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MALAS RELACIONES QUE NOS HAN COSTADO

“PERDONAR”

MATEO 18,21 – AMARGURA, VENGANZA,


ESPÍRITU Y PERDÓN

Dr. David E. Ramos


Cita Bíblica:

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi
hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? —No te digo que hasta siete veces, sino
hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—. »Por eso el reino de los cielos se parece a un
rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le
debía miles y miles de monedas de oro. Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo
vendieran a él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo
se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —le rogó—, y se lo pagaré todo.” El señor
se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad. »Al salir, aquel siervo se
encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el
cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió. Su compañero se
postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré.” Pero él se negó. Más
bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Cuando los demás siervos
vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había
sucedido. Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te
perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte
compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” Y enojado, su señor lo
entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía. »Así
también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a
su hermano.

El Evangelio más que un conjunto de doctrinas que memorizar es una experiencia de vida que
nos plantea nuevas relaciones. Una de las cosas más difíciles de la vida es mantener buenas
relaciones, a tal grado que muchos prefieren mantenerse de lejos a los demás para no sufrir
las consecuencias de estas. En las relaciones interpersonales ocurren los problemas que
tienden a causar molestias internas en la vida del ser humano. Justamente en este campo de
las relaciones es donde el Evangelio quiere tratar, porque el pecado siempre aparece para
destruir y dañar las cosas que Dios establece, eso es el trato hermano hermano.

El trato hacia los demás es uno de los signos que el Evangelio reclama como signo de
autenticidad de haber entrado al Reino de Dios. No estaríamos genuinamente en el Evangelio
si no tenemos la oportunidad de reconstruir las relaciones personales que son el origen de
tantas complicaciones del mundo hoy. Todas las cosas que pasan en el mundo con su violencia
tienen que ver con las relaciones personales. La gente le terminan echando la culpa a otros:
mamá, papá o hermanos o amigos de todo el odio que siente en su corazón. En Génesis
podemos ver una espiral que va ampliándose acerca de la violencia.
En Génesis 3 podemos ver como Adán y Eva mantienen una buena relación personal pero de
repente aparece el pecado y estos dos ya no pueden verse de la misma manera que antes. En
el capítulo 4 el pecado agranda el problema de las relaciones. Si en el 3 el pecado daña a los
padres en el 4 este pecado viene a dañar a los hijos. Y es que siempre las consecuencias de los
actos de los padres los sufren los hijos. Muchos padres se meten a tener hijos y no piensan en
las consecuencias de su mal proceder.

Génesis 4,17

Caín se unió a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Caín había estado construyendo una
ciudad, a la que le puso el nombre de su hijo Enoc. Luego Enoc tuvo un hijo llamado Irad, que
fue el padre de Mejuyael. Éste, a su vez, fue el padre de Metusael, y Metusael fue el padre de
Lamec. Lamec tuvo dos mujeres. Una de ellas se llamaba Ada, y la otra Zila. Ada dio a luz a
Jabal, quien a su vez fue el antepasado de los que viven en tiendas de campaña y crían
ganado. Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, quien fue el antepasado de los que tocan el
arpa y la flauta. Por su parte, Zila dio a luz a Tubal Caín, que fue herrero y forjador de toda
clase de herramientas de bronce y de hierro. Tubal Caín tuvo una hermana que se llamaba
Noamá. Lamec dijo a sus mujeres Ada y Zila: «¡Escuchen bien, mujeres de Lamec! ¡Escuchen
mis palabras! Maté a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por golpearme. Si
Caín será vengado siete veces, setenta y siete veces será vengado Lamec.»

La venganza y la amargura son las respuestas opuestas al perdón del cual hablará Jesús en el
pasaje que hemos leído. La amargura y la venganza son el resultado de haber recibido heridas.
La amargura es cuando ya no se está en paz con alguien y que incomoda con solo verle. La
amargura es cuando el espíritu nuestro desarrolla un estado incomodo frente a una persona.
La amargura es la ausencia de la paz que de Dios hemos recibido por medio del Espíritu Santo.
Cuando hemos alcanzado la amargura contra alguien luego viene la venganza, es decir, buscar
la manera de transferir a otros nuestro estado de enojo y molestia. La venganza es cuando
rebalsa nuestra amargura y sentimos el deseo de que otro sufra lo que nosotros sufrimos.

Lamec habla de que Caín será vengado siete veces y él setenta siete veces, que es la
contraparte de lo que Jesús dice acerca del perdón. Jesús plantea en el Evangelio que este
viene a revertir la base de destrucción que se plantea en el Génesis. En el Génesis este
principio desencadenará una gran ola de violencia en el mundo. Génesis habla de la venganza
como algo interminable. Lamec deja un principio de relaciones personales que llevará
consecuencias devastadoras a la humanidad. Así se llega al capítulo 6 donde la cosa se
complica por completo:

Génesis 6,5

Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus
pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la
tierra, y le dolió en el corazón.

El principio de relaciones violentas trajo una sociedad en que todos sus pensamientos estaban
orientados hacia el mal y esto le dolía a Dios porque no es lo que él pensaba para el ser
humano. La venganza en el humano solo trae un Dios arrepentido por habernos traído a la
existencia. Cuando la venganza se convierte en una manera de vivir nuestra solo nos lleva a un
Dios que se arrepiente de nosotros, es decir, quedar fuera de toda bendición divina.
La venganza es un explosivo que tiende a arruinar más lo que Dios ha hecho. Cuando la
creación ha sido dañada Dios debe intervenir para una limpieza, allí aparece el diluvio. La
venganza no es una cosa meramente personal, está por su potencial de dañar a más personas
en un circulo cada vez mayor trae como consecuencias iniciales a los hijos.

Adán tuvo una ruptura respecto a Eva, pero después Caín trae venganza de siete veces, luego
Lamec la aumenta hasta setenta y siete veces. Siempre la amargura y la venganza se va a ir
extendiendo de generación en generación. Dios tratará siempre de detener toda capacidad de
destrucción para las siguientes generaciones. Los padres muchas veces sin percatarse están
envenenando el corazón de los hijos. Desde Adán hasta Lamec el odio ha aumentado setenta
veces siete.

Génesis 11, 5

Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y
se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus
obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su
idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.» De esta manera el Señor los
dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la
ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de
la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo.

En este capítulo 11 tenemos una sociedad completamente destruida y hasta hoy seguimos
viendo la destrucción social entre pueblos. En Europa, en América, en todos lados podemos
ver como el ser humano se destruye. El ser humano desde este pasaje se ha enemistado por
cosas sin sentido y se destruyeron entre sí. Desde Adán no apareció nadie que cortará de
manera radical esa creciente ola de amargura en el corazón humano.

Cuando en el Nuevo Testamento aparece Jesucristo, viene para limpiar todas estas actitudes.
La eficacia del Evangelio en alguien no se mide en su capacidad de aprenderse las doctrinas
sino en la capacidas de restaurar las relaciones. En Pentecostes pasará algo grandioso porque
si en Babel los humanos dejan de entenderse al ser confundidos entre sí, en Pentecostes el
milagro será a la inversa porque todos los que no se entienden y están confundidos lograrán
restablecer su relación. Aquí podemos tener un solo idioma pero al hablar de lenguas
podemos referirnos también a las maneras de ser y actuar que hacen que no nos entendamos.
Por eso nuestra humanidad es como una Babel en que nuestras maneras de ser se vuelven
barreras para comprendernos y ante la incapacidad de crear lazos entre nosotros Dios envía su
Santo Espíritu para ayudarnos.

Quizá para nuestra comodidad es mejor no hablar con las personas porque todos
somos complicados y tenemos muchas formas de ser, pero de cara al Evangelio esto no tiene
sentido. Nadie puede decir que es el mejor con todos, talvez podrá serlo con algunos pero no
con todos. Muchos podrán parecer tranquilos pero no lo son. Por eso una de las cosas más
difíciles en la vida es el matrimonio porque este no es solo de pasar abrazados todo el día, sino
que exige de nosotros un alto grado de entendimiento y madurez porque si no se rompe
fácilmente, sin embargo aunque no es fácil tampoco es imposible. Todo el que quiera casarse
debe de pensarlo bien porque el matrimonio no es solo de luna de miel, es necesario gastar
muchas energías y paciencia ya que es su deber bendecir a la futura generación.

La vida no se construye como se construyó en el génesis tal como Adán Caín y Lamec llevaron
sus crisis personales porque estos solo llevaron las cosas a la ruina. Por eso el Evangelio
aparece como la potencia de Dios para revertir lo que el pecado ha destruido, es decir, para
reencarnar el amor de Dios en todos. El Evangelio no aparecerá para detener los golpes sino
para saber perdonar esos golpes. El Evangelio no es garantía de que no nos van a lastimar sino
como la manera alterna para combatir ese pecado que daña. Dios no quiere que el ser humano
quede esclavizado a la misma manera de vida de Caín y Lamec sino para vivir una nueva
agenda divina, es decir, una nueva manera de vivir. La iglesia debe de ser, entonces, la primicia
de esta manera de vivir para enseñar al mundo como se revierte esta situación.

En Mateo 18 hay dos pasajes en los que quiero concentrarme:

Mateo 18,25

Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos,
y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia
conmigo —le rogó—, y se lo pagaré todo.” El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la
deuda y lo dejó en libertad.

El perdón hay que buscarlo cuando sabemos que somos deudores. Dios no perdona de manera
automática, Dios perdona cuando reconocemos nuestra falla y decidimos pedir perdón. EL hijo
prodigo hizo muchas cosas malas pero un día regresó al padre a pedir perdón. Cuando el Padre
se da cuenta que su hijo está arrepentido le da su perdón. Si el perdón es fundamental para
reconstruir las relaciones humanas también es la capacidad que debemos de tener nosotros
cuando alguien nos daña. Para que el perdón pueda darse es necesario tener la humildad de
reconocer también cuando hemos ofendido a alguien. Y será de la capacidad evangélica de la
otra persona si nos da el perdón.

Cuando hay una clara expresión de haber ofendido a alguien el Evangelio nos reclama ese
llamado, por eso dice Jesús en el capítulo 5:

Mateo 5,23

»Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene
algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano;
luego vuelve y presenta tu ofrenda.

El pasaje no habla de si tenemos algo contra nuestro hermano sino de si sabemos que nuestro
hermano tiene algo contra nosotros. A veces creemos que basta con solo presentar la ofrenda,
pero está tiene dos momentos: debe de presentarse y también debe de ser aceptada. La
ofrenda debe de tener un procedimiento antes de ser presentada: si alguien tiene algo contra
mí debo de arreglarlo para que está sea aceptada. Es fácil querer construir Evangelio sin
relaciones humanas, pero eso no es el Evangelio porque el Evangelio quiere reconstruir la
sociedad.

Mateo 18,27

El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad.

El perdón siempre trae libertad. El que no perdona ni pide perdón será esclavo para siempre.
Quien no perdona siempre anda pendiente de la vida de los demás y deja de vivir el propósito
de Dios en él. El que no perdona ya no piensa en su crecimiento, ni en desarrollar sus dones y
terminan siendo esclavos. La gente termina perdiendo mucho tiempo por andar pensando en
lo que los demás hacen y dicen de ellos. La esclavitud del odio los lleva a la amargura y al final
a la venganza. La persona que vive en el ámbito del perdón será libre para vivir para Dios y en
sus propósitos.

Jesús terminó perdonando a todos en la cruz y se hace libre. Jesús no muere odiando a Caifás o
Pilato sino perdonando a todos. Igual podemos ver a Esteban que muere abriendo los brazos y
pidiendo el perdón de todos, muere libre. La gente que abre su corazón a la amargura va
perdiendo eficacia en su ministerio porque su esclavitud no lo hace ser parte del gozo del
Señor. Pero la persona que es capaz de perdonar es alguien que comparte el corazón de Jesús
y a estos se les da su Espíritu Santo.

No vivamos en la espiral del odio sino en la libertad que trae Cristo en el perdón. Quien quiera
ser instrumento de Dios para los futuros meses que vienen es fundamental buscar el perdón
en el Espíritu Santo, de lo contrario nos iremos inutilizando hasta ser sal que pierde su sabor.

Amén.

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