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UNIVERSIDAD NACIONAL

JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN

FACULTAD DE INGENIERÍA INDUSTRIAL, SISTEMAS E


INFORMÁTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA INDUSTRIAL

TEMA:
ROL DEL ESTADO EN EL DESARROLLO DEL MERCADO Y SU
CONSECUENCIA EN LAS ACTIVIDADES EMPRESARIALES.
CURSO:
DERECHO EMPRESARIAL
DOCENTE:

AUTORES:
 BASILIO SANDOVAL, Yomali
 ESTUPIÑAN MELENDEZ, Stefany Guadalupe
 GONZALES DAVILA, Felipe
 REA RIVERA, Keiko Yosmira
 ROJAS SACRE, Oscar Ivan
 SILVA CÁCERES, Silvia
 VALENZUELA CARRERA, Pool Yersín
 VILLAR SUMER, Ever

Huacho – Perú
2017

0
DEDICATORIA

Este trabajo se lo dedicamos a las


personas que nos apoyan en cada
momento, incentivándonos a seguir
adelante, también a aquellos docentes
que nos motivan y nos brindan día a día
sus conocimientos.

ii
AGRADECIMIENTO

A nuestros padres quienes a lo largo de


toda nuestra vida nos han apoyado y
motivado en nuestra formación
académica, creyeron en nosotros en todo
momento y no dudan de nuestras
habilidades.
A nuestro docente Ing. Palomino Tiznado
por ser nuestra guía para el desarrollo del
curso.

iii
INTRODUCCION

Con respecto a los procesos de mercado, es importante tener en cuenta que a


pesar de la función coordinadora que éstos desempeñan, y la información que
contienen los precios, existen algunos casos puntuales en que no pueden evitar
que los diferentes sujetos económicos tomen decisiones erradas con
consecuencias sistémicas. Asimismo, aun cuando la competencia cumple una
serie de funciones que contribuyen fundamentalmente al bienestar social, la
competencia no puede cumplir todos los objetivos propios de una economía de
mercado, lo que determina la necesidad de que el Estado lleve adelante una
política económica. Esto se debe, básicamente, a que los agentes económicos
solo cuentan con información limitada y a que, en otros casos, no todos los
agentes disponen del mismo caudal (cantidad y calidad) de información acerca
de los bienes, de las circunstancias de largo plazo que influyen en su
producción y de los procesos en los que intervienen. En ciertas circunstancias,
estas condiciones llevan a resultados poco eficientes, que la teoría económica
denomina fallas de mercado. Se pueden señalar diversas situaciones típicas
que justifican la intervención del Estado en los procesos económicos con el fin
de incrementar su eficiencia.

iv
INDICE

DEDICATORIA ________________________________________________________ ii
AGRADECIMIENTO ____________________________________________________ iii
INTRODUCCION _______________________________________________________ iv
INDICE ______________________________________________________________ v
CAPÍTULO I __________________________________________________________ 7
ROL DEL ESTADO EN EL DESARROLLO DEL MERCADO _________________________ 7
1.1. ROL DEL ESTADO: ___________________________________________________ 7
1.2. FUNCIONES DEL ESTADO _____________________________________________ 8
1.2.1. FUNCIÓN MICROECONOMICA ______________________________________________ 9
1.2.2. FUNCIÓN MACROECONOMICA ____________________________________________ 11
1.2.3. FUNCIÓN INSTITUCIONAL ________________________________________________ 13

1.3. FALLAS DE MERCADO _______________________________________________ 16


1.4. PROBLEMAS REGULATORIOS O INTERVENCIONISMO _____________________ 18

v
CAPÍTULO I

ROL DEL ESTADO EN EL DESARROLLO DEL MERCADO

1.1. ROL DEL ESTADO:

El rol del Estado es irremplazable en la conducción de la integración económica


que tenga como objetivo la promoción de la justicia social, la búsqueda de
equidad entre regiones y grupos sociales y la sustentabilidad. El Estado
democrático debe ser un instrumento de la sociedad para enfrentar los
problemas económicos y sociales que el mercado no puede resolver. Por tanto,
la discusión no debe plantearse como disyuntiva entre estado o mercado.

La experiencia histórica pasada y presente muestra que la fluidez de los


mercados necesita del Estado. Por otra parte, la economía no sólo es mercado,
también es producción (sin limitarse a lo comercializado). Ello también exige la
incidencia del Estado para crear condiciones adecuadas y propiciar una
dinámica de crecimiento estable, sustentable y sobre todo con bienestar social.
El abrir las economías a la dinámica de la economía mundial no significa
necesariamente dejarlas al capricho del mercado internacional. Además, el libre
mercado no existe debido a la presencia de grandes corporaciones que
dominan y manejan el mercado. Cuando se habla de abrir mercados en realidad
se deja en libertad a esas corporaciones para manejar y dominar los mercados
según sus intereses. No existe ninguna experiencia histórica que demuestre
que el mercado por sí mismo logre los equilibrios generales de la economía,
mucho menos la sustentabilidad y justicia social.

El meollo está en abrirse al mundo a partir de proyectos nacionales de


desarrollo justos y sustentables conducidos por Estados democráticos y no
dejar el futuro del desarrollo únicamente a las fuerzas del mercado. Las
economías abiertas necesitan, con mayor razón, regulaciones tanto nacionales
como internacionales y un Estado fuerte con capacidad para promoverlas y
hacerlas cumplir.

7
En el modelo económico dominante se reduce la intervención del Estado en la
economía, pero sigue existiendo, privilegia el papel de promoción del sector
exportador y del capital financiero. Al privilegiar la exportación, los trabajadores
y, en general, la mayoría de la población dejan de ser considerados como
consumidores estratégicos y con ello su empobrecimiento ya no afecta a los
sectores de punta del capital.

El discurso dominante sataniza al Estado y asume que el mercado puede hacer


todo mejor. Los programas de ajuste impuestos por el Banco Mundial y el FMI
aumentan esta presión en el mismo sentido, dando como resultado una
creciente tendencia hacia la privatización. Los gobiernos, por su parte, ven en
las privatizaciones una vía para resolver en el corto plazo sus crisis fiscales y
para equilibrar sus presupuestos. También se convierte en un mecanismo de
enriquecimiento ilícito y favoritismos a determinados grupos económicos.

1.2. FUNCIONES DEL ESTADO


El rol del estado o del gobierno que lo representa está implícito o explícito en
los diferentes enfoques del pensamiento económico; al respecto podríamos
señalar la concepción de los dos principales enfoques existentes (keynesiano
y neoclásico) además de uno tercero que últimamente está presentando una
dinámica muy interesante en su desarrollo (enfoque neo institucional). Dada la
concepción de la sociedad contenida en un enfoque económico, el rol del
estado queda endógenamente determinado. Según el enfoque keynesiano - en
la versión original de Keynes - el sistema capitalista es conceptuado como
inestable que tiende a operar por debajo del pleno empleo por lo que, en la
medida en que no se utiliza todos los recursos, se incurre en cierta ineficiencia
económica. Para Keynes, en el sistema económico capitalista no se cumple la
Ley de Say, por lo que la demanda agregada no necesariamente es igual a la
producción de pleno empleo. Debido a su carácter inestable, en la economía
capitalista se genera situaciones de riesgo e incertidumbre el mismo que no
permite al aumento necesario de la inversión y por ende de la demanda, lo que
se traduce en un proceso tendencial de insuficiencia de demanda agregada y
como consecuencia de éste un proceso de producción por debajo del pleno
empleo; entonces, se tiene que inducir al aumento a la inversión mediante –

8
entre otros – la reducción de la tasa de interés. En el mismo sentido, según éste
punto de vista, el mercado por sí solo no tiende a asignar eficientemente los
recursos, se necesita la intervención del gobierno. Esta característica central
del sistema capitalista fundamenta la intervención del gobierno de una manera
activa y discrecional, se determina así un rol de inductor y regulador para el
gobierno.
1.2.1. FUNCIÓN MICROECONOMICA
En el campo microeconómico, los precios juegan un rol muy importante en el
proceso de asignación de los recursos. Según la teoría microeconómica, en el
marco de una economía de competencia perfecta, el libre mercado permite
alcanzar el nivel de eficiencia paretiana; sin embargo, la existencia de fallas o
distorsiones en el mercado puede impedir que sistema económico opere en tal
situación de eficiencia. Entre las fallas de mercado usualmente mencionadas
se tiene la existencia de: bienes públicos, externalidades, monopolio y
oligopolio, indivisibilidades. En estos casos se tiene espacio y fundamento
teórico para la intervención del estado. Los bienes públicos puros son aquellos
bienes que pueden ser consumidos por los agentes económicos sin que
simultáneamente disminuya la cantidad disponible para otro agentes. Estos
bienes tienen la característica de ser bienes no rivales y no excluibles, en tanto
que los bienes privados son rivales y excluibles. Usualmente se considera como
ejemplo de bienes públicos a las actividades de: defensa, sistema judicial,
investigación básica, carreteras sin peaje no congestionados, programa de
prevención de salud, educación, programa de lucha contra la pobreza, etc. Por
su carácter de ser un bien no rival y no excluible se hace difícil el cobro a todos
los agentes que consumen dicho bien, ¿Cómo y cuánto se puede cobrar a la
población por el servicio de defensa o seguridad externa que se le brinda?; lo
más probable es que existan los llamados parásitos, es decir aquellos que
evitarán 5 efectuar el pago correspondiente pese haber recibido o salir
beneficiado con el servicio. Este hecho hace que el nivel de producción o la
prestación de los bienes públicos por parte del sector privado esté por debajo
de lo que corresponde a la situación de eficiencia. Dada esta característica de
los bienes públicos, en aras de la eficiencia en la asignación de los recursos en
la economía, el estado puede encargarse de la prestación directa o el
financiamiento de estos servicios: seguridad y protección externa e interna

9
(defensa), servicio judicial, la investigación básica, programas de prevención
de salud, educación y encabezar la lucha contra la pobreza. Las externalidades
son los efectos que generan las acciones humanas sobre otros agentes
económicos. El efecto puede ser positivo o negativo, en el primer caso se dice
que hay una externalidad positiva, en tanto que el segundo una externalidad
negativa. Un ejemplo usualmente citado para el caso de la externalidad
negativa es el de las minas que contaminan el agua que es utilizada por los
agricultores ubicados río abajo. En este caso, las empresas mineras que
ocasionan daños o costos a los agricultores deberían de internalizar tales
costos, tal que su nivel de producción corresponda a aquel punto en que su
costo marginal social sea igual al precio del producto, pero, si la empresa
minera no asume tales costos, entonces su nivel de producción no va
corresponder a la situación socialmente óptima lo que aleja a la economía de
la situación de eficiencia de Pareto (produce por encima de lo socialmente
óptimo). Esta falla del mercado se puede corregir de tres maneras: mediante la
aplicación de impuestos a la empresa minera, la fusión entre la empresa minera
y las empresas agrícolas y, mediante la reasignación de los derechos de
propiedad. Si bien en el caso de la externalidad negativa se pueden aplicar
impuestos gubernamentales, en el caso de la externalidad positiva se aplicarán
políticas de subsidios. Por ejemplo, las actividades de investigación básica,
educación, los programas de prevención de salud generan economías externas
significativas, en éstos casos, tiene que aplicarse necesariamente políticas de
subsidios, caso contrario su nivel de producción va ubicarse por debajo de lo
que corresponde al óptimo paretiano. La necesidad de aplicar políticas
impositivas y de subsidios, hace ver que el estado, en su rol de contribuir a la
eficiente asignación de los recursos, puede intervenir activamente en el
mercado. La especificación de los derechos de propiedad, también está
estrechamente relacionado a la acción gubernamental, el mismo que lo
veremos con más detalle cuando desarrollemos el punto de la institucionalidad.
El monopolio es aquella situación en que una sola empresa es la encargada de
producir el bien o servicio en el mercado. El monopolista obtiene el máximo 6
beneficio (optimiza) cuando el ingreso marginal es igual al costo marginal, pero,
el costo marginal es diferente al precio del producto en el mercado; dada esta
diferencia, el nivel de producción es menor que lo que corresponde a la

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situación de mercado competitivo. La ineficiencia económica de los mercados
monopólicos puros, monopolios naturales (por el factor de la indivisibilidad) y
también oligopólicos pueden ser corregido por el gobierno mediante una política
de regulación, este hecho otorga margen para que el gobierno desempeñe
también un rol de regulador. En resumen, según fundamentos de la teoría
microeconómica, el estado puede jugar un rol muy importante para el correcto
funcionamiento del mercado en la asignación de los recursos mediante la
prestación o financiamiento de los llamados bienes públicos (defensa, justicia,
investigación básica, salud preventiva, educación, etc.) y mediante políticas de
subsidios, impuestos y regulaciones. Sin embargo, no existe fundamento para
que el gobierno brinde servicios o produzca bienes en los mercados donde
puede muy bien hacerlo el sector privado de una manera competitiva, es decir,
no existe fundamento para el rol empresarial del estado.
1.2.2. FUNCIÓN MACROECONOMICA
A nivel macroeconómico no se tiene una receta de lo que le corresponde hacer
al estado para contribuir al logro de la equidad y la eficiencia en la asignación
de los recursos, aquí la controversia entre los keynesianos y neoclásicos es
bastante marcada; probablemente el objetivo que se persigue sea menos
controvertido que el manejo de los instrumentos económicos que se dispone.
En todo caso se puede formular como objetivos básicos el logro de un proceso
de crecimiento económico con mejoras en la distribución de ingresos en el
marco de una estabilidad macroeconómica., con un proceso de crecimiento
económico y mejora en la distribución de ingresos no sólo aumentará el nivel
de ingreso de los habitantes sino que también tenderá a aumentar el nivel de
empleo y caer la pobreza. En un contexto de estabilidad macroeconómica los
agentes asignarán mucho más eficientemente sus recursos, la estabilidad en
este campo significa tener una economía con bajas tasas de inflación (al menos
similares a la tasa de inflación internacional) y sector externo relativamente
equilibrado El crecimiento económico tiene que ver con el incremento sostenido
en el nivel producción, por ende, el estado debe coadyuvar al logro de este
objetivo. La evolución de la teoría del crecimiento tuvo un paréntesis en las
décadas del setenta y ochenta. Recién, aproximadamente en la segunda mitad
del ochenta hubo un resurgimiento bajo la denominación de los modelos de
crecimiento endógeno. A diferencia de los modelos desarrollados hasta la

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década del setenta, los modelos recientes asumen que el crecimiento
económico depende fundamentalmente de la investigación (Romer, 1986), el
capital humano (Lucas, 1988) y las instituciones (North, 1993). En tal sentido,
un país para posibilitar su 7 crecimiento económico debe de promover y apoyar
el proceso de la investigación, acumulación del capital humano y desarrollar
sus instituciones. Una acumulación equitativa del capital humano inclusive
contribuiría eficazmente a la mejora de la distribución de ingresos. Dado que la
acumulación del capital humano está sujeta a los factores de la educación y
salud y como éstos presentan economías externas positivas – al igual que la
investigación – se sugiere una activa intervención del gobierno en estas áreas.
Sin embargo, ello no significa necesariamente que el estado debe estar a cargo
directamente en la prestación de los servicios de educación, salud e
investigación, sino que debe encargarse básicamente de su financiamiento por
ejemplo mediante la política de subsidios. En este caso, con la finalidad de
acelerar la acumulación del capital humano, el rol del gobierno consiste en
promover la prestación de servicios de salud, educación, investigación de
calidad con una visión estratégica de largo plazo. La estabilidad
macroeconómica está relacionada al manejo de los instrumentos de política
(fiscal, monetaria, cambiaria y comercial). ¿Cómo y en qué intensidad deben
ser utilizados tales instrumentos?. La teoría económica no tiene una respuesta
definida al respecto; sin embargo, la experiencia de las políticas económicas
que se implementaron en el Perú y el resto del mundo indican: - En el campo
fiscal, el gobierno debe tratar de mantener una política fiscal prudente, no
puede incurrir en situaciones de desmanejo fiscal con grandes y persistente
situaciones de déficit. El gobierno no puede caer en la irresponsabilidad de
aplicar políticas fiscales muy expansivas. Aún en el caso en que se aplicaran
políticas fiscales discrecionales, éstas no pueden ser marcadas e inestables,
tiene que haber al menos una relativa disciplina fiscal. Este punto es
relativamente delicado en un país en desarrollo, como es el caso peruano,
donde existen por lo general fuertes demandas políticas y sociales para que el
gobierno incremente su nivel de gasto3 . - En el campo monetario, en forma
similar que en lo fiscal, la política monetaria tiene que ser responsable, éste
debe implementarse de manera tal que no tengamos altas tasas de inflación y
por ende inestabilidad macroeoconómica como lo experimentados en el pasado

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por medidas monetarias caóticas y populistas. En este caso, el rol del estado,
consiste en proveer a la economía de la liquides u oferta de dinero necesaria
velando por la relativa estabilidad macroeconómica en general y de precios en
particular. - En el campo de la política comercial, se tiene que redefinir el rol del
estado. En décadas anteriores, los gobiernos podían aplicar políticas de
subsidios a las exportaciones y aranceles a las importaciones discrecionales y
agresivas; pero ahora, en el marco de un proceso de integración comercial
internacional se está tendiendo a reducir tales prácticas comerciales con el
auspicio y presión de la OMC. Si la tendencia se consolida en las próximas 8
décadas, entonces la política comercial del gobierno (rol del gobierno) debe
apuntar a incrementar nuestra competitividad internacional, de manera tal que
cuando ya no existan las posibilidades de aplicar aranceles a las importaciones
y subsidios a nuestras exportaciones, podamos competir de igual a igual con
las empresas extranjeras tanto en el mercado nacional como internacional. - En
el campo de la política cambiaria, el rol del gobierno no está del todo definido,
más aún cuando últimamente está plena discusión las ventajas y desventajas
de dolarizar o no nuestra economía. En todo caso, en este campo, el gobierno
debe tratar al menos de evitar un proceso de atraso cambiario porque resta
competitividad a los productos peruanos en el mercado internacional. En cuanto
al desarrollo institucional, tal como se verá en la próxima sección, el estado
debe crear y fijar las instituciones necesarias de manera que contribuya al
proceso de crecimiento económico sustentado en una mayor eficiencia. En
resumen, con el objetivo de coadyuvar al logro de la eficiencia económica, el
rol del gobierno debe abocarse a la búsqueda del crecimiento económico con
mejora en la distribución de ingresos y al logro de la estabilidad
macroeconómica necesaria mediante el manejo disciplinado y responsable de
las políticas fiscales y monetarias; el gobierno debe intervenir activamente y de
una manera visionaria y estratégica en el campo de la educación, salud,
investigación. Finalmente, el aspecto del desarrollo institucional también debe
ser promovido por el gobierno.
1.2.3. FUNCIÓN INSTITUCIONAL
La importancia de los aspectos institucionales para el proceso de la eficiencia
en la asignación de los recursos fue desarrollada por los llamados
Neoinstitucionalistas con North (1,993) a la cabeza. Este enfoque pone énfasis

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en los derechos de propiedad y los costos de transacción que existe en el
intercambio de bienes y servicios en el mercado. En la economía se producen
e intercambian derechos de propiedad. Si los derechos de propiedad no están
bien definidos entonces éstos no podrán transarse o si lo son serán en
magnitudes menores lo que empujaría a la economía a operar por debajo de
su curva de posibilidades de producción potenciales. ¿Quién puede verse
incentivado a crear y gestionar una empresa si los trabajadores contratados
pueden apropiarse de ella sin que el propietario pueda defender lo que
lícitamente le pertenece?. ¿Qué agente racional puede construir viviendas para
alquiler si está abierto la posibilidad de que los inquilinos se apropien de ella?.
La respuesta es muy obvia. Los derechos de propiedad tienen que estar
claramente definidos y registrados. Los derechos de propiedad tienen que ser
totalmente respetados; una estructura de derechos de propiedad muy bien 9
definidos, adecuadamente registrados y respetados, permitirá incrementar
necesariamente la eficiencia económica. Sin embargo, todo ello supone un
marco institucional efectivo; es decir, tiene que haber necesariamente una
estructura institucional que permita la plena vigencia de los derechos de
propiedad. ¿Quién define los derechos de propiedad?. ¿Quién lo registra?.
¿Quién los protege?. ¿Quién sanciona a aquellos que no lo respetan?. ¿Quién
vela por su vigencia?. ¿Quién lo aplica?. Dada la necesidad institucional
implícita en todo esto, se tienen que crear instituciones encargadas de: formular
las leyes y normas necesarias y ejecutarlos, brindar seguridad y protección,
administrar la justicia, registrar los derechos de propiedad. Dado que las
instituciones encargados de tales funciones tienen que poseer la fuerza
coercitiva y organización necesaria además de que los servicios aludidos son
bienes públicos, entonces, tiene que haber un sistema de gobierno que brinde
directamente o esté encargado del financiamiento de tales servicios (legislativo,
ejecutivo, defensa, justicia y de registro). Sin embargo, no es suficiente la mera
existencias de tales instituciones, es decir, el rol del estado no debe consistir
en la simple prestación de los servicios públicos correspondientes, sino que
éstos tienen que ser eficientes. En otros términos, el servicio legislativo tiene
que encargarse de formular las leyes y normas adecuadas, el servicio ejecutivo
debe implementarlas con eficiencia, el servicio de defensa debe brindar la
protección y seguridad necesaria, el servicio judicial tiene que ser probo o un

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árbitro imparcial e incorruptible, el servicio de registro debe ser claro y
transparente. Estos elementos contribuirán a la correcta definición y asignación
de los derechos de propiedad y por ende a la eficiencia y crecimiento
económico. Bajo el enfoque institucional, la sociedad intercambia derechos de
propiedad; pero ello está sujeto a ciertos costos. Cuando se intercambian los
derechos de propiedad se incurren en costos de transacción positivos. En la
medida en que sea menor tal costo de transacción se generará mayores niveles
de intercambio de derechos coadyuvando así al incremento en la eficiencia
económica y por ende una mayor producción de derechos (bienes y servicios).
Los costos de transacción están relacionado básicamente a la existencia de la
información necesaria y el respeto o cumplimiento de los contratos bajo lo cual
se efectúa el intercambio. Cuando más simétrica y perfecta sea la información
y cuando tienda a cumplirse los contratos estipulados, menor será el costo de
transacción. Un sistema de información asimétrica e imperfecta eleva los costos
de transacción. Si la información es imperfecta, será más costoso para el
comprador potencial informarse sobre el mercado de derechos, en forma
similar, el vendedor tenderá a no poder vender sus bienes y servicios cuando
tal vez paralelamente alguien está queriendo adquirir lo que justamente se está
ofertando. Si la 10 información es asimétrica, el intercambio será desigual y
socialmente ineficiente porque el agente que maneja el mayor volumen de
información sacará ventaja de ello perjudicando relativamente al que posee
menos información. Sin embargo, la generación de la información necesaria y
el acceso al mismo es muchas veces muy costosa, lo que se traduce en el uso
parcial (menor demanda) y baja generación (menor oferta) de la información en
el mercado. Adicionalmente, la información es relativamente un bien no rival
por ende un bien público. Todo estos elementos hace que la economía no opere
en una situación de óptimo paretiano, dando pie a la presencia del estado en el
mercado de la información. Entonces, dentro del rol institucional que le compete
al estado está también el de coadyuvar a la existencia de un sistema de
información perfecto, simétrico y accesible. Dado que la transacción y posesión
(uso) de los derechos de propiedad implica necesariamente un sistema de
contratos, éste tiene que ser acatado por las partes involucradas en la
transacción. Si los contratos tienden a no cumplirse, entonces, se genera
desaliento al intercambio y la producción ¿Una empresa que produce y vende

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automóviles se verá incentivado a incrementar su producción cuando existe la
posibilidad de que los clientes no cumplan con el pago correspondiente?. ¿El
comprador potencial del automóvil hará efectivo su adquisición cuando existe
una alta probabilidad de que no pueda utilizarlo en el marco en que no se
respetan los derechos de propiedad?. La respuesta es obvia. Ello requiere la
existencia de un ente que tenga la autoridad y fuerza necesaria para que se
respeten los contratos y los derechos de propiedad; en otros términos, ello
implica la existencia de un estado fuerte que brinde eficientemente los servicios
de fijación de normas, justicia, seguridad y protección. En resumen, bajo la
lógica neoinstitucionalista, para que la economía tienda a una situación de
eficiencia paretiana, al estado le compete fijar las reglas y marcos
institucionales necesarios tal que los agentes económicos asignen
eficientemente los recursos mediante el respeto total al estado de derecho.
Para ello, el sistema de gobierno debe contar con la fortaleza y autoridad
necesaria además de coadyuvar a la existencia de: un sistema de información
simétrico y perfecto, un servicio de defensa y justicia eficaz, etc.
1.3. FALLAS DE MERCADO
En principio resulta evidente que en muchos casos, los agentes económicos
intentan limitar la competencia para evitar la constante presión que ejerce sobre
la actividad económica. Para ello buscan cooperar con otras empresas (por
ejemplo, originando carteles) o buscando dominar ellos mis mos el mercado
(monopolio). Es así que se puede presentar el caso en que algunas empresas
alcanzan lo que se denomina posición dominante en el mer cado, que consiste
en disponer de una situación que resulta en un poder de negociación superior
frente a otros agentes económicos.
En estas circunstancias, la empresa o las empresas pueden hacer abuso de
esta posición, violentar la condición de reciprocidad en el intercambio y causar
una perturbación permanente de la competencia. Al quedar vulnerada la
competencia, ya no se cumplen los supuestos que hacen efectivos a los
mercados, con el consiguiente efecto negativo sobre la oferta y las condiciones
de producción en el mercado. Por ello, resulta conveniente formular una política
estatal de defensa de la competencia.
Además de impulsar una política que preserve las condiciones de competencia
en el mercado, se deben fijar reglas para sectores económicos en los cuales,

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por su propia naturaleza, no se pueden desarrollar procesos de competencia.
Esto ocurre especialmente con la oferta estatal de bienes públicos (por ejemplo,
la seguridad interna y externa de la nación). Los bienes públicos están definidos
por la situación en la cual, dada una inversión para producirlos, no se puede
identificar la utilidad y la valoración de cada individuo que hace usufructo. Por
esta razón se pueden dar conductas en las cuales los agentes tratan de hacer
uso del bien o servicio sin estar dispuestos a pagar por ello (free riders).
Aquí, el ejemplo típico es la subvaloración sistemática de los recursos
naturales, que se produce generalmente porque los miembros de las
generaciones futuras no están en condiciones de articular y hacer valer sus
intereses. Es allí donde el Estado, con su política de medioambiente, puede
corregir tendencias erróneas de la competencia y así evitar efectos externos
negativos para terceros. También hay que tener en cuenta que aunque la
distribución de ingresos generada a través de los procesos de mercado refleje
la productividad de los diferentes agentes del mercado, no necesariamente
considera su grado de necesidad. Por tal razón existen en principio
asociaciones de la sociedad civil que a través del voluntariado buscan remediar
las diferencias, y en última instancia el Estado es el garante de corregir la
distribución de los ingresos, por ejemplo a favor de personas enfermas o
discapacitadas, así como para las familias con hijos. Sin embargo, mientras
más el Estado desvíe la distribución final de la productividad demostrada en el
mercado, más grande será el riesgo de que disminuya el incentivo por mejorar
el rendimiento de los actores económicos y se resienta la eficiencia de la
competencia como instrumento de regulación. Por último, el Estado trata de
moderar oscilaciones extremas en la actividad económica (ciclos económicos),
que se producen generalmente en los sistemas económicos regulados por la
competencia. Este fenómeno tiene relación con la formación de expectativas a
futuro en los mercados y la convalidación o no de las mismas. En ciertos casos
existe una sobrevaloración del futuro que no se convalida, lo que lleva a
procesos recesivos muy costosos para la economía y la sociedad.
Concretamente, la política anti-cíclica del Estado apunta a estabilizar el ciclo
económico tomando como objetivos el crecimiento sustentable, el pleno
empleo, la estabilidad del nivel de precios y el equilibrio de la economía exterior.

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1.4. PROBLEMAS REGULATORIOS O INTERVENCIONISMO
Así como en el caso del proceso de mercado pueden producirse situaciones
puntuales en las que no se logran los resultados esperados, lo mismo sucede
con el funcionamiento de las diversas agencias e instituciones que dependen
del Estado, por lo que es necesario introducir correcciones convenientes. Hay
que tener en cuenta que si bien las intervenciones del Estado en la economía
son necesarias, lo son sólo bajo ciertas condiciones especí- ficas y también
sufren de ciertos efectos contraproducentes. Las propias actividades del
Estado también pueden generar incentivos equivocados en lo referente a los
principios que rigen el sistema. Esto se produce especialmente cuando el sector
público modifica la operatoria de los mercados fijando precios mínimos o
máximos. En estos casos se altera la estructura de precios relativos y con ello,
las señales de escasez relativa que afectan la función de información y
asignación que cumplen los precios. Los consiguientes efectos redistributivos
son obtenidos a costa de una pérdida de eficiencia económica.
Asimismo, pueden adoptarse medidas que no afectan el sistema de los precios
relativos pero que implican transferencias entre sectores productivos o entre
sectores productivos y no productivos que terminan desalentando la mayor
productividad del mercado. Esto sucede, por ejemplo, cuando las políticas
sociales redistributivas son asignadas y aplicadas con parcialidad o sin tener
en cuenta su carácter transitorio, con lo cual generalmente derivan en el
incentivo de conductas irresponsables, produciéndose el fenómeno que se ha
denominado clientelismo.
Con respecto a la política de moderación del ciclo o política macroeconómica,
existe una corriente crítica dentro de la ciencia económica que pone de
manifiesto ciertas contraindicaciones o limitaciones. A este respecto se han
desarrollado teorías con cierta base empírica con respecto a efectos pro-
cíclicos de la misma. Por ejemplo, una teoría que invalida la capacidad de las
políticas macroeconómicas tanto monetarias como fiscales es la que muestra
que dichas medidas tienen un impacto en la economía con posterioridad al
fenómeno que pretendían influir y, por lo tanto, resultan inoportunas e
ineficaces (lags). Otro desarrollo se basa en la capacidad de los agentes del
mercado para adelantarse a las decisiones del gobierno tornándolas inefectivas

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(expectativas racionales). En cuanto a las medidas de redistribución, como
hemos adelantado, pueden frenar la productividad y el crecimiento. En
particular, puede darse el caso en el que el sistema de redistribución productiva
(subsidios, exenciones impositivas, crédito subsidiado, etc.) recanalice las
fuerzas productivas hacia la optimización de la propia posición distributiva del
beneficiado, ya sea de personas privadas que tratan de maximizar las
transferencias o de empresas que tratan de maximizar las subvenciones (rent
seeking o rentismo). En otras palabras, también estas medidas de
redistribución, mal diseñadas y sin compromiso por su uso honesto, implican
una pérdida de bienestar económico. Esto puede solucionarse en gran medida
dando participación a las variadas organizaciones de la sociedad civil para
remediar las falencias de la distribución realizada en el mercado.
Incluso puede producirse un exceso de intervención o intervenciones erradas
en forma sistemática, lo que da lugar al fenómeno del intervencionismo. A pesar
de que las intervenciones suelen surgir con un carácter específico, sus efectos
se proyectan hacia otros sectores, por lo que muchas veces resulta necesario
complementar una intervención con otra para corregir los efectos no deseados
de la primera. En estas cadenas intervencionistas, cada injerencia conlleva
otras, lo que determina que el intervencionismo termine por expandirse.
Cuando esto sucede, los organismos o agencias públicas cobran una
autonomía disfuncional por su cooperación con grupos de interés particulares.
El Estado pierde la capacidad de actuar sobre la base de datos objetivos y se
ve cada vez más expuesto a pedidos cuasi-extorsivos por parte de los grupos
a los cuales les ha concedido beneficios especiales. En ese sentido, el
intervencionismo es vulnerable a la corrupción, fomenta la mentalidad
subvencionista y el uso ilegal de los recursos del Estado. Frecuentemente, la
viabilidad política de algunos tipos de intervenciones puntuales se ve facilitada
por el hecho de que las medidas benefician a pocos destinatarios directos,
mientras que los costos se distribuyen entre un gran número de personas,
tornándose más difíciles de identificar. Las tendencias intervencionistas crecen
especialmente en las fases recesivas y cuando la economía entra en procesos
de reestructuración.

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