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5 beneficios de la computación

1- Sirve para comunicarse en forma rápida


2- Sirve para informarse a través de internet
3- Se puede usar para charlar con conocidos
4- Sirve para escribir textos, informes, imprimir, escanear (muy útil para
trabajos de clases)
5- se pueden usar para hacer varias cosas a la vez (escuchar música,
escribir..)

5 beneficios de la tecnología

1) Nos facilita labores difíciles.


2) Nos brinda medios de comunicación excelentes.
3) Nos puede enseñar mucha información importante.
4) Nos puede salvar la vida en casos de enfermedades o accidentes.
5) Nos puede ayudar a desarrollar nuestras capacidades intelectuales.

5 aparatos electrónicos

. El iPhone: por popularizar las aplicaciones móviles, cambiando para siempre


cómo nos comunicamos, jugamos, compramos, trabajamos y hacemos las tareas
diarias.
2. El televisor Trinitron de Sony: por la tecnología de avanzada que marcó la
evolución de los televisores a color.
3. La Macintosh de Apple: por "crear el estandar de la forma en que los seres
humanos interactúan con las computadoras".Derechos de autor de la imagenAFPImage
caption¿Es el iPhone el aparato más influyente?
4. El Walkman de Sony: por ser el primer reproductor de música portátil, simple y
accesible.
5. La computadora modelo 5150 de IBM: principalmente por ser la primera con la
que se abrieron también las licencias al sistema operativo DOS, lo que creó dos
mundos de la informática: el de las Apple y el de las PC.
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En
este se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes
potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados de la Segunda Guerra
Mundial y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien
millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes
destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico,
borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme
repercusión histórica que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por
primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el
conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,[1] con un resultado final de entre 50 y 70
millones de víctimas.

El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de
Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en
Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países
del Imperio británico y la Commonwealth al Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de
1941, merced a una serie de fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania
conquistó o sometió gran parte de la Europa continental. En virtud de los acuerdos firmados entre
los nazis y los soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios
de las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la
Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las Potencias
del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las potencias
europeas del Eje comenzaron la invasión de la Unión Soviética, dando así inicio a la más extensa
operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese momento se empleó la mayor parte
del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del Japón, que había estado en guerra
con China desde 1937[2] y pretendía expandir sus dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a
las posesiones europeas en el océano Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región.

El avance de las fuerzas del Eje fue detenido por los Aliados en 1942 tras la derrota de Japón en
varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla
de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en Europa del
Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje
perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes. En 1944 los
aliados occidentales invadieron Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las
pérdidas territoriales y ambos invadían Alemania.
La guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas y la
consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa
resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente.
Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos y la
invasión soviética de Manchuria, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón
aceptó la rendición incondicional.

La guerra acabó con una victoria total de los Aliados sobre el Eje en 1945. La Segunda Guerra
Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo. La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para fomentar la cooperación
internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética y los Estados Unidos se alzaron
como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó
por los siguientes 46 años. Al mismo tiempo declinó la influencia de las grandes potencias
europeas, materializado en el inicio de la descolonización de Asia y África. La mayoría de los países
cuyas industrias habían sido dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la
integración política, especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las
relaciones de posguerra.

Las causas bélicas del estallido de la Segunda Guerra Mundial son, en Occidente, la invasión de
Polonia por las tropas alemanas y, en Oriente, la invasión japonesa de China, las colonias
británicas, neerlandesas y posteriormente el ataque a Pearl Harbor.

La Segunda Guerra Mundial estalló después de que estas acciones agresivas recibieran como
respuesta una declaración de guerra, la resistencia armada o ambas, por parte de los países
agredidos y aquellos con los que mantenían tratados. En un primer momento, los países aliados
estaban formados tan solo por Polonia, Reino Unido y Francia, mientras que las fuerzas del Eje las
constituían únicamente Alemania e Italia en una alianza llamada el Pacto de Acero.

A medida que la guerra progresó, los países que iban entrando en la misma (por ser atacados o
tener tratados con los países agredidos) se alinearon en uno de los dos bandos, dependiendo de
cada situación. Ese fue el caso de los Estados Unidos y la URSS, atacados respectivamente por
Japón y Alemania. Algunos países, como Hungría o Italia, cambiaron sus alianzas en las fases
finales de la guerra.
Acento prosódico
El término acento prosódico es un término usado ocasionalmente para describir
dos tipos de características suprasegmentales diferentes:

 El acento léxico que en muchas lenguas es fonológicamente relevante y


ayuda a segmentar una oración en palabras. En las lenguas como el
español, donde el acento léxico es fonológicamente relevante,[1] solo una
sílaba de cada palabra tiene un acento léxico primario (ˈ), en palabras
largas pueden existir acentos léxicos secundarios (ˌ), como
en simultáneamente [si.mul.ˈta.ne.a.ˌmen.te]). Estos tipos de acento son
fonológicamente predictibles.
 El acento oracional que tiene que ver con los fenómenos
de entonación y topicalización. Y no es una característica propiamente de
la palabra sino de la oración completa o el enunciado. Puede verse influido
por factores pragmáticos.

El término "acento prosódico" es por tanto ambiguo. En inglés y en la mayor


parte de la literatura científica el término prosodic stress se usa cada vez más
como sinónimo de acento oracional (sentence stress). Por otra parte se reserva el
término lexical stress para el acento fonológicamente relevante de las palabras.

Acento gráfico
El acento gráfico o tilde es un signo (´) que se coloca, por ejemplo,
en español sobre las vocales á, é, í, ó, ú según las reglas de acentuación del
idioma.

En algunas lenguas romances, como el español, el catalán o el francés, a veces se


utilizan acentos diacríticos para diferenciar unas palabras de otras de la
misma escritura pero con diferentes significados y usos: en
castellano, de (preposición) y dé (entregue); en catalán, déu("dios")
y deu ("diez"); en francés, du ("del", artículo contracto) y dû ("debido").

En varios idiomas, el acento ortográfico tiene algunas variantes, tales como


el acento agudo (´), el cual es el más frecuente, el circunflejo (^) o el grave (`).
Cada tipo de acento puede recaer en diferentes tipos de vocal; por ejemplo, en las
lenguas romances, el acento grave aparece generalmente en vocales tónicas
abiertas —aunque en lombardo ù indica la vocal anterior redondeada ü indicada
en el AFI como [y]—. En español, el acento agudo es el único que puede ir sobre
una vocal. En francés, el acento circunflejo se usa a menudo para indicar la
pérdida de una -s implosiva (isle en francés antiguo, hoy día île), aunque
en portugués el mismo acento circunflejo tiene el objetivo de indicar el grado de
abertura de la vocal. En griego y en guaraní existe la y con acento agudo (ý).
La resistencia
Definimos resistencia como la capacidad psicofísica de la
persona para resistir a la fatiga. En otros términos,
entendemos por resistencia la capacidad de mantener un
esfuerzo de forma eficaz durante el mayor tiempo posible.

Existen dos tipos de resistencia, la resistencia aeróbica y la


resistencia anaeróbica. La resistencia aeróbica sería aquélla
que tiene por objeto aguantar y resistir la exigencia física
para ganar oxígeno, mientras que la resistencia anaeróbica
está condicionada por un aporte insuficiente de oxígeno a
los músculos. Ésta última se da en los ejercicios donde la
frecuencia de movimientos es muy elevada, o en ejercicios
que implican fuerza muscular. En la mayoría de los
esfuerzos realizados, se produce una mezcla de ambas vías,
de la aeróbica y de la aneróbica, cuya proporción varía
dependiendo del tipo, de la duración y de la intensidad de la
carga del entrenamiento y del nivel individual de la
persona. Cualquiera que se la actividad elegida, el
entrenamiento aeróbico requerirá aumentar la demanda de
oxígeno y mantener esa intensidad por un tiempo
determinado.

El estado de forma cardiovascular se mide en términos de


capacidad aeróbica, y viene representado por la capacidad
para realizar ejercicio físico, a una intensidad de moderada
a alta, durante periodos de tiempo prolongados.

Durante el tiempo de duración de la actividad, el sistema


cardiovascular debe ser capaz de mantener un aporte
adecuado de oxígeno y nutrientes, tanto a la musculatura
en activo como al resto de los órganos de nuestro cuerpo.
Este aspecto de la actividad física es el que parece
proporcionar la mayoría de los beneficios para la salud
derivados de la práctica de ejercicio.
La velocidad
La velocidad es una de las capacidades físicas más
importantes en la práctica de cualquier actividad física de
rendimiento. La rapidez de movimientos en las acciones
deportivas es primordial, ya que la efectividad en su
ejecución depende, en gran medida, de la velocidad con la
que se realice. Es la capacidad física que nos permite llevar
a cabo acciones motrices en el menor tiempo posible.

De manera genérica, podemos decir, que la velocidad


aumenta en función de la fuerza. A los 23 años,
aproximadamente, habremos alcanzado el 100% de
nuestras posibilidades ante esta capacidad. La velocidad se
desarrolla, como vemos, a muy temprana edad, pero
hemos de decir que, tras la flexibilidad, es la capacidad
que involuciona más deprisa, pues se produce una pérdida
progresiva a partir de los 25 años.

La velocidad, para su desarrollo, depende de varios


factores, como son los musculares, los nerviosos, los
genéticos, así como la temperatura del músculo.

Haciendo un recorrido por la historia, podríamos destacar la


victoria del afroamericano Jesse Owens en las pruebas de
100, 200, 4×100 y salto de longitud en los JJ. OO. de 1936
en Berlín durante el periodo nazi de Hitler. Las victorias de
una persona de color no fueron bien recibidas. Hitler se
negó a darle la mano durante la entrega de medallas y el
entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin D.
Roosevelt, se opuso a invitar al atleta a las celebraciones de
la Casa Blanca.

Resistencia Aeróbica y Anaeróbica


La resistencia es el factor más importante en cualquier deporte

Porque si esta disminuye también disminuirán en forma paralela las


otras cualidades que hacen posible los mejores rendimientos deportivos.
Hay básicamente dos tipos de resistencia: La resistencia aeróbica y
anaeróbica.

La resistencia aeróbica, también llamada orgánica, se da cuando se


realiza un esfuerzo de larga duración, pero de intensidad moderada y
para el cual la cantidad de oxígeno que se utiliza es igual a la que se
absorbe. Se da por lo tanto un equilibrio entre el oxígeno aportado y el
que es absorbido. Algunos llaman a este equilibrio "steady state". Este
proceso se asegura por la intervención de la respiración, la circulación,
el sistema circulatorio y la utilización del oxígeno en el tejido. Esta
resistencia está en relación directa con la capacidad de los sistemas
circulatorio y respiratorio para abastecer de oxígeno y materias
nutritivas a los músculos y transportar hacia los puntos de eliminación
los productos de deshecho que se forman durante el esfuerzo.

Según estudios, ejercicios físicos que se realicen por debajo de las 140
pulsaciones son aeróbicos. Cuando superamos este límite, aunque
puede cambiar según cada persona, se entra en el umbral anaeróbico,
donde se produce un aumento de ácido láctico y se contrae deuda de
oxígeno.

La resistencia anaeróbica se da en esfuerzos de mayor intensidad


aunque de menor duración. Cuando el ejercicio es demasiado intenso la
cantidad de oxígeno que el cuerpo necesita consumir es superior a la
que le puede aportar, originándose una "deuda de oxígeno" que se
podrá equilibrar una vez terminado el ejercicio. Esta situación donde el
oxígeno es insuficiente es llamada fase anaeróbica.

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