Carlos Monsiváis
Elena Poniatowska
Ricardo Garibay
Jaime Avilés.
Los tres escritores llevan a cabo sus crónicas en una atmósfera urbana,
valiéndose de herramientas como la entrevista; en el caso de Elena Poniatowska
en una de sus crónicas nos cuenta a cerca de los niños de la calle, actualmente se
les conocen como “personas en condición de calle” ya no son vagos ni callejeros,
sin embargo siguen siendo personas que se dedican a vagar por la ciudad
vendiendo y/o robando para lograr sobrevivir.
Jaime Avilés desde el punto de vista que toma un simple observador, nos cuenta
la manera en la que se celebra la Semana Santa en el Cerro de la Estrella,
delegación Iztapalapa.
En “La inteligencia frente al sufrimiento” Elena Poniatowska nos cuenta más que
su amistad con García Ponce, la personalidad que lo caracterizaba; siempre tan
indiferente frente a cualquier persona que no cumpliera con los lineamientos
establecidos por él mismo. La soberbia con la que se conducía y la objetividad con
la que tomo su enfermedad.
García Ponce tras su ropa oscura y sus playeras de cuello de tortuga, (lo cual lo
describe a la perfección en palabras de E. Poniatowska) le llegó a decir que no
importaba si su cuerpo dejaba de funcionar, mientras no lo dejara su cerebro, lo
cual así ocurrió por lo que tuvo a necesidad de recurrir a su esposa para que
escribiera lo que le dictaba. Tal vez no fue la amistad, ni su enfermedad lo que
llevó a la escritora a dedicarle esta crónica sino la admiración que llegó a sentir
por el escritor de “la noche”, “la gaviota”, “el gato” etcétera.
Por su parte Ricardo Garibay decide realizar el encuentro entre el pugilista y él,
en un hotel de la Ciudad de México, en el cual realiza la entrevista después de
comer unos tacos de moronga. Solos él y “el Púas”, lugar en el que lo primero que
le pide el exboxeador es que le hable de tú, pero que él le seguirá diciendo don
Ricardo, lo cual el escritor no aceptó y acordaron romper el turrón por ambas
partes. Después más que una entrevista formal se lleva a cabo una charla entre
los dos, en la que el boxeador le comenta, algunos de los sacrificio a los que se
debe someter para lograr el peso ideal que su categoría le exige, las rutinas en el
gimnasio y en su vida desde el momento en el que una pelea es arreglada, hasta
que una vez en la báscula y teniendo como testigos a todos aquellos que de
alguna u otra manera se verán beneficiados con la pelea, como son: managers,
empresarios, periodistas, fotógrafos etcétera; le aceptan el peso para el encuentro.
Vicente Avilés al relatarnos la Pasión de cristo, que vive en Iztapalapa, nos ilustra
a los personajes más importantes de esta escena, más no los de su crónica. Los
nombres de las personas son comunes en una ciudad como México: Juan,
Ricardo, Tomás, Roberto.., Al parecer los personajes más significativos son los
más famosos, después de la sagrada familia, está por supuesto Judas el traidor
aquel que por treinta monedas vende a su primo Jesús y los dos ladrones uno a la
derecha y otro a la izquierda, uno cree en él y el otro lo reta a que le demuestre su
poder bajándose de la cruz. No es hasta el penúltimo párrafo donde Avilés nos
marca el momento crucial la crucifixión. Recreando el vestuario de los Ángeles de
manera importante, puesto que marca de alguna forma la condición social de las
personas participantes, así como la fe con que estas libran cualquier situación
antes de quedar fuera de la pasión de Cristo. El ángel ha confeccionado su
vestuario con plumas de pollo. Los romanos con capa de terciopelo rojo portan sus
dagas de papel aluminio en sus cinturones. El hecho fue importante para el
escritor pero al parecer lo fue más el que después de haber sido crucificado en un
madero en forma de cruz y tras haber transcurrido casi dos horas tuvieron que
bajar a Roberto y cambiarlo de Cruz, a la Cruz Roja que lo traslado, después de
un desmayo por agotamiento al hospital más cercano.
“Le muevo la panza”, es una crónica en la que Elena Poniatowska realiza una
recopilación de frases utilizadas por los niños que en el crucero, semáforo en rojo,
playa, iglesia, portón, restaurante etcétera ofrece su mercancía y deja en cada
persona un poco de su infancia, la cual según la escritora vive sin padre o sin
madre y en ocasiones sin ambos.
Sin cuestionarse quién es o quienes fueron sus padres el comparte su espacio con
otros iguales a él.
Es así como las crónicas de estos tres autores nos llevan de la mano a través de
la ciudad de México, conociendo, la vida de los demás a través de historias
contadas en ocasiones por los mismos protagonistas, y otras siendo observados
son captados en el momento preciso en el que viven algo rutinario para ellos, pero
que a los ojos de los demás resulta algo fuera de lo común, sorprendente,
inimaginable, pero a fin de cuentas real.
En el caso de los tres escritores, (excepto en la que García Ponce es el personaje
principal) las crónicas se llevan a cabo en un ambiente en el que la pobreza
predomina, con Ricardo Garibay se nos presenta un ejemplo de superación,
puesto que Rubén Olivares, al haber salido de un barrio pobre ahora e encuentra
en el salón de la fama. Los niños de Elena Poniatowska nos dan un ejemplo de
sobrevivencia, puesto que para ello vienen al mundo, para de alguna manera
lograr pasar un día y luego otro y así, esperar que pasa, aunque aparentemente y
de forma normal, en las calles siempre pasa algo, para ellos la vida les trajo una
rutina para cada día y para cada noche que en ocasiones ignoran (entre otras
cosas) si terminara algún día, como terminó el espectáculo de la procesión de
Cristo en el cerro de la estrella al bajar a Roberto del madero y llevarlo al hospital,
así , como García Ponce muere tras padecer una larga y agotadora enfermedad,
en qué, cuándo y cómo llegara el fin. Como sea pero fin.