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DECISIONES METODOLÓGICAS:
RIGOR INVESTIGATIVO

Gerardo Meneses Díaz1

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Trabajo presentado en Foro Regional de Formación de investigadores del Estado de México, ISCEEM,
Chalco, 2016
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INTRO
Desde finales del siglo anterior,
diversos autores (Alonso, 1977;
Bourdieu, 2002; Adorno, 1990)
insistían en que la práctica de la
investigación en ciencias humanas y
sociales acusaba una profunda
indiferencia epistémico-metodológica,
como efecto del predominio del
positivismo cientificista, según el cual
hay un método único para desarrollar
trabajo con validez científica, el
llamado método científico-
experimental.
La crisis de la racionalidad moderna
impulsó la emergencia de diversas
propuestas metodológicas, se
produjeron rupturas de corte
epistémico y reacciones ante la
pluralidad y las perspectivas que se
distanciaban del viejo paradigma
hegemónico.
Así, tomaron fuerza concepciones
que asumieron, entre otras, premisas
de enorme relevancia: la realidad se
construye; por consiguiente, no
puede haber un método a priori, sino
que se construye como una forma de
relación (actitud, posicionamiento,
mirada, disposición) con el objeto a
estudiar, el cual adquiere una
dignidad superior a la cosificación
reduccionista que realizaba el
cientificismo.
Empero, también se presentaron
reacomodos del paradigma
dominante, bajo el membrete de
sociedad del conocimiento y de las
nuevas formas de producción del
mismo, donde se acentuó la idea de
dos modos de entender la producción
social del conocimiento (el modo 1 y
el modo 2) y acusaron un nuevo
modo de racionalidad cada vez más
pragmatista, la performatividad.
La presente comunicación subraya la
importancia de refrendar la idea de
que las decisiones metodológicas
implican la relación teoría-objeto-
método y en ellas se juegan las
condiciones de posibilidad del rigor
investigativo.
A PROPÓSITO DE LA
PREDOMINANCIA IRREFLEXIVA
DEL PROBLEMA DEL MÉTODO
El método no es susceptible
de ser estudiado separadamente
de las investigaciones en que se lo emplea
Comte
Cuando se habla de método en
investigación aparecen los lugares
comunes: Método viene de la palabra
camino, significa forma o manera, se
encarga de responder el cómo se
realiza una investigación, es el
conjunto de pasos a seguir para
llegar a una meta.
Se trata de generalidades que, a
pesar de contener alguna verdad, han
contribuido en la vulgarización de
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principios controvertidos a propósito
del método, entre ellos: que sólo
existe una forma correcta y científica
de investigar, la que emplea el
método científico; que puede haber
diferentes modalidades del método
pero que forman parte del mismo
procedimiento; que el método le
antecede y se aplica al objeto.
Lo anterior propicia la ausencia de
reflexión en torno al problema del
método en el trabajo investigativo. El
desconocimiento y la indiferencia
respecto a las múltiples dimensiones
que se ponen en juego cuando del
método se trata; y, especialmente, la
reducción o confusión entre
metodología, método y técnicas,
como una tendencia de praxis de la
investigación, de corte cientificista,
instrumental, estadístico y parafraseando a los mismos
pragmatista que ya ha acumulado
muchos años de reiteración y
simulacro.
Cada una de esas tendencias, que
muchas veces aparecen
entreveradas en singulares
combinaciones, pondera una mirada
ante los problemas de estudio: el
cruce de variables para comprobar
hipótesis; la invariable aplicación de
técnicas de recolección de
información de corte fáctico, como
presunta garantía de objetividad; el
apuntalamiento hacia la resolución de
problemas prácticos por vía de la
intervención técnica.
Es de destacarse que en esos
términos se incurra en visiones
simplificadas del trabajo de
investigación, quedando reducido a
mero acopio de datos que serán
interpretados sin mayor fondo o
construcción teórica, quedando
relegado u olvidado el asunto del
método como problema.
Imposible no recordar aquí un par de
ideas de Bourdieu y colaboradores
(Bourdieu, 2002) en las que a partir
de una cita de Augusto Comte:
1) Se pone énfasis en que no
existe separación entre objeto
y método, entre práctica y
método; que no puede
estudiarse separado el método
de la ciencia que se produce, y
que separar método de objeto
lleva a un estudio estéril y a
confundir ensueños e ilusiones
con la producción de ciencia
rigurosa, misma que concibe al
método como un sistema de
hábitos intelectuales.
(Bourdieu, 2002: 11)
2) Se desconfía de quienes
separan método y objeto pues,
autores, si no se niegan todos
los discursos sobre el método,
los investigadores se
convierten en sumos
sacerdotes del método;
profetas que se ensañan con
la naturaleza original de la
empiria; y, se someten al
catecismo metodológico de
manera voluntaria.
VISIÓN EPISTÉMICA SOBRE EL
PROBLEMA DEL MÉTODO
Numerosos autores (Marx, 1968;
Alonso, 1976; Adorno, 2001; Grawitz,
1983) han tomado distancia del
planteamiento monista y apriorístico
del cientificismo y han establecido la
necesidad de una construcción
simultánea de objeto y método,
haciendo depender el método del
objeto.
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El viejo Marx (Marx, 1968) señalaba
que si la realidad fuera lo que
percibimos entonces no sería
necesaria la investigación, y en su
célebre Introducción del 57 (Marx,
1968) señalaba la importancia de
articular tres registros ineludibles del
quehacer investigativo, a saber: el
análisis del mayor número de detalles
posibles del objeto a estudiar, con la
comprensión del devenir histórico del
mismo y el examen de su estructura y
lógica interna, misma que debe
convertirse en un concreto de
pensamiento a partir del
descubrimiento y la construcción de
categorías que estructuran una
totalidad, abierta a una
reconstrucción por la vía de la praxis
social. Las categorías aparecen
definidas como la constelación
conceptual que encierra, da vida o
permite comprender el núcleo
explicativo que abre las condiciones
de posibilidad hacia la teorización,
misma que no puede prescindir de lo
lógico ni de lo histórico.
Para Alonso, la metodología es el
amplio campo de estudio del método
como problema y su relevancia radica
en que toda investigación concreta un
posicionamiento frente al método,
que van desde la imposición hasta su
negación. (Imposible no tener
presente el Tratado contra el método
que Feyerabend (Feyerabend, 1986),
representante del anarquismo
epistemológico construyera con
entusiasmo para defender la idea de
que ante las exigencia de la práctica
todos los investigadores traicionan
sus métodos y se ven obligados a la
creatividad).
Alonso sostiene que la problemática
del método es escamoteada por el
pensamiento hegemónico y, contra
ello, propone dos situaciones de
enorme relevancia:
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En primer lugar, la necesidad de
pensar al método como la etapa
intermedia de una investigación, mas
no en un sentido secuencial, sino en
tanto que es la instancia que permite
articular al objeto con la teoría y la
técnica. En segundo lugar, y en ese
mismo tenor, para Alonso el método
es intrínseco a la teorización o
construcción teórica del objeto, por
consiguiente, las técnicas dependen
del método, éste del objeto, el objeto
de las teorías en acto y éstas se ven
fuertemente afectadas por las
dimensiones epistémicas.
El propio Alonso destaca la
importante contribución de Madelaine
Grawitz (Grawitz, 1983) acerca de
que la problemática del método
reconoce, al menos, cuatro aristas o
dimensiones, todas ellas implicadas
en la relación con el objeto a
investigar:
a) El método en sentido filosófico,
que alude a las situaciones de base,
de gran profundidad, vinculadas a los
asuntos del conocimiento, del
conocer, de la concepción de
realidad, de la consideración
axiológica y ontológica del que
investiga;
b) método como tentativa de
explicación, una suerte de
apuntalamiento conceptual
entreverado con una perspectiva de
teorización plenamente identificada
como necesaria para dar cuenta del
objeto;
c) método como dominio específico;
es decir, una suerte de estructuración
particular de la materia que está
siendo estudiada; y,
d) método como actitud concreta
frente al objeto, misma que abre
posibilidades diversas acerca de qué
puede hacerse, qué quiere hacerse, y
qué tratamiento se lleva a cabo frente
a la especificidad del objeto en
cuestión.
Indudablemente, la poca
consideración a la relación teoría-
método-objeto, se liga a esa
recurrente tendencia de convertir al
objeto en una mera tematización sin
proyectar una organización
intelectual; es decir, el investigador
pondera el objeto como tema, y hace
a un lado toda consideración de lo
epistémico metodológico, asumiendo
que es la forma, el experimento o los
números los que le signan
confiabilidad y validez a su trabajo.
No otra cosa enfatiza T. W. Adorno
(Adorno, 2001) cuando muestra su
inquietud por motivo de que el
pensamiento crítico e incluso el
científico van siendo arrollados por
los estudios cuantitativos,
instrumentalistas, productivistas y
estadísticos. El costo es alto, la
posibilidad de una visión totalizadora
que se constituya como apropiación
subjetiva de la praxis sociohistórica
va cayendo en desuso. Lo mismo
ocurre con las investigaciones cuyo
rigor científico permitía, al menos,
explicar los modos de
comportamiento de los fenómenos, a
pesar de que estas formas de ciencia
“normal”, cometieran el exceso de
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considerar la realidad y la experiencia diferenciar entre dos modos de

como entidades del mundo natural. producción del conocimiento, los
modos 1 y 2.
Para Adorno, la investigación El modo 1 se caracteriza por una
instrumental y estadística va visión cerrada, individualista,
apagando lentamente el rigor de la disciplinaria y lenta de gestar
crítica y la ciencia, tanto por su conocimiento, sin vasos
ausencia de preocupación en torno al comunicantes ni pautas para la
sentido y la explicación de las intertextualidad o
regularidades de los fenómenos, multirreferencialidad. El modo 2, por
como por su entrega a una visión su parte acentúa las premisas de
administrativa e industrial del flexibilidad, trabajo en staff, y in situ,
conocimiento, que avala más la en la atención inter y multidisciplinaria
inmediatez de la técnica. orientada a la resolución de
problemas. El tema del método queda
suplantado por decisiones de orden
técnico y administrativo, es decir por
CONTROVERSIAS DEL PRESENTE procedimientos que buscan la alta
eficiencia. Paradójicamente, sólo se
La investigación social empírica no puede concibe como conocimiento valioso el
eludir la realidad de que todos los hechos
por ella estudiados, los subjetivos no menos
que tiene un impacto veloz en la
que los objetivos, están mediados por la realidad palpable. Es lo que Lyotard
sociedad (Lyotard, 1990) denominó
Adorno

En tanto la sociedad ha sufrido

considerables mutaciones, se han
venido imponiendo modalidades
inéditas de pensar y regular los
saberes y el conocimiento. A medida
que la visión contemporánea del
mundo acusa signos de
distanciamiento de las
representaciones modernas y
liberales, aunados a procesos
francamente situados en la
cibernética, emergen propuestas que
desde discursos triunfalistas se
empoderan con múltiples
implicaciones.
M. Gibbons, por ejemplo, habla de
una nueva producción social del
conocimiento, en donde, bajo una
concepción más cercana al
neoliberalismo económico, asegura
que ha llegado el momento de
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performatividad, es decir ponderación
de logísticas instrumentales, y James
Paul Gee (Gee, 2009) denunció como
parte del capitalismo veloz o nuevo
orden laboral, en el que la realización
y determinación de la pertinencia del
hacer investigativo ya no obedece al
rigor sino a los resultados y se
postula que únicamente obtendrán
reconocimiento los trabajos que
generen ingresos y puedan ser
sustentables o rentables, bajo la
conformación de cuerpos académicos
altamente especializados, tal y como
eso a lo que llaman sociedad del
conocimiento lo reclama.
¿Asistimos a la disolución del
problema del método en la realización
de investigaciones? Es bastante
probable que sí, que la inquietud por
el sentido de los objetos que se
construyen, la dimensión teleológica y
ontológica implícitas en la concepción
del método como mirada que
estructura el abordaje de cada objeto
de estudio específico, se vea
difuminada por la siempre recurrente
exigencia de trabajos de intervención
efectiva, en el que lo técnico termina
por expulsar y devorar el trabajo
conceptual.
Si en el pasado la investigación
educativa era limitada y,
posteriormente, se entregó de lleno a
los estudios factoriales y
funcionalistas, con merma de la
potenciación del ejercicio crítico e
imaginativo, en los tiempos actuales
el rigor teórico, metodológico e
incluso técnico parecen perder
importancia, dada la ponderación que
hay de obtener productos o
resultados, presumiblemente ligados
a la obtención de recursos, la toma
de decisiones organizacionales y, por
supuesto, los procesos de
legitimación de las políticas en turno.
Empero, aún aparecen perspectivas
sensibles a sostener la relevancia de
la complejidad, la transdiciplinariedad,
la imaginación y la puesta en la llaga
del constantemente eludido asunto
del rigor investigativo, rigor que no
tiene por qué confundirse con la
rigidez, el rigor del, cada vez más
olvidado, trabajo sobre el método.
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BIBLIOGRAFÍA

Adorno, T. W. (1990) Epistemología de las

ciencias sociales, Phronesis, Madrid, España
Alonso, J. A. (1977) Metodología, Edicol, México
Bourdieu, P (et al)(2002) El oficio de sociólogo,
SXXI, México.
Gee, J. P. (2009) El nuevo orden laboral,
Pomares, España
Gibbons, M. (et al) (2009) La nueva producción
social del conocimiento, Pomares, España
Grawitz, M. Métodos y técnicas de las ciencias
sociales, s/d
Lyotard, J. F. (1990) La condición posmoderna.
Informe sobre el saber, REI España.
Marx, C. (1968) Introducción a la crítica de la
economía política, SXXI, México