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La acuicultura como industria nueva tiene que ser por definición la industria de la innovación. Todo está por descubrirse. Prácticamente todos los días los operarios de las granjas acuícolas se enfrentan a un sinnúmero de desafíos que terminan solucionando con su ingenio y creatividad, aportando así un componente al proceso productivo que mejora la productividad de la granja en cuestión, situación que cumple perfectamente con la definición del concepto de innovación.
La acuicultura como industria nueva tiene que ser por definición la industria de la innovación. Todo está por descubrirse. Prácticamente todos los días los operarios de las granjas acuícolas se enfrentan a un sinnúmero de desafíos que terminan solucionando con su ingenio y creatividad, aportando así un componente al proceso productivo que mejora la productividad de la granja en cuestión, situación que cumple perfectamente con la definición del concepto de innovación.
La acuicultura como industria nueva tiene que ser por definición la industria de la innovación. Todo está por descubrirse. Prácticamente todos los días los operarios de las granjas acuícolas se enfrentan a un sinnúmero de desafíos que terminan solucionando con su ingenio y creatividad, aportando así un componente al proceso productivo que mejora la productividad de la granja en cuestión, situación que cumple perfectamente con la definición del concepto de innovación.
Gerente General H & J Ingenieros Consultores SAC Tel. (51 1) 2674610 Cel. (51) 999788781 E-mail: nhurtado3@yahoo.com Lima – Perú, 2005
El concepto de innovación tiene décadas rondando los ambientes
tecnológicos, administrativos y de negocios y ya está tocando las puertas de la acuicultura. Pero, ¿qué es la innovación? En pocas y entendibles palabras, innovar es la aplicación de nuevas ideas, conceptos, productos, servicios y prácticas con la intención de mejorar la productividad de un proceso. Una condición esencial para considerar dentro de la innovación a una idea, concepto, producto, servicio y práctica, es que su aplicación sea exitosa. Es decir, no sólo hay que inventar algo, sino ponerlo a funcionar para que en la práctica la productividad realmente se vea afectada positivamente.
La acuicultura como industria nueva tiene que ser por definición la
industria de la innovación. Todo está por descubrirse. Prácticamente todos los días los operarios de las granjas acuícolas se enfrentan a un sinnúmero de desafíos que terminan solucionando con su ingenio y creatividad, aportando así un componente al proceso productivo que mejora la productividad de la granja en cuestión, situación que cumple perfectamente con la definición del concepto de innovación.
Sin embargo, estos desafíos sorteados con la capacidad creadora de
una o un grupo de personas, por lo general no se documentan, no se describen sistemática y ordenadamente en un papel, ni se lleva ningún tipo de registro sobre ellos y mucho menos se podría organizar un expediente para la solicitud de su patente, situación que se consideraría por demás osada. De esta manera, la chispa creadora, condición sine qua non de la innovación, termina por perderse entre estanques, peces y bombas, y la producción de conocimiento no se genera.
Al cabo de unos años, esta persona o grupo de personas se van de la
granja con todo y sus conocimientos y cuando se presenta algún desafío similar, la empresa se ve en aprietos para resolverlo. Trata de conseguir otras personas que lo solucionen, y así sistemáticamente, año tras año, hasta que de tanto estar dando vueltas en el mismo circulito se establece un “procedimiento”, que por lo general se transmite de boca en boca desde el dueño de la granja hasta el operario que tiene que estar listo por si sucede el percance y en lugar de conocimiento se genera “sabiduría”.
La cuestión es que el valor de las empresas hoy en día reside en el
conocimiento que generan más que en el volumen de su producción. Hoy se puede comprar un camarón de China, Ecuador, Malasia, México, Colombia, Tailandia, prácticamente en cualquier lugar del mundo. Y, para cuestiones prácticas, nada los diferencia entre uno y otro. Igual pasa con el salmón, la tilapia, el basa y muchos otros productos acuícolas. La eficiencia y la productividad de cada una de las empresas que producen camarón, tilapia o cualquiera de estos productos, y que les da la oportunidad de producir a menor costo, con un producto de mejor calidad, entregado en mejo- res condiciones y tiempo, es lo que hace la diferencia. Y esta diferencia está dada por la innovación y la generación de conocimiento puestas en práctica.
Al referir a la acuicultura como la industria de la innovación, se quiere decir
que es una industria que constantemente está descubriendo procesos. Sin embargo, un proceso que no está descrito en forma sistemática y de manera ordenada, para que cualquiera pueda entenderlo y aplicarlo, no es conocimiento en sí; pues no se puede llevar a la práctica fácilmente, no puede producir una mejora de la productividad sistemáticamente y por lo tanto no se convierte en innovación y carece de valor.
El primer paso para hacer valer el conocimiento que el desarrollo de la
acuicultura ha generado es documentarlo. Cada empresa, cada negocio acuícola que documente debidamente sus procesos productivos, estará generando conocimiento, que descrito detalladamente facilitará su utilización por parte de sus operarios y que éstos, al utilizarlo generarán una mejoría en la productividad que al final se traducirá en un componente de innovación para la empresa. Este proceso puesto en función consecutivamente, es lo que hace lo que en el mundo de los negocios se llama “empresas innovadoras”, esas que están siempre a la vanguardia y que valen más.