2. Si bien el evento criminal fue planificado y acordado con la finalidad del robo de
dinero o barras de oro, bienes que no fueron encontrados por los agentes, tal ilícito
constituye una tentativa inidónea por absoluta impropiedad del objeto del delito.
(Ejecutoria Suprema de 29-01-98. Exp. 5990-97, La Libertad).
1. Por su gravedad
2. Por la acción
2.1. Comisión: hacer lo que la normativa penal prohíbe. Ej.: los delitos
convencionales como el robo (art. 188 CP); lesiones leves (art. 122 CP); homicidio
simple (art. 106 CP), entre otros.
3. Por la ejecución
3.1. Instantáneo: la acción, de una u otra forma, coincide con la consumación del
mismo; esto es, basta la mera realización de la conducta.
4.1. Formal: son los llamados delitos de “mera actividad”, dado que en éstos no se
exige la consumación de los actos u omisiones, pues, lo que se sanciona es que se
haya cumplido con los hechos que conducen a los resultados o peligros. Ej.:
violación de domicilio (art. 159 CP).
4.2. Material: conocidos como delitos “de resultado”, éstos se caracterizan porque
el efecto que emite de encuentra separado de la conducta desplegada por tiempo y
espacio, su efecto –de resultado- configura la consumación del tipo penal. Ej.: hurto
simple (art. 185 CP).
5.2. Propio: la ejecución del delito se da por un sujeto que cuente con cualificación
especial, como cargo, profesión u oficio. Ej.: “el médico que”; “la madre que”; “el
perito que”; “el funcionario o servidor que”.
6.2. Acción pública: se da, mayormente, en los delitos que se ubican dentro del
Derecho penal nuclear[3]. En estas circunstancias, cualquier persona puede solicitar
la denuncia o, también, el Ministerio Público de oficio.
10.1. Simple: en éstos se vulnera un solo bien jurídico tutelado. Ej.: el asesinato
(art. 108 CP).
10.2. Complejo: se vulnera más de un bien jurídico tutelado. Ej.: el secuestro (art.
152 CP) seguido de violación de la libertad sexual (art. 170 CP).
10.3. Conexo: los hechos punibles están enlazados o relacionados con otros tantos,
los resultados de los primeros se encuentran condicionados a determinadas
acciones y; asimismo, los resultados de los segundos dependen de otras acciones
en concreto.
11.1. Concurso ideal: con una acción u omisión se vulneran varios bienes jurídicos
tutelados.
11.2. Concurso real: con varias acciones y omisiones se vulneran varios bienes
jurídicos tutelados.
12.1. Común: son aquellos que vulneran los bienes jurídicos tutelados de cualquier
persona.
12.4. Contra la humanidad: no deben ser confundidos con los crímenes de lesa
humanidad, pues, los crímenes no se establecen en el Código Penal, sino,
simplemente los delitos[6]. En ese panorama, los delitos contra la humanidad van a
ser los que vulneran los derechos más prescindibles o esenciales de los humanos.
Ej.: genocidio (art. 319 CP); tortura (art. 321 CP).
13.2. Peligro: entre tanto, estos no exigen la realización de daños a bienes jurídicos
tutelados, ya que basta que surja un riesgo general, común, genérico (peligro
abstracto) o, en todo caso, preciso, determinado, específico (peligro concreto).
[1] El profesor Kai Ambos, señala que el uso del concepto de “crímenes de lesa
humanidad” podría remontarse a la declaración del 28 de mayo de 1915 dada por
los gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Rusia, en la que se hizo alusión a las
masacres de la población armenia en Turquía. En esta declaración, las atrocidades
cometidas fueron descritas como “crímenes contra la humanidad” por los cuales
todos los miembros del Gobierno turco fueron declarados responsables junto a sus
agentes implicados en las masacres. AMBOS, Kai, “Crímenes de Lesa Humanidad y
la Corte Penal Internacional”. Revista General de Derecho Penal, tomo 17 (2012)
pág. 2. En el mismo sentido, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos apunta, en el caso “Almonacid Arellano y otros vs. Chile” (26-
09-06), que “el desarrollo de la noción de crimen de lesa humanidad se produjo en
los inicios del siglo pasado, en el preámbulo del Convenio de la Haya sobre las
leyes y costumbres de la guerra terrestre de 1907 (Convenio IV)” (fundamento 94).
[5] VILLEGAS PAIVA, Elky. (2014). Los delitos culposos y el dolo eventual en la
jurisprudencia. Lima: diálogo con la jurisprudencia, pág. 23.
Eugenio Cuello Calón(10) explica que existe cuando concurren las siguientes
condiciones:
Al igual que en el concurso ideal, el concurso real puede ser de dos clases:
homogéneo y heterogéneo. El primero se da cuando el autor comete en varias
ocasiones el mismo delito, verbigracia: ha cometido diferentes robos en diversas
oportunidades. En el concurso real heterogéneo, el autor comete varios tipos de
infracciones penales en distintas oportunidades. Ejemplo: El autor un día roba, otro
día estafa y en una tercera oportunidad lesiona.
El concurso real de delitos se produce cuando el mismo agente con varias acciones
independientes entre sí realiza, a su vez, varios delitos autónomos. Como anota
VILLAVICENCIO TERREROS: “A diferencia del concurso ideal (que presenta
unidad de acción), el concurso real se caracteriza por presentar pluralidad de
acciones y por ello constituye la contrapartida del concurso ideal”1187.
V. TENTATIVA
a) Doctrina objetiva: Según esta doctrina habrá tentativa cuando los actos
externos son inequívocos, es decir que son dirigidos a la consumación
del delito.
b) Doctrina subjetiva: Para el criterio subjetivo solo interesa lo que el autor
quiso hacer y concreto en un acto externo. Las teorías subjetivas no
pretenden exigir los requisitos que resultan del comienzo de ejecución de un
delito determinado, es decir, que prescinden de la adecuación típica parcial y
de la idoneidad.
c) Doctrinas negatorias: Algunos autores sostienen que no es posible
diferenciar los actos preparativos de los ejecutivos, y otros tienen un criterio
para diferenciarlos, pero lo juzgan inútil cuando hay que aplicarlo al caso
concreto. Conforme a esta teoría la ley debería penar los actos de tentativa y
de ejecución de igual forma. Lo cual contraria notoriamente al establecido en
nuestra legislación. Hay otros sostenedores de estas teorías que establecen
que esta cuestión se la debe dejar al arbitrio del juez lo cual seria una terrible
violación a los principios de legalidad y de reserva penales.
d) Doctrina formal - objetiva: es la que pretende determinar la diferencia entre
los actos preparativos de los de tentativa a partir del núcleo del tipo, es decir
que un acto será de ejecución cuando se comience la realización de
la acción descripta por el verbo del tipo. Por ejemplo: el verbo rector del delito
de homicidio simple es matar, entonces se consideraría como acto ejecutivo
cuando el delincuente comience a matar
e) Doctrina material-objetiva o de complementación material:
Esta tesis tiende complementar la anterior para solucionar los casos que no
puede resolver diciendo que aparte del comienzo típico de ejecución es
necesario que haya una lesión al bien jurídico protegido por la ley.
f) Doctrina objetivo-individual: Este criterio toma en cuenta para establecer la
diferencia, el plan concreto del autor, ya que sin esto es imposible determinar
cuando un acto es preparativo o ejecutivo. Por lo tanto según esta tesis que
para Zaffaroni es la mas acertada pero no soluciona problema
satisfactoriamente "la tentativa comienza con la actividad con que el autor,
según su plan delictivo, se aproxima inmediatamente a la realización del plan
delictivo o también, hay tentativa en toda actividad que, juzgada sobre la
base del plan concreto del autor, se muestra conforme a una natural
concepción, como parte integrante de una acción ejecutiva típica
La jurisprudencia de los distintos tribunales del país sigue un criterio idéntico; así se
ha llegado a establecer, "en la tentativa solo es punible el comienzo de la ejecución,
mas no así (…) los actos preparatorios, a no ser que en este último caso dichos
actos preparatorios, por sí mismos constituyan delito" (Sentencia del 20 de abril de
1999 / Expediente 96-0016-191601-SPO1-Loreto); "Los actos preparatorios vienen
hacer la etapa del proceso en la que el autor dispone de los medios elegidos con el
objeto de crear las condiciones para alcanzar el fin que se propone…(…)" (Sala
Penal R.N. N° 4753-98, Lima, Chocano Rodríguez Reiner); "(…) el comienzo de la
ejecución del delito es tentativa" (Sala Penal R.N. N° 4804-98, Huaura, Chocano
Rodríguez Reiner; "atendiendo que el delito que se les imputa a los encausados se
ha desarrollado en el grado de tentativa, toda vez que los procesados premunidos
de armas de fuego, abordaron un ómnibus con el fin de apoderarse de las
pertenencias de los pasajeros; ilícito que no se llegó a consumarse por la
intervención de un policía que se encontraba en el vehículo; siendo así el ilícito
penal denunciado no constituye un delito consumado…(…) (Ejecutoria Suprema del
16/05/2000, expediente N° 87-2000, Huaura); (…) que esta Suprema Sala…….(…)
si bien se produjo el apoderamiento del bien ajeno , empero no hubo la mínima
posibilidad de disponer del mismo; consecuentemente, la acción tentativa del
acusado ángel Richard Sánchez Alfaro no se consumó, por tanto quedó en grado de
tentativa…(…)" (Corte Suprema de Justicia – Sala Penal Permanente R.N. N° 102-
2005, Lima)
La tentativa requiere siempre del dolo ya que así lo establece el articulo 16° de
nuestro ordenamiento penal cuando establece "el agente comienza la ejecución de
un delito, que decidió cometer, sin consumarlo", por lo tanto la posibilidad de una
tentativa culposa es inadmisible, "ya que en el tipo culposo no individualiza las
conductas por la finalidad sino por la forma de obtener la finalidad", es decir
los delitos dolosos se comenten, se quieren, en cambio los delitos culposos ocurren,
suceden. El dolo en la tentativa es el mismo que el dolo del delito consumado, ya
que una persona que una que intenta robar algo, quiere el resultado,
independientemente si lo logra o no.
VI. CLASES DE PENAS EN EL CODIGO PENAL
La pena privativa de libertad, por estar orientadas a evitar la comisión del delito,
opera como garantía institucional de libertades y la convivencia armónica a favor del
bienestar general.
B) Restrictivas de Libertad
Son aquellas que sin privar totalmente al condenado de su libertad de movimiento,
le imponen algunas limitaciones. Esta norma va en contra del Derecho de residencia
(art. 2, inciso 11 de la Constitución; art. 13, de la Declaración de los Derechos
Humanos; art. 22 de la Convención Americana de los Derechos Humanos)
Penas alternativas a las privativas de libertad de poca duración. Villa Stein nos dice
que la construcción de este sistema es una respuesta imaginativa al encierro para el
supuesto de que el caso concreto, dependiendo de la naturaleza de la infracción lo
mismo que de la culpabilidad del sentenciado, resulte a criterio del juez, más
adecuado a la sociedad, a la víctima y al propio sentenciado cumplir con estas
penas alternativas, antes que de padecer un encierro de corta duración.
Las penas limitativas de los derechos son según el artículo 31 del Código Penal:
Como principal opera como limitativa de derechos y con ello de lo que se trata es de
una pena alternativa a la privación de liberta. Accesoria, se impone cuando el hecho
punible ha sido una de abuso de autoridad, de cargo, de profesión, oficio, poder o
violación de un deber inherente a la función pública, comercio, industria, patria
potestad, tutela, curatela y su duración será igual a la pena principal según el art. 39
del C.P
D) Multa
b. El limite a pagar por el condenado por concepto de multa no será menor del
veinticinco por ciento ni mayor del cincuenta por ciento del ingreso diario, cuando
viva exclusivamente de su trabajo (art.43 del C.P.
c. El importe del día-multa es equivalente al ingreso promedio diario del
condenado y se determina atendiendo a su patrimonio, rentas, remuneraciones,
nivel de gastos y demás signos exteriores de riqueza (art. 40 del C.P.)
Villa Stein cita a Martin Batista y expone las siguientes ventajas y desventajas de la
pena de multa:
Ventajas
Desventajas
No es suficientemente preventiva.
Se afecta el patrimonio y los ingresos familiares.
La insolvencia del condenado puede llevar a la impunidad.
Es discriminatoria.
Es impersonal.
Bibliografía
Córdova Sánchez, F. (8 de Enero de 2010). blog pucp. Obtenido de blog pucp:
http://blog.pucp.edu.pe/item/83879/se-elimino-la-pena-de-expatriacion
López Barja de Quiroga, J. (2004). Derecho Penal Parte General. Lima: Gaceta
Jurídica.
Villa Stein, J. (2001). Derecho Penal Parte General. Lima: Editorial San Marcos.
Villavicencio Terreros, F. A. (2006). Derecho Penal Parte General. Lima: Editora
Jurídica Grijley .
VII. EL CONCURSO REAL RETROSPECTIVO
Decimos entonces que el concurso real retrospectivo se produce cuando los delitos
en concurso no son juzgados simultáneamente en un solo proceso. El agente ha
sido autor de varios delitos, pero inicialmente fue procesado y condenado
únicamente por algunos de los delitos cometidos. Al descubrirse los delitos
restantes con posterioridad a la primera sentencia ellos darán lugar a un
juzgamiento posterior. Por ejemplo: Miguel cometió un robo en abril de 1996. Al año
siguiente, en marzo de 1997, utilizó una libreta electoral falsa para suscribir un
contrato de arrendamiento. En junio de 1998 ocasionó lesiones graves a su
conviviente Lucila. Esta última lo denunció por lo que fue procesado y condenado a
cinco años de pena privativa de libertad. Estando en prisión fue reconocido por el
agraviado del robo que cometió en 1996, quien lo denunció generando un nuevo
proceso penal. Al iniciarse este nuevo juicio se descubrió la utilización del
documento falso en 1997, lo que motivó que se le amplíe la instrucción por el delito
contra la fe pública.
Como se puede apreciar existe un concurso real entre los delitos de robo (Artículo
188°), falsedad documental (Artículo 427°) y lesiones graves (Artículo 121°), sin
embargo tales delitos no han podido ser juzgados en un mismo proceso judicial. El
concurso real retrospectivo, entonces, registra los siguientes componentes:
Pluralidad de delitos.
Juzgamiento sucesivo de los delitos en concurso.
Unidad de autor.
Ahora bien, para la imposición de la pena se debe tener en cuenta el criterio de que
no se debe castigar al agente con una pena más severa que aquella que se le
habría aplicado si se le hubiese juzgado simultáneamente por todos los delitos
cometidos. Es por ello que en atención a lo previsto en el artículo 5 I° del Código
Penal y en el artículo 4° de la Ley 10124, las penas y medidas de seguridad
impuestas en cada juzgamiento se deben refundir en una sola con arreglo a las
normas que regulan la sanción de un concurso real de delitos en concurso. Es de
mencionar que la modificación incorporada por la Ley No. 26832, se establece que
si el delito de juzgamiento posterior merece una pena inferior a la ya impuesta en el
juzgamiento inicial se debe dictar el sobreseimiento definitivo u archivo de la causa.
En cambio, si la pena fuese superior a la ya aplicada se debe realizar nuevo juicio e
imponerse "la nueva pena correspondiente".
Significa, finalmente, que los criterios que nos permitirán saber quien es autor,
deberán deducirse de cada tipo legal en la parte especial del Código penal,
complementado por las prescripciones contenidas en la parte general. Autor será,
en ese sentido el sujeto ("el que) a quien se le imputa el hecho como suyo, esto es:
d que mató, robó, estafe, etc., con un dominio final sobre el acontecer y, partícipe,
quien cooperó en el hecho dominado por el autor, o, quien hizo surgir en el autor la
idea de perpetrar el delito.
Para el que sujeto pueda ser calificado de autor de un delito, se requiere como
presupuesto básico e indispensable que este haya realizado el acto
conscientemente, lo que implica dejar de lado los casos de falta de acción fuerza
física irresistible, movimientos reflejos y estado de inconsciencia. Justamente la
conciencia del acto es lo que diferencia al hombre de los actos realizados por los
animales y por la naturaleza.
El castigo a la autoría ha sido ampliado más allá de la conducta de quien realiza por
sí mismo el hecho, hasta la autoría mediata y la coautoría.
La ley señala que también son susceptibles de represión aquellas personas que
intervienen sin tener relación directa con la ejecución del hecho en su mismo.
- Instigador o inductor.
- Cómplice necesario.
- Cómplice no necesario.
Si existe un error del participe, este debe ser tratado conforme a las reglas
generales; pero, como no cabe la participación culposa, cualquier tipo de error sobre
un elemento esencial de tipo delictivo cometido por el autor excluirá la
responsabilidad del participe por su participación en el delito, aunque puede quedar
subsistente su responsabilidad por autoría en un delito culposo o como partícipe en
otro delito distinto.
La injusta desigualdad determinaba que los nobles, los poderosos eran castigados
con penas más suaves y menos deshonrosas que las impuestas a los humildes y
plebeyos a quienes se reservaron las penalidades mas duras e infamantes.
Los fueros, es decir leyes especiales protectoras para algunos sectores sociales que
los privilegiaban, eran la máxima expresión de la desigualdad.
La Revolución Francesa que es uno de los más notables cambios políticos, sociales
y económicos producidos en la historia, instaura el principio de igualdad, incluso en
el orden punitivo. Primero aprueba la ley de 21 de febrero de 1790 que establece
que los delitos del mismo género serán sancionados por el mismo género de penas,
cualquiera que sea el rango y el estado del culpable. Principio de igualdad de la ley
incorporado a la "Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano" y la
Constitución de 3 de septiembre de 1790.
En Bolivia ha estado presente desde la Primera Carta Magna. En los primeros años
del presente siglo se suprimieron los fueros eclesiástico, militar y cualquier otro que
pudiera existir. Nuestra actual Constitución en su artículo 6' establece lo siguiente:
"Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídicas, con arreglo a las leyes.
Goza de los derechos, libertades y garantías reconocidas por esta Constitución, sin
distinción de raza, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen,
condición económica social, u otra cualquiera.
Hay excepciones al principio de igualdad de las personas ante la ley, que algunos
autores llaman privilegios, provenientes, según los casos, del derecho público
interno y del Derecho Internacional.
a. Inviolabilidad que afecta a la acción, por motivo de la cual una persona goza
de una verdadera prerrogativa penal, es irresponsable penalmente tanto en el
orden político como en los delitos comunes. Su razón política estriba en;
mantener al Jefe de Estado al abrigo de cualquier acción judicial y en la
independencia de los poderes, puesto que la independencia del Poder
Ejecutivo desaparecería si no respeta la inviolabilidad.
b. La inmunidad que se refiere a los parlamentarios; senadores y diputados, es
funcional, por lo que son inviolables por las opiniones y votos emitidos en el
ejercicio de sus funciones y tampoco pueden ser enjuiciados. En el fondo es
una impunidad destinada a garantizar el. libre ejercicio de la representación.
c. Privilegio de dilación procesal, por el cual mientras se ejercen ciertos cargos
no pueden ser procesados, dejándose el enjuiciamiento para cuando dejen la
función privilegiada.
d. Antejuicio como prerrogativa procesal de los ministros, diputados, senadores y
otros señalados por ley, afecta al derecho penal procesal y da la jurisdicción
privilegiada, se concede por el cargo que se ejerce.
e. La extraterritorialidad de los diplomáticos, ya explicada anteriormente.
f. Privilegio de no procesamiento ni sanción del Jefe de Estado extranjero. Se
consideran que esta fuera del alcance de la ley penal del país que visita, se
fundamenta en el hecho de que el Jefe de Estado extranjero representa a su
país y no es posible, por tanto, que quede sometido a la ley extranjera.
La ley penal importa un ejercicio de la soberanía del Estado, por lo que su validez
aparece limitada en el espacio por la extensión dentro de la cual se reconoce en la
comunidad internacional el ejercicio de la soberanía'. Bajo este criterio se
establecen principios que regulan la aplicación espacial de la ley penal.
Asimismo la existencia de situaciones que generan discrepancias en la aplicación
del Derecho Penal de diversos Estados, da lugar al establecimiento de reglas de
extensión del propio Derecho Penal, pero que "no pueden conceder al Estado un
derecho a intervenir dentro del ámbito propio de la soberanía de otro Estado".
A) Principio de territorialidad
Es una ampliación del principio de territorialidad. Señala que la ley del Estado es
aplicable también a los hechos cometidos en buques o aeronaves que lleven su
bandera. (artículo I ° del Código Penal ). En su aplicación se deben diferenciar dos
situaciones:
Ejemplo: quien coloca una bomba en un avión que despega de Ecuador y explota
cuando el avión estaba aterrizando en el Perú, ocasionando la muerte de los
pasajeros de la aeronave.
Acerca del lugar de comisión del delito se han planteado tres teorías: de la acción,
del resultado y el de la ubicuidad.
La validez de la ley penal está limitada por el espacio donde el Estado ejerce
soberanía. Su aplicación se rige por principios y contempla reglas de extensión que
en ningún caso atentan contra la soberanía de otro Estado.
Los delitos cometidos serán sancionados aplicando la ley penal vigente. En casos
específicos se considera la retroactividad de la ley penal.
A nivel legal encontramos en el Artículo II del Título Preliminar del Código Penal que
dice: “nadie será sancionado por un acto no previsto como delito o falta por la ley
vigente al momento de su comisión, ni sometido a pena o medida de seguridad que
no se encuentren establecidas en ella”.
En ese sentido, por el imperio del principio de legalidad nadie podrá ser sancionado
o penado si es que su comportamiento no se encuentra previsto como delito o falta
en el ordenamiento jurídico al momento de su realización. Por ello, como manifiesta
Guido Águila“este principio cumple la elevada función de evitar el poder arbitrario e
ilimitado del Estado. La única fuente del derecho penal es la ley, por ello los delitos y
la penas solo pueden crearse por la ley. Este principio opera como una garantía
para el ciudadano”.
Como manifiesta Villavicencio “la analogía puede ser entendida como el proceso por
el cual son resueltos los casos no previstos por la ley, extendiéndoles a ellos las
disposiciones previstas para casos semejantes (analogía leges) o están deducidos
de los principios generales del derecho (analogías juris)”.
En nuestra legislación penal se prohíbe la aplicación de la ley por analogía, es decir,
no se podrá aplicar a un caso que no está previsto en la ley una norma que no le
corresponde. Ello se encuentra previsto en el artículo III del Título Preliminar del
Código Penal y halla su sustento constitucional en el artículo 139º, inc. 9 de la
Constitución Política del Perú.
Mientras que la analogía in malam partem señala todo lo contrario, es decir, que
está totalmente prohibido el razonamiento analógico, siempre y cuando lo único que
se logre conseguir es perjudicar al procesado o al reo.
Encuentra su sustento jurídico en el artículo VI del título Preliminar del Código Penal
y su sustento constitucional en el artículo 2° inciso 24, literales b y d.
Definimos el bien jurídico como aquellos intereses sociales que por su notable
importancia para el desarrollo personal y para el desenvolvimiento de la sociedad en
general son merecedores de resguardo y protección a través de las normas jurídicas
que componen el Derecho penal. Por ejemplo: la vida, la libertad, entre otros
En ese sentido a nivel de nuestra legislación no hay delito sin que exista una
afectación o daño a un determinado bien jurídico, es decir, no hay hecho punible si
es que un bien jurídico no ha sido vulnerado o puesto en peligro.
Este principio constituye una garantía de la persona a ser juzgado por un Juez
competente y respetando el debido proceso.
La culpabilidad puede ser entendida desde dos sentidos: en sentido amplio, expresa
el conjunto de presupuestos que permiten “culpar” a alguien por el evento que
motiva la pena: tales presupuestos afectan a todos los requisitos del concepto de
delito; en sentido estricto, se refiere sólo a una parte de tales presupuestos del
delito, es decir, a los que condicionan la posibilidad de atribuir un hecho antijurídico
a su autor. Este principio tiene su soporte en que la sanción jurídica se corresponde
con la reprochabilidad social al autor del hecho –quien en base a su libre albedrío y
a su conocimiento realiza una conducta no adecuada al ordenamiento jurídico
vigente.
Este principio señala que cuando se realice en la sociedad algún hecho delictivo,
primero debe recurrirse a otros recursos jurídicos –ya sean civiles o administrativos-
que ha de emplear el Estado para resolver el caso determinado; y, recurrir en última
instancia al Derecho penal, pues éste por intermedio de las penas se convierte en
un mecanismo traumático para el autor del hecho criminoso.
Por ello, el Derecho penal a través de este principio se reconoce como mecanismo
de última ratio.
Este principio señala que el Derecho penal va a tutelar aquellos objetos e intereses
que son de importancia para la sociedad. Sin embargo, no toda conducta activa u
omisiva que ocasione lesión a determinados bienes jurídicos va a ser merecedora
de intervención punitiva, sino solamente aquellas conductas cuyo resultado
delictuoso sea una vulneración a aquellos bienes jurídicos de suma importancia, es
decir, bienes jurídicos que requieren de tutela penal para su desenvolvimiento en la
sociedad. De ahí que, el Derecho penal no proteja todos los bienes jurídicos sino
una parte de ellos: bienes jurídicos penales.
Este principio señala que entre el delito cometido y la pena impuesta debe de existir
una proporción.
Este principio a la vez regula que para la imposición de la pena debe cumplirse con
dos requisitos fundamentales:
o Primero, que el delito haya sido cometido con dolo o culpa, de esta forma se
excluyen aquellos delitos que son cometidos por hecho fortuito.
o Segundo, que se establezca la culpabilidad del autor y que además reúna los
requisitos indispensables para que se pueda iniciar un proceso penal.
Este principio busca reducir esa secular violencia producida por la pena en el
hombre y que lo afecta en sus derechos más importantes e imprescindibles como la
vida (pena de muerte); libertad (pena privativa de libertad); y su patrimonio (pena de
multa).
Ello es muy importante, toda vez que no solo se trata de sancionar o imponer penas
al delincuente, sino de reformarlo y hacer útil para la sociedad, pues solamente así
podremos lograr un mundo mejor y una vida en paz.
A. SISTEMA ACUSATORIO.
La pasividad del juez conlleva a que las partes se desempeñen con amplia libertad,
para aportarle argumentos y probanzas que permitan mejor resolver, es por ello que
el contradictorio adquiere marcada importancia. Las tesis encontradas de las partes
permiten una mejor búsqueda de la verdad real de lo acontecido. Consecuencia
directa de esa preeminencia de las partes, es el plano de igualdad en que deben
desempeñar sus actuaciones, no puede existir preeminencia alguna de una sobre
otra y toda actuación debe tener una finalidad propia del procedimiento. Para
posibilitar ese plano de igualdad, aún en relación con el acusado, su libertad
ambulatoria durante el proceso es la regla, su prisión preventiva, la excepción.
Algunos ven en la oralidad un peligro para que las partes con facilidad de dicción
puedan manipular con sus argumentaciones a los Jueces; de ese peligro no está
exento el sistema escrito, la capacidad de argumentación puede constituir también
una ventaja para el que escribe bien, los giros efectivos al exponer, pueden resultar
o no ventaja, pero es lo cierto que los Jueces también desarrollan capacidades
propias que les permiten separar, en las exposiciones de las partes, los argumentos
valiosos de aquéllos planteamientos efectistas que sólo pretenden sensibilizarlos,
sin ninguna razón jurídica, en favor de una de las partes.
Características:
B. SISTEMA INQUISITIVO.
La utilización de este sistema es propio de regímenes despóticos, absolutistas y
totalitarios, se le relaciona con la Roma imperial y el Derecho Canónico. En él los
derechos de las partes en especial del imputado, están sobradamente disminuidos.
Al Juez se le erige en amo del procedimiento, es la garantía de la imparcialidad y la
búsqueda de la justicia; para lograrla se permite toda clase de excesos y aún la
actuación de oficio. Al pueblo se le margina de la administración de justicia, esta
función es llevada al ejercicio propio de magistrados que representan a Dios, al
Monarca o al Emperador, por lo que debe confiarse enteramente en ellos.
Los principios que le informan son casi diametralmente opuestos a los propios del
sistema acusatorio. La oralidad, la publicidad y el contradictorio, no se avienen con
este sistema y son sustituidos por la escritura, el secreto y la no contradicción.
La búsqueda de la "verdad" se debe permitir no importa el procedimiento a utilizar,
si lo que interesa es poder perseguir a los infieles, no resulta indispensable que
exista la denuncia del hecho, la simple delación es suficiente, con ella se cubre la
identidad de quien comunica al investigador el hecho y si resulta necesario, se
permite la actuación de oficio; de esa forma se garantiza que todo hecho sea
investigado, no importando que al sujeto que se le atribuye la comisión de la acción,
pueda o no tener conocimiento detallado sobre lo que se le acusa. Este sistema
tiene un claro contenido persecutorio, la investigación muchas veces se realiza de
espaldas al imputado, el expediente poco a poco se va completando, el recibo de la
prueba no amerita intervención alguna de la defensa, el instructor -que como ya se
dijo se constituye per se en la garantía de las partes- va dando a la investigación el
giro que estima corresponde, como no intervienen las partes en el recibo de las
probanzas, pero luego tendrán que referirse a ellas en sus alegatos previos a la
resolución final, es indispensable asentar en actas el dicho de los testigos y el
resultado de las pruebas recibidas, por ello la escritura sustituye a la oralidad.
Los déspotas y tiranos que hemos tenido en todo el continente han encontrado en el
sistema inquisitivo, que también sirvió a la Corona Española para supervisar y
mantener su influencia en las Colonias, un medio idóneo para doblegar al pueblo y
postrar a los Órganos Jurisdiccionales
Características:
C. SISTEMA MIXTO.
Se puede decir que el Sistema Mixto se desenvuelve en dos periodos que son:
PRIMER PERIODO
1. Instrucción escrita.
2. Absoluto secreto.
3. Encarcelación preventiva y segregación del inculpado
4. Dirección de la investigación por la FGR.
5. Intervalo arbitrario entre los actos.
6. Procedimiento siempre analítico.
7. Decisión secreta o sin defensa o con defensa escrita, en lo relacionado del
envío del procesado al juicio o sobre su excarcelación provisoria.
La doctrina de los elementos negativos del tipo considera que el tipo penal se divide
en una parte positiva y otra negativa. Respecto al tipo positivo los defensores de
esta teoría no establecen especificidades en relación a otras teorías. Entienden, sin
embargo, que junto a dicho tipo positivo existe un tipo negativo formado por la
ausencia de causas de justificación: el tipo de homicidio no sería, según esto, “matar
a otro ser humano” (art. 106 C.P.), sino “matar a otro ser humano sin que concurra
una situación de legítima defensa, estado de necesidad, etc.” (art. 106, completado
con el art. 20º, etc.), quien mata en legítima defensa, por ejemplo, no realiza el tipo
de homicidio.
O dicho de otra manera: la materia de la prohibición descrita en el tipo penal no sólo
estaría formada por los elementos que fundamentan el tipo (elementos positivos),
sino también por la ausencia de los elementos que excluyen la tipicidad (elementos
negativos). Las situaciones de justificación no producen la exclusión o inexistencia
de la antijuricidad del hecho típico, sino la de la propia tipicidad del hecho; según
esto, la afirmación de que un hecho es típico implica ya que no concurrieron en su
realización causas de justificación.
ACCION.
OMISIÓN.
Adecuación del acto humano voluntario ejecutado por el sujeto a la figura descrita
por la ley como delito. Es la adecuación, el encaje, la subsunción del acto humano
voluntario al tipo penal. Si se adecua es indicio de que es delito. Si la adecuación no
es completa no hay delito.
La adecuación debe ser jurídica, no debe se una adecuación social. Como ejemplo
de esta última podemos citar: invitar una copa a servidor público (cohecho) o golpes
en el boxeo (lesiones). Estos se estiman comportamientos adecuados socialmente,
no deben considerarse típicos y mucho menos antijurídicos ni penalmente
relevantes.
En el primer caso se actúa con conocimiento y voluntad, esto es, con: intención, la
conducta es dolosa. En el segundo caso, es imprudencia, la conducta es culposa.
En el tercer caso la causa escapa al control del autor, la conducta se debe a un
caso fortuito. Por eso la culpabilidad es una situación. Aunque una persona mato a
otro, no se puede considerar sus conductas iguales en los tres casos.
VILLA STEIN(13) señala al menos tres teorías para diferenciar la naturaleza del
delito continuado, a saber: la teoría de la ficción propone que el delito continuado es
una ficción jurídica creada por razones prácticas a fin de resolver los problemas que
acarrearía aceptar que se trate de un concurso real de delitos. En cambio, la teoría
de la realidad plantea que el delito continuado por tener unidad subjetiva y unidad
objetiva constituiría una unidad real de acción, aunque los hechos se ejecuten en
distintos momentos lo que importaría únicamente al modo de ejecución. Por último,
la teoría del realismo jurídico, admite que es una construcción jurídica como
instrumento práctico.
Como advertimos, uno de los requisitos del delito continuado, es que haya unidad
de sujeto pasivo, ello para considerar como un solo delito continuado de estafa o
hurto, las múltiples defraudaciones o sustracciones efectuadas; pero pronto se
advirtieron hechos que afectan a múltiples individuos, es decir una masa de sujetos,
que aisladamente considerados son de escasa cuantía, cuya autoría solo podría
castigarse, aun con las reglas del concurso, con penas irrisorias (14).
En ese sentido, surge el delito masa, según el cual, en caso de esa clase de
defraudaciones, al existir una pluralidad de sujetos incluso sin diferenciar por ser
anónimas por ejemplo, de las que el sujeto activo pretende obtener dinero con
propósito unitario de enriquecimiento, se debe estimar un solo delito por la totalidad
de lo defraudado (15), naciendo de ello la necesidad del delito masa. El ejemplo
típico de ello es la empresa que ofrece plazas laborales en el extranjero, vendiendo
miles de solicitudes laborales a unos pocos dólares.
El delito masa es, en realidad, una circunstancia agravante específica del delito
continuado. Se basa en la pluralidad de personas perjudicadas por el delito
continuado que ejecuta el agente. Ejemplo: Carlos oferta a través de un diario una
sociedad, señalando que los interesados deben ingresar sus aportes en una cuenta,
a su llamado concurren varias personas con sus aportes, pero luego Carlos
desaparece con el dinero recaudado. Los elementos del delito masa son los
siguientes:
Las reglas de solución del delito continuado señalan que se debe aplicar la pena
pertinente, si los actos realizados correspondían al mismo tipo de infracción. Pero si
se trataba de actos relacionados con infracciones distintas aunque de similar
naturaleza (hurto — robo — estafa — apropiación ilícita) se deberá aplicar la pena
del delito más grave. En el delito masa se aplicará una pena equivalente a un tercio
más del máximo de pena conminada para la infracción más grave de aquellas que
constituyeron el delito continuado. Cabe señalar que la ley excluye la aplicación de
las reglas sobre delito continuado y delito masa, en caso de que "resulten afectados
bienes jurídicos de naturaleza eminentemente personal pertenecientes a sujetos
distintos". Se estima como tales a la vida y la salud individual.
Kant, en su ejemplo consistente en que, “si todos los miembros de una comunidad
acordaran por unanimidad disolverla, antes de ello se llevara a cabo, debería
ejecutarse al último asesino que estuviera en prisión, para que todo el mundo
supiera el trato que merece sus hechos”. Encuentra que la pena sólo tiene sentido si
es retribución de la culpabilidad y, en consecuencia, no puede imponerse
simplemente como medio para conseguir otro bien para el delincuente mismo o para
la sociedad. Es decir, que la pena únicamente se justifica para sancionar un mal
cometido por el delincuente, ya que si existiera otro fin, ello constituiría una afrenta a
la dignidad de la persona.
Sin embargo, la idea retribucionista de algún modo todavía tiene fuerte arraigo en la
sociedad, que reacciona frente a los más graves delitos exigiendo el castigo de sus
culpables "el que la hace, la paga" y en las concepciones religiosas, que ven la pena
como la expiación necesaria del mal (delito) cometido. También las ideas de
“venganza” y de "castigo" se basan en una concepción retributiva de la pena.
Para concluir con el análisis de estas teorías, cabe destacar el llamado de alerta que
hace Raúl Zaffaroni, respecto de que, si bien ellas implicaron en su tiempo una
limitación al poder absoluto del Estado, ello no trajo aparejado una proporcional
reducción de la crueldad. Y recuerda a Nietzsche, para quien este mundo de los
conceptos morales nunca perdió del todo “un cierto olor a sangre y tortura”.
Estas teorías atienden al fin que se persigue con la pena. Se opone completamente
a las teorías absolutas. Para ellas la pena no tiene que realizar la justicia en la tierra,
sino proteger a la sociedad. La pena no constituye un fin en sí misma sino un medio
de prevención.
En tal sentido cabe mencionar que, “lo incorrecto y peligroso para la seguridad
jurídica es pensar que el fundamento de la pena es uno de los dos criterios
indicados. No se impone una pena por que es necesario intimidar a delincuentes en
potencia o porque se estime que es necesario someter a tratamiento al agente. Se
le castiga por que culpablemente ha cometido una infracción. El “para que” se
castiga, puede determinar una disminución o suspensión de la sanción; pero no
sobrepasar en intensidad los límites de la culpabilidad”.
Las teorías mixtas, eclécticas o de la unión tratan de mediar entre las teorías
absolutas y relativas como una solución en la lucha de Escuelas. Pero como toda
solución de compromiso desemboca en un eclecticismo, adoptando posturas
medias; es decir, recogen de una y otra lo mejor y no llegan a satisfacer totalmente
a nadie. Esto se debe a que las teorías de retribución y prevención resultan
antípodas, por lo tanto, no pueden subordinarse el uno al otro, sino coordinarse
mutuamente. La retribución mira al pasado, al delito cometido; la prevención, al
futuro, a evitar que se vuelva delinquir.
Las teorías de la unión, en sus distintas variantes tienen, sin embargo el mérito de
haber superado la parcialidad, tanto de las teorías absolutas como de las relativas.
Ninguna de estas dos teorías, puede comprender el fenómeno de la pena en su
totalidad, ya que, sólo fijan su atención en partes de ese fenómeno.
En tal sentido, no se puede afirmar que existe función única en la pena, ni mucho
menos asignar a la pena un fin exclusivo. La pena es un fenómeno pluridimensional
que cumple diferentes funciones en cada uno de los momentos en que aparece, es
decir, cuando el legislador prohibe una conducta amenazándola con una pena, es
decisiva la idea de prevención general negativa, pues, se intimida a los miembros de
la comunidad, para que se abstengan de realizar la conducta prohibida. Pero si, a
pesar de esa amenaza e intimidación general, se llega a cometer el hecho
prohibido, entonces a su autor debe aplicársele la pena prevista para ese hecho,
predominando en la aplicación de la pena la idea de retribución o de prevención
general positiva, aunque no se excluyan aspectos preventivos especiales.
El artículo 286 del Código de procedimientos penales, aún vigente, que dejó sin
efecto la modificación de 1939, puede considerarse de origen francés, pero
constituyó, en buena cuenta un retorno al texto original del artículo 53.
1. Sistema de suspensión
El sistema angloamericano
El sistema europeo
2. Fundamento
Dada la culpabilidad del agente por el hecho cometido, es necesario que se someta
respectivamente a los siguientes requisitos para poder tener acceso a la
suspensión, teniendo en cuenta lo que establece nuestro Código Penal en su
artículo 57 donde prevé lo siguiente:
Con respecto al primer punto equivale a ser un requisito objetivo ya que tiene que
ver con la naturaleza y cuantía de la pena de modo que se da acceso a la
suspensión al no tratarse de una pena privativa de libertad no superior a 4 años.
DEFINICIÓN
NATURALEZA JURÍDICA
El primer párrafo del artículo 62 del Código penal, modificado recientemente por
artículo primero de la Ley N° 30076 señala lo siguiente: “El juez puede disponer la
reserva de fallo condenatorio siempre que de las circunstancias individuales,
verificables al momento de la expedición de la sentencia, pueda colegir que el
agente no cometerá nuevo delito. El pronóstico favorable sobre la conducta futura
del sentenciado que formule la autoridad judicial requiere de debida motivación
(…)”.
El plazo de reserva de fallo condenatorio es de uno a tres años, contados desde que
la decisión adquiere calidad de cosa juzgada, de acuerdo con el párrafo final del
artículo 62 del Código Penal, modificado por el artículo primero de la Ley N° 30076.
Los requisitos para que el agente pueda acceder a la reserva del fallo condenatorio,
son los siguientes, de conformidad con el segundo párrafo del artículo 62 del Código
Penal, modificado por el artículo primero de la Ley N° 30076:
Cuando el delito está sancionado con pena privativa de libertad no mayor de 3 años
o con multa;
Por lo expuesto, podemos señalar que la reserva de fallo condenatorio tiende a una
mayor extensión aplicativa que la suspensión de la condena, al operar también en
penas como la multa, la inhabilitación y la prestación de servicios a la comunidad.
Es importante indicar además que el Código Penal sólo se refiere a las penas
privativas de libertad, de multa y limitativas de derecho, pero no a las penas
restrictivas de libertad, por lo que no habrá reserva de fallo en ningún caso respecto
a éstas últimas.
El primer párrafo del artículo 63 del Código Penal establece que: “El juez al disponer
la reserva de fallo condenatorio se abstendrá de dictar la parte resolutiva de la
sentencia, sin perjuicio de fijar las responsabilidades civiles que procedan”. Solo la
parte resolutiva de la sentencia queda en reserva, más no la reparación civil, la cual
mantiene su vigencia ejecutiva. El fundamento de ello es que el pago de la
reparación civil es un elemento importante que juega un rol preponderante en los
mecanismos alternativos a la pena de privación de la libertad, pues, la integración
social favorecida por la prevención especial en este caso (por la reserva del fallo) es
el primer eslabón por el que hay que recurrir para lograr la efectiva rehabilitación
social.
Una especial consideración que reafirma las pretensiones de prevención especial,
es la modificación efectuada por la Ley N° 27688 del 20 de noviembre de 2001 al
artículo 63 del Código Penal, estableciendo que: “la reserva del fallo se inscribirá en
un registro especial, a cargo del Poder Judicial, el registro informa exclusivamente a
pedido escrito de los jueces de la República, con fines de verificación de las reglas
de conducta o de comisión de nuevo delito doloso. El Registro es de carácter
especial, confidencial y provisional y no permite, por ningún motivo, la expedición de
certificados para fines distintos”. La modificación efectuada, es a efectos de que los
órganos de justicia lleven un mejor control de esta institución, a fin de verificar si el
condenado está cumpliendo con las reglas de conducta o si ha vuelto a cometer un
nuevo delito doloso, lo cual es importante, en tanto, un juez de un mismo o distinto
distrito judicial, pueda acceder a esta información a efectos de tomar las decisiones
judiciales correspondientes a estos efectos. Es entonces, una posibilidad de registro
únicamente concerniente a los fines expuestos, pues, si la información es utilizada
hacia el exterior, es decir, a efectos publicitarios, contrarrestaría el programa
rehabilitador, el hacerse público la calidad del condenado provocaría su
estigmatización y rotulación social, lo cual en definitiva entorpecería la
recuperabilidad del reo. Por ello, la suspensión del fallo es una figura de mayor
contenido o carácter resocializador que la remisión condicional, pues todavía no
marca –como hacen los antecedentes penales- al reo favorecido por aquélla, y
permite una rápida reincorporación a la sociedad. Aquí el responsable penal no
tendrá antecedentes penales, pues el Registro Nacional de Condenas, dependencia
judicial encargada de registrar todas las sentencias condenatorias del país no
deberá recibir información de la pena del condenado. Otro aspecto importante de la
modificación efectuada, es la señalada en el último párrafo del artículo 63 del
Código Penal: “Cumplido el período de prueba queda sin efecto la inscripción en
forma automática y no podrá expedirse de él constancia alguna, bajo
responsabilidad. El juez de origen, a pedido de parte, verificará dicha cancelación”.
Esta medida, en definitiva, es plausible con el fin de garantizar los efectos
rehabilitadores de esta institución jurídica, de asegurar una efectiva reintegración
social del reo mediante su participación en los diversos procesos sociales,
evitándose el estigma social y su desarraigo en la sociedad, a lo cual debería
sumarse la ayuda de organismos asistenciales de instituciones estatales y privadas,
conducentes a evitar la reincidencia del reo, favoreciendo su reinserción social a
través de la promoción de tareas educativas y laborales.
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez
Esta regla de conducta debe tener un trato muy delicado, exige una relación directa
del juez con el beneficiario de la reserva de fallo condenatorio, pues en muchos
casos, el comunicar al juez todas las veces en las que el sentenciado se deba
ausentar del lugar donde reside por cualquier motivo, con la finalidad de esperar la
autorización del magistrado para tal efecto, generaría mucha pérdida de tiempo,
pues hay situaciones de urgencia o de emergencia en la que el beneficiario se debe
ausentar de su domicilio, ya sea por la muerte de un familiar en un lugar lejano,
enfermedad grave, etc., o por la existencia de situaciones excepcionales como los
motivos de estudio que exigirían al beneficiario viajar periódicamente del lugar
donde reside; en estos supuestos la prohibición de ausentarse de su domicilio se
relativiza, esto es, que el agente podría justificar ex post su ausencia, si así lo
requieren las circunstancias del caso; pero si el imputado tiene que ausentarse del
lugar donde reside por un tiempo considerable (valorativamente razonable),
entonces en estos casos cabría la exigencia de la autorización del juez para tal
efecto, que debe evaluarse de conformidad a los intereses del favorecido, por
ejemplo, que haya conseguido un trabajo o por motivos de estudio, los cuales deben
ser debidamente sustentados, implicando la autorización del juez, también, la
salvaguarda de las demás reglas de conducta para que no sean burladas por el
agente con motivo de su ausencia.
Las actividades que informe o justifique el sentenciado deben ser obviamente lícitas.
Lo que se busca con esta exigencia es el control inmediato de los trabajos,
actividades al que se está dedicando el agente “para evitar la comisión de futuros
delitos”, así como “encausar al sujeto respecto a la norma”.
Uno de los asuntos más discutidos por la doctrina es hasta que punto sería legítimo
establecer o no como regla de conducta la obligación de reparar los daños
ocasionados por el delito, ya que su eventual incumplimiento traería consigo la
revocación de la reserva de fallo condenatorio y la aplicación al renuente, en el
último de los casos, de una pena efectiva, dando la impresión de imposición de una
sanción penal por el no pago de una deuda, lo que está proscrito por la Constitución
Política del Estado. Además, se argumenta que la reparación civil, es un asunto que
pertenece más al ámbito del Derecho privado por lo que deberían utilizarse los
mecanismos procesales de carácter civil para su cobro.
Lo que se pretende con esta regla de conducta es evitar que el agente cometa otro
delito parecido o de similar naturaleza, prohibiendo la posesión de los medios por
los que se pudo haber valido el beneficiario para la comisión de ilícitos penales o
podría valerse para la perpetración de delitos futuros. El juez puede prohibir la
tenencia de armas o de cualquier otro objeto que pudiera servirle al sentenciado de
ocasión o estímulo para cometer nuevos delitos. Se entiende que, solamente, se
refiere a ilícitos que se cometen con medios tangibles, materiales.
La fragilidad de esta regla de conducta se observa en el campo real, toda vez que
no se puede dar un control efectivo a ésta prohibición, pues tendría que realizarse
pesquisas periódicas en el domicilio del beneficiario o en los lugares que frecuenta
con el objetivo de requisar los objetos que faciliten la comisión de delitos.
En el caso de que el sentenciado sea un dependiente a las drogas y/o alcohol y este
vicio origine su conducta contraria a la ley penal, el Juez puede obligarlo a que se
realice un tratamiento de desintoxicación en un establecimiento creado para esos
fines, sea público o privado.
HURTADO POZO indica que la redacción del artículo 65 del Código Penal es
defectuosa, en la medida en que no corresponde a la manera como ha sido
concebida la reserva de fallo; en este sentido, el incumplimiento de las exigencias
no implica la revocación automática, ya que se inspira en la idea de que el Juez
debe proceder de manera gradual en la determinación de esos efectos. Por su
parte, PEÑA CABRERA refiere que el incumplimiento de las reglas de conducta
impuestas en la reserva del fallo condenatorio puede ir desde una amonestación
judicial hasta al revocación del régimen de prueba. Asimismo tenemos a PRADO
SALDARRIAGA, quien opina que la revocación es excepcional, luego de haberse
aplicado las sanciones precedentes.
1. Severa advertencia
2. Prórroga del régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo inicialmente
fijado
El inciso 2 del artículo 65 del Código Penal señala que en ningún caso la prórroga
acumulada sobrepasará de tres años.
El artículo 66 del Código Penal señala que el régimen de prueba podrá ser revocado
cuando el agente cometa un nuevo delito doloso por el cual sea condenado a pena
privativa de libertad superior a tres años. La revocación será obligatoria cuando la
pena señalada para el delito cometido exceda de este límite. La revocación
determina la aplicación de la pena que corresponde al delito, si no hubiera tenido
lugar el régimen de prueba
Para culminar, el artículo 67 del Código Penal indica que si el régimen de prueba no
fuera revocado será considerado extinguido al cumplirse el plazo fijado y el
juzgamiento como no efectuado.
SUSPENSION DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD
En 1981, José Hurtado Pozo, secundado por los señores César A. Mansilla Novella
y Jorge Morales Arnao, preparó un Proyecto de reforma del Código de Maúrtua
referido, específicamente, a la condena condicional. La propuesta, se publicó en la
Revista Judicial, Órgano de la Asociación Nacional de Magistrados del Perú y,
además de la Exposición de Motivos, la integraban cinco artículos. Establecía el
documento en cita, que la suspensión de la pena únicamente debía beneficiar al
autor o partícipe de un delito doloso sancionado con «pena de prisión o
penitenciaría no mayor de tres años» y que el periodo de prueba podría ser fijado
entre tres y cinco años (artículo 1). Como en la fecha en que se elaboró el Proyecto
y, aún hoy, se suspende el cumplimiento de la pena indiscriminadamente o, por
decirlo de otro modo, por el simple hecho de que el delito se halle sancionado con
castigo de corta duración, lo cual no es conforme con el espíritu de la institución.
Señaló Hurtado que el juez, al conceder el beneficio, debía mencionar «las razones
que justifiquen» la medida (artículo 1, inciso 2).
Tanto el Código Penal de 1924, como los Proyectos de 1916 y 1928, establecían
que la suspensión de la pena privativa de libertad procedía cuando la sanción a
imponerse no fuera mayor de seis meses. Por su parte, los Proyectos de 1984
(artículo 40), 1985 (artículo 73, inciso 1) y 1986 (artículo 72) elevaban dicho término
a 3 años. Con excepción del Proyecto de Ángel Gustavo Cornejo/ Plácido Jiménez,
todos los documentos citados señalaban un periodo de prueba: en 5 años lo fijaban
los correspondientes al de 1916 (artículo 42) y 1924 (artículo 55); en no menor de 3
ni mayor de 5, en cambio, los de 1984 (artículo 40), 1985 (artículo 73, último
párrafo) y 1986 (artículo 72). Procedía el beneficio, según la propuesta de 1916
(artículo 40), siempre que el agente no hubiese sido condenado, antes, por delito
doloso o imprudente. Por el contrario, los Proyectos de 1928, 1984, 1985, 1986 y,
además, el Código Penal de 1924 circunscribían el otorgamiento de la condena
condicional exclusivamente a un delito doloso.
El Código Penal de 1991, y lo mismo sucede con los Proyectos de 2004 (artículos
59 a 63) y 2009 (artículos 58 a 61), por su parte, ha dado un tratamiento diferente a
la figura jurídico penal de la que se trata en las presentes líneas. He aquí el
contenido de las disposiciones de nuestro actual texto:
Art. 57.- El Juez podrá suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan los
requisitos siguientes:
Art. 58.- El juez al otorgar la condena condicional, impondrá las siguientes reglas de
conducta:
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del Juez;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito, salvo cuando demuestre que
está en imposibilidad de hacerlo;
1. Amonestar al infractor;
Art. 60.- La suspensión será revocada si dentro del plazo de prueba el agente es
condenado por la comisión de un nuevo delito doloso cuya pena privativa de libertad
sea superior a tres años; en cuyo caso se ejecutará la pena suspendida
condicionalmente y la que corresponda por el segundo hecho punible.
Parece ser, como lo señala la doctrina más autorizada, que los motivos por los que
se introdujo en las legislaciones la condena condicional, tienen que ver con el deseo
de evitar la carcelería efectiva de personas que podrían resocializarse a través del
cumplimiento de algunas reglas conductuales; eso sí, únicamente procedía frente a
sanciones que merecían penas de corta duración3 . Como fuere, dos son los
sistemas vinculados con el tema.
Ver FONTAN BALESTRA, Carlos; Derecho Penal, Introducción y Parte General, Actualizado por Guillermo A.C. Ledesma,
editorial Abeledo – Perrot, Buenos Aires, Argentina, 1998, Pág. 114.
Ver ZAFFARRONI, Raúl Eugenio; Derecho Penal, Parte General, Ediar Sociedad Anónima Editora, Comercial, Industrial y
Financiera, Buenos Aires, Argentina, 2002, Pág. 852.
Ver MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCIA ARAN, Mercedes, Derecho Penal, Parte General, Editorial Tirant Lo Blach, 2
Edición, Valencia, 1996, Págs. 478 y 479.
ZAFFARRONI señala que fue WELZEL el creador de estos dos criterios. Ver Op. Cit., Pág. 854.
Ver MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCIA ARAN, Mercedes, Op. Cit. Pág. 480.
Ver PEÑA CABRERA, Raúl, Tratado De Derecho Penal, “Estudio programático de la parte general”. 2º Edición Lima- Perú.
Editorial Jurídica Grijley E. I. R. L. 1995. Pág. 672.
Ver MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCIA ARAN, Mercedes, Op. Cit. Pág. 481.
Ver CUELLO CALÓN, Eugenio, Derecho Penal, Editorial Nacional Edinal, S de R.L., 2º Edición, México, Pág. 788.
Ver MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCÍA ARAN, Mercedes, Op. Cit. Pág. 481.
Ver VILLA STEIN, Javier, Derecho Penal Parte General, Editorial San Marcos, 2º Edición, Perú, 2001. Pág. 617.
Ver MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCIA ARAN, Mercedes, Op. Cit. Pág. 487.
Ibídem. Pág. 487.
LANDAVERDE, MORIS. “CONCURSO DE DELITOS”. Publicado en la Revista Jurídica Digital “Enfoque Jurídico” el 2 de abril
de 2015. http://www.enfoquejuridico.org/wp/archivos/2305
6°. El artículo 50º del Código Penal –en adelante, CP- regula el denominado
concurso real de delitos. El texto legal vigente, de dicha norma, fue introducido por
la Ley 28730, del 13 de mayo de 2006.
Se produce un concurso real de delitos cuando un mismo autor con una pluralidad
de acciones independientes entre sí, realiza, a su vez, varios delitos autónomos. A
diferencia del concurso ideal (que presenta unidad de acción), el concurso real se
caracteriza por presentar pluralidad de acciones y por ello constituye la
contrapartida del concurso ideal [VILLAVICENCIO TERREROS, FELIPE: Derecho
Penal Parte General, Editorial Grijley, Lima, 2006, página 703].
Los presupuestos y requisitos legales del concurso real de delitos son los
siguientes:
A. Pluralidad de acciones.
C. Unidad de autor.
7°. Para la determinación de la pena concreta aplicable, en caso del concurso real
de delitos, rige un procedimiento que responde a las reglas derivadas del
denominado “principio de acumulación”. El esquema operativo que el órgano
jurisdiccional debe desarrollar en estos casos es el siguiente:
Identificación de una pena básica y una pena concreta parcial para cada delito
integrante del concurso. Ello supone, como primer paso, que se defina la posibilidad
de sanción establecida para el delito -límites mínimo y máximo o pena básica- en
base a la penalidad conminada en la ley para dicho ilícito. El segundo paso consiste,
atento a las circunstancias correspondientes y/o concurrentes de su comisión, en la
concreción de la pena aplicable al delito en cuestión -pena concreta parcial-. Cabe
precisar que esta primera etapa de determinación de la pena deberá cumplirse
tantas veces como delitos que estén en concurso real. El órgano jurisdiccional debe
operar para ello en principio de la misma forma como si cada hecho debiera
enjuiciarse solo.
A. Pluralidad de delitos.
C. Unidad de autor.
V.1. Límites generales.‐ Dispone el art. 73 que al responsable de dos o más delitos
o faltas se le impondrán todas las penas correspondientes a las diversas
infracciones para su cumplimiento simultáneo, si fuera posible, por la naturaleza y
efectos de las mismas. Este precepto regula lo que se conoce como acumulación
material. Su significado es sumamente sencillo. Toda persona que ha sido
condenada a dos o más delitos debe cumplir, si es posible, las penas de forma
simultánea. En el caso de la pena más frecuente, la prisión, resulta obvio que no
resulta posible el cumplimiento simultáneo de dos penas distintas. Así, si alguien es
condenado a una pena de seis años de prisión y a otra de nueve años de prisión,
resulta obvio que no puede cumplir a la vez dichas penas. El cumplimiento
simultáneo sólo es posible con penas de diferente naturaleza. A excepción de las
peculiaridades que hemos visto a propósito de las penas de prohibición para con la
víctima y su entorno32, las penas de diferente naturaleza podrán ser
Ejemplo: una persona es condenada, como autor de seis delitos de robo, a la pena
de cuatro años de prisión, por cada uno de ellos; como autor de un delito de tráfico
de drogas, a la pena de siete años de prisión; como autor de un delito de homicidio
en grado de tentativa, a la pena de seis años de prisión y, como autor de un delito
de violación, a la pena de diez años de prisión. La suma aritmética de las penas (y,
por tanto, la pena a cumplir con el art. 75) sería de cuarenta y siete años.
El Código penal contempla, sin embargo, una serie de límites generales a esa
acumulación material. Es lo que se conoce como la acumulación jurídica. Señala el
art. 76 que «no obstante lo dispuesto en el artículo anterior, el máximo de
cumplimiento efectivo de la condena del culpable no podrá exceder del triple del
tiempo por el que se le imponga la más grave de las penas en que haya incurrido,
declarando extinguidas las que procedan desde que las ya impuestas cubran dicho
máximo, que no podrá exceder de veinte años».34
Siguiendo con el ejemplo anterior, la persona había sido condenada a penas que
sumaban la cantidad de cuarenta y siete años. Aplicando el límite del triple de
33 Así, si una persona ha sido condenado a una pena de seis años de prisión, otra
de ocho años de prisión y una tercera de dos de prisión, deberá cumplir en primer
lugar la pena de ocho años; en segundo lugar la pena de seis años de prisión y, en
tercer lugar, la pena de dos años de prisión.
34 Véanse las SSTS de 30 de noviembre de 1996 (RJ 8682), 4 de julio de 2000 (RJ
6822), 8 de noviembre de 2000 (RJ 8712), 26 de octubre de 2001 (RJ 9620) y 11 de
marzo de 2004 (RJ 1326).
la más grave (diez años), el máximo de cumplimiento efectivo será de treinta años.
Como quiera que treinta años es una pena superior a veinte años, el máximo de
cumplimiento efectivo es de veinte años de prisión.
Para los mencionados supuestos dispone el párrafo tercero del art. 988 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal que «cuando el culpable de varias infracciones penales
haya sido en distintos procesos que pudieron ser objeto de uno sólo, conforme a lo
previsto en el artículo 17 de esta Ley, el Juez o Tribunal que hubiera dictado la
última sentencia de oficio, o a instancia del Ministerio Fiscal o del condenado,
procederá a fijar el límite del cumplimiento de las penas impuestas conforme a la
regla 2ª del artículo 70 del Código penal [actualmente, el artículo 76]».
35 Por ejemplo, que los hechos son cometidos en partidos judiciales distintos.
43 Cfr. las SSTS de 14 de enero de 1999 (RJ 125), 26 de enero de 2001 (RJ 1653),
15 de junio de 2001 (RJ 9973), 2 de julio de 2001 (RJ 7034) y 18 de enero de 2002
(RJ 3063).
- Autoría Directa:
También llamada teoría inmediata ya que se compara con la mediata. Esta es aquel
que realiza personalmente el delito, es decir, el que de un modo directo y personal
realiza el hecho. Lógicamente este concepto se encuentra implícito en la descripción
que el sujeto activo se hace en cada tipo delictivo de la parte especial, pero también
puede incluirse aquí. Casi siempre. Lo que forman parte directa en la ejecución del
hecho, ya que ello implica una realización directa del delito.
Es autor directo el que realiza por si el hecho punible, vale decir, aquel cuya acción
se le va a imputar por referirse a la realización directa de los elementos objetivos y
subjetivos del tipo. La conformación del hecho mediante la voluntad de ejecución
que dirige en forma planificada es lo que transforma al autor en señor del hecho. Por
esta razón, la voluntad final de realización es el momento general del dominio sobre
el hecho.
- Autoría Mediata:
Autor mediato es el sujeto que se sirve del actuar de un intermediario pero sólo él
tiene el dominio del hecho. El artículo 23 del Código Penal busca describir a la
autoría mediata cuando usa la expresión "por medio de otro.
La persona que actúa como instrumento debe hacerlo sin dolo, es decir, no sabe
que comete un delito no actúa típicamente; este es el fundamento para que no sea
sancionado. Puede darse el caso de que al instrumento le falte una especial
calificación o un elemento subjetivo que exija el tipo electivo. Por ejemplo: el
funcionario o servidor público que para cometer el delito de cohecho se vale de un
tercero para recibir dinero.
La persona que actúa como instrumento puede ser incapaz, tanto por minoría de
edad como por ser mayor de edad con incapacidad psíquica. Es decir, es un
inimputable. Pero existen ciertos casos de inimputabilidad en los que el sujeto tiene
cierto nivel de discernimiento y decisión por lo que el autor mediato no tiene el
dominio de la voluntad y, lo que surgiría es una instigación.
Puede darse el caso en que el instrumento actué sin libertad, es decir coaccionado
o bajo amenaza.
Instrumento que obra coaccionado; del que obra coaccionado no ofrece respuestas
unánimes. El que obra coaccionado lo hace, sin duda, con dolo; coactus voluit.
Instrumento que obra de acuerdo a derecho. El caso se presenta con toda claridad
en los supuestos de estafa procesal.
Jurisprudencia:
"El autor mediato sólo debe responder en la -medida que el hecho principal
concuerda con su intención, no resultando responsable, del exceso en que incurran
los agentes a quienes utiliza, al no tener ya dominio ni control del Lecho"
Para sintetizar nos ayudaremos del siguiente cuadro: