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IPF-04_M1AA4L2_Cosmologia
Versión: Septiembre 2012
Revisor: Luis Silva Arriaga

      La cosmología náhuatl y maya 
Por Luis Silva Arriaga

Relato cosmogónico sobre del universo y de los cinco soles 
Según la concepción náhuatl el universo fue creado por Ometéotl, un dios dual que se desdobla en
Tonacatecuhtli, el señor dual, y Tonacacihuatl, la señora dual. Ellos fueron la pareja primordial que
originó todo cuanto existe.

Cosmogonías: relatos sobre la creación del mundo.

Esta pareja primordial creó un sol que alumbraba poco, así como la primera pareja humana de quienes
nacieron los primeros hombres. Simultáneamente se crearon los cielos, el agua y los inframundos con
sus respectivos dioses Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl.

Esta primera creación del universo no hay movimiento, ni tiempo, ni un sol con la suficiente energía
para poner al cosmos en movimiento.

 
La creación cíclica de los soles 
El sol de tierra. Una vez que se terminó de crear el universo, los cuatro dioses creadores vieron que
el universo estaba sin vida, alumbrado apenas por una luz tenue. Discutieron para que uno de ellos se
transformara en el sol y diera movimiento. Tezcatlipoca fue el primer dios en transformarse en sol. Así
comenzaron las eras del mundo.

Los otros dioses creadores formaron a los hombres que, en un principio, eran gigantes que no sabían
cultivar la tierra, comían bellotas, frutos y raíces silvestres, además, arrancaban de raíz los árboles.
Esta era terminó cuando los hombres fueron devorados por tigres y el sol desapareció.

El sol de viento. Los dioses se volvieron a reunir y crearon el segundo sol para restaurar la vida en el
mundo. Quetzalcóatl se transformó en el sol para alumbrar la tierra.
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©UVEG. Derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida, modificada, distribuida, ni transmitida, parcial o totalmente, mediante cualquier medio, método o
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escrito de la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato.
 
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Versión: Septiembre 2012
Revisor: Luis Silva Arriaga

Los hombres de esta era comían piñones. Tezcatlipoca se transformó en tigre y de un zarpazo derribó
al sol. Vino después un viento fuerte que arrancó los árboles de raíz y se llevó a los hombres por los
aíres. Los que no perecieron se convirtieron en monos.

El sol de fuego. Una vez más los dioses creadores se reunieron para crear al tercer sol, encarnado
por Tláloc, el dios de la lluvia y del fuego celeste. Al igual que los soles anteriores, el tercero
desapareció por una gran catástrofe. Ardió el sol, llovió fuego del cielo y los hombres y sus casas
fueron destruidos.

Los hombres de esta era comían una semilla que era como ʻmaíz de aguaʼ. Los hombres que no
murieron en la lluvia de fuego fueron convertidos en pájaros y guajolotes.

El sol de agua. Los dioses crearon al cuarto sol. Quetzalcóatl mandó a la hermana de Tláloc,
Chalchiuhtlicue, la de las faldas de jade, a convertirse en el cuarto sol.

Los hombres de esta era se alimentaron de una semilla semejante al maíz. Este sol terminó con un
gran diluvio que inundó la tierra y que convirtió a los hombres en peces.

El sol de movimiento. Con la destrucción del cuarto sol, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl tuvieron que
restaurar el universo destruido por el diluvio. Los dioses se reunieron en Teotihuacán para hacer el
nuevo sol.

Para la creación del quinto sol fue necesario que uno de los dioses se sacrificara. Después de una
deliberación se convocó a Nanahuantzin, un dios pobre, y a Tecuciztécatl, un dios rico, para el
sacrificio. La sencillez de Nanahuantzin permitió que se convirtiera en el sol y, por la vanidad de
Tecuciztécatl se transformó en la luna. Así hubo dos lumbreras en el firmamento, una para el día y otra
para la noche.

Para que el nuevo sol tuviera movimiento debía comer corazones y beber sangre humana. Por eso los
dioses se sacrificaron para que el sol se moviera y transcurrieran los días, las estaciones y los años.
Fue así como surge la guerra para tener prisioneros que ofrecer al sol de movimiento.

Los hombres de esta era fueron creados de los huesos de los antiguos hombres que estaban en la
región de los muertos. Quetzalcóatl bajó al Mictlán para recuperarlos. Sangró su sexo para darles vida.
Los nuevos hombres fueron alimentados por los dioses, así crecieron robustos.
 
 
La imagen náhuatl del universo  

El universo náhuatl se crea sin tiempo. La creación del sol, de la primera pareja humana, de la Tierra,
del cielo y de las aguas primordiales fue de manera simultánea.

Cosmología: se refiere a la composición del universo.

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Con la creación del universo, nace la armonía y la


unidad entre el espacio, el tiempo, la naturaleza y el
mundo social.

Los pueblos mesoamericanos tenían una doble idea


del tiempo y del espacio:

1. El tiempo y el espacio original y ajeno,


poblado por los dioses, las fuerzas
sobrenaturales y los muertos.
2. El tiempo y espacio creado por los dioses y
habitado por los hombres, los animales y los
cuerpos celestes. Es visitado por seres
sobrenaturales que son los encargados de
animar o destruir todo lo creado.

 
 
 
Un universo vertical y horizontal 

Las culturas mesoamericanas idearon un modelo


geométrico del universo en donde el tiempo y
espacio original se une con el tiempo y espacio
de los hombres. Para estas culturas, el universo
se dividía horizontal y verticalmente.

• El plano celeste con trece cielos.


• El plano terrestre, un rectángulo
delimitado por los cuatro puntos
cardinales que, a su vez, son los cuatro
rumbos del universo que se identifican
con colores: poniente, el rojo; sur, el azul;
norte, el negro y oriente, el blanco.
• El plano del inframundo, lugar de los
muertos, tenía nueve inframundos a su
vez.

En plano horizontal se concentran los cuatro rumbos del universo y el ombligo del mundo que servía
para acceder a los planos verticales, el cielo, la tierra y el inframundo. Los tres planos verticales se
unen por medio del ombligo del universo:

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13 cielos

Norte
Negro
Muerte
La tierra
Oeste
Rojo Este
Juventud Ombligo del mundo Blanco
Nacimiento

Sur
Azul
Siembra Mictlán 9 Inframundos

Figura 1. División del universo para las culturas mesoamericanas.

El plano terrestre es una réplica del orden sagrado que rige el universo. El fin que perseguía el
pensamiento náhuatl era erradicar el caos y recrear el orden cósmico para establecer la armonía en
el mundo.

Norte, cuadrante negro. Lugar


donde están sepultados los
muertos. Mictlán.

Oeste, la casa del Sol, del Este, color blanco. Región


color rojo, la tierra de las Ombligo del de la luz, fuente de vida, de
mujeres, de la juventud y de mundo la fertilidad, del nacer y del
la abundancia. Piedra verde renacer.

Sur corresponde el color azul


verdoso, lugar de la tierra y
de la siembra.

Figura 2. Orden cósmico.

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El cielo 

El plano celeste está compuesto por trece cielos donde habitan los dioses. En los primeros cuatro
transitan los astros, mientras que los 9 restantes están reservados para que habiten los dioses.

La tierra 

En el plano terrestre está el gran lagarto que flota sobre el océano. De la piel de éste salen algunas
vellosidades que forman la vegetación del mundo, los orificios de su cuerpo son las cavernas y
cuevas. La piel del lagarto sirve para filtrar la sal del mar; así se obtiene el agua dulce.

El Mictlán (inframundo) 

Es el lugar de los muertos, de los descarnados. Cuando una criatura muere o es destruida, viaja al
lugar de la muerte. El camino es penoso, pues en su recorrido el alma se limpia de todo lo que pasó en
el mundo.

Reflexión filosófica

La primera creación del universo se realiza junta y sin diferencia de


tiempo, es decir, sin la intervención del tiempo. El movimiento y el
tiempo están en relación con el sol.

En las siguientes creaciones está presente un movimiento constante,


cíclico con un fin fatalista. La creación de los cuatro soles supone un
nuevo orden cósmico, con la recreación de un universo y de la vida
humana. La destrucción de cada sol conlleva un caos.

El tiempo cronológico de los soles es lineal, progresivo y cíclico. La


temporalidad de los acontecimientos ocurre de manera cíclica, pues
hay una creación y una destrucción sucesivas. La vida de los
hombres tiene un principio y un fin determinados que se cumple y
termina de forma violenta.

El mito cosmogónico es el modelo de orden para crear armonía y


unidad entre el espacio, el tiempo, la naturaleza y el mundo social.
En cada creación del sol se repite la cosmogonía que regenera el
mundo y da orden al cosmos.

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El universo en el mundo maya 
Relato cosmogónico maya (diálogo del tecolote o de Quetzalcóatl)

El relato sobre el origen del universo lo encontramos en el libro del Popul Vuh. Para los mayas antes
de la creación del universo, todo se encontraba en caos debido a las fuerzas naturales que impedían
los planes creadores de los dioses.

Antes de la creación de los hombres hubo tres intentos de creación del universo. En ese libro se relata
que el creador hizo varios intentos antes de realizar su obra perfecta.

Con la creación del cosmos da comienzo el tiempo. La creación y el tiempo son dos componentes
armónicos que permiten la consecución de los días, las estaciones y el movimiento del sol para
posibilitar la vida.

En un principio, el cosmos estaba conformado por las aguas primordiales y el espacio vacío del cielo.
Los dioses creadores acordaron crear a criaturas que habitaran la tierra y les rindieran culto. Así,
crearon seres de distintas clases, pero ninguno fue de su agrado.

La creación del mundo está precedida por las potencias


destructivas del cielo y del inframundo. Sin embargo, se
necesitaba de un mediador para la creación, por ello, se
pidió a los gemelos divinos que estuvieran entre los
señores del cielo y del inframundo.

Con este pacto se dio vida a los seres humanos y se puso


al cosmos en movimiento. El primer acto de la creación
consistió en levantar la bóveda celeste que se había caído
en el diluvio para que los hombres tuviesen un lugar donde
habitar.

Posteriormente, los dioses reunidos en consejo, crearon a


los hombres a partir de maíz. Cuatro animales dijeron a
los dioses donde encontrarlo, luego molieron los granos y
formaron un masa con la que crearon al hombre.

Sin embargo, como en la tierra no había luz ni movimiento,


los dioses acordaron la creación del sol para que la iluminara, se calentara la superficie, los astros
caminaran y, surgiera así, el día, la noche y las estaciones.

 
 
 

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La imagen maya del universo 

El universo maya estaba compuesto por un cuadrilátero con niveles superiores donde está el cielo y
niveles inferiores para el mundo inferior, con cuatro esquinas o rumbos del universo y un centro
cósmico, según se explica en el siguiente esquema:

Caan, el cielo con 13 niveles

Norte
Muerte del ser humano
Blanco
Oeste
La muerte del
Este
sol
Nacimiento del sol
Negro Sur Tierra
Cab Rojo
Nacimiento
del hombre
Amarillo
Figura 3
Xibalbá, inframundo con 9 niveles

Figura 3. Conformación del universo maya.

En centro del plano se levanta la Ceiba sagrada que une y articula los tres niveles. El cielo y el
inframundo se unen por medio de dos pirámides. La primera sube su escalinata por el oriente y baja
por el poniente. Este es el recorrido que hace el sol: llega al poniente, baja al inframundo por los cinco
niveles y sube hasta el oriente para volver a nacer.

El plano terrestre se componía de los siguientes elementos:

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Al norte, corresponde el
color blanco donde está la
muerte del hombre.

En centro se
Al oeste levanta la cruz Al este corresponde
corresponde el color cósmica. Colores: el rojo donde ocurre
negro. Lugar de la azul representa al el nacimiento del
muerte del sol. agua y al cielo; y sol.
verde, la
naturaleza

Al sur corresponde el
color amarillo. Lugar de
nacimiento del hombre.

Figura 4. Composición del plano terrestre.

En cada uno de estos puntos se levanta una ceiba que sostiene y une a los tres mundos verticales, al
cielo y al inframundo. A su vez, en el centro de la tierra se levanta la gran ceiba o primer árbol. Sus
raíces se hunden en el inframundo, mientras que sus ramas se elevan por los trece cielos. Así se
explica al universo como una totalidad porque es una unión de todos los contrarios y la unidad entre
tiempo y espacio.

La ceiba, árbol originario de las selvas húmedas de


México, llega a medir hasta 60 metros de alto.

En el mundo maya, el cosmos tuvo su origen cuando el sol nació y comenzó a moverse. Así, con el
movimiento de este astro se creó el orden y la sucesión del tiempo, dando origen también a la
configuración del espacio.

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Caan (el cielo)  

El cielo representa para los mayas la paz, la


bondad y la luz. En el Caan suben los muertos que
en vida llevaron una vida recta, los hombres
fallecidos en combate y las mujeres que murieron
durante el parto. Se divide en 13 niveles, seis que
suben desde el este. En el séptimo nivel habita el
dios creador de los dioses y de los hombres, Hunab
Ku, y otros seis que descienden por el este. Los
trece cielos estaban asociados a los dioses del día.

Quienes querían habitar en uno de los trece niveles


del cielo debían tener rectitud, bondad, lealtad,
abstenerse de los placeres físicos, además debían
cuidar de los hijos, ser fieles y respetuosos con la
naturaleza.

 
La Tierra  

Los mayas decían que la Tierra era el lomo de un gran lagarto. Para los mayas, este reptil era un
animal divino y, por tanto, la tierra era considerada una deidad. Este pueblo habitaba sobre un dios
que le proporcionaba todo lo necesario para vivir: alimento, agua, elementos para vestir y construir un
lugar para habitar.

La ceiba es considerada el árbol cósmico, el árbol de la vida.

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Xilbabá (el inframundo) 

Para los mayas el inframundo está habitado por seres que


viajan a la tierra para hacer daño a los humanos. Es un lugar
frío y desagradable. Quienes estaban en el Xilbabá debían
pasar diversas pruebas peligrosas. Quienes lograban pasarlas
renacían como hombre nuevos.

Mientras que quienes no llevaban una vida recta estaban


destinados a pasar una estancia en el inframundo, convertidos
en perros hasta que su alma regresara a la tierra para buscar
una nueva oportunidad. El Sol, la Luna y demás cuerpos
celestes pasan por el inframundo para resurgir cada día por el
oriente.

Reflexión filosófica

El mundo mesoamericano forma una unidad con los cielos


y los inframundos. Surge así, el orden y se elimina el caos.
Para las culturas mesoamericanas no hay caos, sólo
orden en el universo y en la vida de los hombres.

Para las culturas náhuatl y maya el universo está


representado por tres niveles: los cielos, el plano terrestre  
y los inframundos.
 
En las cosmogonías de la cultura náhuatl se hace
relevante la armonía del universo a partir del tiempo en
 
movimiento. El tiempo de los hombres no es importante,
sino la idea de orden. El tiempo es movimiento ordenado
que permite los ciclos del cosmos.  

En el Popul Vuh se describe una relación íntima entre las  


fuerzas naturales y la imagen del universo. La clave
armónica de las fuerzas naturales surge de la relación  
entre espacio y tiempo.

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 Bibliografía 

Esquina mágica. (s.f.). Filosofía náhuatl. Recuperada de


http://www.esquinamagica.com/articulos.php?idar=613&id1=34

Morante, R. (2000). El universo mesoamericano. Conceptos integradores. En


Saberes y razones. Recuperado de
http://www.ciesas.edu.mx/Desacatos/05%20Indexado/Saberes_2.pdf

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