Unicidad de la persona
El hombre no es la gente. El ser humano se subleva ante la mera posibilidad de ser reducido a la
infracategoría de pieza plural, reemplazable, anónima y prescindible. El hombre es un ser modelado
por su historia personal. Y, en íntima conexión con ese dato, el hombre se convierte en un ser
«modélico» y prototípico.
La unicidad e insustituibilidad de la persona se vive con especial intensidad al compartir el amor y
al hacerse uno con el otro en el amor. Y por último la muerte que es una variante por la pregunta
sobre la densidad e irrepetibilidad de la persona.
El creyente percibe su unicidad del ser personal en el contexto del amor de Dios, que es a la vez
personal y personalizante.
Desde la fe la unicidad de la persona remite a una dialogicidad trascendente.
Finalidad de la persona
El ser humano se sitúa en el reino de los fines no en razón de sus propiedades “adjetivales”, sino por
su mismo carácter de absolutez, previo a toda determinación adventicia o coyuntural.
T. W. Adorno:
Ese hombre ni debería ser mera función del todo, de ese todo que lo encerraría en sus redes y lo
envolvería en ellas de tal modo que no podría distinguirse de ellas, ni debería encerrarse en su pura
ipsidad como en una fortaleza.
La sociedad es esencialmente una convivencia impersonal. Pero una persona puede estar vertida a
otra persona no en tanto que otra, sino en tanto que persona. Ya no sería sociedad sino una forma
distinta de convivencia. Que se suele llamar “comunión personal”.
El hombre es la norma. Pero si el hombre es pensado –y creído– como imagen de Dios, como tal ha de
comportarse y como tal ha de ser tratado.
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a) Tanto el desprecio del mundo como el abuso del mismo que no respeta el equilibrio del medio
denotan una comprensión del ser humano que se compagina mal con la revelación del hombe
como imagen de Dios, señor del mundo y responsable co-creador de su mundo.
b) La fe cristiana afirma que los valores de la realización personal y de la integración
interpersonal y social pueden reunirse en la resurrección de Cristo, prenda de la realización
del individuo y de la comunidad eclesial y mundanal.
c) La afirmación de un ser humano personal y libre, implicará siempre, se admita explícitamente,
la confesión de un Dios personal y libre. Y para los cristianos es fundamentación gozosa de su
vocación ética, revelada en Jesucristo y alentada por el Espíritu Santo.
El hombre percibe su sexualidad como una fuerza fascinadora que lo seduce y le ofrece la
posibilidad de autoafirmarse ante sí mismo, ante lo otro, los otros, y ante Dios. La sexualidad lo
vincula a los otros, en la ambivalencia de tal ligadura. La sexualidad es siempre para él un espacio
privilegiado para examinar su grandeza y su limitación, su necesidad de vivir en la oblación y sus
ansias de captación.
c. Caminos de liberación
Para liberarse de la tensión de la sexualidad como tabú y misterio a tratado de embocar algunos
caminos.
Frivolidad: ignorar la profundidad y seriedad
Representaciones que pretendan denuminizar la sexualidad
Proyectos de utilización hedonista
El verdadero camino, consistirá en la integración de la sexualidad en la doble dinámica del
crecimiento personal y la relación interpersonal. (Castidad).
2. Reduccionismos habituales
La vivencia de la sexualidad constituye en sí misma una forma específicamente humana de
mostrar y realizar la apertura, el encuentro y la oblatividad que configuran la misma
trascendencia ontológica de la persona humana.
a. Sacramentalidad de la sexualidad
La sexualidad humana significa y realiza la madurez de la persona humana.
En la sexualidad se significa y se realiza de modo eminente ese «ser-para-los-otros» que configuran
el fenómeno humano.
La sexualidad humana es profundamente significativa del ser humano:
a. en cuanto comprendido a partir de su inteligencia, capacidad de afecto y su libre albedrío.
b. En cuanto apertura dialogal y encuentro creativo y vivificador con personas del otro sexo.
El matrimonio contraído en forma pública y jurídica ante la sociedad es ya un signo vivo de que,
para el hombre, es esencial trascenderse mediante el amor.
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3. Sexualidad y genitalidad
La sexualidad es una dimensión fundamental y englobante del psiquismo humano. Es afirmar que
el sexo es más una manera de ser y de estar en el mundo que una cuestión morfológica.
El peligro del dualismo entró al cristianismo por vía del gnosticismo y del maniqueísmo. Parecía
contemplar la sexualidad solamente desde su aspecto físico y, en consecuencia, la consideraba
esencialmente malo.
La sexualidad acompaña la vida entera del ser humano y sus diversas manifestaciones. Pero no
puede ser reducida a la genitalidad, aunque ésta ocupe un puesto importante en su dinamismo.
Desde la antropología contemporánea:
1. Llamar espacial o relacional: es la sexualidad, superando los estrechos márgenes de la
genitalidad, dice relación a diversas vivencias y actividades de la persona, así como al rico
ámbito de las relaciones interpersonales.
2. Sentido temporal o dinámico: la sexualidad humana acompaña al ser en toda su existencia,
ya desde antes de su nacimiento.
Niveles de la sexualidad:
1. El sexo cromosómico: XX-XY
2. El sexo hormonal: Andrógenos-Estrógenos
3. El sexo gonádico
4. El sexo según los comportamientos
5. El sexo característica sexual secundarias
6. El sexo como diferencia neurológica
7. El sexo como identidad sexual.
Personalización
La educación de la sexualidad no puede limitarse a una información biológica que desconozca la
formación de hábitos y la asunción de valores fundamentales para el crecimiento integral de la
persona
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Apertura a la revelación del “Tú”
La sexualidad es la forma ingeniosa de que Dios se ha servido para llamar a las personas a la
comunión mutua.
La relación intersexual debe, esforzarse por mantener íntegras tanto la alteridad y la diferencia
sexual como la complementariedad y la igual dignidad entre los sexos.
Apertura al nosotros
Todo ejercicio humano de la sexualidad e ocasión de fecundidad y fuente de Vida. De vida física
una veces y en otras ocasiones de vida espiritual. Toda relación auténticamente humana ha de
abrirse al ámbito de la dimensión social de la vida humana.
Sentido del pudor
Sentido antropológico de Pudor: tendencia natural a esconder algo para defenderse
espontáneamente contra toda intromisión ajena a la esfera de la intimidad. Su finalidad es la de
respetarse una a sí mismo y a los demás. Corresponde a una autoposesión humana. Surge cuando
se siente cosificado o instrumentalizado.
La virtud de la castidad, está llamada a tutelar el pudor humano, en cuanto defensa de la dignidad,
intimidad e inviolabilidad de la persona y en cuanto, manifestación de la vocación divina y
redimida de la corporeidad humana.
Capítulo III
Criterios para una ética de la sexualidad
Las preguntas por la eticidad y normabilidad del amor y su lenguaje sexual corresponden a los
interrogantes mismos sobre la verdad constitutiva del ser humano y de sus relaciones
interpersonales.
Revolución sexual
Sexualidad reivindica una autonomía propia además para su estudio
Se amplía su comprensión para descubrirla en toda la vida humana.
Del tabú se pasa a una públicamente reconocida y valorada.
La superación de las represiones permitirá al hombre alcanzar la felicidad mediante el
ejercicio armonioso de la sexualidad.
Comienza con Freud
Distingue entre el principio–placer (potencialidad de la libido) y el principio–realidad (freno).
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La búsqueda del goce lleva abrirse al otro, que primero se percibe como objeto de placer y más
adelante como sujeto y de un goce recíproco interpersonal.
Descubre el institno sexual, además de las pulsiones de goce y donación
Nuevas Propuestas
Para Jung: la sexualidad toma su importancia no de la energía sexual, ni de la anatomía o la
fisiología de los órganos, sino del hecho de que por ella somos introducidos en el juego del deseo y
la carencia.
E. Fromm: la satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al
prójimo, sin humildad, coraje, febe y disciplina. En una cultura en la cual esas cualidades son
raras, también ha de ser rara la capacidad de amar.
2. Inevitable eticidad de la sexualidad
Libertad y significatividad
La sexualidad un elemento básico de la definición y realización de la personalidad. El ser humano
actúa libremente ante los múltiples estímulos que se le ofrece. Tales elecciones están dotados de
un significado existencial. También vive su sexualidad como lenguaje y símbolo
Sexualidad y humanización
La humanización de la sociedad, supone La superación de las reacciones instintivas para
conseguir un nivel de comunión y lenguaje significativo positivo así como compromisos estables de
colaboración. La maduración personal, incluye la progresiva maduración sexual. Que pasa del
nivel de la información técnica a la formación ética.
3. Críterio mínimos para una ética sexual
1. ser humano una unidad psicosomática
2. el ser humano no puede ser reducido a una sola energía material
3. el hombre no es solo individuo y tampoco es sólo pieza de u sistema social
Criterios insuficientes
a) Prohibición: La prohibición de un determinado comportamiento trata de comunicar y actuar
los valores admitidos como humanizadores. Engendra desazón y culpabilidad. Ella no ofrece
alternativas u otras salidas.
b) Normatividad de la naturaleza: que remite a la majestad del verdadero ser, tal como ha
sido creado por Dios. Pero no se puede hacer pasar por natural lo que es simplemente
cultural o políticamente correcto en una época determinada
c) Criterios de la costumbre y de la ley: Representan el ideal de lo que se consideran metas
morales en un grupo, pero Lo bueno no es necesariamente lo admitido por la mayoría. El
cometido de la ley civil es diverso y más limitado de ámbito que la ley moral.
d) Apelación a la Revelación si se convierte en el único criterio de discernimiento, puede dar
origen a una ética de tipo positivista.
Criterios Antropológicos
Sexualidad como fin: propugna una vivencia de la sexualidad lo más libre posible del compromiso
afectivo. Separación entre sexualidad y afectividad, desconexión entre sexo y procreación.
Reivindican una mayor desculpabilización y liberación respecto al placer sexual,
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Sexualidad como signo y lenguajes: vivencia de la sexualidad humana en la dinámica de la relación
interpersonal estable y duradera. Los tratados de antropología teológica inevitablemente
presentan la sexualidad no en clave del amor propio sino en la de la comunicación integral de la
persona.
4. Doctrina de la Iglesia
Se inclina hacia la opción personalista que considera la sexualidad en un marco integral de
madurez y relación
a) Concilio Vaticano II
Humano como unidad psicosomática, aunque abierta necesariamente al dialogo y el encuentro en
la alteridad. La importancia de la verdad objetiva de la sexualidad humana que trasciende y sitúa
la mera intencionalidad personal.
b) Orientaciones posteriores
Persona Humana: en el sexo humano notas características que constituyen como hombre y
mujeres en los distintos planos de su existencia. La revelación pone de relieve exigencias
auténticas de la humanidad que son leyes inmutables inscritas en los elementos constitutivos de
la naturaleza humana.
Orientaciones educativas sobre el amor humano: sexualidad orientada, elevada e integrada por el
amor, adquiere verdadera calidad humana. Sincera atención a los datos de las ciencias humanas
positivas y de respeto a la doctrina a la Iglesia.
c) Catecismo de la Iglesia
Sexualidad integrada en la creación del hombre y la mujer en la vocación humana al amor
Sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su
alma
Matrimonio imita generosidad y fecundidad del creador
Castidad integración lograda de la sexualidad de la persona. Que requiere un dominio de sí, la
virtud de la castidad se desarrolla en la amistad