de la
Salud Pública
REVOLUCION
Y
TUBERCULOSIS
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS
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su participación en la huelga general de marzo de 1935. hecho éste que le hizo tomar
nuevamente el camino del exilio.
Fue de los fundadores de la Federación Médica de Cuba y participó en la creación del Ala
Izquierda Médica.
Verticalmente combatió la dictadura de Batista en sus dos etapas y sufrió el destierro
acusado de actividades subversivas y comunistas. Ayudó cuanto pudo a la lucha del
pueblo español contra el falangismo y a la del pueblo soviético contra el nazismo.
Su gran pericia de tisiólogo-clinico y sus trabajos científicos, le abrieron las puertas de las
más prestigiosas sociedades de Tisiologia del extranjero y le granjearon el aprecio de sus
más eminentes figuras.
Al triunfo de la Revolución, a la que había servicio a través de cuarenta años de vida
pública, con un entusiasmo que es ejemplo no sólo para los médicos sino para todos los
trabajadores de !a salud pública cubana, aportó su experiencia de viejo luchador
revolucionario y médico eminente en la tarea de socislizar la medicina y elevar el nivel de
salud de nuestro pueblo.
Y en esa tarea le sorprendió la muerte el 7 de septiembre de, 1970 a la edad de 75 años y
sin pensar por un momento en abandonar su trinchera de más de medio siglo de labor.
En el presente Cuaderno de Historia de la Salud Pública No. 68 con el título de
"Revolución y Tuberculosis", como el libro que el pensó publicar en los últimos años de su
vida, hemos agrupado una muestra de sus trabajos, lo más representativa posible, de sus
características como luchador político y social dentro y fuera de la medicina.
En él se Incluye el primer artículo que conocemos del doctor Aldereguía, "La crisis de un
sistema político", escrito cuando ejercía como médico rural en el antiguo ingenio
azucarero Santa Gertrudis, provincia de Matanzas, en marzo de 1921, y que fue
publicado muchos años después en El Mundo del Domingo, La Habana, 25 de noviembre
de 1962, y el último que saliera de su pluma, ya en su lecho de muerte, dedicado a su
amigo y protegido, el gran revolucionario venezolano Carlos Aponte, el 8 de mayo de
1970, cuatro meses antes de su fallecimiento, titulado "Carlos Aponte in memoriam" y
que ha permanecido inédito hasta el momento.
Los diez y ocho trabajos comprendidos entre estos dos artículos nos permiten conocer
cómo su pensamiento ganó en profundidad en el análisis político, social y científico a lo
largo de cincuenta años, sin jamás sufrir una desviación ni una quiebra, reconociendo
desde su inicio y combatiendo sin tregua a los verdaderos enemigos de su pueblo.
Cierra el Cuaderno su autobiografía Relato histórico y curriculum vitae", completada con
una Nota final al Relato histórica y curriculum vitae del doctor Gustavo Aldereguía por su
hijo el doctor Jorge Aldereguía y Valdés-Brito.
Estos dos últimos trabajos así como los titulados “Discurso leído en el aula magna de la
Universidad de La Habana el dia 7 de diciembre de 1922", "Mensaje a Gibara , La lucha
antituberculosa en Cuba. Critica histórica y examen po itico del problema y endemia",
"De mis recuerdos", "Fijación histórico-revo-
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 7
lucionaria del 30 de septiembre", "De cuando Cuba ayudó a la Rusia de Lenin" y "Carlos
Aponte in memoriam", encierran una gran importancia testimonial e historiográfica.
Por su contenido total constituye este' libro un nuevo aporte de los Cuadernos de Historia
de la Salud Pública, a la historia de la participación de los médicos cubanos en las luchas
revolucionarias de nuestro país.
Dr. Gregorio Delgado García
Historiador del Ministerio de Salud Pública
LA CRISIS DE UN SISTEMA POLITICO
El contenido ideológico de la Revolución Francesa, que orientó los ideales
libertarios de América, hasta entonces balbucientes e insospechados,
culminó en una forma de Gobierno, la Republicana, que debían copiar
necesariamente todos los Pueblos del Nuevo Continente, cuyo nacimiento a
la vida política internacional, fue condicionado por el pleno desarrollo y
florecimiento de aquella ideología y modelado en el tiempo y en el espacio, la
palabra y la acción, por hombres cumbres del pensamiento contemporáneo:
Bolívar y Washington, San Martin y Páez, Mitre, Céspedes y Martí.
Los frutos que ya maduros, o todavía en agraz, fueron sucesivamente
desprendiéndose del añoso tronco colonial, estaban nutridos con la savia
renovadora del enciclopedismo; así termina, en América, el ciclo de la
Revolución Francesa, legándole una forma de gobierno a los nuevos
Estados, sustancialmente la misma, que fueron copiando a medida que
surgieron a la vida independiente.
¿Cómo ha evolucionado posteriormente el ideal Republicano puro en el
Nuevo Continente? Un análisis prolijo de su desenvolvimiento llenaría
muchas páginas y marcaría serias diferencias, notables altibajos, como tiene
que ser en un conglomerado de naciones que difieren esencialmente desde
un punto de vista étnico, que viven lustros distintos de su vida y en que
intervienen además, factores importantes, como son: la herencia biológica,
supervivencia, mayor o menor, de las razas autóctonas, situación geográfica
y grado de cultura. Esta evolución distaría mucho de ser paralela, aun en los
países de igual origen y que coincidieron en su independencia; una sinopsis
general sería por lo tanto imposible, y particularmente, en cada nación, la
evolución del ideal Republicano puro, estaría representada por una gráfica
muy irregular, que pocas veces asciende a lo alto para ampliar el horizonte
del mejoramiento colectivo, superándose en afán infinito de perfectibilidad, y
por el contrario, desciende y se desvía, degradándose hasta confundirse con
los viejos ideales, ya caducos y arrinconados.
* Este artículo es el primero fue se conserva del doctor Gustavo Aldereguía; fue escrito
cuando ejercía como médico rural en el ingenio Santa Gertrudis, en marzo de 1921.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 9
II. Organización.
V. Educación Nacional.
Todo sistema de educación supone un ideal del hombre y de la vida.
La F. de E. anhela que la educación pública de Chile, en todas sus formas
y grados, tenga como su más alta aspiración formar hombres libres, que sólo
se inclinen ante la Razón y el Derecho; hombres idealistas, que tengan fe en
los destinos de la Patria y de la Humanidad; hombres sanos y fuertes, que
sean aptos para colaborar en el advenimiento de una vida más pura, más
bella, más justa y fraternal que la vida presente.
La F. mantiene el principio del Estado docente y de la educación nacional
gratuita y laica. La enseñanza primaria deberá, además, ser obligatoria...
Todos los establecimientos públicos de educación deben formar un
conjunto armonioso, un sistema orgánico que funcione bajo la suprema
dirección de un solo Consejo General de Enseñanza en que estén
representadas las diversas actividades esenciales de la vida nacional.
Son anhelos importantes de la Federación la autonomía económica de la
Universidad y la formación especial del profesorado de instrucción superior.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 15
de aquellos, es dar por supuesto que las cosas son conforme se imaginan,
cuando es la pura verdad que las cosas son conforme la observación impersonal
las presenta a los sentidos Véase R. Turró: Los Fermentos Defensivos en la
inmunidad natural y adquirida; obra que nos permitimos recomendar al P.
Franganillo, para que modifique un tanto sus concepciones finalistas sobre la
defensa orgánica, Dice Pí Suñer sobre estas cosas: “Considerando
objetivamente el conjunto de acciones defensivas, estudiando los mecanismos
conocidos, tal como se hacía en el discurso de J. Pí Suñer y procurando
comprender cómo existen las reacciones de defensa, se verá prontamente que,
por lo común, el problema ha querido ser resuelto invirtiendo los términos: no
hemos de peguntarnos si nos defendemos porque vivimos y para vivir, sino si
precisamente vivimos porque nos defendemos". "No busquemos funciones de
defensa intencionales: las especies existen porque tienen un especial
fisiologismo que las hace resistentes ante determinados agentes contrarios, que
las hace adaptables. El simple hecho de la persistencia de una especie implica
la aptitud, la posibilidad de conservación dentro de las actuales condiciones de
vida. Y una de tales condiciones es la posible enfermedad. Lo cual hace
innecesaria la hipótesis de un principio defensor intencional
o de una coordinación funcional que tenga objeto determinado".
He querido citar estos dos autores, de autoridad indiscutida, que pertenecen
a la Escuela de Barcelona. Pí Suñer es el primer fisiólogo de España y profesor
de Fisiología de la Universidad de Barcelona, Turró, el genial Maestro, es el
primer filósofo de la España contemporánea; su cultura es biológica,
esencialmente biológica, aunque esto le duela a Zaragiieta y otros S. J. a base
de Suárez, Balmes y teología.
¿Cree el P. Franganillo con los textos sagrados, que Dios hizo el hombre a
su imagen y semejanza? Si lo cree, tal creencia lleva implícita la perfectibilidad
humana, que tanto se empeña en demostrar, por tratarse de un acto de creación
de la divinidad, a su imagen y semejanza. Entonces ¿para qué aportar pruebas
científicas, para qué pedir argumentos a la Ciencia, para qué torcer el material
científico, dándole una finalidad que no tiene? ¿Para los demás? ¿Para los que
no creen? ¿Para los que no saben? Estas cosas no se razonan, se creen. Dice
Carlos Rossi en su libro “El Criterio Fisiológico", que escogería entre otros, para
breviario de la juventud latinoamericana: "La Ciencia tiene sobre la religión la
desventaja de que hay que aprenderla; pero sobre ella la ventaja
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 23
En provincias a 9 de abril.
DISCURSO LEIDO EN EL AULA MAGNA DE LA UNIVERSIDAD DE LA
HABANA EL DIA 4 DE DICIEMBRE DE 1922
Honorable señor Rector de la Universidad de Buenos Aires. Venerable
señor Rector de la Universidad de La Habana.
Señoras y señores:
Apenas terminadas las fructuosas tareas del Sexto Congreso Médico
Latino Americano, cuya celebración canalizó a nuestras playas, en
convergencia fecunda, el pensamiento continental latino americano en su
robusta especialización biológica; apenas terminadas las sesiones
memorables, que nutrieron con su valiosa contribución los más sólidos
valores de la ciencia médica de veinte pueblos hermanos y fundidos en una
aspiración común, que define nuevos ideales de justicia, de verdad y belleza;
cuando todavía los voceros prestigiosos, eminentes heraldos de sus patrias
respectivas, no se habían dado punto de reposo en sus fatigosas labores,
nuestro afán de saber mejor para identificarnos más, hizo germinar en un
núcleo selecto de jóvenes graduados, la feliz iniciativa de pedir a la brillante
delegación Argentina, en la persona de su presidente, el Honorable Rector de
la Universidad de Buenos Aires, que dedicase a la juventud cubana, una
conferencia sobre la evolución de las universidades argentinas. Con este mo-
tivo elevamos la siguiente comunicación:
“Honorable señor Rector de la Universidad de Buenos Aires: Señor: Un
grupo de jóvenes intelectuales cubanos, movidos por un sentimiento
meliorista en que se aúnan la plena comprensión de los ideales latino
americanos, y la alta estima a todo esfuerzo sistemático, individual o
colectivo, que tienda a crear en el tiempo la ciencia de nuestra América,
venimos a solicitar de usted, con el mayor respeto, que acceda a pronunciar
en uno de nuestros centros culturales, una conferencia sobre la evolución de
las universidades argentinas.
Admiradores y discípulos que somos de vuestros mayores, de aquellos
hombres cumbres que plasmaron la argentinidad señalando a los pueblos
todos de América, rutas de luminosa perfección
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 25
Mercante, Nelson, Arce, Besio Moreno, Rojas, Araoz Alfaro, Susini, Matienzo
y cien otros nombres ilustres. Este empeño acordado de superación crea
métodos, renueva programas, propone recimas fundamentales y realiza
ensayos tan admirables como la Universidad de la Plata; por otra parte, todo
este esfuerzo constructivo, todos estos sillares, fueron modelando idéntica
aspirabilidad en la juventud universitaria hasta concretarse en ideales colecti-
vos, cuyo dinamismo potente los hizo revolucionarios, al conjugarse con el
fermento de noble rebeldía, siempre alerta en el alma estudiantil, y en razón
directa de la resistencia que un organismo herrumbroso y milenario, opuso
en nombre del pasado medioeval a sus justas aspiraciones, magnetizadas
por el porvenir argentino: así fue el estallido de la Universidad de Córdoba
que conmovió las vértebras andinas, y en un despertar de su médula
gigante, vibró todo el continente ante la motrícidad de las nuevas ideas,
desde el Arauco indómito, hasta el antiguo imperio incásico y el Anáhuac
feraz.
Era nuestra época estudiantil, y dirigíamos entonces ia Revista de la
Asociación de Estudiantes de Medicina, cuyas páginas vinculamos al
movimiento que marcaba virilmente, rumbos de liberación y desligaba para
siempre la universidad criolla de sus turbias fuentes de oscurantismo y
opresión.
Dejemos la palabra a un ensayista argentino, verbo de apóstol, que
intervino de cerca en tan magno suceso: Palabras de Telémaco Susini: "Ha
dicho un ilustre pensador que toda revolución que conquista un derecho o
una libertad es una revolución legítima. La revolución universitaria ha
conquistado algo más que un derecho y una libertad; ha creado una
situación que arrancará las cadenas con que está aún sujeta la conciencia
social; ha engendrado y puesto en movimiento la ola creciente que envolverá
y arrastrará deshechas a todas las resistencias, formadas por la ignorancia y
las supersticiones, hábilmente preparadas, en provecho propio, por los
utilitarios de las instituciones anti-democráticas y anti-sociales que han vivido
y viven de la humanidad avasallada y oprimida”. Telémaco Susini,
conferencia pronunciada en Córdoba el 19 de noviembre de 1919. Véase
Revista de Filosofía Argentina, año sexto, número uno.
Señoras y señores: El acto solemne de esta tarde es un homenaje de la
juventud cubana universitaria a los universitarios argentinos, aquí
representados dignamente por sus ilustres delegados; es el homenaje de
nuestro pueblo, todavía en formación, a su hermano mayor en el tiempo y en
la consolidación
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 27
BIBLIOGRAFIA
Colección de la Revista de Filosofía Argentina.
Director José Ingenieros, Años 914-922.
Rodolfo Rivarola. La Universidad Social.
COMO DEBE ENSEÑARSE LA TISIOLOGIA
ESQUEMA DE ORGANIZACION Y FUNCIONAMIENTO DE UNA
CATEDRA DEDICADA A LA ENSEÑANZA DE ESTA CIENCIA
“As illustration of the ground to be covered, I may cite the program of the
Victoria Dispensary for Consumption, which was founded in 1887, It includes.
1. The reception and examination of patients at the dispensary, the keeping
of a record of every case, with an account of the patient's illness, history,
surroundings, and present condition, the record being added to on each
subsequent visit.
2. The bacteriological examination of expectoration and other discharges.
3. The instruction of patients how to treat themselves, and how to prevent or
minimize the risk of infection to others.
4. The dispensing of necessary medicines, sputum bottles, desinfectants.
and, where the patient's condition seems to warrant it, foodstuffs and the
like.
5. The visitation of patients at their own homes by —(1) A qualified medical,
and (2) a specially trained nurse, for the double purpose (a) of treatment
and (b) of investigation into the state of the dwelling and general
conditions of life and the risk of infection to others.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 39
6. The selection of more likely patients for hospital treatment, either of early
cases for sanatoriums or of late cases for incurable homes, and the
supervision, when necessary, of patients after discharge from hospital.
7. The guidance generally of tuberculous patients and their friends, and for
inquiries from all interested persons every question concerning
tuberculosis.
I may and that, while the experience of twenty years has led to
modifications and extension of details, no essential change has been
found necessary in the program".
4o. un centre pour I'examen méthodique des contacts; 5o. un centre pour
le soin général de certains ménages tuberculeux; 7o. un bureau d'information
et un centre de propagande .
Es verdad que este dispensario ideal no existe entre nosotros, ni la ley
que reorganiza los estudios médicos dispone su creación; pero urge crearlo y
este empeño debe ser la primera tarea de la cátedra, su vaciamiento más
inmediato y mejor modelado. El dispensario como extensión y proyección de
la cátedra y recíprocamente, la cátedra como concreción del dispensario; el
uno como centro de acción, forjador de luchadores adiestrados a quienes dis-
ciplina y orienta; la otra como venero de enseñanza experimental y crítica,
que facilita la preparación, aúna los esfuerzos, afianza las técnicas y pondera
los resultados; es decir prepara, coordina y unifica.
Alien Krause en su interesante trabajo titulado Undergraduate Instruction
in Tuberculosis, leído en la sección clínica, de la Asociación Nacional para el
Estudio y Prevención de la Tuberculosis —meeting anual número XIII,
Cincinnati, Ohio, mayo 11, 1917— al referirse a la utilidad del dispensario en
la enseñanza tuberculosa, hace consideraciones muy atinadas, que
deseamos condensar no como argumentos a favor de nuestra tesis, y sí más
bien como su fundamento mismo; que fue la lectura de sus comunicaciones y
ensayos sobre enseñanza tuberculosa nuestro más seguro derrotero y es un
pensamiento, de educador infatigable y competente profesor, quien guía
nuestros pasos. “El trabajo de dispensario contribuye eficazmente a la mejor
preparación del alumno, lo educa en el manejo de estos enfermos, y
paralelamente ensancha su comprensión y amplía el sentido de su
responsabilidad, al enfrentarlo con los múltiples factores médicos, éticos, y
sociales que forman el sustratum de la tuberculosis. En el dispensario el
estudiante se pone en contacto con el enfermo que deambula, se familiariza
con él, recoge su historia médico-social, tan interesante siempre, par-
ticularmente en estos enfermos, le hace su examen físico y lo anota para la
discusión ulterior del diagnóstico; además, se instruye intensivamente en la
técnica y mecánica del diagnóstico físico, recoge los esputos y demás
specimens para verificar sus análisis, y en último término, para completar sus
conocimientos y hacer profilaxis, debe visitar la casa del enfermo y el taller u
oficina donde aquél trabaja".
Así el dispensario se ofrece al alumno como observatorio, científico y
mirador de amplia visión, que permite abarcar todas las perspectivas; así
enfocado el caso individual se nos presenta tal
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 41
ward cases were not necessary, it has been our experience that such
material was of the greatest assistance in the systematic presentation of the
subject. It was always possible to select at will, groups of patients
representing certains types of cases, combining in this way demonstration
clinics wiht the more practical, so called “Edinburgh" method, according to
which all cases are worked upt by the section".
Por su parte Krause, en su trabajo Some Problems of medical education
in tuberculosis, comunicación a la misma sesión anterior, afirma: “Only in
medical schools connected with large general hospital can we expect to come
in touch, even approximately, with tuberculosis as a whole"...
Continúa después: "En el sanatorio las oportunidades de observación y la
función médica, son de carácter especial y muy limitadas: casi todos los
pacientes son remitidos con diagnóstico precisado y representan
generalmente unos pocos tipos seleccionados y crónicos de la enfermedad.
Un médico puede permanecer largo tiempo en un sanatorio, adquirir
renombre de especialista, y con todo no haberse enfrentado nunca con lo
que más dificultades ofrece para el diagnóstico: una neumonía aguda
tuberculosa o una tuberculosis miliar, en un adulto anteriormente sano, Este
es sin embargo, el contacto frecuente en las salas del hospital general des-
tinado a tuberculosos, y aporta a la preparación diagnóstica facilidades
difíciles de adquirir por el internado en el sanatorio”.
“El departamento de rayos X de un hospital general verifica miles de
observaciones cada año sobre toda clase de lesiones, y pacientes de todas
edades; es lógico pensar que el estudiante ha de beneficiarse más
extensamente y habrá de adquirir una idea más exacta y más amplia de este
gran medio auxiliar que es la radiografía en tuberculosis, situándolo en el
hospital general y no en el sanatorio; por último, en el hospital general sus
impresiones y trabajos pueden verse corroborados o modificados en la sala
de autopsias, fragua de la clínica, donde se moderan los ímpetus juveniles y
aprende el médico novel la frenación de sus impulsos diagnósticos, para
cimentar su juicio en el aprendizaje, lento y difícil, de la objetividad
anatómica”.
“En la clínica de pediatría del hospital general son frecuentes los casos
de tuberculosis infantil y hasta a veces, se asiste a su desarrollo después de
una enfermedad general, sarampión, neumonía, igualmente es posible anotar
tipos enmascarados correspondientes
44 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
como parte del examen. Más adelante y tan pronto como su técnica de
examen lo permita, se contrastan sus anotaciones y hallazgos con las placas
estereoscópicas y los informes del radiólogo, de este modo el valor relativo
de los distintos procedimientos se precisa y depura. Los estudiantes
completan sus comunicaciones exponiéndolas ante su sección respectiva y el
cuerpo médico del sanatorio para la discusión ulterior, crítica y comentarios.
Se discuten temas amplios de tisiología médico-social y asuntos de especial
interés; diferencia entre la tuberculosis del niño y del adulto, pneumoterapia,
complicaciones diversas, laríngea, intestinal, tratamiento de las hemoptisis,
manejo de los casos según la fase evolutiva, clasificaciones, principios del
tratamiento dietético-higiénico, tuberculino- diagnóstico y tuberculino-terapia.
Para estimular el estudio y amor a la investigación se les señalan artículos y
trabajos que deben discutir públicamente, siguen luego las conferencias y
exposición de casos seleccionados, casos tipos y modalidades evolutivas.
Termina Klotz, repitiendo la conocida frase de Osler de uno de sus ensayos,
“raramente es de primera magnitud el trabajo de una institución donde no se
enseña”.
Vemos qué perspectivas tan prometedoras ofrece un sanatorio así
constituido; sanatorio escuela que completaría la educación ti- siológica,
sanatorio modelo por sus proyecciones médico-sociales. No se nos oculta
cuán distinta es la realidad, ¡qué dolorosamente distinta! y qué de esfuerzos
requerirá situar la cátedra científicamente, y cuánto tiempo ha de pasar antes
que la veamos como centro de esta organización, múltiple y única de lucha
antituberculosa; profesada en el hospital de la escuela, que ha de contenerla
en su recinto, con el dispensario laboratorio como su extensión más in-
mediata, que de ella recibe el alumnado y hacia ella canaliza los tipos de
aislamiento; con el sanatorio escuela como su extensión más distante,
aunque no menos vinculada, que de la cátedra recibe el alumnado, residente
o no, y del dispensario sus pacientes de selección. Así organizada la cátedra
de Tisiología quedaría satisfecho el principio de totalidad, que Sayé proclama
fundamental en la organización de la lucha antituberculosa, aplicado a la
enseñanza, único criterio normativo cuando se trata de preparar la defensa
social y capacitar a sus futuros mantenedores, frente a una enfermedad
social; así dispuesta no tardaría en señalar entre nosotros, rumbos de acción
médico-social hasta ahora insospechados, y cumpliría ampliamente el
programa que hubimos de exigirle; debe crear la unidad de criterio y la unidad
de acción médicas, debe señalar señor-
46 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
BIBLIOGRAFIA
Aschoff, Ludwig. Lectures on Pathology-Delivered in U.S. 1924. Edward Juneway Lecture.
The Pathogenesls of Pulmonary Consumption, p. 34.
Krause, Alien K. American Review of Tuberculosis. 1917, I-233 Undergraduaie Instruction in
Tuberculosis.
Krausen, Alien K. American Review of Tuberculosis. 1921. Transactions of the Seventeenth
Annual Meeting of the National Tuberculosis Ass. 1921.
Klotz, Walter C. Transactions of the Seventeenth Annual Meeting, 1921. Under- gradúate
Instruction In Tuberculosis. 195-96.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 51
Philip, Robert. Revue de Phtlsiologie Médico-Sociale, 1924, nùmero 5 300. Les effects de
l’organisation de la lutte antituberculeuse sur la diminution de la mortalitenpar
tuberculose.
Philip, Robert. The antituberculosis program: Coordination of preventive measures, 1908,
260, 61, Supplement to the transactions of the Congress.
Figura 3
EL INFIERNO Y LA ESPERANZA
(NOTAS SOBRE UN SANATORIO DESDICHADO)*
Es la Esperanza más bien un infierno, aunque las escenas del Horco no
se marcasen hondamente en las carnes de los tuberculosos maltratados,
como se marcaron, dantescas, en las sombras dolientes de los pobres locos
de Mazorra. La Esperanza como todos los Hospitales públicos, ha sido
durante la noche interminable que constituyó el machadato, pesadilla y
horror, vergüenza y aquelarre embadurnados de mediocridad, ramplonería y
cuatrerismo. Allí del hambre que habían de padecer los enfermos además de
su enfermedad, para regodeo y beneficio de explotadores encabezados por
algún director de manga ancha e ideas cortas; allí, del privilegio y la
politiquería bajuna, manejadas con habilidad de comité de barrio por
muñidores sin conciencia, que aspiran a trepar desde la dirección de estos
establecimientos, donde todo dolor tiene su nota desgarrada, a un escaño del
capitolio dorado y lejano, faro enorme que recorta sus líneas estentóreas de
la impudicia, sobre la ciudad desdibujada. Allí el dejar hacer y el dejar pasar;
allí la firma pronta y sobona para los jugosos por cientos; allí los homenajes
ridículos y las colectas autorizadas contra los bolsillos exhaustos de los
enfermos, para regalarle calzoncillos, el día de su santo, al "señor director".
Allí, todo y de todo, menos una organización científica y responsable,
eficiente y capaz de fijar normas, marcar criterios o jalonar rutas directrices,
por los caminos de universalidad, que hoy constituyen la Tisiología moderna;
señalemos, sin embargo, porque es de justicia, los esfuerzos mantenidos
hasta la inanidad o el desmayo, de los pocos compañeros que lucharon por
curar enfermos, bogando contra la corriente, en este putrílago de estulticia y
mala fe, a partes iguales que ha sido durante tantos años el Sanatorio “La
Esperanza".
¿Pruebas de cuanto llevo dicho? A millares podrían aportarlas los pobres
enfermos, tan maltratados como escarnecidos; dirían su hambre de siempre,
con presupuestos jugosos que consignaban
54 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
NOTA ACLARATORIA:
Este llamamiento y clarinada a los jóvenes fue escrito en Agosto del año
52, hace ya cinco años y a raíz de mi lectura, en las Universidades de
Oriente y La Habana, de unas conferencias en las que enjuicié hombres y
sucesos, protagonistas y derivaciones del hecho infausto que fue —sigue
siendo— el 10 de marzo. Un grupo de estudiantes se me acercó entonces en
solicitud de unas cuartillas orientadoras, contentivas de un programa,
manifiesto o declaración, que ayudara a sus fines de acercamiento y
proselitismo, ya que andaban en tareas organizativas y de captación. Cuando
acerté a ver públicado mi pronunciamiento casi no lo conocí, que tanto lo
desfiguraron en una hoja suelta, torpe y carente de sindéresis. Lo anárquico
del grupo quedó impreso poco después en una sentencia firme y por su
participación aventurera en una acción bellaca; más tarde uno de sus
dirigentes fue expulsado deshonrosamente —con justicia— de la
Universidad. Ahora milita en el jordán (P.N.R.) de José Pardo-Liada.
La intención que inflama estas palabras escritas, todavía frescas y
vibrantes, como una arenga recién dicha, sigue en el aire, sincera y limpia.
Tocaron las palabras, no lo niego, en un punto del suelo abundante de
estiércol, no las contaminó y antes puede que se tornasen resistentes, más
edificantes y lozanas. Su potencial germinativo se mantiene prístino, y sólo
requieren, como las buenas semillas, una cuantas manos generosas que las
transformen en sementera y frutos. Las salva, para que prendan y no sean
estériles, un afán afiebrado de cosecha cívica juvenil. ¡Que no me defraude,
ni desmienta su tradición gloriosa, la juventud estudiosa y rebelde de Cuba!
LA LUCHA ANTITUBERCULOSA EN CUBA. CRITICA
HISTORICA Y EXAMEN POLITICO DEL PROBLEMA Y
ENDEMIA*
Toda situación que se examina y comprueba —que se analiza y
actualiza— deviene una resultante y expresión, numérica generalmente, de
un momento dado, y presupone o implica, cuando menos un recuento de
todos los factores en juego y que intervienen de una manera activa, con sus
altibajos y en el curso de su desarrollo. Este será sistemático y progresivo,
cuando integre un proceso ascensional continuado, irregular, si presenta
fallas, lagunas y hasta caídas en su curva; negativo, cuando apenas
esbozado el movimiento se mantiene por debajo de la abscisa o línea hori-
zontal de referencia —digamos línea cero o eje de las abscisas— que
concurre a determinar un punto, plano o nivel, positivo, y situado por ende,
más alto que ella misma; pero es que esta coordenada del sistema
cartesiano no es, ni puede ser, inmutable —porque nada lo es en la vida, ni
en la naturaleza, ni en la ciencia o en el mundo político y más si de
problemas internacionales se trata— y, menos puede serlo, ante los
planteamientos estadísticos de orden biológico —requerimientos humanos y
exigencias de la medicina científica en el terreno de la sociología sanitaria—
que han dado origen y núcleo de formación a una rama nueva, bien flore-
ciente y lozana: la bioestadística.
No era mi propósito amenazar con cifras tan temprano, ni irrumpir en la
noche con guarismos somníferos. Intenté una definición inicial, sencilla y sin
complicaciones, y, apenas apuntada, brotaron palabras raras —si se
quiere— que tiende a perfilar, sin describir todavía, una situación actual —de
ahora— sobre un contenido concreto y definido y tema de salud pública: la
tuberculosis. Estas palabras: desarrollo, proceso, curva, abscisa, ya dicen su
origen político económico que se enraíza y crece abrazado, un todo orgánico
y vital, a lo estadístico.
con los enfermos, tan afable con sus familiares adoloridos. La conducta
del Comandante Abraham Masiques, el gran hacedor y vigilante de aquella
magia que es el Parque Turístico de la Península y Ciénaga, el repoblador
prolífico de tamaña floresta, fue siempre, y en todo momento, de
colaboración ilimitada, cordial y amiga, eficaz y pronta. Para sus enfermos,
cuantos dependen de su organización y trabajan a sus órdenes, es
compañero y hermano, generoso y abierto.
No puedo olvidar, y la miento con frecuencia y cariño por la impresión tan
vivida que me causó su conocimiento a la muchachita aquella de San Juan
de los Remedios, maestra por más señas y de cuyo nombre no puedo
acordarme, que tan olvidadizo soy en materia de nombres, y, cuidado que
me duele esta vez. Aquella muchachita de apariencia frágil y adamantino
carácter y sentido del deber, a la que conocí en Varadero, en el Hotel
Internacional, un día de algún mes y a la hora cambiante del almuerzo. Se
movía ágilmente entre un grupo numeroso, unas cuarenta personas,
mujeres, hombres y niños, de aspecto y andar campesinos. Todos ellos
sentían su presencia y acudían a su consejo, apaño y discreción. Los
manejaba con tan sencilla compostura y elegancia de gestos y palabras que
parecían no darse cuenta de su acatamiento y obediencia. Apretaba en la
ternura de sus brazos a una niña de ojos azules de quien era madrina y lucía
madrecita, por el leve candor de sus juegos y caricias; la niña era un
querube de tan linda. Interrogué y supe que venían todos de Meneadero
Grande, allá en la Ciénaga, y cómo acudían alegres y convencidos a la
llamada para vacunarse contra muchas cosas, y para hacerse un retrato de
los pulmones. Se habían levantado temprano antes de las cinco, y el viaje
fue largo y fatigoso pero estaban contentos por haberse asomado a la playa
más linda del mundo y visto una porción de cosas, otros decían un montón.
La maestra es muy buena, repetían; nos enseña a leer y escribir y nos
acompaña desde hace varios meses; no queremos que se vaya de allá
porque es como de la familia. Discurría yo entre los guajiros cienagueros,
ellas y ellos, todo atención a sus exclamaciones y verbosidad pintoresca, y
fue entonces que aprendí cómo los apresaba la ciénaga, y de qué manera
se "enyuntan" —vocablo carretero— y tiran con el agua al cuello para
transportar las maderas y traviesas, cuán difícil es salir del tremedal por
aquellos predios de lodo que es la turba, rica en energía calórica valorada en
unidades térmicas B.U.T.
Todavía permanecí un rato, quizás magnetizado por la desenvoltura de
mi heroína —así la interpretaba— tan maestra y femenina, tan mujer de su
tierra y de la Revolución. ¡Cómo me hubiera gustado en su plática y
regustado en sus opiniones, vida y pensamientos,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 115
En Holanda las cosas han sucedido así: "Los sesenta años de historia
del control de la tuberculosis muestran que la lucha fue iniciada por
organismos privados. Pronto las autoridades nacionales, provinciales y
municipales otorgaron subsidios para los organismos dedicados a los
aspectos sanitarios de la lucha antituberculosa”.
"Con el transcurso de los años esta disposición se ha ampliado,
reorganizado y alterado repetidas veces, pero su principio nunca ha
cambiado. Las asociaciones antituberculosas privadas (provinciales) llevan a
cabo la lucha actual en su aspecto de sanidad pública. A cargo de ellas corre
el sistema de dispensarios antituberculosos, extendido por todo el país, y
emplean el personal necesario, médico y auxiliar".
"El gobierno nunca se ha sentido forzado a hacerse cargo de la lucha
sanitaria antituberculosa, si bien sufraga el noventa por ciento de los gastos.
El gobierno, no obstante, ejerce una estrecha supervisión del Oficial Médico
Jefe de Sanidad”.
Esta supervisión comprende la calificación del personal, y los
presupuestos de las asociaciones y los suministros y equipos de las clínicas
dependientes.
“El Oficial de Sanidad regional es un miembro de la junta consultiva y de
la asociación antituberculosa de su provincia, y actúa como oficial de enlace
entre la junta y el Oficial Médico Jefe”.
"En resumen: el control de la tuberculosis en los Países Bajos constituye
una actividad sanitaria pública llevada a cabo por organismos privados y
ampliamente costeada por las autoridades públicas, entre las cuales el
Estado contribuye con la mayor pai-te”.
"De ella se Infiere que, por ejemplo, el especialista en tórax de una
clínica antituberculosa no es un empleado público, sino que se haya
empleado por una asociación antituberculosa privada, la cual es
reembolsada de su salario y otros gastos por el Gobierno de la Nación”.
Lucen certeras las consideraciones del trabajo holandés en cuanto
sintetiza acerca “de lo que se ha llamado la eliminación de la tuberculosis”.
Bien ambiciosa es la frase porque después del descendimiento a la basal,
alcanzable atacando a la endemia desde todos los frentes y ángulos, y, más
en el aspecto económico social, sin descuidar el médico propiamente dicho,
que debe incrementarse sin tregua, intensiva y extensivamente, permanecen
y se crean, aparecen y surgen nuevos problemas de raíz biológica y
contenido epidemiológico que plantean y exigen enfoques y soluciones
nuevas, que no cataplasmas o “slogans" de tipo publicitario norteamericano.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 123
Asociaciones Voluntarias
La Historia de las Asociaciones Voluntarias en nuestro país se inicia en
el año 1936 en que fue creada la primera Asociación Médica de Lucha
contra la Tuberculosis. El objetivo principal que se propuso esta Asociación,
fue llamar la atención de las autoridades oficiales sobre la gravedad de la
situación con la finalidad de que tomasen medidas más activas para
combatirla. Poco después en la misma época y bajo el impulso de esta
Asociación Médica, se creó un Comité femenino que se dio a la tarea de
atender a las familias de los enfermos tuberculosos y que recibió el nombre
de Asociación femenina para el Mejoramiento de la Salud. Otras sociedades
locales se fueron creando en las diferentes ciudades de menor densidad de
población y que se afiliaron a la organización central. A partir de
126 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
Desde aquí hasta el final de este artículo fue publicado en la revista Bohemia, el 10 de
agosto de 1962.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 139
seis en Las Villas: Cienfuegos, Trinidad, Fomento, Sancti Spíritus, Zaza del
Medio y Cabaiguán; dos en Camagüey, además de la capital, Ciego de Avila
y Florida; diez en Oriente: Jobabo, Manzanillo, Río Cauto, Contramaestre,
Palma Soriano, San Luis, Guantánamo, Antilla, Banes y el Central Preston,
ahora totalmente cubano y con su nombre nuevo, que lleva con orgullo:
Guatemala, la de Jacobo Arbenz y el quetzal, que algún día levantará su
vuelo liberado como el sinsonte nuestro. Fue, a no dudarlo, una bella tarea
que debió haberse continuado y extendido; pero mis sucesores más
inmediatos, los doctores Rafael Octavio Pedraza y Jorge Alderegula, no le
dieron calor; o acaso entendieron que la temperatura no era óptima, luego de
ponerle el termómetro a las comunidades que se recorrieron por las
paralelas del ferrocarril; tal vez estimaron que la fruta no estaba madura,
porque no los creo opuestos a la participación masiva del pueblo en la lucha
contra la endemia tuberculosa. La realidad es que se perdió tiempo y
malgastó trabajo; dos factores inapreciables en la sincronización de fuerzas
epidemiológicas.
Quedan reseñadas las tentativas hechas, en el decursar de los años,
para situar la Lucha Antituberculosa, en su forma más extensa y penetrada,
a su verdadero nivel y estrato social en el campo de la Sociología Sanitaria:
la masa popular y en las manos de las grandes mayorías nacionales. Lo que
llamé, en un artículo publicado en la Revista "Bohemia” hace muchos años,
"La Lucha Antituberculosa desde abajo".
Con más vigor que nunca, y más en esta hora de Cuba, me declaro
partidario de esta modalidad y género de luche, y mantengo mi fe absoluta,
inquebrantable, en la virtualidad y eficacia de sus proyecciones y resultados
futuros, pero no lejanos. Tenemos que situarnos, como en todo,
objetivamente, con los pies firmes y ligeros sobre la tierra y realidad
cubanas, y la visión muy clara, sobre el país, la conciencia y el momento
cubanos, junto al Pueblo y con el Pueblo, para la realización plena de
nuestro destino histórico. Esta palingenesia revolucionaria que nos recrea y
descubre, a los ojos atónicos del mundo, con los primeros ciudadanos de
América, lleva en sí misma, implícita, la sanidad de cuerpo y espíritu, —
phisis y psiquls— mente y soma, con la extinción, mediante el desarrollo
integral de la higiene-social y medicina científica, paralelas y planificadas, de
todas las enfermedades sociales y transmisibles que roen al hombre, lo
disminuyen, incapacitan y rinden, para su función creadora: el trabajo
fecundo.
Tenemos que limpiar ¡cómo no! nuestra Lucha Antituberculosa desde
abajo, de todas las lacras, vicios y desviaciones, que empequeñecen
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 145
dentro de las fronteras del "american way of Ufe"; las normas y preceptos
de la democracia representativa y libre empresa; si se trata de una marca
deportiva "goal" o meta, en que se disputan las escuelas cuál tiene mejor
“team" de investigadores, cuál gasta más haciendo menos, por ejemplo, y,
sobre todo, si no están creando un leviatán o “superman" científico, de
laboratorio, gabinete y academia, que crece y se expande antagónico,
plaga y antinomia, de las esencias más puras y reales, humanas, de la
medicina que hay que aprender y hacer en la clínica, junto a la cabecera
del enfermo. ¿No están desarrollando los yanquis, con esta anarquía, una
cierta forma y modalidad, y nueva fase capitalista de la división del trabajo;
una escisión de base económica, falsa y retorcida, como la otra?;
trabajadores manuales los que producen, plusvalía incluida, y permanecen
encadenados al salario, la incultura y las crisis, el desempleo y miseria —
los médicos generales, prácticos y de familia en este caso— y los
trabajadores intelectuales, científicos y creadores, de un nivel más alto y
clase más elevada, los investigadores muy bien pagados, profesores,
también a tiempo completo o "full time", y los especialistas, más o menos
por la libre, que poco tienen que ver con el pueblo, en Norteamérica.
El párrafo anterior planteaba, casi, el conocido proverbio, o frase usual
muy yanqui, de la vela encendida por las dos cabezas —“burn the candle by
the two ends”— con la sola variante de que uno de los extremos, el de la
investigación médica, tan de moda, recibe cada vez más bujías federales —
léase apropiaciones o fondos del estado— en tanto que el otro, captación,
formación, preparación de los médicos generales, prácticos o de familia, —los
médicos que se llaman primero por la gran masa de la población, como afirma
la A.M.A.— son los menos pagados, que trabajan en peores condiciones, se
alejan y dispersan como médicos de barrios, en ciudades y pueblos de menor
importancia, y se meten en el campo, las áreas rurales más o menos
apartadas y distantes, desprovistas y sin mayor contacto con la civilización; los
médicos de camino seguro de proletarizarse dentro del sistema capitalista.
El artículo yanqui, de "U.S. New & World Report", que me brinda asidero y
tela para su desglose y comentarios se inicia con estas palabras: “Las
autoridades médicas norteamericanas están agitando banderas de advertencia
sobre el volumen creciente de la investigación médica en este país y sus
efectos, repercusión, en la atención médica para el promedio de la familia
americana”.
Continúa: “Por cuanto se plantea y desprende ante y de las comisiones
congresionales, y en sus reuniones profesionales o
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 161
rez Abreu, Bernardo Valdés, que falleció bien joven; Pérez Escudero,
Mantecón y otros, que lamento no recordar sus nombres, con la intención de
rogarle al Rector de Buenos Aires que prolongara su estancia en nuestra
capital para hacerle entrega, solemne y pública, de una bandera cubana
destinada al estudiantado de la Universidad Rioplatense, afirmando así,
simbólicamente, los lazos de confraternidad y compenetración de nuestros
pueblos, y el entendimiento de los forjadores de la cultura, de cuantos estudian
y aprenden, y de su coincidencia y visión de futuro conjunta, en la realización y
adelanto de los ideales continentales del continente nuestro, de Nuestra
América liberada de interferencias y libre de penetración imperialista.
Asistí al cambio de impresiones ocasionalmente —por encontrarse allí
citado por el Dr. Arce—, y debo confesar que me halagó oírle decir a los
muchachos —más jóvenes que yo; pero no mucho—: “Aldeguería está bien
enterado de los asuntos universitarios nuestros (quería decir de los sucesos y
peripecias) tan bien como yo, y es el mejor asesor que pueden elegir”. Ya
conectado me reuní con los estudiantes por la noche, en las oficinas de la
Facultad de Derecho, provisto de mi bibliografía al respecto, algunos tomos de
la Revista de Filosofía Argentina, la publicación que dirigía el Maestro José
Ingenieros, y expresión, tan alta y limpia, del pensamiento continental
latinoamericano; mi biblia de cultura por entonces, tan llena de inquietud
juvenil y de honda meditación, como nutrida de saber.
La misma mañana en que embarcó el Dr. Arce, dos días después de su
conferencia, entregué en el muelle, al grupo de estudiantes enfervorizados que
acudió a despedirlo, el original de un manifiesto dirigido a sus compañeros,
cuya redacción me había encomendado previamente, en horas de la
madrugada, y que sirvió para vertebrar la Federación de Estudiantes
Universitarios, origen y matriz de la gloriosa F.E.U., libradora de tantos
combates magníficos contra las tiranías y en defensa de la libertad ciudadana,
del mejoramiento y decoro universitarios, de la independencia económica y
política cubanas.
Estos antecedentes que no he destacado nunca, y, menos en letra
impresa, me acercan al inicio de mi actuación pública, bien rubricada desde
antes; pero bastan para situarme en la entraña de la Colina Universitaria,
trinchera y faro de los mejores afanes, camino y guía del mañana, de los
ideales que van cavando el subsuelo de un ayer heroico para acercarse al fluir
del pensamiento martiano y aflorar en floración y frutos que vienen de su
torturado vivir en agonía, de su morir iluminado en promición de Patria.
174 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
que tenía su antecedente, tan legítimo, en centros culturales del Perú: las
universidades populares González Prada, para difundir la cultura en el pueblo
estimulando su curiosidad por el saber y su acercamiento a la ciencia, al
tiempo que se rompe —empieza a romperse— ese valladar retardatario,
divisionista y de clase que ¡a burguesía, su sistema económico, ha levantado
con toda intención aviesa, y pacientemente: la división del trabajo, asignando
de por vida —como quisiera y para siempre— las tareas más duras, el yugo y
la explotación, analfabetismo y pobreza, la pusvalía y plusvalía, al proletariado
y campesinos, bestias más que hombreo, en tanto se reserva para ella, y los
suyos de su clase capitalista, dirigente y burguesa, el trabajo intelectual,
creador y hecho al poderío, sometimiento y de asegurado resguardo.
Me había traído redactado, desde el central azucarero en que ejercía de
médico, un proyecto de organización del Instituto Popular José Martí, para
presentarlo al Congreso Nacional de Estudiantes; pero al hablar con Mella, y
conocer la raíz y proyecciones animadoras de su propósito; qué funciones
asignaba a su entrañable U.P. —así la llamaría después hasta su muerte
aciaga— quise retirar mi proyecto, menos sugeridor y hondo, y más en el
barbecho de la cultura que en el surco palpitante y promisor de cosecha
lograda; no obstante, y al revisar ahora las actas que se conservan del
Congreso, aparecen mis cuartillas y no quedan señales de la formulación
magistral de Julio Antonio. Hace pocos días, y en conversación de recuerdo
con Alfonso Bernal, paladín bien destacado de nuestra izquierda, y orador
representativo del “Grupo Renovación” que peleó bravamente en las más de
las sesiones del Congreso —y se batalló en todas con éxito contra las
derechas organizadas, colegios de curas españoles, Belén, o la Compañía
A.M.D.G., Escolapios, etc., etc., con sus gallitos peripuestos: Iglesias, Emilio
Menéndez y el Lagardere de todos los bellacos cavernícolas y negadores de
las esencias patrióticas de su tierra, con su deformación moral más que física
a cuestas: Emilio Núñez Portuondo —me decía el Dr. Bernal, que no
alcanzaba a recordar si Mella elevó su proposición por escrito, o hubo de
enunciarla tan sólo; pero estuvimos de acuerdo en que la acogida fue
clamorosa y se llevó a la práctica sin dilación; apenas terminó el Congreso y
comenzaron las clases en las aulas universitarias.
Los estudiantes de ingeniería se pusieron a la obra para dotarlas de
alumbrado.
Fue a partir de entonces que la Universidad Nacional se hizo entraña de
pueblo, y pueblo mismo, metiéndose en los locales y organizaciones del
proletariado a dictar cursos y lecciones siempre
178 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
—II—
Aquí, a esta altura de mi discurrir, estamos ya en terreno firme y posesión
del hilo discursivo que nos conduce certeramente, como la única orientación
científica capaz de llevarnos a la mejor interpretación histórico-materialista, y
que nos saca de la mano confiados y tranquilos, sin dubitaciones, de cuanto
pudo antojarse un laberinto enmarañado por verborreico.
Luego de este recuento espaciado y repaso necesario, puedo acercarme a
mi intención y tesis médica revolucionaria, y destacar con énfasis, primero,
como el hombre —homo sapiens—, valor el más alto y preciado de su especie
impar, el vértice, el más sobresaliente de la naturaleza y existencia, que
requiere y exige estar sano para entregarse sin fatiga al cumplimiento de su
ardua tarea de culminación —ser sano desde la implantación del óvulo que lo
engendra, en gestación y nacimiento y permanecer sano hasta su muerte, bien
alejada y natural—, no ha conseguido nunca, hasta ahora, ni en latitud o
pueblo alguno del planeta Tierra, aproximarse tan siquiera, a esta realidad
posible y alcanzable que se mantiene remota, marginada en el trasfondo y
dominio de la teoría y especulación.
Se pregunta uno, con ingenuidad médica —de médico común y corriente—
, si al verdadero pueblo, las masas campesinas y obreras, de las llamadas
naciones satisfechas o democracias occidentales, países metrópolis y cabezas
las más visibles y omnipotentes del capitalismo rampante, no le cabe el
derecho legítimo de culpar a sus gobiernos respectivos, de la situación aflictiva
y estado de indefensión en que malvive, y penó siempre, en cuanto toca a su
salud y de los suyos, al límite constreñido, y precario, de protección y cobertu-
ra preventiva asistencial, seguridad social y otras cosas a que lo tienen
reducido bien restringidamente. Claro está que tiene el derecho laríngeo, y,
como pueblo verdadero que creció bajo el signo de nación desarrollada, todos
los otros que supo conquistarse sobre el potro del sacrificio y al precio de su
sangre, que aún le duelen
192 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
por cuanto los recortan y vulneran; pero cree tener los de prensa y libertad
de palabra, asociación y reunión en locales cerrados y plazas públicas; puede
protestar con tónica subida, huelguística inclusive —en tanto no quiera
interpretarse que altera el orden— puede proclamar a gritos en asambleas,
mítines y actos de calle, que su derecho a vivir saludable y producir en
sanidad —hasta con más acentuada plusvalía—, es prácticamente anterior, al
menos paralelo, a su derecho al pan suficiente; pero ¿y qué? ¿Se ha transfor-
mado substancialmente todo esto, cuanto supone y hunde de verdad y a fondo
sus raíces nutricias, económicas, en el oscuro y desalentado vivir que frenó al
proletariado y campesinado como parias, hasta despertar como clase y unirse
bajo la consigna imantada del marxismo, organizarse y vertebrarse en su
partido para su liberación? Aceptó que desapareció en Inglaterra el trabajo
cruel, embru- tecedor, de los niños; que el trabajo esclavista quedó erradicado
en los países capitalistas imperialistas y democracias occidentales de la libre
empresa —pero ¿qué pasa con los negros en los E.U.?—, que se logró la
jornada de ocho horas y otras reivindicaciones adjetivas y complementarias,
tras muy cruentas y enconadas luchas; pero ¿y la explotación del hombre por
el hombre? para no citar más que una llaga, la más pútrida, extendida y
fagedénica, que cubre todo el sistema y llena de oprobio a todo el régimen.
Reaparece ahora, en este mosaico y devanar de meditaciones, mi
referencia anterior a la influencia que tiene, y mantiene, el ciclo económico en
la enfermedad, genéricamente considerada, con la intención de precisar y
ampliar su contenido, al tiempo que rubrico mi pensamiento precedente. En el
sistema de producción capitalista la producción de bienes y servicios
contempla altibajos, fases de hipertrofia y declinación o depresión, y cabe
entenderla; y considerarla, como inestable, sujeta a fluctuaciones, competitiva,
y hasta anárquica. Aun sin entrar en lisis, menos en crisis —para usar tér-
minos médicos—, demuestra, y se comprueba, desempleo permanente,
aunque variable, por más o menos acentuado, e inseguridad social; está
amenazada, la lleva en la sangre con temor, por crisis periódicas fatales; los
salarios oscilan, pendulares que son, o suben y bajan; pero no se determinan
ni están ajustados, adecuadamente, a un nivel mínimo vital —aunque esto es
pura cataplasma; que lo digan los proletarios y campesinos de América
Latina— y abundan, tanto como los “macle in U.S.A.”, los que resultan
insuficientes para subsistir, sobre todo cuando pensamos en el encarecimiento
diario de la vida y nos asomamos con horror, al costo astronómico de la
asistencia médica y hospitalaria. De este paraíso encantado,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 193
relacionadas con el tema las tres y cuyo texto reza desde la inferior,
primera: “inversiones cuantiosas y en alza para la asistencia médica de todo el
pueblo; gratuita"; segunda: “inversiones de gran magnitud, y en aumento
planificado, para investigación, fomento y previsión de salud pública". La
tercera frase y más alta, afirma rotunda y sin más comentarios: “menos
enfermedad".
No he de referirme a una gráfica que me represento dibujada con sangre y
lágrimas de sangre, flechas envenenadas y ramas de árboles asiáticos,
africanos y americanos, al sur del Río Grande, que separa nuestro continente
de Norteamérica. Este esquema abarcaría en sus trazos y gritos de angustia
una visión apocalíptica de explotación y hambre, enfermedad y muerte,
ignorancia, miseria, desnudez, desamparo, rebeldía, violencia y guerras
guerrilleras de liberación, los bárbaros jinetes que arrasan trepidantes el
mundo subdesarrollado, los pueblos jadeantes que estrangula el colonialismo
neocolonialismo y sus tambores que llaman a la guerra justa.
Basta apuntar tan sólo el nivel mínimo, rasante y en descenso, por su
estabilidad frente al aumento explosivo de población, que señalan los índices
per capita de ingresos en estos países, basta marcar con cifras encendidas de
horror, escalofriantes, la mortalidad infantil por debajo de un año, que asciende
en algunos al 80% —en Sierra Leona mueren ocho niños de cada diez dentro
de los primeros doce meses—, basta repetir que de los tres millones de
víctimas, ¡tres millones! producidas anualmente por una sola enfermedad, la
más social de todas, la tuberculosis, le corresponden a la India medio millón,
para asomarse todavía vendados los ojos, a este universo de espanto.
Hace ya muchos años, en la década del treinta, un hombre superior,
europeo de origen, médico muy cultivado, gran maestro por su sapiencia,
historiador el mejor de la medicina, a mi juicio, escribió dos libros
extraordinarios en su momento y época, entre otros muchos que legó a la
posteridad. Para escribir el primero, que produjo en alemán, tuvo que estudiar
el inglés, visitar y recorrer los Estados Unidos de Norteamérica, sus
universidades y centros de estudios especializados en medicina, y pronunciar
conferencias varias; el libro se tituló “American Medicine'' vertido al inglés. En
la página final se comprometía el autor a escribir otro sobre la medicina so-
viética, y emprendió su preparación para cumplir su promesa; estudió
entonces el idioma ruso y se aplicó al marxismo, por entenderlo imprescindible
a los fines de profundizar en los orígenes auténticos y verdaderas fuentes de
información. La obra apareció en 1937, bajo el epígrafe: “Socialized Medicine
in Soviet Unión" —La Medicina
196 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
—III—
¿Qué puede entresacarse de este bien largo parlamento que llevo
escrito?, y menos mal si algún gusano —como apodamos en casa a los
contra— tocado y retocado por mis palabras, o de cortos alcances y
entendedera más corta —conste que no va contra los médicos la puya, ni con
médico alguno—, prefiere calificarlo de hojarasca sin semilla. ¿Qué de utilidad,
pregunta ingenua, de tantas vueltas y revueltas, idas y venidas, en torno al
pensamiento marxista y su materialización leninista en conexión, tan estrecha
que se me antoja, con la ciencia y arte médicos, teoría y práctica de la
medicina? Pero ¿es que no tiene substancia y de la buena, esta meditación,
que no divagar, de un viejo médico marxista? Hace años que me tienta el
tema, tantos que pasaron desde que leí a Prenant, Sigerist y otros, más desde
que fui médico rural, recién graduado, y la mala vida de nuestros guajiros, y la
vida, bien perra del proletariado
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 197
todos. Esperaban impacientes, sin saber cómo llamarlo, ese momento que
sí entiende, y sí explica, el materialismo histórico, en que todo converge y se
enciende como estallido y aurora al unísono: el milagro de la Revolución, que
asciende a lo más alto como imponderable de la historia. Esperaban el
Granma y desembarco de sus hombres.
Heme aquí bien situado en el decurso de cuatro décadas y poco más de
un lustro de esta mi vida trajinante; antimperialista sin enmiendas todo el
tiempo, aprendiz de marxista siempre, médico desde que me gradué, antes
de ayer, 1918, aficionado a estudiar, leer y escribir, y escritor frustrado sobre
temas biológicos, filosóficos y de asuntos sociales; pero que adelanta y se
afirma en lo revolucionario y socialista-comunista. De aquí se infiere mi
incidencia repetida sobre el asunto y problema hasta convertirme en reinci-
dente atraído a su vórtice. Recuerdo que en agosto del 62, leí una
conferencia en la Universidad de Oriente bajo el rubro: “Pensamiento Marxista
y Medicina”, no publicada aún, en la que me extendía espacioso, regocijado y
con humor de zaherimiento a los cubanos incomprendidos, por incapaces de
asimilar el fenómeno y proceso que se desentrañaba en su tierra que
abandonaron y abandonan olímpicos y desdeñosos —¡ahí queda eso!”, como
dicen que dijo exclamatorio el "negrito” Garrido, al subir al avión. También
toqué a los médicos, con limón urticante esta vez, con salfumán y creolina a
cuantos se marchaban.
De vuelta a mi preguntar ¿Qué puede deducirse de este parlamento? Y,
¿cuándo planteo mi tesis médica revolucionaria? Quiero responder, primera,
que el fruto viene dado en sí mismo y está diluido en mis tantas cuartillas, que
la nuez es una: epicarpio pétreo, no tanto como el cráneo, y masa gustable,
tanto como la encefálica, cuando nos la presentan con disfraz, empanizada, y
la denominan frituras de seso, en el "menú” más exigente. Hay pues, que
romper la cáscara amarga de mi estilo y manera, para adueñarse del fruto
que, creo, está adentro. Segunda, y de la tesis intento adelantar lo siguiente:
el socialismo y su continuidad, el comunismo, por científicos —ya nadie lo
duda— y resumidores de la única ciencia del hombre a quien proclaman en
su especie impar, y brindan de consumo, su dedicación y desvelos mayores:
lo mejor es el hombre, todo para él y desde él, vienen obligados a
transformar, y aceptan complacidos la encomienda y responsabilidad de
transformar la vida del hombre en lo orgánico, aplicándose a transformar, a la
vez y paralelamente, su medio ecológico, lo ambiental nocivo y agresivo y, en
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 199
las nubes y a disponer a voluntad de las lluvias y del sol de la nieve y del
calor.
"Se comprende, comenta Otto V. Kuusinen a continuación de este
programa que parece fantástico a fuer de prodigioso, que la ciencia no habrá
agotado sus posibilidades ni aun después de haber dado cima a estas
formidables tareas. No hay ni puede haber límite a la inteligencia del hombre,
siempre deseoso de saber, ni a su aspiración a servirse de las fuerzas de la
naturaleza y a dominar todos sus secretos.
"Jamás dejarán tampoco los hombres de esforzarse por perfeccionar la
organización de la sociedad en que viven: las formas de la administración
social, el modo de vida y las normas humanas de relación y convivencia.
¡"Y qué campo infinito se abre ante la sociedad comunista en cuanto al
desarrollo de las facultades y la personalidad de todos sus miembros, el
perfeccionamiento físico y espiritual de los propios hombres!
"El ascenso hacia las resplandecientes cumbres de la civilización
comunista generará siempre en los hombres manantiales de fuerza de
voluntad e inteligencia, de impulsos creadores, de valor y de esa energía que
es el origen y fuente de la vida".
No pude sustraerme a copiar íntegro este magnífico final, que cierra el
libro apasionante del autor, bellos párrafos que nos dicen su fe y confianza en
el hombre nuevo, transfigurado, que surge y se forma en la nueva sociedad
socialista-comunista para alcanzar la cima mientras forja la civilización
comunista. En la base de esta pirámide descansan los inmortales creadores
Marx y Engels, y el gran realizador inmortal, Vladimiro llich, Lenin.
Me resta ahora, para terminar, una leve pincelada sobre el momento que
vimos complacidos los médicos cubanos, cada uno de los 6 286 que
actualmente trabajan en Cuba, aunque es menor no mucho menor el número
de los que no trabajan para el pueblo cubano, y ejercen "pro domo sua" —en
su provecho— y para su clientela privada. Se me ocurre que alguien, algún
gusano, de Miami Fla., formule la pregunta y, ¿cuántos han pedido salida?
Esos no cuentan, porque no contamos ya con ellos desde que llenaron su
planilla y tan no contamos que han quedado excluidos de toda posible
participación, inscripción incluida, en las tareas del Congreso Médico que
estamos celebrando con éxito sin precedencia, y más allá de todo
encarecimiento y ponderación. Además, y para darle tema a los gusanos, que
no tienen ya por dónde cortar o recortar, se les ha rebajado la categoría a
todas las planillas, si ostentaban cargos de responsabilidad: si eran jefes de
clínica, subdirectores, etc., pasaron a
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 201
esta vez. Reclamaba la muerte para sí, nada menos que a todo un
grande de su Alma Mater, y muy firme y enhiesto puntal de la bicentenaria
Casa, siempre que amenazó el vendaval con arrasarla desde afuera, y
metiéndose huracanado en su colina y predio, aulas, laboratorios y museos,
que le estaban vedados a la fuerza pública y brutalidad castrense —las
dictaduras y tiranías sangrientas del bestiario Machado-Batista, y antes,
solapado y no menos ladrón, mañoso y picaro, tanto como astuto y taimado,
el inverecundo de Alfredo Zayas y Alfonso, también presidente que fue del
desgobierno seudo-republicano de aquellos tiempos todos.
Otras veces, y no pocas, aquel puntal recio, de carácter y hombría tan
cubanos, y fibra patriótica muy hecha, que le venía de su sangre mambisa,
acendrada en su vida limpia y clara de Maestro, profesor, investigador y
eticista, ensayista lúcido, y escritor pulcro de pulido estilo, hubo de asomarse
con náuseas y de puertas adentro de la casa académica, facultades y
escuelas, a las cosas pequeñas y ruines de los hombres de entonces, y que
ocupaban posiciones de estrado y supuesto nivel representativo en la
ciencia, las letras y la técnica: rectores que fueron decanos, profesores titula-
res, auxiliares de cátedra, gentes, en fin, que debieron ser mentores y
maestros por su calidad moral y profesores por su preparación y cultura
superiores. Y, ¡qué pobreza de espíritu y baja calidad humana demostraron
tantos! ¡Qué escasos andaban de patriotismo, de sensibilidad cívica y
dignidad ciudadana! ¡Cuánta ambición mezquina, y afán de enriquecimiento,
entre los profesores de medicina y derecho especialmente, cultivadores de
sus consultas privadas y atentos a su contadora los primeros; y los
abogados, profesores de leves, bien apegados a sus renombrados bufetes,
tan culpables de la penetración y desgarramiento consiguiente del capitalis-
mo yanqui, sancionadores del latifundio y la geofagia! ¡Qué desconocimiento
hasta de sus materias y especialidades en algunos, y, en casi todos del dolor
cubano, enraizado en la explotación, miseria y servidumbre! ¡Qué
indiferencia y apatía, —cuando no voracidad insaciable— por la cosa pública
y los dineros del pueblo, por la economía nacional en sustracción y fuga al
extranjero, sometida al yugo estrangulador del capitalismo financiero y
bancario, y en desmedro y empobrecimiento; por la política y ciencia del
gobierno, deletéreas y corruptas! ¡Qué aversión o entrega por su partici-
pación de “padres de la patria", senadores y representantes algunos que
otros profesores universitarios! ¡Qué desgano ayuno de curiosidad por la
cultura entrada en decadencia, qué desmayo, ineptitud y alas cortas para la
investigación creadora; qué de reaccionarios y miopes corraleros, uncidos a
su clase de las tres burguesías
206 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
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Figura 13.
Una de las últimas fotos del doctor Aldereguia. Junto a su nieto el hoy doctor en
Medicina Jorge Aldereguia Henrlquez.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 215
Oleo del pintor cubano Orlando Suárez en el que se plasma su entrega total a la
revolución socialista y su profunda dedicación al estudio de la tuberculosis.
CARLOS APONTE IN MEMORIAM
Revivir, en su figura y hombría, al venezolano Carlos Aponte, a los 35 años
de su caída en el Morrillo en combate bien disparejo; pero luchando contra la
tiranía que aherrojaba a Cuba y por su liberación del imperialismo; levantarlo
junto a su par en la muerte heroica y resuelta: Antonio Guiteras Holmes, a
quien veía el pueblo envuelto ya en niebla de leyenda; contribuir a recordar el
aciago aniversario con alguna característica personal del revolucionario
menos conocido de nuestra juventud, no es para mí tarea difícil, antes al
contrario, pues fui amigo de Carlos Aponte, lo traté muy de cerca y
entrañablemente, y podría relatar hechos y anécdotas innúmeros de su
anhelar y quehacer en agonía de Patria Grande: Nuestra América.
Si me preguntasen cuándo, cómo y por qué llegó a Cuba por vez primera
Carlos Aponte, no sabría contestar cumplidamente; pero me aproximo si
afirmo que debió ser de escapada, y como tantos otros exiliados, que
desfilaron o permanecieron, peruanos y venezolanos los más, y a partir del
año 23, más o menos, acogidos al calor revolucionario y solidaridad de
nuestra tierra.
Citaré algunos nombres bien conocidos de mi consultorio, donde vivió más
de uno y pernoctaron otros muchos, antes de que Mella lo bautizara, desde
México, con el nombre de la comuna roja. Recuerdo así, de entre los
venezolanos, a los hermanos Machado, Gustavo y el más joven Eduardo,
apodado el negro; Salvador de la Plaza y Carlos Aponte. De entre los
peruanos: el casi médico Luis Bustamante, aprista dialéctico y mantenedor,
que introdujo en Cuba la falsa doctrina, hasta que la erradicaron Mella en la
esfera internacional, y Rubén en su asomo interno; Jacobo Hurwitz; poeta y
miembro consecuente de su Partido Comunista; Miguel Seoane, de breve
estancia y al que apenas conocí. Este, que enumerado queda, fue el grupo
más afín, representativo de intelectuales y estudiantes, a nuestro ideario anti-
imperialista, que giraba ya en la órbita del marxismo-leninismo, sin fuga ni
desviación posibles.
Publicaciones Científicas
Dos volúmenes sobre Estudios de Tuberculosis, recopilación anual de
trabajos realizados. Contribución a Congresos Médicos Nacionales, sesiones
de la Sociedad de Estudios Clínicos —Habana y Santa Clara— y Jornadas
Médicas en Provincias. Participación en el Congreso Médico-Social
Panamericano de Lima, Perú, y otros del American College of Chest
Physicians en Ciudad México, y otras de los Estados Unidos —Chicago, New
York, Atlantic City— numerosas conferencias y trabajos de vulgarización,
ensayos y artículos, publicados sobre problemas sociales, humanos y
cubanos, de lucha antituberculosa. Un libro y tesis: Educación Vocacional de
los Tuberculosos. Un estudio estadístico y monografía anunciado en el
Congreso Internacional del American College que se va a celebrar en Viena el
próximo mes de agosto, intitulado Estudio Foto-radiográfico del Ejército
Guerrillero Cubano y que comprende veinte mil foto-radiografías.
Participación en las luchas estudiantiles y organizativas de la Clase
Médica:
Se inició en la lucha estudiantil cuando estudió el bachillerato y fue
Presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto de Matanzas. Ya en
la Universidad fundó y dirigió la Revista de la Asociación de Estudiantes de
Medicina cuyas páginas de fervorosa cubanía y encendida prédica
mantuvieron la tónica en ascenso del ideario juvenil, redoblaron las
inquietudes estudiantiles, y no tardaron en penetrarse —repercusión y eco—
del grito de Córdoba, República Argentina. Aquella oriflama desplegada al
viento de la serranía que sacudió las vértebras andinas y en un despertar de
su médula gigante, vibró todo el continente Nuestro ante el dinamismo de las
nuevas ideas, desde el Arauco Indómito hasta el antiguo Imperio Incásico y el
Anahuac feraz; aquella bandera revolucionaria tremolada por los estudiantes
cordobeses triunfantes desde el último baluarte de las viejas ideologías en
cuyo seno se desarrolló palpitante la lucha tenaz entre la mentalidad colonial,
medieval y teológica, y la mentalidad criolla, experimental y crítica,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 247
“asno con garras” que así lo bautizó Martínez Villena— cayó herido
mortalmente a balazos en la ciudad de México, el bravo adalid y genuina
esperanza de la juventud cubana y todo el Continente Latinoamericano. El
tirano sediento de sangre ya era, y por tan horrendo crimen, un asesino sin
fronteras.
Entre los hechos de guerra, atentados, amagos de rebelión, que
estremecieron a Cuba durante los ocho años de saqueo, pillaje, asesinatos a
mansalva e innúmeras torturas inferidas al pueblo por Machado —sus
gobernantes asociados y hampones criminales— la acción bélica de Gibara,
asalto y ocupación de la villa por el grupo de expedicionarios —37 hombres
en total al mando del bravo Capitán Emilio Laurent— que salió por el río
Hudson de la ciudad de New York; el combate frontal contra fuerzas muy
superiores de todas las armas, aviación inclusive, del ejército regular
machadlsta —casi dos mil hombres— que rodeó a los patriotas legionarios en
el Palmar de la Victoria, sin conseguir coparlos, esta operación y ataque
desesperados que mantuvo en suspenso a toda Cuba y elevó su tónica de
lucha por el ejemplo de heroísmo y coraje que alcanzó a brindarle en
sacrificio y ofrenda, fue la culminación de aquel terrible período y el principio
del fin, expulsión y derrota, de aquel tirano execrable y maldito. Gustavo
Aldereguía fue el Médico Jefe de la expedición que desembarcó en Gibara.
Machado se fugó cobardemente de Cuba ante la arremetida popular y
desintegración de su ejército en agosto 12 de 1933 y Fulgencio Batista, el
sargento insubordinado, irrumpió en la vida pública con su primer cuartelazo
madrugador, atenuado por su aparente acatamiento inicial a determinadas
jerarquías militares y vinculación, simulada más que real, a dirigentes
estudiantes y revolucionarios de la época. Del 4 de septiembre —la noche en
que insurgió Batista— salió un gobierno de pentarquía y aglutinación acciden-
tal, contradicciones internas y persistencia difícil, que integraron Ramón Grau
San Martín, médico y santón del sector estudiantil universitario, cuyo
programa juvenil orientó los primeros pasos, Porfirio Franca, conectado a los
negocios bancarios —hombre de peso y ponderación bien acogido por las
finanzas y Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica— José Miguel
Irizarri, abogado y economista de limpios valores revolucionarios, Guillermo
Pórtela, Profesor de Derecho Penal, y Sergio Carbó, periodista que se dis-
tinguió en esta lucha contra Machado y expedicionario de Gibara que ocupó
la Secretaria de Guerra y Marina, posteriormente Ministerio de Defensa, y
quien colocó las estrellas de Coronel sobre los hombros de Fulgencio Batista.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 257
25. La Primero Secretaría de Sanidad del Mundo se creó en Cuba, por César Rodríguez
Expósito (agotado).
26. Rirpntenario da Tomás fíomdy (QQOtddo).
27. Centenario del nacimiento del Dr. Francisco Domínguez Roldán, por Mana
28 laura KS^CaSa/a/ y del Camino (Primera Graduada de Medicina en Cuba) por la Dra.
María Julia de Lara (agotado).
29. Papeles de Finlay (agotado). __
30. Centenario del nacimiento del Dr. Emilio Martínez y Martínez, por el Dr.
31. Dr^Franci'sco R. Argilagos, por el Dr. Rafael G. Argilagos (agotado).
32. Dr. Claudio Delgado y su aportación, al estudio de la fiebre amarilla, por el Dr. Ortelio
Martínez Fortún y Folio (agotado).
33. Apuntes para la Historia de la Farmacia en Cuba, por los Dres. Manuel García
Hernández y Susana Martínez Fortún (agotado).
34. Dr. José A. Malberty, por el Dr. Emilio Teuma (agotado).
35. Dr. Juan N. Dávalos: el sabio que sueña con las bacterias, por César Rodríguez Expósito.
36. Dr. Joaquín L. Dueñas, por el Dr. Angel Arturo Aballí.
37. Centenario deJ nacimiento del Dr. Jorge LeRoy y Cassá, por el Dr. Raimundo de Castro y
Bachiller (agotado).
38. Dr. Enrique Núñez y Palomino (en el cincuentenario de su muerte) por César Rodríguez
Expósito (agotado).
39. Dr. José H. Pazos; gran entomólogo cubano, por el Dr Manuel Arnau Ma- cías
(agotado).
40. Indice de médicos, farmacéuticos, dentistas y estudiantes en la Guerra de los Diez
Años, por César Rodríguez Expósito.
41. El Real Hospital Ntra. Sra. del Pilar en el Siglo XVIII (un hospital para los esclavos del
Rey), por Luis A. de Arce.
42. Dr. Juan Manuel Sánchez de Bustamante y García del Barrio, por el Dr. Luis F. LeRoy y
Gálvez.
43. La Donación de sangre en Cuba, por el Dr. Mario del Pino y de la Vega.
44. Manuel Ramón Silva Zayas (médico, polígrafo, revolucionario y luchador
antimperíalista) (1866-1919), por Jorge Juárez Sedeño.
45. Dr. Enrique B. Barnet, por el Dr. José A. López del Valle.
46. Dr. Oscar Amoedo y Valdés (una figura de la odontología universal), por César
Rodríguez Expósito.
47. La Medicina en La Habana (1550-1730), 1ra. parte, por el Dr. José López Sánchez.
48. La Medicina en La Habana (1731-1800), 2da. parte, por el Dr. José López Sánchez.
49. Las Ciencias Médicas en la Filatelia Cubana, por el Dr. Ernesto Bello Hernández.
50. Dr. Nicolás Manzini y Cari i, por el Dr. Miguel García Manzini.
51. Dr. Manuel Sánchez Silveira (médico rural) por Nydia Sarabia.
52. Finlay por cuarta vez ante el Congreso Internacional de Historia de la Medicina, por
César Rodríguez Expósito.
53. Dr. Francisco Etchegoyen y Montané (Padre de la Veterinaria Cubana) por el Dr. Luis
F. Caballero León.
54. Dr. Enrique López Veitía (Gran oftalmólogo y fundador de los congresos médicos de
Cuba), por Laura y Elisa López Carvajal.
274 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
55. Dr: Félix Figueredo Díaz (Un hombre del 68 y de la Protesta de Bar aguó), por César
Rodríguez Expósito.
56. La Guerra de Cuba en 1878 (La Protesta de Baraguá), por el Dr. Félix Figueredo Díaz.
57. Regla: su aporte a la medicina cubana en el siglo XIX, por Eduardo Gómez
i Luaces.
58. Evocación de Paul Lafargue, por el Dr. Raúl Roa.
59. Monografía histórica sobre San Diego de los Baños, por la Dirección Provincial de
Salud Pública. Pinar del Río.
60. Recuerdos de una larga vida por el Dr. Mario E. Dihigo.
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61. Bio-Bibliogratia del doctor Jorge Lefio y y Cassá, por el Dr. Luis Felipe LeRoy y
Gálvez.
62. Dr. Ildefonso Pérez Vígueras, un cazador de parásitos, por el Dr. Luis F. Caballero
León.
63. Contemporáneos del Dr. Francisco Cabrera Saavedra, por varios autores.
64. Médicos Guerrilleros. Testimonio, por Nydia Sarabia.
65. La doctrina finlaísta: valoración científica e histórica a un siglo de su presentación por
el Dr. Gregorio Delgado García.
66. Estudio sobre Historia Médica Cubana, por el Dr. Gregorio Delgado García.
67. Dr. Nicolás J. Gutiérrez y Hernández. 1800-1890, por el Dr. Gregorio Delgado García.
68. Revolución y Tuberculosis, por el Dr. Gustavo Aldereguía Lima.
MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA
Ministro:
Dr. Sergio del Valle Jiménez
Viceministro Primero:
Dr. Julio Teja Pérez
Presidente:
Dr. José Jordán Rodríguez
REVOLUCIÓN Y TUBERCULOSIS