un hijo es una responsabilidad que le ha dado Dios a los padres. Ellos deben guiar,
instruir y disciplinar a sus hijos. Este manual sirve como guía para ayudar a los
padres a realizar esa labor.
Los principios de este material no son para trabajar el comportamiento externo del
niño; más bien, son para moldear las actitudes de su corazón. Controlar nuestro
comportamiento desde el corazón significa que lo hacemos por amor a lo bueno,
por convicción, y no por factores externos como la presión social, el temor al casti-
go, etc. Creemos que si usted como padre logra llegar al corazón de su hijo, logra-
rá su obediencia y de ese modo le podrá enseñar en medio de los problemas de la
vida. '
Para escribir Formando Nuestros Hijos Como Quiere Dios hemos partido de premisas
y principios que a continuación presentamos, con el fin de mostrar al lector la base
sobre la que se ha elaborado este material.
PREMISAS FUNDAMENTALES
Guiar a los hijos hacia Dios es el primer deber de los padres (11Corintios 5: 18-20).
¿Qué los motivará para cumplir fielmente sus deberes? Tendrán que rendirle cuen-
tas a Dios por el regalo de las vidas que Él les ha encargado. La buena noticia es
que a los padres no se les abandona sin dirección. Tienen una revelación segura: la
Biblia.
La Biblia provee las normas éticas necesarias para una vida de éxito. Con estas
normas viene un mandato claro: "Sean santos, porque yo soy santo" (1Pedro 1: 16).
La santidad práctica no es sólo una forma de pensar, sino también un estilo de vida
moral, en el que los padres deben instruir a sus hijos (Efesios 6:4). La educación
moral en el hogar cristiano debe ser educar en virtudes y' valores bíblicos. El deber,
la motivación, y la meta de los padres cristianos es formar a un niño moralmente
responsable que encuentra la salvación en Jesucristo, un niño cuya vida es gobernada
por los preceptos de Cristo y que refleja el amor de Dios. Estamos convencidos de
que los padres no deben quedarse sentados esperando que la salvación visite a sus
hijos sin haberlos instruido en los preceptos morales de Dios.
¿y qué de los padres no-cristianos? ¿Pueden ellos formar un niño moralmente res-
ponsable sin tener a Cristo? Una mejor pregunta sería: ¿Puede un niño sin Cristo
conformarse a las demandas externas de la ley de Dios? Creemos que la respuesta
a ambas preguntas es sí; muchos lo hacen todos los días. Sabemos que hay mo-
mentos cuando aún el necio es considerado sabio (Proverbios 17:28). La habilidad
de hacer cosas moralmente correctas, hablando descriptivamente, es parte de los
atributos comunicables de Dios, que son transferidos con Su imagen (Génesis 1:27).
Esto quiere decir que el hombre no regenerado tiene la capacidad de tomar deci-
siones moralmente correctas, pero ninguna de sus buenas obras le dan la salvación
Muchos niños formados en comunidades cristianas tienen un conocimiento claro
de Dios, pero puede que no lo conozcan personalmente y necesiten ser salvos.
Jesucristo dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí." (Juan 14:6). La Biblia nos dice que "El que tiene al Hiio tiene la vida, pero el
que no tiene al Hiio de Dios no tiene la vida" (Juan 5: 12). Esmás, la Biblia proclama;
"si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y si crees en tu corazón que Dios le
levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para iusticia
y con la boca se hace confesión para salvación" (Romanos 10:8- 10).
Sabemos que en los últimos días habrá los que "aparentan ser piadosos, pero su
conducta desmentirá el poder de la piedad" (11Timoteo 3:50). Jesús advirtió en
contra de la suposición falsa que uno puede volverse piadoso por la educación.
Habló en contra de la auto justificación de aquellos que confían en ellos mismos
por su posición de rectitud, o que se justifican por sus logros morales (Mateo 23:28;
Lucas 16: 15, 18:9). Él enseñó que los verdaderamente justos (los piadosos) son
aquellos que reconocen su pecado y confían en Dios para su perdón y su justicia
(Juan 14:6; Mateo 23:27-8; Lucas 18:9-14; Romanos 3:23, 27-28). Sin conocer a
Dios personalmente (regeneración), la llenura y el propósito de la vida siempre
estarán en duda, y el motivo y la realidad de la rectitud de la vida serán siempre
cuestionables.
Formando Nuestros Hiios Como Quiere Dios es guiado entonces por tres premisas
básicas. La primera es que la meta de la paternidad es la de formar, por medio de
la salvación, un niño moralmente responsable y bíblicamente sensible. ¿Qué requiere
Dios de nosotros? "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti: solamente hacer iusticia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios"
(Miqueas 6:8).
La segunda es que la Biblia no nos provee los detalles exactos acerca de cómo criar
a los hijos. Provee unos principios básicos, pero no nos da instrucciones específicas
sobre la educación.
La tercera está basada en la relación entre las dos anteriores. Como la meta de la
paternidad es la de formar un niño moralmente responsable, y como la Biblia no
especifica cómo se alcanza la meta, creemos que todos los principios de la crianza,
los métodos, las prácticas y las teorías deben cumplir dos criterios importantes:
l. Deben estar de acuerdo con la amplitud de toda doctrina bíblica. Cualquier
teoría que quite, añada o restrinja lo que dice la Biblia será inadecuada. Los
métodos TIENEN que guardar concordancia con todo el consejo de Dios.
2. Deben ayudar a avanzar hacia la meta de instruir y criar con disciplina a los
hijos (Efesios6:4).
Aclaremos la tercera premisa. Hay muchas teorías sobre cómo se cría un niño, pero
la mayoría no son compatibles con la enseñanza bíblica. Por ejemplo, hay teorías
que plantean que la humanidad es el producto de millones de años de fuerzas
evolutivas. Con base en ese presupuesto razonan que todo niño nace moralmente
bueno, o sea, que tiene la capacidad del mal mas no el deseo. Basados en esto,
desarrollan sus teorías educativas. Estaspremisas no reflejan ni la verdad bíblica ni
la realidad. Al contrario, son antagónicas con lo que enseña la Biblia. "Dice el
necio en su corazón, no hay Dios" (Salmo 14: 1a). El hombre no es producto de un
accidente cósmico, sino de la intención divina (Génesis 1:26). Un niño no nace
moralmente bueno, sino con una predisposición natural hacia la desviación moral
(Salmo 51 :5,58:3; Jeremías 13:23; Efesios2:2-3; Romanos 5:12-14; Salmo 19:12;
Jeremías 17:9).
En contraste, Dios dio existencia al hombre por Su aliento de vida (Génesis 2: 7), y lo
hizo a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26). Estas declaraciones forman la esencia
de nuestra identidad y nuestra dignidad humana. Cuando la Biblia dice que el
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26), no quiere decir
que el hombre llegó a ser como Dios. Dios es Dios; el hombre es hombre. De hecho,
se refiere a los aspectos del carácter y ser de Dios que Él infundió al hombre. Dios es
amor; el hombre puede amar (1 Juan 4: 17,19). Dios es verdad; el hombre puede
saber la verdad (Juan 17: 17). Dios es el autor del orden, no de la confusión; por eso
el hombre puede entender el orden (1 Corintios 14:33). Dios es lógico y racional'
por eso el hombre puede entender la lógica y la razón (Eclesiastés 7:25, Isaíos
1: 18).
El hombre no tiene linaje en común con los animales ni con las plantas. Si se reduce
al hombre a un mono inteligente, se le roba su dignidad. Cuando le quitamos su
dignidad, evadimos la antropología verdadera y reducimos el estudio del hombre
a una clase de zoología, en la cual el hombre, en el mejor de los casos, es el
primero en la lista de seres biológicos iguales. El hecho de que Dios creó al hombre
a su imagen y semejanza es importante en la formación de nuestro concepto del
niño y de su manejo. Sin esta base, no se puede entender la naturaleza verdadera
del niño, ni se puede establecer una cosmovisión bíblica.
Debemos tener cuidado al definir esto en la prádica. Cuando decimos que un bebé
nace con una naturaleza pecaminosa, no nos estamos refiriendo a su habilidad
para tomar decisiones morales buenas o malas. Un bebé recién nacido no toma
decisiones cognitivas, pero sí está sujeto a su naturaleza pecaminosa. Esta maldad
inherente no es un estado sin efedo. Afecta al hombre biológica y espiritualmente
de manera activa.
El espíritu del hombre también cae en las manos de su naturaleza pecaminosa. Los
teólogos están de acuerdo en que el hombre es un egoísta incurable no como
sentimiento sino como parte de su carácter. Frecuentemente está motivado a buscar
sus propios intereses, así le haga daño a otros. Los dos elementos de la naturaleza
humana más afectados por la naturaleza pecaminosa son los deseos de auto
gobierno y de autosatisfacción. Si una persona no tiene autocontrol en su vide
estas tendencias se apoderarán de ella aún hasta llevarla a la muerte.
Autogobierno
El hombre fue hecho con la capacidad moral para escoger entre el bien y el mal. E
el Edén, Adán y Eva tenían dominio sobre toda la creación (Génesis 1:28). Cuand
pecaron su egoísmo tomó control y el "yo" era lo más importante. De ahí en odelonte
el hombre nace con la tendencia hacia el auto-gobierno egoísta. Todo niño tien
una naturaleza egoísta desde el nacimiento. Al crecer, hay un conflicto entre est
naturaleza y la ética bíblica, que está dirigida primero hacia Dios y luego hacia le
otros. La tensión creciente entre estas dos produce la necesidad de instrucción mora
La meta de la paternidad no debe ser la de eliminar la responsabilidad individue
de escoger. El resultado deseado de la paternidad es formar un hijo completament
dependiente de Dios, guiado por preceptos bíblicos y no por impulsos de la cerne
La ausencia de valores bíblicos y de autocontrol impiden el proceso, mientras I
presencia de valores y autodominio lo apoyan. Los valores bíblicos en la vida d
una persona no pueden reemplazar su salvación, pero sí representan un sistema d
conducta que permite que viva como Dios quiere.
Es peligroso creer que el niño nace con la tendencia hacia la bondad moral, y qu
esta tendencia lo puede llevar al autogobierno. Nunca tenemos que enseñarle a u
niño a decir no; él lo hace naturalmente. No tenemos que enseñarle a quitarle u
juguete a otro, ni a salir corriendo cuando lo llamamos. Todos estos son impulse
naturales de la carne, y con la ausencia del auto-control, funcionan desenfrene
damente. Como el niño no es capaz de gobernar sus propios deseos, sus podre
inicialmente toman el lugar de gobernantes morales, decidiendo por el niño. Esi
proceso continúa hasta que el niño cambie su conducta, respondiendo por convie
ciones internas y no siendo guiado por circunstancias externas.
, Autosatisfacción
Todos nacemos con el deseo de autosatisfacción. Queremos encontrar el placer,
de por sí-esto no tiene nada de malo. Pero el buscar placer se puede volver adicciór
Se vuelve problema en un niño cuando éste empieza a depender de la gratificació
inmediata en su desarrollo.
Por este aspecto de la naturaleza, podemos llegar a buscar el placer aún cuando n
sea lo mejor para nosotros o no le agrade a Dios. Queremos algo tanto que estamc
dispuestos a asumir los riesgos asociados con el deseo. Por ejemplo, José quiere u
juguete tanto que está dispuesto a quitarlo de la repisa del almacén y metérselo (
bolsillo. Conoce los riesgos asociados con el robo, pero su deseo por el juguete E
más grande que su capacidad moral para controlar el deseo. Sus deseos corno E
han dominado su voluntad, en lugar que su voluntad y su corazón dominaran el dese<
No todas las decisiones tomadas por un niño son tan comprometedoras moralmente
como la de robar. Por ejemplo, sería tentador para un niño sentarse a comer un
paquete de chocolatinas, pero no sería saludable hacerlo. Debido a que el deseo
de continua e inmediata satisfacción empieza desde el nacimiento, la necesidad
de cultivar el autocontrol también empieza desde ese momento. Necesitamos auto-
control poro dominar el deseo de autosatisfacción. Tanto en la autosatisfacción
como en el autogobierno, los padres juegan el papel principal al moldear el corazón
del niño. Un bebé no nace con autocontrol. Por eso, la obligación de todo padre es
la de hacer de autocontrol para el niño hasta que él sea capaz de manejar su vida
con principios intrínsecos de rectitud. Los padres son gobernantes de la vida del
niño hasta que el niño sea capaz de gobernarse correctamente.
EDUCANDO EL CORAZÓN
Al nacer, el niño no tiene una conciencia moral que funcione. Con esto queremos
decir que no posee un entendimiento de las normas del bien y del mal. Desde el
principio, la meta de la paternidad cristiana es la de formar a un niño que controle
su comportamiento desde su corazón y de acuerdo con las normas de la ética bíblica.
El aspecto más importante de las primeras etapas de la vida del niño es su corazón.
Sabemos que el corazón es el centro de toda la vida y de las actitudes. Salmo
139:23 nos dice que el corazón es lo que Dios mira y escudriña. En Mateo 12:34-
35, Jesús dijo que todo comportamiento y palabras tienen su origen en el corazón.
Proverbios 4:23 nos advierte que en el corazón son moldeadas las impresiones en
una vida joven, y que los asuntos de la vida fluyen de él. Proverbios 6: 18 habla de
la habilidad del corazón para ingeniar planes de maldad. Hay algo en el corazón
del niño que los padres tenemos que tocar.
Cuando el niño está pequeño la presión externa es necesaria para causar una
conducta aceptable, aún sabiendo que el niño no es capaz de entender la razón
para esa conducta. Aunque el niño no entiende por qué no puede tirar la comida
de su plato, no quiere decir que no le instruyamos ni le restrinjamos. Hay una razón
para esto.
Las creencias de los adultos preceden a sus acciones. Al contrario, las acciones de
los niños preceden a sus creencias. Los padres tienen que insistir en el comporta-
miento correcto mucho antes de que el niño pueda entender la razón moral detrás
de él. El niño aprende a actuar moralmente antes de aprender a pensar moralmen-
te. Entonces, hay dos fases de la educación:
..
Si esperamos hasta que el niño cumpla cinco años para trabajar habilidades o
sentarse y concentrarse, hemos esperado demasiado. Estas habilidades guar
estrecha relación con el desarrollo moral y dependen en gra!') medida de la estruc
qUE:el niño haya experimentado desde los primeros días de vida. ¿Podemos alt
la inteligencia de nuestros hijos? No, pero sí podemos ayudar a que la desarrc
al máximo. Los padres que educan el corazón de su hijo terminan educóndok
todo su ser.
Cuando los padres reconocen que su infelicidad como niños venía de lo permisividad
de sus podres, se vuelven estrictos, especialmente cuando ven que la falta de guía
les hizo daño. Estos padres se mueven ideológicamente de izquierda a derecha.
Los padres que fueron criados en ambientes injustos, restrictivos o abusivos, frecuente
e inconscientemente tienden a la permisividad. Id.eológicamente se mueven de
derecha a izquierda. En ambos casos, como con una mecedora, los padres se olvidan
del centro balanceado y se van a los extremos, lo cual perjudica al niño.
Al ver a un padre permisivo uno se da cuenta de que hay una confusión básica:
iguala la permisividad y el consentimiento con el amor. Debe tolerar el mal en su
hijo, debe "amar" al niño de esta manera con la esperanza de que el niño lo "ame"
también, y todo se hace bajo un concepto distorsionado del "amor de Dios". Lo
que este padre no obtuvo en su niñez lo trata de alcanzar por medio de su hijo; el
niño pierde su identidad y se vuelve el niño pequeño dentro de su padre. El
consentimiento termina siendo la medicina para aliviar la niñez del padre.
El problema se complica aún más cuando las personalidades y los estilos de los
padres chocan en el hogar. Si uno de ellos es tranquilo y flexible mientras que el
otro es estructurado y predecible, tiende a prevalecer el conflicto en el hogar y no
una relación equilibrada. En lugar de complementarse el uno al otro, aprovechando
los puntos fuertes, se encuentran en un estado de guerra. ¿Cuál es el resultado?
Una dirección dividida produce manipulación y deslealtad en los hijos.
La ética bíblica
La Biblia representa autoridad máxima y suficiencia moral. En sus hojas están las
virtudes morales que reflejan la rectitud y la sabiduría de Dios. No existen variacio-
nes morales en sus preceptos. Los valores que gobiernan la conducta y definen el
bien y el mal son iguales para toda persona, en cualquier época.
De todos los sistemas éticos en el mundo, es el de la Biblia el que posee el nivel más
elevado. Solamente la ética bíblica está orientada pensando en los demás, no
como un camino de salvación, sino como resultado de la salvación. El mandato
moral de las Escrituras es que no basemos nuestro comportamiento hacia los de-
más en el valor que tienen para nosotros, sino en lo que representan para Dios.
(Juan 3: 16, Romanos 8:35-39).
Según Deuteronomio 6:4-7 el encargo dado por Dios a los padres es conocer la verdad moral
de Dios, vivir Su verdad moral y, según la experiencia, enseñar esta verdad a sus hijos.
El punto de partida de la instrucción moral depende de los padres. Antes de enseñar diligente-
mente a su hijo piense en que Moisés dijo: "estas palabras estarán en tu corazón". Si los princi-
pios de la conducta moral no residen en su propio corazón no podrá transmitírsela a sus hijos.
Es una equivocación pensar que la instrucción moral es obligación de la escuela dominical, de
los colegios o de los abuelos. Por acción o por negligencia, los padres son la mayor influencia
moral para sus hijos. Los padres no solamente enseñan los principios de la conducta moral,
sino que les conceden validez en el contexto de la vida diaria.
La instrucción moral debe tener lugar durante las actividades normales del día: "háblales de
ellas cuando estés en tu casa y cuando vas por el camino, cuando te acuestes y cuando te
levantes". La verdad moral se comunica mejor en los momentos en que no hay conflicto, ya
que en ellos el niño no tiene que defender sus acciones. Esto no significa que dejemos de
enseñar en los momentos en que es necesario corregir; significa que una dosis sana de instruc-
ción moral debe tener lugar a lo largo del día y en los momentos libres de conflicto.
Qué no hacer
Muchos niños, especialmente los que son educados en hogares cristianos, tienen un conoci-
miento básico del bien y del mal. Desafortunadamente, no tantos tienen el auto control necesa-
rio para tomar buenas decisiones constantemente. Creemos que esta es una razón por la cual
muchos de los jóvenes de hoy terminan aparentando ser morales por fuera, pero no lo son por
dentro. Saben bastante de los no de la vida (no mentir, no robar, no pelear), pero no tanto sobre
los sí de la vida (sí al respeto, al servicio, a la generosidad).
Saber qué hacer y qué no hacer forma parte de la instrucción moral, pero con demasiada
frecuencia las familias cristianas se concentran en lo que no se puede hacer. Al estudiar por
muchos años los patrones de educación empleados por los padres, hemos encontrado que
muchos están más interesados en suprimir el mal que en elevar el bien. O sea, cuando enseñan
principios morales, los padres frecuentemente les dicen a sus hijos lo que está mal, equivoca-
do, lo que NO deben hacer en vez de decirles lo que sí deben hacer. Este tipo de educación
conlleva unos efectos morales serios en el futuro; tanto énfasis puesto en lo que se debe evado~
y no en lo que se debe buscar hoce que el niño no sepa el comino hacia lo vida recto. Por
ejemplo, el niño a quien se le enseña a ser sensible a cómo se sienten las personas en cie+cs
situaciones, tiene una base más fuerte para un futuro comportamiento que aquel que senc e-
mente recibió una instrucción cuyo propósito era ense~arle a controlar su ira. Enseñar e ~~==s-
tras hijos a actuar con bondad es más importante que enseñarles a no ser crueles.
Es claro que suprimir el mal comportamiento en un runo es importante, pero cuando esto se
hace sin elevar el bien, se termina distorsionando lo que es el bien en general. La corrección
del mal tiene que ir acompañada de la instrucción en el bien, y de la motivación hacia una
vida virtuosa (Prov.1:8,9 8:33, 9:9, Miqueas 6:8).
Qué hacer
Los padres cristianos deben darse cuenta de que no es suficiente enseñar a sus hijos a actuar
moralmente; también tienen que enseñarles a pensar moralmente. Para cumplir esa meta,
ellos mismos deben pensar de acuerdo a los valores bíblicos. Pensar de esta forma es un
prerrequisito para la formación de un niño moralmente responsable.
Además, las padres siempre deben dar la razón moral para cada orden. Al enseñarles la razón
moral por la que se deben comportar bien, estamos previniendo una acción robótica de parte
de nuestros hijos. Los niños que hacen todo lo correcto sin saber por qué, son como robots
morales; responden correctamente con frecuencia, pero sin tener en sus corazones principios
que los guíen. En contraste, los niños que gobiernan su comportamiento por principios morales
son todo lo contrario a un robot. Son moralmente libres, gobernando sus acciones por princi-
pios intrínsecos, no por circunstancias extrínsecas.
No toda explicación ofrecida por un padre tiene que relacionarse con la educación moral de
sus hijos; algunas cumplen un propósito meramente práctico. Como regla general, los padres
deben ofrecer una razón moral cuando la situación involucra a otras personas y deben ofrecer
una razón práctica cuando la situación se trata de cosas. Por ejemplo, el padre de Jaimito
estaba prendiendo el asador. Su concentración con el asunto atrajo a Jaimito. En vez de decir-
le, "Jaimito, no te acerques al asador", su padre le advirtió diciendo, "Jaimito, aléjate del
asador porque lo acabé de prender y te puedes quemar". En esta situación, la restricción de la
acción obedece a una razón práctica (su sequridcd}, no a una moral.
Otros factores definitivos que motivan a los niños a integrar el sistema de valores de sus padres
a sus vidas son: el ejemplo paternal, relaciones familiares de confianza, honestidad paternal,
la seguridad de la relación esposo-esposa, y la expresión de lealtad familiar.
2. ¿Por qué se considera que la ética bíblica presenta las normas morales má
elevadas?
5. ¿A qué edad se debe empezar a dar .Ias razones morales y prácticas a lo:
hijos?
Para analizar una situación desde una perspectiva moral debemos tener en cuenta
la diferencia entre ley, principio y libertad bíblica.
Legalismo y libertinaje
Debemos enseñar la Palabra de Dios a nuestros hijos sin caer en el LEGALlSMO -
cuando vemos toda decisión de la vida en términos de blanco o negro (moral!
inmoral), ni tampoco en el LIBERTINAJE - cuando no le vemos lo inmoral a nada (todo es
relativo).
Preguntas de repaso:
l. Describa la diferencia entre ley, principio y libertad bíblica.
2. ¿Cuál pregunta se deben hacer los padres al juzgar una acción de su hijo(a)?
4. Estoy en una situación y no sé qué hacer... la Biblia no menciona nada acerca de esto.
z Cómo decido?
~ EN CASA:
on su grupo una situación en la que haya actuado de manera legalista
). Si esto no le ha sucedido, mencione cualquier otro ejemplo de legalismo
expenencio.
Una vez hubo formado a la mujer, Dios declaró con autoridad que Su creación era
muy buena, afirmación de vital importancia para entender la prioridad que debe-
mos darle a la relación entre esposos. Si los niños fueran necesarios para completar
al hombre yola mujer, Dios los habría creado antes de hacer semejante declara-
ción. Por lo tanto, la relación matrimonial no carece de nada. Solo la mujer com-
pleta al hombre, y solo el hombre completa a la mujer. El marido y la mujer forman
entonces el nucleo de la unidad familiar, y los hijos no completan la familia; la
amplían.
Muchos padres actuan como si la unión matrimonial solo fuera una relación preli-
minar para construir' el nido, en lugar de reconocerla como una relación que tiene
prioridad continua a lo largo de los años. Esa actitud es un comienzo peligroso
para la estabilidad de la familia porque transgrede el patrón de Dios dentro de la
estructura familiar. La mayor influencia que usted tendrá en la vida de sus hijos no
vendrá a través de su relación como mamá o papá, sino como esposa o esposo.
Por amor a los hijos debemos hacer que la relación entre esposos sea una priori-
dad. Nunca podremos ser mejores padres de lo que somos como esposos.
El problema de la paternidad centrada en los hijos
Con frecuencia los padres abandonan su primer amor, el que sienten el uno por el
otro, y se centran de manera excesiva sobre sus hijos. Aunque hacen esto en nombre
de buen padre o de buena madre, es el primer paso para que se rompa el equili-
brio en las relaciones familiares, y la puerta de entrada al problema del
hijocentrismo.
Cuando los padres se centran alrededor de sus hijos, no se dan cuenta que todas
sus buenas intenciones están fomentando el egocentrismo. La percepción de nues-
tros hijos en cuanto al lugar que ocupan en la vida depende significativamente de
la información que le llega de su núcleo familiar; si dicha información lo lleva a
considerarse como el centro de la familia, acabará por tener una percepción
egocéntrica de las demás relaciones que vaya estableciendo.
Dios nos creó con la capacidad para recibir y para dar, y una educación hijocéntrica
enseña lo primero pero no lo segundo. Estos niños se volverán cada vez más inten-
sos en su deseo de recibir y reaccionarán a sus impulsos de manera egoísta porque
sus padres nunca les enseñaron el control de sí mismos, que implica negarse a uno
mismo en los momentos apropiados.
Las demás personas sencillamente no importarán. Tendrán dificultades con sus her-
manos y niños de la misma edad. Crecerán mal preparados para la vida real, en la
que la habilidad de dar y tomar es un requisito indispensable para tener relaciones
sanas y perdurables. Sufrirán en la escuela y en el trabajo porque las demás perso-
nas no estarán pendientes de él como lo hacían sus padres, y sus vidas estarán
llenas de mucha frustración.
Una relación sana entre marido y mujer es fundamental para el bienestar emocio-
nal de los hijos. La necesidad emocional más básica de nuestros hijos es la de
saber que su mundo es seguro. El que los padres se centren en el niño priva a los
hijos de esa confianza, mientras que los matrimonios fuertes fortalecen su seguri-
dad.
Consiguiendo el equilibrio
Existen distintas maneras mediante las cuales los padres pueden suplir las necesi-
dades de los hijos sin centrarse en ellos. He aquí unas cuantas sugerencias para
conseguir el equilibrio:
Preguntas de repaso:
l. áCuóles son las dos amenazas que enfrenta la familia?
Nuestros esfuerzos por demostrar amor se ven entonces frustrados y nos sentimos
tentados a alejarnos emocionalmente de nuestros hijos y de nuestros compañeros
pensando que a nadie le preocupan nuestros esfuerzos por amar. Para evitar esa
frustración debemos aprender primero los lenguajes del amor, y luego los lengua-
jes primarios de amor de cada miembro de la familia.
Una manera de expresar amor es animando a otros por medio del estímulo verbal,
por ejemplo, "es usted una persona muy compasiva, tengo mucho que aprender de
usted" .
2. Comunicando el amor mediante actos de servicio
Comunicar el amor por medio de actos de servicio quiere decir hacer algo especial por otra
persona, algo que esté fuera de la norma de la vida diaria y que sabemos que la otra persona
va a apreciar. Por ejemplo, el marido que elabora las estanterías que su esposa quiere para el
armarla.
Dar regalos sencillos de manera improvisada, al contrario que hacerlo en ocasiones señala-
das como por ejemplo los cumpleaños, envía el mensaje "estuve pensando en ti".
El tiempo de calidad requiere dedicarse a la otra persona escuchándola con atención y ofre-
ciendo una respuesta apropiada a lo que se ha dicho. Implica a dos personas participando de
manera activa en una conversación; no es sentarse en el sofá leyendo el periódico o viendo
televisión.
El tocar físicamente y el estar cerca son maneras especiales de decir "te amo". Ir cogidos de la
mano o salir a leer mientras el esposo arregla el jardín constituyen mensajes de amor.
Los lenguajes del amor en los niños se vuelven más identificables a partir de los siete of',o= =:::
edad. Naturalmente a todos los niños menores de siete años les gustan los regalos, los c:r::::.=:
y un tiempo de calidad, pero antes de esa edad resulta difícil identificar un lenguaje '. ~::-:.:
derle un lugar de prioridad. Identificar los lenguajes de amor de nuestros hijos nas (;'.~C¡:-= =
evitar un diagnóstico equivocado. Por ejemplo, unos padres durante años interprec-r :::-:
exceso de materialismo el comportamiento de su hijo quien cada vez que va a un almacén les
pide que le compren algo. Al darse cuenta de que el lenguaje principal de su hijo es dar
regalos comienzan a llevarle pequeños detalles cuando salen, y finalmente el niño deja de
pedir que le compren en los almacenes.
Cada día decidimos amar o no hacerlo. Todos necesitamos sentirnos amados y por eso. la
familia es tan importante; debe ser el refugio y el centro desde el cual fluye el amor. La demos-
tración constante de amor entre papá y mamá debe irradiarse sobre los hijos. Cuando comu-
nicamos el amor de manera correcta dentro del contexto de la familia se hace más fácil que
cada uno de los miembros ame a las personas fuera de ésta. Cuando amamos con un amor
bíblico representamos como es debido a Dios ante el mundo.
Preguntas de repaso:
Ya que ha descubierto los lenguajes del amor, identifique cuál es el suyo, el de su cónyuge, y el
de cada uno de sus hijos mayores de siete años. Explique esta lección a sus hijos mayores y
póngalos a identificar el lenguaje de cada miembro de la familia. Luego, coloque esta infor-
mación en un lugar visible (¿la nevera?) para todos.
Le conciencia moral
de su hijo
Siendo la conciencia la base de la educación moral, es fundamental que los padres
presten atención a cómo educarla y entiendan lo fácil que es debilitarla o enseñarla
mal. La conciencia del niño puede volverse insensible, endurecerse o descuidarse.
En este capítulo aclararemos qué es la conciencia moral, cómo funciona y daremos
algunas pautas en cuanto a la formación de una conciencia sana en los hijos.
También sabemos que hay una parte educable de la conciencia. David se refiere a
este segundo aspecto en el Salmo 119: 11. "En mi corazón he guardado tus dichos,
para no pecar contra ti". David tomó los preceptos justos de Dios y los puso en su
corazón para poder evitar ofender a Dios. Esta parte educable de la conciencia se
llama conciencia moral. Mientras que la conciencia primaria es dada por Dios, la
conciencia moral necesita ser educada. Los padres tienen la responsabilidad con
cada uno de sus hijos de educar la conciencia de acuerdo con los principios dados
por Dios.
Si bien la conciencia primaria provee el sentido del bien y del mal, la conciencc
moral provee las normas aprendidas sobre el bien y el mal. Los siguientes apara-
dos explican cómo funciona la conciencia moral.
Cuando el niño llega a los tres años empieza a entender las razones morales de las instruccio-
nes; sin embargo, SIEMPREdebemos darle la razón moral, lo cual no significa caer en el extre-
mo de tener que explicarle todas nuestras decisiones. Si los padres no consiguen pasar de la
educación restrictiva a la afirmativa, limitarán la capacidad de su hijo para razonar moral-
mente, y éste se sentirá frustrado porque siempre estará dudando si -sus acciones son correctas
o incorrectas. Por otro lado el niño estará lleno de los NO ( no mentir, no agredir...) de la vida y
poco sabrá sobre los SI (respetar, compartir ...).
Una conciencia afirmativa (sana) es la que dice: "Debería hacer esto porque es lo correcto o no
lo debería hacer porque está mal". Una conciencia prohibitiva dice: "Tendré que hacerlo o de
lo contrario me castigarán". La motivación para hacer el bien no es el amor a la virtud, sino el
temor al castigo.
Una conciencia sana se logra cuando los padres dan las razones morales a sus hijos, son
buenos modelos de las cualidades que desean ver en sus hijos y los animan a hacer el bien en
lugar de limitarse a desanimarlo a hacer el mal. Un niño así ve la obediencia como algo
atractivo y no como una acción desagradable que se hace para evitar represalias.
Algunas maneras en que los padres desarrollan una conciencia prohibitiva en sus hijos son las
siguientes:
3. Explique por qué los padres no deben limitarse a dar solamente la instrucción restrictiva.
¿Qué es el carácter?
El carácter es la combinación de valores que se han tejido en el entramado moral
de la vida de la persona. El carácter moral es el reflejo exterior del hombre interior.
Cuando hablamos acerca del carácter cristiano nos estamos refiriendo a la exce-
lencia moral. Dios no llama a su pueblo a la mediocridad moral que impera en
nuestra sociedad. Ese nivel más elevado requiere de la acción concreta por parte
de los padres quienes deben enseñar los valores bíblicos a sus hijos.
l. La autoridad
2. Los padres
3. Los mayores
4. Los compañeros y los hermanos
5. La propiedad de los demás
6. La naturaleza
Estas seis relaciones pueden considerarse como las facetas de un precioso diaman-
te. Brilla al ser pulida en todas sus facetas; no apreciar una faceta significa deva-
luar la totalidad del diamante.
El respeto por la autoridad
El respeto a la autoridad es obligatorio para todo aquel que quiera vivir bajo las
normas de Dios. La autoridad no es un concepto ajeno a las Escrituras. Romanos
13: 1 dice, "Sométase toda persona o los autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de porte de Dios, y los que hay, por Dios han sido establecidas". I
Pedro 2: 13-14 dice, "Sométanse por causa del Señor o todo autoridad humana, yo
seo 01 rey como supremo autoridad o o los gobernadores que él envío poro castigar
a los que hocen el mol y reconocer o los que hocen el bien".
El respeto a la autoridad se debe entender como vivir bajo los reglas. Cuando
todos vivimos justamente y bajo las normas de la vida, estamos estimando a otros
como superiores a nosotros mismos. (Filipenses 2:3) Al seguir las reglas, estamos
evitando que nuestros impulsos personales se impongan sobre los derechos de los
demás.
La manera en que los adultos reaccionan ante la autoridad establece las formas de
comportamiento que seguirán sus hijos. ¿De qué manera reacciona usted? ¿Qué
hace con el papel del chicle? ál,o bota cuando nadie lo mira o lo guarda en el
bolsillo para botarlo más tarde? Cuando un vigilante le pide correr el carro, áusted
cómo reacciona? álo hace sin queja?
La transición en la autoridad
Cuando sus hijos están creciendo tienen lugar cambios significativos para usted y
para ellos. Tal vez la mayor transición que experimente sea la de hacer cada vez
menos uso de su autoridad y más de su influencia para motivar a sus hijos. Cuando
su niño era pequeño usted lo dirigía por medio de su autoridad, decidiendo cuán-
do debía comer, dormir, darse un baño, etc. A medida que el niño va creciendo
existe una directa disminución de la cantidad de vigilancia por parte de los padres.
No es que la autoridad de papá y mamá ya no sea válida, sino que la necesidad de un control
exterior ha disminuido. Gradualmente el control de los padres está siendo reemplazado por su
influencia. Las motivaciones exteriores que con anterioridad gobernaron la vida del niño están
siendo reemplazadas por creencias internas que gobiernan desde el corazón. La madurez moral
emancipa al niño permitiéndole dirigir su propio comportamiento en armonía con los valores
de la familia.
Según el mandato ético de las Escrituras; después de que el muchacho se casa, lo único que se
le exige es que honre a sus padres. Cuando el hijo se marcha se crea una nueva estructura de
autoridad; la obediencia y la sumisión desaparecen y queda el honrar a los padres. La pregun-
ta ahora es: ¿De qué manera le honrarán sus hijos? ¿Por devoción o por obligación?
Para algunos hijos honrar a sus padres será una experiencia agradable; para otros resultará
muy difícil. Algunos son conscientes del enorme valor que tienen sus padres y reconocen que
son el resultado del cuidado diligente y del cariño de sus padres. Para otros el dolor del pasa-
do, la falta de confianza o la actual falta de una relación significativa reduce el acto de honrar
a una obligación y no a una devoción. ¿Qué relación tendrá usted con sus hijos? Dios les exige
que lo honren, pero será usted, por la manera en que se porta actualmente, quien determine si
ese honor resultará por obligación o por devoción. Pocas cosas en la vida son más hermosas
que ver a los hijos volverse adultos y ver cómo aumenta su aprecio y honra hacia sus padres.
No les prive del gozo de honrarles.
4. AMISTAD 20+
META: DISFRUTAR / INSTRUIR
La amistad es la meta de la relación con los hijos.
Aunque la relación padre-hijo no termina, se empieza un nuevo estilo.
Preguntas de repaso:
1. Lea Romanos 13: l. ¿Por qué debe enseñarle a su hijo a respetar la autoridad?
2. Con su cónyuge (o, si es cabeza de familia, con unta) amigota) de confianza), evalúe
su relación con sus padres. ál.os honra por deber o por devoción? Evalúe por qué, y
mire su relcción con sus hijos. ¿Qué debe cambiar o afirmar para disfrutar del gozo
de la honra por devoción?
Desarrollo del carácter:
r.nayores,cor.npañeros/
hermanos. propiedad
y naturaleza
En este capítulo hablaremos sobre otras relaciones a partir de las cuales se instruye
el carácter: los mayores, compañeros y hermanos, propiedad y naturaleza. Vere-
mos los fundamentos bíblicos al respecto y daremos ejemplos acerca de cómo
manejarlas.
Por otro lado los padres debemos darles ejemplos concretos acerca de cómo hacer
lo correcto. No podemos decirles simplemente que sean amables o respetuosos sin
mostrarles de manera específica cómo pueden serlo.
Levítico 19:32 dice: "Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del
anciano y de tu Dios tendrás temor". Job dijo: "En los ancianos está la ciencia, y en
la larga edad la inteligencia". (Job 12: 12). El mensaje es claro: honrar la edad es honrar a
Dios, yeso debe ser la razón que demos a nuestros hijos.
La juventud y la edad
Actos sencillos como permitir que el adulto pase por la puerta, sea quien primero se sirva la
comida, cederle el puesto en un bus o en un auditorio, reflejan una actitud de respeto por la
edad. Insistir en estas acciones y enseñar los principios que las apoyan ayuda a cultivar accio-
nes y creencias correctas en nuestros hijos.
La regla de interrupción
Enseñar a sus hijos la manera correcta de interrumpir una conversación es otra manera prácti-
ca de mostrar respeto hacia los demás. zCómo se puede hacer esto? Cuando sus hijos necesi-
ten interrumpir, haga que le pongan la mano sobre su brazo o su mano hasta que usted les
responda. No deberán jalarle la ropa, darle golpecitos o llamarlo insistentemente. Usted de-
berá poner su mano sobre la del niño, y de ese modo él sabrá que usted se ha dado cuenta de
su necesidad.
Esperar es una disciplina relacionada con el autocontrol que afecta todos los aspectos del
desarrollo, por lo tanto trabaje sobre el esperar en general y aplique muchas maneras de
enseñar esta disciplina. Por ejemplo: cuando sus hijos salgan del carro, puede enseñarlos a
esperar tocando el carro con la mano hasta que papá o mamá estén listos para caminar.
La timidez y el respeto
La timidez no debe usarse como excusa para la mala educación. Los puntos fuertes o débiles
del temperamento no eximen al niño de acciones correctas. Si alguien saluda a su hijo, él debe
responder, si le hacen un cumplido, debe agradecer. Enséñelea ser educado; antes de salir a
una reunión muéstrele cómo debe saludar, cómo debe agradecer, haga ensayos con él y, si es
necesario, infórmele sobre las consecuencias por no contestar como es debido. Todos los niños
aprenderán a ser educados sea cual sea su disposición personal, siempre y cuando los padres
tomen la determinación de ayudarlos.
El uso de títulos como Señor y Señora, es una manera de enseñarle a un niño que él no está al
mismo nivel del adulto ni en edad, ni en experiencia ni en sabiduría; él todavía está creciendo
y debe reconocer lo que los mayores pueden aportarle.
Llamar a los adultos por su primer nombre no fortalece las relaciones ni hace que el niño se
sienta más seguro; lo único que hace es confundir los papeles en la sociedad. Los niños nece-
sitan ser niños, y los adultos, adultos. Ellos no buscan amigos adultos, buscan adultos que los
guíen y les muestren uno manero seguro de vivir. Lo profundidad en uno relación se establece
por medio de factores como lo amabilidad, lo paciencia, el respeto, lo honestidad y no por el
uso de los primeros nombres.
Anime o sus hijos o ser felices cuando algo bueno le sucede o un hermano. Cuando uno de
ellos cumplo años, los hermanos no necesitan recibir regalos. Recuérdeles continuamente o sus
hijos que son el mejor amigo el uno del otro y que deben aprender o respetarse y cuidarse.
Existen investigaciones que muestran que los niños que participan en los trabajos domésticos
son más sensibles respecto o los miembros de su familia que aquellos que no comporten nin-
guno responsabilidad familiar. Toreos relacionados con el cuidado de lo familia como poner
lo meso, lavar los platos, dar de comer o lo mascota, extender lo ropo, etc. despiertan uno
mayor preocupación por el bienestar de los demás que aquellos que sólo cumplen responsa-
bilidades personales como tender lo como o preparar su propio ropo.
Marcos 12: 31 ')1.morás a tu prójimo como o ti mismo". ¿Hasta qué punto es su hijo sensible en
su relación con los demás? zCuóndo el prójimo de su hijo tiene hombre, le dará algo de
comer? zCuóndo el prójimo de su hijo se siente sólo, le dará su hijo su amistad? ¿Hasta qué
punto está su hijo en contacto con los sentimientos y necesidades de otros niños? Mostrar cari-
ño y amistad 01 niño nuevo o 01 niño rechazado en lo clase es un gesto de interés y compasión.
Que su hijo o hijo tiendan uno monoe otro niño por ninguno otro rozón que por amor o lo
amabilidad confirmo lo presencio de Dios en su corazón.
Enseñando la gratitud
Parece, o veces, que Dios es injusto. En realidad, lo vida es cuestión de pe-scec+;o y esto es
algo que deberíamos recordar o nuestros hijos.
Es injusto que su hijo tengo dos ojos que pueden ver lo belleza de o p"ec""'_;::::::, le -ernura de
un gatito, o lo expresión de amor de lo coro de sus podres, cuanco r-c . - ;:;:::~cue '10 pueden
ver sino lo oscuridad. Es injusto que su hijo puede oír el bovr Ce :::5 e ::: ::= _- ocoflor, el
balido de uno ovejita, lo caído delicado de lo llovizno, o su 0"0::::::: ::: __ ::-::: e ,,'ños que
no oyen nada. Es injusto que su hijo tenga dos piernas que lo llevan donde quiere ir,
o rodillas para agacharse a orar, cuando hay niños que están limitados a una silla
de ruedas o a una cama de por vida.
Cómo comenzar
Para respetar la propiedad de otro es preciso entender la relación que existe entre
trabajo y valor. El trabajo define el valor; un niño que trabaja para comprar su
bicicleta la valorará más que aquel que la recibe como regalo.
Recomendamos que el trabajo forme parte de la instrucción del runo. Existen dos
clases de trabajo: el trabajo como deber y el trabajo remunerado. El primero se
relaciona con la responsabilidad que tiene una persona con su familia (poner la
mesa, lavar los platos, etc), no se hace por dinero sino para ayudar al equipo.
Todos hacen algo por la familia. El trabajo remunerado se hace por compensación
económica y enseña a valorar lo que tiene.
El respeto a la naturaleza
Existentres razones por las cuales debemos respetar la naturaleza:
Dios creó tanto la flor como al hombre, pero creó la flor para el hombre. Los obje-
tos de la naturaleza no poseen la misma esencia que el hombre, pero la naturale-
za, al igual que el hombre, tiene un valor inherente, como resultado del proceso de
la creación.
Dios instruyó a Adán para que cuidara del jardín y dominara sobre él (Génesis
1:28). Tomar dominio sobre la creación no significa destruir la naturaleza sino con-
servarla. La obligación del hombre es ser un mayordomo de la creación, yeso
implica protegerla y cuidarla.
Respetar la naturaleza debe incluir la consideración hacia aquellos que vienen de-
trás de nosotros, los que están junto a nosotros, o los que van delante de nosotros.
Decidir no tirar basura en la carretera, así sea biodegradable, debe basarse en os
derechos que tienen los demás de disfrutar la belleza del paisaje.
Preguntas de repaso:
"'
3. Hable con sus hijos sobre la importancia del trabajo doméstico, y acuerde con ellos
tareas para los distintos miembros de la familia.
4. Comente con sus hijos cuál es la importancia del trabajo remunerado, y si es conve-
niente, precisen qué trabajo podrán realizar.
El papel del papá
Todos los niños nacen con un sentido de confianza en sus padres. Durante los pri-
meros años creen todo cuanto les decimos, tanto si es verdad como si no lo es. A
medida que crecen van cambiando su confianza inquebrantable en papá y mamá
por una opinión acorde con la confianza que ambos se merecen.
Nuestros hijos se tendrán que enfrentar a un sinnúmero de situaciones que los harán
perder la confianza en los demás. Las amistades, relaciones laborales y amorosas
representan oportunidades para perder la confianza. La vida de sus hijos se verá
llena de incertidumbres, pero usted no tiene que ser una de ellas. ¿Esusted digno
de la confianza de sus hijos? zScben ellos que por muy temible que resulte la vida,
papá estará ahí para quererlos, aceptarlos, ayudarlos y guiarlos? En este capítulo
presentaremos ocho maneras que le permitirán cultivar un sentimiento de confian-
za con sus hijos.
Definición de la confianza
También los niños confían muchos aspectos a sus padres. Confían en nosotros su
bienestar físico, aprenden a confiar en nuestro juicio respecto a los asuntos de la
vida ("el viento está muy fuerte, vas a perder la cometa"), confían para que les
expliquemos hechos básicos como "10 leche se daña si no la metes en el refrigera-
dor" y en nuestra sabiduría "Ias malas compañías corrompen nuestra moral".
¿Acaso sus hijos confían sólo en que usted les provea sustento, les presente hechos
y juicios, o también confían en usted como persona?
Crear una relación de confianza con su hijo o con su hija no es algo que vaya a
suceder por casualidad; he aquí 8 no-negociables que podrán ayudarle:
Otras estrategias para cultivar la identidad familiar: tener un tiempo de lectura compartida en
la cual alguno de los miembros de la familia lee a los demás, celebrar semanalmente el día de
la familia ( algunas veces serán los padres quienes lo organicen; otros los hijos), pasear con sus
hijos, caminar con ellos en las noches... Estas ideas lo ayudarán a que cuando sus hijos aban-
donen el hogar estén llenos de recuerdos gratos de lo que fue la vida con sus padres.
Existe un interesante fenómeno en el caso de los runos llamado "ventana abierta" que con
frecuencia se pierden los padres que están demasiado ocupados. Las ventanas abiertas son
momentos en los que nuestros hijos nos invitan a entrar en su mundo privado. Esos momentos
pueden tener lugar cuando paseamos juntos, cuando los acostamos, cuando comemos con
ellos ... De manera inesperada ellos abren la ventana de su corazón y nos invitan a entrar. Por
ejemplo, mientras está acostando a su hija y preguntándole cómo le fue en el colegio, ella le
puede preguntar si cree que es bonita. Si usted puede demostrar que es digno de confianza
durante los momentos vulnerables en sus primeros años, ellos acudirán a usted cuando sean
mayores.
Sus hijos necesitan saber que usted también ha tenido fracasos y que pueden compartir sus
sentimientos cuando se sienten decepcionados. Necesitan sentirse seguros de que su relación
como padres e hijos no se basa ni en el fracaso ni en el éxito. Desecuenta de que no es el temor
al fracaso en sí lo que hace que los niños vacilen, sino el temor a fallarle a alguien que con
frecuencia es el padre. Es preciso que le de usted a sus hijos razones para que confíen en un
padre que seguirá siendo cariñoso y que los va a aceptar cuando fracasen.
7. Abrace a su hijo
Hay algo especial respecto a los abrazos del padre. Los abrazos de la madre traen consuelo;
los del padre seguridad. Ni el tiempo, ni la edad, ni el género deberían limitar el contacto
físico sano del padre. Nuestros hijos no son nunca lo suficientemente mayores como para que
no les besemos o abracemos.
Muchos padres comienzan a alejarse físicamente de sus hijas cuando empiezan a hacerse
mujeres y esto resulta muy doloroso para ellas. Su hija sigue siendo una niña pequeña que
necesita los besos y abrazos de su padre. Si deja usted de comunicarle su amor por medio de
su contacto físico, corre el riesgo de que ella supla esta necesidad con la persona equivocada.
8. Cree confianza en la Palabra de Dios
Todas las ayudas expuestas hasta el momento resultan inútiles si el padre es como
el hombre insensato que edifica su casa sobre la arena (Mateo 7:24-27). Porque
cuando las tempestades de la vida vienen arreciando, zquedoró algo después de
que pase? Sin la verdad bíblica la familia no tiene dirección definitiva.
Preguntas de repaso:
3. ¿Cuál debe ser la actitud del padre respecto a los fracasos de los hijos?
La desobediencia es uno de los problemas más frecuentes que enfrentan los padres
y una de las causas de mayores conflictos a nivel familiar. En este capítulo veremos
por qué la obediencia es importante y cómo podemos enseñarla a nuestros hijos.
Dios y la obediencia
Colosenses 3:20 deja claro que los hijos deben obedecer a los padres, sin embar-
go, el versículo 21 dice: "Padres, no exasperen a sus hiios no sea que se desani-
men". Esta advertencia a los padres no compromete la norma presentada a los
hijos en el versículo 20, sino que recuerda a los padres que la autoridad bíblica no
es insensible ni arbitraria. Los padres no deben ejercer su autoridad sin pensarlo; la
autoridad bíblica no es caprichosa ni inconsistente. Evitar la exasperación no signi-
fica comprometer la norma sino actuar con sabiduría al respecto.
Características de la obediencia
1. Amenazando y repitiendo
La falta de fortaleza moral y de decisión en los padres mina la verdadera obediencia. ¿Porqué
un niño obedece a la tercera vez y no a la primera? Porquesabe que no es necesario obedecer
a la primera. En su casa la obediencia depende del estado de ánimo de sus padres y no existen
consecuencias claras para la desobediencia.
2. Sobornando
Con el fin de controlar el comportamiento de los hijos, algunos padres usan sobornos ("si te
portas bien te compro una colombina"), amenazas ("sí te portas mal no te compro nada") o
incluso tácticas de miedo ("sí te portas mal le digo al policía que te lleve con él"). Estas
acciones establecen una motivación falsa e inadecuada para la obediencia, restándole por
tanto valor a la obediencia.
3, Negociando en conflicto
Muchos padres están dispuestos a negociar la obediencia en medio del conflicto. Cuando los
padres se caracterizan por aceptar siempre un compromiso negociado (la mamá que le pide
al niño guardar los juguetes antes de ir a almorzar, y finalmente acepta que el niño coma con
dos juguetes en la mesa) están minando sus esfuerzos para lograr la obediencia inmediata y
sus hijos aprenderán que ninguna instrucción es absoluta.
En ocasiones los padres nos dejamos llevar por sentimientos mal entendidos, sintiéndonos
culpables por ocasionar o ver tristeza en nuestros hijos, y decidimos suspender las consecuen-
cias para que ellos no se sientan mal, justificando su comportamiento. Este comportamiento
puede animar a nuestros hijos a desobedecer frontalmente porque no vivirán ninguna conse-
cuencia.
Cómo enseñar /a obediencia
Acostúmbrese a que su hijo lo mire a los ojos cuando usted le habla y exíjale una respuesta
verbal como "si mamá"; de este modo usted confirma que su hijo comprendió la instrucción y
que está dispuesto a obedecer.
Si damos órdenes que no esperamos que se cumplan, nuestros hijos aprenderán a hacer caso
omiso de nuestras instrucciones. Si queremos que se acuesten, no expresemos la orden como si
fuera una opción; presentémosla como un mandato que esperamos sea obedecido.
La instrucción de los padres que interrumpe o pone fin a una actividad, con frecuencia debería
ir precedida por una advertencia. Decirle a un niño que está viendo su programa preferido en
televisión que en cinco minutos deberá pasar al comedor, ayuda a aliviar la tensión entre el
deseo del niño por continuar su actividad y lo necesidad de obedecer.
Cuando vemos que la tentación por desobedecer es demasiado grande, ofrezcamos una sali-
da. Por ejemplo: dos hermanos se pelean por un juguete; es posible que el mayor sepa cuál es
el castigo por pegarle al más pequeño, pero debido a que siente que lo han tratado injusta-
mente, la tentación de usar la fuerza es grande. La salida al conflicto puede ser llevar el proble-
ma a la persona que lo puede solucionar justamente; el padre, la madre, la profesora ...
Uno de los errores más frecuentes que cometemos los padres es la falta de constancia en áreas
concretas de la educación de nuestros hijos. Si queremos enseñarles a obedecer, la constancia
es definitiva. Las consecuencias por la desobediencia no pueden depender de nuestro cansan-
cio o estado de ánimo. Enseñamos a nuestros hijos la obediencia si ellos se dan cuenta que su
desobediencia siempre trae consecuencias; por otro lado, sentirán una mayor seguridad por-
que saben exactamente lo que esperamos de ellos. La inconsistencia en los padres produce en
los hijos el desprecio por la norma de la obediencia.
La meta de la iniciativa propia
Queremos lograr que nuestros hijos tomen la iniciativa hacia la obediencia sin te-
ner que inducirlos.
1. Iniciativa propia
Esel nivel más alto, más deseado. El niño responde con acciones y actitud correctas
sin ser instruido. Ejemplo: Lauro vio que su alcoba estaba desordenada y se puso o
ordenarlo por su cuento. Debemos reforzar mucho esta acción cuando ocurre: físi-
camente, verbalmente, aún con un premio.
2. Iniciativa impulsada
3. Iniciativa forzada
En este nivel, el niño responde tarde o con queja. Ejemplo: Cuando su mamá se lo
dice, Laura se para a ordenar su alcoba, pero lo hace de mala gana. Se ve la
acción correcta, pero lo actitud incorrecta. Muchas veces se premia al niño por com-
pletar el oficio sin ponerle atención a su actitud. ¡ ¡ [Si se premia así, el niño nunca
llegará a los niveles 2 y 1!!!
4. Iniciativa suprimida
1)
2)
3)
La labor de los padres, por lo tanto, es transformar el corazón de lo que es a lo que debe ser y
ese es el propósito de la disciplina bíblica. Los padres deben dirigir sus esfuerzos hacia el
objetivo común de eliminar la necedad que está ligada al corazón del joven y reemplazarla
por sabiduría.
Hay dos objetivos en el proceso de corrección. El primero es ayudar a nuestros hijos a hacerse
responsables de sus decisiones y el segundo es ayudarles a aprender a tomar decisiones co-
rrectas. La manera más efectiva para que nuestros hijos reconozcan sus decisiones incorrectas
es permitiéndoles experimentar las consecuencias de las mismas.
Recuerde que la motivación para la corrección siempre debe ser EL BIEN de su hijo y nunca el
deseo de VENGARSE o desquitarse por su acción. A continuación se presentan algunas pautas
que lo ayudarán a ser justo y efectivo al corregir a sus hijos:
Los padres deben preguntarse si la mala acción de su hijo fue accidental o intencional ya que
la clase de corrección dependerá de la presencia o ausencia de un motivo malintencionado.
Estosfactores, sumados a las pautas del apartado anterior, le permitirán ejercer su autoridad
de manera justa.
Preguntas de repaso
1. Defina con sus propias palabras el concepto de disciplina.
----_ .._._--_._. ---
2. Busque un ejemplo de una consecuencia lógica que le hayan aplicado sus padres o que
usted haya empleado con sus hijos.
4. ¿Porqué debemos tener en cuenta la edad de nuestros hijos para decidir la consecuencia
de un comportamiento incorreetof
ESTA SEMANA EN CASA:
1. Memorice lo gráfico sobre lo disciplino y explíquesela o sus hijos si tienen
edad poro entenderlo.
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Normas para el castigo
Un tema que suscita diversos interrogantes es el del castigo físico. En este capítulo
veremos en qué consiste, cuál es su propósito y cómo podemos utilizarlo para que
se convierta en un instrumento justo y efectivo.
Proverbios 22: 15: "La necedad es parte del corazón juvenil; pero la vara de la
disciplina la corrige". Prov. 23: 13- 14: "No dejes de disciplinar al joven, que de unos
cuantos azotes no se morirá. Dale unos buenos azotes, y así lo librarás del sepulcro".
Prov. 13:24: "No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo". Prov. 29: 15:
"La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su
madre". Proverbios 29: 17: "Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará
muchas satisfacciones".
Ahora bien, castigo es imponerle dolor a un individuo con fuerza controlada para
reformar una actitud del corazón. Existen muchas dudas acerca del castigo físico
como consecuencia del modo como la cultura lo ha concebido y lo ha empleado,
pero existe una concepción diferente del castigo, proveniente de la Biblia, y que nos
ofrece una perspectiva distinta. Dado que el castigo que validamos es bíblico, y no
cultural ("10 pela, el correazo, una muenda, el chancletazo ...."), veamos en qué con-
sisten las diferencias:
El castigo cultural El castigo bíblico
Es algo que un podre le hoce o un niño. Esalgo que un podre hoce por un niño.
Los padres siempre deben considerar la dignidad del runo cuando lo están casti-
gando. Por lo tanto, el castigo debe ser un asunto privado entre los padres y el niño.
No les debemos pegar en público ni tampoco con la piel al descubierto; nuestro
objetivo no es hacer que se sienta avergonzado para que se porte bien.
El instrumento de castigo
Algunas consideraciones que debe tener en cuenta respecto al instrumento de cas-
tigo son las siguientes:
Después de haber corregido a su hijo puede optar por cualquiera de estas sugerencias tenien-
do en cuenta la gravedad de la ofensa y la edad del niño:
• Ponga a su hijo sobre sus rodillas, háblele acerca de sus acciones, insista en su amor y ore
con él.
• Haga que el niño permanezca sentado callado, pensando durante unos minutos en lo que
ha hecho mal y a continuación hable con él sobre sus acciones.
• Envíe al niño a su habitación con instrucciones para que permanezca en ella hasta que le
diga usted que puede salir.
• Advierta al niño que no cometa la misma ofensa y considere el asunto arreglado.
• Haga y diga poco y considere terminado el asunto.
La corrección y la edad
La corrección es más efectiva durante los primeros años de la vida del runo. Calculamos que
cuando los padres corrigen de manera apropiada y empiezan temprano, el 75 a 80 por ciento
del castigo físico se habrá completado al llegar a los cinco años. El último 20 por ciento se
producirá de manera esporádica durante los próximos cinco a siete años, acompañado por
otras formas de corrección.
Los siguientes comportamientos son propios de los padres que abusan de sus hijos:
• La agresión verbal: estos padres gritan a sus hijos como si estuvieran dando rienda suelta
a su ira o frustración por medio de sus cuerdas vocales.
• Los insultos: los padres abusivos expresan odio hacia sus hijos, degradándolos y despre-
ciándolos verbalmente.
• El castigo físico excesivo: los padres abusivos no tienen un punto de partida ni uno para
detenerse; sencillamente continuan golpeando a su hijo.
• Emociones sin control: cualquier cosa puede hacer que los padres abusivos pierdan el
control, incluyendo acciones que no tienen relación alguna con los niños. Debido a que no
tienen autocontrol para gobernar su propio proceso de pensamiento, son esclavos de sus
impulsos reactivos.
Preguntas de repaso:
l. ¿Cuál es el propósito del dolor en el proceso de la corrección?
2. Mencione las dos diferencias entre el castigo cultural y el castigo bíblico que más lo hayan
impactado y explique por qué.
3. ¿Cuáles son las características de los padres que caen en el abuso físico?
ESTA SEMANA EN CASA:
1. Busquen, hagan o compren un instrumento de castigo. Explíquenlesa sus
hijos qué es, para qué se va a usar y dónde se va a guardar. Empiecen,
con amor y constancia, a aplicar el castigo bíblico.
La pataleta
Existen maneras correctas o equivocadas para expresar nuestros sentimientos, y
dejarse llevar por un ataque de mal genio es una manera equivocada. Aceptar
estos comportamientos argumentando que constituyen una fase normal del desa-
rrollo y que al niño le llegará el momento en que lo superará es un error. Sin correc-
ción, el único comportamiento que se pasa es el pegar patadas y chillar, pero la
actitud detrás de esa pataleta seguirá presente, y surgirá una y otra vez mientras los
padres solamente traten los síntomas y no la enfermedad básica.
La reacción ante la pataleta por parte de los padres no debe buscar suprimir las
emociones del niño; su propósito debe ser ayudarlo a conseguir el control sobre sí
mismo en los momentos en que se siente decepcionado y enseñarle métodos apro-
piados de expresión. Sin esa instrucción el hijo quedará bajo el dominio de sus
impulsos emocionales.
Los niños tienen ataques de mal genio por dos razones: chantaje o venganza. Si se
trata de un niño menor de dos años y medio, conviene alejarse del niño o aislarlo.
Los niños no emplean la pataleta a menos que se les preste atención porque sus
ataques necesitan de un público para tener éxito. Si el niño tiene más de dos años y
medio, infórmele que cuando se tranquilice lo va a castigar, hágalo e instrúyalo sobre cómo se
debe comportar cuando se sienta así.
La pataleta por frustración se produce cuando los niños quieren hacer algo pero no lo pueden
lograr (por ejemplo colocar las muñecas en círculo pero una de ellas no se sostiene). Aquí la
frustración es el problema original y no la rebeldía, ya que la raíz del ataque de mal genio no
tiene nada que ver con instrucciones dadas por los padres.
En estas situaciones debemos ayudar a nuestros hijos, pero insistiendo en que primero nos
pidan ayuda. Una afirmación sencilla como "Mamá te ayudará si quieres, pero primero tienes
que pedírmelo" ayudará a que el niño controle sus emociones y comprenda que la coopera-
ción es necesaria para la resolución de problemas.
La "quejedere"
Estarse quejando es una forma inaceptable de comunicación que se vuelve molesta para el
que escucha si no se hace nada por resolverla. Sin embargo, nos podemos acostumbrar a esto
en los hijos, y terminará molestando sólo a quien no forma parte de la familia. Una manera de
corregir este comportamiento en el caso de los niños mayores es no respondiendo si pide algo
con queja. Se puede usar un reloj y decirle al niño que debe esperar hasta que suene el timbre
(de tres a cinco minutos) para intentarlo de nuevo.
La mentira
Una de las formas más comunes de deshonestidad es la mentira. Todos mienten, tanto adultos
como niños. El Salmo 58:3 dice, "Se apartaron los impíos desde la matriz¡ se descarriaron
hablando mentira desde que nacieron". O sea, el hombre no es mentiroso porque miente;
miente porque es mentiroso. Prov. 6: 16-19 cita la mentira como una de las seis abominaciones
para Dios. La mentira es un pecado deplorable que destruye toda certeza; ataca y destruye el
puente de la confianza que vincula cada miembro de la familia con los otros.
2. Considere el motivo de la mentira: los niños pueden mentir por las siguientes razones:
• Llamar la atención
• Obtener el control sobre un objeto o una relación
• Vengarse
• Escapar de una responsabilidad
• Ser aceptado
• Equilibrar la injusticia de los padres
• Ejemplo paternal
Considere estos siete motivos y evalúese como padre. Saber cuál es el motivo de la men-
tira no la justifica, pero sí le da una idea de cómo se puede corregir este comportamiento.
Si el niño está mintiendo para vengarse, el padre debe enseñarle a dejar que Dios maneje
la situación. Si su motivo es ser aceptado, examine sus prácticas de paternidad, y busque
cómo puede estar enviando un mensaje de rechazo. Evalúe la lista, y considere como
puede usted estar causando directa o indirectamente la mentira en su hijo. No deje pasar
un día más permitiendo mentiras en su hijo.
3. Considere la caracterización del comportamiento: hay una diferencia entre el runo que
miente habitualmente y el que lo hace en un momento de debilidad. El niño que miente
pocas veces no debe recibir el mismo castigo que el niño que se caracteriza por esto, pero
sí debe recibir la misma explicación sobre la importancia de la honestidad, la confianza,
y la lealtad a la familia.
La lucha de poder
La lucha de poder ocurre cuando el padre no ejerce su autoridad con sabiduría, cuando se ve
forzado a "ganar" en una lucha menor. En ocasiones los padres nos desgastamos en batallas
innecesarias; si para el niño es demasiado atractiva la caja musical colocada sobre la mesa,
colóquela fuera de su alcance en lugar de desgastarse para que no la toque.
Desde temprana edad nuestros hijos pueden aprender a resolver pacíficamente sus conflictos
en lugar de estar llamando a papá o mamá. No intervengamos si no es absolutamente nece-
sario. Digámosles a los hijos, "Si me llaman a mi será un gran castigo para todos". iY hagá-
moslo!
Los niños acuden a los padres para informarles acerca de lo que están haciendo sus hermanos
por muchas razones; algunas legítimas, otras no. Las razones legítimas incluyen preocupacio-
nes relacionadas con la salud y la seguridad o por el deseo sincero de que los padres interven-
gan y hagan justicia. Las ilegítimas corresponden a aquellas en las cuales se busca
a los padres con el propósito de causarle problemas al hermano. No permita que
esa actitud se quede sin corrección. En nuestra casa el que acusaba recibía con el
mismo castigo.
No se quede usted satisfecho con que los hermanos simplemente se toleren unos a
otros. Esfuércesepor alcanzar un nivel más elevado, el del amor sacrificado. Pré-
mielos cuando ve que hacen algo amable por el otro, y busque oportunidades para
estimularlos en esto.
La perspectiva que Dios los escogió para formar parte de su familia, con sus herma-
nos, revoluciona su percepción de la familia. Hace mucho más difícil la peleadera
y les ayuda a aceptarse mutuamente.
EL PROCESO DE APELACIÓN
Hemos visto que la obediencia debe ser inmediata, completa, sin desafío y sin que-
ja. Esa reacción es difícil para un niño, así que debemos ser sensibles para no
exasperarlos. Si bien es cierto que un padre sensible no le pedirá a su hijo que
guarde el juego que está a punto de concluir, es imposible no cometer errores, y es
precisamente esto lo que hace necesario el proceso de apelación. El niño aprende-
rá a dar la información necesaria y el padre podrá tomar una decisión justa. De
este modo el proceso de apelación se convierte en un puente entre dos versículos:
Colosenses 3: 20 "Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al
Señor " y Colosenses 3: 21 "Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desani-
men."
l. Hace atractiva la obediencia, porque los niños saben que se pueden acercar a
sus padres para que reconsideren la instrucción dada.
6. Motiva la buena relación entre hermanos a medida que los niños aprenden a
apelarse mutuamente.
10. Le comunica al mundo cómo es que la autoridad bíblica mantiene la justicia con integri-
dad.
l. El proceso de apelación es únicamente para los niños que tienen la edad para entender su
propósito y que se caracterizan por la obediencia inmediata. Los niños de 5 años en
adelante pueden captar la idea fácilmente.
2. La apelación se debe dirigir únicamente al padre que está dando una instrucción; si el
papá está dando la orden, el niño no debe apelar a la mamá. Eso sólo le resta autoridad
a ambos padres. Para demostrar unidad paternal, ningún padre debe recibir la apelación
de un niño que no ha tratado el asunto con el padre que dio la orden.
3. Los padres sólo deben considerar una apelación cuando el niño la hace con respeto.
"¿Por qué no puedo?" o "iPero, mami!" reflejan una actitud que no es apelación sino
desafío a la autoridad. Si no hay humildad, no hay apelación. La apelación se debe hacer
cara a cara, no debe ser gritada de un cuarto a otro.
4. Una apelación se puede hacer una sola vez. O sea, el niño no debe rogar repetidas veces.
"Pero, papi, por favor papi, papi " no se permite. El niño tiene que aprender a aceptar
un "no" con buena actitud y hacer lo que se le manda.
5. Empiece enseñándole a su hijo a usar la frase, "¿Puedo apelar?" Junto con estas palabras
está el reconocimiento a su autoridad. Una frase como, "¿Puedo decir algo?" o "Pero,
mami, no puedo" no llevan el mismo mensaje.
7. Para que el proceso de apelación funcione efectivamente los padres TIENEN que ser jus-
tos y flexibles. Piense por qué dice que no. ¿Para qué apelar si los padres nunca modifican
su decisión?
1. ¿Cuál debe ser la reacción de los padres frente a la pataleta de su hijo cuando éste se
debe a rebeldía? ¿Cuándo es producto de la frustración?
2. ¿Qué aspectos se deben tener en cuenta para decidir la consecuencia de una mentira?
3. ¿Por qué es la mentira tan devastadora para la familia, y especialmente la de los niños
mayores?
5. ¿Qué se debe hacer cuando un niño viene a un padre con la esperanza de no tener que
cumplir las órdenes dadas por el otro padre?
Arrepentirse no es lamentarse
Existeconfusión entre lamentar un hecho y estar arrepentido por lo que se hizo. No
es posible arrepentirse sin lamentarse, pero sí es posible lamentarse por algo sin
haberse arrepentido. Algunos niños lamentan sus acciones después de haber sufri-
do la pérdida de ciertos privilegios, por ejemplo la niña que pierde el privilegio
temporal de montar en su bicicleta porque olvidó entrarla al garaje. Lamentar una
acción por los inconvenientes no es virtuoso ni refleja arrepentimiento.
La relación del cristiano con el Señor refleja la misma idea. ¿Nos arrepentimos
principalmente por el pecado o por lo que éste ha hecho a nuestra relación con
Dios? Odiar un pecado carece de todo significado si no entendemos de qué modo
afecta nuestra relación con Dios.
El libro de Jueces norro el ciclo del pecado mejor que cualquier otro libro de la
Biblia. Esteciclo incluye la separación de Dios, el remordimiento, el arrepentimiento,
el perdón y la restauración. Primero, el pueblo de Israel pecaba contra Dios. (Jueces
3:7 3: 12, 4: 1, 10:6, y 13:1) Despuésde un tiempo, volvían sus corazones a Dios y
empezaban a clamar a Él (Jueces3:9,15 , 6:7, 10:10). La respuestade Dios siempre
fué la misma; oía sus clamores, los rescataba,y restauraba su relación con Él.
El perdón es un proceso que requiere el acuerdo entre dos partes. Empieza con el
ofendido quien se lo ofrece al ofensor. Lospadres no deben asumir que porque han
ofrecido perdón automáticamente hay restauracíón ya que la esencia del perdón
requiere aceptación por parte del ofensor.
Igual es con sus hijos. áSoben ellos que usted está listo para perdonarlos? Igual-
mente importante, áscben ellos que su responsabilidad es pedirle perdón? Cuan-
do un niño le desobedecea un padre, a un profesor o a otra autoridad, o cuando
ofende a un hermano o a un amigo, él debe confesar su error y pedir perdón. La
confesión es una breve descripción de la ofensa, "¿Me perdonas, mamá, por haberte
desobedecido?".
El acto de pedirle perdón a otro ser humano es un acto de humildad ya que usted
pone el control de la situación en manos de la otra persona. Pedir perdón no es
decir, "lo siento"; esa frase se reserva para errores no-intencionales, para actos de
niñería. Si Juanito toca la pared de pintura fresca, él se disculpa al decir "lo siento".
Esaes la respuestaapropiada porque fue niñería lo que hizo, no fue algo intencio-
nal. PERO, si a Juanito le había dicho su mamá que no entrara al cuarto que estaban pintando,
su acción habría sido necia y tendría que pedir perdón. Al decir "lo siento" se está reconocien-
do un error; al pedir perdón se reconoce un motivo del corazón.
La restauración es demasiado importante como para forzarla sobre el niño o sobre el padre.
Unos cuantos minutos a solas pueden ayudar a que ésta sea sincera. Los niños pequeños sue-
len comunicar su deseo de restauración levantando los brazos; un niño mayor puede, por
ejemplo, ir donde el papá y ofrecerse para ayudarle en algo. Estas son señales de que todo ha
quedado resuelto y los padres debemos permitir la inmediata restauración. No digamos, "No
te alzo porque estoy brava". Esto demuestra que no le hemos perdonado, y no ilustra el carác-
ter de Dios, quien restaura inmediatamente.
La restitución
La restitución es un concepto bíblico (Exodo 22). Esel pago por propiedad perdida, dañada o
robada. Cuando por error o por intención se ha causado una pérdida económica, la restitu-
ción debe ser parte del proceso de restauración.
Todo tiene que ver con la responsabilidad personal. Si ha ocurrido un daño a la propiedad de
otro por intención suya o por error, no es suficiente decir "lo siento" o pedir perdón. La restitu-
ción debe ser parte del proceso de restauración. Si un niño no tiene los medios para reponer
algo, el padre toma esa responsabilidad y lo repone por el niño.
El ReyDavid confesó su pecado y Dios lo perdonó, pero a pesar de esto hubo varias calami-
dades en la vida de David a fin de que pudiera aprender que el.arrepentimiento por sí sólo no
elimina las consecuenciasdel pecado. (11 Samuel 11, 12, Salmo 32).
El verdadero arrepentimiento
Si un niño vuelve a cometer la acción por la cual sus padres lo corrigieron está demostrando
que no hubo un auténtico arrepentimiento. Esto sucede normalmente por dos razones. La pri-
mera es cuando los padres no explican el motivo de la corrección. El niño necesita saber qué
frontera ha cruzado y cómo lo ha hecho; debe reconocer que ha infringido las normas y expli-
car por qué ha actuado mal. La segunda razón es porque se le ha castigado de manera insufi-
ciente, lo cual hace que la atracción por la ofensa sea mayor al temor por las consecuencias.
Preguntas de repaso:
l. Explique la diferencia entre el arrepentimiento y el lamento.
4. ¿Qué pasa si un padre contínuamente suprime las consecuenciasde las malas acciones
de su niño?
Una idea que debemos tener clara es que son los niños pequeños quienes se rebe-
lan contra la autoridad; no los adolescentes. Si aceptamos que la rebeldía ado-
lescente se produce contra las reiociones, podremos evircrio en la medido en que
construyamos un tipo de relación que no genere ese rechazo. Es importante enton-
ces que identifiquemos las razones por las cuales un adolescente rechaza la rela-
ción con sus padres en lugar de atribuir la rebeldía a una crisis inevitable contra la
autoridad. Si hacemos lo primero, podremos prevenirla; si hacemos lo segundo,
sólo nos queda resignarnos.
Preguntas de repaso
3. z Cuófes son las dos necesidades básicas que necesita satisfacer un adolescente, y qué
sucede cuando no lo logra?
2. Si la situación de su familia lo amerita, lleve a cabo los pasos sugeridos para empe-
zar de nuevo.
Ustedes pueden tener familias excelentes; en gran medida lograrlo está en sus ma-
nos. El pensamiento secular hijo céntrico capturó la generación pasada; los padres
de esa generación no recibieron ninguna advertencia previa. En contraste, a los
padres de hoy se les ha dado mucho, y a quien mucho se le da, mucho se le exige
(Lucas 12:48).
El único sistema ético en el mundo que protege al hombre del abuso secular es el
sistema ético derivado de la Biblia. Esjusto, otrocéntrico, benevolente y basado en
principios de autoridad divina. Puede guiar al hombre a un conocimiento de la
salvación por medio de Jesucristo,su ejemplo y sus enseñanzas.
Dios ha creado una norma espiritual, moral y ética. Nuestra sociedad asalta, se
burla, ignora, rechaza y trata de suprimir esa norma. Por lo tanto, hablamos con
tremenda urgencia. Tomen posesión del destino moral de sus hijos, primeramente
por obediencia a Dios. Con la obediencia vienen las bendiciones y la preservación
moral (Tito 3:8). Su deseo debe ser el de educar hijos que sean mejores cristianos
que ustedes. Confiamos que Formando nuestros hiios como quiere Dios los asistirá
en la crianza de unos hijos moralmente responsablesy bíblicamente sensibles.
• Debemos enseñar la Palabra de Dios a nuestros hijos sin caer en ellegalismo ni en el libertinaje.
• El legalista exige que sus hijos se ajusten a las normas ignorando la motivación que se encuentra tras
la acción y pidiendo siempre el mismo comportamiento independientemente del contexto.
• Analizar el contexto nos ayuda a ejercer la autoridad de manera justa.
• Para que otra persona se sienta amada, ihoy que expresar el amor en su lenguaje!
• El lenguaje principal es aquel que se habla con más frecuencia y el que se recibe con mayor agrado.
• El amor que experimentan los niños en sus familias les da la fuerza para amar a otros.
• Somos los gobernadores morales de nuestros hijos hasta que ellos puedan gobernarse solos.
• Hasta que el niño no se adueñe de los valores puestos en su corazón no será un niño moralmente
responsable.
• Una conciencia sana se logra cuando los padres son buenos modelos, dan la razón moral e impulsan
el bien.
• Respetar la autoridad es obligatorio para todo aquel que quiera vivir bajo las normas de Dios.
• La meta final de la relación con nuestros hijos es lo amistad, pero no es su inicio.
• La obediencia es un maestro temporal que conduce al niño hasta lograr su autonomía moral.
• El castigo es imponerle dolor a un individuo con fuerza controlada para reformar una actitud del
corazón.
• El castigo bíblico es diferente al castigo cultural.
• El niño necesita ser castigado para librarlo de la culpa que hay en su corazón.
• Si usa bien el castigo, verá los beneficios. Si lo usa mal, marcaró al niño por el resto de su vida.
• Arrepentirse no es lamentarse.
• El arrepentimiento implica reconocer el impacto del pecado en la relación con los demás.
• La meta del arrepentimiento es la restauración de la relación con la persona ofendida.
• Cuando cometemos una faifa intencional debemos pedir perdón; no sólo disculparnos.