibliografía.
TORRES, Rosalía, et.al. Inmovilidad. En: tratado de geriatría. Capítulo 20. Págs. 210 a
226. 2007.
CORNACHIONE, Maria, et.al. Síndrome de inmovilidad. En: Libro Guía para el cuidado
del anciano con problemas. Capítulo 10, pags 137 a 145. 2006.
BROOKE SALZMAN. Gait and Balance Disorders in Older Adults. En: American
FamilyPhysician. 2010 Jul 1;82(1):61-68.
GARCIA, Servando, et. al. Índice de Barthel (IB): Un instrumento esencial para la
evaluación funcional y la rehabilitación. En: Plasticidad y restauración neurológica.
Vol. 4 Números. 1-2 Enero-Junio, Julio-Diciembre 2006
MURPHY, John. Dysmobility and immobility: En: Capitulo 19. 279 – 290.