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CASO DE DEPRESIÓN

DATOS DE FILIACIÓN:
Nombres y Apellidos: María Luisa Y. A.
Edad: 55 años
Sexo: Femenino
Fecha de nacimiento: 26 de octubre de 1962
Procedencia: Trujillo
N° de hermanos: 1°/2
Dirección: El Porvenir
Teléfono: 589918
Ocupación: Secretaria
Estado civil: Casada
Idioma: Español
Religión: Católica
Grado de instrucción: Técnico

MOTIVO DE CONSULTA:

Paciente de sexo femenino de 55 años, acude a consulta debido a sentirse triste por la
reciente separación con su pareja, con la cual convivió por 15 años.
ENFERMEDAD ACTUAL:
Paciente de 55 años, vive con madre la cual sufre de diabetes, tiene 1 hermano el cual
vive en Japón y un hijo el cual trabaja en otra ciudad. Comenta que mantiene una
profunda tristeza debido a la separación con su pareja hace aproximadamente un mes.
Ellos llevaban de relación como convivientes 15 años, después de haberse separado
del padre de su hijo. Refiere que estaban en casa almorzando cuando ella sale a
comprar, al regresar ya no lo encuentra, “no demoré ni 10 minutos y cuando regresé él
ya no estaba en casa, se fue sin decirme las razones, el por qué”. Refiere que siempre
le dijo que si alguno ya no llegara a sentir amor por el otro, pues se dirían, sin embargo
al irse, la dejó confundida, ya que aparentemente todo estaba bien. Desde ese día
siempre anda pensando en el por qué se fue, qué pasó, le cuesta concentrarse en el
trabajo, quiere llorar todo el tiempo, pérdida de apetito, como de motivación para realizar
sus actividades y dificultad para consolar el sueño.
Paciente acude adecuadamente aliñada y aseada, vestida con forme al clima y ambiente
en el que se encuentra. Durante la entrevista, se sienta en una postura decaída,
evidente tristeza en el rostro y mientras relataba, mantenía llanto con mantiene poco
contacto visual con el entrevistador. Se encuentra orientada en tiempo, persona y
espacio, consciente de lo que le está pasando. Mantiene un lenguaje claro y coherente,
apropiado a su edad, sexo y grado de instrucción; sin embargo con un tono de voz bajo.
Además de pensamientos recurrentes sobre el por qué de su problema, con una
atención dispersa.
DIAGNÓSTICO: Depresión mayor
TÉCNICAS DE TRATAMIENTO:
 Tratamiento cognitivo conductual:

La terapia cognitiva afirma que en los trastornos emocionales surgen de los


pensamientos irracionales. Si se analizan los pensamientos que están detrás de
un comportamiento y se le hace lógico y racional, el problema psicológico se
solucionará. Existe una distorsión sistemática en el procesamiento de la
información, de este modo la perturbación emocional depende del potencial de
los individuos para percibir negativamente el ambiente y los acontecimientos que
les rodean.
Los objetivos a conseguir durante la terapia cognitivo conductual son:
- Aprender a evaluar las situaciones relevantes de forma lógica y realista.
- La depresión hace que restrinjamos nuestra atención y no tengamos
presentes más que los aspectos negativos de la situación. por eso la terapia
cognitivo conductual propone un cambio para tener en cuenta a todos los
datos relevantes en esas situaciones.
- Aprender a formular explicaciones alternativas lógicas y racionales para
poder obtener un resultado adaptativo en las interacciones sociales.
- Cambiar los pensamientos, de forma que cuando se detecta un pensamiento
automático irracional se cambie por el pensamiento racional y lógico que se
ha elaborado.

 Terapia de resolución de problemas:


La terapia de resolución de problemas, no solamente enseña a los pacientes a
resolver problemas, sino que su eficacia reside en cambiar la forma en la que se
enfrentan a los problemas, considerándolos como un reto y una posibilidad de
mejorar, en lugar de hechos sobre los que no se tiene demasiado control y hay
que soportarlos. De nuevo, un componente de esta terapia es dar al paciente la
capacidad de activarse y actuar para conseguir sus objetivos.

 Terapia de aceptación y compromiso y la activación conductual:


Ha aportado también nueva luz a la activación conductual. No se trata de que el
paciente se active con cualquier acción que le pueda suponer un refuerzo, sino
que han de activarse para perseguir sus valores, que son acciones que son
reforzantes en sí mismas.

 Terapia de autocontrol de Rhem para la depresión:


Tiene un componente fundamental en la activación conductual. Desde su
perspectiva, las habilidades de autocontrol se consideran importantes para
asegurar que un individuo consiga refuerzo externo. También lo son para
reaccionar ante el fracaso, ya que permiten persistir o cambiar la conducta que
va dirigida a al objetivo que se pretende.

Las personas con depresión se fijan más en las consecuencias inmediatas de


su conducta, despreciando las consecuencias a largo plazo más positivas. Estas
personas pueden también ser muy exigentes consigo mismos y
consecuentemente fallan en conseguir sus objetivos demasiado elevados y se
autorefuerzan con muy poca frecuencia, mientras que se autocastigan muy
frecuentemente. El tratamiento, según esta terapia consiste en dotar a los
pacientes en habilidades de autocontrol para avanzar en los objetivos
importantes y participar más en conductas que sean reforzantes.
RESUMEN N° 01

Proceso de la Evaluación cognitivo-conductual en la conducta depresiva

Uno de los modelos más aceptables para trabajar depresión, es el modelo cognitivo conductual; el cual consta de 4
principales características que debe ofertar este procedimiento al paciente, radican en que éste deberá ser activo,
directivo, estructurado y de tiempo limitado.
Las primera característica hace referencia a que dentro de la intervención, la relación existente entre paciente y
terapeuta debe de ser activa; es decir que el terapeuta se encontrará en continua actividad e interacción
intencionadamente con el paciente, fungiendo un papel de guía a lo largo de las sesiones de intervención. Al igual
que la participación activa del paciente, pues es de considerar que es la persona indicada para reformular las
cogniciones existentes. La segunda, menciona que el proceso debe de ser directivo, debido a que debe poseer un
objetivo de intervención, el cual será atendido mediante la estructuración que le dé el terapeuta a lo largo de las
sesiones, con la finalidad de atender las demandas del paciente mediante el empleo de técnicas y estrategias que
permitirán el cumplimiento del objetivo de la terapia. Así también, la intervención bajo el MCC deberá ser estructurado
en función del objetivo terapéutico que manifieste el paciente; con base en esto, el terapeuta estructurará la terapia
de acuerdo al tiempo, técnicas y estrategias que empleará para que el paciente participe activamente en la
reestructuración de sus cogniciones y comportamientos. Y la última característica que enuncia Beck (1983), manifiesta
el tiempo limitado que deberá poseer el proceso de intervención; durante éste, el terapeuta debe de formular
estrategias encaminadas a cumplir con el objetivo terapéutico.

Además de ello, cabe resaltar por ser un proceso terapéutico, está conformado por sesiones, las cuales tienen una
serie de pasos que el terapeuta deberá tomar en consideración a la hora de implementar este modelo terapéutico en
la intervención.
El terapeuta comenzará tal proceso con la recogida de datos que giren en torno a la problemática, esto se logrará
mediante la aplicación de instrumentos de evaluación (entrevista, autoinformes, registros y pruebas psicométricas).
Una vez obtenida, el terapeuta procede a realizar un análisis topográfico, en el cual se muestran cuáles son las quejas
que deberán desaparecer y las demandas que el paciente desea alcanzar. De la misma manera, se procederá a
ejercer un análisis funcional, en el cual el terapeuta tiene la posibilidad de identificar las variables que tendrá que
intervenir para que las quejas desaparezcan y las demandas se cumplan. Una vez identificadas éstas, se configuran
los objetivos que deberán trabajarse a lo largo del proceso terapéutico. A lo largo de la aplicación del tratamiento, el
terapeuta deberá recolectar resultados de la intervención, con la finalidad de observar si los objetivos se van logrando
conforme avanza la terapia, es decir, si se muestran indicios de evolución del tratamiento.
Una vez terminada la intervención, se sugieren sesiones posteriores de seguimiento, las cuales consisten en contactos
esporádicos del terapeuta con el paciente durante determinado tiempo, con la finalidad de comprobar si los resultados
del tratamiento se mantienen, han mejorado o existe la presencia de recaídas. En este tiempo de seguimiento se
analiza si el paciente suele utilizar las estrategias y técnicas aprendidas durante la terapia, para poder evaluar si los
resultados del tratamiento se mantienen o incluso mejoran; si esto se cumple, entonces se puede decir que la
intervención clínica ha finalizado con éxito y que se han cubierto los objetivos terapéuticos planeados. En caso de que
el paciente tenga recaídas, se le vuelve a inducir al tratamiento para reafirmar el objetivo terapéutico mediante las
técnicas empleadas, o para tratar nuevas demandas.
Una vez obtenido el conocimiento acerca de la dinámica de trabajo del modelo terapéutico, se prosigue a implementar
algún programa de intervención de acuerdo a las condiciones particulares que se presenten. El terapeuta tratará de
hacer el tratamiento lo más comprensible y apropiado al paciente, de tal manera que este último pueda participar
activamente, con la finalidad de que identifique sus propios problemas y comience a aprender nuevas maneras de
resolverlos.
Es necesario establecer una agenda al comienzo de cada sesión, la cual deberá contemplar aquellos temas
determinados por el paciente y terapeuta, los cuales son de relevancia para la persona y el tratamiento. Así también
contemplará un orden, que comenzará por incluir aquellas experiencias que el paciente tiene desde la última sesión
a la actual, tomando en cuenta aquellos sucesos que presenta y las tareas de la terapia que elabora en casa. Ésta
también podrá incluir aquellos registros diarios de pensamientos y conductas, los cuales permiten al terapeuta analizar
el impacto de la terapia durante las sesiones. Y posterior a la revisión de estos datos, se retomarán las técnicas que
propondrán una pauta de solución a los problemas planteados por el paciente.
Así pues, durante la intervención se deben de atender las demandas del paciente y al finalizar ésta, se cumplirá con
el objetivo terapéutico propuesto, mediante el empleo de las estrategias y técnicas planeadas por el terapeuta.
La intervención, generalmente consta de 15 a 20 sesiones, realizadas una vez por semana, y en casos más graves
se plantea realizarlas dos veces por semana durante un periodo de 4 o 5 semanas; y posteriormente se van
disminuyendo hasta comprender un plazo de 10 a 15 semanas con una sesión semanal. Al finalizar el tratamiento, se
recomienda realizar 4 o 5 sesiones de apoyo durante todo el año, para reforzar lo aprendido durante la terapia y evitar
recaídas.

COMENTARIO:

Como se puede apreciar, este modelo nos proporciona unos pasos ordenados, concretos, prácticos y eficaces para
abordar con pacientes depresivos; em el cual se deben registras conductas y pensamientos, lo cual hará que se lleve
a cabo el tratamiento de mejor manera, dándole así validez a lo que el paciente refiere, desde sus pensamientos hasta
sus sentimientos, además de no solo dejarlo en un consultorio y aliviar los síntomas en ese momento, si no también
de poder encomendarle tareas a casa, con una supervisión constante y tomando importancia a las sesiones finales
para evitar así alguna recaída.

Bibliografía
Hernández, M. A. (2010). Tratamiento cognitivo conductual de la depresión, un análisis de caso. México.

LINKOGRAFÍA:

https://amapsi.org/Imagenes/TratamientoCognitivoDepresion.pdf
RESUMEN N° 02

Modelos explicativos de la depresión


Existen muchas teorías que dan explicación a la depresión, las cuales tienen un buen sustento y son adaptables
según a la realidad del paciente que la padece; entre ellas encontramos:

1. MODELOS CONDUCTUALES:

Modelos de Ferster y Costello

Comparando a personas que padecen depresión con otras que no la padecen, llega a la conclusión de que lo que
diferencia a las personas depresivas es la mayor frecuencia de conductas como llorar o estar triste, junto con la
reducción de actividades placenteras y la evitación de actividades.
Estos cambios suelen aparecer de forma rápida e inesperada y supone la pérdida de una fuente de estimulación
para la persona, como por ejemplo sería un episodio depresivo tras una ruptura de pareja.
Desde este modelo el comportamiento depresivo es básicamente pasivo, estando sus conductas encaminadas a
evitar las consecuencias aversivas en vez de intentar emitir conductas activas que a la larga producirían efectos
positivos.

Modelo conductual de Lewinsohn

El elemento central de la depresión es una pérdida o falta de reforzadores positivos que acompañan a la conducta,
motivo por el que la persona deprimida disminuye la emisión de conductas que antes eran reforzadas en su vida
diaria.
La pérdida de refuerzos puede estar motivada por factores ambientales (empobrecimiento estimular) o por la
pérdida de refuerzos por falta de habilidades sociales para obtener los refuerzos por un incremento de la ansiedad.
la depresión se conceptualiza como el resultado final de cambios iniciados por el ambiente en la conducta, el
afecto y las cogniciones. Los aspectos cognitivos de la depresión tales como baja autoestima, culpabilidad,
pesimismo, etc., son el resultado de las atribuciones que hace el sujeto acerca de su sentimiento de disforia.
Se propuso varios factores que incrementarían la probabilidad de depresión (factores de vulnerabilidad): ser mujer,
tener una edad entre 20 y 40 años, historia previa de depresión, susceptibilidad frente a acontecimientos aversivos,
bajo estatus socioeconómico, baja autoestima y tener hijos con edades inferiores a 7 años. A su vez, también
plantearon una serie de factores de protección frente a la depresión (inmunógenos): capacidad de iniciativa,
competencia social autopercibida, exposición a una frecuencia elevada de acontecimientos positivos (ya sean
aquellos producidos en la mente del individuo, o en el medio ambiente) y un grado elevado de apoyo social.

Modelo de Entrenamiento en Autocontrol de Rehm

Rehm propuso un modelo de autocontrol para la depresión en el que intentó integrar los aspectos cognitivos y
conductuales del trastorno. El entrenamiento en autocontrol para manejar la depresión hace énfasis en una
combinación de la consecución progresiva de la meta, autorrefuerzo, manejo de contingencias y rendimiento
conductual. Se entiende que la depresión es el resultado negativo de la relación entre recompensas y castigos.
La teoría del autocontrol se centra en la contribución del individuo a esta relación negativa a través de las
respuestas conductuales y cognitivas.

Modelo de Nezu y colaboradores

Desarrollaron una formulación de la depresión donde la cuestión central para el comienzo y el mantenimiento de
la depresión en un individuo son los déficit o la ineficacia de sus habilidades de solución de problemas. Las
habilidades de solución de problemas podían moderar la relación entre el estrés y la depresión. Hipotetizaron que
la capacidad eficaz de solucionar los problemas podía actuar como un amortiguador de los efectos de las
experiencias de vida negativas. Por otra parte, Nezu también indicó que la habilidad en la solución de problemas
podía moderar la asociación entre un estilo atribucional negativo y la depresión.
2. MODELOS COGNITIVOS

Modelo cognitivo de Beck

Este modelo, sostiene que la depresión es en gran medida el resultado de una interpretación errónea de los
acontecimientos y situaciones que tiene que afrontar el sujeto. Esta formulación teórica gira en torno a tres
conceptos básicos: la cognición, el contenido cognitivo y los esquemas. La cognición se refiere al contenido,
proceso y estructura de la percepción, del pensamiento y de las representaciones mentales. El contenido cognitivo
es el significado que el sujeto da a los pensamientos e imágenes que tiene en su mente; para los terapeutas
cognitivos la interpretación que haga el sujeto sobre un hecho (contenido cognitivo) tendrá una influencia
importante en lo que siente. Los esquemas son creencias centrales que se constituyen en los principios directrices
que sirven para procesar la información procedente del medio.

3. OTRAS TEORÍAS PSICOLÓGICAS:

Además de los planteamientos conductuales y cognitivos-conductuales, se han propuesto otros muchos


planteamientos psicológicos para explicar la depresión.

Modelo Interpersonal

El modelo de terapia interpersonal se nutre en gran parte de las aportaciones de la teoría interpersonal de Sullivan
(1953) y la teoría psicobiológica de Meyer (1957), con su énfasis en la relación recíproca entre factores biológicos
y psicosociales de la psicopatología. Sugiere que las relaciones interpersonales de los sujetos pueden jugar un
papel significativo tanto en el comienzo como en el mantenimiento de la depresión.

Modelo Biológico

La mayoría de las teorías de la depresión hipotetizan alteraciones en uno o más de los sistemas neuroquímicos
del cerebro. La investigación se centra fundamentalmente en el papel que juegan varios neurotransmisores del
sistema nervioso central; en concreto, en las catecolaminas noradrenalina y dopamina, la indolamina, serotonina
y la acetilcolina. Friedman y Thase (1995) plantean que la depresión, desde el punto de vista biológico, puede
entenderse como una anormalidad en la regulación en uno o más de los siguientes sistemas neuroconductuales:
facilitación conductual, Inhibición conductual, grado de respuesta al estrés, ritmos biológicos y procesamiento
ejecutivo cortical de la información.

COMENTARIO:
Se puede apreciar que hay una serie de modelos teóricos, la importancia de conocer estas teorías, es que nos
muestran diferentes panoramas para poder explicar la depresión y sus causas; debido a ello, sabiendo identificar
cuál de ellos tiene mayor relación con la situación del paciente; pues se buscará el tratamiento, uno que mejor se
adapte al contexto en el que se desenvuelve así como al individuo con sus particularidades.

Bibliografía
García, A. (2016). Depresión: Tratamiento psicológico de estados depresivos en adultos, niños y tercera edad.
España.

Vásquez, F. L. (2000). Depresión: Diagnóstico, modelos teóricos y tratamiento a finales del siglo xx. España.

LINKOGRAFÍA:
http://www.psicologiaconductual.com/PDFespanol/2000/art02.3.08.pdf

http://psicologamadrid-depresion.blogspot.pe/2014/10/los-distintos-modelos-explicativos-de.html
RESUMEN N° 03

La entrevista inicial a un paciente con conducta depresiva

Entrevista con el Paciente


Para llegar a un diagnóstico de depresión en general se requiere una historia clínica algo más detallada de la que se
necesitan en otras situaciones médicas. Mas allá de la historia clínica habitual, la historia clínica de una
depresión debe incluir además un comentario sobre el estado emocional del paciente y su situación vital, y como más
importante todo el material obtenido en una entrevista con sus familiares o amigos íntimos. La historia clínica debe
permitirle al médico confirmar la presencia de una depresión evaluar su gravedad y ser de utilidad para determinar si
el paciente es un potencial suicida y si de algún modo u otro es posible instaurar un tratamiento a través del propio
consultorio o si será necesario derivarlo. Esta entrevista inicial, generalmente se tornará en : Recogida de información:
Se especifica la demanda y fija objetivos sobre el caso: motivo de consulta, qué desea conseguir con esto. Establecer
las condiciones históricas actuales y pertinentes: se pregunta por su lugar de vivienda, condiciones familiares,
sociales, eventos que han ocurrido recientemente y el estilo de vida que llevaba y lleva. Además se recoge información
como su estado de ánimo y cómo afecta su vida para poderlo contrastar con las futuras hipótesis.

Además, cabe recalcar que deben mantenerse ciertos puntos para darse la relación terapéutica; como:

1. Inspirarle confianza al paciente mediante: consideración positiva incondicional, empatía y congruencia.


2. Destacar y mantener en todo momento una actitud de trabajo en equipo.
3. Actitud positiva: reencuadrar y buscar la parte útil de cualquier situación.

Historia clínica actual


La historia clínica de un paciente con una posible depresión, debe iniciarse con una historia clínica corriente, ampliada
posteriormente para incluir enfermedades psiquiátricas, tratamientos y hospitalizaciones previas. También se debe
interrogar sobre enfermedades médicas o psiquiátricas que hayan sido tratadas por otros médicos o profesionales de
la salud y determinar de otros médicos si han recibido de otros médicos cualquier tipo de medicamento, si los han
obtenido de amigos o si lo han adquirido en una farmacia sin receta.

Historias clínicas previas


Se debe revisar por propia cuenta, las historias clínicas que fueron obtenidas previamente, así como todos los registros
del paciente; luego debe hacer intervenir al paciente en la revisión. Las antiguas historias clínicas proporcionan una
buena oportunidad para diferenciar los cambios producidos en el paciente vistos desde la óptica del médico, de los
informados por aquél. Así mismo una historia clínica anterior puede tener una nota de un médico que indique que el
paciente estaba atento, interesado en contraposición con la actitud de retraimiento que presenta el paciente en la
actualidad. Deben reverse los malestares orgánicos más recientes y pasados del paciente cuando se sospecha una
depresión. Debe prestarse especial atención a los factores claves de la expresión somática de la depresión, tales
como, los trastornos del sueño, de la función gastrointestinal, sexuales y fatiga.

Estado Emocional del Paciente

Algunos pacientes le informaran sin problemas que están deprimidos, que se sienten tristes, caídos. Por cierto debe
tomarse nota de toda la información que brinda espontáneamente paciente, pero el interrogatorio en busca de
información sobre su estado emocional no debe terminar tan pronto como el mismo dice “ Si, estoy deprimido “, las
preguntas directas y abiertas, que deben abarcar el ámbito del estado emocional del paciente debe cubrir los
siguientes puntos: estado anímico, inquietudes, crisis de llanto, preocupaciones.

Si es pertinente realizarse una pequeña entrevista con algún familiar, ha de llevarse así:

Entrevista con el Grupo Familiar

La Entrevista con el grupo familiar puede proporcionar información que el paciente ha relegado, olvidado o, en el caso
de un menor que no ha conocido referente a la historia familiar o propia. Puede corregir o confirmar información
obtenida del paciente o, simplemente, proporcionar un punto de vista diferente -aunque no necesariamente más
objetivo- sobre el paciente y la situación vital y condición emocional del mismo.

Siempre que se considera la posibilidad de un intento de suicidio, la entrevista con el grupo familiar es imperativa.
También es siempre conveniente hablar con el grupo familiar o con amigos íntimos que conviven con el paciente y/o
reemplazan a la familia para permitir establecer un vínculo con las personas que tendrán un importante papel en el
plan de tratamiento.

Cualquier informe sobre los antecedentes familiares de esquizofrenia o psicosis maníaco depresiva incrementa la
posibilidad de enfermedad en el paciente., y deben ser evaluados por un psiquiatra.

COMENTARIO:

Si bien es cierto, existe de forma general, un protocolo para poder llevar a cabo la primera entrevista,
independientemente del diagnóstico del paciente, de si es niño o adulto, ya depende de cada profesional en como lo
maneje; sin embargo cuando viene un paciente con sintomatología depresiva lo cual podemos darnos cuenta mediante
la observación y entrevista, hay que ponerle énfasis a la parte emocional, validando todo aquello que diga y
manteniendo empatía constante. Hay que indagar, no solo el momento actual, sino el pasado, verificar si hay
antecedentes familiares, el contexto que habita y así poder generar hipótesis más aceptables.

LINKIGRAFÍA:

https://prezi.com/thz-omsj4mli/entrevista-depresion-evaluacion-psicologica/

http://www.depresion.psicomag.com/faq_profesional.php
RESUMEN N° 04
El análisis funcional en la conducta depresiva

1. Qué es y qué no es el Análisis Funcional:


 Es, como su propio nombre indica, funcional. Como ya se ha mencionado, no es un análisis meramente
topográfico del problema en el que se describe el comportamiento. Si bien resulta útil identificar aspectos
de la forma en que éste se da (por ejemplo, especificando su duración, frecuencia e intensidad), esto resulta
insuficiente. El análisis descriptivo precede al funcional pero no lo sustituye.
 Se centra en el presente. Pese a que un evento del pasado pueda estar influyendo sobre el organismo,
será lo que éste haga en el momento actual lo que se considerará fundamental en el AF. Por ejemplo, si
una persona está evitando usar cajeros automáticos porque le atracaron en uno, es el recuerdo actual de
este hecho y el aprendizaje derivado de él lo que se tendrá en cuenta. En este caso, el evento concreto del
atraco sería una variable a tener en cuenta como facilitadora de la aparición del problema (hipótesis de
origen).
 Es dinámico, ya que su contenido (conceptual y metodológico) puede verse modificado en cualquier
momento. No es una explicación estática o “fija”, ya que, aunque los elementos incluidos en él son los
considerados necesarios para la predicción y control de la conducta en un momento determinado, la persona
vive en un entorno cambiante. Es por ello deseable que se revise cada cierto tiempo su grado de adecuación
como explicación del comportamiento de la persona.
 Es idiográfico, puesto que describe modelos e hipótesis enfocados a las características particulares de la
persona en cuestión. No se trata de un modelo estandarizado, nomotético o generalizable, y su elaboración
no permite ni busca establecer principios o leyes generales ni absolutos.
 Se trata de un heurístico que proporciona un esquema para explicar el comportamiento de la persona,
organizar la información y comprender la conducta, pero no pretende describir "la realidad" de la conducta
humana.  Es hipotético o probabilístico y no determinístico. Se expresa en términos de hipótesis que se
plantean como explicaciones del comportamiento con mayores probabilidades de ocurrencia.

2. Objeto de análisis El Análisis Funcional (AF):


Es la herramienta clínica básica de toda terapia psicológica. Su objeto de análisis es el comportamiento de
las personas, aunque por definición se puede aplicar a cualquier tipo de comportamiento animal. El objetivo
fundamental del AF es explicar el mantenimiento del comportamiento: ¿por qué un organismo se comporta
como lo hace?. El AF aplicado al comportamiento humano ayuda a identificar las relaciones existentes entre
las respuestas de la persona y las variables del contexto.
De forma más específica, al elaborar el AF de un comportamiento se busca:
a) Identificar los antecedentes y consecuentes que lo controlan o se relacionan funcionalmente con él,
analizando y describiendo las relaciones entre estos elementos en secuencias funcionales de tipo Estímulo
– Respuesta – Estímulo.
b) Identificar las variables estructurales del organismo y del entorno que puedan estar modulando o
influyendo sobre alguno o varios de los elementos de las secuencias funcionales.
c) Formular hipótesis que expliquen por qué se produce el comportamiento (hipótesis sobre el origen del
comportamiento e hipótesis sobre su mantenimiento).
d) Complementariamente, describir a un nivel topográfico (forma, duración, intensidad, etc.) dicho
comportamiento.

Actualmente el diagnóstico de los trastornos psicológicos se basa en el manual estadístico para el


diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV), que es un sistema clasificatorio. Sin embargo, existe una
aplicación en la práctica diaria de la terapia cognitivo conductual, que se centra en las conductas concretas
del paciente.
Para realizar esa tarea de concreción, los psicólogos cognitivo conductuales tienen al análisis funcional, que
consiste en analizar las conductas que constituyen el núcleo del problema del paciente, que lo generan y/o
mantienen; sus antecedentes y sus consecuentes junto con el contexto en el que se dan.
Se presentará un esquema para analizar las conductas problema y los contextos cognitivo, emocional,
familiar, social, histórico, etc. en los que se ha generado y se mantiene la conducta.
Puede parecer una anamnesis, pero hay que recordar que no solamente se trata de recoger datos, sino de
recoger los datos necesarios para poder influir y modificar las circunstancias que se mencionan. La variación
de esos contextos lo que va a permitir al paciente solucionar sus problemas.
Hay dos elementos claramente diferenciados: el motivo de consulta que nos va a conducir a la conducta
problema, que será sobre la que incidirá la terapia y un análisis general de los aspectos más relevantes de
la vida de la persona, evaluando todos los aspectos de su actividad actual.

Motivo de consulta
Elección de la conducta problema.
Problema establecido.
1. conductas envueltas.
1. déficits conductuales. Clasificación: sociales, cognitivas, corporales.
2. ansiedad que produce y su manejo.
3. antecedentes estímulos o situaciones desencadenantes.
4. consecuentes o beneficios secundarios.
5. evolución del problema desde la aparición.
Análisis de los estímulos ansiógenos.
Análisis de los pensamientos y cogniciones: expectativas, evaluaciones, atribuciones, las ideas
irracionales de ellis, concepto de su YO.
Valores de la persona
Áreas de consideración.
Relación con el propio cuerpo: salud, conciencia, crecimiento, alimentación y sueño.
Economía: ingresos (situaciones sociales de dependencia), gastos (presupuestos y resoluciones).
Relaciones sexuales: pareja, problemas sexuales de entendimiento o información.
Relaciones sociales: amistades, habilidades sociales, hobbys.
Relaciones familiares: padres, hermanos, relaciones económicas.
Trabajo y sus dependencias con las relaciones familiares, económicas y sociales: inteligencia,
habilidad en el trabajo, éxito en los estudios.

COMENTARIO:

Como bien se sabe, existen diferentes tipos de pacientes, así como de diagnósticos y deformas de abordaje; sin
embargo si nos encontramos frente a un paciente depresivo, está comprobado que es efectivo la realización de un
análisis funcional en base a lo cognitivo conductual; pues no basta con una anamnesis, si no, hay que considerar
estos puntos antes mencionados, que también forman parte de ella, pero nos ayudarán a entender mejor el caso del
paciente.

Bibliografía
Zanón, I. (S.A). Guía para la elaboración de un Análisis funcional del comportamiento humano. España.
García, J. A. (2008). Análisis fucional en la terapia cognitivo conductual. España.

LINKOGRAFÍA:

http://www.psicoterapeutas.com/Tratamientos/analisis_funcional.html

http://www.uam.es/centros/psicologia/paginas/cpa/paginas/doc/documentacion/rincon/protocolo_analisis_funcional.p
df
RESÚMEN N° 05
Competencias del terapeuta cognitivo conductual ante el paciente depresivo

- Saber distinguir desde el inicio si el problema que se presenta no responde únicamente a una causa física, fisiológica
o médica sino que es un problema psicológico y cuál es su grado de relación con lo fisiológico.

-Saber apoyarse en la medicación en los casos que lo requieran.

-Tener un amplio conocimiento de las diferentes técnicas terapéuticas, sus objetivos y sus pasos de ejecución.

-Saber organizar el tiempo de la sesión.

-Saber adaptar la frecuencia de las sesiones en función de la gravedad del problema y la disposición de tiempo y/o
economía del paciente para no convertirse en una nueva fuente de presión para el sujeto. Ni retrasar el avance si al
principio se requiere mayor frecuencia de visitas por la intensidad de sufrimiento que acarrea el problema. Ni
prolongarlo más allá de lo necesario para evitar riesgos de crear dependencias.

-Saber establecer una buena relación empática con el paciente para favorecer la participación de este.

-Saber aprovechar la información que puedan proporcionar los familiares en el caso de que sea útil y/o factible, y del
agrado del paciente.

-Entrenar a familiares en observación y/o apoyo al tratamiento si el caso lo requiere y el paciente está de acuerdo.

-Implicar a familiares en la terapia cuando los pacientes sean adolescentes, niños o personas mayores o con
importantes dependencias familiares.

-Saber detectar la situación problemática que el paciente tiene que aprender a definir.

-Detectar la importancia de la nueva información.

-Ser claro en sus explicaciones para saber transmitirle la información relevante que pretende que el paciente conozca.

-Adaptar su lenguaje al nivel cultural de paciente.

-Buscar ejemplos cercanos a la vida del sujeto.

-Establecer métodos que le permitan asegurarse que el sujeto ha entendido la información que se le da.

-Ser activo y directivo, sin perder en ningún momento la relación empática conseguida.

-Saber diferenciar entre dirigir al paciente pero no controlar su vida, controlando solo los avances y retrocesos hacia
la consecución de las metas programadas.

-Tener agilidad para generar múltiples alternativas.

-Intervenir sin prejuzgar las opiniones, creencias y pensamientos del paciente.

-Animar al cliente a formular dudas a cerca de la terapia, de las explicaciones teóricas, de las tareas, de los avances
y retrocesos.

-Elaborar el contenido de las tareas terapéuticas de la forma más sencilla para el paciente y con el menor costo de
esfuerzo por parte de este.

-Solicitar tareas que sean realistas y con altas posibilidades de éxito por parte del paciente.

-Ser capaz de detectar los obstáculos tanto en la realización de tareas como en el avance hacia las metas propuestas

-Motivar al sujeto de manera que realice las tareas acordadas.

-Ser reforzante con las conductas que lo requieran o ser oportuno para aplicar los reforzadores en el momento
adecuado para acercarse a la meta establecida.
-Saber elegir los reforzadores adecuados según las características del paciente.

-Saber aumentar la confianza del paciente en si mismo y en sus capacidades y habilidades.

-Retar al paciente para que no crea por sistema todo lo que se le diga, sino que lo ponga a prueba en su vida, haciendo
sus propios experimentos.

-Cortar el discurso de manera amable utilizando temas alternativos, cuando el cliente se pierde en temas irrelevantes
o salta de tema en tema.

-Aplicar también correctamente la extinción no verbal de la comunicación irrelevante.

-Tener dominio en las variables relevantes para la habilidad que entrena.

-Saber consultar la bibliografía adecuada.

-Saber auto-cuestionarse si se tienen claras situaciones reales en cada área, sobre qué conocimientos se tienen sobre
el problema en cuestión, sobre los medios de que se dispone y sobre lo conseguido y lo que falta por conseguir.

-Enseñar al paciente a “ser el mismo su propio psicólogo” a partir del término de la terapia.

-Saber programar y mantener un seguimiento tras el alta.

-Saber derivar al paciente a otro profesional en el caso de que se considere que requiere también otro tipo de ayuda
técnica de apoyo al tratamiento que estamos realizando, o en el caso de que no haya una buena relación empática,
o en el caso de que no se sea capaz de conseguir que se resuelva el tema motivo de la consulta en el tiempo previsto.

Existen también particularidades dependiendo al modelo de terapia que utilice el terapeuta.

Habilidades particulares para la práctica de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)


• Capacidad para ofrecer explicaciones (ejs. “tu mente no es tu amiga”; “y” vs. “pero”).
• Capacidad para recodar metáforas, crearlas y hablar con lenguaje metafórico (ejs. metáforas del hombre en el
agujero, el autobús y los pasajeros, el tablero y las fichas de ajedrez).
• Soltura en los ejercicios experienciales (ejs. lanzar cartas con contenidos desagradables; lleva tu mente de paseo;
mirarse a los ojos durante un minuto).
• Capacidad para proponer y servirse de paradojas (ejs. esposas chinas; “esfuérzate: sé espontáneo”; “no creas
nada de lo que te digo”).
• Capacidad para usar el lenguaje de forma alternativa para deslateralizarlo (ejs. ejercicio “leche-leche-leche”, “eso
es un pensamiento / una comparación / un sentimiento”).
• Manejo de otras técnicas: exposiciones, role-playings, etc. (sobre todo una vez adquirida la aceptación).

Habilidades particulares para la práctica de la Psicoterapia Analítico Funcional (FAP)


• Capacidad para ofrecer explicaciones (ej. los pensamientos no siempre preceden y explican las conductas).
• Capacidad para diferenciar varias funciones de respuesta (Conductas Clínicamente Relevantes*).
• Destreza en las “Cinco Reglas Terapéuticas.
• Saber asignar, explicar y gestionar registros como técnica de tratamiento y no sólo como forma de evaluación (ej.
autobiografías, registros tipo Beck**).
• Manejar otras técnicas: exposiciones, habilidades sociales, terapia cognitiva, etc.

Habilidades particulares para la práctica de la Terapia Conductual Dialéctica (DBT)

• Capacidad para ofrecer explicaciones (ejs. la necesidad de jerarquizar la intervención, explicaciones sobre las
características del trastorno límite de la personalidad).
• Conocimiento y soltura con técnicas de meditación, atención plena, etc. (para lograr aceptación de sentimientos,
emociones, tolerancia al malestar, etc. y la validación personal).
• Manejo de habilidades “dialécticas” (integración ‘tesis’ y ‘antítesis’, superación de los problemas de polaridad y
cambio continuo). • Saber trabajar en grupo con otros terapeutas.
• Manejo de otras técnicas: exposiciones, control de contingencias, terapia cognitiva, entrenamientos en habilidades
de comunicación, de resolución de problemas, de asertividad, etc.
Bibliografía
Jechimer, A. (2008). Hábilidades del psicólogo en terpia cognitivo conductual. México.

Barraca, J. (2009). Habilidades clínicas en la terapia conductual tercera generación. España.

LINKOGRAFÍA:

http://www.redalyc.org/pdf/1806/180613879001.pdf

http://www.psicologosclinicos.com/articulos/habilidades-del-psicologo-en-terapia-cognitivo-conductual/

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