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Lección Nº 03

Lección para grupos celulares

Pastor Marcelo D'Emilio

Tema: “Los labradores malvados”

Lucas 20:9-18

De una manera muy simple, como solo Él lo puede hacer, Jesús enseña los
misterios más profundos del reino de los cielos. El sistema de parábolas es un
modelo de algo real, tomado de un hecho cotidiano, para que la gente pueda
descubrir una verdad que de otra manera sería difícil comprender. Si usted observa
la parábola de los labradores malvados descubre que, de una manera muy simple,
Jesús resume el evangelio con una trilogía de personas que actúan en el mismo. El
evangelio dirigido a los hombres, Dios que dirige el reino de los cielos, y Jesús , la
posibilidad de que el hombre se salve. Y de una manera muy concreta y con un
ejemplo muy cotidiano y simple Jesús habla de tres personas: En primer lugar en
esta parábola les habla a los discípulos del hombre en general, y les habla del
privilegio del ser humano, refiriéndose a estos labradores, los cuales no son el
dueño de la viña, los cuáles no hicieron nada, ni invirtieron para poseer la viña. No
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hay en ningún momento la señal de que esta gente haya sacado recursos para
comprar la viña. Pero ahí está la viña, frondosa, el campo fértil, está todo
preparado, y aparece el hombre en la escena con el gran privilegio simplemente del
uso y el goce de la viña la cuál no le pertenece. Esto es perfectamente el perfil del
hombre .

Dios permite al hombre hacer uso y goce de lo que no le pertenece. Ahí Jesús está
diciéndoles: Miren, hay alguien que tiene una viña, y hay alguien que sin gasto
alguno, sin sacrificio alguno ahora se le permite usar y gozar de lo que no le
pertenece, porque la viña no es de los labradores sino del dueño de la viña, pero
los que van a servirse del fruto de la viña son los labradores. Y el dueño de la viña
se ausenta por largo período permitiéndoles un extenso período en el tiempo para
que los labradores se hagan ricos sobre una tierra y un viñedo que no les
pertenece, pero que están autorizados a usar y gozar; sin embargo con el
transcurso del tiempo, el uso de algo que no les pertenece les borra en la mente a
estos labradores quién es el propietario. De esta manera tan increíble el ser humano
tiene esa capacidad confusa de creer que el hecho de usar y disfrutar por largos
períodos de algo que no le corresponde le hace dueño. Se escucha todos los días,
por lo menos en términos jurídicos: “-¡Me quieren quitar la casa!”... “-¿De quién
es?”... “-No, no es mía, ¡pero hace veinte años que yo vivo ahí... la cuido... me la
prestaron, pero ahora el dueño la quiere”...”-Bueno, el dueño es el dueño,
agradezca que durante veinte años se la prestó”...”-¡NO, pero yo la cuido!... ¡No,
pero yo pinté las paredes!”... En un momento la mente se confunde tanto que el que
está disfrutando, gozando de lo que no le pertenece por misericordia del dueño,
ahora se cree propietario de lo que le prestaron.

Y ahí están los viñedos, y ahí está el labrador que no es propietario; tiene el
beneficio de usar y además no tiene más que libertad de uso porque el dueño de la
viña no le dice como usarla sino que le permite trabajarla de la forma que quiera,
explotarla de la forma que quiera, sin límite alguno. Y dice el relato que aparece el
tiempo en que el dueño de la viña requiere el fruto y manda un emisario a buscarlo
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. No dice que fue a pedirles la viña, no fue a decirles que se vayan y devuelvan la
propiedad, simplemente los deja en el uso y el goce todavía, sino que simplemente
pide el fruto de ella que nunca antes había pedido. Pero los hombres están
confundidos, el hecho de que el dueño les haya prestado hace que crean que ellos
son los dueños ahora. Y Jesús está explicándoles la naturaleza humana a los
discípulos; les está diciendo: Miren, así es la vida del hombre, Dios les prestó la
vida y les ha dejado a ustedes hacer el uso y goce de sus vidas, que disfruten
como sea, que utilicen sus vidas, vida que no les pertenece porque el autor de la
vida es Cristo Jesús. Sin embargo, andando el tiempo y dejándoles a ustedes vivir
como más les place, hacer uso de su vida de la manera que más les convenga,
ahora viene el dueño de la vida no a pedirles la vida, sino a pedir rédito, un fruto, y
el fruto es que se inclinen a El.. Y ¿que hace el hombre?, el hombre se apropia de
lo que no le corresponde y dice: “La vida es mía y no tengo nada que ver con Dios”.
Y uno escucha esto todos los días, porque la gente dice: Yo soy el dueño de mi
propia vida .

Es una confusión mental, porque usted no puede ser el dueño de su propia vida
porque no puede decidir cuando vivir y cuando morir; el Rey de reyes dice ¡Basta! Y
usted ahí se da cuenta que no es el dueño. Aquél que dice que sí lo es está en la
postura de los labradores malvados que se les dio la posibilidad de lo que no
hicieron, de lo que no construyeron, el disfrute, pero ahora se creen dueños. Y
¿cuál es la reacción de Dios?, la de extrema paciencia. Dios comprende que el
hombre está confundido, que se apropió de lo que no le corresponde, que cree que
la viña es de él, que cree que la vida es de él, y no violenta esa idea, no produce
una crisis sino que intenta hacerlo entrar en razón. Y manda un emisario, y cuando
éste llega dice: Aquí estoy yo, soy el emisario del dueño de la viña, el señor que les
dio durante cuarenta y tantos años el disfrute y goce de esto, pero que no les dio la
propiedad de ella, ahora viene, no a pedírsela sino a pedir el fruto. Pero los
malvados labradores que están confundidos dicen: ¿Este que viene a reclamar? , y
golpean al hombre. Lo interesante es que el dueño de la viña no reacciona mal sino
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que vuelve a intentarlo y manda al segundo con el mismo resultado, y vuelve a

intentarlo y manda al tercero .

No tan fácilmente, por más que Dios se tarde, el hombre puede reírse de Dios y
hacer lo que quiera como propietario de lo que no le corresponde. Tarde o
temprano el dueño de la vida reclamará la vida que le ha dado. Y por último Jesús
dice: Pero en cuarto lugar aparece el hijo del dueño de la viña que es Cristo. Sabe
que por antecedentes los labradores son malvados. Sabe que los anteriores fueron
maltratados y aún así, sabiendo que la cruz está por delante, se atreve a hacer
entrar en razón a los que nunca entran en razón, y terminan matando al hijo del
dueño de la viña. Y finalmente viene el juicio, el dueño de la viña se cansa y hace
uso de sus facultades de dueño y echa a los malvados y le da la propiedad a otro:
Señores, Dios viene a buscarlos, y si no aceptan, pues entonces el juicio cae sobre
ustedes. Jesús sintetizó el mensaje diciendo: Este es el evangelio: Ustedes tienen
vida porque Dios se las dio, les dejó vivir como quieren, vino Dios a buscarlos y
ustedes lo echaron, y finalmente mandó a su hijo y lo mataron, pero el juicio viene
sobre ustedes. Y resumió el evangelio en una simple parábola. Ahora yo quiero que
usted se detenga un minuto en la conclusión de la parábola. Finalmente Jesús,
después de haberlos puesto en órbita en el pensamiento y haberles mostrado
quienes eran los malvados, quién era Dios y quién era Cristo, habiéndoles mostrado
que el hombre se apropió de lo que no le corresponde, que Dios fue a buscarlo y no
le recibieron y que mandó a su Hijo y lo mataron, termina concluyendo la
explicación con una frase del verso 17: “La piedra que desecharon los edificadores
a venido a ser cabeza del ángulo y todo el que cayere sobre aquella piedra será
quebrantado mas sobre quién ella cayere le desmenuzará , y termina con esta
conclusión. En definitiva -dijo Jesús- Cristo es la piedra del ángulo y hay dos
opciones, caer sobre ella o que ella caiga sobre ti .

Permítame decirle entonces lo que significa la piedra del ángulo. Quiero explicarle
como era la construcción romana. Toda la construcción romana se basa en una sola
piedra, como si fuera esta piedra una viga central que distribuye equitativamente las
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medidas, las distancias, equilibra el peso y la carga del techo, y pone en equilibrio y
en armonía todas las paredes. Es una sola piedra. Y ahí está Jesús diciendo: Cristo
es la piedra, pero no es cualquier piedra. El libro de los Hechos en el cap 4:11 el
Salmista en el Salmo 118:22, y 1ª Pedro 2:7 habla específicamente de Cristo como
la piedra del ángulo, y ¿qué es la piedra del ángulo? Es la piedra angular que
produce el punto de unión de dos paredes. Dos paredes individuales, únicas,
solamente pueden unirse cuando llegan sobre la piedra del ángulo. Jesús está
diciendo a sus discípulos: Hay una piedra que se coloca en el ángulo y la pared de
la derecha calza sobre ella y la izquierda calza sobre ella también, y la piedra hace
que las dos paredes se unan; lo que les estaba diciendo es: Cristo es el único que
puede unir diferencias; en un matrimonio donde las individualidades ganaron
terreno, y donde la mujer cree que es ella y el hombre cree que es él, y se han
separado de manera tan increíble, con distintos criterios, distintos pensamientos,
solamente cuando la piedra angular entra en escena, solo cuando Cristo aparece,
dos paredes que están divididas pueden llegar al mismo punto, en el mismo lugar y
el mismo equilibrio, a estar unidas. ¿Como se hace cuando el criterio de los hijos
está en contra del criterio de los padres por una cuestión generacional? ¿Como se
hace para que un joven de dieciséis años entienda el criterio de un hombre de
cincuenta años?.

¿Como uno podría unir dos hermanos que están en pleito, dos familias que están
separadas, dos amigos que se separaron? La única manera de unir dos mentes
separadas es que aparezca en dos paredes dispares una piedra angular que une lo
que está separado. Jesús dijo: La historia de la viña significa una sola cosa, que
solo se construye la vida cuando hay una piedra angular. No solamente produce
que dos paredes converjan en un mismo punto en común sobre una piedra, sino
que reparte equitativamente el peso y la carga que soportan las dos paredes. La
pared más pesada descansa sobre la piedra, y la menos pesada también, o sea
que esta piedra puede soportar el mayor peso y el menor. En otras palabras la
Biblia habla que ese es el Cristo que sostiene la carga de uno y la dificultad del
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otro, las miserias de uno y las tristezas de otro, las amarguras de muchos y el llanto
de uno solo. Jesús lo va a decir de otra manera: “Venid a mí los que estáis
cargados y trabajados que yo os haré descansar”. El peso de la vida, de la tristeza
y de la angustia, solo puede descansar en la piedra angular. Es interesante saber
que la psicología, aquellos que no profesan la fe cristiana, descubrieron que el
hombre no puede con su propio peso en el alma, aún los que son ateos, pero la
psicología atea dice que el ser humano no puede soportar la carga de la vida, que
si guarda el peso de la angustia, la tristeza y la derrota, tarde o temprano tendrá la
idea del suicidio y una depresión aguda lo pondrá en estado de enfermedad
terminal. Los psicólogos lo llaman «catarsis», y es la capacidad del hombre de
sacar para afuera sus penas. Eso significa que usted paga $50 para contar su
historia y así desahogarse de sus problemas. Pero ahí está Jesús diciendo: Yo no
hago “catarsis”, no es simplemente el hecho de contar las penas, soy la piedra
angular, la que une dos paredes que están separadas, pero la que soporta
equitativamente la carga de uno y la angustia de otro.

La piedra angular también produce el equilibrio. Los puentes romanos están

construidos con piedras en un medio arco, y va a comprobar que todas las piedras
son iguales desde el extremo izquierdo hacia arriba y del derecho igual,
simplemente que la que está en el medio no es igual, no es cuadrada sino que tiene
un corte «en chanfle», y se llama Dovela , y equilibra a todas las demás. Ninguna
de ellas lleva cemento, cal, arena, sino que están puestas sin ningún tipo de
pegamento, pero cuando se calza la Dovela ésta empuja hacia la derecha y a la
izquierda, y mantiene con presión todas las piedras tanto de la derecha como de la
izquierda y así produce el equilibrio, y no hay forma de que se desarme eso por
más carruaje o tanque que pase por arriba. Y Jesús está diciendo: Yo soy la
Dovela, soy la piedra que produce el equilibrio en la vida de cualquier persona,
equilibrio emocional y equilibrio mental. Si hay algo difícil en la vida de un cristiano
es tener equilibrio, y le voy a dar ejemplos que usted puede escuchar todos los
días, y estoy hablando del equilibrio con los hijos. No es la primera vez que un
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padre o una madre se preguntan que hacer con él: “...Porque si lo suelto
demasiado se me va a la calle, si lo retengo demasiado se me pone violento y
rebelde, y la pregunta es ¿que hago? ¿Suelto o aprieto?”. La respuesta es
equilibrio, una buena Dovela que equilibre el peso, que apriete el peso sin destruir
pero que mantenga las cosas unidas sin que se separe.

Allí trajeron a la mujer en el acto de adulterio y la pusieron frente a Jesús: -Esta

mujer estaba pecando acostada con otro hombre. La ley de Moisés dice que hay
que matarla, ¿Tú, que dices?. Jesús se encontraba en una posición incómoda,
porque si decía «hay que matarla», tal como dice la Ley, iban a decir: ¡¿Que clase
de hijo de Dios eres que no tienes amor?!, y si Jesús decía: «NO, no la maten,
perdónenla», iban a decir: ¡¿Que clase de hijo de Dios eres que estás en contra de
la Ley que el mismo Dios puso?!. Y la vida nos pone varias veces en situaciones
que tenemos que decidir por una cosa o por otra, y las dos son malas. La Biblia
dice que ahí podemos ver la mente equilibrada de Jesús, que saca una palabra
equilibrada, ni lo uno ni lo otro, dijo: “El que esté libre de pecado tire la primera
piedra”, y nadie pudo hacer nada. Entonces ¿como se arregla el problema del
hombre que se adueña de lo que no le corresponde, de un Dios que lo busca y el
hombre no lo recibe, y de un Hijo de Dios que fue muerto en la Cruz por culpa de
los hombres malvados?, la respuesta es: “...La piedra que desecharon los
edificadores...” Y Jesús termina diciendo: Todo el que cayere sobre esa piedra será
quebrantado mas sobre quién ella cayere le desmenuzará. Es una cuestión de
ubicación. Hubo una mujer que dijo: Si toco el manto me sano, y luego la Biblia
habla de Elías que representa a Jesús: Y Elías tomó el manto y lo puso sobre
Eliseo y lo llamó . Cuando alguien toca el manto se sana, pero cuando el manto lo
toca a uno es para llamarlo a servir a Dios. La mujer tocó el manto y se sanó pero
el manto tocó a Eliseo y lo hizo el profeta del pueblo de Israel. Una cuestión de
ubicación, según donde uno se ubique en relación a Dios es lo que recibe; o toco el
manto y me sano, o el manto me toca y me hace un hombre y una mujer victoriosa.
Y eso es lo que quiere decir Jesús, que es una cuestión de ubicación. Ahí está la
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piedra, o cae usted arriba o ella le cae arriba a usted. O usted cae y se quiebra, o
ella le cae encima y lo desmenuza.

ILUSTRACIÓN: Durante varios años la piedra del ángulo apareció en mi vida y yo

me ubiqué mal, en otro lugar, hice ocho proyectos de vida pero como me coloqué
mal cada vez que la piedra me cayó encima me destruyó todos los proyectos.
Finalmente un verano como este, de hace casi veinte años atrás, sentado en la
arena mirando el mar me di cuenta que me había puesto en el lugar equivocado y
que la piedra siempre caía sobre mi proyecto, y ese día yo dije: Cambio mi
posición, voy a caer sobre la piedra, quebraré mi vida, mis deseos, mis anhelos. Y
ese día en que decidí caer sobre la piedra y no al revés, el Señor me coronó con el
privilegio de ser su hijo, y de tener una vida victoriosa desde aquél día hasta el día
de hoy.

Jesús dijo: Es una cuestión de ubicación. Si está debajo lo aplastará, y si está

usted por arriba quebrando su deseo, lo levantará. Yo soy la piedra del ángulo, la
que desecharon los edificadores. Nadie duda de la naturaleza humana, somos como
los labradores malvados. No nos damos cuenta y de tanto hacer uso con libertad de
nuestra vida nos creemos dueños de ella, a tal punto que cuando Dios pide que le
entreguemos la vida, que sirvamos en su Presencia, que vengamos a su altar,
estamos tan apropiados de nuestra vida que le negamos el fruto.