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Co lcrcl ón di rigida p OI Sl' lg lt 1 Sl'vlll;¡ y J maro Talcns

EIÁ el de la hi toria
Ro enzi ig Benjamin bol 111

F RÓNE
CÁTEDRA
IS
UN IVER ITAT DE VALENCI
Títul o ml¡.(inal de la obra .
1, i l l l.l:e de t'btstoire
ROSL'/lZlIdg . ltenjam tn. • cbolem

Tmd

Índice

OD CCIO
... ...... .. .. ...... ...... .. ................ .. .... ...... .. 11
PRIMERA PAR"Je
Franz Ro nzweig
El /1 verso de Decident

Capítulo 1. La di imilación , , 29
Capítulo 2. Hegel al pie d la letra 9
Capítulo 3. topía y reden ión .
EGU 'DA P.
lter B nrarmn
Lo tre model de la historia
Capítulo . La metáfora de lo orígene : ideas, nombre , es.
trell
Capítulo 5. "Éi' ~~cl~' ~~éti~~··· :::: :::::: ::::: :::: :::::::::::::::::
1
103
Capítulo 6. El Ángel de la Hi roria .
123
Edltloris du Seui l, 1991 T ERCERA PARTE
Edicion 's ál xlra , S. A., 1')')7
Juan Ignacio Luca d • T ' na , 15. 2H027 .\ laul'id Gershorn Scholem
. De¡x sito legal: M, 1.87'1· (')1)7 La historia e reta
I.S.Ll,N .: 8 -37G· I S02-X
i 'rtnted 1/1 SjJ(l111 Capítulo 7. Las aporías del mesianismo , " .." , ,.. . . 157
lmprcso en Gráflc ns Rógar, S. A,
Navalcarner ) (Madr id) Capí~ulo 8. Kafka, Freud, y la crisis de la tradición 177
Capítulo 9. Lenguaje y secularización , ,.... ()J

7
Estelibro pro dt de una serie deseminario imparti-
do m 111 Es 11 la deA ltos Estudios de Ciencia da-
ks, ti. 1982 11 1988. !l!/e sea //111l pntr!Ja ti. 1lI1I; tad
bll(I¡·(/ todas uodos 10 queparti. iparon n dios.
Introducción
..Cuando -e'empezó a onstruir la torre de B bel, todo estaba muy
en orden [...] cbmo . i e di pu i 13 de iglo y otras tantas posibilida-
des de trab: jar libremeni . El pare er entonces reinante llegaba a cta.
blecer que toda Icntitud para construir sería po a»J . Así se abre el rela-
to qu con agra Kafka al pi odi bíblic de la torre que los hombre
de la: primeras generaciones qui ieron con truir aqu lla torr tan al
que 11 garla al .elo. La hi toria que relata I Gén i e itúa en lo pri-
mero ticmp s d la humanidad, cuando estaba muy cerca d u aro
manía original, "de un misI110 lenguaje e id érui a palabras». in em-
bargo, al parecer esta unidad llevaba en u interior el germen de 1:1d
uni n. Para evitar u eparació n, lo hombre decidieron reunirse e
un mi ola lugar y undar una ciudad madre d todo la civiliza io-
n. mo ímbol d u on rdia, d 'di ron erigir la torr . in ern-
bargo, la Biblia da a entender (al ont rari del r lato de Kafka) que el
trabajo fue muy el -prisa, tan depri a qu Dio ' alarmó de esta con.
entraci ón d . pod r en las mano de una ola iviliza i n que podría
quer r dominar I mund . La unidad d lenguaje decir, la Ira. .
pare ia d la comunica . n- no r i ti a la divi ión d .J traba; ue
exigía aquella crnpre a sobrehumana. L s habitant de la iudad s
dividí 'ron, s separaron, e dispersaron p r la sup .rf i· d - la ti rra "Y
dejar n d dificar la ciudad--, En urna, habían sido ví tima d 1mi .
ola mal qu habían querid evitar. izá u error había ido el qu

I Fr;III Z J nfk.l• • E1 escudo de 1:1 ciudad», en Obras COlllp/(ftlS. Il, Barcelona, cix B. I '
rral, 1987, trad. de Alfredo Pipping y Aleiandro Ruiz Cuiñazu, págs, 2 1-282.
1 énesis, XI. 1..

JI
rcr consolidar con precipitación (es decir, con violencia) una un idad razon~s por .Iasque .no puede ser construida. ~or supuesto, aunque Kaf.
que ya poseían. O quizá e habían vi~ lO al~apados a su pesar por una ka ha invertido el significado del texto bíblico, ha conservado su for-
disper i ón má originaria que cualqu ier unidad. . ma de parábo la. Para él, como en la Biblia, la torre de Babel irnboli-
i, para la Biblia, la generación de Ba.~1 pa.rece haber pecado (~e Im- za al mismo tiempo el esfuerzo de la humanidad hacia su realización
paciencia, Kafka ve en ella la encama Ion n11 ma de la du~a. ~oao lo ideal y el fracaso de este esfuerzo. Mientras en la Biblia el fraca o e
que el texto bíblico tiene de apresuramiento y de dercrminación, en debe ante todo a la intervención de una fuerza up rior a la voluntad
Kafka e convierte n lentitud y demoras. En realidad, el relato de Kaf. de los hombre , en Kafka procede de una deficiencia inherente a la
ka ubvierte completamcnte la fábula bíbli a que le ~rve?e modelo: propia.humanidad. El fra o de Babel remite aquí a una e pecie de
en lugar de evocar la edifi ación de la torre, relata 1. hi to na de u no- l ógica mmanent e de autodestrucci ón, quizá a las raíc del i tinto de
mu ~rte. Expresa al parecer 1111 de. ajust« dela " ladón (011 el tiempo, y en
construcción:
particular de la rdarión con tljit/I/ro. Para lo hombre de Babel, el tiem-
e argüí de t. su rte: en toda la empresa. I mv e la idea po apar ce c~mo ili~itado, imilar a una línea que e pu de prolon-
de construir un torre que llegue al cielo, Frent a esta id a, 1 de- gar de forma ind finida, o a un río que corre sin fin : "como si se dis-
más es accesorio. Un vez captado el pensamient 11 t a su gran- pu i e de' iglo y otra tantas. po ibilidades de trabajar libremente-o
deza, no puede desaparecer ya: mi ntras exist n lo h mbres perdu- TIempo neutro , percibido como un forma vacía, siempre dispon ibl ,
rará el deseo inten de terminar lacon trucci6n de la torre. En este a la e pera de que lo llenen I cciones de los h mbres. Por esta ['3-
entido, no hay que temer por el futuro pues, antes bie!l, el saber z ón, "no hay que temer.al Iinuro-: en el eje del tiempo en I que lo
de la humanidad va en aumento, el arte de la con truc I n ha he- 111 tan t e urnan a lo m tant , la tarea pend iente pi rde toda 11 uro
cho progreso y hará aún ~troS nuevo ; un trabajo para. ~ cual ?e- gencia: todo lo matices de nuestra relación psíquica con el futuro
cesit mos un año será realizado dentro de un iglo q uizá en sólo
seis mese y. por añ didura, mejor y más duraderamente. ¿Por qué -e pera, e peranza, paciencia e impaciencia- quedan abolidos en
got. e, pu , desde hora h sta el límite de las fuerz:ts? [.) Pen . una misma indiferencia: el futuro privado de u dimensión esencial,
miento de e te género paralizaban las fuerza , y la edificaci ón de la la de la nooedad, acaecerá in orpr a , en la ora prevista, como una
ci dad obrera desplazaba la con trucci6n de la torre. Cada gru!>? etapa necesaria de un movimiento un iforme.
regional quería poseer el barrio más hermoso, por lo que sobrevi- fá il reconocer, en la imagen del tiempo de lo h rnbn de Ba-
nieron rencillas que culminaron en sangrientos combate . bel una alegoría de la con ep i6n moderna de la temp oralidad histó-
Esta lucha eran incesantes, lo que sirvió de argum nto a los je- rica). Al goría críti a es evidente de tinada a desenma rar la con·
fes para que, por alt de la ne esaria oncentra i6n, la t rre fu e ~diccio n de una idea de la historia na 'da de la Ilustración, para
levant da muy lentamente o, mejor aún, 561 despu de concerta- Impon erse en el iglo XLX como una evid ncia ca i natural. Para lo fi-
da una paz gener 1[...) Así trans?1~ó el lap .de la primera gen . lósofo del iglo XVIII, la historia aparece como un proce o orientado
ración, mas ninguna de 1 que siguieron fue diferen te; lo la des-
treza iba en aumento constante y. con 11., 1.1 sed de lueh . A ello d de un meno hacia un má , de la confusión ha ia el orden de la
vino a urnarse el que la segunda la te ra generación reconocie- o curidad hacia la luz. Se reconoce, el ro tá, la e; . tencia de ritmo
ran la ins nsatez de la con trucci ón de la 1 rre, pero los vinculas hi t óri o que. co mpa an la grandeza y.la de den ia de lo imperio
mutuo eran ya demasiado fuertes como para que pudiese dejar pero ,m.ás allá de e a fluctuaciones la hi toria en su conjunto e t á
la ciudad. conc bida como el vector de un progreso continuo, destinado a con-
ducir a la human idad ha ia su realización final. A í na e la noción de
.Como es frecuente en Kafka, este texto pone en escena el relato de un final ideal de la historia, de un 'le/os'hacia el que parcce dirigirse. Es
su propia desaparición : de postergación en posterga ión, la historia
qu~ se proponía contar se' disuelve hasta desvanecerse, como a ,~erza JLa importancia de la críticade la razón históri a en los aforismos de Kaíka ha sido
de perfeccionar sus medios, se acaba aba.ndon ando la cons ~cclOn . El dcs t ~ca~ a
por Beda Allernunn (..Fmgcn an die judaistischc Kafka-Deutung arn Beispicl
pasaje bíblico se convierte en su contra no: ya n~ se tr:lta de Ilus~rar las Heniamins», en KIf!ktIIllU!dnsjudentum, Hrsg. I<. E. Gróaingcr, S: Moses,11. D. Zimmcr·
razones po r las que la torre no debe ser construida, smo más bien las mann, Fráncfort del Meno, Athenñurn, 1987, págs. 35·70),

13
l'
má s, este lelos podría des empeñar (como en la idea de la fin alid ad na- pue?e desaparecer ~a : m ien tras existan los hombres perdu rará el de.
I! tu ral) el papel de un p rincipi o inm an ente que guía el desarrollo de la
historia. Es como si hubiera u na razón histó rica que co ndic iona de .
seo m tenso de terrmnar la co nstrucción de la to rre."
Go.~ la postergaci ón ilim itada de to dos sus ideales, la humanida d
de el in terior el pro ceso de la ave nrura'h umana, Esta visión teleo l ógi- tambi én debera posponer muy leja , al fon do del fu turo, la ut o pía d e
ca cu lmina, en He gel, co n la interpretación de la histori a como proce- una "paz R~rpe~la». Es má.s: la p~olongación indefin ida de la espera e
so dia léctico a través del cual se ha ce realid ad el propio Ab soluto. Por una fue~te Ult~Ulseca de VIOlenCIa. El p erfeccionam ien to co n tin uo de
lo tan to co n respe cto a este avance ine luctab le de la Raz ón en el lo . ~e(hos apl icados se con vierte en un fin en sí hacie ndo olvidar el
m undo, la función de la inic iativa hu m ana -que, hay que reco rdar- objetivo 9ue se persegu ía en un p rincipio ; el progreso técni co se co n.
lo, sigue siendo determinan te- se reduce a la de un m edio a l servicio vierte en .mstru mento de dom ini o, y exa erba las rivalidades: "sólo la
de un fin qu e la supera infinitam en te. Tod a acció n human a es co n- destreza I.ba en aur~en to Y" con ella, la sed de lucha". La ut opía, una
tingente; su e ntido (es d e ir, u efi c cía) depende de u confo rmidad vez defill1d~. como Ideal asin tó tico, e decir, inalcan zab le, se d isuelve
o su no-conformidad co n la dinám ica de la Razó n que ac túa obre la en abstracci ón .1~ura y no s~ cita m.ás que desánimo: ..la egu nda o la
h istori a. El trab ajo de la Razó n es m uy lento , quiz á in fin ito, así q ue tercera generacron reco no ciero n la 111 en satez de la co nstrucció n de la
l' écómo saber si los tiempos están ya maduros para la realización de . torre»; la ~oncepcl ón ~e la uto pía com o «tarea in finita» se vuelve co n-
n uestro proyectos? "Pen sam ien to s d este género - escrib e Kafka- tra ell~ rrusrn a; l.a noCJó~ de un tiem po ind efinidam ente prolonga ble,
paralizaban las fuerza ." La creencia en la necesid ad inevitable del es de Ir, de un nempo 111 fin, excluye a priori la id de q ue un día el
progreso épodría co nd u ir así, también inevitab lemente, a un a espe- mundo llegará a u cu lmi nación.
cie de ataraxi a, o en cua lq uier caso a la postergación p erma nen te de ¿Pod 7mos imaginar otra fo rm a de ver la histo ria? El texto de Kafka
la acció n ? ,,¿Po r q ué ago tarse, p ues, d esde aho ra hasta el límitede las no lo dice, Lo s descendient es de lo !lOm~~es de Bab el, en cualquier
fuerzas ? ca o, ól~ pu~den o pta r entre la re ignacron ..lo vínc ulos mutuo
.Tod el texto d . Kaíka gira alrede dor de este ..desde a ho ra' . Lo que eran ya demasiad o u ert es como p a .1 que e pudiese dejar la ciudad-)
la razón histórica ex luye, es pre isamcnte la idea de q ue el Idos, la cul- y la espe ra del apo alipsis. Sin duda, e trata d dos aspe tos cornple-
mi nació n de toda l. cosas, pueda aco n tecer «de de aho ra» , En la fi- rnentanos de un mi sm o desencan to : cuando el pa cto s ial ya ólo
lo afia del p rogreso hi tó rico ubya la cr 'en ia en un tiempo infini- de can a en l~ con ien ia esc épti a de ue nada e encial cambiará
to , y el término « infinito.. no no rem ite aq uí a una id a de ple nitud, nun':'1 , es d~ Ir, e,n la fiu tra .ó n d toda la esperanza la en 'rgía
de una alidad del ser diferent . sino a la de in-terminable, al «no fin» lItóPIC;~ ya 5111 obj to ~ onsagra en u to talidad - a modo de orn-
de una serie que se pued exten der ind efinid am ente: "Así trans urrió pensa ló n- a ~n~oña ione e cato lógicas, a la espera de la atástrofe
el lap o de la prim ra genera ión mas n ingun a de la que igui ron final q~e de rtrurra el m und?, para q ue de u ruina pue d urgi r un a
fue diferen te." D uración perfe t m ente homogénea, fo rmada por una hu m ani dad nueva. • pr ament e lo que ugiere el último párrafo
su' esiá n de un idades de tiempo idén ticas, tiempo neut ro, ornparable del relat de Kafka:
al de la mec ánica l ásica, en el que el en adc nnm ien ro de las causas y
d los efec tos nunca puede producir nada rad i almenre nu evo. Es sigo T. do cllant~ ~"'Iá entr ncado con la ley nda y la anció qu e
nifica tivo qu en Heg 1, la hi to ria pa rezca reproducir int rm in able- sUlgl: ra n la cl uiJ~d tá olmado de la no Igia ha ia l anun ia-
ment e el m ism o programa, el de la apari ió n y la desapari ió n d Ios do dl~ en que la iudad ería aniquilada po r cinc golpes br ves y
"p ueb los histó ricos" en el escena rio del devenir, Desde esta pcrspccti- su ~ IV¡¡ ll1l'lll,e des argados bre JI;¡ por un p u ñ gigantesc . Por
eso nene la CIudad un puño en 'U e udo'',
va, el Ir/os de la hi t ria no p ede verse 0 1110 un a realidad q ue, en
prin ip io, pu xle a aec r en ada insta nte, y qu izá ..desde aho ra.., ino
m ás bien a mo UIl postu lado , un a idea r gu iado ra, uya r alizaci ón
.
r tro ccde indefin idamente a 111 dida qu e avanzamos : «Lo positivo es
la idea de con uuir un a to rre q ue llegue a l cielo. 'lo do lo dem ás, e ac-
c a rio, nr vez aptado 1 p en amiento en toda u grandeza, no ~ La iudad de Pra • d nde Kalb na i ' YVIvió, lleva un puñ en el . IJ lo.

15
A te relato de Kafka h ce eco un cuento de Jorge Luis Borg m~tu;lo ban inmó viles. El brazo del sargento e emi ba un ad _
uyo terna central es también el tiempo, pero percibido aquí en forma man m on J~. En.una bal . del patio un abeja proye aba
exactamen te contraria: no en u extensión sin fin, sino en su m á abo una sombra fija' .E1 Viento habla ce ado, como en un uadro, HI _
soluta condensación. "El milagro secreto» parece a veces responder d!k ensay ó un grJlo,.una sílaba, la tor i6n de una rnan . Co mpren-
(probablemente al marg n de la voluntad d su. uto r) a alguno d ios ~16 qu.eestaba paralizado, No le llegaba ni el má tenue rumor del
armóni o oculto en ..El e cudo de la iudad•. En primer lugar, por- Impedid mu~do. Pensó t. IOY,at rI ilifimro, (JI . muato, Pensó moy
que la hi toria que cuenta Borges tran ere en Praga, la ciudad de loro. ~ r11/(7l1PO Ir ha ~mido. tu refleXIOnó qu en caso
Kafka, que este último identifica aleg óri ament e, al final de su relato t rnbién . ~~bl. 1'3 de teni do su pen miento. Q!Ji poner! a
on la Babel bíblica. Ad más, el protagoni ta del cuento de Borge .ja- p~e.b.a : pu ro ( m mover l labi ) la rnisteri cu na égloga de
':'lJ'glho. Imagin ó ~ue lo ya remotos (dados compartían u angu _
romir Hladík, se presenta como escritor (« Fuera de algunas arn istade na; aIl~lc,ló .0mulllc;lr ~e con 1I0s. Le .1 ombró no entir ninguna fa-
y de mucha co tumbre , el problemático ejercicio de la literatura . uga, m IqUl: ra el veT?go de u larga inmovilidad. Durmió, al cabo
con titula u vida,») y como judío. A la denun cia de la locura belico- de un plazo ind te~tnado. Al de penar, el mundo eguía inm vil
a de lo hombre en ..E1 udo de la ciudad-, te; to red lado y sordo. En u ~e/IJla, p rd raba la go e agua; n el ti , I
n 1917, en plena guerra mundial, corresp nde en -El milagro e re- rnbra di . beja, el humo d I ci artillo que había tirado nun
to" (e rito en (943) la evoca ión de la invasión alemana de Praga a . baba d di pe arse. O día- pa ante d que 1Iladfk enten-
diera.
en 1939, el arresto ca i inmediato de Hladík y u condena a muerte
(motivada prin ipalrn nte por us trabajo obre la rnísti a [udí : -un U~l añ entero había ¡.i itado de Dio para terminar u labor:
examen de las indire t fuente judía de j akob Boehme- y una tra- un ano le 1 rgaba ommporenca. Di operaba pan él un mila-
du ción de &pb" YaimIJ). La ábula de ..El milagro secreto- e con- gr t : lo mataría el plomo g rm nico, en (a ha etermina -
d.3, pero 1 u m nte un año trans rriría entre la orden)' la ej u.
entra en los diez día en los que en su pri ión de Praga, Hladík pe- CJó.n de .1 ni n. D .101 pe~1 jid d pa ó ' l estupor, del e tupor a (a
ca u ej ución. Una de l. idea que má lo atormenta e la ob e ión reslgnac~óll, de la r signación a la úbita gratitud.
de no haber tenido tiempo de terminar la obra en la que tá trabajan- No di "' o!lía de otro docum nt~ que (n memoria; I aprendizaje
do, un drama en tres acto yen verso titul do Losmemigos: ..Había ter- ada he. ame~ que agregabn le Impuso un afo rtu nad rigor qu
minado ya el primer a ro y alguna escena del t rcero; el rácter mé- n so han. ~l nes aveJ1lu,r.ut y olvidan pdrraf imerin y V •
trico de la obra le permitía examinarla ontinuamcnte, rcctifi ndo g ' . o .1J'; lba!o para la tend. d n.iaun.para ~i ,de: e y p fe-
los hexámetro , in el manuscrito a la vi la. Pens que aún le faltaban reno(as lile nas o abía. I Iinu I o, mm . vil, ret urdi en
dos actos y que muy pronto iba el morir." ( a no he anterior a la jccu- cl tiern u nito laberinto invi ible. R hízo el tercer a to d ve e
ión habla con Dio y I pide que le on eda un añ má de vida: B rr6 alg~n. ímb~lo demasiado evid nte: las repetidas campann:
-Para llevar a término te drama, que puede ju tifi eme y ju tificartc da , I~. J11U I ~. ~lI1gun • crrcunstan in lo im] nunaba. Omiti ó,
J~r 10,. rnphfi o.; en algún o pt ó por la v i n primitiva. LJe.
. requi ro un año m ' . t órgam dí: .T ú, d [ui n n lo iglos quer. r el palla, I art 1; uno d l r t que lo enfren ta-
y el tiempo ... Llega el día de la ej i n. . el 2 de mano de 1939, a b .n rnodif Ó su concepcién del car.i ter de: Roerners a L O e _
la 9 de la mañana. Citamos ca i ínteg • mente el final del uento: bn qu 1.1 ardua te onía que alarmaron tanto ;1 FI.1Uben n
r
m r:ts . up r riciones vi ual s: dcbil.ida~e m lestia de la palabra
es nta, n ó de la palabra son ra... DIO ternuno a u drama: no le (., J.
raba ya r solver .?10 un..~Io epíteto. encon tró, la g t de aguo
r ? ló en u mejilla. Inici ó un grito enloqu id • m vi la cara, 1
cu drupl d lo d . .
Jaromir I lJadik murió el v intinueve de man • a I nu e y d
minutos de la mañanas.

que iban a s Jorge Luis B rg • • El milagro


• en Fimo, • Buenos Ai • Emed. 1956.

17
I[ ¿ u é le ocurrió a Hladík durante el ínfimo instant: que epara la
orden de hacer fuego lanzada por el argento y el comienzo ~c la . al- !a psique e ha ai lado, por un instant e, d la realidad exterior y d I s
trum ntos que la rnid n para repleg e tot Imente su interior:
va') El t to no da do indic cione al' n tem ent e contradi onas: III

por una parte no dice: el universo ti . C! se detu O"; por ?tra parte, su p nsión del tiempo i o que tiene como ntrapartida un int n-
e nos dice que el tiempo igu tran cumepdo:. : Pen50 ti ~rmrpo s . ha ifi . ión in~uditl del tiempo p íquico. H bl r aquí de una contraai. JI
detotido. Luego reflexionó que en tal o, también e habna d t;mdo drllrnlrpoflsico o d un t'.\·/msiÓ" deltiempo p iquico viene a r la mis-
u pen amiento .» Y Hlad ík no e COntenta con pen ar y.r.eflcxlOnar; 01.1 a. Durante lo es. os egundo que aran la orden de brir
imagina, de ea, se a omb a, r ita la cuart égl ga, d.e Virgilio, e duer- u g y la Ileg da de la de rga, la onci ncia de Hladík e .1 e,.xa er-
me y se de pierta. ¿Oebemo e ncluir que, en I ~ l ógica ~ e1 te." t~, la de' I .ido hasta el punt o de realizar en uno breve instante 1 trabajo d
ten ión del universo fis i no upone la detención del nempo'.Como 1 do un año. En u pique, el contenido vivid de un año ent ro e
la sen a i ón del tiempo está íntimamente ligada a la perccp 1?11 del h,~ ond n. ado en ~I fulgor de un in rant '. «Dio operaba para él un
cambio, ¿la interrupción del movim ient H a s homb r: s qu Iban a ~ l1Ilag~o e .relo~: milagr • pue. Hladík e I era, en un relámpago, una '
m. tarlo estaban inmóviles. El brazo dcl . argento c.termzaba un ade- intensidad mtenor que lo proyecte mu ha más aJhí de lo ritmos ha.
mán in on lu o. En una baldo a del pan una abeja proye taba .una I~itualc del tiem po hum ano: cerero, porque nada de este prod igio e
ombra fija. El viento había c ado co n~o en un. uadr~' ) no u.gl re, lt,lt~a al ex~cnor' .nadie s. Ivo él abrá jamd qu la obra para la que ha
ca i necc ariamente la idea de la deten Ión d~1 tiempo; U.na pnme,ra ivid ra termlllada. Para lo demá, para l po teridad, él i rnpre
s roí el aut r de un drama inconcluso.
re uc ta ería distinguir el tiempo fi ic d I tJempo p IqUlCO: . te ~ I.
timo s podría seguir d arrollando aunqu el pnmero : hubiera m-
t rrumpido al' ntemente, I meno duran t un corto m tanteo Po-
I dríarno imaginar un momento de pau a en . I mun~o amo una
irn: n congelada, en el que la natura!e~ retu le~ el aliento, P ro e~ i exi te un Áng de la H' toria deb ría en entrarse n la inte
II el que la con ien ia d I co n~en ado I~u ~e ra . trabajando :' ~n a velo r- (1 n entre el tiernp ind midanu:nte prol n bl de q ue habla 1te .
t le, Kafka y el o tro ti mpo, p urarnenr interio r y cualit tivo, que
dad vcrtigino a. ta explica Ión podrir Justtfi • r el ennrruento (o la
ilusión) de que el ticrnp (l ,. i o se ha ,:ong 'lado unos seguI~d s. ·Itcx · ti, s nb I relato de Borg . in duda, ería un dc lo ángelc e- "U ,
lo nos di e que esta detcn Ión del Ulll V rso se prolonga, pn m ro todo gun ershom cholern, v . •1 el Talm ud : «dngele recread a ada
un día, luego un segundo d ía, y finalmente.durante un ~Iio om p~e to . msiant e, n muclledumbr rnnum rabi , para cantar u himn ante
El lect r re ibe la irnpre ión de que est . fen ómeno ~ u ra dcma I ~do I io~ antes de ser destruí lo y de desapare er n la nada -s, n ánge-
tiemp omo para er una 'imple i l~l si ) I~ .d I s entidos, Impre l. n 1, I rnpre renovados que, eg ún S ho lern , ~ ndan en la obra de Wal.
1 ' 1' Benjam ín: ,," u voz "U pa a Y e e fumo .. ·imboliz.1 In anticipa.
qu refu rza el pr edimi ~10 lite In ullltZ. d : I~ escena. s~ ~e ribe
..de de el exterior», como ' 1 e tratara de una re. lidad objetiva, nte ti n del apocalipsi en el orazó n mi mo de la hi toria-", ue In Ul
de qu el narrador intervenga para d~ cnm. ara~ el enór:neno c mo pía e pueda an.ti ipar, u. e pueda vivir d de ahora», o por I
un cxperiencia l' íqui del personaje. o, I ul1lverso 65lco no e ha lltran~, que ola nClba como unn mera . id regul d ra-, un
d tenid realmente; ' 1 ha dejado de mOVCI e en la mente del con- Id al mt ' tico cuya alización aleja iud finidament e dida
lue avanzamo ,es lo qu nfre ti, en el nivel m pro ndo. I. visi ' n
d nado. b" . ni . d la temporJI!dad que impli el lato d B rges con la qu , para
' n rcalidad, la dife ncia entre lo obje~v y I ~ u JetJvoplC e . qUl
mucha peTÚnen ia. P rque el tiem p~ fl 1 eI.llempo de I? ~elo) e . y /(af , ' . Tdcten~ba la uh~ra de lo h ~br de Babel. la leyenda
los alend arios, por Ill U ha que se mida en \Ill1dade cuantJ t;¡ ~ lva dlS- 1 .lh~udl qu.e astgna a. ada m tante del U mI' u ángel e p iti o,
rel;¡s (segundos, minuto y hora , día , mcsc.s y ;¡ños)~ n~ dCJa de tra· d ' Ir, u uaIJdad propl;¡ u virtu;¡lid dc me iánica in tituiblc,
ducirs ', cuando lo vive la persona, en té ~mll~os cualtt;¡ttv ~ : lo que
cuenta aquí son los c ntcnidos ~ e la on ~ ' n la, su &ecue.nCl.a , su du· 1, ,cl 'horn Scholcm, ..W~Itcr Bcnj.lI11in». cn 117¡¡f(ff IJ"'i llllitl ll1ld mil EllJo.,.I. Fr. ne.
ración, su intensidad. ecir «el tlemp flsl O se detuvo» Iglllfi . que Illn del Meno. Suhrk.1mp. 1983, pág. 32.
7 /lJfd.

18
enuncia a e cala histórica la idea del tiempo que e! perso naje de Bor- lid.ad, ~rincipio para Scholem de ..juicio y destrucci ón-", socava d de
ges vive co mo una experiencia eminentemente personal. !a figura .l lIllcnor la co~erenci~ del tiempo histórico, hace q ue salga de sus J '
parad ójica del pensamiento, según la c~al e! fin pu e? e er realidad dl!- III.\s, lo pu lvenza en innumerables in tantes mesiánicos. Esta forma
deabora «en el corazón mismo de la historia», subvierte las bases mis- dI' .1 tualidad, «la ún ica verdaderas", es la que en cama el Ángel de la
m as dela raz ón histó rica. Implica qu e el tiempo ya no se conciba l lisioria. r-

como un eje orientado, en el que el desp ués sucede inevitabl eme nte
al ante , o como un río que va desde su manantial a su d~embocadu­
ra, sino como una yuxtaposición de instantes siempre únicos, no tota - Franz Rosenzweig, Walter Benjamin, Gershom Scho lem: en la Ale-
lizables que, por con iguiente, no e suceden como las etapas ~e un mania de los años v:i~~e, esto ~es a~tor elaboraron cada uno por
11 lado, una nueva vision de la historia, en cuyo centro destaca la idea
proceso irreversible. El pasado , el presente y el futuro no se SIguen
I
como en un a línea recta que un espectado r podría observar desde el d In actualización del tiempo histórico, es decir (en fórmu la de Wal·
exterior, sino que coexisten como tres estado s de conciencia perma- I I Benjam ín), la idea del tiempo del hoy . En los tres e trata de una cr í-
1 nentes: en el fulgor del instante que an tecede a su m uerte, e! protago- ri .\ radical de la Raz6 n Histórica y de us axiomas , a saber: la idea de
I I nista de Borges anticipa la culminación de la obra que, en el ~esarro­ \ llll.tin.uidad, la idea. de ~usalidad. y la idea de progreso. A la imagen
110 normal del tiempo, quizá nunca habría llevado a t érmino., Es nll~mlSta d~ u~~ historia con ceb ida como un caminar perman ente
indudable qu e, para Kafka, la generación de Babe~ habría podido h. la la realizaci ón final de la humanidad, enfrentan, cada un o con su
co nstruir muy rápidame nte esta to rre «que llegara al cielo», con la con- modalidad pro pia, la idea de una historia discontinua, cuyos diferen-
dición de poner manos a la obra «desde aho ra». El lllsta.n~e presente I .~ momentos ~ o ~e ~ ~ia n. tota l izar f cuyas crisis, rupturas y desgarra-
vivido en to da su inten sidad inter rumpe el desarrollo fastidioso de los 1111 .ntos son mas significativos - y sin d uda más prometedo res- que

días y po lariza en su cam po de fuerzas las virtualidades ut6picas q ue u .iparente homogeneidad.


la raz6n hist6rica relega muy leja al fondo del futu ro. ue esta otra visión de la hi toria ha ya aparecido preci am ente en
Lo ..ángele recreados en cada instante en multitudes innumera- • 1.\ época y en tres pen adores judíos, no es casual. En los tres, la re-
bles para cantar su himno ante Dios antes ~~ ser des~ido y ~ ,apa- ti xi 6~ sobre la liistoria nace .de la experiencia directa de lo grandes
recer en la nad a» remiten a una ca ncel' Ion del uernpo his tórico \ .Il .~ ."sIllos q ue marcaro'? el sl.gl.o xx. El traum atismo original fue aquí
como creación permanente, como eme rgencia incesante. de la nov e- II ,! n ~n ~ra ,~uerra Mundial, VIVida como una ruptura irreversible del
dad. Toda la energía de la historia se con cent ra en la realidad del pre- tejido hist órico, como .la catástrofe anunc iadora de una era sin prece-
sent e. Nuestra experiencia del tiempo, decía San Agu tín, siempre e I ~lles: ,Para Ro enzweig, e ~taba del final de un concepto de la ci-
la del instant e actual; el pasado (en forma de recuerdo) y el futuro (en rlizaci ón basado en la creencia en un Lagos capaz de instaurar en el
to da las form a de la e pera: tem o r y esperanza, paciencia e impacie~' inundo un orden racional. Benjarnin vio el desmoron amiento final de
cia, previsión y utopía) ólo son modalidad es de nu estra form a d~ VI- II n mundo regido por la tradición, es decir, por una memoria colecti-
V.I que conserva y tran mite de generación en generac ión un te oro in-
vir en el corazó n del presente. Lo mismo ocurre con nuestra expenen-
111 mo rial de experiencias históri cas. En el diario que llevaba en aq ueo'
cia del tiempo histórico: para qu e el pasado siga. vivo (p~ra que no .se
co ngele en la simple con memoración) la memona colec tiva debe rem- 11.1 é po~a , el joven Scholern ha bla de la m uerte de Euro pa y de su «en-
vent arlo a cada instante; para que el futuro no aparez ca como una I rrnmiento - P. Lo que la guerra mundial había reducido a ruinas era,
mera proyección hacia d~lante de l,as tendencias, d~l pasa~o~ hay qu~
presentir su novedad radical a traves de lo armo rucos uta pICOS codi- lbíd.
• \Valler Benjamín , '\nun cio de la r '¡su AlIgdm Noma, en G(Ja111mdl~ StbriJim
ficado en la co nstelaci6 n presente. Sin embargo, el presente que n?s ((" .J. Hrsg, von Rolf Tiedemann und Hermann chweppenhñuser, Fr.incfort del
ocupa (este « presen te del conocimien~o» del que hab~a. \'<'alter Ben ja- M ~ Il () ,
Suhrkamp, 1972-1 977, 11, 1, pág. 246.
m in) no tien e nada de efimero ; no designa el paso fugitivo del pasado ~tI N?~.a fechad~ el 1 de agosto ? e 1916. A~radezco a mi am igo Gary Sm ilh (Freie
al futuro . Tamp oco se trata de la reunión sincrónica (d.e l.a re'presen ta- l)llIvcrsllal de Berhn) el haber quendo comunicarme la transcripci ' n de este diario to-
.ión) de las tre dimensione de! tiempo. Tocio lo contrano : esta actua- d Iv{a inédi to. •

21
o
p ara los tres, un modelo antiguo que hast a ahora había dado un sen- No ob tante,. es~o. p osibles so n lo bastan te numero o como para
I U ~, en l~ l?? nClp lO e! fu~o iga ien do im previsible. Lo que cara -
tido a la expe rienc ia humana. ,
En la Europa burguesa del siglo ~, este mode~o se habla en~ma- I( n z~ la visron de la 111 ton a en Rosenzweig, Ben jarnin y Scholem e
do en la ideología del progreso, que tien de a excluir de la memon a ,co- I r ' isamente este paso de un tiempo de la n ecesidad a mi tiempo de los
lectiva todos los fallos , las regre iones, todos los fracas?s que p u?tu,an posibles.
el desarrollo de la histo ria. In cluso en su versión hegel~ana~ la m as n ca Podriam os pens ar qu e la negación de la idea del pro greso hab ría lle-
y la más su til, ya q ue aloja en el co.razó n del p:oceso hist órico la mu er- vado a esto s tres .autores ~ una concepción pesimista de la historia, ya
te, la tragedia y los procesos negativos la. ~~osofia ~el progreso pr~cla­ qu e nada garan tiza qu e tien da n ecesariamente hacia la re olució n fi-
ma a fin de cuent el triunfo de lo POSItIVO destinado a concl uir el 11 ,11 de tod a la contrad icciones. • más: en el horizon te de su vida y

desa rro llo de la historia y a conferirle un sen tido. Lo que la. guerr:t d u obra a o~an todos los torme n tos, tod as las catástrofes que mar-
mundial ens eña a Roscnzweig, a Benjamí n y a Scholem es l~ unposi- r aron nu tro .lglO: tra la gu erra de 1914-1918, Rosen zweig, m uerto
11 19~9, tuvo tiempo para asistir ~ la ruina pro gresiva de la República
bilidad de m anten er la idea del progreso histórico, o del enti do de la
historia, frente a la realidad irreduc tible de! ufri~iento .human o., La d Welmar y al aseen o del nazismo; Benjam ín y Scholem fueron tes-
guerra;'vivida como com ienzo absol':lto , ~o s; ~eJa red ucir a un episo- I igos má s ade lan te de la llegad a de H itler al pod er y de la pe rsecuc ión

di o de la historia del Sen tido. Expe n enCla b ásica en la q~e s,: denun- de lo~ jud íos; Benj amin co noció, co n el pa to germanosoviético, el
cia e! carácter absurdo de toda teo dicea inmanen te a la hl~t?na arran- hun dimiento de toda las esp eranzas que habí a puesto en el co m un i .
ca al pen samiento del e quema, c1ási~o desde la Ilus tración , de una 1110; Scholem vivió la egun da Guerra Mu ndi al, el exterminio de los

tem poralidad cuanti tativa y acu m ulatIva, C':IYos mom~nt os se suman Jud íos y, ~Ol~ la perpe.t~ación del co nflicto árabe-israelí, la imposibili·
de acuerdo con la ley de un perfecci onamIento c~mtlllu~. La gue rra l.id del sto rnsm o esp iritual con el qu e había oñ ado . En realidad, en
no obliga a percibir el tiem po hi tóri~o ~n u reah~ad mism a: co mo I orazón de la civiliza ión qu e hab ía creado la idea del en tido de la
u na yuxtaposición de momentos cuaht~tlvamel~te diferentes .l o~ uno historia fue donde ésta se h undió de la form a más especta cular. Sin
de los o tros, qu e por 10 tanto no se dejan t~ta~lza:' Los,sufrimien tos embargo, p ara Rosen zweig, co mo para Benjamín y Schol ern , el fina l
pasados no quedan abo lidos por el futuro, 11\ siq uiera tnunfante, qu e I ',la creencia en un sentido de la historia no su pone la abolición de
pretende darles un sentido, como tampoco las esperal~zas truncadas se (.1 Idea de esp eranza. "Iodo lo contrario, precisam ente obre las ruina
ven desautorizadas por los fracasos que parecen sanc~onarlas. . , leI paradigm a de la razó n histórica, la esperan za se co nv ierte en cate-
?i
Es como una vuelta a una experiencia directa del n ernpo t órico, I ría hi tóri ca. La utopía, que ya n o se pu ede co n iderar co mo la
( reencia en el advenim iento necesario del ideal al térm ino mí tico de
percib ido en la diferencia cu alitativa de cada un o de U; ms~n,te ,
c áda un o de los cuales está cargado de un carácter espe~ífico um co , l.. histori a, resurge -a través de la categoría de la Rrdend on-« como la
pero abierto tamb ién a u~a multipli~idad de futuro po ibles: D e,de modalidad de u advenimiento posible en cada ins tante del tiempo. En
e! momento en qu e e deja de ver el instante p res~l1te co m? una S I ~l­ "le modelo de un tiempo aleatorio, abierto en todo momento a la
p le tran sición en tre el qu e le p recede y ,el q ue le s~gu~, el tl~mpo his-
I
irrupci ón imprevisib le de la novedad, la realización in m inente del
~ deal vuelve a ser p?,s ible, como una de las po sibilidades qu e ofrece la
tórico ya no se pu ede presentar, a seme janza del. tI:l11pO fiS ICO, como
una erie homogénea de unidad es fo rmalme n te ld~nt~cas, Con su ho- m ondable comp lejida d de los proce os hist óricos!',
mogeneidad desaparece también la idea de u ,cont1DUldad, y, por con- Esta i.magen de la hi toria es irredu ctible al mo del o teleológico que
siguiente, la posibilid ad misma de una causah~~d que re&ula e u curo c.uuctenza el pen sam ient o histórico de O cidente, tanto en la fon na
I ligiosa de la teodi cea cristiana como en la forma ecularizada de un a
o. H ay que admitir por lo tan to que la relaci ón de un instan te con
el instante siguien te - y en general del pre ent~ co n .el futu ro- no dialéctica de la Razó n inmanente a la historia. Precisamente desd e la
es un ívo a; a partir del presente. muchos cam inos dlverg~ntes pu e-
den co nducir a futu ros diferentes, El núm ero de estos ca~l1~os ~10 es 11 Mi interés por los modelos de la complejidad y de lo aleatorio se la debo a Henri

indefinido; cada presen te lleva co nsigo un sis~et~a de ltm lta.CI,ones. Atlan, a lo largo de muchos años de intercambi s intelectuales. Quiero agradecérselo de
IlJd corazón. '
IUC o ndicion an el futuro y, en cierta forma , limitan su plastIcIdad.
23
perspectiva de la crisis de la civilización occidental debemos com p ren- Il'lIlporaIidad política en la ue el blo i
der el gesto filosófico de Rosenzweig, de Benjarnin y de Schol em , al IIón religiosa l2, ' q pue 10 JUdlO podría vivir su voca-
volverse ha cia la experien cia judía de la historia para descubrir en ella La reflexión de Walter Benjam in se d r
una dimensión radicalmente diferente de la conciencia histórica y de .nte no sistemá tica atra ' d
/11 e~p lega, de forma d eliberada-
su dimensión utópica. El m esianismo judío siempre tuvo que enfren- (1., lengu aje, la liter;t~ra l:~st e ~na s~nt df estudios so bre la teoría
tarse con la experiencia histórica de la catástrofe, de la decepción y del ( ,ruzada por un cuestiona . ona socia y a filosoBa de la histo ria.
fracaso. En general, todas las tentativas escatológicas qu e conoció la lo político y 10 teológl'co mlalento lco?~tante so bre las relaciones en tre
' revo ucron y la t di "
historia judía se terminaron entre ama rgura y frustración, Por esta ra- 1,I sem boca, en las Tesis defiloso/fa de la bist. . ~ rcion , e~ta reflexi ón
zón, el mesianismo judío siempre se esforzó por relativiz ar los datos I n de los esquemas del rnarxi ona e 1940, en una rnver-
de la historia visible para poner el acento en las virtualidades utópicas I.llegorías del m aterialismo históri- ortodoxo~ en la medida en que las
de la bistoria secreta: la de los engendra mien tos y las generaciones , la nisrno judío. Al h acerlo B ,IS ~nco sle cuestIOnan a la luz del m esia-
,( , enjamrn rec laza d - .-
más oc ulta todavía de las almas y sus aven turas espiritua les, y las que non de progreso histórico opa " d 1 I idea d vez por todas la no-
lleva consigo cada instante, incluso el más humilde. La esperanza. m e- . . , l1len o e a I ea de Ias
I pentmas de la histori a .. ruptu e as interrupCIOnes
í •

siánica judía - que simboliza aquí el Án gel de la Historia- no sigue ¡¡I/licos. . ras qu e Son o tros tan tos insta n tes me-
las etapas de un a finalidad histó rica, pero se aloja en los desgarrones La obra de Scholem por o " r • .
. , pOslcro n a las de R . .
de la historia, allá donde se le saltan los puntos dejando al desnudo 111111 ,pertenec e an te todo al carn o d " osenzwelg y Benja-
los mill ares de hilo s que forma n su tram a. I on respecto a la «cien cia del' d P, e la hlstonografia. Su no vedad
" iad
Ilistona ores del siglo XIX n
JU arsmo» tal y co
fiere
I bí
, ~ o, a conce tan los
r'r '
histórico , sino a la naturaiez~ ~~t I~re a la le~ltlmldad del m étodo
di' la Cábala en el carn o de los obJ~to e~tu,d~ado, La rein tegración
Desde esta persp ectiva común, la reflexión de estos tres auto res se tina reh abilitación del gens ami e:tud~?s, hlstoncos se acompaña con
despliega en tres direcciones diferentes, que dan testimonio de las f
Ilillbólico. En su interpretació e~ re I~IOS,O en gene ral como sistema
tres opciones centrales que se abre n, desde comien zo s del siglo xx, a ! 'men to des truc tivo, apoca1í;tic~ ~~etal1lsmo, S,001e~ destaca el
los judíos qu e querían romper con el espíritu de la asim ilación : la re- I IÓn a la imagen armoniosa de u ' a escatol09l a ludia, por oposi-
ligión (Rosenzweig), el sioni smo (Scholem) y la revolución (Ben ja- dad, tal y como la conceb' 1 n p'rogr~so contmuo de la humani -
min). Aunque los tres fueron m argin ales con respecto a la ortodoxia Para Sebolem la tradici ónl~nd ' os .hlstonad? res judíos del siglo XIX
. ., ' JU la Siempre dIO . id d i ' .
de estas diferentes corrientes, no dejan de ser repre sentativos, cada tina IrrupclOn repentina del M ' 1d pno~1 a a a Idea de
uno a su m anera, de los grandes movim ien tos de ideas qu e agitaro n historia humana. esias en e esarrollo Imprevisible de la
nuestro siglo. En este sen tido, la idea de un «tiern dI '
De los tres, Rosen zweig es el qu e tiene una obra de form a más rigu- " de la visión históri ca de t po e presente» está en el cen -
rosamente filosófica. En referencia constante al pens amiento políti co Inspirada por el mesianismoeju~sí:es~ellsadores, En I~s.t;es, esta idea,
de H egel, que había estudiado eli su prim era obra , Hegely elEstado (He- lil a dominante desde la Ilu t . , , p pone, por oposlclon al paradig-
gel und derStaat, escrita entre 1911 y 1914, publicada en 1920), en La es- la aída de las ideologías del racron , undmodelo de la histo ria qu e, tras
trel!<l de la Redención (Der Stem der Erlosung; redactada en 1918-1919, pu- speranza situando la utopía ~~ogrleso, ~ unda Inueva oportunidad a la
blicada en 1921) se co nsagra a subvert ir absolutam en te las categorías e corazon e presente.
hegelianas, tomándolasalpiedela letra, m ostrando qu e si Europa ha ido
haci a la catástrofe, ha sido en nombre de ideas h egelian as (ante todo,
en nombre de la idea de un a misión histórica de los pu eblos y de los
Estados). Al na cionalismo moderno, que in terpreta como una form a
11 Pranz Rosenzweig Der SIen¡ der E ¡'oo
laica del me sianismo, Rosenzw eig opone la concepción de una meta- trn /l)..Véase también Stéphane Mose/~stl1~g (E, R)~ La ':laya, 1976 (Gesammelle Schrif
historia, es decir, un tiempo sagrado , al m argen de las vicisitudes de la 'fII/.1lJt¡g (S.R) , París, Le Seuil, 1982, , rysleme el Rev!latlOIl, Laphi/osophit deFrnllz Ro-

24
25
·PRIMERA PARTE

Franz Rosenzweig
El reverso de Occidente
CAPtruLo PlUMERO

La disimilación

En Rosenzweig, Benjamin y Scholem, el descubrimiento de una di- I

mensi ón radicalmente diferente de la conciencia histórica, centrada al-


r dedor de la percepción de un «tiempo del presente.., se produce des-
de la perspectiva de. una critica aguda de la civilización europea y de
l. búsqueda de nuevos sistemas de valores. Este cuestionamiento está
ntimamen te ligado, en los tres, a su experiencia de la condición judía
n la Alemania de los primeros años del siglo xx, Aunque procedentes
le familias asimiladas desde generaciones a la sociedad circun dante,
no obstante son lo bastante marginales como para pode r lanzar una
mirada distanciada sobre el mundo que los rodea. Este mundo es ante
lodo el de la fam ilia, co nsiderada desde la infancia como fuente de
ontradicciones sociales e intelectuales insop ortables.
A los tres, la Carla a mipadre de Kafka les habría podido servir de
modelo. Misma denuncia de la incoherencia de un medio familiar
que aspira a fusionarse con la sociedad dominante, preservando vesti-
ios dispersos de un a tradición que e ha vuelto incomprensible, Mis'
rna critica de un conformismo pequeñoburgués ávido de copiar las
normas del medio circundante, misma condena de un estilo de vida
«híbrido-', bloqueado a medio cam ino entre una fidelidad pu ramen·

1 Waltcr Benjamín, carta del 10 dc octubre de 1912 a Ludwig Strauss (en G.S., 1I, 3,
pJg.838).

29
te fonnal al pasad o y la utopía de un~ ~~sorción perf~cta en el m~ ~­
111 0 . En una carta abierta qu e envía al emanario sionis ta Die}iitlischr
do exterior. Y an te tod o , misma sen ibilidad al ..deshilachado ~Jn­
U/fIlt!srhnrt (que se n.egó a publicarla) había escrito : « o creemo que
tua),.l de un judaísmo privad o de su aura metafi ic:'l' Desde su an.o
de juventud, Rosenz wcig, Benjamín y Scholem tuvie ron que cuesno-
I .iu a de AJemama, como tampoco la de ningún país del mundo
.1 I~ n ue tra -", Adept~ de un «sionismo espiritu al,., para el q ue Id
nar -de forma sin duda muy diferente para cada uno d~ e~ los- lo
I .1 IÓn de . u~ Esta.d o j~dío en Palestina imp ortab a m ucho meno s
mod elos y las norma a los que sus pad re trataban de astmil~rs e con
'1 Ue el rena Clrme.nto I?tenor del pu eblo judío, es decir, u retom o a lo
toda u fuerzas. En Benjarnin y en Scho lem encon~mos 'pnm~o la
t rigcne de . su identidad colectiva en la tierra de sus an tepasados,
rebelión contra los valore burgueses de la Aleman~a guillerrniana:
1 holem vela en una guerra, e~ la que lo jud ío de Europa unidos
desde us años escolares Benjamín se co mpromete actlvame~~e co n la
lu sta en tonces por un a com uOIdad d e destino milenaria, habían He-
Ido a m at arse ,el~ nom bre de las pasiones naciona les de los pu eblos
"C om una libre» de W ickensdor f, fund ada en 1906 por el teonco y pe-
dagogo Gustav Wyn.eken . N o o~sta!1te, no tarda rá ~n .descon ~ar ? e .Ia~
litre l~s 9ue. ~lVIan, la p r,ueba del carácte r hi stóri cam ente abs urdo
ti ' la aStmI~ac~~n. ~ste paciñs mo de inspiració n sionis ta se mezcla ba
tende ncias nacionalistas y au ron tan as de este movim ien to y se situa ra
desde 19 13 «en algún lugar a la izq uierda -'. Para él, como pa:a ~o-
c o n un antlm IlItansmo de carácter anarqu ista (ha bía leído a Kropot-
enz weig y Scholem, el choque de la guerra (y, en el caso de Benjamín,
1Il Proudhon, .Eliseo Rec1ús.. y ~?bre todo Gu stav Land auer) y se ali-
,
la mu erte en combate de uno de sus mejores am igos) provocará la rup-
111 ntaba ademas d~ .Ia admI~CI~>n qu e ten ía a su hermano mayor,
tura definitiva con el mo delo ya conden ado de una Europa devastada
crn er Scholem mIlItan te SOCIalista d e izq uierda que se ituaba en la
por lo enfrentamientos en tre nacion ~lism o . Sch~lem, por su parte,
I ra de Lieblcnecht y Rosa Lu.xem burg. Cuan do Wem er fue a la cár-
I por ne?a~e. a obedecer, Sch~lem tomó partido abiertamen te po r
e hab ía disociado desde la ado lescencia de una sociedad y de un a cul- \
tu ra que le pare cían fun damentalment~ corr?mpidas_Su .~uad emos
de juvent ud todavía inéd itos son el tesumoruo ~e u rebel i ón prec~z
1, lo qu e incrto a su pa dre, pa tnora alemán de estricta o bediencia a
ul arle de la '?lsa patern a. 0Vern er Scholem , elegido tras la guerra
co nt ra los códigos sociale y político del me.d!o del qu e pro ced ía.
hpurad o com uni sta, fue detenido por lo nazis en 1933, de po rtado a
Dos tendencias se m ezclan en él de fonn a casi Inseparable: un ~nar­ I ).tdtau y a Buch enw ald, donde fue a esinado en 1940.)
quismo de base, con fuerte col oración mo ral, un rechazo. esp~mtaneo
Los cuadernos de SdlOlem describen la gén esis atorment ada de una
del orden establecido, po r una parte, y por otra u.na .~on cIencIa aguda
p 'rso nalIdad que, sobre el horizon te trágico de la guerra y de us ho-
de su identidad judía , acom pañada con una co nvicción de qu e lo~ ras-
rrores, opt? por ro,mper .de form a irrevo able con un a Europa en la
gos especí ficos del jud aísmo n o podían quedar al margen de los m te-
'lil e <<los.CIelos est án reci tando la oración por los rn uert os-f e instalar.
reses y las preocupaciones de la sociedad alemana. D~sd e ante de .la
':en Sió n» pa ra parucipar en el rena cimiento espiritual del pu eblo
guerra, el joven Scholern se siente atr~? o por el ~arxtsfl}0 y el SOCIa- lucho.
lismo ; pero su gran, u ven;iade~ pa I~>n lo eml?uja hacia la explora-
Pran.z .~ose!1.zweig,. para describir este movim ien to de alejamien to
ción del judaísmo y de su historia, hacia el estud io del hebreo y la lec-
I la clVdlzacIon OCCIden tal y de vuel ta a las fuentes de la ide n tidad
ludia, tuv~ la .idea de tomar de la lingüística el co ncepto de di imila-
tura de la Biblia, hacia el descubrimien to del Talmud y de los textos
canónicos de la tradición judía. . .. . r/1511: la hlstona del p ueblo judío, escribe en una no ta de u diario
Tam bién en este ca o el traumatismo de la guerra pr ecipitara el d i-
rernpre co noció, para lelam en te a un a ten dencia eviden te a la a irnila-
16n, un ~o~iento perrnanem e d~ di imilacións, Como Scholem y
vorc io co n una Alem ania (yen general co n una Europa) que. e hun-
de en una pesadilla angrien ta. En 1?15, an te d~ p~.ar ~l badlllle~to,
mo Benjamín, Rosenzwetg se había opue ro muy pronto a la incer-
el joven Scholem e expulsado del liceo por antimilitarismo y pacifis-

~ VonBrrlin lit/ehjmuale,". op. cit.


Z Gcrshom Scholern, Vcm Berlin nach ferusalem: j ugmdrrinnmmgen, Fráncfort del l Nota del 1 de agosto de 1916,
Meno. Suhrkamp Vcrlag, 1977. .
t. Fmnz Rosenzt,iJeig, De: Mmsc/¡ und sein \l7erk, Britft IlIId Tage/J¡¡eher (B. TJ. Hrsg, van
3 Walter Benjamín, carta del 17 de enero de 1913 a Ludwig Strauss (en G.s.. Il , 3,
p;\g. 842). 1l"ch,eJ Ros~?zwelg'Schell:ll1allll und Bernhard Casper, 2. Band: 1918.1929, La Haya,
M.ullnus NI¡hoff, 1979. pago770 (nota del 3 de abril de 1922).

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. ' d l i daísmo que seguía profesando 11
tídu mbres Y a las contradICcl~~S I e J~ero a dife rencia de Ben jami.n)
vagamente u padre. Como 10 ern q la dimensión religiosa del )U - 1.1 arre po nde ncia entre Franz Rosenzweig y Eugen Rosenstock re-
le había fascina do, desde la adodesificencl.a, d Scholem) nunca le ha bía ,r ni. in du da un o de los episodios más impactantes del diálogo ju-
daísmo', como B . . (y a derenc ia - e de f:onnación marca dos I '1 nstiano en el siglo xx. • te in tercambio de cartas se desarrolla en-
. ' en)amlO La hi t ria e sus anos I1 , •
I1 m, yo y diciembre de 1916, cuan do ambos luchaban en las fijas del
atra ído el SionISmo. is o . . do m inan tes a comien zos del SI-
por el esceptici,smo y el r~~bV1:~tamiento con la filosofia de la hi~­ , 110 alemán , Rosenzweig en los Balcan es y Ro enstock en el frente
glo xx, y despues por el doble en con la m ilitan cia cristiana de .sus a~l­ I I om me. Lo que caracteriza este diálogo es su to tal sinceridad, un a
toria de H egel, por una parte' lY d a reconversió n progresiva hacia 111 u.id sin subterfugios en el intercambio de ideas, un rigor inflexible
ga s más ínti mos, por otra~ ~s a e un matiz primero cristiano, lu~­ 11 1
, búsqueda de la verdad. Nos arrastra mucho más allá de las sim-
un
una visión del mundo rehglOs~, co nfi este itinerario parece relatl- l i s protestas de bu ena volun tad o de la expresi6n de convicciones co-
o , ' d ío. En cierta arma, , db 1111 111 'S, a las que se suelen reducir los intercambi os judeocristianos.
go cspeclficamente )u I . ch d . CI'pl'O de la socieda ur gue-
irnid h re azo e pn n " ' P.II .1 co mp render lo que implica esta correspondencia, hay qu e re-
vamente nrm o : no . ay olitico , . «a laa iIzq uierda», como en BenJamm ,
sa no hay co mpronllS0 p n Scholem. Sin embargo, udur en primer lugar las circunstancias q ue la provocaron. Rosenz-
, . 1 t co n Europa , como e . , ¡, había conocido a Rosenstock en un co ngre o de jóvenes historia-
no hay ruptu ra VIO en a le llevará a su divorCIO mas pro-
en Rosenzweig ~I choque de la ~ue~ on el 'co njun to de la civiliza- lor s alemanes que se celeb ró en Baden Baden en 1912. En 1913 se
fundo más radlCalmen te tematlZa o, ~ es en su opinió n, to da la I I )J1 el Leipzig, dond e Rosenstock daba clase de historia co nstitu-
' . al Lo 1 gue rra cuesbona 1 1111l. 1. De origen judío, pero co nvertid o al prote tantis m o, se habí a
ci ón o codent - que da] . h t ]en a»7 tra dició n ba sada en a
trad ición filosófica ..des e a ma as a t es la expresión de la totali- " nsforrnado en un cristiano ferviente y militante. M ientra s Rosenz-
, Lo ue supuestamen e I tg compartía en aquella época el relativismo histórico de su ma es-
p rimacla de u~ ga s q 'd d del ensamiento Y del Ser: este pos~ a-
dad de la realidad . Identi .iflsi p .d ntal tropieza con el hecho m e- " ) Friedrich Meinecke, Ro en stock había convertido la creencia en el
do original de toda la m.eta Sl~ O~CI e ue ninguna lógica pu ede 10- I luto de la Revelaci6n religiosa en el centro de su vida. Durante
ductible de la muerte, vI.olencla pch n me~sqleJ' os' para él la tradici6n del 11 11,1 larga discusión nocturna, Eugen Ro senstock consiguió abrir u na
.JI R va mu ama ., '1' . l. cha en el relativismo de Rosenzweig, no tanto po r la fuerza de sus
grar evacuar- , osen zwelg '
dio
otra IClon c ·
d 1 Pod er A partir de los ana ISIS
. 'l'
Lagos es al mismo ue rnp . l ori ci io fundador de una CIVI Iza- 1I ~\lI m en tos com o por el testimonio vivido de su fe. En esta fase de su
de H egel, ve en el cnstlamsl~~ t pn~v~ar hist6rico del Ab soluto. A dl.\ logo, el enfren tamien to de Rosenzweig y de Rosenstock no es toda-
ció n qu e se presen ta co mo ~ , u ttm~ema del Sentido: en ella, todo se vrn el del judío y el cristiano, sino el de la filosofí a y la Revelació n. Lo
este respecto, es la enc arnaClO¡ sup Itar ajeno al poder abso luto del 111 Rosenzweig descubre al cabo de la discusi ón, no es la verdad es-
vuelve in teligible. NadaAlP~e el resu filosofia siempre ha tratado de 1 ífica del judaísmo o del cristianism o, sino la idea general de Reve-
. . o ra 19ua que la . ' fi 1 1 Ión . Al mismo tiem po , está co nvencido, como bu en hegeliano, de
SentIdO que mcorp . - d la muerte esforzá ndose por sigru car a,
ne utra lizar la exten~ndad e. . . pre ha tratado de nega r la al- IU la civilizació n europea es, en el fondo un a civilización cristiana,
di .,
la tra icion e
d 1OcCiden te cnstlano siern
., b rbiéndolo en su propiO onzo n e.
. hori t de que de ntro de este co n texto histórico parti cu lar, la acepta ción de
teridad radical del )Udalst1'!'0' a s°Ro senzweig co nsistirá en tratar de Idea de Revelación significa objetivamente la aceptación del cristia-
d 111 mo. Al parecer, tras esta discusión, Rosenzweig deci dió convertirse;
Todo el ímpetus especulanvo e ., ara devolverle su propia sobe-
r
arran car al judaísmo de esta a lenacl 0 ~ rdad ún ico' del debate fi- 11 ualqu ier caso, es lo que Rosenstock pare e haber compre nd ido.
o 1 b' tral (y a dnecir ve , 'J '1 U,111 do tres meses m ás tard e Rosenzweig decide seguir siendo judío,
ranía. Este es e o Jeto cen nmdi 1 le enfren tará co n el tea ogo
10s6fico qu e, en plena guerra mun la , I{l senstock no se enteró aparentem ente. Luego llegó la guerra; los do s
protestan te Eu gen Rosen stock. unigos se perdieron de vista. En 1916, es decir, tres años desp ués de
11 onversaci ón de Leipzig, Rosenstock se en teró - casi por casuali-
I d- de que en el in tervalo Rosenzweig hab ía convertido el judaís-
1110 en el cen tro de su vida. Trastorn ado, decide volver a entrar en co n-
7 E. R
8 S.R.. pág. 48 Y ss.
33
32
III
tacto con su antiguo amigo y tener con él una explicación sobre este
cambio inexplicable (que debía parecerle como una especie de trai-
I última respuesta de Rosenzweig o d.e~ata en may? de 19 16, y
liru re la primera carta de Rosenst ck f
ción). D esde este punto de vi ta, el verdadero punto de partida de esta
corresponde ncia es la pregu nta que hace Rosenstock a .Rosenzw eig I .lfTOIlÓ una aven tura intelectual' ecn IClemd'fcre de l nl1S~o año' se
. ' ' on sus I eren te ep di
el 4 de octubre de 1916: ,,¿~é mil diab los h acía en esa galera?- 11 .IS, sus trop iezos, sus ma lenten didos ., ISO lOS, sus
En ese mo mcnto, llevan cua tro meses de correspo ndencia. H asta I nucnsa verdad, en los que cada un ,¡ero tambi én sus mo mentos
entonces, los dos corresponsales habían evitado cuidadosamente las i ubre al otro (y descubre para O1 . o ~ os. do s co rresponsales des-

cuestion es dem asiado personales. La pregunta de Rosenstock - pensa- 1 je ucs espiritu ales. Al término ~el ~~á\l~p~ICaclone.s ~ltimas de sus op ·
da co mo una provocació n y ente ndida co mo tal- transform ará la 1u do, pero se han clar ificado d fi .. g , las posicio nes no han carn -
discusión filo ó tica y teoló gica en un en frentam ien to apasio nado, al ti l parecía. al comi en zo de la co e rrespo
resnondenci:
n en cia todo
n ad lo que en un o .y
que los dos hombres aportan el sentido mi mo de SU vida. El riesgo mcon ciente cultural y reli . l al' en una especie
no es sólo intelectual: los do amigos escriben realmen te a la sombra Il I di urso de Rosenzwei ~~a e poco a.p<;>co a .la luz . A trav é
de la muerte. Uno y otro viven en su carne lo que Ro enzweig dirá ,udaí mo, su n egativa en n~mbre de a ~a pecu.~andad I.rreduc~ble del
dos años más tarde, en la' introducción de La estrella de la Rtdmdóll: de nrI el' por la civilización circundante 1;~~Cl~ Pdropla, a.d:Jarse ah-
la angustia ante la muerte p rocede todo el conocimiento. Esta angus- 11 argumentaci ón de Rosenstock ' 1 e Cl ente cnsnano. En
tia - realidad prerreflexiva por excelencia - es a su vez el síntom a de
. l cri
IU • llene e cristianism o de su .. , .. .
se tras uce ante too l ..
o a conCIenCIa
un a experie n cia colectiva : la de la guerra, de la qu e Ro senzweig habl a In convierte en el moto r del ;Ulslon Clvl~l~adora, el sentim iento qu e
como de «una brecha ciega abierta en nuestras vidas ». Rup tura del or- I ulrnd par a admitir, ju n to a f¡,~:r:~~t:~I:l~al en ,el mundo, su dili-
den del m uñdo que remi te , para cada uno de los do s correspon sales, I nda desem pe ñar un pa pel c tr l i cIa e 111; judaísmo que prc-
a una evidencia compartida: 19 14 m~rca el fin de una era de la histo- Si deiam os de lado toda la ~~u~z:nd aleconomaslJ de la salvación.
ria universal, po rque el desmoronam ien to político de Europa signifi· 11 e te mt ercambio de cartas (uno d I e oS,te:n que se en trecruzan
ca al mismo tiempo el hundimiento de los valores en los que descan- I de un a cronosofia -es deci r unaefi~s ~as un p? rtan tes es sin duda
saba hasta entonces su civilización. Para Ro enzweig, como para Ro ' 1I tructura de l calendario)' o o a del ttempo- basada en
senstock, el espíri tu de esta civilización e resume en un nombre que debate judeocri tiano , podemPoarasd~°tl ~ cen.
IS ngUlr t rars
dose raen esla e .encia,
- al que1es el
.
para ellos se ha vuel to emblemático: el de Hege l. Efectivamente, la fi- 11 era, qu e comprende dos cartas de R . ~OOClp es: a po-
losofía de la histori a de H egel desem boca en la tesis (de la que partía I 1916) Yd os cartas de Rosenst ck O enzweig (sept iem bre y oc tu bre
implícitam en te) segun la cual la civilización europ ea -que H egellla· donde la discusión se plan tea b ,o, (4 de octu bre y 28·30 de octubre)
daoue i < asicam en te en u I lá .
rna también «germánica»- representa la fase última de la histo ria uni- HlI ll a, que incluye la carta del 7 de . b n p an o teo vJ:co ; la se·
versal , la vuelta a sí del Espíritu absoluto , momento de realización e n I uesta de Rosenstock del 19 de n ~lov~m re de Rosen zweig, la res-
el que lo racional coin cide co n lo real y lo real co n lo raciona l. Desde nzweig (~el 30 de noviem bre, en ~:Iem re y una nu eva carta de Ro·
sus años de estudiante, Rosenzweig había expresado sus du da s sobre 11 0 de la historia y de lafilosofla polític~~e el de bate se desplaza al terre-
la forma de elevar al ran go de Absoluto el estado presente de la civili- r.
ueIta al judaísmo, Ro enzweig le ~ ~.ta o su estupefacción ante su
A Rosenstock, que le había m a . d
zación o cidental. 1914 le había m ostrado definitivamente -y es algo
que vale también para' Rosenstock- que la época en que se podía mes de eptiembre: a la contestado en una carta del
creer en el reinado de la Razón sobre la hi toña pertenecía definitiva-
me nte al pasado. La cuestión que se plantea pa ra los dos corresponsa·
les será ahora la siguien te: ¿có mo se va a presentar la nu eva época de Antes se simplificó demasiado la vida (l
usted un objeto de escándalo) , la~~ mucho que soy para
la historia un iversal, la época «poshegclian a»? y más precisamente: Has; se libró de él tratándolo c~~llIendo rru judaísmo entre corni-
¿cuál será en esta nu eva era de la hi stori a el futuro de la religión, es de' corno el efecto de una fidelidad ' o ~n~ malllay ersonal, o mejor,
cir, de las do s religiones fundadoras de Occiden te, el judaísmo Y el de un anciano tío Aho I ce l:anuca a 1;1 influencia póstuma
. ra nos lace ;1S cosas difíciles a los dos, exi-
cristianismo?
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giéndome que ponga mi esqueleto al desnudo [..·1 Sólo Ull~ necesi- 1,1 1 ~l es i a sobre su relación con el jud aísmo debe corresponder un dogo
dad moral puede obligar a un ser vivo a entregarse a.semejante ha- 11101 Judío sob re su relación con el cristianismo»!'.
~quiri anatómico, no la simple curiosidad de un amigo ~...p. Y~ no se trata, co~o_ en la filosofía de la Ilustración, de pedir «tole-
1 11 la" al m undo cnsnano respecto al judaísmo, ni tampoco, como
Cua ndo Rosenstock le co ntesta que, desde su pun~o de vista, esta ,1 ,la fumosa parábola del '<sabio Natán», de basar la igualdad de las re-
reivindicación de un a identidad j u~ií~ que se~ algo ~n.as q ue un a «ma- Ii nones en. el l~ech o ~e que, con respecto a la Verdad incogno scible,
nía» se asimila a lo que el dogma en nano califica ~laslCamente de «en- IIl b~s son ilusio nes, sino de mos trar q ue el judaísmo y el cristianismo
du recim iento de los judíos.. (diejüdisdJe Verslo(kthe~l), que no c?t?p~en' 1I1 Igualmente uerdaderos, o al menos que son iguales en derecho en
de có mo un ho mbre de la calidad de Rosenzweig puede relvmdlcar lJ relación con la verdad.

este «endurecimiento» Y qu e todo lo qu~ p';led~ hacer an~e un espec- I os años más tarde, en La estrella dela Redencián, Rosenzweig rnos-
táculo tan absurd o es preguntarse «¿Qye mil diablos hacía en esa g~' tlllf.~ q~e no hay dis urso «objetivo» o bre la verdad, ino que todo co-
ll 111 uruento se refiere a la verdad a parti r de un punto determinado del
lera?.. Rosenzweig se ve obligado, a su pesar, a proceder a e e "hara'b '
ri anató mico» qu e tanto le repugna. En su. respuesta de oc tu ~e l acio )' de un mo mento det ermin ado del tiem po . La verdad nunca
d 1916 que abre la parte ·propiamente teol ógica del debate, Rosenz- Ull concepto absoluto, sino que se revela bic e/ nunc, siempre dife-
w:i g p~c de una pregunta q ue le ,habí~ hecho Rosenstock: «El e?du' I lile, par~ la experiencia de sujetos que ya están situados en un pun-

recim iento de los judíos es. por asr decirlo, un ~ogma cnstiano. <Pue- lt 1 deterrmnado del mundo. Conocer consistirá no tanto en identifi-
de ser también un dogma judío?lo». Lo que nene de notable l~ res- I.Ir objetos de co no irniento como en reconstruir el campo de vi i ón
puesta de Rosenzweig es el desplazamiento que opera, el ,c~mblo de 11 el qu e aparecen. El «diálogo» entre do s sujetos no consistirá en evo-

perspectiva qu e supone. A la pregunt~ evide ntem ente retortca de l~o' ,11 por turnos un tema sup uestame nte com ún , ino en cue tionar la
sensto ck (no , el endurecimi~~t0 4e los Judíos 110puede ser un dogma l~' lidez misma de la cuestión que se plantea, e decir, para cada uno
dío, porque n adie pued e relvrndlcar el error que cornete), ~senzwelg I los interlocutores. en situarla desde las diferentes perspe ctivas en
no puede con testar, ni nega ndo el he~:ho del ,:end? reCl mlento» (ya ItI ~ que se las debe presen tar necesariamente. Así es como Rosenzweig
que la reivindi cación del ca~á:ter. especlfi~? d~l J~dalsmo supone tc~ pi cede en este caso. Al debate «cristianismo co ntra judaísmo» q ue
twamenle la negación del cristianismo) , ro Justificandolo (ya qu~, e ec I ) ~nstock p arece que rer en tablar. Rosenzweig opone una doble pers·
tivam ente es lógicame nte contradic~orio basar una argumentaaon en p Uva: a la imagm que el cristian ismo tiene del judaísmo, se enfren-
un error).' sino cuestionando la ~Isma pre~unta. No para negar s~ 11, amo en un doble juego de espejos, la imagen que el judaísmo tie-
pertinencia, sino para darlepaspearoa, es decir, para recuperar e.1 h~\ 11 del cristianismo.
zo nte qu e, implícitame n te, la dota de sen.tido; desde la persp~ctlva e Podemos desco m po ner la respu esta de Rosenzweig a Rosenstock en
cristianismo la existencia autónoma del ~u~alsmo como .reahdad teo- I momen to lógicos: en primer lugar, el "endurecim iento» no es un
lógica específica aparece como «endur~ClInIer~.to», es decir, como ~er­ I~;~uto «objetivo.: d~1 pueblo judío. sino una categoría de la teología
severancia en el error. Esta mism a reahdad, VIsta d~sde la perspectIfi' . nsnana. Por consiguien te, la pregun ta ,,¿C óni o p ueden ver los judíos
del judaísmo. aparece como afirmación de su propia verd ad, co.m o - 11 propio end urecimien to ?» no es pertinen te. Sin em bargo. si exi te,
delidad a sí mismo. El trabajo conceptual de Roseozweig ~onslste en p. ralelamente a la mirada cristiana, una mirada judía sobre el mundo
liberar al judaísmo de la mirada que lo capta desde.el.ex~enor para de- y es lo que aq uí afirma Rosenzweig- la pregunta debe plantearse
volverle su propia co nciencia de sí. Judaí smo y cnsnarnsmo ~~n dos de la forma siguiente: «¿De acu erdo con qué categoría el judaísmo
realidades diferenc iadas Y paralelas; cuando se. tr~ta.de la relacl?~ ,con 1 on.ci~e el ~ris tian js mo ?» Esta categoría es, cgún Rosenzweig, la de la

la verdad, el judaísmo po ce al i~~l que el cnst lamsmo la posic ión y r ligión hija», encarga da de extender la-idea del monoteísmo por el
la dignidad de «sujeto del conOCimiento». D e esta forma «al dogma de mundo. in embargo, Ro enzweig propone dos interp retaciones dife-

, B.T., pág. 231- \1 Ibid., pág. 245.


10 Ibld" pág. 245.
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rentes de esta idea: una, que considera apa rentemente como superfi-
cial, es la que presenta el judaísmo liberal de l siglo XIX y según la cual
la enseñan za de la Iglesia in corpora, al margen de tod as las di ferencias
111( •
I'.l~lones antagonistas, co nstituye sin
111 rtes de esta correspondencia N
¿ ud t
le la su bjetividad judía y de la sub ietivid d "
cnstlana, de estas dos
a ~ guna. u.no de los puntos
dogmáticas, los grandes principios ético ' del ju daísm o. A esta tesis do- 1 nzweig, pero rep resen ta un r: t o expr~a a POSICión última de Ro-
bleme nte reductora, pu es co nvie rte el cristianismo en un sim p le por- 1.ld · más ocultas las raíces d ~ e~!~ de ilumin ar has ta sus profun di-
tavo z de l judaísmo q ue, a su vez, se ve reducid o a u n teísmo de carác- 11111 el cristianismo Esta' e?, 1 erenc ra que enfrenta al judaísmo
ter ético, Rosenzweig prefiere al parecer la visión más compleja que . Inmerslon en el fo ndo del . .
1111,1 I d e las dos religione est' d . d' rncon crente cul-
1111 el poder de la pa labra la ~of:~~: a, sin duda .algu~a, a e~or~izar
expon e una leyenda talmúdica según la cu al, desde la destrucc ión del
Templo, «e! Mesías va erra nte desconocido en tre las nacio nes, y sólo ./ dos m esian ismos en el sen o d lat~nte q~e.l!llpl.lca la nvaltdad
cuan do las haya cruzado toda llegará el momento de nue tra Re- IlIdio, dice Ro enzweig, tradu ce af I~~a n~lsma clVi1t~a~l~n. El orgullo
denci ón- F.
El desplazam iento de lo conceptos que realiza Ro enzweig va to o
11.1 la creencia rnetafísica en la verdad
11 nuusm o cristiano ex r
e.
aJe
~e la. sub!etlVldad más ple-
tJm~ el Íudafsm o, como el an-
davía m á lejos. o se trata úni cam ente de en fren tar dos imágene , la o del judaísmo a «en IT;r : ~~a exas~e~c~ón .i~lstiIltiva ante el recita-
del jud aísm o en el cristianis mo y la del cristianism o en el judaísmo,
sino también de ent ender cómo se viven estas dos imágenes, en el in-
I igrna cristiano con q uista el mJ~~~O
o
, 1;
a ccion en cuyo nombre el
Rosenzweig asume esta [le ativa a . .
terior de dos conciencias antagoni stas, como verdades. Al pregu ntar : IIl1l0 resp uesta a la pregu nta it~icial d ~entrar en el J.u ego» cuando,
<,¿Qyé sign ifica el teol og úmeno cristiano sob re el juda ísm o para e! I onvertir cuando soy "elegido" d' ~ ?sensto.ck ::scn be: «¿Me debo
cristian o ?..I3 y «¿Qyé significa e! teol ogú meno judío sob re el cristianis - I rnativa? {Es casual ue m h e naCimi en to ? ,EX1ste p ara mí esta al-
mo para e! judío?», Rosenzweig devuelve a la subjetividad de ambo m galera? [..o] M i siti~ está; b ay~ eme' barcado, en esta %~Iera? ¿No es
puntos de vista la profundid ad de la vivencia. Al describir desde el in- 11.1),,16. or o <para que? para V1Vlr y morir en
terior, por así decirlo, la experiencia cristiana y la experiencia judía, Ro-
e hecho, esta afirmación de R . d
senz weig actualiza una disime tría fu ndame ntal: a la experie ncia cristia- 111 1, Isrno, su negativa provocad osenzweíg e la.suficiencia en sí del
na del judaísmo no corresponde una expe rienc ia judía del cristianis- IUI in de Rosenstock su «rabies ~ra ~ «e? trar;,:; e! Juego)" despiertan la
mo, sino una experien cia judía del juda ísmo. Disimetría que, en 1 historia, el judaís:Uo se conden~~ ~~~~~rilid;~~dar e al margen de
La estrella de la Redención se elevará a la altura de un verdadero princi-
p io con titutivo: el cristiani smo, volcado h acia el exterior, tiene como
misión ir h acia el mu ndo, mientra que el judaísmo, volcado hacia el o ~~as~~~~trs~~s;:~'~os que desd¡e hace m il años, bajo el irnpul-
de correspo nder con, lOffilaron e mund o el jud ' '1
interio r, tiene por vocación id entificarse consigo mi sm o. Por esta ra-
zó n, según Rosenzweig la idea de! endurecimiento de los judíos se ex- de la Sinagoga, y .nada más t.1
alguno om b ' al mo so o pue-
res famosos que son el orgullo
. presa, en la conciencia cristiana, media nte el odio a los judíos, m ien- Desde hace mil años la Sinago a h bl d i '
no tiene nada más' ro a g . .a a e o que tiene, porque
tras qu e la idea de la «religión hija» no es más que un síntoma de la
brá lo que es la re;d:hd iIu~o l~artlclfd~ ~f! la realidad}' nunca sa-
co ncienc ia que el judaí mo tiene de sí m ismo. Conciencia que, en su orgullo y de 'a indifere . ra a rna icron de la presunci ón del
form a vulgar, toma la forma del orgnlk: y que en su forma no ble, es de- uerencm respecto al d 'fi ' .,
del Cosmos [...Jl 7. proceso e UIl1 cacton
cir, universal, se expre sa med iante la idea de la elección (carta d el 7 de
noviembre). Porq ue amba pertenecen al ámbito de la p ura ubjetivi-
.En cuanto a la idea de su elección R '
dad , estas do s reacciones, o estas dos emociones, so n «tan estrechas y arcaico común a todo 1 ' blos ose nstock solo retom a el
lim itadas la una co mo la o ITa,,14. La evocación, desde e! in terior mis-
11111 0
•onvierte en el cen tro del m ~dos
ue
t
lOS ~edl,a Antigüedad qu e los
o. n tre os ¡U las , este etnocentrismo
12 Ibid., pág. 251. 11 lbíd., pág. 252.
13 lbíd., pág. 251. 16 Ibld., pág. 254.
14 lbíd., pág. 252. 17 Ibíd., pág. 279.

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39
go dtl intaior, no el enemigo del exterior. Quizá el antagoni m ' ,1
se prolonga por la creencia ingenua en un a transmisión hereditaria de
así más despiadado, p ro no imp rta: vivimos y vivirem o en el in-
su «elección»: terior de las mismas fron teras, en el interi o r del mi smo RnJlflJl;

d ' reivindica su derecho inalien able. En esta ingenuidad .qu~


Ju. a l t Dios derechos inalien ables e lln prescnptl·
consiste en a egar an e l te» de gen eración en gene ra- N
bles, dere~hos q ue paSa!l. :na~r: m~cteres adquiridos », reside el
ió n medi an te ..iransrmsion e os can 'd d d' b' En su carta «teo lógica» del 30 de octubre, Rosen tock había aborda-
c : . d i ' daísm o : diogenos. tl/gmos (naci o e lOS, len
arcaismo ciego e JU . ' . b d la tribus r.ag3- o también otro aspecto del enfrenta m ien to judeocristian o : la.cues-
naci dos) decían de ellos m ismos \? ,r;; lem ro e
nas. ¿Qtién pued e tomarlos en seno. . tión del judaísmo «emancipado», es decir, secularizado, y su posici ón
11 la economía de la salvación. él.In judaísm o privado dc sus referen-
idea judla de elección ya no tiene nin guna ~er' ias religiosas pued e pretender desempeñar un pap el en la historia de
Para Roscnsto ele, 1a t , • ,1 a ilu- I Redenció n ?
tinencia en un~ civ~li~acdi?n ~sf~ci~J.~;ed~eR~~~~:;:~~¡'jl~Ja~;mo es Al plantear esta pregunta, Rosen tock abre un nuevo capítulo en el
si ón de la co nClenCla) U la. I arrollo del debate. Ahora cambiam os de regi tro. A la discu sión
un a idea que no tiene futuro: t lógica sustituye, a uno y otro lado, un an álisis histórico del estatuo
. di s un árrafo de la ley. Eso es todo. Por mu ch o que tI de las religiones en la Eu ropa m oderna. Por upuesto, no se tratará
El JU 10 . e p r~ ia alera. Nunca han visto el mar, porq,uc le su estatuto jurídico o político , sino, por así decirlo, de su fun ción
C:'c:1n que te~~n, su ~sí PN u~ca na ufragarán, nunca dcsaparec::ran , I leol ógica en una civilizació n cada vez más laica. Para Rosenstock, la
SI no, no l a Dios . l. mism a ch ridad no necesitan mediador lualidad dc lo espiritual y lo temporal siempre ha defin ido la esencia
siempre ven a lOS con ,1 " bi 1 1L dau 1
N bcn ue el mundo es m ovimien to y C;1111 io " " , IS (- mi roa del cristian i mo; en este sentido, el mundo modern o represen·
~~'Jg71i~;allza; 710lldltnl VÍVt71~(S. iam rt1lll~l./ittVis/is (~ednun ItId)~9 tod a t.l para él un reto , pero no un cuestionamien to radical; simplem ente,
. tes inclu so de VIVlr ya habéis renuncia a e a . 11 la ten i ón siempre presente entre lo espiritu al y lo tem poral, esto
e peranza; an
I Itimo tiende a tener cada vez más peso. Para el judaísmo, por el con·
• ' de Rosenstock rep resentan, en este enrrentan~ient? teo- u.irio, 1789 y la ema ncipación de los judíos significa ron un cam bio too
Estas lm eas. di ' is Hay un momento de catarsis mas allá I,d. En Europa occidental, los judíos, una vez integrados en las nacio-
lógico, el paroX1s,mo e da cnt . dadero diálogo. En su respu esta (car- 11 's en las que vivían , se alejaron progresivamente de sus reencias y
del cual se podra reanu ar e ver . 1 ue
ta del 7 de noviembre), Rosenzweig co mprueba en pnmc: uJar qós- 1 us rito. Consideran do la absorción de los judíos en la civilización
la ..rabi es theolo~ca" de Ro .c:nst~ck ~ó~~~:~;::r~rt:~, ~~ de
111' undante, ¿qué sen tido pu ede ten er la idea de la elecció n? En estas
dicione , en el mundo mode rn o , éno es el cristian ismo el úni o
tico sobre las ratees del an tl)udalSIll .t' a a uno y otro lado, en el
1,IIlÚnO qu e lleva a la Redenció n?
apac iguar el deba~e mos~ln radc~ó~u;':~ás~i~a' Como hará de form a sis- Estas pr eguntas obligan a Rosen zweig a volver sobre su co ncepció n
interior de una misma asp "., t ue
t ática en La estrella de la Redención, Rosenzwclg .q ~l1ere mas rar q II ' la elecció n y a precisar el significado que esta noción pu ede tener
el j udaísmo y el cristianisn;o represe,ntan dos VISiones, op uestas y 11 una épo ca en la q ue, efectivamente, el judaísmo europeo se ha d i-

com pleme n tarias, de una misma utopía: u Ito, en u inmensa mayorí a, en la sociedades circundantes. De
lluevo, Ro enzweig opera d esplazando lo términ o de la pregun ta. Se
Po r ue r much o qu e protesten, tru en en, rechinen, no se lib~· (1 liará de definir de nuevo el sentido de la noci ón de elec i ón diferen-
q PO tros [ 1y por lavor no se co nfu ndan, somos el enerm- 1 undo do s sign ificados rad icalm ente opuestos. Uno es el qu e esta no-
rán d e naso ..· ,
1 IÓn ha ad quirido en la realidad histórica del mundo moderno: visión

18 /bíd., pág. 279. /O lbfd., pág. 280 Y ss.


19 /Md., p ág. 280,
41
40
1{llIscnz,,:,~ig, co mo en ne gativo, la imagen de lo que no es la idea judía
puramen te política que , según Rosen zweig, rige de sde 1789 la con- \ (' elecci ón.
cienc ia nacional de to dos los pueblo s europeos. La Fran cia.revolucio-
La i~e.a)ud ía. de ele~ci~n no designa, com o im agina Rosensto~k, la
naria fue la primera n ación qu e se creyó protagoni sta de una misión
1I,II1smlS10n casi h ereditaria de un «derecho inalien able», sino la un ici-
un iversal, la de propagar en el mundo ente ro la idea de la libertad.
r1:I ~1 de un pueb lo .q~e St; ; ustrae al dete rm inismo de la historia para vi-
Luego Pichte qui so ver en Alemania el nuevo pueblo elegido . Hegel
VII, ,como ~o; a~lt.IClp aCI? n, a través del simb olismo de sus lita s y de
había dado a esta idea un a forma sistemática, m ostra ndo qu e cad a
.~I ~le.mpo litúrgico proplO, la ,u topía de la Reden ción, La relación con
gran civilización, cada «pueblo histórico», era pro tagonista, en algún
luturo es 10 qu e ~a su sentido a la fidelid ad al pasado ; el mesianis-
momen to de su historia, de una misión universal, la de encarnar un
1110 pr~~ede al ata:rrsmo o , como dirá Rosenzweig en La estrdla de la
estadio de «Espíritu absoluto» en el proceso dialéctico de su realiza-
Redencián, la oocaci án es m ás original que la condición.
ción. En este sent ido, escribirá Rosenzwe ig en La estrella de la Reden-
ción, todos los pueblos son pueblos elegidos, y todas las guerras mo-
derna s son guerras santas. Inv ilti endo u n argumen to clásico de la po -
Jor e.sta razón, inc!uso ahora , cuan do la idea de elección se ha
c~ vertld.o en el reactlv,o ?e todas las nacionali dades, la elección ju-
lém ica antijudía contra los m ismos qu e 10 util izan , Rosenzweig trata dla:lO deJ ~,de s.er algo ul1lc~" pues es la elección de un «pueblo úni -
aquí de demostrar que la pol itización de la noción bíbli ca de elección co », elección Slll comparaClOn posible con la qu e reivindican los
es la consecuencia lógica del pro ceso de universalización de las cate- otr.os pueblos, ya sea en razón de su orgullo o de su humildad del
gorías judías emprendido por el cristianismo : el nacion alismo , com o ~dlo de,los otros pueblos o de su desprecio, La idea de elecció:l no
forma mod ern a de la creencia en la elección, sign ifica «la cristianiza- a perdid o nada de su peso me~afisico , aunque, por su con tenido,
pertenez~a a~lora a todas ~as naciones (este conteni do es básicamen-
ción total del concepto de pueblov" .
t: ,el ~le sl~n.lsmo; el atavismo nunca ha sido más que su form ula-
El sentido del nacionalismo es que los pueblos ya no se ca nten ' ~Ior sIm.b olIca), Porqu e representa la única encamación visible y real
tan con creer que son de origen divino (creencia que ya tenían los e a ul1lda:I final, es decir, del Reino tal y como se vive aho ra mis-
pueb los paganos), sino que también caminan hacia Di os. Como mo [...], mle~ltras qu e las nacion es siempre van camina ndo hacia
esta creencia forma parte del acervo de todas las naciones modero este fin que tienen que alcanzar; y así tiene que ser si el Reino debe
nas, era inevitable qu e tras 1789 viniera 1914-1917; Yno dejarán de ser alcanza do algún día 24•
seguir muchos ot ros "de... a»22.
~l repr~ che .de ~tn ocentri~~no, formulado po r Rosen stock, con res-
De sde la perspectiva de la guerra mundial, comen zada en nombre 1\ eto a la lde~ judía de elección, Rosen zweig replica que desde su o ri-
del principio de las n acionalidades, en la qu e se enfrentan ante todo I-\cn, la vocaC1~:l11 ?e1
pueblo judío se define como uni: ersal, y sobre
sentim ien tos nacionales , Rosenzweig su bvierte radicalm ente el argu- tildo, que .los ¡u.dlOs han pagado desde siempre co n sus sufrimien tos.
mento de Rosenstock, según el cual la idea de elección es la expresió n Al el?; testun om o de su verdad, dir á Rosenzw eig en La estrella dela Re-
del «arcaísmo ciego del jud aísmo»23 m ost ran do los estragos de las mí s- Irncián, demuestran su veracid ad.
ticas n acionales en una Europa qu e, según el propio Rosenstock, ha Esta m.isma idea ~ ubyace en el pasaje de su carta a Rosenstock en la
sido modelada por el espíritu del cristianismo. que rela~lOna la ul1l,versalidad de la noción judí a ele elección con 1
Para Rosenzweig, la concepción judía de la elección, tal y como la p usecucrones que siemp re han sido su contrapartida: as
formula la Biblia, está en el extremo opu esto de esta visión política.
Po dem os decir incluso que el espectáculo de la catástrofe a la qu e el A nuestra rei~indicación "ingen ua» de un derecho imp rescripti-
choque de los n acionalismos ha co nducido a Europa es lo que da a !:,le respecto ~ D IOScorresponde ~~ usted lo olvida- la aceptación
Igualmente «ingenu a» de un sufrimien to irnprescriptibl e; su fri
nmien-

ZI lbíd., pág. 281.


Z2 Ibíd., pág. 28l. Z·1 lbid. , pág. 281 Y ss.
23 IbU, pág. 279,
43
42
to que sabemos (¿ingenuamente?) qu e .nos ha. S!dll i IIl Jlllt'~l(l "por la del 30 de octubre, había afirmado por una parte que la asim ilació n
salvación del m undo» (cf. el comentario .trnd iciu uul dl'l l':Ipflulo 53 de los judíos en el mundo moderno dejaba ob soleta la idea misma de
de Isaías)25. elección, reprochándoles, por otra parte, que no part icipen act ivamen-
te en la historia de O ccidente, Ros enzweig, en su respuesta, resuelve
esta contradicción mostrando que el pr imero de los dos argumentos
v de Rosen stock se ap lica al judaísmo del exterior, y el segundo al judaís-
mo del interior. Si no pone de relieve la inexactitud de la afirmaci ón
No obstante Rosenzweig comprende claram ente qu . l;s la de~ni­ según la cual los judíos no particip an activam en te en la cultura de la
ci ón, fundame~ta1 por ot ra parte en la trad ición judía, de la : lec~lón Europa moderna (en 1916 hubiera podido citar a Marx y Einstein,
°
como retira da del escenario de la historia, al me~os. ~ulI ll ), f1(~elidad Freud y Kafka) es sin duda porque, al desplazar de nuevo la argumen -
a un tipo de historia diferente, no resI;'onde ~ l ~ ?bJeclol1 pn,l1 ~ pal, ?e tación de Rosenstock, descubre en ella un a parte de verdad. Es cierto,
Rosen stock, la que se basa en la realidad h:stonca d.e l:~ asimilación dice Rosen zweig, qu e en el seno mi smo de la asimilación los jud íos si-
para afirm ar que el judaísmo moderno no tiene ya nmguu papel que guen estando, por el código implícito que las sociedades definen res-
desempeñar en la economía de la salva~i~n. \or esta razó n ,lI\ t ro?~ICe pecto a ellos, ajenos en cierta forma a la cultura en la que participan:
en su defin ición del pueblo judío una distinción ~ue :,o lv 'ra a lI ~llizar
en La estrella de la Redención, entre u n judaísmo del tntertor, carae!:n zado Nuestra participación en la vida de las naciones es únicament e
por la fidelidad a su vocación religiosa, y un )ilda(smo tld e.,:tt'r/ol', qu e dam, viprecario. N un ca seremos más qu e viles jorn aleros, y estamos
es el de la gran masa de judíos integr~dos en 1~ soc~edacl ? . .idcntal. El obligados a aceptar la opinión que los dem ás tengan sobre noso -
judaísmo clel interior que, en la realidad sOClal,. solo existe ' 11 las co- tro s; nos otro s no podemos juzgarnos a nosotro s mismo s (porque
munidades tradicionales de Europa central y oriental, l~cl~r~:s 'li la p~ra esta historia en la que trabajamos no es nu estra propia historia)26.
Rosenzweig la sustancia misma de l judaísmo en su definición religio-
sa, el paradigma de una existencia colectiva concentrada, al ll\ílr~en ~e Este aná lisis no está muy lejo s del dia gnó stico sion ista sobre la po-
la historia, en su calendario, su liturgia y, sobre tod o, en In 'xpcn enCla sición de l judaísmo en la Europa de los Estados nación, pero para Ro-
de un tiempo inmóvil, congelado en su espera d~ la R .den : 161~ , Ca:, senzweig la dista nci a impuesta a los judíos por las sociedades moder-
respecto a esta verdad inte rior del judaísmo.' la Vida de los Jllclio,S aSI- nas recrea, sin buscarlo, la alteridad que siempre ha sido su vocación.
mi lados a Occiden te sólo rep resenta, efectivament e, u,na ~sp~Cle de En el cen tro de la modernidad, el judío se enc uen tra, lo quiera o no,
envoltura exterio r, una corteza desprovista de sustancm. Est á c.1~ro, inme rso en su identidad metafísica:
pa ra Rosenzweig, que este judaísmo del exterior no pu .de .rem~tlr a
Yo ten go que decidir si, com o individuo, quiero asumir el desti-
una metafísica de la elección, Tam bién es cierto qu e L:st . [udaísmo
no metafisico al que me llama mi nacimi ento, si quiero vivir una
nun ca se confunde completamente con la civilización el . la qu.e ~or- vida fundamentalmente y esen cialmen te judía [...] y desarrollar así
. ma parte. En la realida d h istórica de la Europa moderna, la ,aslllllla- esta vocación natur al en la esfera de la elección metafísica [...]27.
ción nu nc a es total. No porque l? s judíos se nieguen, a ,ella, Sll10 por-
qu e la sociedad siempre ha sabi do ponerle unos IU,n,ltes. I?es,d~ la La distin ción que propon e Rosen zweig en su car ta del 7 de novi em -
Emancipación, estos límites ya no son de ord~n POI ~tlCO o jurídico, bre entre la realidad histórica del mundo moderno, dominado por el
sino más suti les de na turaleza social. Las pro pias so icdades definen cristian ismo, y una metahistoria en la que se afirma la vocación reli-
los códigos con' respe cto a los cuales la asimila ción de los judíos se giosa del pueb lo judío, ofrece a Rosenstock un esq uem a conceptual
puede considerar to lerabl e. . . . cuya forma acep ta, pero cuyo sign ificado trat a de invertir. En su res-
A través de este análi sis, Rosen zweig pone de rch c~e una contradic- puesta del 19 de noviembre, aporta a este esquema dos rnodificacio-
ción en la argum entación de Rosenstock. Este último, en su carta
26 Ibid.• pág . 285.
25 Ibid., pág. 284. 27 Ibid., pág. 287.

44 45
n es fundamentales. Por una pa rte, recha za la iden tificació n de l cristia- En su c:a~ de l 30 de noviem bre, Rosenzweig r pend e ,1 111 d"
nismo con el espíritu del nacionalism o moderno, utilizan do el méto- puntos principales de la argumentación de Rosenstock, poni ' 11 I , ' .1
do del pro pio Rosen zweig a propósito del judaísmo, pero aplic ándo- punto final a la parte central de la corresp on den cia, la qu e se r 'ficJ(' ,11
lo esta vez al caso del cristianism o : mi en tras que Rosen zweig ha cía de?ate ent.re el Jud aísmo y el cristianismo. En primer lugar, Roseu z
una distinción entre el judaísmo del exterior y el judaí mo del interior welg r~cclona a l~ teoría. del cristianismo prop uesta por Roscn sror ,
Ro enstock introduce un a di tinció n análoga en la noción de cri tianis- en particular a la dlfer~J?aa q ue ha.ce. es~e último entre el aspe io tcru-
mo. Este último -dice- abarca do realidades una temporal y otra ~ral y ~I asp ecto esP~lual del cnsl~arusmo. Rosen zweig no niega la
espiritual. El cristiani mo tiene efectivam ente un aspe to temporal, re- exi ten a ,a de ~sta d ualidad, pero so nene qu e, desde com ienzos del j.
present ado po r la institución de la Iglesia, "he redera, a través de siglos glo ~~' e~ta tlen~e a abolirse. Volvi~~do. al. esquema desarrollado por
de dispersión, de las aspiraciones polí ticas, de la auto ridad y de la foro ~ch7I1l1lg en su Filosofla dela Reudacion, distingue en la historia del cris-
m a del Imperio romano». le últim o, a su vez, tran mite a las nacio- tla~1 mo tre ép oca, cada un a d e ellas bajo el ign o de uno de los tre
nes el espírit u del imperiali mo romano. El nacionali mo moderno no apo t?lc:s, Pedro, Pablo y Juan. La época pe trin iana abarca la historia
se alimenta, como afirma Ro enzweig, de la fe cristiana, sino de la tra· del c.nstIam mo de de la fundación de la Igl ia hasta la crisi lu terana
dición política romana tal y como la absorbe la Iglesia. Tras esta cara del iglo XVI 1la ép?ca pauliniana, marcada po r la Reforma, se extien de
exterior y temporal del cristianismo asoma la verdadera fe cristiana, hasta la Revo luclOn. Fra~cesa; e~ c~lanto a la época ju ánica, inaugu ra
qu e es de esencia espiritu al. Al igual que Rosen zweig se había negado la fase fina~ de la histori a del crisna nismo, es decir, su cul m inación.
a ad mitir que la vocación mesiá nica del judaí mo hubiera qu ed ado ob - Para Sc:hellll.1g, en la époc~ petrin ian~ ~e asentó el pod er temporal de
soleta por la asimilación de lo judíos, Rosenstock no puede acep tar la la Iglesia, m ien tras q ue la epoca pa uliniana se hab ía caracterizado por
idea de qu e el espíritu del cristian i rno se confun da con el na ionali . un proceso de interiorización de la fe. En cuanto a la épo • juánica
mo moderno . Uno y otro reivind ican , cada uno para su pro pia fe, un en ell~ se ha desarro llado el p roceso de absor ción del cristian i mo po r
estatuto de transcendenc ia con respecto al escenario h istóri co. la socl eda~ ; un a vez llegado a esta fase, el cristianismo festeja su triun-
Al mism o tiempo, Rosenstock trata de negarle al judaís mo la posi- fo en el ~lsmo moment~ ~n que deja de ap arecer como un a religión
ción metahistórica q ue reivindica para el cristia n ismo, cuestionando indep en dien te, como «religi ón del gene ro humano" ahora anima des-
qu en el mundo mo de rno, el pu eblo judío pueda e capar de alguna de el. in terior el espíritu del mun do moderno. y, es~ be Ro enzweig,
forma al amplio movimiento de secu larización en el que quedan abo- e t~ !dea de Schelling expre a claramente la realidad de nuestra civili-
lidos todos los arcaísmos : zacion :

Ahora (después de 1789 y de 1914) Europa ha llegado al pun to . Desde 1789, la I~l esia ya no está vinculada al Estado, sino a la so-
en el que puede olvidar el Antiguo Testamento, los griegos los ro- ciedad r···] J..:1 lglesla ha entra do en la f: e definitiva de su historia
manos, lo judío y lo persas, simpleme nte porque exi len los in- la que. Schdh~g lIan~a su época ju ánica, decir, ha pasado a ser in:
gl es, los papas, lo alemanes, etc. material; al !U I mo uernpo, el ristianismo apare e po r primera vez
¿C ree u ted que el ioni mo es algo ca ual? La era de Israel como ,:omo un mlla~ ah ol ~to [...] Ahora la iglesia es lodo, ya no cons-
pueblo de la Biblia ha terminado. La Iglesia [...] desempe ña hoy en tituye una realidad particular, ya no existen fuera de ella otras reali-
día el papel de la Sinagoga. Los tiempos del judío errante (=e terno) d?des qu.e se le enfrenl en, que la definan en su carácter específico'
llegan a su fin, como los de los vascos, los celtas, etc. III paganismo, ni sabiduría griega, ni Imperio Ro mano; sólo queda
Como tampoco Wilamowitz upo salvar de la muerte a la filoso- el cristianism o-",
fla clá ica, tampoc o conseguirán salvar la lengua heb rea en u signi-
ficado metafísico, preci amente porque está a punto de onvertirse , Si Rosen zweig rc: to ma aq uí la idea defe n dida por Ro enstock, es de-
en una lengua viva, e decir, la herencia de un pueblo arraigado en tr, qu e la m odern idad no e m ás qu e la seculariza ción to tal del eri _
una tierra".

u lbíti., pág. 279. zq INd., pág, 303.

46 47
ti@! mo, o la cristianizació n total de la civilización oc idcnt al, es para
mostrar a continuación que este análisis de la mod ernid ad ontradice>
la afirmación de Rosenstock de que aho ra mismo el cristianismo se
despliega siguiendo dos planos radicalment e separado , un plano tem-
poral y un plano espiritual. Para Rosenzweig, en la Europa moderna
no hay un cristianismo metahist órico, precisamente porque el cristia-:
...
. ..
nismo se realiza como pura espiritualidad de forma ab olutamente
dialéctica, es decir, a través de su ident ificación con el movimie nto \
.
mi mo de la civilización moderna. Por supuesto, por oposición al ju-
daísmo qu e, en su sustancia más interior, se escapa a los ondiciona-
mienta s históricos. Así llegamos al pape l centra l de la «autoidcntifica-
ción» en el destino espiritual del pu eblo judío. Por op osición al cristia- )
nismo , qu e tiene el papel, en la economía de la salvación, de entrar en
la historia para acompañar a los pueb los en su cam ino hacia la Reden- CAPtru LO 2
ción, el pueblo judío tiene com o vocación esencial perm anecer fiel a
sí mismo. Para_Rosenzweig, la autoide ntificaci ón, como prin cipio Hegel al pie de la letra l'

constitutivo del pueblo judío, no define únicam ente su nú leo «reli-


gioso», sino también el judaísmo «del exterior» que, desde la Emanci-
. pación, participa en la historia de Europa: II

El cristianismo se identifica con los imperios (actualmente diría- En una carta escrita en 1910 es decir h - .
ción de La estrella de la Retlmció.' F R'oc . o an<;>s an tes de la redac-
mas que e identifica con e! mund o), e! judaísmo se identifica con - 11, ranz osenzwelg declaraba:
sigo mismo (ejemplo, el sionismo). En este mu ndo que, a fuerza de
Too
por est~r:~~nS~?;sc~;J~;Pq~~e~~acu r aalnhto pebnetra en la historia (...J;
universalidad (ju ánica) llega a perder su sustancia propia, el judaís-
mo representa el único punto de contracción, de límite, e decir, la
única garantía de la realidad del mund o cristiano. Si no existiera,
s610 habría imperios'",
to ri . om re, no a través de la hi
ona, ~1I10 realmente corno «Dios de la religión.. H J id
11lsto~a como divina, como una teodicea mien;rasegee COIlS I .:ra a
T
Al término del debate, no se ha llegado a ninguna conclusión, pero
~~~~~::U~~lt~~~~;~ Pifr.1na~ ...JPara 1l0~ot~s, reLgi¿~l :~~~~t~
I?
siglo XIX es . cC?dn~ a~e contra la historia en el sentido del
precisamen te la alteridad irreductible del judaísmo y del cristianismo para nosotros J ennco al co b t J l"
sentido de! siglo xx", m a e por a re igión en e!
se convertirá en la piedra angular de la teoría de la verdad desarrolla-
da en La estrella de la Redención. C ada ho mbre, cada sociedad, cada En el momento en que 'b lí . .
pueblo, dan testimonio de la parte de verdad q ue se revela a través de la clases de Meinecke en lae~~Jiv~~á:~ mea, '. Rosenzwe!~, que sigue
su condición y su vocación específicas. La multiplicidad de situacio- el est~dio de la filosofia de la historia de ~~;7b~rgo~ esta ,tnm~so en
nes vividas se resume a fin de cuentas en la dualidad de las dos gran-
de cultu ras religiosas de O cciden te, la del judaísmo y la del cristianis- :~~~r~a~~~a~~a;;~o~e~~;~~~~lé~o;~~;:aI~~el"r e~~~~d~~~~e ~~~~
mo. Cada una de ellas encarna una relación panicular con la Reden- d~c.almente. El año 1913 había estado m e to O a cambJ~d? ra-
ción. Q1,Je existan dos paradigmas de la Redención y no lino sólo es la piritual; en julio Rosenzwei est' arcado por un~ doble cnSISes-
mani festación de la finitud definitiva de la condi ción humana. 1110; en o tubre 'decide seg} . a da p~ndt? de co~v~rtlrse al cristianis-
, Ir len o JU la : movimr enm dialéctico al
JO ¡bU., pág. 305. ti lbld., pág. lO.

48
49
cabo del cual el judaísm o recob rado e desvela, má~ allá de la asimila- rechazo del Estado bism arckiano y su «estrechez sofoca nte »J ·I . ,:\()dlJ
ció n, con la riqueza que le da el prestigio de lo un iversal. L1. otra ex· a:to e ~elve culp able en-cu~to pene t~a en la historia» : ~senzwcig
periencia decisiva es la de la guerra, que Impone a Ro enzweig I~ do· piensa SIJ.1 duda en la fund aci ón por Bi rnarck del Im pen o Alemán
ble evidencia en la que se ba ará to da u filoso fia: e! en.fre~t?lmen.to por el hierro y por el fuego ". En 1919, tras la caída de 'l/\.lemania el
angriento entre los Estado eu rop eo en n ombre del pnnclrl~ de las juicio de la historia -=Suprema ironía- condena a s~ vez a Hegel:
n. cionalida des, y m ás profundamente, en nombre de la rrusn as na- Cuando un mundo se viene abajo la idea que lo habían hecho na-
cio na les, de las que aquél ólo . una cOf1Se~uen~la, co n firm a y co~· e~, lo ueño que lo ha bían atrave ado, desaparecen también bajo la
den a a un tiem po la visión hegeliana de la hi~ona como el e enarto luma ..34. , -,

donde e desarrolla, a trav é de lo en frentanUento .de lo Estado ¿Será que Rosenzweig opone, desde 1910 a esta «historia en el sen-
berano , la constituáón del Espíritu Universal, al Igual que la expe- Iido del siglo XIX" unahistoria djferen/t, que ería la ..historia en el entido
rien cia de la angustia ante la mu erte de enmasc~ la verdad. ulta de - del .iglo xx..? o parece. Habrá que esperar a la crisis de 1913, al trau-
la ontología hegeliana como istema de la Totalidad, es deCIT, la nega- man mo de la guerra, y obre todo a la corresponde ncia de 1916-1 917
ció n de la irred ucti ble u nicidad de la persona. . con Eugen Rosenstock para q ue e e boce la idea de una historia dis-
En el momen to en que se pu blica Hegely elEstado, Ro enzweig con- '. ~ ~inu~, no acumulativ~, ~compa ada, no por la suces ión de gran de
idera ya su libro como anac rón ico . «En las circunstan cras pre entes I Vlhzacl~me, y aconte clIlllen~~ político im portan tes, sino por la
- dcclara en un prefacio fecha do en 1929- nunca me hu b iera pues- ocurrencia, uruca en cada ocasi ón, de hechos cu alitativam ente signifi-
to a escrib irlo,,32; y sin embargo, sin He,gely elE.sttldo, n unca h ab na. po' e rutes, do tados de un valor simb óli o, cuya sucesión dibuj a, bajo los
dido crear La estrella de la Rcdenci án. O se hubl~ra tratado de un hb~o fns tos de la historia apare n te (y a veces co ntra ella), la llegada invisible
d iferent e, pues tod o 10 qu e da ~ este p~nsamlento su fuerza pro pIa tI.e la Rccl el1ci~n al.mundo. En La estrella de la Redencián, esta co ncep-
es precisam ente, a pesar de su n gor casi abstract?, su r~fe:e!lCla pero \ IÓI1 de ~ na H isto ria Sagrada a un tiem po inm an ente a la historia pro-
mancnte (aunque a men udo im plícit a) a la reahdad hist óri a de su Iana y di feren te de ella e atribuye al cri tianism o. En cuan to a la idea
d. ~n a exi te~ cia ~olectiva radi calm en te ajena -al menos en su prin·
tie m po. d . 1) ( 'plo- a la historia profan a que definirá, en La estrella dela Redendán
in em ba rgo, en e! texto de 1910 q ue .aca.b amos e CItar, "o enz-
weig parece p resent ir ya los do temas princip ales qu~ ,en 1918·191 9 1.1forma d e er específica de l pueblo ju dío , Rosenzweig no la co ncebi-
subyacerán en el pen anliento ~e La estre(la dela&dmnoll: ..El com ba- d h ta un o año más tarde, como el reverso, o la inversión, de la
te co ntra la historia en el entido del 19lO XIX» y, parale.Jam~nte, el 1 aria hegeliana de la historia, en el momento en que la catástro fe
comb ate por ..la religión en el enti do del iglo xx». ..La hi tona en ~ d 191 4·1918 le confirma su pertinencia y desenmascara a un ti mpo
sentido del siglo XIX" e • para Ro enzweig,.la ~~oria tal Y,c.o mo la d~ u perversidad absoluta.
fine Hegel, es decir, el desarrollo y la realizació n de l Espl1!tu ~ traves Desde 1910, Rosenzweig no deja de definir la «religión en el enti-
de la rie de sus metamorfo is; en otras palab ras, una hls~ona .a un do del iglo xx- por oposición a la h isto ria. Sin d uda ten emos que
tiempo necesaria, inteli ible, cuyo jui~o on lo, de la Razon mlSm~. ntender aquí en primer lugar, que, para Rosenzweig, la ..religión en
En una forma diferente, es la co ncepao n que vela en su maestr~ el- I entido de l siglo XIX" es precisam en te la cree ncia en la hi to ria
necke, que acabab a de mostrar.en u ob~ \Vtltburg",tIt111 und 'ntionals- mo teo dicea. Plan tear los juicio de la hi toria como criterio defi-
taat que la historia de Alemania en el Siglo XIX debla. ~eerse como una nitivo de cualqu ier jui cio de valor e renunciar a la trascendencia de
liberación progresiva del unive~alismo de la IlU.st.r?ClOn y un~ ma rcha 1.1ética. e olv idar que la p rop ia h isto ria pu ede y deb e ser juzga da. La
pacien te hacia e! realismo político com o condición nece ana para la -religi ón en el sen tido de! siglo xx- debe en ten derse co mo la rela ió n
creación de un Estado alemá n unificado . En 1 9 1 ~ , .s~s reserva respec- I rsonal del ho m br e co n D io , la reivindicación por p arte de l ho m -
to a la escuela historiográfica alemana. en su opmion apoyada por la bre, más allá de la lógica que pretende co nvertirlo en un simple ac-
filosofía de la historia de H egel, que tamb ién co n dena, n acen de un
11 Ibld.
\,1 Ibfd.
n Hfxd und da Staat (H E.), Berlín, R. Oldcnbourg, 1920.

51
50
r

to r en el escenario an óni mo de la historia, d e su responsabilidad in- m ás q ue las id eas desarrollada s por Rosenzweig, es su forma de plU
susti tuibl e. La opos ició n d e la historia y d.e la religión el.lco nt rará ~u cede r, la forma ~e su razon am ien to, o tambi én el con jun to d e lo q ue
forma definitiva en La ~jlrtlL:t J~ la &Jmáón como dualidad del SIS- .Ern ma ~ uel Lévinas ha llamado sus -ges toj operanvos • .u;. Para Ro-
tema y de la Revelación, de modo que el Sistema design e la Totali-. senzwerg, no se tra ta de proba r qu e la visión hegeliana de.la historia
dad de tipo hegelian o , en la que el ho mbre _s~ ve englobado .co.mo es falsa, sino todo lo co ntrario, d e mostra r q ue es verd adera, más allá
simple objeto (..él-), m ientras qu e la Revelació n es el aco n tecumen- de lo q ue el propio Hegel podía imaginar, En otras palabras, para de-
to en el qu e el hombre despierta a su realidad o rigina ria de sujeto mostrar la pe rversidad in trínseca de esta filosofa, basta co n apl icarla,
personal. .se~r su verificac~ón en la real idad de la historia co n tempor ánea , es
decir, tom~rla al pli IÚ la lara. H ay que pa rtir de la idea de que. para
Rosenzweig, la ontología de Hegel y su filcsofia de la historia son
11 irreprochables; su ontología como sistema de la Totalidad, su filoso-
fiA de la.h.istoriA co mo relato del devenir del Espíritu absoluto englo-
En La t1trtllA dt la&dmGón, 13 critica de 13 histo ria se: articula estre- han anticipadamente cualquier contradicción posi ble co mprendi én-
cba mente alrededor de una critica de lo político. Una y (lIJO sólo se dola com~ un momen to (necesario) de l Sistema. No se puede SAlir
pueden compren der d esde la perspectiva de la filosofía de 1.1 historia de este un!verso cerrado; sólo es posible situarse lÚJ.dtolrápmpt~liva_
de Hegel, tal y como se expone, en particul ar, al fina l de los Irimipíos Frente al sistema del Ser, esta perspectiva es el Yo que , en la angus tia
dtfilowflll dtIJmdm. Para capta r el carácter sistemá tico de e~t.1 ~e.reren' ant e: la muerte, clama la evidencia de: su existencia autónoma; en
ria a Hegel, ba sta comparar los desa rrollos co nsagr.ld?s .1 l.r cu nea de cu anto a la di aléct ica de la historia universal, la realidad histórica
lo político en la tercera pa rte de ul lllrtlLl de la RrJma'ó" COII , po r una co ncreta, la gue rra vivida en su horro r irrefutable m uest ran su verda-
parte, el capí tulo co nsagrado al Estado en Lafilomfitl (/(/ J(rrc},o)S y, po r dero rostro. - ,
otra, el comentario de este mismo capítulo en Htgd.'Y tI EJllu/fl. Se p~e­ El pril.n.er -gesto ~perativo. de Rosenzweig consistirá pu es en dejar
de ver en tonces que el libro sobre Hegel desempeña un papel media- q ue I.J VISión hegelia na de la h istoria se juz gue a si misma desde la
dor entre Lafilow}uz dtl d~ Y Lai1lr'!!kl ~i la Rtdmdlí~ : por una par- perspectiva de la realidad política contemporánea : nacionalismo exa-
te, Rosenzweig realiza un a labor de historiador de 1J.~ ideas des~c.an­ cerbado de los p ueblos, vio len cia de los Estados, guerras y revo lucio-
do la contin uida d entre la metafísica de Hegel y su filosofía política, nes. El espectáculo de la Europa de los Estados nación desmoronan-
Pero no se priva, al mismo tiempo, de: tomar postura . iscretame ri-" d e se e!1tre el ~ego y la sangre confirma trágicamente la pert inencia de
te en las pa rtes de la obra redactadas antes de 19 1~, abiertamente en las tesis hegelianas, y esta confirmación es precisa mente su condena.
la co nclusión, fecha da en 1920- contra una leo n a que, en nombre Por sup uesto, entre esros dos momentos hay una diferen cia de carác-
de una metafísica de lo Ab sol uto , parece justifica r anticipadame nte ter lógico : la confirmación es inmanente al sistema (la historia se de-
el ci nismo político del Estado bi~mardci~no: En Ltl (jlrdlll Ji la &.- sarrolla e~ectivamen te de acue rdo co n los principios analizados por
I dmción , la exposició n de la "PO.lítlca !1'eslánlc~ . q~e es la de las ~a·
cienes - por oposició n a la eXlstenoa_ m~ah'stónc.l del pueblo JU'
Hegel), m ientras que la condena es de naturaleza moral es deci r exte-
rior al sistem a, en la medida en qu e rechaza sus axiomas. Ésto~ han
d ío--- se ins pira estrechamente, pero sm citar nunca .1 Hegel, en los sido defin idos po r el propio Hegel en un pasaje notable de Lafilo50fia
párra fos de ulfiloJofia dd dmdo qu e se ocupan de 1.\ naturaleza del d(ldrrimo:
Estad o (§ 257 y 258), de la guerra (§ 324 a 340). y s~brl' todo ,de 1.1
historia un iversal (§ 341 y 360), tal y como Roscnzwcig los ha bla ce: En lo que se acaba de indicar reside el momento ético de l olg U(fT(I ,
mentado en el capítulo de: l1(¡;d y (/ Estado co usa gr.uloa ti metaflsi- q ue no debe considerarse como un mal absoluto ni como una mera
ca del Estado en Lafi losofla dt/ dembo. Lo qu e aqu í importa, tanto o co ntingencia exterior que tiene su raz ón -e-también contingente--
en cualquier cosa, en las pasiones de los poderosos () de los pueblos,

lS !'rillápiOJ drfilmqftá drldm:ch() (F.D.), trad. de Ju.1Il l.nis Verll.ll , 11.lru ·I" I1.1, EdhJ-
S ~ . 1 9 ~8 .
JI> Prefacio a S.R., pá g. 43.

52 53
en las injusticias y, en general, en lo que no debe ser. Por lo que res- ció n de los Estados an te el desencad enamiento de las pasiones ll,ll il l
pecta a la naturaleza de lo contingente, hay que señalar qu~ lo COI~­ n ales. C omo much os hom b res de su generación, Rosenzweig 11.1 vivi
tingen te se en cuentra con 10 cont ingente y que en este destino radi- do la guerra de 19 14-1918, no como el más recien te de los conílictos
ca precisamente la necesidad; por otra parte, el concepto y la 6l?SO- militares qu e jalon an la histori a de la Europa m oderna, sinotcomo el
Ila hacen desaparecer la contingencia y reconocen en ella, rebajada fin de una civilización. Si lo que Hegel define como la últi ma etapa
a la apariencia, su esencia: la necesidad [...] . . de la historia universal termina en catástro fe, lo qu e se condena es
La guerra es la situación en la que se toma en ser,1O la vam~ad de -en térmi no s hegelianos-e -la propia histori a universal. Para Rosen z-
los bienes y de las cosas temporales, que en otras circunstancias no
weig, la guerra mu ndial ya no se pued e considerar un momento de la
es más qu e un discurso edifican te, y es por ello el mo ~cnto e~ que
la idealidad de 10 particular adquiere su derecho, y deV1e~e realidad. dialéctica del Esp íritu; se trata de un a guerra de un tipo totalmente'
Tiene la suprema significación de que, pc:r su intermedio tal como nu evo y, a este respecto, supera abso lutamente, y tam bién culmi na abo
lo h e expresado en otro lado" , la. s ~luJ ~t,lca de los pueblo,s es,man: sol utamente, la idea hegelian a de historia universal. Al mismo tiem-
tenida indiferente frente a la solidl[¡caClon de las deterrnmaclom;s po, se plante a de nuevo la cuestió n de la perspectiva desde la cual se
finitas, así como el viento preserva el mar de la pereza en que caena pronuncia esta condena de la historia universal. En un primer m o -
con una perm ane nte quietud, lo mismo qu e los pueblos con un a mento, el Yo, en su experien cia de angustia ante la muerte, entra en di-
paz permanente o mas , aun
, et ema" . sidencia con la idea de un Todo inteligible y la com promete asf irrevo-
cablemente. En la m isma med ida en que esta experiencia, por univer-
Lo que Rosen zweig rechaza aquí n~ es la idea de qu e la gu erra sea sal qu e sea, se vive en su paroxismo en la realidad de la guerra, a través
una necesidad de la historia, sin o el axiom a fun damen tal.de Hege l se· de la guerra - y po r cons iguiente a través de la historia universal, de
gún el cual esta necesidad - en la medida en qu e es asunud~ por el .ES" la qu e, según H egel, es una m anifestación n ecesaria- el Yo inaugura
tado-e- sea la expresión de la moralidad . Par~ Rosenzweig, pre ~l s a· su divorcio con el sistema de la Totalidad . Por otra p arte - y aquí es
mente en la contingen cia del Yo --contmgencla anten or a tod~ SlSt~­ sin duda don de se anuda la p aradoja cen tral del pens amien to de Ro-
ma-r- se en cuentra el lugar a partir del cual l~ guerra (y la hist oria senz weig- el autor es demasiado hegelian o para admitir que el Yo, el
universal, de la que es u n mom ento) puede s~r J uzgad~, . decir, el hombre privado, pueda cuestion ar con sus propias fuerzas el
Este primer gesto operativo de sca.ns a, en C1ert~ medida.' en el po n: po der de la h istoria un iversal. Toda la economía de La estrelladela Re-
cipio de la cita: se tra ta de sacar el,dls~urso hegelian o de su contexto, dención se articula alrededor del paso desde la existencia p erson al, do-
es decir, del libro en el que dormita ~nocentemente para .trasladarlo, minada por la exp erien cia de la Revelación, a la existen cia colectiva,
tal cual, a un contexto rad icalmente diferente, el ~e la r~:llldad llllSn:a ún ica que puede traer la Redención" . Esta últ ima se concibe utópica-
del m undo. Té cnica que se asemeja me nos a una m VerSI? n de las ~esls mente como un estado fin al del mundo, es decir, de la historia, y dos
heg elian as qu e a su perversión: coloc adas en el escenano de la histo- entidades colectivas, es decir, la cristian dad y el pueblo judío, son los
ria, h ablan por fin su verdadero lenguaje. . ' ' agen tes de su advenimien to, D e ahí la paradoja de una historia que n o
El segundo gesto operativo de Rosenzw eig p a.rte de la I~ea hegeha- se inscribe en la h istoria universal, sino que se sitúa al margen , y en
na según la cual la civilización de la Eur ? pa cn sna na ~onsl ltuye la cul- cierta form a contra'ella, C om o si la historia universal, condenada por
m inación de la hist oria universal, es decir, que la realiza en su verdad, la catástrofe que la defin e y culm ina al mismo tiempo, dejara entrever,
Si to mamos a H egel al pie de la letr a, esta ve~dad, tal y como la desve- más allá de ella mism a, su forro secreto, su reverso invisible, su pro- °
la el principio del siglo xx, no es, como escribe ~I fin al de Lafiloscfia pia imagen en negativo : inv ersión té rmino a término en la que to do
del derecho «la verdadera reco nciliación que despliega el ? stado c.o mo lo que, en la visión he geliana de la historia es «seriedad , dolor, pacien-
ima gen y efectiva realidad de la raz ón-" , sino al contrano la capit ula- cia y trabajo de lo n egativo-t ' se invierte pa ra di bujar la ima gen mis-

37 Über diewis,mlciJajilicbtll BciJandluugsartm des Nauorechts (1802) [Solirc los modos de


40 E.R. y S.R. , págs. 164-1 78,
tratamiento cimt(firodeldaabonatural/.
41 Hegel, Fmommo!vgla ddtSpín"tu, trad. de w cnccslao Roces, con la colaboración de
la F.o., pág. 408.
Ricardo Guerra, Madrid, Fondo de Cultura Económica España, 1966.
39 ¡Md., pág. 429.

55
54
,
ma de la positividad. Esta historia fuera de la historia, est.l temporali- ~n ~Io sentido, es el único capaz de hacerla unívoca..u Para ( ue l .
dad sin devenir, esta socialidad sin guerras y sin revoluciones definen IdentI~~ ~e lo real y lo racional Sea una realidad, hay ~u~ pa.~~r d~
para Rosenzweig el espacio ideal que es el del pueblo judío. ~daddlalec~.ca puramente formal a una dialéctica histórica. Estd idcu-
Con respecto a la historia de la Europa cristiana, acompasada por ti a ~o ~I.e ne dada de entrada, se crea poco a poco a través dal ro-
una parte por la construcción progresiva de los Estados. por sus rivali- ,eso hist órico : ..De esta forma, la idea ambivalente según la cual ~Io
dades. sus alianzas, por batallas y tratados, po r otra por el lento deve- o racional es,real pero sólo lo. rea.!.es ra~ional, torna la forma de una
nir de una civilización, ~I pueblo judío parece haber vivido, durante J ~Sta umv~, la d~ la historia universal como juicio universal
p¡ ropu
veinte siglos, en UnJ. especiede no-historia, o antihisroria, que Rcsenz- ... real es raclo~al solo porque la historia universal es juicio uni-
weig define más bien como una metabisroria: temporalidad inmóvil, versal, qu~} pronu ncia sentencias irrevocables en nombre de la ley de
estructurada, año tras año, por el ciclo siempre id éntico de I.IS fiestas la Razón - . Es lo que Hegel afirmaba en Lafilo50fia d~1 dmcho (§ 342):
religiosas, eternidad vivida, desde este momento, b.l¡" el signo del uhO
lSt~UIlI\'
o o

tiempo sagradoque, por el mero hecho de que un pueblo dé testimo- ......1-"_ , -ersal no cs..por.otra parte, d mero tribunal de su
nio de ello, denuncia la agitación guerrera de la historia universal. J"'N<'.IU, es , J mstrxt.1 e l rr.lcioruI necesidad de un destino cie-
No sería exacto decir. por lo tanto, que el pueblo jud ío vive al muo go. SlJ10 ~~e, puesta qu e este destino es por sí razÓ1f, y su ser por sí
gen de cualquier historia; su no-historicidad es relativa: designa el lu- en el espmtu ~ saber, ella es el des.a.rrollo necesario, .1 pa rtir del solo
gar de una ausencia en la historia universal, o más bien en l.. concien- collaplo de s~ h~rtJd, de 1?S "'Q"'(11los de la razón y pa r lotanto de
su ~U IOCO~aencl.1 y de su libertad, esel despliegue y la rttÚizJuión dd
cia que Occidente se ha forjado de esta historia. Y no porque los acon- tspmhl JmIt'tfWi...
tecimientos que marcan la historiadel pueblo judío sean diferentes de
los que constituyen la historia universal, sino más fundamentalmente ~í.es como ~ art~~ una sobre otra ro La n /rdJa tÚ la Rd nuidn
porque la temporalidad que subyace en la existencia colectiva del pue- la Cntl~ ,de la historia universal y la critica de la ontología. En la in.
blo judío es radicalmente diferente de la que constituye 1.1 conciencia troducci ón de la obra, des.de la perspectiva de la guerra el Yo cuestio-
histórica de Occidente. En la experiencia específica de su tiempo sa- na el ~er absol';lto del sistema de la Totalidad, definido, a la mane-
grado, el pueblo judío, según Rosenzweig, vive una historia paralela, ra hegeliana, med~nt~ la. identidad del Ser y del saber. A la inversa, la
una hiJ,rona diftmr tr. ruptura de la Totalidad, la separación de los elemento I o

I Rev la . • d I h s, a emergencia
en a e OOD, ~ ombre como ser fuera del mundo, permiten, en
la. (ercer~ p arte de La nIT~Oa dt la &dntción, deducir (y no sólo descri-
III .~ Jr emplflcamente~ al pu~bl~ judío co.mo un pueblo fuera de la histo-
Desde su estudio sobre Hrgdy ~J Estado, RosenzweighJ.hlJ. ilustrado
;r- P~ra Rosenzwelg,.la brama de la historia y la tiranía del Lagos son
os aspectos de la nusma op resión.
el vínculo que une la 610506.1 de la historia de Hegel con su ontolo- ~ Rosenzweig muest~ claramente, en HwIy ~I Estado, cómo la histo-
gía. Partiendo de la famosa fórmula de Hegel sobre 1.1identidad de lo na universal ~. ~onsbtuye a través del desarrollo, ~I triunfo y el decli-
real y de lo racional. destaca 1.1 ambivalencia de cstJ. ecuación, que v~ y desaparici ón de los diferentes pueblos. La historia se presenta,
puede leerse, efectivamente, en los dos sentidos opuestos: como la de- para Hegel, como el escenario de un amplio drama metafísico en el
finición de lo racion al por lo real, lo que vendría ,\ ser ufiunar un rea- que cada pueblo llega uno tras otro para decir su papel y desaparecer:
lismo absoluto, o como la definición de lo rC;11por lo racional. fo que
plantearía, por el contrario, un idealismo abso luto. Por supuesto, lo C~d;l puebla ,representJ una etapa en el procesa (de la toma de
que afirma Hegel es precisamente la identidad di.llél lil·.\ de estas dos concienca por SI del Espíritu universal)[...) El desm o llo de un pue-
propuestas. Rosenzweig observa que mientras est.t identidad sea foro
mal, es decir, revmi!J!r, sigue siendo necesari.nuemc r.nnológica. "Para
que esta ecuación sea aplicable -c-escribe-e- Iuy que sustituir el signo .¡.z H.E.
de igualdad por el factor tiempo que, al ser irreversible y transcurriren .1 !bld

56 57

b
blo consiste en alcanzar la etapa en \.1 ~ue se convien e en ,"unIver- mera se encama para él en las co m un idades judías de an tes de I.i
sal,., es decir, en que la esencia de lo univ ersal procede ~e el. Emancipación, que viven aisladas de la socied ad que las rodea, fieles
Su decadencia comiste en peTheVerar en esta etapa mientras que a sus creencias y a su fe. y que siguen co nstituyendo, a comienzos del
la historia universal quiere seguir avanzando. Q!le. desipan:zcado siglo xx, la gran masa del judaísmo en la Europa central y driental.
que sobreviva penosame nte, ya no tiene importanCIa a os OJOS e Este judaísmo de la fe, qu e acaba de descubrir él m ismo , primero en
la historiauniversal, que ya ha elegido a otro pueblo como su repre- los Balcanes y luego en Polo nia, represen ta para Rosenzweig el para-
scntante44 • digma de la aut énti ca vocación jud ía. En el extrem o opuesto ten emos
una cara extern a del pueblo judío, formada por la masa de judíos
Entendemos claramen te ahora la subversión de I~~ ide~s ~egeliana~ emancip ados que, desde la Revolución Fran cesa participa en la histo-
ue Rosenzweig emprende en La ~I1Trlla ~t la ~d(1l(lOn. ~I. dl~e, H~ge . ria política y social de Occidente. En este sentid o, movimientos co mo
~ene razón: la muerte de los pueblos se m~be en la hlst~:ma ,untver. la asimilación o el sionismo son testimoni os de un proceso de secula--
sal pero sólo con la co nd ición de que parncipen en esta historia . Ima rizació n sin duda inevitable; pero esta en trada en la historia (que es
inemos un pueblo que viviera al margen de ella: esta ausena~ q ue. necesariamente, para Rosenzweig, una hi storia de tipo hegelian o) re-
~n términos hegelianos , significarla sin duda alguna la renu~C1a a l~ presen ta también un cuestionamiento funda men tal de la esencia me-
propia vida sería al mism o tiempo su úni ca g~rantía dc e~rn!dad . As! tahistórica del pueblo judío. '
es co mo se 'enfrentan, en Roscn zwcig, las naciones de l'a . le~~, sorne' Más adela nte, Rosen zweig hizo co rrecciones en esta tesis:·sin dejar
tidas efectivamente a las leyes ineluctables d~1 pr~ceso h 'stonco¡ y ~ de afirma r que la vocación religiosa del pueb lo judío es, en su princi-
blo judío que po r vivir al margen de la histor ia, se escapa a a ~ pio mismo, transcendente a la historia. tuvo que admitir q ue, en su
pu,:d d que la dirige. De este modo, el pueblo judío «d ebe renunc!ar fase actual de secularización, esta vocación no podía dejar de someter·
4s
a la aarticipación plenaria y activa en la vida del mundo.. ; en la m- se a prueba en y a través de sus compromisos hi stóricos. Cuestionan-
tem Poralidad de su vida litúrgica, ..se separa de la marcha de los,que dosc sobre el estatuto teórico del sionismo en su propia visió n de la
se a~ercan (a la Redenció n) po r el trabajo d~ lo s siglos». y es, ~d' ~o historia, en su corresp ondencia de los añ os 1922 a 1927llega a articu-
or indiferencia ant e el destino del mundo , smo porque a trav,:s e as lar de forma m ás p recisa los dos ámbitos de lo político y de lo religio-
formas de su vida ritual, y más especialmente de su ~emporal~dad. cs- so. En la realidad del mundo modern o, no vemos al pu eblo jud ío lle-
lfi , . d d h ra -e-desde una perspectiva no hist órica, var una existencia colectiva calcada sobre la'de las co munidades del si-
pecl tea anncrpa es e a o .. I . EsI
. . ' bó l"ca-- el objetivo hacia el que se d irigen as naciones. e glo XVI II, aunque esta forma de vida encarne, en principio, su vocació n
stno srm el' "ropo d e lo simbólico se paga con la ..infecund id ad.. his- más alta. Reivind icar, en la Alemani a de los años veinte, una extrate-
avance en ..... ... .
r órica pero a cambio garant iza su permanencia- rrito rialidad tan radi cal. cuando no se da nin gun a de las cond icion es
Esta visión «quietista" del pueblo judío plantea muchas p~~guntas. necesarias para su realizaci ón (y ade más nad ie estaría d isp uesto a asu-
Gershom Scho lem, aunque co nside ra La e~lreUa de la RrdenaQtT com~ mir sus exigencias espirituales) sólo sería «un a co artada para nuestra
la obr a principal de la filosofia judía en el Siglo ~, ~eprocha a IR~s71~~ necesidad de bien estar», escribe Rosenzweig en 1924. En este sentido,
wei no sin razón, que transfonne el pl~eblo J~~I? en una g esta . la idea de la vocación metahis t órica del pu eblo judío , tal y como se ex-
Sing~ntrar aq uí en los detalles de la discu.slón, qUlsler~mos destac~r.~o pone en La ej/rtlla de laRedenaón, debe en tenderse, no como la teoria
obs tante dos matices que aporta el proi?IO ~senz~elg a la exPOSICl~ de un a práctica políti ca --precisamente la de una no participación de
de su tesis. En primer lugar, Rosenzwelg.~lferenaa daram~nt~ en los jud íos en su propia h isto ria--, sino co mo una idea regulado ra, la
1 laRrdmOón entre la esencia espmtual del pueb lo judío, de~-
de ..el límite impuest o a cualquier politica-" . Desde este m om en to,la
eure/la ae alid d hi ,. reta La pn-
nido por su trad ición religiosa, y su re I a sto nca ce ne . vocación religiosa del pueb lo judío se interpreta, no como una ausen-
cia de la historia, sino como una distancia con respecto a ella, no
44 Ibid.
4S E R. . , . . . no Lt Mm ianis- 41 nritft, edición de Edith Rosenzweig y Emst Simo n, Berlín, Sehocken, 1935,
• S 1" diti de 19' 0 de L 'bw lt dt la Redonr 1lO'l de Rosenzweg ,en pago50 1.
" . UI eomon .> 1 . • "'-. 1974 ' 451
",~jNif(MJ-J, trad. JI frJllcés de B. Dcpuy, París, CJ mann-Lcvy, , pas-
59
58

L
f
lí~~o, legitim~ci ón absoluta para los "pueblo históri cos» de u am -
mo una negación de lo polí tico , sino como u na aitim. ~e lopoliti~.
biciones ~art:lcul are . En u correspo ndencia de lo años 1916-1917.
Su pap el no con istirá, como en H egel, en ponerse al ervicio de la his-
Ro enzw~J? h abía ituado ~I, origen de e te na cio nalismo mpiánic~
toria universal, sino por el contrario , en o rneterla, en cada uno de sus
en el esp m tu. de la Revoluci ón Francesa. Hegel, en su evoca ción del
momentos, a un juicio de carácter ético. «pueblo d~mmante" ,se h~~ía ~nspirado en la Fran cia napoleónica. En
cuan to a Fichte, habla reivindicado p ara Alemania el papel de nuevo
pu ebl o elegido'". En el siglo XIX, las asp iraciones nacionales reivin dica-
IV
ban el ~ere~o d~ ca d~ p~eblo a desernp ñar su papel en el escenario
de la ~~s,ton~; .e.I imperialismo co lonial enc o ntraba u legitim ación en
El punto central de la crítica de Rosen zweig a la visió n hegeliana de
la «01 1 IOn.avilizadora » de las naciones más ilustrada; en 1914, todas
la hi toria se refiere a la cu estión del nacionalismo modern o . Rosenz-
las po ten cias que se enfren taban habían reclamado sucesivamente el .
weig parte aquí de la noción de «espíritu nacional.. (Volkgeist), tal y
papel d: :(pue~lo ~ominante". Sin em bargo, Ro enz weig demostró
como Hege l la desarrolla en Lafilos#tl del derecho, para desenma carar
un a clarividencia smgular al prese ntir que e! siglo xx estaría ma rcado
el prin cipio mism o del nacio nalismo mesiánico en cuyo no mbre los
po~ la exa~erbació n ~e. los m esi ao:is~no~ políticos, por la em ergen cia
Estados europeos, a com ienz os del siglo xx, se están destruye ndo unos
de Ideol<?gl~s esca tol ogtc~s, qu e reivindican derechos que les confiere
a otros. Para H egel, efectivame nte, el Espíritu universal se en carna su-
el conoamle~to del sentido de la hi storia, y p or la multiplicación de
cesivamente en lo principios particularc de los di ferentes pueblos; el
«modelos nacionale .. con pretension universales.
«espíritu nacional.. de cad a pu eb lo se d efin e com o la forma : p,e .ífica
La otra fuente de este na cionalismo moderno es la idea bíblica de
que reviste en él el Espíritu universal. Todos los «pueble s hist óricos-
I~_ deaián. Precisamente en e te pU?to, la subversió n de las te i hege-
son co nscientes de esta mi ión qu e tienen destinada; todo abe n,
lianas en la fil<? ofia d~ Ro enzweig aparece con tod a su radi calidad.
cuando les llam a su destino, que son lo agentes privilegiado de la
P,:ra R? enzweig, ef~cnvamen te, lo que el co ncepto de elección desig-
historia y que a través de su «espíritu nacional» se h ace realidad el uni-
n~ (y s le~p;e ha desl~nado ~n la tradición judí a), es la singularidad del
versal. Esta misión que considera n propia les co nfiere, según H egel, el
pueb.l~ judío, es ~ eclr,. preclsal,nente su condición metabistárica, por
derecho a regent ar la historia a su manera: Opos~~lón a la exrstencia esen cialmente his tó rica de las naciones. La
El pueblo al que le orresponde un momento tal como principio e.lecClon, com? ex~e¡;x:ión al destino com ún, califica este lugar exte-
natural, le e t á confiada la realización del mismo dentro del proce- n~r ~ escen an o hist órico, en el que el pu eblo judío vive su relación
so evoluti vo de la autoconci encia del espíritu niversal. Este pueblo ~pecl fica con su ntos y u ley: no presen cia privilegiad a en la histo-
es el pueblo dammante en la histo ria universal en a épo a derermi- na, como .Ia que H e¡;el conce~e a .Ios "p ueblos dominantes», sino por
nada, y rolopuede hacer lpOCil 1l11flva m lahistoria (§ 346). Frente a ese el contrano, ausen cia de la historia, o al menos distancia críti ca con
absoluto derecho suyo que le otorga el ser el representante del esta- re~pecto a ella. Se trata a un tiem po de la « distan cia que los fariseos in-
dio actual del desarrollo del espíritu universal, los espíritus de los ventaron con respecto a los Estados de la Diáspora» y de la introduci-
I

I otros pueblos carecen de derecho y, al igual que aquéllos cuya épo- ? a ~or los ~rofeta s que, en la época de la in depe ndencia de un reino
, ' 1 hi .
el ya paso. no cuentan mas en a listona umversa .
. 14R
judío, pra~tJcaban un a «crítica revolucionaria de su pro p io Estado-é",
En una pn me ra fa e, y ~o~o de p'as~, enzweig de activa un argu-
Este nacionali mo mesiáni co desean a en la idea de que la historia men.to cen ~ en la polé m ica ~ ~ uJ u~a .de la TIust:ación (q ue aparece,
es la realización de un sentido , que este nti do tradu ce una verdad de en cierta medida, en la apolog ética cristiana) relativa a la noción bíbli -
carácter absoluto, y que los «pueblos históricos>' están , por así deci:I0' ca,de ..pu eblo elegido»'y la idea de una sup~rioridad históri ca q ue po-
ini ciado en esta verdad. Hi toria como teodicea, co mo marcha me- dna suponer, Lo e encial de! «gesto op erat ivo» de Rosenzweig reside
luctabl e hacia el eskatos, pero tam bié n acralización inaudita de lo po-
: En su q iscurso a la lI(lOÓII alemana (discurso 14, final), Barcelona, Altaya, 1994.
B.T. , pago1.139.
48 F.O., § 347, pág. 422.
61
60

t
en volver la idea d e elección co ntra lo s mismos que siempre la habían este sentido, el mundo errop eo es a un tiempo histór ico (pues Iorm.¡
denunciado: en la visión hegeliana d e la historia, tC!!iº _1 J,O.S.pueblos pa rte tod avía de Id dialéctica de la histori a universal) y met.lhi\tllliUl
hist óricos son pueblos elegidos. Como veremos en el an álisis de 10.s (ya que ~a da pued e ven ir después de él). Iormalrn enre, Hegel scsucl
últimos párrafos de LAfilorofi.a dtl drmbo, ,si el Espí~tu ':lniv~rsal h~ ele- ve: esta dlficl;th~d .a fumand~ que, e~ el ~aso de l "mu ndo germ ánico-,
gido sucesivamen te para realizarse a traves de .ta. historia e1 1~peno de el proceso dialéctico se realiza m ti mtator de la co mun idad de I.J.s na.
Orien te, Grecia, luego Rom a, en la EuroJ>:l c;n::t1ana (denommada p?r cie nes europeas, en La que los diferentes pueb los occi de ntales apare-
Hegel Imperio germá nico) los p~eblo~ histó ricos ~lcan~ el estadio ce~ y d~ap.ue(:en uno tras o tro. mien tras que la propia comunidad
r.
en que son conscientes de esta mvest1d~, se Id~n~fican. en ~ta
co nciencia misma, con el p roceso de realización obj etiva del Es~mtu
esta destinada, como tal, a du rar para siempre. En La realidad hisróri-
c~. la ambigüedad no de!a de estar ahí: cada puebl o europeo es a un
absol uto: fase última de b dialéctica del Espíritu que Rosenzwegre- ttempo u~ ~.om~to pasajero de 1.J. historia del Espíri tu y un eleme nto
sume diciendo que es aqué lla en la que "los pueblos sabe n ~ue en clero de u~ clVI.lizaclon en ~ que se t~in.a. 1.1 h~toria. Ambigüedad que
U forma la voluntad de Dios se realiza a través de los desunos guerre- refleja, segun ~enzwelg, un a dificultad mas fun da mental, ligada a
ros de sus futados- Sl , lo que Hegel describe en LAfilorofta d~l d~cho los postu La ~os n.usm~ de la f il osofía de la historia de Hegel. Efectiva-
es La eme rgencia del nacionalismo m~emo co mo f?nn~ s«uLmz.a~ men te, I~ hlS.tona ulUv~1 se articu la pa ra él según las mismas leyes
de J.¡ idea de elección. Para Roseazweig, esta ~lan~i6n ~o es ma s que la historia d e las religiones. Y ésta conduce al cristianismo co mo
qu e el último avatar de ,un Pr-t><:CS? ~ucho mas antlguo~ ligado a J.¡ s~ realizaci ón. Apa rec.erá ent onces co mo el p rincip io histórico (y en
transfor mación que realiza el rnsuar usmo en las categonas c~n~ral~ ne na forma fenom énico) de una civilizació n dada ---e n este caso I.J.
del judaisr uo. Efectivamente: el p~oyecto fu~damenta.l de~ cnsua!"1lS- d~ ~ur~pa- y co~o la verdad del proceso histórico en general. : EI
roo no es abolir las categon as religiosas nacidas del ¡Ucl3ISm? §I.no cnsnamsmo -e-escribe Rosenzweig-, con su tenden cia a realizar la
universalizarlas. En cierto sentido, Hegel sigue siendo fiel a La mspua- Razón, se: ha co nvertido p ara Hegel en el arque tipo del acuerdo entre
ción misma del cristianismo cu ando en uncia la tesis según la ~ual t~ lo racional y lo re~I ..S4. En otras palabras, es a un tiempo el fenómen o
dos los pueblos pu eden aparecer en un. r,nome? to dado CO~10 m,:estl- que hay que ~phcar y la ley d.e su exp licació n. Estam os aq uí ro el
dos de una misión histórica por el Espíritu un~:rsal. Al n.lIslTl? nem- ce ~tro de la c.ntlca de Rosenzweig a la filosofla de la historia de Hegel:
po, despoja la idea de elección ~ la co nn?tao?n metah~stónca q~C' la Idea de universal de Hegel está históricamente fechada: no designa
ten ía en el juda ísmo para s.umergtrla. ~r asr decirlo , en la mmanen cu nada.mh que la .visión cristiana de la historia; por esta razó n, debe ne-
de 1.1 historia."El nacionalismo -c-escribe Rcsenzweig c:n L.917- . es la cesaname nte deja r al margen las realidades -e-co mo por ejemp lo la
cristia nización absoluta de la noción de pueblo. Ello significa que ~ permanencia del pueb lo judío- q ue perturbarían su estructura. Ha y
pueblos ya no sólo creen que son de o rigen divino, sino q ue tam bién u.na realidad .fuera. del sistema: esta realidad designa. en este caso pre-
se dirigen hada Dios-52, . _ ~so. el espa cio metahistórico del pueblo jud ío o. si preferimos. la me-
En HtgrlY ti Estado, ~zweig I:'üne de relieve !1na -ext;a!"1a ~on' dida exacta de espacio metahist órico que el pueblo judío ha sabido
tradic ci ón- en la concepción hegeliana del "Impe.no ~ennamco. ~ es preservar.
de cir, la Europa cristiana, como últ~ma rase ~e la hlstona. del Espíritu .
Mi entras que en el esquem a de la historia universal. Ios dlferent~s p~e­
blos aparecen y de saparecen un o tras o~ d~1 escen ano de la histo ria.
el mundo europeo, domina do por el cn suamsmo , no 'puede desapare-
cer, "No hay nuevo "pueblo histórico" qu e pueda venir a ocupar su lu-
53
gar, como el cristianismo ocupó el luga r del mundo 10111.100.. , En

lt E.R,
~l B.T., p;\~ . 281.
11 HE l~ lbíd.

62 63

,
Comno 3

Utopía y redención

La noc ión de Redención es sin d uda la catego ría cen tral del pensa-
miento de Rosenzweig. En su sistema, este término designa. no la re-
lació n entre Dios y el hombre, o entre Dios y el mundo. sino la rela-
ció n del hombre con el mundo, el movimiento de la iniciativa huma-
na que se vuelve hacia La realidad p.tra actuar sobre ella. Como las
otras d os catego rías que, parA Rosenzweig, estructuran nuestra a peo
riencia, es decir, la C reación y 1.1 Revelaci ón.Ia Redenci ón o LÍ p~ n­
te en las formas del lenguaje: cua ndo hablarnos, nuestra nostal gia de
un mundo mejor se: expresa a través de la prime ra JXnona del plu ral,
por un a parte, y dd tiempo futuro. por otra. La Redención es pu es,
para Rosenzweig, un a categoría de la experien cia colectiva, y se vive
b ásicamen te desde la modalidad de Id apera. Efectivamente, el mun-
do se nos presenta como fundam entalmente inacabado; IJ idea de
una realidad definiti vamente cu lminada sólo se nos puede presen tar
en futuro, como la rep resen tación de lo que tod avía no es. Este esta-
do final del mundo, que Rosen zweig den omina el Reino . siempre se
concibe co mo un lím ite último que debe mos alcan zar.
¿C ómo llegar a esta fron tera insu perable, este fu turo sin relación al-
guna con el presente? Rosen zweig distingue dos modalidad es radical-
me nte diferentes de nuestra relación con este ideal absoluto: UB a es
bisárica, la otra es simbólica. La relación entre el instante presente y la
'realización final de todas las cosas se puede ima ginar como una larga

65


marcha , un proceso co ntinuo que e desarrolla, de et:l1 a en etapa, a peranza insc rita en el fondo de tod a acción hum ana, pero, in vii.rbl
través del tiemp o de la historia. Esta idea de un a larga progresi ón des- m en te, la realización de esta esperanza debe po stergarse día a d ía.
d un estado inicial hacia un estado final, co n el tiern¡ o .o rn o vector, co m o un horizo nt e qu e se.aleja indefinidamente a medida q e nos
se eriva de la visión teológica de una hi to ria provide n ' i.tl y del mo- ace r amo • él. Llamaremos utopia a esta idea de una meta ideal, de un
delo del tiempo de la mecánica newtoniana, tiempo .1 la vez lineal, movimiento sin fin hacia un fin imposible de alcanzar por oposición
continuo e irreversible. Sin du da, no es ca ual qu e la idea moderna del a la idea de Red nción.
pro greso histórico h aya nacido de la épo ca de la Ilustmci ón, -n el mo- Precisam ente el h echo de q ue la idea de un fin de la historia sea im-
mento en q ue la vi ión cristiana de la histo ria-Providencia, d .sacredi- pen able, alvo como noción límite, e de ir, el hecho de q ue sea e en-
tada, en su forma teo lógica, por lo ataqu de la críti -a filos íica, fue 'cialrnen te (Hi lllÓl i co , motiva la incompatib ilidad del tiempo histórico
sustituida por la creencia en una causalidad hi t órica Oll -bida a par- con la idea-de la Redenció n. Esta última, concebida con to do rigor,
tir del modelo de la causalidad f ica. La histo ria apare ' e aqu í como im plica necesariam en te la culminación de tod a las cosas, la resolu-
orienta da , como dirigida desde un me nos hacia un m ás, 'S decir, ció n de to das las con tradicciones, el final del cOl1liW/1/JIl tem po ral. Re-
como doblemente portadora de entido, ya qu e está dot .•da a un tiem- pre enta una ruptura violen ta del tejido hi tórico la irrupció n en el
po de una dirección unívoca y de un significado clarum nt lescifra- corazón del tiempo de una alteridad absoluta, de una forma de expe-
ble. En Hegel, y luego en Marx, la h istoria es el m édium .1 través del rien cia radicalmen te d iferen te de to do lo qu e co nocía mo . En este
cual se realiza el senti do, la vía por la que la humanidad mar ha ine- sent ido, la Reden ción se opone a la utop ía como un a ontecim ien to
vitablemente hacia su ulminaci ón gloriosa. actual a un término ideal iempre postergado , como una stasis del
Para Ro enzweig, e ta visión de la histo ria se in pira .mt . Iodo en la tiempo en un a línea indefini damente prolo ngada, como una ilumina-
teoría de la evolució n; e tá ba ada en un a percep i ón nsi org ánica del ció n repen tina en la s rie sin [m de los insta nte. La utopía omo ca-
tiempo hi tóri o ; de modo que este último está movido por una fina- tegoría del tiem po histórico, sólo propone a la imaginación un a nu e-
lidad comparable en todo punto on la que se inscribe CIl ·1~orazón va com binación de elementos ya conocidos; la Redención, por el co n-
de la vida . Y si Rosenzweig e niega, co mo veremos, a o nsiderar la trario, surge contra to da expectativa, co n la imprevi ibilidad de lo
hi to ria como la vía privilegiada que lleva a la Redcn jI 11, • precisa- ab olutamente n uevo. En Rosen zweig encontramos así la crítica de la
mente po rque a us ojos está ma rcada po r to do el ílll/,d li.l • pero t~ m­ idea de p rogreso, entendido como proceso infinito, q ue debe condu-
bién por todas las limi taciones de la vida misma . 0 1110 lus te óricos cir a la hu manidad, de form a casi necesaria, a su culm inación idcal.
románticos, Rosenzweig piensa q ue «las instit u .io ne '. l.is sociedades, Encontram os tamb ién el rechazo de la filosofía de Hegel: no .ó lo por-
lo entinúe ntos las ca as, la obra » participan a u mod '11 la gran q ue la vi ión de la historia como teod icea, co mo el escenario en el que
corriente de la vida55 • I o ob tante, i debem os tomar n s -ri ta me- se de arrolla el juicio de D io justifica, en nombre del Abso luto, el
táfora orgán ica, la histo ria, como la evol u ión l iol gil .I, 'slad forma- triu nfo de los vencedo res y la desapa rición de lo vencid os, ino tamo
da por una tens ión perm anente e~tre las ftler¡:;ls ele ~ i dll y las ~uerzas bién porq ue sobre el eje horizontal del tiempo históri co n o pu ede
de mu erte. Este con flicto caracteriza, en I mas profundo, el tiem po aco ntecer nada radicalmen te nuevo, y m enos este salto cualitativo a
orgán ico y, por consiguiente, el de la hi t ria. Est . úlri m e tá marca- una realidad ab olutamen te tliftrmlt que im plica la Redenció n.
do, para Rosenzweig, po r un inacabamiento e en ial, Y u I a cau a A la idea del tiempo histórico, per ibido como un río que fluye in
de la alternan ia ince ante de instan tes de vida y Ic instantes de mu er- fin hacia un estuario que se aleja cada vez más, o como una flecha lan -
te, sino sobre todo po rque cada instante es po rtador c!e llI~a tensión zad a hacia un blan co ina lcanzable, Rosen zweig opone la experien ia
entre esta tendencia anragoni ta . Por e ta razón , la VI to na final de humana del futu ro, y en particular nuestra relación con la idea del fin
la vida iernpre será incie_rta; como tampoco e t;l gar.mtizado que la de la hi toria. Relación paradójica, en la medida en que la hi toria no
hi toria de la hu man idad se termi ne con el triunfo del Bien . Es una e - tiene final, aunque el hombre no pu ede renunc iar a la idea de un fi-
nal de la historia. La esperanza de qu e vendrá un día en q ue cesen los
sufrimi en tos del ho mb re, en q ue el mu ndo conoc erá una «paz eterna»
55 E.R. (en fórmula de Kant), sigue -a pesar de lo que la historia no en e-

67


ña-- subyaciendo en las aspiraciones utópicas de la humanidad. Esta ¿Cómo puede la Redención, definida como un .K OI I I {'\ ¡ I I UI ' 1I1e I
esperanza implica, si no queremos que se quede en una simple.eidea fundamentalmente me/ahistórico, acon tecer en el camino sin fin dr l
(egulado ra". la creencia de q ue su realización puede, en principio. tiempo histórico? ¿Cómo el infinito-plenitud, con cebido m illo in
l'to ntecer en cualquier momento. En lo más profundo de ella misma, conmensurabl.e con respeetoa la suma de todas las magnitudes linil.I' .
la esperanzd de los hombres nu nca se pod rá conte ntar con la idea de se puede manifestar en el corazón de nuestra interminable infinitud?
un progreso ilimitado, de una ..tarea infinita.. que nunca llega a t érmi- y. ~in embargo, la. i~~ ~e I~ Redenci ón implic.a precisamente 1.1 posi
no. A IJ met áfora del camino sin fin, que nos acerca indefinidamente bilidad de su apancron tnmmente. Esta paradoja es la que Rosenzweig
a uña meta q ue no deia de alejarse de no so tros, la esper.mz'l hum ana trata de superar, en U n.1 carta que data de-la época en la que trabajaba
siempre ha opuesto la convicción espontánea de que el mundo se po- en lA aIrt//a di la RLlim aón, a través de una met áfora matemática:
día regenerar ..aquí y ahora... Esta «impaciencia mesiánica- define,
para Rosenzweig. wrelaci ón propiamente humana ron el futuro. An- ( ~ significa el núme ro irracional con respecto .11 número ra-
tes de ser una creencia religiosa. esta impaciencia constituye Id esencia cionaI.? PMd los números OOOllJ.Ies, el infinito es un limite siempre
misma de la esperanza. Esta última exigiría siempre, en cierta forma. in,¡lanz.IDle, WL1 magnitud unprobahúpua siempre, aunque sea dd
que el final de la historia se pudiera anticipar, que pudiera acontecer ordm de la certidumbre, de la vmhd perm anente. COII los n úme-
en cualquier momento. quiz.i mañana mismo. La idea de la inminen- ros irrecicnales, por el contrario, este límite viene .a tropezar, en
cia siempre posible de la Redención se opone así, de forma radical, a cada uno de sus punte», con el mundo de Los números racionales,
la idea de la distancia ilimitada que nos separa de la realización de la y lo hace de forma mica, con I.a pmmcia propia deo los nLirneros. Ii.
utopía. En otras palabras, si la utopía se denuncia de entrada como berándolo .l.Ú de .su car.kta .abltroKto. lineal e unKhrnmsiorul (del
q~ precede ~ién su arieta h ipotdico), pm coofeeríe un.l 10'
una categoría de lo inuginmo (su función esencial es menos anticipar u.lid.ad -espacial- y una. rulKI.KI evide n~. En forma del námeeo in-
el futuro que denunciar 1.1 situación presente), la aut éntica esperanz.a finit~ d ~to es el resorte secreto, invisible p,¡n skmpK,
(que, para Rosenzweig, es la posibilidad de la Redención), siempre se del nu mero racional y de I U Kóllidld visible_A cambio. .t través del
vive como la espera de un cambio que puede acontecer en todo mo- ~úm:ro irracional infini to K' mani fiesta. ~ hx:e visib le, .lunque
mento. siendo p M.a siempre una realid.KI .t,jeru : nú mero que' no es. nú-
SIgJ.
mero o. por así decirlo, -no número-~_.

11 la oposición del número racional y del numero irracional corres-


ponde aquí a la antinomia del infinito cuantitativo y el infinito cuali-
Para Rosenzweig,estas dos formas de la relación con el futuro remj- t~ti~o. o n~eior. del ¡nfin.ito acumulativo y del infinito-plenitud. L.a se-
ten a dos concepciones op uestas del infinito : una, cuantitativa, en la ne indefinida de los decimalesde un numero racional remite al -falso
que el infinito está fonn ado por la adición sin fin de unidades discre- infinito- de la. progresión sin fin, mientras que el carácter inconmen-
tas, como una línea que se puede prolongar indefinidamente: la otra, surable de los números irracionales remite, para Rosenzweig, a un es-
cualitativa, en la que el infinito designa una plenitud, una magnitud pacio matemático radicalmente diferente. Las propiedades específicas
absoluta, incomparable con cualquier medida de los sentidos. Desde de estas dos formas de infinito se oponen término a t ér mino: mientras
este punto de vista, el tiempo histórico seria el símbolo por excelencia que el infinito del número racional se presenta como un límite inal-
del infinito cuantitativo, ya que se puede representar como un eje in- c~nzabl.e . el infinito del número irracional certifica la presencia de una
definidamente extensible, mientras que el infinito cualitativo es dimensión absolutamente diftrmre en el seno del mundo de los núme-
inconmensurable con respecto al tiempo y sólo se puede concebir en ros. Por otra parte, el infinito-límite del número racional sólo es una
ruptura con él, como un a forma de alteridad radical. La espera de 1<1 Ilación abstracta. mientras que el infinito está concretamente presen-
Redención se enfrenta pues a la utop ía, como la esperanza de ver apn- te en la realidad misma del número irracional. Además, Rosenzweig
rcccr repentinamente un mundo radicalmente nuevo se opone al lar-
go caminar por 1.\ ruta fastidiosa del tiempo. ,. e.HU liellO/ l l de mayo de 1918 a Hans Ehrrllbt rg, en 8. r, p;\¡;. 561 Yss.

68 69


enfrenta la natu raleza lineal e un id im ensio nal de la serie de decimales de un sen tim iento q ue subvierte la subjetividad y la lleva m ás 01 11.1 d .
co n la «to talidad espaci al» del n úm ero irracional. De la mi sma forma , ella mi sm a: "Para p ode r sólo pensgr e! in fin ito da do sin contradicci ón
e1 l1rin cipio de la serie ilim itad a, es decir, del «falso infinito» es en cier- se exige en el espíritu humano una facultad q ue sea ella mi sma supra-
ta fo rma el postulado «invisib le» del número racio nal,"mi ent ras q ue a sensible-".
través del número irracio nal el infinito se m anifiesta , se vuelve visib le. N uestra evaluació n de los órdenes de magni tu d en la na turaleza se
No obstan te, el número irracio nal es irremediableme n te «ajeno» al eleva de representación en representación de acuerdo co n la ley de
conjunto de los n úmeros racio nales, de la misma fo rm a q ue el in fin i· una serie indefinida, desde la imagen de! objeto m ás ínfi mo a la de las
ro-plenitud (magni tud ab ol uta inco nmensu rable respecto a cualqu ier galaxias, y má s allá, pues la imaginación está dotad a de una capacidad
toralizaci ón de rnagnitude relativas) es absoluta mente trascen den te a ilim itada de forjar representaciones cada vez má gene rales. Precisa-
la infinitud cuant itativa del progreso sin fin . - m en te des de la perspectiva de esta serie sin fin y por o pos ició n a ella
¿Cómo no pensa r aq uí en la o posic ión kan tiana, en la Critica de/j ui- aparece en nosotros ---como llegada de otro lugar- una exigencia de
cio, en tre la infin itu d sensib le de la imaginación y la auténtica idea de Ab oluto inco nm ensurab le para cua lquier m agn itud en ib le. Más
infini to , tal y co mo e revela en la experienc ia de lo ublime matemá- allá de la naturaleza, más allá del saber, la Razón, in ran cia de Ab olu-
tico? Lo que desp ierta en nosotros el sentimiento subli me no es lo to, habl a en nosotros, abri endo nu estro espí ritu a la idea de in fini to:
mu y gran de , ni siq uiera lo que es má grande q ue cualq uier cosa q ue "Porq ue en nuestra imaginación hay una tenden cia a progre ar en lo
podam os co no er, ino lo que e "absolu tamen te grande», es decir, infin ito y en nuestra razón una preten ió n de to talida d ab oluta,
"por encima de cua lquier com paraci ón-F. En la encrucijada en tre el como idea real, por eso esta mis ma inadecu ación d e nue tra F.tcult."1d
mundo int eligib le y el mundo en ibl e, lo sublime ma temático e e! (fe apreciar las magnitudes de la cosa s en el mundo ens ib le es, para
entim iento en el q ue e! e píritu humano des cubre por sí rnismó lo ésa ide a, el desp erta r de! sentimien to de una facultad upra en ible en
absolu tamen te gran de, decir, "lo que sup era to da m edida de lo en- ño otros,,60• La falsa infinitu d de la ima gina ción y el autén tico infini-
tido » , Po rqu e la magnitud de lo o bjetos sen sibles só lo e aprecia en to que exige la Razón están rad icalmen te o puesto un o a o tra y a la
términos de unid ades de me dida defin idas la una con re pe cto a la vez re condic iona n mutuamente. Lo infi nito que se revela en el enti-
o tras, y uya erie fo rma, en pri nc ip io, una progresión ilim itada. Toda m ient o de lo ublim e no es el recorrido sin fin de una im agin ación
unidad de me d ida e d iferencia l, de modo que la noció n mism a de q ue nu nca llega a u m eta; por e! co ntrari o, la exigen cia de infinito en
gran deza ab solut a está desprovista de sentido en el mundo fisico. Sin no otros se de fine precisam en te por su diferen cia radi al co n la expe-
emba rgo nue tra mente e cap az de co ncebir la idea de la grandeza riencia de un a progresión sin límites.
absoluta , es decir, tene mos la experiencia efectiva de un sentim iento En Kant, como en Rosenzweig, la idea de in finito afecta a nu estra
-el de lo sub lime-e- q ue implica, co mo condició n de posi bilidad, la sen ib ilidad, al tiempo que le es co mpletam ente ajena: e! en timien to
presen cia en nos otro de la idea de Absoluto. Paradoja temática en e! de lo sub lime designa una uiolencia que procede de la intrusió n en
corazón del sistema kan tiano, en la d ualidad de una subjetividad lirn i- nu estro mun do de un o rden. radicalm ente diftrm/c: frente a lo sub li-
rada en sus capacidades teoréticas, pero abierta al mis mo tiempo a la me , sen tim os, como una he rida q ue nos afecta p ersonalm ente, el cho-
exigenc ia de lo inco nd icio nado. El sen tim ien to de lo sublime es pre - que de lo infinito co n tra n uestra na tu raleza fini ta. Este choq ue , que se
isamente aq uél en q ue nu estro espíritu finito (es decir, que sólo co - asem eja al traumatismo que la Ley moral infl ige a nue tra sensibilida d,
na ce la serie ilim itada de las grandezas relativ as) se despierta ante la n o es el de la moralidad m isma; se trata m ás bien de un a ape rtura del
presen cia del verdadero infinito en sí: "Sub lime es lo que, por qu e se alma a lo infinito, ap ertura que nos predispone, o nos p repara, para es-
pued e pensar, demuestra un a facultad del espíritu que supera toda m e- cuchar la voz de la m oralidad: «Tene m os aq uí tina violen cia q ue la Ra-
dida de los sentidos--" . Lo sublime no está pues en el ob jeto ; se trata zó n ejerce sobre la sensibilidad, co n el úni co [in de elevarla hacia su
pro pio ámbito (el ám bito pr áctico) y abrirle un a pe rsp e tiva so bre el
sr )( ,1111, Crltir« ddjuirio, § 25, traducci ón de Manuel Carda Morente, Madrid, Espu-
~. I ulpc, 1977. S? INd., § 26.
1M lf¡frI. MI INd" § 25.

70 71

bz
infinito (que, para la sensibilidad, aparece com~ un abismo),,6 1.~EI i~-r­ la historio sofia cristiana, ~presenta la marcha hacia delante del Espíri-
.!!¡;ito CO~1l0 un abismo:. no es, para el mun~o sen~lbl,e .(al que correspon-
é
fu como'rrrovirñiéf o necesario, en el que la idea de infin ito desempe-
é\t, segun Rosenzweig, el de la temporalidad hist órica) como un pr~­ ña el papel de motor invisible de la evolució n y al mismo tiempo de
sentimiento, o un recuerdo, de su vulnerabilidad constant e ante la eXI- lími te ideal del proceso histórico. Todos los atributos del número ra-
gen cia de Absoluto qu e viene a perturbar su autosuficiencia? Sin duda cional remiten a esta visión del «falso infinito», denu nciado por el pro-
algun a existe un a an alogía entre la metáfora del número irracional en pio H egel, pero que no deja de caracterizar, para Rosen zweig, la esen-
Rosenzweig y la idea de infin ito en Kant: en ambos casos,. un mundo cia de su filosofía de la historia.
conden ado a la monotonía de un a serie sin fin se ve profu ndamente El número irracional, por el contrario, ilustra por caela una de sus
afectado por el choque que le inflige la intrusión de un a alteridad ab- propi edad es la descripción del pu eblo judío y de su visión de la histo -
soluta. ria, tal y como la propone La estrena dela Redención. En la experiencia
religiosa judía, la meta ideal de la historia se vive anticipadamente en
cierta medida a través del sim bolismo de los ritos. Para los que compar-
IV ten esta experiencia, «el fin, es decir, el Reino de Dios, ha comenzado
ya, está aquí; para cada judío está presente desde este moment o en su
Este rod eo por 10 sublime kantiano nos introduce en la lectura ale- relación inme diata, definitiva, con el propio Dios , en su aceptación co-
górica del texto de Rosen zweig. "Lo que el n úmero irracional significa tidiana del "yugo del Reino de los Ci elos", es decir, en que se cum pla
con respecto al n úmero racion al - escribe- ilustra lo que el judaís- la Ley,,64. Inversión paradój ica, como vemos, de la representación que
mo representa con respecto al cristian ismo-'v. En otras palabras, el nú- cada una de estas dos religiones tiene de su relación con la Redención:
me ro racional nos remite al cristianismo (o a la civilización cristlana)-; - para Rosenzweig, el cristianismo sigue esperando el advenimiento del
el nú mero irracional al judaísmo. Rose rízwe ig desarrolla este signifiCa:- Reino de Dios, mientras que para el judaísmo ya ha llegado.
30 al"egoii co a r finar de-'su texto: «El nú mero irracional siemp re será No obstante, esta oposición sólo representa un aspecto de la ver-
un a realidad extraña, n úm ero qu e nóésnúriiero, o por así decirlo, "fi6 dad . Rosen zweig no puede negar, efectivamen te, que en el centro de
número" [...] éQuieres saber qui én es son los "no humanos"? Día tra.~ la fe cristian a se sitúa el acontecimiento de la Encarnación, es decir, el
día la lectura de los periódi cos te 10 podrá decir,,63. La alegoría histo- advenimiento del Salvador, mientras que la particularidad elel judaís-
riosó íica oc ulta así ot ra alegoría (trágicamen te premonitoria), de natu - mo reside precisamente en la afirmació n de que el Mesías no ha llega-
raleza política o teo lógico-política. No obstante, el si~nificad? ~ist?­ do todavía. A uno y otro lado encontram os la misma tensión entre el
riosófico es primordial: sabem os que, para Rosen zweig, el cn~tlan~ presente y el futuro, entre una realidad y una carencia, entre un J!a y
mo está movido por una dinámica hi stórica que debe cond umio en . un todavía no. La diferencia central entre estas dos visiones de la histo-
línea recta desde un origen -el nacimi ento de C rist9- hasta un fina -. ria está no obstante en la naturaleza exacta de la relación ent re el pun°
ideal, es decir, la Parusía, que in staurará el Reino de Dios. Esta visión to de partida y el punto de llegada: para el cristianismo, la H istoria sa-
teológica de la historia vale tanto para la Iglesia como po tencia tem- grada tiene un 'origen (el nacimiento de Cristo) , pero tod avía no ha lle-
pora.1, como para el ~on!unto de la civ~liza~ión cri,st~ana. La his.tor!~ de gado a su fin; se define pues como un pro ceso, una larga marcha
Occi dente aparecera así como un a historia teológicament e s i~l1fic~­ desde la Encarnación hasta la Parusía, en otras palabras, como un trán-
da, cargada de un senti do providencial. Este modelo de la h istor.Ia sito de un estado a otro. En este sentido, tenemos una historia de la
com o teodicea lo encont ramos en Hegel, para quien, ya lo hemos ViS- Salvación, que puede transitar perfectamente a través de la historia
ro, la Eur opa cristiana represent a la últ ima enc arnación del .Espíritu profana, la de los imperios y las civilizacion es, sin mezclarse nunca del
absoluto. La filosofía de la historia de H egel, versión seculanzada de todo con ella. A la inversa, para el judaísmo, el mundo no está termi-
nado todavía; la realidad en la que vivimos sigue marcada por una irn-
(,1 lbíd. , § 26.
(,2 B.T, pág. 551 Y ss.
('J lbíd. 64 lbíd., pág. 551 Y ss.

72 73

perfección esencial. Por esta razón, 1.1 Rcd('m ión. 1111(' 1I1.1.I\lla no ha monótono transcurrir dAlos días. En 1.1 conciencia religiosa, el ticru
\ comenzado realmente, tampoco puede tener h i \lllll ,l , PIl(" ti historia po no se v ~ve como un flujo, o como una línea indefinidamente pro
permanece irremediablemente profan.•, inlu'l\pit.I, en \11 esencia !"is. 1ttngdble, silla como un circulo ; de año en año, el ciclo del tiempo sa-
ma. ante la exigencia de absoluto que illlplil.I I,1111('.1111· 1.. Redenci ón. ~ado relata la misma historia, repite 1.1 misma escena. La vuelta perió-
Como esta últim a no se puede concebir .1 IMIIll d r \ 11 ougen (que lo- dica de un ceremonial siempre idéntico detiene la fuga de los días,
davía no ha tenido Jugar) sólo se podrá illl .l~lIl.11 .a p.II I H de su futuro. define una estabilidad en el seno mismo del devenir. En estas cesuras
Por oposición a la experiencia cristiana de 1.. Rnlr lll ""'1I1111ll0 presen- de la temporalidad se desvela una realidad radicalmente diferente, que
cia que se desvela progresivamente en 1.. hi\lmi.I. el Itu ldhlllo ve la Re- ~ .sustrae .11cambio, al desgaste y a la muerte. El ciclo del tiempo re-
dención como un más allí sin relac ión algull.J tU l! el orden visible del ligioso proyecta a modo de fragm entos de eternidad sobre la línea
tiempo histórico. Para concebir la Redención. el IlId .altlllO tendrá que corninua del tiempo.
ul1pmdcrti tiempo en alguna medida, elevarse ,leMlr 1.1 (!l.llron íJ. a 1.1 J....¡ función de los calendarios civiles no es demasiado diferente. En
sincronía. desd e el orden histórico al o rde n \ i lll ll(~ h{ ti . Porque ~e1 nuestras sociedades seculanzadas, el ritmo de los días festivos, rehgio-
orden del símbolo, es decir, en la intcmporalid,«! dd uto. el futuro sos ? pro.fanos, interrumpe el transcurrir del tiempo y viene .1 conferir
puede anticiparse, de la. misma forma que el ».1\.1\10 \(' PllC'J~ ~r. su sintaxis especifica al curso amorfo de 1.1 vida cotidiana.
El tiempo simbólico del [udafs mo se difcrcnci.1 dd 111It' uu nnryen la En la mayor parte de las sociedades religiosas, la inmovilizaci ón del
mayor parte de las sociedades religiosas en un.r Ul\, I : 1It1 \e Ira!J tanto tiempo tiene como función abolir la distancia que separa el presente
de volver al tiempo mítico de los o rígenes t"OlIltl dr- .11, l it ip,n, a través del pasado mítico, del tiempo de nuestros orígenes. La identificación
del cumplimiento de lA Ley y de los ritos, 1.1l ulllli'l.ll lÚll absoluta de del creyente con los acontecimientos fundadores, la vuelta al orden
tedas IJ.s cosas. primordial, son experiencias centrales de la vida religiosa. En el caso
Está claro que en el corazón de este tiempo ~i lll ht', l i¡ o, subsiste una del. ju d.lÍ~mo, el tiempo detenido tiene también, y quizá ante todo, un
distancia esencial entre lo que es y lo que ser.i: 1.1 ide.r de anticipación objeto diferente. que es anular la distancia - aunque sea incalcula-
implica una ruptura de la pura sincronía, una mi r.nh IlJIü lo que no ble- que separa el presente del futuro más lejano, es decir, de la meta
es. Esta distancia aparece de forma diferente en el .r bicmo que separa ideal del proceso histórico. Sólo un tiempo absolutamente sincró nico
IJ. anticipación simbólicade 1.1 Redención de su advenimiento concre- puede perm itir actualizar el futuro mÁs lejan o en el fulgor del instan-
to m la realidad de la historia. No se puede COlllpJIJ1 1.1experiencia te p~nte, es decir, anticipar la Redención. Es ta anticipaci ón equiva-
religiosa de una presencia inmediata de lo absoluto ('11 Id pr áctica de le en (Ie~a !ornl.a ;,1 una extraordinaria aa/muió" dd tiempo. y.1 que lle-
IJ. Ley con IJ. finitud de un mundo todavía iuacab.ido. Esta concien- va d supnrrur el Intervalo entre dos pun tos que, sobre un eje borizon-
cia de la imperfección dd mundo y de la historiaatempera, hasta cier- tal, podrían estar infinitamente alejados uno de otro.
to punto, el -quietisrao- que Scholem denunciaba en Rosenzweig. Esta forma específica del tiempo religioso produce un efecto erni-
Desde este punto de vista, IJ. existencia religiosa del pueblo ludio, que nenternente parad ójico: la inmo vilizaci ón ckl tiempo podría ser igual
está centrada alrededor de la anticipación simbólica - pero única- ...su in.fi ~i ta aceleración-.Esta paradoja está en el centro de la experien-
mente simbólica- de la Redención, y el cristianismo. que ve 1.1 Re- era religiosa del pueblo Judío: desde hace dos mil años, su existencia.
dención a través de las circunstancias de Id hislOl i.l, son para Rcsenz- congelada, .11margen de la historia, casi anacrónica, 10 ha mantenido
weig esencialmente mml'!rmmlari(lj. en la proximidad inmediata, no sólo de sus mitos fundadores, sino
también d.eI t érmino mesiánico de la historia. Es más: porque su pdsa·
do m ás lejano ha estado siempre más presente que la actualidad más
v innu..diata, la realización de sus esperanzas, incluso las más quim éri-
cas, siempre le ha parecido cercana. En el origen de este efecto para-
En todas las sociedades religiosas, un tiempo simbólico se superpo- dójico se encuentra una experiencia religiosa absolutamente cspecffi-
ne al cllnm del tiempo tUlural: tiempo de las fiest,ls y de los ritos, que ca: la de la contraaián del (ÍC11/1 '0: Es lo que provoca b contemporanei·
se repiten a un ritmo regub r, y que calcan su ciclo rcnm cnle sobre el dad Jbsoluta del pasado, del presente y del futuro. La posibilid,ld de

74 75

,
ver realizadas las promesas me siánicas de: d,' rstr //10//1 1110 vi me de'una
. I
-saltan do por encima de las generaciones- reco nstrui r un linaje
técnica esp iritua l milenaria, de una fami liaridad .tnccstral n la expe- ideal que no acerca a n uestro antepa ados y lo acerca a nosotros.
riencia in terior de la condensación, en un punto úni o, d . la tres d i- Este p roce o de la memoria co lectiva crea un efecto fu inante de con-
mensiones del tiempo. , tracc ión del tiempo. En la tradición judía, esta proximidad de lo an -
Una de las modalidades centrales de ta ' XI 'ril'll(i.I,.l la q ue alu- tep asado s e extiende hasta los ancestros epónimo hasta lo patriar-
de Ro enzweig en un p aje de Lo estrdla deItI Rrdr» uíll 'S la referen- cas bíblicos fundado res de un linaje que lleva u nombre. A la inver-
cia. lo an tepa ado , La tradición e cribe a prop siro el ,1 uad ro de a, la contracción del tiempo así creada absorberá, ha ta un futuro
Rem brandt La bendicián de facol), no p a rarn de p.idr a hijos, muy lejan o, la totalidad del tiempo histórico concebible . En la expe-
co mo de los abu elo , lo nietos . Rosenzweig no cxp li .1 'SI,l o bserva- rien cia religiosa judía, las últim as generacio nes de la aventura humana
ción , p ero está claro qu e se basa en la naturaleza Iund.nn .n talm ente parecen tan cercanas a nosotros co mo la primeras. La anticipa ció n de
discontinua de la tradi ción, ya que tien e precisam ent e .o ruo o bjetivo la Redención es absolutamente sim étrica a la proximidad inme diata
superar el olvido. Deb e luchar sin cesar co n tra su p ropio declive, con- del tiempo de los orígene s-'.
tra los tall os y las rupturas de la m em o ria, es de 'ir, c urra la mu erte
q ue epara in evitablement e a las generaciones y <¡ u " .JI m i mo tiem-
po , es la condició n misma de su ucesión. L1 m uer te 's 1 que, de VI
eda d en edad, amenaza a la sustanc ia de la tradición, P '1 ) también lo
q ue hace pos ible u renovación perm anente. Lo que los I .idre han sa- El tiempo histórico yel tiempo imbólico poseen cada uno una for-
bido, u hijos pueden haberl o olvidado o haber r n 'g.ld de ello; m a específica de l presente. Rosenzweig define estas dos modalidades
pero lo qu e los padres hab ían olvidado, los hijos lo pucd n recu perar. del presente mediante una foriñüla feliz, en la que enfrérita «el hoy
¡ Al tiempo continuo e irreversible que po tula la causalidad hi tó rica que no es más que una pasarela hacia el futuro» y ..el otro hoy, q ue es
e opone aq uí el tiempo deItU generaciones, tiempo dis onti nuo y rever- ~n trampolín hac ia la eternidad-w, El presente-pasarela el que, en el
ib le, q ue sim bol iza el doble vínculo del abuelo con el nie to y del nie- eje lin eal del tiempo, conecta el in tante pasa do con el instante futu-
to co n el abuelo : discontinuidad de u na trans m isión q ue ( a mo en el ro. Mom ento tran ito rio de una continuid ad h o m ogén ea, aparece
epi sodio bíblico evocado por Rembrandt) conec ta inmediatam ente al como una unid ad cuantita tiva en un proceso tem poral puramente
an tep asado con la gen eración de sus n ietos; reversibilidad ele un tiem - aditivo. Éste es el presente que co ncibe la Razón histó rica: pu n to ideal
po no acumulativo, en el q ue el nieto, saltándose la gen eració n de los que separa y co necta al mismo tiempo otros do s puntos en una líne a
padr es, se conecta directamente a las ense ña nzas del abuelo . in diferenciada e indefin idam ente prolongable, o la unidad de tiempo
Descifrar el tiem po histór ico en función de las gencraci ne es rom- in finitesima l sobre un vector orientado ha cia un término ideal, en el
per u homogeneida d, es su bvertir la ficción de su continuidad. Así q ue se pued e encadenar la serie ilim itada de las au as y de sus efec-
proceden las soc iedades tradicionales: para crear la ilusió n de q ue un tos. La idea de la causalidad histó ri está efectivamente calcada so bre
pasado m uy lejan o igue estando cerca, cuen tan la di tan ia q ue nos el concepto de cau alidad en la fi ica mecanicista; un a y otra só lo p ue'
separa de él no en año, ino en generacione . Esta distancia parecerá den operar obre un eje temporal homogéneo y continuo, en el que el
más corta todavía si la apreciamos en términos de memoria indivi- ante condiciona directamente el despué .
dual, que abarca en general la duración de dos generacione , Po r ejem- Por oposición al presente-pasarela, el presente-trampolin e un mo-
plo: un hombre de nuestras días, a fina l del iglo xx podrá decir que ~ento singular del tiem p o, cuando se perc ibe con toda u riq ueza y
el abuelo de su ab ue lo co noció la época napoleónica. U na cronología u diversidad. En la experie ncia cua litat iva del tiempo, tal y corno la
num érica (la-cuenta de los años) se convierte en valores subje tivos , en vive la subjetividad , to do ins tante es ún ico , el minuto pre en te no se
un a suma de experi encias personales, es decir, en una memoria. --.
Esta realida d estará todavía m ás viva en la medida en q ue las perso -
65 Este desarrollo est;\ inspirado en el comentario de Elías de Vilna sobre el versícu-
na s evocadas, qu e forman po r así decirlo los relevos del recuerdo, sean lo 11, 8, del Galll,Ú de los cautares.
rem emoradas po r su nombre. Invocar el nombre del an tep asado es 66 Carta del 5 de febrero dc 1917 a Certrud Oppen heim, en B,T., pág. 345.
I

76 77
puede compa rar co n el qu e ant eced e ni con el que sigue. Por esta ra-
zón , los instantes no son toralizables: el tiem po aparecer á, no 'corno
I
un n o qu e corre ha cia su desembocadura, sino co mo Ull.l serie discon-
tinua de estados de calidad y de intensidad siempre únicas. A l.J ima-
gen de la ho rizontal se opone aquí la de la vertical: algunos mo mentos
privilegiados da rán Id imp resión de romper repentinamente 1.J letanía
de los días, o el encadenamiento previsiblede 10'> acontecim ieiiro s, y
de abrir una brecha en el tiempo. por La que pu ede irrumpir abso- ro
lutamente n uevo . Éste es el presente-trampolín, que no s hace escapar
al des arrollo sin fin del tiempo histórico y nos proyecta direc tamen te
hacia una realidad de esencia d iferen te.
Este presente co mo trampolí n hacia la eternidad co nstituye. en cier-
ta medida, Id d imensión permanente del tiempo religioso. pero pued e SEGUN DA PARTE
surgir tamb ién en el corazó n del tiempo profano : en nuestras soc ieda-
des secularizadas, 10'> días de fiesta se siguen presentando , aunque se
haya perdido su significado religioso , co mo enclaves d e tiempo sagra- Walter Benjamin
do. De La mism a forma, alguno s momentos d e 1J. vida (pe rsonal o his- Los tres modelos de la historia
tórica) parecen co rtados en un paño diferen te: co nstcl.nicncs favora-
bies, po rtad oras de repe ntinas promesas n uevas, que p .trccen aut énti
cos insmnta m~Jüilll(OJ, Po r otra parte, cada uno d e estos momentos es
tam bién un punto entre o tros en el eje del tiem po . A 1.1Vl'Z diferen tes
e idén ticos, dan testimon io de b am bigüedad fun d.unental del tiem-
po histórico . El instante má s trivial se puede presentar de repen te
como un -tram pol in hacia Id etemi dad- , la configu raci ón m ás feliz
puede no ser m ás qu e pura ilusión . En el claroscuro de Id h istoria.
tod o está por descifrar: ninguna situa ción hist órica promete de forma
ind udable la inm inenc ia de la Redención, pero ningu na excluye J.¡ J»
sibilidad de qu e, esta vez, oré realm en te a p unto d e llegar.

78
/

Las metáforas de los orígenes:


ideas, nombres, estrellas

La reflexión sobre la historia parece haber sido un" de IJ.s constan-


tes del pensamiento de Benjamin. Desde sus escritos de juventud has-
ti sus últimos textos, esta preocupación constituye el hilo recto r que,
de forma unas veces más visible y otras mis ocu lta, puede conferir a
esta obra tan diversa su unidad secreta. El interrogante central. del que
dependen los demás, parece haber sido para Beniamin el siguien te:
(cóm o podemos hablar de historia ? ¿Cómo hacer inteligible un caos
dé acon tecimien tos? Cuestió n queno remi te tanto a la naturaleza de
los procesos históricos como a la. forma de evidenciarlos. a la historio-
sof ia como d 1.J. historiografia. Más exactamente, cuestión que implica,
en-su misma fórmula, qu e La historia sólo se construye d través del
acto mismo de relatarla. Problemática que Benjamin, en la introduc-
ción a El onj,'Ol drldrama barroco alemán resume en la fórmula siguiente:
-En cuanto a la pregunta "¿Cómo se han desarrollado las cosas en rea-
lidadj" el problema no es tanto responderla como saberla plantear- l .
Benjamin descubre enseguida la idea según la cual la transforma-
ción del pasado en historia va en función del presente del historiador.

1 fJ flTigm di/ drama barroco alnnJn, uad. de J. M Uli ol Mill.mes, Madrid, Taurus,
1m

81
de momen to en el tiempo y de l lugar en el espaci o en q ue se engen - dades (instituciones, costumbres, etc.), pues se encuentra muy !lo/m
dra su discurso . De los dos objetivos c1.ísi '( IS d e: 1,1 historiograíiá, re- de todo e o S1l10 que ha de captarse en su estructura metaíisi .1.
co nstru ir el pa ado e in terpretarlo, siempre dio prioridad al segundó, como, por ejemplo , el reino del íesías o la idea de Revolución
M~ exactamente, nunca ce Ó de denun .iar l o mo ilusoria la prefén- Francesa-,
i ón de reconstruir el pasado (y, a partir de omicn zo: de los años
treinta, como engañosa), ya q ue, por definí i 11 , la imag '11 lel pasado ~ a nalogía de es t~ texto de juven tud co n las Tesis defilasofla de{ti bis-
s6lo se hace visib le para nosotro s a través lid Id 11 0 [uc hace mos a ton(~ de 1940 9~ última ,o bra escrita por Benjamín) es espec ialme n te
partir ele nuestro pro pio present e, Por eso es (a1 1 ele isiva para la escri- fasclIl ant7, . ~nl~ca de la Ide~Fe progr~so, en la, /ll e~lida en qu e se basa
tura de la h istoria la idea que se hace el h isto riad o r d ,1presente en el e~ un,a, ~Islon lineal y ~ontll1u~ .del lleml?o hl ~tón co, corre lació n de
qu e vive, esta VISI~l1. con una acti tud pol ítica de resignaci ón respecto al presen -
Para' el joven Benjam ín, la «instancia del pres 'lit ' lO del histori ador te,_definici ón de U? m~todo históri co lluevo, que ya no tiende a e-
no ó lo condiciona su visión de l pasa do, sino t.unl i 11, I r las mis- guir lo proc esos hist óricos en su evo lución , sino a in m ovili.Zarlos es
mas razones. su vi ión del fu turo. Los historiad or ' si -mpre de searon, d,ecic, a de scribir (en la sincronía y no en 'Ia dia cro nía) articulacio~es
de forma má o menos explícita , poder extra er del studi del pasado fimdamcntales, identificar en estas articulacio nes los elementos ut ópi-
lecciones para el futuro . L1 aparición en el iglo )''VIII . le la ideología CE y ~ocarlos en forma de imágen e , des cifrar este momento utó pi-
del progreso, o freció a estas am biciones pedagógicas unn ha 'c filosó fi- co pre ci a me n te en todo lo q ue, en el.pasad o, ha ven ido a cue tion ar
ca, según la cual los progreso s pasados de la hu manidad perm itían de- el orden establecido, leer en fin la imagen de la uto pía des de el mode-
du cir, co n una certeza casi científica, sus pro gresos futuros. Es no tabl e lo doble, teológico y político, del mesianis mo y de la Revolución; to-
q ue en uno de sus primeros textos, La uida de {O,I' cstndlantcs, q ue data d~s estos temas so n muy exactam ente los qu e aparecerán, vein ticin co
de 1914, Ben jam ín , anticipándose al últim o estadio de su pensamien- anos m ás tarde, en el co razó n de su última o bra. M ientras tanto Ben-
lo, ha ya partido de una crítica de la idea de progreso para uestiona r, jarnin habrá reco~rid? una a~nplia trayectoria filosófica q ue le condu- .
a partir de la definición del presente como instan ia o rigina l en la que ce, de;;~~ un pensa mleJ~to ahmentado de intuiciones teológica ,h. ta
. e engendra el tiempo hist óri o, una concep ción de la hi toria que una.VI Ion de l mundo m pirad a por el marxismo .
pretende recon truir el pasado acumulando -hech .. y prever el fiiru- Sin embarg<;>, el t érmino ?e -rraye toria » podría er engaño o, i en-
ro ignorando la proporción de novedad radi cal, e. decir, de utopía, tenderno aqu i un proce o intelectual co n tin uo que lleva, en una CUf-
q ue co nsti tuye u esencia: -- va r:gular, des de un punt,? dey artida hacia una m eta. Lo que siempre
Hay una concepción de la historia que, partiendo de la base de ha ~Ido onstante, en Benjarui n, es la permanencia de algunas pr eocu -
un tiempo considerado infinito, distingue el !I'III/JO de los hombres pacron es, y la cuestión de la histo ria quizá sea la m ás en tral de to das . "
y épocas en función de la mayor o meno r rapidez con qlle tramc u· y preci~a lllente en ~a ~OI'ma q~e acabamos de ev? car: si es cierto q ue
rren por el camino del pro¡;reso. De ahí la carencia de conexi ón. Ia UI? C? OS ~ e, aco utccmucn to s sol o se hace perceptible -y con má s ra-
falta de precisión y de rigor de dicha e ncep i ón on respecto al z~m l.nteIJ¿p bl e:- ~esde la inte~retación q ue nosotros le demos, es de-
presente. L, reflexión que viene a continuación, por el contrario, se- en, SI la historia so lo se cons unrye a través de la e critura de la hi ro-
ñala una situación en la que la historia parece hallarse concentrada ria, éc ómo debe~os leer los aconteci m ientos, que m atriz de lect ura
en un núcleo tal y como antiguamente aparecía en las concepciones les deb emos aplicar para que sean ignificantes? f-ormula da en e tos
de lo pensadores utópico , Los elementos del estado final no se térm ino , la pregunta im p lica un rechazo radical del método his tóri co
manifiestan en una tendencia progresiva aún sin con figurar, ino
domi nante en los p rimeros años del iglo xx, a abe r, el hi sto rici rno,
que se encuentran incrustados en el presente en forma de obras y
pen amientos absolutamente amenazados, precarios y ha ta burla- Es te rechazo s~ ~efier~. en prim er lugar, a los postul ad os ep istemológi-
dos. La tarea de la historia no es otra, en consecuencia, que repre- co s, pero tambi én, mas profundamen te, a la filosofía de la histori a qu e
sentar el estado inmanente de la perfección como algo absoluto, y
hacerlo visible y actuante en el p resente. Ahora bien , este estado no
J. "La vida de los estudiantes», en i\felqjlsicll de laj¡n;mtlld, trad. de Luis Mart íncz de
debe definirse mediante una descripción pragmática de particulari- Velasco, Barcelona, Altaya, 1994, pág. 11 7.

83
suby e. Desde Ranke y Treitschkc hasta Meinecke. ~l histo ricism o ,1papel del historia dor en la co nstitución de la histori a, al COJ II / He ll
había sido la doctrina oficial de la escuela historiográfica alemana. Sus derla no COñ lO un eleme n to de base, sin o como el produ cto d ' una
.ixiomas m etodológico s procedían de las ciencias de la naturaleza, tal .1 nividad heurística, fun ción a su vez de una «instanc ia de pr esent '..
y omo se en ten d ían en el siglo XL": creencia en la objetividad de,los IIl UY precisa, Benjam ín se ve im pelido nec esariamente a plantear e la
he hos», pues el hecho histó ric e calcaba sobre el n:odelo. de pregun ta de las ({(Iegorías del con ocim ien to hi stó rico . Pregunta q ue, al
los «hechos cien tífico - : recurso a un m éto do pu ramente in ductiv o , 11 rgen de-.su aspecto puram ente metodológico (écómo cono er la
n isten te en acumular lo hechos para dedu cir de ellos una s leyes hi toria?), im plica en realida d un a opció n de orde n rnetaf ico: équé
I merales, cuya ob jetividad e co ns ideraba tan eviden te como la d e los tipo de historia qu erem os definir? ¿De acuerdo co n q ué modelo la va.
I ropio hechos. Esta doble reenc ia definía el método del historicis- Il~OS a ima ginar ? A e ta pregunt~, que e la d~)~elección de un para-
III como rigu ro ame nte positivista. Este mé todo implicaba. también digma (en -el . entido de mo delo de inteligibi lidadj' , Benjam ín aporta,
una visión determin ad a del tiempo históri co, y m ás generalmente, .1 med ida q ue va evo lucionando, tres respuestas mu y diferenciada.
I una filosofía de la hi toria. El hi torici mo co ncebía el tiempo históri- En un~ p rimera fase, los dos textos, Sobretllmguaje engt:1ltral y sobre ti
o ob re el modelo del tiempo físico. m ás preci amente sobre el del /mgtl'}Jt delos humanos (1916) YLa tarea deltraductor (escrito en 1921 y
I iernpo de la mecáni ca newtoniana, e deci r, como un me dio conti- pub licado en (923), proponen un paradigma lológtco de la histo ria.
mio y lineal en el que e puede desarrollar in ru ptu ra el en cadena- Un poco má tarde, El origm del drama barroco alon án (1923·1925, pu -
miento ind efinido de las causas y de lo efectos. Esta transposición ri- blicado en 1928) desarrolly propósito de la historia, un paradigma es-
uirosa del principio de cau alidad en el desarro llo del tiem po históri- táico. En fin, a partir de los años 1925-1926, q ue marcan el giro ma r-
l upon ía necesariamen te la creencia en una prolongación posible del xista de Benjam ín, desarro lla poco a poco un paradigma político de la
( nocimiento hi tórico hacia el futuro. Para el historicismo, debían hi to ria, cuya fommlación má clara se enc uentra en La obra delos Pll-
. i tir, al meno en principio, una leye históricas que perm itieran ha- sajes y en Tesis defilosojla dela historia, de 1940.
cr previsiones, meno pre i as sin duda que las de la física, pero igual- o ob tan te no hay que imaginar que estas tre fu es están radical-
me nte necesari . Al men o basándo e en la observación de los pro- men te eparada unas de otras. Elaborar un nu evo paradigma no ig-
~I' s realizados ha ta el momen to por la humanidad, se podía inferir nifica, p~ra Benjam in, abandonar las categorías centrale del paradig-
de ello la idea de q ue dicho progr o taban destin ados a contin ~ar. _ ma an tenor; e conservan, pero en la n ueva estructura co ncep tual q ue
P r ot ra parte, el carácter "cien tífico» de u mé to d?, que gara?~~~a­ e crea, pierden su funció n dominante pa ra su bordinarse a otra cate-
1 ,1 .11 hi torici sm o un co nocimiento del pasado conside rado objetivo go rías qu e, a su vez, e hace n dominan tes. Por ejem plo, en el paradig-
( 1 al me nos qu e pod ía acer arse m ucho a la objetividad), le perm itía ma estético de la historia, tal y como lo desarro lla en Elorigm deldra-
I -nde r ha cia el ideal de un a re o n trucci ón del pasado en u verdad, ma barroco ale11/,íll, ubsisten elem en tos del paradigma teológico. De la
, de ir, en la to talidad de las co nd icio nes que explican su aparición. mism a forma, el p aradigm a político que domin a la vi ión de la histo-
,o m prender hi t óricarnente una época es, para el historicism o , re- ria de La obra delospasajes y de Tesis defilosojlade la historia no deja de
(C m truirla «tal y como era realment e», es decir, tal y como se com- in tegrar elementos -que ah ora le qued an subordinado s- del para-
/H -nd la a sí mi sma. En su creenc ia en un proceso que excluyer~ de en- digma e t ético y del parad igma teológico.
u.ida, omo no cien tífica, tod a co nsideración del p un to de vista del i qui i érarnos medi r la im portan cia relativa de estos tres parad ig-
ihscrvador. jel historicismo co nside ra el objeto histórico como meta mas en el pen sam ien to de Benja rnin , habría qu e decir qu e, desde el
Id ',11 de su investigació n, co mo entro de una verdad ante la q ue el pu nto de vista de la diacro nía, el paradigma teológico h a sido el más
(,bl to desapa rece. En este sentido, todo obje to hi stórico, una vez estable, pues, de forma primeram ente m ani fiesta y desp ués má s o me-
« uuprcnd ido en la tot alidad de sus determin aciones, tien e con él la nos oculta, está presente a lo largo de tod a su evol ución. Sin em bar-
verdad. El relativismo históri co caracteriza así, en lo más profun do , la go, desde el punto de vista de la sinc ron ía, el paradigma políti co se
tiloso rJa de la histo ria del historicisrno.
1) .sde el punto de vista del histori cismo y en ruptura con él hay .1 Véase Thomas S. Kuhn, ..Second Thoughts en Paradigms», en 77Jt' Struaut« r!f
q ll l' en tende r la reflexión de Bcn jam in sobre la histori a. Al eviden ciar Sdentlfic Tbcories, Urbana, 1, 1974, págs. 459-482.

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presenta co mo el mas co mplejo, en la medida en que en él se combi - mientes de sentido co ntraria se unen para trazar Id CUIV.I de 1.\ .tveu
nan iod os los elemen tos de su visión de la historia. Desde el punto de tura hu man a tal y como la concibe la tradición religiosa del cristi.mis
Vista de su función en la eco no mía general del pensam iento de Bcnja- 1I~ 0 y del judaísmo: nacimien to glorioso de Id humanidad, pecado ori-
min es evide nte q ue el paradigma estético es el que desempeñ a e¡pa- gi nal y caída, seguida de un proc eso de p urificació n y de m archa
pel :nás
central. No só lo porque, en la evo lu:ión d~ ~ste pensamie~­ hacia la nueva vida. Decaden cia y restauració n, degradaci ón y Reden-
to, representa la etapa cen tral, en 1.1 que las tests teol ógicas de los escn- ción, estas dos fases de la Historia Sagrada definen 1.1. visión teo lógica
tos de juven tud siguen estando abie rtamente p resen tes, la que s~ de 1.1 historia en Benjamín.
prolonga también con m.is insistencia ha s~ ~I coraz ón de La. ~t.apa SI- lo q ue da a esta visión de la historia su carácter particu lar es que el
guiente, sino sobre todo porque, en esta última etapa, la ~stet lca de- ho mb re no aparece co mo ser que actúa, co mo producto r d e aconteci-
sempeña el papel de instancia de med iación entre lo tC?lóglco y lo p:o" mient os. sino como ser que h abla, es decir, co mo p rod uctor de signos.
lítico. Cuando estos d os polos extremos del pensamiento de Benia- 1..0 que da sentido .1 la historia de la h umanidad no son tanto, a dife-
min consiguen unirse: es casi siempre, co mo podr~mos ver, gracias ~ ,1.1 rencia de 1.1 Bib lia, las peripecias de su evolución moral, co mo las di-
med iación de categorías estéticas. Pensemos por e:J~plo en la ~nCJ?O ferent es fases de su rrLuión ron d lnlg lúl}t. FJ progreso o I.J decadencia
epistemológica de l.u imágmn en el úl~mo_ pensamiento ~ Benjarnin, de la huma nidad ya no se medirán por la distancia que los separa de un
yen particular en su filosofía de 1J. historia. Tras las Tms de 1940, ~ Bien o~ginal. sino por su distancia con respecto a una fase primera del
visión de la historia, centrada en la Articulación del paradigma pollri- lengua je. Con respecto a los valores de lA hlstoriosofla judeocristiana,
ca y del parad igma teo lógico, se cristaliza en dos i~ge ~es. la ~el ,.1,!· existe.un deslizamiefiro muy significativo. lo q ue in teresa .1 Beniamin
t ómara que jueg.1 .11ajedrez y la del Angel de La H isto ria. Las rmage- en la visión bíb lica de la historia, no es la cuesu ón de la relaci ón con
nes no sirven aquí PAra ilustra r un a idea q ue también podría u iscir al Dios y con la Ley, sino el hecho d e que p ropone un modelo metafisi-
marge n de ellas. Son IJ. forma , o el médi um, a través del cual -eh~ co del conoci miento basado en 1.1 funció n primordial del lenguaje, El
c;m .~ dos concepciones de 1.1 historia para que pued a nacer una VI ' pA ra~ignl.1 teológico, según ~jamin no describe una historia p rovi-
sión nueva. deOCLlI, cuyo desarrollo estaría inspirado por 1.1 sabi duría divin a, sino
que tiend e más bien a una puesta en escena, a la escala de lo absol u-
to, de una h istoria del ho mb re co mo ser do tado de conoci miento. Por
11 supuesto, corno expondrá Benjamín en 1918 en su ensayo Sobrtdpnr
gramair lafilosoJüz fJtnükra, el co noci mien to no se agota en el campo
Las dos ob ras de juventud en las que Benjarnin elabo ra su paradig- de la expe rienciAtal y co~o, la delimi tan los co ncep tos, sino q ue se
ma teo lógico de la historia se co mpletan perfectam en te para d ibujar elabora Igualmen te -y qurza Ante todo-- a través del funcionam ien-
entre 1.15 dos un esquema elaborado de la historia. humana, desde sus lO simbólico del lenguaje, tal y como nos lo present a la experiencia re-
orígenes basta su culminaci ón final. Al mismo tiem po, se enfrent an ligiosa' .
radicalmen te por la tend encia q ue las anima: Solm tl lmguajt m gnlfrdl .En Sol," rl lntgu,yr m gmudl y sobrt rJlmgllaft dr losbumanm, Benie-
y sol, " rI ÚltgJldj t di los hUma110J presen ta la h istoria human a co mo u~ mm , basánd ose en una exégesis de los p rimeros capítulos del Génesis,
proceso de decadencia, mientras que en La larra dd tmduaor la desc ~­ evoc~, ~ través de un proceso m ístico de decaden cia del lengu aje, el
be co mo un proceso hacia la realizació n utópica. Estos dos movr- movmuen to de decadencia que caracteriza, pard él, .1 la histo ria de la
huma nida d. Si la Biblia desempeña aqu í el papel de UII texto fun da-
4 Walter Benianun, !'¡¡TÚ, {"pi /l/Ir(1MXI.o( J;klr. Le/hlT( dt1 PIlJUI',r" (L P.), trad. al ( rJ I1' dor es porque el relato de la Creación co ncede un lugar cen tral al na-
cés J ejl.'.m Laco ste, I'~ rls , Cerf, 1'J89, pag. 91\11. ..' cim iento d ellenguaje, pero también porque en la forma en que se pre-
. 1',1111, capital del s i~lo XI X» c~l a puhli' ,ll.lo en español en p()(jÍtl)' ({(p~lIIflim(l (lfmmn,/- senta este relato e! lenguaje se man ifiesta mllY cerca de su potencia or i-
fÍfIf /f! ll), trad. de J. Aguirre, Madrid, TJUrus, 19112 . La obra df losPl/llyr! (D'IJ Ptml/,l,'OI -
1/}j'l'k) c~t .\ incdito en t" pafiol, aunque en los .¡¡í os setenta se anunció s,u puhliracióu .t11
Taurus con el tftulo de lJisOlr.lOj ilJ/I'TI'lflllp itl"s !l. En lo sucesivo, los numeres de págl1l'\ .~ -Sobre el programa de la filosoña vcniderae, en Ptn, ¡ /( /11/ td ¡i,.,l I/( /I/ t'iu/mril/Y o/ro¡
se refieren .t [., edición francesa. 1\1, trad. de Roberto Blatt, Madrid. 'I'auna, 19Y1.
(// ''!J0 J (l/Jllllil/lM'iorlfS

86 87
ginal, En la historia bíb lica de la génesis del lenguaje, Benjamin distin - de sign ificar (die Art des Meinens). En el len gu aje comunicativo, la in-
guc tres etapas. En la prime ra, la palabra divina aparece como creado- ten ción del locutor está centrada en el acto de significar, má precisa-
1! (Gen . 1, 1-2 1), designa el leng uaje en su esenc ia original, coinc idie n- men te en el co n tenido del mensaje qu e p retende transmitir. En el uso
do perfectame nte con la realidad qu e desig na . En este nivel primor- simbó lico del lengu aje, por el contrario, se ins iste en la "fo rma de sig-
dial, al que el ho mbr e no tuvo ni ten drá nunca acceso, la dualidad de nificar», e decir, en lo qu e hoy llamaríamos el significante. Cuan to
la palabra y de la cosa no existe todavía; el lenguaje es, en su esencia má e abstenga el disc urso hu man o de perseguir con tenidos cornuni-
misma, creador de realidad . En la egunda etapa, según el relato bíb li· able ,más e con centrará en la forma de ignificar, y má s recuperará
o (Gen. II, 18·24), Adán da nombre a lo animales. Este acto de no- el lengu aje su p ureza orig inal . Este proceso de pu rificación e opera, a
minación funda el lengua] original del ho mbre, hoy perdido, p ero lo largo de toda la histo ria, gracias al traba jo de lo poeta , pero obre
cuyos eco p ermanecen para no otros a través de la-función sirnb óli- todo - y e la tesi central de Benjamin- gracia al de lo traducto-
.1, e decir, po ética del lenguaje. Lo que lo caracteriza es la coincide n- res. La verdade ra traducción, que no deb e tende r tan to a la transrni-
ia perfecta de la palab ra y de la co sa qu e designa, En esta fase lengua- ión de un con tenido com o a la creación de un nu evo sistema de sig-
i y realidad ya no on idé n ticos, pero existe entre ellos una espe ie de nos, no m imé tico co n respecto al d el original, sino complementario,
armonía prees tablecid a: la realid ad es tota lm ente transparente al len- co nt rib uye a ha cer avanzar el lengu aje ha cia su m eta utópi ca, hacia
guaje, el lenguaje aba rca, o n una precisión casi milagros a, I~ e enci a e te «lenguaje de verdad » q ue no es más q ue el len gu aje de lo oríge-
mi rna de la realidad. En la tercera etapa, el lenguaje paradisiaco», do- nes. Este p roceso, qu e Benjamin califica de "m esiánico», y uyo fin
tado de un poder mág ico pa ra poner nombre a las cosa , e pierde y igni fica al.. .mism o tiem po vuelta a los orígenes, evo a la concep ión
s degrada ha ta co nvertirse en imple instrumento de comunicación. de la historia propia-de la mística judía. Esta úl tim a siem pre con cib ió
B njamin que int erp reta aquí el relato del pecado original (Gen. II, el fin m e ián ico de la historia como la realización del proyecto ideal
s-m, 24) a la luz del epi od io de la torre de Babel, (Gen . XI 1-9), ve in crito en la Creación. En este sentido, no se trata tan to de un a im -
n la funci ón co m unicativa de l len guaje el signo de su decadencia. De p-Ie re tauraci ón de los o rígenes como de la realización, a través de lo
la precisión ab o luta de la den omina ción, el lenguaje cae en el -a b i - avatares de l tiempo h um an o, d e todas las virtualidades utópi ca codi-
lila de la charlatanería». U na vez pe rdida la relación original en tre la ficad a por así de cirlo, en el programa origi na l de la aven tura h uma-
I alabra y la ca a, el lengua je qu eda condenado a una aproximación na_Vi ión de la historia que, aunque no sea lineal, tam poco e cíclica,
p renne, qu e B njarnin define co mo «superdenornin aci ón». La careno ya q ue u términ o no coin cide pura y im p lem ente con u o rigen. Por
i. del lenguaj e com unicativo no vien e de que sea demasiado pobre, o tra parte, i bien la presencia, en el origen de la his toria , de un iste-
sino de qu e es dem a iado rico. Como corolario, la naturaleza, porqu e ma de dato invariables (en el caso del paradigma teol ógico en Bcnja-
I hom bre. ya no la comprende , cae en el mutismo y la desolación. min e trata ría de los «no m bres" primordiales que co nstituye n el len-
Se lo la presenc ia de la dimensión sim bó lica, o poética, del lenguaje da guaje adám ico), confiere a esta historia un grado de determinismo,
testimo n io del hecho de que la palabra adámica no se ha perd ido irre- esto datos no dejan de ser puras virtualidades, cuya realización de-
I xliublemente, y de que la verdad o riginal sob revive de alguna forma pende del azar o de la libertad humana. En La tarea deltraductor, la re -
11 el fond o de nu e tra decad encia. taura ión d el lenguaje para disiaco pasa por el movimiento mi mo de
En La tarea dd tmductor, Benjamín parte de esta decad encia act ual la invención verbal, de m odo qu e el retomo a los orígene se realiza
I ·11.ngua]e, en la que se expresa la co rru pció n de la condición huma- en realidad a través de la creación de lo nuevo.
11 .1 11.1 la caída, pa ra e bazar un movimien to de vuelta a la perfecci ón
p n li la. Al igual qu e la fase descendente de la histori a está vin cu lada
.1 1.1 ti 'gradació n del lenguaje, su fase ascendente coincide con su pu · III
Ii li n .i ón progresiva, es decir, con el proceso de restauración del len-
,...II.lj· nclániico. Benjarn in .retorna aqu í la diferencia en tre el aspecto En el prefacio de El origen del drama barroco alenuiu, Bcnjarnin desa-
( ununi cutivo y el aspecto sim bó lico del lenguaje, pero combin ándo- rro lla una teo ría del co-nocimiento en cuyo ho rizonte se perfila, de
l.• ( I Jl ' 1 l( ru oposición, la del acto de significar (das Meinen) y la forma nu evo, la visión de un lenguaje primordial de la hum anid ad ~om o

HH 89
I ai aje original de la verdad. En un primer' momento, lo «nombres» pend e. de la distan cia insalvable que separa a las esencias pU f. IS.
que constituyen "el lenguaje aillmico parecen sustituido por "ideas» C ada Idea es .un sol y se re!aciona con la demás lo mismo que 1 s
de t ipoJ~la tó nico: la verdad está así formada por una mul tiplicidad de sol e rel~:lOnan entre SI. La verdad es la resonancia producida
intuiciones fu ndameruales, que representan categorías de aprehensión por la relaci ón entre tales esencias",
de la realidad. Desde los orígenes, la verdad se presenta como múlti-
ple y como discontinu a; en el extremo opuesto de la teoría hegeliana , Par~cier~ , que el recul:SO a las «ideas» no sea más que una primera
del Espíritu universal que, después de haberse encarnado en innume- <~proXll~a on en la ~eona de l ~ verdad que Benjarnin desarrolla aquí.
rables formas concretas, se identifica de nuevo, al cabo de sus aventu- En realidad, la doctrina de las .l~eas no es para Benjamin más que un
m , con su propia unidad esencial, Benjamin construye el modelo de velo tras el cual se perfila la VISIón teológica de sus primeros escritos
una verdad que ha e tallado desde siempre, y que ninguna síntesi sobre la filo 06a d,el lenguaje: ..Las "ideas" platón icas -escribe-- no
onseguini totalizar jamás. En e te entido, la tarea del filó ofo consis- .on en el fondo ~a que palabras y conceptos verbales divinizados. La
te, amo en Platón , en contem plar las ideas en u pluralidad y su di- Idea es ~Ila J?rcl1usa del tenguaje y d igna, en la esencia de la palabra
versidad, No obstante, aunque las ideas sean múltiples, su número no lo que esta tiene ?e ~í!n bolo»7. Las «ideas» remiten pues, en realidad ~
'S infinito ; la historia de la filosoHa prueba que:: e1 saber humano gira los «nombres» pnmr nvos que constituyen el lenguaje ad árnico. Éstos
obsesivarnente alrededor de un núme ro limitado de cuestiones, siem- designan, como ~ab~mos, el aspecto simbólico de las palabra-s, su as.
pre las mismas, con las que cada generación se va enfrentando a su ~e cto n? ~o m u l1lcatIvo, o puramente 'poético, mediante el cual se d.
vez. El conjunto de e tas cuestiones, que no se trata tant de resolver n.en "~ agl ca men te» a la esen cia misma de la realidad, Esta coinciden.
mo de plantear de nuevo en cada ocasión, dibuja el campo original era rrulagro a de lzpalabra y de la ca a es lo que se ha perdido, y es lo
del conocimiento, el horizonte primordial de todo pensamiento. qu~ la filosofia de.be esforzarse por recuperar. Movimiento de anam-
a mo Roscnzweig, Benjamín enfrenta a la tradición metafísica del !1 es,ls que no r: lll1te ~o ob tante, a una «representación en ible de
l.ogos-Uno la visión de una verdad originariamente plura], pero que Imag~nes»; a dl~erencJa de la remin iscencia platónica, de naturaleza
aparece al mismo tiempo como una base, como el trasfondo inmuta- ese nclalme? t,~ visual, la anamnesis a la que alude Benjamin es de na-
ble del conoc imiento. Cada idea define, en cierta forma, un espacio turaleza ((Cf!J/~Cf!'. Com o en la Revelaci ón bíblica, no es por la visión
semántico particular, el lugar original a partir del cual surge una de las (<<forma d:I, sentido exte~no», según Kant) como la verdad se ofrece a
cuestiones fundamentales sobre las que la humanidad vuelve una y la p:rceJ?clon humana, Sll10 a través de la audición, como «forma del
otra vez. En e te sentido, encontra mos en Benjamin una ontología de sentido mterno-. El entendimiento debe verse aquí en el sentido Hsico
la verdad: el conjunto de las idea constituye un isterna, un paisaje d~ lapalabra, como la fa ultad de percibir a trav é del oído los armó.
primordial iempre pre ente, incluso cuando los hombre lo han olvi- {\leo sonoro de la palabra. En este entido, conocer el original signi-
dado, y al que tratan de volver. ~c~ r:cuperar un~ es.cud la primera, escuchar de nuevo, uperando la
La multiplicidad irreductible de las ideas, su coexisten ia en el inte- 1Jl~1J?ldez que le 1l1~lgen la repetición y la costumbre, el significado
rior de un sistema, el hecho de que ese sistema permanezca inaltera- ~nglJlal . ~el le,n~uaJe8. «En esta renovación - escribe Benjarnin-i- la
ble, incluso cuando deja de aparecer, sugiere casi necesariamente la perccpclOn on~l1lal de las palabras .~c reani~na )' ~ movimiento siempr e
metáfora astronómica del cielo y de sus constelaciones. Y ésta será la repetIdo.de.olvldo y de rcmernoracion, la historia de la filosofla, en lu-
imagen quc domine .la exposición de la teoría del conocimiento.en gar de dibujar una. curva ascendente en la qu e e podrían in cribir los
B njamin, explícitamente en primer lugar en El origen deldrama barro- progresos regulares de la Razón , "no es más que un esfuerzo para des.
11I alemán, y luego, hasta us última obras, de forma cada vez más co-
dificada. En el libro sobre el Tiauerspiel, el mun do primordial de la ver- 6 El origm dd drama barroco ,tft llllíTl 0'1'. cit. pág 20
dad se describe a través de la metáfora ontológica: 7 Ibíd. ' . , .
8 ,«Lepido que r~;uerde ~lIS propia s exprc~iol1es». dice Freud a Dora, y aliade en una
nota. "Ple~to atención a .estas palabras porque me dejan perplejo» [5. Frcud, Al1tÍ!isis
Igual que la armo nía de las esferas depende del rotar de los astros
jrtlglllCll farlO de' 111I(1 histeria (caso Dora), en O/mIS Comolctas \'01 1 Madri1 B'bJ· 1
que no se tocan, así también la existencia de mundus ill/cUigibilis de- N ueva, 1981). 'r , " u, 1 10 eca

90
91

t
cribir unas po as palabras -siemp re las mismas- es decir, las Ideas-".
Pero «en la co ntempla ión filosófica, la idea se despega de lo más pro- ~i~~~:i~~~~e~~~~r;~~c~~~~~:
lo que ~nin~a d~
de el int erior el acto de
fundo de la realidad en forma de palab ra, qu e reivindica de nuevo-el un tiempo lo q ue se descubr;ec~u rnisteno proPIO,,12. Lo o riginal es a
derecho a nombrar las cosas. Desde este p unto de vista. e! padre de la re-conoce com o algo qu e ha exis~¡~oa~~o~uta~ente ~l uRe evo y lo 9u~ se
filosofla no es Platón . sino Adán , el padre de la humanidad-" . lo de lo inaudi to como alo e rernpre: « conOCllllle n-
En la prim era versión de su introducción (versión que no se p ubli- memorial. Descubrimient;del~:~~~~fJed~el fon~o ~e un orde n in-
có durante su vida). Ben jarn in destaca con más clarid ad qu e en el tex- presentante del orden o lvid d d I Ra 1 ~,un enome no com o re-
to definitivo la co nnotacio nes teológica de este retomo a los oríge- a o e a eve acron..13
Desde este p u n to de vista cada ' l' " .
ne . Efectivamente, original se define co mo «restauración inacabada como un reco mienzo absolu tr gran epoca . 11 tonca aparec erá
de la Revelaci ón»!', y e te término se debe en tender como el ord n una de las ideas prim di 1 o , como un n uevo Intento de volver a
del lenguaj e ad ámico, No ob tante no se trata de una vuelta a lo ini- or la es, o a uno de lo n b " .
cuyo conjunto forma el paisaje origina l de la verda~mE[~ p,nn1ltIvo S,
io en el tiempo, ino en cada instante, de un a regeneración del en - ngen era ento nCes el fen ó men o a trav é d I ' , enomeno d ~
tido original de la palabras. Lo original viene marcado po r una ..do- nada percibe una idea det erm inad ~ ~ cual una e~oca determi-
ble determinaci ón»: "co mo tal, sólo lib ra su ecre to si reconocemo la nada se enca ma en la realidad l ' ~, ~ a(pa 1I1,:er a, una Idea de tenni·
restauración de la Revelación y, al mism o tiempo, el carácter necesa - un ~enómeno d e origen). listonca or ejemplo, el Tm/lerspid es
riamente inacabado de esta restauración". Escuchar de nuevo el enti - 5111 embargo un a id . rdial
do origina l de una palabra significa volver a su verdad inicial y, ade- ca, p uede encarnarse J ea p nmo 1 , 0?1 0 po r ejemplo la del barro-
más, de cubrirlo como por primera vez. Lo original es lo que e ab o - to ria, hasta-<fúe todas ra:e~~~i~rsd en dIf~ren~:s momento de la hi -
a
lutam ente primordial y radicalmente nuevo al mismo tiempo. Su Co mprende mo entonces q ue B ~ q~e Im P IC3 e hayan realizado.
enJarntn pued a ese ibi l ori
aparición se abre a un tiempo hacia lo que siempre ha sido y hacia lo gen, aunque sea una categoría abso lutamente hi tóri n Ir q~e "e ada
que nunca e conoció. Es lo que diferencia la anarnnesis filosófica, tal -n comun con el génesis..14. ca, no llene na a
y como la entiende Benjamin, de la simple repetición. Cada vez que
la rem iniscen cia no vuelve a poner en co ntacto con lo "nomb res»
origina les, e trata de una experie ncia inédita. y lo que se de cubre
an te no otro e de l orden de lo ab olut am ente desconocido . El vacío
N
que epara cada una de estas expe rienc ias de la siguiente (son e to va- En la introd ucció n El . d { d
cío -o e tas rupturas-e- lo que, para Benjamín, co nstituye la histo ria delo ,plat.ónic? y bíblrco, ~~~~/ve:d:~'~~:[~:f ~alm~tÍ~, lo dos ~o-
de la filosofía) de igna una fase de olvido de la verdad origina!. La
an am nesi filo ófica -co mo la victoria sobre el o lvido- no no de- : leLnasgu~dJe quizá más ebsencial todav ía, el de la m~:f~ria~ ~~uI:::s~
• 1 eas son nom res pero b.
vuelve' al e tadio anterior de la rem iniscencia (ni a ninguno de los qu e n el cielo de los orígenes La
t ,una y o tro. ~ Ilan como estrellas
an tecede n): en la hi to ria de la filosofía no hay acumulación de los co- desarrolla en su introducción see~~a df l ~onJ ~nlle~t~ que Benjam ín
nocirni énros adq uiridos, que haría impensable la idea misma de una Ila ciones: idea, co ncep to, elemen tocu tela,re e or (el Jue~o de cuatro
renovació n radi al. No, vo lver a los orígenes signi fica para Bcnjamin los eleme n tos de base de la realid ad y ~~meno. Los fenomenos son
empezar de de cero , reanudar como si fuera la p rim era vez el trabajo dcben descomponers~ en sus elemenetmpI ~ca~ para cr c~mpre~ ~idos,
fundador del pensamiento. Al m ism o tiempo , este recomen zar se los concep tos. Estos elementos di os, gr~ .I~s al ua baio analítico de
ajusta. cada vez, a la presen cia inmemorial de los «nombres- primor- 1 'Iigible si no se agrupa ran en ,spcrsofis se ISlpanan n un aos inin -
nuevas rguras; estas figuras son lo que

') El origm dd dram« barroco alcmd», op. cit. 12 lMI., 1, 3, pág. 936.
111 IMd, 13 lI¡fd.
11 G.S.• 1, pág. 935. 1,1 lbld., 1, 3, pág. 936.

92
9J
1
Beniamin llama _idea.\O'LS. Estas figuras reciben también el nombre de perfila en el trasfondo de u . .
-co nfiguraciones - () "constelaciones»: . I.as Ideas son constelaciones erer- creencia de Goethe en 1 n a novela baslcamente dominad.a ,
nas, y en la 1l11..-dida en que los elementos se pueden concebir como es- cia de las estrellas, sign~ ~~::bsoluto de fa nat~raJeza. La p~'::.s~1I·1
trellas en el interior de estas constelaciones, los fenómenos quedan a un UIl ? ~sfera é tica que u Jseienda la o~~~atun~an ha n a la existencia dt.
tiem po descompuestos y salvados"]". Porq ue los eleme ntos son, en un 1:1ur nca luz de espe ranza en el mu d ~t~J,dad de las pasiones, sería
principio, partes de re..bdades empíricas, Benj.unin puede escribir: "Las
IdcJSso n a las cosas 10 qu e las constelaciones son a las ~1Ias- 17.
d
tiem po, est ád.uo que Ias estn'lJ ~ traglCo de la novela. Al mismo
~!a. Benjamin SUgiere que el p as ~ ~ en aquí a u esfera de la astrolo-
Dos año s antes de la redacci ón del libro sobre el drama ba rroco, el gra: en Poníay kr"'ld Goeth ropro oethe pudo creer en la .astroJo-
rema de I.Is estrellas ya había apa recido e n el estudio d e Benjamín so- pres .~ . . , ' e com ienza el rela to d id
en~clOn - ( irón ica o Ilo ?- de s h o r ó e .s."1 Vl .1 Con Una
bre LlIS atinidada fkctivas, no como un elemento de su arquitectura poema o.rfiCO..."PaJahras originales.. u o roscopo, al Igual que en su
aparente, sino como una figura sernioculta de su textura secreta. Al 6- dos pasajes -escribe Benj am in _;;cx;a el ..decreto de los astros»; ..los
nalizar su estudio. Benjamín evoca un paseo de Coethe a través de [a del pensamiento míricü»l9. Estas: d m! ten a la as~roJogí.a como ca no n
campiña alemana, durante el cual el poeta. ya muy mayor, confiesa a de las estrellas -r-una karuia o s Jnte~ret.acones de la metáfora

¡ uno de sus compañeros hasta qué punto i.I escritu ra de Las afinidaJN
¡,frcti1)¡iJ le había trastornado y qu é pasión había experi me ntado por
do, contrarias: la trascende. n~, ~t!~ goethrana- so n, en cierto semí-
l:0l110 la libertad ~ la neces~~;detfu se enfr~~~a a la fatalid.Jd mí tica
Otilia, la heroína de la novela. "Era el momento - relata un o de los
testigos de esta conversación- en que se alzan las estrell as." Para Ben-
[anun. este de talle se asocia al pasaje de la novela en el que lo s dos
amantes, Eduardo y Oulia, se atreven , por pri mera y última vez, a es-
trecha rse ent re sus brazos; el na rrador añade: -La espe ranza se d eslizó
m «nom bresrprimordiales rep
IJhle, ~variahJe, original que
~n s.alJuet1t o, y Ia /ÚelUe de una
Io rmas vacías desprovistas de
=:a
¡lcmpo la tensión qu e ya caraete~h tI, fposlC!On recuerda al mismo
a <' engune adJnllco: cada uno de
un tJe~po n elemento inmu-
u.
~ asJ decirlo la historia dd
reno vaoón Permanente del sentido
por e ncim a de sus cabezas como una estrella que cae del cielo ... l onstituyen el . Jengu.ljc de la co; tenldo sem ímico, los nombres ~
y Beniamin sigue: "La esperanza más pa radóji ca, la más fugitiva, nace el horizonte inevitable en cuy V~I" a~ .. no significan nada, pero dihujan
al fina l de la novela de un a apariencia de reconciliación, igual que, 1.1 misma forma, la contempla~~t~nt ~ puede despl.e8J.r la v<'rcLd De
una vez d esaparecido el sol. el crepúscu lo ve alzarse el lucero del alba, , It"COrd~ su vocación de sujeto éti e Cielo a rre/lado mvrta al hombre a
que dura más que 1J noche (...} El símbolo de la estrella fugaz que pas.a t.. conc iencia de las leyes necesariasro, pero J~ recuerda al mismo tiempo
por encima de las cabezas de los amantes expresa, m ejor que cua lquier y C'Strellas. como metáforas del . que gobi ernan su destino. Nombres
o tra cosa , el m isterio que habita en esta obra [...] Este misterio prome- /In: anterior a nosotros mism °dogen, se abren hacia la presenc ia siem.
te m ucho más que un a reconciliación, promete la Redención-". . " . os, e Ulla prescr . . . '
.1/l;IflClon I1lcesame de Jo nu Dos . lC~a mmemon al, y hacia b
En el contexto del ensayo sobre Las ajillidadrJ(1«/mas, la metáfora rresponden, según Beniamin~~:U d ~~nenClas d~ lo origillJl q ue co-
de las estrellas remi te, al parecer, a la idea de un mundo int eligib le os Imagenes poSJbles de la felicidad :
(q uizá de insp iració n kan tiana) que, en momentos muy escasos, se
. Existe un,¡ doble volunud de fef . .
o~d_ UnJ ligur.¡ h imniea y un ti icidrd-.UIl.óI dl.llectica de la (d i.
lo Jn.lu d ilo y lo que nunca fue ~a gura elegiaca d~ la tel¡cid.lJ . Ulld :
11 Si q ueremos un ejclllplo de este 1ll¿ lOdo, lo podem os encontrar en la berme néu
no «una vez m.-í v , I.J e te rn a re:t Cll~~ d e 1.1 bea tit ud, OtrJ : lo ercr-
lin litc:nri.1 de: Bcn ~ in: b olm t'SNdUd.J mnnponde: 11 ftmiwrmo, .rn.i !isi~ COIlCtp
tual en abstrx10 de una sene de mot~ que wn ~ GlOS dc:mrnlOS se ~grup.m la fe1ieid..d prirnt"ralO. JU rdClOIl J(' la fd icid.ld origin,d. de
en función dt" UIIlS nociono clave', que: <:onnpondrn I In ;mm y rom rilUyrtl los lir
m illOS de: un me:ukngwic: crilico, o de: un rneU IaI.O QU(' ~ d rrpTntllunte de 1I vn El víncu lo en tre la imagen de 1
d~d dd trxto cmpinco. lo enCOlltrarr mos de nuevo mu~ e.str,:JJa fu~az y la idea de fdicidad
lo 1'1 ari¡;m dd drl/lml f¡,/mJ{o '¡[,'mlÍn, op. ril. _ ' os anos mas tarde, en el ensdYO .50-
17 lbúl
~I -Dir W.hIvu..mJtJáJafim de Gonhe-, en S(lbrulproxr_ ¿da.fiJ-!liaptllr,¡. l' IbU, 1, 1, p~g. 150.
u..d. de Roberto Vc:mengo, Bl n;do na. P1anet.I..Agas lini. 1986. /bíJ.. I1, 1, p.íg. 313.

94
95


lnv 1f~~1I110S temas m BtlIult/aire, uno' de los últir~1Os. textos que .e cribió ~e los nombres. En un breve texto afo rístico que data de la mism a
H('nj amin: "La estrella fugaz que cae en la le¡all1a. de l espacIo. se ha epoca y.que lleva el títu lo de «Am or platónico» -texto codificado en
(lJllvcrlÍdo en el símbolo mi mo del deseo cumplido [...) El tiem po su. to~altdad y en el qu e hay q~e descifrar un entido oculto- Benja-
ti q ue está cargado el instante en el que nos d c;.slumbra el fulgor d~ mm J u~d? co n los dos sentido del t érmino "platón ico.., interpreta
un a trella fugaz está formado por un a materia que Joub~rt evcx;o la expenenaa del amor que ha permanecido casto como deseo en
n la precisió n q ue le cara cteriza: "hay tiem po en la etern idad mi - nombre de la amada, o de la idea qu e este nombre enca m a, es decir,
111 .1", e cribe, "pero no es un tiempo terrestre Y mundano; (...) no des-
co mo una vuelta al lenguaj~ ~dámico q~e equivale al orden original
truy nada, termina",,2I, La visió~ de u~a ~ella ~ue .~ruza corno un de la verda ?: «~l amor platomco e aquel que ama a la amada en su
r 'Iámpago mi llares de años luz slmbohza la Iluml~aclon e~ la que,la nombre mism o.» ~ la inversa de la posesión física, el amor "en el
.\ runlidad se un e repentinamente al pasado más le¡an ?,? bi en, a la m- n.ombr~ ! por el nombre».es nostalgia de lo lejano, es decir, experi en-
v .rsa, en la qu e la esperanza más antig ua se enca.m a subltamente en el cia au ratica: «Que guard e intacto, qu e proteja el nombre de la ama da,
e~ la so la expresión verd adera de la tensión , de la incl inación a la leja-
instante presente. Esta aparició~ de lo inmemonal en el sel~o de lo ac-
tual, esta epifanía dc lo más lejano en el aspecto de lo mas cercano, 111a q ue se llam a am or platónico. Para él, la existencia de la ama da pro-
les ribe co n mu cha precisión la expe rien ia del aura. Conocemos la :cde, co mo r~ya s desde un núcleo inca ndescen te, del nombre, y de
ti .finición que Beniamin dio del aura en su ensayo de 1936 sob~e La e te procede incluso la obra del amante. Y así, la Diuina Comedia no
ohm deartem 1,1 época de SJ/ reproduaibilidad mcaíl1im: "U na trama mgu- es otra co sa que m ura en torno al nombre de Beatrices-".
lar de tiempo y de e pacio: a~arición única d~ una lejanía, p~r muy La idea según la cual el ser de una persona se revela, desde us orí-
e a que esté.,22. La profund ldade de l espacIo tra~ucen ~qU1 me ta- ~en~, en el no~bre que lleva, aparece muy pronto en la obra de Ben-
r'ricam ente la infi nitud del tiem po, pero estas do dimensio nes de la jarnin, y vo lverá, como un tema secreto, hasta en sus últimos textos.
I -janía remi ten, una y o tra, a la incon men urabilidad de lo original. En el ensaye d e 1916 Sobre ellmgltaj( ni gmeral.y sobre (1lmgltttje de los
uando é te se enca ma, co mo en un relámpago , en el segundo pre- b~{!l1a110 S, Benjam in afirma que el nombre que los padres ponen a su
s mte, vivim os una experiencia aurática. El aura se no pr en ta co m o 11IJo -no~b~e al que no corresponde ningún conocimiento objeti-
I irradiar de lo original, así como la luz de una estrella no s revela el vo- es la umca hu ella q ue subsiste de l lenguaje divino en el seno del
le.n~aje d~l hombr~ . Efectivam ente, este nombre al qu e no responde
brillo de un astro que ha desa parecido desde hace tie~llpo, .
nl11~n objeto, ,remite a un estado anterio r al del lenguaj e adámico, es
En el último texto de Dirección única, titulad o "HaCIa el planetal~o»,
B .njumin vincula la percepción del ci.elo estrellado C(;)O. !a «exp~n.e.n­ decir, la fase pnmera (qu e evo~an !o~ primeros versícu los del Génesis)
'ia extática del cosmos" que caractenzaba, en su opmlo n, la viste n en la, que se pr esenta al lenguaje divino co m o creador de realidad. De
I r 'científica del mundo; experiencia básicamente cole ctiva omp~~a­ la mi sma forma, el hombre toma de Dios la facultad de forjar su pro-
blc a escala individual a la de la droga, «en la que tomamos po sesIon pio de~tino a 'partir ~el nombre que lleva. El nombre de la persona,
,' . I 23 como Instan~la mediata entre elle?guaje divino y el lenguaje huma-
ti ' lo más cercano y de lo más lejano, y nu nca de l~ ':lno sin o o.tro» .
E.\I:l claro qu e, para Benj amin, lo m.oment os a.uran cos de la vld~ re- no, ~. a un tiempo algo que se recib e al nacer y la fuente de un a in-
vencI~n perma.nente: ..Para cada hombre, su nombre garantiza su
pr' enra n, en nu tro mundo secul an zado eq uivalen tes de la antigua
creaci ón por DIOS, y en este sentido e a u vez creador co mo lo ma-
e pcrie ncia extática del cos mos". . '
Por un a parte, la expe riencia del aura, co mo ~anifestaclón ,de ~o nifiesta la sabiduría mi~ológica en su intuición (que no 'tiene por otra
()J iginal, se vive también a través de nu e tra relaClon con el u niverso
parte nada de raro) egun la cual el nombre de un hombre es su desti-
n~»25. Forma vacía sin contenido semántico definido, el nombre p ree-

,¡l.
I . Sobre algunos ternas en Bnudelaire», en POfJíay mpitalismo (llt/minadones/l), op.
. 1 ¡J ' .
I
xiste al hombre, pero el hombre en gend ra a parti r de esta pu ra estruc-
tura una infinidad d e significados nuevos. En un texto pseudoauto-

; ..La obra de: arte en la época de su reproducción mecarnzac a". en IJO/HOS mte-
~: "Sombras breves", en Discursos intemonpidos t. op, cit., pág. 143.
Jllllt/pido.!/. trad. de jesús Aguirrc, Madrid. Tnurus, 1973. . G. S., \, 2, pág. 149 Yss,
' 1 /J;,wción únic«, trad. deJ.]. Solar y M. A1lcndesalazar, Madrid, A1f.1~.tuara, 1987.

97
biográfico redactado en 1933 aparece la ficción de un «n omb ~e secre- triunfo de la tecnología y de la civilización de las masas se sim buliza
to» que supuestamente le dieron sus pa?res al nacer, que gobi erna su con. la ausencia de las estrellas en el ciclo nocturn o de las grand es ciu-
vida desde entonces. Este nombre, Agesileus San tander, que Gershom dades: «L 1 gran ciudad no conoce el verdadero crepú ulo . En cual-
Scholem descifró como un an agrama de «Ángelus Satanás», remite a qui er caso, la ilum inación artificial la priva de transición hacia la no-
la acuarela de Paul Klee titul ada Ange/us Nouus, que Benjam in adqui- che. Es tam bién la raz ón por la cual, en el cielo de la gran ciuda d, se
rió en 1921 y que e co nverti rá para él en la imagen emblemá tica de borran las estrella,s; lo que ~~no.s observamos es el momento en que
u propio destin0 26• L1S dos metáforas del ángel Y del no mbre se co - aparecen. La metáfora d~ lo sublime en Kant: "la ley mora l en mí y el
rrespond en como dos representacio nes de la man ifestació n, o rná cielo es.trellado sobre rru cabeza" no pod ría haber sido co ncebida por
bien de la irrupción de lo original en el corazón del presen te. «En el un habitante de la gran ciudad-! . Beniamin ob erva en d iferente oca-
cua rto en que vivía en Berlín - escribe Benjarnin- este otro nombre siones q ue en B~udelaire, que repre enta para él el arquetipo del poe-
[...] tenía u retrato colgado en la pared: Angel nu evo.» ~te ~ngel sim- ta de la m od errudad, las estrellas no apa recen jamás. Al final de su en-
baliza también la intuición central de la filosofia de la historia de Ben- sayo < o bre algun os tema en Baudelaire- e cribe que el au tor de Las
jamin: «La Cábala - añade- relata que Dios creó en cada . egund,o flores de/mal estaba fa cina do por la magia de la lejanía, pero esta últi-
una multitud de ángeles nuevos, y que c~da uno de ello no tiene ~as ma adoptaba la forma irónica de lo paisaje pintarrajeados en los te-
que una o la y única función: cantar un instante las alabanzas de 010 lon e da fondo deJas barracas de feria. Baudela ire era para él «el me-
ante u tro no ante de disolverse en la nada. El Ange l uevo e me lancólico q ue su estrella llama h acia la lejan ía. Pero no la sigue»29.Por-
presentó como uno de ellos, antes de aceptar re~el:u:rne u nombre." que "la renuncia a la magia de la lejanía es un momento decisivo de
El sentido de la Hi toria no e desvela, para Benjamín , en el proceso u liri malOJO. Baud eIaire anuncia la sensibilidad del hombre moderno
de u evolución, sino en las rupturas de su co~tinuida~ aparente, en que ólo conoce-las sensaciones a cambio del "d moronamiento del
lIS fallo y u accidentes, allá donde el repentmo surgimiento de lo
aura en laexp eriencia del choque,,3'. El cielo de Baudelaire escribe
. imprevisible viene a interrum~i~ u curso y revel~ así, en un rel árnpa- Ben jamin, es un «espacio ecu larizadolO 32• La de aparición de las estre-
go, un fragmento de verdad original, En el corazon d,e1 pre .ente, l~ ex- lla en el cieJo de la gran ciudad, provocada por los reflejos de la ilu-
periencia má radicalmente nueva nos tra~spo:ra asi, al rrnsmo uern- m~nación urbana, éno se campen a irónicamente con el re plandar
po, hasta el origen más inmemorial. Experiencia fulgurante en la .que mi mo de estas luces artificiales? Inversión parad óji , mediante la
el tiempo e desin tegra y se realiza a la vez: «Lo,que.el Ange! qUIere, cual la .civilizació n industrial que destruye el aura engendra como con-
es la felicidad : ten ión en la que se enfrentan el extasi de lo Ul~I~O de trapartida una «belleza moderna», precisamente ba ada en la estética
lo nuevo, de lo que nunca había sido conocido, y esta otra ~eh.Cldad, del d~oque. En este senti do, la «co nrno ión en la tradición» (es decir,
la del recomenzar el reenc uentro, lo ya vivido» Esta rup tura uruca del el olvido de l?~ orígenes) no es nada .más que el - revcrso de la crisis y
tejido íem po ral ~ vive a un tiem po co mo una anamn~si , como un de l~ re~ovaC1on act ual de la humanidad-U. E ta tesis optimista q ue
reco nocimien to de lo armónicos o riginales del lenguaje, y como la Benjamín desa rrolla en su estu dio obre La ohra dearte m la !poca de
expe rienc ia vertiginosa de un amor aurático: «Es la razón po~ la que la su reproduaibilidad mecánica y en su egundo ensayo o bre Brecht
única novedad qu e puede esperar el Angel pasa por el c~mmo de re- (1 93.9), .sub yace tam bién una nota de La ohm de los pasajes, donde
tomo cuando arrastra de nu evo a un ser humano con el. Es lo qu e Benjarnin devuelve a la toponimia de la calles de París -es decir, en
ocurre con m igo: a pen as te vi por primera vez, me volví co nt igo hacia
el lugar del qu e vcn ía-" . .
En el libro inco ncluso so bre los pasajes de París, las connotaciones 28 L.?, pág. 357 Yss.
aur áticas del origen se asocian de n uevo al tema de. ~as .estrella~. Esta 29 Ibid., pág. 332.
vez, la destrucción del aur a en la época de la revoluci ón industrial, del la /"M., pág. 345.
~; «Sobre algunos temas en Baudclaire», en POI!5({[y capitalismo, op. cit.
L.P., pág. 286.
26 Gershom Scholem, ¡'(la/ter Beujamin und sein Etlgel, op. dt., pág. 62.
H «La obra de arte en la épo ca de su rep rodu ctibilidad mecánica» en Discnrsos inte-
27 /Md. ITIIII/pidos I, op . cit. '

1, 98
99
un espa cio to talmente secu larizado- los podere s perdidos del I -n-
guaje ad árnico:
La ciudad ha dad o a toda s las palab ras (o al menos 'a su gran ma-
yoría) un a po sibilidad que, antes, sólo corresp ndía a los más privi-
legiados: la de elevarse a la nob leza del nomlm, Esta r voluci6n del
lenguaje se ha realizado mediant e la más humilde de las realidades,
la.calle. Gracias a los nombres de las calles, la ciudad se ha conver-
tido en un cosmos del lenguaje' é.

Sin embargo, a la noción de una ..belleza moderna» propia de las


formas de arte producidas por las nuevas técnica de reproducción,
Beniarnin opone constantemente el idea l de la belleza aurática desa-
parecida. En Baudelaire, los «C uad ros parisienses», m arcados por una
FRANZ KAH<A estética de la ruptura y de la disonancia, contrastan violentamente con
los poemas m ágicos como «L1 vida an terior» o «Correspondencias)"
Elpueblo más cerctlttlY" en los que se-expresa la nostalgia de una vuelta a formas de experien-
cia arcaicas, a modalidades mágicas de p ercep ción de la realidad.
Mi abuelo solía decir: Cuan do Benjamín, en su ensayo Sobre algunos t e1111lS enBaudelaire, ana-
La vid a es asombrosamente corta, Ahora, al recordarla se ~e a~~ liza estos poem as «auráticos», ya no evoca, al menos explícitamente,
d
rece tan con densa da, que. ~?r edjel~plo, ~~i n~ c~n~frpe~eb~oc:u: cer- la idea de un origen primero del lengu aje que habí a que recuperar. El
.oven puede to mar la dec isión e Ir a ca o as a origen perdido está concebido más bien (como en el texto Sobre l,¡já-
J • t er y descontando por su puesto la mala suerte- que cultad mim ética de 1933) en términos de antropología histórica: como
can o S10 em - . . r se-
aun el lapso de una vida normal y feliz no alcance 01 para empeza un estado antiquísimo de la civilización, en el qu e el hombre era ca-
mejante viaje. paz de descifrar las an alogías có smicas, y de percibir la unidad sinest é-
sica de todas las sensaci ones. Esta visión má gica de la realid ad sigu e re-
cortándose, en Baud e1aire, con tra el fon do de nuestra sensibilidad de
hombres modernos y por contraste con ella, corno el recu erdo casi in-
consciente de una felicidad perdida. La poe ía aurática podría ser en-
tonces com o la huella última, en el sen o de nuestra civilizaci ón de la
escritu ra y de la lectura, de un modelo cultural arcaico (en la media en
qu e la propia expe riencia de la lectura, vivida corno ..ilumina ción pro-
fana», haya conservad o hasta ahora algún ra tro de su origen mágico).
De la mi ma forma, el filóso fo que recorre a co ntrapelo el camino de
la historia, o también que lee el libro de la h istoria «al revés», recupe-
ra en el cen tro de nuestras experiencias má s profanas un a huella de la
magia q ue las ha bitaba en el origen. Esta imagen de una cabalgata a
contrapelo por el camino del tiempo se la in piró a Benjamín el rela-
to de Kafka «El pueblo más cercan o ", para el que ha bía propuesto (en
sus entrevistas con Brecht) la in terpretación siguiente:

tr d de J Il Wilcock. ObrlLJ
34 K.lfka, «El pueblo más cercano:', c~ La e01W(/UI, . a .
J
. II L P., p ág. 35 .
Completas, vol. 1, Buenos Aires, Emecé Editores, 1960. pago 1062.
101

"
La verdadera medida de la vida es el recuerdo. Atravie a la vida
retrospectivamente, como un relámpago con ~a mirada vu Ita h~cia
atrás. Con tanta rapidez como se vuelve a hOJ~ar u,n par de p ági nas
de un libro, llega el recuerdo desde la aldea rna proxima al lugar en
el que el caballero tomó u resolución. Q!1c aquél para el cual,
como para los antiguo , e haya la vida tran form.ado e~ texto, ~ea
dicho texto hacia atrás. ólo a í se encontrará c nsigo rrusrno y solo
así -huyendo del pre ente- podrá entende rlo'".

Al joven caballero del relato de Kafka, que.nunca llegará al puebl?


más cercano, Benjarnin o pone el punto de VISta d~l ab uelo, cUY,a m i'
rada retro p ectiva aba rca, en un ab rir y cerrar de 0 )0 , la duración de ,
toda una vida. Ya no e trata, como en el ensayo obr~, Pro ust , de U?
redescubrimiento del pasad o personal, de la restau ra Ion de una feli-
cidad primordial, la de la in fancia? si~ o d~ un a vuel ta, en el seno del
CAPtruLO 5
presente, a los orígenes de la propia historia. .
Estas alusiones -en general en clave--- a huellas ~hspe~sas ~e expe-
El modelo estético
rienc ias auráticas en el fo ndo de la modern idad testl mon ~an SIO d u~a
algu n a la persistencia, en Benj ~ n,lin, d~ un m o? e~o teol ógico de la 1~l s­
to ria. Chispas de la verdad origina l Siguen existiendo , ocu l ~as a~ U1 y
J La prime~a ~ase de la historia humana, marcada por la pérdida del
allá, en el fon do de n uestro mu nd o profano; la tarea .de l «h lst.ona dor
materialista», dirá en Tesis defiloscfla de lahistoria, consiste precisamen-
lenguaje ad árnico y la caída en los diferentes idiomas comunicativos
te en recoger estas «ch ispas de espe mnz~» sepultadas en el pa ad~ y ha-
e desarrolla eri su totalidad desde la perspectiva de la teología. El len:
cerla revivir (como cita de textos antiguos que recupemn, u J ~ven­
g~a]e, qU,e forma el tema de esta historia , e concibe como un rné-
tud en el co ntexto nuevo en el que se in tegran) en el coraz ón nlls~o
diu m cas,' abstracto que n o especifica ningún con teni do. En la egu n-
del presente", Estas «chi pa de tiempos mes iánicoS»,38se I~a,n perd ido
da fase, s'I? em ba rgo, la qu e lleva de alguna forma desd e la caída hacia
en una realidad desesperadamen te vacía de to da ~agJa aumtlca: En un
la Reden Ción, los elem en to del lenguaje e cristalizan, se estabilizan
en ~orma de textos euya sucesión a ornpasa el de arrollo de la historia
m undo irrevo cablemente priva do de la profundid ad de lo lejan o, .Ia
poe ía de Baudelaire «brilla en el firmamen to del Segu ndo Imp eno
y l~lId~ la etapas q ue la acercan de u cu lminación mesián ica. La his-
como "un a tro sin armó fera 39
lona sigue estando gobe~ada por un a finali dad teol ógica, pero qu e
ahora e en ama en la sene profana de las obras literarias. Desde el en.
ay? so bre Lt~ t,!rea deltradJlc/or,.e1 paradigma estético acomp aña al pa-
radigma teol ógico y, al meno en cierta medida, lo relega al egundo
plano .
. D o. año, más tarde la elab oración de un pa radigma estético de la
historia era uno de lo,s tem as ce?trale de la introdu~ción de El on'gm
36 .. Conversaciones con Brecht-, en Tmtatiuassobre8 r,dJI{Iltoninaciona 1/1), trad. ?e
Jesús Aguirre, Madrid, Taurus, 1975. Véasetambién ~ t éphane Mases, -Brecht et BenJ~·
min interpretes de Kafka-, en Mlfflltges Claud« David, Berna, Peter Lang, 1983, p ági- del drama b~rroco nleman. Lo qu e Importa ahora a BenJamin, es defini r,
n ~2~~m . . . t:n~re los dlfere~tes m omentos del tiempo, un vínculo queno sen tora re-
37 «Tesis de filosofía de la historia», en Discursos intartanpidos 1, op. a l. 1~1Ct611 de calisrd/(la~, Al re~urrir a la teo logía, Benjam ín hab ía q uerido
(un? ar su I~e~sam'ento, sin llegar al positivismo, en la filosofía del len-
J ~ Ibid.

39 "Sobre algunos temas en Baudclaire», en P?csía y. capilitlisr:lO,.op. cit. La fórmula es


de Nietzsche iConsideradona itltmtl'cstivf1S. Madrid, Alianza Editorial, 1988). guaje y la vlsión .de l~ ~isto~a de~ romant~cismo alemá n, Sin embargo,
,1rechazo del lustonclsm o im plica tambi én, y quizá ante todo, la crí-
102
103
tica de la idea de causa~id~d hiS~~t~ri~nd~c~n;=i:~t:u~i,s~~ri~~o:~ tescamenre absurdo {...] En el orden poético y . rtístico, los revela-
enge nd ra otro ~cont«l mlento efecto. Los acontecimien tos dores raras veces tienen un precursor. Toda flou ción es esponunea,
c ánica newto nrana, una c.aed onn ,. umnisma necesidad qu e gobierna
u-u sUcpo individual. ¿SignorelJi er. realrncnte el generado r de Miguel Angel?
hi . ' tampoco se suc en l . As' <Contenía Perugino 41 R.a f~l? FJ artista sólo depende de sí mismo.
I.u,~r;;:tes fases del desarrol lo teológico normal del ser VlbVO: ba' ,"
n Sólo promete 01 los siglos venideros sus propias obr,¡s..41.
como en una carta fechada en 1923 • en la ~ " en .qu e. tra aala
. "-PV- tomaba
dIa~;~~~~~ ::;~~í~h"~b~;I:I~c:anb:~=;at~=i~/diferenles
, , •. •
El t érmi no de .m~nadql6gicÜ", q ue aparece por p rimera vez en !J.
introducción al libro sob re el drama . barroco, designa en Beniamin
momentos del tiem po 15(00CO: una visión d iscon tin ua. del co nocim iento, d efinido como un a multi-
plicidad de pumas de vista q ue no se p ueden to talizar, Asimismo. 101
Lo que me p= upa,es la relación de las obras de arte con la rea- co ncepc ió n monadológica de la temporalidad históri ca qu e Benjamin

ro es que no existe la historia del arte. a


vida
lidad histórica. ~ este re~pect.o . SI. hay un~l d ladel
queserestoy
. d
segu-
humano,
cial:
desarrolla insiste, no en las leyes gen erales de los procesos históricos,
sino por el contrario en la ind ividu alidad de cada época. planteada
el 'desarrollo del proceso tem poral implica una ca~sahc\.,¡ esen •
• I ida seria imposible sin este encadenamiento causal, tal
es mas, .1 VI 1 . imto. la madurez y Idmuerte. Es muy di"
r como un fenómeno especí fico, y qu e ha y q ue separar del flujo del de-
venir para estudiarla como una entida d qu e lleva en su interior 1.1 ley
como ~~ en e crecam ncialmente iliistóri ca [...1En de su propio funcio namiento. Enfoque sincrónico de la historia, ins-
fereme p.tu l.I OOU de arte, que es ese . los ' filos6ficos
000 las obras de arte se asernejan a USlwus _ pirado (Por La morfología d e Goethe, pero que neces.ari.lmcnte debe
ese sen . " 'dad
[c.] U histcrici ~
'fica <k u.s ohm de arre no se num6esu
, reeaoón, Ésea hace aparecer
troPezar con la realidad cid cambio inscri ta en 1.1 esencia mis ma del
m U. ehiseoria dd arte- sano en w tnrerp eda .al. tiempo. A partir del libro saber el d rama barroco, la cuestión de 1.1 ar-
entre w obras unas cond.xiones ~, a~qu~ ~..n margen ticulación de lo sincrónico y lo diacrónico se en contrará en el centro
del riempo, no dejan de tener su ptn mclloa bistonca . de la reflexión de Benjamín sobre la histeria, Aq uí, la estética le ofre-
cerá el modelo de una historicidad especifica. no regida por el princi-
Lo Benjamin entien de por -ahistor icidad» de Las obras d,e arte, pio de causalidad , y basada en la inserció n de cada obra de arte en una
que d _ unas a otras en un a serie causal. Es decir, q ue zo na de tem poralidad ..autón oma q ue genera, por así decirlo, su pro '
es que no se engen ran ,, b unca se pu ed e de-
la ley de su sucesió n es imprevisible, que una .o ra da
obra apare- p io presente, su propio p asad o y su propio futuro. Estas zonas de
duci~ ~t~a~n~~~~~~~~~~J:r~~~~nn~~~~', ~~ m:~ que ~ingún temporalidad , tan indep endientes entre si co mo resp ecto a las qu e le
rodean , no pu eden sumarse y formar, todas jun tas, una evo lución ho-
ce e . . d I r m uy completo que sea, permi te pre-
mogén ea, pero d efinen por el contrario una h istoria formad a por un a
co nocnm en to e presente, po d b d rt del futuro. La sucesión
d ir la naturaleza d e las gran es o ras e a e . . suces ión discontin ua de unidades semán ticas discretas. Desde ÚI ta-
dd
d:C:a s obras de arte defi ne pu es una temporalida .~lSCdontm:~eEn" m: dd traJurwr, Benjamín ha bia esbo zado este modeJo estético de j
. . • ron a la usmn e proO"- ~- , histori a:

un a
y fl1,,1yo e , ,
z: ':n~~ ;r~:es~o~des~és
escapa al determinismo y, co n. mas ra. .' d da tre finales de 1937
nOladd'1914A0~ , . . .
de 1.1 red acción
es! resoecto una
de Elorigm dLJ dramd,b.ln'tKO a1mtdn, Beniamin a la a e ' --r-
Porque en último término sólo puede determinarse el ámbito de
I¡¡ vida partiendo de 1.1 existencia mis amplia de la histor ia. De ah¡
reflexión de Baudelaire: q ue corresponda al filósofo la misión de inlcrpretat tcxU 101 vida na-
tUJ'3 I,partiendo de la existencia mJs amplia de 1.1 historia. Yen todo
A la idea de progreso en Id historia del arte, Ba udd 'l~R: o~OIlt C41_'iO, a a supervivencia de las ob ras no es incomparablemente más
na callee ción mc nadológica: «Transportada en el o~ en .e a facil de reconocer que lJ. de IJ~ criatura.~? LJ historia de las grandes
~aginaci6~, l.-l idea del progreso [..,] se alza con un carácter glgan· obras de arte arranca de los orígenes de la vida, se ha form,ldo du-

<lll e.S, 1, J, pago SR8 y ~5 . 41 L.P.• pagoJ 12.

104
105

~ lL_ _
u nte la vida del artista y 13s generaciones ulteriores son esencial-
mente 1.15 que le confieren una supe rvivencia duradera" . nuin, ~ !lCionan~ co mo diría~os hoy,. como (S/m. ltm lS. y no s ólo 1'01
qu~ dividen el ltempo.en u":ldades discretas, sino también po rqu e re
En p rimer lugar, el tiempo histó rico se defin e aq uí, no co mo una laCl~n a~ m,:,~entos d iscontinu os del proceso históri co , Asi es co rno
categoría abstracta, sino co mo una realidad vivid a, formada po r un a Benjamin dirá e~ La obra de losparajts que la idea de la alegoría nos
diversidad de situaciones co ncre tas. Esta diversidad es la de las tres pued e dar el sentido d e esta figura de estilo en la An tigüedad en el B .
modalidades del tiempo, present ada cada. un a de ellas como una expe- ~o y en Bau~e1airé-4j: Es m~s,la idea (o la estruct ura) combina ta~­
riencia específica , irred uctible a las arras dos, de modo que, una tras bien, en una ~lSma u:n1dad, niveles de temporalidad histórica diferen-
otra, no pueden dib ujar en modo alguno un a línea homogénea y co n- ~~' L..:. alegon.a: por e~emp~o, designa a! mi,smo tiem po una figura del
tinua. Efectivamente, sólo es pos ible reco nstruir el pasado de una ISCUrso, U? genero literario y, en Beniamin, el princ ipio de una foro
obra de arte, es decir sus posi bles fuen tes, d postaiori. y aú n en este ma determinada de co nocimien to. El modelo estético de la historia
caso reconstrui r de forma toealrnente hipotética, FJ pasado no se pu e- pernute ante tod? introduri¡ en la diacron ía paralelis mos, co rtes, de-
de co nceb ir co mo el punto de partida de una serie causal que se d iri- t~aones, es decir; sincron ía, De este modo, la historia, dividida en
ge hacia un futuro determ inado. Todo lo con trario, la búsqueda de las signos aparece como un tato que se pued e desci fra r".
fuentes de una obra siempre es efecto de un traba jo de in terpretaci ón
de la propia obra. Y es a partir de la ..instancia de presente- del histo- II
riador romo se constituye su pasa do . DeLa misma forma, d futu ro de
un a obra no es en absol uto previsib le. También en este caso J,¡ histo- 'J?-n Ellmgnr "ddrama b~o ~n, el paradigma estético de u bis-
ria no está dotada apriori de un sentido descifra ble. So lamente 11pos- tona _se basa en un ~d'gma estenco del conocimiento. Este último
u
tnWri podremos comprobar si obra ha sob revivido descubrir pro- y cuesuo~ de forma radical el pos itivismo, en la medida en q ue afirma
gresivamenre las circu nstancias de su recepción, los sign ificados que q.ue I.a búsqueda de la verdad debe tomar como modelo no las cien .
implicaba . Así pu es, el modelo estético de u historia cuestiona los ':las d~ la naturaleza, sino l.a 61osofia del arte. En un a no~ preparato-
postulados de base de l histori cisrno : contin uidad del tiempo histó ri- ".a, al .hb~o sob re el TrdJImpid. Benjamín habta ya evocado J.¡ -ccrrela-
co, cau salidad que rige el encadenam ien to de los acon tecim ien tos del ao~ mdt~lu~le_ entre los conceptos me tafísicos fundamentales y los
pasado hacia el p resente y del presente hacia d futuro. Para la visión fenomenos originales del arte-'". Ahora bien el uso del t érmi d
Goe t h d r . .. ' noe
estética de la historia, por el co ntrario, el pasado no se p ued e presupo- e e " Ien om~~ original- no es casu al. En su tesis doctoral so-
ner, como tampoco es previsible el futuro, Sólo a partir del presente bre El rortírJ;IO. d~ ml1í~"~ llTt( m d T01fIdJllim mo dÚmJn (1919), y sobre
co mo instancia de interp retaci ón se abre retrospectivamente la d imen- todo e~ ~J último capitulo co nsagrado .1 .1.1 teo ría est ética &:1primer
sión del pasado: en cuanto a la experiencia d el futuro. pan nosotros rOmant IClSmo 'y.Coethe-, h abía analizado ampliamente la noció n de
también es retrospectiva. y.a que el único ejemplo que ten emos de ¿I es - fen ómeno origina l- en Goethe. Esta d iscusión, q ue vo lvemos a ver
el de la metamorfosis del pasado a med ida que se va reinterpretando. en el ~sayo sobre ÚH afinithuJ~s drrtivdS de 1922, le había llevad o a
Adem.is, la multiplicidad de las ob ras de arte, su un icida d irredu cti- den uncl.aJ,.en .e1 uso que hace Goethe de este térm ino, una co nfusió n
ble, di bujan el modelo de una histori a policéntrica, en la q ue cada entre d.os sign ificados, el uno flsico y emp írico, el otro estético e ideal.
época, cada estilo, cad a género, cada forma de sen sibilidad (y a partir En,el libro sob." : el drama barroco, Ben jam ín, rechaza ndo IJS co nno-
de LAohm di los PllUIjrs cada gr.m categoría de la vida social) aparecen taclo,lles. orga mclstas de esta noció n en C oethe (evolución bio lógica
como el principio de una unidad de inteligibilid ad h istórica propia. c?~ltmUld.ld natural), sólo co ? scrvar.i del . fenóm eno original.. el sig-
con su presen te, su pasado y su futuro específicos. Estas en tidades de- niñeado -d?~nll1ante a sus OJos- de principio ideal de organ izació n
nominadas ..Ideas» en la in troducci ón de Elongendeldrama barroco ale- y cstructur acrón.

(1 L.!'., Jl,lg. 338.


~1 «La tarea del traductor-, ~11 An¡:rlllJ Noous, trad. de H, A. Morena, Harrclona, '4 1/# ., p;\g. 481.
Edh;lSJ, 1970, p.lg. D o. 4l G.s.. I, 3, Jl;\g. 915.

106
107

I
Al parecer, alrededor de los años veinte l~ m~rt:0logía de Goe~le, q ues parciales de la verdad, el arte, defin ido com o el mod elo de un o
ompre ndida como una teoría de las formas, msptro tod a un a comen- ~ocimien to ar~igad? en la subjetividad pero qu e descubre al m ism o
le de investigación qu e, paralelamen te a los trabajos del círculo lin- ti empo formas invariables , es decir objetivas en la complejidad de la
güístico de Praga y aparenteme nte sin relación con ellos, tratab a de.su- naturaleza, plled~ accede~ ~ «una form a de tot alidad » . Benjamín, po r
perar el historicismo sustituyendo la recons truc~ión de una evol.uc,lón su pa~c, .denuncla las.facilidades metodológicas del pos itivismo, que
por la descripción de las estruc turas. C arla Gm zb urg, que llamo la pa.!: justificar sus pretension es de objetividad cient ífica e con tenta
atención ob re este fenómeno, cita a este respec to La morftlogía del con to mar de la fisica mecanicista el modelo de un encade nam iento
cuento de Propp (1926), las POn/ras simples de Jolles (libro e crito lineal de ca.us~ y efectos; p ero q ue no deja por ello de rechazar "el
en 1923 y publicado en 1930), la nota redactada en 1931 por Wit t- punto de VISta mgen uarnente realista qu e preten de evitar las cuestio-
genstein sobre La rama dorada de Frazer, el libro sob~e el drama barr<;>- nes metod ológicas", y que en realidad "sustituye la resolució n de los
o de Walter Benjarnin {y pod ríamos añadir a esta lista La decadencia problemas a través de las ideas po r la proyección en la o bra de e tados
de Oaidmte de O car Spengler qu e lleva com o su btítulo Esbozo demor- aní~icos subjetivos del r~ceptop,48_ La morfología de Coethe le apor-
fología de la historia II1rwmal)46. El texto sobre El origtll deldram,! barro- t~ra un m~~elo de conocuruen to concebido de acuerdo con un para-
co alem án se abre efectivamente con un extracto de los escnto de digma estetico, en e~ que un con jun to de formas, qu e fun cionan
Goethe obre la morfología: como otras tan tas un idades semánticas, con tituyen como un alfabe-
to q ue pernyten descifrar el texto del mundo.
Pue to que ni en el saber ni en la reflexión se puede alcanzar un
Por o tra parte, estas unidades semánticas (<<idea o ..mónadas.. q ue
todo, ya que el aber está privado de inte~oridad y .Ia r~flexión d~
exterioridad, nos vem obligados a considerar la ciencia como I corresponden a los "fen ómen os originales.. de Goethe) no e desvelan
fuera un arte, si es- que esperamo de allá alguna forma de totalida~. en ab tracto, como categorías generales de las que podríamo hablar
y e ta última no debemos ir a buscarla en lo general, en lo excesi- al margen de u en camación en lo p articular. o, la totalidad que al-
vo, ino qu e, así como el arte se manifiesta iernpre enteramente en canza el, Urpbdnomen de ~oethe o la ,idea en Benjamin nunca e pre-
cada obra individual, a í también la ciencia debería mostrarse siem- ~nta mas que en ya través de los fenomeno particulares. En este sen-
pre por entero en cada objeto individual estudiado" . tido, el co?o~miento estético tal y como lo ent iende Goethe y tal y
como Be~Jamm lo de~ne ~ su vez está en lo antípodas de cualquier
Este pasaje contiene do de la ideas centra les d~ la morfolo.gí~ de taxonom ía, de cualqui er sistema de géneros. Para Benjarnin como
Goethe, sobre la q ue Benjamín ha basado su teona del conocinu en- para Goeth e el conocimien to estético no se ocupa de la relaciones
to, tal y co mo la expo ne en la introdi..ICció~ al ~bro sob.re,el dram a ~a: entre lo individual y 10 gen eral, sino de la relacio ne entre lo particu-
rroco. En primer lugar, e trata de la Idea (inspirada quiza por la Cnti- lar y lo un iversal. Si la experiencia estética pue de ervir de modelo
ca delj uicio), según la cual la con tradicción entre la ob jetividad ( a- para el conocimienro, es precisamente en la medida en qu e, a travé
ber») y la subjet ividad (.'reflexión ») sólo s~ ~uede r~ol~er desde la suyo, ~o ulllv~rsal. se revela en lo particular. «Toda gran obra de arte
experienci a estética. Para Go ethe , el conocirme nto objetivo ~?~ bu - -es nbe Benjam ín en la intro ducció n al libro sobre el drama barro-
can las ciencias en la natur aleza no tiene en cuenta, por definición, las co- u~era los Iímit~s del gé~ero. Un a ~n obra de arte es la que fun-
profundidades de la subjetividad humana. Pero cuando esta última se da, un genero o terrruna co n el»49• Este mismo paradigma del conocí-
defin e com o entre los jóven es románticos, sus contemporáneos, y miento es el que Benjamín aplicará de n uevo, esta vez a la historia so-
ante todo en Fricdrich van chlegel, a través del juego de espejos infi- cial, cuando en La obra de lospasajes defina su método de la forma
nito de una reflexión qu e no deja de reflejarse en ella misma , está con- si~uiente: «Desc~brir en el análisis del mínimo mo ment o particular el
denada a perder la objetividad de lo real. Más allá de estos do s enfo- cristal del devenir en su total idad » 50.
t

46 Carla Ginzburg, «Darazione assoluta e datazi one relativa: Sul melado di Lon g- <u«
hi», en Paragone, núm. 386, abril 1982, pág. 9. 49 l/lltl.
47 Elorigen deldrama barrocoalemán,up. cit., pág. 9. SO L.P.• pág. 477.

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El parad igma e tético del conocimi ento en la introducció n del li-
~lr~s qu e los que giran en el infinito y, m ucllOs siglos desJ>\1 \ ti
ro obre el drama barroco se pu ede re umir en los do puntos si- ya erse apagado I~ Iw,nbre de que procedía, l!amára e Rcmb randl o
mie ntes: por un a parte Benjamín afirma, co ntra el po itivi mo y su ermeer, nos envia aun u rayo especial>'.
ulto de los «hecho" la realida d de los «fenó menos o riginales ", e (le-
cir de los universales' por otra parte, contra el ideal ismo y u método En Beniarnin, I~ multiplic!~ad de las obras de arte ofrece el mode-
¡ e gene ralización abstracta evidencia la supremacía de lo concreto . El lo de una o?tologIa o tamb i én de una visión de la verdad, ma rcada
arqueti po de la verdad erá p ues la obra de arte, donde e enca ma la por la p lu ralidad de las Idea . Como la experiencias estéticas las Id
tot alidad en lo particul ar. Por esta razó n, el análisis de la obra de arte tam~o e sU~lan para fonn ar un isterna h omogén eo. Todo lo m~:
(lo que Benjamín llama u «interpretaci ón») se enfrenta~á tanto.al m.é- p od-?am os decir que mantien en entre sí una relación ideal de coexis-
todo ind uctivo de l posi tivismo co mo al método deductivo delldea.hs· ten cia c~mpara~le ~ la de los sonido en la música: «cada Idea es un
mo, «Acum ular he ha s pa ra ind ucir caracteres gen erales -escnb e sol», escn be B~nlamm. «La armonía sonora de estas en tidades se deno-
Benjamín en la primera versión de su int roducción- es en mascarar la nu na verd ad. » COI~1~ Rosen zweig, Benja m in se sitúa aq uí en el extre-
d iversidad de los h echos con la uniformidad de las reaccio nes psicoló - mo ?p~esto a .Ia ,lo? lca de H egel. La verdad no se constituye en un
gicas estereotipadas, qu e se limitan a reflejar la .s ubjeti vi ~ad ? el h i s~~ ' movnmenm ? Ialectl.co continuo en el que cada mom ent o nuevo con-
riador. Son in cap aces de dar cuen ta de la e encra de un ámbito est én- ervda el antedr~or al ~en;tpo q ue lo Supe ra, sino que viene dada de en-
ca, cu ya estruc tura ó lo e pueda de cribir mediante concepto. forma- tra a como.~ . o nt muldad origin al.
le ..51. A la inversa, Benjarnin reprocha al método dedu ctivo qu e Para Benj mm que se b~ a aquí en los an álisis de Emile Meyerson
"proyecte id eas en un contintmm p ~ ud ológico,,~2. ~ora bien, y ~sta es q ue pa recen an u~lclar, e?- cierta medida, las tesis de Popp er y de Kuhn
una de las tesi centrales de su teona de l conocuruento, e te conttnuum obre las revolucione o entíficas, la ciencias de la natu rale-a tam po-
no existe. o es po ib le «reagrupar o nocim ientos en una un idad en- co progr esan de acuerdo con una línea.J:on tin ua, ino med ian te rup-
ciclo pédica y in fallos, un idad que ea la misma verdad-P . Como Ro' tu ras y saltos: cada n ~evo si te~a de p ostulados pret ende re olver los
enz weig, cu ya obra La estrelladela Raienaán u: había m arcado mu00, problema q ue ha dejado pendierus el sistema an terio r, afirm an do al
Benjarnin concibe la verdad desde el p un to de vista de la pluralidad mismo tIempo que estos mismo probl em as no se pu eden resolver de
de I3s expe riencias que tenemos de ella, expe rienc ias siempre irreduc- forma absol~~amente s~tisfactoria y q ue.habrá que em peza r de nuevo
tib les qu e no se pueden to talizar. M ientras que para Rosenzwcig este en cada ocasron, ~dema.s, este p ro ceso dIsconti nu o n o se desarrolla de
carácter plural de la verdad se inscrib e por así decirl o en la estruct ura a~uer~o con elmismo ntl,no en las diferentes disciplinas: cada una de
más elemental de n uestra prese ncia en el mundo, Benjamin d escubr~ bl as tiene su historia partIcular, de mo do que la ciencia con firm a do.
su modelo , de form a menos espontán ea y más m edi ata , en la rnu lti- d em.e n~, tanto e.n la naturaleza de su evolución co mo en la indepen-
p licidad de nu estra expe riencias e t éticas. Para Benjan:in existe .un a endoda ' e sus diferentes ámbito, la e tructura discontinua de la
d i co ntinuidad del )er' oue e desvel a a no o tros a trave de la diver- ver a S=-.
n
idad irreductible de la obras de arte . Idea q ue pa rece re ponder a la ~tos. m últiple ign o en lo que e nos aparece la verdad es lo ue
q ue desarrolla Prou t, ca i en ese ~is~o momento en El.tiempo "..CO- B.en]am m lIa~a Id eas. Las Ideas, unidades de inteligibilidad rirn~r­
brado (que sin embargo no se publicará hasta 1927, es decir, tres an os diales. so~ enudad~ semán ticas original irred uctibles unas ~ o tras
de pu és): q~e dlb uJ,an ~I honzonte definitivo de la verdad. La referen cia lat&
Gracias al arte, en vez de ver un solo mundo, el nue tro, lo ve- ~lca del te~m~ .Id~a~ o la referen cia leibnizian a del térm ino «~óna-
a» que Benjamin utiliza como su sinónimo, no deben tomarse I .
mos multiplicarse, y tenemos a n ue tra disposición tanto mundos
como artistas originales hay, unos mundos más diferentes un os de de la letra. La teorí a del co nocimien to de Benjamin no retoma t~~~ 1:
SI C.S., I, 3, pág. 940. S4 M Ip · El '
52 El origen deldrama barroco alemán, oIJ. c11. pág. 247.arce 10USI, ttempor,.mbmtlo, trad. de Consuelo Berges, Maciri,l
.
Al' . 1969,
, lanza,
53 lbíd. ' 5 El on'gm dd drama barroco alemán,op. dt.

110
111
na de las Ideas o la monado logía en toda su complejidad técn ica. Lo ~iones de una t~talida~ a ~ravés de un fen óm en o singu lar. Pero t'n "ca
que retiene de ambos sistemas es la equ ivalenc ia del Ser, de la verdad Iidad, no ~ posible d isociar la obra de arte de la experiencia desde 1.1
y de la multiplicidad . Como en Platón y en Leibniz, las Ideas o m óna- qu e ~ percibe: su belleza no existe en sí, pasa a ser una obra bella en
das son realidades on tológicas; sin emba rgo, aunque el filósofo, en el I~ mirada del espectador. Asim ismo, si bien la verdad como tal, es de-
ímpttus de su deseo metafisico , aspire a captarlas como tales, sólo se re- en; en su trascenden cia absoluta, es inalcanzable (a no ser q ue se de-
velan a él en el seno de IJ. realidad concreta. ..1....aS Ideas, escribe Benia- grade en u~o ~e. los tem as de la co nciencia intencion ada), puede apa~
min, sólo se expo ne n a través del orden empírico-e. Aquí es sin duda recer, o mas bien aponene. en el deseo metafísico qu e tien de hacia
donde Beniarnin está m.1S cerca de una au tén tica teoría estética y del ella. Esta exposición, esta apa rición de la verdad tal y como aparece
co nocimiento. & ta se sitúa efectivame nte en la co nfluencia de dos (como en ElBanqr«u ~e ~atón! en busca d e Eros, tiene lugar en foro
movim ientos d e sentido absoluta mente opuesto. Por una parte, Ben- ma de Ixlku. Para Benjamín existe una belleza propia del d iscurso fi-
jamin concibe la aspiración a la verda d como una forma de deseo me- losófico , belleza.que envuelve Id verdad sin oscurecerla y a través de la
ta6sico, como la nostalgia de un Absoluto que transciende absoluta- cual se pu~e reve~r. ~La verd.a~ es bella, no en sí misma , sino por el
mente todos los objetos posibles del conocimiento. Conocimien to y Eros-, escribe Benjamín en la pnrnera versión de la introducci ón al Ii-
verdad se enfre ntan aquí radicalmente co mo une.forma de objetiva- b.ro sob re. el ~ma barroco . Un poco más adelante: ..la propia exposi-
ción, tendente a Lt sín tesis de: la situación y a su rep resen tació n, y una ción q ue implica la verdad es el último refugio de Lt belleaa-" . La ver.
forma de revelación. Oposición que puece anunciar algunos de los te- ~d toma fo~ ~e la escritura f ilosófica. No se traLl aq u¡ de una
mas cen trales de la filosofía de Lévinas, en~ la. .intencio na lidad del SImp le cuesuon -esnlo-: porque el lengua je ha conocido en sus orfge-
conocimiento y el carleta fundam en tal no intencionado de la rela- nes una adecuaci ón perfecta entre las pa labras y las cosas, el discurso
ción con la verdad : -La verdad, escribe Beniamin, no se relaciona rnm - filosófico p uede , como la poesía, pretender recuperar la -lengua de la
ca, en panicular en una relació n intencionada [_.] La verdad es un ser verdad -. . \
no inten cion ado compuesto por Ideas- S7• Por esta razón.vel ser de las , Eldiscurso fi.Iosó~ ~ p ues Ieios de ser uru simple forma. Es por
Ideas no puede co ncebirse co mo 'el obieto. de UILl intuición , aunque el ~lSmo Eros, aspnaoon a la verdad, y en la misma med ida en que
sea de: un a intuición intelectual-P. En una fórmula que ilustra, la exte- J¡~ I~eas no son na da m ás que la expresi ón profana de los ..nombres-
rioridad de LIS ideas ron respecto a todos los temas posibles del cono- originales que formaban la lengua ad ámica. Beniamin insiste en el he-
cim iento, Benjam in precisa: -La verdad no es un desvelam ient o qu e cho de qu.e,. para él, las Ideas no son imágenes, sino pa labras. Como
destruya el misterio , sino revelación que le hace justicia-" . en la tradición bíblica, la revelaci ón de la verdad no es visual sino
La revelación de IJ. verd ad aparece, par.a Beniamin, en la co ntempla- aud itivatW:..Por '? tanto, más allá del ·charlotro" en el q ue hem os caí-
ció n filosófica. Pero también ---y éste es el segundo m ovim iento d e su do, la penlS!enOa a.un tiempo original y utópica del lenguaje par adi-
teoría del conocimie nto-- esta co ntemplación se acompaña con una Haca garant iza al dlSC~ filosófi~ -en la m edida en qu e aparece
«vuelta a los fen ómenos,,60• Efectivamente, la verdad no se nos apare- com o un a fonna del discurso p oético-e -la posibilidad de acced er a la
ce más qu e en Id co ntemplación de los fenóm enos pa rticu lares. Ben- verdad. Y como en nuestro ~undo seculariz~do - J.¡ filosofia no pue-
jam in calca la percepc ión de la verd ad sobre el modelo exacto d e la e~' d: pretend er hablar el lenguaje de la RevelaCión_U, esta -rerniniscen-
pe riencia estética : la totalidad se manifiesta en las formas de lo pa~J ­ cra-, ~sta -vuelra a la comprensió n origiuai-, debe hacerse realidad ne-
rular. Desde este punto de vista, la experiencia estética parece reflejar cesan ame nre a trav és del ejercicio poéti co del lenguaje.
fielment e la estruc tu ra de la obra de arte; ambas son epifanías, apari

~ /bld, 41 es, 1, 3, pág. 929.


~7 /f¡fd. .,¡ Cfr. Cershom Scholem, "Le norn de Dicu al! J;¡ liJcoric du bn g,¡gc dans 1:1 Kabba-
~I /f¡fd. leo, en LrNIJm r(la !i.ymbo/ts dr Die«dans[,/mY,ft;,/IICjilhl(, trad. al ¡i-.ml"Cs de Maurice 1fa.
~. /Md. YO~\l Y.Ge~)rges Vaída, París, Cerf (<<Patrimoine.\l]ud.1i'slllC»), 1983, pjgl. 55-99.
MI /llíd. liJ Qn¡;m dddrúma ba/7OCO tÚmlJn, op. cit.

112
113
III I io Benjamin, co mo «estructuras". A una vi ió n de la historia dc ti,
h geliano, definida como la proyección obre un eje temporal lineal y
En la in trod ucción al lib ro sobre el drama b arroco, el paso de un ntinu o de una dialéctica inmanente al espíritu huma no, Benjam ín
parad igma estético del conocim~e,n~o a un p~r,adigma estéti,c,o de la opone la idea de un a serie discontinua de «fen ómeno originales», que
historia e realiza a través del an álisis de lo original. Esta nocion, cen- pueden aparecer en una multitud de líneas temporales independiente
tral en El origm deldrama barroco a/nllálí, designa la marca qu.e, en al- una de otras. O obstante - y aqu í se evidencia la superviven ia del pa-
gunos fenó meno privilegiados, los ide nt ifica co mo encarnaa~:)Il~ de r, digma teológiéo ubyacent e- I grandes momentos de la histo ria
una idea. Efectivamente, si bien las ideas sólo e dan al onoormento no dejan por ello de d ibujar un proceso (evidentemente no lineal) de
a través del orden de los fenómenos, esto n o quie re decir, recípro ca- inspiració n teleológica: al igual qu e (en La larca deltraductor¡ la sucesión
me nte, que tod os los fen ómenos sean la manifestación de u? a Idea, de los grandes textos literarios y de sus traduccion es marca las etapas de
Todo lo co ntrario en el desorden de fen ómen os de todo tipo que la restitución del lenguaje ad ámico en su integridad original de la mi -
con forma la realid~d, o n pocos los qu e no parecen in~e tidos, d,e de rna form a la em ergencia de las «estructura históricas aco mp asa lo
un principio, con el ign o de lo o riginal: cali?a~ pro~la. del ~enome­ procesos a trav é de lo cual las diferentes ideas ( decir, lo nornbr
no, qu e no tradu cc la co nformida d co n un ~ten<:> objetivo, SIllO qu~ primordial ) se incardinan poco a poco en la realidad hist órica'",
se nos impone, dice Ben iamin , com o la e~l~encla de una au.ten t1CI· Lo que caracteriza ant e todo el onoci mie n to estético, tal y co mo
dad, U n fenómeno se nos presen ta como o rigina ] cuan do despierta en se manifiesta en la intuición del o riginal, es q ue da acceso a una fo r-
no otros el eco o el recue rdo de una idea --o más bien de una pala- ma específi ca de la experi en ciadel tiem p o. Reconocer una obra co mo
bra- en u sign ificación primera. El descubrimiento de lo original es origin al es descubrir en ella algo ab olu tarne nte primordial y al mismo
una experienci a que lleva en su interio r u propia verdad, com~ara~le tiempo radicalmen te nuevo . Lo orig inal es lo que pa rece haber existi-
en esto al juicio estético egú n Kant que, au nque,perten: ce al ámbito do desd e siem pre, y que in embargo no aco nt ece po r primera vez.
de la sensib ilidad y la subjetividad, im plica la validez uni versal de sus En la exp eriencia de lo bello, el tiempo se abre ante nosotros en la do-
afirma io nes. En este sentido; la ide nti(icación de un fen ómeno a mo ble dimensión de su carácter absolutamen te nuevo e inmemo rial. Esta
original depende de una intuición de tipo e tético ; reconocer qu e un paradoja traduce al orden de la experiencia temporal la d ualidad inh e-
fcnóme no es original e emi tir un juicio del mi sm o orden que el que rente en toda idea: pertenece al mun do de la verdad, pero ólo es uno
co nsi te en afirm ar que una obra de arte es bella. , . de us fragmentos; omo igno elem ental del lengu aje adámico, forma
Como en Gocthe lo fenóme nos origin. es ocupan en Benjamín un parte de la Revela ión, pero precisam en te, ólo representa una parte de
lugar in terme dio entre el mundo dc las ,ideas y el ~lUn~o em pírico. Per- ella, Asim ismo, el fcnóme no original remite al ord en primordial de la
miten recuperar la idea abstracta de Ull1da~ o de lllV~anZa en el seno verdad, pero al mi smo tiempo da testimon io de qu e, en la realidad del
dc la mu ltiplicidad de lo sensible. Ahora bien, en el libro sobre el d~a­ mundo, esta verdad sigue inacabada. ..Lo original--escribe Benjamin-
rna barroco lo ensible se define an te todo como el mundo del cambio iempre se presen ta como un descub rimien to que es al mismo tiempo
y la temporalidad. Lo ori~ aparece ,?U com,o epjfan~a. de la idea un reconocimien to. Recon ocimiento de lo inaudito com o alg que pro -
bajo el signo de la temporalidad. Es dCCl~: ,los/t1I0111mo.s onpllajcs drl co- cede del fondo de un orden inm emorial. O cubri miento de la actua li-
nodmia üo se 110S ofrecen como jéllÓ1I1e110S originales de la historia: Est~s, ti su dad de un fenómeno como representante del orden olvidado de la Re-
vez, se 110 5 aparecerán COIllO losjéJl611l~lloS ori¿'~II~I~ del arte. ~~? qUIere de- velación-P. Lo fundamental en la percepción de l origen , es efectivamen-
cir, en primer lugar, qu e cada gran e¡;>oca hlst?n ca (la ~t1gue~d, el Rt; te u « doble determinación »; ..Lo o riginal co mo tal, sólo entre ga su
naamien to, el Barroco po see el mismo caraeter específico e irred ucti- se reto si le reconocemos la restauración de la Revelación y, al mismo
ble que las grandes ob ra de arte que defi',1en ,cad~ una de ellas su pro- tiempo, el carácter necesariamente inacabado de e ta restauraci ón-é ,
pio sistema de normas, de modo ,qu e nmgu~ vinculo ,causal ~u~d~
hacerlas proceder una s de otras. A Sl pu es, las diferentes epocas blst~:m­ 601 tu:
casd éberán co ncebirse, no como los eslabones de una cadena, S1110 65 C.S., 1, 3, pág. 936.
amo unidades emántica independ ien tes, es decir, en palabras del pro- 66 Ibid., 1.\ 3, pág. 935,

114 115
La experiencia de lo original, como se o~~e por excelencia e~ la ma s así mejor la fórmula por la cual Beniamin define. en la introduc-
percepción estética, se abre a una aprehensión tota~ente. espe~Jfica ción al libro sobre el drama barroco. fa función de! fenómeno original
de la temporalidad. Esta última ~e nos presenta, por aS1 ~eclTto . slm~l­ en la constif';'ción del tiempo histórico : -cn todo fenómeno 'origi-
t áneaménte,"en la dime nsión del pasado y en ladel futuro, lo que qUIe- nal se determina la forma en la que una idea se enfrenta de nuevo sin
re decir que' ni una ni otra existen al margen de la experienciap resente, cesar con el mundo histórico, hasta que alcanza su culminación en L1
la que estarnos teniendo en este momento. Desde la percepción de 10 totalidad de su historia.." .
oogID.aL no descubrimos el pasadoComo ~ supuesto que, . de t~ De esta forma, cada fenóm eno original se convierte en el centro de
formas, podría existir al margen de nosotros, Sl~ '?fOO el ~0n.te ID- una unidad de inteligibilidad histórica que tiene su presente, su finu-
memorial sobre el que se perfila nuestra expenencra acnul. Asimismo, ro y su pasado propios. Para retom ar un ejemplo que Benjamin nos
el futuro no aparece (como en lA idea de progreso) en forma ~e u.na pro- da al final de El origm tÚ! drama bamxo tÚmllin, e! barroco se puede en-
longación lineal del pasado, sino como una promesa utópica mscnta tender como el pasado de un fenómeno original cuyo expresionismo
en el fondo de nuestra intuición del fenómeno original. Volvemos a ver SCIÚ el presente; en cuanto a su futuro, tan imprevisible como el de
aquí el esquema teológico de los escritos de juventud, ~n el cual la cualquier obra de arte, se irá elaborando a medida que se Vd reinterpre-
fase final de la historia será aquélla en 1.. que se hagan realidad todas las tl:ndo esta mis~ «idea- 'primordial de Id que el barroco y el expresio-
virtualidades inscritas en el orden original. En este momento, el mode- rusmc habrán Sido también encarnaciones, Alrededor de la mu ltiplici-
lo concreto de una teleología de este tipo nos lo ofrece la estructura d~ d d~ los fenómenos originales se forman, como galaxias diferentes,
temporal de la obra de arte..~ lo ~ue ~i~ne a ser ~o mismo para Benj,: historias separadas, autóno mas y no tcralizables. Sin duda nos podría-
min la estructura de la expenencu estenca a llaves de la que se consti- mas preguntar si no existe una contradicción entre esta idea de una
tuye'esta temporalidad, La percepción de lo original es la instancia de historia. di s~rsa y renu e~te ~ toda síntesis y la concepción telecl ógica
presente con respecto a la cual se constituyen las dos dimensi~nes del de la historia como realizaci ón progresiva de todas las virtualidades
pasado y de! futuro. Por una parte, e~ la medida en que, ,a .llaves suyo, inscritas, por así decirlo, en su programa original. En realidad, esta ten-
se refleja la realidad primordial de !a Idea, e! fenómeno original es.a.bso- sión, implícita también en el libro sobre el drama barroco, no se tema-
latamente específico, lleva, como todo pasado,la marca d~ la umádd;/.- rizara ?asta más tarde, en La obra dt lospasajts y luego sobre todo en
Por otra parte, precisamente porque forma parte de la realidad ernpm- las «su. donde la utopía (o la Redenci ón) se entenderá precisamente
ca lleva en si una carga de limitación y de inacabamiento: nunca repte- como.la reunión final, al término de cada uno de: los procesos - mona-
~ta más que una de las encamaciones ~~bles de,la idea. ¡x>r 10 que dc l ógicos..de que está formada la historia, de todas las tentativas me-
está destinado en un futuro, a otras reapancrones diferentes de las que siánicas emprendidas hasta entonces por la humanidad. Pero implíci-
conocemos: en este sentido, es esencialmente repaimo. Ésta es la para- tament e, este modelo, inspirado en el mesianismo judío y reesrruct u-
doja del tiempo histórico según Beniamin: los elementos primordiales rada en términos estéticos, estaba ya presente en La lana dd /TMJ«tqT
que lo consti tuyen (acontecimientos, peri~, ob ras o estructuras) so~ Y en la introducción de El origm ¿tI d TamA barroco alnnJn.
a un tiempo únicos y arquetípicos, irreversibles )' recurrentes, Esta VI- En cada una de las unidades de inteligibilidad histórica cuyo centro
sión de la historia, que está en el corazón del libro sobre el drama ha- es el fenómeno original, una historia se inmoviliza y se convierte en
rroco, aparecerá desarrollada en La obra deI~s pasajts ~n. el que la alego- estructura; es como si la diacronía fuera absorbida por la sincronía:
ría, por ejemplo, se presenta como un ..fen ómeno original.. enca~ado
sucesivamente en la literatura de la Antigüedad, en la Edad Media, en En cada fenómeno relacionado con el o rigen se determino! la fi-
el Barroco y finalmente en Baudelaire. De ~ misma f0!IDa, .en las mis guu, mediante i.l cual una idea no dq ,¡de enfrentarse,11 mu ndo his-
IÚ jilowfia dt lahistoria, las diferentes tentativas revolucionarias que co- tórico huta qu~ alcanza su plennud en 1.1 totalidad de su histori a.
Por consigu ien te, el origen no se pone de relieve en la evidencia ñc-
noció la humanidad, desde Espartaco a 1917, representan otras tantas
tica, sino que co nc iern e a su prehistoria y a su posthistoria. Las di-
reencarnaciones del fenómeno original dela Revolución" . Entende-

61 IblJ_. 1, 2, pág. 701 Yn .

116 11 7
rect rices de la co ntemplación filosófica están trazadas en la dialécti-
B~njamin , la vi~ión barroca de la historia coincidiera co n el esqu ' 111.1
ca in heren te al origen, la cual revela có mo la singularidad y la repe -
trági coqu e habla cla~orado en su texto de Juven tud Sobre d lengrltljf' m
tición se co nd icionan recíprocam ent e en todo lo que tiene un ca-
rácter encial'", ~eneraly sobre el lmgutlje delos /JIf/11ll1lOS; en la trayectoria histórica dibu-
Jada po r la ~eología bíblic:a, sólo la parte descendente apa rece en el arte
barroco, mientra que la Idea de un movimiento a cendente de un re-
N tomo hacia la in~egridad pe~dida ya no co rresponde al pes~mo de
~a Co ntrarreforma. Ahora bien, en u texto de 1916, Benjam in había
Es notable ob ervar que El origen deldrama barroco alenuiu presen ta I~d.lcado que la caíd~ original fuera del lenguaje parad i iaco había pre-
al mismo tiem po o tra conce pción de la historia, también inspirada en cipitado a la hu manidad, no sólo en el «abismo del charlo teo» sino
un modelo estético, y cu yo significado aparece como rigurosamente ta,mbi~n en ~ I desor den sin fin de los «significados». Fuera- de: la arm o-
contrario al q ue acabamos de expon er: se trata de la visión barroca de 11l~ primo rdial de la palabra y de la cosa se abre el abismo de las deno -
la histori a, tal y com o Benjarn in la expone a través de su teoría de la m1l1ac~ones arbitrarias, de los int entos siem pre aleatorios de som eter
(¡Jegoría. Efectivam ente, si en la introducción del libro Bcnjamin pre- la realidad a categorías abstra ctas. Por oposición a la concreción del
senta su propia do ctrina del co nocimien to histórico , el cap ítulo sobre l~n~~e adárnico, el lengu aj.e .de la h um an idad caída, marcado por el
la alegoría analiza la visió n de la hi toria propia de la literatura del ba- olvl~o de lo «nom bres» originales, lleva en su interior el desgarrón
rroco. Pero no se trata de una imple presentación objetiva; la presen- del SIgnO y objeto qu~ pr~tende design ar; desde e te desgarró n se vue l-
tació n de la hi toria que tuvo -el barroco refleja una cultura que ma r- ven a engendrar los slgmfi.cad ~. Al igual que la muerte, como signo
ca, para Benjamín, el inicio de la mo dernidad. La idea de un mundo d: la c;uda. rep!esenta ~l dl~or 10 del. h~mbre con u naturaleza origi-
aba ndonado por la gracia"divina totalmen te librado a las po ten cias nal, aSI la multitud arbitraria de lo significado manifiesta su ruptura
profa nas, q ue e tuvo en el núcleo de la teolog ía de la Cont rarreforma con el orden de la pbysit:
y, como reacción, en el nú cleo del arte barroco, ina ugura en cierta me- Muerte y ~gnifica~o po r u.n lado, naturaleza origina l por otro : en-
dida el gran movim ient o de desacralizaci ón del mundo y de la histo- tre ~tos d~s o~denes m emed lablemente separados el barroco intenta,
ria y que caracteriza, aún en n uestros días, a la cultura europea,.Ade- ~egun Benjarnin, restablecer los puentes creand o un a profusión de
más, el barroco hab ía in terpretado esta caída en lo pro fano de form a ll~agen q ue pueda da~ un ser.lt ido a la realidad , pero que en realidad
profu ndam ent e teológica, como la san ción del pecado original, es de- solo abren mas toda'?~ el ablSlll? ql~e nos sepa ra de ella. La alegoría
cir como un a desgracia, como el signo de nuestra perd ición. Estos do s !a
barroca, por pr~fuslOn y,Ia arbitrariedad qu e la caracteriza, da preci-
aspectos de la visión del mundo barroco son, para Benjamín, la base samen te testlIllO!1l0 d: ~a Impo tencia de un a hu manidad caída para
de su propia po sición filosófica: su pe rtenencia a una cultu ra irreme- recuperar el sentido original del mundo:
diablemente desacra lizada y aderná la co nciencia d olorosa de q ue
e ta desacralización rep resenta una ruptura esenc ial, como la pérd ida A mayor significación, mayor ujeción J (a muerte, pues es la
\ de un estado. ideal cuyo luto no e hubiera elaborado nunca. En este mu.erte lo que excava más pro fu ndamente la abrupta línea de dernar-
entido, la mel ancolía del arti ta barroco representa claram ente, para caci ón entre la physú y la significación. Pero, si la na turaleza ha es-
Ben jam in, el modelo de su propi a melancolía. t~do desd~, siemp:e.sujeta a la m uerte, en ton e desde siemp re ha
ld~ t mbi énalegó rica. A lo largo del desarr 110 hi t órico, la signifi-
Para el arte barroco tal y como lo comprende Benjarnin , la histo ria caci n y la muerte han fructificado dentro de la mi rna estrecha re-
tras la caída original no es nada m á q ue un proceso irreversible de lación que los un ía cuando todavía eran g érmene en el estado de
dec live; «El corazón de la visión alegórica, de la exposición barroca y pecado de la criatura privada de gracia71.
profa na de la historia, es relato de la pasió n del mu nd o ; esta historia
só lo tiene significado por las fases ele su declive-?". Es com o si, para r ~ara Benjan~in ,. I.a alegorí~ ~10 ~s pues más qu e un a simple figura re-
tonca. Es un significante privilegiado que remite, más allá de su signi-
1>9 lbíd., pág. 29.
70 !bíd. 71 Ibid., pág, 159.
\
11 8
119
ficado estético, a toda una visió n de la historia. VISión radicalmente para inte:rretar las estructuras históricas, en u multipli .idad \ 11
pesimista, no sólo porque la humanidad parece apartada de la verdad autonomía, co mo otros tan tos «fenóme nos origina les", es de ir, 0 1110
(y no por defecto, sino por exceso de ignificado), sin o sobre todo por- etapas en el pro eso de reconstrucción del paisaje primordial de la ver"
que está condenada a que da r prisio nera para siemp re de su finitud: la dad, ,o c?mo fragmentos desprovistos de sentido, y cuya acum ulación
caída es defin itiva, ella es la que sella nuestro destino, nad a nos permi- no dibuja nada más que un cam po de ruinas .
tirá volver atrás, recuperar la perfecci ón adámica:

En la alegoría, la facies bippocratica de la historia se ofrece a los


ojos del ob servador como pa aje primordial petrificado. Tod o lo
que la historia desde el principio tiene de intempestivo, de doloro-
so, de fallido, se plasma en un rostro; o, mejor dicho: en una cala-
veran o
\
Los embl emas barro cos congelan el desarrollo de la historia en ale-
gorías estáticas, en imágenes fún ebres que se presen tan, como fetiches,
para la contemplación negligente de un espectad or mel an cólico. Ben -
jam in interpreta las diferentes fo nna de la estética barroca -el ador-
no, la voluntad, el fragm ento-- co mo otras tanta s proyeccio nes en el
e pacio de una dinámica tem poral petrificada. En este sentido las for-
mas barrocas no expre an nada; so n puras variaciones, signos arbitra-
rios que no remi ten a nada, como un juego de jeroglífico detrás de
los cuales no se oculta ningún séntido. Por eso es tan importante el
teatro, en el que la historia, estilizada , inm ovilizada, se proyecta en el
espacio del escenario:

i con el Traterspid u: historia entra en escena, lo hace en cuan-


to escritura. La palabra «historia.. está e crita en la faz d~ la natura-
leza con los caracteres de la caducidad. L1 fisionom ía alegórica de
la naturaleza -historia, que ube al escenario con el Trauaspid, está
efectivamente presente en forma de ruina. Con la ruina, la historia
ha quedado reducida a una presencia perceptible en la escena.
:I y bajo esa forma la historia no se plasma como un proceso de vida
eterna, sino como el de una decadencia inarrestable'",

Este modelo barroco de una historia catastrófi ca se enfrenta, en


El origen del drama barroco alemán, al modelo teológico de una histori a
orientada hacia UDa culminación m e iánica. En tre ambas, una teorí a
«fo rmalista» del conocimi en to histórico, inspirada po r la morfología
de Goe the, concede a fin de cuentas al pro pio historiado r libertad

72 lbid., pág. 159.


73 lbíd., pág. 170.

120 121


CAPtruLO 6

El Ángel de la Hi storia
,.

H istoria comp p roceso me iánico, histo ria co mo proce o catastró-


fico ; en el hori zonte de esta do s imágenes antinómicas, una misma
conce pció n del trabajo del historiador: lo qu e llam amos histori a se en-
gend ra en la escritura -de la hi toria; escribir la hi toria no es recuperar
el pa ado, es crearlo a partir de nues tro propio pre ente; o má bien,
es interpretar las hu ellas que ha dejado el pasado, transformarlas en
signos, es, a fin de cuentas, «leer la realidad como un texto »74. Es des-
tacable que todos estos tema , qu e ya subyacen en el libro obre el
drama barroco, reaparezcan como categorías centrales en el último pe-
riod o de la obra de Ben jarn in, la qu e se inicia alrededor de 1926 cua n-
do su pensamie n to com ienza a ori entar e hacia el materialismo histó-
rico. No hay un so lo eleme nto del paradigm a estético de la historia
qu e no aparezca, rigurosam en te idéntico o más o menos modificado,
en la filosafia de la historia de su periodo «m arxista>'. En el pen sa-
mien to de Benjamín existe una continuidad excepcional: nada se pier-
de, todo se con erva, la aparición de un n uevo paradigma no an ula el
antig uo ; más que de evolución, ten dría mos q ue habl ar aqu í de estra-
tificación. La emergenc ia del mode lo político de la historia no supo-
ne anulación del mod elo estético , ni mucho men os del m od elo teo ló-
gico. l cambio, o si lo preferirnos, la revol ución en el pensami ent o

7~ LP.. p ág, 481.

123
de Beniemin no se expresa co mo una ruptura con la fase anterior, sino la etern idad en el tiemp o, sino de una h uella invertida, Id que dej.lrl.•
co n un a nueva jerarquización de los elementos que la con,s~ltuy.en; I~ el reverso de un a medall a: en un mund o totalm ente profan o, las es.
aparició n de un a categoría n ueva (en este .caso, la de lo poht1c?~ impli- tructuras históricas nunca dibujan más que la forma hu eca de una
ca para la categoría hasta entonces dominante, OAde lo estet1a:'~' la etern idad invisibl:. La insjan cia d~ presen te del h istoriador; a partir de
pérdida de:su supremacía, o su reinterpre tación a la luz d e lo ~ I lt lco . I~ cua l,se a~ren ~. el las oti3!i d~ dimensio nes del tiempo histórico , de-
En cu ant o a las categorías teológi cas, predominantes en I~ escntos de slp u ra la suuacon concreta -r-intersecci ón de lin eas de fuerza: amago-
juventud , subordinadas .. las categorías estéticas e~ el Iib~ sob~ el rustas-e- ~ la. ~ue se en gendra su discurso. En un prim er int ento (que
dra ma ba rroco, ahora funcionarán como referencias casr esotéricas no ~ repite .m.as~ para ~ ~enta de esta n ueva constitución po lítica
(por ejem plo en el ensayo sob re La obra dt artem Id ipoca dr Sil rrprodllr- de tiempo hist órico, Beniamin ha bla trad ucido la oposició n abstracta
tibilidAd m«Jnir4 O en el texto sobre El ndlTador) para no vo lver a apa- del p~~te y del ~do co n la tens ión concreta en tre h sm~ y
rtter hasta las Tnn IÚ filowfia dt Id hiJJoria. . .. .' la /T-:nSICl~. A proposrro de su proyecto sobre los pasajes parisienses,
El paso de l parad igma estético al paradigma poh~co de la h.lstona h.t~u esco to en 1928 o 1929: -Una de lAS te ndencias d el presente tra -
se opera en un punto m uy p reciso: se tra ta de ~ ~mterp~taaón de bajo: purga~ radicalmente la h isto.tia de toda "evol uci ón" y represen-
l.J. instan cia de presente del h istoriador, conceb ida en El OT!lP' dd Jr~ lar el devenir co mo una constelaci ón del Ser, dividiéndolo dia léctica-
ma btl'1'1"OCO akmán co mo una instancia estética y co mp rendida, Apartlr
de las primeras no tas preparatori as pa ra La obra di 101 pasajn, ,como
r
men te en ~!,!sación ~?ición.". M~ tarde, la instancia. de presen te
del conocr mten ro hist órico se traducirá co n otra metáfora esta vez
un a insta ncia po lítica. En el libro sob re el drama barroco, hab lA 'pre- central.. en la e.con~mía"de J..:z obra ddosptlSIl)tS : la del d~spm~. - Proust
sentado .11 historiador co mo un art ista, que su deseo mueve hacia J.¡ --escn be Beniamio-c- ccnuenza el rela to de su vida en el momento
contem plación de las ideas y que, a través del ejercicio d e una .e ~ri tu. del despertar. De la misma fonna, toda exposición sobre la. histori a
ra casi poética, accedía a Id comprensión de lo.s fet?ómeno~ o~~nales debe co menzar con -ca despertar; en realidad no deb ería de ha blar de
de J,¡ histori a. La instancia del d iscurso del histonador coi ncidía, en nad a más. De esta form a, el p resen te expuesto trata del despertar fue-
este sentido, co n el presente de la co ntemplación, en ~a q ue se ab ren , ra del siglo XIX.". La imagen del despertar no designa una trans ición
antes y despu és, el pasado inm emo rial y el futuro ut~plCO del fenóme- en tre el sueño y la vigilia, sino una inve-rsión d ialéctica una metamor-
no o riginal. El giro -marxista- de Benjamín se manifiesta. entre otras fo sis cua litativa de la conciencia: en el lim ite extreme del sueño lo
cosas en una nu eva desconfianza. respecto al carácter abst racto , espe- que nos parecía pertenecer todavía al orden d e la ensoñaci ón se tra ns-
culativo e irresponsable d e un a visión pura me nte est ética d e I~ histo- forma en realidad, ffi.ientras que lo que hab íam os lomad o por rea lidad
ria. -Comprende r J,¡ actualid ad como la otra cara de la eremidad, la se desvela ~trospectIvamente co mo algo que fue un sueño . Ma men '
que está alojada en 1.1 h istoria. y registrar la huella de.esta cara ocul- t? fundad or ~ la conciencia. en el qu e lo que se ha vivido co mo rea-
ta_7S ésta es Ahora la amb ición de Benjamín. La. eternida d, co mo ve- l idad se despoj a de su ~ y se revela co mo ilusión, el despe nar es
mos: no está ausen te; queda co mo trasfo ndo de este ~s;amiento, ho- la metáfora por excelencia del desen gaño , de la desmitificación del
rizo nte teo lógico sobre c:l q ue hechos, obras y aconteamle~tos ~ des- instan te catártico en el que se desgarra el velo; ilu minación que' nos
tacan ; es más, co mo en el libro sobre: el drama barroco , lo hist órico no hace acced er Aun estadio de conciencia superio r, que en Benjamin re-
es mis que la hu ella que la etern idad imprime en el tiempo. La nove- mite tam bién a la anamnesis freud iana o .a. 1..1 inversió n dialéctica de
dad está en o tra parte: en el acento que ahora se pone en la adualidad. Hegel o de Marx . Esta. claridad rep entina , este despojam iento de la ilu-
Si b ien 1.1 ete rnidad se inscribe en el tiempo, ya no es a través del nunc sió n, definirán la ins tancia de pre sent e del histo riador: ..El nuevo mé-
stans de la contem plació n estét ica, sino a través de la actualidad del tod o dialéctico de la histo ria -escribe Ben jamin en La obra df los pe-
instante histó rico , en toda su fugacidad, y tambi én en todo el peso de saj~J-, se- presen ta co mo el arte de co no cer el pre sente como un mun-
su realidad po lítica. Además, ya no se trata, co mo. en el ca~o. del fenó- do de vigilia al que remite en realidad este sueño que llamamos
men o original, de la cristalización de u na pr esencia «en mrnratura » de
16 L.P., r~g. 842.
• 71 C.S., IV, 2, pág. 9 10. 11 ¡bid.• p ág. 481 Yss.

124 • 125
pasado [...1El despertar es la revolu~i?n cope~cana, es ? ecir, d ialéc-
Vem?s pues que la imagen dial éctica, que es una categoría 'slél j( .1,
determina a fin de cuentas la percepción política de la historia : ¡)JOVO'
tica de la rememoraci6 11>'78. RevolUClOn de car ácter esen cialme n te po-
c~r ~l 00que de~ pasado y del. presen te para que nazca un a imagen
lítico, ya que ah ora se trata de escrib ir la h isto ria al revés, ~ par tir del
dialéctica es preCIsamente descifrar el pasado a través de nuestro pre-
presente del hi to riador, comprend ido com? el .cen tro mismo de la
verd ad. Qp e esta concep i ón n ueva de la historia se presen~e_, no d~
sent~, ~s ~eclr, h acer de él una lecturÓpolítica. La e tética, significan-
te privilegiado, nos ofrec e el lenguaje a travé del cual se revela la na-
forma te6rica, sino a través de una metáfora, y que esta me tafara este
turaleza fun damentalmente política de la hi toria.
a su vez tomada de una ob ra literaria, es lo que pru eb a la perm~nen­
cia del paradigma estético. Sin em bargo . este último q~eda reducido a
La metáfo r~ del ?espe~ar, corno la de la imagen dialéctica transfor-
man desde el intenor la Idea del presente amo im ple tran ici6n en-
una pu ra fun ci ón de significa nte; el 19ntficado,. : s dem, la filoso fía de
tre el pasa?o y el futuro. La ins.t ancia del d iscu o del hi toriador ya
la historia a la que remite, es de natura.le~ polt uc.a. . .
Sin embargo, estas me táforas, estas «l1llage~es dlalecu ca forma~ e!
~o . e percibe com? un luga r neutro, como un punto de observación
mdl~erentemente ituado aquí o allá, en algún lugar de la zona inte r-
lenguaje que utiliza e! histo riador para descifrar el pas~do. El obJe~o
~edla que sepa~ el pasad? ?el futuro, sino co mo un momento espe-
histórico no viene dado, se va con truyendo ,con la escntura de ~a h~ .
cífico, como U? l~st ante VI~ld<:», cargado on toda las ten iones y to-
toria, decir co n las imágene dialécticas . Estas, ~e para Ben}amm
son lo ..fen ómeno originales de la historia,.79, penrute.n a lo ?lferen. d.as las contradlC~lOnes que inciden sobre una coyu n tu ra histórica pre-
Cl a. .La :evolu:lón de . ~t:)1jamin consi te en e to: transponer la
tes elementos del pa ado cceder a un grado de a~tualtdad .m~ ~Ieva'
c:'<penencla del.t1empo VIVIdo d de la fera personal a la esfera histó-
do que en el tiempo en el q ue existía~,,80. Cada Imagen dl~lecuca e
pues la expre i ón de una forma detemunada de «despe rtar», ilu. tra.. ,en nca, desfonnalizar el ~empo d~ la hi toria co mo an Agustín o Berg-
son hablan desfonnaltzado el tiempo ft ico, u tituir la idea de tiem-
la percepci6n que el pasado tenía de sí mis~.o, una parte de ilu Ion,
~ objetivo y lineal por la experi.encia subjetiva de un tiempo cualita-:
de au toengaño, pero al hacerlo de ela rambi én la verd~d que ~te pa-
ado nos aporta. n ejemplo e~tre otros t?uchos: !a l~ve~clo.n del
uvo en el que cada instante e VIve en u ingu iaridad incomparable. .
«rom pecabezas de chino" a corruenzos del slgl? XIX 010 l~CO para
Como en San Agustín, e! presente, única realidad incuestionable es
lo que polariza en . Be~jam~ el pasado y el futuro, pero e te presente
los contemporáneos la aparici6n de un nuevo J~e~o de socl~dad;'para
el historiador de nue tro días, ..denota el nacumento del ~teres de
ya no es el de la VIda mtenor, como tampo o podría reducirse ahora
al ful~or de la experiencia estética. El «presente del conocimiento..,
este iglo por la con trucci ón - y al mismo tiempo «es una primera pre-
e te «uernpo del ahora.. de! q ue procede toda percepción del pasado
monición de! principio cubista en las artes plásticas~81 . Del e~c~en.tro
entre e! rompe abeza ch ino y el cubi mo nace la Imagen dialéctica- y_del futuro, está cada vez más ~laramente definido, a partir de los
ano 193.6:1937, co mo momento de la hi toria y, má precisa mente,
"Conjunci6n fulgura nte entr~ el pa a~o e.l presente>' de la que urge
y de la pohuca: a ~artir de tina experie ncia concreta de la cri i y de los .
una «co nstela i ón», tal es la Imagen dialéctica; entre e! rom pecab eza
con fll~tos colectivos en los que se ve él mismo im plicad o , el hi toria-
chino y el ub ismo no hay una relaci6n ca~sal, «~O s,e trata d: u~ ~ro'
dar VIve su do ble relaci6n con el p a ado y con el futuro. Como
ceso, sino de un a imagen ; h ay un salto» . Las unagene dlalect\cas
San Agustín , Benjamin podría decir: "Son tres lo tiem pos: presente
marcan "una cesura en el movimiento del pensa:mento», p ero el? la
medida en que la historia no se estructura, es decir, no s: hac~ leglb.le
de las cosas pasadas , pre sente de las cosas presentes, presente de las fu-
tura ,,84; este presente, a un tiem po inmutable y iernprc n uevo no es
má s que 'a través de la historia , definen también el propio ob jeto his-
. di '
tórico como una « esura en el transcurnr e tiempo» .
83 para él un estado anímico, sino una inscripci ó n en la historia. De ahí
el carácter funda~le~talmen~e hist~rico de la pe r ep ió n del pasado
y el futu ro ; Benjamín habna p odido hacer suya la fórmula de las
78 lbld., pág. 49\. Corfesiones: "Presen te de las cosas pasadas (la memoria), presen te de
79 Ibld., pág. 491.
80 lhid., pág. 409.
las cosas presentes (visi6n) y presen te de las co sas fut uras (expecta-
81 Ibld., p;ig. 226.
82 IUd., pág. 479. 8-\ San Agustín. COIifesiones, XI, 20 (26).
83 Ibld., pág. 494.

127
126
od t ociones represen tan para tía hist órica de Fuste! de Coulanges) con un momento pr ivilegiado
ci60)>>&5, Hay que entender que t . as ~s as:; evoca el recuerdo de las del pasado, sino por e! con trario de leer en e! fundo de nuestro pre-
él categorías históricas: la memo~~ es a¡qde la salvación colectiva de: sen te la hu ella de un pasado ol~a d o o reprimido . La visió n política
.
generaCiones pasadas', la expectao
l. ' .on. esBa [amin la entiende como ·1a del p resen te ilustra el paren tesco de la situación qu e vivim os con las
id
la humam a , end: cuanto a laintui . . política del presente. «No es
w vrsion, en
luchas ysufrirnient ós de las generaciones que nos precediero n , Esta
id d .o-: . licada en a mtutcton
cuali a pfO.¡ftlCa tmp 'T. d Iinici ón del presente co mo memoria histórica no tiene nada de acumulativo ; no viene a cargar e!
casual que ence ntrem os en lurgot feciunaes ed cir como reahdad
. fun d a- presente co n una suma de acontecim iento s q ue este último tendria
objeto intencionado de una pro ecta'd e ~os hayamos podido in- que conservar. Todo lo contrario, es como si la conciencia polít ica del
mentalmente poH~ica : "'Inc~sod antesase~u~ambiado varias veces. De presente saltara po r encima de los siglos para captar un moment o de!
formar sobre un cierto esta o e ( OS l' ha ocurrido ya es dema- pasado en el que se reconoce; no para co n memorarlo, sino para reani-
esta forma, cuando nos ente: r,os de de¿~ede la política'q ue está por .. marlo , d arle una vida nueva, y tratar de realizar hoy lo que faltó ayer.
s
siado tarde. Por esta razón P namo f " Precisam en te sob re una con- La experiencia proustiana de la resurrecció n del pasad o en la ilumina-
así decirlo consagrada a prever,tIpr(~ e. 1 actualidad de una auténti · ció n del recuerdo se eleva aqu í a la dign idad de categoría histórica.
cepci ón del presen~e d~ es~e tipo se asa a Como en Proust, no se trata tanto de recu perar el pasado como de sal-
ca escritu ra de la hlston,a ~ ,
I ,'
t el resente en cierta forma hay q¡.1e
Para comprender pohucamen e p ,, ' ción no pe rten ece al or-
¡ fu' ' sin emba rgo esta anticipa .
vario. En cierto sentido, sin du da salvarlo del olvido. Pero si el recuero
do se co ntentara con devo lver los aco ntecimientos del pasado al patri-
annopar e ~'"<:> : T ei futuro estuvief3 inevit ablemente lO S· monio colectivo y celebra r su culto, éstos qued arían para siem pre pre-

I
den de la predicción. como s á bi d e descifrar el present e co mo ha·
I crito en el presente ; se trata m t rl a di sición de las p iezas en el tao
ría un jugado r de ajedrez para eer a ¡SPO, ' ' padamen te los pos ibles
sos d el conformismo de la trad ición . Salvar el pasado significa sobre
todo, para Benjamin, «arrancarlo al conformismo q ue. en cada instan-
te, amenaza co n violentarlo-", para dar le, en el co razón d e nuestro
de ci . do en cuen ta an ICI ,
1 blero, es ecu, . tent.en Al . d la percepción espont.1nea, es presente, una nueva actualidad. Porque ..la form a en q ue ho nramos el
d esarrollos que im plica. con rrano ól descubre la repetición o la I pasado convirtiéndolo en -u úa "pequeña herencia" es más funesta de
decir, no política, d~1 presente, ~: ia I~ctura política de una conste- lo q ue seria su pura y simple desaparici ón -" .
I hu ella de una situ aCió n ya supe ra El • la desplace un paso hacia el Las tres d imensiones del tiempo histórico se articulan sob re una ex-
lación dada será la que'bet a~ Jn;:;feda ..ésta -escrib e Benia- periencia fun dam en talm en te política del presente. Esta experie ncia es
futur o, Si podemos ha ar asqUl e .~ con ind icar cuál es la h ora como el foco en el "qu e pasado y futuro se reflejan . A la experiencia
, - - di e el futuro e contenta . ' di ' prou stiana, siempre in dividual, de la resurrección d el pasado en el pre-
1 mm- no pre IC ... ro _ • bi é p ara Beniamin la mstan cra e
d es ta es
que, ae;a b a de 3!" ,'
81
... 'ICO Este co nocimien to n o pu ed_e cap-
tam len sente, sustituye aquí la co nciencia histórica de un boyen el q ue con-
I nn énnco conOCim iento h l¡,iIOf , . d e puede ten er pa ra n osotros,
tar el pasado, es decir, cap tar.e se.nn b qu da del momento presente
fluye la mem oria de las generaciones pasadas y que, al mismo tiempo.
aparece ya como una noved ad radical, co mo man ifestació n de lo qu e
salvo qu~ p~rta d e una condenCl~fa ~~~~a, el presente sólo adquie· nunca antes había acontecido , Si esta artualiZlUión del pasado y del fu-
I y de su slgmfic,ado para el futu
d -' bien a tal o cual mo mento
re sentido con respecto al pasf o, o ma~ exactame nte que sereencar-
turo es necesariam ente política, es porque , para Benjamín, dep en de
de una opción. El historiador que salva tal o cual momento del pasa·
parti cu lar del pasado, que pro o~ga orX.d~ra es de cir política, del pre- do del co nformismo que amenaza con tragárselo para co nferirle. a la
na en él. Al igual qu e: la conc~e~cla.~e d I fu~ro man ifiesta tamb ién luz de su propio presen te, una sign ificación nueva, actúa de esta for-
sente imp lica .una cle~a inucI~ao~ s: trata aq~í de salir del p resen· ma porque se sien te m ponstlblt del pasado . El pasado nos es transmi-
un cierto tropISmo h~C1a e, pa~ad o',·fi arse (co mo la reoria de la empa- tido a través de una tradidón herme n éutica que "selecciona los aconte-
te para volcarse hacia arras e 1 en 1 e cimientos, elige uno, rechaza otros y a veces decide sob re su interpre-

•~ lbfd. M lbíd., 1, 2. ¡>;Ig. 695.


• G.5., 1, pág. 1237, " OO., U , pag. 1142.
r1 [híJ., t. 3. pág. 1250.

129
128

_ _ _ _ 1_: _
taci ón. La im agen del pasado co nstruida por esta tradición es 10 q ue gue~ra q u~ ~e . reúne t~o ~ los .días. Pero d ice algo m ás: en su opinil'm,
Beniam in llama la .. histor ia de lo s vencedores.... Lo q ue la caracteriza. el d ía del JUICIO no se distinguirá para nada de los demás. En cual(luit'1
es la co ntinuidad co n la que se transmite de generació n en-genera- Cd SO, nos ofrece el modelo de la noció n de presente que el historiador
ció n ; ésta es la co rtdició n indispensable para que tenga garantías de de be adoptar. Cada m omento del tiempo supone un juicio sobre ;11.
permanen cia. Para poderla cuestionar, ha y que romper la co ntin uida d gu no de . los momentos qu e lo p recedieron -". En e! co raz ón de esta
de la tradición historiográfica en un punto determinado: ese mismo c?~cepc,6n ~d. presente se aloja la articulaci ón de lo po lítico y lo teo-
pu nto en que el historiador «m aterialista- int erviene para arro iarjma lógico en I~ última f.ilo~~a de la historia de Benjamin. Con respecto
nu eva mirada sob re el pasado y salvar del olvido la «histo ria de .105 a la pret en sión d.e1 hisroricismo de alcanzar un conocimien to objetivo
ven cidos-, La construcción de la histo ria, tal y como él la en tien de, del pasado, el "'I~ de hoy- define una visión de la h isto ria gober-
qued ará en tonces -dedicada a la memoria de Jos sinnomb re-" . Este nada por LIS urgencias de !J situaci ón p resent e; esta visión esencial-
cambio radical de perspectiva histórica, esta voluntad de asumir la me- ment e polí~ca de Id hist?rid también act1J:tliu el co nflicto que enfren-
moria de los o lvidados, es el efecto de una o pción que podemos. en ta. en cad~ ,Instant e del h~mpo, los dos principios de la repe tición y de
el sentido más am plio de Id palabra. llamar política , per o qu e para la revolu ción, de la con tin uidad y ~e la ruptura. de lo inmutable y de
Beniamin se presenta también co mo una decisión ética. lo nu e:o . Estas dos fuerza s son desigu ales: e! estado de cosas reinant e
Desde este punto de vista. la dim ensión meramente política del es el nusmo que I~ que tiene~ .e1 poder, es decir, todos los que un día
-p resen te del conocimiento" es indisociable de una visión moral. d e ~ogrd~on Id. vrctona, se transmiten de gen eración en genera ción. La
un sen timiento d e responsabil idad del historiador respec to de un opa· inercia gracias a l. c,ual se perpetúan las in justicias pasadas sólo se pue-
sado y un futuro de los que tiene q ue responder en alguna forma. Es de quebrar c~n la irrupci ón de algo radicalm ent e nuevo, que no se
precisamente en este punto donde Ben jamín se separa radicalmen te pued a deducir en modo alguno de la suma d e los acontecimi entos pol.
de la filosofia d e la historia marxista (tanto en su forma o rtodoxa ~ados. ~ta ruptura de la temporalidad histórica, esta apari ci ón d e lo
como en su varian te socialdemócrata): la dialéctica histórica (es d ecir, imp revisible, es lo que Benjamin llama Reden ción , Bu no se sitúa en
la lucha de clases) no es para él un proceso naaasio, que co nd uce ine- algún punto en el fin d e I~ tiempos; todo to-contrano, aco ntece (o
vitab lemente a la victo ria de los oprim idos y, por co nsiguien te. (.¡ tao puede aconta:er) en cada mstame, en La exacta medida en qu e cada
rea del historiador ma terial ista no co nsiste en modo alguno en regis- Insume del nempc -e-captado en su singu laridad absoluta-e- hace
trar las etapas de esta dia lécti ca. Todo lo co ntrario: la historia, en lugar apa recer un nuevo estado del mundo. La d iferencia cu alitativa de cada
de da r testimonio de un movimiento irreversible de progreso es el ceno u~ ~. los fragm ent?S ~el tie":,po trae consigo siempre noved ades, la
tro, (71 rada Uu/a;tU dr/ tinnpo, de-una lucha siem pre reco menza da en- posibilidad de cam bio unprevrsto, de una dispos ició n inédita del o ro
tre una tend encia obsesiVa (ilustrada por el BLmqui de L'ÉkmiJl par In den de las causo Fren te a la idea marxista de ..fin de la historia .. bolsa.
mires) al incesante reto mo de lo Mismo y la. aparición, en el seno de ~ e~ una ~i~m cuantitativa y acumulativa del tiempo h istórico, se
la infinitud de los-pos ibles. de esta novedad absoluta que Beniamin di buj a aqUl la ~dea. . tomada de! mesianism o judío, de una IItopía qU(
denomina Redención. En esta lucha cuyo final es siempre incierto, el SIlW m d corazon m ISmO dd j'T(WlU , de una espe ranza vivida en el día
historiad or revo lucionario int-ervien e esforzándose por liberar Id part e de hoy.
de novedad radical q ue co ntiene cada instante del pa sado. La suerte En ~te s~tido, ~I juicio final se celeb ra todos los días. A pesar de
de la historia se juega pues en el presente del historiador; en este pre- las ~panenclas, Be?Ja~ es.tá aquí muy lejo s de la fórmula de Hegel
sente tien e realmen te luga r el juicio final. ..La fórmula ap ócrifa de los se~n la,cual ..la histeria un iversal es un juicio un iversal.., Para Hegel,
Evangelios: "tal y co mo haya encon trado a cada uno, así será juzgado" !.J historia es la qu e ~esuelv: en último t érm ino el sen tido que h ay que
-c-escribe Benia min en una nota preparato ria a las lisis d(filosojlll d( la dar a los ?co ntecnm en tos; Instancia definitiva, decide, a través del éxi-
!Jistoria - arroja una luz singular sob re el juicio final. H ace pe nsar en to O del fracaso de las emp resas h umanas, aquéllas que participará n en
el aforismo del Kafka, según el cual el juicio fin al es un tribuna l de la aven tura de la Razón. Esta historia cuyos fallos sanc ion an, en cada

~ ¡bU., 1, 3, pág. 1.241. 91 ¡hid., 1, 3, p~g. 1.245.

130 131

_ _ _ _ _ _ _ ,L _
m om ent o de! proceso , e! triunfo de! más fuert~ y I~ desaparición de! ideologia delprogreso, esto s son los tres tem as a través de los cuales cl tra-
más dé bil, representa, en su esen cia mis~a, l~ Illst~na de los vencedo~ bajo del teólo go-p olíti co socava las bas es mi smas de la visión positivis-
res. El juicio en e! sentido que le da Be~Jamm des!gna, por e! co nl\ra ta de la historia. .
rio el combate si-em pre reanudado q ue libran los ViVOS -y ~ntre e os Encontramos-tambi én, en La obra de los pasajes, aspectos que en fren-
e! histori ador- par a tratar de salvar la he rencia de :los ~er;Cldos, Para tan la.falsa co n tin uidad postulada por el historicismo con la realidad
He gel el juicio de la histori a es el que hace que la historia Juz~ue a los de la discontinuidad tal y como se m an ifiesta en la aparición siempre
hombres; para Ben jamin es aquél que ha ce que los hombres Juzguen imprevisible de nuevas obras de arte. Más fundamentalmente, la idea
de la continuidad histórica se desenma cara com o una ilusión alimen-
a la historia. lid d hi " tada por la mitología de los ven cedores, co n el fin de poder borrar
En este cuestionamiento del poder absoluto de la rea la , istonc a
de una exigencia ética tene mos que buscar e! sentido «teo- tod a hu ella de la h istoria de los vencidos. Las rupturas del tejido his-
en nom b re . . d B . ' Lo cep- tóric o, los vaiven es y las revueltas de los oprimidos , o más esen cial-
lógico» de la última filosofía de la historia e . eruamm. S c??
tos derivados de la mística judía tiene n pre cisame n te ,la fun ción
subvertir la Razón h istórica dando una nueva oportumdad a todo, o
1
e mente todaví a, la tradició n subterránea de los excluidos y de los olvi-
dados, dan testimonio en nombre de todas las víctimas de la historia.
I I ue en el pasado hab ía sido ap lastado, olvidad~,o abar;donado. ASI es «La historia 'de los oprimidos -escribe Benjam in- es una historia
¿amo la noción benjaminiana de "rememoraClOn" (Emgedell~ll) reto- discon tin uamientras qu e la con tinuidad es la de lo opresores 93. Esto
roa la categoría judía de! ZekJ;er, qu e no design~ la co nservacló,n e~ ,la n o quiere decir no obstante que con tin uidad y discontinuidad estén
memoria de los aco ntecimient os del pasado , sino s~ ,reactua,hzaclOn en frentadas co mo dos co nce pciones igualmente pol émi cas, es decir,
en la experiencia p resente. La tarea de la reme~oraclon, escribe Ben- igualmente parciales; de! proceso históri co. Si bien es cierto que repre-
jam in es «salvar lo que ha fracasad o», de la mls~a forma que la ~e' sentan una y otra un arma en el enfrentamiento iemp re reiterado de
denci6n n o sign ifica para él una relación tan genci al c~:m el fu turo S100 los triunfadores y de las víctimas, no deja de ser verdad que la m emo-
En ria de los vencidos es la qtIe revela la verdad misma de la historia, p ues
la po sibilidad presen te de «realizar lo q ue nos ha .sldo negado"d
cuanto a la esperanza m esián ica, n o s~ debe concebIr co mo la ,ten en- está con agrad a a no olvidar nada, ni el rein o de lo poderosos del que
cia hacia una utop ía destin ada a realizarse cO,n el fin de los tiempos, es víctima, ni la trad ición de las víctimas que tiene como fun ción per-
sino como un a vigilancia extrema, una capaclda~ para det~ctar ,a;ue- p etu ar, El pen sami ento de Bcnjamin ro za aquí un a aporía (qu e, como
110 que, en cada instante, deja en trever la «en ergía revoluClo nana, de veremos, subyace desde el principio en el mesian ismo ju dío) que con-
sigue no obstan te evitar y quizá in cluso supe rar. Si b ien es cierto que
lo nuevo'".
la h istoria de los oprimidos es esencialmente discontin ua, éc ómo pu e-
den relatarla, es de cir, desplegarla en una secuencia de acontecimien-
II tos, sin impo nerle a pes ar suyo el esquema de la con tinuidad tempo-
ral? Esta objeción e dirige ante todo a la historiografía marxi sta que,
El mod elo teol ógico y político que desa rrolla Benjam~t;t en, la últi- para Benjamín, siem pre amenaza con transfo rmar la histo ria trágica
~a fase de su reflexión sobre la h istori a se b asa en una crítica ~lgurosa delproletariado oprimido y de sus vanas tentativa s revolucionarias en
de la visión positivista de la tem poralidad ?istó~ca. Esta crítica. reto- una epopeya victoriosa. Pero también se dirige, más generalmente, a
ma, punto por p unto, las idea s expuestas, di ez an os antes, en la m tro- la tentación apologética en cuyo nombre las víctimas de la historia co-
du cción al libro sob re el drama ba rroco, pero ,despl~ando el,acento rren el riesgo de co ngelar su propio pa sado en form a de «h eren cia»
desde la expe riencia estética hacia la experiencia p~l~tlca, o ma s ~xac­ destinada, no a ser reactualizada en las luchas del presente, sino a co n-
tarnente, hacia este límite extremo en el q ue lo ~o1JtlCO, par;t po ers: vertirse en un sim p le objeto de conmemoración. En o tras p alab ras. si
concebi r hasta el fina l, debe h ablar con e! len~aJe d~ la teológica. Cn- bien existe, frente a la historia de los venced ores, una tmdid án secreta
rica de la continuidad temporal, crítica de la causalIdad bist ática, criuca de la de los vencidos, éno está siem pre amenazada co n que la devore otra

92 L P., pág. 507,


9J G.s.. 1, 3, pág. 1244 Y

133
132
forma de conform ismo? Tenemos aquí, e cribe Benjarnin en una nota rece al t érmino d e una evo luci ón-" . En las Tesisdefilosofía de la historia,
preparato ria para las Tesis, una ..aporía fundamental»: Si quere m~s e'!- ~to m omentos privilegiado que rompen el tran currir del tiemp o e
frentar «la tradi i6n c~mo di co nti nuidad del pasado" co n la «hi sto ria inaugu ran ~ na era nueva se definen como aquéllo en los que estallan
com o co ntinuida d de los acontecimi entos» , éc órno pod emos afirmar I~~luclon . «la conciencia de estar haciendo saltar el continutan
al mismo tiempo que «la mi ión de la hi tori a ~ ap oderarse .de la ~­ de la hi tori a es peculiar de la clases revol ucionaria en el moment o
dición de los oprirni d os-?". A men o que adm itamos.que SI la tra~l­ de su acción. gran Revo lución in trod ujo u n calenda rio nu evo. El
ció n de lo oprimidos puede convertirse a su vez en obj eto de una hi.s- d~a ~o.n el qu e. comie~za un ca1e~da~o cumple el ?fici~ de acelerador
toria se tratará de una forma de historia radicalmente diferente; esta bis- l1lSto~c~ del tiempo» . ~ara Ben jarnin, esta expe nencia esenci almen-
/aria 'diftreJI/e q ue Benj am in h ab ía defini~o en u n pri~ler ~ome,n.to en te pol ítica, en la que el tiempo e detiene para engendrar algo nuevo,
términ os teol ógicos, luego con referen cia ,a fa expene,I~Cla esté tica, y e,s como la fón.nula sec~larizada .de una experiencia religiosa m uy an-
qu e con cibe ahora desde un ángulo te?log¡co y P01ttICO,. ma ntiene t~gua, la de .la ín terrupción del tiempo profan o y la irrup ción de un
con el p asado un a relación total~llentc diferente d ~ ,la .que tien e la ~­ tiempo cualita tivam en te diferen te, el de la fiesta yel rito , momento de
zón histórica en el proceso connnuo de su evoluc ión. C~~~do la IlIS' m u erte y de ren acim ien to, en el que el tiempo antiguo qu eda abolido
toria asu me la me moria de los ven cido , toma de la tradición sus ras- para ;ngen ~ raJ; el n uevo : «En el fon do, es el m ismo día que, en figura
go más específicos: su carácter no lin eal, sus rupt~~s y sus .in termi. ~e d ía festivos , días conmem o rativos, vuelve siempre. Los calenda-
tencias, es decir, la presencia en ella de una llegatw/~ad radical . P?r no no cuenta n, pues, el tiempo Como los relaje. o n monumento
oposición a la racionalidad histórica ba ad a .en la ficci ón de un flUJO de una co n cie!"!cia de la hi toria de la que no p arece haber en Euro-
temporal homogéneo que va vinc ulando los insta nte que se suced e,!, pa desde hace cien años la má leve huella,,99.
la tradi ción - tran misión de una generación a otra de una memona Sobre, . ta idea de tie~po d~c~~tinuo se articula la crítica teo lógi-
colectiva- im plica com o su co nd ición mi ma la ruptura tem poral, I~ ca y pol ítica de la causalidad hist órica, Para que dos acontecimiento
fractura entre las épocas, el vacío que se abre entre lo padr~ 't los h i- puedan e t~r U1!.idos por un vín culo de causa efecto tienen que situ ar.
jo . Si, para Ben jam ín, la tradición e el vehículo ~e la auten tica con- ~ en u~ eje te?1poral con tinuo . Tam bién en esle caso la apari ción
ciencia históri ca, es porqu e está ba ada en la realidad de la m uerte. siempre imprevista de nu evas obra de arte había ofrecido un modelo
A diferen cia de la duración bergsoni an a, flujo de ~ositivida d p.ura ~n v de una h istori a no lineal, independ ient e del princ ipio de causalidad .
el que se prod uce una psiqu e p rivada de to da relaci ón cO.11 la l~ls tona , Ah ? ra, la prop ia in estabilidad de la historia im pide ver en ella una su.
la tradición debe su creatividad real al hecho de que tro pieza sin cesar cesi ón de causas y efectos : la dualidad de un a historia visibl e como la
con la muerte - es decir, co n su propia interrup ció n- pe ro que por pin ta l~ . historiografía de los vence dores, y de un a h istori~ secre ta,
encima de este abi mo no deja de afirmarse de n uevo'" . «Mien tras que transmitida desde gene raciones por la tradición de los vencidos' frac.
la idea de co nt in uidad aplasta y nivela todo a su pa o -escribe, B~n' turas del tiempo histórico, revo luciones, mutacione , y sobre todo el
jamin- la idea de d iscontinuidad e el fun da.me.nto de la au~enttca relevo de las gen eraciones, el trabajo de la muerte que, irreversibl e-
tradici ón-" . Lo nuevo no surgirá del transcurnr m fin de los mst~n' ~~nte, sepa ra ~ los hijos de us padres, obligan al historiador po posi-
tes, sino del tiem po detenido, de la cesu ra, más allá de la cu al l~ ~~da tIvtsta, a rccu m r a un. modelo diferente de in terpretación. El pen últi-
recomi enz a en una fonna que a da vez, se escap a de toda previ Ion . 010 p árrafo de la TesIS, cons agrado a la crítica de la causalidad hist óri-
De aquí la relació n esen cial que une, en Benjamín , t~dición y. Red en- ca, indica la naturaleza de e te nu evo modelo:
ción ; de la ruptura temporal nace lo nuevo, es decir, el sentido . ..El
Mesías in terru mpe la historia -escribe Benjamin- ; el Mesías no ap a' El historicisrno e e ntenra con establecer un nexo causal de di.
ver o momentos hi t óricos, Pero ningún hecho es ya histórico por

94 lbíd., r, 3, pág. 1.236. 97 Ibíd., 1, 3, pago 1.243.


95 Poesiay capitalismo(Iluminaciones l/), op. cit. :: «Tesis de filosofla de la historia», en Dismrsos Intem onpidos l. op. cit., pág. 188.
96 C.S.• 1, 3, pág. 1.236. tu: pág. 188.
134 135
ser causa. Llegará a..serlo póstumam ente ~ tr~vés de d.atos.que mu y
peJ.central que sigue desempeñando en él el mod elo estético el ' la 1 1i~
bien pueden estar eparados de él por ml.l~mos. El historiador qu e
parte de ello, dejará de desgr?nar la sucesl.~n de datos como un ro- t~na ~n el seno mismo de una crítica teológica y política de la Km JI
ario entre sus dedos. Captara la constelació n en la que con otra an- hist órica, ~ta articulación de los dos model os es claramente perccpti-
terior muy d terminada ha entrado en su propia época . Fundamen- ble en la q.u1l1ta tesis de filosofla de la historia, consagrada preci amen-
ta así un concepto del presente como «tiempo-ahora» en el que se te a la crítica d?Ja;epistemología histórica:
ha n metido esparciéndose asn'11as del mesiá
e mesiaruco 100.
La verdadera imagen 'd el pasado transcurre rápidarnenre, Al pasa.
Ob ervaremos qu e la crítica de Benja?1in. ~o se refi~re a~ prin~_ipio do ól0'p,uede r~tenérsele.en cuanto imagen que relampaguea, para
de cau alidad en gene ral, sino a su aplicaaon a la historia', Lo_que nun ca mas ser VIsta, en el instante de su cogno cibilidad. • I~1 verdad
Benjamin reprocha al historici mo, es qu e transponga a la historia el no se nosesClpará~; esta frase, que procede de Cottfried Keller de-
modelo de la cau alidad mecánica, en el que la causa de un erecto igna el lugar preciso en qu e el materiali mo histórico atravie'a la
imagen del pasado que amenaza on desaparecer en todo presente
deb e ser inm ediatam ent e anterior a éste (o al menos estar mu y cerca que no se reconozca mentado en ella101.
de él) en la cadena temporal. ~ora bien, para Benjan;tin.. el e table !-
mient o de un vínculo de cau alidad entre dos aconteC~l1l1entos ucesi- Lo nuevo aqu~ y que la te is siguiente de tacará co n fuerza, es qu e
vos 'no e creador en sí de inteligibilidad histórica. Esta sólo puede el presente a p~r del cual se capta el pasado como en un relámpago
pro ceder del enc uentro entre un momento.d,e1 pas~do ~ un mo~en ­ es. una In tan~a fundamentalmente políti ca. Se trata, escribe Benja-
to del pr ente aq uél mi mo en el que se sitúa el hi tonador: mte- E! m m, de «ad ue ñars e de un recuerdo tal y como relumbra en el in tan-
res del hi to riado r por tal o cual ép oca, o tal o cual aconteclmlent~, te de un peligro- !", ~te peligro, preci a Benjam in, es el q ue «am ena-
trad uce una e pecie de afinidad electiva entre dos .~o~ento de la hi . za tan to al patnmorno de !a tradición como a lo que 'Ia reciben. En
to ria afinidad vivida menos como un acuerdo privilegiado que co mo amb os caso , es uno y el rrusrno: pre tarse a er instrumen to de la clase
un choque, como la co li ión repentina de dos en tidades ~emporales dominan~03. Si recordamos que, para Benjarnin , e término designa
qu e pueden co mo dice Benjamín, verse separadas por milen ios. De los ~erederos de todo~ los venced?res,.el in tante de que se trata aqu í es
este encuen~o nace un nu evo tipo de inteligibilidad histórica, ba. ado aque.1 en que lo venados de la historia captan, en una iluminación re-
no en un mod elo ciml(fico del conocimiento destinado a d~~bnr las pen~~?, que el sen ? do de su pasado les va a ser robado, es decir, que u
leyes de los procesos hi t óricos, sino en ~ ~odelo bennn.U1/{¡~OI qu e tradla~~ va a momoInstante mu y paradójico , ya qu e precisamente la
tiend e hacia la interpretacián de lo acontearmentos, ~s ~eC1I la Ilustra- r~velaclon _de ~ta am.enaza mortal es lo qu e permite arran r del domi-
ción de su sentido... Del «choque» entre estos acontecmuentos no co n- rno de la bistona ofiaall a «chispa de esperanza» pri ion era de talo cual
tiguos nace una figura de pensami~to nu~va, en la qu.e ~l presente fe- momento d~l pa.sado. Esta ambivalencia define el lugar en el qu e e en.
cunda al pasado y despierta el sentido olvidado o repnmld~ que lleva c~entra el historiador, este «ti em po del hoy" qu e imanta y devuelve la
en su int erior, m ientra que el pasado recupera, en el corazon de! pre- vida a aspectos hasta entonces sacrificado del pasado ' in rancia de un
sente una actualidad nueva. Esta colisión del presente y del pasado
presente a un tie.m po político. -ya qu e e~ no.mbre de la luchas de hoy
-funci~na, en Benjami n, de acuerdo con el modelo de la metáfora, en asume la herencia de los venados de la hlSton a- y teológico en la me-
e! qu e el encuentro de dos significantes p~rte~eciente~ a campos e-
dida en 9ue cs?S chispas de esperanza ocultas en el fondo del pasado
m ánticos diferen tes hace nacer un tercer significante absolutame nte son al mismo tiempo «relámpagos del tiempo mesiánico».
nu evo. No se-trata de subsumir el presente y el pasado en una . cate.~o· El cuestiona mien to de un a concepción de la histo ria basada en la
ría común, sino por el contrario de hacer aparecer,d,e su conJ~ncl?n
idea de contin~dad te.mporal y.regida por el principio de causalidad,
una realidad nueva. Esta realidad se presenta, además, en Benjam ín, supone una cnuca radical de la Ideología del pro greso:
en forma de una imagen (dialéctica), lo que confirma claramente el pa·
101 tu«, pág. 180.
1CI2 Ibíd.
100 ¡¡'íd., pág. 191. , 103 I/Jíd.

136
137
Podemo s considerar que uno de los objetivos m e todológi,c ~s (de
1a obra de lospasajes) es 'hacer la demostración de ~n matena smo ca marxista por otra. Pero ante todo, lo que Benjamín denun ia 'O Ill U

histórico l o Ia Iid•ea d.e p rogresol' Precisamen
que ha ab Olid ' d I te end este
al
trágicamen te ina daptado , es la util ización polítiCll de la idea de pr gre-
unto el materialismo hist órico tiene toda a raz? n e mun, o so en el combate de las fuerzas de izq uierda con tra el fa cismo Yel na.
~ifere~ciarseclaramente de los hábit os de pensanlle~todburguesi'
u zismo, primero en la Aleman ia de Weimar y, desde 1933, en las dcrno-
categoría fund amental no es la de progreso, sino a e actua iza- cracias occid entaies. Las Tesis defilosqfía de la historia, escritas en 1940,
ciónl().l. lo dirán claram ente: la creenc ia ingen ua en el carácter in evitab le del
progreso hist órico da testimonio de un desconocimi ento absoluto de
Efectivament e, el histo riador que, en el fulgor en el q ue ap~r~~~sl~ la verda dera na turaleza de la histo ria (de la que el fascismo y el nazis-
imagen dialéctica, «la percibe [...] pa ra hacer .que [...] sball~e ~ I m o son mu cho más conscien tes): «No es enabsoluto filosófico el asom-
hamo éneo de la historia»!" ; e verá nccesana~ente o rga o a e.er bro acerca de que las Cosas que estamos vien do can "todavía" posi-
l hi g . O un a serie de Iractura y de recomienzas. Esto no qu ie- bles en el siglo XX»I 08. Esta vi i ón no filosófica de la hi toria e precisa-
a isto na com hi ,. 1 menos
re decir ún icamente q ue los signifi~~dos . lIstonco~ ,se reve e.n , b e m en te, segú n Benjamín, la q ue subyace en la praxis política ingenua
en la evo lución que en la revoluci ón, SI!,!O tambi én, y qUlfa s~ : 1 de los socialdemócratas (y qu izá también, como la alusión de la d éci-
todo que inclu o en los procesos evolutivos, en el «largo p azo d ma tesis a los "político en 10 cuales lo enem igos del fa cismo h abían
his '. d adra' iluminar la novedad abso luta de qu e es porta or pu esto sus esperanzas, están po r el suelo y corroboran su derro ta trai-
to na or p , li l é . ( de la oro-
d . t · te ' «C ada etapa en el pro ceso de la ( la ectica y e a pro
ca a ms an . d l l anteceden cion ando su prop ia causa»109 parece sugerir, la del com un ismo estali-
pia histo ria), aunque condicionada por to as as, 9uc al id 1 " n ista en el m omento del p acto germa n o·so viético); la fe en un proce-
constitu e un iro rad icalm ente nuevo »l06. y la cntica d e a I ea 0gIa
refier~
so irreversible es 10 que, a p esar de las apariencia , conduce nec esaria-
del ro Yeso (;0, p o r supuesto, del pr.o gres? en sí) se tanto a la
~~
mente a la humanidad hacia el triunfo fina l del Bien . Esta creencia
rcepción del pasado como continuidad lineal como a la Idea de casi religiosa en el Progreso histórico está directam en te he redad a del
pe
'futuro tota lmen te determina. do po r el pa a d o, Y por 1 tan rto previsi-
od lo d I :» ideal del cien tificism o, tal y como lo había con cebido el siglo XIX; lo
ble En un pnmer . momento, en no m bre de un m e o esten co e 1 a qu e caracteriza efectivamente la ideología del Progreso es qu e se basa
historia se afirm a, en La ~!Jm de los pasajes, el carácter fimdamenta . en el modelo del p rogreso técn ico y qu e por lo tan to «reco noce úni-
mente indeterminado del futu ro: camente los progresos en el do min io de la natura leza, pero no quiere
. En toda verdadera obra de arte existe un punto en el qu e ~quél
ue se hunde en ella está como acariciado po r un sop lo de VIento
reconocer los retrocesos de la ociedad"IIO. Mas p rccisam en te, implica
tres pos tulados fundam entale que la realidad de la histori a dcsrnenri-
~'csco que anuncia la llegada de la ma ñana. El arte, (!ue co.n-hemo~ rá cruelme n te: el progreso es elde lapropia huml1nidad (y no solame n-
te de sus ap titudes y de sus c n ocimi en tos); el p rogreso es illdifimilo
siderado a menudo com o desprovisto de .t ~~a rela~6n ~ln e plO'
e o uede servir para la verdadera defi nición de est~. progr~so (correspo nde a un a perfccti bilidad in fin de la human idad); es irresis-
~o ~lúa
se' en la con tinuidad del proceso tem po ral, Silla en sus I~­ tible (recorre de fonna autón om a un trayecto lineal o e pira l)!l l. Está
termitencias, allá dond e algo auténticamente oucv,? se ~~ e sen tir claro q ue cada un o de estos p untos q ueda refu tad o por el espectá culo
por primera vez con la serenidad de una nueva manana . mismo qu e ofrece Euro pa en el momen to en q ue Benjamin escribe las
Tesis. Lo que se cue tion a aquí, de forma todaví a más o riginal, e el
Está claro no ob tante que aq uí e alude a la idea ~~stórica del Pro- mod elo providencial de la historia, tal y como la Ilustración lo here-
reso tal como lo conce bía la filosofia de la Ilustraci ón, an tes ? e ,d~­ dó de la teología cristiana, o más exac tamen te de SlJ le~tlicel1: como si
~ina~, enYel siglo XIX, el pens amiento liberal por una pa rte, la dial écti-

1001 L.P., pág. 477. . . . ,


105 "Tesis de filosofía de la historia... en Discursosinterrumpidos I, op. m. 101 «Tesis de Iilosofía de la historia-, en Discursosintnntlllpidlls I, op. dt., p.ig, 182.
109 Ibíd., pág. 184.
10(. LP., pág. 492.
11 0 Ibíd., pág. 185.
107 lbíd., pág. 492.
111 Ibid., pág. ]87.

138
139
fuera po sible, en cada instante del tiempo, «medir la distan cia entre _ No obstante, al m ismo tiempo la con cien cia de la uni ¡dad II.dl' ll
un comienzo legendario y un fin legendario de la historia»!" . tiva de cada instante abre, en el p ropio presente, p osibilidad 's in/lid
La idea de Progreso im plica efectivamente, en su fundam ento teo- tas de renovación. Arrancar al segundo que pasa la carga explosiva
lógico , que se pu eda situ ar cada instante del tiempo, no sólo con res- qu~ contien~, interrumpir el curso de las cosas, actua lizar tod a la cspc
pecto a un origen abso luto sino sobr~ tod o con respecto a un 'pun to ranza del mundo -::-~ la que creyeron en vano las generaciones pasa-
final situado en el extrem o del pro ceso histórico. Esta concepción del das, aquélla cu ya realización po sterga la utopía hasta el fina l mítico de
tiempo como entidad me nsurable es básicamente cuantitativa, y con- los tiempos- en la invención instantánea de lo nuevo , tal es la «flaca
tradice así el carácter ante to do cualitativo del tiempo religioso. Lo q ue fuerza m esiánica» que nos ha sido dada 115.
Benjamín toma de la experie ncia religiosa, es precisam ente la enorm e
aten ción a la diferencia cualitativa del tiempo, a la unicidad incompa-
rable de cada instante. Si existe un punto en el qu e la vigilancia polí- III
tica se articu la más sobre la sensibilidad religiosa es precisamen te éste,
en el corazón de la percepción del tiempo . Por eso tiene ta nta impor- La crítica de la concepción po sitivista de la historia tiene como con-
tan cia esta nota de La obra delos pasajes que p odría da tar de 1937-1940, trapartida , en Benj amin, la elaboración de una form a diferente de
en la que Benjamín cita una frase del filósofo H erm ann Lotze (del qu e temporalidad históri ca. «La represen tación de un progreso del género
se inspiró mucho en su crítica de la ideología del Progreso): hu mano en la historia - escribe Benjamin en las TeJÍJ- es inseparable
de la represen tación de la prosecució n de ésta a lo largo de un tiempo ,
.Rcchazo de la idea de Progreso en la visión religiosa de la histo- homogéneo y vacío. La crítica a la represent ación de dicha prosecu-
ria: «La historia, a través de todos sus desarrollos, es incapaz de al- ción deberá constituir la base de la crítica a tal rep resent ación del pro-
canza r un fin que no se sitúe en su propio plano; es inú til buscar en ' en l'a que
greso»116. La percepClon
.. , del
e ti
tiempo com o una rorme a va cia
tod a su longitud un progreso que ella no esté destinada a realizar,
pero que deb a reconocer en cada uno de sus pun tos en el sentido los acontecim ientos de la vida psíquica se van alojando . había sido
de la altu ra»! " . ' cuestionada, desde principios de siglo, por Bergson , y a partir de pre-
misas diferentes, por Hu sserl y luego por H eidegger en Sein und Zeit.
Para Benjamin, esta fórmula se apl ica, de la misma forma , a la vi- Desformaliz ación del tiem po que Franz Rosenzweig había emprendi-
sión política de la historia: el cambio radical al que aspir an todas .las do , por su parte, en La estrella dela Rcdcncián, y cuyo sen tido había re-
utopías no puede ser, por su propia definición, el resultado de un a sumido unos años m ás tarde en la fórmula siguien te : «Los hechos no
evolución en la que se acumulen hecho s, acontecimientos o situacio - acontecen en el tiempo; lo qu e aco ntece es el pro pio tiem po-! " , En
nes históricas qu e, a pesar de su diversidad apar ente, repiten cada día cuanto a Ben jarnin, ap lica el prin cipio de esta desfonnalización al an á- ,
un número limitado de figuras. Eterno retorno de loMismo, qu e en - lisis delti eñipo Histórico , m ostrando que el pasado , el presente y el fu-
gendra en el obs ervador decepcionado para siempre de la creen cia con- turo no son segmentos sucesivos de un a lín ea con tin ua, sino qu e re-
soladora en un final feliz de la historia una melan colía inson dable. "La pr esentan tres estados específicos de la concienc ia histórica. No pode- J
noci ón de Progreso -escrib e Benjamín en La obra delospasajeJ- deb e Il!0S pues seguir ha blando, como hace el historicismo, de una '
basarse en la idea de catástro fe. El he cho de qu e las cosas "sigan fun - «historia universal»; «ésta - escribe Benjamin-e- procede por adición .
cion ando" es un a catástrofe. Ésta no designa lo que va a suceder, sino Movi liza a la ma sa innumerabl e de hecho s del pasado para llena r el
lo que ya está aquí como dice Strindberg (en Elcamino de Damascos: "El tiempo homogéneo y vac ío - U", En realid ad , el «hecho histórico» no
infierno no es 10 que nos podría pasar, es nuestra vida presente'l»!" .
115 «Tesis defilosofla deja historia», en Discursosintemonpidos I, ¡¡p. cit. p ág. 178,
116 lbid. pág. 187.
112 L.P., pág. 496 Yss, 117 Rache! Roscnzweig, Franz ROSCIlZwtig. Der Mensch II1ld sein Wak. Gesammelte
ll3 Ibid. p ág. 498. Sdsrfi en, IlI, La Haya, Martinus Nijhoff, 1984, p ág. 149,
114 IUd., p ág. 491. 118 . C.S" 1, 2, p ág. 102,

140 141
existe co mo tal, ya qu e está co nstruido por la escritura de la historia,
como tampoco existe entre el pasado y el presente la relación tem po-
ral co ntinua qu e postu la el histor icism o, pues «la relación de lo que ha
sido con el aho ra" ~ dialéctica; no se trata de un pro eso sino de un a
imagen ; existe un salto»1I9. Efectivamente, el tiempo histó rico ólo
nace en la concien cia, no ó lo del historiador, sino tamb ién en la de
lo actores de la historia. ha ta q ue «un a con junc ión fulgurante se es-
tablece entre el pasado y el pre en te para formar una con telación : en
ese momento existe una imagen-P', En otras palabras, el tiempo Hsi-
ca qu e percibimo e po nr ánearnente co;uo continu o e irreversible, no BAUDELAlRE
tien e en sí mismo un carácter históric o; paraque eltiempo aparezca CO;11O
histárico, todo lo contrario, Sil desarrollo debeinterrumpirse. La historicid ad A muz transalute
del tiem po se revela cada vez qu e surge una nueva imagen dialéctica;
ahora bien . éstas no perten ecen precisamen te al o rden del tiempo
con tinuo, sino qu e por el contrario lo quiebran y, de esta forma , esca- La calle ensordecedo ra aullaba a m i alrededor.
pan de él. En este sent ido , no es tota lmente exacto decir qu e las im á- Lar~a, delgad.a. de luto riguroso, maje tuoso dolor,
genes dialécticas se con stit uyen en la conciencia (del historiador o de paso una m ujer; con un a mano fastuosa
los actores de la historia), lo que impl icado¡ qu e son el efe to de un tra- qu e levantaba, balance ándose, el festón y el dobladillo ;
bajo voluntario de redescubrimient o del pasado, y que tienden a orga-
nizarse en secuencias significantes que dibujan poco a po o la trama ágil y nobl e. con su piern a de estatua .
narrativa del recuerdo. En la medida en que int erru m pen la continui- Yq bebía, c~spad,o . 70m o un extravagant e,
dad del tiempo interior, tien en que surgir de otro lugar, de este territo- en su OJO. CIclo lívido en el qu e germ ina el hura cán
rio invisible que Ben jamin llam a, siguiendo a Proust, la memoria in- la d ulzura q ue fascina y el placcr q ue mata. '
vo lun taria. En la misma época, en su estud io Sobre algulIos temas C1l
Baudelaire, había relacionado a Baudelaire con el incon ciente freudia- Un relámpago... iy la noch e] - Fugitiva belleza
no. Se trataba de entende r lo lemas de la «vida ant erior» y de las "co- ~uya ~irada me hizo renacer de repente.
rrespond encias" co mo la ca nden ación de imágenes que exp re an la (Ya solo te veré en la eternidad?
nostalgia de un estado o riginal de felicidad «aurática.... cuyo recuer do
se conserva en el fondo de la psique. protegido de los traumas de la Allá, ~ uy lejos ~e a9uí. demasiado tarde nunca qui zá
vida mod erna. Al mi mo tiempo. estas imágenes --<.fe nómenos origi- pues I~noro hacia donde huyes, y tú no abes a dónde me encamino
nale » de la concienc ia h istórica- nacen de un choque. de un trauma- te hu biera amado, iy tú lo abía ! '
ti rno, del fulgor de un enc uentro, como el encuent ro de la descono-
ida del soneto «A un e pa ante». donde la experiencia de lo efímero
m ás irrevocable -dos m iradas q ue se cruzan- arranca al poeta del
o rden tem poral y lo tran sporta, como en un relám pago , hacia una es-
pecie de eternidad!" . Esta experiencia paradój ica representa muy exac-
tament e la aparición, en la ruptura de la continuidad tempo ral, de la

119 L.P., pág. 478 Y ss,


120 [bM., pág. 478.
121 «Sobre algunos temas en Baudelaire- en Poes(ay capitalismo, op. cit., pág. 139.
. I
142
auténti ca concienc ia histórica , Lo que aparece en esta disyunción de l
tiempo pertenece, como en el poema de Baudelaire, al orden de la re-
velación: descubrimiento simultáneo de una afinidad electiva entre el
present e y el pasado y de su alteridad irreductible. Como en el en-
cuentro con la desconoci da, la eternidad entrevista se desvanece inme-
diatament e; la image n''dcl pasado hu ye como un soplo y só lo se no s
da en el relám pago de una image n. 1 W ALTER B ENJAMI N
En el fulgor de esta imagen, el tiempo histórico surge en el mornen -
to mismo en qu e queda abo lido el tiempo físico: tal es, en Benjamin,
el secreto de la actualizadon del tiempo. La imagen dialéctica, na cida Sobrc el concepto dehistoria
en la ilum inación del instante present e, reúne como en un foco un
momen to del pasado y un momento del futuro . El mote stans del IX
«tiem po de hoy- d i loca la rono logía, no anulando la diferencia tem-
poral, sino haciendo el pasado y el futuro coextensivos del presente. Ha y un cuadro de Klee que se llama AJ1gtlus Nouus. n él se repre-
La experiencia del tiempo histórico en Benjamin se acerca mucho a la senta a un ángel que parece com o si estuviera a pu nt o de alejarse de
que Rosen zweig evoca en La estrella de la Redención; tam bién aquí se algo que le tiene pasma do . Sus ojos están desme urad amente abierto
...... trata de un pa ado q ue no deja de pasar, de un presente qu e se renue- la boca abi~a y extendidas las alas. Y éste deb erá er el a pecto del án-
va en cada instante y de un futuro que siempre está aconteciendo. Las gel de la histo ria. Ha vue lto el rostro hacia el pasado. Donde a no so-
Tesis dtjilosojia dela bistoria están consagradas, en gran parte, a la des- tros se nos manifiesta una cadena de dato , él ve una catástrofe ún ica
cripción de la diferentes representaciones históricas del ..tiempo del que amo ntona incansablemente ruina so bre ruina, arrojá ndolas a su
hoy... Quizá no hemo ob ervado todavía q ue en las Tesis la pro~ia for- pies. Bien quisiera él detenerse, desp ertar a lo mu ertos y recompo ner
ma del discurso descansa en su total idad en el modelo gramatical de lo despe dazado. Pero desde el paraíso op la un huracán q ue e ha en.
la aC/l/alizl,ciól1 y en particular en el uso sistemático de la formas ver- redada en sus alas y q ue es tan fuerte q ue el ángel ya no puede cerrar-
ba les del presente durativo y de todo tipo de indicadores de la perma· las. Este hura cán le em pu ja irreteniblem en te hacia el futuro, al cual da
nen cia y de la co ntemporaneidad ; la tercera tesis, po r ejemplo, evoca la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él basta
la Redención en pre ente: (.. ó lo a la humanidad red imida le cabe por el cielo. Este huracán es lo qu e nosotros lIamamo prog re o.
completo en suerte su pasado»). La Redención es co tidiana , como el
..sol que seleuanta en el cielo de la historia» (fesis IV). De la misma for-
ma, «en toda época ha de intent arse arran car la tradició n al respectivo
conformismo q ue est áa punto de subyugarla»; po rque «el Mesía~ ~o
viene únicam ente co mo redentor, viene como ven cedor del Ant icris-
to». A la inversa, ya qu e el presen te es el punto donde se juega la suer-
te de la historia, la amenaza del eterno retorno de lo Mismo tam bién
es perm anente: «tampoco los muertos están seguros ante el ene migo
cuando éste ven za. Y este enemigo no ha cesado de ven cer» (Tesis VI).
El ejem plo más notable es sin duda el del Ángel de la Hi storia evo-
cado en la noven a tesis. Porqu e el recurso sistemático a todas las rn o-
dalidade s del present e durativo no sólo sirve, como en los ejem plos
anteriores, para traducir el tema de la actualizaci ón del tiempo en la
forma misma del discurso. Lo qu e estructura este texto es por el co n-
trario una tensió n permanente entre la escena descrita (el enunciado) y

144
la realización lingüí rica de la descri pció n (la enunaacián). La acu arela
de Paul KIee en la que se in pira el texto representa, dice Benjam ín , un ~~a sj~e~_ ien do cada día exp ulsados del ParJ íso 1U ,1 AII '1 I I I
.1sto n a esta p reso de una catástro fe etern a de un a ' .: 1 .1
ángel co n las alas extendidas en las q ue un huracán e ha enredado tan diabl del ri - , perv '1\, 11 11 IIH
e. e tiem p o, esta condenado a la repetición infi nita d _l.
't
vio len tarnenté que "ya no puede cerra rlas» y «le em puja irretenible- - sopla un huracá []
.tragedia:. "pe ro des de el paraíso e 1..1 1111 \ 111 .1
me nte ha cia el futuro al cual da la espal da, mientras q ue lo s montones meteniblemblte hacia el futuro al cual d. 1 :d . ..
qu e r ('11I/'''1''
de rui n as crecen an te él ha la el cielo ". Esta escen a, que Ben jami n in- montones d~ rui nas crecen ante él h asta ef c~c~~~ a, m len trJS q u ' los
terpreta como una alegorí a, remite en su opinión al significado si- M elancol ía S111 retomo de la . da hi •. .
guiente: se trata del Ángel de la H isto ria arrast rado hacia el futuro a su p era en el nihi lism ' . mrra a n stonca, que Beniamin recu-
pesar (m ientras que su rostro se vu elve hacia el pasado); en cuanto al nu evo-I -' o en -la_~_g ~N:etzsche pa ra .qlJlen," n o puede suceder nada
huracán , "es 1<\ que no otros llam am os progreso». La escena represen- al ' . 0r:n~u a de Blanqlll en L'Élrmité par tes astres «Es
ta pues un movim iento vio len to, irre i tibIe, q ue Benjamín descifra t g~ nuevt s',cmPbre vleJ~, .e algo viejo siem pre nu evo"l!-\, pero 'ante
oc ~ en e sp,em audelama no: "Se trata de una sola ..
aq ue lla ~1 I~~u~ el pájaro de linerva alza el vuelo e~ ~~g~tyn~~=
co m o la iñiagen de la humanidad arra trada a su pesar hacia un firtu-
ro qu e le horroriza. Está claro que Ben jarnin exp re a aq uí (y por últi-
ma vez) u rechazo radical de la ideo logía del progre o . A la inve rsa, ~e'den. au aire, e! Ero sueña, an te las an to rchas apag adas y el le-
el Ángel "bien quisiera detenerse, d pertar a 10 muertos y recompo- ni~ d~l~~~~fn pas ados abdralzSo slt125. ¿Presente co m o reunión sin cró-
ner lo despedaz ado": ima gen de la in terrupción m e iánica de la histo- . rna «m inga e er- (para retomar un a no ción de Em-
ria en el instante presente qu e, en cada ocasió n, podría enge ndrar algo ma nuel Lévinas), en la qu e apa rece sin cesar la mism a sínr is origin al

/~
o presente q ue se hace cargo un a y otra vez de las I . '
nuevo. Es precisamente esta esperanza de ren ovació n lo que niega la za d 1 I b pena y as esp eran-
visión del Ángel. M ientras qu e, en su en unciado , el texto denun cia In desla e ~s J?l11 .~es J~e .nos pr eced ieron? Entre estas dos modalidades
idea de! progreso como una ilusió n , la enunciac ión, es decir, la reali- . ,.ae u izaci n e ttemp o - com pren didas una y otra en la ex e-
zación subjetiva de las form a lingüísticas de la descripción, destruye ~;~~lclildt! fre.~~nte-- la diferen cia es, para Benjami n , de natural~za
desde el in terio r la idea misma del p re en te co mo fuente perm anen te in t~nte 111~o.na or, e.~~o acto r de l.a historia, no puede arrancar al
1I
de creación de algo nuevo . Porque el presente gramatica l que aquí en- a 11 pa ~~Sl~ca qu e contiene salvo cuando e t á in irado
contramos por todas part no tiene m ás objeto q ue co ngelar el movi - ~~r un a preoc upacio n diferente de la (evidentemente indi p lisable)
miento, inmo vilizar al Án gel, no en la perfección de un in stan te que , alefuctu°nocIDu ent ? p uro: la de u responsabi lid ad respecto al pasado y
ro _que tan a su cargo .
se sustrae al tiempo, ino po r el contrario en la petrificación de un ho-
rror sin recurso. Como en el libro so bre el d rama barroco, la alegoría
aparece aquí como un a mo rtifica ción de las apari encias; emblema del
terro r, el Angel ha sido cap tado para In ete rn idad en un gesto de ho -
I rror: "S US ojo s están desm esuradam ente abiertos, la bo ca abierta y ex-
ten dida las alas". Este presente está en el extremo opuest o del de la re-
novació n y la inven ció n ; es el p resente de la repe tició n , de la m aldi-
ció n, de la glaciació n in alida. En carnación alegóri ca del otro ro tro
del pr ente, de esta catás trofe siem pre recomenzada en la que el tiern-
po e hunde cuando deja de producir algo nuevo , el Ángel repr esenta
el a p e to lúgubre de to da re-presenta ión : "una at á trofe única que
amo nto na inca nsableme n te ruin a sobre ruina".
Si bien e cierto que el huracán ma léfico que sop la desde lo oríge- 122 Franz Kafka, Prcparatnos debod" f11 rl CIl11lf, Ob C. '
nes del tiem po va empuj ando al Ángel hacia un futuro que le causa cix Barral, 1987. rO, ras OIJlP lflflS, vol. /11, Barcelona,
123 L.P., pág. 351.
espanto, ya n o se trata de un ep isodio ya pasad o de la histori a mística
124 IbIt!., pág. 378.
de la humanidad ; como en el afo rism o de Kafka según el cual Ad án y 125 Ibid., pág. 362.

146
147
IV na p.ucde !~terveni~ pera cambiar retrospectivament e su sigllilit'.Hlo.•
La dimensión ..teol ógica.. de la temporalidad histórica no se rd il,.'/l' (' 11
El stiempo de hoy..polariza una doble rela:iót1: del presente, con.el !" od.o al~no .1 .la presencia en ella de una modalidad cualquiera de
pasado y co n el futu ro. No ob stante, en Benjami n. est~s dos relacio- IITaa o.nahdad ; .sl~l?lemente pone' de manifi esto que Benjamín conci-
Des no son simétricas; ..la cita secreta en tre las generaciones que fue- be ~I !Iempo histérico como una experiencia interior, co mo un acon -
ron y la nuestra- que evoc a la segunda tesis remite al aspecto más ~n­ recrrmento de La ~s.ique. Por esta razó n. ~ni~min puede escribir que
damental del -tiempo de hoy-, aquél en el que el presen te se ~e -en la remefTl:0ra~on tenem os Un.1 expene noa q ue nos impide com-
co mo una reactualizaci ón permanen te del pasado, co mo la ten tatrva prend er 1.1 hist<;Jrt3 de forma fimdamentalmenre ateológica, co mo
siempre reiterada de devolver la ~d~ a lo q~e. en otro tiemp? fu~ d~­ t~mpoco debem~ tratar de escribirla co n ayuda de categorías inme-
preciado o sacrificado . Este movtnu ento pnm~ ~e la c,?"o.eno Ol his- diaramente teol~e.tS»I29. Esta concepción del tiempo hist érico que,
tórica arrastra con él. no co mo su consecuencia SlIlO mas bien co mo por una parte. esta en el extremo opuesto de la creencia [einrnediata-
su realización, latensión ut ópica hacia el futuro. o más exactamen te, me n te t~Iógica.) en un a historia que progresa inevitablem ente hacia
la ant icipación de la utopía en el seno mismo del present e. Es que en ~ Salvación fi~. pero que por otra parte toma de Id teo logía. judía La
realidad, las esperanzas perdidas de las generaci~nes so~ el terren o ~ ide a de que.el tiempo de la histo~a no es irreversible y que el despu és
bre el que estamos construyendo nu estros p~IOS su.e~os. ~ Ikr:J.t- pu;d~ modificar el ~ntes. es prectsarneme la q ue Benjamin expone en
m ino la utopía es una función de la memo ria. • El vmonano -dICe la última de sus Ttm tÚ filowfia dt ÚI bútona:

*
una no ta de LA obra J, los ptUdju - vuelve la espalda al futuro: entre
las b rumas d el pasado q ue van hundien do .I~ntame~te en la noche
. de los tiem pos entrevé e! rostro . u, . Esta relaci ón ut ópica con .e! pJ~ a'
Seguro que los adivinos, que le preguntaban al tiempo lo qu('
oc ultaba ~n su regazo, no experimentaren que fuese hom og éneo y
do en su última fi losofla d e la historia. se llama rá la rememomaón (Eln- vad o. q.ulen tenga e5~O presente, qu izás llt=gUe ;l, com prende r có mo
grJmkm). Categoría cent ral del -tiernpo de ho y•• la rem emoració n se se t=xpen~n ta~ el tlempo pasado ~ I~ co nmemoración: a saber,
d iferencia de la memoria invo luntaria po rque es un acto d e la co n- conmemorandolo. Se sabe qUt= .1 los ludíos les estaba prohibido es-
erutar ei futu~_ En cambio I.a Torá YiJ p1egari-t les instruym en 1.-.
ciencia; esta diferencia co n la aparició n d el recuerdo en Bergson y ~ n ccnmemoraoon. Esto desencantabael futuro;,¡1cualsucumbo. Los
Proust co nfirma el paso, en la teo ría de l tiempo histórico de Benia- 'l'" bu.sca.n inform.aa.oo ~ los adivinos. Pero
no por eso se conver-
mino desde un modelo estético a un modelo politice y teológico. Por tu el futuro pan los jud íos en un tiempo hornog6leo y V.1ÓO_ y,¡
oposición a la memo ria voluntaria, la rememoració n no se conten ta que cada segundo era en él la pequeña pum a por la qU(' pod ía m .
co n t'VO(JlT un mom en to del pasado. sino q ue trata por el con trario de trar en Me.sús llO•
transformar/{}: ..lo que la ciencia ha "co mprobado", la rem~ oración .
lo puede modificar. Puede termi nar lo q~e había q uedad o m:lC~bado Si red ucimos este texto casi afo rístico a sus líneas de fuerza esencia-
(la felicidad) y transformar lo que había Sido acab.ad~ (el sufn ~ lento) les, podrem os co mproba r qu e en frenta tres visiones del tiempo histó-
en algo inacabado ..1Z1; es el i~strumento ~e la efi~c~a_ re~ctlVa del neo : desde el pu nto de vista epistem ológico, se trata del determinis-
present e sobre el pasad o; gracias a ella. e~ uempo .~t(.m co deja de apa- mo: de J,¡ creencia en el destin o, y de la concepci ón de un tiempo
recer como irreversible. Q1e la ley del nempo hi st órico se enfrente al .ab'e~? . Desde el punto de vista de la historia de las cultura s, estas
tiempo Hsico es algo q ue, dice Benjamin , -corresponde a la te.olo- t:es VISio nes son (d esd~ !a lógica del texto de Brnjam in),las del racion a.
gía. 1u . Así podemos entender qut= .el té rmi n~ de ..teo~ ogf~ . designe ~I.m~o m~emo, las relig iones de la An tigüedad pagana y el mesian ismo
para Beniamin la particularidad ,?Isma del tiempo hl~t~r1co como J~dlO..AI tiempo neu tro y acum ulativo de las filosofias modernas de Id
..tiempo del hoy», es decir, como liempo en el que la actividad huma- 11ISt0';1;1, calc~do sobre el modelo del tiempo fisico como vector de una
SlIceSlon de fenómeno s predecibles (ya que el co nocimiento de las co n.
!lI; G.S., 1, 3, pJg. 1.245.
129 Ibfd.
111 L.P., pág. 489.
W /bM. 1.1l1 • T~si~ de: ¡i[mofla de: la historia», en DiS<lIntJs¡'¡Irmlmpidod , /JfJ. ril., p~g , 191.

148 149
d icio nes que reinan en un momento dado de la cadena temporal per- tos d e! tiempo. 10 que ma ñana será só lo es la explicación d e In <¡lIe YJ
mite calcular ant icipadam ente la naturaleza de las co nd icion es que se encuentra, invisible para .eI p ro fano , en e! orden de las Cosas de hoy,
reinarán en un mom ento poste rior), las prácticas mágicas de 1.15 reli- Po r eso lo que debe producirse tiene un car ácter inevitable; necesidad
gio nes arcaicas, co mo tamb ién la vida religiosa de los judíos, o po nen no externa, como la qne expresa la causalidad, sino imema que expli-
la experien cia de un tiempo infinitam en te modulado en el qu e las es- ca que nada se p ueda enfre ntar con el destino .
taciones y 105 meses, los días de la semana, las horas de! d ía y hasta la La reLt~~n q ue la rememo ración establece entre el presen te y el pa-
cons telaci ón particu lar d e cada instante que pasa tienen cada uno su sado n9_uen e de nada de necesario ; tod o lo co ntrario. establece en tre
calidad propia y su significado específico. la percepci ón de! tiempo dos mom~ntos del tiem~ un vincu lo que, sin ella, no aparecerá y
en la tradici ón judía está pues mucho más cerca de la de las culturas que, a decir verdadno existe fuera de ella. EnIK los dos instantes que
llamadas arcaicas que de J.¡ qu e, desde la Ilustraci ón, subyace en la vi- une la rememoraci ón no hay ni relación causal n i relaci ón de analo-
sión moderna de la. historia. Desde este p unto de vista, la forma en ~a; la actividad entre ellos no viene dada, se elige, o más bien se crea
que la práctica judía de la remem oración remit~ al pasado es.similar a libremente. E!.presente aquí elige su propio pasado , crea su pro pia bis-
la que utilizan las an tiguas técn icas de adivinación par.J referirse .11 fu- torno lo que guía en este caso la relación con el pasado. es la vclun-
turo: se trata, en un o y otra C.1SO, de una 1U1HaliztuWrr de los tiempos tad de salvarlo, de arrancarl o del o lvido o de la esclerosis. Y a la inver-
lejan os en la experiencia del p resent e. En su ensayo Sobrr lafilCNI/ad mi- sa, también el deseo de unir el present e a una tradició n de hacer revi-
mi/ita (1933), Benjamín había explicado las prácticas mágicas como vir en él I~ esperanzas abo rtadas d e las genera ciones' pasadas. Este
aplicación de una visión simbó lica del cosmos. percibido co mo un encuentro SIempre reanudado de la memoria co n la utopía caracteri-
texto en el que se trataba d e descifrar las analogías secretas. En el c~o za, según Benjamín, la t;Xperiencia religiosa judía, tal y como se forma
de la adivinación. era importan te d escodificar an te todo, en función y se expresa.en e! estudio d e la Torá y en la pr áctica de la o ración. El
de un cód igo bien preciso. los signos que, en una situación dada, verdad ero Visionario , ha bía escrito Benjami n. es e! que -vuelve la es.
an uncian una situació n d e futuro . De la misma forma. la rem emora- palda al finura... En otra no ta de La obradeIospasa¡n. h abía destacado
ción descifra en e! presente las huella s que ha dejado en él e! pasado ; ..la importancia de la noción de relamo (UmJuhr) para la filo sofia de
porque ..la historia es similar a un texto en el que e! pasado ha depo- la historia y para la,poli.tica_, añadiendo que «("1juicio final es un pre-
sitado imágenes co mo sobre una placa sensible a la luz. Sólo e! futu- ~n l~ que se vuelve hacia atrás..l!1. Porqu e está guiada por e! deseo de
ro d ispone de reactivos lo bastan te poderosos co mo para hacer apare- -inciinarse sobre el desastre, vendar las heridas y resucitar .1 los mu er.
cer esta imagen en todos sus detalles-'!'. to~..IJJ , la ~memo~n, "en la q ue debemos ver -e-escribe Benja-
Al margen de esta referencia co mún a la experien cia de la actualiza-
. d ' 1J4 qUlOtaesenaa
mm-la _.1.1 de la concerxi
·· _-c~
ón teolóeica
-~
de la historia en los
ció n del tiempo, existe. en tre 1.1 adivinación y la rememoración, Un.1 JU lOS- . ' x) .o se puede e~tender como una categoría de la ética.
d iferencia fundam ental. La primera postu la efectivame nte la existen - . En el mt~nor de un a. misma percepción cualitativa y diferencial del
cia de un vincu lo neasario en tre e! pasado y el futuro : necesidad que nempo, radicalmente ajena a la Idea que se hace de el la la racionalidad
no es la de la causalidad, es decir, del determinismo, sino la de la ana- historicista, tradición judía y pen sami en to mágico se enfren tan co mo
logía. es decir. el deuino. Si el presen te conti ene en su int erior la ima- se enfrentan libertad y fata lidad, respon sabilidad y destino . Y ; in ern-
gen verdadera del futuro , no es porque el hoy sea la causa de lo q ue ~~o. con relación a ~a co~cepción moderna del tiem po h istórico. la
mañana será efecto , sino porque las fuerzas secretamen te agrupada s VJ~~?n del futu~. 9 ue impli ca el falalismo an tiguo parece men os p ara-
en la co nstelaci ón presente son la prefiguración virtual de Id S q ue se d?Jlca que 1,) vrsron del pasado que subyace en IJ idea de remem ora-
manifestarán en tal o cual co nstelaci ón futu ra. 10 q ue une el presen te ción. ~ue el.futu ro esté predetermin ado por la ley del destino o por
al fut uro es un proceso de tránsito desde el poder al acto, basado en la n ecesidad mrnanente del proceso h istórico, en ambos casos aparece
el principio de una entidad de estructura en tre los diferentes mo mea-
!JI ¡""d., 1, 3, p ág. 1.232.
111 ¡/>Id., 1, 2. p.ig. 697.
IJI C.S., r, 3, pág. 1.238. 1).1 Ibíd. , I, 3, pág. 1.252.

150 151
, 1I
,
como esencialmente predecible. La teoría marxista del «sentido de la
lámpara etern a es una imagen de la autén tica existen ia his: Hi l. ), .íl.!
el pasado ~Ia llam a que e encendió en otros tiempos- de fO Il Il .1
historia» no es más racional (o me nos irracional) qu e la an tigua creen-
cia en el carácter inevitable de lo aco nteci mientos venideros. Preten- pe~e tua alunentán dola con co mbustible siemp re nuevo..135• En ' \ 1 '
der que el pasado pueda ser mod ificado por el pre ente es algo qu e
entido, "el mundo mesiánico es un mundo de actualidad tota l e iure
choca profundamen te con la confianza de los moderno en el carác- g~» I36: por o tra.parte, la Reden ción designa tambi én una forma de vi.
ter irreversible del tiempo hi t órico. Lo que cuestiona la idea de la re-
vir el. ~turo en .el eno m ismo del presente: «En la rep resentación de
la fel~~dad -dl.~e la segunda tcsis- vibra inalienableme nte la de Re-
memoración el fundamento mismo de la conciencia histórica mo-
derna, a saber q ue los fallos de la historia so n ina pela~les: al igual q ue denci ón.» Efecltva":lent~, la idea de la felicidad futura se ajusta, por
el pro ceso biológico de la selecció n natural, la evoluci ón de l~ .h uma·
. on~~, a la expene.n~ta de nu.estros fracasos pre entes. Si para Ben-
nidad se mid e, de generación en gene ració n, por la desaparici ón de jarrun la Idea de la felicidad remite a la de Redención es en la medida
los vencido y la supervivenc ia de los vencedores. Benjarnin propone exacta en que este térm ino (Er-li.is1tl1g) debe com prenderse co mo el des-
la visión de una historia en la qu e no se sacrifica nad a.tna da se pieE~e rnlace de las aporías del presente.
para siempre. Si cada momento del pasado se pu ede reactualizar, ~ e­
sarrollar de nu evo en co ndiciones diferentes , en un nuevo escena no ,
no hay nada en la historia de los ho m bres qu e sea irreparable. I?e la
misma forma tampoco hay nada inevitable en el futuro . Una misma
temporalidad fimdam entalmente aleatoria, e decir, ufici~ntemente
independiente de los principios de continuidad y de ausalidad, pue-
de permitir, en cada instante, la correcdán de los errores del pasado alr,
mismo tiempo, la aparición si~mpre imprevisible de un número, I no
ilimi tado al menos incalculable de nuevo posibles. e trata de dos fo r-
mas ín timamente solidarias de un mi mo fenó men o de actualización
del tiemp o : revivir del pasado a la luz del presente e tá tan cargado de
pO,tencialutópi co ~o mo la esperan za en l.a,aparición .de le: nuevo. ~s
mas: en este cam bio, en esta transform aci ón revolu cionaria del pasa-
do se manifi esta, de forma privilegiada, la aparición de lo nu evo . En
este sen tido, co mo había destacado Gershom Scho lem, vemos en
Benjamin , como en la mística judía, una pro yección de la utopí a ha-
cia el presente. El mesianismo ya no se concibe co mo la espera de una
apoteosis que e reproduce al término de un tiem po lineal y co~ti nuo ,
sino co mo la p ibilidad, q ue e no s da a cada momento del tiem po,
de que acontezca lo nuevo : para lo judíos, «cada egun do era la pe-
queña pu erta por la que podía en trar el Mesías». . .•
Encontramo pu e en Benjamin una doble dete rmmaac:n de la
utopía como función de la experiencia del prescn ~~, es declf: d~ lo
q ue, en la term ino logía de las Tesis, se llama l~ed en clO n . Este tem~mo
designa por un a parte laidea de un a hurnanidad que ha reconquista-
do to talmente su pasado : cada instan te del pasado es obje~o de una
«cita en el ord en del día» en cada instante de l presente (TeSIS UI). En
una nota preparatoria de las Tesis, Benjamín utiliza o.tra l11etá.fo~·a, esta IlS ¡bfd., 1, 3, pág. 1.245.
vez tom ada del culto hebraico tal y com o lo descnbe la Biblia: «La 116 ¡bíd., pág. 1.239.

152
153
• I

TERCERA PARTE

Gershom Scholeln
La historia secreta

,

CAPfruw 7

Las apo rías del mesianismo

Para Gershom Scholem , la guerra de 1914·1918 rep resenta un d e-


mento fundamen tal que, en gran medida, decidiría la orientación fu-
tura de su vida. En particular, los veinte meses que pasó en Berna en
compañ ia de Benjamin fueron decisivos para su formaci ón intelec-
tual. Efectivamente. Sd 101em sabía, desde su primera adolescencia,
que iba a consagrar su vida al estudio del judaísmo', y desde este pun-
to de vista, fue él más bien quien desempeñó el papel de iniciador con
respecto a Benjamin . Fue Benjamín , no ob stante, quien ofreció a
Scholem las referencias conceptuales q ue formarían más tarde el hori-
zonte filosófico de sus investigaciones históricas: sus discusiones so-
bre Kan t y Goethe, sobre H ólderiin y los román ticos alem anes, su lec-
tura critica de la Lógica dr¡conodmiouo pUTO de Hennann Cohen, sus
charlas sobre Nie tzsche, sobre Rilke, sobre la pintura expresionista, el
interés de Benjam ín por los sueños. fas fantasías, asícomo por los ori-
genes premíticos del conocimiento, manifiestan un cuestionamiento
radical del racionalismo del siglo XIX. Asimismo, la utilización filosófi-
ca por parre de Benjamín de nociones teológicas como Creación, Re-
velación, Redención, su lectura de textos bíblicos como portadores de
una forma de inteligibilidad específica, la irnportancie que concedía a

1 Gmbom &h<JImr. Briift tDI Wnm'T K,aji, Hrsg. van W= Kr¡ft, Fd.lKfort dd
Meno, Suhrkamp, 1986, pag. 23 Yss.

157

_ - - - - -.1-
--

lo conceptos de doctrina (Libre) y de trad ición, marcarán para siern- necesita un~ clave: Sól? b:y que . upera~ la muralla de niebla ql1 · 1,1 10
re la trayectoria int electual de chol em. , dea (es decir, la h istoria)» . Al mismo tiempo, Scholem es 011 5 i 1111
p En un texto au tobiográfico fechado en 1937, Sdlole~ relata como, de la parado ja in m anen te en tod o estud io histórico de un a LI~l(I¡ ¡('UI
ara
'llrededor del año 1918, decidió abandonar las matemaucas I: COIl- misticaesta última, que permite ofrecer un acceso directo a lo abso
e agrarsc al estudio de la m ística judía ~o que~ ~esde el cO~llenz~, le
2 luto , sólo puede erse traicio nada po r la explicaci ón histórica que, al
había fa cinado en la Cába la, no era la mmeISlon en.un ~ntve~o irra- exte nd erla en "el tiempo, la relati viza. Toda la originalidad (y in duda
. . L si I descubrimien to intuitivo de 1I1Ul TacrOlloltdlld difem~te. la grandeza ~e la posición de Scholem procede de u negativa a resol-
cio nar, lO O e . Pi. ./ bi J G diic v~r la paradoja negando un o de su término : nun pen ó q ue se p u-
La lectu ra de la ob ra de Franz Jo ep h Molito r, 111OS0p ncaer ": no:
te oder Ve/m die Trfulitioll (1 857), le había revelado, tras la apanen~la diera (como ha ce la ortodoxia judí a) hacer abstracció n de la dimen-
aristotélica del jud aísm o de Maimónides, o tras la fachada ?eokantla,- sión histórica de los texto s místi cos para bu scar de ent rada su sen tido
~a de Hermann Cehen, la presencia de u n ~uerp~ ? e doctrin a especi- metafísico: tam po co aceptó los postulados de la escuela po sitivi ta,
fi de una vi ión del mund o a un tiempo slstemauca Yab o luta rnen - para la que no hay más allá de su inscripción en la historia un a «ver-
t~c~riginal. Lo q ue se hab ía fijado como o~je~o,(con respecto a.l~ ~l' dad" de la mística. «Inm erso en e ta paradoja cribe Scholem
ruaci ón que reinaba entonces en los estudios jud íos, en e ta am.bl~lon como concl usió n a su texto de 1937- vive m i trab ajo , hoy co mo en
iuvenil había tanta ingenuidad 0 010 d~smesura) ,era reco nstItUIr la el primer dí¡t,,5.
Jmctafisi a del jud aísmo. El libro de Molitor l~ habla mostrado qu e la ~ste mismo texto deja ~ ntcnder cómo esta paradoja epistemológica
visión cabalista del mun do no se re~ucía a la Idea abstra~ta del mo no- ~sm que e an ule la ten si ón que la co nstituye- puede abrir un espa·
teísm o sino qu e también evidenc Iaba profu ndas afimda~es co n el CIO en el que se desvelaría la verda d de lo fenómeno mí tico . Para
mundo del mi to y del panteí rno. Evidentem~nt:, la Ca ba la, tal y ello los do polos de l acto de intelección -el pen amiento histórico
como la presen taba Molito r, no e podía reducir slmp le11?ente a una y su objeto- deben desp lazarse imperceptib lemen te hasta el instante
resurgencia del mito o del panteísmo. Lo que presentIa el Joven Scho- fulg~rante en que, podrí am os decir, entra n en fase. Por una parte, el
lcm era que la autén tica m etaflsic:a ~el juda ísmo . t~l Ycomo ~e. ~xpre: sentido oculto en el fondo del texto místico debe, en cierta forma ha-
aba en u tra dició n mí tica, debla sltu~rse m as,alla de la p~sloon en. blar al histo riador incl uso antes de que lo haya d cifrado efectiva-
tre pan teísmo y monotei rno, entre rmto y razono"Para ~I no . e t~ mente. A esta «in terpelación de de la cima de la mo ntaña.., en fórmu·
taba -e cribe chalem- de rechazar el-panteí rno y el I111t<;> , Sino. ~ la de Scholem, re po nde, en el propio historiador, la búsqueda, no de
elevarlos a un orden supe rior», y añade: dEst,e o rde n ~pcn~r, quizá encadenamiento s histó rico co ntin uo , que crearían la ilusión de un a
deformado en su expresión, es lo que presentia en la C abala» . ev~l ución , sino por el contrario de fallas, de rupturas del proceso his-
N o obstan te a partir de este momento, Scholern comprende que es tórico. Al entrever "los más discretos , los más ínfimos desplazamien-
im osible abo~ar directam ente la metafisica de la. C~?ala, pu es se to de la h} toria» el histo riador podrá «cruzar la muralla de niebla-" y
presen ta en sus texto fundadores, a través de la me diac i ón de u na red _ hacer surgir la verdad que lleva con igo el discurso mí tico.
de símb~lo que la ocultan al tiempo q ue la desvelan , y q~e hay qu~ En tre la mul titud de temas de la mística judía que ha estu diado
descifrar an tes de nada . Trabajo herm enéutico , pero t~mblen y en p~­ cholem , el del mesianismo es uno de los que apa recieron m á tard ía-
mer lugar, labor filológica, pu es tras ha,ber desc~blerto los textos~ mente en su obra. Sus primero s estudios sobre el movimiento sabatia-
deberá reconstm irlos científicamen te. AsI pues, dice SdlOlem, aJlt~s no se publican en hebreo en 1944 y 1946, su obra m onumen tal sobre
de des ubrir la filosofía de la Cá bala, hay que «atrave al' el muro e a abbatai Zevi, en 1957. Es verdad qu e el ensayo obre I.:Idét deRedonp-
histo ricidad... Porque «la propia montaña, el co rpus de las cosas, no tiondon!la Kabbak se había publicado en una primera versión en 1941.
u gran estudio d e ín tesis, Pour amtprendre lemessianismejuif no e pu -

l «Carta abierta a Cershom Scholern- (29 de octubre de 19 37), publicada en. D;.~.:~I
Biale, Gmb olll SdlOkm. J(a¡'¡'II{¡¡/; and COIlllter-I-lisIOI)', Cambndge, Mllss./Londrcs. ' ~ Ihid., pág. 215 Yss,
5 lbíd.
vard University Press, 1979, pág. 215 Yss. 6 lbíd., pág. 215 Yss.
3 lbld.

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158
m~do. radicalmente la real!dad .del propio mundo. La idea judía de
blicará hasta 1958. y sin embargo es evident e que el pro blema del rnesiamsrno es, en su. e~encla rm rna, una aporía: el mesianismo sólo
mesianismo hab ía empezado a preo cuparle muy pronto , en cualquier e .puede afirm ar ~dose, pero en cuan to e realiza se niega a sí
caso a partir de 1923 fecha de su llegada a Palestin a. Para dar cu ent a mi mo. Se ~ara,ct~ así por un aspecto trágico : la ten sión m esiánica
de la aparici6n relativame nte tardía de este tema, m embargo central, del.pueblo JU~IO siempre lo ha hecho vivir a la espera de un cam bio
en su obra, quizá habría que recurrir (má allá ~e las contm genClas pu· radl~al de la VIda en la tierra que, cada vez que parecía anunciarse en-
ramente biográficas) a una hipó tesis más esenaal: para Sdiolem, la idea segu.I?a resultaba ser ilusorio. Encontramos así en la mística judía 'un a
mesiánica está ínti11lfl11lmte ligada a la experiencia delfm caso. Es algo q ue ~enslon p,e rmanente contra la tentación de la impaciencia, contra la
hay qu e entender en un doble sentido, que remite a un tiempo a ~a ~é" mten:~nclón prema~ra .en el. desarrollo de la historia. Encontram os
nesis de la idea me siánica y a su estructura. Para Scholem , el mesla~lIS­ tambl ~n, en l.a co.nCienCia reltgi.osa judía, una experiencia del tiempo
mo nace iempre de una frustraci6n hist órica, apa rece. en la concien- mu'y singular: el tlem~o se percibe, en su naturaleza misma, en la mo-
cia colectiva como la reparación de un a pérdida, co mo una promesa dal~d.ad de la .esptTll ; ~1 go~e pag?no del instante presente, ni evasión
utópica de tinada a co mpensar las desgracias actuales. De de los oríge- e piritual haCl.a .~n mas alla del tiempo, sino aspiración iempre reno-
nes, las vi iones escatol6gicas de los profetas de Israel ap~en con un vada a la apan cion, e~ el seno mi mo del tiempo, de lo ab olutam en-
fondo de catástrofe na ion ales: lsaías profetiza con el honzonte de la te nue~o, que e c.~nCI?e como s~ pu~iera acontecer en cualquier mo-
destrUcci6n del reino de I rael por lo asirios, Jerem ía y Ezequiel a ~ento: la Redenci ón ~lempre es mrrunente, pero si tuviera lugar sería
partir de la caída del reino de Judá y el exilio babiló nico. Más tarde, la inmediatam ent e cuestionada, pre isam en te en nombre de la exigencia
escatología talmúdica responde rá a la destru cció n del s~gundo templo de abso~uto qu e pretende hacer realidad. Esta espera perman ente de
por los rom anos Ya la dispersión de los judíos. ~e la mlsn;~ form~, s~· un fin sl~mpre esperado y siempre post ergado, es lo que Scholem lla-
gún Sd101em, la cábala de Safed, y en particular el-~ran mínco luri áni- ma «la v~da en ~uspensión»8. «Es 10 que hace la grandeza del mesianis-
ca del Exilio y de la Redención, aparecen en el Siglo XV11 como res- m~ al. mlSl~ o" ~el~p? qu~ su debili dad constitutiva. Lo que llamamos
puesta a la catástrofe hi t órica que con tituyó la expulsión de los }u- la existencia l udIa Iml?hca ~na tensión qu e nunca se afloja, que nun·
díos de España en 14927 • Es el mi mo esquema qu e ch~l~ aplica ~a .e resu~l,:,e" . Esta ~gen~la de absoluto es lo que impide al pueblo
para explicar el nacimi ento y la difusión ful~~e del abatlamsmo en J~?lO participar en la histojia para trabajar directamente por la realiza-
el siglo }'"VII. Podemo preguntamo I la pasi ón mtelectual ~on .la qu~ CIOn de la utopía que l1~va en u s~no: Po r otra parte -y aquí estam os
Scholem e consagró, a partir de los año 1944-1945, al estudIOsistema- en el centro d ~ la ~pona del m rarusmo-e- quizá esta distancia con
tico del mesianismo jud ío no constiruv ó por u parte una respuesta se- respecto a la .hlstona es 10 que garan tiza al pueblo judío su perenni-
• •
creta a una constelaci6n histórica percibida por él como dobl em ente
desesperante: al traumatismo del extermi nio ~e 10 judíos d~ra~te la
dad . La cuestl6~ q ue Sch~lem se plante a es saber si el precio pagado
por esta perennidad ~I a unpoten cia histórica, la vulnerabilidad abso-
Segunda Guerra Mundial se sumaba la sensaci ón de qu e el siorusmo , luta ante la p:~secucl0n- no es, en sí mismo , un pre cio desmesura-
en su fase de realizaci6 n po lítica, había traicionado las esperanzas ut ó- do. ~ta cuestion, que ~oncluye el estudio sob re el mesianismo judío
picas en cuyo nombre apa reció. . ' . publicado en 1957, remite por supuesto a la ani quilación del judaísmo
Esta degradación de una mística en ~na ~o1ítlca era pa.ra ~ signo de europeo duran te. la Segund~ ,?uerra .M und ial. Podemos preguntarnos,
una contradicción inherente a la esencia misma del meSianiSmo. Este efe~tl~amente., . ~ el exteIT~uD1 ~ masrvo de los judíos no conde na sin
último es, en lo más profundo de í mi mo aspiracióna ~o imposihk- E~ p~lat~vos la VlS1«:>n d~ la historia qu e predomina, durante cerca de dos
el me iani mo judío hay una exigencia de absoluto qu~ ntn~na reali- mil anos, e~ ~l JudaJ~mo religio o, y según la cual la fidelidad de las
dad histórica podrá atisfacer jamás. Sin embargo, al mismo uernpo la prome as ~hvmas obli~~b~ a los judíos a esperar pasivamente la llega-
Redenci6 n final a la qu e tien de sólo e auténtlca con la condici ón d da de los tiemp os rnesiarncos, aunq ue sea a cam bio del m artirio . Es la
que tenga lugar bien a la vista, en el escena rio de la historia, transfor-
8 MJ" pág. 66.
7Esa tesis ha sido recientem ente cuestion ada por M oshe Idel en su libro K,Ib[¡lllilh 9 ¡bid.
N(W Pmp<'divcs. New H aven/Londres, Yale U nivcrsity Press, 1988, págs. 264·267.
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misma cuestión que plan tea el sionism o, a la que parece. responder tentación inversa, la de un desen cadenamiento compensatorio de as-
aquí Scholem. Rompiendo co n la resignación que pr~co~lza la trad i- piracion e mesiáni cas anárquicas.
ción religiosa, el sioni mo había llam~do ~ las masas JU~las a hacerse Este carác ter fundamentalm ente apo rético del mesianismo , para el
cargo de su destino y a actua r en la historia para conquistar por ellas qu e la Redención debe manifestarse visibleme n te, en la concreción de
mismas su liberació n co lectiva. No ob tan te, Scholem destaca de en- la hi toria, pero para el que, al mi mo tiem po, nin gun a ten tativa me-
trada que el sionismo es en í mismo el heredero ~el mesia nismo ju- iánica real estará jamás a la alt ura de su aspiraci ones, lo po demo en-
dío, pues asum e --efectivamen te en forma seculanzada- uno de us n trar, en formas dife ren tes cada vez, en cada un o de lo tres grandes
a pecto más centrales, a sabe:, .1. utopía formulada P?r lo profetas tema que subyacen en la hi toria del mesianismo judío . Los llamare-
bíb licos de la «vu elta de lo exiliados- y de la restauración de la abe- mos la aporía de la utopía absol uta, la aporía de la revolución radical
ranía nacio nal. En este entido, el ionismo es para Scholem auténti- y la aporía de la perfección in terio r.
camente fiel al espíritu del me ianismo. Porque «el ,Pre epto ~e la ne- Scholem destaca. como un o de lo rasgo esenciales del mesian is-
cesaria pasividad histórica que tradu ce una tenden~la muy antl~a del mo Judío, la d i tinc ión entre dos grandes ten den cias, una restautatiua
judaísmo ortodoxo [...] no e en ab olu~o compatibl e . ~n ~~s Imp~l· y otgltjópirll. EJ primero de esto dos proyectos, que ya enconuamos
os d el mesianismo y represen ta en realidad su perverslo~» . Al .ml: expue to en los profetas bíblicos, tiende a la vuelta de los exiliados a
mo tiempo, el sioni smo tampoco puede escapar a la ap? oa ca? ntun- la reunifi ca ión de los dos reinos de Judá y de Israel, a la restau ración
va del mesianismo. Efectivam ente, Scholem marc a la difercn la ent re le la independencia nacional y la realeza davídica y, fina lmente, a la
los «armó nicos m esiánicos» del sion ismo que subyac e en la realidad recon strucci ón del templo de jerusal én y a la restauración del culto.
de la histori a profana y el sionismo metahistórico invoca do por la tra- Se trata de la vue lta a un ord en antig uo, a un estado de pl en itud o ri-
dición religiosa11. Estos armónicos está~ s ufi ci.ente~ncn te prese ntes en ginal perdid o pero dest inado a ser recuperado . Esta act itud «elegiaca»,
el sionismo pa ra expo nerlo a su vez al dilema m scn to en la.nat uraleza .n pa labras de Walter Benjamin (que veía en ella un a de las dos for-
misma del mesianismo: o part i ipar, como todas las ".naclones d~ la mas de la aspiración universal a la felicidad), incluye la realización de
Tierra", en el gran juego de la historia , par~ hace r reali~ad las aspira- la histori a como una vuelta a los origene , como el restablecimi ento
cio nes nacionales del pu eblo judí o, co n el nesgo de ~acnficar s~ ~oca­ de una arm onía primordial provisionalm ente destruida. Este elerncn-
ció n re1igio a de «guardián de lo absolu to», con el n esgo tam.blen de lO de restauraq ón podernos encont rarlo en una u o tra forma en tod
cae r en el ciclo de la vida y la mu erte co~ún a tod~s la .naClon: ' o la concep io hes mesiáni ca judías, porque en una historia na ida de
bie n - pues los ho rra re recie.ntes ~enunclan como i1u~~n~ la retirada un proyecto divino inicial no hay in novación pos ible que no remi ta,
ha ia la metahistoria- asumir el nesgo de u na explosión incon trola- de una u otra forma, a este paisaje original de la verdad. Fren te a esta
da de fervor escato lógico, traducir la utopía religiosa co~o activismo tend encia re taura tiva, la corriente utópica e alimenta de un sueño de
m iánico, y vivir como si hubiera llegado el fin de los tl.cmpos . Para ambio radical de toda la realidad, de aparición de un mundo ab o lu-
cholem, e tos dos riesgo aparecen como co?1plementa~os~ el proce- lame nte nuevo: «figura hímnica de la felicidad», para citar de nuevo a
o de ecularización del judaí rno em prendido po r el 10m mo -y Walter Benjamín, parece evocar lo inaudito, lo que nu nca fue, la cima
este proceso es inevitable c~and? e ~rata PaI3: el pueblo j~dío de en- de la beatitud. Varios pasajes del Talmud e consagran a la evoca ión
tra r a tivamente en la hlstona- implica a un tiem po el peligro de una de las marav illa de la época mesiáni a, desde la utopía política del fi-
a imilación total a la lógica de lo po lítico, en la qu e lo judío po d ría? nal de todas las persecuciones y del tabl ecimiento de una era de paz
perder irrem ediablemente el sentido de su vo caci.ón. religio a~ ~ decir universal, hasta la visión de una j eru alén redimi da, co n murall a de
ética y universal y, por reacción a este empobrecimi ento espiritual , la diamantes y calles empedradas co n piedra s preciosas, o al sueño de un
lluevo orden cósmico en el que la luna se converti ría en un nu evo so l.
cholem o bserva que ninguna de estas dos corrien tes existe jam ás en
10 Gershom Scholern, Fidllill ti Utopic. Essaissurlejildili'sme (O}//~m~lOr(lil/, trad. ~ I [mn-
estado puro; incluso las utopías más fant ásticas contienen elem en tos
cés de Marguerite Delmottc y Bernard DllPUY. Prefacio, notas y bibliogmíla de Bernard
Dupuy, París, Calmann-Lévy, 1978, pág. 257 Yss.
restaurativos, al igual qu e el proyecto restaurati vo incluye siem pre un a
parte de utopía. Así, por ejem plo , para los profetas bíblicos, el ideal
I 11 MJ., p ág66.

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«

del restablecimiento de la realeza davídica siempre vien e acompaña?o (o la.irrupción) final ?e u~ or~en radicalmente nuevo. Por una parte,
por la visión de un pueblo judío espi~tualmente regenerad?; a la 10- efectlv~ente, l~ r~l~dad lOe~'l~b!e del tiempo y del cambio impide
versa, el pasaje talm údico que anuncia que. ~ fin de. los tiem pos la que el FI?a1 s~ I~en tlco al Principio; pero po r otra parte, la presencia
lun a se hará similar al sol moti va esta revolu Clon cósmica por e! h echo de un? sl t~aclon 1Omu.table en. el origen de la historia siem pre limita
de qu e, en e! ord en original d: la Crea~i6n, ~mbos astros estaban efec- la ,arbl traneda~ de la IOnovaclón : Incl uso las vision es escato lógicas
mas ~~satadas deben ~er compatibles con e! proyecto inicial de la
tivamente destinados a tene r Iguales dimensiones. . . C reaci ón. En este senti do, la fórmula más exacta de la filosofia de la
Esta ambivalencia de los elementos de conservación y de 1Onov~'
ción erila iaé3. me iánica refleja una ten ión más fundan:en~, propia historia q~e su~y~ce .en e! mesi:mi mo judío podría er la siguiente:
de la historiosofi a religiosa de! judaísmo,.entIeJos dos pn ncrpios de lo hay ti. masiadas limitaciones (os ntidos} m d origen delahistoria para qll( sea
existente y de lo nuevo, de la estructura y de .la histo?a, d~l ser y del . absolutamente imprevisible; 110 hay sufidentes, 110 obstante, para 1ueestéabso-
devenir. M ás originalm ente tod a,:ía, esta dualidad esta arralg~da en la lutamente ~ete,?l1illa1a. ~esde ~s te pun t? de vista, la aspiración constan-
idea misma de la C reaci6 n. Efecllvamente, remite tanto a la 1Ostaur~­ te del mesianismo judío a la instauraci ón de un orden absolutamente
nu~v? , mezcla?a co n la conciencia de q ue una revolución semejante
cí6n de iin "o rden dado , de un a invarian cia, co mo ~ ,la emergencia
iernp re nueva de lo inédito y de lo imprevisto..CreaClon terminada y. sena incompatible con la presencia de una estructura oculta en el fon-
Creación continuada, dos a pectos que determinan desde e! co.ml.e,n· do de l~ ?"eación, debió vivirse corno una aporía. Hubo que esperar a
zo la idea judía del tiempo histórico, marcado por .una contradlcclon la aparición de la Cábala luriánica del siglo XVI para que, como vere-
mos, se desanude e ta aporía.
apa renteme nte sin salida. En ella parecen, c.o mpellr do modelos de
mesianismo. El primer modelo es arquc~/ogtco: e! mund? e.s ~a expre-
La segunda aporí a del mesianismo, la de la Revolu ción radical se
sión de un proyecto divino qu e se inscribe, desde el pnncipio de las refiere a la natu raleza de la temporalidad histó rica en la tradición esca-
ca as en la e tructura secreta del Ser. La armonía de este proyecto. ha toló gica jud ía. ¿La marcha hacia los tiempos mesiánico se de arrolla
sido destruida por una catástrofe primordial (q~e puede repro duClrse en el tiempo histórico o en el metahi tórico? ¿Se trata de una marcha.,
en diferentes formas a lo largo de toda la historia). La aventura huma- de un procesoñ ¿¡.él historia de la llegada de la Redención está forma-
na co nsistirá entonces en reparar lo qu e está ro to, e decir, en recupe- da por una sucé ió? de etapas, cada una de la cuales no podría a er-
rar, una y otra vez, el paisaje o riginal d~ la verdad. Porqu e e a verdad car al fin~l de ~s ~Ie~pos? En otra palabras épodemo identificar la
existe, ha sido fijada desde un prmcipio y permanece inm utable, ~n: temporall~ad fneslámca c~n una forma de progreso histórico o se tra-
c\uso cuando parece hurtarse a no sotro s. El otro modelo es escatol~gt­ ta de un tipo de temporalidad tot almente diferente? mi Mesías ven-
co: la verdad es un devenir, se va constituyendo día tras d!a.a med.lda °
drá al final de la historia surgirá de improvisto en el corazón mismo
• que se inventa lo nuevo. Inclu o en e te modelo escatol ógico, existe del tiempo? ¿r.a Redención mesiánica es fruto de una evolución o de
una estructura original .de la ver~ad; pe~ s~lo ~e tra~ de una forma
la dispersión repentina de una revolución? ¿Podemos contribuir para
puramente abstracta, SIn contenido eman~c~ Identifi~able. Esta. es- °
apresurar su llegada deberno contentarnos con esperar a que He-
~~~ Todas estas preguntas remiten, también en este caso, a un a opo-
tructu ra, simbolizada por el Tetragra~~, es slmtl~r, podríamos decir, a
s~clo n fun da men.tal: la de la contin uidad y la discontin ujda d, una l ó-
un a fórmul a matem ática; para adquirir un s~~lldo acces!ble al ho m-
bre deb e encarn arse en nue stro mundo em pírico, es decir, despl~gar­ gtca de la evolución y un a nostalgia dc la ruptura.
se en el tiempo, fuente de renovación infinita, en el que revesura foro A este respecto, la tesis central de Scholem cons iste en disociar ra-
rna iernpre cambiantes. Al té~no ideal de e te proce o, cuand~ d!calmente, en el mesianismo judío, la idea de Redención de la no-
haya conocido toda~ sus enCamaCl~?eS posibles, la ve~dad aparecera ción de pro~eso ~istórico. Aunque Scholem no niegue, como vere-
~?S, que. ~XlSten Igualmente elementos de evolución en la co ncep-
en toda su universahdad pero también en toda su plemt~? c.oncreta.
Porque cada uno de estos modelos cuenta .con ~u legitimidad pro' cla n tradicio nal de la Redención, los considera no obstante como
pia, el m esianismo remite sin cesar de un a eX1genCta ~ o tra, s10 po~er margi~a l cs :o~ ~especto a la importancia central de la idea de ruptura
dar satisfacción a ninguna. Porqu e la vuelta a los ongen es, la restl~­ del. tejido lustonco. Obs ervemos, en cualquier caso, q ue esta tesis e
ci ón integral de tod as las cosas es tan imposible corno la eme rgenc ia aplica ante todo a las formas clásicas de la idea mesián ica, tal y como

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164

h
x

se expresa en los profetas bíblicos y en la literatura rabínica (Talmud y hace ~ta fe¡l,li zación posibl~. Más allá de esta posibilidad n I 1
Midrash); la Cábala del siglo XVI reiruroducirá la idea de evolución en definitivo: ue r. di . r ' - ~' o u y IUl .I
'9 a promesa rvtna se realice o no ya no depende de lo s
el gran mito lurián ico del Exilio y de la Redenció n. Eso no imp ide ~o~br~s, ~lc10 t e facto res tota lmente imp revisibles. En !J argulllcll·'
que, en su origen, la concepción judía de la historia n o tenga, para acr In e o cm s~ byace es!a distinci ón en tre un a determin ación
Scho lem , ningún punto en común con la idea d e progreso: -En I.IS por ~s. cau sas }' un a indeterm ina ci ón desde el pu nto de vista d e las
fuentes clásicas antiguas no hay ninguna. relación entre el mesisnisrno ~Ondla?neS, en ot~s pala bras, de una l ógica de la necesidad y de
yel progr eso l...] u Reden ción está concebida como un nuevo esta- n a lógica de lo posible, SIn llegar a explicitarse n unca . En cualquier
do del mundo, sin co mparaci ón posib le con el an terior, La Redención caso, es lo ~u~, le penm~e poner de relieve o tros do s aspecto s cent ra-
no es co nsecuencia de un a evo lución co ntinu a del estado anterior del les de esta vIslon. ~e la historia prop ia del m esianismo jud ío: por un a
mundo (...} Debe produ cirse med iante un cambie gen eral. una revo- parte, la Redenci ón .no depende de los hombres, y por otra , uede
lución universal , catástrofes, calamidades inauditas en virtud de las acontecer en cu~lqUler momento. Según la trad ición rabínica ~algu.
cua les la h istoria debe desmoron arse y Apag~ll. Observaremos que no s ac,tos ~ontnbuyen al advenimiento de la Reden ción ya ' dan
con esta critica en la idea de progreso en el análisis del mesian ismo ~ aSl deelll,?, a su .uum bramiento [...] Pero no se !rata de u~ v('r:
Schol ern está muy cerca d e la visión de la historia de Wah er Beniamin d I era ~ usa l ldad l···) N un ca se habla d e p reparaci ón para 1J llegada
y de Franz Rosenzweig. Aqu í estarnos en el centro de la. constelación e M.es'as ' :..) Es ~Jgo que debe acontecer repentinamente, sin
formada por estos tres pen sadores. La critica de la raz ón histórica, el an unc m previo, p recrsamenre en el momen to qu e men os se lo espe-
cuestionamiento de La creencia en una h istoria portado ra en si misma re y en el q ue la espe ranza de su llegada se ha ya abandonado desd
de un sentido teleológico, la defi nición d e un modelo diferente de bis- hace mucho- I ~ . ('
roria, ab ierto a b irru pción imprevisib le de lo n uC"VO, todos estos te- La ide a según 1.1 cual la Redención no es el término de un proceso
mas son com unes a La ,strd1d J(!Il & Jmaón , a las TISis J( filowfia Ji !ll ~o ~resen~, ~mo J>eI.1~ba~ Hermann Cahen y otros teóricos dd
historia y a los escritos de Scho lem sobre el mesianismo judío. Esta afi- h~ra~mt\,~dlo. ~n objetivo Ideal hacia el que la humani dad tien de
nidad aparece m ás claram ent e todavía cuando Scholer n hace rem en- as~~tór:e~~ te, ano que puede, en cu alqui er m omento romper el
tar la inte rpre tació n del mesianismo , como una forma de p rogreso his- tCJI .O . uempo, es co mo el foco común de J.¡ o bra de scltolem de
t érico.basta La Iilosofia de la Ilustración : _1..01 idea de qu e la Redención" Benjamín y de Rosenzweig. M~ el punto exacto en el que se sitúa
SC'a el resultado de un desarrollo inmanente de La historia es una idea la rup tura con el m odel o hegelian o de Id histori a y más ..: 1
t od.t . 1 ' a men-
4U ...-.. . ... .
modern a, nacida de la filosofía de 1.1 Ilustración [...) La Redenció n-es e t . vía, con e modelo de una teodicea heredada tan to de la Ilus-
más bien la aparición de una trascend encia por encima de la historia, ch° ó1n como ~e la teo lo!?a ~stia~a de la Salvación . La insistencia de
• un a intervenció n que hace desvanecerse y desmorona rse a la bisro-
tra
S o cm en la Idea de la mmmena" siemp re posible de la IW
evoca a u ( L " d ..

encr n
ria. B . Esto qui ere decir en primer lugar q ue el tiempo del m esian ismo . n lempo la noco.n ~ ~ntlclpa oón de la Redenci ón en Ro-
igno ra la causalidad; la Redención no adviene co mo co nsecuenci a ne- senzweig y el co ncep to ben iaminíano del - t iernpo del hoy». No es el '
cesaria de un estado ant erior, no resulta de la acción de u n determinis- s~a~ que Scho lem y ~nzweig citen ambos la misma enseñanza fa .
100 histórico. Por esta razón, es fun da mentalme nte imprevisible. Tarn- bInI~ s? bre la actua lidad perm anen te de la Redención : -Si Israel se
bién po r esta razón, el hombre n o puede provocar su advenimiento. arrepl~llese, Jun9ue sólo, s~a un d.ía, sería instantáneame nte rescatado
La Biblia hace depe nder a menud o la realización de las promesas di- ~ el h iio de pavld llegarla mmed lJtam ente, pues se ha dicho : "¡Oh t
vinas de la fidelidad del pu eb lo judío 01 la Ley revelada. Sin em bargo, SI escuchara is su voz". IS. . .,
el vínculo que establece no es una relación de causalidad, en la med io Segú~. las fuent~ talm údicas, c.1 ;aráeter repentino de la irrupción
da en q ue la práctica de la Ley no supo ne necaarinmmtc la realizació n del Mesías e~ la h lsto na se traducir á en una serie de catástrofes, en el
de las promesas; crea únicamente las co nd iciones para ello, es decir, desmoronami en n, brutal del mu ndo an tiguo antes de q ue aparezca

11 INd., pág. 78. H ¡hU. , pág . 36.


u lbíd., pj g. 35. II M ldrmh E rodltSRzWba, XXV, 16. ~Jmo 95,7 (cirado m AI.f , pJg. ]6).

- - __l _
166 167

.\
1I

un a realidad nu eva. A las visiones utópica que de criben las maravi-


llas de la época mesiáni ca se oponen en el Talmud, las imágen es te- prohibió. Porqu e no se trata tanto de pro cribir el desvelami clllo prc
rrible de un mundo sometido a las convu lsiones del hambre, de la matur? del momento en que llegará la Reden ción como de d . la .11
guerra y de la de co mposición moral. La época que precederá la llega- su caraeter.~ndamentalmen te imprevi ible.
da de l mesías será, dice el Talmud, la de una «generación a cara de pe- La OpOSICIón entre es~as dos visiones de la Redención, una en la
rro»16. En cuanto a la vuelta de los jud íos a su tierra ancestral, só lo po- que se construye prop-eslvam ente a través del orden del tiempo, otra
drá ser realidad a cambio de un conflicto moralmente insolub le en tre en la que ro",!pe e~ ~Ilo temporal, se articula so bre otra antinomia: la
antiguos y nuevos oc upantes del p aís, hasta el punto que Dio mismo de la RedenclOn.visible y la Redenció n invisible. M ien tras que entre
quedará desgarrado'". Esto explica qu e uno de lo maes tros má pres- I?~ profetas bíblicos, y después en la tradición talmúdica, la Reden-
tigiosos del Talmud haya resumi do u actitud personal frente a la lle- Clan e presen taba cl~ente como un acontecimi ento pú blico, que
gada del Me í con la fórmula siguiente: «Q!1e venga, pero que yo no se desarrol1aba .~nte los OJOS de todos en el escen ario de la hi toria un i-
lo vea-", Schol em , que siempre había co ncedido una importancia ca- versal, la reflexi ón de los cabalistas ha tendido a destacar cada vez más
pital a los factore s destructivos que obran en la historia, quedó fasci- el a pecto personal, .i? terio r e invisible de la Redención . Sin borrar to-
nad o por este aspec to apocalíptico de la Reden ción , hasta el pu nt o de talm e.n te su dimensión ~ol~ctiv~ e hi stórica, no obs tan te han pu esto
convertirlo en la característica esencial del mes ianismo judío. Está cla- en primer ~l~no el trabajo mt enor de las conciencias individu ales, el
ro que una vez más toma a contrape lo, com o Walter Benjarni n, el op- carnmo espiritual ~ través .d~l cual cada alma trata de purifi carse y de
timi smo histórico que había ma rcado, en el siglo XIX, la creencia en el recuperar su integri dad original. Desd e este punto de vista existe una
progreso continuo de la humanidad. afinidad parti cular entr: la visión históri ca de la R dención y la idea
o obstan te, Scholem, de taca claramente qu e tam bién e encuen- de su desarrollo progresivo a través de la diferentes etapas del tiempo
tra en el judaísmo rabínico la expresión de una te is opuesta, según la por ~na parte, y por otra en tre la concepción interior de la Redención
cua l la Redenció n no vendrá en modo alguno de improviso, sino q ue y la ~d.ea de q~e el momento de su aparición vi ible es to talm ent e irn-
111 se man ifestará por etapas. Un texto del Zohar, citad o p or Scho lem, preV1sl~le.\Mlentras que en el prim er caso la u topía mesián ica debe
co mp a la llegada de la Redención co n el comienzo del día y con la necesariaménte, para realizar e, transitar a través del tiempo histórico,
len ta victoria de la claridad sobre la noche-". La temporalidad históri- l? ot ra teSIS separa por el contran o estas do s lógicas, la aventura int e-
ca e ve aquí como un proceso continuo «aunq ue no se trate de un nor ,de las almas se desarroll a en un plano totalmente diferente de
1I
proceso causal". Desde este punto de vista , Schol em e interesa mu- aquel en el qu e e desarrollan los acont ecimientos históri cos.
cho en un tratad o místi co redactado en España a comi enzo del si- . El contrast~ en tre e t~ do esquema conduce a otra apo ría:
glo XIII, el Stp/m ba-Iémumah (el ..Libro de la im agen»), que desarro lla ~Cómo. ~s posib le concebir a un tiempo la naturaleza históri ca de la
la teo ría de los eo nes cósmicos, que co rrespo nden en alguna medida Redenclon y su carácter apocalíptico ? Los cambio radicales anuncia.
a las diferentes edades de la humanidad. La suce ión de estos eones dos para. el fin de los tiem~os invalidan.l?s leyes de la natu raleza y de
marca el desvelami ento progresivo de la Redención en el mundo. Esta la histo ria en lu~ar de realizarlas, Las VISIones apo alíp ticas se descu-
historiosofla m ística constituye el trasfondo de los cálculos escato lógi- bren , por sus mismos .excesos, corno puras creacion es de la im agina-
cos a lo que se entregan numerosos aba listas para tratar de preve r la Clan, co m~ c~nstrucclon es metafóri ca cuyo sentido hay q ue desci-
fecha de la Redención. Efectivamente, está claro que si el Mesía pue- frar, co m o I~agenes qu~ remi ten al t érmino de la aventura espiritual
de llegar en cualquier momento, esto cálculos no tienen sen tido algu- de la hU~~l~ad. A la inversa, si tomamo la Redención como un
no. precisamente la razón por la cual la ortodoxia judía siem pre los pro e o hlstonc~, qu~ e de arro lla efectivamente en el mundo natu-
ral, no podemos Imagm.arlo om~ una revolución radical qu e haga es.
tall,ar las leyes de la r:alId~d. La historia no puede engendrar m etahis-
I~ Talmud Bilb. Sanbedrin, 96B.
tu«. 98B. t~n~, co~o ~a m ctahistoria tampoco s.e pu ede disolver en las leyes de
I~ histo ria, En otras p.alabras, concebir la Redención como la irrup -
11
la IUr!.
19 u .), 35. c!ón de la trasc.end encJa en el mundo es renunciar a su realidad hist ó-
nca, pero con iderarla como históri ca es limi tar u radicalidad y con-
168
169

h
tiempo , es H ~gar, su criada egipcia, quien le da el h ij 'lile I .1\ ' 11 1.1
tentarse con ver en ella, como algunos maestros del Talmud y co m o ra una pos tend~d. El con texto de este ep i odio deja laramcn rc 111 11
más tard e Maimónides, la so lución de lo co n flictos políticos y socia' der que este hi jo, ISI?ael, h a sido design ado por la vo luntad diVII1.1
les de la hu m anidad. paray erpetuar a un tiempo el lin aje (Gen . X'I/, 1-4), la promesa qu . k'
Estas diferentes visiones del mesianismo, que Scholern enfren ta h a SIdo hecha (Gen. XVI, 1?-15), y la alian za q ue ha sellado co n ella
destacando su incompatibilidad de principio (aunque en la práctica (Gen . .XVII, ¡ ·XVII, 27). Sm embargo , un os años m ás tarde, Dios
de los textos algu nos de sus elementos pu edan co~istir), no son neceo an un c,la ~ Abrah a~n que Sara va a darle a su vez un hijo. Todo en el re-
sariamente antinó m icas. M á allá de las categor ías binarias con las q ue la~o b íblico cont~b~ye a dar a entende r q ue esta pro me a es inve rosí-
trabaja Schol em , remi ten qu izá, u nas y o tras, a una per cepción má m il, qu~ ~t,e nacimren to a la eda d de Abrah am y de Sara, e taría en
co mpleja de la histo ria, que pued a integrar a un tiempo el mo delo de con tradicci ón ab ~luta co n las leyes de la naturaleza. Ruptura rad ical
la con tinuidad y e! de la disco ntinuidad , la lógica de los procesos y el co n las leyes del tIel~p o y con la lógica de la histori a, esta promesa
carácter impredecib le de las rup turas. Si bien es cierto q ue la tradición h ace estallar el orden instaurado por la serie de acontecimientos pasa-
judía nunca co ncib ió la histori a en términos de causalidad mec ánica, ~o.s y h ace temer por. l ~ m uerte de Ism ael : "y dijo Ab raham a Dios:
in embargo siem pre de tect ó en ella un os procesos, unas secuenci as SI al me nos Ismael vrviera en tu pres enc ia"» (Gen. X'l/I1 18) S· -
de acontecim ientos q ue podríamos calificar de encadenamientosaleato- b bifurcaci . ' . In em
argo, esta I rcaaon Imprevisible no anula lo que, en las secuenci as
rios o de mies abiatas. En la linea ideal del tiempo histórico , cada instan · pa sadas, ya h a pasa do a er histo ria; implemente, e tas ecuencias pa-
te po dría a í crear un sistema de co ndicionamientos q ue, sin de termi nar san a s~r secundarias, ma rginales co n respe cto a lo q ue aho ra aparece
el instante siguiente, limitarían no obstan te e! número de sus posibl es ~omo I m~a tem po ral..cen tral: "Respon dió D ios: "Sí, pero Sara tu muo
realizaciones. ¿Cuál de estas realizacion es adquirid existencia real? Es ...... J e~ te .clara a lu z un hIJO y le po n d rás por nombre Isaac. Yo estableceré
cosa de! azar, o qu izá de la libertad humana. C ada instan te del tiempo mi ah~nza con él, un a alianza eterna, de ser el Di os suyo y el de su
históri co podría co ncebirse así com o un a bifurcació n de la q ue salen va- posten ~ad . En cuan to a 1 mae l, tam bién te he escuchado: he aq uí que
rios camino; la elección en tre e tos diferentes caminos sería fun da men· I ~ b nd igo, le h~go fec~nd~ y le haré crecer sobremanera. Doce prín-
talmente aleatoria; una vez-definido el camino, crearía a su vez un con- apes ~ngendrara y hare de el u n gran pueblo. Pero mi alianza la esta-
junto de limi tacio nes q ue -actúan como un sistema de co ndicionamie n· ~lecere "con Isaac, el qu e Sara te dará a luz el año q ue viene por este
tos para el iristante siguiente, q ue aparece co mo un a nu eva bifurcació n tiempo l> (Gen. XVII, 19·21).
de la qu e parte un número limitado de cam inos. Esta concepción esto- f:s.ta visión de la hi sto~i a como serie de enc aden am ien tos aleator ios
cástica de la histori a es la qu e nos presentan, si los co nsideram os atent a- ~sta Ilustrada por un an nguo texto litúrgico judío, que ahora es part e
men te, los relatos b íblicos. El ejemplo má impactante quizá sea el de la mtegran~e ~e1 ce~em on ial de la vigilia pasc ual. Este texto, qu e en el
histori a de los patriarcas Abraharn, Isaa y j acob, cuyo linaje se con ti- folclore judío rccl.be e1 .no m bre de la fórmu la que le irve de estribillo,
tuye a través de una erie de bifurcaciones imprevisib les, pero en el q ue «D ayen.o ul> H llIblera SIdo uficiente pa ra no o tros-) está formado por
los aco nte imientos una vez acaecidos de term ina n de forma irreversible ~n,a ~ ne de te.rcetos en cad enados, to dos ellos estru cturados de form a
la secuencia tempo ral sigu ien te. Lo qu e entra en juego en este relato es, id éntica: el primer verso es un a proposició n co ndiciona l po sitiva el
a través de un pro ceso de selección, la formación progre siva de una ge· sep!ndo una proposición co n dicio nal n egativa, el tercer verso es el es-
nealogía, la elabo ració n de un a identidad colectiva. Ahora bien, en cada trJ? llIo ..El encad en amien to de las estrofas descansa en el principio si-
una de las eta pas de e ta histo ria el padre se encuentra fren te a varios h i- gUl~n te . el segundo vers~ ~e cad a terceto (la condiciona l ne gativa) se
jos, sin saber cuál de ellos continuará su linaje. El relato q ue e sitúa des- rep ite, pero en ~?rma po I~V~, el~ el p ri",ler verso del terceto igu ien te.
de el pun to de vista de los perso najes q ue actúan, avanza así de bifurca' La.trans~o:ma lo.n de.la hip ótesis negativa (.. i 110 hubiera...,,) e n hipó-
ció n en bifurcaci ón, siempre imprevisible, pu n tuado po r una sucesión tesis posinva ('<SI 1Jllb:era...» ! c~ea a un tiempo un efec to de co nti n ui-
de azares, de errores o de co ntingencias, que acaban no obstan te dando dad temporal y d~ disco ntinuidad lógica, ya qu e un a on tccimien to
un a impresión de necesidad, q~e se pl~n tea únicamente como po sible pero no necesario (si no hu-
D esd e este punto de vista, el caso de Abraham quizá sea el m ás sin- biera ten ido lugar, la secuencia hu biera llegado a su térm ino de to das
to má tico. Como su espo a Sara perma nec e estéril d urant e mucho
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170

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _L
I _
"

Dayenon formas) en una fase-determ inada de la serie tem poral se hace real en la
fase siguiente. Esta tran sformaci ón de lo posible en real no represen ta
¡Con cuántasbondadesnosha colmado Dios/ en modo alguno un pa o lógico de la potencia al acto (y menos toda-
Si noshllbiml/ucho salir de Egiplo . . vía, por supuesto, un en cadenamiento causal), sino todo lo contrario,
sin pronunaarun¡aDo con/m tUOS (conIra los egipdos)
hubiera sido sllficimtt paranosotros la aparición inopinada de la novedad: lo acontecimientos de la histo-
ria sagrada no aparecen como con secuencia del acontecimiento an te-
Si hubiera pronunciado uufidlocontratUOS rior, sino como la irrupción imprevista de una realidad nueva , es de-
y no contra susdioses \
bubirra sido sllj iam tt pllra nosotros cir, en el horizonte teológico de este texto litúrgico, como intervencio-
nes gratuita s de Dios en la historia. Es como si el relato bíblico de la
Si lmbiera prouunciado un¡al/ocon/mSTHdioses salida de Egipto hubiera sido fragmentado en una serie discontinua de
sin dividir para nosotros las olas del mar secuencias disyun tivas, cada una de las cuales habría po dido ser la úl-
hubier« sidoslificimtr para nosotros
Si bubiaa dividido pam nosotros las olas tÚl mar tima , pero que deja abierta la posibilidad de una continuación de la
sin badmoslocruzarportierra Sial historia .
hubier« sido sTifieim/eptlra nosotros No obstante, la idea de la imprevisibilidad absoluta de la Reden -
ción no hace patente una de las tesis más centrales de la historiosofía
Si nos lo bubiera hecho cruzarpor tierra seat
sin ahogar a nuestros mmrígos judía tradicional, a aber, que la historia de la humanidad el efecto
bubiaa sido slificim tl paranosotros de un proyecto original inscrito en las e tructuras mismas de la Crea-
ción; Incluso si admitimos que el hombre sólo pu ede entrever la na-
Si bubiera ahogadoa IIIllStr.OSmemigos . ~ turaleza de este proyecto en su fo nna más abstracta y más general
sin atmd« ti nuestras necesidades m eldesieno durante cuarenta anos
hubiera sido slifiantlt paranaso/ros (para la mística judía, esta fórmula e desvela co mo hemo visto, en
las cuatro.letras del Nombre divino), y que esta generalidad extrema-
Si hubiera atendido nuestras lucesidadtsm eldesierto dUTIl11ft cuamua mios da deja, a escala humana, un amplio espacio vacío para la incidencia
sin nlintmtamos con elman á aleatoria de la contingen cia histórica, no deja de ser verdad que la his-
hubiera sido slificimtcp(/rt/nosotros
toria humana deb e er guiada, en lo más profundo de ella misma, por
Si nos bubirra alimentado COII el1I/tUltÍ .. la ley invisible de este proyecto original. Ademá , la idea de la di con -
sin damos elSllbbat tin uidad histórica, que permite sin duda a la libertad de cada cual in-
hubiera sido slificimtf paranosotros
terrumpir en todo momento el desarrollo del tiem po, contradice no
Si 110Sbubia« dado ti Sabbat obstante la co ncepción tan fundamental en el judaísmo, de un esfuer-
sin condlrcirtJOs alpit delmont: Sina! zo colectivo de la humanidad, de una transmisión de generació n en
hitbilra sido ssficien: paranosotros generación de un mismo proy ecto redentor.
Si nos hubiera conducido alpiedel monte SÍ/laE Son precisamente estas aporías del mesianismo rabínico lo que ha
sin damos la Torá tratado de resolver el sistema cabalista elaborado en Safed, en Galilea,
hubiera sido ssficient«paranosotros a finales del iglo xvt por Isaac Luria. Este sistema, conside rado desde
entonces como la expresión canón ica de la vi ión del mundo de la
Si nos hubiera dado la Tor á
sin hilamos entrar (J1 elpaEs ti! Isrne! Cábala, desarrolla una concepción de la historia totalmente nu eva
hubiera sido Slificimtcpam nosotras con respecto a la q ue subyace en las enseñanzas me iánicas del Tal-
mud. Ahora bien, la historios ofía del cab alismo lurián ico está íntima-
Si nos hubiera baba entrarro elpaís de Isrnd mente ligada a su cosmogonía. Para Luria, el proyecto divino que pre-
sin construirpl/ranosotros d Templo
hubiera sido 51ificimtt paranosotros side la Cre ación pu ede imaginarse com o un plan de conjunto en el
que se inscriben, desde un principio, las mú ltiples caras de un a misma
verdad . Esta verdad , qu e no se nos aparece en u unidad primordial,
Liturgia dl Pasma
173

, '
se revela de entrapa en fonn a fragmentada. El paisaje original de la secreto de la historia de las almas. Podemos imaginar situ.i ion ( 11
verdad es ya el de la dispersión del sentido, su diseminación en sernas las que progresos aparent de la civilización contra tan en 1l'.did.1l I
primordiales qu e, en el simb oli mo luriánico, reciben el nombre de al- con la enorme lentitud de la hi toria invisible de la Redención, y 11110
mas. Este t érmino indjca que el ho rizon te original del entido se nos en los que tases catastrófica de la historia de la humanidad podr [an
ofrece a todo de de un prin cipio, con anterioridad a toda sabiduría, oc ultar u aparición inminent e. Es preci amente el desfase entre e lo
bajo el aspecto de lo /J1(11lmlO. La en tura del sentido e desarrolla a dos ritmo lo que muestra el carácter absol utamen te imprevisible de
través de los innumerables de tin6s personales, de modo que cada er la Redención y de la legalidad que guía su progresión secreta. En este
human o es re pon able, en cierta forma, de realizar en el mundo la sen tido, el mito luriáni co podría quizá resolver la apo ría cen tral del
parte de verdad que encama. mesiani mo judío : desde el punto de vista de la historia visible la Re-
Esta tarea confiada a los ho mbre es tanto m á dificil cuanto, en dención puede acontecer en cualquier instan te del tiemp o, aunq ue
una segunda fase de la historia mítica del Comienzo, una c~tástr~fe desde el pu nto de vista de la historia secreta de las almas, este instan.
original (la «ruptura de los vasos») hace estallar el mundo primordial te marcará el término último de un pro ceso inm emorial.
de la verdad: las mú ltiples unid ades de sentido (las «almas») arr~nca­
das a su paisaje común, se ven proyectadas al mundo de la mate n a en
do nde se hunden. Peor aún.: la pro pias almas ~sta l.lan , e rompen en
innumerables fragmento dispersos en las pro filndidades del mu ndo
material. Desde el eno de este exilio, las alma e talladas, d iseminadas
en los confines del universo, e e fuerzan por sub traerse a su aliena-
ción, po r partir cada cual en búsqu eda de 10 frag~en to disp erso.
cuya sum a formaba su unidad primera para recon tru ir esta fonna on-
ginal y cont ribuir, cada cual en u medida, a la realización en el seno
del mu ndo concreto del pro yecto inicial de la Creación .
Este mito cósmico del Exilio y de la Redención nos da, según Lu-
-
ria la Clave de la historia secreta de la hu manidad. Porquelo qu e ca-
racteriza a esta do ctrina es qu e separa radicalmen te la historia visible,
qu e es la de los acontecimientos, de la historia invisible, que es la. de
las almas. La historia visible está marcada aquí , como en la tradici ón
talmúdica por la discontinu idad, la imprevisibilidad y la contingen-
cia; sin embargo, la historia invisible, la que rige se retam er:tte el des'
tino de la humanidad, se desarrolla como un proce o co ntmuo que
in duda puede conocer momentos de interrupción o de regresión,
pero qu e a fin de cuentas tiende de fonna irresistible hacia la Rede~­
ción. Efectivamente, la bis a ria de la almas es un proceso acumul ati-
va; de generación en generación , el trabajo de puri fi ~~ ción realizad?
se conserva y e transmite, a trav é de un pro ceso minco de transrm-
graci ón de las almas que pod ríamos interpretar como una metáfo~a d~
la idea de progreso espiritual de la humanidad. Este progreso es 111\'1-
sible, por lo q ue esta idea no se debe confundir con la tesis mod erna,
nacida de la Ilustraci ón, de un progreso continuo de las costumbres y
de la civilización. En el mito luri ánico, la sucesión de los aconteci-
mientos en el escen ario de la historia no nos dice nada sobre el ritmo

174
175
..- ,

Kafka, Freud, y la crisis de la tradición

Scholem siempre estuvo fascinado por la obra de Kafka, en la que


quería ver Ilfa imagen paradigmática del espíritu de nuestra época, la
represen tación minuciosa de un mundo al que ha abandonado la idea
de lo divino, pero cuya inman encia misma debía descifrarse como el
reverso de un a trascend encia perdida. ¿Lectura «teológica') ds: Kafka?
No, en cualq uier caso, no en el sentido que le daba Max Brod , para
quien había que comprender a Kafka con la ayuda de catego rías reli-
giosas positivas, de mod o q ue El Proceso y El Castillo simbolizaban
para él dos enfoq ues diferen tes de un a misma «búsqueda de Dios».
Para Scholem , son precisame nte este tipo de nociones las que cue io-
na radicalmente la obra de Kafka: refleja por el contrario el espíritu de
una época para l~ que la idea misma de una presencia de lo divino en
el mun do ha perdido toda significació n. No obstante, si los persona-
jes de Kafka están co mo perdid os en una realidad que para ellos se ha
vuelto indescifrable, e1 lecto r ensible a la dimensión metafísica laten-
te en esta ob ra no pu ede dejar de discemi r, según S holem, en la repe-
tición obsesiva de los temas de la d uda, de la incertidumbre y del ol-
vido, como en la pro liferación de las formas lingüísticas de la nega-
ción o de la' ambigüedad, la huella de una trascendencia perdid a. Si
esta interpretación se puede calificar de teológica sólo lo es en el sen-
tido de una teología fundamenta lmente negativa, para la que todo lo
que podemos afirmar de Dios es el hecho mi mo de su ausen cia.

177
,•

Scho lem veía en la obra de Kafka el reflejo de la crisis de la trad i- (:3 h istoria de los descubrimient os de Preud muestra d ll .IUlC' lI l r tudO!
ción qu.e, pata. él. caracteriza nuestra.~poca . Ente nd ía ~t ello, no sólo lo que la elaboración de su teo ría de bía a su experiencia t Iín i\ .1. ,.1 .
el cuesnonarment o, desde la Ilustraci ón. de lo s co ntenidos de la ~een­ mentada por los relatos de los co nflictos psicológicos tan C'IJ.ltlt' ¡ ' \11
Ca religiosa, sino tambi én el desvanecimi ento de los procesos nusmos ces de una burguesía judía en vías de absorción en la sociedad cin un
de su transrnisi ón. El estudio de la mística judía le hab ía enseñado la dame. Mj~ todavía: la biogrefla de la propia famil ia Freud iluxtr.i
importancia capi tal de 1J transmi sión ora l para.la ¡;>e~tlJ.1ci~m de una de form a ejemplar el proceso histórico durant e el cual los judíos de
cultura. En la tradición judí a -aunq ue este pnnopio se aplica en Ka- Europa Ce ntral, lib~ose progresivam ent e de las formas d e vida y
Iidad a todas las civilizaciones-e- les propios textos sólo adquieren sen- d e las creencias tradicionales, adoptaron las normas sociales e intelec-
tido a través de la enseñanza que. de generación en gen eración, los tuales del mundo occid ental. En el caso de la familia Freud esta evo-
reinterpreta y los reacrualiza. Las institucion es responsables de es~a lució n es rigurosamen te paralela a un desplazamien to geográfico des-
transm isión en la Euro pa cristiana (iglesias y universidades) no exrs- de el ~te .hacia e1.~ste20:. el abuelo de Sigmu nd era un p iadoso jud ío
tían en el judaísmo diaspórico . La tradición se transmitía en el espacio de Calirzia; su hijo , semiema ncipa dn, em igra hacia Moravia donde
privado de la casa de estudios y de o ración, a través de la.rcl.aci.ón per- r
nace Sigmund .rasa sus primeros años; finalmente, el padre de Preud
sonal entre el maestro y el discípu lo, y sobre todo en Id intimidad de lleva a su familia a Viena donde se instala definitivamen te. Como
la familia, .1 través de 1.1 relación person al entre el padre y el hijo. Si, Franz Kafka treinta años más tarde, el joven Sigmund Freud tropieza
desde el Renacim ient o , la crisis de 1.1 creenci a religiosa en la Europa con las co ntrad iccio nes de un pad re ya apartado de la ma yor parte de
cristiana naci ó ant e todo _~ un ~estionami ento! en ~ ombre del espío las normas y de los ~mporta:nientos tradi ciona les, pero que sigue
ritu critico de los contenidos rmsmos d e la fe, el juda ísmo europeo su- conserv.a~do una fidelidad sen.tImem al a residuos di spmos de ritos y
fre. desde i.a Emancipación, una dispersi ón de las estrudu.r.u social~ de c~eencw.. En lA /ntnprt1Jdmr dr 10$ SunibJ (1900), libro que quiso
trad icionales y ante todo un desmoronamien to de la autoridad maga- ,?rnldr~. entre otros. como una aurobiografia de su propio incons-
tral y paterna que atenta contra el principio mismo de la tra ns misi ón cierne, Fr~d no s confiesa, ~ ua~és del relato y el análisis de algun os
de los textos revelados . lo que se ve aquí co mprometi do es men os la de rus suenes, el relato semicodificadc de sus co nflictos secretos con
validez de la creencia que su proc eso de transmisión. La entrada de los su padre y del papel centra l q ue la cuestión de su ide ntidad judía pud o
judíos oc cide ntales en 1.a rnodemidad coincidió, para I.,a mayoría de desempeñar en este antagonismo".
ellos, con el aban dono de! juda ísmo tradicional; ~ro SI este aban do- ~ Freud co mo en Kafka. estas ambigüedades del padre frente a su
no tuvo a men udo el sentido de un rechazo consciente de las normas propro ser judío , las incon secuencias de una demanda en cuyo nomo
y de los valores antiguos, m ás frecuen temente ha si~o efect? de un bre se invit~ al hijo a ~nnan:cer fiel a unos valo res que el padre no
atent ado aparenteme nte irreversible contra .I ~ ~em~)JI ,a_ col~lVa. ha conseguido transmitirle (m, por lo tan lo. legitimar) privan el dis-
Este d esajuste de los procesos de tJ.1nSIlllSIOn es indi sociabl e, en el curso pat erno de su credibilidad. Doublr bind qu e reflejd las incen i-
judaísmo de los siglos XIX y xx, d e la desazón inte lectual de la gen era- dumbres de una ge~:ración de. t~nsi~ón. desgarrada entre su apego
ción de los hijos. Mucho ant es de la Gma a mi paJiTt de Kafka, la re- al pasado y la atracci ón d e la asimilación, y en el que la autoridad pa-
belión, clásica despu és de todo, de los hijo s contra. los padres, se vivió tem~ se desvaloriza de fonn~ irremed iable. Precisamente sobre el po-
en las fam ilias judías co mo un de bate ideológico fundamental a pro- der I? tanglble d~ ~ autoridad d~ nsa, en el judaísmo, la perma-
pósito de la validez de las ~ormas de vida y d e. ~n~mien.to tradicio- nencra d~ ~a tradici ón; p ues ~a autor idad del padre es la que garantiza
nales. La rebelió n de los h iJOS, este tema tan trivial en la literatura de la aut entici dad y la validez siempre actual de Id Ley d ivina. No es ca.
co mien zos de siglo, adoptó, en el microcosmos fam iliar judío, la di-
mensión de un a verdadera inversión de valores. Qlizá no sea casual
l() W;¡SC M,lrlanne Küll, Sigmuml,fils¿(Jllmb, GalIim,¡rd ("ConnajYllfC de l'incons-
q ue la invención del co mplejo de Edip o y su pa pel fund am en tal en l.r
ciento), 19~3, pdg\, 113-148.
creación de la psique date de los primeros añ os del siglo ,xxy s~ ,hay;\
. " V~;l l<:' en particular los sueños «C.err.1r un ojo», ..el tío couh bMb.l r ubia» y ..el ha-
producido precisame nte en Viena. donde el pro ceso ?c asimilación de ~r~;J.udlo de Roma», en La mterp rr(,m oll de lo,' majos, B,lrrdl1l1 J, Cln:uJo de Lectores,
los judíos de Euro pa Central alcanzaba en aqu ella epoca su apogeo.

178 179
•,

sual qu e la crítica freudiana de la religió n se base en la d esmitificación grado de futi lida d podían tener un sen tida más elevado ? [...J Si tu pro -
de la idea de Dios, co ncebida co mo una proyección de la imagen del pio juda ísmo h ub iera sido más fuerte, tu ejemp lo habría sido más con-
padre y en 1,1 co nce pción de la Ley co mo exho rtación paterna . vincenre-",
Pa;,1 Scholem, hay que en tender desde esta perspectiva la ~nción El último punto de este pasaje qui zá sea el m ás revelador. Kafka
central del tema de la Ley en la obra de Kafka. En su Cut" tI m I Padn, evoca e!1 él su n uevo in terés po r las cosas ju días a partir del año 1912.
arreglo de cuentas d~piadado co n la imagen casi mítica del pad re ti- Es p~~clSJ. me n te en este momento cua ndo se produce un cam bio pa-
rano, Kafka co nsagra un largo mgment o a la. cuestión del judai\m~. rad ójico en su padre. Para este último, el judaísmo qu e su hijo estaba
Su actitud hacia el judaísmo, escribe, conoció tres fases, las tres inn- redescubriendo se co nvirtió repentinamente (y parece qu e Ka!h cita
mamenre ligadas a sus relaciones co n su padre. Durante la jnf~ncia, la ~qU,í las exp~i ?n es mismas de su pad re) "en algo abyecto , los textos
religió n se le aparecía como la em anación ~ de I~ autoridad p~ judíos eran ilegib les, le daban náuseas.ts. Lo q ue Kafka no dice aquí
terna, y su indiferencia con respecto a la practica hab la creado ~ ,el es que el furo r del padre estaba dirigido precisamente al judaísmo de
una ma la co nciencia permanen te que se confundía co n su sensaoon :mtes de la Emancipación, que el h ijo se esforzaba por recuperar, este
de cu lpab ilidad respecto a su padre. M is tarde, como ~dol~scente, no judaísmo del Es~e, del que él mismo hab ía nacido y que se había es-
había con~do co mprender có mo su padre, ..cuyo juda ísmo re- se. forzado , a cambio de un esfuerzo de asimilaci ón casi sobrehumano,
duda a la nada .. podía reprocharle q ue - no se esforzara por practicar po r olvidar para siempre. La "abyección.., el sentimiento de n áuseas
n i siq uiera esta nada ... Porqu e el judaísmo del padre,. ~ri?e Kafka, no ~xprcsa n el horror que había inspirada a la gene ración de los padres el
era realmente más qu e una ..nada, una broma, no, ni siquiera un a bro- J~ daísm o de s~ propios pa dres, esta forma de vida que h abían perci-
ma,.2l. La descripción sarcástica de las prácticas re~giosas del ~dre. en bido como miserab le y retrógrada, co n sus rito s "primitivos- y sus tex-
las que el niño y después el adolesce nte se ve obligado a ~~p.u, re- tos sa~ qu e. p.a~ esta generación de l.J Emancipación se había n
presenta co n una mi nuciosidad cruel el estado de ~ma espiritual de co nverridd en prácticam en te ..ilegibles-. Que el hijo ~ste doctor
las comunidades judías ab urguesadas en las grandes Ciudades de Euro- Fran z Kafka., símbolo para el padre de una integración po r fin lograda
pa central. co mo Viena, Praga YBerlín, don de la asimilaci? n social ha- en el mundo occidental-e- pudiera sen tirse fascinado por el mundo
bía llevado ya al olvido de la lengua hebrea. a la i~~o.a ~e los tex- J.~ado al que hab ía escapado él mismo, que celeb rara, a co nrraco-
tos tradicionales y al desco nocim ien to total de las significacio nesme- men te del progreso, una alianza simbólica con el padre del padre, era
taflsicas del juda ísmo . En la Carla a mi padrt, el na rrador se Identifica un escánda lo genealógico -la IKgarión mismd dd soui do dt la biuotie.
retrospectivamente c.on la mirada ? es.mitificadora del niño qu e, mas Esta am bivalen cia con respecto a la tradición es lo que Kafka repro-
allá de la indiferencia y del aburrim iento. desenm ascara el aspecto cha a su padre. Para este último, la Ley só lo rep resenta un marco va-
gro tesco de un ritual privado de su sentido. ..Este era el capital de cío, desprovis!? de sen tido. Sin emba rgo, no cuestiona su validez, y
cree ncia qu e me habla sido tran smirido-escribe Kafka. N~ veía qué espera de su h ijo que le conserve a su vez esta misma fidelida d formal.
podía hacer co n este capital salvo lib rarme-de él lo más rápidamente Para .esta ge~eración de padres, la Ley no tiene mis contenido que su
posible..v . . legalidad rmsm a: n o expresa nad a m ás qu e su propia autoridad , pero
La idea centr al de este alegato no es que el padre haya Impuesto al no represen ta nada, no fun dam en ta n ingún o rden simbólico : su úni-
h ijo una Ley que este último rechaza. Lo que Kafka reprocha a su pa· ca fun ción es la de un sign o: el signo de una iden tidad.
d re es todo lo co ntrario no h aber sabido tran smiti rle la Ley o, mis Scholem fonna parte también de la gene ració n de hijos a un tiem-
exactamente no habe rle'transmitido m ás qu e unos residuos absurdoi , po perd idos y rebeldes, qu e sólo recibiero n del padre la exho rtació n a
..[Cómo habría podido imagina r -pregunta rsaík.a- qu.e I~s insign i- perm an ecer fieles a una identidad vacía de toda contenido" . Puede
ficant es futilidades q ue practicaban co n una indiferencia Igu al a su

II Fram: túfka, Cmla ti mi ¡<Uf", en ObraJ Comp/tltlS, vol. 11, Buenos Aires, Bmecé.
z.o lbíJ.
II Ibíd.
-
¡~V011 & li11 1/aeb}auJ,¡lnn:}ugmJm ""mmgtn , Fr-i ncfo rt del Meno, Suhrbmp Ver-
\960. I ~g 1m , caps. I y 2.
II /l1úl
181
180

ser la razó n de la fascinación que la obra de Kafka siempre ha ejerci- moderno aparecen parado jas y co ntradicciones i n herent~s , desde
do sobre él. En el cent ro de esta obra. Scho lem detecta. como un cues- siempre, a la mística judía. sobre todo en sus formas más radicales, las
uo nami ento siempre presen te. laoU5tión de la úy. C uestió n q~e se. re- que tocan al nihilismo e incluso a la h erejía.
fiere: men os a su naturaleza. o a su sentido. que a su procedencia o rm- 3. Se trata de paralelismos históricos que superan 1.lS intenciones
proced encia, a esta fuga. e.sta rc=tirad~ si ~ fin d~ e un prmcipio que ~ del autor, y de los que este último sin duda nun ca fue consciente.
presenta como absoluto sm revelar Jamas de donde pn:xed~ su a~~on' 4. Según Scholem. Ias sem ejanzas en tre el m undo de ficción de Kaf
dad . Sin embargo, en Scho lem no en co nt ramos estudios slStemaUC?s ka y algunas herejías místicas judías so n las siguientes:
consagrados a Kafka. Sus reflexiones sobre el autor de El prrxNO están
dispersas en los m árgenes de su obra, sobre todo en s~ corresponde~­ a. La. obsesión de la Ley;
cia con Walter Beniamin y. mis tarde, en algun os escritos sob re la Cé- b. en un mundo del que Dios está ausente;
bala. En este: d iálogo de toda un a vida co n la ~bra de ~tka.. podemos c. el hecho de que la Ley está ab ierta a una infinidad de interpreta-
distinguir no obstante tres etap<1s. Las tres pruneras. e~t.an ligadas a .su clones;
debate epistolar co n Benjamin y se refieren a la poSibIlidad de un a In' d . el hecho de que es impracticable;
rerpretaci ón -teológica.. de 1;15 novela s de ~fka. Este debate, que co- e. u idea de que la verdad es inaccesible.
mienza en 1931, llega a su punto culminante durant~ el verano
de 1934 en el mome nto en que Beniemin redacta Id versi ón final de A Jos o jos de Scholem, estos motivos an tiguos se encuen tran en las
su estudio sobre Kafka. Se refiere básicamente a la exégesis de un -~ novelas de Kafka de una forma nueva. no co mo ideas explícitam ente
ma didáctico- de Scho lem en el que este último desarro!la. ~ ~ropl~ presentes en el texto, sino más b ien como co nstantes temáticas que
interp retación del Prvmo y de la metafísica que. en ~ opllu orl, 1!!!Ph· suby acen perma ne ntemente en el ed ificio de la ficción . Así es como
ca. esta novela. L.1 segun da etapa se sitúa cuatro a ños más tarlie, en no- hay que comprender sin duda la fórmula que a Scholem le gustaba re-
viembre de 1938: Scholem se posiciona respecto a una larga carta pro- petir a sus estudiant es: - H_oy, para en tender la Cá~aIJ. hay que leer I? s
grama en la qu e Benjamin había exp uesto el último ~ado de sus t~ libro s de Kafka, y ante leido El procrsqJJ. Todo gira alrededor del ter-
rías sobre la obra d e Kafka. Siguen veinte años de inte nsos trabajos mino ..ho y-: p.1ra nosotros los modernos, que vivimos en una época
sobre 1.l mística judía, de los q ue Kafka está totalme nte ~ usen.te (co mo de seculariza ción radical, de desv an ecimient o inevitabl e de las creen-
si, después de la mu erte de Beniamin, Scholem se h.ubleta visto en la cias religiosas, la obra de Kafka propone la imagen de un mun do p.~ ­
imposibilidad de volver sobre este terna.) Sólo a parnr de finales.de los vado de sen tido, vacío de toda presencia divina, pero en el que subsis-
años cincuenta el nombre de Kafka reaparece en algu nos estudios 50" ten todavía, como un a huella, las marcas de la trascend encia desapa-
b re la c.ib.tla, Ysiempre en puntos especialmente est!a legicos. recida : preguntas sin respuesta, enigmas sin solució n que siguen
Estas tres etapas co rresponden .11 d esa.rrollo suc~~vo por parte de dando testimonio , en su prop.ia n egatividad, del poda .q ue ejerce so-
Scholem de tres temas prin cipales de su mrerpretaoon: la co rrespon- bre nosotros la ..sombra del DIOS muerto-. Para descubrir estas huellas
dencia de 1934 se refiere sob re todo al tona di la úy; en 19l4.. la carta en la ob ra de Kafka, según Scholem, hay que recurrir a las categorías
a Benjarnin se ocupa del problmIa Jr la oadad; los texto s de I.os a~os de la m ística jud ía. A la in versa, para captar todo lo q ue imp lica la cá-
cincuenta destacan ante tod o los dos motivos estrechamente Implica- bala de negatividad, de co nciencia trágica de la inmanencia del m un-
dos de nihIlismo rrligiow y de IJ. Jú,lk tica tU la tradición. do. hay que descifrar la a través d e la sensibilidad prop ia d e la obra de
El conjunto de esta interpretación, LJI y co~o se desarrolla a lo lar- Kafka. ¿Juego de espejos? ¿Círculo? Este vaivén constante entre Kafka
go de los años, puede resumirse en algu nas tesrs cen trales: y la mística jud ía recuerda más b ien esas ..i m 3ge~ es ?ia léd iC3 ~" de las
que, en aq uella misma época, hab la Waher Ben¡amm en su libro so
1. Kafka vivió en una époc a de crisis gener~l. de lo~ va,lo res trJdi~i~· bre los pasajes de París, esas imágenes "en las que el pasado entra en
nales. y más especialme nte de los valores religiosos ¡UdlOS. Esta m m
es lo que aparece en lo más pro fundo de su .o bra. . . l1 Ocrshom Scholem, Wa!ll r Be njamín, bÍ>¡,¡,i(/& UIU¡ (1IIIil/¡/t/, md. de J. P. YVJT~ y
2. A través de esta represen tación metafórica de la cnsrs del mundo V. )an¡uc, l\arcd ' )l1a, Península, 1987.

182 183

Sc.holem es, sobre este punto, muy diferente. En un pasaje de su dia-
resonancia el tiempo que dura un relámpago, con el presente, para rio del 18'¿e abril de 1934,el filósofo jerusalemita Shmuel Hugo Berg-
formar con él una constelaci ón-P . man cita una nota manuscrita de Sc.holem sobre la noción bíblica del
..Dios que oculta su rosno-" . «Sería demasiado fácil --escribe Scho-
Il le01- comprender este pasaje con la ayuda de categorías morales. En
realidad, se trata aquí de la idea según la cual Dios se ausenta sin dejar
En una carta a ~Iter Benjamin fecha da el uno de agosto de 1931, buella. No basta con decir, como Kafk.a, que e! amo del lugar se ha re-
Scholem enuncia por primera vez e! tema central de su interpretación tirado al piso superior: no, ha dejado la casa y es imposible de encon-
de KaIKa; éste enfrenta sin cesar la realidad concreta de la existencia trar. Es un estado de desesperanza insondable. Ahora bien, nos ense-
humana con el ideal de una justicia absoluta (ideal que la tradición jú- ña la religión a ir donde descubrimos a Dios..ll. Por oposición a la ex-
día. por su parte, simboliza en la imagen de juicio divino). En el fon- trema radicalidad de la interpretación de Derrida, este texto de
do, KaIKa no deja de preguntarse sobre la posibilidad de este juicio. Scholem lleva muy claramente la marca de una teología negativa, o
Scholem parte del capítulo del Proceso (..En la catedral..) donde K. y el más exactamente, de una mística negativa, ya que la irremediable
sacerdote discuten sobre las diferentes interpretaciones posibles de la ausencia de Dios sería el medio más seguro de encontrarlo. En cuan-
leyenda de! guardián de la puerta, y muestra hasta qué punto el méto- do a Kafka, se podría situar, según Scholem, mucho antes de este mo-
do de exégesis empleado por los dos personajes se parece al de las dis- mento-de ..desesperanza insondable», ya que para él Dios no ha ..deja-
cusiones talmúdicas. Estas discusiones nunca siguen una argumenta- do la casa" y no es ..imposible de encon trar- no, simplemente "se ha
ción lineal, sino que se desarrollan en un desorden aparente, de acuer- retirado al piso superior». Entendemos mejor ahora por qué Scholem
do <:00 una lógica básicamente dialogal, en la que cada interlocutor había cerrado su carta a Walter Benjamin con la fónnula siguiente:
propone a su vez su propia hipótesis, que s?i,o funciona como etapa ..Nunca la luz de la Revelación ardió con una luz tan implacable
provisional del razonamiento. ~!e es tambien el ,?ovim.ient~ de. las como en la obra de Kifk.a"ll. Para Scholem, representa un momento
especulaciones kafkianas, que parece perderse en dedalos infinitos, en - aunque es un momento límite- de la historia de la Revelación, Sin
los que cada conclusión se cuestiona inmediatamente, como para de- duda, Dios está ausente del mundo de Kafka ; pero sus hu ellas son tan
mostrar que cuando se trata de [a Ley (es decir, de la verdad) nunca se visibles que basta descifrarlas para descubrir el lugar al que se ha reti-
puede decir la última palabra: ..A esto deberían parecerse -e-escribe rado: tras los bastidores de una Leyque se ha vuelto incomprensible,
Scholem- , si fuera concebible una empresa de este tipo (pero esta su- pero que no deja por ello de reinar sobre la conciencia del hombre
posición ya es impla) las reflexion es morales de un doctor de la Ley moderno.
que intentara la paráfrasis verbal de un juicio dívíno-" . En su "~ m a didáctico" de 1934 Scholeru desarrolla de fonna más
j acques Derrida consagró a estas páginas del Pnxno. y a la leyenda detallada su interpretación de Kafk.al4:
que fonna su núcleo, un estudio en el que muestra que el carácter
inaccesible de la Ley en Kafka no se debe al hecho de que sea dema- {Nos hemos apartado totalmente de ti?
siado compleja o demasiado exigente, sino a que el conce pto mismo Dios mío, éno nos está reservado
de Ley está privado de su propia base. Freud mostr ó que la idea según ni un hálito de tu paz,
la cual la Ley sería la emanación de un principio transcendental sólo de tu mensaje, en esta noche?
es una ilusión del Yo; según Derrida, lo mismo ocurre con el texto de
Kafka, cuya topografla hace impensable la idea de un origen, de una
primera ley de la Ley que garantizase su autoridad'", La posición de JI Deore coomio, XXXl, 18.
J.lShmuef" Hugo Bergman, Ta,grbiirM 11114 O,irjr, Bd. 1, Kóningsleinff.lunus,
jüdischerVerlag!Athenaum, 1985, pago 21l
11 L P., pág. 478. JIW,¡flfr Bmjami71.'Historia de«na{Imistad, op. di.
11 WfI!lrr Benja min. hiuori« tk UIUIIIIIIÚf¡id, op. cit. 34Wahcr Benjamin / Gershom Scholem, Corm¡!Q1/dmáa 1933-1940, trad. de RAfael
30l -Préjugés devant lJ loi», CIl J. Derrida, V. DCSCllmbes, G. Konian, Ph. Lacoue-La- Lupiani y Begoña UOTet, Madrid, Taurus, 1980, pág, 141.
barrhe.]. F. Lyo lard , }. L Nancy, w fi«lf/rlJe}Jwt. P,1rís. Ed. de Minuit, 1985.
185
184

d 'uede haber expirado tu pa labra ma s ingenuo señala la direcció n
'lsí en el vado de-Sión? , que nos o rden ó la ley.
¿N i siquie ra se ha introducido Desde que este triste conocimiento
en este reino mágico de apa riencia? perma nece intoc able ante noso tros,
se ha rasgado súbitamente un velo,
C asi co nsu mado hasta el tern o Dios, -ante tu majestad .
est á ya el gran engaño del mundo
Conced e Dios, q ue despierte aq uél Tu proceso co menzó en la tierra,
al que tu nada pe net ró. éconduye ant e tu trono?
Tú no p uedes ser defendido
Sólo así la revelación ilumina ahí no vale ninguna ilusi ón,
el tiempo qu e te co ndenó,
sólo tu nad a es la experiencia ¿QUén es el acusado?
qu e puede obtener de ti. (tú o la criatura?
Si alguien te lo preguntara
Sólo .lsí en tra en la memoria sólo te hundirías en el silencio.
la en señan za que rasga la apari en cia:
el más seguro legado ¿Puede hacerse una pregun ta así?
del tribunal oc ulto . ¿Es indeterminada la respuesta ?
Ay, ten emos que vivir, sin embargo ,
de
En la balanza Job nuestro lugar hasta que nos interrogue tu tribunal.
- fue medido co n precisión
sin co nsuelo como el Día del juicio Este poema no pretende aportar una interpretación literaria riguro-
hemos sido co nocidos a fondo. sa del Proaso sino que se presenta más bien como una meditación pero
sonal, co mo una. orquestación de los ecos que la novela de Kaflu. pue-
En instan cias infinitas
de despertar en un espíri tu alimentado con los textos de la mística ju-
se refleja lo que somos.
d ía. Como en la epistemología de Benjamin, dos universos, el de
Nadi e co noce todo el camino
cad a trayecto nos ciega.
KatK.a y el de la Cábala, se encuentran en un relhupago y hacen apa-
recer - fuera de todo vínculo causal- una nueva configuración. Esta
A na die le puede ser provechosa la salvación, .-/ reflexión sobre Kafka parte de la situación concreta en la q ue se en-
esta estrella está demasiado alta cuentra Seholem en este m om ento de su vida: instalado desde hace
y si tamb ién tú hub ieras llegado allí: más de diez años en Jeru salén , ha visto mu y rápidamen te, en contac-
te obstaculizarías a ti mismo el canuno. to co n la realidad política del país, desmoro narse su ideal de un sionis-
mo "espiritual.. consagrado a la regeneración in terior del pueblo ju-
Entregada a merced de los poderes dio. Esta desilusió n adopta, en Scholem , las proporcion es de una
que ya no están do minados por la súplica, auténtica crisis meraflsica. Su interés cada vez m ás pronunciado por
no p uede desplegarse ninguna vida las doc trinas m ísticas heréticas se combina co n su desen can to político
qu e no se hu nda en sí misma. para llevarlo muy cerca de un nihilismo radical. Como contraste con
el optim ismo ingenuo de sus añ os de juventud en Alemania, ahora se
Del cen tro de la destruc ci ón abandona (un poco co mo el alegorista evoc ado por Bcniamiu, diez
A veces surge un rayo, añ os ant es, en su libro sobre el drama barroco alem án) a la melanco-

186 187

_ _ _ _ _ ~_J.. _

Ha insondable del sabio filósofo que un día desveló la inconsistencia [Scholem alude aquí a la atmósfera onírica que caracteriza tan a
de un m und o entregado ( la pur a inmanen cia. Al mismo tiempo, sin menudo las descripciones de la realidad de Katke? Sin duda se refiere
embargo, la idea de Dios, como garante de un sentido último de lo también a a lgu n~S' tendencias ac ósmicas de la mística judía, en las que
real, conserva para Scholem toda su validez; no como presencia subs- el mundo material se encuentra reducido, con respecto a la infinitud
tancial, sino como horizon te sobre el que se dibujan las formas vacías del Ser.divi!10 que llena todo el espacio concebible, a un puro juego
de las cosas. De ahí, el estatu to d iscu rsivo paradójico de este poem a, de apanencras. En ambos casos, el mundo ya no se concibe como una
que aunque trata de la ausencia de Dios, no deja sin embargo de invo- realidad objetiva, sino como un ensamblaje fortuito de sombras y de
carla. Esta misma paradoja es la que Scholem cree encontrar en las no- r~flej os . F-.st~ .desrealización del mun do traduce, para Scholem, el espí-
velas de Kafka, cuyos personajes manifiestan una voluntad obstinada n ~ del nihilismo contempo ráneo, pero remite igualmente a su desá-
po r encontrar sentido a un mundo que, visiblemente (es decir, desde Olmo personal. En el momento en que el triunfo del nazismo en Ale-
el punto de vista del autor), está desprovisto de él. En otras palabras, mania y el deber de acoger en Palestina a las víctimas de Id persecu-
si bien la obra de Kafka no ofrece respuestas, no deja de estar obsesio- ción parecían conferir una nueva legitimidad a la empresa sionista,
nada por una sola y única pregunta, la de saber cuál es la naturaleza ésta, enfrentada con las reivindicacion es nacionales de los árabes, atra-
de un mundo manifiestamente entregado a la arbitrariedad y al desor- vesaba la crisis moral más grave de su historia. Para Scholem, conven-
den, y sin embargo habitado por la idea de la Ley. La Ley aparece en cido de que el sion ismo era ante todo un proyecto espiritual y que de-
El Proctso como una parodia de sí misma: sólo se babia de tribunales bía, para permanecer fiel a sí mismo, reconocer las aspiraciones histó-
que se reúnen en oscuras buhardillas, de códigos penales que ocultan ricas de los árabes de Palestina, la elección por parte de los dirigentes
libritos pornográficos, de jueces que no juzgan, de abogados que ya oficiales del movimiento de una & alpolitik de cortas miras significaba
no creen en la Ley, de policías y verdugos semejantes a detestables ac- el fra caso de la visión utópica en la que siemp re había querido creer.
tores de provincias. Esta justiciade arcanos e inasibles no traduce nin- Las circunstancias políticas, el nihilismo religioso y la obra de Kafka
gún orden racional, como tampoco expresa la m ás mínima voluntad parecen pues, en Scholem, remitir sin cesar los unos a los otros.
propia. En realidad, se contenta con reflejar el errar el propio acusado : La segunda parte del ..Poema did áctico- (de la estrofa 4 a la estro-
«La justicia no quiere nad,de ti. Te toma cuando llegas y te deja cuan- fa 7) tratan del destino de la Revelación en una época que ya no cree
do te vas»JS. en Dios:
Para Scholem, la ley representa en Kafka una metáfora de la idea
del sentido. Su reinado equivaldría a la presencia de lo divino en el Sólo así la revelación ilumina
mundo, su corrupción o su negación a su ausencia. En el -poema di- el tiempo que te condenó,
d áctico-, esta retirada del sentido se traduce mediante la desaparición sólo tu nada es la experiencia
de tres modalidades -Creación, Revelación, Redención- mediante que puedo obtener de ti.
las cuales, según la tradición judía, la divinidad se manifiesta en el
mund o. ¿No habrá que decir más bien que se manifiesta a través de La noción de «nada de la Revelación.. constituye el centro mismo
las huellas que ha dejado esta desaparición ? Estas huellas, marcas in- de la interpretación de Kafka por Scholem. Este último trata de ilus-
vertidas de una trascendencia desaparecida, es lo queya desci frando el trar su sentido en las dos cartas dirigidas a Walter Beniamin durante el
poema de Scholem. Las tres primeras estrofas desenmascaran la idea verano de 1934. Retomando la Fórmula del «Poema did áctico- había
de Creación, es decir, la creencia en que el mundo lenga un sent ido, escrito en primer lugar: «El mund o de Kafka es el mundo de la Reve-
como una mera ilusión : lación, claro que en la perspectiva en la que se dirige de nuevo a .su .
propIa. nada»"D . os meses mas ' tarde, precisar
' á:
Casi consumado hasta el techo I
está ya el gran engaño del mundo.

J~ Kafka, El Iroaso, en Obra.! Compktas, vol. 1, Buenos Aires, Emecé, 1960. J~ W~ lt er Henjamin/Cershorn Sch olem, COImpu/I(lrnria 1933-1940, op. cit.,pág. 143.

188 189
Pregunt as qué entiendo por la el ada de la Revelación... Me refie- com prende ,a lo estudiantes de Kafka com o rep resen tantes imbó li-
ro a un estado en el.que ésta apa rece vacía de ignificado , en el que ca de una ep oca «qu e ya no sabe de cifrar las Escriturase". Fórm ula
si bien se afina y e válida, sin emba rgo no significa. Cuando falta
tan c??ificada c~mo la de Beniam in, y q ue significa qu e aunque la Re-
la riqueza de la significación y lo que se man ifiesta, redu cido a un
pu n to cero de con tenido pro pio, sin em bargo no se desvanece (y la
velaci ón (es deci r, para Scho lern, los textos de la trad ición judía) nos
revelació n es algo qu e se manifiesta), entonces surge la N ada. Se en - apa rezca ,ahora m ismo como mcomprensible, no ha quedado anti cua-
tiende que en la religi ónéste es un caso límite del que no se sabe en da para SIem pre, y llegará qui zá un día en el qu e hable de n uevo a los
realidad si es factible" . hom bres: Cuan~o Benjami n le respo nda que en el fo ndo , las dos in-
~e~.retaclOnes vl~nen a ser la misma, al menos en lo q ue se refiere al
Aho ra bien, hay qu e saber que, en Scho lem, el térm ino «Revela- J UICIO que se ,em ite sobre la modernidad en cuyo eno vivim o , Scho-
ción» tradu ce la noción hebraica de «l o rá", y que, de acuerdo con la le~ ~~tacara co n fuerza que toda la diferencia está precisamente en
polisemi a de e te vocablo, impl ica tam bién las no io nes de Ley y de e.l JUtClO qu.e se hace sobre ,e~ futuro d~ la tradición. él-la muerto para
Doctrina. La «nada de la Revelación» designa pue un mom ento para- s ~~mpre o Simp leme nt e esta interrum pida? En o tras palabras: éla tradi-
dójico en la historia de la tradició n, el de un a ru ptura decisiva (pero cla n es cap~ de re!1~)Var e radicalmente, de revestir algún día unas
no definitiva), en la que la Ley ya ha perdido el prin cipio de su auto- fort1:as hoy imprevisibles q ue le devuelvan su pertinencia perdida?
ridad , pero su sombra sigue pe rfilán dose en el horizonte de nu estra P:e~~samente sobre esta creencia en un a plasticidad infinit a de la tra-
cultura. Este m om ento histórico sólo encarna de forma imperfecta to- dici ón se ~mda~enta la «t~oJ~gía negativa» de Scholem, y es aq uí
das las co nnotaciones posible de la «nada de la Revelació n», ya que dond e se dt~erencla de u~ nih ilismo puro y simple.
se trata de un "ca o lím ite de la religión», siempre ame nazad a con caer La creen cia en un pos ible despertar de la tradición encuentra no
más acá o más allá de su propio eje, ya en el ateísmo puro y sim ple, ya obstant e su contrapartida en el cuestionam iento excesivo del sueño
en fo rmas m ás O me nos radicales de du da o de angustia religiosa. Pero en el qu e está hu ndida en la actualidad . Que el texto de la Revelación
es precisament e esta inestabilidad, este errar a uno y o tro lado de un a ya no sea descifrab le para nosotros se traduce en la obra de Kafka con
frontera qu e a su vez es versátil, lo que impi de com pren der la «nada la metáf~ra de la L~y ~ninteligible. Sin em bargo , aunque parezca ha-
de la Revelación» en térm inos de lógica de los contrarios y lo que no ber perd ido tod o significado , no deja de perseguir al héroe kaíkiano
nos perm ite entrever su sentido salvo a través de los m ean dro s de la con una violen ia obsesiva. En El Proceso, esta Ley q ue procede del pa-
ficción. dre aparece con la form a simbólica de un tribun al q ue juzga en la
La tesis según la cua l la Rezelaci ón .. conserva u validez» incluso sombra , cuyos fallos no se pronuncian jam ás pero q ue conserva el po-
cuando está «vacía de tod o ignificado-, y por lo que podem os erigir- der de conde nar al acusa?o.a la pe na de mue rte. En la Carla a mi P«:
la en catego ría interpretativa, diferencia clarame nte la posición de dre',Kafka habla d:l «sen nrmento de,culpa.bilidad sin límites»qu e la ti-
Scholem de la de Ben jarnin . Su discusió n había pa rtido de un pasaje rama paterna habla provocado en el, y cita a este respecto la última
del ensayo de Benjarnin sobre Kafka relativo al significado de uno de frase de El Proceso: «Es co mo si la vergüen za tuviera q ue so brevivir-
los persona jes tipo de las nov elas de Kafka, el del estudian/e. Benjamín, le»40. Es~ .sentim ie~to de culpabilidad infinita es lo que, para Scho-
al tratar de precisar la funci ón simból ica de este personaje en el uni- lem , convierte al heroe de Kafka en el representante sim bólico del
verso de la novela, habla de «escolares sin escritura-" . Scholern cues- hom bre IlJoderno q ue sigue viviendo a la som bra de una Ley qu e ha
tiona esta int erpretación , cuyo sentido aprecia con toda claridad : para quedado lfad uca desde hace tiempo :
Benjarnin se trata de afirmar que, en nu estro mun do irrem ediable-
m en te secularizado, la tradición religiosa ya no pued e ofrecer un m o- Sólo así entra en la me moria
delo convince nte de expli aci ón de la realidad. Scholem, por su parte, la enseñanza que rasga la aparienc ia:
\.
J1 [Ud.
J, Waltcr Beniarnin, «Franz Kafka, en el décimo aniversario de su muerte", en Auge- ~~ Bcnjamin/ SclIolcm, Correspundcuria 1933-1940, op. rito
/m Nouus, op. dt., p ág. 125. Kafka, El praaso, en Obras Completas. al'. rit., vol. 1.

190 19 1
el más segl!!.0 legado lugar de ver en ella una metáfora de la revelación del sentido por en-
del tribunal oculto. cima ' del abismo qu e nos separa del infinito, lee por el contrario el
símbolo de su subversión:
En la balanza de Job nuestro lugar
fue medido con precisión Del centro de la destrucción
sin consuelo como el Día del Juicio a veces surge un rayo,
hemos sido conocidos a fondo. mas ninguno señala la dirección
que nos ordenó la ley
A la idea de la unidad de la Ley se enfrenta la experiencia de las exi-
gencias contradictorias con las que nos vemos enfrentados ; la inevita- Esta retirada de la Ley que refleja, en cierta medida, el alejamiento
ble dispersión de nuestra praxis hace impensable la idea misma de un a del hombre moderno con respecto a ella, no significa para Scholem
ética coherente: que la idea misma de la Ley se nos haya vuelto ajena, sino más bien
que se descub re en su esencia misma como impracticable. Por dos raza-
Nadi e conoce todo el camino peso: por una parte, porque ya no sabemos lo que esta Ley que no
cada trayecto nos ciega. comprend emos exige realmente de nosotros. Por otra parte, porque, al
presentarse como la traducción en lenguaje de la praxis de un a verdad
La misma imagen aparece en Kafka y en un contexto totalmente di- absoluta , nos coloca ante una contradicción sin salida: la de la perfec-
ferente. En su relato El nueuo abogado, la metáfora tradicion al del ca- ción y la realidad. La exhortación práctica a hacer realidad el Absolu-
mino se deshace progresivamente en función del avance laberíntico to tropiez a con una imposi bilidad tan fundamental como la ambición
de la narración. Más aún: el hecho de que ahora la idea misma de un teórica de concebir el Infinito. Desde 1932 Scholem había escrito que
camino que lleva a la verdad se haya vuelto impensable está relaciona- «lo absolutamente concreto es absolutamente impracticable-F . Está
da, en el texto de Kafka, con la rebelión contra la autoridad paterna: claro que aquí no se trata del formalismo de la Ley kantiana, sino más
bien de la Ley religiosa judía, definida por su enorme concreción, por
Hoy - nadie pod ría negarlo- no hay ningún Alejandro Mag- la precisión minuciosa con que codifica los menores aspectos de com-
no. Hay mu cho s qu e saben matar; tampoco escasea la habilidad neo portamiento cotidiano. Las deliberaciones interm inables de los perso-
cesaria para asesinar a un amigo de un lanzazo por encima de la najes de Kafka, sus dudas ante la menor decisión concreta, recuerdan
mesa de! festín; y para mu chos Macedo nia es demasiado reducida a Scholem la obsesión perfeccionista propia de la práctica religiosa ju-
y maldicen en consecuencia a Pilipo el padre; pero nadie, nadie
día. Es notable que esta misma fórmula vuelva, de forma casi literal,
puede abrirse paso hasta la Ind ia. Aun en sus días las puert as de la
Ind ia estaban fuera de todo alcance, pero no obstante, la espada del
veinticinco años más tarde, en un a de las Diez Proposiciones no históri-
rey señaló e! camin o. Hoy, dichas puertas están en ot ra parte, más cassobre la Cábala, texto capital en el que Scholem revela algunos de
lejos, más arriba; nad ie muestra e! camino; muchos llevan espadas; sus puntos de vista más personales sobre la comprensión de la mística
pero sólo para blandirlas, y la mi rada ~e las sigue sólo consigue judía. "La "verdadera lengua" - escribe Scholem- no se pu ede ha-
marearse". blar, corno'tampoco lo absolut amente concreto se puede concebir-".
La noción de una «verdadera lengua» remite a una noción clásica del
Inspirándose en uno de los temas fundamentales de la cosmogonía judaísmo tradicional ,-ra-de una lengua ideal que refleje la esencia mis-
luriánica, el del rayo de luz divina que, procedente del Infin ito pri- m~e lo real y que sea la única qu e hace con cebible la utopía de una
mordial, cruza la nada y une el mundo creado a su fuente trascend en- comunicación universal al final de los tiempos . Paralelamente, Scho-
te, Scholem invierte el sen tido tradicional de esta imagen mítica y, en
,12 -Offener Brief an den Verfasser der Schrift "[üdischer Glaube in dieser Zeit?», en
41Franz Kafka, «El nuevo abogado»,en La condena, trad. de J. R. Wilcock, en Obras BayerischeIsraditlscbe Gemeinsdezeitung; 8 (1932).
Completas, op. cit. 43 [udaica I, Fráncfort del Meno, Suhrkarnp, 1973, pág. 271.

192 193

l

lem se refiere aquí aí~on cepto de «verdadera lengua" desarrollad o por Está claro que en este un iverso tod a esperanza de reden ción C.~ ilu
Walter Benjamín en su ensayo sobre La tarea del traduaor, este «lengua- se ria-Tam bién -aq u í la obra de Kafka se le aparece a Scholem como
je d e verdad" en el que se co nservan , silen cioso s y sin tensión alguna, un a representación metafórica de nuestro mun do moderno ..del que
los últimos misterios alrededor de los que se afana todo el pensamien- Dio s se ha retirado »:
to ..44• No obstante, en Ben iamin (y sin duda tam bién para la mística
jud ía) esta lengu a ideal no puede ser un len guaje verbal, ya que nin- A nadie le puede ser provechosa la salvació n,
gún idiom a particular es capaz de realizar una coincidencia perfecta esta estrella está demasiado alta, •
co n el conjunto de lo real: ..sólo en la medida en que es fragmentario, y si también tú hubieras llegado allí,
el lenguaje se puede en unciar», escribe Scholern" . Si la «verdadera len- te obstaculizarías a ti mismo el cam ino .
gua.. debe com prende rse co mo una totalida d abstracta, la verdad de la
Ley aparece como una totalidad concreta, es decir, como un princip io T res años an tes, Scholem había escrito a Benjamín que en Kafka ..la
gene ral q ue gob ierna todos los comportam ientos particulares. ESta an ticipación de la Reden ción no es posible...o. Esta fórmula, al igual
pretensión desmesurada (q ue define precisam en te a la Ley judía) tro- que la estrofa del «poema didáctico», alude n a LA atrdla de In Rrdm~
pieza co n la mul tiplicidad sin límit es de la realidad, es decir, con su ció1t, una de cuyas ideas centrales es precisame nte la de la ant icipación
imprevisibilidad esencial. Po r esta razón la Ley, cuya tota lidad (es de- de la Redención. Sab emos que para Rcsenzweig el pueblo judío vive
cir, su sentido verdadero) sólo se puede transmitir a través del esoteris- an ticipadamente la realización fin al de la historia a través del simbo-
mo de su interpretac ión mística, sólo nos es accesible, en la praxis, en lismo de los ritos. La anticipación simbólica del futuro es el único me-
su forma infinitamente fragment ada, la de una interminable colección dio de vivir como una experiencia actual la natur aleza esencialmente
de preceptos detalla dos; como to talidad significada, es fundam ent al- _imaginaria de la Red ención. Scho lem , q ue tení a una profunda ad mi-
me nte impracticab le. ración por La eurdla dt la Rtdnlli ó,t (ees raro ver una estrella de tanta
Po r otra parte, el mundo de Kafka parece visto a través de una len- grandeza aparecer en el horiz on te.., hab ía escrito en 1931)", cons ide-
te de extrao rdina rio aumento, de modo que apa rece do tado de un a ra no o bstan te que la idea de una an ticipación simbólica de la Reden-
co ncreción casi sobrenatu ral. Todo es inestable, tambaleante, precario , ció n priva al mesiani smo judío de su din amismo histórico , red ucién-
pero al m ismo tiempo desesperadam ente inmutable y co mo petrifica- dolo al ejercicio de un a pu ra piedad . Sin duda, la Cábala luriánica ha-
do . Esta decaden cia sin remed io que detecta Scholem y que recuerda b ía insistido también en la función redentora de las prácticas ritua les;
la descripción del mu ndo barroco de Walter Benjamin, es la de un para Scholem, el ho mbre moderno, al hab er perd ido la creencia en la
universo irremed iableme nte corrompido, que ya no tiene pos ibilidad autoridad absoluta de la Ley, ya no es capaz de activar las fuerzas utó-
de salvación. Aquí la Ley no sirve de n inguna ayuda, aunque el mun- picas que, según la Cá bala, posee esta última.
do evocado por Kafka parezca estar en todo momento a p unto de al- De la misma forma , los personaj es de Kafka no se definen por su
canzar su prop ia redención. Las cosas tienen una pesadez tal que ya grado de proximidad o de alejamiento de la Ley, ya que ignoran sus
nad a puede hacer q ue se muevan; el men or cambio, la meno r deci- requ erimien tos exactos. Por el co ntrario, están librados a la arbitrarie-
sión adoptan en Katka el carácter de esfuerzos sobrehumanos y por lo dad de un juego de fuerzas cuyo mecan ismo se les escapa. Si bien la
tanto co ndenados anticipadamente al fracaso. «M e parece perfecta- sombra de la J-.ey an tigua sigue p laneand o sobre ellos, some tiéndo los
ment e lógico - escribe Scholem a Benjami n- que este mundo en el a los torm entos de un proceso in term inable, el juicio final nunca po-
que las cosas se presentan como tan extrema dame nte conc retas, y en drá realizarse; la co mp lejidad infinita de una realidad que las catego-
el qu e el m enor paso que hay que realizar parece sin embargo irreali- rías religiosas )\t., no p ueden explicar arrastraría a pr ocurado res, aboga-
zab le, aparezca co mo un mundo en decade nciav". dos y jueces por un dé dalo de argum en tos y contraargume n tc s del
que es imposible salir. Por esta razón el mu ndo de Kafka es el de un
44 W alter Benjamín, -La tarea del traductor», en An,~elus Nones.op. cit.
4.' j udaica 3, pág. 271. 41 Wtlller Benjam ín. historia deUlJtI amistad, op. cit.
4. Beniamin/Scholem, CMrtJpondfllrirl 1933-1940, op. at. 43 MI , pág. 450.

194 195
cueslionamienlo perpe o: ¿Somos realmen te víctimas de una Ley in- III
"
descifrable, o bien la idea de qu e se ha entablado ~n proceso cont~a
'

nosotros no es más qu e una ilusión que hemos fallado no so tros rrus- En los años 1937-1938 Scholem pidió en diferentes oca i ncs .1
mo s? A esta pregunta, Scholem resp~mde con otra p~e~nta, que, cues- Benjamín que le expusiera el estado más reciente de sus ideas sobr
tio na la legitimidad misma de la pn rnera. Porque, {como podnamos Kafka. Tenemos así la larga carta del 12 de junio de 1938 en la qu e
saber si el universo de la Ley existe fuera de no sotros, ya q~e la fron- Benjamín, desp lazando los acentos, parte (al menos implícitamente)
tera que supuestamente separa la conciencia y lo q ue sería ajeno a ella, de una reflexión sobre El Castillo. Aunque no se cite explícitamente el
el dentro y fuera, no es a su vez más que un momento de nuestra sub- nombre de esta obra, está claro qu e aq uí Benjarnin se refiere a las
jetividad, un a línea imaginaria infinitamente desplazable? , aventuras de K. en el pueblo en el que se ha instaJado provisionalmen-
te. Benjarnin ob serva, en primer lugar, que los esfuerzos de K. no tien-
¿Puede hacerse una pregunta así? den tanto (como había sostenido Max Brod) a llegar al castillo como
¿Es indeterminada la respuesta? a comprender las verdades que impl ica. No tarda en comprender que
esta verdad es inalcanzable y quizá ni siqu iera exi te. Efectivamente,
Estas preguntas que remi ten sin ces.ar a otras 'preguntas, esta p~rs­ cada uno de los aldeanos se ha formado su pro pia o pinión sob re la na-
pectiva abisma l permanente para cada int errogaci ón, t~n ca.ra.ctenstlca turaleza del castillo, y estos diferent es pu ntos de vista son tan con tra-
de la lógica de Kafka, parece responder al pnnClplo mas on!~tna1 de l? dictorios qu e K. se acaba pregun tando si, tras esta multiplicidad de re-
epistemología cabalista, tal como la define Scholem en Dix Prop~St- latos divergente , existe un a verdad ún ica. Es decir : los diferentes rela-
tions: tos - que son otras tantas tradiciones orales- no se dejan acum ular
para formar un corpus ho mogéneo. En un ensayo de 1936 cons agra·
Natu raleza del co nocimiento en la Cábal a: la T orá e el méd ium do a Leskov, Benjamí n hab ía definido el relato como la transmisión
en cuyo interior e realiza todo.conoci:niento. El sím?ol~ del ..~­ de un a abiduría; esta sabiduría a su vez, podría representar la «cara
pejo que ilumina- que los cabalistas aplIcaron a la Tora es 1~U11ctl ' épica de la verdad-P, en la que la organización del relato refleja, en
vo a este respecto , La Torá es el m édium en el que se refleja el co- un a modalidad narrativa, la cohere ncia interna de una determinada vi-
na cimiento l-I El conocimiento es el rayo.de luz a través d~l cua,l sión del mundo. Es precisamente esta coherencia épica de la verdad la
la criatura trata de salir de este médium para llegar a sus propio ~n­
que, para Benjamín, ha dejado de existir en Kafka. El Castillo po dría
genes; pero está inevitablemente c~:>nd~nada a p~rmanecer e~ el. m-
terior del médium, porque el propio DIOS es T o~, y el conocirmen- ser el ejemplo mismo de una obra que ya no trata de transmitir una
to no puede hacem os salir de él. H ay al~o infim:a~ente d~sespera' forma determinad a de verdad, todo lo con trario, pone en escena, tan-
do en la idea que se desarrolla en la p~era p~gma del Zo har, a to a través del aspecto laberíntico de su fábula como por la fragmen -
saber, qu e el conoc imien to sup remo no tiene obJeto: ~ naturaleza tación del discurso n arrativo, la disolución de la idea mi ma de ver-
mediata del co noc imiento se desvela en la forma clásica de la pre- dad. En Kafka, escribe Benjamin, ha desaparecido la consistencia
gunta : el conocim iento es una pregunta funda da en Di os, a la que «haggádica» de la verdnd'". En este sentido, la o bra de Kafka podría re-
. 49
no co rrespo n de nmguna respuesta . flejar un a «en fermedad de la tradición". El genio de Kafka consistiría
precisamente en convertir esa enfermedad, es decir, la imposibilidad
Por esta razón , en la espiral sin fin de las pregun tas sin ~esp.uesta, de tran~tir en este momento un a verdad coherente, en el tema mis'
nuestro abandono es tal q ue sólo la muerte puede poner terrm~lO al mo de su relato. Es más, esta imp osibilidad se podría encarna r en la
proceso: form a misma de la narración. Exactam en te como los aldeanos que,
aunque saben qu e la verdad sobre el ca tillo no se conocerá jamás, si-
Ay, tenemos qu e vivir sin embargó,
hasta que nos interrogue tu tribunal.
50 Walter Benjarnin, "El narrador», en Para unacrítica dela vio/melay otros ensayos(Ilu-
minadanes IV), op. cit.
.11 Benjarnin/Scholem, Comspondmda 1933-1940, op. al.
49 Judaica 3, pág.265 Yss,
I 197
196
guen insistien~o en apo rtar sus relatos contradictorios, también Kafka tima está abierta a tod as las incertidumb res de la memoria r o l 1 11 .\.
«ren uncia a la verda d para aferrarse a su pos ibilida d de transm isión». llegá pues necesariam ente el momen to en el que, para no s ' 1 olvu l.i
Por esta razón, escribe Benjamín, «ya no se trata de sabiduría». Lo que da, debe ser consignada por escrito. Inmediatamente, lo qll ' h.lll r.1
subsiste, son so lame nte «sus productos de descom posición», y ante sido con cebido en un principio como un hori zonte de enrielo se
todo, en lugar de la exposició n de la verdad, el «rumor de las ca as ver- tran forma en tema de un discurso, qu c a u vez nece ita er interprc-
dad eras (una especie de charloteo teológico en el que se habla de co- tado, Dialéctica sin fin, en la que se expresa la naturaleza abisal de la
a ca duca yanticuadas)..s2. tradición eso térica: en la mcdida en que, en u fondo, 110 sigllijiCillladll,
En cuanto a Scho lem, no pu ede dejar de suscribir un anál isi eme- en qu e no se puede conceptualizar, ni siquiera form ular, lo quc la
jante, ya que la «enferm edad de la tradi ción » que Benjamin diagnos ti- co nstituye como tradición es pro piamente int ransmi iblc; a la inversa,
ca en Kafka parece coi n idir con la crisis de la Revelación que había lo que se transmite de ella no la co nt iene jarn á . Tal es el entido de la
descrito él mi mo uatro año antes. o obstante, de la misma fonna primera de las Dix Propositions IIQII bistoriques sur la Kabbale:
qu e no había aceptado, en aquella época, la idea de la cad ucidad defi-
ni tiva de la Es ritura, tampoco e t á dispu esto a ver en la desintegra· El cabalista afirma que exi te una tradición. propó ita de la ver-
ción de lo proce dim ientos de transmisión de la verd ad el igno de da d, y que esta tradición e transmisible. Afinn ció n iró nica. pu es
una detención irreversible de la tradición. La tradi ción , escribe Scho- la verda d de la que aq uí se trata tiene tod o tipo de propiedades,
lem, siempre ha conocido fluctuaciones; la posibilidad de un largo pe- pero co n seguri dad no la de ser tran mi ib le. Puede ser co nocida,
pero no se puede transmitir; y lo que en ella e convierte en objeto
riodo de silen io e tá escrito en u historicidad misma: «la antinomi a
de una transmisión es prec isamente I que ya no la o nriene. La au -
del eleme nto haggádico [...) no e propio de la Haggadah kafkian a, téntica tradición igue ocu lta; ó lo en sus fases de declive se dirige
está impli ada en la natura leza pro pia de la Haggadah l...] Esta "enfer- hacia un objeto, y sólo en este decl ive se h ce: visibl en tod a u
medad forma parte de la esencia mism a de la proyección mística; el - grandeza>',
hecho de que el único aspec to vivo de la tradición sea el purohecho
de su trans mi ibilidad es una manifestación totalmente natural de su En este entido, la -enfermedad de la tradición» de qu e habla Ben-
declive, de sus altibajo ,,53. jamín, es decir, el grado de invisibilidad que ha alcanzado en este mo-
El estu dio histórico de la C ábala ha bía revelado a Scho lern la para- me nt o, ería el sign o, no de u m uerte, ino por el contrario de su re-
doja fund am ental qu e rige la tradición mística judía: se presenta, en u pliegue sobre su esencia misma, mientra que, paralelamente, su trans-
natural eza mism a, como tradidán oral, e encial mente rebelde a toda fonnación en objeto de estudi o histó rico es lo que pod ría testimoniar
trad ucció n e crita. La fun ción social de este esoterismo, es decir, la vo- rná claram en te su declive.
luntad de proteger un a doctrina ecreta contra su divul gación a la Para Scholem , la obra de Kafka ilustra a su manera la lección de la
masa de lo pro fano , ó lo es el aspecto más exterior de una necesidad leyenda hasídica redactada por Agnon, y on la que elegirá cerrar su li-
interna , inmanente a la dialéctica misma de la tradición mística. Esta bro J...¡¡S grandestendencias dela místicajudía (libro crito a partir de una
última , efectivament e, en su principio preten de meno tran smi tir un serie ~onferencias realizadas en Nu eva York d urante el verano
cuerpo dc doctrina, un contenido de verdad, que una forma de abor- de 193'&, en el mismo momento en qu e Benjarnin le dirigía su carta
darlo, una disposició n del espíritu, es decir, un horizonte delectura o de sobre Kafka):
interpretaci ón. Desde el instan te en qu e una dirección de lectura de
este tipo se hace explícita o e o bjetiva, en un texto específico, este tex- C uando el Baal Shern Tov ten ía una tarea dificil de realizar, se
to necesita tambi én para su comprensió n un a nueva clave de inte rpre- di rigía a un lugar determ inado del bo squ e, encend ía fuego y se su-
tación, En este sen tido, en tod a fijación escritural, existe un aspect o mergía en un a oración silenc iosa; y lo qu e ten ía qu e hacer se reali-
exo térico, al que se enfrenta la oralidad de la tradi ción mística. Esta úl- zaba. Cuando, un a gene ració n más tarde, el M aggid de M eseritz se
vio enfrentado con la mism a tarea, se dirigió al mismo lugar del
.12 [Md.
.13 [bU 54 j llda'l"(13, pág. 264.

198 199
bosque y dijo: ~a
no sabemos encender el fuego, pero todavía sao La palabra de Dios tiene que ser infinita o, en otro términos, la
bemo decir la oraci ón»; y lo que tenía que realizarse se realizó. palabra absoluta carece aún de significado en sí, pero st á preñada
Una generación más tard , Rabbi Moshe Leib de assov tuvo que de él. Se va desplegando en infinitos planos de sentido, en los cua-
realizar la misma tarea. También se dirigió al bo que y dijo: «yano les adopta, desde el punto de vista humano, el aspecto de figura fi-
abemos encender el fuego, ya no conocemos los misterios de la nitas y comprensibles. Co n ello se expresa el esencial carácterde da.
oración, pero todavía abemos el lugar preciso de! bosque en el que vt que corresponde a la exégesi mística. La nueua revelación que le
todo ello tran cuma y debe er suficiente»; y fue uficiente. Pero ha sido otorgada al místi o presenta como dauc de la revelación.
cuando pasó otra generación y Rabbi Israel de Ri hin tuvo que ha- Aún más: la clave puede perderse incluso, pero siempre queda el
cer frente a la misma tarea, se quedó en su casa,sentado en su sillón impulso infinito que acucia a bu aria. Ésta no e sólo la situación
y dijo: ..Ya no sabemos encender el fuego, ya no saberno decir la en la cual los escritos de Franz Kafka nos presentan I impul o
oración, ni siquiera conoccmo el lugar del bosque, pero todavía sao místico, por así decir, redu ido al grado cero, y aun en el grado
bernos relatar la historia»: y la historia que relató tuvo el mismo cero mi rno, en e! que parecen desaparecer, conservan una infinita
efecto que las prá tic de us anteceso res'", efi cia. Es ya la situación de los místicos talmúdico del judaí mo,
tal y como uno de ellos la describió genialmente hace mil etecien-
A diferencia de Benjamín, cho lem pe nsaba que la crisis del relato tos años en forma anó nima y en un lugar desconocido. Orígene ,
(es decir, de la tradición) que refleja la obra de Kafka sigue tcstimo- n<¡Js dice en su comentario a lo Salmos, que un sabio ..hebreo-
niando un a fo rma determ inad a de «relatar la hi stori a ». «Tal es -ca· - probablemente un miembro de la academia rabínica de Cesa-
m entó Scholem- la situación en la que nos encon tramos actualmen- rea- le explicó que las Sagradas Escrituras se asemejan a una gran
te y la de la propia mí stica judía.» "lod o lo que queda de mi sterio su- . casa con muchísimos aposentos, y que delante de cada aposento se
m ergido es el relato q ue podemos hacer de él; en cuanto a la obra de encuentra una llave, pero no la que conviene. Las llaves de todos
Kafka es el relato de esa desap arició n : a través de la literatura, la histo- los aposentos están cambiadas, y la dificil y al tiempo importante tao
rea consiste en encontrar la llave adecuada. Esta parábola, que enla-
ria secreta de las verd ad es o rigina les (incluso cua ndo ya se han o lvi-
za ya la situación kafkiana con una tradición talmúdica en pleno de.
da do) se sigu e relatan do. sarrollo, sin ser juzgada en absoluto de manera negativa, no puede
dar una idea en último término de lo profund amente enraizado
que está el mund o kafkiano en la genealogía de la mística judíaS6•
N
Este pa aje es característico en la co ncepción de la verda d que cho-
Para Ben jamín, los texto de Kafka tie nen formalmente la estructu - lem atribuye a Kafka , y que ya det ecta en el origen la h isto ria de la
ra de parábolas, de rela tos co dificad os que remiten a una sign ificación m í tica jud ía. Se trata en e te caso, como en la teoría de la ..nada de la
oc ulta qu e el lector se o b tina en buscar. A difere ncia de la verdade- Revelació n.. de un caso límite del co nocimiento, en el q ue la verdad,
ras pa rábolas (bíblicas o evangélicas) la forma alegóri ca en Kafka es d o tada de una pla sticidad ca i ilimi tad a, no de ja de formar el hori zo n-
engañ o a, las puertas se abren sob re habitacio ne s vacías, det rás de es- te ide~e toda sabid uría . Efectivam en te, to das las llaves se han mez-
tas fábulas laberínticas no se oc ulta ninguna verdad . Mu chos años clado ; pero lo más decisivo es q ue siguen existiendo llaves, y la espe-
m ás tarde, Scholem recuperará esta idea, pero traduciéndola , tam bién ran za utóp ica de ver que un d ía cada llave se ada pte a la cerradura q ue
aq uí, al len guaje de una mística negativa: la ausencia, en los relatos de le co rresponde sigue defi niendo el objetivo idea l de nu e rro e fuer.
Kafka, de una verdad alegó rica se convierte para él en la alego ría mis- zo . No d eja de ser cierto q ue, en n ue tra realidad vivid a, esta bú que-
ma de la au sen cia de verd ad . A los o jos de Scholem, los perso najes de da de la verda d no conoc e fin al. Quizd sea la razón por la cual los tex-
Kafka percibe n el mundo , a la ma nera de algunos mí sticos judíos, tos de Kafka, q ue pon en en escena una persec ución obsesiva del sen.
co m o un texto co d ificado que trata desesperadamen te - pero siempre rido, se abren a su vez a un trab ajo int erpretativo y sin fin. C omo si
en van o-- de descifrar: Kaíka hubiera convertido este pro ceso de búsqueda infin ita en el prin-

S5 Lasgrandes tendencias de la mktica judt« , Madrid, Siruela, 1996. 56 La CtÍbalay SIl simbolismo, trad. de]. A. Pardo, México, Siglo xxí 1978, pág. 12.

200 201
\

I cipio forma l de su propia ob'a ; como si sus propios texto s reflejaran
el proceso siempre reiterado de su propia in terpretación .
Qpe la búsq ueda de I,¡ verdad sea una empresa desesperan te (aun-
que la idea de verdad siga perfilando en el horizo nte de nu estro peno
samie n to), tal es, segú n Scholem, la int uición central robre la que po-
dría descansar la afini dad ent re el m undo d e Kafka y el d e una det er-
minada m ística judía. <Es casual e--se p regu nta Scholem - que sea
precisam ent e en Praga d onde la m ás ridieal de estas ten dencias mís-
ticas, es d ecir. la bereiía frankis ta, baya d ejado rus hue llas más dur a-
deras?

En Pnp. un siglo antes de K.a.fka, jonas Weh k había redactado


(.1 mm de su yerno Lów von Hón lgsbcrg) cartas Y escritos qut CArtruto 9
nunca 50t pcblicaron, ¡xro que sus d iscípulos ¡¡'.m lcisus recogieron
dnpués cuidadosamente. Se dingí.J d; los últimos adep tos de U IU
Ob.W q ue habi.J d~ ro herqí.l,. la de un mcsi~mo nibi· Lenguaje y secularizació n
lisu que trataba de h.ilib r el Imgw.;c de la OustrKiQn. HJbí.l roKlo
el primno en plantearse u pRgUnta siguien~ (y en ~ afir-
nutiv.tmmte): ruando el hombre ~ expulsado <id Pu .tiso. ¿.taso 1
I.t vktim.t princip.¡1de esta apulsión no fise d hombre sino el pro-
pio PJf,liso~ Este aspecto del problr:ma sr: habLa descuidado bastan- A fin.des de 1926, Ge rshom Schole m escribió el l a to siguiente,
te W .t entonces . ¿Fue la simpatía de las ililu.s lo que iru pifÓ .t K.if. que dedica a franz Rosenzv....eig:
Iu. un si~o mis urde, ideas OJufwnmte slmilarr:s? Q¡iU porque
no sabemos lo que ha ocurrido con el Paraíso, se preguntó por qoé A propósito de nuestra lcngw. Una confesión.
-el Bien tiene, en cierto sentido, un algo desespereue-, En Jtt!id.td, Par:a Franz ~ig, con ocasión del 26 de diciembre de 1926.
C\tl.S u,mKkrKionr:s p.uecr:n emanar de alguna CábaI.1 hr:rética..
Porque Iúfka supo , mejor q ue nadie, mostrar esta fron tera ro la que Ese país es corno un volcán en el que hKrYC el kngw.~. Sr: habla
se unen el n ihil ~ mo y l.t religión, Por esta razón, rus obras, q ue ea - de todo lo qu e: podría conducimos el fracaso, y mJ.s que nunca de
presan en rorm.l scc:uLuizad.J u sensibilidad propia de la CibaLi (de los .1.ubes. Peoro existe otro pdipo, mu cho m.h inq cetante que' b
I.t que, sin em bargo, no s.a.bl,¡ nad ..) tienen, p.t r.t algunos lecaoees de nación árabe, que es un a consecuenci.. necesaria de la anptna »o-
nuestros días, algo del m pb ndo r riguroso de: los textos can ónicos, nisra; équé oc urre con la -¡ etu.lliz.¡ci6n_d e' U lengua hcbrai u ? Est..
unJ perfecc i ón rot aS? lengua sagrada con la que aliment amos a nu estros hijos ¿1l0 consu-
tuye un abismo que no dti.tri.de abrirse algún di.l? Porque' la gente
de aquí no sabe lo que' C'Std hacien do. C reen haber secularizado la
len gua hebraica, haber suprim ido su aspecto apoc alíptico. Por su-
puesto, no es cierto; la secularizaci ón sólo es un a fOrma di hablar,
\ un a frase hecha. Es impo sible vJc i ~r su u rga de' palab ras llenas de'
"sen tido, a mena> que se sacrifiqu e el pro pio lenguaje. El volapuk
fantasioso que se habla por las calles define exactamente el espacio
lingüístico inexpresivo que ha hecho posible ].¡ ~ se[u l a ri zaci ón ~ del
idiom a. Si transm itimo s a nu estros hijos la lengua t'11 y com o no.'>
ha sido transm itida. si nosot ros, generación de transición. resucita.
rnos p"ra ellos el lenguaje de los lib ros antiguos para que pueda re-
velarles de nuevo su sent ido , ene es pos ible que la fuerza religiosa

J _
202 203

I~ I

de este lenguaje se vuel va violentamente contra los que lo hablan? ci ón como la nues tra, que asume la parte m ás fértil de nuestra tradi-
y el día en q ue se produzca esta explosión, ccu ál será la generac ión "ció n, quiero decir, su idioma, n o podrá -aunque lo desee ardien-
qu e sufra sus efectos? En cuanto a nosotro s, vivimos en el interior tem ente- vivir sin tradición . Cuando llegue la hora en que la firer-
de nuestra lengua, como ciegos que caminan sobre un abismo. za ent errada en el fondo de la lengua hebraica se m anifieste de nu e-
Cuando se nos devuelva la vista, a nosotros o a nuestros descen- va , en la que el «habla" de la lengua, su conteni do, recupere su
dientes, én o caeremos en el fondo de ese abismo? Nadie puede sa- forma, nuestro pu eblo deberá enfrentarse de nuevo con esta tradi-
ber si el sacrificio de los que sean ani quilados con esta caída sed su- ción sagrada, señal mism a de la decisión que hay qu e tom ar. Enron-
ficiente para cerrarlo. ces deberá som eterse o desaparecer. Porque en el corazón de esta
Lo s iniciadores del movimi ent o de renacimiento del hebreo te- lengua en la que no dejam os de evocar a Dios de mil formas - ha·
n ian una fe ciega, casi fanática, en el pode r milagroso de esta len - ciéndolo vo lver así, en cierta forma, a la realidad de nu estra vida-
gua. Fue su suerte. Porque si hubieran tenido el do n de la clarivi- el mism o D ios no perma ne cerá silenci oso. Esta ine vitable revolu-
dencia, nunca h abrían ten ido el valor demoniaco de resucitar un ción del lengu aje, en la qu e la Voz se hará oír de n uevo , es el único
idioma condenado a conv ertirse en un esperanto. Son los mi smos tema del q ue nunca se habla en este país. Porque los que se encar-
que siguen, inclu so ahora, avanz an do como pose sos sobre un abis- garan de resucitar la lengua h ebraica no creían enla realidad del jui-
mo desde e! que no se alza ningún sonido, y transm iten a nues tra cio al qu e nos someten a todos. Quiera el cielo que la ligereza con
juven tud los nombres y los signos de antaño. En cuanto a nosotro s, la qu e nos hem os visto arrastrados por este cam ino apoca líptico no
nos emba rga el mi edo cuan do en un discurso nos golpea un térmi - nos lleve a la perdició n.
no religioso empleado sin discernimi ento por un ora dor, movi do Jerusalén, 7 Teweth 5687.
q uizá por una int en ción consolado ra. Este idioma está pr eñado de
catástrofes fut uras. No puede q uedarse como está ahora . En reali- Este texto de G ershom Scholem recientem en te descubierto" es
dad, son nu estros hi jos, ellos qu e ya no conocen ot ro idioma, ellos asombroso en much o s aspectos . Redactado tres a ñ o s después de la lle-
y sólo ellos, los qu e deberán pag ar el precio de este encuentro q ue gada de Schole m a Palestina, revela un desánimo profundo re specto al
les hemos pre parado, sin habérselo pregun tado , sin habérnoslo Prc sionismo, al menos tal y como se m anifies ta en la praxis concreta-y
guntado a nosotro s mi smos. Llegará un día en q ue la lengu a se vol- una desesp era ción casi apocalíptica an te el proceso d e secularización
verá cont ra los q ue la hablan . Ya conocemos instan tes como éstos
d el judaísmo que se d esarrolla ante sus oj os. Para el joven Scholem
que no s estigma tizan, que nunca pod remos olvidar, en los qu e se
revela toda la desme sura de nuestra empresa. Ese día étend remos (tiene ento nces 29 años) el síntoma m ás carac te rístico. y al m ismo
una juventu d capaz de hacer fren te a la rebe lión de un a lengua sao tiempo m ás in quietante, de esta evo lu ció n es de orden lin güístico: el
grada? p aso de la le n gua heb raica d e su estatuto trad icional de le ngua sagra-
El lenguaje es nombre. En el nombre está sepultada la potencia d a a su n ueva fu n ción d e len gu a d e uso y de comunicación supone,
del lenguaj e, en él está sellado e! abismo que encierra. Por haber in- n o só lo el o lvido de lo s con tenido s religio sos d e la lengua, sin o , lo q ue
va cado dia riam ente los nombres de antaño, ya no depende de no- es infinitamente más gra ve, su caíd a en la trivialidad y la insign ifican -
sotros apartar los pode res qu e enc ierran. Una vez despierto s, se ma- cia, es d ecir, para Scholem, su profimación. Lo que llama aquí la aten -
n ifestarán a la luz de! día, pues los h emos invocado COll una violen- ción es la pasió n co n la que Sch o lem, historiador d e la mística ju d ía,
cia terrible. El idioma que hablam os es rudimentario , casi e n tra en lo s temas que estudia y se ide n ti fica con ello s. Id entificació n
fantasioso . Los nombres rond an po r nuestras frases, los escrito res o
que, sin duda alguna, arroja una n ueva lu z sobre las rela cio nes, en
pe riod istas juegan con ellos, fingiendo creer, o hacer creer a D ios
que todo esto no tien e importancia. Y sin embargo, en este idioma Scholern, entre el sabio y el hombre, e n tre el especia lista que busca la
envilecido y espectra l, la fuerza de lo sagrado parece hablamos a o b je tividad y el in divid u o comprometido con una histo ria. En este
menudo. Porqu e los nombres tienen vida propia. Si no la tuvieran , sen tid o, el texto de 1926 ilus tra perfectamente la comp lejid ad d e la co -
lay de nu estros hijos, que quedarían librados sin esper anza a un fu- rrelación, en Scholem, entre la escritura d e la h istoria y la h istoricid ad
turo vacío ! del historiador.
Entre las pa labras hebreas, todas las qu e no son neologism os, to-
das las qu e se han tomado del tesoro de «nuestra ma ravillosa y an - a ya.
53 Q uiero agradecer la de F. Scholem su autorización para publicarlo, en 1985,
tigu a lengua» están cargadas de sentido hasta estallar. U na gene ra· en Archives desciouvs soaala des rell"¡(iom (núms. 60-61, págs. 83-84).

204 205
I

Por o tra parte. este texto es notable por la articu lación q ue propone un lenguaje estruc turado por las formas de la negat ividad , de un un i-
en tre una filosofía de la historia y una teoría del lenguaje. La reflexión verso ~e1 nuestro--- del qu e Dios se ha retirado, qu e ya só lo testimo-
sobre la mlsuca del lenguaje en la Cábala había preocupado a Scho- nia «la nada de la Revelación-e'.
lem desde el comienzo de sus investigaciones; a partir de 1920 ya pro- Enco ntramos un eco de estos temas en algunos lugares estratégicos
yectaba escribir un estud io sobre este tema, pero sólo tras cin cuen ta de IJ obra de Scho lem, co mo po r ejemplo, en la última de las Dix Pro-
años de trabajo se decid ió a llevarlo a cabo' ", En este gran estud io, sín- poú/;om non bistoriqnes sur la Kabb'llt (1958), donde se trata de nuevo
tesis de las investigacio nes-de toda una vida'", Scho lem mu est ra que la de Kafka, o en el último apartado del estudio de 1970 sobre «El no m·
concepc ión mística del lenguaje, es decir, ante todo La idea de que la b re de Dios». En todos estos pasajes, la cuestió n sii60rdJ. d esde su án-
esencia de lo TeJ.1 de o rden lingüístico y esta esencia de lingüística es gulo mis gene ral, el del estatuto del lenguaje en un mundo des acrah-
la revelaci ón de lo Absoluto. es un elemento fun damenta l de la tradi- zad o. El texto de 1926. sin embargo, trata abiertame nte d e la relaci ón
ción judía . En este sentido. aunque haya que estudiarla evidenterne n- del idioma hebraico, concebido , al igual que pa ra los místicos judíos,
te en su evolución h istórica , esta teoría de l lenguaje revela. en la m ís- co~o un~ le~ gua sagrada, con la realidad histórica presente, en la que
tica judía. una reflexión sob re la a matura de la realida d, y no sobre su el Ideal siomsta en tra. en su fase de realización co ncreta. Se trata en
hiJJcria. En 1.1 obra de Scholem, el estudio de esta. teoría forma parte este caso del enfienttmiento directo de un tem a centra l del esoteris-
de un amplio con junto de traba jos consagrados. por así decirlo , a la mo jud ío con la actuali dad históri ca en sí. o mis precisamente, con
onlQ/Qgía de la mística judía' l. po r oposición a otro ámbito de investi- un centro de lectura de esta actualidad -e-precisam en te la de una mu-
gación explorado por Scho lem, el del mesianismo. es deci r. la filowfra tación sin precedentes en la historia de l iuda ismo--- a la luz de tu ca-
tÚ la buforia subyacente en la tradición iudía62:_ En los traba jos históri- tego rías más antiguas de la mística judía.
cos de Scholem, el anál isis de la teoría mística d el lenguaje y la d e la
f ilosofía mística de la h istoria no se superponen casi nunca. porque en
la propia tradi ción jud ía se trata de dos ámbitos totalmente separa 11
dos" , No obstante. la idea de qu e estos dos órdenes de realidad se ar-
ticu lan en cierta forma no era ajena a Scbolem. Es má s. todo un con- Una de las cuestiones más turbado ras que plan tea este: texto es la de
jun to de aserciones de orden personal y no científico vienen a dar tes- su destinatario. ¿Por q ué Scbolem creyó adecuado destinar esta medi o
timonio del papel central desem peña do en su pensamiento por la tación sobre el fracaso posible del sionismo precisamen te a Franz Ro-
cree ncia en una función paradigmática del lenguaje. concebido como senzwe igi O bien, a la inversa: si tuviera que escribir a Franz Rosenz -
un índi ce o un par ámetro qu e mide el grado de presencia o de ausen- weig, o pa ra él. épor qué haber elegid o precisament e este terna? PAra
cid de lo divino en el mu ndo en un momento determinado de IJ. bis responder a estas preguntas que. lejos de ser puram ente circu nstancia-
to ria. Porque esta id ea vuelve. como un tem a central, en su co rrespon- les, nos introducen en el núcleo de l deba te del que se ha ce eco este
dencia con Wahe r Benjamin, sobre tod o en las cartas del año 1934 texto, tenem os que tratar antes de nada de reco nstruir las co ndiciones
co nsagradas a la interpretación de la obra de Kafka, en las que, co mo en las que fue escrito.
hemos visto. Scholem iden tificaba a un tiempo el reverso y la co nfir- En su libro au tobi ográfico De Bmín 4 ¡ (Tus/lUn, Scho lem relata que
mació n de la visió n del m und o de la C ábala: la evoc ación, a través de un día, Bube r y Emest Simo n se dirigieron a él y ..le: pidieron qu e co n-
tribu yese a una recopilación qu e pensa ba n o frecer, en su cua renta ani -
versario , a Franz Rcsenzweig, qu e ya estaba paralitico y privado del
so SC~Ú ll su propio resnrnonio cn Van&rIinnam]mff<1km, op. al.
oo -Le nom do: Dicu o lA thécrie du IJ ngage dans la Kabbale-, 1970. uso de la p alabra ». ..Es lo q ue hice-, añadió6s • El conju nto d e esta re-
61 v éase, ;\dCtllh de la o bra y ~ d u da, La CJha!aysu simbo!isnlf>, ~1. t it o copilación , que se entregó a Rosen zweig cuando cum plió cuarenta
~ VeJ ~ en (r.luces, Ll MW;¡/IIIJ/IIrjllif "p. rit.; Dufrankilll/r (11/jrl(Q{'illiJ mr, trad. de años, pero que nunca se publicó, se co nserva en los archivos Leo
Natiali Dcut.... he, Slépha lll' M ,,~.I y )ea11 Bollack, París, Callimard /Le Seuil, 19111 ; S,d..
!/¡IM/' Tscm; Ir /l/ m ;r 1/()I.\1i/(lI r, trad. de Alcxis Nouss y Marie-losée j olivet, París, Vcrdier,
19113. M Véase Hcnjnmin/Scholern, Corresprmdrm"Í<t 19J J-1940, ¡¡/,. ril.
V (il/ 8rr/¡ú 1It/,b]erlllakm, 01'. cit.
óJ Ve.lse, no Ilb~ l.IT1 1l', en LrNI/m rfks Sy mboln deDiru. págs. 88·119. M

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l'

Baeck de Nueva York66 , incluido, sin duda alguna, el original de la' Nunca habría abordado este tema [...1si hubiera sabido que Roscna-
contribución de Scholem. Pero éste tenía la costumbre de conservar weig ya estaba aquejado de los primeros síntomas de su en ferme-
una copia manuscrita de los textos que consideraba especialmente im- dad..7I •
portantes. Es con seguridad la copia la que se acaba de encontrar en- Sabemos. efectivamente, que Rosenzweig, aquejado de esclerosis la-
tre los papeles de Scholern en Jerusalén. teral amiotrópica, vivió paralítico y privado del uso de la palabra des-
La historia de las relaciones entre Scholem y Rosenzweig es la de un de 1923 hasta su muerte, en 1929. Al parecer, Scholem no tardó en la-
desencuen tro fundamental. A pesar de la estima q ue estos dos hom- mentar la violencia de esta discusión, lo que no impidió que las rela-
bres se tenían mu tuamente, sus concepciones del judaísmo y las o~ cie nes entre los dos hombres siguieran siendo enormemente tensas:
ciones personales qu e de ellas se derivaban eran demasiado divergen- -Scholem proyecta su mala conciencia sobre' mí y se imagina qu e' se lo
tes, y sus personalidades demasiado enteras como para que pudieran reprocbo-, escribía. Rosenzweig en 1926. unos meses antes de haber re-
llegar a un acuerdo. Sin embargo. lo que teman en común parecía ser cibido la recopilación de homenajes de 1.:1 que' formaba parte el texto
lo esencial: un mismo rechazo de la asimilación, un mismo itinerario de' ScholC'11l 71• En realidad. podemos suponer que, si bien Scholem
personal de vuelta al judaísmo y. de forma todavía más especifica. a aceptó contribuir a esta recopilaci ón. y sobre todo si optó por dar a
sus fuentes religiosas, es decir. un mismo recorrido interior de -disimi- conocer a Rcsenzweig, n a años después de su llegada a Palestina, sus
laci én-, Si el punto de partida en uno y en otro, era idéntico, sus con- dudas y sus aprensiones en cuanto al futuro de un sionismo que ten-
cepciones del objetivo qUe' quería fijarse el judaísmo moderno eran día cada vez m.ís a aislarse de sus raíces judías tradicionales, fue, entre
irreconciliables. Scholem resume perfectamente la naturaleza de este otras razones, para reparar de alguna forma la violencia de sus expre-
desacuerdo ideológico cuando escribe en su aurobiografia: siones de' 1922, Ypara confesarle (de ahí el título quc= tiene d texto:
..Una confesión") qu e en contacto con Ia realidad sus propias concep-
Nu otns opOono tomaban direcciones absolu tamente OPUCS' ciones se habían acercado mucho a las de Rcsenzweig, No es que hu-
tas,ti t1aub.l de' reformar, o de revolucionar (no si lo <J'X' lubri.1 biera dejado de ser sionista; su critica, en este' texto. es una critica in-
q~ decir) d jmhhmo alemán desde el interior, En cuanto a mí. Y.l
tema. Estos elementos son básicamente los que Rosenzweig no había
no tenia espcunza m 01.1 amalgama conocida con d nombre de
lJnas<bjMJmtllm fjmbid.ld akJTUD.,i) y no esperaba más renovación dejado de desarrollar, por su parte, en nombre de una concepción re-
del iud ~ifomo que su rmximirnto en Isnd~. ligiosa del judaísmo" .
Por otra parte, el problema de' la secularización del idioma hebrai-
En realidad, Rosenzweig reprochaba a Scholem quc= pensara que -el co afectaba muy de cerca a uno de los temas de debate mis agudos y
judaísmo de la Dih~ra está. ~n estado de mUe'I!e dín ~ca sólo -alU· r al mismo tiempo más personales entre Scholem y Rosenzweig, a sa-
ber. Ia teoría y la práctica de la traducción de textos hebreos al alemán.
recuperar á la vida- . A sus OJOS, por el contrano, el SIOniSmO, como
-forme laica del mesianismo"" . podía privar al judaísmo de su identi- Desde 1919. Scholem había publicado en la revista Da]wd( traduccio-
dad religiosa tratando a cualquier precio de «normalizarlo..7D• En la nes de' textos litúrgicos judíos que habían llamado la atención de
primavera de 1922, mientras que Scbolern se había decidido ya a salir Franz Rosenzweig, Dos años más tarde, éste le hizo llegar UO.l traduc-
de Alemania para instalarseen Palestina, tuvo con Rosenzweig una lar- ción de las gracias (oraciones para después de las comidas}que acaba-
ga discusión sobre el judaísmo alemán que los llevó a un distancia- ba de terminar. Scholem, por su parte, había traducido tamb ién este
miento completo... Fue -c-escribe Scholem en su autobiografia- una texto . A este respecto, un intercambio de cartas entre los dos puso de
de las disputas más tormen tosas y más irreparables de mi juventud. manifiesto una divergencia de principio en cuanto a las implicaciones
históricas de estas traducciones, pues Scholem reprochaba a Rosenz-
". W aseB ,T , lI, pág.1.1l8.
~1 VOII BrrfilllltlCh¡ (THJI/ln/l, op. rito 11 VOI/ Bali'l1lllChj emsalcm, op. cit.
61 CJTtJ del 6 de mero de 1922 de Roscnzweig a Scholcm, B.T , lI, p;\g. 741. 12 B.T, JI, pág. 1.094.
6' D, t; 1, pág. 304. 1J Véase S. R., p ágs. 212·217 y «Politique et religión {hez [oranz Ro.ICnl Welg», en Po-
7U IMd" p,lg. 345. lilli¡HUll&ligioll, dU/lnkut dlbatJ, París, Gallinlilrd (<<fdéu ..), 1981, p.\gs, 283-31 1.

20~ 209
weig que h ubiera ..cristianizado- en sus ~rmsposiciones el espí~tu de misma idea base que podemos considerar, hasta el final, como el eje
la lengua hebraica" . Esta critica se amplificó cuando Rosenz~~ pu- de su visión del sio nismo. En el último capí tulo de su autobio grafía,
blicó , en 1924, sus tradu cciones de los p07mas de jud á Hal evi . En repite una vez más esta idea cent ral: "Al rein tegramos en nuestra pro-
una carta a Walter Benjarnin, Scholem escobe que se e~tá planteando pia h isto ria, queríam os transfo rmarla pero no queríamos renegar de
la publicación en DtT /ud~ de u n artículo que den uncie ..la. an uJu.lla: ella. Sin esta rd(~o, este "víncu lo que nos une co n los que dejamos
ción de la poes ía heb raica en nomb re de una filoso fía d~ la histo ria an atrás", la empresa estaba ---sigue estando- privada de perspectiva y
tisionista..76. Al p.u ecer, dos años más tard.e. Scholem, sm replantearse consagra da al fracaso desde un principio..8 ! .
estas criticas quiso reco noc e.r ~ ~se.~elg el ~~o de que .~l proce- Es!e texto d irigido a Franz Rosenzweig sólo se puede compre nder
so de secu larización y de rrivialización q~e el ld¡~l~la hebr aico sufre con el trasfondo de la crisis ideológica y moral que atravesaba Scho-
en Palestina es tan peligro so p ara su inte gridad espmtual.c;omo su p~ Ierri durante los prim eros años de su estanc ia en Palestina . Cri sis per-
sible ..cñs tianización», en la Diáspora , par a la co mprenston del s.enll- sonal en primer lugar, provocada por el enfren tamiento brutal de los
do original que lleva im plícito. En gener~I,.Ia o~ren,d a a Rosenzweig de ideales espirituales en cuyo no mbre e! joven Scho lem se había ido a
un texto que proclama, a partir de las rmsn ces Judlas, lo~ poderes fun- instalar a Je rusalén y la realidad política y social que allí descub ría.
dado res del lenguaje debe enten derse co mo un hom~~aJe de Scholem Esta crisis personal reflejaba, en capas profundas, el choq ue en tre dos
al autor de La estrella de {r( Redmci6't, texto d el que dir á má s .t~rde q~e co ncepcio nes del sion ismo. El sion ismo nació, como es sabido , en el
represent a "una obra fund amental de la filos~fia de l~s .rehg¡.ones» , seno de la il1trlligentsú¡ judía en la Rusia de finales del siglo XIX, co mo
..u na de las obras más importan tes del pensamient o re~gtoso de n~~s­ reacción a una oleada de pogromos, pero también como vo lun tad de
tro siglo..7lI , en la que se mu estra "co~o .entre lo s ca~ahstas, la, n:lacl~n arranca r a las masas judías de Europa Ce ntral de su alienación po llti-
que existe entre el lenguaje y un autentico pensam ien to teol ógico- . ca y socia l ha ciéndolas entrar, gracias al nacionalismo, en el mundo de
la modernidad . De en trada, e! sionismo había trope zado co n la opo--
sición de los jefes espiritu ales del judaísmo ortod oxo, deseoso de pre-
III servar los valores y las formas de vida tradiciona les. En realidad. aunque
el sionismo estuviera arraigado, en gran medida, en las representaciones
En una carta a Walter Benjamin de fech~ 1 de agosto de 193 1.,,Sebo- más clásicas del mesianismo judío, sus adep tos y sus adversarios lo vi-
lem evocaba la ..divergencia radi cal q ue existe entre su concepció n de! vieron como un movimiento de rupt ura radical con el mundo del ju-
sionismo, o rientada hacia una renovació n ?~I judaísm~, y .q ue acep.t~ daísmo religioso. Esta voluntad de ruptura es la q ue también guiaba
en definitiva que se califique de místico-religiosa, Y el sionismo empi- -de forma m ás o menos resuelta, má s o men os consciente- la cons-
rico basado en el m ito de una supuesta "solu ción po1íti~a de la cues- tru cción, por parte de las generaciones de pio neros, de una nu eva so-
tió n judía"». "Por mi parte -aña~ía- no creo. qu~ ,exista un~ s~lu­ ciedad judía en Palestina .
ció n a la cuestión jud ía en el sentido de normalización de los Jud.,o s, Un movim iento de sen tido absolutamente op uesto es IDq ue co n-
n o creo qu e la cuestión se pueda resolver : n este s~ntld~ en Palestina . dujo al joven Scholem hacia el . .ionismo. En la Alema nia de los pri-
Lo que siem pre ha sido evidente p~ra m i, y lo ~Igue SIendo hoy,..;;, meros años del siglo xx, la ruptura con la asimilació n, la rebelión con-
simplement e el hecho de qu e Palestina es mas~rta. y eso me basta, " tra un m edio social a caballo en tre un judaísm o prácticamente olvida-
C inco atlas despu és de su texto para Rosen zweig. Scholem vuelv e a la do y un a germ anidad que, por muy ardientemente q ue se haya
deseado, era en realidad inaccesible, el rechazo de las ilusio nes co n las
74 Dru dd 10 <k mJ.rzo dc 1921 de Rosoenzweig .a Schokm m RT, II, M;. 698 Yss. que se alime nta ba el sueñ o de una ab sorción armoniosa en la soc ie-
dad circundante, hablan llevado a Scholem a buscar las fuen tes espiri-
7~ Mi., pág. 927. r __J. ' 1'281 . ] 16
76 W AY: laedición frnncrsa.WJ.lter Benjamin, """'<'I"-""" tJl('t, 1(191 ,p.ag. . tuales de su iden tidad. Para él el sionismo representaba la inserción de
n Historia dr una'ImÍffatf, op. cit. este itinerario p ersonal en un m ovimient o histórico cuya fina lidad de-
1i Vi", Bfrfill n<lfh]rruStllem. op. rit,
" Fidrlill a Utopif. p ág. 1] 1.
Al VQ" Br'¡in IM m ]mm~ln". up. at.
.. HiJimÚl de HlIa amistad. op. rito

210 211

bía ser la renovación espiritual del pueblo judío. Con respecto a la tra- tud ia~do ~ara ilustrar ~us a,rticulacion es esenciales. Estas catego rías le
dición religiosa del ju daísmo, el sionismo de los pioneros, qu e Scho- han Sido directam ent e insp iradas po r los espíritus de juventud de Wal·
lern descubrió al llegar a Pa lestina. en tan diferent e del suyo co mo ter Benjamín, en particular los dos ensayos SoIm il lmgIlttjt m gmmúy
una ideología de la ruptura puede serlo de: una ideología del retomo. sol:"d ImgIl4jt di los hllmano! (1916) y La /4rta dd tmdiator (1921, pu-
bh ca d~ en 1923). Nu~ca se destacará bastante la im portan cia, para la
formao ón ~eI pc nsanllento de Scholem, de su diálogo intelectual con
IV Walter Beojamin, sobre todo durante su estancia común en Suiza de
mayo de 1918 a agosto de 1919&4. Fue con seguridad en aquella épo-
La critica de la secularización de la lengua hebraica. tal y como se ca cuando se sen taro n las bases de las categorías fundamentales en las
expresa con vehemencia en el texto de 1926 ? edicado a ~smzw¿~ q ue se basará hasta el final Id. obra de Scholem. En los dos estudios
sólo se puede comprender a la luz de .~ leona ~~ lengual~ .de la Cá- ~ue .acabamos de citar, Beniamin desarrolla una teoría del lengua je
bala, a la que Scholern no deja de rermnrs e aqur, smo exph?tame~te. inspirada por Haman n, Humbold t y los román ticos alema nes; estos
al menos po r alusiones. En aqu ella época, Schole m ~o habla pub lica- autores h a ~ ia n encon trado sus ideas en su mayor parte en j akob Boeh-
do tod..vía el estudio sob re este tema co n el q ue sonaba, pero su tex- me, cuyo sistema teosófico revela, según Scho lem, grandes afinidades
to contie ne ya el germe n de algu nas de las ideas que enc ontraremos, co n la Cábala, sin qu e se pueda no obs tan te demostrar la existencia de
cuaren ta y cinco añ os má s tard e, en su gran artículo sob~ «El ~ombre relaciones históricas entre una Y a lm as, En cualquier caso, gracias a la
de Dios-. La más fundamental es, sin duda alguna, la diferencia entre med iació n de Walter Beruamin, las ideas clásicas de la mística alema-
do s aspecto s opuesto s del lenguaje: un aspecto ~ext~~o", en el q ue el na d an form a a algunos de los co ncep tos fu nda mentales ut ilizados
len guaje aparece como instrumento d~ com~cac~on, y un a~~cto por Scholem para elucidar la techa del lenguaje de la Cábala". Estos
"inlem a " en el que se revela su lado "sl':l~hco" o incluso ," m agICo", conce p tos aparecen a su vez en el trasfond o de su texto de 1926 dedi-
U insistencia en la cara externa, comumcauva, de la expresión v~rbal cado a Rosenzweig.
caracteriza la expresión profana del len guaje, mien~ q.ue la evtd e? - La idea ~en tral de este texto, la de una decadencia casi onto lógica
ciación de su cara simbólica y mágica es la marca distintiva de la nus- del lengua je cuando pasa de su fun ción mágica a su función instru-
tica. Esra diferen cia se ha ce más clara si la relacionamos c~n la de, ~ ~ental , procede d irectam~nte del ensayo de Benjamin, Sobrrtllmgua-
ma n jakobson entre u na función c?muni~tiva Y. una fu~oón poeuca Ji m U!'tTtIly sobrt ti Im~ tÚ /o! hll~anos . Recordemos que Beniamin,
del lengc aie" , En su función poética.Ja mtenaon del ~lSCUrso ~ se A Jl.l!ltT de un co mentanc de los p rimeros capítulos del Génesis, dife-
centra en la transmisión de un men saje del locuto r bacia el dest inata- rencta tres etapas en la historia de los orígenes del lenguaje: la prime-
rio, sino en el prop io mens aje en toda su material~d.ld lingüistica. Es ra es la del lenguaje divin o a través del cual se crea el m undo' en esta
10 que Schole m q uiere decir cuando evoca la -magra del ve~ como fase, anterior incluso a la diferencia entre palabras y cosas, el lenguaje
exper iencia hu man a fundamental , en la que -las palabras tienen una representa la esencia misma de la realidad , A esta etapa, a la que el
acción que supera con mu~o la esfera del ·comp!~der'"", Esta e~pe­ ho~ bre . n.unc a tuv o acceso, sucede la del ..lenguaje paradisiacoclen-
rien cia, añade, es Olla que tienen los poetas, los mlSUCOS, y cu alquiera guaje o rigina l de la humanidad, en el q ue reina una ad ecuació n per-
qu e saboree hasta el fondo la riqueza sensual de I~ pa~a,bras, e~d. pe fecta en tre las ~abras y las ~: la realidad es enterame nte transpa-
procede Ia idea del poder de las ,P.l.labns ~ de.su utilización ,?aglca~ , r
ren te al len~ale el lenguaje lI~a co n una adecuación casi milagro-
La d istinción entre el lenguaje cornumca trvo y el lenguaje m ágico sa a la esencia misma de la realidad. Se trata del ..lengu aje ad ár nico-
no procede, en estos t érm inos, de la propia C ábala. Se t~ata de catego-
rías heurísticas p royectadas por Scholem sobre el m aterial que está es'
M Vb.-.e en H/JlrJria Jo",,, _iJIaJ, 01. ril., el capfrulo -Bn SUi, .ll (1918·1919)-.
~ Gr l'5hom Scholem, KabhaJah,JIrHwl(m, Krl" , 1974. pág. 200.
12 V( a'>t: -Lingúística y poética.., en Ens<ryoJ ¡f( lingüútica gtnrral, BJrcduna, Seix Ba· ~ Véase b introducción de Amaldo Momiglidllo a la edición francesa LX B(rl/,, '; JI.
fllsalmr.
19M
SoHVrlrir d(jn"'(ffr [trad. al francés de Sabine BoDad), p.m-.. A1bin Mid ';"!,
mI , 1975.
u U 1fOm ti IrJ Sym~s Jt Dial.... r4- 60.

212 21.1

que se perdió a causa del pecado original. rein terpretado por &:nja. guaje del cabalista español Abraham Abulafia. Scholem distingue en
mio a la luz del episodio de la Torre de Babel, e,n el que ellenguaje se trc esta evidenciaci ón del simbolismo secreto de todo lenguaje, califi-
convierte en simple instrumen to de comunicación. La ap ~nCl~n d~ l~ cado por Abulafia de «magia lícita», y la «magia prohibida", en la que
función co municativa del lenguaje, tercera etapa de su historia on gr- la fuerza poética inmanente del lenguaje se utiliza con fines materia-
nal, marca su decadencia. su caída al ..abismo de,' charloteo- En nues- les e interesados:
tro lenguaje actual, su función instJUmental .deslgn~ su aspect? pro~a'
no , m ien tras q ue su funció n mágica (es decir, poé~c~) da resnmoruo Abulafia es perfectamente consciente de la fuerza inmediata que
de la pervivencia en su interior del esplendor paradls13co. . emana de las palabras, y sobre todo de las palabras purificadas has-
No es dificil distinguir. en el texto de Scholern para Rosenzw~l~, el ta el límite, aparentemente sin significado, pero en realidad carga'
eco de esta teoría: la lengua hebraica, que representa para los ml~tlcOS das de sentido. es¡como de sus metamorfosis,de sus -revoluc iones-
(...}Pm , él existe una magia (del lenguaje}, esdecir, un algo incomu-
judíos. el lenguaje original de la humanidad, cc:mserva en su qum tae- nicable que constituye precisamente la irradiación de las palabras.
sencia las virtualidades mágicas dellenguaje, eVl~entemente en .la me- Existe unadimensión interna y profundade la magiaque no se puc'
dida en que siga siendo «lengua sagrada", es decI:,,en que subS1S~a, ~n de considerar sometida a la prohibición de la brujería o de lamagia
su forma más pura, la que reviste en los tex~os c1a~:cos de ~a tradición práct ica. Se trata de la magia lícita que practicaban los profetas (...]
judía y de su liturgia. Sin embargo, su manipulación .neghgente ~ la Sin embargo, quien seadjudique el derecho, sin haber sido elevado
práctica cotidiana equivale a una verdadera profanación, en la medida a la dignidad de profeta, de intervenir en la naturaleza a través de
en que los poderes mágicos o simbólicos que p?se~ quedan expues- esta fórmula de técnica, sucumbe a la tentación de las ciencias mán-
tos, desnudos, librados a un uso puramente utilitario. Por eso es tan ticas, es decir,a Id magiaen el sentido habitual del término, Esta {lis-
impo rtante el tema de los «nomb res» en el .text.o de Schol~m, tema ciplina, la «ciencia de los demonios», no está sin duda desprovista
que toma de los escritos de juventud de ~e~Janlln Yde la Cábala. En de bases reales, pero representa una falsificación de la mística verda-
dera porque es su imitación grosen volcada lucia lo que es pura-
Benjamín, cllenguaie ad ámico está consUtUld? por los nom~re; que, mente exterior 1...] El mago es un hombreque, en lugar de cansa-
según el relato del Génesis, dio Adán a los animales y, en la mterpre- gr.lrn' al Señor (donJinNs) seconsagra .11diablo (demanas). Para Abu-
tación de Benjamin, a todas las cosas creadas. Este,pode,r ,de " ?ffi ma· lafla, Satán representa la mater ialidad de la naturaleza y el cabalista
ción (que podríamos considerar la eS~l~cia de~ t~abalo poetlco~ tle~e su lo destrona devolviéndolo a sus bases espirituales".
mente en 1.1 Cábala, en lo) propia o)ctl',':ldad dlVlI~a: ~nlre }a.diversidad
de nom bres qu e la Bibliaatribuye a Dios, la trad.lClon rabínica da pn~ Al parecer, en su texto de 1926 Scholem quería decir que el uso in-
ridad como sabemos, al Tetragrama, que considera como la esen cia controlado de la lengua hebraica implica, en cierta forma, el riesgo de
misma de todos sus otros nombres. La mística judía :V~ en el ! elragra- una «magia práctica» involuntaria, Efectivamente, la dimensión sim-
rna no solamente lo) fuente de todos los nomb res divinos, sino tan~­ bólica del hebreo, tal y como aparece en los textos sagrados, desapare-
bi én el origen del propio lenguaje humano. E.<;;!e último p~sce, efecti- ce en beneficio de un uso puramente utilitario de la lengua. En nues-
vamente más .1111 de su sentido patente, un nivel de sentido ocu1t?, tro mundo desacralizado ya no se trata de manipular conscientemen-
estruct urado, en una combinatoria infinita, por las ~nnumerables dis- te las virtualidades mágicas del lenguaje para sacar algún beneficio
posiciones de las letras con las que se forman los dlf~rentes nO~lbres personal, pero cuando una sociedad entera desvía la lengua que fue la
divinos. En su interpretación de la teoría del leng~aJc ?~ la C~bala, de su tradición religiosa con fines puramente materiales, cuando la
Scholem identifica este nivel oculto con el aspecto slm~oltco, o Lnch,~ · convierte en un simple instrumento al servicio de sus intereses inme-
so mágico de todo lenguaje'". Exist~ una forma s~penor de con~l' diatos, asume sin saberlo la actitud de los magos de antaño... Imita-
miento que consiste en descifrar, bajo .la coherencia aparente del dl~' ción grosera- de la lengua de los textos sagrados, el hebreo moderno
curso comunicativo, el verdadero sentido que oculta, que no es mas ha vaciado las palabras antiguas de su significado simbólico y religio-
que una lógica de los nombres. En su presentación de la te011;1 del len-

111 Ú "(JI" d I(sSy mboks de D ;(II.... pág, 64. 11 IMi.. p.íg~ 9].9 8.

214 2 15

so para reducirlas a simples indicios de la realidad material. Para Scho- días, pero de forma cada vez más soterrada . Efectivamente ten ernos
lern, estos significados simbólicos siguen viviendo en el fondo del len- la impresión de que su actitud frente al sionismo -empírico,.'evolucio-
guaje 0, si preferimos. en el inconsciente de la cultura qu e los p reten- na poco a poc o hacia una especie de desdobl amient o. Por una parte,
de negar. De lo que: se trata entonces es de saber si no habrá algún día ~~Iem acaba aceptan do con b astant e rapidez la secularización del
una «vuelta de lo reprimido", en la que lo s conten idos religiosos vol- judaísm o como una fase histó ricamente in evitable de lo qu e llamar á
verán en una forma actua lm ente imprevisible pero que podría ser desde en tonces la «dial éctica- del sionismo. Es más, la experiencia
-para emplear una p alabra que n o hubiera utilizado Scholem, pero concreta de las contradiccion es del sionismo en su fase de realización
que traduce sin embargo su pensamie nto-e- la d e una neu rosis colec- le_ens~ña la na~ra~eza fundamentalment e dialéctica de lo s procesos
tiva. hist éricos. Medio siglo d espués de su texto para Rosenzweig, confir-
-El día en que La lengua se vuelva contra los que la hablan»: en esta ruará de nuevo que, entre estas co ntradicciones, una de las sintomáti-
fórmula en la que la teoría mística d ellengua je d eriva en escatología C.lS fue p:ua ¿! la que existía. -~tre el renacimiento de 1.1 lengua profa-
se resume la i.ntención del texto <kScholem dedicado a Franz Rosenz- 0.1 y el silencio q ue se había instalado en el seno de esta misma len -
weig. Porque si los significadossimbólicos qu e alberga la lengua sagra- gua,,90. Añ.ad~ sin. embargo que, ¡>MOl ¿I, el paso por la secularización
da podrían. cua ndo aparacan a la luz d el día, resultar funestos y des- es necesa no e inevi table: -No puedo librarme de l.t lecci ón dialéctica
trac tores, es, parad ó iicamente, porque están en sí mismos desp rovis- de la ~to~ según la cual nuestC.l.enu:adl: en 102 historia pasa po r la
tos de un co ntenido identificable. Para la mística judía. efectivamente, secularizaci ón, Una entrada en la historia nempre es una asimilación
la dimensión sernánnca sólo aparece co n el ejercicio d el disc urso por .t ~u .• Es ~ t.u ón por la q ue «una vuelta directa, no dialéctica, al ja-
parte del hombre; los rasgos específicos de los significados están vin- dusmo ~a(boon~1 es imposible desde el p unto de vista histó rico•• I .
culedos con b multiplicidad que caracteriza el mundo materia! en el U cuesnon esencial que se plantea entonces es la de sabe r si a esta fase
q ue d hombre, criatura finita, cst.í sumergido. Por el contrario, el len - de secularizaci ón sucederá n~CLS4TiammJ~ una fase de retomo .1 los V;J-
guaie divi no, lal y como se revela. en el tato de la 'Iorá, y sobre todo lores religiosos. Aquí es dond e 1.1 noc ión de dialéctica d e Scholem se
en su textura liagübtica secreta, es ran generalista que se p~t.l más diferencia radicalmente de la d ialéctica en sentido hegeliano o marxis-
bien en forma d e estructuras abstractas (que corresponden a los no m- ta o Para Scholem, el término de dialéctica designa el movimiento de
bres divinos y a sus diferentes combinaciones). Estas estructuras no negación o de inversión q ue sufren las ideas cua ndo se encarnan en la
tran smiten un sentido determina do, y por consiguien te lim itado. pe=ro realidad histórica. Por extensión, también considera d ialécticas las
son portadoras de una infinitud de significados virtu ales, q ue corres- c~ntradicciones qu: las afectan a lo largo de este proceso. Esta inver-
ponden a la infinit ud de las inte rpretacio n es posibles. Decir q ue la sien q ue sufren lo s ideales cuando en tran en contacto co n la realidad
'Icrá es un texto divino significa q ue esta infinitamente abierta a la in- histórica tiene efectivamente un carácter n ecesario. En este sen tido la
terp retación" . El d ía en q ue -los nombres y las siglas d e anraño-, aho- secularización de los valores religiosos repr esenta la forma necesa ria
ra sumergidos en el inco nsciente de la cu ltura secular, salgan d e nu e- de ~u ent~adJ. en nu~tra histo~a moderna . Sin embargo, ninguna ne-
vo a la luz, nad ie podrá decir co mo serán reinterpretad os. El riesgo cesidad dicta su ultenor devenir en el seno d e la historia. En Scholem
qu e se co rre, seg ún Scholem, de ver que a su retomo, tras un largo pe- no hay .~nti?o de l~ ?istoria...; es algo que, por su propia na turaleza ,
riod o de represión colectiva, adapten la forma de una explosión an ár- es a1eatono e im previsible. En particular, nada puede garantizar antici-
quica de fuerzas religiosas in contro ladas, es muy grande . padam ent e qu e los conten idos religiosos del judaísmo sobrevivirán a
su secularización y em ergerán de nuevo en una fase ulterior de la bis-
y- toria. O bien, ~i reaparecen algún día, na die podrá prever la forma que
vayan a revestir,
Al par ecer, el pesimismo que se manifiesta en la carta a Rosenzweig Pero si el historiado r no puede conoc er anricipadamenre la verdad
siguió aco mpañando el pensamiento de Scholem hasta el final de sus
: «E;llretien avec Gershom Scholem-, en Fidt1itl rt 111"l'it, (1975), pág. 57.
&. lf¡(d., p.íg. 8(;. Ibid, pág. 54.

216 217

del futuro. puede sin embargo analizar, al menos en cierta medida, I~s so de secularizaci ón y la barbarie de lo que llamamos civilización rno-
"diferentes virtualidades de las que el presc:nte es portador. A una h IS' dema, es de temer que los graves acontecimientos que nos promete
toria de la. necesidad se enfrenta entonces una hislorid Ji los poJibln. lo no sean portadores de ningún (ruto._ Y sin embargo, añade, refirién-
que es seguro, por ei~pl? es que el sionis~o ~i~mpre se ~n6;ntará dose a una catego~ clásica de la tradición judía, interpretada por él,
con u cuestión de su relación ron el pasado hist órico de los judíos. Lo no como la expresión de una ley inmanente a la historia, sino como
que queda abierto es la respuesta que traerá e.I futuro a esta pregunta, Lt reglade una. de sus evoluciones posibles: ..Pero, équi én sabe? Q.JiU
que podrá ir de la ruptura más o menos radical hasta formas a~ual­ no haya ningún otro medio de atravesar las crisis. Hay que bajar para
mente imprevisibles de renacimiento religioso. Por otra parte, el histo- poder subir-" .
riador también puede tratar, basándose en las constantes que ha esta- Desde 1.01 perspectiva de esta concepción especifica de la dialéctica
blecido, de apreciar los significados históricos generales que aportan histórica encontramos una recapitulación del conjunto de lo,", ternas
estas diferentes virtualidades. Así es como, basándose en la correla- evocados en el texto de 1926 dedicado a Franz Rosenzweig, en 1970,
ción para él evidente, entre la permanencia del pueblo judío y su fi- di final de su estudio sobre . EI nombre de Dios":
delidad él. su esencia religiosa. Scholem afirma que -si los jud íos se fue-
ran a convertir "en un pueblo como los demás" seria el final del pue- U palab ra de Dios, que 1105 habla desde el fondo de la Creac ión
blo judlo-" . Ahora bien. como toda realidad dialéctica, el si~n ism.o ( y de 1.1 Revelación, ~t.í. infin itJmente abierta a 1.1 interpretación y se
incluye una parte de destrucción, la de las .·:ÍO rnt.1S de la ~xlste~cla rdlejJ en nuestro lenguaje. Los rayos O los sonidos que captamos
exllica-. La secularización que: implica es a un tiempo ..una liberación no son tanro mensa jes como llamada s. Lo que es portador de foro
ma, sentido y significado no es la propia palabra sino la tradición de
y un riesgo-" . En esta misma entrevista de 1975, Scholem declara a esta palabra, tal y como se mediatiza y se refleja en el tiempo. Es!.!.
este respecto: ..Nunca quise creer y nunca he creído en ~I .fracaso d~1 tradici ón, qu e posee ro propia dia léctica, sufre metamorfosis; pu e-
sionismo. Y tampoco creí nun ca que fuera a tener un éxi to repentr- de llegar a transformarse en un susurro prácticamente inaudible o
no. Ya he escrito más de una vez que los éxitos nunca están garantiza- puede haber épocas, como la nuestra, en las que esta tndicióll ya
dos de anternano-" . no se puede trans mitir y se vuelve silenciosa ÉSu es la crisis del len -
En estos textos, que en un principio no estaban destinados a su pu· guaje ro la que vivimos, nosotros que ya ni siquierasomos ca p.a~ s
blicación, Scholem da libre curso a sus dudas más íntimas en cuanto de captar la m ínim a parcela del m isterio q ue m iaño lo habitaba .
a las posibilidades de éxito de un sionismo que parece haber tomado Pau los cab alistas, el hecho de que ellenguaiepueda ser hablado se
el camino de una secularización irrevocable. Tras la carta de 1926 a debía al Nombre que en él estaba presente. ¿Cuál será la digni dad
Rosenzweig, tenemos una serie de poemas que se van escalonando de de un lenguaje del que se haya retirado D ios? É\ta es 1.1 pregunta
quc deben plantearse todos aquellos qu e sigan creyendo percib ir en
1926a 1967 y de la que sólo se ha publicado hasta ahora el que se con- J.¡ inmanencia dd mundo el eco de la palabra creadora desapareci .
sagra a una reflexión sobre El promo de Kafka" . En .un~ carta de 1931 da. Se trata de una pregunta a la que, en nuestra época, iÓlo pueden
dirigida, como el poema sobre Kafka, a Walter Bemarmn, y consagra- responder los poetas, elles que no desesperan dd lenguqe como la
da entre otras cosas. al problema de las relaciones entre árabes y ju- mayoe parte de los misticm;" .
dí~, denuncia la degradación de un sionismo hi.co en una si~ple
práctica del realismo polírico'", Más adelante, ampliará este cuestlO ~
miento sobre las posibilidades de futuro de un mund o totalmente 1.11'
co di con junto de la civilizaci ón occidental: -Cuando vemos el proce-

'1 Ibíd., pág. 54.


' 1 Ihfd. , pág. 55.
" l bfd., pág. 67. . .
~ Véase la edición en francés de W ~ \t er Heniarnin, Com JflmddJla . Il , p ágs. 119·120. 97 Pidllilrrt Ulopie, pág 41.
"" Hi5lorill fÚ 1m" (mÚft.u!. up. cit. 98 IJ nOm rt "'f SymbolrsdrDiru.... pát:;l. 9 ~ - 9 9.

218 219
C olección Frónesis

1. E,¡ la estela de la teoría, Paul A. nov é.


2. La cult ura contra el estado, Terry Coch ran.
3. Finales de partida: la modern idad irrecolldliable,
Albrecht Wellrncr.
4. La sem iosfera, l . (Semiótica de la cultura y del
texto), I uri M. Lotrna n.
5. El Angel de la historia (Rosellzweig, Benjam ín,
Scbolem], Stéphane Mases.

D E PRÓX IMA APARICIÓN

Teoría acrítica, C hris to pher Norris.


10113005

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