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Estética y belleza del ruido

Luis Marte

Esta clase busca discutir aspectos de la obra que se vienen desarrollando hace tiempo,
empapado por la contemporaneidad de lo cotidiano que se transforma en obra a partir de
manejo de hilos que son comprensibles desde el mismo día a día.
Se discutirá con ejemplos los distintos paisajes sonoros, historia y desarrollo a través del
tiempo.
Una de las ideas principales es concretar entre los que estén interesados una textura
sonora, compuesta por el vivir diariamente.
Se ruega a los participantes traer en el elemento que les quede cómodo, celulares,
grabadores, tablets, cámaras de foto o video (que posean salida de audio) una grabación
de lo cotidiano, del andar por la calle, del mismo ambiente laboral o de sus propias casas.
La duración debe ser desde 1 a 5 minutos.

Consideraciones sobre la lectura de una obra moderna

Cuando decimos que una obra de arte puede estar en cualquier objeto cotidiano, no
estamos muy lejos de la realidad, podemos captar en su estado puro la belleza, el diseño
y hasta el concepto de cómo fue realizado. Podemos acercarlo al circulo del arte con la
simple descontextualización de su estado natural de objeto cotidiano, podemos agregarle
un concepto para reforzar el nuevo estatus de obra de arte. “Además de ser una cosa
acabada, la obra de arte tiene un carácter añadido. Tener un carácter añadido – llevar algo
consigo – es lo que en griego se dice symballien. La obra es símbolo” (Heidegger, Martín
1935/1936).
En muchos casos ha sido suficiente con estas estrategias para llegar a este fin, donde el
artista ha logrado simplificar la tarea constructiva para dedicarse a una reorganización
conceptual y estética del objeto. Donde la mano creadora se filtra mas desde el decir, y
desde conferir una belleza estratégica asociada en algunos casos a la exaltación y en otros
al simplismo del propio objeto. Podemos decir que el objeto es divinizado por el artista
que le confiere atributos especiales, deja la marca de su creación asociada al objeto
cotidiano. Tenemos aquí que cada objeto es exaltado pero no de una manera arbitraria,
sino con un concepto que lo rodea, con una forma estilizada de lenguaje que el artista
como transmisor asocia para que el publico como receptor capte, la idea eterna de
establecer un valor a las cosas aquí se convierte. El valor pasa a ser solamente
conceptual, o por lo menos en primera instancia, para luego si agregar un valor
monetario, pero a través de la primera conceptualización que realiza el propio artista.
Tenemos muchos ejemplos en el arte donde el objeto común ser transforma en obra de
arte, el mas conocido de todos es el referente a Marcel Duchamp, su famosa obra “La
fuente” convierte el objeto común (en este caso un artefacto de uso diario en los baños
masculinos, como lo es el urinario) en una obra de arte. “El urinario (el objeto simple)
está siendo usado como un medio artístico para hacer Fuente (el objeto complejo), que es
un artefacto dentro del mundo del arte; el artefacto de Duchamp” (Dickie, George. 2005)
La revolución industrial trajo mas ruido aun a cada parte del planeta, cambió la estética
auditiva del ser humano, y poco a poco nos acostumbramos a el ruido cotidiano, los
“desechos sonoros” (Luis Marte, 2008) son cada vez mas comunes y este
posicionamiento en la sociedad no pasa desapercibido para algunos artistas que ven en lo
cotidiano una forma de exaltación hacia la belleza.
El artista sonoro cumple el papel de elevar ese objeto común como lo es el ruido a la
categoría de obre de arte.
El ruido en si es un elemento básico de nuestra vida cotidiana. ¿Como plantear la
transformación?
Podemos decir que ese objeto común, cotidiano, se transforma al pasar por las manos del
artista en una obra, en un proceso simple.

El ruido como lo conocemos cotidianamente, puede causarnos distintas reacciones, tan


disímiles como, molestia, placer, indiferencia. Esta última se ha tornado mas evidente
debido a la cotidianeidad del ruido en las ciudades, por ejemplo, salimos a la calle y nos
envuelve el ruido, deambulamos entre él, sin percibir su magnitud. Esto convierte al ser
humano en un ente generador y receptor, y ninguna de estas dos formas son captadas con
claridad, o mejor dicho la misma cotidianeidad le pone énfasis a este hecho.

La ciudad como composición sonora, es cada vez mas evidente, el ser humano en su
existir, en su desarrollarse, sin hacer ninguna crítica cualitativa o cuantitativa de la
situación, genera estos desechos, esta forma de contaminación, y el artista en su afán de
búsqueda logra trasformar esos parámetros en obra.
Los distintos destinos sonoros a los que araban estas composiciones son mas que
interesantes, y plantean visiones puristas, donde el artista se limita a reproducir la
grabación, tal cual como se ha realizado, sin efectuar mas cambios que el recorte de
alguna de sus partes

Bibliografía

Dickie, George. 2005. El circulo del arte. Paidós. Buenos Aires.


Heidegger, Martín. 1935/1936, El origen de la obra de arte, en Caminos del bosque.
Madrid, Alianza 2000.
Marte, Luis. 2008. Argentina. El ruidismo como música de masas.
Oliveras, Elena. 2008. Cuestiones de Arte Contemporáneo. Hacia un nuevo espectador
del siglo XXI. Emecé Editores, Buenos Aires.
Yúdice, George. 2007. Nuevas tecnologías, música y experiencia.

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