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DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA

EL CANSANCIO DEL SUELO


P O R

CARLOS CASADO DE LA FUENTE


Ingeniero Agrónomo.

^IO'+^DE PUBUCACIONES AGRICOLAS ' '^


!^1
EI cansancio del suelo
DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA

:EI cansancio del suelo


P O R

CARLOS CASADO DE LA FUENTE


Ing^ni^ro Agrónomo.

Segunda edición, corregida

SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRtCOLAS

a^^-^^
^. SS^^^
^s sabido que cuando se cultiva durante cierto
tiernpo la misma planta en la misma parcela del sue-
lo, las cosechas van disminuy-endo cada año, hasta
]legar un momento en que la prodttcci ^ín puede con-
siderarse_ como económicamente nula. Un ejemplo
muy conociclo en I;spaña de este fenómeno lo pro-
porciona el cultivo de la alfalfa, que al cabo de unos
cuantos años-cuyo número es variable con la^ con-
diciones locales-es necesario levantar el alfalfar y
dejar ^descansar al terreno durante cierto número de
años, la mayor parte de las veces igual por lo menos
al período en que se cultivó dicha leguminosa (*).
I:n jardinería, el número de ejemplos se multipli-
ca, y es bi.en conocido el fenómeno por los que se
dedican a este arte. Plantas que han vivido cierto
tiempo en un suelo, a pcsar de cultivarse nuevamen-

(*) Kletschetow ha demostrado, en Moscou, que una de


]as plantas más sensibles a la fatiga es el lino.
-6-

te con gran esmero y con generosidad cíe abonos y


riegos, no prosperan en el mismo suelo, y es necesa-
rio cíejar pasar un cierto tiempo, o cultivar otra es-
pecie vegetal, antes <ie volver a plantarlas en este
suelo.
Este fenómeno, tan conocido desde antiguo, pues
ya Columela lo observa, es el que ha recibido el nom-
bre de "cansancio del suelo". Durante varios siglos,
el barbecho ha sido considerado como una necesidad
para poder volver a cultivar una parcela, pues según
frase vulgar, era preciso "dejar descansar a la tie-
rra". Modernamente se han descubierto otras causas,
generalmente cíe orden físico, que explican la prác-
tica del barbecho; pero las alternativas de ^osechas
es una consecuencia de este fenómeno.
No obstante estas observaciones, es evidente que
hay plantas que no "fatigan el suelo", o por lo me-
nos los efectos de este cansancio no se observan sino
en ciclos de tiernpo muy grandes, que pueden ser de
varios siglos. Los bosques, por ejempIo. Sin embar-
go, I,oew (i) ha observacío el cansancio en suelos
dedieados a pinares en las cercanías de Munich y en
Ebersberg, y cuyas causas, en opinión del autor, en-
tran de lleno en las que después explicaremos.
Entre las píantas del gran cultivo el trigo es una,
en las que a pesar de ser cultivado durante muchos.
años en ta misma tierra, vegeta nuevamente en ella.
siempre que los factores de crecimiento •ean sufi•
-^-
cientes para su nonual dcsarrollo 1La^ti'es y Gi1-
bert ). Las causas del cansancío del suelo pueden
ser varias: unas de orden físico, otras químicas y
otras, quizás las más importantes, de orcien biológi-
co. 1^luchas veces se encuentra qu.e la causa es una
combinación de dos de las anteriores o las tres al
mismo tiempo. -
Entre las cíe orden físico figura el cambio o anu-
lación de Ia estructura del suelo por erróneas labo-
res o enmiendas. Como generalmente hasta ahora la
estructura del suelo ha sído muy poco conocida por
sus propietarios, una alteracíón de este orden es di-
fícil de corregir por falta de elementos de compara-
cíón,
I:ntre las de orden químico, una de las más impor-
tantes puede ser el cambio de reacción del suelo por
el empleo continuo de abonos fisiológicamente áci-
dos, como superfosfatos y sulfato de amoníaco. La
reacción ácida del suelo puede llegar a producir la
esterilidad de éste. Por eso es necesario tener en
cuenta el buen empleo de los abonos y en los culti-
vos intensivos hacer ensayar de vez en cuando esta
reacción.
Otra causa química puede ser el agotamiento de
alguno de los elementos necesarios al desarrollo de
la pianta. Esta causa, afortunadamente, hoy se pre-
senta rara vez para aquellos suelos que son cultiva-
dos segtín las leyes de la ciencia agronómica. Estas
causas eluímicas sc^n más táiiles cic eorregir yue las
anteriores.
El cansancio procluddo por causas hiológicas es
mucho más complejo y requiere mayor atención por
1a diversidad de ellas y de sus efectos.
Hay una causa que, siendo biolbgica en su origen,
obra como causa química por producir tra^tornos
en la nutrición de la planta, obrando sobre ella coma
si se añadieran materias tóxicas al suelo. El origen
cle este "envenenamiento" es la acumulacíón de las
díversas secreciunes de la Hora y fauna que vive en
el mismo, cu^•as secrecirmcs dan lugar a 1a forma-
ción de productos yue obran co^no verdaderas toxi-
nas sobre las plantas que en tal suelo sc cultivan.
Poug^et y Chouchak (3> han ohservado en suelos
cultivados de altramuz que, tomando una solución
acuosa de este suelo y regando con ella otros altra-
muces, las plantas se desarrollaron mal ; pero toman-
do extractos de otros suelo ^ y adicionando a esta
solución cenizas cíe altramuz, las plantas regadas
con este preparacio se desarrollaron mejor que las
testigos. Los misrnos resultados tuvieron con la al-
falfa.
Schreiner y Schorev (q) han llegado a aislar de
suelos improdtrctivos una strstancia orgánica crista-
lizable quc prescnta las propiedades del ácido dio-
-9-

xiesteárico y que ejerce acción perjudicial sobre las


plantas ( *).
Loew y Aro (S) suponen que el efecto tóxic^ pue-
de ser producido por una acumulación de encimas
producidas por la populación bacteriana del suelo.
hoch (6), y posteriormente llussell (7), han ensa-
vado infectar suelos con otros cuyo cansancio estaba
bien cíemostrado y han obtenido un nuevo suelo que
presentaba ]as características de un suelo cansado.
De estas experiencias resulta que en los suelos
cansados o mezclados con suclos cansados o"cnfer-
mos" se produce un factor o causa llamada "rctar-
datriz", no bien conocida, y cuya acción es' perjudi-
cial para la planta (**).
Además cíe estas acciones indirectas de la flora y
fauna microscópica del suelo, hay otras directas, que
unas veces influyen sobre la planta y otras tienen un
efecto recíproco entre unas y otras especies. Segtín
Stoklasa (81, en una hectárea de terreno, hasta 40
centímetros de proiundidad, csisten de 20o a 400
lcilo^ramos de bacterias y i.2oo de seres vivos, in-

(*) Los mismos autores han aislado otra sustancia áci-


da, cl ácido picolin-carbónico (CHCHN-COH), Sin em-
bargo, esta sustancia, si no está en grandes dosis, , ^uedc .
actvar como estimulante. F.n dosis de o,ooor a o,^ gr^-
mos, la acción estimulante se convierte en acció^^ xua:
(**) Esta causa retardatriz se ha atribuícj^e^`''posic^ipi•-
mente, como d rremos, a los protozoos.
-_ ro --

clu^^endc, inscrtos, molusros, gusanus ^• u^amíferos.


lis evidente que toda csta pc^l^ulaci^n ha de tener
una decisiva íntluencía en fa fertilidací de la tierra.
Esta fauna y Hora está constituída 1>or ]os siguientes
grupos de organismos: bacterias, hongos, algas, pro-
tozoos, rotíferos, oligoquetos, nemátodos, insectos,
arácnidos, moluscos, gusanos y mamí teros. Todos
estos organismos necesitan para vivir los mismos
elementos que la planta, y por su acción sobre ella
y por sus acciones recíprocas, según dominen unos
u otros grupos, el suelo tendrá una característica dis-
tinta. A todo este COnjU21Y0 cle seres vivos se le ha
dado el•nombre de "edaphon".
Las mismas acciones físicas y yuímicas que obrarr
sobre la planta obran tambíén sobre el edaphon,
produciendo alteraciones en su equilibrio cuancío
aquéllas se rnodifican, y recrprocarnente las acciones
y variaciones del edaphon pueden producir altera-
cíones de las características físicoquímicas del sue-
lo. Por ejemplo, la respiración bacteriana transfor-
ma los cationes del suelo en bicarbonatos, que, como
es sabido, tienen una acción grande en la función
nutritiva. Al mismo tiempo, el ácido producido por
esta función obra sobre los fosfatos y sobre las sa-
les de calcio, magnesio y potasio.
Buckle (9) ha observado que el cultivo modifica
también el equilibrio del edaphon, que es más rico
en tierras incultas.
- II -

lle tocíos lus urgauis^nos antes citadvs, los yuc ma-


yor importancia tienen para lus fen^ímenos del sue-
io son las bacterias, algas, hongos y protozoos.
Houston y Beijerick (IO) han encontrado en abwr
dancia los actinomicetos en las tierras ricas en hu-
mus, donde son aportados probablemcnte por el es-
tiércol, y el segundo autor los encontró en las células
superficiales de las raíces muertas, es decir, en aque-
llas materias que pueden producir humus.
Los sacaromicetos, según' las investigaciones de
1^ouston y Kloecher, existen generalinente cn me-
nur número que los anteriores, abunciandu, sin em-
hargo, en aquellos suelos en los que sufren la putre-
facción los frutos abandonados en los mismos.
Los mohos son bastante abundantes, dependiendo
su número del estado del suelo, y sobre todo de su
reacción, pues Marchal (ii) ha encontrado que en
tierras con poea materia orgánica, reacción aícalina
y bien trabajadas por las labores, son relativamente
raros ; pero sí estos suelos suiren fuertes estercola-
cluras, pueden desarrollarse en gran cantidad, pero
en número variable. Ramann (i2) los ha hallado en
suelos forestales en número tan variable que unas
veces triplican al de las bacterias y otras no llegan
a la centésima parte. En los suelos acidificados por
los abonos también pueden encontrarse estos mohos,
pero en núrnero menor.
Los protozoos juegan un papel importantísimo en
- I"1 -

la fatiga del suelo por su acción sobre las bacterias,


algas y hongos. ^^'olf f( t3) ha observado además
yue absorben materias iml>Urtantes, que al ser trans-
formadas en los procíuctos de su metabolismo caen
a las capas más profundas del suelo, donde son per-
ciidas para muchas plantas. Hiltner (t4) calcuia su
número en varios millones por gramo de tierra, y
según Perey (1á), su volumen total supera al de las.
bacterias.
Pueden considerarse como el factor que limita
la activídad de ]as bacterias (*) del suelo, y los yue
generalrnente se encuentran en ]a tíerra pertenecen
a los tres grandes grupos siguientes : Rhizodopvs,
Fdagcl<u^os, :lnribas. Presentan dos diferentes fases
en el curso de su existencia : una dc reposo o quistí-
tica y otra activa o trófica. I:n esta fase última es
cuando su acción es efectiva en el suelo.
Koch (i6) estima yuc el grado de humecíad es el
más eficiente factor para la presencia de los proto-
zoos, siendo factores secundarios la temperatura,
rnateria orgánica, estado físico del sueio, etc. Sirr
embargo, las heladas perjuciican mucho su desarrollo_
Toda esta enorme cantidad de pobladores del sue-
]o y todos los fenómenos biolóbicos a que da lugar

(^) Segím incestigaciones de Norkoff en los suelos se-


cos parece ser que su accicín es muy limitada, por estar
en la forma quística (Wrikoff : Die Bodenprotozoen; Hei-
delberg, ig23.)
su existencia han inducido a pensar cíue el cansan-
^^io puede ser una Ici^ica consecucncia ^le la coexis-
tencia de] ecíaphon cvn la plania. lle los estudios de
í^letschetow (2) sobre el cansancio del suelo en las
tierras dedicadas al cultivo del linc^--fenbmeno quc
se presenta a los seis o sietc años de cultivo continuo
de esta planta-se deduce que este cansancio cs pro-
ducído por la eeistencia en é] suelo de ]os siguientes
organismos: :ísterocystis radic • (^Vildemann),
Tlriebrza basicr,la Lo^f, Collstotriehurn lin^i Bolley,
Fresariiim lirr.i Bolley, 11l^rcrosporirsni fries, .9lterna-
r-i.¢ Necs v otros varios.
Una serie cíe estudios han demostrado yue cl can-
sancio, en la mayor parte de los casos, corresponde
a un estado de equilibrio, a una "coy>untura" en que
el edaphon domina sobre el poder vegetativo de la
planta. Si este estado de equilibrio se destruye por
medios que puedan disminuir la acción del edaphon
(antisépticos, anestésicos, ete.l o favorecer e] des-
arrollo de la planta, el desequilibrio groducido es
aprovechado por ésta y puede desarrollarse nueva-
mente en el suelo en que antes no podía vivir. Geh-
ring (i^) ha observado que ciertas bacterias yue ha-
cen fermentar la celulosa y la pectina impiden la
germinación de las semillas. Si estas bacterias se des-
truyen por el emplea del sulfuro de carbono, al poco-
tiempo las semillas puecíen gerrninar normalmente em_
cl mismo suelo.
l^oble y Richter (^^1 también han encontrado quc
por el empleo de antisépticos y ancstésicos se ha
aumentado la c^'^secha en terrenos yue manifestaban
síntomas de cansancio. Peru donde más claramente
se ha podido comprobar el efecto benéfico que para
tas plantas resulta de destruir el equilibrio biológico
existente en el suelo ha sido en la viña.
Hiltner ( t9) encontró que al tratar de combatir
la filoxera en los viñedos del Palatinado y en la re-
gión del Rhin por el empleo del sulfuro de carbono
inyectado en el suelo, estc cuerpo producía una des-
infección "parcial", cuyo efecto era un rejuveneci-
miento de las ccpas tratadas por este procedimiento,
presentandu un aspecto de sorprendente lozanía, aun
en viñedos muy antiguos. Los mismos resultados ob-
tuvieron al hacer experiencias con árboles f rutales.
Por consiguiente, una desinfección del suelo, lla-
mada desinfección "parcial"-pues la total, aparte de
ser "prácticamente imposible", no sería beneficiosa
por destruir organismos útiles-destruye unw gran
parte de los seres perjudiciales, permitiendo el des-
arrollo más potente de los útiles y f avoreciendo las
condiciones vegetativas de la planta. En todos los
casos en que el cansancio del suelo es producido por
el estado especial del edaphon, que es la mayor par-
te de ellos, sobre todo en cultivos perennes, una des-
infección del suelo, eliminando la causa, produce ex-

.
-- r5 -

^cclcntes resultados y devuclve al suclo su fertilidad


primitiva.
I,os trabajos de Kussell (7) han demostracío que
una esterilización parcial eleva el poder absorbente
del suelo para el oxígeno y que eleva extraordinaria-
mente la actividad de las bacterias y, por consiguien-
te, las fermentaciones son más rápidas, poniencio a
disposición de ]a planta una mayor cantídad de ma-
terias nutritivas.
Para la desinfecciGn del suelo se han empleado el
sulfuro de carbono, el aldehicío fórrnico, el acétic^^,
cloroformo, benzol, toluol, fenol, anilina, naftalina,
carbolineum, etc. LJna de las primeras fué el sulfu-
ro de carbono, que ya Girard y Tetard (?o) emplea-
ron con buen resultado en i8f38. Nobie y Pichter
(i8) emplearon el cloroformo, éter, benzol, y en pe-
queño grado agua oxigenada. Krueger y Heinze (2t)
ensayaron el aldehido fórmicv y Stoeremer el tetra-
cloruro de carbono, toluol, xilol y el orto y para-
cresol.
Loew ( i) ha ensayado con buenos resultados el
suifato de manganeso, el fluoruro de sodio y el yo-
duro potásico. Posteriormente, Fred (22) comprobó
que el sulfuro de carbono producía una disminución
momentánea de la flora del suelo, pero después las
bacterias se desarrollaban con gran rapidez y aumen-
taba Ia cantidad de nitrógeno del mismo. En los sue-
los no ácidos produce muy buenos resultados, así
- ^6 -

como en ]os turbosos, especialmente en el cultivo del'


t rébul.
Hiltner dice, yue l:wr el tratamiento con sulfuro de
carbono todas las materias ce,ntenidas en el suelo se
ponen en libertad, y en primera línea el nitrógeno,.
siendo debido a este enriquecimiento de nitrógeno el
aumento de producción ; pero este aumento, en la
viña, siempre se produce a expensas de la calidad
dcl fruto, y para evitar esto hay que restablecer el
equilibrio por la adición dc potasa y fosfórico.
El efecto principal del sulfuru es la destrucción
de las nemáted^>s y, por consiguiente, la creación del
desequilibrio de] edaphon, dejando a disposición de
la planta las materias nutritivas que aquéllos con-
sumían y mejorando y acelerando, por consiguiente,
la nitrificación. Con la aplicación del sulfuro de car-
bono se han podido plantar inmediatamente barba-
dos en tierras donde se había descepado un viejo
viñedo.
Truffant (l3) ha hecho experiencias de dcsinfec-
ción en el cultivo de las leguminosas, utilizando como
desinfectantes, además del sulfuro de carbono, el
sulfuro de calcio, la naftalina, el antraceno, el ben-
..ol, etc Con todos obtuvo buenos resultados ; pero
la mezcla yue los dió mejor fué la del sulfuro de
calcio con los carburos de hidrógeno.
Posteriormente, para ver la influencia sobre las:
leguminosas, Stapp (24) ha verificado ensayos en•
- I^ -

parcelas en el Instituto Agrícola y horestal de f3er-


lín, tratancío el suelo con sulfuro de carbono en la
proporción de 3;c^ c. c. hor metro cuadrado y em-
pleando como planta el LuQinus ^nutabilis.
La leguminosa sc semhró en 72 de junio, y en 2
de septiembre se obtuvieron los siguientes resul-
tados:
T__ ^-^
^ ^, Peso oe Loa TuaeR-
' Partes ^ ____cuLOS _
I -- =-
^ verdes I Rafees ^^`
^ Número ^ de la rafz de lea
PARCHLA de ' ;'principal rafces
^I plantas Peso en secunda-
, gramos Gramos ^^ - rias
Gramos
Gramoa

A(con CS4). . 1ó5 , 28.410 2.960 22.5 120


B(testiqo)....; 1b5 22.400 2.900 7.5 100

Riviére y Picharcí (25) han ensayado el arseniato


sódico, que destruye los protozoaríos bacteriófagos.
Como planta utilizaron la patata, obteniendo los
siguientes resultados :

Testigo ... ... ... . .. ... ... ... ... ... ... .. ^.}.20o kg. por h.`
2o kilogramos arseniato por hectárea... ió.zoo -
3o kilogramos arseniato por hectárea... ii.24o -

Empleado en dosis débiles no ejerce acción nin-


guna sobre la vegetación, pero su toxicidad es toda-
vía suficiente para destruir nemátodos. Lo mismo
^que los desinfectantes volátiles (sulfuro de carbono,
- i8 -

toluer.o), ejerce una acciún fertilizante indirecta y


hace innecesaria la adicicín temporal de abonos ni-
trogenados.
Miece (Zb), además de los citados, empleó el hipo-
clorito cálcico y el azufre. Sus experiencias, lleva-
das sobre diferentes suelos y plantas, dieron siem-
pre buenos resultados; parece ser que e^contró ac-
ciones especificas, pues en tanto que para unas plan-
tas y suelos ha dado mejor resultado el sulfuro de
carbono y el toluol, para otros el azufre y el hipo-
clorito.
Posteriormente, Loew ( 2q) ha trabajado con el
hipoclorito cálcico, aplicándolo en la proporción de
20o gramos por metro cuacírado.
El CaC12U reacciona en el suelo en la siguiente.
f orma :

c^^ó cl +co, ----^- c1 co„+cl,


y este cloro libre es el que produce la desinfección.
deseada.
La descomposición es lenta, y esto hace que sea
mayor su valor desinfectante. A los dos meses dc
añadido, la desinfección es completa y el cloro li-
bre ha desaparecido del suelo, encontrándose que
las bacterias útiles habían sido muy favorecidas.
aprovechando la materia orgánica de los cadáveres.
que dejan los otros organismos.
Una vez desaparecido el cloro, se plantaron coles•
y remolachas en las parcelas desinfectadas y en las
testigos. A una de las testigos se le añadió una can-
tidad de cai equivalente a la aportada por el CaClzO
en forma de CaC03.
I:1 resultado fué sorprendente, pues en la parcela
tratada por el CaC120 no se desarrollaron malas
hierbas y las cosechas para parcelas de 36 metros
cuadrados fueron las siguientes :

CaC1,0 CaCO. Testigo


K^s, ligs. Kgs.

Col . ... ... ... ... i;,6 8,g io,o


Remolacha. ... ... 54,8 3t,i 33,0

Además de estas experiencias se hicieron otras


comparativas con otros desinfectantes, empleando
como planta el liham cern.d-ídum, cuyo desarrollo iba
de mal en peor. Como desinfectantes se emplearon
hipoclorito eálcico, permanganato potásico, tricresol
y sulfuro de carbono. A1 cabo de dos semanas se
anotaron los siguientes restiltados:

NóMBCO UB BOTONBa Al^nra dQ


los talloa
TRATAMIENT08
'fallos Plorsa Cme.
___ ------ - - ---_- --- -- ^._
Testigo . ... ... Ig
4
Hipoclorito... ... ^ 55 90
Permanganato... 6 3i 65
Tricresol... ... ... 7 39 6z
Sulfuro de carbono... ... ... 5 35 67
Cou^o se ve, el hipucloritu dió mejores resultados
yue lus otros desinfectantes.
f'osteriormenle, tichwacbel ( 2H) ha verificacío es-
tudios comparativos con el sulfuro de carbono, bi-
cloruro de tileno, tricloruro de etileno y tetra^loru-
ro de etano, encontrando que todos ellos elevan el
ren!íimiento cíe la cosecha empleándolos en propor-
ción cíe i2o a zoo gramos por metro cuadrado. El
mejor resultado ha sido eí obtenido por el tricloruro
de etileno en dosis de t^^o gramos por metro cua-
d rado.
Otro cíesinfectante, empleado generalmente en los
suelos húmcdos, ha sido el carbolineum, obteniéndo-
se un iuerte aumento de procíucción, siendo su efec-
io más marcado cuando se aplica algún tiempo an-
tes de la siembra.
De lo anterior resulta que una desinfección par-
cial det suelo en tierras ricas en materia orgánica,
romo las tierras de huerta, y aquellas sometidas a
cultivo intensivo o plantas perennes, puede ayudar a
devolver la fertilidad perdida en casos de cansancio
por el cultivo continuo. En España hay una planta
cuyo precio remunerador hace que se preste aten-
ción delicada a su cultivo y que presenta también el
fenómeno del cansancio ; nos referimos al azafrán.
Sería de desear que se hicieran ensayos para ver de
evitar el factor cansancio de tan apreciada planta.
No solamente en los casos de cansancio tiene im-
- zt -

portancia la desinfección parcial, sino en los casos


cfe enfermedades de las raíces y tubérculos y aun
para la Iucha contra las maias hierbas y contra
las esporas de oYras enfermedades que se desarro-
llan en el suelo.
Entre las sustancias ensayadas y que hemos des-
crito, las más apropiadas al gran cultivo, por su ba-
ratura, son : el sulfuro de carbono, el carbolineum
y el hipoclorito cálcico en dosis de ioo a 35o c. c. de
sulfuro de carbono, ^o a 6n gramos de carbolineum
y de icio a 40o gramos de hipoclorito cálcico por
metro cuadrado, según el grado de populación que
se suponga en el suelo. El sulfuro de carbono se
emplea inyectándole en la tierra hasta 40 ó 5o centi-
metros de profundidad. Para ello se hacen cuatro o
seis agujeros por metro cuadrado y se inyecta con
el bastón.inyector "Klazt", en cada agujero la cuar-
ta o 1a sexta parte (según el número de agujeros) de
la cantidad total que se ha de emplear por metro
cuadrado de sttperficie. El carbolineum se emplea
en la misma forma.
El sulfuro de carbono es necesario emplearle con
grandes precauciones, phr su gran inflamabilidad,
prohibiendo en absoluto a los obreros el encender
cerillas y fumar en las proximidades de las vasijas
que lo contienen y durante su empleo. El transporte
y almacenaje debe hacerse con gran cuidádo tam-
bién. ^
El cul^uro y^ el carbolinenm pueden emplearse en
las tierras desnudas cinco o seis semanas antes de
la siembra. y en las tierras con viñedo o con árboles
frutales (en dosis menor; de 8o a i5o gramoa por
metro cuadrado}, a principios de primavera, antes
deI brote ( * j.
El hipoclorito cálcico se emplea diluyéndolo en
diez veces su peso de agua y regando la parcela con
el líquido que sobrenada después de dejarlo repo-
sar hasta que el agua se clarifique y tome un tinte
amarillo. Debe tenerse cuidado en su manejo con
los ojos y con la piel y no ser absorbido por los
pulmones el cloro que se desprende. La época de su
empleo debe ser tres o cuatro semanas antes de
la siembra o plantación.

(') Convi.ene obrar por tanteos, empezando por ensa-


yar en una o dos cepas.
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DR-3034
u ihl'NI!V rol i
Esta abra, como todas las que edl-
ta el 3ervicio de Pubiicaclones
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