Generalmente, este funcionario es designado por el poder ejecutivo de su país y una vez
que se encuentra en efecto en disposición de su cargo deberá afincarse en el lugar en
cuestión, es decir, el embajador argentino en Estados Unidos deberá asentarse en la ciudad
de ese país que corresponda para desde allí llevar a cabo sus funciones. Sus tareas las
realizará desde un edificio que se conoce como embajada, en el cual se encontrará
acompañado por un personal específico que lo ayudará a desempeñar sus tareas.
Como otros cientos de bebés que salieron en los años 70 del vientre de mujeres
encarceladas por el régimen militar de las Juntas, Mario fue secuestrado y entregado
después a otra familia, esta vez en la provincia de Santa Fe.
Pero el caso de este nieto de las Abuelas de Plaza de Mayo, la organización que lleva cuatro
décadas buscando a los desaparecidos y a sus hijos, no es como la mayoría.
Mario Bravo es uno de los pocos afortunados en haber conocido en vida a su madre
biológica, una mujer de 59 años de la provincia de Tucumán cuyo apellido no se ha hecho
público.
En 2004 se puso por primera vez en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de
Tucumán.
Sin saberlo, su hijo biológico estaba emprendiendo una búsqueda paralela que duraría casi
una década.
"Mi mamá me contó que me hablaba mucho en su panza, durante esos meses. Es una
madre que me vio después de 38 años", dice Mario
Pablo siempre supo que era adoptado, pero creía que había venido de la provincia de
Misiones como sus otras dos hermanas adoptivas. Eso le habían hecho creer sus
apropiadores – hoy en juicio - Haydée Raquel Ali Ahmed y Salvador Norberto Girbone. En la
adolescencia se les preguntó a sus padres de crianza por qué en el certificado de
nacimiento decía “partido de San Martín”. Las respuestas que recibió no lo convencieron.
En 2008, tuvo una discusión con su apropiadora: “Me voy a hacer el examen de ADN a
Abuelas de Plaza de Mayo”, le dijo. La mujer le rogó llorando que no se lo hiciera, porque
ella y su marido podían ir presos, y entre sollozos, le mencionó la participación de un tío en
el Ejército. También le dijo que ella no sabía si era hijo de desaparecidos, pero que podía
ser. Con estas palabras de Haydée, se acrecentaron las dudas de Pablo. En ese momento,
Pablo tenía 30 años y esperó cuatro años para procesar la culpa. “Tenía miedo por ellos,
por mí. Pero veía a otros nietos y me identificaba con ellos, era raro lo que sentía”.
En 2012, se hizo el examen de ADN y se comprobó que Pablo era hijo de Ricardo Gaona y
María Rosa Miranda, militantes del ERP. Los tres fueron secuestrados por el Ejército en un
operativo en Villa Martelli, tres meses después del nacimiento de Pablo, en julio de 1978.
“Cuando me fui a hacer el examen de ADN, en mayo de 2003, ya sabía que era hijo de
desaparecidos”. Se lo había dicho un tiempo antes otra nieta recuperada, Victoria
Montenegro.
Horacio fue a la Conadi a manifestar todas las dudas que tenía. Lo atendió Claudia Carlotto,
la hija de Estela. Desde chico tuvo dudas de su identidad, porque no se veía parecido con
nadie de su familia. “Siempre había tenido un sentimiento extraño que no podía explicar.
Cuando mi prima de crianza, Vicky, me confirmó mi origen, empecé a entender”.
Horacio nació el 11 de marzo de 1976. Su papá Horacio fue asesinado en Córdoba en 1975
y a su mamá, la mataron en un operativo en Villa Adelina en agosto de 1976. Horacio
estaba con ella y los militares se lo robaron.
AUTORIDAD
ESPIRITUAL
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1° AÑO