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Taller de Cuento 1

Tema 1.
TEMA 1. ¿QUÉ ES UN CUENTO?

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© Academia de Escritores, 2014

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Índice de contenido

1. Resumen Introductorio 5
2. Objetivo 5

3. Contenido programático
 ¿Qué es un cuento?
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 Los elementos técnicos que hacen que un cuento sea un cuento literario.
 Diferencias entre anécdota, crónica, diario y cuento.

4. Conclusiones 12

5. Asignaciones 13

 Ejercicio didáctico 13

 Actividad de aprendizaje 15

6. Referencias 16

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1. Resumen introductorio

El cuento es quizá uno de los géneros más antiguos y difíciles no solo de


escribir, sino también de reconocer. El cuento moderno es una búsqueda de
formas nuevas para contar los dramas de siempre, pero el reconocimiento del
cuento como una obra propia, independiente de los demás géneros literarios,
especialmente de la novela (o novela corta) es una cualidad necesaria para
pensar en escribir historias bajo la sombra enorme de este género, porque aquí
está la maestría del escritor de ficciones breves, el reconocimiento del material
que merece ser escrito en manera de cuento.

2. Objetivos

Objetivo general

Comprender los elementos principales de un cuento literario y diferenciarlo de


los otros géneros literarios, buscando reconocer en la cotidianidad de la vida,
historias que merezcan ser contadas literariamente.

Objetivo específicos

Reconocer sucesos que posean los elementos necesarios para ser proyecto de
cuento, así como utilizar de manera adecuada la ficción en el proceso creativo.

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3. Contenido programático

¿Qué es un cuento?

El cuento es el inicio de la literatura porque siempre, desde que podemos intentar


comprender el mundo, suceden cosas extraordinarias, eventos completamente
inusuales o esencialmente especiales que merecen ser contados.

El cuento surge cuando la cotidianidad de la vida ha sido rota. Para asimilar de


una manera simple este principio, recordemos nuestros días de infancia, al
regresar de la escuela; una vez encontrados con nuestros padres, la pregunta
inevitable de parte de ellos era la misma: ¿Cómo te fue en la escuela? La
respuesta, al igual que la pregunta, era casi siempre la misma: Bien. Esta
cotidianidad se rompía cuando algo excepcional sucedía en medio de las
continuas clases de matemáticas, biología, castellano y biología, y ahí sí, cuando
nuestros padres repetían la pregunta ya dicha, nosotros deteníamos el Deja Vu del
“bien” para contar toda una historia del brazo roto de un amigo mientras jugaba
fútbol en el descanso, o el ataque al corazón de la profesora de biología en plena
clase. Claro que a veces esa cotidianidad era rota también por nuestros padres
cuando en vez del “¿Cómo te fue?” preguntaban “¿Pero qué fue lo que hiciste?”.
En este caso, por supuesto, también tenemos un cuento.

Pero este reconocimiento de un cuento, el saber atraparlo en el aire de la realidad,


también implica un saber contenerse. Para que un posible cuento (ese
rompimiento de la cotidianidad) sea un cuento, un escritor también debe reconocer
lo que puede contar. No todo lo que sucede el día que el compañero de clase se
rompió el brazo sirve para que podamos contar de manera efectiva este suceso; si

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lo contamos todo, sin un orden coherente y con intensidad, nuestros padres (muy
buenos ellos porque al principio esperan que esa historia los salve de su
cotidianidad y por lo tanto nos oyen) dejarán de prestar atención a lo que decimos
y como castigo los regresamos a sus vidas. Imaginemos a la profesora de biología
el día de su infarto; seamos esos niños que cuentan la muerte de su maestra
porque la vieron (aunque también se vale el narrador que solo la vio salir del
colegio, cubierta de una tela blanca en una camilla de ambulancia). Primero
pensamos en ella ingresando al salón, igual de grande que siempre. La clase va
normal, aburrida, hasta que de repente vemos y oímos cómo la tiza que usa la
profesora cae al suelo y se rompe. Luego la vemos caer a ella y algunos de los
niños empiezan a llorar, mientras todos, ahí sí todos, nos quedamos sentados en
nuestras sillas, sin saber qué hacer. Si lo contamos todo, cada expresión, cada
lágrima, cada silencio, cada segundo antes, durante y después de la caída de la
profesora, corremos el riesgo de aburrir a quien nos oye (mejor dicho, nos lee)
porque contamos más de lo posible. El cuento es acción, especialmente el cuento
moderno. Lo más difícil de todo es que esta acción constante solo permite a
personajes y descripciones que ayuden a la solución de ese rompimiento de lo
cotidiano, a ese conflicto (porque el brazo roto y la muerte de la profesora son sin
duda un problema que debía ser resuelto, por eso queremos saber lo que
sucedió). Para resumir todo lo anterior, mostraré dos opciones ante la historia de
la profesora muerta, y les pediré que escojan una. Según el talento y maestría del
narrador, cualquiera de las dos opciones es posible como camino narrativo, sin
embargo hay una que permite con mayor facilidad las necesidades anteriormente
mencionadas: a) una niña sentada en una de las sillas cercanas a la puerta;
claramente está impresionada, pero permanece quieta hasta que al fin, y ya con la
llegada de un profesor, sale, junto con sus demás compañeros dejando a su

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profesora en el piso. b) Raúl, el nuevo del salón, quien se levantó primero que
todos nosotros y sin miedo alguno, empezó a mover a la profesora con la enorme
regla de madera que ella misma solía mover en el aire para asustarnos. “Está
muerta”, dijo, y todos empezamos a llorar como si de verdad la quisiéramos.

Quizá el otro elemento, y uno de los principales, es que para que un cuento sea
cuento, debe ser mentira. Si contamos la historia siendo esos niños y todo lo que
decimos es verdad, la ficción no existirá, y por lo tanto estaremos bajando bajo la
sombra de la poesía literaria en otros géneros, como lo son la crónica, donde todo
debe ser cierto. El Raúl propuesto como opción b no existe; de hecho tampoco
existen ni la niña de la opción a, ni la profesora, ni el salón de clase. Todo lo
anterior es solo una posibilidad de cuento basada en el recuerdo, seguramente
muy falseado, de un amigo de barrio, muchos años atrás. En la historia original la
profesora es de religión y lo que sufrió fue ataque de epilepsia. Por supuesto, no
murió y nadie la lloró (a diferencia del ejemplo, los de la realidad eran estudiantes
de bachillerato en un colegio público con bastantes conflictos de sociabilidad).
Según quien me contó la historia, Raúl sí existe, pero su nombre real es Alexis y
sí, se acercó con una regla de madera y con ella picó varias veces a la profesora.
Pero la regla de madera, el arma de la profesora mientras vivía, no era de ella, su
propietario era el mismo Alexis. Si se preguntan que por qué hago esto, por qué
amaso la realidad hasta transformarla en ficción, les respondo así: porque debo
mentir. La literatura es mentira, es su base principal. Para relatar de una manera
que logremos golpear al lector, que logremos atraparlo y hacerle creer que todo lo
que ha leído es verdad, debemos distorsionar el mundo, debemos imaginar y
llenar los espacios que hacen falta para mostrar algo que antes no había visto,
algo que al mismo tiempo ha tocado alguna parte de su propio ser, de su propia

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vida. Y debemos mentir muy bien para lograr iluminar, así sea un poco, el mundo
en el que vivimos.

Quisiera recordar que el principal elemento que tenemos a nuestra disposición


para escribir un cuento es el lenguaje. Bajo la ley de la economía narrativa (porque
en un cuento solo tenemos el tiempo suficiente para contar una cosa) se logra
tanto la musicalidad como la verosimilitud.

Los dejo ahora con grandes maestros que dirán algo parecido a lo que dije yo,
pero logrado con mayor precisión (como dije antes, con una economía narrativa de
grandes maestros) de lo que pude haberlo hecho yo.

La respuesta ha resultado tan difícil que a menudo ha sido soslayada incluso por
críticos excelentes, pero puede afirmarse que un cuento es el relato de un hecho
que tiene indudable importancia. La importancia del hecho es desde luego relativa,
mas debe ser indudable, convincente para la generalidad de los lectores.

Juan Bosch.

(…) La realidad es lo de menos. La literatura, toda ella, es siempre ficción. Y


viéndolo bien, ¿no es ficción cuanto pensamos? La literatura no es ciertamente la
única actividad humana que falsea y distorsiona la realidad. Aun la ciencia lo hace.
Sólo que la ciencia lo hace a pesar suyo y en cambio la literatura falsea y
distorsiona la realidad a propósito.

Enrique Anderson Imbert.

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Digamos que el cuento literario es indudablemente una clase de mensaje narrativo
breve, elaborado con la intención muy específica (por parte del autor) de generar
un efecto o impresión momentánea e impactante en el lector.

Luis Barrera Linares.

El cuento –de acuerdo con su desarrollo- será la exacerbación de un personaje,


de un ámbito o de un hecho. Pero no de todos a la vez.

José Balza.

(…) es esto lo que más asusta y apasiona a la hora de escribir un cuento: arrancar
del silencio para volver a él; partir de cero y regresar a la nada.

Federico Vegas.

[Un cuento es] una ola; un intenso día de vida; un amor a primera vista; un
relámpago perdurable.

Elsa Bornemann.

Un cuento es un momento, es atrapar un momento. Generalmente un momento de


vida muy decisivo, crítico. Truculento, a veces.

Angélica Gorodisher.

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(…) El cuento es un sueño breve, una ilusión. El cuento es intensidad.

Edmundo Valadés.

El cuento es ese medio violento y rápido y hermoso de sacarte de esta realidad,


para conectarte con esa otra realidad que vislumbramos, que deseamos.

Daniel Moyano.

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4. Conclusiones

El saber encontrar literatura en la vida diaria es, quizá, la principal necesidad de


un escritor; el mundo nos grita que lo contemos y nosotros debemos ser capaces
de oír este llamado. Ahora, cuando somos capaces de oír y anotar en nuestras
libreticas la idea, la semilla del cuento, debemos recordar que el cuento, para que
sea un cuento literario, no permite excesos narrativos. Este es un género que solo
permite lo justo, aquello que debe estar en la historia para que la misma funcione.
Bajo lo anterior, debemos ser conscientes de preguntarnos de manera continua si
el camino narrativo elegido por nosotros al llevar la historia a la escritura es el más
adecuado, si los personajes cumplen o no un rol significativo y, especialmente, si
las palabras usadas al escribir son las verdaderas, las que están acorde con el
narrador y sus personajes.

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5. Asignaciones
 Ejercicio didáctico
Guía. 1. Tema 1.
Orientaciones

 Desarrolla el ejercicio didáctico en la plataforma de la Academia de Escritores,


www.academiadeescritores.edu20.com dentro del aula virtual, específicamente
en la sección trabajos establecida para cada tema.
 Cada asignación estará identificada con el número del tema y el número del
ejercicio a realizar orientándote de forma precisa para la realización.
 Dentro de la sección trabajos, también podrás adjuntar archivos (documentos
Word) como opción para el desarrollo de cada ejercicio a realizar.

Formato para los documentos en word

 Usar formato de página preestablecido por Word.


 Fuente Arial, tamaño 12.
 Interlineado 1,5 cm, o espacio y medio.

Ejercicio

Quiero que leamos los siguientes fragmentos de un libro llamado “Me


acuerdo”, de Joe Brainard.

 Me acuerdo de muchos primeros días de colegio. Y de ese sentimiento de vacío.


 Me acuerdo de los lecheros. De los carteros. De las toallas para invitados. De los
felpudos de "Bienvenidos". Y de las señoras de AVON.
 Me acuerdo de un día muy caluroso de verano en el que se me ocurrió poner
cubitos de hielo en el acuario y se murieron todos los peces.

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 Me acuerdo de querer dormir en el patio de atrás y de que se riesen de mí
diciendo que no iba a aguantar la noche entera y de, al final, dormir fuera y no
aguantar la noche entera.
 Me acuerdo del placer que me daba hurgar en los cajones de mis padres en busca
de condones (marca Peacock).
 Me acuerdo de la única vez que he visto a mi madre llorar. Me estaba comiendo
una tarta de albaricoque.
 Me acuerdo de lo mucho que tartamudeaba.
 Me acuerdo de que una vez me llené la cara de arañazos con mis propias uñas
para que la gente me preguntara qué me había pasado y yo les contase que había
sido un gato y ellos, claro está, sabrían que no había sido un gato.
 Me acuerdo de reflexionar sobre si se debe o no se debe matar una mosca.
 Me acuerdo de haber pensado en arrancar la página 48 de todos los libros que
leyese en la biblioteca pública de Boston, pero perdí pronto el interés.

El origen de este libro, como pudieron ver, son los recuerdos de su autor. Es innegable la
fuerza poética de cada me acuerdo, pero como pudieron observar ninguno de ellos es
poesía, cuento y mucho menos una novela. Son breves anécdotas, todas sinceras, de su
propia vida las cuales, si sabemos mirar de la manera adecuada, son el germen de un
cuento. Por esto mismo, por ser cada uno de estos recuerdos un posible cuento, quiero
que cada uno de ustedes seleccione el que más le gusta, aquel que más llame su
atención. Recuerden que una vez seleccionado el recuerdo deben plantearse las
opciones narrativas de la historia.

Este ejercicio será dividido en tres partes: 1) selección del recuerdo; 2) en un


párrafo escribirán una sinopsis del cuento a escribir, si es posible con un posible
final y 3) escribir el cuento con una extensión no mayor de tres páginas. Las dos

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primeras partes de este ejercicio las realizaremos de inmediato. La tercera parte
será un material a entregar para la próxima sesión.

Los puntos clave a discutir con este ejercicio serán los personajes y su función
narrativa, verosimilitud del lenguaje usado y el narrador.

 Actividad de aprendizaje:

Para el Tema 1. ¿Qué es un cuento? se han habilitado dos Foros interactivos como
actividades de aprendizaje dentro de la plataforma de la Academia de Escritores,
www.academiadeescritores.edu20.com, donde podrás realizar tu intervención de forma
pertinente.

 El primer foro denominado: La realidad como creador de ficción


 El segundo foro denominado: Sobre el trabajo literario

Ingresa a la plataforma y dentro de la Sección Foros, participa en los foros del Tema 1,
siguiendo las pautas para realizar una ajustada participación.

Recuerda que tu aporte en el foro es de carácter obligatorio, permitiéndote reforzar


conocimientos y experiencias.

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6. Referencias

BONILLA ROJAS, Betuel: El arte del cuento: ejercicios, entrevistas, nuevas


poéticas, Trilce Editores, Bogotá, 2009.

ORTIZ, Antonio: Manual exprés para no escribir cuentos malos, Fundación


Editorial el perro y la rana, República Bolivariana de Venezuela, 2010.

BRAINERD, Joe: Me acuerdo, Editorial Sexto Piso S. A., México D.F., 2009.

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