Se presentaron diferentes teorías acerca de dicha evolución las cuales y en las cuales se
tuvieron diversos representantes tales como:
- Darwinismo:
Darwin expuso que el origen de las distintas especies de seres vivos eran transformaciones
de otras especies preexistentes y añadió que se vería corroborada su hipótesis hasta
encontrar los fósiles de estos organismos intermedios.
- Lamarckismo:
Antes de que el naturalista inglés Charles Darwin propusiera la teoría de la evolución que
cambiaría para siempre el mundo de la biología, la teoría de Lamarck ya proponía una
explicación acerca de cómo habían podido ir apareciendo las diferentes formas de vida sin
necesidad de recurrir a uno o varios dioses.
Su idea era que si bien el origen de todas las formas de vida podía ser creado
espontáneamente (presumiblemente por obra directa de Dios) pero que, después de esto,
la evolución se iba produciendo como producto de un proceso mecánico fruto de las
propiedades físicas y químicas de la materia con la que están formados los organismos y
de su entorno.
La idea básica de la teoría de Lamarck era la siguiente: el entorno cambia, las formas de
vida luchan por adaptarse continuamente a las nuevas exigencias de su hábitat, estos
esfuerzos modifican sus cuerpos físicamente, y estos cambios físicos son heredados por la
descendencia. Es decir, que la evolución que proponía la teoría de Lamarck era un proceso
que se sostiene en un concepto llamado herencia de las características adquiridas: los
padres transmiten a los hijos los rasgos que adquieren a partir de cómo se relacionan con
el entorno.
- Wallace:
Wallace, en el libro " On the law which has regulated the introduction of species", sostenía
que cada especie ha aparecido de manera coincidente, en el tiempo y en el espacio, con
una especie preexistente estrechamente relacionada con ella. Las especies relacionadas
entre sí tienden a aparecer en las mismas áreas geográficas. El origen de las especies era
un proceso genealógico. Y pone de manifiesto la importancia del registro fósil.
Wallace propuso en 1889, la hipótesis de que la selección natural podría dar lugar al
aislamiento reproductivo de dos variedades al formarse barreras contra la hibridación, lo
que podría contribuir al desarrollo de nuevas especies.
Wallace propuso el siguiente escenario: cuando dos poblaciones de una misma especie
han ido evolucionando por separado, adaptándose cada una de ellas a las condiciones
concretas de cada medio, con el paso del tiempo llegará un momento en el que, si se
cruzan, la descendencia híbrida estaría menos adaptada que cada una de las poblaciones
parentales y, en ese punto, la evolución tenderá a eliminar estos híbridos. Además, bajo
estas condiciones, la selección natural favorecería el desarrollo de las barreras de
hibridación, pues los individuos que eviten la hibridación poseerán una descendencia más
adaptada, contribuyendo así al aislamiento reproductivo de las dos especies iniciales y
formando nuevas.