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SAGRADA BIBLIA

VERSIÓN DIRECTA DE
LAS LENGUAS ORIGINALES

POR

E L O Í N O N Á C A R FUSTER (t)
CANÓNIGO LECTORAL DE LA S. I . C. DE SALAMANCA

A L B E R T O C O L U N G A , O . P.
PROFESOR DE SAGRADA ESCRITURA EN EL CONVENTO DE SAN
ESTEBAN Y EN LA PONTIFICIA U N I V E R S I D A D DE SALAMANCA

PRÓLOGO DK S. JCMCIA, RVDMA. El* CARDENAL

GAETANO CICOGNANI
ANTIGUO N U N C I O DE S U SANTIDAD EN ESPAÑA

UNDÉCIMA EDICIÓN

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS


MADRID . MCMLXI
Í N D I C E G E N E R A L
NihU obstat: Pr. E. Cuervo, O. P . , Bac. S. Theol.
l'r, K. ilt> Tuya, O. P . , S. Theol. Lect.
Imprimí potes!: l'r. A. l'i-rnandez, O. P. Prior Provincialis.
NIMl obstat: Dr. Iv. Turrado, Censor.
Imprimatur: t Fr. Franciscus, ü . P., Epise. Salmant.
Saloianticae, 30 octobris 1960. Págs.

Prólogo de S. Bmcia. Rvdtna. el Card. Gaetano Cicognani, antiguo


Nuncio de S. S. en España ix
Encíclica «Divino afilante Spiritu», de S. S. Pío X I I xxm
Prólogo de los traductores :
A la i. a edición xxxix
A la 2. a y 3. a edición xu
A la 4. a , 5. a , 6. a , 7. a , 8. a , 9. a , io.» y 11. a edición xuv
Consejos de San Agustín a los lectores de la Sagrada Escritura ... xuv
Siglas xuv
Introducción general a los libros de la Sagrada Escritura 1
Introducción especial a los libros históricos 12

ANTIGUO TESTAMENTO

Pentateuco 20
Génesis 24
Éxodo 84
I/evítico 131
Números 161
Deuteronomio 201
Josué 238
Jueces 262
Rut 286
Samuel 290
I Samuel 291
II Samuel 322
Reyes 348
I Reyes 349
II Reyes 384
Paralipómenos o Crónicas 414
I Crónicas 415
II Crónicas 439
Esdras y Nehemías 469
Esdras 470
Begistro núm. 5.786-1960 Nehemías 480
Depósito legal M 4.180-1961 Tobías 493
Judit 503
ÍNDICE GENERAL VI VII ÍNDICE GENERAL
PÍÍS. Págs.
Ester 516 A los Gálatas 1207
I Macabeos 527 Epístolas de la cautividad 1213,
I I Macabeos 556 A los Efesios 1214
Libros sapienciales 576 A los Filipenses 1219
Job 578 A los Colosenses 1223
Salmos .' 601 Epístolas a los Tesalonicenses 1227
Proverbios 67a I a los Tesalonicenses 1228
Eclesiastés 694 I I a los Tesalonicenses 1231
Bl Cantar de los Cantares 702 Epístolas pastorales 1232
Sabiduría 711 I a Timoteo 1233
Eclesiástico 727 II a Timoteo 1237
I/ibros proféticos 767 A Tito 1240
Isaías 772 A Filemón 1241
Jeremías 819 A los Hebreos 1242
I/amentaciones 869 Santiago 1253
Barnc 874 Epístolas de San Pedro 1257
Ezequie1. , 881 I de San Pedro 1258
Daniel 926 II de San Pedro 1261
Oseas 946 Epístolas de San Juan 1264
Joel 952 I de San Juan 1265
Amos 956 II de San Juan 1268
Aibdías 961 III de San Juan 1269
Jonás 962 San Judas 1269
Miqueas 964 Apocalipsis 1271
Nahurn _. 969 índice bíblico doctrinal 1296
Habacuc 971 Mapas 1333
Sofonías 973
Aigeo 975
Zacarías 977
Malaquías 985

NUEVO TESTAMENTO

Introducción general al Nuevo Testamento 989


Introducción general a los Evangelios 999
San Mateo 1000
San Marcos 1041
San i/ucas 1063
San Juan 1103
Hechos de los Apóstoles 1136
Epístolas de San Pablo 1167
A los Romanos 1170
I a los Corintios 1185
I I a los Corintios ¡. 1199
577 SAPIENCIALES
En los Proverbios y el Eclesiástico, los sabios de Israel nos han dejado el fruto de sus
meditaciones, que nos enseñan a gobernarnos según la voluntad de Dios. Finalmente,
el Cantar de los Cantares es obra de sabiduría por su exquisita forma poética y por
su pensamiento, que es la idea mesiánica, contenida en los profetas y expuesta en una
serie de cantos que giran en torno de una imagen también profética, la del matrimonio,
aplicada a las relaciones de Dios con su pueblo.
4. Como de lo dicho se colige, el principio de la sabiduría de Israel, más que su
ingenio, es la revelación divina. Por eso debieran colocarse los libros sapienciales des-
pués de los profetas. A la luz de las enseñanzas de éstos meditaban los sabios sobre
la naturaleza y sobre la vida de los hombres, y de aquí se levantaban a escudriñar los
misterios de la sabiduría divina. A esta consideración, que pudiéramos llamar teoló-
gica, de la naturaleza creada y de la providencia y misterios divinos, basada en la Ley
y los Profetas y en la historia de Israel, se añadía en los sabios que escribieron los libros
sagrados la iluminación del Espíritu Santo, que, al mismo tiempo que elevaba su mente,
daba valor a sus enseñanzas.
5. Decíamos que el arte de la poesía era una de las manifestaciones de la sabi-
duría hebrea. Porque es de saber que existe en la Biblia hebrea un arte poético. San
Jerónimo y algunos antiguos asimilaron el verso hebreo al griego y al latino. Era, sin
duda, una equivocación. Pero los esfuerzos hasta ahora realizados para definir la natu-
raleza del verso hebreo sólo han dado de sí una multitud de opiniones, que muestran
en su misma multitud la dificultad del asunto y la imposibilidad de llegar hasta ahora
a conclusiones ciertas. Una cosa es clara: que además de ese artificio poético, el ritmo
tónico, hay en la poesía hebrea un ritmo lógico del pensamiento, que se ha llamado
paralelismo de los miembros. A una línea o verso se añade otro que expresa el mismo
pensamiento (paralelismo sinónimo), o un pensamiento que desarrolla y completa el
primero (paralelismo sintético), o un pensamiento contrapuesto al primero (paralelis-
mo antitético), Véanse los siguientes ejemplos:
LIBROS SAPIENCIALES No prevalecerán los impíos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos (Sal 1,5).
i. Tenemos que empezar por explicar lo que es la sabiduría para los hebreos. Bienaventurado el varón que no anda en consejo de impíos,
No es, como para Aristóteles, la ciencia de las últimas causas, sino cierta agudeza y Ni camina por las sendas de los pecadores,
prontitud de ingenio para hallar una salida en casos apurados. Tal era la sabiduría Ni se sienta en compañía de malvados (Sal 1,1).
de la mujer de Tecua (2 Sam 14,2 ss.), de la mujer de Abel (ibid. 20,16 ss.) y la Siéntate a mi diestra,
de Salomón (1 Re 3,12 ss.). Análoga a ésta es la agudeza para hallar solución a En tanto que pongo a tus enemigos
los enigmas y acertijos de que tanto gustaban los orientales. Véase en Jue 14,10 ss. el Por escabel de tus pies (Sal 110,1).
enigma de Sansón a los filisteos, y en 1 Re 10,3 ss. los de Salomón y la reina de Soba. Extenderá Y ave desde Sión tu poderoso cetro:
2. Extiéndese esta sabiduría a la observación de la naturaleza, de los instintos «Domina en medio de tus enemigos» (Sal 110,2).
de los animales, del obrar del hombre, para sacar de todo esto enseñanzas útiles a la
Una respuesta blanda calma la ira,
dirección de la vida humana; pues Dios, al crear las cosas, derramó en ellas los ricos
tesoros de su sabiduría. Pero más que en la naturaleza, depositó Dios su sabiduría en Una respuesta áspera la enciende.
la Ley, que, al decir de Moisés, viene a ser para los israelitas la sabiduría y la inteli- La boca del sabio hace amable la sabiduría.
gencia que los haga célebres entre todos los pueblos (Dt 4,6 ss.). Apoyados en este La del necio sólo profiere sandeces (Prov 15,1-2).
doble principio, los sabios de Israel se levantan al conocimiento de aquella sabiduría 6. Estos versos paralelos se agrupan con frecuencia formando estrofas. El nú-
que asistió a Dios en la creación del mundo y que se derramó en las cosas creadas, mero de los versos de cada estrofa puede variar hasta en un mismo poema. La distin-
sobre todo en el hombre. ción de las estrofas supone, por lo general, un nuevo aspecto del tema que el poema
Otra forma más modesta de sabiduría era el ingenio artístico para ejecutar obras desarrolla. Mas este principio no suele ser en la práctica norma segura para distin-
de orfebrería, para componer poesías y para cantarlas con acompañamiento de ins- guir las estrofas. Lo es el alfabetismo de algunos salmos (g-10.111.112), de las La-
trumentos. mentaciones, del cántico de Habacuc, etc., o algún refrán, verso o estrofa intercalada
Todas estas manifestaciones de la sabiduría, así como podían ser naturales o que al fin de cada estrofa se repite, verbigracia, salmos 42-43, y el signo sela, que se
adquiridas, así también pueden ser infundidas por Dios, como se dice de José, Salo- halla con frecuencia en los salmos, aunque muchas veces fuera de lugar. Nótase tam-
món y Daniel. bién, a veces, la asonancia de las palabras y la repetición regular de ciertos vocablos
3. Conforme a esto, los sabios de Israel nos han dejado libros, como el de Job, o expresiones, y otros artificios literarios que muestran el ingenio de los poetas y su
el Eclesiastés y la Sabiduría, en que se debate el grave problema del proceder de Dios propósito de embellecer con ellos sus poemas.
con los justos y los impíos. En el Salterio nos han legado una riquísima colección de 7. Es muy digno de notar que no son sólo los libros sapienciales los que están
cantos, los cuales, en artística forma, exponen los misterios de Dios reflejados en la escritos en forma métrica: son numerosísimas las partes de otros libros, sobre todo los
naturaleza, su providencia con Israel, la que guarda con los justos y los malvados, etc. proféticos, que nos ofrecen la misma forma y emplean idéntico lenguaje. Isaías habla
Nácar-Colunga 18
JOB 578 579 JOB 1
casi siempre en verso; en Jeremías y Ezequiel abunda también la forma poética; y niendo la doctrina de que los castigos impuestos por Dios tienen un valor educativo.
los oráculos de Joel, Nahum y Habacuc son modelos maravillosos de poesía. La lite- Es la nueva idea que nos aporta Eliú—así se llama el nuevo orador—en los cuatro
ratura eclesiástica nos ofrece un ejemplo análogo, que conviene advertir. San Efrén, discursos que pronuncia, sin que el acusado profiera una palabra de respuesta (32-3 7).
en su lengua siriaca, compuso infinidad de sermones y tratados en forma poética, que 3. Finalmente, del seno de la tempestad, como en otro tiempo en el Sinaí, se
luego enseñaba al pueblo para que los cantase. Por este medio le adoctrinaba en los aparece el Señor, que hace oir su voz (38-1-42,6). El lector creerá que viene como
dogmas de la fe y en las normas de la vida cristiana. De igual modo los profetas com- maestro soberano a definir la cuestión, poniendo en claro el valor de los argumentos
ponían en verso sus oráculos para que mejor corriesen entre el pueblo. con tanta insistencia repetidos. Pero no es así, porque el Señor, dirigiéndose a Job,
8. Son siete los libros comprendidos en esta categoría de sapienciales: Job, los intenta aplanarle con la descripción de las obras en que se descubre la grandeza de su
Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, la Sabiduría y el poder y de su sabiduría, para que Job entienda que los juicios de Dios son inescruta-
Eclesiástico. Algunos apócrifos de la última época del judaismo podrían servirnos bles. Y así termina el cuerpo de la obra. En el epílogo, Dios se muestra irritado
también para estudiar este género literario. contra los tres amigos por no haber hablado según verdad, como su siervo Job, y
les manda ofrecer un sacrificio de siete toros y siete carneros y que Job ore por ellos.
Y termina el epílogo diciendo que Job recibió la salud, y los bienes que antes poseía se
J O B le duplicaron; que vivió ciento cuarenta años y murió harto de días.
4. Del autor del libro nada podemos decir sino que era un altísimo poeta. De
i . Se discute en el libro de Job una cuestión que hallamos muchas veces planteada, su época algo nos indica la comparación con Jeremías y con algunos salmos en que
o por lo menos indicada, en el Antiguo Testamento, y que es el tormento de todos los se expone el mismo problema. El libro de Job sería posterior a estos otros escritos,
ingenios de la literatura sagrada precristiana: el problema del infortunio del justo. del tiempo, por tanto, de la cautividad o inmediatamente posterior a ella.
La Escritura repite muchas veces, como un axioma, que Dios da a cada uno según
sus obras. Todos aceptamos este principio, que es de elemental justicia, como la cosa CTTTVr A P T O Prólogo histórico f i - 2 j . Primer debate entre Job y sus ami-
más natural, porque responde enteramente a los sentimientos de equidad impresos en OUlVlü.-rU-V; gQS (yl4)_ Segundo debate (15-21). Tercer debate (22-31).
el corazón del hombre. Pero cuando se miran las cosas de tejas abajo parece que tal Intervención de Eliú (32-37). Aparición de Dios (38,1-42,6). Epílogo (42.7-16).
principio flaquea no pocas veces, pues se ven justos en la miseria e impíos en la pros-
peridad. Y al flaquear el principio es como si la misma justicia divina se tambalease, Satán: «Vengo de dar una vuelta a la
viniendo a poner a dura prueba la fe de los creyentes en Dios. J o b , v a r ó n r e c t o y justo
tierra y pasearme por ella». 8 Y dijo Yavé
1 Había en tierra de Hus un varón
Los Salmos nos ofrecen con frecuencia el cuadro desgarrador que se desarrolla
en el corazón de los fieles; y es, a nuestro juicio, la mejor prueba de su gran fe el verlos 1 llamado Job, hombre recto y justo,
a Satán: «¿Y has reparado en mi siervo
Job, que no lo hay como él en la tierra,
sobreponerse a esta tentación en medio de la obscuridad en que vivían respecto a las temeroso de Dios y apartado del mal. * varón íntegro y justo, temeroso de Dios
2
Naciéronle siete hijos y tres hijas; 3 y y apartado del mal?» 9 Respondió Satán
sanciones de la vida futura. Ni es este problema sólo del pueblo hebreo. La literatura era su hacienda de siete mil ovejas, tres a Yavé: «¿Acaso teme Job a Dios en
caldea nos presenta una lamentación del justo que expresa ante sus dioses sentimientos mil camellos, quinientas yuntas de bue- balde? 10 ¿No le has rodeado de un va-
análogos a los del salmista. El autor de nuestro libro quiso estudiar el problema con yes, quinientas asnas y siervos en gran llado protector a él, a su casa y a todo
toda la amplitud que el estado de la revelación en su tiempo le permitía; y para ello número, siendo grande aquel varón entre cuanto tiene? Has bendecido el trabajo
acudió a este personaje, Job, que, a juzgar por la mención de Ezequiel (14,14), todos los orientales. de sus manos y ha crecido así su hacienda
había pasado a la posteridad como modelo de justicia y de paciencia.
4
Acostumbraban sus hijos a tener ban- sobre la tierra. u Pero anda, extiende tu
quetes en sus casas, cada uno en su día, mano y tócale en lo suyo, a ver si no
2. El libro consta de tres partes: un prólogo (1 -2) y un epílogo en prosa (42,7-16), te vuelve la espalda». 12 Entonces dijo
invitando a sus tres hermanas a comer y
y el cuerpo de la obra en verso. El prólogo nos da a conocer las pruebas a que Job fue beber con ellos; 5 cuando se completaba Yavé a Satán: «Mira, todo cuanto tiene
sometido por Dios y los motivos por que a ellas le sometió. la rueda de los días de convite, iba Job y lo dejo en tu mano, pero a é! no le toques».
Sigue luego la disputa. Tres amigos de Job, al saber las calamidades que de re- los purificaba, y levantándose de madru- Y salió Satán de la presencia de Yavé.
pente habían caído sobre él, vienen a visitarle y a condolerse con su amigo. Al verle gada, ofrecía por ellos holocaustos según 13
Estaban un día sus hijos y sus hijas
sentado en la ceniza, rayéndose con un tejón, la estupefacción se apodera de ellos, y su número; pues decía Job: « N o sea que comiendo y bebiendo vino en la casa de
por espacio de siete días y siete noches se están mirando sin hablar palabra. Al fin hayan pecado mis hijos y hayan bende- su hermano primogénito;* l 4 y llegó a
prorrumpe Job en un monólogo (3), en que expresa la grandeza de su dolor. Sus cido a Dios * en su corazón». Así hacía Job un mensajero, que le dijo: «Estaban
siempre. arando los bueyes y pacían cerca de ellos
palabras parecen una amplificación de las que en caso análogo profirió Jeremías las asnas, 1 5 y de repente se echaron sobre
(20,14 ss.). Esta queja de Job es la señal de ataque por parte de los amigos. Los que J o b , p r o b a d o p o r la a d v e r s i d a d ellos los sábeos y los cogieron, y a los
habían venido a consolarle se convierten en acusadores, aunque con la sana intención 6 Vinieron un día los hijos de Dios a siervos los hirieron a filo de espada. Y o
de reducirle a penitencia. No tienen prueba alguna concreta de la culpabilidad de presentarse delante de Yavé, y vino tam- solo he podido 6
escapar para darte la
Job, pero les basta verle de aquel modo herido de Dios. Era ésta una prueba que no bién entre ellos Satán, * 7 a quien pregun- noticia». ' Todavía estaba éste hablando,
admitía réplica, a menos de negar la justicia divina. Por espacio de once capítulos tó Yavé: «¿De dónde vienes?» Respondió cuando llegó otro, que dijo: «Ha caído
van los tres amigos repitiendo en variadas formas el mismo argumento, y Job respon-
1 No se conoce la patria precisa de Job. Sólo podemos asegurar que fue árabe, pues en el
diendo a cada uno (4-14). No contentos con esto, vuelven todavía a la carga y con-
sumen un segundo turno, respondiendo Job a cada réplica (i$-2i). Todavía insisten
1 v.3 se dice de él que era grande «entre todos los orientales».
56 Bendecir aquí es un eufemismo por maldecir, blasfemar u otro verbo.
con una réplica los amigos. Job les responde (22-31). Antes de esta respuesta se inter- Esta representación que aqui se nos hace de la corte divina, en que los ángeles, «los hijos de
cala un elogio de la Sabiduría que parece desprenderse del resto, pues no sabemos Dios», vienen como a presentar a Dios sus respetos en día solemne, y entre ellos Satanás, es de lo
más atrevido que hallamos en el Antiguo Testamento, sólo comparable al cuadro que nos ofrece
siquiera en boca de quién se pone (28). Los tres amigos desisten por fin de acusar a Miqueas de Jimia en i Re 22,18-23-
Job al ver cómo él persiste en declararse justo. Entonces aparece un cuarto acusador, J8 Después del cuadro de felicidad que nos trazó el autor en el v.3 ss., ahora, en un instante,
que, irritado, ataca a Job y a los tres amigos. Empieza en un tono ampuloso, expo- para que la impresión en Job sea más fuerte, se ve privado de cuanto poseía, con excepción de la
mujer, guardada para mayor tormento suyo.
JOB 1-3 580 581 JOB 3-5
del cielo fuego de Dios, que abrasó a las tejón y estaba sentado sobre ceniza. 9 Dí- y no haber substraído a mis ojos tanta
ovejas y a los mozos, consumiéndolos. ¿Qué justos fueron jamás exterminados? *
jole entonces su mujer: «¿Aún sigues tú [miseria,
Sólo he escapado yo p a r a darte la noti- 8 Por lo que siempre vi, los que aran la
aferrado a t u integridad? 10 ¡Bendice a n ¿Por qué no expiré en el seno de mi
cia», i ' T o d a v í a e s t a b a éste h a b l a n d o , Dios y muérete!» El le respondió: «Has [iniquidad
cuando vino otro, que dijo: «Los caldeos, [madre? y siembran la injusticia son los que cose-
hablado como habla la mujer necia. ¿No
divididos en tres tropeles, han dado sobre ¿Por qué no pereci al salir de sus entrañas? [chan sus frutos.
recibimos de Dios los bienes? ¿Por qué
los camellos, apoderándose de ellos, y a l 2 ¿ P o r qué hallé rodillas que me aco- 9
U n soplo de Dios los destruye,
no vamos a recibir también los males?»
los siervos los hirieron a filo de espada. y pechos que me a m a m a n t a r o n ? [gieron el aliento de sus narices los abate.
En t o d o esto no pecó J o b con sus labios. *
Y o solo he podido escapar para traerte 1 3 Pues ahora, muerto, descansaría, i" Los rugidos del león, los bramidos del
la noticia». ls Mientras hablaba éste to- V i e n e n a consolar a J o b tres d e sus dormiría y reposaría [rugiente,
davía llegó otro, que dijo: «Estaban tus 1 4 con los reyes y los grandes de la tierra, los dientes de los cachorros de león son
amigos que se construyen mausoleos; [quebrantados.
hijos y tus hijas comiendo y bebiendo
vino en la casa de su hermano el primo- 11 Tres amigos de J o b : Elifaz, temanita; 1 5 con los príncipes ricos en oro, 11 Perece el león falto de presa,
génito, 1 9 y vino del otro lado del desierto Bildad, suhita, y Sofar, namatita, cuando que llenan de plata sus moradas. y se dispersan los cachorros de la leona.
supieron todas las desgracias que le ha- 16
un torbellino y conmovió las cuatro es- O ni hubiera existido, c o m o aborto
quinas de la casa, que cayó sobre los bían sobrevenido, vinieron cada u n o de [secreto Aparición nocturna
jóvenes, y todos han muerto. Y o solo su lugar, habiendo convenido en juntarse o como los que, concebidos, no llegaron 12
he escapado para darte la noticia». p a r a condolerse y consolarle. * i 2 Y a de [a ver la luz. Llegóme calladamente una palabra,
lejos alzaron sus ojos y no le reconocie- 1 7 Allí n o perturban ya los impíos con sus mis orejas percibieron sólo u n murmullo,
3
r o n ; se pusieron a llorar a voz en grito, [perversidades, 1 al tiempo en que agitan el alma las
Fidelidad de J o b [visiones nocturnas,
20 rasgando cada u n o sus vestiduras y es- allí descansan los que codiciosos se afa-
Levantóse entonces J o b , rasgó sus parciendo al aire polvo sobre sus cabezas. [naron, cuando duermen los hombres profundo
vestiduras, rasuró su cabeza y, echándose 13
Estuvieron con él sentados en tierra por 1 8 allí están en paz los esclavos, [sueño.
en tierra, adoró, diciendo: 2i «Desnudo espacio de siete días y siete noches, y allí no oyen ya la voz del capataz,
14
Apoderóse de mí el terror y el espanto,
salí del vientre de mi madre y desnudo ninguno habló palabra viendo cuan gran- 1 9 allí son iguales grandes y pequeños temblaron todos mis huesos,
tornaré allá. Yavé m e lo dio, Yavé me de era su dolor. y el esclavo no está sometido al a m o . •5 u n viento azotó mi rostro,
lo h a quitado. ¡Sea bendito el n o m b r e 20
¿A qué dar luz al desdichado, un torbellino erizó el pelo de mi cuerpo.
de Yavé!»* 2 2 E n t o d o esto n o pecó J o b L a m e n t o s d e Job dar vida al de amargado corazón, 16 Estaba uno ante mis ojos, pero no le co-
ni atribuyó a D i o s insipiencia. 2t
a los que esperan la muerte y no les estaba ante mí un fantasma, [nocía;
1 Después de esto abrió J o b su boca
Mayores pruebas 2
3
para maldecir el día de su nacimien-
y la buscan más que si malhiriesen un
[llega y oí u n a voz que blandamente m u r m u -
[raba:
1 Vinieron otro día los hijos de Dios to, * y t o m a n d o la palabra, dijo: 1 7 ¿Hay mortal que pueda tenérselas con
2 a presentarse ante Yavé, y vino tam- 3
Perezca el día en que nací
bién Satán entre ellos, presentándose ante y la noche en que se dijo: H a sido conce-
22
los que saltarían de júbilo
y se llenarían de alegría si hallasen el
[tesoro;
[Dios?
[sepulcro; ¿Se tendrá nadie p o r inocente ante su
Yavé, 2 y dijo Yavé a S a t á n : «¿De dónde [bido u n niño. 23
al h o m b r e que n o sabe p o r dónde ir, [Hacedor?
vienes?» Respondió Satán a Y a v é : «Ven- 4 Conviértase ese día en tiniebla, a quien le cierra D i o s toda salida? 18 M i r a : a u n a sus ministros n o se confía,
go de dar una vuelta por la tierra y pa- n o se cuide de él Dios desde el cielo, 24
Son los suspiros mi comida aun en sus ángeles halla tacha.
searme por ella». 3 Y dijo Yavé a Satán: no resplandezca sobre él un rayo de luz. y mis rugidos se derraman c o m o aguas. 1 9 ¡Cuánto más en los que habitan mora-
«¿Y has reparado en mi siervo J o b , que 5 Apodérense de él obscuridad y som- 25
L o que temo, eso me llega; [das de barro
no hay como él en la tierra, varón ínte- [bras de muerte. lo que m e atemoriza, eso me coge. y del polvo traen su origen!
gro y justo, temeroso de Dios y apartado Encobe sobre él negra nube, 26 N o tengo tranquilidad, paz ni descanso; Q u e son aplastados como un gusano,
20
del mal, y que aún persevera en su perfec- llénelo de terrores la negrura del día. se h a a d u e ñ a d o de mi la turbación. son acabados de la noche a la mañana,
ción a pesar de que tú m e incitaste contra 6 H a g a n presa de aquella noche las ti- desaparecen p a r a siempre sin darse cuenta
él p a r a que en vano le afligiese?» 4 Res- desaparezca del año, [nieblas, 2
i se rompe el hilo de su vida [nadie;
pondióle Satán a Yavé: «¡Piel por piel! no sea contada en los meses. R e p r o c h e s d e Elifaz y mueren sin saberse cómo.
7
C u a n t o el h o m b r e tiene lo d a r á gustoso Sea noche de soledad,
p o r su vida. 5 Anda, pues; extiende tu no haya en ella regocijos.
m a n o y tócale en su hueso y en su carnej 8 Maldíganla los que saben maldecir el día,
4 1 T o m ó la palabra Elifaz, temanita,
y dijo: 5
1 Y a puedes gritar: ¿quién h a de oirte?
¿A cuál de los santos (ángeles) te vol-
2
a ver si no te vuelve la espalda». 6 Yavé los que saben despertar al Leviatán. T e enfadará que te hablemos; 2
Al insensato le m a t a su ira; [verás?
9
dijo entonces a Satán: «Ahí le tienes; en Háganse tinieblas las estrellas de su cre- pero ¿quién es capaz de contener la pa- al loco, su despecho.
3
t u m a n o le pongo, pero guarda su vida». púsculo. T ú antes enseñaste a muchos, [labra? 3 Vi al necio echar raíces,
7
Salió Satán de la presencia de Yavé Que espere la luz y n o le venga confortaste muchas m a n o s débiles. pero al instante maldije su morada.
4
e hirió a J o b con una ulceración maligna y n o vea los parpadeos de la aurora, Con tu palabra sostuviste a los vari- 4 N o prosperan sus hijos,
desde la planta de los pies hasta la coro- i" p o r no haberme cerrado las puertas del llantes y en el juicio son condenados sin defensa.
nilla de la cabeza. * 8 Rascábase con un ( [seno materno y fortaleciste rodillas que se doblaban. 5 Devoran los hambrientos sus cosechas,
5
21
Y ¿ahora que ha venido sobre ti decaes? y aun entre las espinas las recogen,
Admirable expresión de la fe de Job y de su conformidad con la voluntad divina, cuando C u a n d o te h a tocado, ¿te turbas? y el sediento chupa su jugo.
en un instante se ve despojado de sus bienes y de sus hijos. 6
¿ N o es ya el temor de Dios tu con- 6 Que no brota de la tierra la desventura
7
El texto no permite concretar la enfermedad de Job; lo que si nos pone bien de manifiesto
2 es la paciencia y la plena conformidad con el querer de Dios. La mujer viene aquí como auxi-
[fianza? ni es el suelo el que produce el infortunio:
¿ N o es la rectitud de tus caminos la es- 7 del h o m b r e es de quien viene,
liar 10
de Satanás para aumentar el dolor de Job.
El texto dice: «Bendice a Dios y muérete», o por ironía o por un eufemismo, como en 1,5. [peranza tuya? c o m o del fuego vuelan los chispazos.
1 7
1 La llegada de los tres amigos anuncia la proximidad del debate. Pero el autor lo retrasa siete Recuerda bien: ¿Qué inocente fue ja-
días con sus noches, en las que, a la vista del cambio verificado en su amigo, meditan sobre las lmas destruido? |
causas de él, que serán luego la materia de sus discursos.
1
Este monólogo de Job es una expresión de la grandeza de los dolores que padece, a que la A 7 Aquí está contenida toda la argumentación de Elifaz contra Job. Nunca vimos perecer un
3 naturaleza se resiste, no obstante la resignación en la voluntad de Dios. " inocente ni un impío que no recogiera el fruto de sus obras. Aprovéchese Job del castigo para
volverse a Dios, y se verá colmado de bienes.
583 JOB 6-9
JOB 5-6 582
4 Reparad, y triunfará mi rectitud. y serán tus palabras cual viento impe-
L a justicia de Dios porque se han clavado en mí todas las 30
¿Hay en mi lengua iniquidad;
[saetas del Omnipotente, 3
tuoso?
8 Yo que tú, me volvería a Dios, no distingue mi boca la maldad? ¿Puede Dios juzgar injustamente?
y me ha dado a beber su veneno, ¿Puede el Omnipotente pervertir la justi-
y en sus manos pondría mi causa. y los terrores de Dios combaten contra 1
¿No es milicia la vida del hombre so- 4 Si pecaron tus hijos contra El,
' El que hace cosas tan grandes e inson-
maravillas sin fin; [dables, 5
¿Rebuzna el onagro junto a la hier-
[mi. 7 [bre la tierra El hizo ya recaer sobre su cabeza el pe-
[cia?
10 que derrama la lluvia sobre la tierra 2
y son como los de un jornalero sus días? leado.
¿Muge el buey ante su pesebre? [ba? Como el siervo anhelando la sombra, 5
Pero tú, si diligentemente le buscas,
y manda las aguas sobre los campos. 6
¿Gusta lo insípido sin sal?
11
Ensalza a los humildes, como el jornalero esperando su salario, e imploras al Omnipotente,
¿Sabe bien el caldo de malvas? 3
alivia al afligido y le prospera. 7 así he pasado yo meses llenos de desen- 6 y vives en limpieza y rectitud,
12 Por eso mi alma se niega a tomarlo. canto luego se volverá El a ti,
Aventa las tramas del astuto ¿Va a ser esa repugnante comida mi pan?
para que no ejecuten sus manos sus con- 8 y me han tocado noches llenas de dolor. y prosperará la morada de tu justicia,
4
¡Oh si se cumpliesen mis deseos, Si me acuesto, digo: ¿Cuándo llegará el 7 y tu anterior fortuna será pequeña
cejos. y9 colmase Dios mis esperanzas,
13
Coge a los sabios en sus propias redes [día? comparada con la grandeza de la segunda.
y pluguiera a Dios destruirme, Si me levanto: ¿Cuándo vendrá la noche? 8 Pregunta, si no, a las generaciones pre-
y14 frustra los designios del malvado. y extendiera su mano libertadora para
De día tropiezan con tinieblas, Y no hago más que dar vueltas de la no- cedentes;
[triturarme! [che a la mañana. atiende a la sabiduría de los padres.
y van a tientas en pleno día, como si 1° Ese aún sería mi consuelo; 5
[fuera de noche. Mi carne está cubierta de gusanos y de Nosotros somos de ayer y no sabemos
9
15 exultaría en medio de mi extremada amar- [escamas terrosas, [nada,
Así protege al desamparado contra su [gura,
[rabia, mi
6
piel se arruga y se deshace; porque son una sombra nuestros días so-
y salva al mísero de sus potentes garras, por no haber moderado mis palabras al mis días corrieron más rápidos que la [bre la tierra.
l* y sostiene la esperanza del desdichado, [Santo. pasaron sin dejar esperanza, [lanzadera, 1° Pero ellos te enseñarán, ellos te ha-
11 ¿Cuál es mi fortaleza para esperar to- 7
y cierra su boca la iniquidad. Acuérdate de que mi vida es un soplo, con palabras llenas de cordura, [blarán
[davía? mis ojos no verán más la felicidad. 11
¿Puede crecer el papiro fuera de las la-
¿Cuál mi fin para llevarlo en paciencia? 8
L a felicidad está en Dios 12
No me verán más ojos de hombre. [gunas?
¿Es mi fortaleza la de las piedras Me buscarás con los tuyos, y ya no seré. ¿Puede el junco prosperar donde no hay
17 o3 es de bronce mi carne? 9
¡Dichoso el hombre a quien castiga Como se deshace una nube y se va, [agua?
[Dios! i No hay en mí ayuda alguna; así el que baja al sepulcro no sube más, 12
Verde aún, sin que mano le toque,
No desdeñes, pues, el castigo del Omni- todo
14
socorro me ha sido negado. 10 no vuelve más a su casa, se seca antes que cualquier otra hierba.
[potente. ¿Es amistad desalentar al amigo no le reconoce ya su morada. 13 Tal es la suerte de los que se olvidan de
11
18 El es el que hace la herida; El quien para apartarle del temor de Dios? Por eso no reprimiré mi boca, [Dios.
[la venda; 15 Mis hermanos me han engañado como hablaré en la angustia de mi alma, La esperanza del impío se desvanecerá.
El quien hiere y quien cura con su mano. [arroyo seco, me quejaré de la amargura de mi vida. 4
1 Serále tronchada su esperanza.
19 Seis veces te sacará de la tribulación, cual
6
corrientes que desaparecen en el valle. 12 ¿Soy yo el mar o un monstruo marino Es tela de araña su confianza.
y a la séptima no te alcanzará el muí. i Antes se enturbiaban por el hielo para que me hayas rodeado de una guar- 15 Se apoya en una casa que se arruina,
20 En tiempos de hambre te salvará de la y7 sobre ellos se acumulaba la nieve. [dia? en casa que no tiene consistencia.
muerte; 1 Pero apenas viene el calor, se secan, 13 Cuando me digo: En mi cama hallaré i 6 Por lleno de jugo que estuviera a la faz
en tiempo de guerra, de los golpes de la a18 los primeros calores desaparecen, el lecho aliviará mis dolores, [consuelo, [del sol,
14
[espada. se pierden las trazas de su curso, tú me aterras con sueños, extendiendo sus retoños en el huerto
21 Te preservará del azote de las lenguas, se9 evaporan y mueren. me espantas con visiones. ?
l y sus raíces entre las piedras,
no temerás la desventura si viniere, 15
1 Búscanlos las caravanas de Tema, Por eso preferiría ser ahogado, metiéndolas hasta la roca,
22 te reirás de la devastación y del ham- los mercaderes de Saba suspiran por ellos;
20
preferiría la muerte a estos tormentos. 18 en cuanto se la arranca de su sitio,
no temerás a las fieras salvajes. [bre, pero llegados a ellos, se quedan confu- 16 Me consumo, no seré eterno. éste le renegará: «Nunca te vi».
23 H a r á s alianza con las piedras del cam- y se queda frustrada su esperanza. [sos Déjame, que mi vida es un soplo. 19
Esta es la buena suerte que le espera,
y paces con las bestias de la selva. [po 21 Eso sois ahora vosotros para mí; 17 ¿Qué es el hombre para que en tanto le y brotarán otros en su lugar.
24 p r o b a r á s las delicias de tu tienda, habéis visto mi angustia y teméis por vos-
22
y8 pongas en él tu atención, [tengas 20 Así, pues, Dios no rechaza al justo
nada echarás de menos al visitar tus apris- ¿Os he pedido yo alguna cosa? [otros. 1 para que le visites cada día ni da la mano al malvado.
25 Verás multiplicarse tu prole [eos. ¿Os he pedido algo de vuestra hacienda?
23
y a cada momento le pruebes? 21 Aún llenará tu boca de sonrisas
19
y serán tus rebaños como la hierba de los ¿Os he dicho: Libradme de la mano del ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu y de júbilo tus labios.
26
[campos. [opresor, [mirada 22 Cubriránse de confusión tus enemigos.
Bajarás al sepulcro en madurez, libradme de las manos del tirano?
24
sin dejarme siquiera tragar la saliva? Y no subsistirá la tienda de los malos.
20
como a su tiempo se recogen los haces. Enseñadme vosotros, y yo me callaré; Si pequé, ¿qué daño te inferí con esto,
27 Esto es lo que yo he observado. Así es;
25
si he errado, hacédmelo ver. oh protector de los hombres? Respuesta de Job
así lo hemos o í d o ; sábelo tú p a r a bien. ¿Cómo pueden ofender palabras llenas ¿Por qué me haces blanco tuyo,
[de rectitud cuando ni a mí mismo puedo soportarme? Q 1 Respondió Job, diciendo:
Respuesta de Job a Elifaz y qué prueba vuestra alegación? 21 ¿Por qué no perdonar mi pecado 2
Sé muy bien que es así.
26
1 Entonces tomó Job la palabra y Creéis que son prueba las palabras; y borrar mi culpa? ¿Cómo pretenderá el hombre tener razón
6 dijo: pero las palabras del desesperado, ¿no
[son como viento?
Pues pronto me dormiré en el polvo,
y si me buscas, ya no me hallarás. 3
[contra Dios?
2
¡Oh! Si mis quejas pudieran pesarse, Si quisiera contender con El,
27
y a un tiempo se pusiera mi desdicha en Os encolerizáis contra un huérfano 4
de mil cargos no podría responder a uno.
[una balanza, y caváis la fosa a vuestro amigo. Discurso de Bildad El es sapientísimo y potentísimo,
3 luego ésta pesaría más que las arenas
28
Miradme, por favor, ¿quién se le opondrá?, ¿saldría ileso?
1 Tomó la palabra Bildad, suhita, di- 5 El descuaja los montes de improviso
[del mar.
Par eso han sido destemplados mis la- 29
pues no puedo mentiros en vuestra cara.
Reflexionad, por favor, y desaparezca
8
2
ciendo : y6 en su ira los trastorna.
[mentos, [la injusticia. ¿Hasta cuándo vas a hablar así El sacude la tierra en su sitio,
JOB 9-11 584 585 JOB 11-13
estremécense sus columnas. Vamos los dos a juicio, [puedo decirle: ¿Va a ser el hombre verboso quien por eso y están seguros los que provocan a Dios,
7
El manda al sol, y el sol no brilla. 33
No hay entre nosotros arbitro [tenga razón? como si todo lo hubiera puesto Dios en
3
El guarda bajo sello las estrellas. que entre los dos pueda interponerse. ¿Tus declamaciones van a hacer callar 7
[sus manos.
8 34 [a los hombres? Pregunta a las bestias, y ellas te ense-
El solo tiende los cielos Que retire su vara de sobre mí,
y camina sobre las crestas del mar. que no me espante su terror. ¿Vas a burlarte sin que nadie te confunda? a las aves del aire, y te lo dirán; [fiarán;
9 4 8
El creó la Osa, el Orion y las Pléyades, 35
Entonces hablaré sin temor, Tú dices: «Mi doctrina es la verdadera, a los reptiles de la tierra, y te instrui-
y las cámaras del cielo austral. pues de mi parte no tengo de qué. yo estoy limpio en su presencia». [rán,
5
10
El obra cosas grandes e incomprensi- ¡Ojalá hablara Dios y9 te lo harán saber los peces del mar.
maravillas sin cuento. [bles •| n l Estoy hastiado de mi vida, y6 El abriera sus labios contigo ¿Quién no ve en todo esto
11
Pasa ante mí, y yo no le veo; *•" voy a dar libre curso a mis quejas, para descubrirte los secretos de la sa- que es la mano de Dios quien lo hace;
se aleja de mí, y no lo advierto. a hablar con la amargura de mi corazón. biduría!, io de Dios, que es el dueño de todo vi-
12
Si coge una presa, ¿quién se la arreba- 2
Quiero decir a Dios: ¡No me condenes! y verías que Dios te ha condonado [viente
tará? Dame a saber por qué me afliges así. buena parte de tus culpas. y11 del espíritu de todos los hombres?
7
¿Quién podrá decirle: Qué es lo que ha- 3
¿Es decoroso para ti oprimirme, ¿Crees tú poder sondear a Dios, ¿No se ha hecho la oreja para oir,
tees? desdeñar la obra de tus manos llegar al fondo de su omnipotencia? como
12
el paladar para gustar?
12 8
La cólera de Dios no hay quien la re- y favorecer los designios de los perversos? Es más alto que los cielos. ¿Qué harás? Está en las canas el saber
tenga; 4
¿Tienes tú acaso ojos de carne Es más profundo que el abismo. ¿Qué en- y13 en la ancianidad la sensatez.
9
bajo El se encorvan los más soberbios. y miras como mira el hombre? Es más extenso que la tierra, [tenderás? Pero en El están la sabiduría y el poder;
14
¡Cuánto menos podría yo responderle 5
¿Son tus días los de un mortal, más ancho que el mar. suyo es el consejo, suya la prudencia.
10 14
y rebuscar razones contra El! son tus años los años del hombre Cuando acomete, aprisiona y cita a Lo que El destruye no puede recons-
15
Aun teniendo razón, no podría respon- 6
para que tengas que inquirir mi culpa ¿quién podrá contrarrestarle? [juicio, [truirse;
11
derle, y andar rebuscando mi pecado Conoce a los perversos. 1015
que El aprisiona, nadie lo liberta.
y habría de implorar misericordia para 7
cuando sabes que no soy culpable Ve la iniquidad donde nadie podría sos- Si retiene las aguas, todo se seca;
12
[mi causa. y8 nadie puede sacarme de tus manos? Así el necio se hace discreto [pecharla, si les da suelta, devastan la tierra.
16
Aunque le hablara yo y El me respon- Tus manos me hicieron y me formaron, y el estúpido onagro se humaniza. 16 De El vienen el poder y el consejo;
13
diese, ¿y de repente vas a aniquüarme? Si tú dispusieras tu corazón El es el señor del engañado y del enga-
no osaría creer que había oído mi voz. 9
Acuérdate de que me modelaste como y alzaras a El tus manos;
14 17
[ñador;
17
El es quien cual torbellino me acomete ¿y vas a tornarme al polvo? [al barro, si limpiaras de tus manos la iniquidad El despoja de consejo al consejero;
y18 multiplica sin motivo mis heridas, 10
¿No me exprimiste como leche, y no dieras acogida en tu tienda a la in- entontece a los jueces,
que ni respirar me deja no me cuajaste como queso? justicia, lü desciñe el tahalí de los reyes
y me harta de amarguras. 11
Me revestiste de piel y de carne 15 alzarías tu cabeza de la ignominia, y ciñe una cuerda a su cintura;
19
19
Si quisiera recurrir a la fuerza, el fuerte y con huesos y músculos me consolidaste. te sentirías seguro y nada temerías, despoja al sacerdote de su gloria,
16
[es El. 12
Me diste vida y me favoreciste te olvidarías entonces del dolor, abate a los poderosos,
20
Si al juicio, ¿quién podrá emplazarle? y tu protección me conservó. de él te acordarías, como de agua que quita a los elocuentes la palabra
20
Aunque creyera tener razón, su boca 13
¿Y me guardabas esto en tu corazón? [pasó. y priva del consejo a los ancianos;
17 21
[me condenaría; Bien veo que esto entraba en tus desig- Sería esplendente tu vida como el mé- arroja sobre los grandes el desprecio
aunque me creyera inocente, El probaría 14
Si peco, tu me ves [nios. y18 tus tinieblas como la mañana, [diodía y desciñe la cintura de los fuertes;
22
[mi culpabilidad. y15 no me dejarás impune. Vivirías seguro de lo que te esperaba, descubre lo más oculto en las tinieblas
21
Si me creyera inocente, es que no me Si prevarico, ¡ay de mí! [beza, y mirando en torno te acostarías tran- y saca a la luz lo más recóndito;
23
[conocería a mí mismo, Si soy inocente, no podré alzar mi ca- [quilo. eleva a los pueblos y los abate,
19
y yo mismo tendría que renunciar a mi harto de amargura y colmo de miserias, Mientras durmieras nadie te turbaría, dilata a las naciones y las abandona,
24
[justificación. i* Y si la alzo, me cazarás como león y muchos, al contrario, buscarían tu ros- quita el sentido a los gobernantes
22
Esta es la vardad; por eso lo digo: y17 volverás a mostrarte terrible contra mí. 2
[tro. y los hace errar en un desierto sin ca-
que consume al inocente y al culpable. Renovarás tus pruebas contra mí, 0Pero los ojos del malvado se consu- [minos;
25
23
Cuando de repente una plaga los mata, acrecentarás conmigo tus iras, no habrá para él escape alguno [miran, caminan a tientas en las tinieblas sin
El se ríe del tormento de los inocentes. como tropas de refresco. [madre? y su esperanza será el último suspiro. y hace que como beodos vacilen, [luz,
24 18
La tierra es entregada a las manos de ¿Por qué me sacaste del vientre de mi
[los impíos Muriera yo sin que ojos me vieran. Respuesta de J o b a Sofar l O ' Todo esto lo ven mis ojos,
y El tapa el rostro de los jueces de ella. 19
Fuera como si nunca hubiera existido, 2
* •* lo ha oído mi oído y lo entendió.
Que si no es El, ¿quién va a ser? llevado del vientre al sepulcro. Lo que vosotros sabéis, lo sé yo tam-
25 20 •| n i Respondió Job, diciendo: no soy menos que vosotros. [bien;
Mis días pasaron más veloces que un ¿No son cortos los días de la vida? ™ 2 Cierto que sois vosotros la hu- 3
huyeron sin gustar la felicidad, [correo; Déme, pues, treguas; aparte de mí su Pero yo quisiera hablar con el Ómni-
26 21 [manidad toda, [potente
volaron como lancha de papiro, y déjeme ver un poco de alegría [mano y con vosotros va a morir todo el saber.
como águila que se lanza sobre la presa. antes que me vaya, para no volver, 3
y quisiera venir a cuentas con Dios.
4
27
Si me digo: Voy a olvidar mis gemidos, 22
a la región de las tinieblas y sombra de También tengo yo, como vosotros, al- Pues vosotros sois fabricantes de inúti-
voy a alegrar mi rostro, a regocijarme: [muerte, y no cedo ante vosotros. [gún seso, les remedios,
28
temo todos mis dolores, tierra de espantosa confusión, donde la Esas
4
cosas, ¿quién las ignora? sois
5
médicos que nada curáis.
conozco que tú no me perdonas. [claridad misma es noche obscura. Ludibrio de los amigos soy, yo que cla- Si al menos os callarais,
29
Si soy ciertamente tenido por culpable, [mo a Dios para que me oiga; os sería contado como acto de prudencia.
6
¿a qué fatigarme en vano? Discurso de Sofar ludibrio el justo, el reeto.
5
[dichoso. Oíd, pues, os ruego, mi querella;
3° Aunque me lavase con agua de nieve Desprecio al desgraciado. Así piensa el atended las razones de mi defensa.
1 7
Comenzó a hablar Sofar, nama- Desprecio a aquel cuyos pies están para ¿Queréis, para justificar a Dios, usar de
y purificase mis manos con lejía,
31
todavía me hundirías en el lodo, H
2
tita, y dijo: 6
[resbalar. defenderle con mentiras?
8
[la falsedad,
y mis vestidos me aborrecerían. La multitud de las palabras, ¿no va a te- Sin embargo, paz gozan las tiendas de ¿Queréis mostraros como parciales su-
32
No es El un hombre como soy yo, no [ner respuesta? [los devastadores ser los abogados de su causa? [yos,
587 JOB 15-16
JOB 13-15 586
3
9 defenderse con palabras vanas Sus renuevos los devorará la llama,
Sería bueno que El os sondease. y le pusiste un término que no podrá y con razones inconsistentes? su flor caerá a impulsos del viento.
¿Creéis poder engañarle como se engafla [traspasar, 4
Pero es más: tú destruyes la piedad,
3i
No se fie de su vanidad, se equivoca,
6
10
a un hombre? aparta de él tu mirada y déjale socavas la plegaría que a Dios se hace. pues la vanidad será su recompensa,
El ciertamente os reprendería con seve- hasta que, como jornalero, termine su 5
Tu misma boca revela tu impiedad
32
y a destiempo será cortado su ramaje,
ridad, [jornada. y6 hablas el lenguaje de los malvados. y sus ramas no reverdecerán.
7
por más que pretendáis aparecer parciales Porque todavía para el árbol hay espe- Es tu boca, no soy yo, quien te condena;
33
Será despojado, como de las uvas la vid,
11
Su majestad, ¿no os aterrará, [suyos. cortado, reverdece [ranza; son tus labios los que atestiguan contra ti. [aún en agraz,
no os llenará de espanto? [polvo, y echa nuevos retoños: 7
¿Eres tú, por ventura, el primer nacido? y como el olivo dejará caer sus flores.
12 8
Vuestros apotegmas son verdades de aunque haya envejecido su raíz ¿Viniste al mundo antes que los montes?
34
La prole de los impíos será estéril,
vuestras
13
defensas son defensas de barro. y9 haya muerto en el suelo su tronco, 8
¿Fuiste admitido a consejo con Dios y el fuego devorará la casa del soborno.
Callad, y dejadme que hable yo, en sintiendo el agua, rebrota y9 te has apropiado toda la sabiduría?
35
Concibe el dolor y engendra la desven-
y venga sobre mí lo que viniere. [tes y echa follaje como planta nueva. ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos? y nutre en su seno el desengaño, [tura,
14 10
Aunque llevara mi carne entre mis dien- Pero el hombre, en muriendo, se acabó. ¿Qué entiendes tú que no entendamos nos-
y tuviera mi vida en las palmas de mis En expirando, ¿qué es de él? [otros?
[manos, 11 Respuesta de Job a Elifaz
15
Se agotarán las aguas en el mar, 10
También hay entre nosotros ancianos
aunque El me matara, no me dolería, secaráse un río y se consumirá; [encanecidos, I R ' Respondió Job, diciendo:
12
y defenderé ante El mi conducta, pero el hombre, una vez que se acuesta, de más edad aún que tu padre, 2
He oído ya muchos discursos se-
16
y El vendrá a ser mi justificador, [no se levantará más. ti ¿Tienes en poco los consuelos de Dios [mejantes.
pues no hay impío que sostenga su pre- Cuanto duren los cielos, no se despertará, y las blandas palabras que te dirigimos? Duros consoladores sois todos vosotros.
l ' Oíd atentamente mis palabras, [sencia. no se despertará de su sueño. i 2 ¿Adonde te arrastra tu corazón 3
¿Tendrán término los vanos discursos?
13
fijad vuestra atención en mi razonamiento. ¡Oh! Si me escondiera en el seol y por qué centellean tus ojos? ¿Qué es lo que a responder así te incita?
i 8 ¡Ea! Pronta está mi defensa. y allí me ocultaras hasta que se aplacase 13 4
También podría yo hablar como vos-
Persuadido estoy de que seré absuelto. Vuélveste sañudo contra Dios
19
[tu ira, y4 salen de tu boca dicterios contra El. [otros,
¿Quién pretende litigar conmigo? fijando un término para volver a acordar- 1 ¿Qué es el hombre para creerse puro, si vosotros estuvierais en mi lugar.
Porque si resignado callara, moriría. l e de mí. * para decirse inocente el nacido de mujer? Podría hilvanar palabras con que deslum-
20 14
Asegúrame de dos cosas Si muerto el hombre reviviera, 15 Si ni sus santos gozan de su confianza [braros,
y no esquivaré tu presencia: esperaría que pasara el tiempo de mi mi- y los mismos cielos no son bastante puros mover mi cabeza sobre vosotros.
21
Que alejarás de mí tu mano [licia, [a sus ojos, Os alentaría con palabras,
y que tu indignación no me aterrará. hasta que me llegara la hora del relevo. 16
¡cuánto menos este ser odioso y co- y daría rienda suelta a mis labios.
22 15
Entonces, pregúntame, y yo te respon- Llamaríasme entonces, y yo te respon- [rrompido,
6
Pero ¿qué hacer? Si hablo, no por eso
0 hablaré yo y tú me replicarás.
23
[deré, [dería, el hombre, que se bebe como agua la im- [cesa mi dolor.
¿Cuáles son mis delitos y maldades? y te mostrarías propicio a la obra de tus [piedad! Si callo, ¡qué se ha de apartar de mí!
Dame a conocer mi iniquidad y mis pe- [manos. 17 Escúchame, que quiero enseñarte;
7
Ahora estoy abrumado;
24 16
¿Por qué esconderme tu rostro [cados. Entonces seguirías, sí, mis pasos, te diré lo que sé por experiencia, has destruido toda mi familia.
y tenerme por enemigo tuyo? pero no atenderías tanto a mis pecados. i 8 lo que enseñaron los sabios,
8
Y me has aferrado.
25 17
A una hoja que arrebata el viento in- Los encerrarías como en un saco lo que no les ocultaron sus padres, Se ha alzado contra mí y contra mí ates-
[fundes terror, y18 borrarías mi iniquidad. [pedazos, 19 aquellos que poseyeron su tierra,
9
Su furor me hace trizas, [tigua.
una paja seca persigues, [gura, Pero ¡ay!, que el monte se deshace en
I 6
¿dictando contra mí sentencia de amar- y19 se remueve de su lugar la roca, 20
sin que por ella pasara el extranjero.
Mientras vive, el impío es atormentado,
se ha encarnizado contra mí.
Me rechinan los dientes,
imputándome las faltas de mi mocedad?
27
y el agua corroe las piedras, por los pocos años que se le dan al opre- y alza torvos sus ojos contra mi.
Pones en el cepo mis pies, y se lleva la inundación los terrones, [sor. 1° Abren su boca contra mí,
acechas todos mis pasos, y por modo semejante destruyes la espe- 2
1 Suenan siempre en sus oídos gritos de abofetean con afrenta mis mejillas,
señalas las huellas de mis pies. ranza del hombre; [espanto, todos a una se lanzan contra mí.
28 20
Me deshago como leño carcomido, le destruyes de una vez, y él se va; en tiempo de paz se ve asaltado por el II Dios me ha entregado a los impíos,
como vestido que roe la polilla. desfiguras su rostro, y le alejas. [devastador. me ha arrojado en manos de los perversos.
21
Tengan honores sus hijos, él no lo sabe; 22
No espera poder substraerse a las tinie- i 2 Feliz era yo, y El me arruinó,
1 A ' E l hombre, nacido de mujer, sean despreciados, él no tiene noticia; siempre espera el golpe de la espada, [blas, me cogió por el cuello y me estrelló.
22
*• ™ vive corto tiempo y lleno de mise- sólo siente los dolores de su carne, 23
Es dado en pasto a los buitres; Púsome por blanco de sus saetas.
2
[rias, sólo sobre sí llora su alma. sabe que le amenaza ruina, 13
Me cercan sus arqueros,
24
brota como una flor y se marchita, El día tenebroso le aterra, me traspasan los ríñones sin piedad,
huye como sombra y no subsiste. Segundo discurso de Elifaz la angustia y la tribulación le acometen derrama por tierra mi hiél.
3
¿Y a un tal le persigues con abiertos ojos como rey pronto al asalto, 1* Me hace herida sobre herida,
y le citas a tu tribuna? •i. C • Entonces replicó Elifaz, temani- 23
porque extendió su mano contra Dios, y15 me acomete como fuerte guerrero.
4
¿Quién podrá sacar pureza de lo impuro? * «» ta, diciendo: * y se hizo fuerte contra el Omnipotente, He cosido un saco sobre mi piel,
2 26
Nadie. ¿Es de sabios responder con vanos razo- y corrió contra El con erguida cerviz, he hundido mi frente en la ceniza;
3
Pues que tienes contados sus días, [namientos, protegido con yelmo y escudo. 16 está mi rostro hinchado por el llanto
27
y definido el número de sus meses, tener el pecho lleno de viento, Porque tenía el rostro abotargado y cubre mis ojos denso velo,
de gordura, y de grosura sus lomos. 17 aunque no hubo en mis manos injus-
"Id. 13. ^ s t e versículo parece expresar el deseo de volver a la vida una vez que pasara la cólera de 28
Y habitaba ciudades derribadas, y8 fue limpia mi oración. [ticia
* * Dios, que le privaría de ella. Pero los versículos siguientes parecen no admitir la realización casas inhabitadas, i No cubras, ¡oh tierra!, mi sangre,
de tal deseo, porque el muerto no revivirá. Los caminos de la vida aún estaban ocultos para nuestro no cese mi clamor. [tigo,
autor. destinadas a ser montón de ruinas.
29 19
No prosperará, ni se mantendrá su opu- Ahora, pues, en los cielos está mi tes-
I1 R * Comienza el segundo turno. Las palabras de EHfaz no pueden ser más graves. Todos los ni echará raíces en la tierra. [lencia, allá arriba está mi fiador.
** razonamientos de Job no tienen consistencia; si así fuera, como él dice, la piedad quedaría 30 N o escapará a las tinieblas. 20
Mi oración llegó a Dios,
destruida.
J O B 16-19 588 589 J O B 19-21
las
21
lágrimas do mis ojos corren ante El. y8 su propio consejo le precipitará. 15
Mis criados m e reputan por extraño;
8
Desaparecerá como un sueño y n o le
¡Oh, si hubiera arbitro entre Dios y el Se enredarán en red sus pies soy a sus ojos un forastero, huirá como visión nocturna, [hallarán,
[hombre y9 caminará sobre una trampa; i* Llamo a mi siervo, y n o me responde, 9
Los ojos que le vieron no le verán más,
como le hay entre el hombre y su pró- un lazo le atará los tobillos, y tengo que suplicarle con mi boca, [jer, su morada n o le percibirá ya más.
[jimo!, se le enredará fuertemente, 1 7 Hízose mi aliento repugnante a mi m u -
10
Sus hijos tendrán que reparar el daño
22 10
pues pocos son los años que me restan, se le ocultará la cuerda en la tierra, y yo fétido a los hijos de mis entrañas. [de los pobres,
y es sin vuelta el camino por do voy. y la trampa estará en su misma senda. 18
Hasta los niños me desdeñan, sus propias manos restituirán su riqueza.
11
D e todas partes le asaltarán terrores; 11
Sus huesos, llenos aún de juvenil vigor,
n i Ya mi vida se acaba,
extínguense mis días,
sólo me queda el sepulcro. [junto a mí!
le seguirán, pisando sus talones.
1 2 Su opulencia se tornará en hambre
y la perdición le acompañará.
y me insultan si intento levantarme.
19
M e h a n aborrecido todos mis confi-
[dentes,
bajarán con él al polvo del sepulcro.
12 Aunque él dulcificará la maldad
y la ocultará bajo su lengua,
2 13 los más caros amigos se vuelven con-
¡Si al menos n o tuviera escarnecedores L a enfermedad roerá su piel [tra mi. 1 3 la saboreará antes de tragarla;
Pero mis ojos pasan la noche sumidos en y devorará sus miembros el primogénito 20 pégase mi piel a mis huesos descar- reteniéndola en su paladar; [jar,
3
[la amargura. [de la muerte. iñados, 1 4 se corromperá en su vientre aquel man-
14
Dame, ¡oh Dios!, seguro cerca de ti, Será arrancado del apoyo de su tienda y apenas si conservo la piel junto a mis hiel de víboras se volverá en sus entrañas.
que entonces, ¿quién podrá apretarme? y le bajarán al rey de los terrores. [dientes. 15 Devoró riquezas, pero las vomitará,
4 15
Has cerrado su mente al conocimiento, Otros, no él, habitarán su tienda, 21 Apiadaos, apiadaos de mí, siquiera vos- de su vientre se las sacará Dios.
pero no dejarás que prevalezcan. lloverá azufre sobre su morada. [otros, mis amigos, 16 Chupa veneno de áspides,
5 16
Invita uno a sus amigos a la presa, Secaránse sus raíces por debajo, porque m e h a herido la m a n o de Dios. y lengua de áspid le matará. [aceite,
mientras desfallecen los ojos de sus hijos. cortaránle por arriba sus ramas. 22
¿Por qué, como Dios, m e perseguís 1 7 N o gozará a la vista de los arroyos de
17
6 M e ha hecho la fábula de las gentes, Desaparecerá de la tierra su recuerdo, [vosotros también, de ríos de leche y de miel.
soy para todos objeto de mofa. no tendrá ya nombre en la extensión del y n o os hartáis de mis carnes? 18 Devolverá la ganancia, que n o podrá
7
Mis ojos los consume la tristeza, [desierto. 23
¡Quién m e diera que se escribiesen mis el fruto de su tráfico no gozará, [tragar;
18
y8 mis miembros son todos una sombra. Le lanzarán de la luz a las tinieblas, y se consignaran en un libro, * [palabras 1 9 pues oprimió violentamente a los po-
Y pásmanse de ello los buenos, le exterminarán del mundo. 24
que con punzón d e hierro se grabasen r o t o casas que no construyó; [bres,
19
y9 los inocentes se alzan contra el perverso. N o tendrá familia ni parentela en el [sobre el plomo, 20 pues no conoció hartura en su avaricia,
Pero el justo persevera en su camino, ni sobreviviente en su tierra. [pueblo o en la piedra se esculpiesen para siempre! no salvará lo que tanto codició.
y quien tiene limpias las manos se afirma 20 D e s u c a { ¿ a s e espantarán los occiden- 25
Porque lo sé: mi redentor vive,
21
N a d a escapaba a su voracidad;
[siempre más. y se horrorizarán los orientales. [tales y al fin se erguirá como fiador sobre el ior eso su bienestar n o fue durable.
10
Pero, en fin, volved todos, volved,
que n o hallaré entre vosotros un solo
21
Esa es la suerte del malvado,
el destino del que desconoce a Dios.
[polvo: f 2
En el colmo de la abundancia todo le
26 y después que mi piel se desprenda de [es poco,
11
[discreto. [mi carne, y le sobrevienen desventuras de toda
Pasaron mis dias, se desvanecieron mis Respuesta de Job a Bildad en mi carne contemplaré a Dios. [suerte.
las prendas de mi corazón. [proyectos, 27
¡Yo le veré, veránle mis ojos, n o otro!
23
Cuando esté para llenar su vientre,
12 |Q i Respondió Job, diciendo:
La noche me la convierten en día [luz. Abrásense en mi seno mis entrañas. mandará Dios contra él la llama de su
2
y de las tinieblas me prometen próxima ¿Hasta cuándo afligiréis mi alma 28 S Í decís: «¡Oh, si pudiéramos escru- hará llover sobre él sus saetas, [furor,
13
¿Qué puedo esperar? El sepulcro será y me majaréis con vanos discursos? [tarle, 24
Si escapa a las armas de hierro,
3
[mi morada, Ya me habéis afrentado diez veces en El hallaríamos la raíz de la causa!», le traspasará arco de bronce.
en las tinieblas dispondré mi lecho.
14
y m e maltratáis sin avergonzaros. 29
temed la espada, 25 Disparó la saeta que le traspasa y sale
4
D i r é al sepulcro: ¡Tú eres mi padre! Aun siendo verdad que yo haya errado, pues la espada es la vengadora de la [por su espalda,
Y a los gusanos: ¡Mi madre y mis her- sobre mí recaería mi yerro. y sabed que hay un juez. [iniquidad, cual rayo por sus entrañas.
15 5
¿Dónde está mi esperanza? [manos! ¿A qué alzaros contra mí, 26 Sobre él caerán los terrores, [vadas;
Mi fortuna, ¿quién la verá? aduciendo como prueba mis oprobios? toda suerte de tinieblas le están reser-
16
¿Van a bajar detrás de mi al sepulcro? * Sabed, pues, que Dios me ha oprimido Réplica de Sofar
le abrasará fuego n o encendido por h o m -
¿Vamos a caer juntos en el polvo? y me h a envuelto en sus redes, [respuesta; O A 1 Tomó Sofar, namatita, la pala- [bre,
7
Grito contra la opresión, y n o obtengo &" bra, y dijo: y será destrozado cuanto de su tienda que-
Segundo discurso de Bildad pido justicia, y n o la hay para m í ; 2
P o r eso me hacen responder mis pen- 27
Revelará al cielo su impiedad [daré,
8
h a cerrado mis caminos, y no tengo que se agitan dentro de mí. [samientos y la tierra se alzará contra él.
•i O ' R e p l i c ó B i l d a d , s u h i t a , di- [salida; 3 28
* * ' ciendo: H e oído tu ignominiosa reprensión, Desaparecerá de su casa toda su ri-
2
ha
9
llenado de tinieblas mis senderos. y la indignación me impulsa a responder arrasada será en el dia del furor, [queza,
¿Cuándo pondrás fin a los vanos dis- M e ha despojado de mi gloria, [según mi saber. 29
Esta es la suerte que al perverso reserva
[cursos? arrancó de mi cabeza la corona. 4
¿No sabes ya de siempre, [Dios,
10
Reflexiona primero y luego hablaremos. M e ha demolido del todo, y perezco; desde que vive el hombre sobre la tierra, ésta es la parte que el Omnipotente le
3
¿Por qué nos tomas como bestias y descuajó como árbol mi esperanza. 5
que es breve el tiempo de los malvados [adjudica.
11
pasamos a tus ojos por estúpidos?
4
Encendióse contra mí su cólera y dura un instante la alegría de los per-
Tú, que en tu furor te desgarras a ti y me contó entre sus enemigos. versos? Respuesta de Job a Sofar
12
[mismo, Vinieron contra mí todas sus milicias, 6
Si hasta el cielo subiere su arrogancia O I 1 Respondió Job, diciendo:
¿crees acaso que sin ti quedará despobla- se h a n atrincherado en mi camino y tocare en las nubes su cabeza, [pre; 2
b a la tierra, y13 han acampado en torno de mi tienda. 7
cual un fantasma, desaparece para siem- ™ Escuchad atentamente mis pala-
y lanzarás de su lugar las rocas? Alejáronse de mí mis hermanos, y los q u e le vieron dirán: ¿Dónde está? dadme siquiera este consuelo. [bras
5
Sí, se apagará la luz de los perversos, y14 mis amigos se me han hecho extraños.
no brillará la llama de su hogar. Desaparecieron mis vecinos y cono-
6
Apagaráse la luz en su tienda, [cidos, 1 Q" 23 Este deseo de Job de ver grabadas sus palabras indica claro que va a decir algo muy
importante. Lo que sigue está obscuro y es objeto de diversas interpretaciones. La traduc-
se extinguirá su lámpara. me han olvidado hasta los huéspedes de ción bien conocida de la Vulgata expresa la esperanza de la resurrección; la nuestra, sin estar tan
7 clara, todavía parece reducirse al mismo pensamiento. No obstante, todo el debate del libro se des-
El cepo impedirá sus pasos vigorosos [mi casa.
envuelve en la antigua concepción de la justicia divina, que se realiza en la vida presente.
JOB 21-22 590
591 J O B 22-24
3
Tolerad que hable, qué fue de la tienda en que m o r a b a n los 1
los inocentes se rieron de ellos: ¿Por qué el Omnipotente no se-
4
y cuando haya terminado, burlaos.
¿Es de un h o m b r e de quien yo me quejo? 9 ¿No se lo habéis preguntado a los ca-
2
[perversos? 20
«¿No ha sido aniquilada su fortuna, 24 [ñala sus tiempos,
¿Por qué no habré de impacientarme? y sus residuos devorados por el fuego? y por qué deja a los que le conocen en la
5
rminantes, 21
Reconcíliate con El y tendrás paz, [ignorancia de su día?
Volved a mí vuestros ojos y espantaos, y no habéis conocido su respuesta? 2
poned el dedo sobre vuestros labios. y de ello te vendrá bien. Los malvados invaden los términos aje-
30 Q U e en el día de la ira se salva el mal- 22 roban los ganados con su pastor; [nos,
6
Y o , sólo de pensarlo, me horrorizo y en el día del furor está contento, [vado, Recibe la ley de su boca,
3
y tiemblan todas mis carnes. 31 pon sus preceptos en tu corazón. [tente se llevan el asno del huérfano
¿Quién le echa en cara su maldad? 23
7
¿Cómo es que viven los impíos, [poder? ¿Quién le da su merecido por sus iniqui- Si humillándote te vuelves al Omnipo- y toman en prenda el buey de la viuda;
4
se prolongan sus días y se aseguran en su y alejas de tu tienda la iniquidad, el pobre se aparta del camino,
dades? 24
8
Su prole persiste con ellos a su presencia, 3 2 Es llevado con acompañamiento al se- tendrás el oro como polvo, y se esconden los humildes campesinos.
5
y tienen ante sus ojos a sus retoños. y como chinarros del torrente el Ofir; C o m o onagros salvajes en el desierto
pulcro, 25 tienen que salir en busca de su presa.
9
Sus casas son paz, no hay en ellas temor, y en su sepulcro se m o n t a la guardia; será el Omnipotente tu tesoro
33 y plata a montones refinada para ti; La buscan hasta la tarde,
no cae sobre ellos la vara de Dios. le son leves los terrones del valle, 26
10
Sus toros fecundan y no languidecen, arrastra a los hombres tras de sí, hallarás en el Omnipotente tus delicias, pero no logran p a n p a r a sus hijos.
y sus vacas paren y n o abortan. alzarás tu rostro hacia Dios. ° D u r a n t e la noche siegan los campos de
y va delante de él gente sin n ú m e r o . 27
y vendimian las viñas del impío, [otros,
11
Sacan fuera a sus pequeños cual rebaño, 3 4 ¿A qué, pues, me dais tan vanos con- El escuchará tus ruegos
7
y sus niños saltan de contento; y tú le cumplirás tus votos. Pasan desnudos las noches, sin ropa,
suelos, 28
sin más abrigo en medio del frío.
12
bailan al son del tambor y de la cítara, si en vuestras respuestas n o hay m á s que H a r á s proyectos y te saldrán bien,
y saltan al son de la flauta. y brillará la luz en tu camino. ' Se mojan con los aguaceros en los mon-
13
[falacia? 29
El humilla la altivez del soberbio, sin más asilo que las rocas. [tes,
Pasan sus días placenteramente, 9
R é p l i c a d e Elifaz pero salva a los humildes. Arrancan de los pechos al niño huérfano.
y tranquilamente bajan al sepulcro. l 30 10
14
Y eso que decían a D i o s : Apártate lejos O O Volvió a t o m a r la palabra Elifaz, El liberta al inocente, Van desnudos, sin vestido,
[de nosotros, ~ « temanita, y dijo: [Dios? p o r la pureza de sus manos será libertado. y hambrientos acarrean las gavillas.
11
2 En sus lagares exprimen el aceite,
no queremos saber de tus caminos. ¿Qué favor puede el h o m b r e hacer a Respuesta de Job
15
¿Qué es el Omnipotente p a r a que le Sólo a sí mismo aprovecha su sensatez. y sedientos pisan las uvas. [dos;
O O 1 J o b respondió, diciendo: [quejas, t 2 D e la ciudad salen gritos de moribun-
[sirvamos, 3 ¿Qué le importa al Omnipotente que tú 2
Cierto que son hoy acerbas mis clama por socorro el alma de los vejados
y qué provecho sacamos de rogarle? [seas justo?
16
N o está en su m a n o su fortuna. pero es m á s pesada su m a n o que mis y Dios no atiende a estos clamores.
¿Gana algo con que sean limpios tus
El consejo de los malvados esté lejos de él.
3
¡Oh, si supiese cómo hallarle, [gemidos, 13 Hay quienes aborrecen la luz,
[caminos? cómo llegar hasta su mismo trono! y no ven los caminos,
" ¿ C u á n t a s veces se apaga la lámpara de 4 ¿Será p o r tu piedad p o r lo que El te 4
Tíos malos, y entra en juicio contigo? Expondría ante El mi causa, y no siguen sus trazas.
[castiga 14
los coge la merecida desventura, 5 tendría la boca llena de razones. Antes del día so levanta el asesino,
¿No es más bien p o r tus muchas culpas, 5
para m a t a r al desvalido y al necesitado.
y los castiga en su furor, [viento, por tus pecados sin número? [manos, Sabría lo que me respondería,
18 oiría lo que me diría. D e noche a n d a el salteador,
y son como paja arrastrada p o r el 6 Exigiste injustamente prenda a tus her- 6
y como t a m o que se lleva el torbellino? despojaste de sus ropas al harapiento, ¿Contendería conmigo alegando su gran y se cubre el rostro con una máscara.
19 Seguro que n o . M e atendería. [poder? 1 5 Espera la obscuridad el ojo del adúltero,
Que Dios reserva el castigo p a r a sus 7 n o diste de beber al sediento, 7
diciendo: Nadie me verá.
[hijos... al hambriento le negaste el pan. [la tierra; Así el justo podría disputar con El,
Déle a él mismo su merecido, que lo 8 Y de quien tenía m a n o fuerte, suya era y mi juez p a r a siempre me absolvería. 16 E n las tinieblas asaltan las casas
8
Pero si voy al oriente, n o está allí; que durante el día han señalado.
[sienta él, el que se hacia temer, ése se adueñaba de 17
20 si a occidente, n o le veo. N o quieren cuentas con la luz.
que vean sus propios ojos su ruina, [ella. 9
y beba el furor del Omnipotente. 9 Si le busco al norte, n o le halló; Para ellos el alba es sombra de muerte,
Despediste a la viuda con las m a n o s el aclarar del día los aterra mortalmente.
21 si al mediodía, no le descubro.
¿Qué le importa a él de su casa para [vacías 10 8
M a s ya que El conoce mis marchas y 1 Huyen veloces como curso de aguas;
[después de él, y quebrantaste los brazos al huérfano.
[mis paradas, es maldita su posesión sobre la tierra,
cuando fuere cortado el número de sus 10 P o r eso te hallas preso en lazos,
que m e escudriñe y m e acrisole como el oro. n o se pisa el fruto de sus viñas. [nieve,
[días? y te sorprende de improviso el terror;
22
¿Quién es el que puede enseñar a Dios 11 y te rodean las tinieblas y no ves,
11
P o r sus huellas marchó siempre m i pie, 1 9 C o m o la sequedad y el calor funden la
sus caminos seguí sin apartarme, [labios, así arrebata a los malvados el seol.
[sabiduría, y te inundan aguas desbordadas. 12
a El, que juzga a los más altos? 12 no m e desvié de los mandatos de sus 2 0 Le olvida el seno materno,
¿No está D i o s en lo alto de los cielos?
23 he guardado las palabras en mi seno. ni se menciona siquiera su nombre.
Muere éste en plena prosperidad, M i r a las estrellas, ¡qué altas! 13
cuando todo florecía y estaba en seguro, 13
Y tú dirás: ¿Qué sabe Dios? Pero cuando El decide u n a cosa, ¿quién Tronchada como el árbol la iniquidad,
24
cuando estaban sus lomos cubiertos de ¿Puede juzgar a través de las nubes? [podrá disuadirle? 21 p o r haber maltratado a la estéril sin hi-
14 L o que quiere es lo que hace. y haber hecho mal a la viuda. [jos
[grosura Las nubes le cubren como velo, y n o v e ; i4
A s í cumple hoy en mi sus designios, " E l , con su fuerza, derriba a) poderoso,
y bien regada la m e d u l a de sus huesos. se pasea por la bóveda de los cielos. y todavía mucho más tiene El de seme- se alza, y ya n o cuenta para n a d a su vida.
25 15
Muere aquél en medio de la amargura ¿Quieres seguir el antiguo sendero j a n t e en su pensamiento. 2 3 Déjale apoyarse en su seguridad,
[de su alma, por donde caminaron los impíos, pero tiene sus ojos en todos sus caminos.
sin haber gozado de bien alguno. 16
que fueron arrebatados antes de tiempo, 15 Por eso m e estremezco ante El,
24
26 le contemplo, y tiemblo ante El. Están un tiempo en auge, y luego des-
Y con todo, juntamente yacerán en el y u n a inundación arrancó sus cimientos? 16
17 D i o s m e quita t o d a mi fuerza, aparecen,
[sepulcro, Que decían a D i o s : Apártate de nos-
el Omnipotente me aterra, perecen como hierba que se siega,
y a u n o y a o t r o los recubren los gusanos. [otros, 17
27
Bien adivino vuestros pensamientos ¿qué puede hacernos el Omnipotente? m á s que las tinieblas que m e envuelven, son segados como espigas.
18 más que la obscuridad que cubre m i 2 5 Si n o es así, ¿quién me desmentirá
y los improperios que contra m í maqui- Y El llenaba sus casas de riquezas.
l á i s . Pero el consejo de los impíos estaba lejos [rostro. y reducirá mis discursos a la nada? *
28
Vosotros decís: «¿Dónde está la casa [de El. O A. 2S Parece indudable la trastrocación del trozo 18-24, Que, lejos de convenir a la respuesta
[del opresor, 1 9 Viéronlo los justos y se alegraron, * * de Job, no es más que una confirmación de la tesis de uno de sus amigos, y pertenece proba-
blemente a la réplica de Sofar, que en el texto, según está, no aparece.
JOB 25-28 592
4
593 JOB 28-29
Tercera réplica de Bildad jamás mis labios proferirán una ¡njus-
jamás mi lengua dirá una mentira, [ticia, 3
y de la roca fundida sale el cobre. Respuesta de Job
n p i Volvió a decir Bildad, suhita: 5 El hombre alumbra las tinieblas
2
Lejos de mí daros la razón; O Q í Volvió a tomar Job la palabra
Suyos son el poder y la majes- mientras yo viva no dejaré que me arran- y escudriña en lo profundo,
las rocas en densa obscuridad. * ¡ » y dijo: * [ s a d o s tiempos,
y El mantiene la paz en sus alturas, [tad, [quen mi inocencia. 4 2
3
¿Tienen número sus ejércitos? 6
Mantendré con firmeza mi justicia y no Abre galerías lejos de lo habitado, ¡Oh! ¡Si volviera a ser como en los pa-
¿Sobre quién no caen sus emboscadas? [la negaré, en lugares inaccesibles; como en los días en que Dios me pro-
4
¿Cómo, pues, justificarse el hombre ante no me arguye mi conciencia por uno solo se suspenden y ba'ancean lejos del alcan- tegía!
3
cómo ser puro el nacido de mujer? [El, [de mis días. [ce de los hombres. Cuando resplandecía su luz sobre mi ca-
5 7 5 [beza
La luna misma no brilla, [ojos. Sea a mi adversario a quien le falte la La tierra, que produce el pan,
ni resplandecen bastante las estrellas a sus [razón, está por debajo como fuego; 4
y a su resplandor marchaba en las tinie-
6
¡Cuánto menos el hombre, un gusanillo, sea mi enemigo como el reo condenado.
6
sus rocas son la morada del zafiro, A lo que fui en mis días otoñales, [blas.
el hijo de Adán, un vil insecto! 8
¿En qué podrá confiar el impío cuando y sus terrones contienen oro. cuando protegía mi morada,
5
cuando a Dios levanta su alma? [ora,
7
Por caminos desconocidos de las águi- cuando el Omnipotente era conmigo
1
Respondió Job, diciendo: [fl aco 9
¿Escuchará Dios sus gritos impenetrables al ojo del azor, [las, y tenía en torno mío a mis hijos;
26 2
¡Qué gran ayuda la que das al cuando
10
le llegue la desventura?
8
no pisados por las fieras,
inaccesibles al león.
6
cuando me lavaba en leche los pies
y me daba la piedra arroyos de aceite;
qué socorro traes al brazo desmayado! ¿Podrá complacerse en el Omnipotente, 7
3 podrá jamás invocar a Dios? * Mete su mano en el pedernal cuando iba a las puertas de la ciudad
¡Qué bien has aconsejado al ignorante, 11 y8 se alzaba en la plaza mi silla,
qué profundo saber has manifestado! Os mostraré la mano de Dios, [tente. y subvierte los montes.
4 No os celaré los designios del Omnipo-
10
Abre cauces en las rocas los jóvenes, al verme, se escondían
¿A quién has dirigido tus palabras? 2 y los viejos se alzaban en pie;
¿Qué espíritu es el que ha hablado por tu 1 Vosotros mismos podéis verlo. [nes? y descubren sus ojos en ellas lo precioso. 9
¿Por qué pues, perderos en vanas ilusio-
11
Explora las filtraciones de las aguas los grandes contenían la palabra,
[boca? y ponían el dedo sobre sus labios,
5
Hasta los muertos tiemblan debajo de la y saca a luz los tesoros.
12 10
Tercera réplica de Sofar Pero la sabiduría, ¿dónde hallarla, y callaba la voz de los caudillos,
los mares y cuanto en ellos mora, [tierra, y11 se pegaba su lengua al paladar.
6
El abismo está ante El desnudo, dónde el entendimiento?
13
He aquí la suerte que destina Dios al 13 No conoce el hombre el camino, El oído que me oía me llamaba feliz,
sin velos el sepulcro. y los ojos que me veían se declaraban en
7
El tendió el septentrión sobre el vacío, [hombre culpable, ni se halla en la tierra de los mortales.
14
la porción que del Omnipotente recibe el El abismo dice: No está en mí. [mi favor,
El colgó la tierra sobre la nada. 12
porque libraba al pobre que clamaba
s
Encierra las aguas en las nubes, [impío: * Y el mar: Dentro de mí no se halla.
14
Si tiene muchos hijos, destíñanse a la
15
No se compra con el oro más fino, y al huérfano que no tenía valedor. [ble,
y las nubes no se rasgan a su peso. 13 Caía sobre mí la bendición del misera-
9
El roba a la vista su trono, su prole no se hartará de pan. [espada; ni se pesa la plata para comprarla. [Ofir,
cubriéndose de nubes. [círculo,
15
A los sobrevivientes los sepultará la • 6 No se pone en balanza con el oro de y el corazón de la viuda se colmaba de
ni con el precioso berilo, ni el zafiro. [gozo.
w Trazó en derredor de los mares un lfsus viudas no los llorarán. [pestilencia, 17 14
Vestíame de justicia, y ella me rodeaba
hasta el confín entre la luz y las tinieblas. > Aunque acumule la plata como tierra, No se equipara al oro ni al cristal,
11 aunque amontone, como el lodo, los ves- ni se cambia por vasos de oro puro, [les; [como vestido,
Las columnas del cielo tiemblan 18 era mi equidad cual túnica y turbante.
y se estremecen a una amenaza suya, [res 17 tridos, No cuentan a su lado corales y crista- 15
12 los prepara él, pero se los vestirá ei vale más que las perlas. [Etiopía, Yo era ojos para el ciego,
El, con su pujanza, conmueve los ma- ,s> era para el cojo pies,
y con su poder doma los monstruos. y su plata irá a manos del inocente, [justo, No puede comparársele el topacio de 16
13 18
Hizo su casa, pero viene a serle como no entra en balanza con el oro más puro. era el padre de los pobres,
A su soplo centellean los cielos, 20 y estudiaba la causa aun del desconocido.
y4 su mano atraviesa la serpiente tortuosa. 19 como cabafla de guarda. [nido, ¿De dónde, pues, viene la sabiduría, 17
Se acuesta rico, pero será por última dónde hallar la inteligencia? [les. Quebrantaba los molares del soberbio,
i Y todo esto no es, sin embargo, más 21 y de sus dientes le arrancaba la presa.
en
[que la orla de sus obras. 20 un instante dejará de existir. [vez, Se oculta a los ojos de todos los morta- 18
Vendrá sobre él el terror en pleno día, y aun a las aves del cielo está vedada. Decíame yo: Moriré viejo,
Es un leve susurro de su palabra; 22 prolongaré mis días como la palmera;
que el estallido de trueno de su poder, 21 en la noche le arrastra el torbellino. El infierno y la muerte dicen: 9
Le arrebata el viento solano y se lo Sólo de ella sabemos por su fama. 1 extenderánse mis raíces hasta las aguas,
[¿quién podría oírlo? 23 y caerá de noche sobre mis ramas el rocío.
y le arranca lejos de su lugar [lleva, Dios es el que conoce sus caminos, 2
22
Le asaetea Dios sin piedad, El sabe su morada; " Renovaráse conmigo mi gloria,
Respuesta de J o b 24 y mi arco se fortalecerá en mis manos. *
y vanamente se esforzará para escapar de porque con su mirada abarca los con- 21
n m i Tomó de nuevo Job la palabra» 23 Batirán palmas contra él, [su mano. [fines de la tierra Para escucharme me esperaban,
¿ » y en forma de sentencia dijo: [ticia; y en su mismo lugar le silbarán. y ve cuanto hay bajo la bóveda del cielo. y callaban hasta oir mi opinión.
2 25 22
¡Por el Dios vivo, que me rehusa jus- Cuando dio su peso al viento Nadie replicaba a mis palabras, [so.
por el Omnipotente, que me ha colmado L a sabiduría y dispuso las aguas con medida, suavemente penetraba en ellos mi discur-
26 23
[de amargura! cuando dio la ley a la lluvia Esperábanme como se espera la lluvia,
3
Que mientras en mí quede un soplo de i Tiene la plata sus veneros, y el y camino al rayo, y abrían su boca como el agua tardía.
[vida 2 28 oro lugar en que se acrisola. *
27
entonces la vio y la midió,
24
Si les sonreía, no acertaban a explicár-
melo,
y el hálito de Dios aliente en mis narices, Sácase el hierro de la tierra, la fundó y la conoció a fondo;
28
y dijo al hombre: El temor de Dios, ésa y acogían con ansia la luz de mi rostro.
25
<ym 13 Parece que los discursos de los tres amigos habrían de cerrarse con una réplica de Sofar [es la sabiduría; Cuando acudía a sus reuniones me sen-
™ • que siguiera a la de los otros dos; pero ésta no va indicada en el texto con la ordinaria frase apartarse del mal, ésa es la inteligencia. [taba a la cabeza;
introductoria. Es, por tanto, probable que debería reconstituirse con los trozos 24,18-24 y 27,14-23» moraba entre ellos como un rey entre sus
obteniéndose así la simetría de las partes que se da en las primeras intervenciones; de lo contrario, [huestes,
resultarían puestas en boca de Job afirmaciones que son las mismísimas de los amigos que con él
discuten. y a donde los conducía se dejaban llevar.
OlGf l * El texto no indica quién pronuncia estas palabras en elogio de la sabiduría. Al crear Dios O Q * Las palabras de Job responden a las de su objetante; hay que pasar por encima del capí-
" el mundo la difundió en la creación; por eso Dios la conoce, pero los hombres no alcanzan " ^ tulo 28, que está intercalado en la discusión.
a conocer sus secretos. 20 Los w.21-25 están en perfecto contexto después de I - I I , mientras que 12-20 dan razón del
respeto con que era tratado Job y de sus halagüeñas esperanzas para el futuro.
JOB 30-31 594 595 JOB 31-33
24
O f l ' Y ahora me hacen burla los más 2han 8
venido sobre mí días de aflicción. Si puse en el dinero mi confianza de aquellos tres hombres, se encendió su
«5" [mozos que yo, A n d o en torno enlutado, sin consuelo, y dije al o r o : Tú eres mi esperanza; cólera. *
6
a cuyos padres m e hubiera yo desdeñado 2y9 me pongo a gritar entre la turba. 25 si m e gocé en mis muchos bienes H a b l ó , pues. Eliú, hijo d e Beraquel,
[de contar H e venido a tener p o r hermanos a los y en q u e mi m a n o mucho atesoraba, buzita, y dijo:
26
entre los perros de mis ganados. [chacales si mirando al sol cuando brilla
2
A u n el vigor de sus brazos, y p o r compañeros a los avestruces, [piel, y a la luna al caminar resplandeciente Y o soy joven todavía y vosotros ancianos;
¿de qué podía servirme? 3" Ennegrecida se va desprendiendo mi 27
se engañó en secreto mi corazón [boca, por eso dudaba, temeroso,
y mis huesos queman por el ardor. y les mandé con la m a n o el beso de mi en exponer mi pensamiento.
N o tenían fuerza alguna 7
3
Flacos por la miseria y el hambre,
31
Hase trocado en duelo mi cítara, 28
que es también gravísimo delito, Pensaba que hablaría la ancianidad
roían las raíces del desierto; y mi flauta en lamentos. pues habría negado a Dios, que está en lo y q u e los muchos años mostrarían la sa-
la tierra, árida y desolada, era su nodriza. [alto; [biduria;
8
4
Recogían bledos entre la maleza, 0 1 ' Había hecho pacto con mis ojos 29
si m e alegré del mal de mi enemigo pero ésta es en el hombre una inspira-
con raíces de retama se alimentaban. ** + de n o mirar a virgen. y m e gocé en q u e le sobreviniera la des- [ción,
5
Arrojados de en medio de los hombres,
2
Pues ¿qué porción m e reservaría Dios es el soplo del Todopoderoso el que la
[gracia,
9
[desde lo alto, 30
pues n o di mi lengua al pecado N o son los ancianos los sabios, [enseña,
perseguidos a gritos como ladrones,
6 ni conjuré al sepulcro contra su vida; no siempre los viejos tienen el entendi-
habitaban en lo escarpado de los torren- y q u é heredad el Omnipotente desde las
[alturas?
31
si n o decían las gentes de mi tienda: [miento.
en cuevas y entre rocas, [tes, 3 10
7 ¿No es la perdición la que espera al ini- ¿Dónde hallar quien de su mesa no se P o r eso m e atrevo a decir: Oídme
rugiendo entre la maleza y daré yo también mi parecer.
y reuniéndose entre la enramada. [cuo, [sacie?
8 y el infortunio a los obradores de la mal-
32
Antes bien no se quedaba fuera el ex- " Y a veis, he estado esperando vuestros
Gente innoble, pueblo sin nombre, [discursos
4 y abría mi puerta al viandante; [tranjero
arrojados de su misma tierra. ¿No está El mirando mis caminos [dad?
9 33 y escuchando vuestras razones;
si encubri c o m o h o m b r e m i pecado,
¡Y de ésos soy yo objeto de burla, y contando todos mis pasos? 12
5
Ni anduve con engaños ocultando en mi seno la maldad, mientras tuvisteis algo q u e decir
les sirvo de canción! 34 estuve atento. [Job,
>° Abominan de mí, me esquivan, ni corrieron hacia el fraude mis pies; pues habría temido de la muchedumbre,
me habría aterrado el desprecio de las gen-Pero ya n o hay quien pueda convencer a
y hasta se atreven a escupirme a la cara. ' péseme Dios en balanza justa, no hay entre vosotros quien responda a
11
Perdido todo respeto, me insultan, y Dios reconocerá mi inocencia. tes
7 y mudo me habría estado sin salir de casa. [sus razones.
rompen todo freno en mi presencia. Si se apartaron mis pasos de tus sendas, 35
13
N o digáis: Nosotros hemos hallado la
2
i A mi derecha se alza al populacho, y tras mis ojos se fué mi corazón, ¡Oh, si hubiera quien me escuchase!
¡Ahí va mi firma! Respóndame el Todo- [sabiduría,
y prepara los caminos para perderme. o se pegó algo a mis manos, es Dios, no es hombre alguno, quien n o s
13 8
Destruyen mis sendas, procuran mi rui- siembre yo y coseche otro, poderoso.
14
Ahí está el libelo de la acusación escrito A mi nada me ha dicho [adoctrina,
y no hay quien los detenga. [na, y sean arrancadas mis plantaciones. y yo no voy a responderle con vuestros ar-
9 [por el adversario.
14 Irrumpen contra mí como por ancha Si mi corazón se dejó seducir por mujer 36 gumentos.
surgen de debajo de las ruinas, [brecha, y estuve en acecho a la puerta de mi pró- Ciertamente yo le llevaré sobre mis 15
5 10 m e lo ceñiré c o m o corona, [hombros, Están desconcertados, no responden ya,
1 H a n arremetido contra mí terrores, muela para otro mi mujer [juno, 37 les falta la palabra.
se fue como viento mi prosperidad, y sea entregada a ajenos brazos; le daré a conocer el número de mis pa-
11 y me acercaré a él como un príncipe, [sos 16 Comenzaré yo, pues, ya q u e n o hablan
pasó cual nube mi ventura, pues maldad grande es ésta. 38 y se están ahí sin responder. [ellos
i 6 y ahora se derrite mi vida dentro de mí, es un grave crimen, Si clamó la tierra contra mí, 17
12 si a una lloraban sus surcos, Diré yo también lo mío,
y m e agarran días de aflicción. fuego que devora hasta la destrucción, 39 también yo expondré mi parecer.
1 7 La noche m e taladra los huesos, y consumiría toda mi hacienda. si comí de su substancia sin pagarla,
13 si afligí el ánimo de los que la cultivaban,18 M e siento lleno de cosas que decir
y no descansan los q u e me roen. Si desdeñé el derecho de mi siervo (mí, y me insta el espíritu que hay dentro de mí.
18 M e envuelven como vestido con fuerza, y el de mi sierva c u a n d o se quejaron d e io názcanme cardos en vez de trigo 19
14 y cizaña en vez de cebada. * Mirad, mi interior está como vino en-
me ciñen como la orla de mi túnica. ¿qué haría cuando se alzara Dios para cerrado,
" H a n m e arrojado al fango, [niza. [juzgar?; Fin de los discursos de Job como odre nuevo pronto a estallar.
y h e venido a ser como el polvo y la ce- cuando me pidiere cuentas, ¿qué respon- 20
Hablaré, pues, para desahogarme
20
¡Clamo a ti, y tú n o m e respondes; dería? Intervención de Eliú y abriré mis labios para responder.
insisto, y n o me haces caso! [enemigo, 15 El que me hizo a mí en el materno seno, 2
1 N o haré acepción de personas,
2
> T e h a s tornado para mí en despiadado [¿no le hizo también a él? o O ' Dejaron aquellos tres hombres de llamaré a cada u n o p o r su nombre,
y con t o d a tu fuerza m e persigues; ¿No fue el mismo el q u e al u n o y al otro « « replicar a Job, viendo que él se 22 n o m e andaré con circunloquios
22 obstinaba en declararse inocente a los y m e soportará p o r un poco mi Hacedor.
me alzas en alto, m e haces cabalgar so- [nos formó en el vientre?
[bre el vien'o, 16 Si negué al indigente su satisfacción ojos de ellos; 2 pero Eliú, hijo de Be-
hasta que la tormenta se deshace en lluvia. y defraudé la esperanza de la viuda, raquel, buzita, de la tribu de R a m , se
23
Bien sé q u e m e llevas a la muerte, 1 7 si comí solo mi bocado encendió en cólera contra J o b porque se Reproches a Job
al lugar de reunión de todos los mortales. sin dar de comer de él al huérfano; [padre declaraba justo ante Dios. 3 También con-
24
Sin embargo, yo n o alcé la mano contra 1 8 antes desde mi infancia le atendía como tra los tres amigos ardió su cólera por- n o • Oye, pues, ¡oh Job!, mis palabras
[el pobre, y desde el seno materno le protegía; que n o tenían qué responder a J o b y con- «5 «5 y presta atención a mis discursos.
le salvé en su angustioso gritar. 19
si vi al miserable sin vestido denaban a Dios. 4 Había esperado Eliú 2 Mira, soy yo, abro la boca, [dar.
25
¿No lloraba yo todos los días con el y al pobre que carecía de ropas, mientras hablaban con J o b porque ellos es mi lengua la q u e se mueve en mi pala-
5 3
[afligido? 20y no me bendijeron sus carnes, [jas; eran m á s entrados en días q u e él; m a s M i corazón m e dicta palabras sabias
al ver q u e n o había respuesta en la boca y mis labios hablarán con franqueza.
¿No se llenaba de tristeza mi alma por el y se calentaron con el vellón de mis ove-
[pobre? 21 si alcé mi m a n o contra el inocente,
26 Y cuando esperaba el bien, vínome el por verme superior a él en la puerta, 40
31 Los w.38-40 están, sin duda, trastrocados. Deberían leerse a continuación del v.32.
[mal; 2 2 despréndase mí h o m b r o de la espalda
cuando esperaba la luz, vino la osbcu- y arranqúese del hombro mi brazo. *> O 5 Este pequeño prólogo nos presenta a Eliú y los motivos de su injerencia en el debate.
[ridad. 2 3 Pues temía el castigo de Dios " ~ El argumento nuevo que aporta es el valor educativo del dolor, que justifica la conducta de
27 Dios y es motivo para que Job guarde silencio.
Mis entrañas se agitan sin descanso, y n o habría podido resistir a su majestad.
JOB 33-34 596 597 JOB 34-36
4 14
El espíritu de Dios me creó; habla, que yo deseo darte la razón. los derriba en una noche y quedan aplas- menos todavía cuando tú dices que no
33
el soplo del Todopoderoso me da vida. Si no, haz por escucharme; 26
tados. [lo ve.
5
Respóndeme, si puedes. calla, y te enseñaré sabiduría. En castigo de su maldad los flagela Ante El está la causa; espera en El.
15
Disponte a la defensa y pónteme delante. allí donde sean vistos, Al decir, pues, que no es su ira la que
6 27
También yo soy lo que tú ante Dios; Segundo discurso de Eliú porque se alejaron de El [castiga,
también yo fui formado del barro. y no quisieron saber de sus caminos, que no atiende gran cosa a la iniquidad,
7 16
Mira, nada tienes que temer de mí; OJI Í Prosiguió Elíu hablando así: 28 y llegó a El el clamor del oprimido abrió Job vanamente su boca
2
no te abrumará mi majestad. Oíd, hombres sabios, mis pala- en cuanto se hizo oír el lamento de los y multiplicó insensatamente las palabras.
8
Dijiste, pues, ante mí, [bras. [desvalidos.
29
yo escuché bien el sonido de tus palabras : Prestadme, hombres doctos, vuestro oído, Si El calla, ¿quién podrá condenar? C u a r t o discurso de Eliú
3
'«Puro soy, sin pecado; pues el oído discierne las palabras, Si El esconde su rostro, ¿quién ya le verá? 1
limpio estoy, no hay culpa en mí, como prueba los manjares el paladar. El cela sobre las naciones y sobre los in- OC Continuó Eliú diciendo:
2
10
y, con todo, El halla pretextos contra 4
Examinemos la causa, [dividuos Espera un poco y te enseñaré,
30 todavía hay más razones en favor de Dios.
y me toma por enemigo suyo. [mí veamos entre nosotros dónde está lo justo. para que no campe el impío por sus 3
11
Pone mis pies en el cepo 5
Puesto que Job dice: «Yo soy inocente, [respetos, Sacaré de lejos mi saber
y espía todos mis pasos». pero Dios me niega mi derecho, para que no sufra el pueblo vejaciones. 4
y vindicaré la justicia de mi Hacedor.
12 6 31 Cierto, no son falaces mis razones,
Mira, en esto no tienes razón. y contra mi derecho padezco, Si alguno dice a Dios:
Yo te respondo que Dios es más grande y es mi llaga atroz sin culpa mía». «Me he engreído, pero no volveré a hacer te habla un perfecto conocedor.
32 5
[que el hombre. 7
¿Quién jamás como Job, si he pecado, adoctríname; [el mal; Mira: Dios es poderoso,
13
¿A qué quejarte contra El que se bebe los insultos como agua si he hecho el mal, no lo haré más». y6 el puro de corazón no lo desprecia.
8 33 No deja florecer al impío
de que no dé razón de todo lo que hace? y se va en la compañía de los obradores ¿Castigará El según tu consejo?
14
Habla Dios de un modo, habla de otro, [de la maldad, ¿Te dirá: Juzga tú en lugar mío? y hace justicia al desvalido.
7
pero el hombre no le entiende. por los caminos de los hombres perversos? Di tú lo que sepas. No aparta sus ojos de los justos,
34
15
En sueños o en visión nocturna, 9
Puesto que ha dicho: «No aprovecha al Háblenme los sensatos, y al fin los sienta en tronos con los reyes,
cuando desciende el sueño sobre los hom- estar a bien con Dios». [hombre atiéndanme los prudentes. y son exaltados. [la miseria,
35 8
cuando duerme en el lecho, [bres, 10
Oídme, sesudos varones: No habló Job cuerdamente; Encadenados, oprimidos en los lazos de
16
entonces abre sus oídos ¡Lejos de Dios la maldad! fueron imprudentes sus discursos. El les hará reconocer sus obras,
36 9
y le aterra con sus apariciones ¡Lejos del Todopoderoso la injusticia! ¿No será Job probado a fondo sus pecados, porque se ensoberbecieron.
17
para retraerle del mal 11
El retribuye al hombre según sus obras, por sus respuestas, propias de un impío, Abre sus oídos a la corrección
37 10
y precaverle contra la soberbia; según su conducta le trata. pues a su pecado añade la rebelión, y los exhorta a que se aparten del mal.
*8 para salvar su alma del sepulcro 12
N o , cierto, no es injusto Dios; bate palmas contra nosotros Si le oyen, si se le someten,
11
y19 librar su vida del seol. no tuerce el Todopoderoso la justicia. y multiplica sus quejas contra Dios? terminarán felizmente sus días
Le corrige con dolores en su lecho, 13
¿A quién confió la tierra para que la go- y sus años transcurrirán en la dicha.
12
con dolor continuo de sus huesos; [bernara? T e r c e r discurso de Eliú Pero si le desoyen, acabarán malamente
20
su vida tiene asco del pan, ¿A quién ha dado cargo del universo todo? 1 y morirán cuando menos lo esperaban.
14 Tomó Eliú la palabra y dijo: 13
Los de corazón protervo se airan
y su alma, del manjar más exquisito, [cer, Si él volviera a sí su soplo 2
21
y se consume su carne hasta desapare- y15 retrajera a sí su aliento, ¿Te parece haber pensado justamen- y14 no claman a Dios cuando los encadena;
y aparecen los huesos, que antes no se en un instante moriría toda carne al decir: «Tengo razón contra Dios», [te por eso se extingue su alma en la ju-
3
[veían; y el hombre se tornaría polvo. y diciendo: «¿De qué me sirve, [ventud
22
está su vida próxima al sepulcro; 16
Si entiendes, oye esto qué ventaja he tenido por no haber pe- y acaba su vida entre los infames.
4 15
su alma, a la compañía de los muertos; y escucha el sonido de mis palabras. Voy a responderte, [cado?» Salva al pobre por su pobreza
23
pero si para él hay un ángel, 17
¿Podrá gobernar un enemigo del dere- y a responder contigo a tus amigos. y con la tribulación abre sus oídos.
16
5
un intercesor entre mil, cho? Contempla el cielo y mira; También a ti te sacará de las fauces
que haga ver al hombre su deber, ¿Y quieres tú condenar al justo supremo, considera las nubes; son más altas que tú. [de la angustia
6
24
tenga piedad de él y diga: 18
al que puede decir a un rey «malvado», Si pecas tú, ¿qué mal haces? a lugar holgado, sin estrecheces,
«Líbrale del sepulcro; y «criminal» a un soberano? Si multiplicas tus pecados, ¿qué perjuicio a mesa llena de selectos manjares.
7
yo hallé el rescate de su vida»; [ventud, 19
¿Al que no mira a la cara de los pode- Y con ser justo, ¿qué le das? [le causas? 17 Pero si sigues los senderos del impío,
25 reverdecerá su carne m á s que en su ju- y no prefiere el rico al pobre, [rosos ¿Qué recibe El de tu mano? [obrar; la culpa y la pena se corresponderán.
8 18
volverá a los días de la adolescencia. porque todos son hechura suya? A un hombre como tú perjudica tu mal No te lleve, pues, la ira al arrebato
26
Suplicará a Dios y éste le acogerá, 20
Mueren de improviso en el corazón de a un hijo de hombre aprovecha tu justicia. y no te deprima la cuantía del rescate.
9 19
le dará benigno su esplendente rostro [la noche, Gritan por la gravedad de la opresión, ¿Puede acaso sacarte de la angustia tu
y volverá el nombre a su justicia. son sacudidos los poderosos y desapa re- piden socorro contra la tiranía de los po- [clamor
27
El entonces, dirigiéndose a los hom- leen. derosos ; y a todos tus vigorosos esfuerzos?
20
[bres, les dirá: El valiente se va sin poder hacer uso de i°pero nadie dice: «¿Dónde está el Dios No anheles, pues, tanto la noche de la
«Había pecado, había violado la justicia, [su fuerza, [que nos creó, [muerte,
y Dios no me retribuyó según mis obras. 21
pues El tiene su mirada sobre el obrar que da en la noche cantares de júbilo, que va arrebatando a unos tras otros.
11
28
He salvado mi vida del sepulcro y cuenta todos sus pasos. [de cada uno que nos da inteligencia mayor que a las 2i Guárdate de dejarte llevar a la iniqu-
y vuelvo a ver la luz». 22
No hay obscuridad, no hay densa tinie- [bestias de la tierra idad,
29
Mira, todo esto lo hace Dios [bla y nos hace sabios más que a las aves del pues por eso fuiste probado con la aflic-
dos y aun tres veces con el hombre, donde puedan esconderse los malhecho- [cielo?» [ción.
30
para retraer su alma de la tumba, 23
Fija plazo al hombre [res. 12 Y, claro, por mucho que griten. El no 22
Mira: Dios es sublime en su poder,
para alumbrarle con la luz de la vida. para presentarse al tribunal de Dios. [responde ¿quién como El es maestro? [ducta?
23
3
> Atiende Job; escúchame. 24
Quebranta al fuerte sin andar en averi- viendo la soberbia de los malvados. ¿Quién jamás le dio normas de con-
Calla mientras hablo yo; y pone otro en su lugar. [guaciones 13 Un vano gritar, cierto, no lo escucha ¿Quién jamás pudo decirle: Has hecho
32
O si tienes que replicar, respóndeme; 25
Conocedor de sus acciones todas, el Todopoderoso no lo atiende, [Dios; [mal?
J O B 36-38 598
599 J O B 38-39
24 16
Acuérdate de que debes ensalzar sus ¿Conoces el equilibrio de las nubes en
de tantos hombres celebradas. [obras, te h a s paseado por las profundidades del O Q ' ¿Sabes tú el tiempo en que pir«ín
[el aire, •5*' Has gamuzas?
23
Todos los hombres las contemplan los prodigios del que todo lo sabe? [abismo?
17
y todos las miran de lejos, [conocemos; 17 ¿Se te han abierto las puertas de la ¿Asististe al parto de la cierva?
¿Sabes por qué se calientan tus vestidos 2
26
M i r a : Es Dios tan grande que no le cuando el viento solano abochorna la tie- [muerte? ¿Contaste los meses de su preñez
el número de sus años no es investigable. ¿Has visto las puertas de la región tene- o conoces el tiempo de su parto?
[rra? 3
27
El hace subir las gotas de agua 18 [brosa? Se encorvan, echan su cría,
¿Extenderás tú con El el firmamento, 18
y descender en lluvia sus vapores. ¿Abarcas la inmensidad de la tierra? poniendo fin a sus dolores.
terso como fundido espejo? 4
28
Destilan las nubes 19
Enséñanos lo que hemos de decirle, Dilo si la conoces. [de la luz?; Se hacen grandes sus crías, crecen en el
19
y llueve sobre el h o m b r e en abundancia. pues nosotros no sabemos, envueltos en ¿Cuál es el camino para las moradas salen y no vuelven más a ellas, [campo,
5
29
¿Quién será capaz de conocer la exten- y las tinieblas, ¿dónde habitan? ¿Quién da libertad al asno salvaje?
[tinieblas. 20
¿Quién rompe las ataduras al onagro,
s i ó n de las nubes, 20
¿Quién irá a darle cuenta si hablare yo? ¿Sabrás tú conducirlas a sus dominios
6
los fragores de su pabellón? ¿Podrá decirle nadie: «Me veo avasa- y tornarlas a los senderos de su m o r a d a ? al que por casa di el desierto,
21
30
El las extiende en derredor suyo 21 ¡Seguro lo sabrás, pues ya habías na- por guarida las estériles estepas?
Ahora no puede verse la luz, [liado»? 7
i oculta las cumbres de los montes, está obscurecida por las nubes; [cido Se ríe del estrépito de las ciudades
1 pues con esto alimenta a los pueblos y era ya entonces grande el número de y n o oye las voces del arriero;
de pronto pasa el viento y barre las nubes; 8
/ con eso da pan a los mortales. 22
viene del aquilón áureo resplandor [tus días! vaga por los montes al pasto,
22
2
T o m a el rayo en sus manos y se viste Dios de terrible majestad. ¿Has ido a los escondrijos de la nieve? se va tras de toda hierba verde.
9
f le m a n d a herir al blanco; 23 ¿Has entrado en los almacenes del granizo, ¿Consentirá el búfalo en servirte y
Al Omnipotente no le alcanzamos; 23
3
el trueno le anuncia [menta, que guardo yo para los tiempos de la en pasar la noche a tu pesebre?
grande es su poder, grande es su juicio, 10
y el ganado siente la amenaza de la tor- es mucha su justicia, no oprime a nadie. [desdicha, ¿Podrás atarle el yugo con tus coyundas
24 para el día de la guerra y de la batalla? y hacerle arar los surcos delante de ti?
Por eso h a n de temerle los hombres 24 11
O 'J ' Esto hace saltar mi corazón y no mira El al que se cree sabio. ¿Cuál es el camino p o r donde se difunde ¿Contarás con él por su gran fuerza
•* • y le llena de espanto. [la niebla? y le encomendarás tus labores?
12
2
Oid e. estallido de su voz, ¿Por dónde se echa sobre la tierra el ¿Le fiarás la recogida de tu grano
Intervención de Dios [viento solano? y el amontonamiento de tus mieses en la
el estampido que sale de su b o c a ; 25
3
se extiende por t o d o s los ámbitos del O O ' Entonces dirigió Dios a J o b su ¿Quién abre el camino de la inundación [era?
13
[cielo «*'* palabra de en medio de u n tor- y sus sendas al rayo tonante [sierta, Agítase graciosa el ala del avestruz,
26
y llega su fulgor hasta los confines de la bellino, diciendo: * para hacer llover sobre la tierra de- que posee hermoso plumaje.
14
[tierra. 2 sobre desiertos inhabitados por el hombre, Abandona sus huevos a la tierra
¿Quién es este que empaña mi provi- 27
4
Y después de él resuena el trueno. para empapar las áridas llanuras y los deja que se calienten en la arena,
con imprudentes discursos? [dencia 15
Brama con voz majestuosa 3 y hacer brotar la verde hierba? sin pensar que un pie puede romperlos,
Cíñete como varón tus lomos. 28
y nada puede retener el rayo ¿Tiene padre la lluvia? puede aplastarlos un animal salvaje.
Voy a preguntarte, respóndeme tú. 16
cuando se oye su voz. [voz. 4 ¿Quién engendra a las gotas del rocío? Es cruel con sus hijos, como si no
¿Dónde estabas al fundar yo la tierra? 29
5
Truena Dios portentosamente con su ¿De qué seno sale el hielo?, [fueran suyos,
Dímelo, si tanto sabes. [mensiones?
Hace cosas grandes que no comprende- 5 y la escarcha del cielo, ¿quién la engendra? y no se cuida de que sea vana su fatiga,
¿Quién determinó, si lo sabes, sus di- 30 17
finos. ¿Quién tendió sobre ella la regla? Se endurecen las aguas como piedra porque le negó Dios la sabiduría
6
El dice a la nieve: «Baja a la tierra», 6 y se congela la superficie del abismo. y no le dio parte en la inteligencia;
¿Sobre qué descansan sus cimientos 31 18
y a las lluvias copiosas: «Abundad». ¿Atarás tú los lazos de las Pléyades pero en cuanto se yergue en alto,
o quién asentó su piedra angular [tutinos
7
Sobre t o d o h o m b r e pone un sello, 7 o puedes soltar las ataduras del Orion? se n e del caballo y del jinete.
entre las aclamaciones de los astros ma- 32 19
para que todos reconozcan que es obra y los aplausos de todos los hijos de Dios? ¿Eres tú quien a su tiempo hace salir ¿Das tú al caballo la fuerza,
8
Las fieras se meten en su cubil [de El. 8
¿Quién cerró con puertas el mar [la corona boreal revistes su cuello de ondulantes crines?
20
y se quedan en sus guaridas; cuando impetuoso salía del seno, y quien guía a la Osa con sus hijos? ¿Le enseñas tú a saltar como la langosta?
33 Su relincho es fiero y terrible.
9
del austro viene el huracán, 9
dándole yo las nubes por mantillas ¿Conoces tú las leyes de los cielos
21
viene del septentrión el frío. y los densos nublados por pañales, y has determinado su influjo sobre la Hiere la tierra con su casco, lánzase
34
10
Al soplo de Dios se forma el hielo ¿Alzas tu voz hasta las nubes, [tierra? sale al encuentro de las armas, [audaz,
1° dándole yo la ley 22
y se solidifica la extensión de las aguas. para que te cubran de copiosas aguas? -ríese del miedo, no se empavorece,
y poniéndole puertas y cerrojos, 35 no retrocede ante la espada,
11
El carga de rayos las nubes 11
diciéndole: D e aquí no pasarás, ¿Mandas tú a los relámpagos y van ellos,
23
difunde la nube su luz, ahí se romperá la soberbia de tus olas? diciéndote: Henos aquí? cruje sobre él la aljaba,
L 2
que va t o d o en t o r n o , 12
¿Acaso has m a n d a d o tú en tu vida a
36
¿Quién puso sabiduría en el ibis la llama de la lanza y la saeía;
24
con estrépito y resoplido sorbe la tierra,
donde la lleva la voluntad del gobernante [la m a ñ a n a y al gallo quién le dio inteligencia?
37
para hacer lo que le m a n d a El ¿Quién dispone las nubes con cuenta y no se contiene al sonido del clarín.
y has enseñado su lugar a la aurora 25
en la superficie del orbe, 13
para que ocupe los extremos de la [número C u a n d o suena la trompeta, dice: ¡Sus!
13
ya para castigar como azote, y eche fuera a los malhechores, [tierra y quién derrama los odres de los cielos Y huele de lejos la batalla, [batalla
38 el clamor de los jefes y el tumulto de. la
ya para favorecer al hombre. 14
modelándose entonces la tierra como c u a n d o se hace una masa el polvo
26
14
Atiende a esto, J o b , [Dios. [el barro bajo el sello y se pegan unos a otros los terrones? ¿Se alza a lo alto el azor por tu sabi-
39
y detente a considerar las maravillas de y apareciendo vestida, ¿Eres tú quien proporciona su presa al duría,
15
¿Sabes tú los designios de Dios sobre 15 y sacia el alma de los leoncillos [león tendiendo sus alas hacia el mediodía?
privando a los malvados de su luz 40 27
[ellas? y rompiendo el brazo de los soberbios? c u a n d o están agazapados en sus cubiles ¿Se remonta por orden tuya el águila
¿Sabes por qué hace brillar el relámpago 16
¿Has bajado tú hasta las fuentes del o se ponen en acecho en la espesura? y hace su nido en las alturas?
41 28
[en sus nubes? [mar, ¿Quién prepara su alimento al cuervo Habita en las rocas y allí pasa la noche,
cuando sus polluelos gritan a Dios en la cresta de las rocas, en lo más
29
y graznan por falta de comida? Acecha desde allí la presa, [abrupto
3 Q 1 Dios aparece al fin, y, dirigiéndose a Job, trata de aplanarle presentándole la grandeza de que de muy lejos descubren sus ojos-
^^ su sabiduría, revelada en la creación. Es magnifica la descripción del caballo, del hipopótamo 30
y del cocodrilo. Soi betean la sangre sus polluelos,
y donde hubiere muertos, allí está ella.
JOB 39-41 600
601 SALMOS
31 0 ) Y continuando Yavé en responder 22 (27) ¿Te dirigirá ruegos suplicantes
a J o b , dijo: o te lisonjeará con palabras? cual si fuese una cana cabellera. no os haré mal, pues no hablasteis9 de
32 2 23 28
( ) ¿Hará pacto contigo, 24 (25) N o hay en la tierra semejante a él, mí rectamente, como mi siervo J o b . Vi-
( ) ¿Querrá el censor contender todavía hecho para no tener miedo. nieron, pues, Elifaz, temanita; Bildad,
[con el Omnipotente? lo tomarás a tu servicio? suhita, y Sofar, namatita, e hicieron lo
24 29
i ) ¿Jugarás con él como con un pájaro, 25 (2&) Todo lo ve desde arriba,
El que pretende enmendar la plana a es el rey de todas las fieras. que les mandara Yavé, y Yavé atendió a
[Dios, responda. le atarás para juguete de tus niños? los ruegos de Job. *
25
(30) ¿ I x cogerán los pescadores en sus i° Yavé restableció a J o b en su estado,
Respuesta de J o b se !o lepartirán los mercaderes? [redes, Respuesta de J o b
26 31 después de haber él rogado por sus ami-
33 3 ( ) ¿Cubrirás tú de flechas su piel Áf ! Respondió Job, diciendo: gos, y acrecentó Yavé hasta el duplo todo
( ) Y Job respondió a Yavé, diciendo: y le hundirás el arpón en la cabeza?
34 4 2 Sé que lo puedes todo cuanto antes poseyera. ll Vinieron a él
( ) H e hablado de ligero. ¿Qué voy a 27 (32) Ponle encima la m a n o ; todos sus hermanos y hermanas y todos
Pondré mano a mi boca. [responder? te quedará recuerdo de la riña y n o y que no hay nada que te cohiba.
3
Cierto que proferí lo que n o sabía, sus anteriores conocidos, y comieron con
35 (5) u n a v e z hablé, no hablaré más. [volverás. él en su casa, se condolieron y le consola-
Dos veces, no añadiré palabra. 28 cosas difíciles para mí, que no conocía. ron por todo el mal que sobre él hiciera
(i) Si alguno se atreviere, le engañó su (4)
[ilusión; 5
Sólo de oídas te conocía; venir Yavé, y le regalaron cada u n o una
Prosigue Yavé a su sola vista quedará aterrado. moneda y un anillo de oro. 12 Yavé ben-
6
mas
6
ahora te han visto mis ojos. dijo las postrimerías de J o b más que sus
A A ' ( ) Siguió Yavé replicando a Job Al 1 2
( ) N a d i e se atreve a provocarle Por todo me retracto y hago penitencia principios,
" " desde el torbellino, y dijo: entre el polvo y la ceniza. y llegó a poseer J o b catorce
* *• ni puede estar a pie firme delante mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas
2 (7) Ciñe tu cintura, cual varón; yo [de él. de bueyes y mil asnas. 13 Tuvo catorce
te preguntaré, enséñame tú. 2 3 Epílogo
3 8
( ) ¿Quién jamás le hizo frente y quedó hijos y tres hijas; i 4 a la primera le puso
( ) ¿Aún pretenderás menoscabar mi jus- N o lo hay debajo del cielo. [salvo?
ticia? 3 ( 4 ) N o callaré la forma de sus miembros;
7
Después de haber hablado Yavé a por nombre Jemina (Paloma), a la se-
¿Me condenarás a mi para justificarte tú? no tiene igual en la fuerza. Job estas palabras, dijo Yavé a Elifaz, gunda Quesia (Casia) y a la tercera 1 Que-
ren-Happuc (Cuerno de Afeites). 5 N o
4 9
( ) ¿Tienes los brazos tú como los de Dios 4 (5) ¿Quién jamás le despojó de su manto, temanita: Se h a encendido mi ira contra había en toda aquella tierra mujeres más
y puedes tronar con voz semejante a la quién exploró la doble fila de sus dientes, ti y contra tus dos compañeros, porque hermosas que ias hijas de Job, y su padre
[suya? 5 (*) le abrió las puertas de la boca? no hablasteis de mí rectamente, como mi les dio herencia entre sus hermanos. 16 Vi-
5 (l°) Revístete, pues, de gloria y majestad, El círculo de sus dientes infunde terror; siervo
8
Job. vió J o b después de esto ciento cuarenta
cúbrete de magnificencia y esplendor, 6
(7) su dorso está armado de láminas de Así, pues, tomad siete becerros y siete años, y vio a sus hijos y a los hijos de
6
(H) distribuye a torrentes tu ira carneros e id a mi siervo J o b y ofreced sus hijos hasta la cuarta generación, 17 y
[escudos, por vosotros sacrificio; y J o b , mi siervo, murió J o b anciano y colmado de días.
y humi'la al soberbio sólo ~on mirarle. compactas y cerradas como un guijarro;
2
7 (i ) Mira al orgulloso y abátele, 7
(8) únese la una a la otra sin dejar res- rogará por vosotros, y en atención a él
y aplasta a los malvados. y8 un soplo no entra por ellas. [quicio, j n 9 El desenlace sorprende un poco. Cuando creíamos que los amigos de Job recibirían un
8 (13) Ocúltalos a todos en el polvo (») Están pegadas una con otra, * ^ elogio de Dios, sucede al revés; es Job el elogiado y ellos son declarados en falta, necesitando de
y9 cubre su faz da eternas tinieblas. bien trabadas, no pueden separarse. la intercesión del acusado para alcanzar perdón de Dios. Al fin viene a cumplirse la sentencia de
que Dios colma de bendiciones a los que le temen. Job tenía razón al decir que sus sufrimientos
(i 4 ) Y o entonees también te alabaré, 9
(i°) Sus estornudos son llamaradas, no eran proporcionados a sus pecados; los amigos, demasiado absolutos en interpretar el principio
y diré que tu diestra es capaz de vencer. sus ojos son como los párpados de la de que Dios, justo, da a cada uno según sus obras, se convirtieron en duros acusadores de Job. Este
10 (15) Mira al hipopótamo, creado por mí, io ( n i de su boca salen llamas, [aurora; sufría para glorificación de Dios en sus siervos, para prueba de su virtud y para dar con ella en rostro
[como lo fuiste tú, se escapan centellas de fuego; a Satán.
que se apacienta de hierba, como el buey. 11 ( 12 ) sale de sus narices humo,
11 (16) Mírale; su fuerza está en sus lomos, como de olla al fuego, hirviente.
y su vigor en los músculos de su vientre. 12 (13) Su aliento enciende los carbones,
12 (17) Endereza su cola como un cedro, saltan llamas de su boca;
los nervios de sus costillas se entrelazan. 13 (I 4 ) en su cuello está su fuerza,
M O
13 (18) Sus huesos son como tubos de y ante él tiemblan de horror.
[bronce, 14 ( l s ) Las papadas de su carne son duras, 1. E ¡ título que este libro lleva en el texto masore'ttco significa en general cantos,
sus costillas son como palancas de hierro. apretadas, no se mueven. [nal, himnos, salmos, loas, etc. El libro está dividido en cinco. El primero contiene los
14 (19) Es obra maestra de Dios, 15 (16) s u corazón es duro como el peder- salmos 1-41. El segundo, los salmos 42-72. El tercero, los salmos 73-89. El cuarto,
hecho para rey de sus compañeros. duro como la piedra inferior de la muela. los salmos 90-106, y el quinto, los salmos 107-150.
15 (20) Los montes le ofrecen sus tributos, 16 (17) D e su majestad temen las olas, Probablemente estos cinco libros son otras tantas colecciones de salmos, hechas
mientras retozan allí todas las bestias del las ondas del m a r se tetiran.
[campo. 17 (18) L a espada que le ataca se rompe, en distintas épocas y por distintos autores, como lo prueba el terminar cada una de
16 (21) Echase debaje de los lotos, no resisten la lanza, ni el dardo, ni el ellas con una doxologia final, y principalmente la nota que se halla al fin del segundo
en medio de los juncos del pantano; [venablo; . libro (Sal 72): «Aquí terminan los salmos de David, hijo de Jesé»; pues a pesar de
17 (22) los lotos de la orilla le dan sombra, 18 (19) para él el hierro es como paja, ella son no pocos los salmos que a David atribuyen las inscripciones. Se confirma
le rodean las mimbreras del torrente. y el bronce cual madera carcomida. este modo de ver por hallarse algunos repetidos en los varios libros, con más o menos
18 (23) Crezca el río, él n o se espanta, 19 (20) El hijo del arco no le hace huir, ligeras variaciones. Así, por ejemplo, 14 — 53, y el estar algunos de ellos compuestos
está24seguro, aunque le llegue un Jordán al las piedras de la honda son para él estopas, de parte de otros, como, por ejemplo, el salmo 69, que es parte del 39, w. 14-18; el
i ' ( ) ¿Le cogerán a sus ojos? [hocico. 20 (21) i a maza le es como paja, 107, compuesto de fragmentos del 56, vv.8-12, y del 59, vv.7-14. Sólo pueden ex-
¿Taladrará nadie con el anillo su nariz? y se22burla del vibrar del venablo.
20 25
( ) ¿Puedes tú coger con anzuelo al 21 ( ) Debajo lleva agudos tejos, plicarse estos hechos suponiendo que al tiempo en que fué hecha la colección gene-
[cocodrilo que arrastra como un trillo sobre el cieno. ral gozaban ya de tal prestigio las varias colecciones particulares, que el autor de
y atarle una cuerda a la lengua? 22 (23) Hace hervir el abismo como olla, aquélla las aceptó cuales eran, sin atreverse a suprimir nada en ellas.
21 (26) ¿Le meterás un lunco por la n a r ú y espumar como vasija de ungüentos. Se confirma esto mismo por el uso sistemático que en los distintos libros se hace de
o atravesarás con el anillo sus mandíbulas? 23 (24) D e j a en p o s d e sí blanco s u c a m i n o . los nombres divinos de Yavé y Elohim. En el libro primero aparece generalmente el
SALMOS 602
603 SALMOS
nombre de Yavé; en el segundo, generalmente el nombre de Elohim; en el tercero,
casi tanto el de Yavé como el de Elohim; en el cuarto, exclusivamente, y en el quinto, es la persona cantada en el poema, sino las de otras amas a quienes conoció, y quizá
casi exclusivamente, el de Yavé. las de una ama ideal que sólo en su mente tuvo vida. Esto mismo sucede en la lírica
2. El libro de los Salmos o Salterio suele llamarse Salterio de David, y asi lo sagrada; y por eso sería desacertado querer interpretar muchos salmos que llevan
llamó el Concilio Tridentino; pero esto no quiere decir que sea David el único autor una inscripción histórica encerrándose dentro de las circunstancias históricas a que
de todo él, sino que es el principal autor, pues son muchos los salmos que él compuso, y se refiere la inscripción. El poeta, aunque compusiera sus salmos en las circunstancias
se le considera como el más eximio de los salmistas de Israel: «Egregius psaltes Israeh históricas que la inscripción menciona, rompe generalmente ese marco y, elevándose
(2 Sam 23,1). Las inscripciones atribuyen a Moisés uno, el 90; a David, sesenta y muy por encima de él, expresa pensamientos y sentimientos que no caben dentro del
cuatro; a Salomón, uno, el 72, según la interpretación que de la inscripción hacen mismo.
muchos intérpretes, que, sin embargo, no nos parece la más probable; a Asaf, levita, A esto parece aludir San fuan de la Cruz cuando, en el prólogo de su «Cántico
doce; a los coreitas o hijos de Coré, doce; a Etán, uno, el 89. Los restantes, cincuenta Espiritual», nos dice que estas canciones fueron compuestas «en amor de abundante
y nueve, son anónimos—«huérfanos» los llaman los judíos—; la inscripción, si la inteligencia mística», y que «los dichos de amor es mejor declararlos en su anchura,
llevan, no indica el autor. El autor de la colección general, según todas las probabili- para que cada uno se aproveche según su modo y el caudal de su espíritu, que no
dades, parece haber sido Esdras. abreviarlos a un sentido a que no se acomode todo paladar». Si además tenemos en
La época en que fueron escritos los salmos abarca un largo período, que va desde cuenta, como hemos indicado, la ilustración divina de la mente del salmista y el
los comienzos de la monarquía, siglo XI a. C, hasta después de la cautividad babiló- ambiente mesiánico de que estaba rodeado, se verá la justeza de estas observaciones
nica, siglo V a. C; sin que podamos con certeza señalar fechas más recientes para acerca del mesianismo de muchos salmos.
algunos, como creen ciertos intérpretes, y mucho menos todavía decir que muchos de 5. El orden de los salmos no es ni lógico ni cronológico. Tampoco la numeración
éstos sean del tiempo de los Macabeos. es la misma en los códices hebreos y en las diversas versiones. La Vulgata sigue en
3. Las inscripciones que preceden a tantos salmos, aunque no pueda afirmarse esto a los LXX. El 9 de la Vulgata son el 9 y el 10 en hebreo, y por eso a partir
que sean de los autores, son, sin embargo, antiquísimas, muy anteriores al tiempo en del tola numeración de la Vulgata y el Hebreo se separan, siendo siempre en una uni-
que fue hecha la versión de los LXX, como lo prueba el hecho de que muchas de ellas dad inferior la numeración de la Vulgata a la del Hebreo: Vulg 10-112, Hebr n - 1 1 3 .
ya eran ininteligibles para los autores de esta versión. Son estas indicaciones del autor, El 113 de la Vulgata es en Hebreo el 114 y 115, mientras que el 114 y el 115 de la
del género de la composición, de la melodía a cuyo tenor había de cantarse el salmo, de Vulgata son el 116 en el Hebreo, continuando, por tanto, la numeración de aquélla
los instrumentos músicos con que el canto había de acompañarse, de la tesitura de las en la unidad inferior a la de éste desde el 114-115 Vulgata, i r 6 Hebreo, hasta el
voces y el cantor que había de dirigirlo o personalmente cantarlo. Por desgracia se 145 Vulgata, 146 Hebreo. El 146 y 147 de la Vulgata son el 147 del Hebreo; por
perdió entre los judíos la tradición de casi todo cuanto concernía al canto litúrgico, tanto, se iguala ya la numeración en la una y el otro hasta el fin del Salterio.
y hoy muchas de estas indicaciones son, para nosotros, o enteramente indescifrables o Cada uno de los libros lleva al fin una doxología, que viene a equivaler a una ins-
sólo muy problemáticamente conjeturables. Las que se refieren al género de la com- cripción, y el conjunto del Salterio termina con el salmo 150, que más que salmo es
posición distinguen varias clases de salmos: mizmor, higgayon, mictam, sir, masquil. propiamente la doxología final de todo el Salterio.
Qué signifiquen no podemos hoy colegirlo. Los que indican la melodía suelen repetir 6. El argumento de los salmos es variadísimo. Es todo cuanto puede afectar al
la primera o primeras palabras de un canto ya conocido; así, por ejemplo: Mut- alma sensible de los salmistas: el espectáculo de la naturaleza, la historia de Israel,
Iabben, Ajelet-Saar, etc. Indicadoras de los instrumentos hallamos neguinot, ins- algún suceso culminante de esa historia, la lucha continua entre el bien y el mal,
trumentos de cuerda; nejilot, instrumentos de aire, etc. Referentes a la tesitura ha- entre los seguidores de Dios y los que viven de espaldas a El, la confianza del justo
llamos seminit, a la octava; alemot, a voces blancas, voces de doncella, etc. Final- en la providencia divina, la confesión humilde de los pecados, la gloria de Dios, su
mente se repite muchas veces «del director del canto, de fedutún», etc., que parecen poder, su sabiduría, etc. Todo esto contemplado a la luz de la revelación divina y
indicar quién había de cantarlo o quién había de dirigirlo. Todas estas indicaciones, de los destinos divinos de Israel. Como el mesianismo se hallaba tan hondamente
si nos fueran ciertamente conocidas, tendrían para nosotros un valor artístico muy impreso en el alma de los salmistas, en todas partes lo revelan, y en forma varia-
estimable, pero no el valor histórico que tienen las que se refieren al autor del salmo dísima, igual que vemos acontece en los profetas.
o a las circunstancias históricas en que fue compuesto. 7. La lucha entre el bien y el mal, entre los fieles de Dios y los impíos, da lugar
Además del autor, indican varias inscripciones las circunstancias históricas en a ciertas manifestaciones que necesitan alguna aclaración. Dios en la Ley promete
que el salmo fue compuesto. Así, por ejemplo, el 7 lleva la inscripción: «Sigayon de bendiciones copiosas a los que vivan fieles a su alianza, pero amenaza con gravísimos
David, que cantó a Yavé con ocasión de lo de Cus, benjaminita». El 18: «Al maestro castigos a los que de esa alianza se olvidan (Lev 26; Dt 28-30). Aquí se inspiran
del coro, salmo de David, siervo de Yavé, que dijo las palabras de este canto cuando los profetas en sus oráculos conminatorios contra los prevaricadores de la Ley o en
le libró Yavé de todos sus enemigos y de la mano de Saúl», etc. las bendiciones que predicen para los tiempos mesiánicos. Estas sanciones son tem-
4. La autoridad de estas inscripciones históricas es, como hemos dicho, muy porales, como que iban dirigidas al pueblo.
grande, por su gran antigüedad; no es, sin embargo, del todo decisiva. Como norma Ahora bien, cuando los salmistas toman por argumento de sus cantos la lucha
en cuanto a esto, debemos seguir las respuestas dadas por la Comisión Pontificia entre el pueblo de Dios, el único que lo conoce y rinde culto, y las naciones idólatras,
Bíblica en 1 de mayo de 1910. que le desconocen y que, confiadas en la ayuda de sus dioses, tratan de esclavizar al
Para apreciar en su justa medida lo que vale para la interpretación de un salmo pueblo elegido, los salmistas piden a Dios descargue todos los azotes que en la Ley
el conocimiento de su autor, hemos de tener ante los ojos cuan frecuente es en la poesía, conmina sobre los pueblos enemigos de Israel y, por tanto, de Dios. Igual acontece
sobre todo en la lírica, que el poeta se revista, o revista a la persona a quien canta, cuando el salmista pone los ojos en sí mismo y en sus amigos los justos, amigos también
de una vaga personalidad, que trasciende la realidad de la misma y acumule sobre de Dios, convertidos en blanco de las persecuciones de los impíos. La causa de Dios,
ella no sólo notas reales de otras, sino también notas ideales a que su mente se eleva. que los justos representan en el mundo, se halla interesada, y los salmistas claman
Así, por ejemplo, nuestro Gabriel y Galán, al cantar al «Ama», ve en ella no sólo las al cielo pidiendo justicia, una justicia dura como la de la Ley, para que los malvados
cualidades de la esposa muerta, de quien generalmente se cree, quizá sin razón, que sean abatidos y los justos levanten cabeza y se animen a seguir en el servicio de Dios.
Tales plegarias se hallan expresadas con la fuerza y el realismo propios de un poeta
605 SALMOS 1-4
SALMOS 1 604
6
oriental y no pueden menos de impresionar a las almas educadas en la doctrina evan- Porque conoce Yavé el camino de los 3 y 4
gélica. Pero, entendidas a la luz de las precedentes consideraciones, no son sino cla- justos, pero la senda de los pecadores Oración de un justo perseguido
acaba mal. *
mores vehementes por el triunfo de la justicia de Dios sobre los impíos, para los cuales, 1
Salmo de David al huir de Absalón,
después que Cristo satisfizo a la divina justicia por todas sus impiedades, no podemos 2
su2 hi'O. *
pedir sino aquella gracia y misericordia que el Salvador nos mereció a todos. Rebelión de las gentes contra Yavé ¡Oh Yavé! ¡Cómo se han multiplicado
8. De entre los libros de la Sagrada Escritura es el de los Salmos uno de los más y contra su ungido y exaltación mis enemigos! | ¡Cuántos son los que se
leídos y estimados. Los judíos los sabían de memoria y los cantaban con frecuencia. de éste alzan contra mí! *
3
En la primitiva Iglesia cristiana sucedía otro tanto. San Cipriano, San Basilio, San 1 ¡Cuántos los que de mi vida dicen: |
¿Por qué se amotinan las gentes | y «No tiene ya en Dios salvación»! (Sela.) *
Jerónimo, etc., nos ofrecen testimonios de la universal difusión de los Salmos entre trazan las naciones planes vanos? 4
2 Pero tú, ¡oh Yavé!, eres escudo en
losfielesde su tiempo, que llegaba hasta él punto de cantarse los salmos por los ocupados Se reúnen los reyes de la tierra | y torno mío, I mi gloria, el que me hace
en las faenas agrícolas; no digamos los monjes, una de cuyas principales obligaciones a una se confabulan los príncipes I con- erguir la cabeza.
era aprenderlos todos de memoria. Quizá la principal razón por que no fue recibida tra3 Yavé y contra su ungido: * 5
Clamaba con mi voz a Yavé, | y El
en la Iglesia la versión de los Salmos hecha por San Jerónimo del texto hebreo fue Rompamos sus coyundas, I lejos de me6 oyó desde su monte santo. (Sela.)
la gran difusión de la versión antigua entre el pueblo fiel, que se habría visto pertur- nosotros
4
arrojemos sus ataduras. A veces me acostaba y me dormía, | y
El que mora en los cielos se ríe, | Yavé despertaba incólume, porque Yavé me
bado por una tal traducción. se 5burla de ellos.
Si, en general, los libros poéticos hebreos son como la flor de toda la divina reve- defendía.
A su tiempo les hablará en su ira I 7
No temo a los muchos millares del
lación del Antiguo Testamento, mucho más lo son los Salmos. Debería ser este libro y los consternará en su furor. pueblo I que en derredor se vuelven con-
6
el devocionario de los devocionarios, pues por el hecho mismo de ser inspirado por Yo he constituido mi rey | sobre Sión, tra mí.
Dios podemos decir que es el devocionario que nos ha dado el mismo Dios. Tienen los mi monte santo. 8
¡Álzate, Yavé! ¡Sálvame, Dios mío! I
7
Salmos una fuerza singular para excitar en nosotros los más elevados pensamientos, Voy a promulgar el decreto del Señor. I Tú hieres en la mejilla a todos mis ene-
los más piadosos sentimientos. Son como fragante jardín, en que no falta ninguna Yavé
8
me ha dicho: migos, I tú le rompes los dientes al impío.
«Tú eres mi hijo, hoy te he engendra- 9
Tuya es, ¡oh Yavé!, la victoria. | Ven-
de las flores de las virtudes y abundan los más exquisitos frutos de virtud, piedad y do yo. I Pídeme y haré de las gentes tu
devoción. ga sobre tu pueblo tu bendición.
heredad, | te daré en posesión los confines * • *
o. Entre las versiones de los Salmos, lo mismo que de todas las Escrituras del de9 la tierra.
1
Antiguo Testamento, la más antigua es la Alejandrina o de los LXX. Es, por lo Podrás regirlos con. cetro de hierro, ( Al maestro del coro. A la cuerda.
general, demasiado servil. De ella procede la antigua latina o ítala, que participa, romperlos
10
como vasija de alfarero». Salmo de David. *
2
por tanto, de su principal defecto. De ésta hizo San Jerónimo una primera revisión Ahora, pues, ¡oh reyes!, obrad pru- ¡Óyeme, pues te invoco, Dios de mi
o corrección, ajusfándola al texto griego de los LXX, y es tradicionalmente conocida dentemente; I dejaos persuadir, rectores justicia! I Tú en la angustia me salvas. I
todos de la tierra. Ten piedad de mí y oye mi súplica.
con el nombre de «Psaíterium Romanum». Después hizo una nueva revisión, según el 11
Servid a Yavé con temor, | rendidle 3
¿Hasta cuándo los grandes habéis de
texto hexaplar de Orígenes, generalmente conocida con el nombre de «Psalterium homenaje con temblor. ser insensatos? | ¿Por qué amáis la va-
12
Gallicanum.it, que, fuera de una pequeña parte, es la que figura actualmente en las No se aire y caigáis en la ruina, I nidad y seguís la mentira? (Sela.)
4
ediciones de la Vulgata y en los Breviarios. Finalmente, hizo el santo Doctor una pues se inflama de pronto su ira. | ¡Ven- Pues sabed que Dios distingue al que
versión directa del texto hebreo al latín, que, a pesar de algunos lunares, es mucho turosos los que a éi se acogen! le es grato, | que me oye Yavé cuando le
mejor que ninguna de las anteriores y sobremanera estimable. Recientemente la invoco.
5
Santa Sede ha dado a la Iglesia una nueva versión latina hecha por los profesores Temblad y no pequéis. I Meditad esto
del Instituto Bíblico. A ella principalmente nos atendremos en la corrección y tra- en vuestros corazones, en vuestras alco-
bas, y pensad. (Sela.)*
ducción que ofrecemos a nuestros lectores.
6
Conocer el Señor el camino de los justos es mirarlos con solícita benevolencia y guiarlos por
SUMARIO Libro primero (1-4.1). Libro segundo (42-72). Libro terce- buen camino.
r0 2
(73-90)- Libro cuarto (gi-106). Libro quinto (107-150). O Este salmo es el primero de los mesiánicos. Nos representa el salmista, que, según Act 4,25,
~ es David, a las naciones conjuradas contra el Señor y su Cristo. El Ungido de Yavé es entro-
L I B R O P R I M E R O
2
Antes tiene en la Ley de Yavé su com- nizado en Sión como Rey universal y amonestados los pueblos a que prudentemente se le sometan.
placencia, I y a ella día y noche atiende. La entronización de que aquí se habla se realizó en la resurrección de Cristo, según la exégesis de
(1,41) 3 San Pablo (Act 13,33).
Este será como árbol plantado a la
1 vera del arroyo, | que a su tiempo da sus O * Aunque distintos en el texto, los salmos 3 y 4 son uno solo. Muchas razones persuaden de
Las dos sendas: la del justo y la frutos, I cuyas hojas no se marchitan. I ^ 2esto. Por el contrarío, no se nos alcanza la razón de que el salmo haya sido dividido en dos.
Cuanto emprenda tendrá buen suceso. El título indica que el salmo hace referencia a la situación de David cuando hubo de salir
del impío 4 de Jerusalén huyendo de Absalón, su hijo; que se había levantado contra él. En todo caso expresa
No asi los impíos, | sino como paja la situación del salmista, rodeado de enemigos, pero que vive tranquilo, porque tiene puesta en Dios
1 Bienaventurado el varón | que no anda que arrebata el viento. su confianza.
5 5
en consejo de los impíos, | ni camina por No prevalecerán los impíos en el jui- La significación de la palabra Sela no la conocemos con certeza. Lo más probable parece
las sendas de los pecadores ni se sienta cio, I ni los pecadores en la congrega- que es un término que indicaba algo perteneciente a la música litúrgica, o respecto de la alternan-
en compañía de malvados. * ción de los justos. cia de los coros, o de interludios de los instrumentos, o de mayor fuerza que al canto habla de darse.
Quizá con ella se distinguen las estrofas; pero en este caso habría que reconocer que muchas veces
-I 1 Este salmo no lleva la inscripción que indique el autor. Es el primero de los «huérfanos». no está puesta en el lugar debido.
* Canta la bienaventuranza del justo y el desastroso fin del impío. Compara al primero a un
árbol frondoso y fructífero; al segundo, a una paja seca arrebatada por el huracán, cuyo fin será A ' El salmista se siente rodeado de descontentos que le acusan, mientras él se siente alegre y
la perdición. Hay entre la descripción que de la suerte del justo se hace y la que hace Jeremías (17,7) ™ 5confiado; por esto se acuesta tranquilo bajo la protección de Dios.
una íntima d«p«ndencia, sin que podamos determinar quién depende de quién, si el salmista de Este versículo es obscuro. Los LXX y la Vulgata traducen «irritaos», lo que significa una
Jeremías o Jeremías del salmista. Los Santos Padres le consideran como introductorio de todo el perturbación del ánimo, que puede ser de ira o de temor. San Pablo, aludiendo, sin duda, a este
Salterio. texto, dice: «Si os enojáis, no pequéis ni se ponga el sol sobre vuestra iracundia» (Ef 4,26).
607 SALMOS 7-9
SALMOS 4-7 606
3
6 N o sea que como león me arrebate al- ¡Cómo cantan los altos cielos su majes-
Sacrificad sacrificios de justicia I y >2 Alégrense cuantos a ti se acogen, | guno el alma I y me desgarre, sin que ha- tad!
esperad en Yavé. alégrense por siempre. | Que gocen de ya quien me libre. 3
7 Las bocas mismas de los niños y I de
Son muchos los que dicen: «¿Quién tu protección | y puedan en ti regocijarse 4
Yavé, mi Dios: si hice yo esto, si hay los que maman | son ya fuerte argumento
va a favorecernos?» | Alza, ¡oh Yavé!, cuantos te aman. crimen en mis manos, contra tus adversarios, | para reducir al
sobre nosotros tu serena faz. * 13
Pues al justo, ¡oh Yavé!, tú le ben- 5
Si pagué con mal a quien estaba en paz silencio al enemigo y al perseguidor.
8
Tú pones en mi corazón una alegría dices | y le rodeas de tu benevolencia | conmigo, I si aun al enemigo le despojé 4
Cuando contemplo los cielos, obra de
mayor que la del tiempo | de copiosa como de escudo protector. sin razón, tus manos, | la luna y las estrellas, que tú
cosecha de trigo, vino y aceite. 6
9 Persiga el enemigo mi alma, I alcánce- has establecido:
En paz me duermo luego en cuanto la y échela por tierra, I y arrastre mi glo- 5
¿Qué es el hombre para que de él te
me acuesto, | porque tú, ¡oh Yavé!, a ria por el polvo. acuerdes, | o el hijo del hombre para que
mí, desolado, me das seguridad. D e p r e c a c i ó n d e u n justo e n f e r m o 7
• AI maestro del coro. A la cuerda. So- Álzate, ¡oh Yavé!, en tu ira, | yérguete tú cuides de él?
6
contra la rabia de mis enemigos j y hazme Y le has hecho poco menor que Dios; |
bre la octava. Salmo de David. *
2 la justicia que tú mandaste. le has coronado de gloria y de honor. *
¡Oh Yavé! N o me castigues en tu ira, | 8 7
D e p r e c a c i ó n d e u n justo no me aflijas en tu indignación. Rodéate del consejo de las naciones | Le diste el señorío sobre las obras de
1 3 y siéntate en lo alto sobre él. tus manos, | todo lo has puesto debajo de
Al maestro del coro. A la flauta. Ten misericordia de mí, ¡oh Yavé!, 9
pues que soy débil. I Sáname, Yavé, | Es Yavé quien juzga a los pueblos. | sus pies:
Salmo de David. * Defiende mi causa, ¡oh Yavé!, según la 8
Las ovejas, los bueyes, todo juntamen-
2 tiemblan todos mis huesos.
Escucha mis palabras, ¡oh Yavé!; I justicia y la inocencia que hay en mí. te, I y todas las bestias del campo.
4
oye mis gemidos. Está mi alma toda conturbada. I Y tú, 10 9
3 Acabe de una vez la malicia del im- Las aves del cielo, los peces del mar, |
Atiende a las voces de mi súplica, I ¡oh Yavé!, ¿hasta cuándo?
s pío, y confirma al justo. | Dios, justo, es- todo cuanto corre por los senderos dei
Rey mió y Dios mío, cuando te suplico. Vuélvete, ¡oh Yavé!, y libra mi alma, | cudriñador del corazón y de los ríñones. mar.
4 sálvame en tu piedad.
Ya de mañana. Señor, te hago oir mi 6
11
Mi escudo es Dios, [ que salva a los 10 ¡Oh Yavé, Señor nuestro, I cuan mag-
voz, | temprano me pongo ante ti, es- Pues en la muerte no se hace ya me-
moria de ti, | en el sepulcro, ¿quién te ala- rectos de corazón. nífico es tu nombre en toda la tierra!
perándote. 12
Dios es justo juez, | cada día los ame-
5 bará?
Pues no eres Dios tú que se agrade 7 naza con su ira.
del impío, ! no goza de tu amistad el Consumido estoy a fuerza de gemir, ! 13
todas las noches inundo mi lecho | y con Si no se convierten, afila su espada, | D i o s , j u e z s u p r e m o , q u e j u z g a y cas-
perverso. tiende su arco y apunta;
6
N o puede el insolente estar ante tus mis lágrimas humedezco mi estrado. 14
tiga a las g e n t e s y a los i m p í o s d e
8 Apareja las saetas mortíferas, | sae- su p u e b l o
ojos, | odias a todos los obradores de la Ya están casi ciegos mis ojos por la
tas que El enciende.
maldad. tristeza, | envejecieron en medio de tantos 15 1
Al maestro del coro. A la muerte del
7 como me son hostiles. El que concibió maldad, se preñó de
Das a la perdición al mentiroso; I al 0 iniquidad | y pare el fraude. hijo. Salmo de David. *
sanguinario, al fraudulento, los abomina Apartaos de mí todos los obradores 16 2
Alef. Quiero, ¡oh Yavé!, darte gracias
de la maldad, | pues ha oido Yavé la voz El que cava y ahonda la cisterna, |
Yavé. caerá en la hoya que él mismo hizo. con todo mi corazón, | cantar tus mara-
8
Mas yo, fiado en la muchedumbre de de mis llantos. 17 villas.
10 Recaerá sobre su cabeza su maldad, |
tu piedad, I entro en tu morada | y me Ha escuchado Yavé mis oraciones, I y su crimen sobre su misma frente.
3
Alegrarme y regocijarme en ti | y can-
prosterno ante tu santo templo en tu ha acogido mi deprecación. 18 tar salmos a tu nombre, ¡oh Altísimo!
11 Yo alabaré a Yavé por su justicia, |
temor, ¡oh Yavé! Confundidos sean y vehementemen- 4
Bet. Por haber retrocedido mis ene-
9 cantaré el nombre del Señor Altísimo.
Condúceme en tu justicia, a causa de te perturbados I todos mis enemigos; | migos, I por haber caído y perecido ante
mis enemigos, | y allana tus caminos an- apártense, sean luego confundidos. 8 tu faz;
te mí. 5
Por haber tú defendido mi causa y mi
l° N o hay en la boca de ésos sinceridad, | B o n d a d d e D i o s al s o m e t e r al derecho, | sentándote en tu trono, justo
henchido está su pecho de malicia, | un h o m b r e t o d a la c r e a c i ó n juez.
D e p r e c a c i ó n d e l justo c a l u m n i a d o 6
abierto sepulcro es su garganta, | bruñen 1 Al maestro del coro. En la Getea, Sal- Guímel. Reprimiste a las gentes, hi-
con el dolo sus lenguas. 1 Endecha de David, que cantó a Yavé m o de David. * ciste perecer al impío, | borrando por
2
H Castígalos, ¡oh Dios!, malogra sus cuando lo de Cus, benjaminita. * ¡Oh Yavé, Señor nuestro, cuan mag- siempre jamás su nombre.
2 7
consejos. | Por sus muchos crímenes, re- Yavé, mi Dios, a ti me acojo; | sálva- nifico es tu nombre | en toda la tierra! | Aniquilaste al enemigo, hecho perpe-
cházalos, I ya que se rebelan contra ti. me de cuantos me persiguen, líbrame.
futuro Mesías como principal representante de esa causa de Dios, por la cual sufrió persecución
7
La Vulgata ha sugerido a algunos una como impresión de la mente divina en el alma humana, y hasta la muerte misma. Vienen a ser estos salmos como tipos de los vaticinios de Isaías sobre el
por la cual ésta participa de la naturaleza intelectual de Dios; pero el texto hebreo no apoya esta Siervo de Yavé, que muere por la salud del mundo.
explicación. En la situación en que se hallan, ¿quién les mostrará el bien y los sacará a feliz tér- Q 1
Es este salmo un comentario poético del relato de la creación del hombre (Gen 1,26). Ele-
mino? Dios hará brillar sobre ellos su faz serena, según la bendición de Núm 6,26. El v.8 confirma 0
vando el pensamiento del salmista hasta el hombre por excelencia, que es Jesucristo, y en
esto mismo. quien el salmo se realiza de un modo más alto y perfecto, el salmo puede considerarse como
1
El poeta, consciente de su fidelidad a Yavé, se presenta ante El, por la mañana, muy con- mesiánico.
5 fiado, porque sabe que Dios, siendo justo y amando la justicia, no puede dar buena acogida
6
El texto lee Elohim, Dios, pues, en efecto, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.
al impío y al embustero. En la lucha que existe en el mundo pide al Señor que le allane el camino, Q ] El salmo 9 en el original hebreo ha sido erróneamente dividido en dos por copistas y tra-
librándolo de las tentaciones y confundiendo a los impíos. Con esto alegrará a cuantos en El confían. -* ductores, originándose asi dos salmos, 9 y 10. Que son realmente uno solo lo prueba la sucesión
' El principio, tan justo y tan repetido en el Antiguo Testamento, de que Dios da a cada uno de los caracteres alfabéticos hebreos en su orden en ambos salmos, pues éste es el primer salmo
6 según sus obras, entendido materialmente daba ocasión para ver en las enfermedades y otros alfabético. De aquí arranca la divergencia en la numeración de los salmos entre el texto hebreo,
de una parte, y el griego y el latino, de otra, como advertimos en 1 (Introducción al Salterio. En la
males temporales, como los de Job, una señal de la cólera divina, del abandono de Dios. Tal es el
motivo que inspira este salmo, en que el salmista pide la salud. numeración, V. significa Vulgata).
1
El salmista contempla a Dios, Rey de los siglos, que desde su alto trono gobierna la humanidad.
El argumento de este salmo lo hemos de ver repetido en otros muchos. Los salmistas, almas Empieza por darle gracias por la victoria otorgada a Israel sobre las naciones que fueron cogidas
7 justas, acaso profetas, como Jeremías, y, por tanto, representantes de la causa de Dios en la en sus propios lazos, y pide al Señor acabe la obra comenzada. Los impíos presumen todavía de
tierra, se ven hechos el blanco de las iras y persecuciones del mundo, es decir, de los que no sienten si, hablan con desdén del Señor, persiguen a los buenos y a los débiles; por eso el salmista ruega
la causa de Dios por dejarse llevar de los vicios y de la idolatría. En esta situación piden a Dios que a Yavé que haga ostentación de su poder contra ellos.
defienda en ellos su propia causa. Tales salmos adquieren un sentido mesiánico, considerando al
SALMOS 9-11 608 609 SALMOS 12-15

tua ruina; | destruíste las ciudades: pere- quien me mueva, | siempre seré feliz, jamás i a (V. n ) 14 (V. 13)
ció8 la memoria de ellos. infortunado!»
He. Asiéntase Yavé en su trono, fir- 7
Pe. Su boca está llena de fraude y de Deprecación contra los impíos Seguridad del justo en el castigo de
me por toda la eternidad; | establemente engaño; | lleva bajo su lengua la vejación 1
Al maestro del coro. A la octava. Sal- los impíos
fundó su trono para juzgar. y la opresión. mo2 de David. *
9 8 1
Para regir justamente el orbe de la tie- Siéntase al acecho en las aldeas, en Salva tú, ¡oh Yavé!, porque ya no hay Al maestro del coro. De David.
rra, | para gobernar con equidad. sus guaridas, para devorar al inocente; | piadosos, | ya no hay fieles entre los hijos Dice en su corazón el necio: «No hay
10
Vau. Para que sea Yavé el asilo del Ayin. Acechan al pobre sus ojos, de3 los hombres. Dios». | Todos obran torpemente, no hay
oprimido, | asilo al tiempo de la cala- 9
e insidian en lo escondido, como león Engáñanse los unos a los otros, | ha- quien
2
haga el bien. *
midad; en la madriguera, blan con labios fraudulentos y con do- Mira Yavé desde lo alto de los cielos
11
Para que confíen en El cuantos cono- para cogerle, para coger al miserable | blado corazón. a los hijos de los hombres | para ver si
cen su nombre, I pues no abandonas, ¡oh y enredarle en sus redes. 4
Estermine Yavé todo labio fraudu- hay entre ellos algún cuerdo que busque
Yavé!, a los que te buscan. 10
12
Sade. Le espía y se arroja sobre él, | lento, | toda lengua jactanciosa. a Dios.
3
Zain. Cantad a Yavé, que mora en y caen los infelices en sus garras; 5
De esos que dicen: «Con nuestra len- Todos van descarriados, todos a una
11
Sión; | contad a los pueblos sus grandes Y dice en su corazón: «¡No se acuer- gua dominaremos, | nuestros labios están se han corrompido, | no hay quien haga
portentos. da Dios, | ha escondido su rostro, no ve por nosotros: | ¿Quién es nuestro dueño?» el 4bien, no hay uno solo.
13
Pues acordóse, vengador, de la sangre nada!» 6
Por la opresión de los pobres, | por ¿Se han vuelto del todo locos los obra-
12
de aquéllos derramada, | y no se olvida de Qof. ¡Álzate, Señor Dios! ¡Alza tu los gemidos de los menesterosos, | ahora dores de la iniquidad, [ que devoran a mi
los clamores de los oprimidos. mano, I no te olvides de los desvalidos. mismo me levantaré, dice Yavé, | y les pueblo como se come el pan, | sin acor-
14 13
Jet. Acuérdate, Yavé, de mí; | mírame ¿Cómo puede el impío despreciar a daré la salud por que suspiran. darse de Dios para nada?
reducido por mis enemigos a la angustia y 7 5
Dios | y decir en su corazón que no cas- Las palabras de Yavé son palabras Ya temblarán con terror a su tiem-
sácame de las puertas de la muerte. tigas? limpias, | son plata acrisolada en el cri- po, | porque está Dios con la generación
15 14
Para poder cantar tus alabanzas en Res. Tú lo ves, porque miras las pe- sol,8 | siete veces purgada de tierra. de6 los justos.
las puertas de la hija de Sión | y regocijar- nas y los trabajos I para retribuir con tu Pero tú, ¡oh Yavé!, los guardarás, | tú Queréis frustrar los consejos del des-
me por tu salvador auxilio. mano. | A ti se te confía el miserable, | tú eternamente los preservarás de esta gene- valido, | pero es Yavé su seguro refugio.
16 7
Tet. Cayeron las gentes en la hoya eres el auxilio del huérfano. ración. Venga ya de Dios la salvación de Is-
15
que ellos mismos excavaron, I enredáron- Sin. Quebranta el brazo del impío, | 9
Paséanse en torno los impíos, | preva- rael, | y mudando Yavé la suerte de su
se sus pies en la red que oculta tendieron. castiga la impiedad del malvado, I que no lecen insolentes sobre los hijos de los pueblo, | ¡ubilee Jacob y alégrese Israel.
17
Mostróse Yavé, dio su juicio, | y que- pueda más ser hallada. hombres.
16
dó preso el impío en la obra misma de sus Es Yavé rey de los siglos eternos, |
manos. (Higgayón. Sela.) las gentes han sido barridas de su tierra. 13 (V. 12) 15 (V. 14)
18 17
Yod. Caerán los impíos en el sepul- Tau. Tú, ¡oh Yavé!, oyes las preces E l justo, en peligro, implora el auxilio Condiciones de pureza del que h a
cro, | todas las gentes que no se acuerdan del humilde, | fortaleces su corazón, le
de Dios. das oídos. 1
Al maestro del coro. Salmo de Da- de estar ante el Señor
19 18
Álzate, ¡oh Yavé!, no prevalezca el Y defiendes el derecho del huérfano vid. *
hombre, I sean juzgadas ante él todas las y del oprimido, 1 para que no se atreva a 2
¿Hasta cuándo, por fin, te olvidarás, 1 Salmo de David.
gentes. ensoberbecerse el hombre en la tierra. Yavé, de mí? | ¿Hasta cuándo esconderás ¡Oh Yavé! ¿Quién es el que podrá ha-
20
Caf. Que no ha de ser dado el po- de3 mí tu rostro? bitar en tu tabernáculo, | residir en tu
bre a perpetuo olvido, | no ha de ser por I I (V. io) ¿Hasta cuándo mandarás dolores so- monte santo? *
siempre fallida la esperanza del mísero. bre mi alma | y penas de continuo sobre
2
El que anda en integridad y obra la
21
¡Oh Yavé! Arroja sobre ellos el te- Absoluta confianza del justo en
el Señor mi corazón? | ¿Hasta cuándo mis enemi- justicia, | el que en su corazón habla ver-
rror, | sepan las gentes que son hombres. gos4 triunfarán de mí? dad;
3
1 Al maestro del coro. De David. ¡Mírame ya, óyeme, Yavé, Dios mío! | El que con su lengua no detrae, | el
Yo confío en Yavé. | ¿Cómo, pues, me Alumbra mis ojos, no me duerma en la que no hace mal a su prójimo | ni a su
i Lamed. ¿Por qué, ¡oh Yavé!, te man- decís: «Vuélvete, pájaro, a tu monte»?* muerte. cercano
4
infiere injuria;
2 5
tienes tan alejado, | y te escondes al tiem- Tienden los impíos su arco, | ajustan Que no pueda decir mi enemigo: «Le El que a sus ojos se menosprecia y se
po de la calamidad, a la cuerda sus saetas, | para asaetear en lo vencí». | Que mis enemigos se regocijarían humilla | y honra a los temerosos de Ya-
2
Y por la soberbia del impío son con- oculto a los rectos de corazón. si 6yo cayese. vé; | el que, aun jurando en daño suyo,
3
sumidos los infelices | cogidos en los la- Si los fundamentos se destruyen, | Después de haber esperado en tu pie- no5 se muda;
zos que les tienden? ¿qué podrá hacer el justo? dad, | que se alegre mi corazón con tu El que no da a usura sus dineros | y
5 Mem. Gloríase el malvado en la am- * Está Yavé en su santo palacio; | tiene socorro, | que pueda cantar de Yavé: no admite cohecho para condenar al ino-
bición de su alma, | y el avaro se aparta Yavé en los cielos su trono; | ven sus «Bien me proveyó». cente. | Al que tal hace, nadie jamás le
de Yavé con desprecio; ojos, | y sus párpados escudriñan a los hará vacilar.
4
Y dice el soberbio en su fatuidad: hijos de los hombres.
5
«¡No atiende! | No hay Dios». Estos son Yavé prueba al justo y al impío, | y
sus pensamientos.
5
su alma aborrece al que ama la violencia.
6
I O^ * Ante la general prevaricación, el salmista, como Ellas (i Re 19,10), se cree solo en el
mundo y el único representante de la causa de Dios.
Nun. Siempre son perversos sus ca- Lloverá sobre los impíos carbones en- 1
minos, | son para él tus juicios muy leja-
nos en la altura, I a cuantos se le oponen
cendidos; | fuego y azufre, huracanado
torbellino, será la parte de su cáliz. 1 "0 En la lucha que sostiene contra la impiedad se cree el salmista a punto de sucumbir y
ver sucumbir con él la causa de Dios, y clama al Señor en demanda de socorro.
7
pretende apartarlos con su soplo. Porque justo es Yavé y ama lo jus-
6
Y se dice en su corazón: «¡No hay to, | y los rectos verán su benigna faz. 1 *M 1 Más que ateos teóricos, son los impios ateos prácticos, que viven como si Dios no contem-
piara su vida malvada. El salmista espera la intervención del Señor, que aplastará a los im-
píos, restableciendo el orden y la paz en Israel.
•I *| 1 Una idea dominante en los salmos es la de la contienda que en el mundo se desarrolla
* ' entre los buenos y los malos a la vista de Dios, que los contempla desde su alto trono. El
salmista vive confiado en Dios, que es justo y que a los justos mostrará su benigna faz. 1 ^e ' Hermoso salmo, que nos declara cómo la santidad de vida es la condición para poder
acercarse al Dios santo.
Nácar-Colunea 2°
SALMOS 16-18 610 611 SALMOS 18-19
5
16 (V. i S ) Y mis pies, sin titubear, se mantuvie- voz desde sus palacios, I y mi clamor llegó es el escudo de cuantos a El se acogen.
E l j u s t o e s p e r a e n el S e ñ o r a u n ron firmes en tus caminos. a sus oídos. 32
¿Qué dios hay fuera de Yavé? I ¿Qué
6
Te invoco porque sé, [oh Dios!, que 8
Conmovióse y tembló la tierra, | va- roca fuera de nuestro Dios?
p a r a d e s p u é s d e su m u e r t e tú me oyes. | Inclina tus oídos hacia mí 33
cilaron los fundamentos de los montes, | El Dios fuerte, que me ciñó de forta-
1 y oye mis palabras.
Mictam de David. 7
se estremecieron ante el Señor airado. leza | y prosperó mis caminos.
G u á r d a m e , Yavé, que a ti me confío. * Ostenta tu magnífica piedad, I tú que 9
Subía de sus narices el h u m o de su 34
Q u e me dio pies como de ciervo i y
2 salvas del enemigo a los que se acogen a
Y o digo a Yavé: M i señor eres tú, | ira, | y de su boca fuego abrasador, ¡ car- me puso sobre las alturas,
n o hay dicha para mí fuera de ti. tu diestra. bones por él encendidos. 35
Q u e adiestró mis m a n o s para el com-
3 8
Los santos que en la tierra están, son G u á r d a m e como a la niña de tus 10
Abajó los cielos y descendió; I negra bate | y mis brazos para tender el arco de
de mí muy h o n r a d o s ; | en ellos tengo to- ojos, | escóndeme bajo la sombra de tus obscuridad tenía a sus pies. bronce.
das mis delicias. alas. 11
Subió sobre los querubines y voló, | 3
6 Tú me entregaste tu salvador escudo, 1
4 9
Multiplican sus dolores los que se van D e los malos, que pretenden oprimir- voló sobre las alas de los vientos. tu diestra me fortaleció | y tu solicitud me
tras los dioses ajenos. I N o libaré yo sus m e ; | de mis enemigos, que furiosos m e 2
i Puso en derredor suyo tinieblas por engrandeció.
sangrientas libaciones, | no mancharé mis rodean. velo, | se cubrió con calígine acuosa, con 37
M e hacías correr a largos pasos, I sin
10
labios con sus nombres. Cierran su duro corazón | y hablan densas nubes. que se cansaran mis pies.
5 jactanciosamente con su boca. ,3 38
Yavé es la parte de mi heredad y de 11
Ante su resplandor, las nubes se des- Perseguía a mis enemigos, y los al-
mi cáliz; | El es quien me sostiene mi he- Y a me cercan sus pasos | y en mí hicieron | en granizo y centellas de fuego. canzaba, | y no me volvía sin haberlos des-
redad. clavan sus ojos para echarme por tierra. 14
T r o n ó Yavé desde los cielos, I el Al- baratado.
6 12
Cayeron para mí las cuerdas en lo más Parecen leones que se disponen a de- tísimo hizo sonar su voz. 39
Los machacaba, sin que pudieran re-
selecto, | y es excelente a mis ojos mi he- vorar la presa, | cachorros de león que 15
Lanzóles sus saetas y los desbarató, I surgir; [ caían bajo mis pies.
redad. acechan en la madriguera. fulminó sus muchos rayos y los consternó. 40
M e ceñiste de fortaleza para la gue-
7 13
Bendigo a Yavé, que es quien me adoc- Álzate, Yavé; sal a su encuentro, de- 16
Y aparecieron arroyos de aguas, y rra, | sometiste a los que se alzaban con-
trina; | a u n de noche m e incitan a ello mis rríbalos; | con tu espada salva mi alma q u e d a r o n al descubierto los fundamentos tra mí.
entrañas. del impío. del orbe, | ante la ira increpadora de Ya- 41
Obligaste a mis enemigos a darme las
8 14
Siempre tengo ante mí a Yavé. | Si D e esos que ya h a n vivido demasia- vé, | al soplo del huracán de su furor. espaldas | y exterminaste a cuantos me
El está a mi diestra, nunca resbalaré. do, | que tienen su vientre ahito de tus 17
Y extendió desde lo alto su m a n o , | y odiaban.
9 bienes, | que de ellos hartan a sus hijos | 42
Por eso se alegra mi corazón y jubila m e cogió, me sacó de la muchedumbre Vociferaban, pero no tenían quien les
m i alma, | y a u n m i carne se siente se- y para sus niños dejan las sobras. d e las aguas. respondiese; I a Yavé, pero El no los oía.
15
gura. Vea yo en justicia tu faz, | y sacíeme, 18
M e arrancó de mi feroz enemigo, I 43
Y los dispersaba como al polvo lo
10 al despertarme, de tu gloria.
Que no dejarás tú mi alma en el se- de los que me aborrecían y eran más fuer- dispersa el viento, I y como al barro de las
pulcro, | ni dejarás que tu santo experi- tes que yo. plazas los pulverizaba.
44
mente la corrupción. 18 (V. 17) 19 Que querían asaltarme en día para mí Me libraste de las sediciones del pue-
11
T ú m e enseñarás el camino de la vi- fatal, | pero fue Yavé mi fortaleza. blo | y me pusiste a la cabeza de las gen-
C a n t o triunfal d e D a v i d 20
da, | la hartura de tus bienes junto a ti, I Y me puso en seguro, salvándome, ¡ tes. | Pueblo que no conocía me sirvió.
45
las eternas delicias junto a tu diestra. 1
Para el maestro del coro. Del siervo p o r q u e se agradó de mí. En cuanto oían mi nombre, me obe-
de Dios David, que dirigió a Yavé las 21 Remunerábame Yavé mi justicia, I decían; | los extraños me lisonjeaban.
46
palabras de este canto cuando le h u b o conforme a la pureza de mis m a n o s me Los extraños palidecían, | salían tem-
17 (V. 16) pagaba. blando de sus fortalezas.
librado Dios de las manos de todos sus 22 47
C o n f i a n z a d e l j u s t o e n el j u i c i o enemigos y de la m a n o de Saúl. * Pues yo había seguido los caminos Viva Ya vé y bendita sea mi R o c a ; |
del Señor
2
Dijo, pues: de Yavé I y no me había impíamente apar- sea ensalzado Dios, mi salvador.
tado de mi Dios. 48
¡Yo te amo a ti, Yavé, fortaleza mía! Dios, que me otorga la venganza j y
23
1
Oración. D e David. 3
Yavé es mi roca, mi ciudadela, mi refu- Tenía ante mis ojos todos sus manda- me somete los pueblos.
49
Oye, Yavé, mi justa causa, | atiende a gio, | mi Dios, mi roca, a quien me acojo; | tos | y no rehuía sus leyes, El que me libra de mis enemigos, I el
24
mi súplica, | escucha mi oración, no de mi escudo, cuerno de mi salud, mi asilo. sino que con El fui íntegro I y me que me hace superar a los que se alzan
labios dolosos. * 4
Alabándole, invoco a Yavé, | y de mis guardé de la iniquidad. contra mí, I el que me libra del hombre
23
2
Proceda de ante ti mi juicio, | vean mis enemigos quedo a salvo. Y me retribuyó Yavé conforme a mi violento.
5 justicia | y según la limpieza de mis manos 50
ojos lo justo. Ya con estrépito me rodeaban las olas Por eso te daré gracias, ¡oh Yavé!,
3
Si escudriñas mi corazón y de noche de la muerte, ] ya me aterrorizaban los ante sus ojos. entre las gentes, | y cantaré salmos en tu
me visitas y examinas, | no hallarás que terrores del averno. 26 Con el piadoso muéstraste piadoso, I honor.
51
yo haya pensado cosa que no pueda pro- 6
Ya me aprisionaban las ataduras del íntegro con el íntegro. El que da grandes victorias a su rey,! el
27
ferirse. sepulcro, | ya me habían cogido los lazos Limpio con el limpio, | y sagaz con el que hace misericordia a su ungido, | a Da-
4
En las obras h u m a n a s he guardado de la muerte; perverso astuto. vid y a su descendencia por la eternidad.
28
los caminos de la divina ley, | conforme 7
Y en mi angustia invoqué a Yavé | e Tú salvas al humilde | y humillas al
a las palabras de tus labios. imploré el auxilio de mi Dios. ¡ Y oyó El mi soberbio.
29
Y tú eres quien hace lucir mi lámpa- 19 (V. 18)
•J £ * El salmista, tomando la persona del Mesías, ora al Señor y expresa su firme confianza de ra, ¡oh Yavé! | Tú, mi Dios, que iluminas
• " que le librará del poder de la muerte y le hará conocer los caminos de la vida eterna. Los mis tinieblas. L o s cielos c a n t a n la g l o r i a d e l S e ñ o r ,
30
apóstoles lo citan como vaticinio de la resurrección del Mesías (Act 2,25 ss.; 13,35)- Cierto que, fiado en ti, soy capaz de c u y a L e y es p e r f e c t í s i m a
romper ejércitos; i fiado en mi Dios, asal-
1 *7* * El salmista se nos presenta rodeado de impíos, que pretenden acabar con él, y en este
aprieto recurre a Dios en demanda de auxilio.
to las murallas.
31
Son perfectos los caminos de Dios, I
1
Al maestro del coro. Salmo de Da-
vid. *
2
•f Q J Este salmo se lee también en 2 Sam 22. Como lo dice el titulo, fue compuesto por el Real acrisolada es la palabra de Yavé. | El Los cielos pregonan la gloria de Dios I
l ^ Profeta cuando ya se vio libre de todos sus enemigos. Es digna de notarse en él la forma
en que Dios se aparece, envuelto en una tempestad. La descripción de la teofanía es enteramente 1
Este salmo consta evidentemente de dos partes. La primera habla de los cielos; la segun-
de estilo apocalíptico, y de ella han tomado no pocos elementos descriptivos los autores posteriores. 9 da, de la Ley. La misma traducción deja ver claramente la diferencia de metro entre una
SALMOS 19-21 612 613 SALMOS 21-23
6
y el firmamento anuncia la obra de sus Que podamos cantar tu victoria | y 14 ¡Álzate, Yavé, en tu fortaleza! | Que 19
Se han repartido mis vestidos I y
manos.
3
triunfar en el nombre de Dios; | acceda podamos en himnos y salmos cantar tu echan suertes sobre mi túnica.
El día habla al día | y la noche comu- Yavé a cuanto le pidas. poderío. 20
Tú, pues, ¡oh Yavé!, no retrases tu
7
nica sus pensamientos a la noche. Ahora ya sé que da Yavé la victoria 22 (V. 2l) socorro; | apresúrate a venir en mi au-
• N o hay discursos ni palabras | cuya a su ungido | que le escucha desde lo alto xilio.
voz deje de oirse. de sus santos cielos | y le socorre con la Quejas del justo perseguido y acción 21
Libra mi alma de la espada, I y mi
5
Su pregón sale por la tierra toda | y fuerza salvadora de su diestra. de gracias por la liberación vida del poder de los perros;
8
sus palabras llegan a los confines del or- Estos por sus carros, aquéllos por sus 1 22
Sálvame de la boca del león, | a este
be de la tierra. | Puso en ellos una tienda Al maestro del coro. Sobre la cierva
caballos; | pero nosotros en el nombre de de2 la aurora. Salmo de David. * miserable de los cuernos de los búfalos.
para el sol; Yavé, nuestro Dios, somos fuertes. 23
Que pueda yo hablar de tu nombre a
6
Que, semejante al esposo que sale de 9 ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
Ellos vacilaron y cayeron, | pero nos- desamparado? | Lejos están de la salva- mis hermanos | y ensalzarte en medio de
su tálamo, | se lanza alegre a recorrer cual otros nos alzamos y nos mantenemos ción mis rugidos. la congregación.
gigante su camino. firmes. 3 24
¡Los que temáis a Yavé, alabadle! |
7
Sale de un extremo | y llega en su cur- 10 ¡Dios mío!, clamo de día, y no me res-
Da, ¡oh Yavé!, al rey la victoria | pondes; I de noche, y no hallo remedio. ¡Descendencia toda de Jacob, glorificad-
so a los últimos confines, I y nada se subs- y óyenos el día en que te invocamos. 4 le! I ¡Reverenciadle todos los descendien-
trae a su calor. Con todo, tú eres el Santo, | tú habitas
8 entre las alabanzas de Israel. tes de Israel!
La Ley de Yavé es perfecta, restaura el 23
21 (V. 20)
5
En ti esperaron nuestros padres; | es- Porque no desdeñó ni despreció la
alma. | El testimonio de Yavé es fiel, hace peraron, y tú los libraste. miseria del mísero, | ni apartó de él su
sabio al rudo. 6 rostro, I antes oyó al que imploraba su so-
9
Los preceptos de Yavé son rectos, | Canto de gracias por las victorias A ti clamaron, y fueron salvados; | en
ti confiaron, y no fueron confundidos. corro.
alegran el corazón. | Los mandatos de del rey 7 26
Por tu favor resonarán mis himnos
Yavé son limpios, | iluminan los ojos. Verdad que yo soy un gusano, no un
10 hombre; | el oprobio de los hombres y el en la numerosa congregación, I y cumpli-
El temor de Yavé es puro, | permane- 1 Al maestro del coro. Salmo de Da- ré 27mis votos ante los que te temen.
ce por siempre. | Los juicios de Yavé son vid. * desprecio del pueblo.
2
8
Búrlanse de mí cuantos me ven, I Comerán los pobres, y se saciarán, |
verdad del todo justos. En tu poder, ¡oh Yavé!, se goza el y alabarán a Yavé los que le buscan. |
n
Más estimables que el oro acriso- rey. I ¡Cuan jubiloso está de tu socorro! abren los labios y mueven la cabeza.
3
9
«Se encomendó a Yavé—dicen—; lí- «Viva vuestro corazón siempre».
lado, | más dulces que la miel, que el con- Le diste cuanto su corazón deseaba, | 28
Se acordarán, y se convertirán a Ya-
tenido del panal. no4 le negaste los deseos de sus labios. brele El, I sálvele El, pues dice que le es
12 grato». vé todos los confines de la tierra, I y se pos-
También a tu siervo le alumbran, | y Más bien te le adelantaste con faustas 10 trarán delante de El todas las familias de
en guardarlos halla gran merced. bendiciones | y pusiste en su cabeza la dia- Y es verdad, tú eres mi esperanza des-
13 de el útero, I mi seguro refugio desde el las gentes.
¿Quién será capaz de conocer los des- dema de oro. 29
Porque de Yavé es el reino, | y El
lices? | Absuélveme de los que se me ocul- 5
Te pidió vida, | y se la diste larga, seno de mi madre.
11
Desde mi nacimiento fui entregado a dominara a las gentes.
tan. eterna.
6 ti, I desde que colgaba de los pechos de mi
30
Comerán y se regocijarán ante El to-
14
Retrae también a tu siervo de los mo- Por tu protección es magnífica su glo- madre; tú eres mi Dios. dos los grandes de la tierra; | se curvarán
vimientos de soberbia, | no se adueñen de ria, I y acumulaste sobre él honras y ho- 12 los que al polvo cayeron. Mi alma vivirá
mí; | entonces seré perfecto, libre de todo nores. No te apartes de mí, que se acerca el
7 peligro; I ven en mi ayuda, que a nadie para El.
crimen. Le has bendecido con eterna bendi- tengo que me socorra. 51 Mi posteridad te servirá, | hablará de
15
Séante gratas las palabras de mi boca | ción I y le das a gozar la alegría de tu ros- 13 Yavé a las generaciones venideras;
y los pensamientos de mi corazón. | Yavé, tro.8 Rodéanme toros en gran número; | 32
cércanme novillos de Basan. Y predicarán tu justicia al pueblo
tú eres mi roca y mi redentor. Porque en Yavé confía el rey, ¡ y por 14 que ha de nacer. | Esto es obra de Yavé.
el favor del Altísimo permanece inconmo- Abren sus bocas contra mí | cual león
vible. rapaz
15
y rugiente.
20 (V. 19) Me derramo como agua; I todos mis 23 (V. 22)
'Caiga tu mano sobre todos tus ene- huesos están dislocados. | Mi corazón es
Deprecación por el rey que va a la migos, I alcance tu diestra a cuantos te Dios, pastor del justo
aborrecen. como cera I que se derrite dentro de mis
guerra 1
10 entrañas. Salmo de David.
Ponlos como en horno de fuego. | 16
1
Al maestro del coro. Salmo de Da- Al tiempo en que te mostrares, | Yavé los Seco está como un tejón mi paladar, | Es Yavé mi pastor; nada me falta. *
2
consumirá en su ira, | el fuego los abra- mi lengua está pegada a las fauces | y me Me pone en verdes pastos | y me lleva
vid. * has echado al polvo de la muerte. a 3frescas aguas.
2
Óigate Yavé en el día del conflicto; | sará.
11 Borrarás de la tierra su progenie, | 17 Me rodean como perros, | me cerca Recrea mi alma | y me guía por las
protéjate
3
el nombre del Dios de Jacob. una turba de malvados, | han taladrado rectas sendas, | por amor de su nombre.
Envíete su auxilio desde su santuario, | su descendencia de entre los hijos de los mis manos y mis pies, 4
hombres. Aunque haya de pasar por un valle
sosténgate
4
desde Sión. 12
18
puedo contar todos mis huesos. | tenebroso, | no temo mal alguno, porque
Acuérdese de todas tus oblaciones | Si algo malo trazan contra ti, | si Pero ellos me miran, me contemplan con
maquinan engaños, de nada les valdrá; tú estás conmigo. | Tu clava y tu cayado
y séale
3
grato tu holocausto. (Sela.) 13 gozo. son mi consuelo.
Llene los deseos de tu corazón, | to- Los pondrás en fuga, | apuntando
dos los anhelos de tu alma. tu tenso arco contra su pecho. 22 * Lo que del salmo 7 dejamos dicho tiene especialísima aplicación a éste, en que los
~ *• padecimientos del salmista son más atroces y la paciencia con que los sufre perfecta, sin una
y otra. Disputan los autores si se trata de dos salmos unidos en uno o de uno solo dividido en dos palabra en que pida el castigo de sus perseguidores. Es el que más de cerca preludia al «Siervo de
partes. En este último caso, la primera parte sería como el elemento de comparación para la segunda. Yavé», del que se diferencia, sin embargo, en que aquí no muere y en que el resultado de su salva-
ción es la alegría de los justos por verle salvo y triunfante en él la causa de Dios, que es también
O A 1 Los salmistas nos presentan a Dios morando en el templo y reinando desde allí sobre su la de ellos mismos, mientras que en el «Siervo de Yavé» su muerte por los pecados de todos es la
^ ^ pueblo; por esto piden que proteja al rey desde Sión y le dé la victoria. redención del mundo (Is 52,13-53,12).
O "I 1 Es uno de los muchos regios. El rey de Israel es un rey teocrático, instituido por Dios, OlXO 1 Siendo la vida pastoril tan conocida en Israel, es natural que los profetas y salmistas den
^ ' encargado de una misión divina y sujeto de las promesas mesiánicas hechas a David y a su ~ * a Dios el nombre de Pastor del pueblo, o de los fieles de él. Además, los rectores del pueblo
descendencia; por esto es fácil ver en estos salmos un sentido más alto que el histórico, en que el son llamados sus pastores, y, por tanto, Yavé es su Pastor supremo (cf. Jer 23,1 ss.; Ez 34,1 ss.;
autor se eleva hasta «el hijo de David», corona de la dinastía davídica. Zac 11,4 ss.; Jn 11,14 ss.).
SALMOS 23-25 614 615 SALMOS 26-28
5 5
Tú pones ante mí una mesa, 1 enfrente porque tú eres mi Dios, mi salvador, | y a6 (V. 25) Pues él me pondrá a seguro en su
de mis enemigos. | Has derramado el óleo en6 ti espero siempre. * Oración confiada del justo tienda el día de la desventura, | me ten-
sobre mi cabeza, | y mi cáliz rebosa. Zain. Acuérdate, ¡oh Yavé!, de tus drá a cubisrto en su pabellón, I me pon-
6 drá en alto sobre su roca.
Sólo bondad y benevolencia me acom- misericordias, | de tus gracias, que son 1 De David. 6
pañan | todos los días de mi vida, | y es- imperecederas. Hazme justicia, ¡oh Yavé!, porque he Alzo luego mi cabeza I sobre los
taré en la casa de Yavé | por muy largos 7
Jet. No te acuerdes de los pecados de andado en integridad | y he confiado en enemigos que me cercan, | y ofreceré en
años. mi mocedad y de mis faltas; | acuérdate Yavé sin vacilar. * su tienda sacrificios de júbilo, I cantan-
2 do y salmodiando a Yavé.
de mí conforme a tu misericordia | y se- Ponme a prueba, ¡oh Yavé!, y exa- 7
24 (V. 23) gún tu bondad, ¡oh Yavé! míname, I acrisola mis entrañas y mi co- Oye, ¡oh Yavé!, el clamor con que te
Canto procesional 8
Tet. Bueno y recto es Yavé, | por eso razón. invoco,
8
I ten de mi piedad y escúchame.
3
señala a los errados el camino. Porque tengo siempre ante mis ojos tus De tu parte me dice el corazón:
1 Salmo de David. 9
Yod. Y guía a los humildes por la misericordias | y ando en tu verdad. «Buscad mi rostro», | y yo, Yavé, tu
De Yavé es la tierra y cuanto la llena, | justicia I y adoctrina a los mansos en sus 4
No me siento con hombres falaces, I rostro buscaré.
el orbe de la tierra y cuantos le habitan; * sendas. 9
2 no5 me acompaño de los fingidos. No me escondas tu rostro, | no re-
Pues El es quien lo fundó sobre los 10
Caf. Todas las sendas de Yavé son Aborrezco el consorcio de los malig- chaces con ira a tu siervo; | sé mi soco-
mares,
3
| y sobre las olas lo estableció. misericordia y verdad I para los que guar- nos I y no me siento con impíos. rro, no me rechaces, no me abandones,
¿Quién subirá al monte de Yavé, | se dan su pacto y sus mandamientos. * Yo lavaré mis manos en la inocen- ¡oh Dios, mi salvador!
estará en su lugar santo? 10
4
11
Lamed. Por la gloria de tu nombre, cia I y andaré en derredor de tu altar, ¡oh Aunque me abandonaren mi padre
El de limpias manos y puro corazón, | ¡oh Yavé!, | perdona mis culpas, que son Yavé! y mi madre, | Yavé me acogerá.
el que no lleva su alma al fraude | y no jura grandes. * 7 11
Haciendo resonar cantos de alaban- Muéstrame, ¡oh Yavé!, tus caminos, I
con mentira. 12
Mem. ¿Quién es el hombre temeroso za 8 I y ensalzando todos tus prodigios. guíame por la recta senda, a causa de
5
Ese alcanza de Yavé bendición | y jus- de Dios? I El le enseñará el camino que ¡Oh Yavé!, yo amo la morada de tu mis enemigos.
ticia de Dios, su salvador. 12
6 ha13de seguir. casa, I el lugar en que se asienta tu ma- No me entregues a la rabia de mis
Esa es la raza de los que le buscan, | Nun. Su alma vivirá feliz I y su des- adversarios, | que se alzan contra mí
de los qué buscan el rostro del Dios de Ja- cendencia poseerá la tierra. 9
No juntes con los pecadores mi alma, I falsos testigos I y gente que respira cruel-
cob. (Sela.) 14
Sámec. Yavé descubre sus secretos a ' ni mi vida con los sanguinarios, dad.
7 13
Alzad, ¡oh puertas!, vuestras frentes; | los que le temen | y les da a conocer su 1° Cuyas manos están llenas de maldad, ¡Ay si no creyera que he de gozar
alzaos más, ¡oh antiguas entradas!, | que alianza. cuyas diestras están llenas de sobornos. de la bondad de Yavé | en la tierra de
va a entrar el Rey de la gloria. 15
Ayin. Mis ojos siempre están en Ya-
11
Yo, por el contrario, marcharé en los vivos!
8 14
¿Quién es ese Rey de la gloria? | Es vé, I porque El es quien saca mis pies de mi integridad; I rescátame, ¡oh Yavé!, y Espera en Yavé, esfuérzate, | ten
Yavé, el fuerte, el poderoso; | es Yavé po- la red. ten misericordia de mí. gran valor y espera en Yavé.
deroso en la batalla. 16
Pe. Vuélvete a mí y ten de mi pie- 12 Ya están mis pies en tierra firme, |
9
Alzad, ¡oh puertas!, vuestras frentes; | dad, I que estoy solo y afligido. bendeciré en la congregación a Yavé. 28 (V. 27)
alzaos más, ¡oh antiguas entradas! | Que 17 Sade. Ensancha mi angustiado cora-
va a entrar el Rey de la gloria. Oración del salmista en u n grave
10 zón I y sácame de mis estrechuras. 27 (V. 26) aprieto
¿Quién es ese Rey de la gloria? | Es 18
Qof. Mira mi pena y mi miseria | y
Yavé Sébaot; I El es el Rey de la gloria. perdona todos mis pecados. Confianza del justo en medio 1
(Sela.) * 19 del peligro De David.
Res. Mira cuan numerosos son mis A ti clamo, ¡oh Yavé, mi roca! | No
enemigos, | que me odian con un odio 1 De David. te desentiendas de mí, | pues dejándome
25 (V. 24) feroz. Yavé es mi luz y mi salud, ¿a quién tú, vendría a ser | como los que bajan
20
Confianza del justo en el Señor Sin. Guarda mi vida y sálvame, I no temer? | Yavé es el baluarte de mi vida, al 2 sepulcro.*
me21vea confundido de haber acudido a ti. ¿ante quién temblar?* Oye la voz de mi súplica cuando te
1 De David. * Tau. No me abandonen la integridad 2
2
Alef. A ti alzo mi alma, | Yavé, mi y la rectitud, | pues que en ti espero, Yavé. Cuando los malignos me asaltan para invoco, I cuando alzo mis manos hacia
Dios. I Bet. En ti confío, no sea confun- 22
devorar mis carnes, | son ellos, mis ad- tu 3 santo templo.
Libra, ¡oh Dios!, a Israel | de todas versarios y enemigos, los que vacilan y No me arrebates juntamente con los
dido, I no se gocen de mí mis enemigos. sus tribulaciones. malvados, | con los obradores de la ini-
3
Guímel. No; quien espera en ti, no es caen.
3
confundido; | confundido el que en balde Aunque acampe contra mí un ejér- quidad, I los que hablan paz a su prójimo, |
se 4rebela contra ti. cito, no teme mi corazón; I aunque me mientras está su corazón lleno de mal-
Dálet. Muéstrame, ¡oh Yavé!, tus ca- den4
la batalla, también estoy tranquilo. dad.
4
minos ; I adiéstrame en tus sendas. Una cosa pido a Yavé, y ésa procu- Trátalos conforme a sus obras, | con-
5 He. Guíame en tu verdad y enséñame, I ro: I habitar en la casa de Yavé todos forme a la malicia de sus acciones, |
los días de mi vida | para gozar del en- retribuyeles conforme a la obra de sus
canto de Yavé | y visitar su santuario; * manos, | dales su merecido.
*}A 1 Cuando el Señor sacó a Israel de Egipto y le condujo por el desierto hasta la tierra de
"• * Canán, El mismo fue su guía, que por medio de un ángel, y simbolizado por la nube, iba O £ * El salmista nos representa a un justo cuidadoso de servir al Señor y que vive en lucha con
a la cabeza del pueblo (Ex 14,19; 23,20). Asi los fieles que venían en peregrinación a Jerusalén y ^ ** los impíos. Por esto pide a Dios que salga por su causa.
en la explanada del templo hacían procesiones como la de Neh 12,27.43, s e representan al Señor
caminando a su cabeza y entrando en el templo delante de ellos.
10
O "7 l En este salmo, que expresa la gran confianza del salmista en su Dios, algunos autores
Algunos modernos expositores de los salmos querrían poner el salmo 15 a continuación ^ • modernos quieren ver dos salmos: el uno (1-6), que canta esta confianza en que desafía a
del 24 y formando un solo salmo con él. sus enemigos;
4
el otro (7-14), que nos revela el estado de angustia en que los enemigos le tienen puesto.
Este versículo nos muestra cuánta parte ocupaba en la vida religiosa de Israel el templo de
O, xK 1 Con gran sosiego y placidez, como quien todo lo confía a la bondad de Dios, el salmista Jerusalén. Los justos, llenos de fe de la presencia de Dios en su morada, no tienen otro placer que
^ ^ levanta a El su alma, pidiéndole perdón de sus pecados, que no sea por ellos confundido y asistir a ella y a las solemnidades de su culto.
que al mismo tiempo le libre de toda angustia y de las molestias de sus enemigos,
3
Falta en el texto el verso que corresponde a la letra vau. O O ! A l a súplica por que Dios le salve y no le deje perecer con los malvados sigue la acción
1
* Las causas que a Dios mueven a perdonar y tener misericordia no son extrañas a El mismo; "" ° de gracias del que se cree escuchado. Los postreros versículos extienden la oración y piden
son, en suma, la gloria de su nombre. por el rey y por la salud de su pueblo. No faltan autores que quieran ver aquí dos salmos: 1-5 y 6-9.
SALMOS 28-91 616 617 SALMOS 31-33
5 3
Porque no atienden a las obras de Yavé, mi Dios, | clamé a ti y tú m e sericordia, I pues has visto mi aflicción | santos; I a los fieles conserva Yavé, | y
Yavé, | a la obra de sus manos. | ¡Derrí- sanaste. y en las angustias salvaste m i alma. paga con usura a los soberbios.
balos y no los edifiques! 4 25
¡Oh Yavé!, has sacado mi alma del * N o me entregaste en m a n o s del ene- Esforzaos y fortaleced vuestro cora-
6
¡Bendito sea Yavé, | que oyó la voz sepulcro, | m e has llamado a la vida de migo, I pusiste mis pies en anchura. zón I todos cuantos esperáis en Yavé.
de mis súplicas! entre los que bajan a la fosa. i° Ten piedad de mí, ¡oh Yavé!, I por-
7 5
Yavé es mi fortaleza, es m i escu- C a n t a d a Yavé vosotros, sus san- que estoy en tribulación; I l a tristeza 32 (V. 31)
d o ; i en El confió mi corazón y fui so- tos, I y ensalzad su n o m b r e santo. consume mis ojos, I mi alma y mis en-
corrido, | y mi corazón salta de gozo, | 6 C o n f e s i ó n d e los p e c a d o s y a c c i ó n
Porque un instante dura su cólera, | y trañas.
y le alabaré con mis cantos. su benevolencia es de p o r vida. | Alber- 11 Sí, mi vida se gasta en el dolor, | y d e g r a c i a s p o r el p e r d ó n
8 1
Es Yavé la fortaleza de su pueblo, | ga la tarde llantos, | m a s viene a la m a - mis años en gemidos. | Mi vigor enfla- D e David. Masquil.
es el salvador escudo de su ungido. ñ a n a la alegría. quece por la tribulación, | y se consu- ¡Bienaventurado aquel a quien le ha
9 7
¡Salva, Señor, a tu pueblo y bendice Y o dije en mi fortuna: | N o seré men mis huesos. sido perdonado su pecado, | a quien le
t u heredad, 1 sé su pastor y condúcelos jamás conmovido. i 2 S o y el oprobio de t o d o s mis perse- h a sido remitida s u iniquidad! *
p o r siempre! 8 2
Pues tú, ¡oh Yavé!, por tu benevo- guidores, I objeto de terror p a r a mis ¡Bienaventurado aquel a quien no
lencia m e asegurabas h o n o r y poderío. | vecinos | y de espanto p a r a cuantos m e imputa Yavé la iniquidad | y en cuya
2 9 (V. 28) Apenas escondiste tu rostro, fui contur- conocen; | todos los que me ven huyen alma n o hay mentira!
bado. de mí. 3
L a g l o r i a d e Y a v é e n la t e m p e s t a d 9
Mientras callé, consumíanse mis hue-
Pero clamé a ti, ¡oh Yavé!, | pedí 13
C o m o muerto he sido b o r r a d o de sos, I con mi gemir durante todo el día,
i D e David. piedad a mi D i o s : todos los corazones | y parezco u n a 4 Pues día y noche tu m a n o pesaba
10
D a d a Yavé, hijos de Dios, | dad a ¿Qué provecho hay en m i muer- vasija rota. sobre mí, I y tornóse mi vigor en seque-
Yavé la gloria y el poder. * te, I en que yo descienda a la t u m b a ? I 1 4 Oigo el m u r m u r a r de muchos, | es- dades de estío. (Sela.)
2 ¿Te alabará el polvo? | ¿Cantará tus mi- 5
D a d a Yavé la gloria debida a su p a n t o p o r todas partes, | c u a n d o a una Pero te confesé mi pecado | y te
nombre, | postraos ante Yavé con sacras sericordias? se confabulan contra mí | y t r a m a n arre- descubrí mi iniquidad. I Dije: «Confesa-
11
vestiduras. Escúchame, Yavé, y ten piedad de b a t a r m e la vida. ré a Yavé mi pecado», I y tú perdonaste
3
¡La voz de Yavé sobre las aguas! | mí. I Ven Yavé, en mi socorro. 15 Pero yo confío en ti, ¡oh Yavé! I Y o mi iniquidad. (Sela.)
12 6
Truena el Dios de la majestad, | Yavé, Y mudaste en júbilo mi luto, | des- digo: T ú eres mi Dios, Por eso te invocarán todos los pia-
sobre la inmensidad de las aguas. ataste mi saco I y me ceñiste de gloria. t<> E n tus m a n o s están mis días; I lí- dosos al tiempo propicio, | y la inunda-
4 13
Es poderosa la voz de Y a v é ; I la ¡Por eso te cantaré, y no callaré I b r a m e de la m a n o de mis enemigos y ción de las copiosas aguas n o llegará a
voz de Yavé es majestuosa; y te alabaré, Yavé, D i o s mío, p o r la d e mis perseguidores. ellos.
s La voz de Yavé rompe los cedros, I eternidad! 1 7 H a z resplandecer tu faz sobre tu sier- 7
Tú eres mi asilo, tú m e preservas de
troncha Yavé los cedros del Líbano. vo I y sálvame en t u misericordia * la adversidad | y m e rodeas de cantos
6
Y hace saltar al Líbano como un 3 1 (V. 30) i 8 Yavé, que n o sea yo confundido, de liberación. (Sela.)
8
ternero, | y al Sarión como u n ternero pues te invoco; | confundidos sean los «Yo te haré saber y te enseñaré el
Plegaria de u n angustiado y acción
de búfalo. malvados y que m u d o s bajen al sepul- camino que debes seguir; | seré tu con-
7
La voz de Yavé hace estallar llamas d e gracias p o r la l i b e r a c i ó n cro;* sejero, y estarán mis ojos sobre ti.
de fuego; 1
Al director del canto. Salmo de D a - 1 9 Q u e callen para siempre los labios 9
N o seas sin entendimiento, como el
8
L a voz de Yavé sacude el desier- vid.* mentirosos, I que, soberbios y despec- caballo y el mulo, | a los que pones bri-
to, | sacude Yavé el desierto de Cades. 2
E n ti, ¡oh Yavé!, confío; ] N o sea tivos, I lanzan insolencias contra el justo. d a y freno, | p o r q u e si n o , n o se acer-
9 20
La voz de Yavé retuerce las encinas, yo nunca confundido, | líbrame en tu ¡Qué grande es, oh Yavé, la mise- can a ti.»
despoja las selvas, | y en su templo todo justicia. ricordia I que guardas para los que te 10 M u c h o s son los dolores del impío, I
dice: «¡Gloria!» 3
Inclina a mí tus oídos, | apresúrate temen, I que a la vista de todos | haces pero la misericordia ceñirá al que espera
10
Siéntase Yavé sobre aguas diluvia- a librarme, | sé p a r a mí roca inexpug- a los que en ti confían! en Yavé.
les, | siéntase como Rey eterno. 2 11
nable, I ciudadela de mi salvación. 1 T ú haces de tu presencia su defensa I Alegraos en Yavé, regocijaos, ¡oh
11
Yavé dará fortaleza a su pueblo. | 4
T ú eres ciertamente mi roca, mi ciu- contra la crueldad de los hombres, I y justos!; I saltad de gozo todos los rectos
Yavé bendecirá a su pueblo con la paz. dadela; 1 por el h o n o r de t u n o m b r e t ú c o m o e n u n tabernáculo los pones a cu- d e corazón.
me guiarás y me conducirás. bierto I de los azotes de las lenguas.
30 (V. 29) 5
M e sacarás de la red que m e h a n 22 ¡Bendito sea Yavé, que en mí hace 3 3 (V. 32)
tendido, | porque tú eres mi fortaleza. admirable su misericordia I c o m o ciu- A l a b a n z a del p o d e r y la p r o v i d e n c i a
Acción de gracias después de una 6
En tus manos encomiendo mi espí- dad fortificada!
enfermedad grave 23 del Señor
ritu; I tú me has rescatado, ¡oh Yavé!, Y o , en mi turbación, había ya di-
1
Canto p o r la dedicación de la casa. Dios de verdad. c h o : I H e sido arrojado de ante tus 1 ¡Alegraos, justos, en Yavé! J Bien está
Salmo de David. 7
T ú aborreces a los seguidores de los ojos; I pero tú has oído mi voz supli- a los rectos la alabanza. *
2
Quiero ensalzarte, ¡oh Yavé!, por- vanos ídolos, | pero yo sólo espero en cante I c u a n d o a ti clamé. 2 Cantad a Yavé con la cítara, | en-
24
que me has puesto en salvo I y n o has Yavé. A m a d a Yavé vosotros todos, sus salzáosle con el arpa de diez cuerdas.
alegrado a mis enemigos en mi daño. * 8
M e alegraré y m e gozaré en tu mi-
* ? Haz resplandecer sobre mí tu rostro y devuélveme la alegría y la paz (Sal 4.7 s.; Núm 6,25-26).
1
Bellísimo salmo, en que se revela Yavé en medio de la tempestad como Rey eterno, que 1 8 El justo, fiel a su Dios, ve enfrente de sí a los malvados, enemigos de Yavé, que se burlan
29 desde el cielo bendice a su pueblo y le colma de paz. de él y de lo que él representa, que es la causa de Dios. El salmista pide a Dios que salga por la causa
2 suya y la de sus fieles, castigando a los impíos según su justicia.
OA
0 v
La enfermedad, como cualquier otro mal que pueda venir sobre el hombre, sería una
señal de la cólera de Dios. Oyendo el Señor la oración del salmista, no sólo le libra de aquel O O 1 El salmista se congratula de haber obtenido el perdón de su pecado cuando se lo confesó
mal, sino también de los escarnios de los impíos, que se alegraban de verle humillado y confundido " " a Yavé, lo que debe ser una lección para todos y un argumento de la bondad de Dios, que
por su Dios. se constituye en maestro del hombre si éste se le muestra dócil.
1
Í1 Recordemos a Job acusado por sus amigos; con más razón ei salmista puede temer su con- O O l El salmista invita a alabar a Yavé, omnipotente, que hace fracasar los planes de las na-
*•* • fusión ante las acusaciones y los escarnios de sus enemigos al verle afligido y como herido * * " ciones contra su pueblo, el cual por esto puede vivir en seguridad bajo la mirada y la pro-
por la mano de Dios. tección de Yavé, que desde lo alto de los cielos contempla la conducta de los hombres.
SALMOS 33-34 619 SALMOS 35-36
618
3 Cantadle un canto nuevo | y tañed 3
Bet. En Yavé se gloriará mi alma, 35 (V. 34) tormento, I mi vida de las garras del
bien a una con júbilo la lira. lo 4 oirán los justos y se alegrarán. león. *
4
Porque es recta la palabra de Yavé | y Guímel. ¡Cantad conmigo la grande- Plegaria del justo contra sus 18 Te alabaré en medio de la asamblea, I
toda su obra es obra de verdad. za de Yavé! I ¡Ensalcemos a una su nom- perseguidores te ensalzaré en medio de un pueblo nu-
5
El ama la justicia y el derecho, | y bre! meroso.
19
de la misericordia de Yavé está llena la 5
Dálet. Yo he buscado a Yavé, y El 1 De David. No triunfen contra mí los que sin
tierra. me ha escuchado, | librándome de to- Oponte, ¡oh Yavé!, a cuantos a mí se causa son enemigos míos; I no se guiñen
6
Por la palabra de Yavé fueron he- dos mis terrores. oponen, | combate a los que a mí me el ojo los que injustamente me aborrecen.
20
chos los cielos, | y todo su ejército por 6
He. Volveos todos a El, y seréis combaten.
2
* No hablan de paz | y urden tramas
el 7aliento de su boca. alumbrados | y no cubrirá el oprobio Echa mano al escudo y a la adarga | contra los pacificos de la tierra.
2
El reúne como en odre las aguas del vuestros rostros. y álzate en ayuda mía. i Abren sus bocas contra mí, dicien-
mar | y hace de los abismos como es- 7
Zain. Miró el desvalido a Yavé, y El 3 Enristra la lanza y cierra contra mis do: I «¡Ah, ah! Lo vieron por fin nues-
tanques. le escuchó, | y le salvó de todas sus an- enemigos, | di a mi alma: «Yo soy tu sal- tros ojos».
22
8
Tema a Yavé toda la tierra, | téman- gustias. vación».
4
¿No lo Tes, oh Yavé? ¡No calles! |
le todos los habitantes del universo; 8
Jet. Acampa el ángel de Yavé | en Sean confundidos y avergonzados los ¡Dios
23
mío, no te alejes de mí!
'Porque dijo El, y fue hecho; | man- derredor de los que le temen, y los salva que ponen asechanzas a mi vida; I sean ¡Despierta, álzate en favor mió, I Dios
dó, y así fue. del peligro. puestos en fuga y cubiertos de ignominia mío, Señor mío, en mi defensa!
24
io Anula Yavé el consejo de las gen- 9
Tet. Gustad y ved cuan bueno es Ya- los que maquinan mi ruina. * ¡Hazme justicia según tu justicia, Se-
tes | y frustra las maquinaciones de los vé; I bienaventurado el hombre que se s Sean como paja al viento, | persígalos ñor mío! ] ¡Dios mió, no triunfen con-
pueblos. acoge a El! el 6ángel de Yavé. tra mí!
2
11
El consejo de Yavé permanece por 10 Yod. Temed a Yavé vosotros sus Sea su camino tiniebla y resbaladero, | 5 Q u e no puedan decir en su corazón:
la eternidad; I los designios de su cora- santos, I pues nada falta a los que le y el
7
ángel de Yavé los acose. «Lo conseguimos». | N o digan: «Le he-
zón, por todas las generaciones. temen. Porque sin causa me tendieron su mos devorado».
26
12
¡Venturoso el pueblo cuyo Dios es 11
Caf. Empobrecen los ricos, y en la red,
8
I sin razón cavaron una fosa para mí. Sean confundidos y avergonzados |
Yavé, ! el pueblo que El se eligió por he- penuria pasan hambre; | pero a los que Cójalos inesperadamente la ruina, | y cuantos se gozan de mi mal. I Sean cu-
redad! buscan a Yavé no les falta bien alguno. enrédense en la red misma que tendieron, | biertos de vergüenza y confusión I los
13 Mira Yavé desde los cielos, | y ve 12
Lamed. Venid, hijos, oidme, | y os y caigan en la fosa que cavaron. que orgullosamente se alzan contra mí.
9 27
a 14todos los hijos de los hombres. enseñaré el temor de Yavé. Entonces se alegrará mi alma en Ya- Y alégrense y salten de júbilo los
Desde la morada en que se asienta | 13
Mem. ¿Quién es el hombre que ama vé l y se gozará en su salvación. que están en favor de mi inocencia | y
ve15a todos los habitantes de la tierra. la 14vida | y desea ver días felices? 10 Todos mis huesos dirán: | ¿Quién se- digan siempre: «¡Ensalzado sea Yavé, |
Es El quien ha hecho todos los co- Nun. Pues preserva del mal tu len- mejante a ti. ¡oh Yavé!, | que libras al que dio paz a su siervo!»
28
razones | y conoce a fondo todas sus gua, I y tus labios de palabras mentirosas. desvalido dei poderoso, | al pobre y al Mi lengua cantará tu justicia, todos
obras. 15
Sámec. Aléjate del mal y haz el bien, | afligido de quien le despoja? los días tus alabanzas.
11
16
No es la muchedumbre de los ejér- busca y persigue la paz. Alzáronse contra mi testigos falsos |
citos la que salva al rey, | ni se salva el 16
Ayin. Los ojos de Yavé están sobre para
12
demandarme lo que ni sabía. 36 (V. 35)
guerrero por su gran robustez. los justos, I y sus oídos atentos a sus cla- Volviéronme mal por bien I para
17 Vano es para la salvación el caba- mores. abatir mi alma. Bondad de Dios y maldad del impío
llo;18 | su gran vigor no librará al jinete. 17
Pe. La faz de Yavé está contra los 13 Cuando ellos estuvieron enfermos, yo
me vestí de saco, | afligiendo con el ayuno 1 Al maestro del coro. De David, siervo
Están los ojos de Yavé sobre los que hacen el mal | para borrar de la de2 Yavé. *
que le temen, | sobre los que esperan tierra su memoria. mi alma, | y repetía en mi pecho las
18 plegarias. Habla la impiedad al impío en su co-
en19su misericordia, Sade. Clamaron los justos, y Yavé los razón; I no hay ante sus ojos temor de
Para salvar sus almas de la muer- oyó I y los libró de todas sus angustias. 14 Me porté con ellos como con un
19 pariente o un hermano; | como si llevase Dios.
te, | para nutrirlas en tiempo de hambre. Qof. Está Yavé vecino a los de cora- 3
Lisonjéase de que, a su parecer, | no
20 Nuestra alma confia en Yavé; | El zón contrito, I salva a los afligidos de luto por mi madre, me enlutaba y me
humillaba; será hallada y castigada su culpa.
es nuestro auxilio y nuestro escudo.
21
espíritu. 15
4
Las palabras de su boca son injusticia
20
En El se regocija nuestro corazón, | Res. Muchas son las aflicciones del Pero ellos se alegran de mi mal y se y fraude, | no se cuida de ser cuerdo y
en22su santo nombre está nuestra confianza. justo, I pero de todas le libra Yavé. confabulan; | se confabulan contra mí para obrar el bien.
21
Sea, ¡oh Yavé!, sobre nosotros tu Sin. Toma a su cuidado todos sus herirme a traición, | me destrozan sin 5
En su lecho maquina iniquidades | y
misericordia, I como esperamos «a ti. huesos, I y ni uno solo de ellos será roto. descanso. emprende caminos no buenos; no se apar-
22
Tau. La desgracia matará al impío, | 16 Se burlan de mí, de mí hacen mofa, | ta del mal.
34 (V. 33) y los que aborrecen al justo serán des- y rechinan sus dientes contra mi. « Se levanta hasta los cielos, ¡oh Yavé!,
truidos. 17 ¿Hasta cuándo, ¡oh Yavé!, estarás tu misericordia, | y hasta las nubes tu
Alabanza de Dios, protector del 23
Yavé redime el alma de sus siervos, | viendo esto? I Arranca mi alma de su verdad.
justo y cuantos en él confían no serán casti-
1 gados. Oe * Este salmo desarrolla el mismo pensamiento del salmo 6.
D e David. C u a n d o se i n g i ó loco ante **** 4 Libre el justo de la opresión de los impíos, éstos quedaran confundidos, mientras el justo
Abim«l«c, que la echó da si, pudíendo se alegrará viendo triunfante la causa de Dios, que es la suya.
así escapar. * 17
2
Este trozo nos hace entrar en el ánimo del salmista y entender la razón de aquellas súplicas,
Alef. Y o bendeciré siampra a Ya- que nos dejan desconcertados. Los impíos le persiguen, se burlan de él, tnuéstranse contentos de
vé, | su alabanza estará siampra e s mi verle humillado y abatido; el salmista entiende que todo esto va contra Dios, cuya causa representa
boca. él en la tierra con los demás justos, y pide que sus enemigos sean confundidos y esta confusión
traiga la siegrfo a los que con él forman, como si dijéramos, el partido de Yavé.
O A * La indicación histórica del salmo se refiere al episodio narrado en i Sam 21,10-15. El O C l A l a malicia del implo, que en su corazón maquina todo género de maldades, pensando
" ^ salmo es un himno alfabético, e» que David da gracias a Dios por haberle libertado de los " v que Dios no lo ve, opone el salmista la bondad de Dios y su misericordia, que salva a sus
peligros; de aquí se levanta a celebrar la providencia de Dios sobre los justos y exhorta a éstos a fieles y castiga a los malvados.
confiar en £1 y temerle.
SALMOS 36-37 620 621 SALMOS 37-39
7 13
T u justicia es c o m o los montes de Pero Yavé se ríe de él, | porque ve poseas la tierra, I y gozarás a la vista te I y en cuya boca n o hay respuesta.
Dios, | tus juicios son u n insondable abis- que su día se acerca. 16
del exterminio de los impíos. Porque es en ti, ¡oh Yavé!, en quien
mo. | Tú, ¡oh Yavé!, conservas a hombres 14 Jet. Desenvainaron los malvados su 35
y animales. Res. H e visto al impío altamente confío, I y serás tú quien por mí respon-
8
espada, tendieron el arco, | para destruir ensalzado [ y extenderse como árbol vi- das, I ¡Yavé, Dios m í o !
¡Cuan magnífica es, oh Yavé, tu mi- al pobre y al menesteroso, | p a r a asesi-
sericordia; | ampáranse los hombres a la nar a los que van p o r el camino recto.
goroso. * 1 7 Pero te digo: «Que n o se gocen en
36
sombra de tus alas! Pero pasé de nuevo, y ya n o e r a ; | le mi mal | y n o se engrían contra mí cuando
9
15 Su espada se hundirá en su propio busqué, y n o le hallé. resbale mi pie».
Sácianse de la abundancia de tu casa | corazón | y se quebrantarán sus arcos. 37 18
y los abrevas en el torrente de tus de- Sin. Considera al recto y mira al Mira que estoy p a r a caer, | tengo
16 Tet. Mejor le es al justo lo poco | justo, I y verás que su fin es feliz. siempre a mis ojos mi maldad.
licias. I q u e la gran opulencia de los impíos. 38 19
10 17 Los impíos, por el contrario, serán Pues yo confieso mi culpa | y que peno
Porque en ti está la fuente de la Porque los brazos del impío serán exterminados; | la posteridad de los mal-
vida, | y en tu luz vemos la luz. mi pecado.
rotos, | mientras que Yavé sostiene al vados será tronchada. 20
11
Extiende tu misericordia a los que justo. Pero viven y son fuertes mis enemi-
39
T a u . D e Yavé viene la salvación de gos I y se multiplican los que injusta-
te conocen, | y tu justicia a los rectos de 18 Y o d . Conoce Yavé los días del justo, I los justos, I es su refugio al tiempo de la mente me odian;
corazón. y su posesión será eterna. 21
12 adversidad. Y los que vuelven mal p o r bien | me
N o me pise el pie del soberbio, | n o 1 9 N o serán confundidos al tiempo m a - 40
Yavé los socorre y los libra; I del
m e eche fuera la m a n o del impío. hostigan por seguir el bien.
lo | y serán saciados en el día del hambre. impío los libra y los salva, ¡ porque se 22
13
Sí, caerán los obradores de la ini- 20 N o me abandones, ¡oh Yavé!; I no
Caf. Cierto, los impíos perecerán, I acogen a El.
quidad, | serán abatidos y n o podrán m á s y los enemigos de Dios, como la lozanía te estés alejado de mí, ¡Dios m í o !
23
levantarse. de los prados, se marchitarán, | se des- 38 (V. 37) ¡Corre en mi auxilio! | ¡Señor mío,
vanecerán como el h u m o . mi salud!
Oración de u n pecador arrepentido
37 (V. 36) 21
Lamed. Pide prestado el impío y n o 3 9 (V. 38)
1
L a p r o v i d e n c i a d i v i n a s o b r e e l j u s t o puede pagar, | el justo se compadece y da. Salmo de David. Para memoria. * Deprecación del justo atribulado
2
22
Sí, los benditos de Dios heredarán la N o m e castigues, Yavé, en tu furor, |
y s o b r e el i m p í o no me corrijas en tu ira. 1 Al maestro del coro. D e Idutún. Salmo
tierra, I los malditos de El serán exter- 3
1 D e David. minados. Q u e tus saetas h a n penetrado en mí | de David. •
2
Alef. N o te impacientes p o r los mal- 23
M e m . Yavé ordena los pasos del y pesa gravemente sobre mí tu m a n o . Y o me dije: Atenderé a mis caminos |
4
vados, | n o envidies a los que hacen el h o m b r e | y se complace en sus caminos. N a d a hay sano en mi carne a causa para n o pecar con mi lengua; I pondré un
mal.* 24
Si cayere, n o yacerá postrado, | por- de tu ira; | n a d a íntegro en mis huesos a freno a mi boca | mientras tenga al impío
2 causa de m i pecado. frente a mí.
Porque presto serán segados como el que Yavé le tiende su m a n o . 5 3
heno, | y como la hierba tierna se secarán. 25
N u n . Fui m o z o y ya soy viejo, | y Pasan p o r encima de mi cabeza mis Quedé silencioso, m u d o ; cahé aun el
3 iniquidades, | pesan sobre mí c o m o pesada bien; | pero mi dolor se exacerbaba.
Bet. T ú confía en Yavé y obra el bien, | jamás vi a b a n d o n a d o al justo, | ni a su 4
y habitarás en la tierra y serás apacenta- prole mendigar el pan. carga. M e ardía el corazón dentro del pecho; |
6
do en la verdad. 26
Siempre se compadece y presta, | y H e d i o n d a podre supuran mis llagas | se encendía el fuego en mi meditación, |
4 a causa de m i locura. y prorrumpí con mi lengua:
H a z de Yavé tus delicias, | y El te es bendecida su descendencia. 7 5
dará lo que tu corazón desea. 27
S á m e c . Apártate del mal y haz el Voy encorvado y en gran manera hu- D a m e a conocer, ¡oh Yavé!, mi fin |
5 millado, I t o d o el día en l u t o ; y cuál sea la medida de mis días; I que
Guímel. Encomienda a Yavé tus ca- bien, | y vivirás para siempre; 8
minos, | en El espera y El h a r á ; 28
Porque a m a Yavé la rectitud | y n o Porque están mis huesos abrasados, | sepa cuan caduco soy.
6 6
H a r á resplandecer como la luz tu desampara a sus santos. y n o hay en m i carne parte sana. H a s reducido a u n palmo mis días, I
9
justicia, | y tu derecho como la luz del Ayín. Los impíos serán borrados para Estoy desfallecido y sobremanera aca- y mi existencia delante de ti es la n a d a ; |
mediodía. siempre, | y la prole del impío será exter- b a d o , I y la conmoción en m i corazón me n o dura más que un soplo t o d o hombre.
7 hace rugir. (Sela.)
Dálet. Aquiétate en Yavé y espera en minada.
29 10 7
El; | n o te impacientes p o r la prosperidad Los justos poseerán la tierra, | y será Mis deseos, ¡oh Yavé!, ante ti están, | Muévese el h o m b r e cual un fantasma, I
de esos otros, I de los que obran la maldad. eterna en ella su morada. y n o se te ocultan mis gemidos. por un soplo solamente se afana; ! amon-
8 3 1
H e . D e p o n el enojo y deja la cólera, | » Pe. La boca del justo habla sabidu- 1 Está lleno de congoja m i corazón, m e tona sin saber para quién.
8
n o te excites, n o te dejes llevar al pecado. ría, | y su lengua profiere palabras de faltan las fuerzas, I y a u n la misma luz ¿Qué podría yo entonces esperar, oh
9 de mis ojos me abandona.
Porque los malvados serán extermi- rectitud. Yavé? I Pero está en ti mi esperanza.
nados, | pero los que esperan en Yavé 3
i Lleva en el corazón la ley de su D i o s | i 2 Mis amigos y mis compañeros se 9
Líbrame de todas mis iniquidades, |
poseerán la tierra. y n o vacilan sus pasos. alejan p o r mis llagas, I y mis vecinos se n o m e hagas el escarnio del malvado.
32 quedan lejos. 1° Enmudezco, n o abro m i boca, I pero
io Vau. Si, u n poco todavía, y el impío Sade. El malvado espía al justo | y
ya n o será; I le buscarás en su lugar, y ya busca m o d o de arrebatarle la vida, 13 Tiéndenme lazos los q u e buscan mi sé que tú lo haces.
33 vida I y m e amenazan los que desean m i 11 Desvía de mi tu azote, | q u e el rigor
no le hallarás. Pero Yavé n o se lo entrega en sus
u Pero los mansos poseerán la tierra | y m a n o s I y n o permite que sea condenado ruina; | t o d o el día están m a q u i n a n d o de tu m a n o m e consume.
12
gozarán de gran paz. en el juicio. engaños. T ú vengas con castigos la iniquidad
12 34 14
Z a i n . Maquina el impío contra el Qof. Confía en Yavé | y sigue sus Y o hago que n o oigo, c o m o sordo, | del h o m b r e I y destruyes su soberbia como
justo | y rechina los dientes contra él. * caminos, | y El te ensalzará para que y c o m o m u d o n o a b r o la boca. la polilla; cierto que t o d o h o m b r e es un
15 Soy como h o m b r e q u e n o sien- soplo. (Sela.)
35
O y 1 El problema de la existencia del mal en el mundo y las razones del gobierno divino, bajo Esta última estrofa es la suma de todo el salmo: los impíos perecerán los justos tienen en
" * el cual se ve con frecuencia padecer a los justos y prosperar a los malvados, inquietaba gran- Dios asegurada su salvación.
demente a los autores del Antiguo Testamento, a quienes aún no había sido revelado el misterio O O * El salmista padece una grave enfermedad, que él mismo tiene por pena de sus pecados,
de la cruz y de la resurrección de Cristo. No obstante, el verso 18 expresa abiertamente la apro- " ^ los cuales con humildad confiesa a Dios. Lejos de compadecerse, sus amigos y compañeros
bación divina a la conducta de los justos y lo eterno de su recompensa. le escarnecen y le tienden lazos. En el silencio se encomienda a Dios, pidiéndole que le libre y no
12
El salmista nos describe en esta larga estrofa (12-22) la suerte desdichada de los impíos, y le deje caer en manos de sus enemigos ni permita que se regocijen viendo su ruina.
prosigue en las siguientes (23-34) pintándonos la amorosa providencia con que Dios vela sobre O Q 1 Como Job sentado en la ceniza, así el salmista, oprimido por la tribulación que Dios le
los justos. ** ** envía, y que le convierte en escarnio de sus enemigos, que son los de Dios, enmudece hasta
que por fin prorrumpe en quejas al Señor.
SALMOS 39-41 622
13 Oye, ¡oh Vavé!, mi plegaria; | da número a los cabellos de mi cabeza, | y 623 SALMOS 41-44
oídos a mis clamores, I no seas insensible por14 eso desfallece mi corazón.
a mis lágrimas. I Porque yo no soy más Agrádete librarme, ¡oh Yavé! | Co- 13 Tú manténme incólume | y consér- 1 Júzgame, ¡oh Yavé!, y defiende mi
que un extranjero para ti, I un advenedizo, rre,15 ¡oh Yavé!, en mi ayuda. vame por siempre en tu presencia. causa; | líbrame de esta gente malvada, |
14
como todos mis padres. Sean confundidos y avergonzados | ¡Bendito Yavé, Dios de Israel, por de2 esos inicuos traidores.
H Déjame que me reconforte un poco | los que buscan arrebatarme la vida. ! los siglos de los siglos! | Amén, amén. Pues que eres tú mi refugio, ¿por qué
antes que me vaya y ya no sea. Sean puestos en fuga y cubiertos de igno- me rechazas? | ¿Por qué he de andar en
minia I aquellos que se alegran de mi mal. luto, bajo la opresión del enemigo?
3
16
Consumidos sean por su afrenta | los % I B R O SEGUNDO Manda tu luz y tu verdad; ellas me
40 (V. 39) guiarán | y me acompañarán a tu monte
que me gritan: «¡Ah, ah!» (42-72)
Acción de gracias por el auxilio re- 7
1 Salten de gozo y alégrense en ti todos santo, I a tus tabernáculos.
4
cibido y petición de nuevo auxilio aquellos que te buscan; | los que aman la ¡Oh si pudiera acercarme al altar de
42 (V. 41), 43 (V. 42) Dios, I al Dios de mi alegría y de mi gozo, |
1 Al maestro del coro. Salmo de Da- salud que de ti viene | exclamen siempre: Ardientes deseos del desterrado por y cantarle a la cítara! ¡Oh Dios, Dios mío!
vid. * «¡Ensalzado sea Yavé!» 5
¿Por qué te abates, alma mía? | ¿Por
2 Confiadamente esperé en Yavé, | y 18 Cuanto a mí, pobre y menesteroso, | ver nuevamente el santuario qué te turbas dentro de mi? | Espera en
se inclinó y escuchó mi clamor. Yavé cuidará de mí.
3 Y me sacó de una hoya de ruina, I del Tú eres mi socorro y mi libertador. |
1
Al maestro del coro. Masquil, de los Dios, que aún le alabaré. | ¡El es la alegría
de mi rostro, El es mi Dios!
hijos de Coré. *
fango cenagoso, I y afirmó mis pies sobre ¡Dios mío, no te tardes! 2
Como anhela la cierva las corrientes
piedra | e hizo seguros mis pasos. aguas, I así te anhela a ti mi alma, ¡oh 44 (V. 43)
4
Puso en mi boca un cántico nuevo, | 41 (V. 40) Dios! Lamentación-por el estado de opre-
una alabanza a nuestro Dios. | Muchos Oración de un enfermo grave
3
Mi alma está sedienta de Dios, del
verán esto y temerán, | y esperarán en sión en que se halla el pueblo
1
Dios vivo. I ¿Cuándo vendré y veré la
Yavé. Al maestro del coro. Salmo de Da- faz de Dios? 1
Al maestro del coro. Masquil, de los
5 Bienaventurado el hombre cuya es- vid. * 4
2
Mis lágrimas son día y noche mi pan, | hijos
2
de Coré. *
peranza es el nombre de Yavé | y no se Bienaventurado el que piensa en el mientras continuamente me dicen: I Con nuestros oídos, ¡oh Dios!, hemos
vuelve a los soberbios ni a los mentirosos. necesitado y el pobre; | en el día malo «¿Dónde está tu Dios?» oído; I nos contaron nuestros padres | la
6 5
Tú, ¡oh Yavé, Dios mío!, has multi- Yavé le librará. ¡Ay! ¡Cómo estalla en mi corazón el obra que tú hiciste en sus días, | en los
plicado tus maravillas I y tus trazas en 3
Le protegerá Yavé y le dará vida; | recuerdo | de cuando en medio de la tiempos 3
antiguos.
favor nuestro. | Yo quisiera contarlas, será bienaventurado sobre la tierra, | muchedumbre | iba en procesión a la casa Tú, con tu mano, echaste a las gentes
hablar de ellas, | pero sobrepasan todo pues no le entregará al odio de sus ene- de Dios, I entre voces de júbilo y alaban- y los plantaste a ellos; | afligiste a los
número. migos. za I del pueblo en fiesta! pueblos y los arrojaste, y a ellos los di-
7 6
No deseas tú el sacrificio y la ofren- 4
Le sostendrá Yavé en el lecho del do- ¿Por qué te abates, alma mía? | ¿Por lataste.
4
da, I pero me has dado oído abierto. | No lor; I en la enfermedad tú le aliviarás. qué te turbas dentro de mí? | Espera en No se apoderaron de la tierra por su
buscas el holocausto y el sacrificio ex- 5
Yo digo: ¡Oh Yavé, ten piedad de Dios, que aún le alabaré. | ¡El es la alegría espada | ni les dio su brazo la victoria; |
piatorio. * de mi rostro, El es mi Dios! fue tu diestra, tu brazo, la luz de tu ros-
mí! I Sana mi alma, que pequé contra ti. 7
8
Y me dije: «Heme aquí; I en el rollo 6
Mis enemigos lanzan imprecaciones Abatida está mi alma, Dios mío; | tro, 5
I porque te complaciste en ellos.
de la Ley se escribió de mí; contra mí, diciendo: | «¿Cuándo se morirá siempre estoy acordándome de ti, desde Tú, ¡oh Dios!, eres mi rey; | tú diste
9
En hacer tu voluntad, ¡Dios mío!, éste y será borrado su nombre?» la tierra del Jordán, | de las cumbres del victorias
6
a Jacob;
tengo mi complacencia, | y dentro de 7 Hermón y del monte Meser. Contigo batimos a nuestros enemi-
Si vienen a verme hablan mentirosa- 8
Un remolino llama al otro remolino; | gos; ! en tu nombre, pisotearemos a nues-
mi corazón está tu ley». mente, I acumulan en su corazón malos
10
He proclamado tu justicia a nume- deseos, | y cuando salen fuera, hablan. con el rumor de tus cascadas, | todas tus tros 7
adversarios.
rosa asamblea; I no cerré mis labios; tú, 8 ondas y tus olas pasan sobre mí. Pues no confié en mi arco, | no me
lOh Yave!, lo sabes. Reunidos, murmuran contra mí los 9
De día dispensa Dios su gracia; | de dio8 mi espada la victoria.
11 que me odian | y descuentan mi ruina: noche me acompaña su cántico, | una Eres tú quien nos dio la victoria sobre
No he tenido encerrada en mi cora- 9
«Un mal terrible se ha apoderado de
zón tu justicia; | he anunciado tu verdad él; I se acostó para no levantarse ya más». oración al Dios de mi vida. nuestros enemigos, | el que confundió a
10
Digo a Dios: «¡Oh Roca mía! ¿Por cuantos nos odian.
v tn fi^-S'T,' N o c e l é t u misericordia 10
Aun el que tenía paz conmigo, | aquel qué te has olvidado de mí? | ¿Por qué he 9
Y nosotros nos gloriaremos siempre
y u fidelidad I a la numerosa asamblea. a quien yo me confiaba y comía mi pan, | de andar en luto bajo la opresión del en Yavé | y eternamente cantaremos su
. ™ apartes de mí, ¡oh Yavé' tu alzó contra mí su calcañal. enemigo?» nombre. (Sela.)
11 11 10
^misericordia; | tu piedad'y tu jusucia 1
g u a r d a r á n eternamente.- Pero tú, ¡oh Yavé!, ten piedad de Mientras quebrantan mis huesos, mis Pero ahora nos has abandonado, nos
mi, I haz que me levante, | y entonces les opresores se burlan de mí, | diciéndome has hecho caer en la ignominia, | no sales
r U m r dean m a l e s s i n continuamente: «¿Dónde está tu Dios?» ya con nuestros ejércitos.
se mre ch an en ° ""mero I daré
12
su merecido.
12 11
En esto conoceré que me amas: I ¿Por qué te abates, alma mía? | ¿Por Nos has hecho huir ante el enemigo, [
en que no triunfe mi enemigo contra mí. qué te turbas dentro de mí? | Espera en y los que nos aborrecían se enriquecieron
Dios, que aún le alabaré. I El es la alegría con2 la presa.
™„o j m e r a te-iO^que"^! S ^ n ° S p r e l , e n d en ver en este salmo dos composiciones; la pri- de mi rostro, El es mi Dios! i Nos has hecho como ovejas destina-
swando que no a los sacrifinls s • ' e s c u c h a ( i o d e Dios en un grave peligro, le da gracias, pre-
« 7 * « que Dios fe h a y " ° ' ™ aSsu confianza en el Señor y a la obediencia a sus preceptos Aunque distintos en el texto, los salmos 42 y 43 son un salmo único. Basta para conven-
a E L° e 1 , a a n 8ustia,seaSdo 1 e B d a p a r t e M saí
. ^ ™° («*-!*) sería un apremiante llama-
alegria Jubilosa p a r a íos qué am a n a lf e " ? 1 1 " p i d i e n d o l a confusión para sus perseguidores y la
42 cerse de ello atender a la estrofa intercalar, que en uno y otro es la misma. El salmo es una
bellísima explosión de los suspiros y anhelos del salmista por el templo, en que siente la presencia
, '-«atienen estos versl 1 Señor. de su Dios, en quien se goza.
sino eaftSe(|V2) fl mtta la
felsa p L c S c P o v I ^ r ? , pS aeCsr aÍ fni ctÍ 0í sqi ume oD,i oque es el tema del primer sermóa
que ¿ a s aí ll í ° u n t a d . con 1. perfed í b ^ ™ s d e s e a n o e s el d e ! o s becerrOS
- 1
La memoria de la conquista de Canán, como de la salida de Egipto, por la protección de
M ^ e l fin
cumplió la voluntan ^ I D ' T " 3 a s u le
V- Est
° «= "¡alizo plenisimamente en Cristo, 44 Yavé, está siempre en la memoria del israelita fiel. Por eso se maravilla al presente de que el
4 1 i, ^ e salmo es parecdo V
*" *""' a S P e C t e l S a m 6S m e s i a n i c o
° ' ° - Señor los haya abandonado entregándolos a sus enemigos, que, infatuados con su victoria, escarne-
osículo 14 es lídoxo'oU 8 T a m b i é n la
' rasión de él es una enfermedad del salmista. cen al pueblo de Yavé. Esta triste situación mueve al salmista a clamar al Señor en demanda de
81a c o n
1 u e '«mina el libro primero del Salterio. auxilio. Tal vez responde a los tiempos tristes de la invasión asiría en los días de Ezequías.
SALMOS 44-45 624 625 SALMOS 46-48
das al matadero | y nos has dispersado canto | que al rey voy a cantar. | Sea mi 5
entre las gentes. 46 (V. 45) El ha elegido para sí nuestra heredad, |
13
lengua como el cálamo de veloz escriba. la hermosura de Jacob, su amado. (Sela.)
Has vendido de balde a tu pueblo 3 Eres el más hermoso de los hijos de Dios, protector de su pueblo 6
no14subiste mucho su precio. Sube Dios entre voces de júbilo; [
los hombres; | en tus labios se ha derra- 1 Al maestro del coro. De los hijos de Yavé, entre el resonar de las trompetas.
Nos has hecho el oprobio de nuestros mado la gracia | y te ha bendecido Dios Coré. Para voces altas. Cántico. * 7
¡Cantad a Yavé, cantadle! | ¡Cantad a
vecinos, | el ludibrio y la mofa de cuantos con eterna bendición. 2
Dios es nuestro amparo y nuestra nuestro rey, cantadle!
nos rodean. 4
Cíñete la espada sobre el muslo, ¡oh/ fortaleza, I nuestro pronto auxilio en las 8
Porque es Yavé el rey de toda la
15 nos has hecho la fábula de las gen- héroe!; | tus galas y preseas, / tribulaciones. tierra, | cantadle con maestría.
tes ; | todas al vernos yerguen su cabeza. 5
Y marcha, cabalga por la verdad y la 3
Por eso no hemos de temer aunque 9
Es Dios el rey de las naciones, | que
i* Mi ignominia está delante de mi todo justicia; | enséñete tu diestra portentosas tiemble la tierra, I aunque caigan los se asienta sobre su santo trono.
el 17día; I cubre mi rostro la vergüenza. hazañas. montes al seno del mar. i° Los príncipes de los pueblos se re-
6
Ante los insultos y los ultrajes | del Agudas son tus saetas; | ante ti caen 4
Y bramen y espumen sus olas, I y unen con el pueblo del Dios de Abra-
enemigo,
18
del vengativo. los pueblos; | van derechas al corazón de tiemblen sacudidos los montes. ham; I pues de Dios son los grandes de
Todo esto ha venido sobre nosotros los enemigos del rey. Yavé Sebaot está con nosotros, | el la tierra; | de Dios, que a todos sobre-
sin haberte olvidado | ni haber roto tu 7
Tu trono, ¡oh Dios!, es por siempre Dios de Jacob es nuestra roca. (Sela.)* puja.
pacto.
19
jamás, | y cetro de equidad es el cetro 5 Un río con sus brazos alegra la ciu-
No se ha rebelado nuestro corazón, | de tu reino. * dad de Dios, I santificó su tienda el Al- 48 (V. 47)
no se salieron de tus caminos nuestros 8
Amas la justicia y aborreces la iniqui- tísimo. Canto a la liberación de Jerusalén
pasos.
20
dad; | por eso Dios, tu Dios, te ha ungido | 6
En medio de ella está Dios; no será
Y tú nos aplastaste en esta guarida de con el óleo de la alegría más que a tus conmovida; | Dios la socorrerá desde el
chacales I y nos cubriste de sombras de compañeros. 1 Cántico. Salmo de los hijos de Coré. *
2
9 clarear de la mañana. Grande es Yavé y muy glorioso | en
muerte. Mirra, áloe, casia exhalan tus vesti- 7
Túrbanse las naciones, se agitan los la ciudad de Yavé, en su monte santo.
21
Si hubiéramos olvidado el nombre de dos, | y el sonido de los instrumentos de reinos, | da El su voz, se derrite la tierra. 3
El monte de Sión, delicia de toda la
nuestro Dios, I si hubiéramos tendido cuerda te alegra en tus marfileñas es- 8
Yavé Sebaot está con nosotros, | el tierra, | se yergue bello al lado del aquilón, |
nuestras
22
manos a los dioses extraños, tancias. Dios de Jacob es nuestra roca. (Sela.) de la ciudad del gran rey.
10
¿No había de saberlo Dios, ! que Hijas de reyes figuran en tu corte | y a 9
Venid y ved las obras de Yavé, | los 4
Dios en su palacio | es conocido re-
conoce
23
los secretos del corazón? tu diestra está la reina, toda oro de Ofir. prodigios que ha ejecutado El sobre la fugio.
Antes por tu causa nos entregan a la n Oye, hija; mira, dame tu oido; olví- tierra. 5
Habíanse aliado los reyes, | y unidos
muerte cada día | y somos tenidos por date de tu pueblo y de la casa de tu 10 El es quien hace cesar la guerra I avanzaban.
ovejas
24
para el matadero. padre; hasta los confines de la tierra. 6
Pero en cuanto la vieron, quedáronse
12
¡Despierta! ¿Cómo es que estás dor- Que prendado está el rey de tu her- El rompe el arco, troncha la lanza | y espantados | y, aterrados, se dieron a la
mido, Yavé? | ¡Despierta, no nos dejes mosura. | Pues que él es tu señor, sírvele hace arder los escudos en el fuego. fuga.
del25 todo! a él. 11 «Aquietaos y reconoced que yo soy 7
Apoderóse de ellos el terror, I una
¿Por qué escondes tu rostro, | olvida- lí Los tirios vienen con dones, | los Dios, I poderoso entre las gentes, pode- angustia como de mujer en parto.
do de nuestra miseria, de nuestra opre- ricos del pueblo buscan tu favor. roso sobre la tierra». 8
Como el viento solano, | que hace
sión?
26
i* Enteramente gloriosa llega la hija del i 2 Yavé Sebaot está con nosotros, | el pedazos las naves de Tarsis.
Está nuestra alma postrada en el rey; | su vestido es tejido de oro. Dios de Jacob es nuestra roca. (Sela.) 9
Como lo habíamos oído, así lo he-
polvo, I está nuestro cuerpo pegado a la is Vestida de diversos colores es l'evada mos visto I en la ciudad de Yavé Sebaot, |
tierra.
27
al rey; | detrás de ella, las vírgenes, sus 47 (V. 46) en la ciudad de nuestro Dios. | Dios la
¡Levántate y ayúdanos! | ¡Rescátanos amigas, le son introducidas. hará subsistir siempre. (Sela.)
por el honor de tu nombre! * i* Acompañadas de música y júbilo, | Venida de las gentes al reino de Dios 1° Acordémonos, Dios, de tus favores I
entran en el real palacio. 1 Al maestro del coro. De los hijos de aquí en tu templo.
45 (V. 44) i 7 A tus padres sucederán tus hijos; ( Coié. Salmo.* 11 ¡Oh Dios! Cual es tu nombre, I así
Canto nupcial los constituirás príncipes por toda la 2
¡Oh pueblos todos, batid palmas! | es tu gloria en los confines de la tierra; |
tierra. Cantad a nuestro Dios con voces jubi- tu diestra está llena de justicia.
i Al maestro del coro. Sobre los lirios. 18 Celebre yo tu nombre por genera- losas. i 2 Alégrese el monte de Sión, I salten
Masquil, de los hijos de Coré. Canto de ciones y generaciones. | ¡Alábente los pue- 3
Porque es Yavé, el Altísimo; es te- de júbilo las ciudades de Judá I por tus
amor. * blos por los siglos eternos! rrible, I es el gran Rey de toda la tierra. juicios, ¡oh Yavé!
2
Bullendo está en mi corazón un bello 4
El ha sujetado los pueblos bajo su 13 Recorred a Sión, dad la vuelta en
27 yugo; I El ha puesto las gentes bajo sus torno de ella; | contad sus torres,
No los méritos del pueblo, sino el honor del nombre de Yavé, es el motivo que invoca el pies. 1* Poned atención a sus murallas, | enu-
salmista aquí y en otros lugares. Los gentiles dirán que Dios abandonaba a su pueblo porque no
podía librarle. 1
Se canta en este salmo una victoria de Israel atribuida a la asistencia de Yavé. De esta
AK J
Nuestro salmo es un epitalamio, en que, con ocasión de las bodas de un rey de Judá, se 46 victoria se eleva el salmista a la proclamación de Yavé como Rey universal, reconocido y
^ ^ celebran primero la gallardía, el valor, la justicia del rey novio, y luego las gracias de la no- acatado de todos los pueblos. Tiene, pues, un sentido ciertamente mesiánico: el reinado universal
via, de origen extranjero, como la hija del Faraón, esposa de Salomón. En esto tiene cierta semejan- de Yavé realizado por el Mesías, Jesucristo.
4
za con el Cantar de los Cantares. Pero el salmista contempla a los novios como orlados de la gloria Suplimos después de la primera estrofa el versículo intercalar, repetido luego en 8 y 12, al
de la dinastía davídica, por las promesas mesiánicas que los envuelve, y que ellos representan en fin de las estrofas segunda y tercera.
este momento histórico. De aquí procede cierta idealización, que presta al salmo un sentido mesiá-
nico. My ! Diversos autores juntan este salmo con el precedente. Y no puede dudarse que su argu-
7
Este verso es variamente interpretado. Unos ven en él una expresión elíptica que se declara » ' mentó es un gran triunfo de Yavé, reconocido hasta por las naciones extrañas, que se juntan
así: «Tu trono es trono de Dios, divino». Otros en el Elohim ven una incorrección del copista por a Israel para celebrar la gloria de Dios. En esto se echa de ver su mesianismo.
Yavé y dan a esta palabra el valor de verbo ser, lo que daría este sentido: «Tu trono es o será por
los siglos», etc. Una tercera exposición se apoya en el Sal 82,6; 8,6, donde los jueces son llamados 10 1 Es un canto de triunfo. Parece responder a la derrota de Senaquerib, debida únicamente
«Elohim» e «hijos del Altísimo», lo que conviene más al rey, sobre todo cuando se le considera como * ° al poder de Dios, sin la intervención de las armas de Judá. Esta exaltación de Yavé reinando
sujeto de la promesa mesiánica. En la persona del futuro Mesías alcanzará esta expresión un pleno en Jerusalén, en el monte santo de Sión, refleja el pensamiento mesiánico de que están llenos los
sentido, porque será el Hijo de Dios. capítulos de Isaías 54,1 ss.; 60,1 ss., y otros pasajes proféticos.
SALMOS 48-50 626 627 SALMOS 50-52
15
merad sus palacios | para poder contár- der del abismo, | porque m e elevará a sí. E invócame en el día de la angus- lávame, y emblanqueceré más que la
selo a las generaciones venideras. (Sela.) * tia ; I yo te libraré y tú cantarás mi gloria. nieve.
15 17 10
P o r q u e éste es Dios y lo será siem- N o te impacientes, pues, si ves a u n o (Sela.) D a m e a sentir el gozo y la alegría, ¡ y
16
p r e ; | El nos regirá. enriquecerse I y se acrecienta la gloria de Pero al impío dícele D i o s : ¡ ¡Cómo! saltarán de gozo los huesos que humi-
su casa; ¿Te atreves tú a hablar de mis mandamien- llaste.
18 11
49 (V. 4») Porque a su muerte n a d a se llevará tos, I a t o m a r en tu boca mi alianza, Aparta tu faz de mis pecados | y bo-
consigo I ni le seguirá su gloria. " T e n i e n d o luego en aborrecimiento rra todas mis iniquidades.
T o d o h o m b r e es m o r t a l , p e r o el i ' A u n q u e en su vida se congratulase: | mis enseñanzas I y echándote a las espal- 12
Crea en mí, ¡oh Dios!, un corazón
j u s t o t i e n e la firme e s p e r a n z a e n la «Te alabarán porque has logrado tu fe- das mis palabras? p u r o , I renueva dentro de mi un espíritu
inmortalidad 18
licidad» ; Si veías a un ladrón, corrías a unirte recto. *
20 13
1 Tendrá que irse a la m o r a d a de sus a él, I y tenías tu parte con el adúltero. N o me arrojes de tu presencia I y no
Al maestro del coro. Salmo de los 19
padres I para no ver ya jamás la luz. Ponías el mal en tu boca j y urdía quites de mí tu santo espíritu.
hijos de Coré. * 21 14
2 Pues el hombre, puesto en suma tu lengua el engaño. Devuélveme el gozo de tu salvación, |
¡Oíd, oíd, oh pueblos todos! | Es- 20
dignidad, no entiende; | es semejante a Sentado, difamabas a tu h e r m a n o | sosténgame un espíritu generoso.
c u c h a d t o d o s v o s o t r o s , h a b i t a n t e s del 15
los animales, perecedero. y esparcías la calumnia contra el hijo de Y o enseñaré a los malos tus cami-
mundo.
3 tu madre. nos, I y los pecadores se convertirán a ti.
¡Plebeyos y nobles, I ricos y pobres! 21 16
4 SO (V. 49) Esto lo he visto yo, y porque calla- Líbrame de la sangre, ¡oh Dios!, Dios
M i boca proferirá sabias palabras, | y
ba, I creíste que de cierto era yo como de mi salvación, | y cantará mi lengua tu
palabras de sensatez serán las de m i co- El culto aceptable a D i o s tú. I Pues te corregiré poniendo esto ante justicia.
razón. 17
5 1 tus ojos. Abre tú, Señor, mis labios, | y can-
Tenderé mis oídos al proverbio, | y al Salmo de Asaf. 22
arpa expondré mi sentencia. El Dios soberano, Yavé, habla, | con- Entended, pues, los que os olvidáis tará mi boca tus alabanzas.
18
6 de Dios, I no sea que os arrebate, sin que Porque no es sacrificio lo que tú
«¿Por qué temer yo el día de la des- voca a la tierra de levante a poniente. * haya quien os libre.
ventura, I cuando la perfidia m e pise los
2
Brilla desde Sión, perfección de la quieres; I si te ofreciere un holocausto,
23
talones; hermosura. El que m e ofrece sacrificios de ala- no lo aceptarías.
19
7 3
Viene nuestro Dios, y n o en silencio. | banza, ése me h o n r a ; | el que ordena sus El sacrificio grato a Dios es un co-
La perfidia de los que confían en su caminos, | a ése le mostraré yo la salud
hacienda y se glorían de la abundancia Le precede ardiente fuego, | le rodea fu- razón contrito. I Tú, ¡oh Dios!, no desde-
riosa tempestad. de Dios. ñas un corazón contrito y humillado. *
de sus riquezas?» 20
8
Nadie puede rescatar al h o m b r e de la
4
Llama arriba a los cielos y a la tie- Sé benévolo cu tu buena voluntad ha-
5 i (V. 50) cía Sión; I edifica los muros de Jerusalén.
muerte, I nadie puede dar a Dios su pre- rra I para juzgar a su p u e b l o : 21
cio; 5 «Reunidme a mis santos, I los que con C o n f e s i ó n d e l o s p e c a d o s y súplica Entonces te agradarás de los sacri-
9 del perdón ficios legítimos, I de las oblaciones y holo-
Pues muy elevado es el rescate de la sacrificios sellaron mi alianza».
6 Y los cielos promulgan su justicia, | caustos; I entonces pondrán becerros en
vida, I y no se llegará jamás a él, 1
Al maestro del coro. Salmo de D a - tu altar.
10
Para que pueda u n o vivir por siem- porque Dios mismo es el juez. (Sela.) vid. *
7
pre I sin ver el sepulcro. ¡Oye, pueblo mío, que te hablo yo, | 2
C u a n d o fue a él el profeta N a t á n des- 52 (V. S i )
11
¡Sí, lo verán! Mueren los sabios, | que te amonesto yo, o h Israel! | Y o soy pués de lo de Betsabé.
desaparecen el necio y el estulto, | dejan Dios, tu Dios. 3 Oración contra u n enemigo
8 Apiádate de mí, ¡oh Dios!, según tus jactancioso
a otros sus haciendas. N o te reprendo p o r tus sacrificios | ni piedades; I según la muchedumbre de tu
12
Pensaban que duraría su casa una p o r tus holocaustos, que están siempre misericordia, | borra mi iniquidad. 1
Al maestro del coro. Masquil de D a -
eternidad, | que subsistiría perpetuamente ante mí. 4
Lávame más y más de mi iniquidad | y vid.
9
su morada, | y ponían sus nombres a sus Y o n o t o m o becerros de t u casa I ni limpíame de mi pecado. 2
de tus apriscos machos cabríos: C u a n d o Doeg, idumeo, fue a infor-
tierras. 3
13 Pues reconozco mis culpas, | y mi pe- m a r a Saúl, diciéndole: «David ha ido a
Pero el hombre, aun puesto en suma "> Porque mías son todas las bestias de cado está siempre ante mí. casa de Abimelec». *
dignidad, n o d u r a ; 1 es semejante a los los bosques | y los miles d e animales de 6
Contra ti, sólo contra ti he pecado, | 3
¿Por qué te glorías en tu maldad | tú,
animales, perecedero. los montes.
14 he hecho lo malo a tus ojos para que sea poderoso p a r a la infamia?
Tal es su camino, su locura; | y con 11 Y en mi m a n o están todas las aves reconocida la justicia de tus palabras | y 4
Tu lengua medita continuamente la
todo, los que vienen detrás | siguen sus del cielo I y todos los animales del c a m p o . seas vencedor en el juicio. * m a l d a d ; ] es como afilada navaja, artífice
12
mismas máximas. (Sela.) Si tuviera hambre, n o te lo diría a ti, | 7
15 Mira que en maldad fui formado | y de engaños.
C o m o rebaños son echados en el porque 13
mío es el m u n d o y cuanto lo llena.
en pecado m e concibió mi madre. 5
Amas el mal y no el bien, | la menti-
seol, I devóralos la muerte, | y dominan ¿Como yo acaso la carne de los to- 8
¡Oh tú, que amas la sinceridad del co- ra y n o la verdad. (Sela.)
sobre ellos los justos. | P r o n t o será ros? I ¿Bebo acaso la sangre de los carne- razón, ] descúbreme los secretos de tu sa- * N o tienes más que palabras pernicio-
consumida su lozanía, I y el seol será su ros? biduría!
14
Ofrece a Dios sacrificios de alaban- sas, I lengua engañosa.
morada. 9
Aspérgeme con hisopo, y seré p u r o ; | 7
P o r eso Dios te destruirá del t o d o , I te
16 Pero D i o s rescatará mi alma del p o - za I y cumple tus votos al Altísimo.
1
rT-l ! Verdadero canto de penitencia que brotó del corazón y de los labios de David cuando
En este salmo, cuyo tema es la sentencia de muerte que pesa sobre todos los hombres, es ** * Natán le reprendió por su pecado. Los versículos 20 y siguientes son una adición, hecha
49 muy de notar la seguridad que en el v.16 expresa el salmista de ser por Dios librado de la después de la cautividad, para adaptar el salmo al estado del pueblo y a sus necesidades de entonces.
6
El salmista, confesando sus pecados, hace patente la justicia de Dios, que por ellos no puede
muerte. „ . , , .,
16
Los antiguos justos, que desconocían las alegres esperanzas que Cristo nos descubrió con dejar1 2 de castigarle.
su resurrección, no entreveían para después de la muerte otra cosa que el seo!, que Job nos pinta El corazón puro y el espíritu de santidad que le anima en su obrar son dos hermosas expre-
con tan tristes colores (10,12). Pero en este salmo, a semejanza del salmo 16, se nos ofrece la espe- siones que indican la espiritualidad de este salmo.
19
ranza del rescate del abismo. El libro de la Sabiduría (3,1 ss.) declarará mejor este pensamiento. Ño menos hermosa es esta otra expresión del «corazón contrito y humillado» como sacrificio
grato al Señor.
1 Este salmo desarrolla un pensamiento semejante al del Sal 40; más claramente aún al del
50 primer discurso de Isaías (1,2 ss.). No son los sacrificios de los toros los que agradan a Dios,
el cual no come su carne ni bebe su sangre. El sacrificio de alabanza y el cumplimiento de la ley
? 2 2 Lo más que puede decirse detesta referencia histórica a 1 Sam 21,2 ss. es que fue la ocasión
v fc
' de componer este salmo, que viene a ser casi una sátira contra los fanfarrones que se glorian
divina es lo que ei Señor desea de nosotros. de sus maldades, y a quienes el salmista augura el castigo de Dios y la rechifla de los buenos.
SALMOS 52-55 628 629 SALMOS 55-57
3 13
abatirá y te arrancará de t u m o r a d a , I te Sálvame, ¡oh Dios!, p o r el h o n o r de N o , n o es un enemigo quien m e afren- 5
C o n el favor d e Dios celebraré su pro-
desarraigará de la tierra de los vivos. tu n o m b r e ; | defiéndeme con t u poder. t a ; I eso lo soportaría. I N o es u n o de los mesa, I en Dios m e confío y nada temo. |
4
(Sela.) Oye, ¡oh Dios!, mi oración, | d a oídos q u e m e aborrecen | el q u e se insolenta ¿Qué podrá hacer el h o m b r e contra mí?
8
Verán esto los justos, y temerán I y a las palabras de mi boca. contra m í ; | m e ocultaría de él. 6
Todos los días pretenden mi mal, I
5 14
se reirán d e é l : P o r q u e los soberbios se h a n levanta- Eres tú, un otro y o , | mi amigo, m i t o d o s sus pensamientos son en d a ñ o mío.
9
« H e ahí el q u e n o temía a Dios | p o r d o contra m í ; | poderosos q u e n o tienen íntimo. 7
Se conjuran, están al acecho, | espían
su fortaleza, | y confiaba en sus muchas ri- a Dios ante sus ojos [ ponen asechanzas 15
í b a m o s ambos juntos, en dulce com- mis pasos | y esperan arrebatarme la vida.
quezas, | y se hacía fuerte en su opulencia». a mi vida. (Sela.) pañía, I a la casa de Dios entre la mul- 8
Pésalos, ¡oh D i o s ! ; a la medida de su
10 6
M a s yo estaré en la casa de Dios, I Pero es D i o s quien m e defiende; | es titud. iniquidad | abate a los pueblos en tu
como fructífero olivo, I siempre confiado el Señor el sostén de mi vida. 16
¡Sorpréndalos la muerte! Desciendan cólera.
7
en la misericordia de Dios. * Vuelve el m a l contra mis enemigos. I vivos al sepulcro, | porque n o hay sino 9
Tienes cuenta de mi vida errante, | pon
11
Siempre te alabaré p o r lo q u e h a s ¡Por t u verdad, extermínalos! maldad en sus moradas, en su corazón. * mis lágrimas en tu redoma. I ¿ N o están
8 17
hecho | y esperaré en tu nombre, | porque Y o te ofreceré voluntario sacrificio; | Y o , al contrario, invocaré a Dios, | y escritas en tu libro?
eres benigno en la presencia de t u s santos. cantaré, ¡oh Yavé!, t u n o m b r e , p o r q u e es Yavé m e salvará. 10
C u a n d o yo te invoque, | volverán la
bueno. 18
A la tarde, a la m a ñ a n a , al medio- espalda mis enemigos, I y en esto sabré
9
53 (V. 52) M e libró de toda angustia | y pudie- día, I le rogaré y gemiré, | y El oirá mi voz. que está Dios conmigo.
ron ver mis ojos la ruina de mis enemigos. 19 1!
C a s t i g o d e los e n e m i g o s d e Israel Y m e sacará sano y salvo I de la gue- C o n el favor de Dios celebraré su
rra q u e me hacen, | aunque son muchos promesa.
1 12
Al maestro del coro. A las flautas. 55 (V. 54) contra mí. En Dios m e confío y n a d a temo. I
20
Masquil de David. * D i o s oye, y El les responderá; I El, ¿Qué podrá el h o m b r e contra mí?
2 O r a c i ó n contra los e n e m i g o s q u e permanece desde la eternidad (Sela.); j 13
Dice el necio en su c o r a z ó n : « N o h a y Y o te debo, ¡oh Dios!, mis ofrendas
Dios». 1 Al maestro del coro. A las cuerdas. p o r q u e ellos n o se enmiendan, n o temen votivas, I te ofreceré sacrificios eucarís-
Están corrompidos, cometen abomina- Masquil de David. * a Dios; ticos.
2 21 14
bles maldades, i n o h a y quien haga el D a oídos, ¡oh Dios!, a mi oración; I Tienden sus manos | contra los q u e P o r q u e tú arrancas mi vida de la
bien. n o te escondas a m i súplica. con ellos están en paz, | violan el pacto. muerte, I y t ú libras mis pies de falsos
3 3 22
M i r a Dios desde los cielos a los hijos Atiéndeme y respóndeme, | pues lloro Es blanda su boca, m á s q u e la man- pasos I para que pueda andar en la pre-
de los hombres I p a r a ver si hay algún y gimo en mi oración. teca, I pero llevan la guerra en el corazón. | sencia de Dios, I en la luz de los vivos.
cuerdo q u e busque a Dios. 4
Estoy aturdido ante los gritos del ene- Son sus palabras suaves m á s q u e el acei-
4 te, I pero son afilados cuchillos.
T o d o s se h a n descarriado, todos se migo, I ante la presión del malvado, I 57 (V. 56)
23
h a n c o r r o m p i d o ; I n o hay quien haga el
pues m e echan encima el infortunio | y Echa sobre Yavé el cuidado de ti, y
bien; | n o hay ni u n o solo. El te sostendrá, I pues n o permitirá jamás O r a c i ó n confiada e n el peligro
m e persiguen con furor.
5 q u e el justo vacile. 1
¿ N o lo reconocerán los q u e o b r a n la 5 M e tiembla el corazón dentro del p e - Al maestro del canto. Sobre « N o
24
iniquidad, I y devoran a mi pueblo como cho, I asáltanme terrores de muerte. Tii, ¡oh Dios!, arrojarás a ésos | a lo destruyas». Mictam de David cuando
se come el p a n , | y n o invocan a Dios? 6 profundo del sepulcro. | H o m b r e s san-
M e invade el terror y el temblor, | m e huyó delante de Saúl en la caverna. *
6
Ved: Tiemblan d e miedo | donde n o envuelve el espanto, guinarios y dolosos, I n o llegarán a la mi- 2
Ten misericordia de m í , ¡oh D i o s ! ;
hay q u e temer. | D i o s esparcirá los huesos 7
Y exclamo: ¡Quién m e diera alas c o m o tad de sus días, I m a s yo confiaré en ti. ten misericordia de mí, | porque a ti
del q u e te asedia, | y se cubrirán de ig- de paloma!, | y volaría a u n lugar d e r e - he confiado mi alma, | y m e ampararé
nominia, porque D i o s los rechazó. poso. 56 (V. 55) a la sombra de tus alas I mientras pasa
7 8
¿Quién traerá de Sión la salud p a r a Huiría lejos ] y moraría en el desierto. la angustia.
F i r m e confianza e n D i o s e n m e d i o 3
Israel? | C u a n d o librará Dios de la escla- (Sela.) Y o invocaré al Dios Altísimo, | al
vitud a su pueblo, | saltará de gozo Jacob 9
Apresurariame a salvarme | del viento d e los peligros
Dios q u e siempre m e favorece.
y se regocijará Israel. 1 4
impetuoso, d e la tempestad. Al maestro del coro. Sobre « L a palo- Y El m a n d a r á desde los cielos quien
10
Confunde, Sefior; divide sus len- m a muda de los lejanos terebintos». Mic- me socorra ¡ y confunda al enemigo que
54 (V. 53) guas, I p o r q u e veo en la ciudad la violen- tam de David cuando los filisteos le aco- m e acosa. (Sela.) | M a n d a r á Dios su
O r a c i ó n c o n t r a los e n e m i g o s cia y la discordia. gieron en Gat. * misericordia y su verdad.
11 2 5
Q u e día y noche giran sobre sus m u - Ten misericordia de mí, ¡oh Dios!, Estoy en medio de leones; I yazgo
1
A l maestro del coro. A las cuerdas. rallas, I y en medio de ella la iniquidad porque m e persiguen, I m e oprimen y m e entre hombres encendidos en furor, | cu-
Masquil d e David. y la maldad. combaten constantemente. yos dientes son lanzas y saetas, | cuya
2 12 3
C u a n d o vinieron los de Zif a decir a D e n t r o d e ella la insidia; | de sus pla- Sin cesar m e persiguen mis enemigos; I lengua es tajante espada.
6
Saúl: «Mira q u e David está escondido zas n o se a p a r t a n nunca | la mentira y y son muchos, en verdad, los q u e m e Álzate, ¡oh Dios!, allá en lo alto de
entre nosotros». * el fraude. combaten. los cielos; I haz esplender en toda la
4
¡Oh Altísimo! C u a n d o m e invade el tierra t u gloria.
10 7
Muy otra es la suerte que el salmista espera. El morará, como olivo siempre verde y fruc- temor, | sólo en ti confio. Tendieron u n a red a mis pies | para
tuoso, en la casa del Señor, confiado en su misericordia.
16
E O * La corrupción es universal entre los grandes, que devoran al pueblo sin acordarse de que Descender vivos al seol no significa otra cosa que una muerte repentina, como la de Datan
v v hay un Dios que juzgará a unos y a otros, cuando de Sión derramará la salud sobre su pueblo y Abirón (Núm 16,1-40). Todos los males que aquí el salmista desea a estos malvados son los mis-
y lo librará de la esclavitud que padece. Tiempos mesiánicos. mos con que los conmina la justicia divina en Lev 26 y Dt 28, por no citar a los profetas. El deseo,
pues, del salmista se reduce al cumplimiento de la justicia de Dios para defensa del orden moral
SZA 2 El texto alude a 1 Sam 23,19 ss., y el salmista pide a Dios que acabe con cuantos se han en el mundo.
^ *" levantado contra él y ponen asechanzas a su vida. El honor de su nombre obliga a Dios a E £ 1 Alude el título a 1 Sam 21,10-15. El salmo se halla dividido en estrofas por el verso in-
salir por aquellos que forman su pueblo: de otro modo, le declararían impotente los impíos. Es idea * ' " tercalar v.5, repetido en el v.I2 y, sin duda, omitido después del v.8 y alfindel salmo. Tam-
frecuente en los profetas. poco aquí se trata de otros enemigos que de los domésticos o connacionales, de los cuales confía
E E 1 El salmista ha sido víctima de una traición. Amigos íntimos le han vuelto las espaldas y verse libre el salmista por el favor del Señor,
" ^ se han juntado a sus enemigos, que por todas partes le acosan. Contra todos ellos recurre E7 t No es seguro a qué caverna alude el título, si a la de Odulam (1 Sam 22,1-5) o a la de
al Señor, suplicándote la muerte de sus adversarios y para él la salud, puesto que en Dios tiene puesta ** ' Engadi (i Sam 24,1-23). Los w.6 y 12 dividen en dos estrofas este salmo, en que el salmista
su confianza. invoca al Señor en medio de una grave prueba y, luego de haber triunfado, da gracias a Dios.
SALMOS 57-59 630 631 SALMOS 59-62
que sucumbiera. I Cavaron ante mf una 12 Y dirá cada uno: «¡Hay premio pa-
fosa; | fueron ellos los que cayeron en ra el justo, I hay un Dios que hace jus- perros | y dan vueltas en torno a la ciu- migos, I porque vano es el auxilio del
ella. (Sela.) ticia al mundo!» dad. hombre.
14
8
Pronto está mi coraron, está mi co- !«Van en busca de su comida, | pero Con Dios haremos proezas, I y El
razón dispuesto | a cantarte y entonar no17se saciarán, y gritarán. aplastará a nuestros enemigos.
salmos. 59 (V. 5 8) Mas yo cantaré tu poder, I y de ma-
9
¡Despierta, gloria mía; despierta, sal- ñana alabaré tu misericordia, | porque 61 (V. 60)
Oración contra los enemigos fuiste mi refugio | y mi amparo en el
terio y cítara, | y despertaré a la aurora! Oración después del triunfo
10
Te alabaré entre los pueblos, ¡oh 1
Al maestro del coro. Sobre «No des- día18 de la angustia. 1
Señor! | Te cantaré salmos entre las na- truyas». Mictam de David cuando mandó A ti, fortaleza mía, te cantaré sal- Al maestro del coro. Sobre las cuer-
ciones. * Saúl vigilar la casa para matarle. * mos, I porque eres, ¡oh Dios!, mi refu- das.
2
Salmo de David. *
11
Porque sobrepasa a los cielos tu mi- 2 Líbrame de mis enemigos, ¡Dios mío!, | gio, I Dios mío, misericordia mía. Oye, ¡oh Dios!, mi clamor, I atien-
sericordia, | y a las nubes tu verdad. de3 mi oración.
12
defiéndeme de los que se alzan contra Desde el cabo de la tierra clamo a
Álzate, ¡oh Dios!, allá, en lo alto de mí. 60 (V. 59)
los cielos; I haz esplender en toda la 3 ti I cuando se angustia mi corazón. | Me
Líbrame de los que obran la iniqui- pondrás en una roca inaccesible, | me
tierra tu gloria. dad, I sálvame de los hombres sanguina- Petición de la victoria después de
rios; u n a derrota darás
4
descanso,
4 Pues tú eres mi refugio, | la torre
58 (V. 57) Porque ya ves que ponen asechanzas fuerte frente al enemigo.
1 Al maestro del coro. Sobre «Los li-
Increpación contra los jueces injustos losmi a vida | y se conjuran contra mí
poderosos. rios del testimonio». Mictam de David.
5
Habite yo para siempre en tu ta-
1 5 Para ser aprendido. bernáculo, I me acogeré al amparo de
Al maestro del coro. Sobre «No des- Sin crimen ni pecado de parte mía, 2
tus alas. (Sela.)
truyas». Mictam de David. * ¡oh Yavé!, | sin culpa mía corren y me Cuando venció a Aram Naharaím y 6
2 a Aram de Soba y se volvió Joab y Tú, ¡oh Dios!, has escuchado mis de-
¿Hacéis justicia en verdad, oh prín- acometen.6
Despierta, ven y mira:
derrotó en el valle de la Sal a doce mil seos I y me diste por heredad los que
cipes? ] ¿Juzgáis rectamente a los hom- Porque tú, ¡oh Yavé Sebaot!, eres edomitas. * temen tu nombre.
bres? Dios de Israel. | Despierta para castigar 3 7
Añadirás días a los días del rey, | y
3 Tú, ¡oh Dios!, nos rechazaste y nos
No. A sabiendas obráis la iniquidad, | a todas las gentes, ¡ no perdones a nin- derrotaste, | te airaste; restituyenos. sus años serán como los días de muchos
vuestras manos hacen que en la tierra guno I de los que obran pérfidamente. 4
Hiciste temblar nuestra tierra y la generaciones.
domine la injusticia. (Sela.) 8
4 7
Vuelven por la tarde ladrando como quebraste. | Sana sus quiebras, porque Siéntese siempre a la presencia de
Estos inicuos se han desviado des- vacila. Dios I y guárdenle la misericordia y la
de el seno de su madre; I estos menti- perros I y dan vueltas en torno a la 5
Hiciste ver a tu pueblo cosas du- clemencia;
rosos se han extraviado desde que na- 8 ciudad. * 9
cieron. Abren su boca y llevan la espada en ras, I nos diste a beber el vino del vér- Así podré cantar siempre tu nom-
tigo. bre, I cumpliendo mis votos cada día.
5 Tienen veneno semejante al veneno sus9 labios. I «¿Quién oye?», dicen. 6 Pero has dado bandera a los que te
de las serpientes; I son áspides sordos, Pero tú, ¡oh Yavé!, te ríes de ellos, | temen I para que se recojan ante el arco. 62 (V. 6 0
que cierran sus oídos. haces burla de todas las gentes. (Sela.)
10 Sólo en Dios hay q u e esperar
* Para no oír la voz del encantador, | A ti recurro, fortaleza mía, | porque 7
por hábil que éste sea. tú,11Dios, eres mi refugio. Para que sean liberados tus dilec- 1
7 tos, [ danos la victoria con tu diestra, Al maestro del coro. A Idutún. Sal-
Quiébrales, ¡oh Dios!, los dientes en Dios mío, misericordia mía. | Dios óyenos. mo de David. *
la boca. | Rompe, ¡oh Yavé!, las quija- mío, presérvame con tu favor | y hazme 8
Dijo Dios por su santidad: «Yo triun-
2
Sólo en Dios se aquieta mi alma; | El
das de estos leoncillos. mirar triunfante a mis enemigos. solo me socorre.
8 12
Mátalos, Dios, no hagan caer a faré, I dividiré a Siquem y mediré el valle
Desaparezcan como agua que se va; | de Sucot. * 3
El solo es mi roca y mi salvación, |
que no puedan lanzar más que dardos mi pueblo; | hazlos errar con tu fuerza 9
Mío es Galad, mío es Manases, I y mi refugio; no vacilaré nunca.
despuntados. y abátelos, | ¡oh Yavé!, escudo nuestro. 4
9 13 Efraím es el yelmo de mi cabeza, Judá ¿Hasta cuándo habéis de ensañaros
Sean como el caracol, que se deshace Pecado es en su boca toda palabra mi cetro. contra un hombre, | golpeando todos
en baba; | como aborto de mujer, que de sus labios; | queden presos en su so- 10 Moab es la bacía para lavarme, | contra pared inclinada, | como contra
no ve el sol. berbia, I en las maldiciones y mentiras muro ruinoso?
sobre Edom arrojaré mi calzado, | y so-
'"Antes que vuestras calderas sientan que 14
profieren.
bre ti, Filistea, cantaré yo victoria». 5 Sólo buscan derribarme. | Se deleitan
el fuego de las espinas, | espinas y fuego Acábalos en tu furor, acábalos y de- 11
¿Quién me conducirá a la ciudad con la mentira, | bendicen con su boca,
lléveselos el torbellino. jen de ser, | y sepan que hay un Dios fortificada? | ¿Quién me llevará a Edom? y en su corazón maldicen. (Sela.)
11
Gozará el justo al ver el castigo, | que domina en Jacob | hasta los confines 12
¿No serás tu, ¡oh Dios!, que nos * Sólo en Dios aquiétate, alma mía, |
bañará sus pies en la sangre del im- de la tierra. has rechazado, I tú que no sales ya con porque sólo de El viene lo que espero.
pío. * 15 Vuelven por la tarde ladrando como nuestros ejércitos? 7
El solo es mi roca y mi salvación, |
•o Este será un modo de pregonar la gloria de Dios, preparando su reconocimiento entre los 13 Danos auxilio contra nuestros ene- mi refugio; no vacilaré nunca.
gentiles y los tiempos mesiánicos (Tob 13,3). 2
Este título alude a Sam 8 y 10. El salmista nos cuenta con gran dolor una grave derrota
EO
" ^
' Otra calamidad de Israel, contra la cual gritan lo» profetas y que el salmista pide a Dios
que la haga desaparecer de la tierra, afianzando con esto la £e de los justos.
60 experimentada por su pueblo (3-5); pero luego levanta su ánimo con la confianza en el Se-
ñor, que ha prometido a su pueblo las conquistas de Canán y de los pueblos vecinos y que por sí
11
Éstos dos versículos nos dan la clave de todas las séplicas en que los salmistas piden el cas- mismo conduciría a Israel a la victoria.
tigo de los adversarios. Es la justicia de Dios la que desean ver brillar, esa justicia que tantas veces 8 Los vv.8-12 se leen luego en el salmo 108,8-12.
parece obscurecerse y pone a muy dura prueba las almas. 1
El salmista, tal vez un levita de los cantores del templo, desde los confines del reino se
C Q l La referencia del título mira a 1 Sam 19,11. El v.io divide el salmo en dos partes. En la
^ ^ primera se nos presenta el salmista inocente y atacado en toda» partes por sus enemigos,
61 dirige a Yavé, pidiendo que le ampare y ie conceda morar para siempre en su tabernáculo;
aunque lleno de conñanza en el Señor; en la segunda pide que Dios los aniquile, para que todos luego le ruega por el rey, pidiendo para él largos días de vida. Esta oración nos trae a la memoria
sepan que Yavé es quien reina en Jacob. lo dicho sobre los salmos 21 y 45.
7
En las ciudades orientales, los perros, animales inmundos, vagan libres en tomo a las ciuda- £^y l
En medio de la lucha intestina que se desarrolla en Israel, el salmista pone en Dios su
des, haciendo la limpieza de las mismas. "™ confianza; en El están el poder y la misericordia; El dará a cada uno según sus obras.
SALMOS 62-65 632 633 SALMOS 65-68
6
8
De Dios me viene protección y glo- 64 (V. 63) Tú nos respondes juntamente con es- H Nos metiste en la red, | pusiste tu
ria,9 | Dios es mi fuerte roca, mi asilo. tupendos prodigios, I ¡oh Dios de nues- pie12 en nuestros lomos.
¡Oh pueblo!, confía siempre en El. I Los consejos del impío, frustrados tra salvación!, | esperanza de todas las Hiciste cabalgar hombres sobre nues-
Derramad ante El vuestros corazones, | por Dios gentes de la tierra, I de los más alejados tras cabezas. | Pasamos por el fuego y
que Dios es nuestro asilo. (Sela.) confines.
7
por el agua, I pero al fin nos pusiste en
10
Como un soplo son los hijos de 1 Al maestro del coro. Salmo de Da- Ceñido de poder, | das firmeza a los refrigerio.
13
los hombres, ] una mentira los grandes. | vid. 2
* montes,
8
Entraré en tu casa con holocaus-
Puestos en balanza, suben; | juntos pe- Oye, ¡oh Dios!, la voz de mis que- Aplacas el furor de los mares, el to,14I te cumpliré mis votos,
san11 menos que un soplo. jas, I defiende mi vida del terrible ene- furor de sus olas, | el tumulto de los pue- Los que pronunciaron mis labios I y
No confíes en la violencia ni en la migo.3
blos.
9
profirió
15
mi boca en mi angustia.
rapiña os gloriéis; | si abundan las ri- Protégeme de la conjuración de los Y temen por tus prodigios aun los Te ofreceré pingüe holocausto con
quezas, no apeguéis a ellas vuestro co- malvados, j de la conspiración de los más remotos habitantes; | tú alegras las perfume de carneros, | te sacrificaré bue-
razón. malignos.
4
regiones del oriente y del poniente. yes16 y machos. (Sela.)
10
12
Una vez habló Dios, y estas dos co- Que afilan como espada su lengua I y Tú visitas la tierra y la abrevas I y Vosotros todos, cuantos teméis a
sas le oí yo: | Que sólo en Dios está el lanzan como flechas sus amargas pala- en mil maneras la enriqueces. | Con Dios, venid y escuchad, I y os contaré
poder. bras.
5
grandes ríos y abundantes aguas | pre- cuanto ha hecho por mí.
17
13
Y en ti, ¡oh Señor!, está la miseri- Para asaetear desde sus guaridas al paras sus trigos. I Así la dispones: Le invocaré con mi boca, | le can-
11
cordia, | pues das a cada uno según sus justo; I y de improviso le asaetean sin Regando sus surcos, I humedecien- taré
18
himnos con mi lengua.
obras. temor.
6
do sus terrones, | temperándola con la Si yo hubiera tenido iniquidad en
Obstínanse en sus malvados desig- lluvia I y bendiciendo sus gérmenes. mi corazón, | no me hubiera escuchado
12
63 (V. 62) nios, I se conciertan para tenderle ocul- Coronas la añada con toda suerte de el 19Señor.
tos lazos, I diciendo: «¿Quién los descu- bienes, I y tu carro destila la abundancia. Pero me oyó Dios | y atendió a la
Oración de David fugitivo en el 13
brirá?»
7
La derramas sobre los, pastizales del voz de mi plegaria.
20
desierto Apuran criminales proyectos, I ocul- desierto, | y los collados se ciñen de ale- ¡Bendito sea Dios, | que no desechó
tan lo que proyectaron, | y todos tienen gría. mi oración ni me negó su misericordia!
1 Salmo de David. Cuando estaba en una mente y un corazón obscuro. 14
Vístense los campos de rebaños de
el 2desierto de Judá. * 8
Pero dispara Dios contra ellos su ovejas, I y los valles se cubren de mieses, | 67 (V. 66)
Dios, tú eres mi Dios, a ti te busco saeta, | y de improviso son heridos. y todos cantan y saltan de júbilo.
solícito, I sedienta de ti está mi alma, 9
Su lengua se vuelve contra ellos, | y Conozcan a Dios todos los pueblos
mi carne te desea, | como tierra árida, cuantos los vean moverán su cabeza. 66 (V. 65)
1
Al maestro del coro. A las cuerdas.
sedienta,
3
sin aguas. 10
Y temerán todos los hombres y pro- Salmo. Cántico. *
¡Cómo te contemplaba en tu santua- clamarán la obra de Dios, | y pensarán Acción de gracias por una liberación 2
Apiádese Dios de nosotros y bendíga-
rio, I ponderando tu grandeza y tu glo- en lo que El hace. 1 Al maestro del coro. Cántico. Salmo. | nos, I haga resplandecer su faz sobre
ria!
4
11
Mientras que el justo se regocijará ¡Cantad a Dios, oh tierra toda!* nosotros. (Sela.)
Porque es tu misericordia mejor que en Yavé | y en El confiará, I y se gloria- 2
Cantad la gloria de su nombre, | dad-
3
Para que se reconozcan en la tierra
la vida, | y te alabarán mis labios. rán todos los rectos de corazón. le 3la gloria de la alabanza. tus caminos I y los pueblos todos conoz-
5
Así te bendeciré toda mi vida | y Di a Dios: ¡Cuan admirables son tus can4 tu salvación.
en6 tu nombre alzaré mis manos. obras! | A la grandeza de tu poder tie- Dente gloria, ¡oh Dios!, los pueblos, |
Mi alma se saciará como de medula 65 (V. 64)
nen que ceder tus enemigos. dente gloria los pueblos todos.
y grosura, | y mi boca te cantará Acción de gracias p o r una abundante 4
Póstrese toda la tierra y entone sal-
5
Alégrense las naciones y salten de
con7 labios jubilosos. cosecha mos, I cante salmos a tu nombre. (Sela.) gozo, I porque tú gobiernas a los pue-
Aun en mi lecho me acuerdo de ti; | 1
5
Venid y ved las obras de Dios; I blos con equidad | y riges a las naciones
en ti pienso en las vigilias, Al maestro del coro. Salmo de Da- cosas magnificas ha hecho en favor del de6 la tierra. (Sela.)
8
Pues tú eres mi asilo, | y salto de vid. 2
Cántico. * hombre. Dente gloria, ¡oh Dios!, los pueblos, |
gozo a la sombra de tus alas. A ti, ¡oh Dios!, se te debe la alaban- 6
El secó el mar; por el río pasaron dente gloria los pueblos todos.
9
Mi alma está apegada a ti, | y tu za de Sión I y a ti el cumplimiento de a 7pie enjuto. | Alegrémonos de ello.
7
Dio la tierra sus frutos. I Bendícenos,
diestra me sostiene; los3 votos. El con su poder domina por la eter- Dios, Dios nuestro.
ÍO Pero los que tienden asechanzas a A ti, que escuchas las plegarias; I a nidad; I sus ojos observan a las gen-
8
Bendíganos Dios | y témanle todos
mi vida I bajarán a lo profundo de la ti 4recurren todos los hombres. tes, I a los rebeldes, para que no se enso- los confines de la tierra.
tierra. A causa de las maldades. | Prevale- berbezcan. (Sela.)
11
Serán dados a la espada, | serán cen sobre nosotros nuestros delitos; | tú 8
Bendecid, ¡oh pueblos!, a nuestro 68 (V. 67)
pasto de chacales, los5 perdonas. Dios; I haced oir las voces de sus ala-
12
Y el rey se gloriará en Dios, I se ¡Bienaventurado aquel a quien eliges Canto triunfal
banzas.
gloriarán los que juran en El, | mien- tú I para estar cerca de ti, | habitar en 9
El ha conservado nuestra vida | y 1 Al maestro del coro. Salmo de Da-
tras que la boca de los mentirosos se tus atrios | y saciarse de la dicha de tu no10ha dejado que vacilaran nuestros pies. vid. Cántico. *
cerrará. casa, I de la santidad de tu templo! Tú, ¡oh Dios!, nos has probado, |
2
¡Alzase Dios! Desaparecen sus ene-
CO 1 El título se refiere a 2 Sam 15,23 ss. El salmista, que toma la persona del rey y que mora nos has examinado como se examina la migos, I huyen a su vista todos los que
" * * lejos del templo, siente la nostalgia de los días pasados en él contemplando la grandeza y la plata. le odian.
gloria de Dios. Aun en el lecho se acuerda de su Dios, a quien su alma está unida; pero los que a 1
su vida tienden asechanzas perecerán a la espada. La invitación que el salmista hace a todas las naciones para que alaben a Dios es una ex-
1
66 presión del pensamiento mesiánico, del reino universal de Dios.
El salmista se ve acosado por sus enemigos; pero Dios viene en su auxilio y con sus saetas
64 acaba con los malvados, alegrando el corazón de los justos. 67 1
Véase la nota al salmo precedente.
1
La especial forma poética de este bellísimo salmo ha sido causa de su defectuosa conser-
65
1
Hermoso himno, en que el salmista contempla a Yavé en su templo, desde el cual derrama
sus bendiciones sobre los campos, enriqueciéndolos de sus bienes.
68 vación y de la dificultad que hoy tenemos para entenderle. Es un canto triunfal, que idealiza
SALMOS 68-69 634 635 SALMOS 69-70
3 20
Se desvanecen como se desvanece el Bendito sea todos los dias Yavé. I El 3
H ú n d o m e en profundo cieno, donde padeciese de mí, y n o h u b o nadie; | al-
humo; | como al fuego se funde la cera, | lleva nuestra carga, | el D i o s de nuestra n o puedo hacer pie; | me sumerjo en guien que me consolase, y no lo hallé;
perecen los impíos ante la presencia de salvación. (Sela.) el abismo y me ahogo en la hondura. 22
Díéronme a comer hiél, | y en mi

Dios. Dios es Dios nuestro p a r a salvar- 4
Cansado estoy de clamar, ha enron- sed me dieron a beber vinagre.
4 23
¡Alégranse, por el contrario, los jus- nos, | y es Yavé quien tiene en su m a n o quecido mi garganta | y desfallecen mis Sea para ellos su mesa lazo, | y red
tos, | gózanse y saltan de júbilo ante las evasiones de la muerte. ojos en espera de mi Dios. para sus amigos.
22 5 24
Dios! Pues Dios rompe la cabeza a sus Son más que los cabellos de mi ca- Obscurézcanse sus ojos y no vean, i
5
C a n t a d a Dios, ensalzad su n o m - enemigos | y el cuero cabelludo al que beza los que sin causa me aborrecen; | se y que sus lomos vacilen siempre.
bre, | allanad el camino al que viene persiste en su maldad. h a n hecho más fuertes que mis huesos 2
5 D e r r a m a sobre ellos tu ira, I alcán-
23
cabalgando sobre las nubes; | Y a vé es Dijo el Señor: Te haré volver de Ba- los que quieren destruirme sin razón, | y celos el furor de tu cólera.
su n o m b r e ; saltad de júbilo ante El. san, | te sacaré del fondo de los mares. tengo que pagar lo que nunca tomé. 2
6 24
<* Asoladas sean sus m o r a d a s I y n o
El padre de los huérfanos, el defen- Para que puedas enrojecer tus pies 6
T ú , ¡oh Dios!, conoces mi estulticia; | h a y a quien habite sus tiendas,
sor de las viudas, | es Dios en su santo en la sangre, | y la lengua de tus perros 27
no se te ocultan mis pecados. Porque persiguieron al que tú ha-
tabernáculo; en la sangre de tus enemigos. 7
N o sean p o r mi causa confundidos [ bías herido | y acrecentaron el dolor del
7 25
Dios, que da casa a los desampara- Aparece tu cortejo, ¡oh Yavé!, I el los que en ti esperan, ¡oh Yavé Se- que tú llagaste.
dos, | que pone en prosperidad a los cortejo de mi Dios, de mi Rey, en el 28
baot! I N o sean por mí confundidos los Añade esta iniquidad a sus iniquida-
cautivos; | sólo los rebeldes se quedarán santuario. que te buscan, ¡oh Dios de Israel! des I y no tenga parte en tu justicia.
26 8 29
al seco. Preceden los cantores, detrás los m ú - Mira que p o r ti sufro afrentas 1 y Sean borrados del libro de los vi-
8
C u a n d o ibas, ¡oh Dios!, a la cabeza sicos, | en medio los coros de vírgenes cubre mi rostro la vergüenza. vos I y no sean escritos con los justos.
con címbalos. 9 3
de tu pueblo, I cuando avanzabas por He venido a ser extraño para mis ° En verdad que estoy afligido y do-
27
el desierto. (Sela.) Bendecid a D i o s en las asambleas, i a hermanos, I extraño a los hijos de mi lorido; ] sosténgame, ¡oh Dios!, tu ayuda.
9 3
Tembló la tierra y se deshicieron los Yavé, vosotros, príncipes de Israel. madre. i Y cantaré cantos al nombre de
28
cielos ante t i ; I tembló el Sinaí ante Allí está Benjamín, el m á s joven, a 1° Porque m e consume el celo de tu Dios I y le ensalzaré con himnos de ala-
Dios, el Dios de Israel. la cabeza; | allí los príncipes de J u d á casa; | los denuestos de los que te vitu- banza.
i" T ú llovías, ¡oh Dios!, una lluvia de en m u c h e d u m b r e ; | allí los príncipes de 32
peran caen sobre mí. M á s gratos a D i o s que u n bece-
dones sobre tu heredad, | y cuando ésta Zabulón, los de Neftalí. 11
Lloro y ayuno, | y de esto t o m a n r r o , I m i s que becerro que echa cuer-
29
desfallecía, tú la recreabas. M a n d a , Dios, tus ejércitos; | con- pretexto para insultarme. nos y pezuñas.
11 Tus animales se posaron en ella; | firma, ¡oh Señor!, lo que en favor nues- 12 33
P o r vestido me cubro de saco, I y Lo verán los afligidos y se consola-
tú preparaste tus bienes a los menestero- tro has hecho. he venido a ser fábula para ellos. rán, I y se fortalecerá vuestro corazón,
30 13
sos. Por tu templo, en Jerusalén, | te Hablan contra mí los que se sientan los que buscáis a Dios.
12 34
D a su voz de m a n d e el Señor; | ofrecen dones los reyes. en las puertas; I soy la cantilena de los Porque oye Yavé a los afligidos | y
vienen en tropel los portadores de bue- 3i Espanta a las fieras de! cañaveral, I bebedores de vino. no desdeña a sus prisioneros.
la m a n a d a de los toros, los novillos de 14 35
nas nuevas: Y o p o r eso o r o a ti, ¡oh Yavé!; I Alábenle los cielos y la tierra, [ los
«Huyen los reyes de los ejércitos, h u - los pueblos; I prostérnense ofreciendo b a - en tiempo oportuno, ¡oh Dios!, | por mares y cuanto en ellos se mueve.
yen; rras de plata; | dispersa a los pueblos la muchedumbre de tu misericordia, óye- 36
Pues salvará Dios a Sión | y reedi-
13 a u n la mujer casera | participa en que se deleitan en la guerra. m e ; ! p o r la verdad de tu salud. ficará las ciudades de J u d á ; | habitarán
32
el botín». Vienen príncipes de Egipto, | y Etio- 1 5 Sácame del lodo, no me sumerja; | allí y las poseerán.
37
i* Y mientras vosotros reposáis entre pía se apresura a presentar sus m a n o s a líbrame de los que m e aborrecen, de lo Y serán la heredad de la descenden-
los oviles, | ella, como alas de paloma, Dios. profundo de las aguas; cia de sus siervos ! y morarán en ellas
33
está cubierta de plata, | y como plumas Reinos de la tierra, cantad a Dios, | 16 N o me anegue el ímpetu de las aguas, | los que aman su nombre.
de amarillo oro. entonad salmos* a Yavé. (Sela.) n o m e trague la h o n d u r a , | no cierre el
1 5 Al dispersar el Omnipotente los re- 34
Al que cabalga sobre los cielos de pozo su boca sobre mí. 70 (V. 69)
yes en la tierra, | cayó en el Salmón la los cielos eternos, I al que hace oir su 1 7 Óyeme, Yavé, que es benigna tu mi- Instante petición de socorro
nieve. voz, su voz potente. sericordia ; I mírame según la muchedum-
35
i* Montes de Dios son los montes de Dad a Dios e' poder. | Resplandezca bre de tus piedades. 1 Al maestro del coro. D e David. Para
Basan; | montes llenos de cumbre los su gloria sobre Israel, | y su majestad en 1 8 N o escondas de tu siervo tu ros- memoria. *
las nubes. 2
montes de Basan. t r o ; I porque estoy en angustia, apresú- Ven, ¡oh Dios!, a librarme!; | apre-
36
1 7 M a s ¿por qué miráis con malos Terrible es Dios en su santuario, I rate a oirme. súrate, ¡oh Dios!, a socorrerme.
19
ojos vosotros, montes encumbrados, | al el Dios de Israel, I el que da a su pue- Acércate a mi alma y redímela, | lí- 3
Sean confundidos y avergonzados |
monte que eligió Dios para morada suya, | blo fuerza y poderío. | ¡Bendito sea Dios! b r a m e por causa de mis enemigos. los que buscan mi vida, I puestos en huida
20
en el que por siempre habitará Yavé? T ú conoces el oprobio, el vituperio, y cubiertos de ignominia | los que se ale-
18
Los carros de Dios son millares y 69 (V. 68) la afrenta que se me hace; I todos mis gran de mi mal.
4
millares de millares; | viene entre ellos Oración del pueblo vejado enemigos los tienes a tu vista. Sean consumidos p o r la afrenta | los
2
Yavé del Sinaí a su santuario. i El oprobio me destroza el corazón y que me gritan: «¡Ah, ah!»
1 Al maestro del coro. Sobre «Los li- 5
19 Subiste a lo alto, llevando cauti- desfallezco; | esperé que alguien se com- Alégrense y regocíjense en ti 1 cuan-
vos, | recibiendo hombres como presen- rios». D e David. *
2
tes, | a u n de los que se resistían a ha- Sálvame, ¡oh Dios!, p o r q u e amenazan su misericordia le escuche y le sostenga. Luego se revuelve en imprecaciones contra los malvados,
bitar allí, ¡oh Yavé Dios! ya mi vida las aguas. terminando con unos versos que hablan de los pobres y cautivos. Al fin pide la restauración de
Sión.
la venida de Israel, guiado por su Dios, hasta tomar posesión del monte de Sión, donde se edificó Es uno de los salmos en que lat imprecaciones son más fuertes. Para explicárselas, vea el lector
su santuario; y termina con una invitación a todos los reinos para alabar a Dios. En la restitución lo dicho en la Introducción al Salterio, n.8, y tenga presente que, viviendo los salmistas en obscuri-
del texto, indudablemente deformado, hemos seguido las conjeturas que más probables nos parecen, dad acerca del modo de realizarse las sancione* divinas en la otra vida, creían que la justicia de Dios
aunque no puedan darse por seguras. había de tener cabal cumplimiento en ésta.
1 1
El salmista se siente anegado en un torrente de males, y, considerando la unión de su El salmista, a punto de sucumbir, clama a su Dios en demanda de auxilio, lo que será
69 causa con la de todos los justos, para que éstos no sean confundidos, pide a Dios que por motivo de alegría para los justos.
SALMOS 70-72 636 637 SALMOS 72-74
3
tttt r buscan, | y los que aman tu salva- en la vejez y en la canicie; | que pueda yo 1 Tendrá misericordia del pobre y del 1° Por eso seduce a mi pueblo su pala-
ción exclamen: | «Glorificado sea Dios». manifestar tu poderío a esta generación, | menesteroso | y defenderá la vida de los labrería | y se sorben a boca llena esas
* Yo soy un pobre menesteroso. ¡So- y tus proezas a la venidera. pobres. aguas.
19 14
córreme, oh Dios! | Tú eres mi ayuda y Y tu justicia, ¡oh Dios!, tan excelsa, | Rescatará su vida de la opresión y de " Y dicen: «¿Lo sabe acaso Dios, lo
mi libertador. | ¡Oh Yavé, no te detengas! porque tú haces grandes cosas. | ¿Quién, la violencia | y será preciosa su sangre a conoce el Altísimo?»
¡oh Dios!, como tú?
20
los ojos de él. 12 Esos impíos son, | y, con todo, a
71 (V. 7 o) Tú me has hecho probar muchas an- 15 Y será feliz, y le darán oro de Seba; | mansalva amontonan grandes riquezas.
y ellos elevarán de continuo preces por 13
gustias y tribulaciones; | pero de nuevo En vano, pues, he conservado limpio
Oración de un justo en su ancianidad me darás vida I y de nuevo me sacarás de él I y por siempre le bendecirán. mi corazón I y he lavado mis manos en
16
1
En ti, Yavé, he esperado; no sea nun- los abismos de la tierra. Habrá abundancia de trigo en el lla- la inocencia,
21
ca2 confundido. * Acrecienta mi dignidad I y vuelve a no; I en la cima de los montes ondularán 14 Y fui flagelado de continuo | y cada
En tu justicia líbrame y sálvame, | consolarme. las mieses como el Líbano | y florecerán mañana con una nueva pena.
22
dame oidos y socórreme. Y yo alabaré, ¡Dios mío!, al sonido las ciudades como la hierba de la tierra. 15 Pero si yo dijere: «Hablaré como
3
Sé para mí roca de refugio, | una ciu- del arpa, tu fidelidad; | te salmodiaré a la 17 Será su nombre bendito por siempre; | ellos», I renegaría de la comunidad de
dadela fuerte donde me ampare, I por- cítara, ¡oh Santo de Israel! durará mientras dure el sol. | Y le ben- tus hijos.
23
que eres mi baluarte y mi fortaleza. Te cantarán mis labios entonando decirán todas las tribus de la tierra; | to- 16 Púseme a pensar para poder enten-
4
Sálvame, Dios mío, de las manos del salmos, | y mi alma, por ti rescatada. das las naciones le aclamarán bienaven- der esto, I pues era ciertamente cosa ar-
24 turado.
malvado, | de las manos del perverso y Mi lengua ensalzará tu justicia todo dua a mis ojos;
17
del5 violento. el día | por haber confundido y avergon- Hasta que penetré en el secreto de
Porque tú, ¡oh Señor!, eres mi espe- zado a los que buscaban mi mal. Doxología final del libro segundo Dios I y puse atención a las postrimerías
ranza, | mi confianza desde mi juventud. 18 Sea bendito el nombre de Yavé, Dios de éstos.
6
Desde que comencé a existir fuiste mi 72 (V. 71) de Israel, I el único que hace maravillas. * 18 Ciertamente los pones tú en resba-
apoyo; | desde las entrañas de mi madre, El rey Mesías 19 Y bendito sea por siempre su glorio- ladero I y los precipitas en la ruina.
19
tú fuiste mi protector; en tí esperé siem- so nombre ! y llénese de su gloria toda la ¡Oh, cómo en un punto son asola-
1
pre. De Salomón. tierra. Amén, amén. dos; I acaban y son consumidos espan-
7 tosamente!
He sido para muchos un asombro, | Da, ¡oh Dios!, al rey tu juicio, | y tu 20
Aquí acaban las preces de David, 20
porque tú siempre fuiste mi seguro asilo. justicia al hijo del rey, * hijo de Jesé. Son como sueño de que se despier-
2
8 Llénese mi boca de tus alabanzas, | de Para que gobierne a tu pueblo con ta, I y tú, Señor, cuando despertares, des-
tu 9gloria continuamente. justicia, | y a tus oprimidos con juicio. preciarás su apariencia.
3 21
No me rechaces al tiempo de la ve- Germinarán los montes la paz para LIBRO TERCERO Si se exacerbaba mi corazón I y me
jez; [ cuando ya me faltan las fuerzas, no el 4pueblo, I y los collados, la justicia. (73-89)
atormentaban
22
mis pensamientos,
me10 abandones. Hará justicia a los oprimidos del pue- Es porque era un necio y no sabía
Porque hablan contra mí mis enemi- blo, | defenderá a los hijos del menestero- nada; | era ante ti como un bruto ani-
so5 ¡ y quebrantará a los opresores. 73 (V. 72) mal.
gos, | y los que me espían se conjuran 23
contra mí. Vivirá mientras perdure el sol, | mien- Vanidad de la dicha del impío Pero no, yo estaré siempre a tu la-
11 do,24 I pues tú me has tomado de la diestra,
Diciendo; «Dios le ha dejado; I per- tras permanezca la luna, de generación 1 Salmo de Asif.
seguidle y cogedle, | que no habrá quien en6 generación.. ¡Oh, cuan bueno es Dios para los bue- Me gobiernas con tu consejo | y al
le 12
libre». Caerá como lluvia sobre prado sega- fin me acogerás en gloria.
nos, I para los limpios de corazón! * 25
¿A quién tengo yo en los cielos? |
¡Oh Dios, no te alejes de mí! | Acude do,7 | como lluvia que penetra en la tierra. 2
Estaban ya deslizándose mis pies, |
presto, Dios mío, en mi socorro. Florecerá en sus días la justicia I y ha- Fuera de ti, nada deseo sobre la tierra.
13 casi me había resbalado. 26
Desfallece mi carne y mi corazón; |
Sean confundidos y exterminados mis brá mucha paz mientras dure la luna. 3
Porque miré con envidia a los im-
enemigos; | cúbranse de vergüenza y de 8 Dominará de mar a mar, I del río has- píos I viendo la prosperidad de los malos. la Roca de mi corazón y mi porción es
ignominia los que buscan mi mal. ta 9los cabos de la tierra. 4 Dios por siempre.
14 Pues no hay para ellos dolores; | su 27
Porque los que se alejan de ti pere-
Yo siempre esperaré, | y a tus ala- Ante él se inclinarán los habitantes vientre está sano y pingüe.
banzas añadiré nuevas alabanzas. del desierto, | y sus enemigos morderán cerán; I arruinas a cuantos te son in-
5 No tienen parte en las humanas aflic- fieles ;
15 Proclamará mi boca tu justicia; to- el 10
polvo. ciones I y no son atribulados como los 28
dos los días, tus prodigios salvadores, | Los reyes de Tarsis y de las Islas le Pero mi bien es estar apegado a
otros hombres. Dios, I tener en Yavé Dios mi esperan-
aunque no conozco su número. ofrecerán sus dones, | y los reyes de Seba 6
Por eso la soberbia los ciñe como co-
16
Contaré en las maravillas de Yavé, | y 11
de Saba le pagarán tributo. za I para poder anunciar tus grandezas |
llar, ] y los cubre la violencia como ves- en las puertas de Sión.
recordaré ahora sólo tu justicia. Postraránse ante él todos los reyes 1 tido.
17
Tú, ¡oh Dios!, me adoctrinaste desde y le2 servirán todos los pueblos. 7
Sus O'os se les saltan de puro gordos |
mi juventud, | y hasta ahora he pregonado i Porque protegerá al desvalido que le y deian traslucir los malos deseos de su 74 (V. 73)
tus grandezas. implora | y al oprimido que no tiene quien corazón.
18 No me abandones, pues, ¡oh Dios!, le ayude. 8
L a desolación del t e m p l o destruido
Motejan y hablan malignamente, | al-
1
taneramente
9
amenazan. Masquil de Asaf.
• El anciano, que había vivido fiel a Dios y seguro bajo su amparo, ahora se siente más aco- Ponen su boca en el cielo, | y su len- ¿Por qué, ¡oh Dios!, nos has rechaza-
71 sado de sus enemigos, que, sin duda, se alientan al verle viejo y desfallecido. Pero él confía gua atruena la tierra. do por siempre? | ¿Por qué arde tu fil-
en Dios, que le dará nuevo motivo de alabanza.
1
El título del salmo es ambiguo, ya que puede interpretarse que Salomón es el autor o que is Los w.18 s. forman la doxología final del libro segundo del Salterio.
72 es la persona a quien el salmo se dedica. Parece esto último lo más probable. Según esta "7 'i 1 El tema de este salmo es el problema que plantea la prosperidad de los impíos y el infor-
hipótesis, el salmo, que es mesiánico, debe explicarse a tenor de la promesa mesiánica, que leemos * " tunio de los justos, problema que en otros muchos salmos y escritos del Antiguo Testamen-
en 2 Sam 7,75 ss. El rey e hijo de rey es el heredero de la gloriosa promesa, que transmitirá a sus to se desarrolla. La solución es que la prosperidad de los malvados es efímera (17-22), mientras
herederos hasta llegar aquel para quien el trono eterno está reservado (Gen 49,10). La obra de su que el justo tiene su dicha en estar con Dios (23-28). En estos versículos se deja entrever la recom-
gobierno está descrita con los más vivos colores con que los profetas nos pintan la obra del Rey pensa del justo en la vida futura al lado del Señor y se preludia la consoladora doctrina del libro
Mesías. de la Sabiduría.
SALMOS 74-76 638 639 SALMOS 76-78

ror contra las ovejas de tu pastizal?* sa; | acuérdate de los ultrajes que conti- pojados, | durmieron su sueño, | y n o hi- ¿Qué D i o s es grande como nuestro Dios?
13
2
Acuérdate de tu comunidad, aque- nuamente te hace el insensato. cieron uso de su m a n o s los hombres fuer- T ú eres el Dios que obras prodigios; I
lla que desde el principio hiciste tuya, | 23
N o olvides los gritos de tus enemigos, | tes. tú mostraste tu poder entre las gentes.
16
la que redimiste para hacerla tu tribu el tumulto siempre creciente de los que se ' A tu amenaza, ¡oh Dios de Jacob!, | C o n tu brazo rescataste a tu pueblo, |
propia, | del monte de Sión, en que pu- alzan contra ti. quedáronse pasmados carros y caballos. los hijos de Jacob y de José. (Sela.)
8 17
siste tu morada. Eres terrible tú, ¡oh Dios! | ¿Quién Viéronte las aguas, ¡oh Dios!; I vié-
3
Recorre con tus pies estas completas puede estar ante ti cuando te airas? ronte las aguas y se turbaron, | y tembla-
75 (V. 74) 9
ruinas; | el enemigo lo destruyó todo en D a s desde los cielos tu sentencia, I y ron aun los mismos abismos.
el santuario. D i o s , j u e z d e los e n e m i g o s d e la tierra se estremece y calla, 18
A r r o j a r o n las nubes torrentes de
10
4
Rugían tus enemigos en el lugar de su p u e b l o C u a n d o se levanta Dios para hacer aguas, | y dieron los nublados su voz, y
tu asamblea | y pusieron allí p o r trofeos 1 justicia, | para salvar a los oprimidos de volaron tus saetas.
Al maestro del coro. A las cuerdas. la tierra. (Sela.) 19
sus enseñas. Estalló tu trueno en el torbellino, |
Salmo de Asaf. Cántico. * 11
A u n el furor de E d o m sirve a tu glo- alumbraron los relámpagos el orbe, | y,
5 Parecían c o m o gente que alza el ha- 2
Dárnoste gracias, ¡oh Dios!, dárnoste
cha | en medio de tupido bosque, ria, | y los restos de H e m a t te alabarán. sacudida, tembló la tierra.
gracias, | invocamos tu n o m b r e y ensalza- 12
20 p u e e ¡ m a r ( U camino, I y tu senda la
6
Y hasta las puertas las destruyeron | Haced votos a Yavé, vuestro Dios,
mos tus grandes maravillas. y cumplidlos; | cuantos están en derredor inmensidad de las aguas, I aunque n o de-
con el hacha y el martillo. 3
«Cuando me tome yo el tiempo opor-
' P r e n d i e r o n fuego a tu santuario | y traigan dones al terrible. jabas huellas en él.
tuno, | juzgaré justamente. 13
Pues El corta el soberbio respiro de 21
profanaron, arrasándola, la m o r a d a de t u 4 Condujiste como grey a t u pueblo |
A u n q u e se disolviese la tierra con to- los príncipes | y es terrible a los reyes de p o r m a n o de Moisés y de A r ó n .
nombre. dos sus habitantes, | yo solidificaría sus
8
Se decían: «Hagamos cesar todas las la tierra.
columnas». (Sela.)
solemnidades de Dios en la tierra». 5
Y o digo a los soberbios: « N o os en- 77 (V. 76) 78 (V. 77)
* Y a n o vemos señales prodigiosas a fa- soberbezcáis». | Y a los impíos: « N o irgáis L o s antiguos p o r t e n t o s , c o n s u e l o del L a historia d e los p a d r e s , e n s e ñ a n z a
vor nuestro; I ya n o hay ningún profeta, | vuestra cabeza. pueblo perseguido p a r a los h i j o s
ni nadie entre nosotros que sepa hasta * N o levantéis en alto vuestras frentes, |
cuándo. 1
no habléis con erguida cerviz». 1 Al maestro del coro. Para Idutún. Sal- Masquil. D e Asaf.
' " ¿ H a s t a cuándo, ¡oh Dios!, insultará 7
Ciertamente, ni de oriente, ni de occi- m o de Asaf. * Atiende, pueblo mío, a mi doctrina; |
2
el adversario | y sin cesar blasfemará tu dente, | ni del desierto vendrá la salvación. Y o alzo mi voz a Dios y clamo, | alzo dad vuestros oídos a las palabras de mi
nombre el enemigo? 8
Pero es Dios quien juzga, | y a unos mi voz a Dios y El me escucha. boca. *
11 3 2
¿Por qué retraes tu m a n o | y retienes humilla y ensalza a otros. E n el día de mi tribulación busqué a Abriré mi boca a las sentencias | y
tu diestra en el seno? 9
Pues tiene Dios en su m a n o el cáliz | Yavé, | y se alzaban a El mis manos sin evocaré las enseñanzas de los tiempos an-
12
Pues Dios es ya de antiguo mi rey, | de espumoso vino, lleno de mixtura, | y descanso p o r la noche, | y rehusaba mi tiguos.
alma t o d o consuelo. 3
el que obra salvaciones en la tierra. lo da a beber; | a p u r a r á n hasta las he- L o que hemos oído y sabemos, I lo
13 4
Con tu poder dividiste el m a r | y rom- ces, | beberán todos los impíos de la tierra. Se acuerda m i alma de Dios y gime, | que n o s contaron nuestros padres.*
4
piste en las aguas las cabezas de las fieras. 10
Mientras que yo siempre cantaré | y medito y se angustia mi corazón. (Sela.) N o lo encubriremos a sus hijos, | con-
4 5
i T ú aplastaste la cabeza del Levia- entonaré salmos al Dios de Jacob. N o me dejas pegar los ojos, | y me taremos a las generaciones posteriores | las
tán | y le diste en pasto a los monstruos 11
Yo quebrantaré toda la fuerza de los siento turbado y sin palabras. glorias de D i o s ; y su gran poderío, | y los
6
marinos. impíos, | y se acrecentará el poder de los Pienso en los días antiguos, | recuerdo prodigios que ha obrado.
15
Tú hiciste brotar fuentes y torrentes, | justos. los años lejanos. s C o m o dio u n a n o r m a Jacob | y esta-
7
secaste ríos caudalosos. Pienso por la noche en mi corazón, | bleció una ley en Israel; I como m a n d ó
i* Tuyo es el día, tuya la noche; | tú es- 76 (V. 7S) reflexiona e inquiere mi alma: a nuestros padres | enseñar estas cosas
8
tableciste la luna y el sol. C a n t o t r i u n f a l d e s p u é s d e la v i c t o r i a «¿Acaso el Señor nos rechazará por a sus hijos;
" T ú marcaste los límites a la tierra, | los siglos | y n o n o s será ya nunca fa- * Para que las conociese la generación
1
tú fijaste el verano y el invierno. Al maestro del coro. A las cuerdas. vorable? venidera, j y los hijos que habían de na-
9
i 8 Acuérdate de esto: que el enemigo Salmo de Asaf. Cántico. *
2
¿Cesó ya para siempre su piedad, | se cer | se las contasen a sus propios hijos;
Glorioso es Dios en Judá, | grande es 7
blasfema de Yavé I y un pueblo insensa- acabó lo que prometió para generaciones Para que éstos pusieran en Dios su
to ultraja tu nombre. su nombre en Israel. de generaciones? confianza | y n o olvidasen las obras de
19 3 10
N o entregues a las fieras el alma de Tiene en Salem su tabernáculo, I su ¿Se ha olvidado ya Dios de hacer cle- D i o s | y guardasen sus mandatos.
morada en Sión. 8
tu tortolilla ! y no tengas por tanto tiem- mencia | y cerró airado su misericordia?» Y n o se hiciesen c o m o sus padres, |
4
po en olvido a tus desvalidos. Allí rompe los rayos del arco, I el es- (Sela.) gente contumaz y rebelde, | generación de
11
2° Mira tu alianza; | está la desdicha- cudo, la espada y todo aparato bélico. M e digo: «Mi dolor es éste: | que se corazón indócil | y de espíritu infiel a su
da tierra toda llena de violencias. (Sela.) ha m u d a d o la diestra del Altísimo». Dios.
21 5 12 9
Q u e n o se vea confuso el afligido, | y Eres resplandeciente y majestuoso, | M e acuerdo de las obras de Dios, | re- Los hijos de Efraím, muy diestros ar-
el pobre y el menesteroso alaben tu nom- ¡oh Dios!, I cuando apareces desde los cuerdo tus antiguas maravillas, queros, | volvieron la espalda el día del
13
bre. montes eternos. Considero tus grandes hechos y re- combate;
22 6 10
Álzate, ¡oh Dios!, y defiende tu cau- Los fuertes guerreros fueron allí des- flexiono sobre tus hazañas. N o m a n t u v i e r o n su a l i a n z a c o n
14
¡Oh Dios!, santos son tus caminos. | D i o s ] y rehusaron seguir su ley;
1 El salmista nos pone ante la más triste situación del pueblo. El templo se halla devastado
74 por enemigos que blasfeman de Dios y de la religión de Israel. Recordando los tiempos *7
1
y
*
* En un momento de gran tribulación, el salmista medita en las maravillas realizadas de
antiguo por Dios y en la grandeza de su poder, que se muestra en la naturaleza.
antiguos, en que Dios dio tantas pruebas de su poder, el salmista pide al Señor que se acuerde de
su pueblo y de su alianza y confunda a los que se levantan contra El.
J uQ l A la luz de aquellos principios que la profecía nos enseña acerca de la providencia divina
1
Dios es el juez soberano, que a su tiempo hará justicia a todos; a los impíos les hará beber * sobre Israel, el salmista recorre la historia del pueblo elegido, dirigida toda ella hacia la rea-
75 el cáliz de su cólera y a los justos les dará la saiud. lización
3
de sus altos destinos mesiánicos.
En la Ley muchas veces se encarga a los padres que recuerden a sus hijos las antiguas mara-
i El salmo canta la gran derrota de Senaquerib, rey de Asiría, y de ella se levanta a cantar villas de Dios a favor de Israel, para excitar en ellos sentimientos de gratitud y fidelidad (Ex 12,26;
76 el reinado universal de Dios, dando con esto al salmo un carácter mesiánico. t 3 ,8; Dt 4,9)-
SALMO 78 640 641 SALMOS 78-80
34
u Dieron al olvido sus obras | y las ma- Cuando los hería de muerte, le bus- ron como sus padres, | fallaron como en- 4
Somos el escarnio de nuestros veci-
ravillas que a sus ojos había o b r a d o .
12
caban, | se convertían y se volvían a Dios;
35 gañoso arco. nos, I la irrisión y el ludibrio de los que
Ante sus padres había obrado ma- Y se acordaban de que era Dios su 58
Le irritaron con sus altos | y le pro- nos5 rodean.
ravillas, | en la tierra de Egipto, en la re- Roca, | y el Dios Altísimo, su redentor. vocaron con sus esculturas. ¿Hasta cuándo, oh Yavé? ¿Habrás de
gión3 de Tanis. * 36 Pero le engañaban con su boca | y 59
Sintió Dios toda su cólera al verlo, | estar airado para siempre? | ¿Arderá siem-
1 Dividió el mar para darles paso, | y con su lengua le mentían, y rechazó con aspereza a Israel; pre como fuego tu furor?
paró las aguas como si les pusiera un 37 Y su corazón no era sincero para El | 60
Y dejó el tabernáculo de Silo, I la 6
Derrama tu ira sobre las gentes que
dique.
14
y no eran fíeles a su alianza. tienda que fue su morada entre los hom- no te conocen, | sobre los reinos que no
Los guiaba de día en la nube | y du- 38 Pero es misericordioso, y perdonaba bres. * invocan tu nombre.
rante toda la noche con resplandor de la iniquidad, | y no los exterminó; antes 61
Dio a la esclavitud su fuerza, | y a 7
Porque han devorado a Jacob, | han
fuego. refrenó muchas veces su ira | y no dejó manos del enemigo su gloria. asolado sus moradas.
15 Hendió las rocas en el desierto | y les que se desfogara toda su cólera. 62
Condenó a su pueblo a la espada | 8
No recuerdes para nuestro mal las ini-
proveyó
16
de raudales inexhauribles, 39 Se acordó de que eran carne, un so- y se enfureció contra su heredad. quidades antiguas; | sálgannos al encuen-
Hizo salir arroyos de la piedra, | hizo plo que pasa y ya no vuelve. * 63 D e v o r ó el fuego a sus jóvenes | y n o tro tus misericordias, I que estamos muy
40
correr
17
las aguas como río. ¡Cuántas veces se rebelaron en el de- cantaron sus vírgenes el canto nupcial. abatidos.
Y con todo, volvieron a pecar con- sierto | y le contristaron en la soledad! 64
Sus sacerdotes perecieron a la espa- 9 Socórrenos, ¡oh Dios, salvador nues-
41
tra El y a rebelarse contra el Altísimo en Siguieron tentando a Dios y enoja- da,65 I y no los lloraron sus viudas. tro!, por el honor de tu nombre; | socó-
el desierto. ron al Santo de Israel. Mas despertóse entonces el Señor, rrenos y perdona nuestros pecados por tu
42
18 Tentaron a Dios en su corazón, | y No se acordaron de su gran poder, | como quien duerme, | como el valiente nombre.
pidieron comida a su gusto. ni del día en que los libertó de la opre- oprimido por el vino; l" ¿Por qué han de poder decir las gen-
19 Hablaron contra Dios, diciendo: | sión; 66
E hirió a sus enemigos por la espal- tes: «¿Dónde está su Dios?» | Sea notoria
43
«¿Podrá acaso Dios poner mesa en el de- Ni de cómo obró en Egipto sus pro- da,61 I cubriéndolos de eterna ignominia. a las gentes y a los ojos nuestros | la ven-
sierto? digios, | y sus portentos en la región de Y rechazó a la tienda de José | y no ganza de la sangre derramada de tus sier-
20
Hirió la peña y brotaron las aguas, | Tanis, eligió a la tribu de Efraím, vos.
44
y corrieron como un torrente; | ¿pero po- Mudando sus aguas en sangre | para 68
Pero eligió a la tribu de Judá, I el " Llegue a tu presencia el gemido de
drá también darnos pan | y preparar en el que no pudiesen beber en sus canales; monte de Sión, monte de su predilección. los cautivos, I con el poder de tu brazo
45
desierto
21
carne a su pueblo?» Mandando contra ellos tábanos que 69
Edificó su santuario con alturas de salva a los condenados a muerte.
Oyólo Yavé y se indignó, | y se en- los devorasen | y ranas que los infestasen; cielo I y firme como la tierra, que cimen- i 2 Haz recaer sobre la cabeza de nues-
46
cendió su furor contra Jacob, | y subió su Dando sus cosechas al pulgón | y sus tó 70por los siglos. tros enemigos el séxtuplo | de la afrenta
ira22contra Israel. frutos
47
a la langosta; Y eligió a David, su siervo, | y le to- con que quieren afrentarte, ¡oh Yavé!
Porque no creían en Dios | y no te- Devastando con el granizo sus viñas, | mó71 de las majadas de ovejas; 13 Y nosotros, tu pueblo, grey de tu
nían confianza en su protección. y sus higuerales con la piedra; De tras de las ovejas que cría le to- pastizal, I te alabaremos eternamente I y
48
23 D i o orden a sus nubes, | abrió las Dando al pedrisco sus ganados | y al mó, I para que apacentase a Jacob, su cantaremos tus alabanzas por generacio-
puertas del cielo, rayo sus rebaños. pueblo; I a Israel, su heredad. nes y generaciones.
24 49
Y llovió sobre ellos el maná, para que Derramó sobre ellos su tremenda có- 72
Y él, con corazón recto, los apacen-
comieran, | dándoles un trigo de los cielos. lera, | la ira, el furor, la angustia, | como tó I y los condujo con la prudencia de sus
2
5 Comió el h o m b r e p a n de ángeles, | y un tropel de malignos espíritus. 80 (V. 79)
50 manos.
les dio comida hasta la saciedad. * Dio rienda suelta a su enojo, I no Oración p o r el pueblo perseguido
26
Hizo soplar en el cielo el viento so- substrajo su vida a la muerte, | dio sus 79 (V. 78)
lano, | y con su poder hizo soplar el ganados en presa a la peste, 1 Al maestro del coro. Sobre «Los li-
austro. si Y mató a todos los primogénitos de Oración pidiendo la restauración de rios
2
del testimonio». Salmo de Asaf. *
27
Y caer como polvo sobre ellos la car- Egipto, | a los primogénitos de las tiendas las ruinas y el castigo de los enemigos ¡Oh pastor de Israel!, escucha. I Tú
ne, | como arenas del mar aves aladas. de Cam. que conduces a José como un rebaño, |
2
8 Hízolas caer dentro del campamen-
52
Pero sacó a su pueblo como un reba- 1 Salmo de Asaf. que te sientas entre los querubines, mués-
t o mismo | y en derredor de las tiendas ño, | los condujo como grey por el de- ¡Oh Dios! Han invadido las gentes tu trate.
3
de ellos; sierto ; heredad, | han profanado tu santo tem- Ante Efraím, Benjamín y Manases. |
29
Y comieron y se hartaron, | y así les
53
Y los guió seguros y sin temor, | mien- plo I y han reducido a Jerusaíén a un mon- Despierta tu poder, | ven y sálvanos.
4
dio lo que ansiaban. tras se tragaba el mar a sus enemigos. tón de escombros. * ¡Oh Dios!, restaúranos, | haz esplender
2
30 Pero apenas habían acabado de sa-
54
Los llevó hasta sus santas fronteras, | Dieron los cuerpos de tus siervos por tu rostro, y seremos | salvos.
ciar su avidez, I todavía tenían en su boca a los montes que conquistó su diestra. pasto a las aves del cielo, | y la carne de 5 ¡Oh Yavé, Dios Sebaot! | ¿Hasta cuán-
la comida,
55
Arrojó ante ellos a las naciones, I di- tus3 santos a las bestias de la tierra; do seguirás desdeñando la oración de tu
31 Y montó Dios en cólera contra ellos, | vidió en partes su tierra en heredad | e hi- Derramaron como agua su sangre en pueblo?
e hirió de muerte a los robustos, | y abatió zo habitar en las tiendas de aquéllos a las los alrededores de Jerusaíén, | sin que hu- «Les das a comer pan de lágrimas, |
a la flor de Israel. tribus de Israel. biese quien les diera sepultura. les haces beber lágrimas en abundancia;
56
32 Con t o d o , volvieron a pecar | y n o Y todavía volvieron a tentar y provo- 60
Silo, situada en la tribu de Efraím, fue durante la época de los jueces el asiento del taber-
dieron crédito a sus maravillas; caron a Dios Altísimo, | y no guardaron náculo. De Silo, después de algunos accidentes que se traslucen en el libro primero de Samuel, el
33 Y consumió c o m o un soplo sus días, | sus mandatos. arca y el santuario nacional pasaron a Jerusaíén, donde reinaba la dinastía de David en virtud de la
57
y sus afios en calamidades imprevistas. Volviéndole las espaldas, prevarica- elección divina (2 Sam. 7,13-16; Jer 7,12).
1
El salmo hace relación a un momento triste de la historia de Jerusaíén, cuyo templo está
12
Es éste un dato interesante sobre la región de Tanis, teatro de los prodigios de Moisés.
Con2 5esto se suple la deficiente información geográfica del Éxodo acerca de este punto.
79 profanado, la ciudad en ruinas y rodeada de cadáveres, y, para colmo de miseria, los pueblos
vecinos escarnecen al pueblo elegido y blasfeman de su Dios. El salmista pide misericordia para
Pan de los ángeles llaman los LXX y la Vulgata al maná porque baja del cielo, morada de ios su nación y justicia para loa que así ultrajen al pueblo y a Yavé. El salmo conviene bien a los días
ángeles, que asisten ante Dios (Sal 29,1 ss.). El texto hebreo dice pan de nobles, de principes: «pan de la toma de Jerusaíén por los caldeos.
blanco» diríamos hoy.
39
Acordándose de que eran de carne, y por esto mal inclinados, Dios se movia a tener de ellos 8 0 l ^ n u n a *"s*e situación del pueblo, que recuerda la que Nehemías encontró en Jerusaíén
piedad. (1-2), el salmista acude a Dios pidiendo la restauración de Israel, que representa bajo la
imagen de rebaño de Dios y de viña plantada por El mismo.
Náowr-'Colunga 20.
SALMOS 80-83 642 64S SALMOS 83-85
7 8 3
N o s has hecho objeto de contienda M e llamaste en la tribulación y te Mira que bravean tus enemigos | y carne saltan de júbilo por el D i o s vivo.
4
para nuestros vecinos, | y nuestros ene- saqué, I y te hablé oculto entre los true- yerguen la cabeza los que te aborrecen. Halla una casa el pájaro, | y la go-
4
migos se burlan de nosotros. nos, [ te probé en las aguas de Meribá. Tienden asechanzas a tu pueblo [ y londrina un nido donde poner sus pollue-
8 9 se conjuran contra tus protegidos. l o s ; I yo he hallado tus altares, ¡oh Yavé
Dios Sebaot, restaúranos, I haz es- Oye, pueblo mío, que quiero amones- 5
plender tu rostro y seremos salvos. tarte. I ¡Oh Israel, ojalá m e escucharas! Dicen: «Ea, borrémoslos del número Sebaot, | rey mío y Dios m í o !
9 5
T ú trajiste de Egipto una vid, arro- 10
N o haya en ti dios ajeno, | n o adores de las naciones, | n o haya más memoria Bienaventurados los que m o r a n en tu
jaste a las gentes y las trasplantaste aquí. a ningún dios extranjero. del n o m b r e de Israel». casa I y continuamente te alaban. (Sela.)
10 6 6
Le pusiste en derredor u n a albarra- 11
Y o soy Yavé, tu Dios, | que te quéas T o d o s a una se h a n confabulado, | se Bienaventurado el h o m b r e que tiene
da, | y extendió sus raíces y llenó la tierra. de la tierra de E g i p t o ; | ensancha tu b o c a h a n ligado estrechamente contra ti. en ti su fortaleza | y anhela frecuentar
11 7
Cubriéronse los montes de su som- y yo la llenaré». Las tiendas de E d o m , los ismaelitas. I tus subidas.
7
bra, | y sus sarmientos llegaron a ser como 12
Pero n o m e obedeció mi pueblo, | n o M o a b , los agarenos, A u n pasando p o r el árido valle de
8
los altos cedros. cumplió Israel lo que le m a n d é . Gebal y A m m ó n y Amalee, | los filis- Baca, I se le hace t o d o fuentes, | c o m o
12
Extendió sus ramas hasta el m a r , | 13
Y los a b a n d o n é a su obstinado co- teos con los habitantes de Tiro. cubierto de las bendiciones de la lluvia
9
y hasta el río sus vastagos. razón, I que siguieran sus consejos. También se ha unido a ellos Asur, | temprana.
13 8
¿Por qué has derribado su albarrada | 14
¡Oh si mi pueblo m e oyera, | si m a r - d a n d o su apoyo a los hijos de Lot. (Sela.) Y siguen cada vez m á s animosos I
y la vendimian cuantos pasan p o r el ca- chara Israel por mis caminos, 1° Hazles como hiciste a M a d i á n , | a p a r a ver al Dios de los dioses en Sión.
9
mino? 15
Presto humillaría yo a sus enemigos | Sisara, a Jabín en el torrente de Cisón. Oye mi oración, ¡oh Yavé, D i o s Se-
14 H Que perecieron en E n d o r | y vinieron b a o t ! ; I atiéndela, D i o s de Jacob. (Sela.)
La devastan los jabalíes del m o n t e | y volvería a extender mi m a n o contra sus 10
y pastan en ella las bestias del campo. adversarios! a ser estiércol de la tierra. Escudo nuestro, Dios, mira, I y p o n
12
15
Dios Sebaot, vuélvete ya, | mira desde 16
Los que aborrecen a Israel le adula- H a z a éstos y a sus jefes c o m o a Oreb los ojos en el rostro de tu ungido. *
11
los cielos y contempla, | y visita esta viña. rán, I y será perpetuo su temor. y Zeb, I como a Zebe y a Salmana, y a Porque m á s que mil vale un día en
16 Y defiende esta viña que plantó tu 17
Los mantendría de la flor del trigo, | todos sus príncipes. * tus atrios, | y prefiero estar a la puerta
13
diestra, I el renuevo que t ú hiciste fuerte. y de miel salida de la piedra los saciaría. Que dijeron: | «Apoderémonos de las de la casa de mi Dios I a m o r a r en las
17
Los que la abrasan por el fuego y la tierras de Dios». tiendas de la iniquidad.
14 12
asolan, | perezcan p o r el enojo de tu faz; 82 (V. 81) Hazlos, Dios mío, c o m o polvo q u e Porque sol y escudo es Yavé, Dios, I
18
Sea tu m a n o sobre el varón de t u arrastra el torbellino, | como pajuela al y d a Yavé la gracia y la gloria, | y n o
diestra, I sobre el h o m b r e a quien para I n c r e p a c i ó n c o n t r a los j u e c e s injustos viento: niega sus bienes a los que caminan en la
15
ti corroboraste. 1
Salmo de Asaf. C o m o abrasa el fuego la selva, | como inocencia.
19
Y n o nos apartemos más de t i ; | nos Está Dios en el consejo divino, | en quema la llama los m o n t e s ; '•' ¡Oh Yavé Sebaot! I ¡Bienaventurado
6
darás la vida e invocaremos tu nombre. medio de los dioses juzga. * i Persigúelos así con tu tormenta, | el h o m b r e que en ti confía!
20
Yavé, Dios Sebaot, restaúranos, | haz 2
¿Hasta cuándo juzgaréis injustamen- atérralos con tu huracán.
17
esplender tu faz sobre nosotros, y seremos te, I haciendo con los impíos acepción de Cubre su rostro de ignominia, | y 85 (V. 84)
salvos. personas? (Sela.) busquen tu nombre, ¡oh Yavé! *
3
18
Sean para siempre confundidos y ate- O r a c i ó n p i d i e n d o la s a l u d d e l p u e b l o
81 (V. 8o) Haced justicia al pobre, al huérfano; |
tratad justamente al desvalido y al me- r r a d o s ; I sean llenos de vergüenza y pe- 1
Al maestro del coro. Salmo de los
Exhortación a celebrar dignamente rezcan, hijos de Coré. *
nesteroso.
la P a s c u a 4
Librad al pobre y al necesitado, | sa- 1 9 Y reconozcan que tu n o m b r e es Ya- 2
H a s sido benévolo c o n t u tierra, ¡oh
1 cadle de las garras del impío. vé I y que sólo tú eres el Altísimo sobre Yavé! I Mejoraste la suerte de Jacob.
Al maestro del coro. Sobre «La Ge" 5 toda la tierra. 3
tea». D e Asaf. * Pero n o saben ni entienden, a n d a n en H a s p e r d o n a d o la iniquidad de tu
2
Saltad de júbilo en h o n o r de Dios, tinieblas, | vacilan los cimientos todos pueblo I y h a s ocultado t o d o s sus pecados.
de la tierra. 84 (V. 83) 4
H a s apartado tu furor | y has desisti-
nuestra fuerza; [ aclamad al Dios de 6
Jacob. Y o dije: «Sois dioses, I todos vos- A n h e l o d e la p r e s e n c i a d e D i o s e n do del ardor de t u cólera.
5
3
E n t o n a d un canto, tocad los címba- otros sois hijos del Altísimo. el t e m p l o Vuélvete a nosotros, Dios, nuestra
7 salvación, | y haz cesar tu ira contra
los, | la dulce cítara y el arpa. Pero moriréis como hombres, | caeréis
4
Haced resonar en el novilunio las c o m o cualquiera de los príncipes». 1 Al maestro del coro. Sobre «La G e - nosotros.
8 6
trompetas, | en el plenilunio, en nuestra ¡Levántate, oh D i o s ! Juzga la tierra, | tea». Salmo de los hijos de Coré. * ¿Vas a estar siempre irritado contra
2
fiesta. pues tuyas h a n de ser todas las gentes. ¡Cuan amables son tus m o r a d a s , oh nosotros | y vas a prolongar tu cólera de
5
P o r q u e ésta es la ley de Israel, | pre- Yavé Sebaot! generación en generación?
3 7
cepto del Dios de Jacob, 83 (V. 82) Anhela mi alma y ardientemente desea ¿No vas a devolvernos la vida, ! p a r a
6
D a d a por El como rito a José I cuando D e p r e c a c i ó n c o n t r a l o s e n e m i g o s los atrios de Y a v é ; | mi corazón y mi que tu pueblo pueda gozarse en ti?
salió contra la tierra de Egipto. I Oí una aliados c o n t r a Israel 12
lengua que n o conocía: Son éstos los jefes madianitas vencidos por Gedeón (Jue 6-7).
17
7 1
Cántico. Salmo de Asaf. * Estos castigos que el salmista pide para los enemigos de su pueblo no terminan con su ruina,
«Ya voy a quitarle la carga de sobre sino con su salud, puesto que, cotno fin del castigo, pide que reconozcan a Yavé y le busquen. Tal
2
el h o m b r o , | ya sus m a n o s cesarán de N o reposes, ¡oh D i o s ! I N o enmudez- petición se inspira en los vaticinios mesiánicos de la vocación de las gentes.
cargar con los cestos. cas, n o te aquietes.
Q-| i El salmo es un himno para cantar en la fiesta de Pascua. En él se recuerdan los trabajos QA 1 Este salmo es un cántico de peregrinación. Los peregrinos, llenos de devoción hacia el
0
*" santuario, expresan sus ansias de llegar a contemplarle y ponderan la dicha de quienes viven
® ' de Egipto, la liberación y el viaje del desierto, terminando con deseos de que Israel marche cerca de él, que es como vivir cerca de Yavé, que más fácilmente oye las plegarias de los que están
por los caminos de Dios. vecinos a Él.
1
Q O 1 El salmista comienza por representarnos a Dios sentado en su trono y rodeado de los ° El defensor y el ungido es el rey, por quien el salmista pide a Dios.
" ^ jueces de Israel, a quienes califica de dioses por la facultad que para juzgar tienen de Dios,
y reprende duramente su conducta, de verdaderos prevaricadores (cf. Sal 58; Is 3,13). Q R 1 Celebra el salmista la vuelta del cautiverio y la restauración nacional. Pero ésta iba muy
ü v
Q O ! El poeta ve a su pueblo estrechado y perseguido por todos los pueblos circunvecinos y ' lentamente; ni se ajustaba a las hermosas promesas contenidas en los oráculos de Isaías, Je-
^ ^ * pide a Dios le libre y le vengue de ellos, haciéndoles reconocer el sumo poderlo de Yavé remías y Ezequiel. Por eso pide que llegue esa plena restauración, en la cual va ya implicada, lo mis-
sobre toda la tierra. mo que en las aludidas profecías, la promesa mesiánica.
SALMOS 85-88 644 645 SALMOS 88-89
8 3 7
Haznos ver, |oh Yavé!, tus piedades | 1 Por tu gran misericordia para con- da,7 I y que fueron arrancados a tus manos. ¿Quién sobre las nubes semejante al
y danos
9
tu ayuda salvadora. migo, I por haber sacado mi alma del Hasme puesto en lo profundo de la Señor? | ¿Quién semejante a Yavé entre
Yo bien sé lo que dirá Dios. | Que profundo
14
averno. hoya, I entre las tinieblas del abismo. los8 hijos de Dios?
8
sus palabras sean palabras de paz | para ¡Oh Dios! Gentes soberbias se alza- Pesa tu ira sobre mí | y has desenca- Terrible es Dios en la congregación
su pueblo y para sus santos | y para ron contra mí, | una turba feroz busca mi denado contra mí todos tus furores. (Sela.) de los santos, | grande y formidable más
9
cuantos se vuelven a El de corazón. alma, | y no te ponen delante de sí. Has alejado de mi a mis conocidos, | que cuantos le rodean. *
15 9
1° Si, su salvación esta cercana para los Pero tú, ¡oh Yavé!, eres Dios miseri- me has hecho para ellos abominable, | Yavé, Dios Sebaot, ¿quién hay que te
que le temen, I y bien pronto habitará la cordioso y clemente, | magnánimo y de estoy encerrado y no tengo salida. iguale? I Eres poderoso, ¡oh Yavé!, ceñi-
10
gloria
11
en nuestra tierra. gran piedad y fidelidad. Mis ojos languidecen por la aflic- do de tu fidelidad.
16
Se encontrarán la benevolencia y la Mírame y ten piedad de mí, | forta- ción; I te invoco, ¡oh Yavé!, todo el dia, | l°Tú dominas la soberbia del mar; |
fidelidad, | se darán el abrazo la justicia lece a tu siervo | y salva al hijo de tu y tiendo mis manos hacia ti. cuando se embravecen sus olas, tú lus
11
y la
12
paz. esclava. ¿Harás tú ya prodigio alguno para contienes.
Brota de la tierra la fidelidad | y mira i ' H a z conmigo muestra de ti para los muertos? | ¿Se levantarán los muertos n Tú quebrantaste a Rahab, como a
la justicia desde lo alto de los cielos. bien, I y viéndola confúndanse los que me para alabarte? (Sela.)* un herido enemigo, | y con tu fuerte
13 12
Sí, Yavé nos otorgará sus bienes, | odian, | vean que tú eres Yavé, que me ¿Cantará nadie en el sepulcro tus brazo dispersas a tus enemigos. *
12
y la4 tierra dará sus frutos. socorres y me consuelas. piedades, | ni en el averno tu fidelidad? Tuyos son los cielos, tuya la tierra, I
13
i Va delante de su faz la justicia, | y ¿Será conocido prodigio alguno tuyo el orbe de la tierra y cuanto lo llena, tú
la paz sigue sus pasos. 87 (V. 86) en las tinieblas, I ni tu justicia en la tierra lo formaste;
13
L a gloria d e la Jerusalén mesiánica del14 olvido? Tú creaste el aquilón y el austro; I
86 (V. 85) 1
A ti clamo, pues, ¡oh Yavé!, | y mis el Tabor y el Hermón saltan al oir tu
Salmo de los hijos de Coré. Cántico. plegarias van a ti desde la mañana. nombre.
Petición del auxilio d e Dios Fundada está sobre los santos montes. * 15
¿Por qué, ¡oh Yavé!, me rechazas | y 14
Tú tienes un brazo lleno de vigor, I
2
1 Oración. De David. Ama Dios las puertas de Sión I más me16escondes tu rostro? fuerte es tu mano, amenazadora tu diestra.
15
Inclina, Yavé, tus oídos y óyeme, I por- que 3
todas las tiendas de Jacob. Soy un mísero afligido desde mi mo- La justicia y el juicio son e! asiento de
que estoy afligido y soy un menesteroso. * Muy gloriosas cosas se han dicho de cedad, I siempre en espanto, lleno de tu trono, I y la misericordia y la fidelidad,
2 ti, 4 I ciudad de Dios. (Sela.)
Guarda mi alma, pues que soy tu terrores.
17
tus heraldos.
devoto; I salva, mi Dios, a tu siervo, que Contaré a Rahab y a Babilonia entre Derrámanse sobre mí tus furores | i* Bienaventurado el pueblo que sabe
en ti confía. los que me conocen; | la Filistea, Tiro y me oprimen tus espantos. cantarte; | andará, ¡oh Yavé!, a la luz de
3 18
Ten misericordia de mí, loh Yavé!, | con 5
los etiopes, | éstos allí nacieron. Continuamente me invaden como tu 17faz.
pues te invoco cada día. Y de Sión dirán: «Este y el otro allí aguas, I y todas a una me sumergen. Gozarán siempre de la alegría de tu
4 19
Alegra el alma de tu siervo, | porque han nacido, | y es el Altísimo mismo el Has alejado de mí amigos y compa- nombre | y se alegrarán en tu justicia.
a ti alzo mi alma, que la fundó». ñeros, I y son mis parientes las tinieblas. 18 Tú eres nuestra gloria y nuestra fuer-
5 6
Pues tú eres, Señor, indulgente y pia- Inscribirá Yavé en el libro de los pue- za, I y por tu benevolencia se acrecienta
doso I y de gran misericordia para los blos: I «Este nació allí». (Sela.) nuestro poderío.
que te invocan. 7 Y cantarán saltando de júbilo: | «En 89 (V. 88) 19
Pues de Yavé es nuestro escudo | y
6 ti están mis fuentes todas».
Escucha, ¡oh Yavé!, mi oración | y Quejas p o r el abatimiento del rey nuestro
20
rey del Santo de Israel.
atiende a la voz de mis plegarias. a pesar de las promesas hechas a Tú en tiempos hablaste en visión a
7
En el día de la angustia te llamo, | 88 (V. 87) David tus predilectos, y dijiste: | «He dado mi
porque sé que me oyes. Oración d e u n afligido 1
ayuda a un valiente, | he alzado en la
s No hay, Señor, en los dioses seme- Masquil de Etán, ezraíta. * nación a un valeroso.
2 21
jante a ti, ¡ y nada hay que iguale tus 1 Al maestro del coro. Cántico de los Cantaré siempre las misericordias de He hallado a David, mi siervo; | lo
obras. hijos de Coré. Sobre «Mahalat». Para can- Yavé I y daré a conocer por mi boca a he ungido con mi óleo consagrado.
9 22
Todas las gentes que tú hiciste, | ven- tar.2 Masquil de Ernán, ezraíta. * las3 generaciones todas tu fidelidad; Mi mano le sostendrá con firme apo-
drán, ¡oh Yavé!, a postrarse ante ti | y ¡Oh Yavé, Dios mío!, I día y noche Porque dijiste: «La misericordia es yo23I y mi brazo le hará fuerte.
honrarán tu nombre; * clamo
3
a ti. eterna; | tu fidelidad se apoya en los No le vencerá enemigo, | no le aba-
10 Llegue mi oración a tu presencia, I
Pues que tú eres grande y obras ma- mismos
4
cielos. tirá inicuo.
24
ravillas, I tú eres el solo Dios. inclina tu oído a mi clamor. He hecho alianza con mi elegido, | Destruiré ante él a sus enemigos |
4
11 Enséñame, ¡oh Yavé!, tus caminos, Harta de males está mi alma, | mi he5 jurado a David, mi siervo: y 25quebrantaré a los que le aborrecen.
para que ande yo en tu verdad, | y lleva vida
5
al borde del sepulcro. Haré durar por siempre tu prole | y Serán con él mi verdad y mi miseri-
mi corazón únicamente a reverenciar tu Ya me cuentan entre los que bajan a estableceré tu trono por las generaciones». cordia I y en mi nombre se alzará su
nombre. la fosa; I soy ya hombre sin fuerzas. (Sela.)
6
poder.
26
i 2 Pueda yo darte gracias, Yavé, mi 6 Abandonado entre los muertos, | o Los cielos cantan tus maravillas, ¡oh Pondré su mano sobre el mar, | y su
Dios, con todo mi corazón, | y glorificar como los traspasados que moran en el Yavé!, I y tu fidelidad en la asamblea de diestra en los ríos.
27
tu nombre por la eternidad. sepulcro, I de quienes ya nadie se acuer- los santos. El me invocará, diciendo: «Tú eres
11
üf 1 Esta petición tan apremiante del auxilio divino, hecha por el salmista contra las gentes Estos versículos nos dan a conocer la idea triste que los hebreos se formaban de la región
" ' ' soberbias que se levantan contra él, no parece que cuadre a un particular, sino a un príncipe, de los muertos. Era esto un motivo más para pedir a Dios que les diese largos días en la tierra de
cuya causa es la causa común del pueblo. • ,. los vivos.
9
En el v.o se augura la venida de las naciones todas a honrar a Dios en el templo, lo que implica Q Q ' Salmo de inspiración enteramente mesiánica, basada en la alianza de Dios con Israel, en la
francamente la idea mesiánica. ^ -^ promesa divina hecha a David. Lo uno y lo otro eran motivos para esperar de Dios una me-
Q «y ! Bellísimo salmo mesiánico. Jerusalén vendrá a ser la ciudad cosmopolita en que todas las jor suerte para Israel que la que entonces tenía y para pedir al Señor que se acordase de sus palabras
" ' naciones gozarán de los derechos de ciudadanía, como si en ella hubieran nacido (Is 4,3). y las cumpliese cuanto antes.
Con esto preludia la doctrina de San Pablo de que en Cristo no hay judío ni griego, bárbaro ni 8
Los «santos» son los «hijos de Dios», los ángeles, que forman la corte de Dios y a veces se nos
escita, porque todos son uno en Cristo (Col 3,11 s.). presentan como formando su consejo (r Re 22,19-23).
11
O Q ' E l profeta, profundamente afligido y contristado, pide a Dios humildemente le libre de Rahab es aquí el océano primitivo, caótico, que los antiguos concebían como muy agitado
^ " tantas penas y le salve la vida. y embravecido.
SALMOS 8 9 - 9 0 646 647 SALMOS 90-98
mi padre, I mi Dios, la roca de mi sal- [oh Yavé!, | las que por tu verdad juraste 14
Sacíanos pronto de tu gracia | para
vación». * a 51
David? 92 (V. 91)
28 que jubilemos y nos alegremos todos los
Y yo le haré mi primogénito, | el Acuérdate, ¡oh Yavé!, del oprobio de días de nuestra vida. Alabanza de la providencia divina
más29
excelso de los reyes de la tierra. tus siervos | y de cómo llevo yo en mi 13
Alégranos por tantos días como nos
Yo guardaré eternamente con él mi seno las afrentas de muchos pueblos. 1
52 humillaste, | por tantos años como pro- Salmo. Cántico. Para el día del sá-
misericordia, | y mi alianza con él no Las que arrojan tus enemigos, ¡oh bamos la aflicción. bado. *
será rota. Yavé!, | sobre los pasos de tu ungido. 2
30 !6 Véase tu obra sobre tus siervos, | y Justo es alabar a Yavé | y cundir tu
Haré subsistir por siempre su descen- tu 17grandeza sobre sus hijos. nombre, ¡oh Altísimo!;
dencia | y su trono mientras subsistan los Doxologia ñnal del libro 3
Sea sobre nosotros la suavidad de Alabar de mañana tu piedad y de
cielos. 53 Yavé, nuestro Dios, | y dirige la obra de noche tu fidelidad.
31
Si traspasan sus hijos mi ley | y no Bendito sea Yavé por la eternidad. 4
Amén, amén. nuestras manos. Al salterio decacordio y a la lira, |
siguen
32
mis mandatos, con las melodías de la cítara.
Si violan mis preceptos | y no hacen 5
91 (V. 90) Pues me has alegrado, ¡oh Yavé!, con
caso de mis mandamientos, tus obras I y me gozo en las obras de tus
33
Yo castigaré con vara sus rebeliones | L I B R O CUARTO Canto a la providencia de Dios sobre manos.
y con azotes sus pecados. (90-106) 6
34
el justo ¡Qué magníficas son tus obras, oh
Pero no apartaré de él mi piedad | 1 Yavé! I ¡Cuan profundos son tus pensa-
ni 35faltaré a mi fidelidad; 90 (V. 89) El que habita bajo la protección del mientos!
No quebrantaré mi alianza | y no Altísimo I y mora a la sombra del Todo- 7
Deprecación de misericordia poderoso, * No conoce esto el hombre necio, | no
retractaré cuanto ha salido de mis labios. 1 2 entiende esto el insipiente.
36
Una cosa he jurado por mi santidad, | Oración de Moisés, varón de Dios. Diga a Dios: «Tú eres mi refugio y mi 8
Que germinan los impíos como la
y no romperé la fe a David: Yavé, tú has sido refugio para nos- roca,
3
I mi Dios, en quien confío». hierba, I y florecen tantos malhechores, |
37
Su descendencia durará eternamente | otros I de generación en generación. * Y El te librará de la red del cazador, | para ser destruidos por la eternidad.
2 de4 la peste exterminadora;
y su trono durará ante mí cuanto el sol. Antes que los montes fuesen | y fue- 9
Pero tú eres excelso por la eternidad,
38
Y | como la luna I permanecerá eter- sen paridos la tierra y el orbe, | eres tú Te cubrirá con sus plumas, 1 hallarás ¡oh Yavé!
namente | y será testigo fiel en el cielo». desde la eternidad hasta la eternidad, seguro bajo sus alas, | y su fidelidad te 10
3 será escudo y adarga. Pues tus enemigos, ¡oh Yavé!, | tus
(Sela.) Reduces al polvo al hombre, | dicién- 5 enemigos perecerán | y serán disipados
39
Pero, con todo, has rechazado, has dole: «Volved, hijos de la tierra». No tendrás que temer los espantos
4 nocturnos, I ni las saetas que vuelan de día, todos los que obran el mal.
alejado a tu ungido, | te has indignado Mil años son a tus ojos I como el día 6
11
Acrecentaste mi fuerza como la del
contra él. de ayer, que ya pasó; | como una vigilia Ni la pestilencia que vaga en las ti-
40 nieblas, I ni la mortandad que devasta en unicornio; | de verde aceite me inundaste.
Has roto la alianza con tu siervo, | de la noche. 12
Y miro desde arriba a mis enemi-
has profanado y echado a tierra su dia- 5 Los arrebatas; son como sueño ma- pleno día.
7
Caerán a tu lado mil | y a tu derecha gos I y oyó mi oído cosas gratas contra los
dema. ñanero, I como hierba verde. malvados que se alzan contra mí.
41
Has arruinado todas sus murallas, | * Que a la mañana florece y verdeguea, | diez mil; | a ti no llegará. 13
8
Con tus mismos ojos mirarás | y Florecerá el justo como la palma, |
has42 reducido a escombros sus fortalezas. a la tarde se marchita y se seca. crecerá como el cedro del Líbano.
7 verás el castigo de los impíos.
Cuantos pasan por el camino le sa- Consúmenos tu ira I y nos conturba 9
14
Plantado en la casa de Yavé, | flore-
quean, | es el oprobio de sus vecinos. tu 8indignación. Teniendo a Yavé por refugio tuyo, I
43 al 10Altísimo por fortaleza tuya, cerá en los atrios de nuestro Dios.
Has robustecido la diestra de sus Has puesto nuestros pecados frente a 13
Fructificarán, aun en la senectud, |
enemigos, | has alegrado a todos sus ad- ti, I nuestros pecados secretos a la luz de No te llegará la plaga | ni se acercará
el mal a tu tienda, sanos y vigorosos.
versarios. tu 9faz. 11 16 Para anunciar cuan recto es Yavé, |
44
Has embotado el filo de su espada | Y todos nuestros días transcurren bajo Pues te cometerá a sus ángeles | para
que te guarden en todos tus caminos. que es mi roca y que no hay en El ini-
y no le has socorrido en el combate. tu ira, I y acaban nuestros años como un 12 quidad.
43
Le has despojado de su majestad I y suspiro. Y ellos te llevarán en sus manos I
has46 echado por tierra su trono. 10 Los días de nuestros años son seten- para que no tropieces en las piedras.
ta años, I y ochenta en los más robustos; |
13
Pisarás sobre áspides y víboras | y 93 (V. 92)
Has acortado los días de su juven-
tud47 | y le has cubierto de oprobio. (Sela.) pero también la robustez es apariencia, hollarás al león y al dragón.
¿Hasta cuándo, ¡oh Yavé!, estarás un nada, | porque pasa en un instante, y
14
«Porque me amó, yo le salvaré; I yo G r a n d e z a de dominio de Dios en la
volamos. le defenderé, porque confesó mi nombre. creación
siempre escondido? I ¿Arderá tu ira como 11 15
fuego? ¿Quién pesa a lo justo la severidad Me invocará él y yo le oiré, | estaré
48 con él en la tribulación, | le sacaré y le 1 Reina, Yavé; se vistió de majestad, |
Acuérdate de cuan breve es la vida [ de tu ira I y tu indignación en lo que vistióse de poder Yavé y se ciñó, | cimentó
y de cuan para poco hiciste a todos los debes ser temido? honraré.
mortales.
12
Enséñanos, pues, a contar nuestros
16
Le saciaré de días | y le daré a ver mi el 2mundo; no se conmoverá. *
49 salvación». Firme tu trono desde el principio, |
¿Quién es el hombre que viva y no días, I para que adquiramos un corazón desde la eternidad eres tú.
haya de ver la muerte? | ¿Quién puede sabio.
13
3
Alzan los ríos, ¡oh Yavé!, | alzan los
substraerse al poder del sepulcro? (Sela.) Vuélvete, ¡oh Yavé!, ya por fin | y ríos su voz, I alzan los ríos su estrépito.
5" ¿Dónde están tus antiguas piedades, ten compasión de tus siervos. 4
Más que los bramidos de las aguas
27
En virtud de la especial predilección de Dios por Israel, éste es llamado hijo y aun primogé- Q •§ l Hermoso canto a la benigna providencia de Dios sobre los justos, a quienes salva de todos
nito de Dios entre todos los pueblos de la tierra. David, por las mismas razones, recibe los mismos - 7 • los peligros, por muchos que sean los que los rodeen, y a quienes pone bajo la protección
títulos, e igual sus herederos. Estos títulos alcanzarán plenísima realización en el Mesías, Hijo d e de sus ángeles.
Dios.
1
Como el precedente, celebra este salmo la providencia de Dios, que castiga a los impíos
Q A l Comienza el salmo con una meditación sobre la eternidad de Dios y la caducidad del
•J^ hombre. La causa de esta última son los pecados, los cuales atraen sobre nosotros los casti-
92 haciendo efímera su prosperidad, pero que la da larga y duradera a los justos.
gos de Dios. Termina el salmista pidiendo la benevolencia divina para el pueblo, q u e desde hace 1
Breve, pero magnífico canto a la grandeza de Dios, q u e inmensamente supera a lo mas
muchos años se halla en la miseria. grande de la creación.
SALMOS 93-96 648 649 SALMOS 96-99
11
tumultuosas, I más que los furores del 2i
¿Los que se echan sobre la vida del son vanos ídolos; | pero Yavé hizo los Ya alumbra la luz al justo | y la
mar, I eres tú magnifico en las alturas, justo | y condenan la sangre inocente? cielos. alegría a los rectos de corazón.
22 6 12
|oh5 Yavé! Pero Yavé es refugio para mí, | y mi Delante de El van la magnificencia Alegraos en Yavé, ¡oh justos!, | y
Tus testimonios son firmísimos, | con- Dios es la roca de mi salvación. y la alabanza; I en su santuario están honrad su santo nombre.
23
viene a tu casa la santidad, ¡oh Yavé!, | El arrojará sobre ellos su misma per- la 7fortaleza y la gloria.
por los siglos de los siglos. versidad, | y con su misma malicia los Dad a Yavé, ¡oh familias de los pue- 98 (V. 97)
aniquilará, I los aniquilará Yavé, nuestro blos!,
8
| dad a Yavé la gloria y el poderío. Canto de alabanza a Dios después
94 (V. 93) Dios. Dad a Yavé el honor debido a su nom- de la victoria
95 (V. 94) bre, [ tomad ofrendas y venid a sus atrios. 1
Invocación a Dios, que castiga a los 9
Inclinaos ante Yavé en la pompa sa- Salmo.
impíos y protege a los justos Exhortación a la alabanza y grada; | tiemble ante El toda la tierra. Cantad a Yavé un cántico nuevo, |
obediencia de Dios 10 porque El ha hecho maravillas; | han
1
¡Dios de las venganzas, Yavé, | Dios Decid entre las gentes: «¡Reina Ya-
de las venganzas, muéstrate!* 1 vé!» | Decid también: «El afirmó el orbe y vencido su diestra y su santo brazo. *
¡Venid, cantemos jubilosamente a Ya- 2
Ha mostrado Yavé su salvación | y
2
Álzate, juez de la tierra, I da a los vé; | cantemos gozosos a la roca de no se conmueve, | El gobierna con equidad
soberbios su merecido. nuestra salvación! * a 11
los pueblos». ha3 revelado su justicia a ojos de las gentes.
3
¿Hasta cuándo los impíos, ¡oh Yavé!, | 2 Alégrense los cielos, regocíjese la tie- Se ha acordado de su benignidad | y
Lleguémonos a El con alabanzas, | de su fidelidad a la casa de Israel; | todos
hasta cuándo los impíos triunfarán? aclamémosle con cánticos. rra, | truene el mar y cuanto en él se
4
¿Hablarán proterva y jactanciosamen- 3 contiene. los confines de la tierra vieron la victoria
Porque Dios grande es Yavé, | Rey 12 de4 nuestro Dios.
te | los que obran la iniquidad? grande sobre todos los dioses. Salte de júbilo el campo y todo cuanto
5 4 hay en él | y alégrense también los árboles Saltad de júbilo ante Yavé toda la
Aplastan, Yavé, a tu pueblo, | opri- Porque tiene en sus manos las pro- tierra; I a El las voces, los cantos y los
men a tu heredad. fundidades de la tierra I y suyas son tam- de la selva
13 salmos.
6
Dan muerte a la viuda y al peregrino | bién las cumbres de los montes. Ante la presencia de Dios, que viene, | 5
5 que viene a regir la tierra. | Regirá el Cantad a Yavé con la citara, | con la
y a7 los huérfanos quitan la vida. Suyo es el mar, pues El lo hizo; | suya cítara y con voces de canto.
Y se dicen: «No ve Yavé, | no lo sabe la tierra, formada por sus manos. mundo con justicia | y a los pueblos con
6 su fidelidad. 6 Con las trompetas y los sones de la
el 8Dios de Jacob». * Venid, postrémonos en tierra ante El; | bocina; | saltad de júbilo ante el rey Yavé.
Entended, necios del pueblo, | y vos- doblemos nuestra rodilla ante Yavé, nues- 7
Brame el mar y cuanto él contiene, |
otros, fatuos, ¿cuándo seréis cuerdos? tro Hacedor. 97 (V. 96)
9 ol 8mundo y todos sus habitantes.
El que hizo el oido, ¿no va a oir? | El 7 Porque El es nuestro Dios, y nosotros Gloria de la venida de Dios Bulan palmas los ríos, | regocíjense a
que 10
formó el ojo, ¿no ha de ver? el pueblo que El apacienta | y el rebaño a juzgar su 9vez los montes.
El que educa a los pueblos, ¿no va a que El guía. | ¡Oh si oyerais hoy su voz! 1 Delante de Yavé, que viene, | que viene
reprender? | ¿El que da al hombre la sa- 8
«No endurezcáis vuestro corazón co- Dios reina, gócese la tierra, | alégren-
se sus muchas islas. * a juzgar la tierra. I Y juzgará al mundo con
biduría? mo en Meribá, I como el día de Masa, en 2
11
Conoce Yavé los pensamientos de los el desierto, Hay en torno de El nube y calígine; | justicia, I y a los pueblos con equidad.
hombres, I cuan vanos son. 9
Donde me tentaron vuestros padres, I la justicia y el juicio son las bases de su
12
Bienaventurado el hombre a quien tú me probaron, a pesar de haber visto mis trono.
3
99 (V. 98)
educas, ¡oh Yavé!, | al que das sabiduría obras. Precédele fuego, | que abrasa en de- Gloria del Señor en su santo monte
con tu ley. 10
Cuarenta años anduve desabrido de rredor
4
a todos sus enemigos. 1
13
Para que esté tranquilo en los días aquella generación, I y tuve que decirme: Sus rayos alumbran el mundo; | tiem- Dios reina, tiemblan los pueblos. |
de aflicción, | en tanto que se cava para Estos son gente de torcido corazón, | que bla la tierra al verle. Se asienta entre los querubines, tiembla la
5
el 14
impío la fosa. desconoce mis caminos. Derrítense como cera los montes ante tierra.2
*
No abandona Yavé a su pueblo, | no 11 Por esto les juré en mi ira | que no Yavé, I ante el Señor de toda la tierra. Grande es Dios en Sión, | excelso so-
6
desampara su heredad. entrarían en mi reposo». Anuncian los cielos su justicia | y to- bre3 todos los pueblos.
15 Volverán a la justicia los juicios | y dos7
los pueblos ven su gloria. Alabado sea tu grande y terrible nom-
la 16seguirán todos los rectos de corazón. 96 (V. 95) Queden confundidos todos los que ado- bre4 ; I es santo su nombre.
¿Quién se levantará por mi contra ran sus simulacros, | los que se glorian de Y poderoso el rey que ama la justi-
Alabanza del Señor, único Dios sus ídolos; I se postran ante El todos los cia. I Tú estableciste las normas de la rec-
los malvados? | ¿Quién estará conmigo
contra los obradores de la iniquidad? 1 Cantad a Yavé un cántico nuevo, | dioses. titud, I tú hiciste en Jacob juicio y justicia.
8 5
17
Si Yavé no me hubiera ayudado, | ya cantad a Yavé la tierra toda. * Óyelo Sión y se alegra; | regocíjanse Ensalzad a Yavé, nuestro Dios, | y
habitaría mi alma en el sepulcro.
2
Cantad a Yavé y bendecid su nom- las ciudades de Judá I por tus juicios, postraos ante el escabel de sus pies, I por-
18
Apenas decía yo: «Vacilan mis pies», I bre, | anunciad de día en día su salvación. Yavé.
9
que6
es santo.
tu 19gracia, ¡oh Yavé!, me sostenía.
3
Celebrad su gloria entre las gentes, | Porque tú eres Yavé, el Altísimo, so- Moisés y Arón están entre sus sacer-
Y en las grandes angustias de mi co- en4 todos los pueblos sus maravillas, bre toda la tierra, | inmensamente ensal- tes; I Samuel, con los que invocan su nom-
razón | alegraban mi alma tus consuelos. Porque grande es Yavé y digno de zado sobre todos los dioses. bre.
20
¿Puede acaso ser aliado tuyo el trono toda alabanza, | terrible sobre todos los 10 Aborreced el mal los que amáis a Invocaban a Yavé, y El los oía.
de la iniquidad? | ¿Puede la tiranía sofocar dioses. Yavé, I que El defiende la vida de sus san- 7 Les hablaba en columna de nube, | y
el derecho.
5
Porque todos los dioses de los pueblos tos ! y los libra de la mano de los impíos. aíon sus testimonios | y la Ley que les dio.
1 1
En vano pretenden los impíos tranquilizarse y persuadirse de que Dios no ve sus malas Canta el reino de Dios sobre Israel, precedido del juicio sobre los que adoran a los ídolos.
94 obras. Las ve y las castigará, mientras que al justo nunca le abandonará. 97 Canto indudablemente mesiánico.
7
Tal era el ateísmo práctico de los impíos de Israel. Para ellos Dios estaba tan alto, que no se
ocupaba de las miserias humanas. QFQ1 J * Una victoria del pueblo sirve de ocasión al poeta para dirigir a todas las naciones una
~ invitación para que concurran a cantar a Yavé, reconociendo su poderío y su fidelidad a
Invita el poeta a todos los fieles de Yavé a postrarse ante El y prestarle obediencia cum-
95 pliendo sus leyes, y a no rebelarse contra El, como los israelitas en el desierto.
las promesas hechas a su pueblo.
1 1
La invitación a los pueblos todos a venir a adorar al Señor implica la universalidad del Yavé, Rey justo, reina sobremanera en Sión, en medio de sus santos. A El vendrán los
% reino de Dios, reconocido por todas las naciones, y, por tanto, el reino mesiánico. 99 pueblos todos de la tierra (Is 6,1 ss.; 2,2 ss.).
SALMOS 99-102 650 651 SALMOS 162-104

8
¡Oh Yavé, Dios nuestro, tú los oías | 21 Escuchando el gemir de los cautivos | sus hijos, I tan benigno es Dios para con
102 (V. 101) los14que le temen.
y fuiste con ellos indulgente, | aunque y 22
librando a los destinados a la muerte.
castigaste sus pecados. Plegaria de u n afligido q u e desfallece Para que sea cantado en Sión el nom- Pues él conoce bien de qué hemos sido
9
Ensalzad a Yavé, nuestro Dios, I y y se lamenta bre de Yavé I y sus alabanzas en Jeru- hechos,
15
I sabe que no somos más que lodo.
postraos ante su monte santo, | porque 1 salén. Los días del hombre son como la
santo es Yavé, nuestro Dios. Plegaria de un afligido que desfallece 23
Cuando se reunirán todos los pue- hierba; I como flor del campo, así florece.
y 2se lamenta ante Yavé. * blos I y todos los reinos para servir a '6 Pero sopla sobre ella el viento, y ya
Escucha, ¡oh Yavé!, mi oración | y Yavé. no es más, ] ni se sabe siquiera dónde es-
loo (V. 99) llegue a ti mi clamor. 24
3 A medio camino quebrantó mis fuer- tuvo.
Acción de gracias No escondas de mí tu rostro mientras zas, I abrevió mis días. 17 Pero la misericordia de Yavé es eter-
estoy en aflicción; | inclina tus oídos a 25
Yo clamo: ¡Dios mío!, | no me lleves na para los que le temen; | y su justicia
1 Salmo. Para dar gracias. mí; i cuando te invoco, apresúrate a oirme.
Cantad a Yavé toda la tierra. * 4 en la mitad de mis días; I tú, cuyos años para
18
los hijos de los hijos,
2 Pues se desvanecen como humo mis son por generaciones y generaciones. Para los que son fieles a su alianza |
Servid a Yavé con júbilo, | venid go- días I y se tuestan mis huesos como en
zosos a su presencia. 26 Desde el principio fundaste tú la y tienen presentes sus mandamientos para
horno. tierra, | y obra de tus m a n o s es el cielo; ponerlos por obra.
3 Sabed que Yavé es Dios, | que El nos 5
Está seco mi corazón y consumido 27 19
hizo y suyos somos, | su pueblo y la grey como heno, | y me olvido de comer mi Pero éstos perecerán y tú permanece- Ha establecido Yavé en los cielos su
de4 su pastizal. rás, I mientras todo envejece como un trono,
20
I y su reino lo abarca todo.
pan. vestido. I Los mudas como se muda una Bendecid a Yavé, vosotros, sus án-
Entrad por sus puertas dándole gra- 6
Por la vehemencia del gemir | se pe-
cias; I en sus atrios, alabándole; | dadle gan mis huesos a la piel. veste. geles, I que sois poderosos y cumplís sus
28
gracias y bendecid su nombre, 7 Pero tú siempre el mismo, | y tus días órdenes,
21
| prontos a la voz de su palabra.
5 Y he venido a ser como pelícano del no29tienen fin. Bendecid a Yavé, vosotras todas, sus
Porque bueno es Yavé; | es eterna su desierto; | soy como buho entre las ruinas.
piedad I y perpetua por todas las genera- 8 Habitarán los hijos de tus siervos milicias, I que le servís y obedecéis su vo-
No duermo y sollozo, | como pájaro allí I y permanecerá ante ti su posteridad. luntad.
ciones su fidelidad. solitario sobre el tejado. 22
9
Bendecid a Yavé, todas sus obras, I en
Continuamente se burlan de mí mis cualquier lugar de su imperio. | ¡Bendice,
101 (V. 100) enemigos, | y se enfurecen contra mí, y 103 (V. 102) alma mía, a Yavé.
N o r m a s de vida de u n príncipe execran
10
mi nombre. Alabanza de la providencia de Dios
bueno Como el pan como si comiera ceni- 104 (V. 103)
za,11 I y mi bebida se mezcla con lágrimas. 1 De David.
1 ¡Bendice, alma mía, a Yavé; I bendiga
Salmo de David. Por tu indignación y tu ira, | porque Gloria de Dios en la creación
Quiero cantarte misericordia y justi- me cogiste y me lanzaste. todo
2
mi ser su santo nombre! * 1
cia; I quiero cantarte a ti, ¡oh Yavé!, * 12
Mis días son como sombra que se ¡Bendice, alma mía, a Yavé, | y no ol- ¡Bendice, alma mía, a Yavé! | Yavé,
2
Y entender el camino de la rectitud. | alarga, | y me he secado como hierba. vides ninguno de sus favores! Dios mío, tú eres grande, I tú estás ro-
3 deado de esplendor y majestad. *
¿Cuándo vendrás a mí? | Andaré yo en in- 13
Y con todo, ¡oh Yavé!, tú te sien- El perdona tus pecados, | El sana to- 2
tegridad de corazón | en mi casa. tas en tu trono, | y tu memoria permane- das4 tus enfermedades. Revestido de luz como de un manto, |
3
No pongo mi ojos en cosa injusta; | ce por generaciones y generaciones. El rescata tu vida del sepulcro I y de- como una tienda tendiste los cielos;
3
aborrezco cometer injusticia; | no se me 14
Tú te alzarás y tendrás misericordia rrama sobre tu cabeza gracia y misericor- Alza tus moradas sobre las aguas. |
pegará. de Sión, ] porque tiempo es ya de que le dia. Haces de las nubes tu carro | y vuelas
4
Lejos de mí estará el corazón perver- seas propicio; | llegó ya su hora, 5 El sacia tu boca de todo bien | y re- sobre las plumas de los vientos.
4
so;5 I desconoceré la maldad. 15
Porque aman tus siervos sus piedras | nueva tu juventud como la del águila. Tienes por mensajeros a los vientos, |
6
Reduciré al silencio al que en secreto y se compadecen de sus ruinas. Hace Yavé justicia | y juicio a todos y por
5
ministros llamas de fuego.
detrae a su prójimo; | no toleraré al de 16
Y temerán todas las gentes el nom- los7 oprimidos. Fundaste la tierra sobre sus bases I pa-
altivos ojos y corazón soberbio. bre de Yavé, | y todos los reyes de la tie- Dio a conocer a Moisés sus caminos, I ra que nunca después vacilara.
6
6
Pondré mis ojos en los fieles de la tie- rra tu gloria. y sus obras a los hijos de Israel. La cubriste de los mares como de ves-
8
rra para tenerlos conmigo; | los que an- 17
Cuando reedifique Yavé a Sión, | Es Yavé piadoso y benigno, | tardo a tido,
7
I y las aguas cubrieron los montes.
dan por el camino de la rectitud serán mi- cuando aparezca en su gloria, la 9ira, clementísimo. A tu increpación huyeron, 1 al sonido
nistros míos. 18
Y convirtiéndose a la oración de los No está siempre acusando l y no se de 8tu voz se precipitaron,
7
No habitará en mi casa el que cometa despojados, | no desprecie su plegaria. aira para siempre. Y se alzaron los montes y se abajaron
10
fraude; | el que habla mentirosamente no 19
Esto se escribirá para la generación No nos castiga a la medida de nues- los valles | hasta el lugar que les habías se-
permanecerá ante mí. posterior | y un pueblo nuevo alabará a tros pecados, I no nos paga conforme a ñalado.
9
8
De mañana haré perecer a todos los Yavé. nuestras iniquidades. Pusísteles un límite que no traspasa-
11
impíos de la tierra | y exterminaré de la 20
Por haber echado Yavé su mirada Sino que cuanto sobre la tierra se al- rán,
10
I no volverán a cubrir la tierra.
ciudad de Yavé | a todos los obradores de desde su excelsa santa morada | y haber zan los cielos, I tanto se eleva su miseri- Haces brotar en los valles los manan-
la iniquidad. mirado desde los cielos a la tierra, cordia sobre los que le temen. tiales, I que corren luego entre los mon-
12
Cuan lejos está el oriente del occiden- tes.
11
1 00 -1 ^ a 8 u m a bondad de Dios, hacedor de todo y pastor de su pueblo, pide que se le den te, I tanto aleja de nosotros nuestras cul- Allí beben todos los animales del
' " " incesantes gracias. pas. campo, I allí matan su sed los asnos sal-
13
1 0 1 1
^ salmo nos presenta un soberano íntegro, justiciero, que, consciente de sus deberes, Cuan benigno es un padre para con vajes.
• VJ 1 se propone combatir la impiedad hasta hacerla desaparecer de la tierra. M u y temprano
se sienta en el tribunal para administrar justicia. Parece la imagen de Ezequías o Josías llevando 1

a cabo la reforma religiosa. A esta luz se ha d e entender el v.8. I "AO^ El poeta invita a los ángeles y a todas las obras de la creación a alabar a Dios por tantos
favores como a todos, y principalmente a su pueblo, tiene hechos, y con los q u e dio mues-
1 no 1 El mesianismo de este salmo es claro. Se nos presenta el salmista agobiado de miserias; tras de su infinita bondad y misericordia.
mas no son las suyas personales las que lamenta, sino las del pueblo, a juzgar por la firme
A J 1 L a gloria de Dios es inmensa, se refleja en todas las obras de sus manos y resplandece
esperanza que muestra de que Dios haga ostentación de su misericordia con Sión, con lo cual te-
merán y reverenciarán a Yavé las naciones y los reyes reunidos todos en uno. Esto anuncia el reino
I ^ * en su admirable providencia. N u n c a serán suficientes nuestras acciones da gracias y núes*
universal del Señor, y, por tanto, el reino mesiánico. tras alabanzas.
SALMOS 1U4-J.05 652 653 SALMOS 105-106
12
Allí cerca se posan las aves del cie- 105 (V. 104)
lo, | que cantan en la fronda. 2* Mandó a Moisés, su siervo, | y a de tu gente, | y me regocije con tu he-
13
De tus moradas mandas las aguas so- Fidelidad de Dios a la alianza Arón, su elegido. redad.
27 6
bre los montes, | y del fruto de tus obras i Alabad a Yavé, invocad su nombre, I E hizo por medio de ellos sus pro- Hemos pecado, como nuestros pa-
se 14sacia la tierra. dad a conocer entre los pueblos sus obras. * digios, | y sus portentos en la tierra de dres; | hemos sido malos y perversos.
7
Haces nacer la hierba para los anima- 2
Cantadle y entonadle salmos, | cele- Cam. Nuestros padres en Egipto | no qui-
les, | y el heno para el servicio del hom- brad sus maravillas. 23 Mandó a las tinieblas, y las tinieblas sieron entender tus maravillas, | no pu-
bre, | para sacar de la tierra el pan. 3
Gloriaos en su santo nombre; | alé- vinieron; | pero todavía se resistían a sus sieron mente en la muchedumbre de tus
15 órdenes.
Y el vino que alegra el corazón del grese el corazón de los que buscan a Yavé. 29
favores I y se rebelaron contra el Altísimo
hombre, | y el aceite que hace lucir su 4
Buscad a Yavé y su poder, | buscad Convirtió en sangre sus aguas, I y junto al mar Rojo.
rostro, | y el pan que sustenta la vida del siempre su rostro. mató
3
sus peces. 8 Con todo, los salvó, por el honor de
hombre. 5 0 Hormigueó de ranas la tierra, | aun su nombre, | para hacer muestra de su
16
Recordad las maravillas que ha obra-
Sacias también a los altos árboles, I a do, | sus prodigios y las sentencias de su dentro de la casa de sus reyes. poder.
9
los17cedros del Líbano que plantó. boca. 31 Mandó, y vinieron los tábanos | y los Gritó al mar Rojo, y éste se secó, I y
En los cuales anidan las aves; | y los * Vosotros, descendencia de Abraham, mosquitos a todas sus regiones. los hizo pasar entre las olas como por
32
abetos, domicilio de la cigüeña; su7siervo; | hijos de Jacob, su elegido. Les mandó granizo en vez de lluvia | tierra seca.
18 Los altos montes para las gamuzas, I El es Yavé, nuestro Dios, | y sus jui- y llamas
33
de fuego sobre su tierra. 10 Los salvó de las manos de los que
las19peñas para madrigueras del damán. * cios prevalecen en toda la tierra. Y abatió sus viñas y sus higueras I ylos aborrecían I y los substrajo al poder
8
Hizo la luna para medir los tiempos, | Fielmente guardó siempre su alianza I destrozó
34
los árboles de su territorio. del enemigo.
y que el sol su ocaso conociese. y la promesa hecha por miles de genera- A una señal suya vino la langosta I y n Y las aguas sumergieron a sus ene-
20
Tú tiendes las tinieblas y se hace no- ciones. el 35pulgón en gran número. migos, | no escapando ni uno solo.
9 12
che, | y en ella corretean todas las bestias El pacto hecho con Abraham | y su Que royó toda la hierba de su tie- Entonces dieron fe a sus palabras I y
salvajes. juramento a Isaac. rra36| y devoró todos los frutos del campo. cantaron sus alabanzas;
21
Rugen los Ieoncillos por la presa, I i" Y confirmó a Jacob como ley firme | y E hirió a todos los primogénitos en 13 Pero bien pronto se olvidaron de sus
pidiendo así a Dios su alimento. a 11Israel como alianza eterna. su tierra, | las primicias genitales de su obras, I no confiaron en sus designios.
22 14
Sale el sol, y todos se retiran | y se Diciendo: «Yo te daré la tierra de robustez.
37
Dejáronse llevar de su concupiscen-
acurrucan en sus cuevas. Cañan | como porción de vuestra here- Y sacólos con plata y oro | y no ha- cia en el desierto | y tentaron a Dios en
23
Sale el hombre a sus labores, I a sus dad». bía3 8 entre sus tribus un enfermo. la soledad.
12
haciendas,
24
hasta la tarde. Aunque fueran pocos en número, I Alegróse Egipto de su partida, I por- i ' Y los dio lo que deseaban, | pero
¡Cuántas son tus obras, oh Yavé, | casi como nada, y extranjeros en ella. que39
se había apoderado de él su terror. mandó lu podredumbre a sus entrañas.
13 16
y cuan sabiamente ordenadas! I Está llena Pasaron de una a otra nación | y de un Les tendió como cubierta una nube | Envidiaron a Moisés en el campa-
la tierra de tus beneficios. reino a otro pueblo. y un fuego para alumbrarlos en la noche. mento I y a Arón, el santo de Yavé.
23 14 40
Este es el mar, grande, inmenso; | No dejó que nadie los oprimiese I y A su petición hizo venir las codorni- 17 Y se abrió la tierra y se tragó a Da-
allí, reptiles sin número, | animales peque- castigó por ellos a reyes. cer, | y los sació de pan del cielo. tan I y cubrió a los secuaces de Abirón.
5 4
ños y grandes.
26
i «No toquéis a mis ungidos, I no ha- i Hendió la roca y brotaron las aguas, | i 8 Y el fuego devoró a los rebeldes | y
Allí, las naves se pasean, | y ese Le- gáis mal a mis profetas». que corrieron como un río por el desierto. las 9llamas consumieron a los impíos.
16 42
viatán que hiciste por que allí retozase. Llamó el hambre sobre aquella tie- Porque se acordó de su santa pro- 1 Se hicieron un becerro en Horeb I y
27
Todos esperan de ti | que les des el rra, Í7
| hizo'que faltara todo mantenimiento. mesa | y de Abraham, su siervo. adoraron un simulacro fundido.
43 20
alimento a su tiempo. Y mandó delante de ellos a un va- Así sacó a su pueblo gozoso | y a sus Y trocaron su gloria | por la imagen
28 Tú se lo das y ellos lo toman; | abres rón, | a José, vendido como esclavo. elegidos llenos de alegría. de2 iun buey que come hierba.
44
tu mano y sácianse de todo bien. 18 Fueron puestos en el cepo sus pies I Y les asignó las tierras de las gentes I Se olvidaron de Dios, su salvador, I
29
Si tú escondes tu rostro, se contur- y fue encadenado con hierros. y se posesionaron de las haciendas de los que tan grandes cosas habla hecho en
19
ban; | si les quitas el espíritu, mueren y Hasta que se realizó su presagio, | y pueblos. Egipto.
vuelven al polvo. 45
le acreditó la palabra de Dios. Para que cumpliesen sus preceptos | 22 Maravillas en la tierra de Cam, | por-
20
30 Si m a n d a s tu espíritu, se recrían, | Mandó el rey que lo soltasen; | el do- y guardasen sus leyes. ¡Aleluya! tentos junto al mar Rojo.
y así renuevas la faz de la tierra. minador de pueblos le dejó en libertad. 23
21 Y ya hubiera decretado exterminar-
3i Sea eterna la gloria de Yavé | y góce- Y le hizo señor de su casa | y prín- ro6 (V. ios) los I si Moisés, su elegido, I no se hubiese
se Yavé en sus obras.
32
cipe de todo su dominio, Confesión de las rebeldías de Israel puesto en la brecha | para desviar su in-
22
Mira a la tierra, y tiembla; I toca a Para que con su ejemplo enseñase a dignación del exterminio.
los33montes, y humean. los príncipes I y enseñase sabiduría a los i ¡Aleluya! | Dad gracias a Yavé, porque 24
Despreciaron una tierra deleitable, I
Yo cantaré toda mi vida a Yavé, | ancianos. 23 es bueno, | porque es eterna su misericor- no tuvieron confianza en sus palabras.
entonaré
34
salmos a mi Dios mientras viva. Y vino Israel a Egipto, | habitó Jacob dia. * 23
Y murmuraron en sus tiendas | y
Séale grato mi canto, | y yo me goza- en la tierra de Cam. 2
24 ¿Quién podrá contar las obras del po- desobedecieron la voz de Yavé.
ré en Yavé. Y multiplicó grandemente su pue- der de Yavé, I darle toda la alabanza 26
Por eso alzó su mano contra ellos, I
33
Desaparezcan de la tierra los peca- blo | e hizo que fuesen demasiado fuertes que merece? jurando que los postraría en el desierto,
dores | y dejen de ser los impíos. | ¡Bendi- para sus enemigos. 3
Bienaventurados los que guardan su 27
Y arrojaría a sus descendientes entre
25
ce, alma mía, a Yavé! ¡Aleluya! Que se volviese el ánimo de éstos para Ley, | los que siempre obran la justicia. las gentes, | y los dispersaría por las tie-
odiar a su pueblo I y para vejar dolosa- 4
Acuérdate de mí, ¡oh Yavé!, en tu be- rras.
mente a sus siervos. nevolencia hacia tu pueblo; I visítame con 28
Aun se dieron al culto de Baalfogor, |
*8 El damán es un animalejo semejante al conejo, abundante en Palestina, y que, al sentir el
tu 5 socorro. y comieron los sacrificios de dioses muer-
peligro, corre a refugiarse bajo las peñas. Para que pueda ver la buena suerte tos,
4
de tus elegidos, | y me alegre en el gozo | 29 Y le provocaron a ira con sus obras, I
n C Salmo histórico. La suma fidelidad de Dios a su alianza con Israel, mostrada sobre todo
1parav vque ensu pueblo
la liberación de la servidumbre egipcia y en darle la tierra prometida, debe ser motivo 1
incesantemente le alabe y le bendiga. 1 f\C
W
Salmo también histórico. Las continuas rebeldías del pueblo contra su Dios, humil-
demente confesadas, han de ser para el pueblo motivo de alabarle y bendecirle por su
gran misericordia para con él.
SAUHIIg lim-IIJ/
654 655 SALMOS 107-log
y se desarrolló entre ellos u n a mortandad. que El redimió de m a n o del enemigo, 27
R o d a b a n y vacilaban como ebrios, | 6
30 3 Álzate sobre los cielos, ¡oh D i o s ! 1
Levantóse Finés e hizo justicia, I y la Y los que reunió de entre las tierras | y toda su pericia n o servía de nada.
plaga cesó. resplandezca en toda la tierra t u gi 0 'J V
del oriente y del occidente, del aquilón y 28
Y clamaron a Yavé en su peligro, | y 7
31
Y le fue contado esto a justicia, I de del austro. Para que sean libertados t u s am
generación en generación para siempre. 4 los libró de sus angustias. dos, I danos el auxilio de t u diestra 8 "
A n d a b a n errantes p o r el desierto so- 29
T o r n ó el huracán en céfiro, | y las
32
Le irritaron también en las aguas de litario, I n o hallaban camino para ciudad óyenos. V
olas se calmaron. 8
Meribá, | y fue castigado Moisés p o r cul- habitada. 30
Habló Dios p o r su s a n t i d a d : | « y
pa de ellos. 3 Alegráronse porque se habían encal- triunfaré, dividiré a Siquem y mediré *í
Hambrientos y sedientos, I desfalle- el
33
Porque turbaron su espíritu | y p r o - cía la fuerza d e su a l m a ; mado, I y los guió al deseado puerto. valle de Sucot.
31 9
firió con sus labios palabras imprudentes. * Y clamaron a Yavé en su peligro, | y D e n gracias a Yavé p o r su piedad | M í o es Galad, mío M a n a s e s ; | F,frn.
34
N o destruyeron a los pueblos, | c o m o los libró d e sus angustias. y por los maravillosos favores que hace es el yelmo de mi cabeza, | Jurjfl Jjí
se lo había m a n d a d o Yavé. 7
Y los llevó p o r camino derecho | para a los hijos de los hombres. cetro; "'
32
35
Antes se mezclaron con las gentes | que pudieran llegar a la ciudad habitada. Y alábenle en la asamblea del pue- i° M o a b la bacía para l a v a r m e ; 1
y adoptaron sus costumbres. 8
D e n gracias a Yavé p o r su piedad | y blo I y glorifíquenle en el consejo de bre E d o m pondré mi cabeza; | d e ' l a f.'¡"
36
Y dieron culto a sus ídolos, | que p o r los maravillosos favores q u e hace a los ancianos. listea triunfaré».
33 11
fueron para ellos un lazo. los hijos d e los hombres. El torna en desiertos los ríos, | las ¿Quién me guiará a la c i u d a d for
37
Sacrificaron los propios hijos I y las 9
P o r q u e sació al hambriento, | y al fa- fuentes de aguas en tierra árida. tificada, | quién m e llevará h a s t a l a J,J "
34
propias hijas a los demonios; mélico le llenó d e sus bienes. Hace de la tierra fértil un salobral | mea?
38
D e r r a m a r o n sangre inocente, I la san- 10
Estaban sentados en tinieblas y en p o r la maldad d e sus habitantes.
35
i 2 ¿No eres p o r ventura tú, ¡ o h D i o s '
gre de sus hijos y sus hijas, I sacrificándo- sombras d e muerte, | eautivos en miseria T o r n a el desierto en lago | y la tie- que nos h a s rechazado, I y n o sales y a '
los a los ídolos de Canán. I Y quedó la y hierros. rra seca en manantiales de aguas. ¡oh Dios!, con nuestros ejércitos? *
11 36
tierra contaminada p o r la sangre. Porque se habían rebelado contra Hace habitar allí a los hambrien- 13
D a n o s tu auxilio contra el enemigo I
39
Contamináronse así con sus obras I y los mandamientos de Dios | y habían des- tos I y fundan allí ciudad de morada. porque vana es la salud que viene del
37
se prostituyeron con sus acciones. preciado los consejos del Altísimo. Siembran campos y plantan viñas | hombre.
40
Y se encendió la ira de Yavé contra 12 Su corazón estaba abatido p o r el in- que d a n frutos abundantes.
38
1 4 C o n Dios haremos proezas, | El que-
su pueblo | y a b o m i n ó de su heredad. fortunio; I estaban deprimidos, sin tener L o s bendice y se multiplican, | y sus brantará a nuestros enemigos.
41
Y los entregó en poder de las gentes I y quien los socorriese; ganados n o disminuyen.
quedaron sometidos a los que los odiaban, 1 3 Y clamaron a Yavé en su peligro, | y 39
Y si vienen a ser pocos y oprimi-
42
Y fueron vejados p o r sus enemigos I los libró d e sus angustias. 109 (V. 108)
14
dos, I p o r el peso del infortunio y las
y doblegados bajo su m a n o . Y los sacó d e las tinieblas y de las fatigas, Oración imprecativa contra
43 40
Muchas veces los libraba, I pero ellos sombras d e la muerte, | y rompió sus ca- El, que puede arrojar el oprobio so- el e n e m i g o
se obstinaban en sus rebeliones, | y eran denas. bre los príncipes | y los hace errar fuera
humillados p o r sus iniquidades. !5 D e n gracias a Yavé p o r su piedad | y de camino, 1 Al maestro del coro. Salmo d e David.
44
M a s El vio sus tribulaciones I y o y ó p o r los maravillosos favores q u e hace a 41
Salva a los pobres d e la miseria | y Dios, alabanza mía, no calles, *
2
sus lamentos. los hijos de los hombres. multiplica como rebaños sus familias. Porque la boca del impío y del d o -
45 16
Y se acordó de su alianza con ellos, I P o r haber r o t o puertas d e bronce | y 42
Ven esto los justos y se regocijan, | loso se abren contra mi. I M e hablan
y su mucha misericordia le inclinó a la haber desmenuzado barras de hierro. y los malvados tienen que cerrar su boca. con lengua engañosa,
7 3
piedad. 1 Dolientes, p o r su mala conducta I y 43
¿Quién es sabio que considere es- R o d e a n m e de palabras d e odio | y
•w Y los hizo objeto d e sus piedades | en p o r sus maldades estaban enfermos. to I y ponga atención en los favores de me combaten sin causa.
18 4
presencia de cuantos los tenían en cau- T o d a comida les producía náuseas | Yavé? E n pago de mi a m o r me maltratan, I
tiverio. y estaban ya a las puertas de la m u e r t e ; y yo no hago m á s q u e orar.
47 19 108 (V. 107)
¡Sálvanos, Yavé, D i o s nuestro, y re- Y clamaron a Yavé en su peligro, | y 5 M e vuelven mal p o r bien, | y odio
únenos de entre las gentes, I para que p o - los libró d e sus angustias. P e t i c i ó n d e l auxilio divino c o n t r a los p o r amor.
20
damos cantar tu santo n o m b r e | y glo- M a n d ó su palabra y los sanó | y * P o n contra él a u n impío | y esté a
riarnos en tus alabanzas! los sacó de la perdición. enemigos
21 1
su diestra el acusador.
D e n gracias a Yavé p o r su piedad | Cántico. Salmo de David. * 7
C u a n d o se le juzgue, salga condena-
D o x o l o g í a final d e l l i b r o y p o r los maravillosos favores q u e hace 2
Pronto está mi corazón, ¡oh Dios! do I y sea ineficaz su ruego.
48
Bendito sea Yavé, D i o s de Israel, de a 2los 2
hijos d e los hombres. P r o n t o está mi corazón; | quiero cantar 8
Sean cortos sus días | y sucédale otro
eternidades en eternidades. I Y diga todo Y ofrézcanle sacrificios d e alaban- y entonar salmos. en su ministerio.
za, I y llenos de júbilo publiquen sus 3
Despierta, alma m í a ; despertad, sal- 9
Sean huérfanos sus hijos, I y su m u -
el p u e b l o : Amén. ¡Aleluya! obras.
23 terio y cítara, | y despertaré a la aurora. jer viuda.
Los q u e surcan el m a r en las n a - 4
Quiero alabarte entre los pueblos, ¡oh 10 Vaquen errantes sus hijos y mendi-
L I B R O Q U I N T O ves I para hacer su negocio en la inmen- Yavé!, I y cantarte salmos entre las n a - guen, I sean arrojados de sus devastadas
(107-150) sidad d e las aguas; ciones.
24
También éstos vieron las obras d e 5
casas.
Cantar que es m á s grande que los 11 Arrebátele el acreedor cuanto tiene I
107 (V. 106) Yavé I y sus maravillas en el piélago.
25 cielos tu misericordia | y que llega hasta y róbenle extraños c u a n t o adquirió c o n
El dijo al huracán que soplara | y
B e n i g n i d a d d e l a p r o v i d e n c i a d i v i n a levantó las olas del m a r . las estrellas tu fidelidad. I su trabajo.
26
1 «¡Alabad a Yavé, p o r q u e es bueno, | Subían hasta los cielos y bajaban 1
porque es eterna su misericordia!» *
2
hasta los abismos; I su alma fluctuaba en- 1 "A ^Q Invoca el salmista la fidelidad de Dios en el cumplimiento de sus promesas para pedirle
que libre al pueblo de sus enemigos. Los vv.8-14 son igualmente los 8-14 del salmo "O,
Digan así los rescatados de Yavé, | los tre angustias. y los w.2-7, los 8-12 del 57.

r.^ 1 Este salmo, que nos describe ya pasado el cautiverio babilónico, termina pintándonos 1 O Q 1 ^e todos los salmos imprecatorios, os quizá éste el que con más extensión y vene0*?***
Iarrollan
" • la restauración con colores claramente mesiánicos, cosa frecuente en los profetas que dea-
el mismo tema (Jer 31-33: Ez 34).
I U 3 c ¡ a c x p r e s a ¡ o s sentimientos del salmista contra sus enemigos. Las palabras no pued
menos de chocar con nuestra mentalidad cristiana. Si el salmista puede considerarse como tipo
Siervo paciente de Yavé, es en cuanto paciente, no en el modo de padecer y sufrir, ni *^ n .í ) , j
en cuanto a los frutos de la pasión del Siervo de Yavé, que servirá para hacer triunfar la fadellu
del Señor a sus promesas (véase en la Introducción a los Salmos, n.8).
SALMOS 1 0 9 - 1 1 1 656 657 SALMOS 111-115
12 4
No tenga nadie que le favorezca I ni juzgan | y serán cubiertos como de un Zain: Hizo memorables sus maravi- 1° Res: Verá esto el impío y se llena-
quien tenga compasión de sus huérfa- palio por la vergüenza. llas; I Jet: Yavé es misericordioso y cle- rá de despecho, | Sin: rechinará los dien-
30
nos.
13
Yo ensalzaré grandemente a Yavé mente. tes y se repudrirá. | Tau: Los deseos del
5
Sea dada su posteridad al extermi- con mi boca | y le alabaré en medio de Tet: Dio a comer a los que le temen, | impío se frustrarán.
nio, | bórrese su nombre en una genera- la muchedumbre. Yod: acordándose siempre de su alianza.
31
ción.
14
Porque se pone a la derecha del 6 Caf: Mostró a su pueblo el poderío 113 (V. 112)
Venga en memoria ante Ya vé la cul- pobre | y le salva de los que le sentencian de sus obras, | Lamed: dándole la pose- Benignidad d e Dios con los humildes
pa de los padres | y no sean olvidados los a muerte. * sión de las gentes. 1
7 ¡Aleluya!
pecados de su madre. Mem: Fidelidad y justicia son las
15
Estén siempre presentes a Yavé | y n o (V. 109) obras de sus manos; | Num: son firmes Alabad, siervos de Yavé, | alabad el
extirpe de la tierra la memoria de ellos. El Mesías, rey y sacerdote eterno todos sus preceptos. nombre
2
de Yavé. *
16 8
Porque no se acordó de hacer mi- según el orden d e Melquisedec Sámec: establecidos por los siglos, Sea bendito el nombre de Yavé |
sericordia, | sino que persiguió al misero por la eternidad, | Ayin: obra de fideli- ahora y por los siglos eternos.
3
y al desvalido I y al afligido de alma Salmo de David. dad y rectitud. Desde donde sale el sol hasta don-
1
para llevarle a la muerte. Oráculo de Yavé a mi Señor: | «Sién- ' P e : Rescató a su pueblo, | Sade: ra- de se pone I sea alabado el nombre de
1? Amó la maldición, venga sobre él; | tate a mi diestra I en tanto que pongo a tificó por eternidad su alianza; I Qof: Yavé.
4
no quiso la bendición, apártese de él. tus2 enemigos | por escabel a tus pies». * su 10nombre es santo y terrible. Excelso sobre todas las gentes es Ya-
18 Vístase de maldición como de vestido Extenderá Yavé desde Sión tu pode- Res: El principio de la sabiduría es vé, I su gloria es más alta que los cielos.
5
suyo, | penetre como agua en sus entra- roso cetro: | «Domina en medio de tus temer a Yavé. | Sin: Los que esto hacen ¿Quién semejante a Yavé, nuestro
ñas | y como aceite en sus huesos. enemigos». tienen buen entendimiento; | Tau: su Dios,
6
I que tan alto se sienta,
19 3
Sea ella el vestido que le cubra | y el «Tu pueblo se te ofrecerá espontánea- alabanza permanece por los siglos. Que mira de arriba abajo | en los
cinto con que siempre se cifla. mente el día de tu esfuerzo. Sobre los cielos
7
y en la tierra?
20
Esta sea de parte de Yavé la merced montes sagrados serán para ti como ro- 112 (V. n i ) Que levanta del polvo al pobre | y
de los que me persiguen | y de los que cío4 del seno de la aurora». alza del estiércol al desvalido.
imprecan males contra mi alma. Ha jurado Yavé y no se arrepentirá: | Bienandanzas del justo 8
Dándole asiento entre los príncipes, |
21
Pero tú, ¡oh Yavé!, Dios, protége- «Tú eres sacerdote eterno según el or- 1
¡Aleluya! entre
9
los príncipes de su pueblo.
me por el honor de tu nombre, | defién- den de Melquisedec». * Alef: Bienaventurado el varón que te- Que hace habitar a la estéril en casa,
5
deme tú según la bondad de tu miseri- Yavé estará a tu diestra | quebran- me a Yavé, | Bet: y se deleita en gran madre gozosa de hijos.
cordia. tando
6
reyes el día de su ira. manera en sus mandamientos. *
22 114, 115 (V. 113)
Pues soy un misero desvalido | y mi Juzgará a las naciones, llenando la 2
Guímel: Su descendencia será pode-
corazón está herido en mi pecho. región de cadáveres; I aplastará cabezas rosa sobre la tierra, | Dálet: y la gene- El Señor es el Dios único, protector
23
Voy desapareciendo como sombra en7 vasto campo. ración de los rectos será bendecida. de Israel
que se alarga, I soy sacudido como la En el camino beberá del torrente, I y 3
He: Habrá en su casa hacienda y 1
langosta; con eso erguirá la cabeza. riquezas, I Vau: y su justicia permane- ¡Aleluya!
24
Mis rodillas están debilitadas por el cerá por los siglos. Al salir Israel de Egipto, | la casa
ayuno, | y mi carne, enflaquecida, des- n i (V. 110) 4
Zain: En las tinieblas resplandece co- de2 José del pueblo extranjero, *
fallece.
25 G r a n d e z a d e las obras d e Dios mo la luz para los rectos; I Jet: es mise- rael Hizo de Judá su santuario, | de Is-
su imperio.
Soy el oprobio de ellos, | me miran ricordioso, clemente y justo. 3
y mueven la cabeza. 1 lAleluya! 5
Tet: Le va bien al varón que da y Viole el mar y huyó, | el Jordán se
presta, | Yod: mantiene su estado por echó para atrás.
26
Ven en mi socorro, Yavé, Dios mío; | Alef: Quiero alabar a Yavé con todo 4
sálvame por tu piedad. mi corazón, I Bet: en la congregación, la justicia. Saltaron los montes como carneros, I
Caf: Ciertamente no caerá para y 5los collados como corderos.
27
Conozcan que está en esto tu ma- en2 la gran asamblea de los santos. * 6
no, | que eres tú, Yavé, quien lo ha he- Guímel: Grandes son las obras de siempre, I Lamed: el justo será en eter- Jordán, ¿Qué tienes, ¡oh mar!, que huyes; | tú,
cho. Yavé, I Dálet: muy dignas de meditarse na7 memoria. 6
que te echas atrás?
28
Maldicen ellos, pero tú bendecirás; | por3 todos cuantos en ellas se deleitan. Mem: No temerá la mala nueva; | carneros; ¿Vosotros, montes, que saltáis como
ellos se yerguen contra mí, pero serán He: Su obra es gloria y magnificen- Num: su corazón estará firme, confiado deros? | vosotros, collados, como cor-
confundidos, | y tu siervo se alegrará. cia, I Vau: y su justicia permanece por en Yavé. 7
29
Se vestirán de ignominia los que me I los siglos. 8
Sámec: Constante será su corazón, A la venida de Yavé tiembla, ¡oh
31
impávido, I Ayin: en tanto que ve la tierra!, 8
| a la venida del Dios de Jacob.
Que hace de la piedra lago de aguas,
L a liturgia aplica este salmo y otros semejantes a Jesucristo paciente. E n efecto, el justo suerte de sus enemigos.
que aqui habla puede considerarse como tipo del Siervo d e Yavé, paciente. 9
Pe: Da y distribuye a los pobres, | de la roca fuente de aguas.
1 Sade: su justicia permanece por los si-
1 1* (\^ Este salmo tiene cierta semejanza con el 2. L a primera p a r t e de él es obscura; pero
el fin n o lo es menos. Ya los judíos lo entendían del Mesías, y la objeción q u e Cristo nues- glos, I Qof: su poder se exaltará glorio- 1
No por nosotros, ¡oh Yavé!, no por
tro Señor presenta a los judíos en su controversia con ellos n o tiende a contradecir esta creencia, samente. nosotros; | hazlo por la gloria de tu
sino a mostrar q u e el Mesías es algo más que hijo de David ( M t 22,42 ss.). Los apóstoles citan
varias veces los versos 1 y 4 para mostrar la exaltación de Jesucristo y su sacerdocio (1 Cor 15,25;
H e b 1,13; 5,6; 7,17; 10,13). L o s textos griego y hebreo difieren m u c h o en el verso 3. Según el griego, 1 1 ¿ ' Canta el poeta la bienaventuranza del justo y la benigna providencia d e Dios sobre él.
la escena del principio tendría lugar en el cielo, entre los esplendores d e la corte celestial; según
el texto hebreo, en Jerusalén, donde Dios reina en su templo, y su ungido al lado de El. El pueblo j j 1 * Este salmo es el primero de los del grupo de Hallel (113-118), q u e se cantaban durante
le recibe con gusto y se pone a sus órdenes para emprender la guerra contra los adversarios, q u e * ' ** las solemnidades anuales en el templo, y en las casas después del banquete pascual, como
quedan deshechos. T a l vez se inspira en D a n 7,13 s. acción de gracias. Exalta la grandeza d e Dios, que se da a conocer sobre todo por su misericordia
4
Según la antigua costumbre de todos los pueblos, el rey, como cabeza del pueblo, era el re- hacia los humildes.
presentante de éste ante la divinidad, y asi era el sumo sacerdote de la nación. T a l era Melquisedec, 1
sacerdote y rey a la vez, y tal será el Mesías. N o así el sumo sacerdote, hijo de Leví ( H e b 6,19-7,28). •I •! A "I "1 ^ Estos dos salmos, bien distintos por el tema, en el texto griego y en la Vul-
' ' *j V **a*a f ° r m a n u n o solo. El primero canta los prodigios de Yavé al sacar a los is-
i
raelitas d e Egipto. El segundo contrapone al Dios invisible de Israel, que mora en los cielos, los
1 1• 11 Se celebran los portentos hechos por Yavé en favor de su pueblo, q u e han d e ser cona-
tantemente recordados y agradecidos por sus fieles. ídolos insensibles e impotentes, y termina pidiendo a Dios la bendición para su pueblo.
SALMOS 1)5-118 658 659 SALMOS 118-119
4 4
nombre, I por tu misericordia y tu fide- E invoqué el n o m b r e de Yavé: | Digan los que temen a Y a v é : | que timas y traedlas a los cuernos del altar.
28
lidad. «Salva, ¡oh Yavé!, mi alma». es eterna su misericordia. Tú eres mi Dios, yo te alabaré; I
2 5 5
¿Por qué h a n de decir las gentes: | Yavé es misericordioso y justo; | sí, En la angustia invoqué a Yavé, | y me mi Dios, yo te ensalzaré.
29
«Dónde está su Dios»? nuestro Dios es piadoso. oyó Yavé, poniéndome en salvo. Alabad a Yavé, porque es bueno, |
3 6 6
Está nuestro Dios en los cielos | y Protege Yavé a los desvalidos: | yo Está p o r mí Yavé. ¿Que puedo te- p o r q u e es eterna su misericordia.
puede hacer cuanto quiere. era un mísero y El m e socorrió. mer, I qué podrá hacerme el hombre?
4 7 7
Sus ídolos son plata y oro, I obra de Vuelve, alma mía, a tu quietud, | Está Yavé p o r mí como socorro m í o ; |
despreciaré, pues, a todos los que m e 119 (V. 118)
la m a n o de los hombres. porque Yavé fue generoso contigo.
5 8 odian. E x c e l e n c i a s d e la l e y d e D i o s
Tienen boca y no hablan, I ojos y Porque libró mi alma de la muerte,
8
no ven. mis ojos de las lágrimas, | mis pies de Mejor es confiar en Yavé | que con-
6 fiar en los hombres.
Orejas y n o oyen; | tienen narices la vacilación; 1
9 9
y no huelen, Y andaré en la presencia de Yavé, | Mejor acogerse a Yavé I que fiar en Bienaventurados aquellos que andan
7 los príncipes. en camino inmaculado, | que caminan en
Sus m a n o s no palpan, sus pies no en la tierra de los vivientes.
10
andan, | no sale de su garganta un mur- 1° Lleno estaba de confianza, aun cuan- Todas las gentes m e cercaban, | y, la ley de Yavé. *
2
mullo. do decía: | «Estoy en demasía afligido». confiado en el n o m b r e de Yavé, luego Bienaventurados los que guardan sus
8 11 las derrotaba. m a n d a t o s | y con t o d o su corazón le
Semejantes a ellos sean los que los H a b í a m e dicho en mi abatimiento: | 11
hacen | y todos los que en ellos con- «Todos los hombres son engañosos». M e rodeaban p o r todas partes, | y, buscan.
12 3
fían. ¿Qué podré yo dar a Yavé I p o r confiado en el n o m b r e de Yavé, las de- Los que no cometieron iniquidad al-
9 rrotaba. guna I y marchan p o r sus caminos.
La casa de Israel confía en Yavé, | todos los beneficios que me ha hecho?
3 12 4
que es su protector y su defensor. 1 T o m a r é el cáliz de la salud | e in- M e rodeaban p o r todas partes, | que- T ú mandaste que tus mandamientos |
10 m a b a n como el fuego las espinas, | y, diligentemente se cumplieran.
L a casa de Arón confía en Yavé, | vocaré el n o m b r e de Yavé.
5
que es su protector y su defensor. 1 4 Cumpliré los votos que he hecho a confiado en el n o m b r e de Yavé, las de- Ojalá sean firmes mis caminos | en
11 rrotaba. la guarda de tus preceptos.
Los que temen a Yavé confían en Yavé I en la presencia de todo su pueblo. 6
15 13
Yavé, | que es su protector y su defen- Es cosa preciosa a los ojos de Ya- Fui fuertemente empujado p a r a que Entonces no seré confundido | cuan-
sor. vé I la muerte de sus justos. cayera, | pero fue Yavé m i auxilio. do atiendan a todos tus mandamientos.
12 16 14 7
Acuérdase Yavé de nosotros | y nos ¡Oh Yavé! Siervo tuyo soy, | sier- Yavé es mi fortaleza y a El le canto T e confesaré con rectitud de cora-
bendecirá; | bendecirá a la casa de Israel, | vo tuyo e hijo de u n a esclava tuya. I T ú salmos; | El estuvo conmigo p a r a d a r m e zón, I acostumbrándome a tus justísimos
bendecirá a la casa de A r ó n . rompiste mis cadenas. la victoria. decretos.
15 8
13
Bendecirá a los que temen a Yavé, | 1 7 T e ofreceré sacrificio de alabanza | e Voces d e júbilo y d e victoria | resue- G u a r d a r é tus mandamientos. | N o
pequeños y grandes. invocaré el n o m b r e de Yavé. n a n en las tiendas de los justos; | la dies- m e dejes jamás.
14 18
Acrézcaos Yavé a vosotros, I a vos- Cumpliré mis votos hechos a Dios | tra de Yavé ha hecho proezas.
1S
otros y a vuestros hijos. en la presencia de t o d o su pueblo. L a diestra de Yavé m e ensalzó, | la
15 9 9
Benditos seáis de Yavé, | que hizo 1 En los atrios de la casa de Yavé, | diestra de Yavé h a hecho proezas. ¿Cómo mantendrá el joven la limpie-
7
el cielo y la tierra. en medio de ti, ¡Jerusalén! 1 N o moriré, viviré | p a r a poder can- za de sus caminos? | G u a r d a n d o tus pa-
16 tar las obras de Yavé. labras.
Los cielos son cielos p a r a Yavé. | 10
La tierra se la dio a los hijos de los 117 (V. 116) is Castigóme, castigóme Yavé, | pero Y o te he buscado con t o d o el cora-
hombres. I n v i t a c i ó n a las g e n t e s p a r a q u e no m e dejó morir. z ó n ; I no permitas que m e aparte de tus
19
17 N o son los muertos los que pueden Abridme las puertas de la justicia, I preceptos.
a l a b e n al S e ñ o r 11
alabar a Yavé, | ni cuantos bajaron al seol. y entraré p o r ellas p a r a dar gracias a H e escondido en m i corazón tus pa-
is Pero nosotros, sí, alabaremos a Ya- 1 ¡Aleluya! Yavé. labras I para no pecar nunca contra ti.
Alabad a Yavé las gentes todas, | 20 12
vé | ahora y p o r t o d a la eternidad. Esta es la puerta de Yavé, | entran ¡Bendito seas, oh Yavé! | Enséña-
alabadle todos los pueblos. * p o r ella los justos. m e tus preceptos.
2 21
P o r q u e claramente se h a manifestado T e doy gracias, ¡oh Yavé!, porque 13
C o n mis labios he pregonado | to-
n 6 (V. 114, 115)
sobre nosotros su piedad; | y su fideli- m e oíste | y estuviste p o r mí p a r a Ta vic- dos los decretos de tu boca.
Acción de gracias p o r h a b e r s i d o dad permanece p o r siempre. toria. 14
M e he alegrado p o r el camino de
p r e s e r v a d o d e la m u e r t e 22
La piedra que rechazaron los cons- tus amonestaciones I m á s que por todas
118 (V. 117)
1 tructores I h a sido puesta p o r piedra las riquezas.
¡Aleluya! C a n t o triunfal 15
angular. Quiero meditar tus preceptos, | con-
Le a m o , p o r q u e oye Yavé | la voz de 23
mis súplicas, *
1
¡Aleluya! Obra de Yavé es ésta, | admirable a siderar atentamente tus caminos.
2
Porque inclinó a mí sus oídos | en los Alabad a Yavé, porque es bueno, | por- nuestros ojos. 16 M e deleitaré en tus estatutos, | no
24
días en que le invoqué. que es eterna su misericordia. * Este es el día que hizo Y a v é ; | ale- m e olvidaré de tu palabra.
3
Prendido me habían los lazos de la 2
Diga la casa de Israel: | que es eterna grémonos y jubilemos en él.
25
¡Oh Yavé!, danos, danos victorias; I GUÍMEL
muerte, I habíanme sorprendido las an- su misericordia. 17
siedades del sepulcro, | todo era angus- 3
Diga la casa de A r ó n : | que es eter- danos, ¡oh Yavé!, prosperidades. Concede a tu siervo vivir I y que
26
tia y afán p a r a mí, na su misericordia. Bendito quien viene en el n o m b r e guarde tus preceptos.
18
de Yavé; | nosotros os bendecimos des- Abre mis ojos | para que pueda ver
l
de la casa de Yavé. las maravillas de tu ley.
1 -fI C** Este salmo se halla, sin razón, dividido en dos en las versiones griega y latina. Da gra-
cías a Dios el salmista por haberle librado de un próximo peligro de muerte. 27
Yavé es Dios, El nos m a n d ó su 9
1 Soy peregrino en la tierra, | no me
De aquí proviene otra vez la discordancia en la enumeración hebrea y latina, que continúa luz. I Enguirnaldad de frondas las víc- encubras tus mandamientos.
hasta el fin.
1
-| "7 1 Este breve salmo es mesiánico, en cuanto invita a las naciones todas a alabar a Yavé 1 1 QJ Este salmo, el más largo de todo el Salterio, canta las excelencias de la divina ley. Es
1 • ' por la clara manifestación de su piedad y fidelidad, cumpliendo las promesas mesiánicas alfabético, y cada estrofa consta de ocho versos, que comienzan con la letra que a cada una
corresponde según el orden alfabético hebreo. En cada uno de los ocho versos de la estrofa se men-
(Rom 15,11). ciona la ley divina, designada con una palabra distinta: ley, mandamientos, juicios, estatutos, etc.
40 1 El poeta, librado por Dios de graves peligros, celebra el poder y la misericordia de Dioa Tal vez en su origen el orden de todos estos distintos nombres fuera el mismo en todas las estro-
1 I O para con él y muestra firme confianza en su protección. fas; pero hoy no sucede asi, seguramente por los inevitables descuidos de los copistas.
SALMOS 1 1 9 660 661 SALMOS 1 1 9
44
>" Consúmese mi alma I por el deseo Que guarde siempre tu ley | por to- 71
Bien me ha estado ser humillado | pa- MEM
constante de tus decretos. dos
45
los siglos. ra 72aprender tus mandamientos.
21 97
Tú increpas a los soberbios | y son Que marche en holgura, | porque he Mi mayor bien es la ley de tu boca, | ¡Cuánto amo tu ley! | Es mi asidua
malditos cuantos se desvían de tus man- buscado
46
tus preceptos. mejor que millones de oro y de plata. meditación.
4,8
damientos. De tus mandamientos hablaré aun Tu ley me hace más sabio que mis
22
Aparta de mí el oprobio y el despre- ante
47
los reyes, | no me avergonzaré. YOD enemigos, | porque de cierto está conmigo
cio, | pues he guardado tus mandamien- Me deleitaré en tus mandamientos, | 73 eternamente.
tos. que es lo que amo. Tus manos me hicieron y me forma- 99
Me hace más prudente que cuantos
23
Aunque se sienten los príncipes en
48
Alzaré mis manos a tus mandamien- ron ; | dame entendimiento para saber tus me enseñan | si son tus mandamientos mi
consejo y hablen contra mí, | tu siervo tos | y meditaré en tus decretos. mandamientos.
74 meditación.
meditará tus estatutos. Los que te temen me ven y se ale- 100 s 0 y m á s entendido que los ancia-
24
También tus amonestaciones son mis ZAIN gran
75
| porque he esperado en tu palabra. nos | si guardo tus preceptos.
delicias, | mis consejeros tus estatutos.
49
Acuérdate de la palabra dada a tu Conozco, ¡oh Yavé!, que son justí- 101
Retraje mis pies de todo mal cami-
siervo, | en la cual me hiciste esperar. simos tus juicios | y que con razón me no | para guardar tu palabra.
DÁLET
50
Este es mi consuelo en mi aflicción: | afligiste. 2
i° No me he apartado de tus manda-
76
que tu palabra me da la vida. Consuéleme tu piedad, | según tu pa- tos, | porque con ellos me enseñaste.
2
5 Pegada al polvo está mi a l m a : | 51
Mucho se empeñan los petulantes en labra
77
a tu siervo. i° 3 ¡Cuan dulces son a mi paladar tus
conserva m i vida según tu palabra.
26 descarriarme, | pero yo no me aparto de Venga a mí tu misericordia y revivi- preceptos, | más que la miel para mi boca!
Te expuse mis necesidades y me es- tu ley. ré,78| porque tu ley es mi delicia. 104 D e tus preceptos saco inteligencia; |
cuchaste; | enséñame tus preceptos. 52
Me acuerdo de tus juicios de tiempo Confundidos sean los soberbios que p o r eso detesto toda falsa senda.
27
Haz que entienda los caminos de tus antiguo, | ¡oh Yavé!, y me consuelo. sin razón me afligen, | pero yo meditaré
mandamientos I y pueda meditar sobre 53
Ardo al ver que los impíos I se apar- en tus amonestaciones. NUM
79
tus28 maravillas. tan 4 de tu ley. Vengan a mí los que te temen, | los
Va mi alma encorvada por la triste- « Fueron mis cantos tus estatutos I en que conocen tus mandatos. 105 Xu palabra es p a r a mis pies una lám-
80
za;29 [ levántame tú según tu palabra. la 55casa de mi peregrinación. Sea íntegro mi corazón en tus esta- para,6 | la luz de mis pasos.
Apártame del camino de la menti- De noche me acuerdo de tu nombre, tutos, | no sea confundido. i" H e jurado, y quiero cumplirlo, |
ra | y dame, clemente, tus enseñanzas. ¡oh Yavé!, | y guardo tu ley. guardar los decretos de tu justicia.
107
30
Elegí el camino de la verdad, | hice 56
Esta ha sido mi suerte: 1 guardar tus GAF Estoy sobremanera afligido. | ¡Oh
míos tus decretos. preceptos.
81
Deshácese mi alma por el deseo de Yavé!, vivifícame según tu palabra.
31 Estoy adherido a tus mandamientos; | tu 82ayuda; [ espero tu promesa. !0S Acepta benignamente, ¡oh Yavé!, las
¡oh Yavél, no permitas que sea con- JET oblaciones de mi boca | y enséñame tus
Consúmense mis ojos por el deseo
fundido. " Mi porción, ¡oh Yavé!, dije, | es guar- de tu palabra, | diciendo: «¿Cuándo me decretos.
32
Correré por el camino de tus man- dar tu palabra. consolarás?» 109 Mi vida está en constante peligro, |
58
damientos | cuando tú ensanchares mi Te pido y te ruego con todo el cora- 83
Porque estoy como odre puesto al pero no he dado al olvido tu ley.
corazón. zón | que me seas propicio según tu pa- humo, | pero no olvido tus estatutos. n° Me pusieron los impíos una tram-
HE labra. 84
¿Cuántos serán los días de tu sier- pa, I pero no me desvié de tus preceptos.
59
33 Miro y remiro mis caminos I y hago vo? | ¿Cuándo harás justicia con los que n i Son mi heredad para siempre tus pa-
Instruyeme, ¡oh Ya vé!, en el camino que marchen mis pies por tus mandamien- me85persiguen? labras, I son ciertamente el gozo de mi co-
de tus mandatos, | pararquédel todo los tos. Cavaron los soberbios hoyas para razón.
cumpla.
34 60 M e apresuro y n o vacilo | en guar- mí, | los que no son según tu ley. n 2 Inclino mi corazón a cumplir tus
Dame entendimientp para que guar- dar tus m a n d a t o s . 86 mandamientos, | desde ahora para la eter-
de tu ley | y la cumpla con todo el cora- 61 Todos tus mandamientos son ver-
Las redes de los impíos me estre- dad, | pero pérfidamente me persiguen. nidad.
zón. charon, | pero yo no me olvidé de tu ley.
35
Haz que vaya por la senda de tus ¡Socórreme!
87
SÁMEC
62 M e levanto a medianoche | p a r a dar- Casi me han echado por tierra, | pero
mandamientos, | que son mi deleite. te gracias p o r tus justos juicios. 113 Detesto la doblez del corazón | y
3
6 Inclina mi corazón a tus consejos, | 63
yo88no he abandonado tus preceptos. amo4 tu ley.
Soy amigo de cuantos te temen | y Vivifícame según tu misericordia I pa-
no a la avaricia. guardan tus mandamientos. 11 Tú eres mi defensa y mi escudo, | y
37
Aparta mis ojos de la vista de la va- 6 4
ra que guarde las palabras de tu boca. espero en tus palabras.
La tierra está llena, ¡oh Yavé!, de tus
nidad | y dame la vida de tus caminos. piedades; | enséñame tus mandatos. LAMED
H5 Aprended de mí los impíos | y de-
3
8 Cumple a tu siervo tu palabra, | la 89 jadme guardar los mandamientos de mi
que a quienes te temen prometiste. TET
Tu palabra, ¡oh Yavé!, es eterna, | Dios.
39 persiste tanto como el cielo.
Aparta de mí el oprobio que temo, | 65
Obraste benignamente con tu sier- 90
116 Sosténme según tu palabra, y vivi-
porque tus decretos son para bien. Es por generaciones y generaciones ré, I y no permitas que vea frustrada mi
40 vo, | ¡oh Yavé!, según tu palabra. tu 91verdad; I formaste la tierra y perdura. esperanza.
Mira que he anhelado tus preceptos, | 66 Enséñame y dame la dicha de saber
y guarda mi vida en tu justicia. y conocer, I pues que creo en t u s m a n -
A tu decreto obedecen el día y la no- 117 Susténtame para que sea salvo | y me
che, | pues todo te sirve. convierta siempre a tus preceptos.
damientos. 92
VAU 67
Antes de ser humillado estuve des-
Si tu ley no fuera mi delicia, I ya an- u s Tú aborreces a cuantos se apartan
tes93habría perecido en mi aflicción. de tus mandamientos, | porque sus pensa-
ti Venga, pues, sobre mí tu piedad, ¡oh carriado, | pero ahora guardo tu ley. No me olvidaré jamás de tus precep- mientos son pérfidos.
Ya42vé!; I tu salud según tu palabra; 68 T ú eres bueno y bienhechor; | ensé-
ñ a m e tus estatutos.
tos,
94
| pues con ellos me has dado la vida. 119 Escorias son para ti todos los im-
Para que a quienes me increpan pue- 69 Tuyo soy; sálvame, | pues busco tus píos de la tierra; I por eso yo amo tus
da responderles I que he esperado en tu Sugeríanme falsedades los soberbios, | preceptos. preceptos.
palabra. pero yo guardo con todo corazón tus pre- 95
Esperan los impíos perderme, | pero 120
Se estremece mi carne por temor a
43
No quites jamás de mi boca las pa- ceptos. yo96pongo mi atención en tus avisos. ti I y temo tus juicios.
70
labras de verdad I que espero en tus de- Craso está como sebo su corazón, I A todo lo perfecto veo un límite, | pe-
cretos. pero yo tengo en tu ley todas mis delicias. ro tus mandamientos son amplísimos.
SALVO* 119 662 663 SALMOS 119-124
AYIN 148 Se anticipan a las vigilias mis ojos | que justísimos son todos tus mandamien-
para meditar tus palabras.
122 (V. 121)
121 H e hecho justicia y derecho; ] n o me tos.?
!4í> Oye mi voz según tu misericordia, i 3 Sea conmigo tu mano para ayudar- Salutación a Jerusalén
dejes en manos de mis opresores.
¡oh Yavé!, | y h a z que viva según tus de- me, | pues he elegido tus preceptos. 1
I M Responde p o r tu siervo para bien, | Cántico gradual. D e David.
cretos. 174 Deseo tu salud, ¡oh Yavé!, | pues tu
no m e o p r i m a n los soberbios. Alégreme de lo que me decía: | «Va-
J 150 Acercáronse los que malignamente ley es mi deleite.
23 Consúmense mis ojos por el deseo m o s a la casa de Yavé». *
m e persiguen, | los que se apartaron de 175 v i v a mi alma p a r a alabarte | y den- 2
de t u socorro I y del edicto de tu justicia. Y a están nuestros pies | en tus puer-
tu ley; me ayuda tus decretos.
124 H a z con tu siervo según tu piedad | 151 Pero cercano estás tú, ¡oh Yavé!, | y tas, ¡oh Jerusalén!
y enséñame tus decretos. 176 s i errare como oveja perdida, busca 3 Jerusalén, edificada como ciudad |
todos tus mandamientos son fidelísimos. a tu siervo, [ pues no m e he olvidado de bien unida y compacta.
125 Siervo tuyo soy; dame entendimien- 152 M u c h o h a que entendí que tus m a n -
to | para conocer tus mandamientos. tus mandamientos. 4
A d o n d e suben las tribus, | las tribus
damientos | los fundaste p a r a el tiempo
126 Tiempo es de obrar por Yavé, | pues de la eternidad. de Yavé, según el rito de Israel, | para ce-
quieren destruir tu ley. 120 (V. i19) lebrar el n o m b r e de Yavé.
127 P o r eso yo a m o tus mandamientos I 5
RES Quejas contra los perturbadores Allí se alzaron las sillas del juicio, | las
más que el oro, que el o r o purísimo. sillas de la casa de David.
128 H e procedido rectamente conforme 153 Ve mi aflicción y sácame de ella, | de la paz 6
R o g a d por la paz de Jerusalén. | Vi-
a todos tus preceptos | y he odiado t o d o pues n o he olvidado tu ley. 1 Cántico gradual. van en seguridad los que te aman.
camino falso. En la angustia clamé a Yavé, | y El m e 7
154 Defiende mi causa y protégeme; | se- Reine la seguridad dentro de tus mu-
PE gún t u palabra, d a m e vida. respondió. * ros, I la tranquilidad en tus palacios.
2 8
129 Son admirables tus testimonios; | 155 M u y lejos está de los impíos la sal- Libra, ¡oh Yavé!, mi alma del labio Por a m o r de mis h e r m a n o s y compa-
p o r eso los guarda m i alma. vación, | porque n o buscan tus mandatos. mendaz, | de la lengua fraudulenta. ñeros, I te deseo la paz.
156 M u y abundantes son tus misericor- 3 ¿Qué se te dará y qué se te añadirá, | 9
130 L a explicación de tus palabras I ilu- Por a m o r de la casa de Yavé, nues-
mina y da inteligencia a los rudos. dias, | ¡oh Yavé!; haz que viva según tus oh lengua dolosa? tro Dios, I te deseo t o d o bien.
4
131
A b r o mi b o c a y suspiro | p o r el de- decretos. Saetas agudas de u n fuerte | c o n car-
seo de tus mandamientos. !57 M u c h o s son mis enemigos y perse- bones de retama.
guidores, | pero n o m e a p a r t o de tus m a n - 5 ¡Ay de mí, peregrino en Mesec, ] que 123 (V. 122)
132 Vuélvete a mí y séme propicio, I co-
mo haces con los que aman tu nombre. damientos. habito en las tiendas de Cedar! Ferviente petición del auxilio divino
15 6
133 Dirige mis pasos con tus palabras | y » V e o a los rebeldes y m e recomo, 1 D e m a s i a d o se lia prolongado mi des-
1 Cántico gradual.
n o dejes que m e domine iniquidad alguna. p o r q u e n o guardan tus preceptos. tierro I entre estos enemigos de la paz.
7 Y o soy todo paz, pero así que les h a - A ti alzo mis ojos, | a ti que habitas en
134 Líbrame de la opresión de los h o m - 15» M i r a que a m o tu ley, | ¡oh Yavé!;
blo, I ya está la guerra. los cielos. *
bres | para que pueda guardar tus pre- consérvame según t u piedad. 2
C o m o están atentos los ojos del sier-
ceptos. 160 L a suma de tu palabra es la ver-
vo a las m a n o s de su señor, | como están
135 Muestra tu serena faz a tu siervo | y dad, | y todos los decretos de t u boca son 121 (V. 120) atentos los ojos de la esclava I a la m a n o
enséñame tus preceptos. p a r a la eternidad.
Seguridad del protegido p o r Dios de su señora, | así se alzan nuestros ojos
136 Arroyos de aguas caen de mis ojos, | a Yavé, nuestro Dios, | hasta que tenga
p o r q u e no guardaron t u ley. SIN 1 Cántico gradual. misericordia de nosotros.
161 Persiguiéronme sin causa los prín- Alzo mis ojos a los montes, | de don- 3
Ten misericordia, ¡oh Yavé!, ten mi-
SADE cipes, | pero mi corazón temía tus pala- de m e h a de venir el socorro. * sericordia de nosotros, | porque estamos
2
137 Justo eres, ¡oh Yavél, | y justos son bras. Mi socorro ha de venirme de Yavé, | del todo hartos de menosprecios.
tus juicios. el H a c e d o r de los cielos y de la tierra.
162 Tan contento estoy con tus pala- 4 M u y h a r t a está nuestra alma | del es-
138 Mandaste tus mandamientos c o n bras | c o m o quien halla a b u n d a n t e presa. 3 N o consentiré que resbalen tus pies, | carnio de los ricos | y de los desprecios
justicia | y con suma benignidad. no dormirá tu custodio. de los soberbios.
163 o d i o y a b o m i n o la falsedad | y a m o
139
El celo m e consume, | p o r q u e d a n 4 N o dormirá, no dormitará | el que
tu doctrina.
al olvido tus palabras mis enemigos. guarda a Israel.
164 Siete veces te alabo en el día | p o r 5 124 (V. 123)
140 Acendrada del t o d o es tu palabra, | Yavé es tu custodio, | Yavé es tu p r o -
los decretos de tu justicia.
y tu siervo la ama. tector a tu derecha. Acción de gracias por el auxilio
165 M u c h a paz tienen los que a m a n tu 6
141 Pequeño y despreciable soy, | pero P o r el día no te molestará el sol, | ni recibido
ley; | n o hay p a r a ellos tropiezo.
no m e olvido de tus preceptos. por la noche la luna.
166 H e esperado de ti m i salvación, ¡oh 7
142 T u justicia es eterna I y tu doctrina Yavé te guardará de t o d o mal, | guar- 1 Cántico gradual. D e David.
Yavé!, | y he cumplido tus mandamientos.
es firmísima verdad. 167 d a r á tu vida; A no haber estado Yavé por nosotros, |
H a guardado mi alma tus enseñan- 8
143 L a angustia y la aflicción se apode- G u a r d a r á Yavé tus salidas y tus en- diga Israel, *
zas | y las a m o en extremo. 2
raron de m í ; I tus mandamientos serán tradas I ahora y p o r la eternidad. A no haber estado Yavé p o r nosotros |
168 G u a r d o tus preceptos y tus enseñan-
mis delicias. zas, | p o r g u e t o d o s mis caminos están a 1
!44 Justa n o r m a son por la eternidad tus
preceptos; | haz i[ue los entienda y viva.
tus ojos. 120 el Es134,elgrupo
primero de los llamados salmos graduales (de las ascensiones), que terminan con
de cantos que cantaban los que de todas partes subían a Jerusalén para ce-
lebrar las varias festividades del año. Se lamenta el salmista de su prolongado destierro entre gentes
TAÜ
enemigas de la paz.
QOF 169 Llegue mi súplica a t u presencia, ¡oh
145 Clamo con todo mi corazón, óye- Yavé!, | y según tu palabra, dame inteli- 121 1
Canta el poeta la firme seguridad de Israel, a quien protege su Dios.
me, | ¡oh Yavé!; haz que guarde tus pre- gencia. 1
El poeta, lleno de entusiasmo al contemplar la Jerusalén restaurada, pide para ella toda
ceptos. 170 Venga mi deprecación a ti | y, según 122 suerte de bendiciones.
146 Clamo a ti, socórreme, | p a r a que tu palabra, sálvame. 1
Amargado por los oprobios de que el pueblo es objeto por parte de los gentiles, pide
guarde tus mandamientos. 171 Mis labios te cantarán alabanzas I si 123 el salmista a Dios que los haga cesar.
147 M u y de m a ñ a n a vengo yo a implo- me enseñas tu ley. 1 El salmista da gracias a Dios por haber librado a su pueblo cuando parecía que no había
rar tu auxilie | y espero tu palabra. i'2 C a n t a r á mi lengua t u palabra, I p o i - 124 ya salvación para él.
SALMOS 124-129 664 665 SALMOS 129-133
6
anuido se alzaron contra nosotros los Van tristes, llorando, | los que lle- 2
«Mucho me han atribulado desde mi 133 (V. 131)
hombres,
3
vaban la semilla para arrojarla. | ¡Ven- adolescencia, I pero no prevalecieron con-
Vivos nos habrían tragado entonces. | drán alegres, jubilosos, | cargados de sus tra3 mí». Canto para la dedicación del templo
Cuando ardía su ira contra nosotros. haces! Aradores araron sobre mis espaldas, I de Salomón
4
Ya entonces nos habrían sumergido hicieron largos surcos.
las aguas; I hubiera pasado sobre nuestra 127 (V. 126) 4
Pero es justo Yavé, | y rompió las 1 Cántico gradual.
alma un torrente; coyundas de los impíos. Acuérdate, ¡oh Yavé!, de David | y de
5 Todo éxito depende de la divina su gran solicitud. *
Y nos habrían ahogado las bullentes 5 Sean confundidos y vuélvanse atrás \ 2
aguas. protección Cómo juró a Yavé I e hizo voto al Po-
6 1
todos los que aborrecen a Sión. deroso de Jacob.
Bendito sea Yavé, | que no nos dio Cántico gradual. De Salomón. 6
Sea como la hierba de los tejados, | 3
por7 presa de sus dientes. Si Yavé no edifica la casa, | en vano que se seca antes de ser arrancada; «No entraré en la morada de mi casa |
Escapó nuestra alma como una ave- trabajan los que la construyen. | Si no 7
De que no llena su mano el segador | ni 4subiré al lecho de mi estrado;
cilla al lazo del cazador; | rompióse el guarda Yavé la ciudad, | en vano vigilan ni su seno el que recoge las gavillas; No daré a mis ojos el sueño, | ni el
lazo y fuimos librados. sus centinelas. * 8 dormir a mis párpados;
8 2
Ni dicen de ella los transeúntes: I «La 5
Mientras no halle estancia para Yavé |
Nuestro auxilio es el nombre de Ya- Vano os será madrugar, acostaros tar- bendición de Yavé sobre vosotros; I os
vé, | que hizo los cielos y la tierra. de I y que comáis el pan del dolor; | es bendecimos en el nombre de Yavé». y habitación
6
para el Poderoso de Jacob».
Yavé el que a sus elegidos da el pan en He aqui lo que hemos oído en Efrata, |
125 (V. 124) sueños. 130 (V. 129) lo que hemos hallado en los campos de
3
Don de Yavé son los hijos; | es mer- Jaar:
Invocación del auxilio divino Imploración de la divina '«Vamos a su habitación, | adoremos
sobre Israel ced suya el fruto del vientre.
4
Lo que las saetas en la mano del gue- misericordia ante
8
el escabel de sus pies».
1
Cántico gradual. rrero, I eso son los hijos de la flor de los
1
Cántico gradual. Levántate, Yavé, y ven a tu morada, |
Los que confían en Yavé son como el años. De lo profundo te invoco, ¡oh Yavé! * tú 9y el arca de tu majestad.
monte de Sión, | que es inconmovible y 5
Bienaventurados los que de ellos tie-
2
Oye, Yavé, mi voz; | estén atentos Vístanse tus sacerdotes de justicia I y
permanece por siempre. * nen llena su aljaba; I no serán confundi- tus3 oídos I a la voz de mis súplicas. jubilen alegremente tus santos.
10
2
Está Jerusalén rodeada de montes, | dos I cuando hayan de litigar en la puerta Si guardas, ¡oh Yavé!, la memoria de Por amor de David, tu siervo, | no
y así rodea Yavé a su pueblo | ahora y con su adversario. los delitos, I ¿quién, ¡oh Señor!, podrá sub- te 11
apartes de tu ungido.
por la eternidad. sistir? Juró Yavé a David esta verdad y no
4
3
De cierto no permanecerá el cetro de 128 (V. 127) Pero eres indulgente, | para que seas se apartará de ella: | «Del fruto de tus
los impíos I sobre la suerte de los justos, I reverenciado con temor. entrañas pondré sobre tu trono.
Felicidad del justo 5
Yo espero en Yavé, | mi alma espera 12 Si guardan tus hijos mi alianza I y
para que no tiendan los justos sus manos
a la iniquidad. 1 Cántico gradual. sus promesas. las enseñanzas que yo les daré, I también
4
Haz, ¡oh Yavé!, bien a los buenos, | a Bienaventurado tú si temes a Yavé | y 6
Espera mi alma a Yavé I más que el sus hijos por siempre se sentarán sobre
los5 rectos de corazón; andas por sus caminos. * alba los centinelas nocturnos. | Más que tu 13trono».
Mas a los que van por caminos tor- 2
Comiendo lo ganado con el trabajo de el alba los centinelas nocturnos 7 espera Ciertamente eligió Yavé a Sión, I le
tuosos, I remuévalos Yavé juntamente tus3 manos, | serás feliz y bienaventurado. Israel a Yavé. adoptó
14
por morada suya.
con los impíos. | ¡Paz sobre Israel! Tu mujer será como fructífera parra | Porque de El viene la misericordia y «Esta será por siempre mi mansión; |
en el interior de tu casa. | Tus hijos, como generosa redención. aquí habitaré, porque la he elegido.
8 15
126 (V. 125) renuevos de olivo ) en derredor de tu mesa. El, pues, redimirá a Israel 1 de todas Daré mi bendición a sus provisiones |
4
Así ciertamente será bendecido el va- sus iniquidades. y saciaré de pan a sus pobres.
Petición de la plena restauración 16
Revestiré de salud a sus sacerdotes |
rón I que teme a Yavé.
1
Cántico gradual. 5
Bendígate Yavé desde Sión | y veas 131 (V. 130) y sus santos se alegrarán jubilosos.
17
Cuando restauró Yavé la suerte de próspera a Jerusalén todos los días de tu Confesión de humildad Aqui haré crecer el poder de David |
Sión, I estábamos como quien sueña. * vida; 1
y prepararé la lámpara a mi ungido.
18
2
Llenóse entonces de risas nuestra bo- 6
Y veas los hijos de tus hijos, | la paz Cántico gradual. De David. A sus enemigos los cubriré de igno-
ca I y de alegres cantares nuestra lengua. | sobre Israel. No se ensoberbece, ¡oh Yavé!, mi co- minia I y brillará sobre él mi diadema».
Decían entonces las gentes: | «¡Magní- razón I ni son altaneros mis ojos, I no
ficamente ha obrado con éstos Yavé!» 129 (V. 128) corro detrás de grandezas | ni tras de
3 cosas demasiado altas para mí.* 133 (V. 132)
Magníficamente, en verdad, obró Ya- Oración contra los enemigos 2
vé4con nosotros, | y nos llenamos de gozo. Antes he reprimido mis deseos, | como Deleitosa comunión la de los santos
Restaura, ¡oh Yavé!, nuestra suerte, | del pueblo niño destetado en los brazos de la madre, | 1
como los arroyos del Mediodía. 1
Cántico gradual. como niño destetado está mi alma. Cántico gradual. De David.
3
5
Los que en llanto siembran, | en júbilo «Mucho me han atribulado desde mi Espera, ¡oh Israel!, en Yavé | ahora y Ved cuan bueno y deleitoso es | habi-
cosechan. juventud»; | dice Israel:* para siempre. tar en uno los hermanos. *
1
De lo profundo de su tribulación clama el salmista a Dios, seguro de alcanzar la mise-
•í O Jí * La seguridad de los que en Dios confían es tan grande como la de Jerusalén, fuerte
• ¿ « ^ por su posición y más aún por la protección de Yavé.
130 ricordia de Yavé.
l O f i 1 Con grande admiración de Israel, la restauración de Sión está comenzada; el salmista 131 1
Humillado ante Dios, el salmista confía en El e invita a Israel a la misma confianza.
• ^ ^ pide la consumación de la misma. 1
Recuerda el salmista la piedad de David al trasladar el arca a Jerusalén, su propósito
127 1
Sin Dios nada hay seguro; con El, todo lo está.
132 de levantar un templo, la promesa que Dios, en pago, le hizo de perpetuar su dinastía
y la elección de Sión para morada de Dios.
1 El mesianismo de este salmo es claro, atendiendo a que el tema en él desarrollado es la promesa
128 Felicidad del justo bendecido del Señor con las bendiciones que la Ley promete. de Dios a David. Este sentido mesiánico resalta más claramente en los versículos finales.
•1 O Q l El nombre de Israel declara el salmista haber sufrido mucho de los enemigos del pueblo; 0 O * 1 Qué grata es la sociedad de los que están hermanados por la piedad y el temor de
* £*** pero Dios, justo, lo libró de los malvados. 1 0 0
DiosI
SALMOS 133-135 666 667 SALMOS 136-138
3
2
Es como finísimo óleo sobre la cabe- en la tierra, | en el m a r y en t o d o s los 136 (V. 135) Allí los q u e n o s tenían cautivos n o s
za, | q u e desciende sobre la barba, la abismos. pedían que cantásemos; | los q u e n o s
C a n t o d e a c c i ó n d e gracias
barba de Arón, | y baja hasta la orla del 7
El trae las nubes desde los confines habían llevado atados, que nos alegráse-
vestido. de la tierra, | El hace los relámpagos para 1 ¡Aleluya! mos : i «Cantadnos alguno de los cánticos
3
la lluvia, I saca el viento de sus escondrijos.
C o m o el rocío del H e r m ó n , | que des- Alabad a Yavé, porque es bueno, | R. de Sión».
4
ciende sobre los montes de Sión, I pues 8
El hirió a los primogénitos de los porque es eterna su misericordia. * ¿Cómo cantar en tierra extranjera |
2 los cánticos de Yavé?
allí envía Yavé su bendición y vida eterna. egipcios, lo mismo hombres que ganados. Alabad al Dios de los dioses, I R. 5
9 3 Si yo m e olvidare d e ti, Jerusalén, |
M a n d ó señales y portentos sobre ti, Alabad al Señor d e los señores, | R.
4 sea echada en olvido mi diestra;
134 (V. 133) Egipto; I sobre el F a r a ó n y sobre todos Al q u e es el único en hacer grandes 6
sus subditos. maravillas, | R . Pegúese mi lengua al paladar si yo
A c c i ó n d e gracias para la t a r d e 10 5
Al que hizo sabiamente los cielos, | R. no m e acordase de ti, | si no pusiera a
El hirió a numerosas gentes | y m a t ó
1 6 Jerusalén p o r encima de toda alegría.
Cántico gradual. a poderosos reyes. Al q u e afirmó la tierra sobre las 7
Mirad, bendecid a Yavé vosotros todos 11
A Seón, rey de los amorreos, I y a aguas, I R. Recuerda, ¡oh Yavé!, a los edomitas el
7 día de Jerusalén, | los que decían: «Arra-
los siervos de Yavé, | los q u e de noche Og, rey d e Basan, | y a todos los reinos de Al que hizo los grandes luminares, | R .
permanecéis en la casa de Yavé. Canán; 8 El sol, p a r a dominar de día, | R . sadla, arrasadla hasta los cimientos».
9 8
L a luna, para dominar la noche, [ R . Hija de Babel, devastadora, | bien-
10 aventurado quien te dará lo que tú n o s
Al que hirió a los primogénitos de
Egipto, I R . diste a nosotros.
11 9
Y sacó a Israel d e en medio de ¡Bienaventurado quien cogerá a tus
ellos, I R . niños I y los estrellará contra las piedras!
12
Con m a n o fuerte y brazo tendido, [ R .
13
Al que dividió en partes á m a r R o - 138 ( V . 137)
jo, I R .
4 C a n t o d e acción d e gracias
1 Y llevó a Israel por en medio de él, | R .
15
Y sumergió al F a r a ó n y a su ejército 1 D e David.
en el m a r Rojo, | R . Quiero alabarte, ¡oh Yavé!, con todo
16
Al q u e condujo a su pueblo p o r el mi corazón, | porque escuchaste las pala-
desierto, l R . bras de m i boca.
1 7 Que hirió a grandes reyes, I R . Te cantaré salmos ante los ángeles, *
18 2
Y m a t ó a reyes poderosos, | R . M e prosternaré ante tu santo templo, |
19 A Seón, rey de los amorreos, I R. y cantaré tu nombre | por tu misericor-
20
Y a Og, rey de Basan, | R . dia y tu fidelidad, pues has magnificado
21
Cuyas tierras dio en heredad, I R. sobre todas las cosas | tu n o m b r e y tu
22
En heredad a Israel, su siervo, | R. promesa.
23 3
Q u e en nuestra humillación se acordó Y cuando te invoqué m e oíste, I y
Semitas cautivos tocando la cítara de nosotros, I R . fortaleciste grandemente mi alma.
24 4
Y nos libró de nuestros enemigos, | R . Te alabarán, ¡oh Yavé!, todos los
25
12
Y d i o sus tierras en heredad, | en Que da p a n a toda carne, | R . reyes de la tierra | cuando oigan todas
1 Alzad vuestras m a n o s al santuario | 2
« Alabad al Dios del cielo. I R .
y bendecid a Yavé. heredad a Israel, su siervo. las palabras de tu boca.
5
3
Desde Sión bendígate Yavé, | Hace-
3
1 ¡Oh Yavé!, t u n o m b r e es eterno. | Ya- Celebrarán los caminos de Yavé; |
dor de cielos y tierra. vé, tu memoria perdura de generación en 137 (V. 136) «¡Grande es, ciertamente, la gloria de
generación. E l a m o r d e l o s c a u t i v o s p o r S i ó r Yavé!»
6
14
Porque protege Yavé a su pueblo | y Excelso es Yavé, y atiende al humil-
135 (V. 134) 1 J u n t o a los ríos de Babilonia, allí de, I pero al soberbio le mira desde lejos.
se muestra propicio a sus siervos.
Canto de acción d e gracias nos sentábamos | y llorábamos acordán- 7
C u a n d o estoy en medio de la tribula-
! ' Los simulacros d e las gentes son o r o
1
¡Aleluya! y plata, I obra de las m a n o s de los h o m - donos de Sión. * ción, preservas mi vida, | extiendes tu
2
Alabad el n o m b r e de Yavé, alabadlo, bres. D e los sauces de sus orillas | colgába- m a n o contra la ira de mis enemigos | y tu
siervos de Yavé. *
16
Tienen b o c a y n o hablan, | tienen mos nuestras cítaras. diestra m e salva.
2
Que estáis en la casa de Yavé, I en ojos 17
y n o ven, 1 0£ 1
Este salmo es una verdadera letanía. E n ella, u n coro cantaba el verso primero y el
los atrios de la casa de nuestro Dios. Tienen orejas y n o oyen, | n o h a y ' ^ ^ pueblo respondía: «Porque es eterna su misericordia», frase q u e muchas veces hallamos
3
Alabad a Yavé, porque es b u e n o ; | aliento
18
en su boca. en las Sagradas Escrituras puesta en boca de los q u e alaban al Señor en el templo. L a misericordia
cantad salmos a su nombre, p o r q u e es Semejantes a ellos son los q u e los es el atributo divino q u e más de relieve se pone en el Antiguo Testamento, a pesar de lo cual los
benigno; hacen | y cuantos en ellos confían. fariseos lo entendieron t a n poco, q u e fue necesario q u e el Señor les propusiese la parábola del hijo
4 19 Casa d e Israel, bendecid a Y a v é ; | pródigo (Le 15) y les recordase aquellas palabras: Misericordia quiero, que no sacrificios ( M t 9,13).
Porque eligió Yavé para sí a Jacob, | 1 0 7 1
Otro salmo imprecatorio, compuesto, sin duda, en Babilonia durante el cautiverio, o,
a Israel p o r posesión suya. casa de Arón, bendecid a Yavé. 1 ^ ' por lo menos, bajo la impresión producida p o r el cautiverio. El salmista expresa maravi-
5 20
Ciertamente sé q u e Yavé es grande, | Casa de Leví, bendecid a Yavé; I los llosamente su entrañable amor a Jerusalén. Recuerda, como lo hacen también algunos profetas,
que nuestro Señor está p o r encima de que teméis a Yavé, bendecid a Yavé. la alegría con q u e los hijos de Edom vieron la ruina de Jerusalén y su templo, y pide para ellos el
21
todos los dioses. Bendito sea Yavé desde Sión, | el castigo divino; pero, sobre todo, su ánimo se vuelve contra Babilonia, la ciudad devastadora, q u e ,
6 según los vaticinios de los profetas, está a su vez destinada a la ruina y a la devastación, tanto q u e
Yavé hace cuanto quiere en los cielos, que habita en Jerusalén.
hasta sus niños serán cogidos p o r los pies y estrellados contra las rocas. La justicia de Dios para con
1
las naciones es a veces, en el Antiguo Testamento, sin misericordia: ésta se reserva sólo para Israel.
I ^*OJ* Es este salmo una invitación a los sacerdotes y levitas q u e pernoctan en el templo para
q u e bendigan al Señor.
1 Q Q l Habiendo recibido de Dios un gran beneficio, el salmista le da gracias en el templo.
1 \ J O g s t e beneficio es t a n singular, que todos los reyes de la tierra alabarán a Yavé cuando
í oigan la palabra de su boca. Esto sólo tuvo realización en el Mesías, cuya resurrección fue la salud
1 ^0 "ti Alabanza a Yavé por las graneles obras q u e ha realizado, sobre todo en favor d e su pue-
blo. Ante El, los ídolos son nada.
del m u n d o entero.
SALMOS 138-140 668 669 SALMOS 141-144
20
* Cumpla Yavé en mí su obra. | Eterna Que impíamente se rebelan contra 141 (V. 140) sobremanera necesitado; | líbrame de los
es, ¡ob Ya vé!, tu misericordia; I no de- ti, I y vanamente tus adversarios se atre- Oración en u n mortal peligro que me persiguen, | pues son ellos los
jes sin acabar la obra de tus manos. ven!
21 1
más8
fuertes.
¿Cómo no odiar, ¡oh Yavé!, a los que Salmo de David. ¡Oh!, saca mi alma de la cárcel I para
te odian? | ¿Cómo no aborrecer a los ¡Oh Yavé, te invoco, apresúrate a soco- que pueda alabar tu nombre. | Me ro-
139 (V. 138) rrerme! I ¡Oye la voz del que a ti clama! *
que22
se levantan contra ti? 2
dearán los justos I si benignamente me
L a omnisciencia y omnipresencia ¡Sí, los odio con el más completo Séate mi oración como el incienso, | y fueres propicio.
divina odio I y los tengo por enemigos míos! el alzar a ti mis manos, como oblación
23 vespertina. 143 (V. 142)
Escudríñame, ¡oh Dios!, y examina 3
1 Al maestro del coro. Salmo de David. mi corazón; | pruébame y examina mis Pon, ¡oh Yavé!, guarda a mi boca, | H u m i l d e oración en u n peligro
;Oh Yavé!, tú me has examinado y me pensamientos; centinelas a la puerta de mis labios. 1
conoces, | no se te oculta nada de mi ser. * 24
Y mira si hay en mi camino cosa
4
No dejes que se incline al mal mi Salmo de David.
2 Oye, Yavé, mi oración | y escucha mi
Que me siente o me levante, tú lo sa- viciosa I y llévame por las sendas de la corazón, | a hacer impías maldades; |
bes, i y de lejos te das cuenta de todos mis eternidad. con los hombres que cometen iniquidad j plegaria según tu fidelidad; | óyeme en
pensamientos. no tenga yo parte en sus suntuosos ban- tu 2 justicia. *
3 No entres en juicio con tu siervo, |
Que camine o me acueste, tú lo ad- 140 (V. 139) quetes.
viertes; I tú conoces todos mis caminos, 5
Que me castigue el justo es un favor, | pues ante ti no hay nadie justo.
3
4
Pues aún no está la palabra en mi O r a c i ó n contra los enemigos que me reprenda es óleo sobre mi cabeza, i Persigue el enemigo a mi alma; I ya
lengua, | y ya tú, Yavé, lo sabes todo. maldicientes que mi cabeza no rehusa; | incesante- ha postrado en tierra mi vida | y me
5 Por detrás y por delante me ciñes | 1 mente rogaré yo por ellos en sus aflic- ha puesto en las tinieblas, como a los
Al maestro del coro. Salmo de Da- ciones. muertos de mucho ha.
y pones sobre mí tu mano. vid.* 4
6
Sobremanera admirable es para mi 2
6
Fueron precipitados sus jefes desde Por eso está mi alma acongojada | y
Líbrame, ¡oh Yavé!, del hombre ma- desfallece mi corazón.
tanta ciencia, | sublime e incomprensible lo, I presérvame del hombre malvado; la roca, | y pudieron oir mis palabras, que s
para mí. 3 eran blandas. Me acuerdo de los tiempos antiguos, |
7 De los que maquinan el mal en su 7 medito en todas tus obras, I considero
¿Dónde podría alejarme de tu espíri- corazón | y todo el día excitan con- Como se hiende y ara la tierra, [ están
tu? I ¿Adonde huir de tu presencia? esparcidos sus huesos a la boca del se- lo hecho por ti;
tiendas. 6
Y alzo a ti mis manos | y mi alma,
8
Si subiere a los cielos, allí estás tú; I 4
De los que afilan su lengua como ser- pulcro.
si bajare a los abismos, allí estás pre- pientes, I tienen bajo sus labios el veneno
8
Pero mis ojos miran a ti, ¡oh Yavé! | como
7
tierra sedienta de ti. (Sela.)
sente. A ti me acojo, | no permitas que se derra- Apresúrate a oirme, ¡oh Yavé!, | que
9 de5 la víbora. (Sela.) me9 mi alma. ya desmaya mi alma. I No me ocultes tu
Si, robando las plumas a la aurora, | Defiéndeme, Yavé, de las manos del rostro; | sería semejante a los caídos en
quisiera habitar al extremo del mar, impío, I protégeme de los hombres vio- Guárdame para que no caiga en el
lazo de los que me dan caza, | en los la fosa.
1° También allí me cogería tu mano | lentos, ¡ que ponen tropiezos a mi paso. 8
Haz que conozca pronto tu favor, |
y me tendría tu diestra. 6
Los soberbios, que me ponen ocultos armadijos
10
de los que obran el mal.
Caerán los impíos en sus mismas pues en ti espero. | Dame a saber el
u Si dijere: «Las tinieblas me oculta- lazos, I tienden sus redes junto al cami- camino por donde ir, | porque a ti alzo
rán, I será la noche mi luz en torno mío», no I y ponen cepos para mí. (Sela.) redes, | mientras que yo escaparé de ellas.
12 7 mi9 alma.
Tampoco las tinieblas son densas para Pero yo digo a Yavé: «Tú eres mi Líbrame de mis enemigos, ¡oh Yavé!, |
ti, I y la noche luciría como el día, | pues Dios». I Escucha, ¡oh Yavé!, la voz de mis 142 (V. 141)
porque a ti recurro.
tinieblas y luz son iguales para ti. súplicas. Oración en u n mortal peligro 10
Enséñame a hacer tu voluntad, | pues
13 8 1
Porque tú formaste mis entrañas, I Yavé, Señor, protector y salvador Masquil de David cuando estaba en eres mi Dios.
tú me tejiste en el seno de mi madre. mío, I tú protegerás mi cabeza el día del la 2caverna. Oración. * Tu espíritu es bueno, | llévame por
14 Te alabaré por el maravilloso modo combate. 9
Clamo con mi voz a Yavé, I a Yavé camino llano.
en que me hiciste. | ¡Qué admirables son No permitas, Yavé, lo que desea el 11
ruego
3
con mi voz fuerte. Por el honor de tu nombre preserva
tus obras! impío; I no permitas que se logren sus Derramo ante El mi querella, | ex- mi vida I y en tu justicia saca mi alma
Del todo conoces tú mi alma. dolosos consejos. (Sela.) pongo ante El mi angustia. del12 peligro de muerte.
4
15 No se te ocultaban mis huesos | cuan- i° Alzan su cabeza los que me cercan, I Ciertamente en mí se acongoja mi Haz con tu piedad que cierren su
do secretamente era formado | y en el la 11malicia de sus labios los aplaste. alma, | pero tú conoces todos mis ca- boca mis enemigos | y que perezcan cuan-
misterio era plasmado; Lluevan sobre ellos brasas encendi- minos I y que en la senda por donde tos persiguen mi alma, | pues soy siervo
16
Ya vieron tus ojos mis obras, | escri- das, I caigan en el abismo para no levan- voy I me han escondido una trampa.
5
tuyo.
tas están todas en tu libro, | y mis días, tarse más. Si miro a la derecha, veo | que no hay
i 2 El hombre lenguaraz no será estable 144 (V. 143)
aun antes de ser el primero de ellos. quien me mire con benevolencia, | no tengo
17
¡Cuan admirables son para mi tus sobre la tierra; I el hombre malvado será escape,
6
| no hay quien vuelva por mi vida. Acción de gracias p o r la victoria
1
consejos, oh Dios; | qué ingente el nú- presa del infortunio que le derribará. A ti clamo, ¡oh Yavé! | Digo: Tú eres De David.
mero de ellos! 13 Pero yo sé que Yavé saldrá en de- mi refugio, | mi parte en la tierra de los Bendito sea Yavé, mi roca, | que adies-
i Si quisiera contarlos, son más que fensa del desvalido, I en defensa del po-
s vivientes.
7
tra mis manos a la guerra, | mis dedos al
las arenas; I si llegara hasta el fin, aún bre.4 Atiende a mis lamentos, | pues estoy combate. *
estaría contigo. 1 Sólo los justos alabarán tu nombre, | 1
141 * n v o c a a Yavé el salmista, que no quiere nada con los impíos. Estos serán arrojados al
19 ¡Oh Dios!, si exterminaras a los im- y los rectos habitarán en tu presencia. 1
" • seol, mientras él tiene puesta en Dios su confianza.
píos, I si alejaras de mí a los hombres
sanguinarios. 142 1
Puesto en grave congoja, el salmista recurre a Yavé en demanda de socorro.
1 •J1Q * En un grande aprieto acude el salmista al Señor y le pide que le libre de sus enemigos
El tema de este salmo es la omnisciencia de Dios, a quien nada se oculta, ni los pensa- 1 lr\* y i e conduzca por los caminos del bien (cf. Sal 16,11).
139 mientos más recónditos de los hombres.
1 4-4- 1 ^ S u n c a n . t o ^ e v * c t o "a obtenida con la ayuda de Dios contra los extranjeros, llenos de
1 1 **** f a i s í as . E s digno de notarse el versículo final, que contrapone la posesión de muchos bie-
1 M• "A El salmista se siente acosado por enemigos, de los cuales pide a Dios que le libre y
vuelva sobre ellos los males con que le amenazan. nes materiales con tener a Yavé por Dios.
SALMOS 144-146 670 671 SALMOS 146-149
2 7 17
Es del t o d o piadoso conmigo, mi for- dos prodigios | y n a r r a n tus grandezas. Que da refugio a los afligidos I y da El hace caer su hielo como mendru-
7
taleza, | mi asilo y mi refugio, | mi escudo; Z a i n : Reproducen la memoria de tus pan a los hambrientos. gos, I ante su frío se congelan las aguas.
en El confío, | El m e somete los pueblos. inmensas bondades | y se gozan en tu 18
3
Yavé libra a los presos; Pero m a n d a su palabra y se liqui-
¡Oh Yavé! ¿Qué es el h o m b r e para beneficencia. 8
8
Yavé devuelve la vista a los ciegos; I dan, I hace soplar su viento y corren las
que de él te cuides? | ¿Qué el hijo del J e t : Clemente y misericordioso es Ya- Yavé yergue a los encorvados; I Yavé aguas.
h o m b r e para que pienses en él? vé, | lento a la ira y de muy gran piedad. a m a a los justos; 19
El promulgó su ley a Jacob, I sus
4 9 9
Es el h o m b r e semejante a u n soplo, I T e t : Es benigno Yavé p a r a con t o - Yavé protege a los peregrinos, I sus- estatutos y decretos a Israel.
sus días son c o m o sombra que pasa. dos, | y su misericordia se extiende a t o - tenta al huérfano y a la viuda, | pero 20
N o hizo tal a gente alguna, I y a
5
¡Oh Yavé! Abaja tus cielos y descien- das sus criaturas. destruye el camino de los impíos. ninguna otra manifestó sus juicios. | ¡Ale-
10 10
de, | toca los montes y h u m e a r á n ; Y o d : Alábente, ¡oh Yavé!, todas tus Reina Yavé por la eternidad; | tu luya!
6
Haz brillar tus rayos y dispérsalos; | obras, I bendígante tus santos. Dios, ¡oh Sión!, por generaciones y gene-
11
lanza tus saetas y contúrbalos. Caf: Exalten la gloria de tu reino | raciones. ¡Aleluya! 148
7
Tiende tus m a n o s desde lo alto, | y y digan de tu fortaleza.
G l o r i a d e D i o s e n los cielos y e n
líbrame de la muchedumbre de las a g u a s ; | 12 L a m e d : Para hacer conocer a los
de m a n o de los alienígenas. hijos de los hombres tus hazañas | y la 147 (V. 146, 147) la t i e r r a
8
Cuya boca promete mentirosamente | magnificencia de la gloria de tu reino A l a b a n z a s a D i o s p o r la r e s t a u r a c i ó n 1
¡Aleluya!
13
y cuya diestra es diestra de perfidia. M e m : T u reino es reino por los si- d e Sión Alabad a Yavé en los cielos, | alabadle
9
Quiero, ¡oh Dios!, cantarte u n cántico glos de los siglos, I y tu señorío p o r gene- en lo alto. *
nuevo, | entonarte un salmo con el arpa raciones y generaciones. 1 ¡Aleluya! 2
Alabadle vosotros, sus ángeles t o d o s ; |
de diez cuerdas. N u m : Es fiel Yavé en todas sus pala- Alabad a Yavé, porque es b u e n o ; | can-
alabadle vosotras, todas sus milicias.
10
A ti, que das la victoria a los reyes, | bras I y piadoso en todas sus obras. tad salmos a nuestro Dios, p o r q u e es 3
Alabadle, sol y luna; I alabadle todas,
que libraste a David, tu siervo. 14
Sámec: Sostiene Yavé a los que caen | a m a b l e ; | a El conviene la alaban-
lucientes estrellas.
11
D e la espada maligna líbrame, I y y levanta a los humillados. za. * 4
2 Alabadle, cielos de los cielos ] y las
sálvame de la m a n o de los alienígenas, [ 15
Ayin: T o d o s los ojos miran expec- Reedifica Yavé a Jerusalén | y reúne
aguas de sobre los cielos;
cuya boca promete mentirosamente | y tantes a ti, I y tú les das el alimento a los dispersos de Israel. 5
3 Alaben el n o m b r e de Yavé, | porque
cuya diestra es diestra de perfidia. conveniente a su tiempo. El sana a los de quebrantado corazón |
díjolo El, y fueron hechos.
12
Que sean nuestros hijos c o m o plan- 16 P e : Abres tu m a n o , | y das a t o d o y cura sus llagas. 6
4 E hizo que persistan por los siglos, |
tas, | que crecen mucho en su juventud, | viviente la grata saciedad. El cuenta el número de las estrellas I púsoles ley, y no la traspasarán.
y nuestras hijas como cotomiias angula- " S a ó e : E s justo Ya-fé e n t o d o s s\rs y. Ua-ma. a. c a d a u n a por s u n o m b r e . 7
5 Alabad a Yavé desde la tierra I los
res, | esculpidas como las de un templo. caminos | y misericordioso en todas sus Es grande Yavé, grande su poderío, |
cetáceos y todos los m a r e s ;
13
Estén nuestros graneros provistos de obras. y su inteligencia es inenarrable. 8
18 6 El fuego, el granizo, la nieve, la nie-
todo fruto, | sean nuestras ovejas mil Qof: Está Yavé cerca de cuantos le Sostiene Yavé a los mansos | y h u -
bla, I el viento tempestuoso, que ejecutan
veces fecundas; | a millares multiplicadas invocan, | de cuantos le invocan de veras. milla a los impíos hasta tierra.
19 7 sus m a n d a t o s ;
en nuestros campos. R e s : Satisface los deseos de los que C a n t a d a Yavé y alabadle, | entonad 9
Los montes y todos los collados, |
14
Vengan bien cargados nuestros bue- le temen, | oye sus clamores y los salva. salmos a nuestro Dios con la citara.
20 8 los árboles frutales y los cedros todos;
yes, | no haya brecha en las murallas, ni Sin: G u a r d a Yavé a cuantos le a m a n | El es el que cubre el cielo de nubes, | 10
Las fieras y todos los ganados, I los
destierro, | ni clamores en nuestras plazas. y destruye a los impíos. el que prepara la lluvia p a r a la tierra,
21 reptiles y las aladas aves;
15
Bienaventurado el pueblo que tiene T a u : Cante mi boca las alabanzas de El que hace que broten hierba los mon- 11
Los reyes de la tierra y los pueblos
esto; | bienaventurado el pueblo cuyo Yavé I y bendiga toda carne su santo tes I para pasto de los que sirven al
t o d o s ; I los príncipes y todos los jueces
Dios es Yavé. n o m b r e p o r los siglos de los siglos. hombre.
9 de la tierra;
El que da al ganado su pasto | y a 12
Los mancebos y las doncellas, I los
los polluelos del cuervo que claman.
145 (V. 144) 146 (V. 145) viejos y los niños.
1° N o se agrada de la fortaleza del 13
Alaben el n o m b r e de Yavé, | porque
Majestad y b o n d a d de Dios Sólo e n D i o s d e b e p o n e r s e caballo, | no se complace en las piernas
sólo su n o m b r e es sublime; I su gloria so-
la confianza del h o m b r e .
1 Laudes. D e David. brepasa la tierra y los cielos;
" Le complacen los que le temen, | los 14
Alef: Quiero ensalzarte, D i o s mío, Rey, |
1
¡Aleluya! El h a elevado su pueblo a grande
que esperan en su misericordia.
poderío. | Alábele toda la comunidad de
y alabar tu n o m b r e por los siglos. Alaba, alma mía, a Yavé. * i 2 Alaba, Jerusalén, a Yavé; | alaba,
2
Bet: Quiero cantarte t o d o el día I y
2
Alabe yo a Yavé toda m i vida, | sus santos, I los hijos de Israel, el pueblo
Sión, a tu Dios,
que está allegado a sí. ¡Aleluya!
alabar tu n o m b r e por los siglos. cante yo a mi D i o s mientras exista.
3
13 Por haber hecho firmes las cerradu-
3
Guímel: Es grande Yavé y digno de N o confiéis en los príncipes, | en los ras de tus puertas | y haber bendecido
toda alabanza, | su grandeza es incon- hijos del hombre, que no salvan. en ti a tus hijos. 149
4 14
cebible. Vuela su alma y t o r n a al polvo, | y El dio la paz a tu territorio, | te sació C a n t o a D i o s y a s u p u e b l o , e j e c u t o r
4
Dálet: U n a generación anuncia tus en ese día perecen todos sus designios. de la flor del trigo.
obras a otra generación I y alaba las
5
Bienaventurado aquel cuyo auxilio es 15 El m a n d a su decreto a la tierra, | y d e sus d e s i g n i o s
proezas de tu poder. el Dios de Jacob, I cuya esperanza es su palabra corre veloz. 1
¡Aleluya!
5 Yavé, su Dios, 6
H e : Ellas ensalzan la hermosura de la 6
i El da la nieve como lana | y esparce Cantad a Yavé un cántico n u e v o ; |
gloria de tu majestad, | tus maravillosos Hacedor de cielos y tierra, | del mar como ceniza la escarcha. alabadle en la asamblea de los santos, *
hechos la predican. y de cuanto en ellos h a y ; | que guarda
6
Vau: Cuentan el vigor de tus estupen- fe por la eternidad. 1 4 7 1 El objeto del salmo aparece en v.2, y de él resulta que el salmista mira a la restauración
' ^ después de la cautividad. Pero no solo en esto; en toda la naturaleza se revela el Señor
1
digno de alabanza.
1 4- *\ ^ salmista alaba a! Señor, admirable »r su grandeza, misericordia, omnipotencia, ver-
' ^"^ dad, providencia y justicia. 148 1
Siendo todas las cosas obra de Dios, todas deben formar coro para alabarle.

I 4" O 1
Sólo Dios es amparo seguro y sólo en El se debe poner la confianza. 1 AQ
^ *^
* Son los santos en quienes resplandece más la bondad de Dios; deben ser ellos quienes
principalmente le alaben.
PROVERBIOS 672 673 PROVERBIOS 1-2
2
Alégrese Israel en su Hacedor, | alé- 15» de los sabios (22,17-24,34).—CUARTA P A R T E : Parábolas de Salomón recogidas
grense
3
en su Rey los hijos de Sión. Doxología final del salterio. Canto por los sabios de Ezequías (25,1-29,27).—QUINTA P A R T E : Sentencias de va-
Canten su nombre entre danzas, | can- rios (30-31).
ten4 salmos con los tímpanos y la cítara. de alabanza
Porque se complace Yavé en su pue- 1 ¡Aleluya!
blo | y da su salvación a los humildes. Alabad a Dios en su santuario, I ala- Título y a r g u m e n t o 18 Con ello acechan a la propia vida |
5
Regocíjense los piadosos por su glo- badle en el firmamento de su majestad. * (1,1-7) y traman su propio daño.
19
ria,6 | cántenle aun en sus lechos. 2
Alabadle por sus hazañas, I alabadle 1 Ahí acaba siempre la rapacidad. | Es
Sentencias de Salomón, hijo de Da- un vicio que acaba por matar al que lo
Tengan siempre en su boca las glorias
de Dios, | y en sus manos la espada de
conforme a la muchedumbre de su gran-
deza.
I 2
vid, rey de Israel:* tiene.
dos filos, 3 Para aprender sabiduría y honesti-
7 Alabadle al son de las trompetas, I dad, I para entender sensatos dichos,
Para tomar venganza de las gentes I alabadle con el salterio y la cítara. 3
Exhortación de la sabiduría
y castigar a los pueblos; 4 Alcanzar disciplina y discreción, | jus- 20
La sabiduría está clamando fuera, I
8 Alabadle con tímpanos y danzas, I ticia, probidad y rectitud;
Para poner en cepo a sus reyes | y
encadenar con hierros a sus príncipes,
alabadle con las cuerdas y la flauta.
5
4
Para dar prudencia a los inexpertos, | alza 21
su voz en las plazas. *
Clama encima de los muros, | en las
9 Alabadle con címbalos resonantes, I perspicacia y circunspección a los jóvenes. entradas
Ejecutando en ellos el juicio escrito. alabadle con címbalos de júbilo. 5 de las puertas de la ciudad, y va
Gloria es ésta para todos sus santos. 6 Oyéndolos, el sabio crecerá en doc- diciendo:
Todo cuanto respira alabe a Yavé. trina I y el entendido adquirirá destreza. 22
¡Aleluya! ¡Aleluya! 6 ¿Hasta cuándo, simples, amaréis la
Para entender las sentencias y los simpleza, | y petulantes, os complaceréis
1 dichos agudos, | las palabras de los sa- en la petulancia, | y aborreceréis, necios,
1 *E(\J " El objeto de este Balmo, como el de los precedentes, que por muchos siglos formaron
el último en el oficio de laudes y que parecen, en efecto, constituir uno solo, es la invi-
bios
7
y sus enigmas.
El principio de la sabiduría es el te-
la disciplina?
23
tación dirigida a todas las cosas a alabar a Dios.
mor de Yavé, | y son necios los que des- derramaré Volveos a mis requerimientos. | Yo
precian la sabiduría y la disciplina. * sobre vosotros mi espíritu | y os
daré24
a saber mis palabras;
Pues os he llamado y no habéis escu-
chado, I tendí mis brazos y nadie se dio
P R I M E R A P A R T E por entendido;
25
Antes desechasteis todos mis conse-
EXHORTACIÓN AL ESTUDIO DE LA jos26I y no accedisteis a mis requerimientos.
R O E R B O SABIDURÍA También yo me reiré de vuestra ruina |
(1,8-9,18) y me burlaré cuando venga sobre vos-
otros el terror;
Las malas compañías 27
Cuando sobrevenga como huracán el
8
1. Ciencia popular se llama a la encerrada en los proverbios. Era el Oriente Escucha, hijo mío, las amonestaciones espanto | y como torbellino os sorprenda
muy fecundo en esta ciencia, y no es de extrañar que abundase también entre los de tu padre | y no desdeñes las enseñan- la ruina, | cuando sobrevenga la adversi-
hebreos. De Salomón se dice, en ponderación de su sabiduría, que pronunció 3.000 pa- zas de tu madre; dad28
y la angustia;
9
rábolas. Son estas parábolas los proverbios, expresados, como es frecuente, en forma Porque serán corona de gloria en tu Entonces me llamarán, y yo no res-
cabeza I y collar en tu cuello. ponderé; I me buscarán, pero no me ha-
figurada o mediante una comparación, v.gr., «quien a buen árbol se arrima...», etc. 10
Hijo mío, si los malos pretenden se- llarán. 29
2. El libro de los Proverbios encierra una rica colección de sentencias expresadas ducirte, I no consientas; si te dicen: Por haber despreciado la sabiduría I
en verso; muy frecuentemente en dísticos antitéticos, a fin de poner más de relieve, 11
«Ven con nosotros, | pongamos ase- y no 30
haber seguido el temor de Yavé,
con el contraste, las dos ideas de la máxima. Los nueve primeros capítulos sirven de chanzas a la vida ajena, | tendamos a pla- Y no haberse agradado de mis con-
introducción al libro y contienen una apremiante invitación a escuchar la sabiduría cer12lazos contra el justo. * sejos I y haber menospreciado mis reque-
y el elogio de ésta. Se destaca entre estos capítulos el octavo, que habla de la sabiduría Traguémoslos vivos, como el seol; I rimientos. 31
de Dios, cooperadora suya en la creación del mundo, por la que se derramó en las enteros, como los que bajan al sepulcro. Comerán el fruto de sus obras | y se
13
criaturas todas, de donde los hombres la pueden sacar, aparte de la especial comunica- Tendremos toda suerte de riquezas, I hartarán 32
de sus consejos;
henchiremos nuestras casas de despojos; Porque ese desvío llevará a los sim-
ción y familiaridad que dice tener con ellos. Sigue luego una larga serie de proverbios, 14
Tendrás tu parte como todos nos- ples a la muerte | y la prosperidad de los
que abarca los capítulos 10-22, atribuidos a Salomón. Después, otra serie más otros, I no habrá más que una bolsa para necios los perderá.
33
corta, que lleva el título «Sentencias de los sabios». Otra serie de proverbios de Salo- todos». Pero quien me escuche vivirá tran-
15
món, recogida por los sabios de Ezequías, llena los cinco capítulos siguientes. Lo que No te vayas con ellos, hijo mío; | ten quilo, I seguro y sin temor de mal.
resta puede considerarse como apéndice: las palabras de Agur, hijo de Jaqué; la ex- tus pies muy lejos de sus sendas;
hortación de la madre de Lemuel y el elogio del ama israelita, que es un hermoso !* Porque corren sus pies al mal | y se Excelencias de la sabiduría
1
apresuran a derramar sangre. Hijo mío, si recibes mis palabras |
poema alfabético.
El libro se atribuye a Salomón, aunque ya se ve que no es todo del Rey Sabio,
17
Pues en vano se tiende la red | a los
ojos de las aladas aves.
2 y guardas dentro de ti mis manda-
mientos,
como se atribuye a David el Salterio, por ser el principal de los salmistas. También, 1
como la del Salterio, la compilación de los proverbios, puesto que contiene bastantes •I Según indicamos en la Introducción, los Proverbios se dicen de Salomón por ser el princi-
• pal autor, como su padre lo fue de los Salmos.
cosas posteriores a Salomón, debe de ser posterior a él, acaso de la época de Ezequías. 7
El temor de Dios es el principio de la sabiduría, que nos encamina hacia Dios, como dispo-
sición subjetiva que prepara el ánimo para escuchar, entender y aceptar las enseñanzas de la sabi-
duría. Consideremos el orgulloso, que desprecia a Dios y sus enseñanzas, y veremos cuan mal dis-
Título y argumento (1,1-7).—PRIMERA PARTE: Exhor- puesto está para entender esta ciencia moral, que exige para su inteligencia la pureza del ánimo.
SUMARIO tación al estudio de la sabiduría (1,8-9,18).—SEGUNDA
1J
Desde la primera página se nos ofrece la lucha entre el malvado y el justo, que tanto aparece
en el2 0 Salterio.
P A R T E : Parábolas de Salomón (10,1-22,16).—TERCERA P A R T E : Sentencias Hermosa prosopopeya de la Sabiduría llamando a todos a si.
Náocw-Co lunga •B¿
674 675 PROVERBIOS 3-5
PROVERflIOl 2-3

2 Dundo atento oído a la iibldurlu I e


3
Que no te abandonen jamás la bon- res | ni de la ruina de los impíos cuando t 2 Así, cuando anduvieres no se enreda-
Inclinando tu corazón a la prudencia; dad y la fidelidad; | átatelas al cuello, es- venga.
26
rán tus pasos, | y aun corriendo no trope-
•' Si invocas a la inteligencia | y a voces críbelas en tu corazón, Porque Yavé será tu confianza | y pre- zarás.
llamas a la prudencia; 4
Y hallarás favor y buena opinión 1 servará tu pie de quedar preso. 13 Retén firmemente la disciplina, no la
4
Si la buscas como se busca la plata, | ante Dios y ante los hombres. dejes;
14
I guárdala, mira que es tu vida.
cual si excavaras un tesoro, 5
Confía en Yavé de todo corazón | y no Atenciones debidas al prójimo No te metas por las sendas del im-
5
Entonces tendrás el temor de Yavé [ te 6apoyes en tu prudencia. 27 pío, I no vayas por el camino de los malos.
No niegues un beneficio al que lo !5 Esquívale, no pases por él; | tente
y hallarás el conocimiento de Dios. En todos tus caminos piensa en El, | necesita, | siempre que en tu poder esté apartado de él, pasa de lejos.
6
Porque Yavé da la sabiduría I y de su y El allanará todas tus sendas. el 28
hacérselo; 16
boca derrama ciencia e inteligencia. 7
No te tengas por sabio; | teme a Dios Esos no duermen tranquilos si no han
7 No le digas al prójimo: «Vete y vuel- hecho el mal; | huye de ellos el sueño si no
Da salud a los justos | y se hace escudo y evita
8
el mal. ve, | mañana te lo daré», si es que lo tienes han hecho alguna maldad.
de los que proceden rectamente. Que será sanidad para tu carne | y a mano.
8
Defiende el camino de la rectitud | y refrigerio para tus huesos. 29 17 Comen el pan de la maldad I y beben
9 No trames mal alguno contra tu pró- el vino de la violencia.
protege las sendas de sus santos. Honra a Dios de tu hacienda, | de las jimo | mientras él confía en ti. 18
9 Entenderás entonces justicia y juicio I primicias de todos tus frutos, 30 Mas la senda de los justos es como
No pleitees con nadie sin razón | si luz de aurora, | que va en aumento hasta
y equidad; en suma, buen camino. 10 Y estarán llenas tus trojes I y rebosa- no3 te ha hecho agravio.
rá de mosto tu lagar. ser pleno día.
> No envidies al injusto | ni sigas sus 19
Al contrario, el camino del impío y
L a sabiduría aparta de las malas caminos, la tiniebla, | y no ven dónde tropiezan.
32
compañías Excelencias de la sabiduría Porque el perverso es abominado de 20
Hijo mío, atiende a mis palabras, I
10 11
No desdeñes, hijo mío, las lecciones Yavé, | que sólo tiene sus intimidades para inclina tu oído a mis razones.
Cuando entre en tu corazón la sabi- el justo.
duría | y sea dulce a tu alma la ciencia, de tu Dios; | no te enoje que te corrija, 33 21 No se aparten nunca de tus ojos, I
11 12 Porque al que Yavé ama le corrige, | En la casa del impío está la maldi- guárdalas dentro de tu corazón.
Te guardará el consejo I y te preser- ción de Yavé, I que bendice la morada del 22
vará la inteligencia y aflige al hijo que le es más caro. Que son vida para quien las acoge I
12 13
Bienaventurado el que alcanza la sa- justo. y sanidad para su carne.
Para librarte de los caminos de los 34
Escarnece a los escarnecedores | y da 23
malos, | de los hombres de perversos ra- biduría | y adquiere inteligencia; Guárdalas en tu corazón con toda
14
Porque es su adquisición mejor que su 35gracia a los humildes; cautela, ] porque son manantial de vida.
zonamientos ; Da honra a los sabios | y reserva la in- 24
13
Que, dejado todo buen camino, I van la de la plata | y es de más provecho que Lejos de ti toda falsía de la boca | y
el 15
oro. famia para los necios. aparta de ti toda iniquidad de los labios.
por sendas tenebrosas,
14 Es más preciosa que las perlas I y no 25 Mira siempre de frente con tus ojos, I
Se gozan en hacer el mal ! y se huel- Lección paternal
gan en la perversidad del vicio, hay16
tesoro que la iguale; vayan tus párpados derechos ante ti.
26
15
Siguen caminos tortuosos | y se ex- Lleva en su diestra la longevidad | y 1
Oíd, hijos míos, la doctrina de un Mira bien dónde pones el pie | y sean
travían en sus andanzas. en su siniestra la riqueza y los honores. I
De su boca brota la justicia | y lleva en la
4 padre | y atended bien para apren- rectos
27
todos tus caminos.
No te desvíes a la derecha ni a la
16 Te preservará de la mujer ajena, I de der2 prudencia,
la 17extraña que halaga con sus palabras, * lengua la ley y la misericordia (LXX). * Porque la doctrina que os enseño es izquierda | y aparta del mal todos tus
17
Que deja al compañero de su moce- Sus caminos son caminos deleitosos | buena; | no desdeñéis, pues, mis enseñan- pasos.
dad | y se olvida de la alianza jurada por y son paz todas sus sendas. zas.
18
Es árbol de vida para quien la consi- 3 H u y e de las malas mujeres
su 18Dios. También fui yo hijo pequeñito de mi 1
gue; | quien la abraza es bienaventurado. Hijo mío, atiende a la sabiduría, |
minos
19
Su casa lleva a la muerte, | y sus ca-
a la región de las sombras.
19
Con la sabiduría fundó Yavé la tie-
padre, | unigénito bajo la mirada de mi
madre; 52
da oídos a la inteligencia,
Cuantos entran no vuelven más, [ ni rra, | con la inteligencia consolidó los 4
Y él me enseñaba, diciéndome: I «Pon Para guardar el consejo | y mantener
toman las veredas de la vida. cielos.
20 atención a mis palabras, | pon por obra en3 tus labios la ciencia.
2 Con su ciencia hizo brotar las fuen-
" Así seguirás la recta senda | e irás por mis5 mandatos y vivirás. Miel destilan los labios de la mujer
el 21camino de los justos; tes | y por ella los cielos destilan el rocío. Sabiduría ante todo; adquiere la sabi- extraña | y es su boca más suave que el
Pues los justos habitarán la tierra | y duría; | no la olvides, no te apartes de los aceite.
4
los22rectos permanecerán en ella; Felicidad del justo dichos de mi boca. Pero su fin es más amargo que el ajen-
6 jo, I punzante como espada de dos filos. *
Mas los impíos serán arrancados de la 21
Hijo mío, no la pierdas nunca de vis- No la abandones y te guardará; | áma- 5
tierra ! y los prevaricadores serán desarrai- la 7y ella te custodiará». Van sus pies derechos a la muerte, |
gados. ta ; | guarda siempre la prudencia y el con- llevan sus pasos al sepulcro.
sejo, He aquí el principio de la sabiduría,:
22 adquirir la sabiduría, I a toda costa adqui- 6 No va por el camino de la vida, [ va
Que serán vida para tu alma | y gra- errando por el camino sin saber adonde.
Frutos de la honestidad cia23para tu cuello. rir8 la prudencia. 7
Tenia en gran estima, y ella te ensal- Óyeme, pues, hijo mío, | y no te apar-
1 Hijo mío, no te olvides de mis en- Entonces irás confiado tu camino | y
3 señanzas, i conserva mis preceptos no24tropezará tu pie.
Cuando te acostares no sentirás te-
zará | y te honrará si la abrazas.
9
Pondrá en tu cabeza corona de gra-
tes8 de las razones de mi boca.
Tente siempre lejos de su camino | y
en2 tu corazón; cia, | te ceñirá espléndida diadema. no te acerques a la puerta de su casa,
Porque te darán vida larga, | largos mor 25
; | te acostarás y dormirás dulce sueño. 9
Para no dar tu honor a los extraños I
días de vida y prosperidad. No tendrás temor de repentinos pavo- y tus años a un cruel;
L a recta senda 10
i« A b u n d a n en los Proverbios sentencias como ésta, que pone en m u y mal lugar la honesti- 10
Para que no disfruten extraños de tu
2 dad de las mujeres hebreas. Lo natural es suponer que en Israel, como en todas partes, lo or-
Oye, hijo mío, y recibe mis palabras, | hacienda | y vayan tus trabajos a casa de
y se multiplicarán los años de tu vida. un11extraño,
dinario fuese que la mujer se viera solicitada por el hombre y cayera en el pecado dejándose llevar 11
de tales solicitaciones. Con esto, el hombre siempre resultará el principal culpable. Si hubiera sido Que te enseño el camino de la sabidu- Y al fin tengas que llorar | cuando
la mujer la creadora del ambiente social o el autor de los Proverbios, hubiera mirado a adoctrinar ría | y te encamino por el recto sendero. | veas consumidos tu carne y tu cuerpo,
a las mujeres; sin duda que nos hubiera mostrado el reverso de la medalla.
4
l« La sabiduría, que implica la honradez, la prudencia, la inteligencia en la administración La ley condenaba a muerte a los adúlteros, y sin duda que, como ocurre hoy en las tribus
3 de la casa y de la hacienda, reporta todos estos frutos de que aquí nos habla el autor. del desierto arábigo, esta ley no dejaría de cumplirse en muchos casos con todo rigor.
PROVERBIOS 5-6 676
12
Y hayas de exclamar: |Ay de mi, cerse, | un poco mano sobre mano des- 677 PROVERBIOS 6-8
que odié la disciplina | y no di oídos a los cansando, 33
11
Y sobreviene como correo la mise- Se hallará con palos e ignominia | y en la red, | sin saber que le va en ello la
que3 me adoctrinaban! vida.
1 No escuché la voz de los que me edu- ria | y como ladrón la indigencia. su34afrenta no se borrará nunca. 24
Porque los celos del marido le ponen Óyeme, pues, hijo mío, | y atiende a
caban | y no di oídos a los que me ense- furioso | y no perdona el día de la ven- las palabras de mi boca.
ñaban. El malo 25
14 ganza. No dejes ir tu corazón por sus ca-
Por poco no he llegado al extremo 12
El hombre malo es digno de despre- 35 minos, | no yerres por sus sendas.
de mis males, I en medio del consejo de la No se contentará con una indemni- 26
cio, | anda en mendacidad de boca, zación | y no aceptará dones por grandes Porque a muchos ha hecho caer tras-
asamblea.
15
13
Hace guiños con los ojos, refriega que sean. pasados | y son muchos los muertos por
Bebe el agua de tu cisterna, | los rau- los pies, | habla con los dedos, ella.
dales de tu pozo. 14
Tiene el corazón lleno de maldad | y 27
Su casa es el camino del sepulcro, |
16
¿Quieres derramar fuera tus fuen- Los halagos seductores
siembra siempre la discordia. que baja a las profundidades de la muerte.
tes, | por las plazas las aguas de tu río? 15
Por eso vendrá sobre él de improvi- 'l i Hijo mío, atiende a mis palabras |
17
Tenias para ti solo, | no para que so la ruina | y será quebrantado súbita- y pon dentro de ti mis enseñanzas. Invitación de la sabiduría
contigo las beban los extraños. 2
18 mente y sin remedio. Guarda mis preceptos y vivirás, 3
| sea 1
¿No está ahí clamando la sabidu-
Bendita tu fuente, I y gózate en la
compañera
19
de tu mocedad, Cosas odiosas a Dios
mi ley como la niña de tus ojos. 1 Átate-
los al dedo, | escríbelos en la tabla de tu 8 2
ría | y dando voces la inteligencia?
En los altos cabezos, junto a los ca-
Cierva carísima y graciosa gacela; | 16 corazón.
embriagúeme siempre sus amores | y re- Seis cosas aborrece Yavé | y aun 4 minos, | en los cruces de las veredas se
Di a la sabiduría: «Tú eres mi her- para;
créente siempre sus caricias. siete abomina su alma: mana», | y llama a la inteligencia tu pa- 3
20
¿Para qué andar loco, hijo mío, tras 17 Ojos altaneros, lengua mantirosa, I riente, En las puertas, en las entradas de la
la extraña [ y abrazar en tu seno a una ex- manos que derraman sangre inocente. 5
Para que te preserven de la mujer voces: | en los umbrales de las casas da
ciudad,
tranjera? !8 Corazón que trama iniquidades, | ajena, | de la extraña de lúbricas palabras. 4
21
Los caminos del hombre están a los pies que corren presurosos al mal, 6 A vosotros, mortales, clamo, | y me
19 Estaba yo un día en mi casa a la ven- dirijo a los hijos de los hombres.
ojos de Yavé. | El ve todos sus pasos. Testigo falso, que difunde calumnias | tana | mirando a través de las celosías, 5
22
El impío queda preso en su propia y enciende rencores entre hermanos. 7 Entended, ¡oh simples!, la cordura, |
Y vi entre los simples un joven, | en- y vosotros, necios, entrad en la discreción.
iniquidad | y cogido en el lazo de su culpa. tre8 los mancebos un falto de juicio,
23
Morirá por falta de disciplina | y su H u y e de la mujer disoluta Que pasaba por la calle junto a la es- palabras 6 Escuchad, que voy a deciros nobles
gran necedad le perderá. 20 quina | e iba camino de su casa. | y abriré mi boca a sentencias
Guarda, hijo mío, los mandatos de
tu padre I y no des de lado las enseñan-
9
Era el atardecer, cuando ya obscu- de7 rectitud. Si; mi boca dice la verdad, | pues
Evitar los e m p e ñ o s zas2 de tu madre. recía, | al hacerse de noche, en la tiniebla.
i Ten siempre ligado a ellos tu cora-
10
Y he aquí que le sale al encuentro aborrezco 8
los labios inicuos.
Todos mis dichos son conforme a la
1 Hijo mío, si saliste fiador por tu
6 prójimo, | si has estrechado la mano zón, | enlázalos a tu cuello.
22
Te servirán de guía en tu camino | y
una mujer | con atavío de ramera y astu- justicia;
to corazón. | nada hay en ellos de tortuoso y
del extraño;
2 velarán por ti cuando durmieres, | y cuan-
11
Era parlanchína y procaz | y sus pies perverso. 9
Todos son rectos para la persona in-
Si te has ligado con tu palabra | y te no12sabían estarse en casa;
do te despiertes te hablarán;
has3 dejado coger por tu boca, 23
Porque antorcha es el mandamiento, Ahora en la calle, ahora en la plaza, | teligente
la 10sabiduría.
| y razonables para el que tiene
Haz esto, hijo mío, para librarte, I ya acechando por todas las esquinas.
y luz la disciplina, | y camino de vida la
que has caído en manos de tu prójimo: |
corrección del que te enseña.
13
Cogióle y le abrazó, | y le dijo con plata,Recibid mi enseñanza, mejor que la
| y la ciencia, mejor que el oro fino,
Ve sin tardanza y asegúrate de tu amigo. 24 toda desvergüenza:
4
No des sueño a tus ojos, | no des re- Para que te guarden de la mala mu- 14 ii Pues la sabiduría vale más que las
jer, | de los halagos de la mujer ajena. * «Tenía que ofrecer un sacrificio, | y
poso a tus párpados. 25 hoy he cumplido ya mis votos; piedras preciosas, I y cuanto hay de co-
5
Ponte a salvo como de la mano del No codicies su hermosura en tu co- 15 diciable no puede comparársele.
razón, ! no te dejes seducir por sus mi- Por eso te he salido al encuentro; |
cazador el corzo, | como el pájaro del iba16 en busca de ti y ahora te hallo.
lazo del parancero. radas; Excelencia de la sabiduría
26
Porque si la prostituta busca un pe- He ataviado mi lecho con tapices, |
dazo de pan, I la casada va a la caza de con telas de hilo recamado de Egipto; i 2 Yo, la sabiduría, tengo conmigo la
La pereza 17
una vida preciosa. He perfumado mi cámara | con mirra, discreción; | poseo la ciencia y la cor-
6
Ve, ¡oh perezoso!, a la hormiga; | mi- 27
¿Puede alguno llevar fuego en su re- áloe y cinamomo. dura.
18
ra sus caminos y hazte sabio. gazo | sin quemarse los vestidos? Ven, embriaguémonos de amores has- 13 Temer a Dios es aborrecer el mal; |
7
No tiene capitán, | ni rey, ni señor. 28
¿Quién andará sobre brasas | sin que ta 19la mañana, | hartémonos de caricias. la soberbia, la arrogancia, el mal cami-
8
Y se prepara en el verano su mante- se 29le abrasen los pies? Pues mi marido no está en casa, | ha no, 4I la boca perversa, las detesto.
nimiento, | reúne su comida al tiempo de Así el que se acerca a la mujer aje- salido
20
para un largo viaje; 1 Mío es el consejo y la habilidad; | mía
la mies. | O ve a la abeja y aprende cómo na, | no saldrá indemne quien la toca. Se ha llevado la bolsa [ y no volverá la 15inteligencia, mía la fuerza.
trabaja | y produce rica labor, | que re- 30
¿No es tenido en poco el ladrón cuan- hasta21
el plenilunio». Por mí reinan los reyes | y los jueces
yes y vasallos buscan para sí | y todos do roba | para saciar su hambre, si la Con la suavidad de sus palabras le administran la justicia. *
apetecen, | y siendo como es pequeña y tiene? rindió | y con sus halagos le sedujo; 16 Por mí mandan los príncipes | y go-
22
flaca, ! es por su sabiduría tenida en mu- 31
Y si es cogido tendrá que pagar el Y se fue tras ella entontecido, | como biernan 17
los soberanos de la tierra.
cha estima. * séptuplo | de toda la hacienda de su casa. buey que se lleva al matadero, | como Amo a los que me aman, | y el que
9
¿Hasta cuándo, perezoso, dormirás; | 32
Pero el adúltero es un mentecato; | ciervo cogido en el lazo, me busca me hallará.
23
cuándo despertarás de tu sueño? sólo quien quiere arruinarse a sí mismo Hasta que una flecha le atraviesa el 18 Llevo conmigo el bienestar y la hon-
10
Un poco dormitar, un poco adorme- hace tal cosa. flanco, | o como pájaro que se precipita ra, I sólidas riquezas y justicia.

C
24
8
Lo que se dice de la abeja no se lee en el texto hebreo; está tomado de los LXX. 8 15
Esto puede entenderse d e dos m a n e r a s : q u e de la Sabiduría les viene el poder de reinar
y administrar justicia o q u e por ella tienen aquellas disposiciones de ánimo q u e son necesarias
^ Es la segunda vez que se habla del mismo tema. Indicio de un estado moral poco lisonjero. para gobernar y administrar justicia. Con frecuencia se entiende en el primer sentido, confundiendo
Y eso a pesar de las duras sanciones de la Ley. la Sabiduría con la ley eterna y natural; pero más bien se debe entender en el segundo sentido,
según lo q u e se dice en el v.14.
PROVERBIOS 8-10 678 679 PROVERBIOS 10-11
19 2
Mi fruto es mejor que el o r o p u r o ; | E l b a n q u e t e d e la s a b i d u r í a N o aprovechan las riquezas mal ad- de juego, | y lo es para el sensato ser sabio.
24
mi ganancia, mejor que la plata acriso- 1 quiridas, I mas la justicia salva de la Sobre el impío vendrá lo que él se
lada.
20 Voy p o r las sendas de la justicia, |
9 2
La sabiduría se ha edificado su ca-
sa, | labró sus siete columnas. * muerte.
3
Yavé no dejará hambrear al justo, I
teme, | mas el justo verá colmados sus
deseos.
por los senderos de la equidad, M a t ó sus víctimas y mezcló su vino, | 25
21 aderezó su mesa. pero dejará insaciados los apetitos del C o m o pasa el huracán, deja de ser el
Para heredar ricamente a los que me 3 malvado. impío, I mas el justo permanece para
a m a n | y henchir sus tesoros. M a n d ó sus doncellas a invitar | desde 4
lo m á s alto de la ciudad. La m a n o perezosa empobrece; | la siempre.
26
4
El que es simple, venga acá; | al que diligente, enriquece. C o m o el vinagre a los dientes y el
5
L a s a b i d u r í a e n la c r e a c i ó n n o tiene sentido hablo. El que en estío recoge es h o m b r e in- h u m o a los ojos, | así es el haragán para
22 5
Venid y comed mi pan | y bebed mi teligente; I el que duerme al tiempo de quien le m a n d a .
D i o m e Yavé el ser en el principio de siega, se deshonra. 27
El temor de Yavé alarga la vida, |
sus caminos, I antes de sus obras anti- vino, 6
que para vosotros he mezclado. 6
Bendiciones sobre la cabeza del jus- m a s los años del impío serán abreviados.
guas. * Dejaos de simplezas, y vivid, | y an- 28
t o ; I pero la lengua del impío encubre Se cumplirá la esperanza del justo, |
23
Desde la eternidad fui yo ungida; | dad p o r la senda de la inteligencia. violencias. pero se desvanecerá la del impío.
desde los orígenes, antes que la tierra 7
La memoria del justo será bendeci- 29
El camino de Yavé es la fortaleza
Consejos
fuese. 7 d a ; I el n o m b r e del impío será maldito. del perfecto, | pero es el terror de los
24
Antes que los abismos, fui engendra- El que corrige al petulante se acarrea 8
El h o m b r e sensato acepta el m a n d a - malhechores.
da y o ; I antes que fuesen las fuentes de afrenta, | y el que reprende al impío, ul- miento, I pero el lenguaraz lo resiste. 30
El justo no vacilará jamás, I pero el
abundantes aguas; traje. 9
25 8
N o reprendas al petulante, que te El que anda en rectitud va seguro; I impío no durará sobre la tierra.
Antes que los montes fuesen cimen- el que va p o r sendas tortuosas va a la 31
En la boca del justo florece la sabi-
t a d o s ; I antes que los collados, fui yo aborrecerá; | reprende al sabio, y te lo ruina. duría, I pero la lengua del impío será cor-
concebida. agradecerá. 10
26 9
D a consejos al sabio, y se h a r á más El que guiña los ojos acarrea mala- tada.
Antes que hiciese la tierra, ni los 32
Los labios del justo están llenos de
sabio todavía; | enseña al justo, y acre- ventura ; I el que mira francamente, sana. *
campos, I ni el polvo primero de la tierra. gracia; | la boca del impío, de perver-
27 cerá su saber.
C u a n d o fundó los cielos, allí estaba sidad.
y o ; I cuando puso una bóveda sobre la io El principio de la sabiduría es el te- E l h a b l a r del justo
faz del abismo. m o r de Yavé; I conocer al Santo, eso es 11
Fuente de vida es la boca del justo, | 1 La balanza falsa es abominable
28
Cuando daba consistencia al cielo en inteligencia.
lo alto, I cuando d a b a fuerza a las fuentes
11
P o r q u e p o r mí se aumentarán tus
pero la boca del malvado encubre la vio-
lencia.
11
agrada.
a Dios, I m a s la pesa cabal le
del abismo. dias | y se te añadirán años de vida. 12
El odio enciende las contiendas, | 2
Detrás de la soberbia viene la des-
29 12
C u a n d o fijó sus términos al m a r | Si eres sabio, p a r a ti lo serás; | si mientras que el a m o r encubre las faltas. h o n r a , I con la modestia va la sabiduría.
para que las aguas no traspasasen sus lin- eres petulante, tú lo pagarás. 13
En los labios del prudente se halla 3
La integridad guía al recto, | la propia
deros. I C u a n d o echó los cimientos de la la sabiduría; | para las espaldas del in- malicia es la ruina del pérfido.
tierra, La necedad 4
30 13 sensato es la vara. D e nada sirven las riquezas el día de
Estaba yo con El como arquitecto, | Señora necedad es alborotadora, | es 14
El sabio esconde su ciencia, | la boca la ira, | pero la justicia libra de la muerte.
siendo siempre su delicia, | solazándome ignorante, 14
no sabe n a d a . del necio anuncia la ruina. 5 La justicia del justo le allana el ca-
ante El en todo t i e m p o ; Se sienta a la puerta de su casa | o 13
L a hacienda del rico es su fortale- mino, I el malvado cae p o r su misma
31
Recreándome en el orbe de la tie- en 15u n a silla, en lo más alto de la ciudad, za, I la indigencia del p o b r e es su des- malicia.
rra, I siendo mis delicias los hijos de los Para invitar a los que pasan | y van aliento. * La justicia del justo le salva, I los
hombres. su camino. 16
La ganancia del justo es para vida, | fraudulentos son cogidos en su mismo
32 16
Oídme, pues, hijos m í o s ; | bienaven- El que es simple venga acá; | al que la del impío, en vicios se le va. pecado.
turado el que sigue mis caminos. no tiene sentido hablo. 17
Va p o r senda de vida el que acepta 7
A la muerte del impío perece su espe-
33 1 7
Atended al consejo y sed sabios, | y Son dulces las aguas hurtadas, | y el la corrección, | el que no la acepta va p o r ranza, I y la confianza del malvado que-
no lo menospreciéis. p a n de tapadillo, el más sabroso. camino falso. da burlada.
34 18
Bienaventurado quien m e escucha, | Y no se dan cuenta de que allí está 18
El de labios mendaces encubre el 8
El justo es librado de la tribulación, |
y vela a mi puerta cada día, | y es asiduo la muerte | y de que sus invitados van a lo odio, I el que esparce la difamación es pero el impío entra en ella en vez de aquél.
en el umbral de mis entradas, profundo del averno. un necio.
35 19
Porque el que me halla a mí, halla En el m u c h o charlar no falta el pe- El bien público
la vida | y alcanzará el favor de Yavé. S E G U N D A P A R T E cado, I el que refrena sus labios es sabio. 9
36
Y al contrario, el que me pierde, a sí 20
Plata acrisolada es la boca del jus- El impío con su boca arruina al pró-
mismo se daña, | y el que m e odia, ama PARÁBOLAS DE S A L O M Ó N
to, I el corazón del implo n o vale nada. jimo, I el justo con su sabiduría le salva.
10
la muerte. (10,1-22,l6) 21
Los labios del justo nutren a m u - La prosperidad del justo alegra a la
•j A i El hijo sabio es la gloria de su chos, I el necio muere p o r falta de en- ciudad, I y cuando perece el impío hace
• l " p a d r e ; | el hijo necio, la tristeza tendimiento. fiesta.
11
de su madre. La bendición del justo engrandece a
L a dicha del virtuoso la ciudad, I la boca del impío la abate.
12
22 Este hermoso trozo nos explica los orígenes de la Sabiduría. Ella existió con Dios antes de El insensato desprecia al prójimo, |
22
todas las cosas, es decir, que es eterna como Dios (22-26); tomó parte en la creación de las cosas La bendición de Dios es lo que enri- p e r o el prudente se calla.
13
como arquitecto de Dios (27-30), por cuanto Dios, que todo lo hizo con sabiduría, se guiaba de ésta. quece, I nuestro afán no le añade nada. * El chismoso descubre los secretos, |
Ella se recrea en contemplar sus obras y, sobre todo, en comunicarse a los hijos de los hombres, 23
Hacer el mal es para el necio cosa el h o m b r e fiel lo encubre todo.
a fin de hacerlos sabios e inteligentes. El prólogo de San Juan y otros pasajes paralelos de San Pablo
son explicaciones plenas de este texto al hablarnos del Verbo, por quien todo fue creado y todo sub-
siste (Jn 1,3; Col 1,15 ss.). •f A 10 El guiñar el ojo significa la doblez de ánimo, opuesta a la franca sinceridad, que siem-
1
' "2 2 pre gana los ánimos de los contendientes y los reduce más fácilmente a la concordia (cf. 16,30).
El banquete, tantas veces empleado en la Escritura como comparación del reino del cielo, No habrá de tomarse esta sentencia como una invitación a esperarlo todo de Dios, quedán-
9 aquí lo es de la comunicación de la sabiduría, que en substancia no está lejos de coincidir dose mano sobre mano, sino como una expresión de la inutilidad de nuestros esfuerzos, si Dios
con aquél. no ios bendice. «A Dios rogando y con el mazo dando», según reza nuestro refrán.
PROVERBIOS 11-13 680 681 PROVERBIOS 13-14
14 2
D o n d e no hay gobierno va el pueblo de ser, | pero la casa del justo queda en pie. D e l fruto de su rectitud gozará el del pecador está reservada para el justo.
8 23
a la ruina, | en la abundancia del consejo C a d a u n o es alabado según su sabi- h o m b r e ; | el deseo de los desleales es la Lo que rotura el pobre da pan en
está la salvación. duría, | pero el de perverso corazón es prepotencia. abundancia; | mas por la impiedad se
15 3
A n d a r á en ansiedad el que sale fia- menospreciado. El que guarda su boca, guarda su disipa la hacienda.
9 24
dor de otro, | el que rehuye la fianza vi- Mejor está el h o m b r e obscuro que tie- vida; | el que mucho abre sus labios, bus- Odia a su hijo el que da paz a la
virá tranquilo. ne qué comer | que el presuntuoso que ca su ruina. vara; | el que le ama se apresura a co-
16 4
La mujer prudente es gloria de su ma- carece de pan. Desea el haragán, pero n a d a logra; I rregirle.
25
rido; | trono de deshonra es la mujer que 1° El justo provee a las necesidades de mas el alma del diligente se saciará. El justo tiene p a n a saciedad; | pero
5
aborrece la justicia. | Los perezosos ca- sus bestias, I pero el corazón del impío Odia el justo t o d a palabra mentiro- el vientre del impío hambreará.
recen de bienes, | pero los laboriosos ad- es despiadado. sa; | pero el impío se deshonra y cubre
11
quieren riquezas. El que labra su campo tendrá p a n de vergüenza.
a saciedad, I pero el que se va tras los va-
6
La justicia conserva íntegro al h o m -
bre, | el pecado subvierte al pecador.
H l La mujer prudente edifica la ca-
s a ; I la necia, con sus manos la
Beneficencia gabundos es u n insensato. destruye.
12 2
El deseo del impío es una red de m a - El que a n d a en rectitud teme a Ya-
17
El misericordioso se hace bien a sí les, | la raíz del justo es fructífera. Pobreza y riqueza vé; I el que va por sendas tortuosas le
mismo; I el de corazón duro, a sí mismo 7 desprecia.
se perjudica. La lengua H a y quien se las da de rico y n o tiene 3
En la boca del necio está la vara de
18
El impío hace ganancias vanas; | el 13 El malvado se enreda en pecados de n a d a , | y quien teniendo mucho se hace
la soberbia; | m a s los labios del sabio
que siembra justicia, ése de verdad gana. lengua, | el justo se libra de ellos. el pobre.
8 son su guarda.
19
El que sigue la justicia va a la vida, | 14
D e los frutos de su boca se sacia el El rico, con sus riquezas, puede resca- 4
Sin bueyes, el granero está vacío; |
el que va tras el mal corre a la muerte. h o m b r e , | y según él trata, así será tra- t a r la vida; | pero el pobre no tiene con
por la fuerza del buey hay pan en abun-
20
Los de corazón malo son abomina- t a d o . qué rescatarse.
9 dancia.
bles a Yavé, | los de perfectos caminos !5 Al necio le parece derecho su cami- La luz del justo brilla espléndidamen- 5
El testigo fiel no miente; I el testigo
le son gratos. n o , | el sabio atiende a los consejos de los t e ; | pero la lámpara del impío se extin-
falso profiere mentiras.
21
M á s p r o n t o o más tarde no quedará sabios. guirá.
* Busca el petulante la sabiduría, pero
impune el malvado, | pero la prole del 16 El necio luego al p u n t o descubre su 1° La soberbia sólo contiendas ocasio-
n a d a ; | mas para el prudente es fácil
justo escapará. cólera, 1 el sensato sabe disimular u n a n a ; | pero es sabio quien toma consejo.
11 alcanzarla.
22
Anillo de oro en jeta de puerco | es afrenta. Riqueza hecha de prisa, se va; | el 7
Apártate del necio, | en quien no
la mujer bella, pero sin seso. 17
El que habla verdad declara lo jus- q u e p o c o a p o c o allega, | crece.
2 hallarás labios de ciencia.
23
El deseo del justo se logra, | pero el t o , | pero el testigo falso lo disfraza. 1 Esperanza que se dilata, aflige el co- 8
La ciencia del cuerdo está en cono-
impío no puede esperar más que ira. 1 8
H a y quien al hablar da tantas esto- r a z ó n ; | deseo satisfecho es árbol de vida.
24
cer su c a m i n o ; | al necio le engaña su
Hay quien derrama y siempre tiene cadas c o m o palabras, i pero la lengua necedad.
más, | otro que ahorra m á s de lo justo del sabio cura las heridas. Docilidad 9
El necio desprecia la expiación; | en-
19
y empobrece. El labio veraz mantiene siempre la 13
El que menosprecia el m a n d a t o pe- tre los justos habita la benevolencia.
25
Él benéfico se sacia, | y quien larga- palabra; | la lengua mentirosa, sólo por recerá p o r ello; | el que lo respeta tendrá 1° El corazón conoce sus amarguras, |
mente da, largamente tendrá. un m o m e n t o . su recompensa. pero en sus alegrías no tiene parte el
26 20
Al que acapara el trigo le maldice El corazón del que maquina el mal 1 4 La enseñanza del sabio es fuente de extraño.
el pueblo, | sobre la cabeza del que lo es fraudulento, | alegre el corazón de los vida I p a r a huir los lazos de la muerte. *
11
La casa del malvado será asolada; |
vende caen bendiciones. de buenos consejos. 1 5 La cortesía concilia gracia; | los m o - la tienda del justo florecerá.
27
El que hace prontamente el bien, bie- 21 Sobre el justo n o vendrá la adversi- dos de los soberbios son ásperos. 12 H a y caminos que nos parecen de-
nes se atrae; | al que busca el mal le ven- dad, | m a s p a r a los impíos t o d o serán l" El cuerdo todo lo hace con conoci- rechos, I pero al fin acaban en la muerte.
drá el mal. males. miento; I el necio va derramando su ne- 13 A u n en la risa hay aflicción de co-
28 22
El que en sus riquezas confía, cae- Los labios mentirosos los aborrece cedad. razón, I y a la alegría sucede la congoja.
r á ; | los justos reverdecerán c o m o follaje. Y a v é ; I se agrada de los que proceden 17
U n mal mensajero precipita en la 1 4 El insensato tendrá el fruto de sus
29
El que perturba su casa cogerá vien- sinceramente. desgracia; I el mensajero fiel es remedio obras | y de él gozará también el hombre
23
to, | y el necio será siervo del sensato. El cuerdo encubre su sabiduría; | el saludable. bueno.
30
Él fruto del justo es árbol de vida, | corazón del necio pregona su necedad. 18
Miseria y vergüenza p a r a el que des-
y el sabio roba los corazones. Prudencia
31 Laboriosidad deña la corrección; | m a s el que la guarda
Si el justo tiene en la tierra su paga, | será h o n r a d o . 1 5 El simple todo lo cree; | el pruden-
24
cuánto más el impío y el pecador. La m a n o laboriosa señorea; | la pe- 1 9 El deseo cumplido es deleite del al- te pone atención a sus respuestas.
rezosa se hace tributaria. 16
25 m a ; I pero apartarse del mal es abomina- El sabio es cauto y se aparta del
| O i El que ama la corrección ama la La angustia del corazón deprime al ción p a r a el necio. m a l ; [ el necio se deja llevar a él fácil-
A« sabiduría, I el que odia la correc- h o m b r e , | y u n a palabra buena le con- 20
Ve con los sabios y te harás sabio; | mente.
ción se embrutece. forta. al que a necios se allega le alcanzará la 1 7 El que presto se enoja hará locu-
2 26
El bueno alcanza el favor de Yavé, | El justo aventaja a su prójimo; I el desdicha. r a s ; I pero el h o m b r e reflexivo no se
que condena al de mala vida. camino del impío le lleva a la ruina. impacienta.
3 27
N o se afirma el h o m b r e por la impie- El indolente no asa su pieza, | pero 1 8 El necio a su necedad se atiene, |
E l p r e m i o d e los j u s t o s
dad ; | la raíz del justo no será arrancada. el diligente tiene copiosa abundancia. mientras que el sabio se corona de sa-
4 28
La mujer fuerte es la corona del ma- En el camino de la justicia está la 21 Al pecador le persigue la desventu- biduría.
rido, | la mala es carcoma de sus huesos. vida; I el camino tortuoso lleva a la ra, I pero el justo será bien retribuido. 1 9 Los malos se inclinarán delante de
5 22
Los pensamientos del justo son rec- muerte. El h o m b r e de bien será heredado los buenos, I y los impíos, ante la puerta
titud ; | los consejos del impío, fraude. por los hijos de sus hijos; | la hacienda del justo.
6
Las palabras del impío son para ace- •j O ' E l hijo sabio ama la corrección, |
char la sangre, | la boca del justo la salva. 1 "5 pero el petulante n o escucha la re-
7
Son trastornados los impíos y dejan prensión. Vida vale tanto como felicidad, y lo contrario significa la muerte.
PRovr.Hmos 14-15 682 683 PROVERBIOS 1 5 - 1 7
32 21
ÍO Aun a los parientes es odioso el po- duría, | no así el corazón del necio. El que tiene en poco la corrección me- El sabio de corazón es tenido por
bre; | pero el rico tiene muchos amigos. 8
Yavé abomina el sacrificio del im- nosprecia su alma, I el que la escucha ad- sensato, ¡ y la blandura de los labios hace
2
1 El que desprecia a su prójimo, pe- pío9 | y se agrada de la oración del justo. quiere entendimiento. eficaz
22
la doctrina.
33
ca; | bienaventurado el que tiene mise- Aborrece Yavé el camino del impío; | El temor de Yavé es enseñanza de sa- Fuente de vida es la sabiduría para el
ricordia de los pobres. pero ama al que sigue la justicia. biduría, I y a la honra precede la sumi- que la tiene, | y es castigo del necio la ne-
22
¿No yerra el que maquina el mal? | 10
Molesta la corrección al que va por sión. cedad.
Pero el que obra el bien tendrá miseri- mal camino, | pero el que aborrece la L a providencia El d o n de la palabra
cordia y fidelidad. corrección morirá.
23
En toda labor hay fruto; | pero la 11
Están delante de Yavé el seol y el 1 R ' *"*e' h ° m r , r e es preparar la men- 23
El corazón del sabio hace disertar su
charlatanería empobrece. averno, I cuánto más los corazones de •*• *» te, I pero es Yavé quien da la res- boca I y con sus labios avalora la doc-
24
La cordura del sabio es su coro- los12hombres. puesta
2
de la lengua. trina.
Al hombre le parecen buenos todos 24
na25; | la necedad es el collar de los necios. El petulante no quiere que le corri- Panal de miel son sus suaves senten-
Salva las vidas el testigo veraz; | jan, | por eso no va con los sabios. sus caminos, | pero es Yavé quien pesa las cias, I dulzura del alma y medicina de los
pero el que profiere mentiras es un ase- almas. huesos.
3 25
sino. Encomienda a Yavé todos tus afanes | Hay caminos que al hombre le pare-
L a felicidad y se te lograrán tus pensamientos. cen derechos, | pero a su fin son caminos
Religión y Estado 4
Todo lo ha hecho Yavé para sus fi-
26
13
Corazón alegre hace buena cara, | de26muerte.
El temor de Yavé es la confianza nes, I aun al impio para el día malo. El que trabaja, para si trabaja, | y su
del fuerte, | y sus hijos en él hallarán pero la pena del corazón abate el alma. 5
Aborrece Yavé al de altivo corazón, |
14
El corazón prudente busca la sabi- boca le estimula.
refugio. pronto o tarde no quedará sin castigo. 27
El impío se cava la fosa I y hay en
27
El temor de Yavé es fuente de vida I duría, | pero la boca del necio se com- 6
Con misericordia y verdad se repara
place en la necedad. sus2 8 labios como llama de fuego.
que aleja de los lazos de la muerte. 15 el pecado, I con el temor de Yavé se apar- El perverso excita contiendas | y el
28
El pueblo numeroso es el orgullo Los días del pobre todos son tris- ta el hombre del mal.
tes, | pero la alegría del corazón es un 7 chismoso aparta a los amigos.
del rey; | en la falta de pueblo está la Cuando los caminos del hombre son 29
El hombre malo lisonjea a su próji-
ruina del príncipe. perenne banquete. gratos a Yavé, | aun a los enemigos se con-
29
16
Mejor es poco con el temor de Ya- mo30 I y le lleva por caminos no buenos.
Es tardo a la ira el prudente; | el cilia. El que hace guiños con los ojos ma-
pronto a la ira hará muchas locuras. vé |7que muchos tesoros con la turbación. 8
Mejor es poco en justicia | que mu-
3 1 Mejor comer legumbres donde hay quina engaños, I y el que aprieta los la-
« Corazón apacible es vida del cuer- chas rentas en injusticia. bios ha hecho ya el mal.
po, | y la envidia es la caries de los hue- amor | que comer buey cebado donde 9
Traza el corazón del hombre sus ca- 31
hay odio. Gloriosa corona es la canicie, | se ha-
sos. 18 minos, I pero es Yavé quien dirige sus lla32en el camino de la justicia.
31 El iracundo promueve contiendas, | pasos.
El que maltrata al pobre injuria a el 19
que tarde se enoja aplaca las rencillas. Mejor que el fuerte es el paciente, I y
su Hacedor; | el que tiene piedad del El camino del perezoso es seto de es- El rey el que sabe dominarse vale más que el
pobre
32
le honra. pinas, I el sendero de los rectos es llano. 10 que expugna una ciudad.
El impío es arrastrado en su mal- 20 Un oráculo son los labios del rey; | no 33
En el seno se echan las suertes, | pero
dad; | el justo hallará refugio en su ino- El hijo sabio es la gloria de su padre; | falle, pues, el juicio de su boca.
el 21necio, la vergüenza de su madre. 11 es Yavé quien da la decisión.
cencia. Peso justo y balanza justa son de
33
En el corazón del cuerdo reposa la Al falto de sentido le agrada la nece- Yavé I y obra suya son las pesas de la
dad, I pero el hombre prudente endereza B o n d a d con el prójimo
sabiduría, I que se hace sentir aun entre bolsa.
necios.
34
La justicia engrandece a las nacio-
nes; | el pecado es la decadencia de los
sus22caminos.
Frústranse los planes donde no hay
consejo, | pero se logran por el consejo de
12
Abominable es que los reyes hagan
impiedad, ¡ pues por la justicia se afirman
los13tronos.
n 1
Mejor es un pedazo de pan seco
en paz | que la casa llena de carne
de víctimas y de contiendas.
muchos. Agradan al rey los labios veraces | y 2
El siervo inteligente se impondrá al
pueblos. 23
Gusta saber qué responder, | y la pa-
35 ama al que habla rectamente.
Al ministro inteligente da el rey su hijo deshonroso | y heredará con los her-
labra dicha a tiempo, ¡cuánto bien hace! 14
La cólera del rey es heraldo de la manos.
favor; I al inepto, su desprecio. 24
El inteligente va hacia arriba por el 3
muerte, | el hombre sabio la evitará. El crisol para la plata, la hornaza para
camino de la vida, | para apartarse del se- 15
En la alegría del rostro del rey está el oro, I mas los corazones los prueba
La mansedumbre pulcro abajo. la vida, | su favor es como nube preñada Yavé. 4
1 C ' Una respuesta blanda calma la de lluvia primaveral. El malo escucha al maldiciente | y el
Odiosos y caros a Dios mentiroso da oídos a la lengua mordaz.
* 3 ira; | una palabra áspera enciende 5
la 2cólera. 25
Asóla Yavé la casa del soberbio | y Sabiduría y modestia El que insulta al pobre insulta a su
La lengua del sabio hace estimable afirma los linderos de la viuda. 16
Hacedor I y el que se goza del mal aje-
la doctrina; | la boca del necio no dice 26
Son abominables a Yavé los pensa- Mejor adquirir sabiduría que adqui- no no quedará impune.
6
más que sandeces. mientos del malo | y le son gratas las pala- rir oro, I tener inteligencia vale más que Corona del anciano son los hijos y los
3
Los ojos de Yavé están en todas par- bras limpias. tener plata. nietos, I y los hijos, honra de los padres.
17 7
tes | observando a los malos y a los bue- 27
Perturba su casa el codicioso, | pero el El camino derecho es apartarse del No está bien al necio la grandilocuen-
nos. que aborrece las dádivas vivirá. mal, I guarda su alma el que guarda su cia, I cuánto menos al príncipe la men-
4
La lengua blanda es árbol de vida; | 28
El corazón del justo medita la res- camino.
18
tira.
8
la 5áspera hiere el corazón. puesta, I pero la boca del impío echa fuera La soberbia es heraldo de la ruina, | Piedra de encanto es el cohecho para
El insensato desprecia la corrección su29maldad. y la
19
altivez de corazón, de la caída. el que lo recibe; | adondequiera que se
paterna, | obra prudentemente el que la Lejos de los impíos está Yavé, I mas Mejor es humillar el corazón con los vuelva, cree tener buen suceso.
9
atiende. oye la oración del justo. humildes | que partir con los soberbios los El que quiere amistad encubre las fal-
6
En la casa del justo reina la abun- 30
Rostro radiante alegra corazones, | y despojos.
20
tas, I el que las descubre se enajena el
dancia; | en las rentas del impío, la tur- una buena nueva conforta los huesos. El que pone atención a la palabra ha- amigo.
10
bación. 31
Oreja que escucha la corrección salu- llará el bien, | y quien confía en Yavé es Más efecto le hace al sensato un re-
7
Los labios del sabio derraman sabi- dable I tendrá su puesto entre los sabios. bienaventurado. proche I que cien azotes al necio.
PROVEIIIIIOS 1 7 - 1 9 684 685 PROVERBIOS 1 9 - 2 0
" Rl malvado no busca más que hacer Hablar necio 4
La riqueza allega muchos amigos, | do el necio, | reprende al sensato y ganará
mal, I mas recibirá un cruel mensaje. 6 pero al pobre sus amigos le abandonan. en saber.
12
Mejor es dar con una osa a quien h a n Los labios del necio mueven contien- 5 26
das, | y su boca litigios. Testigo falso no quedará sin castigo, | El que maltrata a su padre y ahuyen-
arrebatado la cría | que con un necio en 7 y el que esparce la mentira no escapará. ta a su m a d r e | es u n hijo infame y deshon-
el frenesí de su necedad. La boca del necio es su ruina, | y sus 6
13 labios, lazo para su vida. Al dadivoso le hacen muchos la rue- roso.
El que devuelve mal por bien | no 8 da, | todos son amigos del munífico.
27
N o des oídos, hijo mío, al resenti-
verá alejarse la desventura de su casa. Las palabras del chismoso parecen 7
dulces | y llegan hasta lo m á s h o n d o de Al pobre aun sus hermanos le aborre- miento, I que te desviarías de los dictá-
i" Comenzar un pleito es dar suelta a cen, | ¡cuánto más le dejarán los amigos! menes de la prudencia.
las aguas; | deja la porfía antes que se las entrañas. 28
9
El que es negligente en su labor | es El que cultiva demasiadas amistades, lo El testigo falso se burla de la justi-
encrespen. pagará, I como el que corre tras lo que cia, I la boca del impío se traga la ini-
h e r m a n o del derrochador.
L a justicia 1° Torre fuerte es el n o m b r e de Yavé; I no está a su alcance. quidad.
29
a ella se acogerá el justo y estará seguro. Los castigos son para los petulantes, ¡
15
Quien absuelve al reo y quien con- 11
La riqueza es para el rico fuerte ciu- y los azotes para las espaldas de los necios.
El prudente y el necio
dena al inocente, | a m b o s son abomina- dadela; I le parece una alta muralla. 8
bles a Yavé. 12
Antes de la caída se exalta el cora- El que adquiere inteligencia se hace O ft 1 El vino es petulante, y los licores,
16
¿De qué sirve el o r o en m a n o s del zón del hombre, | y a la gloria precede la bien a sí m i s m o ; | el que guarda el enten- £ " alborotadores; | el que p o r ellos va
necio? | ¿Podrá comprar la sabiduría? N o humillación. dimiento hallará bien. haciendo eses no h a r á cosa buena.
9 2
tiene sentido. 13
El que antes de haber escuchado res- El que en falso atestigua n o quedará La cólera del rey es el rugido de un
" E l amigo ama en t o d o t i e m p o ; | es ponde, | es tenido p o r fatuo para oprobio impune, | y el que esparce la mentira pe- cachorro de león; | el que la provoca peca
un hermano para el día de la desventura. suyo. recerá. contra su vida.
3
18 Es necio el que estrecha la m a n o | em- 14
El ánimo del h o m b r e le sostiene en 1° N o están bien al necio los deleites, | Es h o n o r p a r a el h o m b r e esquivar las
peñándose por otro. su aflicción; I pero ¿quién sostendrá el cuánto menos a u n esclavo m a n d a r a los contiendas; | el insensato se mete en ellas.
19 4
A m a el delito quien ama las riñas; I el ánimo abatido? príncipes. El perezoso n o ara en invierno; | va
que abre demasiado la puerta de su casa 15 El corazón del sensato adquiere sa- 11 L a cordura del h o m b r e detiene su luego en busca de la cosecha, y nada
busca su ruina. biduría, | y la oreja del sabio busca la cólera, | y es honroso disimular u n a ofensa. halla.
2I 5
> El de perverso corazón no hallará enseñanza. i 2 Rugido de león es la ira del rey; | su Aguas profundas son los pensamien-
bien, [ y la lengua mendaz incurrirá en favor, c o m o rocío sobre la hierba. tos del hombre, | pero el cuerdo sabe sa-
13
el mal. Tribunales y pleitos El hijo necio es el tormento de su pa- carlas fuera.
2 6
' El que engendra a un necio, p a r a su dre, | y gotera continua la mujer quisqui- Muchos son los que a porfía se dan
16
mal lo engendra; | el padre del necio no Las dádivas abren camino al h o m - llosa. p o r amigos, I pero ¿quién hallará el ami-
gozará de alegría. bre | y le dan entrada a los grandes. 1 4 Casa y hacienda, herencia son de los go fiel?
22 i ' Parece tener razón el que primero ex-
Corazón alegre hace buen cuerpo; I p a d r e s ; | pero una mujer prudente es d o n Rectitud
la tristeza seca los huesos. pone su causa; | pero viene su adversario de Yavé.
23 y le descubre. 15 7
El inicuo acepta dádivas | para torcer L a pereza trae el sueño | y el h a r a g á n El justo a n d a p o r caminos derechos; I
18
el derecho. La suerte pone fin a los pleitos | y hambreará. bienaventurados sus hijos después de él.
24> 8
El cuerdo tiene ante los ojos la sabi- decide entre los grandes. El rey sentado en su tribunal | con
duría ; | los ojos del necio se van hasta los i* H e r m a n o ofendido es u n a ciudad El temor de D i o s su mirar disipa el mal.
9
confines de la tierra. fuerte, | y sus litigios son cerrojos de 16
¿Quién puede decir: H e limpiado mi
25
El hijo necio es el tormento de su pa- fortaleza. El que guarda la Ley, a sí mismo se corazón, | estoy limpio de pecado?
20 guarda; | el que menosprecia sus caminos
dre | y la amargura de la que le engendró. C a d a u n o llena el vientre de los fru- 1° Peso falso y falsa medida | son abo-
26
N o está bien multar al que tiene la tos de su boca | y se sacia del fruto de morirá. minables a Yavé.
17
razón, I pero menos aún castigar a gente sus labios. A Yavé presta el que da al pobre, | H A u n el niño da a conocer por sus
21 El le dará su recompensa.
h o n r a d a contra justicia. La muerte y la vida están en poder acciones | si su obra será luego recta y
de la lengua; | cual sea el uso que de ella is Castiga a tu hijo, que siempre hay es- justa.
Sabiduría práctica bagas, tal será el fruto. peranza; I pero n o te excites hasta des- i 2 El oído que oye y el ojo que ve | son
22 truirle.
27 El que halla una buena mujer halla a m b o s obra de Yavé.
Es parco en palabras quien tiene la un tesoro, I ha recibido un gran favor de 19
El que mucho se aira pagará la pe- 13
N o ames el sueño por que no te em-
sabiduría | y el h o m b r e sensato es de san- Yavé. na, ! y más a ú n si guarda rencor. pobrezcas, I abre el ojo y tendrás pan en
gre fría. 23
El pobre habla suplicante, I el rico
20
Escucha el consejo y acoge la correc- abundancia.
28
A u n el necio, si calla, pasará p o r sa- responde duramente. ción, I para hacerte así sabio en lo futuro. 1 4 «Malo, malo», dice el que compra, I
bio, | y p o r prudente si cierra sus labios. 2
i M u c h o s proyectos hay en la mente mas en apartándose se alaba.
El verdadero a m i g o del h o m b r e , | pero es el consejo de Yavé 1 5 H a y oro, hay piedras preciosas; | los
< O l Busca pretextos el que se des- el que permanece. labios del sabio son vaso precioso.
24
•1 *» vía, | y p o r cualquier cosa se en- H a y amigos que sólo son p a r a rui- 22
La misericordia es al h o m b r e prove-
furece. na, | pero los hay más afectos que un her- chosa, I y mejor es ser pobre que menti-
2
Al necio no le agrada la prudencia, | mano. Buenas y malas adquisiciones
roso.
sino sólo propalar sus necedades. 23
El temor de Yavé lleva a la vida, | el 16
Quítale la r o p a al que salió fiador
3
Con la impiedad viene la deshonra; | | A 1 Mejor es el pobre que anda en que de El está lleno no será visitado p o r p o r u n extraño, [ retén la prenda del que
con la deshonra, la vergüenza. * •» sencillez de corazón [ que el de la- la desventura. a extraños fio.
4
Aguas profundas son las palabras del bios perversos y fatuo. 1 7 Es sabroso al h o m b r e el p a n mal ad-
2
h o m b r e ; | arroyo desbordado fuente de Y a el carecer de reflexión no es cosa quirido, I pero después se halla la boca
la sabiduría. buena, I pero el que además es precipita- C o r r e c c i ó n y holgazanería
5
llena de cascajo.
N o está bien tener aceptación del ros- do en su obrar, la yerra. 24
Mete el perezoso su m a n o en el se- 18
Asegura tus designios con el conse-
3
tro del impío | p a r a perjudicar al justo en La necedad del h o m b r e tuerce sus ca- n o , I ni para llevársela a la boca la sacará. jo I y haz la guerra con mucha reflexión.
la sentencia. minos | y luego le echa la culpa a Yavé. 25
Castiga al petulante y se h a r á cuer- 1 9 El chismoso no guarda los secretos; I
PROVUIIIIIOS 20-22 686
687 PROVERBIOS 22-23
no le entrometas con el suelto de lengua. C a r i d a d y justicia
-i' El que maldice a su padre o a su ma- 8 2
El que siembra iniquidad cosecha des- Y pon un cuchillo a tu garganta | si
dre | verá extinguirse su lámpara en obscu- 1 3 El que cierra sus oídos al clamor del ventura I y todos sus afanes son vanos. sientes mucho apetito.
ridad tenebrosa. pobre, I tampoco cuando él clame hallará 9 3
21
El hombre generoso es bendecido, ¡ N o codicies sus manjares delicados, I
Lo p r o n t o y aprisa adquirido | no será
respuesta. p o r q u e da al pobre de su pan. porque es pan engañoso.
después bendecido. 14 El presente en secreto aplaca el fu- 4
22
1° Arroja al petulante y se acabará la N o te empeñes en hacerte rico, I pon
N o digas: «Devolveré mal por mal»; I ror, I y el don en el seno la fuerte ira. contienda, | y cesará el pleito y la afrenta. coto a tu ambición.
confía en Yavé, que El te salvará. 1 5 Alegra al justo que se haga justicia, | 11 A m a Yavé a los de puro corazón, | y 5
Pones en ello tus ojos y desaparece
23
Peso falso es abominable a Yavé, | y pero al malhechor le aterra. agrada al rey la gracia en el decir. luego, I pues luego toma el vuelo y se
16
falsa balanza no está bien.
24
El que se aparta del camino de la sa- i 2 Los ojos de Yavé protegen al justo | y remonta al cielo.
D e Yavé son los pasos del h o m b r e . I
biduría I vendrá a p a r a r en la compañía 6
trastorna los planes del perverso. N o comas con el avaro | ni codicies
¿Qué puede saber el h o m b r e de sus pro- de los muertos. 1 3 Dice el perezoso: Fuera hay un león | sus manjares.
pios destinos? 1? Vendrá a p a r a r en la miseria el que 7
25
que me mataría en medio del camino. Porque él n o piensa m á s que en sí.
Lazo es al h o m b r e decir luego: «Con- ama los deleites, | y el que a m a el vino 1 4 Sima profunda es la boca de la ex- «Come y bebe», te dirá, | pero su corazón
sagrado», [ para a n d a r después pesqui- y los perfumes no se enriquecerá. t r a ñ a ; I aquel que es odioso a Yavé cae n o está contigo.
sando sobre el voto. 18 El rescate del justo es el impío; I el 8
en ella. Y vomitarás el bocado que comiste |
de los rectos, el prevaricador. 1 5 La necedad se esconde en el corazón y habrás perdido tus blandas palabras.
Rey y gobierno 1 9 Mejor es vivir en u n desierto I que del niño, | la vara de la corrección la ha- 9
N o hables a oídos del necio, | que des-
con mujer rencillosa e iracunda. ce salir de él. preciará tus sensatas razones.
26 El rey sabio disipa a los impíos | y 20
Codiciable y pingüe tesoro hay en la 16
hace tornar sobre ellos la maldad. Oprimir al pobre es para provecho i" N o traslades los antiguos linderos | ni
27 casa del justo, | pero el necio lo disipa. suyo, I dar al rico es tirarlo. te metas en la heredad de los huérfanos.
Candela de Yavé es el espíritu del 2
i El que hace justicia y misericordia I
h o m b r e I que escudriña los escondrijos de hallará vida y honor. 11 P o r q u e su defensor es fuerte, I que
las entrañas. 22
sentenciará p o r ellos contra ti.
28 El sabio expugna la ciudad fuerte | y
Bondad y fidelidad guardan al rey, | y destruye la fuerza en que se apoya.
TERCERA PARTE
la clemencia sostiene los tronos. 23
El que guarda su boca y su lengua I S E N T E N C I A S D E LOS SABIOS
Docilidad
29
La fortaleza es la gloria de los jóve- se preserva de la angustia.
(22,17-24,34) i 2 Aplica tu corazón a la enseñanza, | y
nes ; | el ornamento de los ancianos, la ca- 24
Soberbio y presuntuoso | es el que 1 7 D a oído y escucha las palabras del tus oídos a las palabras de los sabios.
nicie.
30 obra con orgullosa saña. sabio, I y aplica tu corazón para enten- 1 3 N o ahorres a tu hijo la corrección, |
Las señales del azote son medicina 2
5 Los deseos m a t a n al haragán, | por- derlas. * que porque le castigues con la vara, no
contra el mal I y sus llagas llegan a lo que sus m a n o s no quieren trabajar.
i 8 Pues te será dulce conservarla en tu morirá.
más h o n d o del corazón. 26
H a y quien está siempre codiciando, I pecho I y tenerla pronta en tus labios. 1 4 Hiriéndole con la vara | librarás su al-
pero el justo da con largueza. 1 9 Para que pongas en Yavé tu confian- m a del sepulcro.
Oí * Arroyo de agua es el corazón del 27
Abominable es el sacrificio del im-
* * rey en m a n o de Yavé, | que El di- pío, I sobre todo si lo ofrece con mala in- za, [ te señalo yo hoy sus caminos. 1 5 Hijo mío, si eres sabio, | se alegrará
rige a donde le place.
20
¿No te he escrito ya treinta senten- mi corazón,
16
2 tención. cias p a r a darte consejo y enseñanzas? Y se alegrarán mis entrañas | si tus
Al h o m b r e siempre le parecen buenos 28
El testigo falso perecerá, | el h o m b r e
sus caminos, I pero es Yavé quien pesa verdadero mantiene su palabra.
2
i ¿Palabras sinceras para enseñarte la labios hablan cosas rectas.
7
los corazones. verdad, | p a r a que sepas responder a 1 N o envidies a los pecadores, | antes
29
3 El impío hace cara dura, | pero el jus- persevera siempre en el temor de Yavé;
H a z justicia y juicio, | que eso es más to conoce los caminos de aquél. quien te pregunte?
grato a Yavé que el sacrificio.
22
N o robes al pobre, porque es pobre, | 1 8 Porque ciertamente tendrás un por-
4
ni quebrantes en las puertas al desvalido. venir, I no verás defraudada tu espe-
Ojos altivos, corazón soberbio, | luz
de los impíos, son pecado. El poder de Dios 23
Porque Yavé defenderá su causa | y ranza.
5 despojará a los que le despojan. 1 9 Óyeme, hijo mío, y sé sabio | y ende-
Los designios del diligente prospe- 30
N o hay sabiduría, no hay cordura, I
ran, | mas para el precipitado todo son no hay consejo contra Yavé.
24
N o te acompañes del iracundo | ni te reza tu corazón p o r buen camino.
20
pérdidas. 31 vayas con el colérico, N o te vayas con los bebedores de vi-
Apréstate el caballo p a r a el día del 25 no I ni con los comedores de carne.
combate, | pero la victoria es de Yavé. Para que no aprendas sus maneras | 2
y no pongas lazos a tu vida. i P o r q u e el bebedor y el comilón em-
Malicia inútil 26
N o seas de los que dan la m a n o | y pobrecerán I y el sueño hará vestir vesti-
6
Allegar tesoros con lengua mentiro- 0 0 1 M á s que las riquezas vale el buen salen fiadores de un deudor; dos rotos.
22
sa | es desatentada vanidad y lazo mortal. « ^ n o m b r e ; | más que la plata y el 27
D e otro m o d o , si no tienes con qué Escucha a tu padre, al que te engen-
7
La rapiña del impío será su destruc- oro, la buena gracia. pagar, | te quitarán de debajo de ti la dró, I y cuando envejeciere tu madre no
2
ción | p o r no haber querido hacer jus- El rico y el pobre se encuentran, | pe- cama. la desprecies.
23
ticia. ro al u n o y al otro los hizo Yavé. 28
N o traslades los linderos antiguos | C o m p r a verdad y no la vendas, | sa-
8 3
El camino del perverso es tortuoso y El cuerdo ve el peligro y se esconde, | que pusieron tus padres. biduría, enseñanza e inteligencia.
24
desviado, | pero el del justo es derecho. pero el necio sigue adelante y la paga. 29
¿Has visto a u n o solicito en sus co- M u c h o se alegrará el padre del justo |
9 4
Mejor es vivir en un rincón del des- Riquezas, honra y vida I son premio sas? I Pues ante los reyes estará, no que- y el que engendró a un sabio se gozará
ván | que en c ó m o d a casa con mujer quis- de la humildad y del temor de Yavé. dará entre la gente obscura. en él.
3 25
quillosa. Espinas y lazos hay en el camino del Alégrense, pues, tu padre y tu ma-
i° El alma del impío desea hacer el mal, | i m p í o ; I el que guarda su alma se aleja A la m e s a dre I y gócese la que te engendró.
26
no perdona ni a su amigo. de él. D a m e , hijo mío, tu corazón | y pon
11 Por el castigo de! petulante aprende 6 Instruye al niño en su camino, | que OO ! C u a n d o te sientes .a la mesa de tus ojos en mis caminos.
27
el inexperto; | el sabio, de la corrección aun de viejo no se apartará de él. « « un señor, | mira bien a quién tie- Sima profunda es la ramera, | y pozo
7
saca ciencia. El rico señorea sobre el pobre | y el nes delante. estrecho la extraña.
12 El justo ve la caída del impío | y có- que toma prestado es siervo del que le
17
m o son trastornados p o r la desventura. presta. Este epígrafe pertenece al texto y encabeza esta segunda sección de proverbios (22,17-
24,22).
PK1IVKIIIIHIM 23-24 688 689 PROVERBIOS 25-26
28
También ella, c o m o el ladrón, está venir | y tu esperanza n o quedará in- C U A R T A P A R T E 1 9 C o m o diente quebrado y pie que
al ucecho | y multiplica entre los hombres cumplida. resbala | es la confianza del impío al
los prevaricadores. 15
N o aceches, ¡oh impío!, la m o r a d a tiempo de la angustia | y como el qne
PARÁBOLAS DE S A L O M Ó N RECOGIDAS POR
del justo, | no saquees su casa. se quita la r o p a en día de frío.
1 6 L O S SABIOS D E E Z E Q U Í A S * 2
El borracho Porque el justo, siete veces cae y se <> Echar vinagre sobre el natrón | es
(25,1-29,27) cantar canciones al corazón afligido.
29
¿A quién los ayes, a quién los la- levanta; | pero el impío sucumbirá en 2
1 Si tu enemigo tiene hambre, dale de
mentos, | a quién las contiendas, a quién la 1 7desventura. Nuevos proverbios de Salomón
N o te goces en la ruina de tu ene- comer; I si tiene sed, dale de beber. *
las quejas, I a quién los palos por n a d a , a 22
migo, | n o se alegre tu corazón al verle O r 1 También éstas son sentencias de Pues así echas ascuas sobre su ca-
quién los ojos hinchados?
30 sucumbir. « « * Salomón, el rey, | coleccionadas beza; I Yavé te lo pagará.
A quien se p a r a m u c h o ante el vino, | 18 23
a los que se van en busca de la mixtura. N o lo vea Dios y le desagrade | y p o r los varones de Ezequías, rey de Judá. El viento n o r t e ahuyenta la lluvia; I
aparte de sobre él su ira. 2
Gloria de Dios es encubrir las cosas I el rostro airado, la lengua detractora.
31 N o mires mucho al vino c u a n d o ro- 19 24
N o te entrometas con los perversos, I y h o n r a del rey escudriñarlas. Mejor es estar en u n rincón del des-
jea | y c u a n d o espuma en el vaso;
ván I que con mujer rencillosa en casa
Entrase suavemente, pero al fin muer- n o2 0tengas envidia del impío.
32 3
C o m o la altura del cielo y la p r o -
P o r q u e el impío n o tendrá buen fin, | fundidad de la tierra, | así es insondable espaciosa.
de c o m o sierpe | y pica c o m o áspid. 2
' Agua fresca en la boca del sediento I
33
Y tus ojos verán cosas extrañas | y y 2la1 lámpara del malvado será apagada. el corazón del rey.
Teme, hijo mío, a Yavé y al rey, | y 4
Despoja de escorias la plata, I y el es la buena nueva que viene de lejanas
hablarás sin concierto;
tierras.
34
Te parecerá estar acostado en medio no2 2te unas a los veleidosos; platero p o d r á hacer su obra. 2
Porque de improviso viene sobre ellos 5
A p a r t a al inicuo del lado del rey, | y * Fuente turbia y manantial infecto I
del mar | y estar durmiendo en la copa
la perdición, | y el disfavor de entrambos, con la justicia se afirmará su t r o n o . es el justo que cede ante el impío.
de u n árbol. 27
N o hace bien comer demasiada miel I
«Me h a n pegado y no m e h a dolido, | ¿quién lo conoce?
35 6
N o te alabes en presencia del rey |
y no te sientes en la silla de los grandes. y n o es h o n r o s o buscar la propia gloria.
me han pisoteado y no lo he sentido; | 28
7
Pues mejor es que te digan: «Sube Ciudad desmantelada y sin murallas I
cuando m e despierte volveré a buscarlo». N u e v o s p r o v e r b i o s d e los sabios •
acá», I que tener que ceder tu puesto a es el que no tiene dominio de sí mismo.
23
O A l
N o tengas envidia del malvado, | También éstas son sentencias de los o t r o más grande.
^ • ni desees ponerte en su lugar; sabios. | N o está bien tener acepción de OR ' ^-omo nieve en el verano y Uu-
2 personas en el juicio. «<»» via en la siega, | así conviene al
Porque su corazón maquina la ruina | 24 Los litigios
y sus labios no hablan m á s que p a r a Al que dice al culpable: «Tú tienes necio la honra.
8 2
la razón», | le detesta el pueblo y le Lo que h a n visto tus ojos | n o lo C o m o pájaro vago y como golondri-
dañar.
3 maldicen las gentes; hagas en seguida objeto de litigio, | pues na que vuela | es la imprecación sin m o -
Con la sabiduría se edifica la casa | y 25
con la prudencia se afirma. Pero al que rectamente juzga, t o d o ¿qué harás luego, | c u a n d o venga t u ad- tivo; n o se cumple.
3
4 le va bien | y sobre él desciende fausta versario y te ponga en evidencia? Para el caballo el látigo, la cabezada
Con la ciencia se hinchen tus grane- 9
bendición. Defiende t u pleito contra t u adversa- p a r a el asno, | la vara para las espaldas
ros I de t o d o lo m á s preciado y deleitoso. 26
5
Hace m á s el sabio que el valiente, | D a un beso en los labios | quien da rio, I pero n o descubras el secreto de del necio.
4
el h o m b r e de ciencia m á s que el fuerte; una buena respuesta. otro, N o respondas al necio según su nece-
27
6
P o r q u e con estratagemas se hace la Dispon tu obra de fuera y prepára- 10 p o r que no pueda infamarte quien te dad, I p a r a no hacerte c o m o él.
5
guerra, | y la victoria está en la muche- tela en el c a m p o ; | luego la meterás en escucha, | sin que tenga remedio tu des- Responde al necio como merece su
casa. honra. necedad, | p a r a que no se tenga por
dumbre de los consejeros. 28
7
Demasiado sublime es para el necio N o testifiques de ligero contra el 11 F r u t o de o r o en plato de plata | es sabio.
6
la sabiduría; ¡ n o abrirá su boca en las prójimo; ] ¿quieres acaso engañar con tus la palabra dicha a tiempo. Sus pies se corta y daños sufre [ el
puertas.
labios? i 2 Zarcillo de o r o y collar de plata | que envía un mensaje por m a n o de u n
29
8
El que maquina el mal | será llamado N o digas: « C o m o m e h a t r a t a d o a es u n sabio amonestador p a r a el oído necio.
7
h o m b r e de malos pensamientos. mí le trataré yo a él | y le daré lo que dócil. C o m o cojean las piernas del cojo, |
13
9 se merece». Frío de nieve en el calor de la siega | así el proverbio en la boca del necio.
El pensamiento del necio es el peca- 8
do, | y es abominable a los hombres el pe- es el mensajero fiel p a r a quien le manda, I C o m o quien liga la piedra en la h o n -
tulante. El perezoso que refresca el ánimo de su señor. da, I así es el que hace h o n o r al necio.
10
Si eres flojo en el tiempo bueno, | i 4 N u b e y viento sin lluvia | es el h o m - 9
C o m o rama de espino en m a n o de
30
¿qué fuerza tendrás el día de la desven- Pasé junto al c a m p o del perezoso I y bre que se jacta de vana liberalidad. un borracho, | así es el proverbio en la
15
tura? junto a la viña del insensato, C o n longanimidad se aplaca el prín- boca del necio.
31
Y t o d o eran cardos y ortigas que cipe, I y la lengua blanda ablanda los 10 C o m o saeta que hiere a cualquiera
habían cubierto su haz, 1 y su albarrada huesos. que pasa, | así el que asalaria al necio y
D e b e r e s p a r a c o n el p r ó j i m o al borracho.
estaba destruida. Moderación
11 32
Libra al que es llevado a la m u e r t e ; | A su vista m e puse a reflexionar; | 16 11 C o m o perro que vuelve a su vómito |
al que está en peligro de muerte, sálvale. aquello fue para mí una lección. Si encuentras miel, come lo suficien- es el necio que repite sus necedades.
12
Que si luego dijeres: « N o lo sabía», |
33
U n poco dormir, un poco cabecear, | t e ; I n o te hartes y tengas que vomi- 12
¿Has visto a u n o que se cree sabio? |
¿no lo sabrá el que pesa los corazones? | o t r o poco m a n o sobre m a n o , descan- tarla. M á s puedes esperar del necio que de él.
Bien lo sabe el que vela por tu vida y sando. 1 7 Pon rara vez tu pie en la casa del
d a r á a cada u n o según su merecido.
34
Y sobreviene como correo la miseria | vecino, I no se harte de ti y te aborrezca. El perezoso
18
13
Come miel, hijo mío, que es buena, | y como ladrón la indigencia. Maza, espada y aguda saeta | es el
h o m b r e que en falso testifica contra su 13 Dice el perezoso: «En el camino hay
y el panal es muy dulce al paladar. una fiera, | un león en la plaza».
14
Así es, sábelo, la sabiduría p a r a tu prójimo.
a l m a ; | si la adquieres, tendrás buen por- 1
Estas palabras pueden ser razonable fundamento de que estos varones de Ezequías fueron
25 los compiladores del libro de los Proverbios.
23 Una sección más (23-34) que se atribuye a los sabios. 21 Sentencia que preludia la doctrina del Evangelio sobre el perdón de los enemÍBos. San Pablo
la cita en Rom 12,20.
PROVERBIOS 26-28 690 691 PROVERBIOS 28-29
26
4
1 Las puertas giran en sus quicios, | A m i g o s y vecinos i O b s e r v a n c i a d e la L e y El que en sí mismo confía es un
el perezoso en su lecho. 4 necio, I el que a n d a en sabiduría será
15 10
N o dejes al amigo ni al amigo de t u Los que a b a n d o n a n la Ley alaban al salvo.
El perezoso mete la m a n o en el seno, I impío, I los que la guardan le hacen la 27
y se cansa aun p a r a llevársela a la boca. padre, | y no tendrás que ir a casa de tu guerra.
El que da al pobre no tendrá po-
16
El perezoso se cree prudente | más h e r m a n o el día de la desventura. | Mejor 5
Los malvados no conocen la justicia, |
breza, I el que a p a r t a de él sus ojos tendrá
que siete que sepan responder. es vecino cercano I que h e r m a n o lejano. muchas maldiciones.
11
Sé sabio, hijo mío, y compláceme, | pero el que busca a Yavé lo sabe t o d o . 28
C u a n d o están en auge los impíos se
p a r a que pueda yo responder a quien me * Mejor es el pobre que anda en inte- esconde el h o m b r e , | m a s cuando son des-
E l litigio gridad I que el rico de perversos caminos.
moteja. 7 truidos se multiplican los justos.
17 Coger a un perro por las orejas I es 12
Él prudente ve el peligro y se escon- El que guarda la Ley es hijo pruden-
entrometerte en u n pleito que no te im- de, I el simple sigue adelante y la paga. te, I el que se a c o m p a ñ a de glotones es O Q i El que reprendido endurece su
porta. 13
Cógele el vestido p o r haber salido vergüenza de su padre. ¿tv cerviz, I de repente será quebran-
8
18
C o m o el loco que lanza llamas I y fiador de otro, | y retén la prenda al que El que con usura y crecido interés tado sin remedio.
saetas mortíferas, fio a u n extraño. aumenta sus caudales, | para el que se
19
Tal es el h o m b r e que d a ñ a a su 1 4 Al que a voces saluda al vecino de apiada de los pobres lo allega. * Buen gobierno
9
i-migo I y dice después: «Lo hice p o r m a d r u g a d a , I p o r maldición se le cuenta. Es abominable la oración | d e aquel
2
broma». 15
Gotera incesante en día de lluvia | y que se aparta de la Ley. Bajo el gobierno de los justos está
10
20
Por falta de leña se apaga el fuego, I y mujer rencillosa, allá se van. El que a los rectos extravia de la contento el pueblo; | c u a n d o m a n d a n los
donde no hay chismoso cesa la contienda. 1 6
Quien quiere contenerla pretende pa- buena senda | caerá en su propia sima, | impíos el pueblo suspira.
3
21
C o m o el carbón para las brasas y rar el viento | o coger el aire con su pero los perfectos heredarán el bien. El que ama la sabiduría alegra a su
11
la leña p a r a el fuego, I así es el chismoso diestra. El rico es sabio a sus propios ojos, I padre, I el que frecuenta rameras pierde
para encender contiendas. 17
El hierro con el hierro se aguza, ] y pero el pobre inteligente sabe sondearle. su hacienda.
12 4
22
Las palabras del chismoso son bo- el h o m b r e aguza a su prójimo. C u a n d o prevalecen l o s justos hay El rey con la justicia mantiene el
cado suave I que baja hasta el fondo de las 8
i El que guarda la higuera comerá gran gloria, I pero c u a n d o se alzan los Estado, I pero el venal lo lleva a la ruina.
5
entrañas. su fruto, I y el que atiende a su señor impíos se esconden los hombres. El que adula a su prójimo | tiende
13
23
Baño de plata sobre vasija de barro | recibirá de él honores. El que oculta sus pecados n o pros- un lazo a los pies de éste.
6
es la palabra lisonjera p a r a el corazón 19
C o m o se parece un agua a otra agua, 1 perará, I el que los confiesa y se en- Bajo los pies del malvado hay una
del malvado. así el corazón de u n h o m b r e al de o t r o . mienda alcanzará misericordia. trampa, I pero el justo canta alegremente.
14 7
24
El que aborrece se enmascara con 20
El seol y el averno no se llenan n u n - Bienaventurado el h o m b r e que per- El justo reconoce el derecho de los
los labios, I pero dentro lleva la traición. ca, I y así el ojo del h o m b r e n o se sacia severa en el temor, | pero el d e d u r o humildes, | pero al impío no se le da
25
C u a n d o te habla amigablemente no jamás. corazón caerá en la desventura. n a d a de él.
15 8
le creas, | porque siente abominaciones 21
C o m o el crisol p a r a la plata y la León rugiente y oso h a m b r i e n t o I Los petulantes sublevan la ciudad, ¡
que lleva dentro del corazón. h o r n a z a para el oro, I así es p a r a el h o m - es u n mal príncipe a la cabeza de su los sabios calman la ira.
9
26
Con doblez esconde su rencor, I pero bre la boca que le alaba. pueblo. Si un sabio disputa con un necio, |
su malicia será descubierta en la asamblea. 22
A u n q u e majes al necio en el mortero, | '6 U n príncipe insensato multiplica las que se enoje, que se ría, n o tendrá re-
27
El que cava la fosa cae dentro de n o le sacarás su necedad. extorsiones, ¡ pero el que aborrece la poso.
10
ella, I y al que rueda una piedra se le rapiña alarga la vida. Los hombres sanguinarios odian al
17
viene encima. El h o m b r e que derrama sangre | corre justo, I pero a los justos n o se les da
C u i d a d o d e la g r e y
28
La lengua mentirosa produce mu- al sepulcro sin que nadie le socorra. cuidado.
23 18 11
chos males I y la boca lisonjera hace Cuida bien de tu grey | y p o n aten- El que a n d a en integridad será salvo; I El necio desfoga toda su ira, | pero
resbalar. ción a tus rebaños. el que va por senderos tortuosos, en algu- el sabio acaba por calmarla.
24 12
P o r q u e no dura siempre la riqueza, | n o caerá. El príncipe que da oídos a la mentira |
19
n *J > N o te jactes del día de m a ñ a n a , | ni la corona va de generación en genera- El que labra la tierra tendrá pan tendrá ministros todos malos.
13
*< ' pues no sabes lo que d a r á de sí. ción. a b u n d a n t e , ( el que se va c o n los ociosos El pobre y el usurero se encuentran, |
2 25
Que te alabe el extraño, no tu b o c a ; | Sale el heno, aparece la verdura, | se h a r t a r á de pobreza. y es Yavé quien hace brillar los ojos de
el ajeno, no tus labios. siéganse las hierbas de los m o n t e s ; entrambos.
3 26 14
Pesada es la piedra, pesada la arena; I Y los corderos te proporcionan ves- B o n d a d y equidad El rey que hace justicia a los humil-
pero la ira del necio es más pesada que tidos, I y los cabritos el precio de las 20 des I hace firme su trono p a r a siempre.
ambas cosas. labores; El h o m b r e fiel será muy bendecido, I
4
Cruel es la ira, furiosa la cólera; | 27
Las cabras, leche a b u n d a n t e para tu el que de prisa se enriquece no lo hará Educación
pero ¿quién podrá parar ante la envidia? comida, I p a r a el mantenimiento de tu sin culpa.
21 15
5
Mejor es u n a abierta reprensión | que casa I y p a r a el sustento de tus criados. N o es bueno tener acepción de per- La vara y el castigo dan sabiduría; |
un a m o r encubierto. sonas I y se peca por un pedazo de pan. el muchacho consentido es la vergüenza
22
6
Leales son las heridas hechas p o r O Q 1 H u y e el malvado sin que nadie El malo se apresura a hacerse rico I de su m a d r e .
16
quien ama, I pero los besos del que abo- « O le persiga, I m a s el justo va seguro y no ve que le vendrá la pobreza. Con el crecer de los malos crece la
23
rrece son engañosos. como cachorro de león. El que reprende hallará después ma- iniquidad, | pero los justos verán su caída.
17
7
El h a r t o pisotea la miel, ] pero al 2
P o r los delitos de una tierra son m u - yor gracia | que aquel que lisonjea con Corrige a tu hijo y te d a r á contento I
hambriento le es dulce lo amargo. chos sus gobernantes, I pero con uno in- la lengua. y hará las delicias de tu alma.
24 18
8
C o m o pajarillo fuera de su nido | es teligente y prudente dura largo tiempo. * El que roba a su padre o a su m a d r e Sin profecía el pueblo va desenfrena-
el h o m b r e fuera de su patria. 3
El perverso que oprime a los pobres | y dice que no es malo | es digno compa- d o , I pero el que guarda la Ley, dichoso él.
19
9
El perfume y el incienso alegran el es u n t o r b e l l i n o h u r a c a n a d o q u e n o ñero de bandidos. N o con solas palabras se corrige el
25
corazón, 1 y el consejo y la ciencia son la da pan. El h o m b r e codicioso suscita litigios, ] esclavo, I porque entiende bien, pero de
delicia del alma. el que en D i o s confía se sacia. obedecer, nada.
8
OO 2
Asi los LXX. El texto masorético: «El arrebato de los iracundos enciende las disputas. No es que sea ésta su intención, sino que Dios, por ocultos caminos, hace que, privada de
~^ I pero el hombre discreto las apaga». herederos el avaro, vaya su hacienda a parar a ir ianos de los pobres.
PIIOVKIIIIIDM 2 9 - 3 0 692 693 PROVERBIOS 30-31
211
¿Has visto a u n h o m b r e precipitado zas. I D a m e aquello de que he menester, pero que se prepara su provisión en el Elogio d e la m u j e r fuerte
9
en el hablar? | M á s esperanzas que en él N o sea que h a r t o te desprecie I y verano; 10
hay en el necio. diga: I «¿Quién es Yavé?», | o que, nece- 26
El d a m á n , pueblo n a d a esforzado, | Alef: La mujer fuerte, ¿quién la h a -
21
El que acaricia a su siervo c o m o a sitado, robe I y blasfeme del n o m b r e de que se hace su cubil en las rocas; * llará? I Vale mucho m á s que las perlas. *
11
un niflo, | al fin tendrá que arrepentirse. mi Dios. 27
La langosta, que no tiene rey, I y, Bet: E n ella confía el corazón de su
10
N o acuses al siervo ante su a m o ; I si sin embargo, avanza en escuadrones; marido | y no tiene nunca falta de nada.
12
Suavidad y humildad no, te maldecirá y tendrás que oirle. 28
El lagarto, que se coge con la m a n o , | Guímel: Dale siempre gusto, nunca
22 y, sin embargo, habita en los palacios de disgustos, I t o d o el tiempo de su vida.
El iracundo levanta contiendas | y 13
D á l e t : Ella se procura lana y lino |
el furioso muchas veces peca. L o p e o r d e lo p e o r los reyes.
23
29
Tres cosas hay de buen a n d a r I y y hace las labores con sus manos.
La soberbia trae al h o m b r e la humi- 11
H a y quien maldice a su padre | y n o 4
' H e : Es c o m o nave de mercader, |
llación, | pero el de humilde corazón es a u n cuatro que muy bien se pasean:
bendice a su madre. 30 E I león, el más fuerte de todos los que desde lejos se trae su pan.
ensalzado. 12
H a y quien se cree limpio | y no ha 15
V a u : Todavía de noche se levanta |
24
El encubridor del ladrón a sí mismo animales, | que no retrocede ante nadie;
limpiado su inmundicia. el gallo, que m a r c h a gallardo entre sus y prepara a su familia la comida | y la
se odia, | oye el conjuro y n o lo denuncia. 13
H a y quien mira con altanería | y tarea de sus criadas.
25
El temor del h o m b r e es u n lazo, | gallinas; 16
cuyos párpados son altivos. 31
El m a c h o cabrío, que va delante de Z a í n : Ve u n c a m p o y lo compra, I y
pero el que teme a Yavé está seguro. 14
26
H a y gentes cuyos dientes son es- su m a n a d a ; I y el rey, que va a la cabeza con el fruto de sus m a n o s planta una
M u c h o s son los que buscan el favor padas, I y cuchillos sus molares, 1 p a r a viña.
del príncipe, | pero el juicio de cada cual de su ejército. 17
devorar a los pobres de la tierra | y raer 32
Si te alabaste sin darte cuenta I o Jet: Se ciñe de fortaleza I y esfuerza
viene de Yavé. de entre los hombres a los menesterosos. sus brazos.
27 a sabiendas, m a n o a la b o c a ;
El inicuo es horror p a r a el justo, I y 33
18
Tet: Ve alegre que su tráfico va bien |
horror p a r a el malvado es el que o b r a Q u e batiendo la leche se hace la
L o s insaciables manteca, I y oprimiendo la nariz se saca y ni de noche apaga su lámpara.
rectamente. 15
19
Y o d : Coge la rueca en sus manos | y
D o s hijos tiene la sanguijuela: D a m e , sangre, | y oprimiendo la ira se excita la
dame. Tres cosas hay que n o se h a r t a n ] riña. hace bailar el huso.
20
Q U I N T A P A R T E y cuatro que nunca dicen: «Basta»: * Caf: Tiende su m a n o al miserable | y
16
El seol, la matriz estéril, | la tierra, PROVERBIOS DE LEMUEL alarga la m a n o al menesteroso.
21
S E N T E N C I A S D E VARIOS que n o se h a r t a d e agua, | y el fuego, que L a m e d : N o teme su familia el frío
nunca dice «Basta». 0 1 ' Sentencias de Lemuel, rey de M a - de la nieve, | porque todos en su casa
(30-31)
17
Al que escarnece a su padre I y « * sá, I sentencias que le enseñó su tienen vestidos dobles.
22
PROVERBIOS DE AGUR pisotea el respeto de su madre, | cuervos madre: * M e m : Ella se hace tapices, | y sus
del valle le saquen los ojos | y devórenle vestidos son de lino y púrpura.
23
O f\ 1 Dichos de Agur, hijo de Jaqué, aguiluchos. El buen príncipe N u m : Celebrado es en las puertas
«* » de Masa. * su marido | cuando se sienta entre los
2
Dijo aquel v a r ó n : M u c h o m e h e fati- C u a t r o maravillas ¡Qué, hijo mío! ¡Qué, Lemuel! | ¡Mi ancianos del lugar.
24
gado, ¡oh Dios!; I m u c h o m e he fatigado, primogénito!, ¿qué he de decirte? | ¡Qué, Sámec: H a c e una hermosa tela y la
18
¡oh Dios!, y he perdido la esperanza. Tres cosas m e son estupendas I y hijo de mis entrañas! | ¡Qué, hijo de mi vende, | y vende al mercader un ceñidor.
2 25
P o r q u e soy u n ignorante y m e n o s u n1a9 cuarta no llego a entenderla: alma! Ayin: Se reviste de fortaleza y de
3
que h o m b r e | y no tengo inteligencia de El rastro del águila en los aires, | el N o des a las mujeres tu vigor | ni tus gracia | y sonríe ante el porvenir.
26
hombre. rastro de la serpiente sobre la roca, | caminos a las que destruyen a los reyes. P e : La sabiduría abre su boca I y
3 el rastro de la nave en medio del m a r | y 4
Pero Dios me enseñó, | y conocí la N o está bien, ¡oh Lemuel!, I n o está en su lengua está la ley de la bondad.
27
ciencia de los santos. el rastro del h o m b r e en la doncella. bien a los reyes beber vino, | ni para quien Tsade: Vigila a toda su familia | y no
4 2 0
¿Quién subió a los cielos y bajó? | Este es el obrar de la mujer adúlte- gobierna sorber licores. come su pan de balde.
5 28
¿Quién encerró los vientos en su p u ñ o ? i r a : I Después de haber comido se limpia la Si no, bebe y se olvida de las leyes | Qof: Alzanse sus hijos y la aclaman
¿Quién ató las aguas en su m a n t o ? I boca I y dice: « N a d a de mal he hecho». y pervierte el derecho de los afligidos. bienaventurada, I y su marido la ensalza.
29
6
¿Quién fijó confines a la tierra? I ¿Cómo El licor dadlo a los miserables, | y R e s : «Muchas hijas han hecho proe-
se llama? ¿Y c ó m o se llama su hijo?* Los insoportables el vino a los afligidos. zas, I pero tú a todas sobrepasas».
7 30
21 Q u e bebiendo olviden su miseria | y Sin: Engañosa es la gracia, fugaz la
Tres cosas hay que sublevan a la
L a divina palabra n o se acuerden más de sus afanes. belleza; | la mujer que teme a Dios, ésa
tierra | y una cuarta que n o puede su- 8
5 Abre tu boca p o r el m u d o | y de- es de alabar.
T o d a la palabra de Dios es acriso- frirse : 31
22 fiende al desvalido; T a u : D a d l e los frutos del trabajo de
lada, I es el escudo de quien en El confía. Siervo que llegue a dominar, | necio 9
6 Abre tu boca a la sentencia justa | y sus manos ! y alábenla sus hechos en las
N o añadas n a d a a sus elogios, | p o r que se ve h a r t o de pan,
23 h a z justicia al pobre y al miserable. puertas. *
que no te reprenda y seas hallado men- Aborrecida que llegue a encontrar
tiroso. marido 1 y esclava que herede a su señora. 26
El damdn, que la Vulgata traduce por conejo, es un animal de la fauna de Palestina que no
tiene nombre correspondiente en nuestra lengua.
La áurea mediocridad Cosas p e q u e ñ a s , p e r o sabias
0-| * Hemos de decir lo mismo que de Agur: no sabemos quién sea este rey de Masa.
7
D o s cosas te pido, | no me las nie- 24
C u a t r o cosas hay pequeñas en la " 1 10 Este canto a «la mujer fuerte» es ei canto a la matrona, al ama israelita, reina de su casa y
gues antes de que m u e r a : tierra | que son, sin embargo, más sa- gloria
31
de su marido y de sus hijos.
Las puertas de las ciudades eran el lugar de reunión del pueblo.
8 Tenme lejos de la mentira y del en- bias que los sabios:
25
gaño I y no m e des ni pobreza ni rique- La hormiga, pueblo n a d a fuerte, I
Ofi 1 El nombre de Agur es desconocido.
O \J 4 El hombre que tiene un hijo puede ser llamado, por el nombre propio o por el de su hijo,
padre
15
de fulano. Un argumento del honor de la paternidad.
Semejante expresión se lee en los textos de Ras-Samra: «Hay dos sacrificios que aborrece
Baal, y un tercero que aborrece el que cabalga en las nubes».
695 ECLESUSTÉS 1-2

E C L E S I A S T E S A la luz de este principio, y teniendo presente cuan envuelta en tinieblas se hallaba


la doctrina del fin supremo del hombre, nos podremos dar cuenta de las palabras del
Cohelet, que algunos, sin suficiente fundamento, interpretan en sentido pesimista y ma-
terialista. En substancia es esta obra una crítica de la solución que daban los sabios
de Israel al problema antedicho. De aquí su carácter un tanto escéptico sobre las
opiniones corrientes.
i. Eclesiastés, en hebreo Cohelet, vale tanto como predicador que habla a una
asamblea. Una tradición judía transmitida por San Jerónimo atribuye este libro a 6. La lectura de este libro despierta en las almas el deseo de otras luces más con-
Salomón, que lo habría escrito al fin de su vida, cuando, hastiado de los placeres y soladoras, como son las que nos ofrecen los libros antes citados y más todavía el Nuevo
convencido de su vanidad, pronunció su famoso «vanidad de vanidades y todo vanidad*. Testamento. San Pablo, queriendo calificar la miseria de los gentiles, dice que viven
El mismo libro parece confirmar esta sentencia cuando en boca del autor pone estas sin esperanza. Al contrario, a los cristianos la esperanza que tienen en Jesús les hace
palabras: «Yo, Cohelet, fui rey de Israel en Jerusalén» (1,12). A pesar de todo, los dulces las tributaciones y la muerte misma: «Mi vivir es Cristo, y la muerte es para
expositores modernos tienen por cosa averiguada que el autor de este libro no es Sa- mí una ganancia».
lomón ni ninguno de su época, sino un sabio israelita que vivió después de la cauti-
vidad, acaso al fin del judaismo, cuando no se hablaba ya la lengua hebrea o, por el QTTMAPTO Prólogo (1,1-11). Cuerpo de la obra (1,12-12,8). Epí-
gran contacto con los extranjeros, se había llenado de palabras exóticas.
2. Este punto del autor, en un libro como éste, viene a ser, después de todo, poco suiviiiruu logo (l2t9.I4h
menos que indiferente. Más importante es precisar el argumento que en su libro des- PROLOGO CUERPO DE LA OBRA
arrolla. Y esto no es cosa fácil de lograr. Veamos de intentarlo. (1,12-12,8)
(1,1-n)
Nuestros moralistas asientan su ciencia de las costumbres sobre el principio supremo
del fin del hombre. Como sea el fin que el hombre se señala, así serán las normas de Vanidad de las cosas h u m a n a s Vanidad de la ciencia
su vida. Los antiguos hebreos no se detenían a precisar ese supremo principio, pero in- 1 12
Razonamientos de Cohelet, hijo de Yo, el Cohelet, he sido rey de Is-
sistían sobre otro a él inmediato: que toda la vida humana está sometida al juicio de
Dios, que da a cada uno según sus obras. Este principio se repite frecuentemente en
I 2
David, rey de Jerusalén: rael, en Jerusalén, * 13 y me propuse en el
Vanidad de vanidades, dijo el Cohe- corazón hacer sabiamente investigaciones
la Escritura del Antiguo Testamento. Pero ¿cuándo y cómo se realiza esta sanción let; vanidad de vanidades; todo es va- y pesquisas sobre todo cuanto hay bajo
del juicio divino? La Ley apenas nos habla más que de premios y castigos temporales. nidad. 3 ¿Qué provecho saca el hombre los cielos. Es una dura labor dada por
De aquí que para algunos sea en la presente vida donde se realizarán las sanciones de todo por cuanto se afana debajo del Dios a los hijos de los hombres para
divinas y el hombre conseguirá su fin, que es su felicidad. sol? que en ella se ocupen.
14
3. Mas aunque la experiencia ofrezca algunos argumentos favorables a esta No hay nada bueno Miré todo cuanto se hace bajo el
tesis, también ofrece otros muchos en contra de ella. El caso del malvado que pros- 4 sol, y vi que todo era vanidad y apacen-
Pasa una generación y viene otra, tarse de viento. 15 Lo tuerto no puede
pera y triunfa y el del justo que es maltratado y perseguido no es infrecuente, y produce pero la tierra es siempre la misma.
5 enderezarse, y lo falto no puede comple-
en quienes lo contemplan gran impresión. El libro de Job no tiene otro fin que discutir Sale el sol, pónese el sol y corre con el tarse.
este problema. Los amigos del patriarca le acusan de impiedad, no por otra causa afán de llegar a su lugar, de donde vuel- 16
Y dije para mí: «Heme aquí engran-
sino porque le ven caído de su antigua prosperidad en el fondo de la miseria. El pa- ve a nacer. 6 j i r a el viento al mediodía, decido y crecido en sabiduría, más que
triarca protesta contra tal argumentación, y el Señor, que al fin se aparece para po- gira al norte, va siempre dando vueltas cuantos antes de mí fueron en Jerusa-
ner término al debate, lo hace ponderando la sabiduría de Dios, que el hombre no es y retorna a sus giros. 7 Los ríos van to- lén, y hay en mi mente mucha ciencia
capaz de escudriñar, pero sin aclarar el misterio. En algunos salmos se medita también dos al mar, y la mar no se llena; allá y sabiduría». 17 Di, pues, mi mente a co-
de donde vinieron tornan de nuevo, para nocer la sabiduría y a entender la locura
sobre este mismo tema, y tales meditaciones ponen de relieve la grandeza de la fe de volver a correr.
los salmistas, que parecen repetir las palabras de Job: «Aunque me mate, esperaré y los desvarios, y vi que18 también esto
8 Todo trabaja más de cuanto el hom- es apacentarse de viento, porque don-
en Dios». bre puede ponderar, y no se sacia el ojo de hay mucha ciencia hay mucha moles-
4. La fe en la supervivencia e inmortalidad del alma y la confianza en la justicia de ver ni el oído de oir. ' Lo que fue, eso tia, y creciendo el saber crece el dolor,*
divina son comúnmente enseñadas en los libros del Antiguo Testamento, aunque en será. Lo que ya se hizo, eso es lo que se
ellos aparezca a veces reflejada la opinión contraria, que no comparten los autores hará; no se hace nada nuevo bajo el Vanidad de los placeres
sol. 10 Una cosa de la que dicen: «Mira
sagrados. Mas cómo había de ser la vida de ultratumba y cuál la manera de realizarse esto, esto es nuevo», aun ésa fue ya en 1
Dije en mi corazón: «Ea, probe-
la justicia divina eran puntos obscurísimos, que poco a poco fue el Señor revelando.
Ya en algunos salmos se nos deja entrever una esperanza de vida dichosa cerca de
los siglos anteriores a nosotros; n no hay 2 mos la alegría, a gozar los placeres».
memoria de lo que precedió, ni de lo Pero también esto es vanidad. 2 Dije de
Dios. Mas son la Sabiduría, Daniel y el 2 de los Macabeos los que nos hablan clara- que sucederá habrá memoria en los que la risa: «Es locura», y de la alegría:
mente de la vida inmortal y dichosa junto al Señor y aun de la resurrección de los serán después. * «¿De qué sirve?»
3
cuerpos. Esta doctrina fue aclarada y afianzada por Nuestro Señor y los apóstoles Me propuse regalar mi carne con el
en el Nuevo Testamento. vino, mientras daba mi mente a la sabi-
duría, y me di a la locura, hasta llegar a
5. En aquella obscuridad anterior vivía el Cohelet, que estudia el problema del
fin del hombre con fe en la justicia suprema de Dios, pero sin la luz sobre los celestiales •1 H El curso constante y uniforme de la naturaleza contrasta con el de la vida humana, agi-
horizontes que las revelaciones posteriores nos descubren. Nada dispuesto a dejarse con- I tada y que declina siempre hacia sufin.Esto es triste para el hombre cuando en lo alto no 'brilla
la estrella de una esperanza eterna.
vencer por los argumentos de quienes aceptaban la doctrina de que Dios da en la pre- 12
La literatura seudoepigráfica abundaba entre los judíos, y a Salomón, fuera de este libro
sente vida a cada uno según sus obras, se apoya, para contradecirla, en la experien- se le18atribuyó también el de la Sabiduría y mis tarde los Sainos d« Salomón no canónicos. '
cia, y de sus argumentos deduce esta conclusión: disfrutemos de los bienes de Dios, No sólo la fatiga de adquirir la ci«aci«, sino el dolor qut produce una ciencia siempre im-
pero sin olvidarnos de su justicia. perfecta, que ofrece más diñeultades angustiosas que solucioftos tranquilizadoras, es molesta para
el hombre.
ECLES1ASTÉS 2-3 696
697 ECLESIASTÉS 3-5
saber qué fuese para el hombre lo mejor I lo que me costó estudio y fatiga debajo 20 no hay para él otro bien que gozarse y 5
de cuanto acá abajo se hace durante los del sol. También esto es vanidad. Y El necio se cruza de manos y se come
desesperé en mi corazón de todo 21el tra- procurarse el bienestar en su vida, '3 pues su carne. 6 MaS vale una sola mano llena
contados días de su vida. el que uno coma, beba y 14se goce de su
4
Emprendí grandes obras, me construí bajo que he hecho debajo del sol, por- en reposo que las dos llenas en trabajo
trabajo, don es de Dios. Conocí que y en vanos afanes.
palacios, me planté viñas, 5 me hice huer- que quien trabajó con conocimiento, con cuanto hace Dios es permanente y nada 7
tos y jardines y planté6 en ellos toda suer- pericia y buen suceso, tiene después que Volvíme de nuevo y vi otra vanidad
se le puede añadir, nada15 quitar, y hace debajo del sol: 8 un hombre solo que no
te de árboles frutales. Me hice estanques dejárselo todo a quien nada hizo en ello; así Dios que se le tema. Lo que es, eso
para regar de ellos el bosque donde los 22 también esto es vanidad y mal grande. tiene sucesor, que no tiene hijo ni her-
fue ya, y lo que fue, eso será, y Dios mano y no cesa nunca de trabajar ni se
árboles crecían. 7 Compré siervos y sier- Pues ¿qué le queda al hombre de todo vuelve a traer lo que ya pasó. hartan sus ojos de riquezas. ¿Para quién
vas y tuve muchos nacidos en mi casa; su afanarse y fatigarse con que debajo
trabajo yo y me someto a privaciones?
tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más del sol se afanó? 23 Todos sus días son Desórdenes sociales
dolor y todo su trabajar fatiga, y ni aun También esto es vanidad y duro trabajo. *
que cuantos antes de mí hubo en Jerusa- 16
lén. 8 Amontoné plata y oro, tesoros de de noche descansa su corazón. También Otra cosa he visto debajo del sol: Ventajas de la compañía
reyes y provincias. Híceme con cantores esto es vanidad. * que en el puesto de la justicia está la 9
y cantoras y con cuanto es 9deleite del 24
No hay para el hombre cosa mejor injusticia, y en el lugar del derecho, la Más valen dos que uno solo, porque
hombre, princesas sin número. Fui gran- que comer y beber y gozar de su trabajo, iniquidad. * 17 Por eso me dije: Dios juz- logran mejor fruto de su trabajo. 10 Si
de, más que cuantos antes de mí fueron y vi que esto es don de Dios. 2S Porque gará al justo y al injusto, porque hay un uno cae, el otro le levanta; pero ¡ay del
en Jerusalén, conservando mi ciencia. ¿quién puede comer y beber sino gracias tiempo destinado para todo y para toda solo, que si cae, no tiene quien le levante!
11
10
Y de cuanto mis ojos me pedían, nada a El? 2<> Porque al que le es grato le da obra. También si duermen dos juntos, uno a
les negué. No privé a mi corazón de sabiduría, ciencia y gozo, pero al peca-
18
Dijeme también acerca del hombre: otro se calientan; 12pero el solo, ¿cómo
goce alguno, y mi corazón gozaba de dor le da el trabajo de allegar y amonto- Dios quiere hacerles ver y conocer que podrá calentarse? Si uno es agredido,
toda mi labor, siendo éste el premio de nar para dejárselo después a quien Dios de sí son como las bestias;* 19 porque serán dos a defenderse, y la cuerda de
mis afanes. u Entonces miré todo cuan- quiera. También esto es vanidad y apa- una misma es la suerte de los hijos de tres hilos no es fácil de romper.
to habían hecho mis manos y todos los centarse de viento. * los hombres y la suerte de las bestias, *3 Más vale mozo pobre y sabio que
afanes que al hacerlo tuve, y vi que todo y la muerte del uno es la muerte de las rey viejo y necio, que no sabe escuchar
era vanidad y apacentarse de viento y otras, y no hay más que un hálito para los consejos. 14 Aquél, aun de la cárcel
que no hay provecho alguno debajo del Todo a su tiempo todos, y no tiene el hombre ventaja so- podrá salir para subir al trono, aunque
sol. 1 bre la bestia, pues todo es vanidad. en su reino haya nacido pobre, is Vi que
Todo tiene su tiempo y todo cuan- 2t

Vanidad de la sabiduría 3
to se hace debajo del sol tiene su
> Unos y otras van al mismo lugar; to-
dos han salido del mismo polvo; y al
todos los que andan y viven debajo del
sol se iban con aquél,16con el mozo que
12
hora. * 2 Hay tiempo de nacer y tiempo polvo vuelven todos. le quitó su puesto. * No tenía fin la
Me volví a mirar a la sabiduría, a de morir; tiempo de plantar y tiempo 21 muchedumbre del pueblo que lo seguía;
la estulticia, a la necedad, porque ¿qué de arrancar lo plantado; 3 tiempo de he- ¿Quién sabe si el hálito del hombre sin embargo, los que vengan detrás tam-
hará el hombre que viene en pos del rir y tiempo de curar; tiempo de destruir sube arriba y el de la bestia baja abajo, poco estarán contentos de él, porque
rey? Lo que ya se ha hecho. 13 Y vi que y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar a la tierra? también esto es vanidad y apacentarse
22
la sabiduría sobrepuja a la ignorancia y tiempo de reír; tiempo de lamentarse Y vi que no hay para el hombre de viento.
cuanto la luz a las tinieblas. 14 El sabio tie- y tiempo de danzar; 5 tiempo de esparcir nada mejor que gozar de su trabajo,
ne ojos en la frente y el necio anda en las piedras y tiempo de amontonarlas; pues ésa es su parte; ¿y quién le dará a
conocer lo que ha de venir después de él? Deberes para con Dios
tinieblas. Vi también que una misma es tiempo de abrazarse y tiempo de separar- 17
la suerte de ambos. se; 6 tiempo de ganar y tiempo de per- Pon atención a tus pasos al acercar-
1 Tórneme y vi las violencias que se te a la casa de Dios; llegarse dócilmente
15
Y dije en mi corazón: «También yo der ; tiempo de guardar y tiempo de ti-
tendré la misma suerte del necio; ¿por rar ; 7 tiempo de rasgar y tiempo de co-
4 hacen debajo del sol, y las lágrimas vale más que el sacrificio de los insensa-
de los oprimidos sin tener quien los con- tos, que no saben hacer más que el mal.
qué, pues, hacerme sabio, qué provecho ser; tiempo de callar y tiempo de hablar; suele, y la fuerza en mano de los opre-
sacaré de ello?» Y vi que también esto 8 tiempo de amar y tiempo de aborrecer; sores sin tener aquéllos consolador. 2 Y 1 No seas precipitado en tus palabras
es vanidad, 16 porque del sabio, como del tiempo de guerra y tiempo de paz.
necio, no se hará eterna memoria, sino
proclamé dichosos a los muertos que se 5
y que tu corazón no se apresure a
fueron más dichosos que los vivos que proferir una palabra delante de Dios,
que todo, pasado algún tiempo, pronto I n c e r t i d u m b r e de lo por venir
3
viven todavía y más dichosos aún a los que en los cielos está Dios y tú en la
se olvida. Muere, pues, el sabio igual que nunca vivieron y no vieron lo malo 2tierra; sean, pues, pocas tus palabras.
9
que el necio. ¿Qué provecho saca el que se afana que debajo del sol se hace. * Porque de la muchedumbre de las ocu-
17 10
Por eso aborrecí la vida, al ver que de aquello que hace? Yo he mirado el 4
Vi también que todo trabajo y cuan- paciones nacen los sueños, y de la mu-
cuanto debajo del sol se hace, todo es va- trabajo que Dios ha dado a los hijos de to de bueno se hace mueve la envidia chedumbre de las palabras, los despro-
nidad y apacentarse de viento, ' 8 y aborre- 11 los hombres para que en él se ocupen. del hombre contra su prójimo. También pósitos.
cí todo cuanto había hecho bajo el sol, Todo lo hace El apropiado a su tiem- esto es vanidad y apacentarse de viento. 3 Si haces voto a Dios, no tardes en
porque todo tendré que dejarlo a quien po, y ha puesto además en el alma la 16
vendrá después de mí. »» ¿Y quién sabe idea de la perduración, sin que pueda el En el trono, que debe ser asiento de la justicia, se ven con frecuencia sentadas la tiranía
si ése será sabio o será necio? Y con hombre descubrir la obra de Dios desde y la1 8injusticia. Esto exige la intervención de Dios como Juez supremo, y el Cohelet la espera.
2 Para entender este punto obscuro, en que algunos quieren ver el materialismo del Cohelet,
todo, dispondrá de todo mi trabajo, de el principio hasta el fin. l Conocí que es preciso colocarse en el mismo punto de vista del autor. En la incertidumbre de cómoDios dará
23 a cada uno según sus obras, y miradas las cosas conforme aparecen, no se ve diferencia entre el
2J El sabio hace ventaja al necio e ignorante (v.13 s.); pero, después de todo, cuanto se afana fin del hombre y el de la bestia: ambos acaban en el sepulcro y para ambos acaba el mundo. Por
en la vida no le da la felicidad, y al fin viene a morir igual que los otros, sin dejar en pos de sí otra eso concluye como atrás, que no le queda al hombre más que gozar de su trabajo (v.23).
memoria que los demás mortales. 3
26 Esta sentencia del Cohelet ante las miserias que añigen al hombre encesta vida son la gene-
En este supuesto, la conclusión final es que lo práctico será disfrutar de los bienes de la vida,
que son don de Dios. En esta última frase, el Cohelet se levanta por encima del vulgar materialista. 4 8
ralización de las expresiones de Jeremías y Job cuando se sentían oprimidos de dolor.
Con todo, esto no sacia el corazón ni basta para nacerlo feliz. Hermosa sentencia. Es, en efecto, una gran miseria la del avaro, que se afana en allegar ri-
quezas,
15
las cuales ni él ni sus hijos han de gozar.
^ ' E l pensamiento de este trozo (1-15) parece ser el mismo de antes. Todo marcha igual, y en ¿Nació el joven con derecho al trono, pero se vio privado de él por ser pobre, o nació pobre,
ello el hombre no encuentra la felicidad. No queda, pues, otra cosa sino gozar los bienes y pero sabio y predestinado al trono? En ambos casos vale más que el rey necio.
«hacer el bien».
KXEHASTÍ8 5-7 698
699 ECLESIASTÉS 7-8
cumplirlo, que n o hallan favor los ne- que se afana el h o m b r e debajo del sol 2
gligentes; lo que prometes, cúmplelo. los contados días que Dios le concede, Mejor ir a casa en luto que ir a casa 21 T a m p o c o apliques tu corazón a todo
* M e j o r es no prometer qae dejar de pues ésta es su p a r t e ; * i s y el haber re- en fiesta, porque aquél es el fin de todo lo que se dice, para no tener que oir a
cumplir lo prometido. 5 N o consientas que cibido de Dios riquezas y hacienda y hombre, y el que vive reflexiona. 3 Me- tu siervo decir mal de ti. 22 Sabe muy
t u boca te haga culpable, y n o digas facultad de gozar de ellas, alegrándose jor es la tristeza que la risa, porque la bien tu conciencia que tú muchas veces
luego ante el sacerdote que fue inadver- con su parte en medio de sus afanes, tristeza del rostro es buena para el co- has hablado mal de otros.
tencia, pues se irritaría Dios contra tu es también don de D i o s ; 1 9 n o tendrá razón. 4 El corazón del sabio está en la 23 T o d o esto he querido buscarlo en la
mucho en qué pensar en los días de su casa en luto, el corazón del necio está sabiduría, y dije: Quiero hacerme sabio;
palabra y destruiría las obras de tus ma-
en la casa en placer. pero la sabiduría está lejos de mi. 24 Le-
n o s ; 6 pues de la muchedumbre de los vida, p o r q u e D i o s le llenó d e alegría 5
cuidados nacen los sueños, y de la mu- el corazón. Mejor es oir el reproche de u n sabio jos se queda lo que estaba lejos, y pro-
chedumbre de las palabras, los despro- que escuchar las cantilenas de los ne- fundo lo profundo. ¿Quién lo alcanzará?
pósitos. Teme, pues, a Dios. Deseos insaciados cios, s porque cual el chisporrotear del
fuego bajo la caldera, tal es el aplauso de La mujer

7
Injusticias 6 1 H a y u n mal que yo vi debajo del
sol y que pesa muy gravemente so-
los necios, y también esto es vanidad.
7
Porque la opresión puede hacer enlo- 25 He rodeado con mi corazón por sa-
Si ves en la región la opresión del bre el nombre. 2 U n o a quien D i o s quecer al sabio y las dádivas corrompen ber e inquirir la sabiduría y la razón y
pobre y la violación de la justicia y del dio riquezas, hacienda y h o n r a , y a quien el corazón. por conocer la maldad de la insensatez
derecho, no te sorprendas, porque por nada le falta de cuanto su deseo puede 8 y los desvarios del error.
encima del grande hay otro más grande desear, pero a quien D i o s no le deja Mejor es el fin de u n a cosa que su 26
principio, y mejor es el de ánimo calmo Y hallé que es la mujer más amarga
que vela, y encima de ambos, o t r o m a - I gozar de todo eso, sino que lo gozan que la muerte y lazo para el corazón, y
yor. * los extraños. Esto es vanidad y mal tra- que el irascible. 9 N o te apresures a eno-
8 jarte, porque la ira es propia de necios. sus manos, ataduras. El que agrada a
El fruto del c a m p o es para todos, y bajo. 3 A u n q u e tenga cien hijos y viva Dios escapará de ella, m a s el pecador en
aun el rey es para el campo. muchos años, si no se h a r t ó su alma del 10 N u n c a digas: ¿Por qué es que los
9 tiempos pasados fueron mejores?, por- ella quedará preso.
El que a m a el dinero no se ve h a r t o bien y ni siquiera halla sepultura, 4 digo 21
Ésto hallé, dice el Cohelet, pesando
de él, y el que ama los tesoros n o saca que mejor que él es el abortivo, que si que nunca preguntarás esto sabiamente. *
u Buena es la ciencia con hacienda, y las cosas una por una para hallar la ra-
de ellos provecho alguno; también esto en vano vino y obscuramente se va y zón. 28 Lo que busca mi alma y no lo
es una ventaja para los que ven el sol.
es vanidad. cubren su n o m b r e las tinieblas, 5 y n i l 2 Porque escudo es la ciencia y escudo halla: entre mil hallé un hombre, mas
10
Con la mucha hacienda, muchos son vio el sol ni supo nada, todavía m á s es la riqueza, pero excede la sabiduría, mujer entre todas, ni una hallé. * 2 9 Lo
los que la comen; y ¿qué saca de ella quietud goza que aquél, 6 y aunque dos que da la vida al que la tiene. que hallé fue sólo esto: que Dios hizo
el a m o , más que verla con sus ojos?* veces mil años viviese sin gustar el bien, recto al hombre, mas ellos se buscaron
H Dulce es el sueño del trabajador, coma ¿no irían todos esos años p o r el mismo 13 Contempla la obra de Dios, porque
¿quién podrá enderezar lo que El tor- muchas perversiones.
poco, coma m u c h o ; pero la h a r t u r a n o camino?
deja dormir al rico. 7
T o d o el trabajo del h o m b r e es p a r a ció? 1 4 En el día del bien goza del bien,
y en el día del mal reflexiona que lo u n o El h o m b r e de bien
su boca, y nunca se h a r t a su alma.
y lo otro lo h a dispuesto Dios, de m o d o 1 ¿Quién como el sabio? ¿Quién co-
Afanes inútiles 8
¿Cuál es la ventaja del sabio sobre el
l 2 H a y un trabajoso afán que h e visto necio? ¿Cuál la del pobre que sabe ir su
que el hombre nada sepa de lo por venir. 8
m o el que sabe explicar las cosas?
La sabiduría del h o m b r e alegra el ros-
15 D e todo he visto en mis fugaces días:
debajo del sol: riquezas guardadas para camino? 9 Mejor es prever que perderse tro y templa su aspereza.
justo que muere en toda su justicia e
el mal de su dueño. 13 Piérdense esas ri- en deseos, y también esto es vanidad y 2
impío que con todas sus iniquidades G u a r d a el m a n d a t o del rey como el
quezas en un mal negocio, y a los hijos apacentarse de viento. campa largo tiempo. juramento hecho a Dios. 3 N o te apresu-
10
que engendra no les queda nada en la El que es, ya tiene nombre, y ya se res a alejarte de su presencia ni persis-
16 N o quieras ser demasiado justo ni
m a n o . 1 4 C o m o desnudo salió del seno sabe que es un h o m b r e y que no podrá tas en cosas que le desagraden, porque
demasiado sabio: ¿para qué quieres des-
de su madre, desnudo se tornará, yéndo- contender con quien es m á s fuerte que truirte?* 17 N o hagas mucho mal ni seas puede hacer cuanto quiere, 4 pues la pa-
se como vino, y nada podrá t o m a r de él. u Cierto, muchas palabras aumen- insensato: ¿por qué has de querer morir labra del rey es eficaz, y ¿quién podrá
sus fatigas para llevárselo consigo. 1 5 T a m - tan la vanidad, pero ¿qué provecho hay antes de tiempo? 18 Bien te estará esto decirle: Qué es lo que haces?
bién esto es un triste mal, que c o m o vino, en eso para el h o m b r e 12 y quién sabe sin dejar aquello, que el que teme a Dios 5
El que guarda los mandamientos no
así haya de volverse y nada pueda lle- qué es lo mejor para él en los días de saldrá con todo. tendrá mal, y la mente sabia conoce el
varse en la m a n o de cuanto trabajó; 16 y la vida de su vanidad, que pasa como tiempo y el juicio; 6 que para toda cosa
sobre esto, comer todos los días de su sombra? ¿Quién dará a saber al h o m b r e V a l o r d e la s a b i d u r í a hay tiempo y juicio y es mucho afán el
vida en tinieblas, en afán, dolor y mi- lo que después de él sucederá debajo del 7
seria. sol? 1 9 La sabiduría da al sabio una fuerza que pesa sobre el hombre, porque no
superior a la de diez potentes que gobier- sabe lo que vendrá después, ¿y quién8 po-
El bien L o mejor nan la ciudad. drá decirle cuándo ha de suceder? N o
17 1
20 Cierto, no hay justo en la tierra que tiene poder el hombre sobre el espíritu
H e aquí lo que yo he hallado de
bien: que es bueno comer, beber y dis- 7 Mejor es el buen n o m b r e que el
oloroso ungüento, y mejor el día de haga sólo el bien y no peque. * para detenerle ni tiene poder sobre el
frutar, en medio de tantos afanes con la muerte que el del nacimiento. *
10
Dijo también nuestro poeta que «cualquier tiempo pasado fue mejor»; pero esto para el que
IT 7 Esta opresión del pobre y esta conculcación de la justicia era ya en la antigüedad, y lo es sufre16las calamidades del presente y no ve del pasado sino los bienes.
^ todavía para las almas de poca fe, una prueba torturadora. El Eclesiastés no se sorprende de Bajo una expresión dura es preciso buscar un pensamiento verdadero y que esté en armonía
ella, porque está seguro de que por encima de los hombres hay uno que hará justicia. con la doctrina del Cohelet. Supuesto que este consejo va dirigido al justo, le inculca que evite la
10
He aquí una hermosa observación sobre las ventajas del que tiene mucho: que puede ali- excesiva preocupación, el escrúpulo por la observancia de la Ley, que no deja de dañar al espíritu.
mentar a muchos y gozarse en el placer de ellos. Así dice una sentencia, atribuida al Señor, que Al revés, el versículo siguiente se dirige al que lleva una vida despreocupada. A éste le advierte
«es mejor
17
dar que recibir» (Act 20,35). atender a las consecuencias de la vida disoluta, siquiera por amor de la vida misma.
20
En medio de la obscuridad en que vive sobre su felicidad futura, la mejor parte del hom- Esta sentencia concuerda con aquella de San Juan: «Si alguno dice que no tiene pecado,
bre en esta vida, en medio de los afanes de ella, es aprovecharse de los bienes que Dios le otorgó miente y a sí mismo se engaña» (1 Jn 1,8). Por esto Jesucristo nos pone en los labios esta petición:
y disfrutarlos el tiempo que Dios mismo le conceda. Esta idea responde a la antigua de que Dios «Perdónanos nuestras deudas», etc.
remunera la virtud con abundancia de bendiciones en la vida presente (Lev 26,3-13; Dt 28,1-14). 28
En los Proverbios (7,4-23) hallam»» repetidos esos juicios desfavorables de la mujer. Ya se
deja entender que tales juiciw no tañían, «n la »n«nt« dal autor sagrado la universalidad que sus
I ' Consideradas las miserias y vanidades de la vida, mejor es la salida de ella que la entrada. expresiones aparentan. Seguramente que el Cohelet no incluía a su madre ni a la madre de sus hijos
en tales juicios pesimistas.
ECLESIASTÉS 8-9 700
701 ECLESIASTÉS 9-12
día de la muerte; no hay armas para tal que corren el justo y el impío, el bueno
guerra ni podrá la iniquidad salvar al y el malo, el puro y el impuro, el que sa- des fortificaciones;15 y haber un hombre- tiempo
18
para refección, mas no para beber!
reo de ella. crifica y el que no ofrece sacrificios; com" cillo, pobre, pero sabio, que con su sabi- Por la negligencia se cae la techum-
el hombre de bien, el malhechor; como el duría salvó la ciudad. Y, sin embargo, de bre y por la pereza se dan goteras en la
L a virtud, desconocida que jura, el que aborrece el juramento. aquel hombre pobre nadie se acordaba. casa.
9
Esto he visto poniendo atención a i 6 Entonces me dije: Más vale la sabidu- 19
Se hacen para alegrarse los banque-
cuanto sucede bajo el sol, en tiempos La muerte ría que la fuerza; pero la sabiduría del tes, y el vino alegra la vida y el dinero
en que el hombre10domina sobre el hom-
3
Este mal hay en todo cuanto existe pobre es despreciada y sus palabras no sirve para todo.
son escuchadas. 20
bre para su mal. Vi a impíos recorda- bajo el sol: que sea una misma la suerte No digas mal del rey ni aun con el
dos, mientras que los que habían hecho de todos y que el corazón de los hijos de pensamiento; ni digas mal del rico ni en
El sabio tu alcoba, porque los pájaros llevan la
el bien se iban del lugar santo y eran los hombres esté lleno de mal y de enlo- ,7
olvidados en la ciudad; también esto es quecimiento durante su vida y luego la Las calmas palabras del sabio se ha- noticia y un alado hará saber tus pala-
vanidad:* n Que la sentencia contra el muerte. ¿Y quién es exceptuado? cen oir mejor que los gritos del que manda bras.
mat no se ejecute prontamente, y por
4
Mientras uno vive hay esperanza, que a necios. líf Más vale la sabiduría que las
1
armas de guerra, y un yerro destruye mu- Echa tu pan en las aguas, que des-
esto el corazón de los hijos de los hom- 5mejor es perro vivo que león muerto;
bres se llena de deseos de hacer el mal; pues los vivos saben que han de morir, cho bien. 2
H pués de mucho tiempo lo hallarás.
12
que hace el pecador cien veces el mal mas el muerto nada sabe y ya no espera Da de lo tuyo a siete y aun a ocho, que
y pervive; con todo, yo sé que los que recompensa, habiéndose perdido ya su •I A ! Una mosca muerta en él estropea no sabes el mal que podrá venir sobre la
temen a Dios tendrán el bien, los que memoria. * " el ungüento del perfumista, y un tierra.
3
temen ante su presencia, 13 mientras que 6
Amor, odio, envidia, para ellos ya poco de locura puede pesar más que la La nube preñada de lluvia la derra-
el impío no tendrá bien ni prolongará todo se acabó; no toman ya parte algu- sabiduría y la honra. mará sobre la tierra, y si el árbol cae al
2
sus días, que serán como sombras por no na7 en lo que sucede bajo el sol. Dirige el sabio su mente a la derecha, mediodía o al norte, allí quedará:
3 4
temer a Dios. Ve, come alegremente tu pan y bebe y a la izquierda el necio. Por cualquier El que al viento mira no sembrará,
14
Sin embargo, tal vanidad se da so- tu vino con alegre corazón, pues que se camino que el necio vaya es siempre ne- y el 5
que mira a las nubes no segará.
bre la tierra, que son tratados justos co- agrada Dios en tus buenas obras. 8 Vís- cio, y todos dicen: «Es un loco». Como no sabes por qué camino en-
4
mo conviene a los malvados, y malvados tete en todo tiempo de blancas vestiduras Cuando un poderoso se enfurezca con- tra el espíritu en los huesos, dentro del
como conviene a los justos. Y 5me digo y9 no falte el ungüento sobre tu cabeza. tra ti no le repliques, porque la manse- seno de la mujer encinta, así no conoces
también que esto es vanidad. 1 Por eso Goza de la vida con tu amada compa- dumbre impide grandes males. la obra de Dios, que es quien todo lo
alabo la alegría, que el hombre no tiene ñera todos los días de la fugaz vida que hace.
£1 mal gobierno '' Siembra bien de mañana tu simiente
bien bajo el sol sino comer, beber y ale- Dios te da bajo el sol, porque ésa es tu 5
grarse, y esto es lo que le queda de sus parte en esta vida entre los trabajos que Un mal que he visto debajo del sol y a IÍI tarde no dejes reposar tu mano,
trabajos en los días de vida que le da padeces debajo del sol. 10 Cuanto bien es 6el mal que nace del soberano. que no sabes qué es mejor, si esto o lo
Dios bajo el sol. * puedas hacer, hazlo alegremente, porque Es puesto el inepto en muchos pues- otro o si ambas cosas son igualmente
no hay en el sepulcro, adonde vas, ni obra, 7
tos elevados y los aptos se sientan abajo. buenas. 7
I n c e r t i d u m b r e del destino ni industria, ni ciencia, ni sabiduría. He visto al siervo a caballo y a los prín- Dulce es la vida y agradable a los
16
Di, pues, mi corazón a conocer la sa- cipes andar a pie como siervos. ojos ver el sol. 8 Mas si el hombre vivie-
biduría y a examinar el trabajo que se I n c e r t i d u m b r e de la fortuna 8 El que cava una fosa, dentro de ella re muchos años y en todos ellos gozase
hace sobre la tierra, porque hay quien ni n Tórneme y vi debajo del sol que no cae, y el que deshace una pared es mor- de alegría, piense en los días de tinieblas,
de día ni de noche ve cerrarse sus ojos es de los ágiles el correr, ni de los valien- dido de la sierpe. 9 El que rueda una pie- que serán muchos, y que cuanto sucede
por el sueño. 17 Examiné también la obra tes el vencer, ni aun de los sabios el pan, dra se hace mal con eúa, y el que parte es 9vanidad.
de Dios, que no puede el hombre cono- ni de los entendidos la riqueza, ni aun de la 10leña corre peligro de herirse con ella. Alégrate, mozo, en tu mocedad, y alé-
cer cuanto se hace bajo el sol, y por mu- los cuerdos el favor, sino que el tiempo y Si el filo se embota y no se aguza, grese tu corazón en los días de tu juven-
cho que en buscar se fatigue, nada llega a el acaso en todo se entremezclan 12 y qu e hay que poner más esfuerzo; pero la sa- tud; sigue los impulsos de tu corazón y
biduría da el remedio. los atractivos de tus ojos, pero ten presen-
descubrir; y aun cuando dijere el sabio ni aun su hora conoce el hombre. Como 11
que sabe, nada llega a saber. * pez que es cogido en una mala red y como Si muerde una serpiente no encanta- te 10
que de todo esto te pedirá cuenta Dios. *
pájaro que se enreda en el lazo, así se da, de nada valen los conjuros. 12 Las Echa la tristeza fuera de tu corazón y
1
Poniendo en mi corazón todo esto, enredan los hijos de los hombres en el palabras de la boca del sabio son gra- tente lejos del dolor, porque mocedad y
9 vi bien que el justo y el sabio y sus mal 13
tiempo cuando de improviso los coge. ciosas; pero al necio sus labios le causan juventud son vanidad.
su ruina. 13 El comienzo de su hablar es
obras están en las manos de Dios, y ni Otra cosa he visto debajo del sol L a vejez
siquiera sabe el hombre si es objeto de que fue para mí una gran lección: 14 hal necedad y su fin es loco desvarío. 14 El ne-
cio se deshace en palabras. •I O 1 En los días de la juventud acuar-
amor o de odio; todo está encubierto ber una ciudad pequeña con poca gente
ante él. * 2 Todo a todos sucede de la dentro, contra la cual vino un gran rey No sabe el hombre lo que será y lo i o date de tu Hacedor; antes de que
misma manera; una misma es la suerte y la asedió, levantando contra ella gran- que sucederá nadie se lo da a saber. 15 El vengan los días malos y lleguen los 2años
trabajo al necio le fatiga, pues no sabe en que dirás: No tengo ya contento; an-
ni por dónde ir a la ciudad. tes que se obscurezcan el sol, la luna y las
1° Este versículo expresa un hecho que Job repite con frecuencia y que en los Salmos poní
8 a prueba la fe de los justos. Los versículos siguientes parecen una solución a la dificultad J 3
T e m p l a n z a y prudencia
estrellan3 y vengan las nubes después de la
lluvia; cuando temblarán los guardia-
sentencia divina llegará, sin duda, aunque parezca a veces tardar. '
!* ¡Ay de ti, tierra, que tienes por rey nes de la casa, y se encorvarán los fuer-
15
La consecuencia expuesta en este verso ya la hemos visto atrás. En estas sentencias, al p a re
cer 1epicúreas,
7
siempre brilla el pensamiento de Dios.
No es escepticismo, sino expresión un tanto extremosa de lo limitada que es la ciencia hum
" a un niño y cuyos17gobernantes banque- tes, y cesarán de trabajar las muelas por-
na cuando se trata de los grandes problemas que tocan al gobierno de la vida. ¡Pobres de n o s or ot "s tean de mañana! ¡Bienaventurada tú, que son pocas, y se obscurecerán 4
los que
si no tuviéramos la antorcha de la revelación evangélica! tierra, que tienes por rey a un hombre miran por las ventanas, y se cerrarán
noble y cuyos gobernantes comen a su las puertas de fuera, y se debilitará el rui-
1
ft Todo está en las manos de Dios; pero no es fácil por la sola cotidiana experiencia inf e •r,r
las leyes- del gobierno divino. Es esto una tentación para
- los justos
- y- causa de
de extravío n*~.Y'
extravío nará , r
•§ •• 9 En pocos pasajes a éste paralelos se expresa con más claridad el pensamiento del Cohelet:
hombres de poca fe. Señales de amor o de odio serían los bienes o males que le han de• su A
suceder • * goza de la vida, pero no olvides que Dios te pedirá cuenta del uso que haces de los bienes
según la interpretación corriente de la máxima «Dios da a cada uno según sus obras», cedo. que te entregó.
CANTAR DE LOS CANTARES 702
do del molino, y se agudizará la voz del EPILOGO
ave y debilitarán la suya todas las hijas (12,9-14)
del canto, 5 y habrá temores en lo alto y
9
tropezones en el camino y florecerá el al- El Cohelet, además de ser sabio, en-
mendro, y se pondrá pesada la langosta, señó al pueblo la sabiduría. Estudió, in-
y se caerá la alcaparra, porque se va el vestigó y compuso muchas sentencias.
hombre a su eterna morada y andan las 10 Procuró el Cohelet decir cosas agrada-
plañideras en torno de la plaza; 6 antes bles y escribir rectamente palabras de
que se rompa el cordón de plata, y se verdad. *
quiebre el platillo de oro, y se haga peda- 11
Las palabras del sabio son como
zos el cántaro junto a la fuente, y se cai- aguijones y como clavos hincados de que
ga al fondo del pozo la polea, 7 y se torne cuelgan provisiones, y todas son dadas
el polvo a la tierra que antes era, y re- por un solo pastor. 1 2 N o busques, hijo
torne a Dios el espíritu que El le dio. * mío, más de esto, que el componer libros
8 es cosa sin fin y el demasiado estudio
Vanidad de vanidades, dijo el Cohe-
let, y todo vanidad. fatiga al hombre.
13
El resumen del discurso, después de
oirlo todo, es éste: Teme a Dios y guarda
sus mandamientos, porque eso es el hom-
bre todo. * 14 Porque Dios ha de juzgarlo
todo, aun lo oculto, y toda acción, sea
buena, sea mala.
7
1 O^10
Hermosa, aunque obscura alegoría de la vejez. La falta de vigor ya no permite pensar mu-
cho en Dios; por eso hay que hacerlo en la juventud, como edad más vigorosa para todo.
Estos versículos parecen indicar que no han sido escritos por el Cohelet, sino por un dis-
cípulo, que acaso haya sido quien recogió las sentencias del maestro.
13
A la luz de estas máximas se han de entender las sentencias precedentes. Los horizontes
celestiales que nos abren los últimos libros del Antiguo Testamento, y sobre todo la firme espe-
ranza de la resurrección que nos da la de Jesucristo, transforman totalmente el concepto de la vida
humana. El Cohelet hubiera sentido saciadas sus ansias de luz en oir hablar al Apóstol de los lumi-
nosos horizontes que nos abre la resurrección del Señor.

CANTAR DE LOS CANTARES


1. El título del libro no es del autor, sino de los amanuenses, que lo añadieron.
En hebreo es Sir hassirim, que los LXX traducen literalmente aisma a i s m a t o n : el
cantar de los cantares o el cantar por excelencia. Figura siempre entre los libros sa-
pienciales del Antiguo Testamento, y esto nos indica el camino para inquirir la na-
turaleza del mismo.
La sabiduría tiene entre los hebreos un sentido muy amplio ( I n t r o d u c c i ó n a los
libros sapienciales). Particularmente viene a nuestro propósito lo que de los oficios
del sabio dice el Eclesiástico: «Que aplica su mente y se da a estudiar la ley del Altí-
simo, busca la sabiduría de todos los antiguos y consagra sus ocios a las profecías, guar-
da en la memoria los relatos de los hombres célebres y penetra en lo intrincado de las
sentencias sutiles, investiga el sentido oculto de las parábolas y se aplica a inquirir
las sentencias enigmáticas» (39,1-3). Ya Salomón el mismo autor le alaba de este
modo: «¡Cuan sabio eres desde tu juventud, desbordando tu inteligencia como un río!
Tu espíritu cubrió la tierra y la llenaste de sentencias profundas. Tus cánticos, tus
proverbios, tus parábolas y tus respuestas hicieron la admiración del mundo» (47,
14-17). Y de los antiguos padres dice que fueron ilustres, entre otras cosas, porque
cultivaban el arte de las melodías y pusieron por escrito las narraciones pro-
féticas (44,3)-
Sabiduría equivale, pues, entre otras cosas, a ingenio agudo y perspicaz para
entender el sentido de las sentencias enigmáticas, de las parábolas y de los discursos
proféticos. Sobre esto incluye el talento literario, la inspiración del poeta asociada
a la del músico o cantor, el ingenio del prosista en aquellas manifestaciones que reve-
lan más agudeza y que parecen más aptas para cautivar la atención de los lectores
CANTAR DE LOS CANTARES 704 705 CANTAR DE LOS CANTARES 1

y oyentes. En este sentido, el Cántico es una composición sapiencial, porque es una manifestaba en su pueblo. Y no hay que dudar que acudiría a esta fuente en busca
obra poética de profundo sentido y forma refinada. de elementos materiales para desarrollar el tema que se había propuesto tratar. Por
2. Los profetas expresaron bajo diferentes formas las relaciones entre Dios y su donde no nos parece desacertada la conducta de aquellos autores que estudian el amor
pueblo. Son frecuentes las imágenes del pastor y del rey; pero la del matrimonio es la y la solemnidad de las bodas en Israel y en los pueblos vecinos para explicar el carácter
más usual, sobre todo en los profetas Oseas y Ezequiel, en los cuales Yavé es el esposo literario del Cántico y el sentido de su simbólico lenguaje. Pero esto no ha de ocupar
de Israel y éste la esposa de su Dios; esposa infiel, la cual, olvidándose de quien la el primer plano en la explicación del canto sagrado, que en cuanto a su sentido reco-
amó y escogió, se deja arrastrar por amores adúlteros hacia los dioses extraños. Se- noce inspiración más alta.
gún la tradición judía, tal es el tema del Cántico: los amores de Yavé y de su pueblo. 7. En suma, que el Cántico es un idilio en que se celebran los amores del Mesías
A esta sentencia fundamental nos debemos atener. con el Israel de Dios (Gal 6,16), tomando la forma literaria de las costumbres he-
Pero admitido este principio, una duda salta a la vista. Los historiadores sagra- breas, y el pensamiento de los vaticinios proféticos. La acción dramática es en el Cán-
dos y los profetas están concordes en pintarnos a Israel como infiel a su esposo y man- tico muy escasa. El valor significativo de las imágenes, aunque no siempre, es muchas
chada de infinitos adulterios, lo cual no está conforme con el Cántico, donde la esposa veces alegórico, si bien difícil de definir.
aparece siempre enamorada de su esposo y, además, toda hermosa y pura. La solución 8. Es difícil hacer la división de una obra compuesta con gran libertad literaria.
a esta dificultad nos la ofrecen los mismos profetas cuando al Israel histórico oponen el Hay quien cree que se debe admitir la división en siete partes, fundada primeramente
Israel de la época mesiánica, purificado de sus pecados y vuelto de todo corazón a su en la duración de las bodas entre los hebreos, que era de siete días, como aparece por
Dios (Jer 31,31-34; Ez 36,26-30). Las relaciones rotas por el pecado de idolatría el Gen 29,37; Jtte 14,12 y Tob 8,23. El texto mismo hace muy razonable la siguiente
se reanudan para siempre. Es preciso, pues, decir que el Cántico celebra los amores de división: tfi, 1,1-2,7; 2. a , 2,8-17; 3*> 3.*S; -*•", 3.6-5,i; 5-*> 5.2-6,o; 6. a , 6,10-8,4,
Yavé y de Israel en la edad mesiánica, objeto de las ansias de los profetas y justos del y 7.*, 8,5-14.
Antiguo Testamento. En torno a esta imagen del matrimonio reúne el sabio todas las 9. La tradición judía atribuía este libro a Salomón, y de ello da testimonio el
promesas contenidas en ios escritos proféticos. epígrafe mismo del libro. Los Santos Padres recibieron esta sentencia y la retuvieron
3. Este pensamiento lo confirman y desarrollan los Santos Padres, que desde como tradición histórica más bien que como punto de fe. En los últimos tiempos los
antiguo han visto y celebrado en el Cántico el amor de Jesucristo y de su Iglesia. La críticos se inclinaron a atribuir el libro a una época más reciente. Las razones son: pri-
imagen de las bodas se halla en las parábolas evangélicas, en las epístolas de San mero, la forma del libro, que es más arti/iciosa de lo que parece corresponder a la época
Pablo y en el Apocalipsis de San Juan. Bastará en confirmación de lo dicho citar las primitiva de la literatura hebrea; luego, el lenguaje, que es en muchos casos aramai-
hermosas palabras del Apóstol a los Efesios: «Maridos, amad a vuestras esposas como zante, cosa que no puede convenir a la época de Salomón y sí ala época posterior a la
Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella a fin de santificarla, habiéndola lavado cautividad; tercero, el mismo tema del libro, que, siendo profético y siendo el autor
en el lavatorio del agua por la palabra, para hacerla parecer delante de sí una Iglesia un sabio y no un profeta, parece suponer que el libro haya sido escrito después de los
gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada... Por esto profetas. La fecha precisa no puede fijarse con certeza y menos aún el nombre del autor.
dejará el varón a su padre y a su madre y se juntará a su mujer, y serán dos en una
carne. Este misterio es grande, pero yo lo digo mirando a Cristo y a la Iglesia» (5,25-32) •
STTIVf A T Í T O Canto primero (1,1-2,7). Canto segundo (2,8-17). Cantoter-
4. Mas en este amor de Cristo por la Iglesia va incluido el amor del Salvador cero (3,1-5). Canto cuarto (3,6-5,1). Canto quinto (5,2-6,9).
por cada una de las almas que forman la misma Iglesia, las cuales son todas esposas Canto sexto (6,10-8,4). Canto séptimo (8,5-14).
de Cristo (2 Cor 11,2), por cuya salud El se sacrificó y en quienes vive por la gracia,
la fe y la caridad. Y como este vínculo no es el mismo en todas las almas, antes en
cada una se diferencia en proporción con la eficacia que posee, sigúese que esta condición CANTO PRIMERO La esposa
5
de esposas de Cristo no convendrá a todas por igual, sino a cada una tanto más per- (i.1-2, 7) Soy morena, pero hermosa, hijas de
fectamente cuanto mayor sea la perfección de esta gracia y de este amor. De manera 1 Jerusalén, | como las tiendas de Cedar,
Cantar de los Cantares, de Salo-
que a los santos, por la perfección de su santidad, convendrá más plenamente el título
de esposas de Cristo, y sobre todo los santos convendrá a la que fue llamada por el
I món.
como
6
los pabellones de Salomón.
No miréis que soy morena; | es que
me ha quemado el sol. I Los hijos de mi
ángel «Llena de gracia». Tal es el sentido pleno del Cántico, según la Escritura y la El anhelo de la esposa madre, airados contra mí, | me pusieron
tradición exegética de los Padres. 2
¡Béseme con besos de su boca! | Son a guardar viñas; | no era mi vifta la que
5. Las almas místicas gustan mucho del Cántico, pero la exégesis que a veces tus amores más suaves que el vino, guardaba. *
3 7
hacen de él ha contribuido no poco a desacreditarlo entre los que aspiran a una exé- Son tus ungüentos suaves al sentido. | Dime tú, amado de mi alma, | dónde
gesis científica. Sin embargo, el fundamento de aquella exégesis es sólido, puesto que Es tu nombre ungüento derramado; | por pastoreas, dónde sesteas al mediodía, | no
eso te aman las doncellas. venga yo a extraviarme tras de los reba-
el Cántico tiene por argumento las relaciones de amor entre Jesucristo y las almas ños de tus compañeros.
santas. Pero las amplificaciones que hacen alegorizando hasta el extremo las imáge- El coro
nes del libro, no pasan de una exégesis acomodada. La substancia de su pensamiento 4
Llévanos tras de ti, corramos. | Intro- El esposo
8
tiene un gran valor como explicación de los misterios de amor que Dios realiza en las dúcenos, rey, en tus cámaras, ! y nos go- Si no lo sabes, ¡oh la más hermosa de
almas. Las imágenes del Cántico son el cañamazo sobre el cual bordan con hilo de zaremos y regocijaremos contigo, | y can- las mujeres!, | sigue las huellas del reba-
oro la descripción de esos misterios. taremos tus amores, más suaves que el ño I y apacienta tus cabritos cabe las maja-
vino. I Con razón eres amado. * das de los pastores.
6. Según hemos dicho, el autor del Cántico tomó de los profetas la imagen del
matrimonio y el pensamiento mesiánico que ella encierra. De ellos tomó también otras •• 4 El coro de doncellas, que forma en las solemnidades nupciales la corte de la novia, que aquí
imágenes con que los profetas celebran las bendiciones divinas de la época mesiánica. • representa a las naciones, pide tener parte en el amor de la Esposa por el Esposo, como en
Pero, además, tenía ante sus ojos la misma fuente donde los profetas habían bebido Is 2,2
6
ss.; Zac 8,20 ss., y expresa sus deseos de participar en las bendiciones mesiánicas.
Habla de las aflicciones y trabajos sufridos en la época anterior, sobre todo en la cautividad,
su forma literaria, ya que el pensamiento les venía de lo alto. Esta fuente era la vida en que hubo de servir y trabajar para los caldeos, sus hermanos, pues de Caldea había venido
de Israel, el amor conyugal y las solemnidades nupciales con que este mismo amor se Abraham (cf. Dt 28,1,5 ss.; Sal 78; Is 62,8 s.).
Nácar-Colunga 28
706 707 CANTAR RE LOS CANTARES 3-4
CANTAR DE LOS CANTARES 1-2
9 CANTO TERCERO lomón I con la corona de que le coronó
Al tiro del carro del Faraón I te com- El esposo su madre I el día de sus bodas, | el día de
paro, amada mía. * 7
Os conjuro, hijas de Jerusalén, | por (3,1-5)
10 la alegría de su corazón. *
¡Cuan hermosas están tus mejillas en- las gacelas y las cabras monteses, I que La esposa
tre las guedejas, | tu cuello con los co- no despertéis ni inquietéis a la amada | El esposo
1 En el lecho, entre sueños, por la
llares!
11
Te haremos collares de oro | con sar-
hasta que ella quiera. 3 noche, | busqué al amado de mi alma, 4
1
¡Qué hermosa eres, amada mfa, |
qué hermosa eres! | Son palomas tus
tas de plata. busquéle y no le hallé. *
ojos vistos a través de tu velo. *
CANTO SEGUNDO 2
Me levanté y recorrí la ciudad, | las 2
Son tus cabellos rebañito de cabras |
L a esposa (3,8-17) calles y las plazas, | buscando al amado de
mi alma. que ondulantes van por los montes de
12 Galad. | Son tus dientes cual rebaño de
Mientras reposa el rey en su lecho | La esposa
3
Busquéle y no le hallé. | Encontráron-
exhala mi nardo su aroma. me los guardias | que hacen la ronda en ovejas de esquila I que suben del lavade-
13
Es mi amado para mí bolsita de mi- 8 ¡La voz de mi amado! Vedle que lle- ro, I todas con sus crías mellizas, | sin que
la ciudad: I ¿Habéis visto al amado de mi
rra ] que descansa entre mis pechos. ga, | saltando por los montes, | triscando haya entre ellas estériles.
alma? 3
14
Es mi amado para mí racimito de al- por9 los collados. * 4
En cuanto de ellos me aparté, I hallé Cintillo de grana son tus labios, | y tu
heña | de la viñas de Engadí. Es mi amado como la gacela o el cer- al amado de mi alma. I Le así, ya no le sol- hablar es suave. | Son tus mejillas mita-
vatillo. | Vedle que está ya detrás de nues- taré I hasta entrarle en la casa de mi ma- des de granada I a través de tu velo.
4
tros muros, | mirando por las ventanas, | dre, I en la alcoba de la que me engendró. Es tu cuello cual la torre de David, |
El esposo
atisbando por entre las celosías. rodeada de trofeos, I de la que penden mil
15 10
[Qué hermosa eres, amada mía, | qué Oíd que me dice: El e s p o s o escudos, I todos escudos de valientes.
5
hermosa eres! Tus ojos son palomas. 5
Os conjuro, hijas de Jerusalén, | por Tus dos pechos son dos mellizos de
El esposo gacela que triscan entre azucenas. *
las gacelas y las cabras monteses, | que no 6
L a esposa Levántate ya, amada mía, | hermosa despertéis ni inquietéis a mi amada | hasta Antes de que refresque el día y se ex-
16 mía, y ven; * que a ella le plazca. tiendan las sombras, | iréme al monte de
¡Qué hermoso eres, amado mío, qué n Que ya se ha pasado el invierno | y la mirra, I al collado del incienso.
7
agraciado! | Nuestro pabellón verdeguea han cesado las lluvias. Eres del lodo hermosa, amada mía, |
ya; 12
Ya han brotado en la tierra las flores, I CANTO CUARTO no hay lucha en ti.
17 8
Las vigas de nuestra casa son de ce- ya es llegado el tiempo de la poda I y se (3,6-5.1) Ven del Líbano, esposa; | ven del Lí-
dro ; | nuestros artesonados, de ciprés. * deja oir en nuestra tierra el arrullo de la bano, llega, I ven de la cumbre del Ama-
Coro na, I de las cimas del Sanir y del Hermón, |
1 tórtola.
Yo soy un narciso de Sarón, | una
2 azucena de los valles.
13
Ya ha echado la higuera sus brotes,
ya las viñas en flor esparcen su aroma, j
6 ¿Qué es aquello que sube del desierto, |
como columna de humo, | como humo
de las guaridas de los leones, I de los mon-
tes de las panteras.
9
Levántate, amada mía, hermosa mía, y de mirra e incienso | y de todos los perfu- Prendiste mi corazón, hermana, espo-
El e s p o s o ven. mes exquisitos? * sa; I prendiste mi corazón en una de tus
7
2
14
Ven, paloma mía, que anidas en las Ved; la litera de Salomón, | sesenta miradas, | en una de las perlas de tu co-
Como lirio entre los cardos | es mi valientes la rodean | de entre los valien- llar.
hendiduras de las rocas, I en las grietas de
amada entre las doncellas. las escarpadas peñas. j| Dame a ver tu ros- tes de Israel. 10
¡Qué dulces son tus caricias, hermana
8
tro, dame a oir tu voz, | que tu voz es sua- Todos esgrimen la espada, | todos mía, esposa! Dulces más que el vino son
La esposa ve, y es amable tu rostro. son diestros para el combate. | Todos tus amores, | y el olor de tus ungüentos es
3 llevan la espada ceñida I contra los peli- más suave que el de todos los bálsamos.
Como manzano entre los árboles sil- gros de la noche. 11
Miel virgen destilan tus labios, espo-
vestres | es mi amado entre los mancebos. L a esposa 9
Hízose el rey Salomón | una litera de sa mía; | leche y miel bañan tu lengua, I y
A su sombra anhelo sentarme | y su '5 ¡Ah! Cazadnos las raposas, | las ra-
cedro del Líbano. es el olor de tus vestidos el perfume del
fruto es dulce a mi paladar. posinas pequeñitas, | que destrozan las vi- 10
4 Hizo de plata sus columnas, I de oro incienso. *
Me ha llevado a la sala del festín | y la ñas, | nuestras viñas en flor. su respaldo; I su asiento de púrpura re- 12
Eres jardín cercado, hermana mía,
16
bandera que contra mí alzó es bandera de Mi amado es para mí y yo soy para
camado, I obra de las hijas de Jerusalén. esposa; | eres jardín cercado, fuente se-
amor. él. I Pastorea entre azucenas. * 11
5 17 Salid, hijas de Sión, | a ver al rey Sa- llada. *
Confortadme con pasas, | recreadme Antes de que refresque el día y se ex-
con manzanas, | que desfallezco de amor. tiendan las sombras | ven, amado mío, 1
Con esto se comienza otra escena. La Esposa empieza contando lo que había sentido en
6
Reposa su izquierda bajo mi cabeza I semejante a la gacela, | semejante al cer- 3 6
sueños, para terminar con el estribillo de 2,7; 5,8 y 8,4: «Os conjuro, hijas de Jerusalén», etc.
y con su diestra me abraza amoroso. vatillo, | por los montes de Beter. El cambio de escena es evidente. El coro ve a lo lejos subir del desierto una nube, que no es
de polvo, sino de aromas: luego descubre la figura del Amado, que describe bajo la figura de Salo-
9 món, el que recibió primero las promesas hechas a su padre, con la suntuosidad y aparato que la
Parecerá extraño esta manera de ponderar las gracias de la Esposa; pero los beduinos del de- historia describe.
sierto
17
toman la camella como término de comparación para describir la hermosura de la novia. 11
Es la entrada solemne del rey en Jerusalén, inspirada en la ceremonia de la entronización
Este versículo alude probablemente al templo, en que Dios moraba y se comunicaba a su de Salomón, que se narra en 1 Re 1,11 ss. La corona tal vez se toma de la solemnidad de las bodas,
pueblo y donde se comunicaría, sobre todo, en la época mesiánica (cf. Sal 41-42). según Is 61,10. Todo ello significa la entrada triunfal en su ciudad.
8
La esposa se halla en su propia casa con el pensamiento puesto en el Esposo; de repente le 1
Toda esta descripción que sigue expresa los sentimientos del Esposo al contemplar la her-
2 siente venir, y acercarse a la casa, y atisbar hacia adentro, buscando, sin duda, a la Esposa.
10
4 mosura de su Esposa. Las comparaciones, por mucho que desdigan de nuestro temperamento
Este discurso del Esposo contiene una hermosa descripción de la primavera, que en la Pa- literario, se acomodan muy bien al de los hijos del Oriente.
lestina sucede a las lluvias invernales y que en Siria era el tiempo en que solían celebrarse las bodas. 5
Símbolo de la fecundidad (cf. Ez 16,7) y signo de la bendición divina que acompañará la edad
Invita a la Esposa a gozar de los encantos que la naturaleza ofrece. Todo ello expresa muy al vivo mesiánica, según Dt 7,13 ss.; Sal 112,g; Is 54,1 ss.
la alegría de los tiempos mesiánicos, después de las miserias y tristezas de la cautividad. No las ex- 1
* Recuérdese la expresión con que se describe la riqueza de Canán, «la tierra que mana leche
presiones poéticas, pero sí el entusiasmo que domina al autor, parecen bien inspirados en la segunda y miel» (Ex 3,8; Núm 13,28).
parte de Isaías, cuando anuncia la llegada de la salud mesiánica. 12
Los frutos que luego describe se hallan protegidos contra las incursiones de las bestias. Lo
16
Esta sentencia, expresiva del mutuo amor de los esposos, responde a aquella tan repetida contrario se dice en Is 5,5 s-, de la viña que representa Israel rebelde a su Dios. Algunos autores
en el Antiguo Testamento, sobre todo en los profetas, cuando hablan de los tiempos mesiánicos: quieren corregir el texto y leer fuente en vez de jardín. Fuente Sellada, y, por tanto, que guarda sus
«Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo» (Lev 26,12; Jer 7,23; Ez 11,20; Ap 21,3).
CAfiTAH DE LOS CANTARES 4-6 708 709 CANTAR DE LOS CANTARES 6-7
13
Es tu plantel un bosquecillo | de gra- habia ido, había desaparecido. | Le bus- 12
Sin saber cómo, | vime sentada en los
nados y frutales los más exquisitos; I de qué, mas no le hallé. | Le llamé, mas no L a esposa
me respondió.
2
Bajó mi amado a su jardín, I a los carros del noble pueblo. *
alheñas
14
y de nardos. 7
De nardos y azafrán, de canela y ci- Encontráronme los guardias que ron- macizos de balsameras, | para recrearse
dan la ciudad; | me golpearon, me hirie- entre las flores y coger azucenas. Coro
namomo, I de todos los árboles de incien- 3 1
ron, | me quitaron el velo | los centinelas Yo soy para mi amado y mi amado ¡Torna, torna, Sulamíta; | torna,
so ; I de mirra y áloe, | y de todos los más
selectos balsámicos.
15
de las murallas.
8
para mí, | el que se recrea entre azucena. 7
torna, que te admiremos!
Eres fuente que mana a borbotones, | Os conjuro, hijas de Jerusalén, | que
si encontráis a mi amado, | le digáis que El esposo L a esposa
fuente de aguas vivas, I que desciende del 4
Líbano. * desfallezco de amor. Eres, amada mía, hermosa como Tir-
sa, I bella como Jerusalén, | terrible cual ¿Qué queréis admirar en la Sulamita, I
L a esposa ordenadas en dos coros?
16 Coro escuadrón ordenado en batalla. *
Levántate, cierzo; ven también tú, 9
5
Aparta ya de mí tus ojos, | que me ma-
austro. I Oread mi jardín, que exhale sus ¿Y en qué se distingue tu amado, | oh tan de amor. | Es tu cabellera rebañito de Coro
aromas; I viene a mi huerto el amado, | la más hermosa de las mujeres? | ¿En qué cabras I que ondulan al subir por el mon- 2 ¡Qué bellos son tus pies con las san-
a comer de sus frutos exquisitos. se distingue tu amado, I tú, que asi nos te 6de Galad.
conjuras? dalias, I hija del noble pueblo! | El contor-
El esposo Tus dientes, cual rebaño de ovejas de no de tus caderas es una joya, | obra de
1
L a esposa esquila I que suben del lavadero, | todas manos de orfebre.
Voy, voy a mi jardín, hermana
5 mía, esposa, [ a coger de mi mirra y
10
Mi amado es fresco y colorado, | se con crías gemelas, I sin que entre ellas
haya estéril.
3
Tu seno es ánfora preciosa | en que
no falta el vino mezclado. | Tu vientre,
de mi bálsamo; | a comer la miel virgen distingue
11
entre millares. * 7
Son mitades de granada tus mejillas | acervo de trigo | rodeado de azucenas.
del panal, | a beber de mi vino y de mi le- Su cabeza es oro puro, | sus rizos son 4
a través de tu velo. Tus pechos, dos 'cervatillos | mellizos
che. I Venid, amigos míos, y bebed | y em- racimos de dátiles, | negros como el 8
Sesenta son las reinas, | ochenta las de gacela.
briagaos, carísimos. cuervo. 5
12
Sus ojos son palomas | posadas al concubinas, | y las doncellas son sin nú- Tu cuello, torre de marfil; | tus ojos,
borde de las aguas, I que se han bañado mero. * dos piscinas de Hesebón, | junto a la puer-
CANTO QUINTO en leche | y descansan a la orilla del
9
Pero es única mi paloma, mi perfecta; I ta de Bat-Rabim. | Tu nariz, como la to-
(5,2-6,12) arroyo. es la única hija de su madre, I la predi- rre del Líbano | que mira frente a Da-
13 Sus mejillas son jardín de balsame- lecta de quien la engendró. | Viéronla las masco.
L a esposa doncellas y la aclamaron, | y las reinas y
2 ras, | teso de plantas aromáticas; | sus * Tu cabeza, como el Carmelo, | y tus
Yo duermo, pero mi corazón vela. | labios son dos lirios | y destilan exquisi- las concubinas la loaron. cabellos son púrpura real I entretejida en
Es la voz del amado que me llama: ta 14mirra. trenzas.
El esposo Sus dedos son todo anillos de oro | CANTO SEXTO El esposo
con rubíes engastados; | su pecho es mar- 7
Ábreme, hermana mía, esposa mía, pa- fil | cuajado de zafiros. (6,10-8,4) ¡Qué hermosa eres, qué hechicera,
loma mía, inmaculada mía. | Que está mi 15
Sus piernas son columnas de már- qué8 deliciosa, amada mía!
cabeza cubierta de rocío, | y mis cabellos mol | asentadas sobre basas de oro puro. | Coro Esbelto es tu talle como la palmera I
10
de3 la escarcha de la noche. Esbelto como el Líbano, | gallardo como ¿Quién es esta que se alza como au- y son 9
tus senos sus racimos.
Ya me he quitado la túnica. | ¿Cómo el cedro. rora, I hermosa cual la luna, | espléndida Yo me dije: Voy a subir a la palmera |
volver a vestirme? | Ya me he lavado los 16
Su garganta es toda suavidad, | todo como el sol, | terrible como escuadrones a coger sus racimos. | Sí, sean tus pechos
pies. I ¿Cómo volver a ensuciármelos? él un encanto. | Ese es mi amado, ése mi ordenados? * racimos para mí. | El aliento de tu boca
4
Mi amado mete la mano por el agu- esposo, | hijas de Jerusalén. es 10aroma de manzanas;
jero de la llave. | Mis entrañas se estreme- L a esposa Tu boca es vino generoso, | que se
cen todas. I Mi alma desfalleció al oirle. *
5 Coro u Bajé a la nozaleda | para ver cómo entra suavemente por mi paladar | y sua-
Me levanté para abrir a mi amado, | 1
verdea el valle, | a ver si brotaba ya la vi- vemente se desliza entre labios y dientes.
mis manos destilaban mirra | y mis dedos ¿Y adonde fue tu amado, | oh tú, ña I y si florecían los granados.
se impregnaron de exquisita mirra | en el 6
la más hermosa de las mujeres? |
pestillo de la cerradura. ¿Adonde fue tu amado, | que le busque- 4
Aquí aparece de nuevo el Esposo como atraído por las declaraciones q u e la Esposa acaba de
6
Abrí a mi amado, | pero mi amado se mos contigo? * hacer. L a descripción que sigue, en p a r t e tomada de las precedentes, expresa la belleza divina d e
la Esposa, esto es, d e Israel, purificado por Dios mediante las tribulaciones de la cautividad y her-
aguas puras y frescas. Los encantos del agua corriente son grandes en Palestina por la misma esca- moseado con la santidad y la justicia d e su Dios, según q u e los profetas anunciaban para la época
sez de ellas; donde brota una fuente, allí se forma u n pequeño oasis. El poeta se complace en des- mesiánica (Os 2,14-24).
cribirnos el jardín lleno de árboles y plantas aromáticas que producen estas aguas de la fuente. Se- 8
Este detalle singular d e la descripción está tomado de lo q u e era u n harén real en Persia, por
mejante imagen es muy usual en los Sapienciales para describir los frutos de la sabiduría, y el pro- ejemplo, y lo que era el del mismo Salomón, según 1 Re 11,4. El pensamiento del poeta es q u e la
feta Isaías junta estas dos imágenes para pintar la riqueza y la dicha de Israel en la edad mesiánica Esposa es entre muchas mujeres la favorita, la q u e aventaja a todas en belleza y la q u e triunfa del
(58,11; Eclo 24,17 ss.). corazón del rey, su Esposo. Pero esto no pertenece más q u e a la figura, pues ei autor sagrado nos
15
Son los canales derivados de la fuente para distribuir el agua por el jardín y regar los árboles describe las bellezas del Israel d e Dios en comparación d e las demás naciones, que serán admitidas
frutales y aromáticos, q u e significan la justicia, la santidad y la gracia d e Israel en la edad mesiánica a participar de los amores del Mesías. El salmo 45,10 ss. había ya hecho uso d e esta misma imagen.
1
(cf. Ecl 2,4 ss.; Is 5,1 ss.; Jer 2,21; Ez 17,22 ss.; 20,41; Eclo 24,23 ss.). Imagen tomada acaso d é l a ° El coro, al ver acercarse a los Esposos, p r o r r u m p e en expresiones de admiración a la belleza
fuente del Jordán, q u e brota al pie del H e r m ó n y es expresión de la vida, como en Is 12,3; Jer 2,13; de la Esposa; ella les responde con algo q u e parece referirse a la inauguración del reino mesiánico;
Jn 4,14- vuelve el coro a tomar la palabra para entonar un canto a la belleza d e la Esposa; al coro sigue el
C 4 Mete la m a n o por el agujero d e la cerradura para abrir; al ruido despierta la Esposa, asustada Esposo con otro canto y termina con u n éxtasis d e amor d e la Esposa.
12
^ por la presencia del Esposo, de que ya se da mejor cuenta. Este versículo es sumamente obscuro por la incorrección del texto, por lo singular de la ima-
1 gen y por lo difícil q u e es establecer la conexión d e este versículo con los q u e preceden y siguen.
° Esta descripción concuerda bastante con la q u e nos hace Jeremías en L a m 4,7 de los prín-
cipes de Judá. Estas palabras son corregidas y traducidas d e m u y diversa manera por los expositores; no nos de-
l tendremos a justificar la traducción, pero sí el sentido, que comparamos con Is 43,5 ss.; 49,22 s.;
£ Esta pregunta d e las compañeras de la Esposa expresa la simpatía q u e éstas sienten por ella, 60,8 s.; 66,18 ss. y con Bar 4,37 ss. Se habla de la vuelta de Israel de su cautiverio, ayudado de los
^ la simpatía de las naciones por Israel cuando la ven hecha objeto de las bendiciones de su Dios mismos gentiles, que lo tienen a gran honor, maravillados como están de ver las grandezas de Yavé
Is 2,2 ss.; Zac 8,23). sobre su pueblo y deseosos de tener parte en ellas.
CANTAS 01 LOS CANTARES 7-8 710
6
L a esposa P o n m e como sello sobre tu corazón, |
" Y o soy para mi a m a d o | y a mf tien- p o n m e en tu brazo como sello. I Que es
fuerte el amor como la muerte | y son A
den todos sus anhelos.
12
Ven, a m a d o mió, vamonos al cam-
como el sepulcro duros los celos. I Son
sus dardos saetas encendidas, | son lla-
S A B I D V R I
p o ; I haremos noche en las aldeas. m a s de Yavé.
13
Madrugaremos para ir a las viñas, | 7
N o pueden aguas copiosas extinguir- 1. En la Biblia griega lleva este libro el título «Sabiduría de Salomón», pero en W
veremos si brota ya la vid, | si se entre- lo | ni arrastrarlo los ríos. | Si uno ofreciera Vulgata no tiene más título que «Sabiduría», sin la atribución a Salomón. Y ésta es la
abren las flores, I si florecen los grana- por el a m o r toda su hacienda, I sería des- sentencia de los Padres San Jerónimo y San Agustín y de todos los intérpretes moder-
dos, | y allí te daré mis amores. * preciado. nos, a pesar de que en el capítulo 9 el autor se nos presenta como si fuese el Rey Sabio.
14
Y a dan su aroma las mandragoras |
y a b u n d a en nuestras huertas t o d a suerte Los hermanos El libro fue escrito en griego, y su argumento es la sabiduría, que cuenta sus fru-
8
de frutos exquisitos. | Los nuevos, los Nuestra h e r m a n a es pequeñita, no tos, su origen, su naturaleza y su acción en la historia antigua. En el fondo, la doctrina
añejos, que guardo, a m a d o mío, p a r a ti. tiene pechos todavía. | ¿Qué haremos a coincide con la de los otros libros sapienciales, pero la forma es griega, y griego también
nuestra hermana | cuando u n día se trate el ambiente intelectual en el que el autor vive y se mueve. Se divide el libro en dos
1 ¡Quién me diera que fueses herma- de su boda?
8 n o mío, a m a m a n t a d o a los pechos de
9
Si m u r o , I edificaremos sobre ella al-
menas de plata. | Si puerta, | le haremos
partes: la primera (1-9) es teórica y nos habla de la sabiduría de Dios, que conduce
a la inmortalidad cerca del Señor, muy distinta de la otra sabiduría del mundo, ver-
mi madre, | para que al encontrarte te dadera necedad, que conduce a la muerte. Aquí vemos ya levantado en gran parte el
besara I sin que nadie se burlase de mí! * batientes de cedro.
2
Y o te llamaría, y te entraría en la casa velo que en el Antiguo Testamento cubre por lo general el misterio de los destinos hu-
de mi madre, | en la alcoba de la que L a esposa manos, revelándonos la vida del alma unida a Dios después de la muerte. La verda-
10
me engendró, | y te daría a beber vino Sí, m u r o soy, | y torres son mis pe- dera sabiduría es don de Dios, y por eso el autor, bajo el nombre de Salomón, se la
a d o b a d o | y mosto de granados. chos. | Pero he venido a ser a sus ojos | pide al Señor (9). La segunda parte (10-19) nos muestra cómo la historia del pueblo
3
Su izquierda descansa bajo mi cabe- c o m o quien halla la paz. hebreo se desarrolla bajo la acción de la sabiduría divina, mientras que la historia de
za, | y su diestra me abraza cariñosa. Sodoma, Egipto y Canán se desenvuelve en tinieblas, sin el influjo de esta sabiduría.
Los hermanos
El esposo n U n a viña tenía Salomón en Bal- 3. Desconocemos quién sea el autor del libro que tomó el nombre de Salomón. Lo que
podemos afirmar es que era judío helenista, que conocía muy bien el Egipto y que allí
4
Os conjuro, hijas de Jerusalén, I por H a m ó n , | la entregó a sus guardas, I que
las gacelas y las cabras monteses, | que habían de traerle p o r sus frutos | mil si- debió de escribir su obra al fin de la edad antigua, sin que podamos precisar sifué en el
no despertéis ni inquietéis a mi a m a d a I d o s de plata. * siglo I o II antes de la era cristiana. El libro está destinado a los judíos de la disper-
hasta que a ella le plazca. sión. No es admitido en el canon judío, sin duda por haber sido escrito en lengua griega,
L a esposa
pues aquél no contiene sino los libros escritos en hebreo. En la historia del canon cris-
12 M i viña la tengo ante mis ojos. I Para tiano este libro figura entre los deuterocanónicos.
CANTO SÉPTIMO ti, Salomón, esos mil siclos, | y doscientos
(8,5-14) más para los que la guardan.
Coro El esposo QTTM \ T?TO P R I M E R A P A R T E : La sabiduría, fuente de felicidad e in-
5 ¿Quién es esta que sube del desier- 13
¡Oh tú, que habitas en jardines I —los JUmn.M\LKJ mortalidad (i-9).~SEGUNDA P A R T E : La sabiduría en
to | apoyada sobre su amado? amigos lo esperan—, i hazme oir tu voz! * Israel (10-19).

El esposo L a esposa
Y o te suscitaré debajo del manzano, | 14
Corre, a m a d o mío, | corre como la P R I M E R A P A R T E pensamientos insensatos, | y al sobreve-
allí donde murió tu madre, donde pereció gacela o el cervatillo | sobre los montes nir la iniquidad se aleja. *
6
la que te engendró. * de las balmaseras. * L A SABIDURÍA, FUENTE DE FELICIDAD Porque la sabiduría es un espíritu
E INMORTALIDAD a m a d o r del hombre, | y no dejará im-
pune al de blasfemos labios; | que Dios
^ 1 3 La Esposa invita al Esposo a salir y ver el campo. El sentido alegórico de estos versículos (1-9)
' no puede ser más claro. Es la invitación a ver los frutos propios de la edad mesiánica, los frutos es testigo de sus pensamientos, | y veraz
de ía justicia y de la santidad, tantas veces representados por el jardín, los árboles, etc. N a t u r a l e z a d e la s a b i d u r í a observador de su corazón, | y oidor de
1
sus palabras;
Extraño deseo el de la Esposa, y, sin embargo, parece ser éste el punto culminante del me- 1 7
8 sianismo del poema: ver al Esposo, a quien sabe tan infinitamente superior a ella, hecho hom-
bre 5y participando de su misma naturaleza.
I Amad la justicia los que gobernáis Porque el Espíritu del Señor llena la
la tierra; | pensad rectamente del Se- tierra, | y El, que todo lo abarca, tiene
La última sección comienza como la anterior; el coro se dirige a la Esposa, maravillada por su ñor I y buscadle con sencillez de corazón. la ciencia de todo.
2 8
dicha; sigue luego un diálogo entre los Esposos; entran los hermanos de la Esposa y acaban, por Porque se deja hallar de los que no le Por esto nadie que hable impiedades
fin, los dos Esposos. tientan, I se manifiesta a los que no des- quedará oculto, | ni pasará de largo ante
11
Esta es [a viña de que habla Is 5,1 ss.; 27,2; Sal 79,9 ss.; Jer 2,21; 12,10; Ez 15,1 ss., plan- confían de El. él la justicia vengadora;
tada13por Dios en medio de la multitud de los pueblos. 3
Los pensamientos perversos apartan 9
Porque los pensamientos del impío se-
El Esposo es el que habla. Las palabras parecen que no están en el orden debido; pero el de Dios, I la virtud p r o b a d a corrige a los rán examinados; I y hasta al Señor llega-
sentido no se muda. La Esposa es invitada a cantar para complacer al Esposo y a los compañeros
de éste, que por segunda vez aparecen aquí (1,7). El sentido no parece ser otro que la simpatía por imprudentes; rá el sonido de sus palabras, para castigo
4
la Esposa, que hace graciosas todas sus cosas. Porque en alma maliciosa no entrará de sus iniquidades;
14 10
Es el cántico de la Esposa invitando al Esposo a llegar ya al monte de los bálsamos, que debe la sabiduría | ni morará en cuerpo esclavo Que su celoso oído lo oye todo, | y
ser el templo de Jerusalén, donde se ofrecen a Dios las oblaciones de los perfumes. del pecado; el r u m o r de las murmuraciones no que-
Con esto concluye el libro de una manera semejante a la conclusión del Apocalipsis, 22,20, con 5
Porque el Santo Espíritu de la disci- dará oculto.
una súplica por la venida del Mesías. Era la súplica de los justos en Israel (Mt 13,17; Le 2,25 ss.), plina huye del engaño I y se aleja de los 11
G u a r d a o s , pues, de murmuraciones
5
El Santo Espíritu de la disciplina es el Espíritu de Dios, que, infundido en el alma, induce
a observar la disciplina.
SABIDURÍA 1-2 712 713 SABIDURÍA 3-4
8
inútiles, I preservaos de la lengua mal ha- Coronémonos de rosas antes de que
blada, | porque la lengua mentirosa no se marchiten; | no haya prado que no Vida y m u e r t e de los justos y de los sabiduría y la disciplina; ! su esperanza
quedará impune, | y la boca embustera huelle nuestra voluptuosidad. impíos es vana, sus trabajos infructuosos, | e in-
da muerte al alma. 9
Ninguno de nosotros falte a nuestras l
útiles sus obras.
12
Las almas de los justos están en las Sus mujeres son insensatas, | y per-
Destino del h o m b r e
orgías, | quede por doquier rastro de nues-
tras liviandades, | porque ésta es nuestra
3 manos de Dios, | y el tormento no versos sus hijos, y su posteridad maldita.
13
porción y nuestra suerte. los2 alcanzará. * Pero, aunque estéril, dichosa es la in-
12
No corráis tras la muerte con los ex- 10
Oprimamos al justo desvalido, | no A los ojos de los necios parecen ha- contaminada, I que no conoció el lecho
travíos de vuestra vida, | ni os atraigáis la perdonemos a la viuda I ni respetemos las ber muerto, | y su partida es reputada por pecaminoso; ¡ tendrá parte en el premio
ruina con las obras de vuestras manos; canas del anciano provecto. desdicha. de las almas santas.
3 14
13
Que Dios no hizo la muerte; | ni se 11
Sea nuestra fuerza norma de la jus- Su salida de entre nosotros, por ani- Dichoso también aun el eunuco, que
goza en la pérdida de los vivientes. * ticia, | pues la debilidad bien se ve que quilamiento;
4
I pero gozan de paz. no ha obrado la maldad con sus ma-
14
Pues El creó todas las cosas para la no sirve para nada. Pues aunque a los ojos de los hom- nos I ni ha concebido malos pensamien-
existencia | e hizo saludables a todas sus 12
Pongamos garlitos al justo, que nos bres fueran atormentados, | su esperanza tos contra el Señor, | porque le será otor-
criaturas, | y no hay en ellas principio de fastidia | y se opone a nuestro modo de está llena de inmortalidad. gado un especial galardón por su fideli-
5
muerte | ni el reino del ades impera sobre obrar, | y nos echa en cara las infraccio- Después de un ligero castigo serán col- dad I y un muy deseable puesto en el
la tierra. nes de la Ley, | y nos reprocha nuestros mados de bendiciones, | porque Dios los templo del Señor. *
15
15
Porque la justicia no está sometida extravíos. * probó [ y los halló dignos de sí. Porque glorioso es el fruto de los tra-
13
a la muerte. Pretende tener la ciencia de Dios | y
16 Pero los impíos la llaman con sus llamarse hijo del Señor;
14
obras y palabras; | mirándola como ami- Es censor de nuestra conducta; I has-
ga, se desviven por ella; | con ella hacen ta el verle nos es insoportable.
15
pacto, | y por autores de ella merecen ser Porque su vida en nada se parece a
tenidos. la de los otros, | y sus sendas son muy
1
distintas
16
de las nuestras,
Pues neciamente se dijeron a sí mis- Nos tiene por escorias, | y se aparta
2 mos los que no razonan: | «Corta y de nuestras sendas como de impurezas; |
triste es nuestra vida, | y no hay remedio ensalza el fin de los justos | y se gloría de
cuando llega el fin del hombre, | ni se tener a Dios por padre.
17
sabe que nadie haya escapado del ades. * Veremos si sus palabras son verda-
2
Por acaso hemos venido a la exis- deras, | y probaremos cuál es su fin;
18
tencia, | y después de esta vida seremos Porque si el justo es hijo de Dios, El
como si no hubiéramos sido; | porque le acogerá I y le librará de las manos de
humo es nuestro aliento, | y el pensamien- sus enemigos.
19
to una centella del latido de nuestro co- Probémosle con ultrajes y tormen-
razón.
3
tos, | y veamos su resignación, | y probe-
Extinguido éste, el cuerpo se vuelve mos su paciencia,
20 Conviie grit
ceniza | y el espíritu se disipa como tenue Condenémosle a muerte afrentosa, |
aire.
4
pues, según dice, Dios le protegerá». *
21
Nuestro nombre caerá en el olvido Estos son sus pensamientos, pero se « Como el oro en el crisol los probó, | bajos honrosos, | y la raíz de la sabiduría
con el tiempo, | y nadie tendrá memoria equivocan, | porque los ciega su maldad. y le fueron aceptos como sacrificio de ho- es 16imperecedera.
22
de nuestras obras; | y pasará nuestra vida Y desconocen los misteriosos juicios locausto. Pero los hijos de las adúlteras no lo-
7
como rastro de nube, | y se disipará como de Dios, | y no esperan la recompensa de Al tiempo de su recompensa brilla- grarán madurez, | la descendencia del le-
niebla | herida por los rayos del sol, | que la justicia | ni estiman el glorioso premio rán I y discurrirán como centellas en ca- cho criminal desaparecerá;
17
a su calor se desvanece; de23las almas puras. ñaveral;* Y aun si alcanzan larga vida, serán
5 8
Pues el paso de una sombra es nues- Porque Dios creó al hombre para la Juzgarán a las naciones y dominarán tenidos en nada, | y su ancianidad será
tra vida, | y sin retorno es nuestro fin, | inmortalidad | y le hizo a imagen de su sobre los pueblos, | y su Señor reinará por al fin deshonrosa.
los siglos. 18
porque se pone el sello y ya no hay quien naturaleza; 9
Y si muriesen prematuramente, no
24
Mas por envidia del diablo entró la Los que confían en El conocerán la tendrán esperanza I ni consuelo en el día
6
Venid, pues, y gocemos de los bienes muerte en el mundo, | y la experimentan verdad, | y los fieles a su amor permane- del juicio. I El fin del injusto linaje es ne-
presentes, j démonos prisa a disfrutar de los que le pertenecen. cerán con El, I porque la gracia y la mi- fasto.
todos en nuestra juventud. sericordia son la parte de sus elegidos.
7 10 1
Hartémonos de ricos, generosos vi- Pero los impíos, conforme a sus pen- Mejor es la esterilidad con virtud, |
nos, | y no se nos escape ninguna flor pri- samientos, tendrán su castigo, | pues des- 4 pues su memoria es inmortal, | por-
maveral. preciaron al justo y se apartaron del Se- que es conocida de Dios y de los hom-
ñor. bres :*
13 11 2
El autor insiste mucho en esta idea de que Dios, creador de la vida, no hizo la muerte; ésta Porque desdichado el que desecha la Presente, imitadla; I ausente, desead-
fue obra del diablo y lo es de los hombres que siguen las sugestiones de éste (Gen 3,4 s.).
1
O J Tales eran las esperanzas de aquellos jóvenes Macabeos y de todos los que como ellos pe-
Todas estas reflexiones expresan los sentimientos de los epicúreos, tanto teóricos como prác- "* 7 recieron en la persecución de Antioco (2 Mac 7).
2 ticos, que abundaban en la sociedad helenística conocida del autor en Egipto.
12
Daniel dice que los justos brillarán como las estrellas en el firmamento (10,3). La imagen
Este justo de que aquí se había no debe ser otro que el israelita, que con su moral, más aus- de la Sabiduría parece estar tomada de las estrellas fugaces.
tera, era un continuo reproche para los gentiles corrompidos. 14
20
Isaías (56,4) promete al eunuco observante de la voluntad divina, excluido por la Ley de la
Este es uno de los varios pasajes del Antiguo Testamento en que parece como si el Espíritu asamblea de Israel (Dt 23,1), un nombre glorioso en el reino mesiánico.
Santo, que inspiraba al autor sagrado, moviese su mano para llevarle a señalar al Justo por antono- 1
masia. Tan fuertes son los trazos con que le describe (cf. Sal 22). A Se ve claro que el autor mira ya la vida, asi la de los malvados como la de los justos, a la luz
^ que derrama sobre la historia humana la esperanza de la inmortalidad.
SABIDURÍA 4-5 714 715 SABIDURÍA 5-7
10
la; I en el siglo venidero triunfará corona- 20
Verán llenos de espanto sus peca- " Por esto recibirán un glorioso rei- Pues los que guardan santamente las
da, I después de haber reportado la victo- dos, | y sus crímenes se levantarán con- no, I una hermosa corona de mano del cosas santas serán santificados, | y quie-
ria3 en combates inmaculados. tra ellos, acusándolos. Señor, | que con su diestra los protege | y nes hubieren aprendido sabrán cómo res-
Pero la numerosa prole de los impíos los17 defiende con su brazo. ponder.
11
es sin provecho, I y los troncos bastardos U l t i m o fin de los justos Se armará de su celo como de ar- Ansiad, pues, mis palabras, | desead-
no echarán hondas raíces ni tendrán sue- 1
Entonces estará el justo en gran se- madura, I y armará a las criaturas todas las12 e instruios. *
lo 4seguro; 5 guridad, | en presencia de quienes para rechazar a sus enemigos;
18 Vestirá por coraza la justicia | y se
Resplandece sin jamás obscurecerse
la sabiduría, I fácilmente se deja ver de
Pues aunque sus ramas verdeen por le persiguieron | y menospreciaron sus
un tiempo, | no estando fuertemente fijas, obras. * pondrá por yelmo el sincero juicio. los que la aman | y es hallada de los que
19
serán sacudidas por el viento | y por la 2
Al verlo se turbarán con terrible es- Embrazará por escudo impenetrable la 13buscan.
violencia del vendaval arrancadas de panto, | y quedarán fuera de sí ante lo la 20santidad. Y aun se anticipa a darse a conocer
cuajo. inesperado de aquella salud. Y afilará su fuerte cólera cual espa- a los
14
que la desean.
5
Las ramas serán quebradas antes de 3
Arrepentidos, se dirán, | gimiendo por da, I y todo el universo luchará con El El que temprano la busca no tendrá
su desarrollo, I su fruto será inútil, no la angustia de su espíritu: «Este es el que contra los insensatos. que fatigarse, | pues a su puerta la hallará
21
madurará, | de nada servirá. algún tiempo tomamos a risa | y fue ob- Los dardos de los rayos partirán bien sentada;
15
6
Porque los hijos nacidos de uniones jeto de nuestro escarnio. dirigidos, I y volarán de las nubes al Pues pensar en ella es ya prudencia
ilegítimas I serán testigos contra sus vi- 4
Nosotros, insensatos, tuvimos su vida blanco como de arco. consumada, I y el que vela por ella pronto
22
ciosos padres al ser interrogados. por locura | y su fin por deshonra. Y la ira, como lanzada por una ca- se verá sin afanes.
16
7
Pero el justo, si muriese prematura- 5 ¡Cómo son contados entre los hijos tapulta, arrojará violentas granizadas; | Porque ella misma busca por todas
mente, | estará en la paz; de Dios, | y tienen su heredad entre los y el agua del mar se enfurecerá contra partes a los dignos, I y en los caminos se
8
Que la honrada vejez no es la de los santos! ellos, I y los ríos se precipitarán con fu- les muestra benigna, I y en todos sus pen-
muchos años, I ni se mide por el número 6
Luego erramos el camino de la ver- ria23sobre ellos. samientos les sale al encuentro.
de9 dias. dad, | y la luz de la justicia no nos alum- Un soplo poderoso los embestirá I 17 Pues su principio es el deseo since-
La prudencia es la verdadera canicie bró, | y el sol no salió para nosotros. y los aventará como torbellino. | La ini- rísimo de la instrucción, | y procurar la
del hombre, | y la verdadera ancianidad 7
Nos cansamos de andar por sendas quidad desolará toda la tierra I y la mal- disciplina
18
es ya amarla.
es una vida inmaculada. de iniquidad y de perdición, | y caminamos dad derribará los tronos de los poderosos. Este amor es la guarda de sus pre-
10
El que se hizo grato a Dios fue ama- por desiertos solitarios, | y el camino del ceptos; I la observancia de las leyes ase-
L a sabiduría y los reyes gura la incorrupción,
do de El, | y viviendo entre los pecadores, Señor no lo atinamos. 1 19
8 Oíd, pues, reyes, y entended. I Y la incorrupción nos acerca a Dios.
fue11 trasladado.* ¡,Qué nos aprovechó nuestra sober-
Fue arrebatado por que la maldad no bia, | qué ventaja nos trajeron la riqueza 6 Aprended los que domináis los con- 2
" Por tanto, el deseo de la sabiduría
pervirtiese su inteligencia | y el engaflo y la jactancia? fines
2
de la tierra. nos21
conduce al reino.
no extraviase su alma; 9
Pasó como una sombra todo aquello, | Aplicad el oído los que imperáis so- Si os complacéis, pues, en los tronos
12
Que la fascinación del vicio corrom- y como correo que va por la posta, bre las muchedumbres I y los que os en- y en los cetros, reyes de los pueblos, | es-
pe el bien, | el vértigo de la pasión per- 10
Como nave que atraviesa las agitadas greís sobre la multitud de las naciones. * timad la sabiduría, para que reinéis por
3
vierte la mente sana. aguas, | sin dejar rastro de su paso | ni Porque el poder os fue dado por el siempre.
13
Llegado en poco tiempo a la perfec- del camino de su quilla por las olas; Señor, I y la soberanía por el Altísimo, |
ción, | vivió una larga vida. u O como ave que vuela por los aires, I que examinará vuestras obras y escudri- Salomón, e n a m o r a d o de la sabiduría
14 Pues su alma era grata al Señor; | por sin dejar señal de su vuelo; | pues si bate ñará
4
vuestros pensamientos; 22
esto se dio prisa a sacarle de en medio el aire con sus alas | y lo corta con la vio- Porque siendo ministros de su reino Yo os contaré qué es la sabiduría y
de15la maldad. lencia de su ímpetu, I y se abre camino no juzgasteis rectamente I y no guardas- cuál es su origen; | y no os ocultaré sus
Los pueblos lo vieron, pero no lo en- con el movimiento de las alas, | después teis la Ley, I ni según la voluntad de Dios misterios, I sino que me remontaré hasta
tendieron | ni sobre ello reflexionaron, | ya12no se halla señal de su paso; caminasteis. el comienzo de la creación, I y pondré en
5
que la gracia y la misericordia es para los O como flecha que se tira al blanco, ! Terrible y repentina vendrá sobre vos- claro su conocimiento, I y nada omitiré
elegidos, | y la visitación para los santos. que aunque hienda el aire, luego éste vuel- otros, I porque de los que mandan se ha de23la verdad.
>* El justo muerto condena a los im- ve a cerrarse, | y no se conoce por donde de6 hacer severo juicio; No iré con el que de envidia se con-
píos vivos, [ y la juventud pronto acaba- pasó. Pues el pequeño hallará misericordia, | sume, I porque la envidia no tiene nada
da 7condena los muchos años del impío. 13
Así también nosotros, en naciendo pero los poderosos serán poderosamen- que24
ver con la sabiduría.
1 Verán el fin del sabio, | sin entender morimos; | sin dar muestra alguna de te 7atormentados; Los muchos sabios son la salud del
los designios del Señor sobre él, | ni por nuestra virtud, | nos extinguimos en nues- Que el Señor de todos no teme de mundo, | y un rey prudente la prosperidad
qué8 le puso en seguridad. tra14 maldad». nadie | ni respetará la grandeza de nin- de su pueblo.
i Verán y se burlarán, | pero el Señor Sí, la esperanza del impio es como guno ; I porque El ha hecho al pequeño y " A s í , pues, aprended mis palabras y
se 19reirá de ellos. polvo arrebatado por el viento, | como al 8grande, I e igualmente cuida de todos; os serán de provecho.
Y después de esto caerán sin honra, | ligera espuma deshecha por el huracán, | Pero a los poderosos amenaza pode-
rosa inquisición. 1 Yo soy hombre mortal, semejante
y serán entre los muertos en el oprobio como humo que en el aire se disipa, | cual
sempiterno; | porque los quebrantará, re- recuerdo del huésped de un día que pasó
9
A vosotros, pues, reyes, se dirigen 7 a todos, ! nacido del que primero fue
duciéndolos al silencio, I y los sacudirá de15largo. mis palabras, I para que aprendáis la sa- formado de la tierra, | y en el seno de mi
en sus cimientos | y serán del todo desola- Pero los justos viven para siempre, ] biduría y no pequéis. madre se formó mi carne.*
dos, | y serán sumergidos en el dolor, | y y su recompensa está en el Señor I y el
perecerá su memoria. cuidado de ellos en el Altísimo. ¿i 2 El origen divino del poder era una idea muy impresa en el ánimo de los antiguos, pero defor-
** mada para exaltación de los príncipes, que se creían dioses. Aquí se inculca la idea verdadera
10
con 11su consecuencia: la cuenta que Dios pedirá a los reyes del ejercicio del poder.
Alude a Henoc, de quien se habla en Gen ;,24,
5 el cual, en comparación de los otros patriarcas, La sabiduría, como en Prov 1,20 ss.; 8,1 ss., llama a todos y se ofrece a enriquecerlos con sus
tuvo corta vida, pero aventajada en perfección. tesoros para hacerlos dichosos.
K i El autor nos presenta aquí el juicio final,que será el día de los desengaños, porque en él "f > Como en el capítulo precedente empezó hablando a los reyes, ahora introduce aquí a un rey
** aparecerá clara la razón del gobierno divino seibre ios hombres (cf. Mt n.io; 25,31-46; Le 7,35). * glorioso, dando una lección de prudencia a los demás reyes para que aprendan a mirarse »ti
SABIDURÍA 7-8 716 717 SABIDURÍA 8-9
2
Consolidándose por unos diez meses | w El ciclo de los años y la posición de 4
Porque está en los secretos de la cien- era parte de la prudencia conocer de quién
la semilla de un hombre y el placer del las estrellas; cia5 de Dios I y es directora de sus obras. es don, | me dirigí al Señor y le supliqué, I
20
sueno.
3
La naturaleza de los animales y los Si la riqueza es un bien codiciable diciéndole de lo íntimo de mi corazón:
Y nacido, respiré el aire común | y caí instintos de las fieras; | la fuerza de los en la vida, | ¿qué cosa más rica que la
en la misma tierra que todos, | y lloré vientos y los razonamientos de los hom- sabiduría, que todo lo obra? Oración de Salomón para alcanzar
igual que los otros, bres ; | las diferencias de las plantas y las 6
Si la inteligencia es activa, | ¿quién
4
Y fui criado entre pañales y con cui- virtudes de las raíces. la sabiduría
21 más activo que ella, artífice de cuanto
dados; Todo lo que me estaba oculto lo co- existe? ! Dios de los padres y Señor de la
5
Porque no hay rey que tenga otro mo- nocí a las claras, | porque la sabiduría,
do6 de venir a ser; artífice de todo, me lo enseñó.
7
Y si amas la justicia, I los frutos de la 9 misericordia, I que con tu palabra
sabiduría son las virtudes, | porque ella hiciste todas las cosas*
Una es la entrada de todos en la vida, enseña la templanza y la prudencia, | la
2
Y en tu sabiduría formaste al hom-
e igual la salida. Propiedades de la sabiduría
7 22 justicia y la fortaleza, | las virtudes más bre I para que dominase sobre tus cria-
Por esto oré y me fue dada la pru- Pues en ella hay un espíritu inteli- provechosas para los hombres en la vida. turas, I 3 y para regir el mundo con san-
dencia. | Invoqué al Señor y vino sobre gente, santo, | único y múltiple, sutil, | 8
Y si deseas una rica experiencia, | ella tidad y justicia, | y para administrar jus-
mí8 el espíritu de la sabiduría, ágil, penetrante, inmaculado, | cierto, im- conoce lo pasado y entrevé lo venidero; | ticia con rectitud de corazón:
Y la preferí a los cetros y a los tro- pasible, benévolo, agudo, libre, bienhe- conoce las falacias de los discursos y las
4
Dame la sabiduría asistente de tu tro-
nos, | y en comparación con ella tuve en chor, * soluciones de los enigmas; I interpreta los no I y no me excluyas del número de tus
23
nada
9
la riqueza. Amante de los hombres, estable, se- signos y los prodigios, I la sucesión de las siervos.
No la comparé a las piedras preciosas, | guro, tranquilo, | todopoderoso, omnis- estaciones y los tiempos. 5
Porque siervo tuyo soy; hijo de tu
porque todo el oro ante ella es un grano ciente, | que penetra en todos los espíri- 9
Resolví, pues, tomarla para que con- sierva, | hombre débil y de pocos años, |
de arena, | y como el lodo es la plata ante tus | inteligentes, puros, sutiles. viviera conmigo, I sabiendo que me sería demasiado pequeño para conocer el jui-
24
ella. Porque la sabiduría es más ágil que buena consejera | y consuelo en mis cui- cio y las leyes.
10
La amé más que a la salud y la her- todo cuanto se mueve, | se difunde su pu- dados y afanes. * Pues aunque uno sea perfecto entre
mosura | y antepuse a la luz su posesión, I reza 25
y lo penetra todo; 10
Y por ella alcanzaré gloria ante las los hijos de los hombres, | sin la sabidu-
porque el resplandor que de ella brota es Porque es un hálito del poder divi- muchedumbres, | y joven aún, honor en- ría, que procede de ti, será estimado en
inextinguible.
11
no | y una emanación pura de la gloria tre11los ancianos. nada.
Todos los bienes me vinieron junta- de Dios omnipotente, I por lo cual nada En los juicios me mostraré agudo, I
7
Tú me elegiste para rey de tu pueblo |
mente con ella, | y en sus manos me trajo manchado hay en ella. y 12seré admirado ante los poderosos. y juo/ de tus hijos y tus hijas.
26
una12
riqueza incalculable. Es el resplandor de la luz eterna, | el Cuando yo calis esperarán, y si ha-
8
Tú me dijiste que edificase un templo
Yo me gocé en todos estos bienes | espejo sin mancha del actuar de Dios, | blo, me prestarán atención, | y si prolon- en tu monte santo | y un altar en la ciu-
porque es la sabiduría quien los trae, I imagen de su bondad. * go13mis discursos, pondrán mano a la boca. dad de tu morada, | según el modelo del
27
pero ignoraba que fuese ella la madre de Y siendo una, todo lo puede, | y per- Por ella gozaré de la inmortalidad | santo tabernáculo que al principio habías
todos.
13
maneciendo la misma, todo lo renueva, | y dejaré a mi descendencia una memoria preparado.
Sin engaño la aprendí y sin envidia y a través de las edades se derrama en las eterna.
9
Contigo está la sabiduría, conocedo-
la comunico, I y a nadie escondo sus ri- almas santas, | haciendo amigos de Dios 14
Gobernaré los pueblos, y las naciones ra de tus obras, | que te asistió cuando
quezas.
14
y 28
profetas; me15 estarán sometidas; hacías el mundo, | y que sabe lo que es
Es para los hombres tesoro inagota- Que Dios a nadie ama sino al que Oyendo hablar de mí temerán los te- grato a tus ojos | y lo que es recto según
ble, | y los que de él se aprovechan se ha- mora con la sabiduría. rribles tiranos, | y me mostraré entre la tus preceptos.
29
cen participantes de la amistad de Dios, | Es más hermosa que el sol, | supera muchedumbre bueno, y en la guerra va-
10
Mándala de tus santos cielos, I y de
recomendados a El por los dones adqui- a todo el conjunto de las estrellas, | y leroso. tu trono de gloria envíala, | para que me
ridos
15
con la disciplina. comparada con la luz, queda vencedora. 16
Entrando en mi casa, descansaré en asista en mis trabajos | y venga yo a sa-
30
Déme Dios hablar según deseo y pen- Porque a la luz sucede la noche, I pero ella, I porque no es amarga su conversa- ber11 lo que te es grato.
sar dignamente de los dones recibidos, | la maldad no triunfa de la sabiduría. ción I ni dolorosa su convivencia, | sino Porque ella conoce y entiende todas
porque El es el guía de la sabiduría | y el alegría y gozo. las cosas, I y me guiará prudentemente
que corrige a los sabios. Riquezas q u e reparte la sabiduría 17
16 1 Pensando esto conmigo mismo | y en mis obras | y me guardará en su es-
Porque en sus manos estamos nos- Se extiende poderosa del uno al
otros y nuestras palabras | y toda la 8 otro extremo | y lo gobierna 'todo
meditando en mi corazón I que la inmor-
talidad está en la compañía de la sabi-
plendor;
12
Y mis obras te serán aceptas, I y re-
prudencia y la pericia de nuestras obras; con suavidad. duría, giré tu pueblo con justicia, | y seré digno
17 2
Porque El nos da la ciencia verdadera La amé y la busqué desde mi juven- 18
Y que su amistad es noble deleite, I del13trono de mi padre.
de las cosas, | y el conocer la constitución tud, | procuré desposarme con ella | ena- y los trabajos de sus manos riqueza inago- Pues ¿qué hombre podrá conocer el
del18universo y la fuerza de los elementos; morado 3
de su belleza. table, I y pericia el trato de su conversa- consejo de Dios | y quién podrá atinar
El principio, el fin y el medio de los Se manifiesta su excelsa nobleza por ción, [ y fama participar en sus discursos, I con14 lo que quiere el Señor?
tiempos; | el curso regular de los astros su convivencia con Dios, | y el Señor de corrí de una parte a otra buscando to- Porque inseguros son los pensamien-
y los cambios de las estaciones; todas las cosas la ama. * marla conmigo. tos de los mortales, | y nuestros cálculos
19
según lo que son de verdad y no según las fantasías creadas por su propio orgullo y por la adulación Era yo un niño de buen natural, I muy15
aventurados;
de sus cortesanos. que recibió en suerte un alma buena. Pues el cuerpo corruptible agrava el
20
22
El códice alejandrino dice así: «Es ella un espíritus, etc. El texto aceptado implica un matiz Porque era bueno, vine a un cuerpo alma, | y la morada terrestre oprime la
que no parece indiferente. San Pablo, en i Cor 12,4 ss., nos habla de las múltiples manifestaciones sin21 mancilla;* mente
16
pensativa;
del Espíritu Santo, que parece una explicación de estos versos 22-24. Pero conociendo que no podía ser Pues si apenas adivinamos lo que en
26
Estos dos versos son la revelación más alta de la Sabiduría de Dios. Aquí ya no se trata de templado si Dios no me lo daba | y que la tierra sucede | y con trabajo hallamos
sus relaciones con el mundo creado, sino con Dios mismo, de quien es reflejo, esplendor, imagen.
Aquí parece haberse inspirado San Pablo en Col 1,5 ss. y Heb 1,2 s. 20
Quiere decir que gozaba desde su nacimiento de aquella gracia que los antiguos expresaban
3 con la sentencia flmens sana in corpore sano».
Q
0
Para comprender este versículo, recordemos la doctrina sobre la sabiduría difundida por
la creación entera y comunicada a los hombres para guiarlos por las sendas de la ley divina Q 1
El autor se inspira para esta oración, que pone en boca de Salomón, en 1 Re 3,5 ss., donde
(Eclo 1,10; 24,1-47). ** se cuenta la visión divina y la petición que Salomón hizo de la sabiduría.
SABIDURÍA 9-11 718 719 SABIDURÍA 11-12
11 22
lo que está en nuestras manos, | ¿quién Le asistió contra la avaricia de quien Castigo de los egipcios Porque el realizar cosas grandes siem-
rastreará lo que sucede en el cielo? le 12oprimía | y le enriqueció. ' Pues por donde fueron castigados sus pre está en tu mano, | y al poder de tu
17 brazo, ¿quién puede resistir?
¿Quién conoció tu consejo si tú no Le preservó de sus enemigos | y le enemigos, * 23
le diste la sabiduría | y enviaste de lo alto protegió contra los que le acechaban, | y 6
Por ahi fueron socorridos los indi- Pues todo el mundo es delante de ti
tu espíritu santo? le dio el premio de un rudo combate, | gentes. como un grano de arena en la balan-
' 8 Así es como se han enderezado los para que aprendiera que la piedad es 7
En vez de las aguas perennes del za ! y como una gota de rocío de la ma-
caminos de los que moran sobre la tie- más fuerte que todo. rio, I se vieron aquéllos turbados con ñana
24
que cae sobre la tierra.
13 Pero tienes piedad de todos, porque
rra, | y los hombres supieron lo que te No abandonó al justo vendido | y sangre podrida,
es grato, | y por la sabiduría fueron salvos. le salvó del pecado; I descendió con él al 8
En castigo del decreto infanticida. | todo lo puedes, | y disimulas los pecados
calabozo. Dísteles a ellos, contra toda esperanza, de los hombres para traerlos a peniten-
14 cia;
Y no le abandonó en la prisión | aguas abundantes, 25
SEGUNDA PARTE hasta entregarle los poderes del reino | y 9
Y mostraste por aquella sed I el cas- Pues amas todo cuanto existe | y
el poder sobre sus opresores. I Descu- tigo infligido a los adversarios, | juzga- nada aborreces de lo que has hecho, |
LA SABIDURÍA EN ISRAEL que no por odio hiciste cosa alguna.
brió la mentira de sus acusadores | y le dos con ira. 26
(10-20) dio una gloria eterna. 10
Porque aquéllos, probados y corre- ¿Y cómo podría subsistir nada si tú
gidos con misericordia, | conocieron cómo no quisieras I o cómo podría conservar-
L a sabiduría, guía de los patriarcas se 27sin ti?
Moisés e Israel, guiados por la eran atormentados los impíos con ira.
•i A ' Ella fue la que guardó al primer 11
Pues a unos, como padre que amo- Pero a todos perdonas, porque son
* " hombre, | al que primeramente for- sabiduría nesta, los probaste; I pero a los otros, tuyos, Señor, amador de las almas.
maste para ser padre del mundo, | y le 15 Libró de la nación opresora al pue- como rey severo que condena, los cas- Castigo de los cananeos
salvó en su caída, * blo santo, I al pueblo puro, a la descen- tigaste.
2 12
Y le dio poder para dominar sobre dencia irreprochable. Pues ausentes y presentes eran igual- •f o 1 Porque en todas las cosas está
todas las cosas. i* Entró en el alma del servidor de mente atormentados • l2« tu espíritu incorruptible.
3
3 Por haberse apartado de ella en su Dios I e hizo frente a reyes temibles con 1 Y heridos por un doble pesar. | Gi- Y por eso corriges con blandura a
cólera, I el injusto se perdió por su furor prodigios y señales.* mieron por la memoria de lo pasado, los que caen, I y a los que pecan los
14
fratricida. 17
Dio a los santos la recompensa de Porque, oyendo que sus propios tor- amonestas, despertando la memoria de
4
Inundó luego la tierra el furor de és- sus trabajos, | guiándolos por un camino mentos I beneficiaban a los otros, cono- su pecado, | para que, libres de su mal-
te, I y de nuevo la salvó la sabiduría, | ri- de prodigios, | y fue para ellos sombra cieron al Señor. dad, crean. Señor, en ti.
giendo al justo en lefio deleznable. por18 el día | y luz de astros por la noche. !5 Pues aquel que ellos arrojaron y des- ' Y porque aborrecías a los antiguos
5
Cuando las naciones en una concor- Les hizo atravesar el mar Rojo | y preciaron I le admiraron al fin de los habitantes
4
de tu tierra santa,
dia inicua fueron confundidas, | conoció los condujo a través de las muchas aguas. sucesos, I cuando sintieron una sed muy Que practicaban obras detestables de
al justo y le conservó irreprochable ante 19
Sumergió a sus enemigos, I y del diferente de la de los justos. magia,
5
ritos impíos,
16
Dios I y le mantuvo fuerte contra la ter- profundo abismo arrojó a la playa sus En castigo de los pensamientos in- Y eran crueles asesinos de sus hi-
nura paternal por su hijo. cadáveres. sensatos y estúpidos | con que, extravia- jos, I que se daban banquetes con la car-
« Ella salvó de la ruina de los impíos 20
Por esto los justos despojaron a los dos, adoraban a reptiles miserables y ne y sangre humanas, | y con la sangre
al justo ! en su huida del fuego que impíos, ! celebraron, Señor, tu santo nom- viles brutos, | les enviaste en castigo mu- se iniciaban en infames orgías.
descendía sobre Pentápolis; bre I y a una alabaron tu diestra vence- chedumbre de animales irracionales, 6 A esos padres, asesinos de seres ino-
7 17
Y en testimonio de la maldad | con- dora. Para que conocieran que por don- centes, I determinaste perderlos por ma-
tinúa la tierra desolada, humeante, | y 21
Porque la sabiduría abrió la boca de uno peca, I por ahí es atormentado. no de nuestros padres, *
18 7
sus árboles dan frutos que no madu- de los mudos | e hizo elocuentes las len- Pues no era difícil a tu mano om- Para que recibiese una digna colonia
ran, I y una estatua de sal quedó cual guas de los niños. nipotente, I que creó el mundo de la de hijos de Dios | esta tierra, ante ti la
monumento de un alma desobediente. materia informe, I enviarles muchedum- más estimada de todas.
8 8
Pues los que despreciaron la sabidu- bre de osos o feroces leones, Pero a éstos, como a hombres, los
| 1 Hizo prosperar sus obras por ma-
ría, I no sólo sufrieron el daño de no co-
nocer el bien, | sino que dejaron a los 2
1
* no de un profeta santo;
19
O fieras desconocidas llenas de fu-
ror, creadas nuevamente, | que respira-
perdonaste, | y enviaste tábanos como
precursores de tu ejército, | para que poco
Atravesaron el desierto inhabitable | sen un aliento inflamado, exhalando un a 9poco los exterminaran. *
vivientes un monumento de su insensa- y fijaron sus tiendas en lugares desiertos;
tez, I para que no cayesen en olvido sus 3 olor infecto, | o que de sus ojos lanza- No porque fueras impotente para so-
Resistieron a los enemigos y se ven- sen terribles centellas, meter por las armas los impíos a los
pecados.
9 garon de sus adversarios. 20
Pero la sabiduría libró de las penas 4
Tuvieron sed y te invocaron, I y les Que no sólo hiriéndolos les causa- justos I o para de una vez destruirlos
a los que la servían. fue dada agua de la dura roca, I y para ran la muerte, | sino que ya sólo con su por fieras feroces o por una palabra
10 Libró al justo que huía de la ira saciar su sed, de la áspera piedra. vista espantable los mataran; dura;
21 10
fraterna, I le condujo por caminos rec- Pero aun sin esto, por un simple Pero castigándolos poco a poco les
tos, I le mostró el reino de Dios | y le soplo podrían perecer | perseguidos por diste lugar a penitencia, | no ignorando
dio a conocer las cosas santas. | Le pros- la justicia | y disipados por tu soplo que era el suyo un origen perverso, | y
peró en sus fatigas I y multiplicó el fruto poderoso; I pero todo lo dispusiste con que era ingénita su maldad, I y que ja-
de sus trabajos; medida, número y peso. más se mudaría su pensamiento.
1n • Es la sabiduría el plan de la creación, existente en la mente divina y actualizado luego en el •f Hj 5 El autor contrapone aquí la misericordia usada por Dios con los hebreos y la justicia ejer-
' ^ mundo por la palabra omnipotente de Dios. Abarca.dos cosas: la naturaleza de los seres y su ' ' cida con los egipcios, justicia que todavía fue acompañada de misericordia, porque Dios
gobierno; sobre todo se fija el autor en el gobierno del hombre. En los capítulos que vienen nos ama cuanto existe y nada aborrece de cuanto creó, como la misericordia hacia Israel no careció de
habla de esa sabiduría que dirigió a los principales personajes bíblicos, los cuales, a su vez, se some- justicia. Son muy dignos de notar los últimos versículos de este capitulo.
tieron con docilidad a ese gobierno, cooperando con esto a los planes de Dios sobre ellos. No señala
las personas por su nombre, pero ya se dejan bien conocer por las obras que les atribuye. I O 6 Los hebreos recibieron del Señor la orden de exterminar a los cananeos, como ministro!
"> Se alude aquí a Moisés, guiado por la Sabiduría. En esto el autor se extiende en contarnos ' "•8 de la justicia de Dios, que debía vengar tales crímenes.
los juicios de Dios sobre los egipcios y sus misericordias con Israel, el pueblo santo, por ser pueblo _ La misma conducta misericordiosa que usó Dios con los egipcios usó con los cananeos, y por
elegido de Dios más que por su conducta indócil, que el autor no toma en cuenta eo este lugar. la misma razón, porque es misericordioso.
SABIDURÍA 12-13 720 721 SABIDURÍA 13-14
25 5
n Que era semilla maldita desde su Y por esto, como a niños sin jui- animales, | o piedra inútil, obra de m a n o N o quieres que las obras de tu sa-
origen | y no por temor de nadie dila- cio, I les enviaste un castigo de b u r l a ; antigua. * biduría estén ociosas. | Por esto los h o m -
26
taste el castigo de sus pecados. * Y los que n o se corrigieron con a m o - 11 Corta experto leñador un tronco m a - bres confían sus vidas a un frágil leño, |
12 Pues ¿quién te dirá: Por qué haces nestaciones de burla | sufrieron u n cas- nejable, | lo descorteza diestramente | y, y, atravesando las ondas en u n a balsa,
esto, ! o quién se opondrá a tu juicio, I o tigo digno de Dios, haciendo uso de su destreza y arte, I fa- llegan a salvo.
27 6
quién te llamará a juicio por la pérdida Pues fueron castigados por medio de brica u n mueble útil p a r a las necesida- Y habiendo perecido al principio los
de naciones que tú hiciste, I o quién aquellos mismos | que tenían p o r dioses des de la vida; orgullosos gigantes, | la esperanza del
vendrá a abogar contra ti por hombres y p o r ellos mismos azotados | al ver i 2 Y los despojos de la obra | los con- m u n d o escapó al peligro en u n a balsa, I
impíos? que aquel que antes se negaron a recono- sume en preparar su comida y satisfa- que, gobernada p o r tus m a n o s , dejó al
13 Q u e n o hay m á s Dios que tú, que cer por Dios era el D i o s verdadero, | que cer su necesidad; m u n d o semilla de posteridad.
de t o d o cuidas, I para mostrar que n o echó sobre ellos la suprema condenación. 1 3 Pero el último resto, que para n a d a 7
Bendito sea, pues, el leño de que se
juzgas injustamente. sirve, | un leño torcido y lleno de nu- hace recto uso. *
1 4 Y n o hay rey ni tirano que te pueda N e c e d a d d e l o s q u e a d o r a n las 8
Pero el ídolo, obra del h o m b r e , es
dos, | lo toma y lo labra en sus ratos de
pedir cuentas de tus castigos. criaturas ocio, | y con su arte le da una figura, maldito él y quien lo hace. I Este porque
15 Siendo justo, todo lo dispones con 1 semejanza de hombre, lo hizo; aquél porque, siendo corrupti-
l O Vanos son p o r naturaleza t o d o s
justicia | y no condenas al que no merece •l«* los hombres que carecen del co- 1 4 O dándole la semejanza de un vi] ble, es llamado dios.
ser castigado, | pues lo tienes por indig- 9
nocimiento de Dios, | y p o r los bienes animal y pintándole de minio, le da u n Igualmente son a D i o s aborrecibles
n ó de tu poder. que disfrutan n o alcanzan a conocer al color rojo | y cubre de pintura todas las el impío y su impiedad.
16
Porque tu poder es el principio de que es la fuente de ellos, | y p o r la consi- manchas que hay en él, 1° Y así serán castigados la o b r a y el
la justicia | y tu poder soberano te auto- deración de las obras n o conocieron al 1 5 Y, preparándole u n a m o r a d a digna, | que la hace.
riza para perdonar a todos. artífice, * le coloca en el m u r o , asegurándole con u Por esto serán visitados los ídolos
i ' Sólo si no eres creído perfecto en 2
Sino que al fuego, al viento, al aire clavos, I cuidando bien que no caiga, de las naciones; ! porque las criaturas
poder haces alarde de tu fuerza, I confun- ligero, ] o al círculo de los astros, o al l* Pues sabe que n o puede sostenerse de Dios se convirtieron en abominación, |
des la audacia de los que d u d a n de ella. agua impetuosa, | o a las lumbreras del a sí mismo, | siendo u n a imagen que en escándalo para las almas de los hom-
18 Pero tú, Señor de la fuerza, juzgas cielo t o m a r o n p o r dioses rectores del uni- necesita de ayuda. bres I y en lazo para los pies de los in-
con benignidad | y con mucha indulgen- verso. 1 7 Y luego, al dirigirle oraciones por sensatos. *
cia nos gobiernas, | pues cuando quieres 12
3 Pues si seducidos p o r su hermosura su hacienda, por sus mujeres y sus hi- Pues el principio de la fornicación
tienes el poder en la m a n o . los tuvieron p o r dioses, | debieron cono- jos, I no se avergüenza de hablar con es la invención de los ídolos, | y su in-
cer cuánto mejor es el Señor de ellos, | quien carece de alma, vención es la corrupción de la vida.
L e c c i o n e s q u e d e l o d i c h o se i n f i e r e n
pues es el autor de la belleza quien hizo 1 8 D e invocar al impotente pidiéndole 1 3 N o existieron desde el principio | ni
i ' Por tales obras enseñaste a tu pue-
todas estas cosas. la salud, | y ruega al muerto por la vida, | existirán para siempre;
plo | que el justo debe ser bueno, | y 4
Y si se admiraron del poder y de la y suplica la ayuda de quien es lo más 1 4 Fue la vanagloria de los hombres la
diste a tus hijos buenas esperanzas | de
fuerza, | debieron deducir de aquí cuán- inútil. que los introdujo en el mundo, | y por
que das tiempo de penitencia de los pe-
to m á s poderoso es su creador; 1 9 Y pide un feliz viaje al que no pue- esto está decidido su próximo fin.
cados.
20
5
Pues de la grandeza y hermosura de de usar de sus pies, I y ganancias y em-
Porque si a los enemigos de tus hi- presas y el éxito de sus obras | y energía L a apoteosis h u m a n a
las criaturas, I por razonamientos, se llega 15
jos y reos de muerte I los castigaste con a conocer al Hacedor de éstas. al más incapaz de hacer n a d a con sus U n padre, presa de acerbo dolor, |
tantos miramientos e indulgencia, | dán- 6 Pero sobre éstos n o cae tan gran re- manos. hace la imagen del hijo que acaba de
doles tiempo y espacio para arrepentirse proche, | pues p o r ventura yerran | bus- serle arrebatado, | y al h o m b r e entonces
de su maldad, * cando realmente a D i o s y queriendo h a - •i A 1 Pongamos otro caso. U n o se pro- muerto le honra ahora como a dios, I es-
21 ¿Con qué circunspección juzgarás a llarle; *• ™ pone navegar, | se dispone a atra- tableciendo entre sus siervos misterios e
tus hijos, I cuyos padres recibieron de 7 vesar por las furiosas ondas, | e invoca iniciaciones. *
Y, ocupados en la investigación de
ti juramentos y alianza de buenas pro- sus obras, | a la vista de ellas se persua- a un leño m á s frágil que la nave que le i 6 Luego, con el tiempo, se consolida
mesas? den de la hermosura de lo que ven, lleva. esta costumbre impía y es guardada c o m o
22
Pues, corrigiéndonos a nosotros, azo- 8
aunque n o son excusables.
2
Pues ésta fue inventada por la codi- ley, I y p o r los decretos de los príncipes
tas mil veces más a nuestros enemigos, I 9 cia del lucro | y fabricada con sabidu- son veneradas las estatuas.
Porque si pueden alcanzar tanta cien-
para que, cuando nosotros juzgamos, pen- cia I y son capaces de investigar el uni- ría por un artífice. 1 7 Y a quienes los hombres no pueden
semos en tu b o n d a d | y, al ser juzgados, verso, [ ¿cómo no conocen más fácilmente 3 Pero tu providencia, Padre, la gobier- de presente h o n r a r por estar lejos, I de
esperemos misericordia. al Señor de él? na, I porque tú preparaste un camino lejos se imaginan su semblante | y hacen
23
Pues a los injustos, que pasan la en el mar, | y en las ondas senda segura. la imagen visible de un rey venerado, |
vida en la insensatez, I los atormentaste El culto de los ídolos
4
M o s t r a n d o que puedes salvar del pe- p a r a adular al ausente con igual diligen-
por tus propias abominaciones, ligro, I p a r a que cualquiera, aun sin el cia que si estuviera presente. *
24 18
Cuando muchos más se extraviaron io Desdichados los que h a n puesto sus conocimiento del arte, pueda embarcarse. Y, progresando la superstición, tam-
por los caminos del error, | teniendo p o r esperanzas en muertos, | cuantos llaman
I
dioses los más viles animales, | engañados dioses a las obras de sus manos, | o r o ° En estilo irónico, como es usual en otros autores sagrados, el autor empieza a tratar aquí de
a manera de niños insensatos. y plata, obras de artífice, | e imágenes de la idolatría y sus orígenes. Conviene tener presente esta observación para juzgar las palabras del
autor sagrado, que a veces pudieran parecer exageradas (Bar 6).
n2 0 Alude el texto a la maldición de Gañán en Gen g,25 ss. 4 7 Se trata aquí del barco o arca de Noé, hecha de madera, propuesta por Dios para salvar
La sentencia dada contra los cananeos no se cumplió sino lentamente, para dar lugar al
arrepentimiento, lo que significa la bondad de Dios con aquellos reos de muerte. ¡Cuánto más los
1 » de la catástrofe del diluvio la semilla de la humanidad e imitada después por los hombres
hijos de Dios, los israelitas, tendrán derecho a esperar mayor misericordia! para sus negocios.
II
Los ídolos, fabricados de madera, piedra o metales, es decir, de la materia creada por Dios,
•j O [ Es de sumo interés este capítulo, por cuanto afirma la necedad culpable de los filósofos han sido ocasión de idolatría y luego de la degradación moral consiguiente a la idolatría, según lo
' ** gentiles, los cuales, habiendo alcanzado tan amplio conocimiento de las cosas creadas, no declara el Apóstol en su epístola a los Romanos (1,25 ss.).
supieron elevarse al Hacedor de las mismas. San Pablo parece haberse inspirado en esta doctrina 15
El amor paterno es la causa de la divinización del hijo muy amado. Cicerón quiso levantar
al escribir el capitulo primero de su epístola a los Romanos (1,18-32). Y a la verdad es de maravi- a su1 7hija Tuiía un sepulcro en forma de templo y se empeñaba en verla colocada entre los dioses.
llar la pobreza de la teodicea de Platón y Aristóteles. '' < -• El culto de los príncipes era muy antiguo en Egipto y perduró hasta la época romana. Los em-
SABIDURÍA 14-15 722 723 SABIDURÍA 15-16
bien a los ignorantes los indujo el deseo D i c h a d e los a m i g o s d e D i o s p o r malos medios, | y éste sabe que hay bellas cualidades, | y hasta fueron
de honrar al artista. peca más que todos, I pues de la misma excluidos de la a p r o b a c i ó n y de la ben-
19
En efecto, éste, queriendo congraciar- 1 C ' Pero tú, Dios nuestro, bondadoso tierra fabrica vasos frágiles y estatuas dición de Dios.
se con el soberano, I extremó el arte *• •* y veraz, | paciente y que todo lo
de ídolos.
para superar la semejanza, gobiernas con misericordia;* 14 Castigo d e este pecado
2 Son en sumo grado insensatos y des-
20
Y la muchedumbre, seducida por la Pues si pecamos, tuyos somos, reco-
nocemos tu poder, | mas no queremos
dichados, m á s que el alma de u n niño, | 1 fi ' P o r e s t o ' m e d ¡ a n t e ellos fueron
perfección de la obra, | al que hasta los enemigos de tu pueblo que dominan *• ™ dignamente castigados por seme-
entonces h o n r a b a como a hombre, le miró pecar sabiendo que somos contados tu-
yos; sobre él. jantes criaturas I y p o r muchedumbre de
como cosa sagrada. 15
3 Porque tuvieron p o r dioses a todos bestias fueron atormentados.
21
Y esto se convirtió en lazo para los Pues el conocerte es la justicia per- 2
los ídolos de las naciones, | que n o pue- En vez de este castigo, colmaste de
hombres, | porque los hombres, querien- fecta, I y conocer t u poder es raíz de
inmortalidad. den ver con sus ojos, | ni pueden respirar beneficios a tu pueblo, | y para satisfac-
do servir a la fortuna o a la tiranía, | 4 el aire p o r sus narices, | ni oir con sus ción de su apetito le diste un manjar
atribuyeron a la piedra y a los leños el N o nos extravió la invención arti- exquisito | y le preparaste las codornices
oídos, I ni tocar con los dedos de sus
nombre incomunicable. ficiosa de los hombres | ni el trabajo p a r a alimento.
estéril de la pintura, I la imagen embo- 3
rronada con varios colores. D e suerte q u e aquéllos, ansiosos de
C o n s e c u e n c i a s d e la i d o l a t r í a 5 alimento, | p o r asco d e los animales en-
Cuya vista atrae el oprobio sobre los viados contra ellos | sintieron aversión
22 insensatos | que se enamoran de la figura al alimento necesario; | mientras que és-
Y como si no bastara errar sobre el inanimada de u n a imagen muerta.
conocimiento de Dios, I los hombres, vi- 6 tos, pasada u n a breve privación, | gus-
Amadores de la maldad, dignos de taron u n manjar maravilloso.
viendo en violenta guerra de ignorancia, | tales esperanzas, | son tanto los que los 4
llamaron paz a tan grandes males; * hacen como los que los a m a n y los que Pues convenía que los opresores sin-
23
Pues celebran iniciaciones infantici- los veneran. tiesen u n a necesidad insaciable | y a éstos
das, o misterios ocultos, | o desenfrena- sólo se les diese a conocer el t o r m e n t o
das orgías de ritos extraños; 2 4 y ya no N e c e d a d d e los idólatras
de los enemigos;
5
guardan la pureza de su vida ni la del Mas c u a n d o sobre éstos vino la te-
7
lecho conyugal, I pues unos a otros se Pues el alfarero, que amasa fatigosa- rrible furia de las bestias I y perecían p o r
matan con asechanzas o con el adulte- mente el barro, | fabrica t o d o género de las mordeduras de las tortuosas serpien-
rio se infaman. vasos p a r a nuestro uso. | del mismo ba- tes, I tu cólera n o d u r ó hasta el fin;
25
Y en todo domina la sangre y el rro modela | vasos útiles para los servi- <> Para su corrección fueron p o r un p o c o
homicidio, el robo y el engaño, | la co- cios limpios ¡ y otros para usos contra- t u r b a d o s : | tuvieron u n a señal de salud |
rrupción y la infidelidad, la rebelión y rios; I pero sobre cuál h a de ser el des- para traerles a la memoria los precep-
el perjurio; tino de cada uno | es juez el alfarero. * tos de la Ley,
7
26 La vejación de los buenos, el olvido 8 Y con un trabajo inútil modela de Pues el que se volvía a mirarla n o
de los beneficios, | la contaminación de la misma masa un dios vano, | que, sa- era curado por lo que veía, | sino por ti,
las almas, los crímenes contra naturale- lido poco antes de la tierra, I vuelve poco Salvador de todos.
za, | la perturbación de los matrimonios, después a aquella de donde fué toma- s Y con esto mostraste a nuestros ene-
el adulterio y la lascivia; do I al exigírsele la deuda de una vida migos I que tú eres el que salvas de t o d o
27 mal;
Pues el culto de los abominables ído- prestada.
9 9
los | es principio, causa y fin de todo Pero no le dan cuidado sus fatigas | Pues a ellos los m a t a r o n la voraci-
mal, ni de que su vida es corta. I Rivaliza con Momias de gatos consagrados a los dioses egipciosdad de las langostas y las picaduras de
28
Pues en sus regocijos son locos, y en los orífices y los plateros | e imita a los las moscas, I sin encontrar remedio p a r a
sus profecías embusteros; | viven en la bronceros, | y tiene por gloria el hacer manos, I ni a n d a r con sus inmóviles pies, su mal, I porque merecían ser p o r tales
injusticia y de ligero perjuran, figuras engañosas. 16
Pues es el h o m b r e quien los hace y los medios castigados;
29 10
Pues poniendo su confianza en ído- Su corazón es ceniza, y su esperanza m o d e l a ; | sólo de prestado recibieron to Pero sobre tus hijos n o vencieron
los sin alma, | juran falsamente sin temer más vil que la tierra; | su vida es de me- aliento de vida, | pues no hay h o m b r e los dientes de las venenosas serpientes, |
ningún daño.
30
nos estima que el b a r r o ,
11
capaz de modelar u n dios semejante a sí. p o r q u e t u misericordia los socorrió y los
Pero u n doble castigo vendrá sobre Porque desconoce a quien le hizo, | 17
Siendo mortal, fabrica con sus m a - sanó. 11
ellos, | porque sintieron mal de Dios al que le infundió su semejanza con un n o s impías u n m u e r t o ; | él es mejor que P a r a memoria de tus palabras eran
adorando a los ídolos y juraron falsa- alma activa | y al que le dio espíritu los objetos que venera, | pues él goza picados, I aunque p r o n t o fueran cura-
mente, con menosprecio de la santidad. vital. d e vida, y aquéllos, n o . dos, I para que no las echasen en olvi-
31 12 do I y quedasen excluidos de tus bene-
Pues no es el poder de los ídolos M a s para los hombres nuestra exis-
por quienes juran, sino la venganza sobre tencia es un pasatiempo, | y la vida, ficios.
L a zoolatría 12
los pecadores, | lo que siempre sigue a una feria en que hacer ganancias; Pues ni hierba ni emplasto los cu-
la prevaricación de los injustos. 13 Pues dicen que es preciso ganar aun >• A d o r a n a los animales m á s odiosos, I ró, I sino tu palabra, Señor, que t o d o
que, comparados con los otros, son los lo sana.
peradores eran adorados como dioses, a los cuales se levantaban templos servidos por sacerdotes, m á s repugnantes; * 13
Que tú tienes el poder de la vida
para2 2expresar la devoción y lealtad de los pueblos hacia Roma y sus cesares (Ap 2,13). 19
La historia de Israel, siempre tan inclinado a la idolatría, y más aún la historia del paganis- N a d a hay en ellos que los haga es- y de la muerte | y llevas a los fuertes al
mo, nos demuestra cuan nefasta ha sido siempre la influencia de los errores religiosos en la vida timables c o m o los otros animales en que ades y sacas de é l . *
moral del hombre. La divinización de la naturaleza creada llevaba en pos de sí la divinización de
la naturaleza corrompida del hombre mismo (Rom 1,24 ss.). 18
Esta forma de religión, la más abyecta, dominaba en el pueblo egipcio, que empezaba por
l representar a sus dioses con cabezas de animales,-y por cierto de muchos animales que para los he-
1 *^C Como en pasajes anteriores, el autor pondera aquí la dicha de Israel por la revelación de
que era depositario, pero sin hacer referencia al honor que el pueblo haya hecho a la Ley breos eran inmundos según la Ley: el milano, el ibis, el gato, el cocodrilo, etc.
con su observancia (Dt 4,6; Rom 9,3-5).
7 1 fi 13 Nuestro autor; hablando en griego, traduce por ades el seol hebreo. El latín traduce am-
Vuelve otra vez al tema de la fabricación de los ídolos, para poner en ridiculo a sus adorado- • " bos vocablos por infierno, la morada de los muertos, no precisamente la morada de los conde-
res (cf. 13,10 ss.). Parece que el orden del texto se halla un poco alterado. nados, si el contexto no lo indica.
SABIDURÍA 16-17 724 725 SABIDURÍA 17-18
14
Por su maldad puede el hombre dar gracias | y salirte al encuentro a la apa- mente impenetrable, 1 salía del fondo del biendo con certidumbre a qué juramento
la muerte, | pero no hacer que torne el rición de la luz. insondable ades, | durmieron el mismo habían dado fe, tuvieron más ánimo.
7
espíritu que se fue, | ni hacer volver al 29
Pues la esperanza del ingrato se de- sueño. Y fue esperada por tu pueblo | la sa-
alma ya encerrada en el ades. rrite como el hielo I y se derrama como 14 Unos, agitados por prodigiosos fan- lud de los justos y la perdición de los ene-
15
Imposible es huir de tu mano, agua inútil. tasmas; I otros, desfallecidos por el aba- migos.
8
16
Y los impíos que negaron conocer- timiento del ánimo, I sorprendidos por Pues con lo mismo que castigaste a
te, | por el poder de tu brazo fueron Las tinieblas de Egipto y la columna un15repentino e inesperado terror. los enemigos, | con eso nos fortificaste lla-
castigados, | perseguidos con extraordi- d e fuego Luego, si alguno caía rendido, I que-mándonos a ti.
9
narias lluvias, con granizadas y aguace- 1
Grandes e inescrutables son tus daba como encerrado en una cárcel sin En secreto hicieron sus sacrificios los
ros inevitables | y por el fuego abrasa- 17 juicios, | y por esto las almas en cadenas.
]6
E1 labrador o el pastor, I el obrero
hijos santos de los buenos, | y de co-
mún acuerdo hicieron este pacto divino, |
dor. tinieblas se extraviaron.*
17 Y lo más maravilloso era que en 2
Pues suponiendo los inicuos que po- ocupado en los trabajos del campo, I sor- de que los santos participasen igualmen-
medio del agua, que todo lo extingue, | dían dominar sobre la nación santa, | prendidos, soportaban lo inevitable. te I de los mismos bienes y peligros, | can-
el fuego se mostraba más activo, I por- quedaron presos de las tinieblas y enca- 17 Ligados todos por una misma cade- tando antes las alabanzas de sus padres.
que la naturaleza combate por los justos. denados por una larga noche, | encerra- na de tinieblas. | Fuera el viento que sil- 1° Entre tanto resonaba el grito discor-
18 Pues unas veces la llama se aplaca- dos bajo tus techos, excluidos de tu eterna ba, I o el canto suave de los pájaros entre dante de los enemigos | y se oía el triste
ba | para que no fuesen consumidos los providencia. la espesa enramada, | o el rumor de las llanto por los hijos muertos;
animales enviados contra los impíos, |
3
Imaginándose poder ocultar sus peca- aguas que se precipitan con violencia, u Y con igual pena fue castigado el
18
para que, viéndolo, entendiesen que eran dos secretos | bajo el obscuro velo del O el estrépito horrísono de piedras siervo que el amo, | y la plebe padecía lo
empujados por el juicio de Dios; olvido, | fueron dispersados, sobrecogi- que se despeñan, | o la carrera invisible mismo que el rey.
19
Otras veces el fuego se encendía, con- dos de terrible espanto I y turbados por de animales que retozan, | o el rugido de 12 Y todos a una, con un solo género
tra su naturaleza, en medio del agua I espectros. fieras que espantosamente rugen, | o el de muerte, | tenían muertos innumera-
para destruir los productos de una tie- 4
Pues ni el escondrijo que los protegía eco que resuena en los hondos valles, | bles, I y no bastaban los vivos para sepul-
rra impía. los preservaba del terror, | y rumores ate- todo
19
los aterraba y los helaba de espanto.
tarlos, I pues en un instante sus más no-
20
En lugar de esto proveíste a tu pue- rradores les infundían espanto, | y espec- Mientras todo el universo era ilumi- bles nacidos fueron muertos.
13
blo de alimento de ángeles, | y sin trabajo tros tristes y de rostros tétricos se les nado por una brillante luz | y libremente A causa de sus magias no habían
les enviaste del cielo pan preparado, | que, aparecían; se 20entregaban todos a sus trabajos. creído todos los castigos pasados, | pero
teniendo en sí todo sabor, se amoldaba 5 Y ninguna fuerza de fuego era capaz Sólo sobre aquéllos se extendía una con la muerte de los primogénitos con-
a todos los gustos; de darles luz, | ni la llama brillante de los densa noche, imagen de las tinieblas que fesaron que el pueblo era hijo de Dios.
14
21 Y ese alimento tuyo mostraba tu dul- astros | podía iluminar aquella horrenda a poco les aguardaban, | pero ellos se Un profundo silencio lo envolvía to-
zura hacia tus hijos, I ajustándose al de- noche. eran para sí mismos más graves que las do, I y en el preciso momento de la media-
seo de quien lo cogía, | y se acomodaba
6
Sólo les aparecía un fuego repentino tinieblas. noche,
al 22gusto que cada uno quería. y temeroso; | y espantados de la visión, 15 Tu palabra omnipotente de los cie-
La nieve y el hielo soportaban el cuya causa no veían, | juzgaban más te- 1 Q > Mientras que para tus santos bri- los, de tu trono real, | cual invencible
fuego sin derretirse, | para que conociesen rrible lo que estaba a su vista. *• O liaba una espléndida luz, I aquéllos, guerrero, se lanzó en medio de la tierra
que los frutos de los enemigos | los des- 7
Las ilusiones del arte mágica queda- oyendo sus voces sin ver a las personas, | destinada a la ruina. *
truía el fuego encendido por la tempestad | ban por los suelos, I afrentosa corrección las proclamaban felices aunque hubieran 1* Llevando por aguda espada tu de-
y que fulguraba en medio de la lluvia. para los que presumían de sabiduría. * sufrido.
2
creto irrevocable; e irguiéndose, todo lo
23
Y para que de nuevo se alimentasen 8 Pues los que prometían expulsar los Y aunque maltratados injustamente, llenó de muerte, I y caminando por la
los justos, ¡ se olvidaba de su propia na- miedos y las turbaciones del alma enfer- no se habían vengado, antes daban gra- tierra, tocaba el cielo.
17
turaleza. ma, | esos mismos padecían de un miedo cias I y pedían perdón de ser tenidos por Al instante visiones de sueños | terri-
24
Pues la creación, sirviéndote a ti, que ridículo; enemigos. blemente los turbaron, | cayendo sobre
3
la hiciste, I despliega su energía para ator-
9
Pues aunque nada hubiese que les Y en lugar de las tinieblas encendiste ellos
18
temores inesperados;
mentar a los malos | y la mitiga para ha- pudiera infundir espanto, | aterrados por una columna, | que les diste para su ca- Y arrojados por tierra aquí y allí. I
cer bien a los que en ti confían. el paso de los animales y el silbido de las mino, guía desconocido, I un sol inofensi- manifestaban
19
la causa por que morían.
25
Por esto, amoldándose a todo, I servía serpientes, se morían de miedo, | y ni vo4 para una gloriosa peregrinación. Las visiones que los turbaron les ha-
a tu generosidad universal, nodriza de querían mirar lo que por ninguna vía po- Pues dignos eran de ser privados de bían advertido, | para que al morir no
todos, | según la voluntad de los nece- dían evitar. luz y encerrados en tinieblas | los que ignorasen
20
por qué sufrían aquellos males.
sitados. io Que la maldad es cobarde y da tes- guardaban en prisión a tus hijos, | por La prueba de la muerte alcanzó tam-
26
Para que aprendan, Señor, tus ama- timonio contra sí misma, | y siempre sos- quienes había de ser dada al mundo la luz bién a los justos, I y en el desierto se pro-
dos hijos | que no tanto la producción de pecha lo más grave, perturbada por su incorruptible
5
de la Ley. dujo una mortandad en la muchedumbre; |
los frutos alimenta al hombre | cuanto conciencia; Y a los que habían resuelto dar muer- pero
2
la cólera no duró mucho tiempo. *
tu palabra, que conserva a los que creen n Pues la causa del temor no es otra te a los hijos de tus santos, | uno de los i Porque un varón irreprensible se apre-
en27ti. que la renuncia a los auxilios que proce- cuales fue expuesto y salvado para cas- suró a combatir por el pueblo | con las
Pues lo que resistía a la acción del den2 de la reflexión. tigo de ellos, | les quitaste la muchedum- armas de su propio ministerio, | la ora-
fuego, | al punto se derretía calentado por i Porque cuanto menor ayuda se re- bre de sus hijos | y a una los ahogaste en ción y la expiación del incienso, | y resistió
un28tenue rayo de sol; cibe del fondo del alma, | tanto mayor las6 impetuosas aguas. a la cólera y puso fin al azote, | mostran-
Para que a todos sea manifiesto que se cree lo desconocido que atormenta. Aquella noche fue de antemano co- do22que era tu siervo.
es preciso anticiparse al sol para darte 13 Ellos, en medio de una noche real- nocida por nuestros padres; | porque sa- Y venció a la muchedumbre, I no con
•| "7 1 En estos dos capítulos (17-18) prosigue el autor el mismo tema, recargando aún los colores 15
I ' en la pintura de las tinieblas que sufrieron los egipcios, según Ex 10,21-23, y en la claridad 1 Q La palabra de Dios, o sea el decreto irrevocable que ordenaba la muerte de los primo-
de que gozaron los hebreos durante los días de la contienda de Moisés con el Faraón y luego en el génitos, es aquí personificada y comparada a un guerrero que se lanza a la lucha armado
camino del desierto. de todas sus armas.
20
7
Los egipcios gozaban de gran fama de sabios y magos o encantadores; toda esta fama se di- También a los hebreos alcanzó el castigo en el desierto; pero éstos contaban con él vali-
sipó como humo ante los prodigios verdaderos hechos por Dios en favor de su pueblo (Ex 8,18). miento de su caudillo ante Dios, y la plaga cesaba pronto (Ex 32,11-14).
SABIDURÍA 18-19 726
9
E C L E S I Á S T I C O
el poder del cuerpo ni con la fuerza de las Pues como potros en sus pastos | y
armas, | sino que con la palabra sujetó al como corderos retozones | te alababan El Eclesiástico es un libro semejante a los Proverbios y fue escrito en hebreo. Un
que los castigaba, | recordando los jura- a ti, Señor, que los libraste; nieto del autor, que lo tradujo al griego, antepuso a su versión un prólogo, en que nos
10
mentos
23
y la alianza de los padres. Y se acordaban de que aún en su habla de su abuelo, Jesús, hijo de Sirac, que, habiéndose dado mucho al estudio de las
Y caídos los muertos a montones destierro, I en vez de producir otros ani- divinas Escrituras, de la Ley, de los Profetas y los otros libros, quiso, para utilidad de
unos sobre otros, | levantándose en me- males, produjo la tierra mosquitos, | y
dio, aplacó la cólera | y le cortó el camino en vez de peces produjo el río multitud todos, escribir éste, en que da a conocer los frutos de su trabajo.
hacia los vivos. de ranas. Sólo con alguna aproximación podemos colegir la fecha de la composición del
24 11
Pues sobre sus vestiduras llevaba gra- Al fin vieron una nueva producción libro, por el elogio que en él se hace del pontífice Simón, hijo de Onías f5o,i-2oJ.
bado a todo el pueblo, [ los nombres glo- de aves | cuando, llevados del apetito, pi- La fecha de la versión es posterior al año 38 de Tolomeo Evergetes. Aunque hay dos
riosos de los padres, grabados en las cua- dieron los placeres de la comida. de ese mismo nombre, Tolomeo III, que reinó de 246 a 221, y Tolomeo VII, llagado
12
tro series de piedras, | y tu gloria sobre Y para su satisfacción subieron del Fiscón, que reinó de 1 yo a 116, sólo este último puede ser, pues el primero no reinó
la 25diadema de su cabeza. mar las codornices. más que veinticinco años. La fecha señalada por el traductor sería, pues, el año 136.
A la vista de esto retrocedió con te-
mor el exterminador | y dio por suficiente El castigo de los sodomitas Divídese el libro en dos partes. La primera tiene gran parecido con los Proverbios.
la manifestación de la cólera divina. Mientras que sobre los pecadores ca- Canta las excelencias de la sabiduría y nos ofrece reglas de conducta en forma de sen-
yeron los castigos, I de que fueron indi- tencias. Se diferencia de los Proverbios en que mientras en éstos las sentencias son,
Israel y los egipcios ante el cios los violentos rayos, | pues justamen- por lo general, sueltas y sin conexión de unas con otras, en el Eclesiástico van ligadas,
m a r Rojo te 13padecían por sus maldades, desarrollando un tema. La segunda parte tiene más parecido con la Sabiduría. En ella
1 Q ' Pero sobre los impíos llegó hasta Los que habían practicado tan de- se hace el elogio de los antepasados ilustres de Israel, a quienes precisamente la sabi-
^ •» el colmo la cólera sin misericor- testable inhospitalidad. | Porque unos no duría rigió, y por eso adquirieron un nombre eterno.
dia, | porque Dios sabía de antemano lo quisieron recibir a desconocidos que lle-
que iba a sucederles; * gaban I y otros pretendieron esclavizar Para la numeración de los versículos seguimos de ordinario a Vigouroux en su
2 Biblia Poliglota, que, por ajustarse a la Vulgata, es de mayor comodidad para el
Que habiéndose permitido partir | y a los extranjeros, sus bienhechores, *
14
dándoles prisa para que partiesen, | luego, Y sobre el castigo entonces recibido uso, si bien difiere de la que traen ios nuevos editores de los textos hebreo y griego y los
arrepentidos,
3
los persiguieron. tendrán otro al fin | por haber acogido traductores modernos que hemos podido consultar. Los versos cuyos números van entre
Aún no habían terminado el luto y con tan mala voluntad a los extranjeros. paréntesis ( ) no se hallan en el texto griego de los LXX.
15
aún | lloraban sobre los sepulcros de los Los egipcios recibieron con festivas
muertos, | cuando se lanzaron a nuevos manifestaciones I a los que fueron partí- CJTTMA'RTn PRÓLOGO DEL TRADUCTOR.—PRIMERA P A R T E : Natura-
planes insensatos, I y a los que suplicantes cipes en sus beneficios, | mas luego los auwmniu kza y preceptos de ¡a san ; duT{a (uI-42,i4).—SEGUNDA
habían arrojado los persiguieron como a afligieron imponiéndoles crueles faenas.
fugitivos. 16
También fueron heridos de ceguera, I PARTE: La sabiduría en la naturaleza y en la historia de Israel (42,15-50,26).
4 EPILOGO (50,27-51,38).
Una merecida necesidad los arrastra- como los que a las puertas del justo, | en-
ba a este fin, | haciéndoles olvidar los vueltos en densa tiniebla, | buscaban la
precedentes sucesos | para que recibiesen entrada de la puerta. No sólo este libro, sino aun la misma
el pleno castigo que faltaba a sus tor- 17
Y para ejercer en ellos la justicia se Prólogo del traductor griego
Grandes y ricos tesoros de instrucción Ley y los Profetas y los restantes libros
mentos.
5
pusieron de acuerdo los elementos, | como traducidos, difieren no poco comparados
Y mientras que tu pueblo hacía una en el salterio se acuerdan los sonidos | en y sabiduría nos han sido transmitidos en
la Ley, en los Profetas y en los otros li- con el original.
maravillosa travesía, | encontraron ellos una inalterable armonía, | como clara- Llegado a Egipto el año treinta y ocho
una extraña muerte; mente puede verse por los sucesos. bros que les siguieron, por los cuales
6 18 merece Israel grandes alabanzas. Pues no del reinado de Evergetes, y habiendo per-
Porque toda la creación, en su propia Pues los animales terrestres se mu- manecido allí mucho tiempo, hallé una
naturaleza, | recibió de lo alto una forma dan en acuáticos, I y los que nadan cami- solamente los que pueden leerlos en la
lengua original vendrán a ser doctos; pero diferencia no pequeña en la doctrina.
nueva, | sirviendo a tus mandatos, | para nan sobre la tierra. * Y así juzgué necesario poner alguna di-
19 aun los extraños, deseosos de aprender,
que tus hijos fuesen guardados incólumes. El fuego supera con el agua su pro- ligencia y trabajo en traducir este libro.
7 saldrán aprovechados para hablar o es-
La nube daba sombra al campamen- pia virtud, I y el agua se olvida de su pro- En este intervalo de tiempo trabajé y velé
to; de las aguas que antes la invadían se piedad de extinguirlo. cribir.
20 Mi abuelo Jesús, habiéndose dado mu- mucho y puse toda mi suficiencia en lle-
vio emerger la tierra seca, | y en el mar Al contrario, las llamas no atacaron var a buen término la traducción de este
Rojo un camino sin tropiezos; I y las on- las carnes | de los ligeros animales que cho a la lección de la Ley, de los Profetas
y de los otros libros patrios, y habiendo libro para utilidad de los que en el des-
das impetuosas dieron lugar a un verde caminan por todas partes, | ni derritieron tierro quieran aprender y estén dispuestos
campo, aquel alimento celestial fusible como el adquirido en ellos gran competencia, se
8 propuso escribir alguna cosa de instruc- a ajustar a la Ley sus costumbres.
Por donde atravesaron en masa los rocío; I pues en todas las cosas, Señor,
que por tu mano eran cubiertos, | después engrandeces a tu pueblo y le glorificas, | ción y doctrina para quienes desearan
de haber contemplado prodigios estu- y no le has despreciado, antes le asististe aprenderla, y siguiéndola, aprovechar mu- PRIMERA PARTE
pendos. en todo tiempo y lugar. cho más, llevando una vida ajustada a la
Ley. Os exhorto, pues, a leer esto con NATURALEZA Y PRECEPTOS DE
1 Q * Prosigue el mismo tema de los capítulos precedentes. Quiere decir que las criaturas todas, benevolencia y aplicación y a tener in- LA SABIDURÍA
• ^ sometidas a la acción de Dios para servir a los planes divinos sobre los hebreos, obraban dulgencia por aquello en que, a pesar del (1,1-42,14)
de modo diverso de lo que pedia su naturaleza. En esto estaba el prodigio. esfuerzo puesto en la traducción, no he-
13
Al fin vienen los sodomitas, que pertenecen a la historia del Génesis, castigados por la mala Elogio de la sabiduría
acogida que dieron a los mensajeros del cielo (19,1-14). mos logrado dar la debida expresión a las
1
18 palabras, pues las cosas dichas en hebreo Toda sabiduría viene del Señor | y
Para ejercer la justicia divina, los elementos formaron como un salterio, combinando armó-
nicamente su condición. Estos animales acuáticos han de ser las ranas, que invaden la tierra de
Egipto (Ex 8,1-15); el fuego son los rayos, que, destruyendo los ganados, perdonan a las ranas,
no tienen la misma fuerza cuando se tra- I 2
con El está siempre. *
ducen a otra lengua. Las arenas del mar, las gotas de la
como el sol derrite el maná, que, por otra parte, era cocido al fuego. Todo sucede para glorificación 1
de Israel (16,17). Este versículo nos declara la naturaleza d : la sabiduría, que nace de Dios y está con Dios,
I Sentencia análoga a la de San Juan: «Al pr icipio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios».
Sólo falta el tercer miembro: «El Verbo era Dio • ( I , I - 5 ) .
729 ECLESIÁSTICO 2-3
ECLESIÁSTICO 1-2 728
3
22 Adhiérete a El y no te separes, | para 3 Pues Dios honra al padre en los hijos |
lluvia | y los días del pasado, ¿quién po- El temor del Señor es la corona de y confirma en ellos el juicio de la madre.
drá contarlos?
que tengas buen éxito en tus postrime-
3
la sabiduría | y hace florecer la paz y la rías.
4
El que honra al padre expía sus peca-
La altura de los cielos, la anchura de salud. 4
Recibe todo cuanto El manda sobre dos.
23
la tierra, | la profundidad del abismo, La una y la otra son don de Dios | y ti I y ten buen ánimo en las vicisitudes de 5 Y como el que atesora es el que honra
¿quién podrá medirlos? el Señor las ve y las distribuye. la prueba. a su madre.
4 24
Antes que todo fue creada la sabidu- Como lluvia derrama El la ciencia, 5
Pues el oro se prueba en el fuego, I y
6
El que honra a su padre se regocijará
ría, | y la luz de la inteligencia existe desde el conocimiento y la inteligencia, I y le- los hombres gratos a Dios, en el crisol en sus hijos | y será escuchado en el día
la 5eternidad. * vanta la gloria de los que la poseen. de la tribulación. de7 su oración.
25
La fuente de la sabiduría es la palabra La raíz de la sabiduría es temer al « Confíate a El y te acogerá, I endereza . El que honra a su padre tendrá larga
de Dios en las alturas, I y sus caminos, Señor; | y sus ramas, la longevidad. tus caminos y espera en El. vida,
los6 mandatos eternos. * (26) * 27 El temor del Señor aleja el pe- 8 Y el que obedece al Señor es consuelo
¿A quién fue dada a conocer la raíz cado, | y quien con él persevera evita la Confianza en el Señor de su madre.
de la sabiduría | y quién conoció sus se- cólera. ' L o s que teméis al Señor esperad en El que teme al Señor honra a su padre |
28
cretos?
7
El violento arrebato no tiene discul- su misericordia | y no os descarriéis, pues y sirve como a señores a los que le engen-
¿A quién le fue manifestada la ciencia pa,29 | la cólera furiosa lleva a la ruina. vendríais a caer. draron.
de la sabiduría | y quién entendió sus El hombre magnánimo espera su 8
Los que teméis al Señor confiad en
9
De obra y de palabra honra a tu pa-
planes?
8
tiempo, | pero al fin triunfa. El I y no quedaréis defraudados de vues- dre,
Sólo uno es el sabio y el grandemen- 30 Retiene la palabra hasta que llega su tra recompensa.
10
Para que venga sobre ti su bendición;
te 9terrible, I que se sienta sobre su trono. tiempo, | y los labios de los fieles celebran 9
Los que teméis al Señor esperad la
11
Porque bendición de padre afianza la
Es el Señor quien la creó | y la vio y su prudencia. dicha, I el gozo eterno y la misericordia. casa del hijo, | y maldición de madre la
31
la distribuyó. En los tesoros de la sabiduría hay (10) * 11 Considerad las generaciones an- destruye desde sus cimientos.
10
La derramó sobre todas sus obras | sabias sentencias, | pero la piedad para tiguas y ved: | ¿Quién confió en el Señor
12
No te glories con la deshonra de tu
y sobre toda carne, según la medida de con Dios es execrable al pecador. que fuese confundido, padre, I que no es gloria tuya su deshonra;
su liberalidad, | y la otorgó a los que le (32)* 33 ¿Deseas la sabiduría? Guarda 12
O quién persevera en su temor y fue
13
Porque la gloria del hombre procede
aman. * los mandamientos | y el Señor te la otor- abandonado, | o quién le invocó y se sin- de la honra de su padre, | y es infamia de
gará;
34 tió13 defraudado? los14hijos la madre deshonrada.
El temor de Dios, principio de la Pues la sabiduría y la disciplina son Porque piadoso y compasivo es el Hijo, acoge a tu padre en su anciani-
sabiduría el temor de Dios, | y su complacencia, Señor, | perdona los pecados y salva en dad I y no le des pesares en su vida.
11 la fe y la mansedumbre. 15
El temor del Señor es gloria y ho- el tiempo de la tribulación. Si llega a perder la razón, muéstrate
nor, | prudencia y corona de gozo. (35) 36 No seas rebelde al temor de Dios, | con él indulgente | y no le afrentes por-
12 y 37
no te llegues a El con corazón doble.
El temor del Señor regocija el cora- j A y de los cobardes! que estés tú en la plenitud de tu fuerza: |
zón, | da prudencia, alegría y longevidad. No seas hipócrita delante de los hom- 14
¡Ay de los corazones tímidos y de que la piedad con el padre no será echada
13
Al que teme al Señor le irá bien en bres | y pon atención a tus palabras. las manos flojas, | y del pecador que va en olvido. *
38
sus postrimerías, | y el día de su fin halla- No te engrías, pues caerías | y echa- por doble camino! 11 Y en vez del castigo por los pecados
rá 14gracia. rías
39
sobre ti la infamia; 15
¡Ay del corazón cobarde! Porque no tendrás prosperidad.
El temor del Señor es honra y gloria Y el Señor descubriría tus secretos | tiene fe, | por eso no hallará defensa. 17 En el día de la tribulación, ei Señor
y 15corona de exaltación. y 40
te derribaría en medio de la asamblea, 16
¡Ay de vosotros, los impacientes! se acordará de ti, | y como se derrite el
El principio de la sabiduría es temer Por no haberte dado al temor del Se- 17
Pues ¿qué haréis cuando el Señor os hielo en día templado, así se derretirán
a Dios, | y se les comunica a los fieles ñor | y estar tu corazón lleno de engaño. visite? tus 8 pecados.
ya en el seno materno. * 18
16 Perseverancia en medio de la Los que teméis al Señor no descon- i Como un blasfemo es quien abando-
Hizo de los hombres su morada para fiéis de sus palabras; | los que le amáis se- na a su padre, | y será maldito del Señor
siempre | y será siempre fiel a la proge- tentación guid sus caminos. quien irrita a su madre.
1 19
nie humana. Hijo mío, si te das al servicio de
(17, 18, 19) * 20 La plenitud de la sabidu-
ría es temer al Señor; | embriaga con sus tación. *
2
Dios, | prepara tu ánimo a la ten-
Los que teméis al Señor procurad
agradarle; | los que le amáis, complaceos 19
Modestia y misericordia
2
en20su Ley. Hijo mío, pórtate con modestia, | y
frutos a quien la tiene. Ten recto corazón y soporta con pa- Los que teméis al Señor preparad el serás amado más que el dadivoso.
21
Llena sus casas de bienes, | y de sus ciencia | y no te impacientes al tiempo corazón | y humillaos ante El. 20 C u a n t o más grande seas, humíllate
frutos hinche sus graneros. del infortunio. (21) * 22 Caigamos en las manos del Se- más, I y hallarás gracia ante el Señor;
ñor I y no en las manos de los hombres, 21 Porque grande es el poder del Se-
4 23
La expresión «fue creada la sabiduría» no puede significar venir a la existencia por creación, Pues cuanta es su grandeza, | tanta ñor, 22
I y es glorificado en los humildes.
sino simplemente existir desde la eternidad, pues se trata de la sabiduría de Dios. Es la idea que es su misericordia. Lo que está sobre ti no lo busques, I
Prov 8,22 expresa diciendo: «El Señor me poseyó antes de todas las cosas, es decir, desde la eter- y lo que está sobre tus fuerzas no lo
nidad». D e b e r e s para con los padres procures.
5
La palabra creadora de Dios es la fuente de la sabiduría derramada en la creación. 2 23
(i) * Escuchad, hijos míos, que soy Atente a lo que está a tus alcances |
y más
10

15
Dios derrama su sabiduría sobre el universo, particularmente sobre el hombre racional,
especialmente por la gracia sobre los que le aman. 3 vuestro padre, | y obrad de modo que y no te inquietes por lo que no puedes
17
Como disposición del alma para recibir la sabiduría, el temor del Señor es el principio de ella. alcancéis la salud. conocer.
Los w . 17-19, que no existen en la versión griega, se leen así en la Vulgata: « 17 El temor 10
del Señor es la santificación19 de la ciencia. 18 Esta santificación guarda el corazón y lo hace justo, En la Vulgata, v.lo, se lee: «Los que teméis al Señor, amadle, y vuestros corazones serán
lo llena de alegría y gozo. El que teme al Señor será feliz y bendecido en la hora de su muerte». iluminados».
26 21
En la Vulgata dice así el versículo 26: «La inteligencia y la santificación de la ciencia se ha- La Vulgata: «Los que temen al Señor guardan sus mandamientos y aguardarán hasta que
llan 3en los tesoros de la sabiduría, pero la sabiduría es una execración para el pecador». ponga sobre ellos sus ojos».
2 í
En la Vulgata, v.32: «El culto de Dios es una execración para el pecador». O La Vulgata: «Los hijos de la sabiduría forman la congregación de los justos, e hijos suyos
^* son la obediencia y el amor».
O ' A pesar del principio general de que Dios da a cada uno según sus obras, según el cual el 15
Tal vez no hable aquí de la demencia, sino de la chochez en que con frecuencia incurren
•• justo debía esperar bienes, el autor recuerda a Job y Tobías, y con esto previene al justo para
la tentación. los ancianos, haciéndose pesados e impertinentes a los demás.
ECLESIÁSTICO 3-5 730 781 ECLESIÁSTICO 6-6
24 4
N o te obstines en hacer lo que n o 1 El que la abraza heredará la gloria, | fuerza | para vivir según los deseos de Los amigos
puedes, y en su casa entrará la bendición del t u corazón. 6
3 Si tuvieres m u c h o s amigos, | u n o en-
25 Pues m u c h o es ya lo que ante ti esta Señor. N o digas; «¿Quién me dominará?» | tre mil sea tu consejero.
que podrás entender.
26
1 5 Los que la sirven, sirven al Santo, | Porque sin d u d a te castigará el Señor. 7
Si tienes u n amigo, ponle a prueba |
4
A muchos extravió su temeridad, | y el Señor a m a a los que la aman. N o digas: «He pecado, ¿y qué m e h a
16 y no te confíes a él tan fácilmente;
y la presunción pervirtió su pensamiento. El que la escucha juzgará a las na- sucedido?» I Porque el Señor es paciente. 8
27 5 Porque hay amigos, de ocasión, | que
El que a m a el peligro caerá en él, | ciones, I y el que se allega a ella habitará A u n del pecado expiado no vivas sin
y el corazón d u r o parará al fin en la no son fieles en el día de la tribulación.
confiado. temor, | y no añadas pecados a pecados. * 9
desgracia. 17 6 H a y amigo que se torna en enemigo |
Si te confías a ella, la tendrás p o r Y no digas; «Grande es su misericor-
(28) * 29 El corazón duro se verá apla- y que descubrirá, p a r a vergüenza tuya,
heredad, | y tus descendientes la poseerán; dia, I El perdonará mis muchos pecados»,
nado, | y el obstinado añadirá pecados a. 7 tus defectos.
18 Porque en la tentación caminará con Porque aunque es misericordioso, tam- 10
pecados. H a y amigos que sólo son compane-
él I y le elegirá entre los primeros; bién castiga, I y su furor caerá sobre los
30 ros de mesa, | y no te serán fieles en el
La desgracia del soberbio no tiene i ' Traerá sobre él el miedo y el temor, | pecadores.
remedio, | porque arraigó en él la maldad. 8 día de la tribulación.
en su infancia le azotará | hasta que se N o difieras convertirte al Señor | y 11
3 1 El corazón del discreto medita sen- E n tus días felices será otro tú | y
le confíe | y le pruebe en sus preceptos. n o lo dejes de u n día para o t r o ;
tencias | y da oído atento a la doctrina 9 hablará afablemente de los t u y o s ;
20 p e r o de nuevo se volverá a él | y Porque de repente se desfoga su ira, |
del sabio. i 2 Pero si te viere humillado, se volverá
le alegrará. y en el día de la venganza perecerás.
21 contra ti | y te ocultará su rostro.
(32) * 33 E I a g u a a p a g a i a ardiente llama, I Y le revelará sus secretos. 1° N o te apoyes en las riquezas mal
22 1 3 Apártate de tus enemigos | y guár-
y la limosna expía los pecados. Mas si se extraviase, le a b a n d o n a r á | adquiridas, | porque n a d a te aprovecha-
34 date de tus amigos.
El que agradece los beneficios se pre- y le entregará a la ruina. r á n en el día de la ira.
1 4 U n amigo fiel es poderoso protec-
para otros nuevos | y en el día de la
tor ; I el que le encuentra halla un tesoro.
caída hallará apoyo. L a b u e n a y la m a l a confusión M o d e r a c i ó n d e la l e n g u a 1 5 N a d a vale tanto como un amigo fiel; |
23
D e b e r e s p a r a c o n los p o b r e s Espera tu tiempo y guárdate del mal. H N o te dejes llevar de todo viento 1 su precio es incalculable.
1
24
Y n o tendrás que avergonzarte de ti y n o camines por una senda cualquiera, | 1 6 U n amigo fiel es remedio saludable; |
4 Hijo mío, no arrebates al pobre su
sostén, | n o vuelvas tus ojos ante el mismo.
25
Pues hay una confusión que es fruto
que así es como obra el pecador de doble
corazón.
los que temen al Señor lo encontrarán.
17
El que teme al Señor es fiel a la
necesitado. *
2
D a al hambriento | y satisfaz al h o m - del pecado, | y u n a confusión que trae >2 Sé firme en tus juicios I y n o tengas amistad, | y c o m o fiel es él, así lo será su
bre en su necesidad. consigo gloria y gracia. más que una palabra. amigo.
2
3
N o irrites al corazón ya irritado I s N o tengas respetos que sean en per- 13 Sé p r o n t o p a r a oir | y lento p a r a
y no difieras socorrer al menesteroso. juicio de tu alma. responder. V e n t a j a s d e la s a b i d u r í a
27
4
N o desdeñes al suplicante atribulado | 28
Y n o te avergüences para ruina tuya. 1 4 Si tienes que responder, responde; | i 8 Hijo mió, desde tu mocedad date a
y no vuelvas el rostro al pobre. N o retengas la palabra salvadora | si n o , p o n la m a n o a la boca. la doctrina, I y hasta tu ancianidad ha-
5
N o apartes los ojos del necesitado | y no ocultes tu sabiduría; u En el hablar está la gloria o la des-
29 llará sabiduría.
y no des al h o m b r e ocasión de malde- Pues en el hablar se d a a conocer la h o n r a , I y la lengua del h o m b r e es su 19
sabiduría, | y la doctrina en las palabras Allégate a ella c o m o ara y siembra
cirte : ruina. el labrador, | y espera buenos frutos;
6 Pues si te maldice en la amargura de la lengua.
30
i 6 Que nadie te llame chismoso, I y 20
Porque el trabajo te fatigará un p o -
de su alma, | su Hacedor escuchará su N o hagas contradicción a la verdad | no f'endas lazos con tu lengua;
y no te avergüences de tu falta de doctrina. 17 co, I pero pronto comerás de sus frutos.
oración. 31
P o r q u e sobre el ladrón vendrá la 2
i Es muy d u r o p a r a los indisciplina-
7
Muéstrate afable con la congrega- N o te avergüences de confesar tus confusión, ] y la condenación sobre el
pecados, dos, I y el insensato no permanecerá en él;
ción | y humilla tu cabeza al potentado. 32
de corazón doble. 22
Pesará sobre él c o m o pesada piedra
8 Inclina al pobre tu oído I y con Y n o nades contra la corriente. | i 8 N o ofendas a nadie, ni en mucho ni de prueba, | y no tardará en arrojarla
mansedumbre respóndele palabras ama- N o te sometas al h o m b r e necio I y n o en poco.
tengas acepción p o r la persona del po- de sí;
bles. 23
Porque la sabiduría es fiel a su n o m -
9
Arranca al oprimido del poder de su deroso.
opresor | y no te acobardes al hacer
33
Lucha por la verdad hasta la muer-
te, I y el Señor Dios combatirá por ti.
6 1 Y no te hagas enemigo al amigo; |
pues sobre el malo vendrá la confu-
bre I y es discreta en revelarse.
24
Escucha, hijo mío, y recibe mis avi-
justicia. 34 sión y el oprobio, I y lo mismo sobre el sos I y no rehuyas mis consejos.
10
Muéstrate padre para los huérfanos, | N o seas duro en tus palabras | ni
pecador de doble corazón. 25
D a tus pies a sus cepos, I y tu cuello
cual marido para la madre de éstos. perezoso ni remiso en tus obras.
55 N o seas como león en tu casa | ni a su argolla;
ii Y serás como hijo del Altísimo | y 26
Dale tu h o m b r o | y n o te molesten
el hijo más a m a d o de tu madre. te muestres caprichoso con tus servidores. El orgullo
36
N o sea tu m a n o abierta p a r a recibir | sus ataduras.
2 27
L a s ventajas d e la s a b i d u r í a y cerrada para dar. N o te engrías en tus pensamientos, | Allégate a ella con toda tu alma, I y
12
no seas destrozado como un toro. con todas tus fuerzas sigue sus caminos.
La sabiduría exalta a sus hijos | y 3
Si destrozas las hojas, echas a perder 28
Sigue su rastro, búscala, y se te des-
acoge a los que la buscan. L a falsa seguridad
13
los frutos I y te quedarás como árbol cubrirá, I y una vez cogida no la sueltes;
El que la ama, a m a la vida, | y
los que madrugan para salir a su encuen- 5 2
1 N o te apoyes sobre las riquezas |
y no digas: « M e basto a mí mismo».
seco.
4
El alma perversa se pierde a sí misma |
29
Porque al fin hallarás en ella tu des-
canso y tu gozo.
tro, serán llenos de alegría. N o te apoyes en ti mismo y en tu y será el ludibrio de sus enemigos. 30
Y serán p a r a ti sus cepos defensa
5
28
La palabra suave multiplica los ami- poderosa, | y su argolla túnica de gloria.
La Vulgata: «El corazón que sigue dos caminos no tendrá éxito, y el corazón depravado gos, I la lengua bien hablada es rica en 31
Su yugo es ornamento de oro, | y sus
tropezará en ellos». afabilidad.
2
> La Vulgata: «El corazón sabio e inteligente se abstendrá del pecado, y en las obras de jus- ataduras son cordón de jacinto.
ticia tendrá feliz éxito».
R 5 Del pecado por el que hubieras ofrecido los sacrificios expiatorios acostumbrados no vivas
v
A * El primer miembro puede equivaler al precepto de la Ley: «No niegues al jornalero su jor- sin temor, que tal vez Dios no se da por s¡itisfecho y quiere exigirte una expiación más per-
^ nal» (Lev 19,13). Eonal, v.gr., una enfermedad.
ECLESIÁSTICO 6-7 732 733 ECLESIÁSTICO 8-10
3
32
T e la vestirás c o m o túnica de gloria | 1 7 N o te juntes con pecadores. N o r m a s de buena sociedad H u y e de la cortesana, | n o caigas en
y te la ceñirás como corona de exaltación. 18 Acuérdate d e que la cólera n o tarda. sus lazos.
1 N o disputes c o n poderosos, I n o
33
Si quieres, hijo mío, adquirirás la
doctrina, | y si te entregas a ella, serás
19
Humilla mucho tu alma, | p o r q u e 8 2
vayas a caer en sus m a n o s .
4
N o te entretengas con cantadora, I n o
te coja en sus redes.
el castigo del impío será el fuego y el N o contiendas con ricos, | n o echen 5
avisado. gusano. N o fijes tu atención en doncella, | n o
sobre ti t o d o su peso;
34
Si con gusto la oyes, la tendrás; | si 3 vayas a incurrir en castigo por su m e -
Que el o r o puede mucho I y pervierte noscabo.
inclinas a ella tu oído, serás sabio. L a vida familiar el corazón de los reyes.
35
Busca la compañía de los ancianos, I 4 6 N o te entregues a meretrices, | n o
20 N o disputes con h o m b r e lenguaraz, |
y si hallas algún sabio, allégate a él. | N o cambies un amigo por dinero, | vengas a perder tu hacienda.
que sería amontonar leña sobre el fuego. 7
T o d a conversación acerca de Dios escú- ni un h e r m a n o querido p o r el oro de 5 N o pasees tus ojos p o r las calles de
N o bromees con indisciplinado, | n o la ciudad | ni andes r o d a n d o p o r sitios
chala con gusto I y no rehuyas las sen- Ofir.
21 maldiga a tus progenitores. solitarios.
tencias de la sabiduría. N o te apartes de la mujer discreta y 6
N o ultrajes a quien se aparta del 8
36
Si ves h o m b r e discreto, apresúrate buena, | porque vale su gracia m á s que A p a r t a tus ojos de mujer muy com-
el oro. * p e c a d o ; | ten en cuenta que todos somos
a unirte a él | y frecuenten tus pies la puesta I y n o fijes la vista en la hermosura
22 reos de castigo. ajena.
escalera de su puerta. N o maltrates al siervo que trabaja 7
N o faltes al respeto al anciano, I que 9
37
Medita en los preceptos del Señor | lealmente | ni al jornalero que te entrega P o r la hermosura de la mujer muchos
también ellos fueron jóvenes.
y ejercítate siempre en sus m a n d a t o s ; | su esfuerzo. 8 se extraviaron, | y con eso se enciende
23 N o te alegres de la muerte de u n o ; | c o m o fuego la pasión.
El confirmará tu corazón | y te dará A m a al siervo inteligente, | n o le
acuérdate de que todos moriremos. (io> 11) * 12 N o te sientes nunca junto a
sabiduría a tu deseo. niegues la libertad. 9
24 N o desprecies los discursos de los mujer casada I ni te recuestes con ella a
¿Tienes rebaños? Cuida de ellos. |
sabios I y sigue sus máximas. la mesa.
S e n t e n c i a s varias Pues te son útiles, guárdalos.
25 i° Porque de ellos aprenderás la doc-
1 ¿Tienes hijos? Instruyelos, | doblega 1 3 Ni bebas con ella vino en los banque-
trina I y a servir bien a los grandes.
7 3
2
N o hagas el mal y no te cogerá.
Apártate del injusto y se alejará de ti.
desde la juventud su cuello.
2
6 ¿Tienes hijas? Vela p o r su h o n r a |
11 N o desprecies las sentencias de los
tes, I n o se incline hacia ella t u corazón 1
y seas arrastrado a la perdición.
Hijo, n o siembres en surcos de in- ancianos, I que de sus antepasados las
y n o les muestres u n rostro demasiado
justicia I y no la cosecharás al séptuplo. aprendieron ellos;
4 jovial. * 12 E l trato c o n l o s h o m b r e s
N o pidas al Señor un puesto de go- 27 P o r q u e asi aprenderás doctrina | y
Casa a tu hija y habrás hecho u n 1 4 N o abandones al amigo antiguo, |
bierno, I ni al rey una silla de honor. sabrás responder al tiempo oportuno.
gran bien | dándola un marido sensato. 3 que el nuevo n o valdrá lo que él.
5 N o te justifiques ante el Señor | y 28 1 N o atices el fuego del pecado, I no
¿Tienes mujer según tu corazón? N o 15
Vino nuevo el amigo n u e v o ; | cuando
n o alardees de sabio ante el rey. te abrasen sus llamas.
la repudies | dándote a u n a odiosa rival.
6 N o busques ser hecho juez, | n o sea 29 1 4 N o te enfrentes con el insolente, | envejece es cuando se bebe con placer.
D e t o d o corazón h o n r a a tu padre | y 16 N o envidies la gloria del pecador, |
que no tengas fuerzas para reprimir la n o sea que se ponga en acecho p a r a co-
n o te olvides de los dolores de tu madre. porque no sabes cuál será su suerte.
iniquidad, | no sea que te acobardes en 30 gerte p o r la boca.
Acuérdate de que les debes la vida. | 17
presencia del poderoso | y tropiece en i 5 N o prestes a quien puede m á s que N o te complazcas en el aplauso de
¿Cómo podrás pagarles lo que h a n hecho los impíos; | acuérdate que ya antes det
él tu rectitud. tú, I y si le prestas, dalo p o r perdido.
7 p o r ti? ades no quedarán impunes.
N o ofendas a la muchedumbre | y 16 N o prestes fianzas sobre tus facul-
n o te arrojes en medio de ella. H o n o r al s a c e r d o t e tades, I y si diste fianza, piensa cómo i 8 Aléjate del h o m b r e que tiene poder
8 N o te ates dos veces con el pecado, | pagar. para matar, | y n o tendrás que temer la
porque ya de la primera vez no saldrás
3
i C o n t o d a tu alma h o n r a al Señor | y 1 7 N o tengas litigios con el juez, | por- muerte.
impune. reverencia a los sacerdotes. que p o r su dignidad juzgará a favor suyo. 1 9 Si te acercas a él, n o cometas falta
9
N o seas impaciente en tu oración *
32
C o n todas tus fuerzas a m a a tu H a - i 8 N o vayas de camino con el temera- alguna, I n o vaya a quitarte la vida.
20
10
Ni tardo en hacer la limosna. cedor | y no abandones a sus ministros. rio, I n o pesen sus temeridades sobre ti, | Considera que caminas en medio de
11 N o digas: «Dios mirará mis muchas 33
Teme al Señor y h o n r a al sacerdote. pues él h a r á según su capricho, y p o r su lazos I y que te paseas en medio de redes.
21
ofrendas, | y cuando yo ofrezca sacri- 34
Y dale la porción que te está m a n - imprudencia perecerías con él. T r a t a de conocer a tus prójimos cuan-
ficios al D i o s altísimo, El los aceptará». d a d a ; | las primicias y la ofrenda p o r el 1 9 N o te pelees con el iracundo I y to te sea posible I y aconséjate de los
12
N o te burles del afligido, | porque pecado, n o atravieses con él el desierto, | porque sabios.
22
hay u n o que humilla y ensalza. 35
L a espalda reservada, | el sacrificio n a d a es la sangre a sus ojos | y te derri- Los justos sean tus comensales I y
13
N o levantes falso testimonio a tu expiatorio | y las primicias consagradas. b a r á donde no tengas quien te socorra. n o te gloríes sino en el temor del Señor.
20 23
hermano, | ni lo hagas tampoco a tu amigo. 3
* Alarga al pobre t u m a n o , | p a r a que C o n el necio n o tengas consejo, | Sea con discretos tu trato, | y tu
14
G u á r d a t e de mentir y de añadir men- seas cumplidamente bendecido. p o r q u e no podrá callar lo que hayas conversación toda según la Ley del Al-
tiras a mentiras, | que eso no acaba en 37
Agradece el beneficio ante todos, | dicho. tísimo.
2 24
bien. y al muerto n o le niegues tus piedades. 1 A n t e un extraño no hagas cosa que La m a n o del artífice se alaba p o r
15 N o seas hablador en asamblea de an- 38
N o te alejes del que llora, | llora con quieras secreta, | porque n o sabes lo su obra, I y la sabiduría del príncipe
cianos I n i multipliques en t u oración las quien llora. que d a r á de sí. del pueblo por su palabra.
22 25
palabras. 39
N o seas perezoso en visitar a los N o descubras a cualquiera tu cora- Terrible es en la ciudad el h o m b r e
16 N o aborrezcas la labor p o r traba- enfermos, | p o r q u e p o r ello serás a m a d o . zón, I n o te arrebate tu bien. lenguaraz, | y el precipitado en hablar se
josa I ni la agricultura, que es cosa del 4
0 E n todas tus obras acuérdate de tus h a r á aborrecer.
Altísimo. * postrimerías I y n o pecarás jamás. E l trato c o n las mujeres
1 Los gobernantes
N o seas celoso de t u mujer, | no
'j
*
9
Dios quiere que oremos con fe en su bondad, pero no consiente que le señalemos el tiempo
de obrar. El es siempre el Señor (Jdt 8,12 ss.).
9 2
la vayas a maliciar en d a ñ o tuyo. 4 A 1 El juez sabio instruye a su pue-
* " blo, I y el gobierno del discreto
16
Dios puso a Adán en el paraíso para que lo trabajase y guardase. Semejante trabajo no sería, N o te dejes dominar de t u mujer, |
como después (Gen 3,17-20), pena del pecado, sino placentera ocupación. no se alce sobre ti. es ordenado.
21
No repudies a la mujer discreta, que vale más que el oro. San Pablo dirá después, en nom-
bre 26del Señor, que en ningún caso la repudie (1 Cor 7,10-11). Q 10 La Vulgata: «10 Toda prostituta es com 1 basura en el camino, que es pisada de cuantos
La disciplina sobre la educación de la mujer es en los Sapienciales muy severa, correspon- ^ pasan. 11 Muchos, alucinados por la belleza de una mujer extraña, se hicieron reprobos; pero
diente al concepto que de la mujer tienen. su conversación es como fuego que quema».
ECLESIÁSTICO 10-11 734 735 ECLESIÁSTICO 11-12
2
Según el juez del pueblo, así son sus humana. I ¿Cuál es la progenie infame? Moderación en los negocios desdicha, I y la presente desventura hace
ministros, | y según el regidor de la ciu- La24de los que quebrantan los preceptos. 8 olvidar la ventura.
dad, así sus moradores. Entre sus hermanos es honrado el No te metas en lo que no te importa | 28
3
ni 9te mezcles en contiendas de arrogantes. Pero es fácil al Señor dar a cada uno
El rey ignorante pierde a su pueblo, | jefe, I pero los que temen al Señor son lo que merece | y retribuirle según sus
y la ciudad prospera por la sensatez de más que él. Hijo mío, no te metas en muchos
los príncipes. 25 negocios, | que el que mucho abarca, caminos.
4
Rico, noble o pobre, | su gloria estará 29
La aflicción de una hora hace olvidar
En manos del Señor está el gobierno en26el temor del Señor. poco aprieta.
1° Si persiguieres muchas cosas, no coge- el placer, | y el fin del hombre descubre lo
de la tierra, | y en cada tiempo pone so- No es justo afrentar al discreto | ni que él es.
bre ella a quien le place. conviene honrar al hombre prepotente. rás ninguna, | y por mucho que corras no 30
5 27 llegarás. Antes de la muerte no alabes a na-
En la mano del Señor está la fortuna El grande, el juez y el poderoso son die, I que sólo al fin se conoce quién es
del hombre; | es El quien hace brillar el honrados, I pero ninguno mejor que el 11 Hay quien trabaja, se fatiga y se
rostro del escriba. apresura, | y con todo es siempre el cada uno. *
que tema al Señor.
28 mismo.
Al siervo sabio le servirán los libres, | L a hospitalidad
El orgullo y el varón docto no se queja. i 2 Hay quien es débil y pobre, | pobre 31
6 29 en fuerzas y sobrado en flaqueza; No admitas a cualquiera en tu casa, |
No vuelvas a tu prójimo mal por mal, No alardees de sabio al hacer tus que son muchas las asechanzas de la
cualquiera que sea el que él te haga, j obras | y no te gloríes al tiempo de la 13 Pero el Señor le mira con bondad |
y le levanta de su abatimiento, | y yergue astucia.
ni 7te dejes llevar de la soberbia. angustia. 32
Como reclamo de perdiz en su jaula I
30 su cabeza I con admiración de todos.
La soberbia es odiosa al Señor y a Mejor es quien trabaja y abunda en es el corazón del soberbio, | y como lobo
los hombres, | y contra ambos peca quien bienes | que el pretencioso que carece que acecha la presa;
comete injusticia. de pan. D e Dios viene la riqueza y la 33
8 31 Pues pagando el bien con mal, pone
El imperio pasa de unas naciones a Hijo mío, honra tu alma con la mo- pobreza asechanzas, | y a las cosas mejores los
otras | por las injusticias, la ambición y destia I y dale el honor de que es digna. 14 Los bienes y los males, la vida y la pone tacha.
32
la 9avaricia. ¿Quién justificará al que peca contra muerte, | la pobreza y la riqueza, vienen
34
Una chispa enciende las brasas I y el
¿De qué te ensoberbeces, polvo y ce- su alma | y quién honrará al que a sí del15 Señor. malvado acecha la sangre.
niza? | Ya en vida vomitas las entrañas. mismo se deshonra? Del Señor vienen la sabiduría, la
35
Guárdate del astuto que maquina
33
ioNada tan odioso como el avaro; ] Hay pobres que son honrados por su ciencia y el conocimiento de la Ley; | el maldades, | no sea que te eche una man-
él 11es capaz de vender hasta su alma. prudencia | y hay quien sólo es honrado amor y los caminos del bien obrar vie- cha imborrable.
Una ligera enfermedad, el médico por su riqueza. nen6 de El. 36
Mete en tu casa al extranjero | y te
34
sonríe;*
12
Y quien es honrado en la pobreza, i El error y las tinieblas son obras de la revolverá I y te enajenará el ánimo de
Pero hoy rey, mañana muerto. ¡cuánto más lo será en la riqueza! | Y el los pecadores; | los que en el mal se com- los tuyos.
13 Al morir el hombre, | su herencia que es deshonrado en la riqueza, ¡cuánto placen, en el mal envejecen.
serán las sabandijas, las fieras y los más lo será en la pobreza! 17
El don de Dios a los piadosos es Beneficencia hacia el b u e n o
gusanos. permanente, | y su benevolencia asegura •f O 1 Si al bueno le haces mal, ¿a quién
14 El principio de la soberbia es apar- •I •! 1 La sabiduría yergue la cabeza del para siempre su prosperidad. •»« harás bien | y quién tendrá que
tarse de Dios I y alejar de su Hacedor su *• *• humilde | y le da asiento en medio 18
Hay quien se enriquece a fuerza de agradecerte un beneficio?
corazón. * de los magnates. afán y de ahorro, | y con esto ya se cree 2
Haz bien al justo y tendrás tu corres-
15 Porque el pecado es el principio de recompensado; pondencia ; I si no de él, a lo menos del
la soberbia, | y la fuente que le alimenta El juicio según la apariencia 19 Y se dice: «Hallé el reposo, | ahora Altísimo. *
mana maldades. 2 voy a comerme lo mío». 3
No será dichoso el que alienta al
16 Por esto el Señor manda tremendos No alabes al hermoso por su hermo- 20
castigos I y los extermina de raíz. sura I ni afrentes al feo por su fealdad. Pero no sabe qué tiempo le queda | y impío,
4
I y no hace con ello cosa buena.
3 si 2morirá dejando a otros lo suyo. Da al justo y no acojas al pecador.
17 Los tronos de los príncipes derriba Pequeña entre los volátiles es la abe- i 5
el Señor, ] y en lugar suyo asienta a los ja,4 I pero el fruto de su labor es riquísimo. Sé constante en tu oficio y vive en Haz bien al humilde y no favorezcas
mansos. No escarnezcas al pobre por sus ha- él I y envejece en tu profesión. al soberbio.
22
18 El Señor arranca de raíz a los sober-rapos I ni afrentes al que pasa un día No envidies el buen suceso del pe- 6 Porque el Altísimo aborrece a los
amargo, | porque las obras del Señor
bios,9 I y planta en su lugar a los humildes. cador; I confía en el Señor y persevera en pecadores, | y a los impíos les hará ex-
1 Las tierras de las naciones destruye son inescrutables | y secretas sus obras tu 23trabajo. perimentar su venganza.
con los hombres.
el Señor \ y las arrasa hasta los cimientos. Porque fácil cosa es al Señor ] enri- 1 No des armas al impío, no te haga
5 quecer al pobre en un instante. con ellas la guerra; | hallarás al tiempo
20
Ya ha destruido y desarraigado al- Muchos príncipes acabaron por sen- 24
tarse en el suelo, | y quien menos se La bendición del Señor es la recom- de tu necesidad males duplicados | por
gunas ! y borró de la tierra su memoria. pensa del justo; | en un momento hace los bienes que le hubieres hecho.
(21)* 22 No e s propio de hombres la pensaba
6
se ciñó la corona.
soberbia, | ni la cólera furiosa de los Muchos potentados fueron humilla- que florezca su bendición.
dos I y su gloria pasó a poder de otros.
25
No digas: ¿Qué necesito | y qué ne- Desconfianza del enemigo
nacidos de mujer. 7 cesidad tengo yo de nada? 8
No es en la prosperidad cuando se
Antes de informarte no reprendas; I 26
L a gloria verdadera explora primero y luego corrige. Ni digas: Tengo bastante, | y ¿qué conoce al amigo, | ni en la desgracia
23
¿Cuál es la progenie honrada? La Antes de oir no respondas, | y no calamidad podrá venir sobre mí? cuanto
9
se oculta el enemigo.
27
progenie humana. | ¿Cuál es la progenie interrumpas el discurso ajeno. La dicha presente hace olvidar la En la dicha, hasta el enemigo es ami-
honradí ? La de los que temen al Señor. | 1 •I *| 3 0 Como el marino no puede hablar de la felicidad d e un viaje hasta llegar al puerto, así
¿Cuál es la progenie infame? La progenie I * • no puede juzgarse de la prosperidad de la vida de u n h o m b r e hasta q u e Dios no descubra
con su juicio qué aprecio hace d e ella.
A 1' El médico sonríe viendo q u e la enfermedad es ligera y no te da cuidado; sin embargo, el
I "
14
que hoy es rey, mañana es u n cadáver (Is 14,11; Job 17,14)- 1 1 2
L a beneficencia, de q u e en este y en los siguientes versículos se habla, es considerada
Adán comenzó por desear ser como Dios; de aquí provino su desobediencia y todos los * *• por el autor como efecto d e la familiaridad y simpatía hacia la persona beneficiada, siendo
males q u e de ella nacieron. Tal sucede con frecuencia con los pecados d e los poderosos. en el primer caso simpatía hacia el justo y su justicia, y en el segundo hacia el malvado y hacia su
21
L a Vulgata; «Dios aniquiló la memoria d e los soberbios y conservó la memoria d e los h u - maldad. E n otro caso, la doctrina de este pasaje estaría en contradicción con la d e 29,1 ss., en que
mildes de corazón». se recomienda la misericordia con el prójimo sin mirar a su condición.
ECLESIÁSTICO 12-13 736
737 ECLESIÁSTICO 13-15
8
go; I en la desgracia, hasta el amigo se Te confundirá con sus halagos; ! pero
retira. hasta dos y tres veces te despojará, i y al tisfecho; | rostro triste, de preocupación Ventajas de la sabiduría
1° No te fíes jamás de tu enemigo, | fin se burlará de ti. | Después de esto te y afán.
(21) 22 Dichoso el hombre que medita
pues como el ácido que destruye el hierro, verá y se te hará el desconocido | y te in- l Dichoso el varón que no peca la sabiduría | y atiende a la inteligencia.
así es su maldad.
n Aunque a ti acuda y se te muestre
sultará, moviendo la cabeza.
(9) * 10 Mira no te engañe | y te de-
H con su boca I y no siente el remor-
23
Que estudia en su corazón sus cami-
dimiento del pecado. nos I e investiga sus secretos. | Sal en pos
obsequioso, I ponte sobre aviso y guárda- rribe tu necedad. 2
Dichoso aquel a quien no condena su de ella como siguiéndole los pasos I y
te de él. | Haz con él como quien limpia (11) * 12 Si un poderoso te llama a sí, corazón; | no verá defraudada su espe- ponte al acecho en su camino;
un espejo, | y verás que está del todo oxi- estáte quieto, I y con mayor instancia te ranza. 24
Mira por sus ventanas | y escucha a
dado. llamará.
13
3
El hombre tacaño, ¿para qué quiere sus25 puertas;
i 2 No le pongas junto a ti, | no te derribe No te acerques tú, no seas rechaza- la riqueza?, I y al avaro, ¿de qué le sirve el Vigila cerca de su casa, | y en sus mu-
y ocupe tu puesto. I No le sientes a tu do; | pero no te estés demasiado lejos, para oro?* ros fija las cuerdas de su tienda; [ planta
derecha, | no sea que te quite tu silla | y no14ser olvidado. 4
El que se impone privaciones amonto- su tabernáculo junto a ella I y habita en su
al fin reconozcas la verdad de mis pala- No te aventures a intimar con él y no na para otros, | y con sus bienes otros se buena morada;
bras | y te compunjas al recordar mis des fe a sus muchas palabras, | porque darán buena vida. 26
Pone sus hijuelos entre su follaje | y
advertencias. con su mucha charla te pondrá a prue- 5
El que para sí mismo es malo, ¿para mora bajo sus ramas;
13 ¿Quién se compadecerá del encanta- ba,15| y sonriendo te sonsacará. quién será bueno? | Ni él disfruta de sus 27
Se protege allí, a su sombra, del ca-
dor a quien muerde la serpiente | y del Es un infame quien falta a su pala- tesoros. lor I y descansa en sus habitaciones.
que anda con fieras? I Así del que busca bra | y sin miramientos forja enredos. 6
Nadie más necio que el que para sí
16
la compañía del pecador | y se mezcla Estáte atento y guárdate mucho,! por- mismo es tacaño, | y lleva ya en eso su cas- 1 C ' Así hará quien teme al Señor, | y
en sus pecados. que la desgracia te ronda. tigo. *• •* quien se adhiere a la Ley lograra
14
Mientras tú estés en pie no se descu- (17,18) 19 Todo animal ama a su seme- 7
Si hace algún bien, es sin darse cuen- la 2sabiduría.
brirá, | pero en cayendo tú te abando- jante,
20
| y el hombre a su prójimo. ta, | y al fin viene a descubrir su maldad. Como madre le saldrá al encuentro |
nará. Toda carne se une a los de su espe- 8 Es malo quien mira con envidia, I el y como esposa virginal le acogerá.
U El enemigo te acariciará con sus la- cie,
21
| y el hombre a su semejante. que vuelve su rostro y mira con desdén. 3
Le alimentará con el pan de la inteli-
bios, | pero en su corazón medita cómo ¿Para qué unir el lobo con el corde- 9
El ojo del codicioso no se sacia con su gencia I y le dará a beber el agua de la sa-
echarte en la fosa. ro? | Pues lo mismo es unir al impío con parte; | y mientras busca lo del prójimo biduría.
i* Derramarán lágrimas sus ojos, | pero el 22justo. pierde lo suyo. 4
En ella se apoyará y no vacilará, I y a
si hallare oportunidad, no se hartará de ¿Qué paz puede haber entre hiena y 10
El ojo envidioso mira con envidia el ella5 se adherirá y no será confundido.
sangre. perro?
23
| Pues así entre el rico y el pobre. * pan que otro come, I y a su propia mesa Le levantará por encima de sus compa-
17
Si la desgracia te alcanza, le tendrás El asno salvaje es presa del león en el siempre hay alborotos. ñeros, I en la asamblea le abrirá la boca.
frente a ti, desierto; I asi también los pobres son pas- 11
Hijo mío, según tus facultades, hazte 6
Hallará en ella gozo y corona de ale-
18 Y fingiendo socorrerte, te echará la to 24de los ricos. bien a ti mismo | y ofrece al Señor ofren- gría, I recibirá en herencia nombre eterno.
zancadilla. Abominable es para el soberbio la das dignas. * 7
Los insensatos no la logran, | ni la ve-
19
Moverá la cabeza | y batirá palmas, I humildad, | lo mismo que el pobre para 12
Acuérdate de que en el ades ya no rán8 los soberbios.
y murmurando mudará muchas veces el el rico. hay goce, | de que la muerte no tarda y no Se aleja de la soberbia, | y los menda-
25
semblante. El rico, si vacila, es sostenido por los sabes cuándo vendrá. ces9 no se acuerdan de ella.
amigos: | pero el pobre, si cae, es- rechaza- 13
Antes de tu muerte haz bien a tu pró- No puede alabarla el malvado, | por-
Elección de las amistades do26aun por los amigos.
* «J i El que con pez anda se mancha, I y jimo, | y según tus posibles ábrele tu mano que Dios no le dio parte en ella;
Si el rico habla, todos le aplauden; | y dale. 10
Porque la alabanza ha de estar en la
1 « el que trata con soberbios se hace aunque diga necedades le dan la razón.
semejante a ellos. 27 14 No te prives del bien del día | y no boca del sabio, | y el que la posee será
Pero sí el pobre habla, le insultarán; | dejes pasar la parte de goce que te toca. maestro en ella.
2
No tomes sobre ti peso superior a tus hablará con discreción y nadie lo reco- 15
Mira que tienes que dejar lo tuyo
fuerzas | ni trates con los que son más po- nocerá.
28 para otros | y tu hacienda se la distribui- El pecado n o viene de Dios
derosos y ricos que tú. Habla el rico y todos callan | y ponen rán tus herederos. 11
No digas: «Mi pecado viene de
3
¿Qué le dará el caldero a la olla? I por29
las nubes su discreción. '* Da y toma y satisface tus deseos, Dios», I que no hace El lo que detesta.
Chocar con ella y quebrarla. Pero habla el pobre y dicen: «¿Quién 17
Que en el ades no hay que buscar
12
No digas que El te empujó al peca-
4
El rico hace injusticias y se gloría de es éste?» | Y si se propasa, todos se le placer. do,13 I pues no necesita de gente mala. *
ello; ! el pobre recibe una injusticia y pide echan encima. 18
Como vestido se envejece toda car- El Señor aborrece toda abomina-
excusa. ne, I porque ésta es la ley desde el prin- ción I y evita que en ella incurran ios
5
Mientras le seas útil se servirá de ti; | U s o de la riqueza cipio : que has de morir. que le temen.
cuando
6
no valgas nada te abandonará. 30
19
Como las hojas verdes de un árbol 14 Dios hizo al hombre desde el princi-
Si tienes bienes, vivirá contigo, | pero Buena es la riqueza sin pecado, | y frondoso, | que unas caen y otras bro- pio I y le dejó en manos de su albedrío.
te 7empobrecerá sin dolerse. mala
31
la pobreza, castigo de la soberbia. * tan, I así es la generación de la carne y ( 15 ) 16 Si tú quieres, puedes guardar sus
Si le eres necesario, te adulará, I te El corazón del hombre se refleja en de la sangre: I unos mueren y otros nacen. mandamientos, | y es de sabios hacer su
sonreirá y te dará esperanzas, I te hablará su rostro, | ya para bien, ya para mal. 20
32
Rostro alegre es señal de corazón sa- Toda obra humana se carcome, al voluntad.
bellas palabras y te dirá: «¿Qué quieres?» fin se acaba, | y tras ella se va el que la 17
Ante ti puso el fuego y el agua; | a lo
9 hizo. que tú quieras tenderás la mano.
I **O lf
La Vulgata: «Humíllate ante Dios y espera el socorro de su mano».
La Vulgata: «No te abatas en tu sabiduría, no sea que, abatido, te induzcan a hacer cosas 1 í 3
Los bienes deben ser administrados de modo que aprovechen al que los posee y a los
de necio». Gomo es un vicio el orgullo, también lo es el apocamiento, que no es lo mismo que la ' ^1 1 demás, siendo en uno y otro caso instrumentos de la virtud.
humildad.
22 Las ofrendas sean dignas de Dios, que sólo acepta las que son efecto de la devoción y van
No a lo que debe ser según los planes de la divina Providencia, que distribuye diversamente adornadas por la justicia. Estas, al mismo tiempo que son a Dios gratas, son beneficiosas al que
sus bienes a los hombres, sino según la experiencia, que nos muestra a los ricos poderosos explo- las ejerce, por cuanto le merecen las bendiciones del Señor.
tando a los pobres y enriqueciéndose a costa de ellos.
30 Entiende la riqueza fruto de la avaricia y del fraude, y la pobreza resultado de la disolución.
15 12
Santiago completa esta doctrina sobre el origen del pecado (1,13-18).

Ndear-Colunga ¿t
ECLESIÁSTICO 15-17 738 739 ECLESIÁSTICO 17-18
18
Ante el hombre están la vida y la D e Dios nadie se esconde 7
L e dio ojos | para q u e viera la gran-
31
El sol preside al ejército de los altos
muerte; | lo que cada uno quiere le será 16 deza de sus obras, * cielos, I pero el h o m b r e es polvo y ceniza.
dado. N o digas: « M e esconderé del Señor; | 8
19 allá en las alturas, ¿quién se acordará de Para que alabara su n o m b r e santo | y
P o r q u e grande es la sabiduría del Se- pregonara la grandeza de sus obras. •J Q 1 El que vive eternamente crió jun-
ñ o r ; | es fuerte, poderoso y t o d o lo ve. mí?» 9
20
17
Entre tantos pasaré inadvertido; | Y añadióle ciencia, | dándole en pose- * O tamente todas las cosas. | Sólo el
Sus ojos se posan sobre los q u e le sión una Ley de vida. Señor es justo. *
temen | y conoce todas las o b r a s del ¿qué soy yo en medio de todos?» 10
18
M i r a : el cielo y los cielos de los cie- Estableció con ellos u n pacto eter- 2 Nadie puede dignamente d a r a cono-
hombre. n o I y les enseñó sus juicios. cer sus obras.
21 A ninguno manda obras impíamen- los, I el abismo y la tierra, tiemblan en s u 11 3
presencia. Contemplaron sus ojos la grandeza ¿Quién investigará sus grandezas?
te, | a ninguno da permiso para pecar. 19 de su gloria, | y sus oídos oyeron su m a - 4
El poder de su majestad, ¿quién lo
Igualmente los montes y los cimien-
tos de la tierra | se estremecen c u a n d o los jestuosa voz, I y les dijo: « G u a r d a o s de cantará, I y quién p o d r á enumerar sus
Dios es justo t o d a iniquidad». misericordias?
•I n 1 N o te agrades de tener muchos mira El. 12
20
Y te dices: «¿Va a mirarme a mí, Y les dio m a n d a t o s acerca d e su p r ó - s N a d a hay q u e quitar a su obra, nada
* O hijos inútiles p a r a el bien, | n i te 2 jimo. que añadir, | y nadie es capaz de investi-
complazcas en hijos malvados. | P o r mu- 1 A conocer todos mis caminos? | Si 13
peco, ¿me verán sus ojo"? El mira siempre sus caminos | y n a d a gar las maravillas del Señor.
chos que tengas, n o te alegres d e ello, | si 22 se esconde a sus ojos. 6
C u a n d o el h o m b r e cree acabar, en-
n o i,cnen el temor del Señor. Si miento a escondidas, ¿lo sabrá? | 14
¿Conocerá también mis obras de justicia? | D i o a cada nación u n jefe, * tonces comienza, | y c u a n d o se detiene
2 5
N o confíes en ellos | n i tengas espe- 1 Pero Israel es la porción del Señor. se ve perplejo.
¿Qué puedo esperar p o r vivir a t a d o p o r la 16 7
ranza en su posteridad; Todas sus obras están ante El como ¿Qué es el h o m b r e y de qué sirve? I
3 ley?»
Porque m á s vale u n o bueno q u e mil 23
Asi piensa el insensato. está el sol, | y sus ojos están de continuo ¿Qué tiene de bueno y q u é de malo?
8
malos. sobre sus caminos. El n ú m e r o de los días del hombre, a
4 17
Y m á s morir sin hijos que tenerlos im- Dios, creador de todo Sus injusticias no se le ocultan, | y más tirar, son cien a ñ o s ; ¡como u n a gota
píos. 24 todos sus pecados están delante del Se- de agua en el mar, [ c o m o u n grano de
5
P o r q u e p o r u n solo sensato prospera Óyeme, hijo mío, y aprende sabidu- ñor. arena, así son sus pocos años a la luz del
ría, I y pon dentro de tu corazón mis pa- 18
u n a ciudad, I y u n a tribu d e inicuos la La misericordia del h o m b r e es como día de la eternidad.
devasta. labras. 9
Por eso el Señor es magnánimo con
2 sello ante El, | y tiene cuenta del beneficio
6
M u c h o d e esto h e visto con mis 5 Expondré c o n sensatez mis pensa- hecho al h o m b r e como d e la propia pu- ellos I y derrama sobre ellos su miseri-
ojos | y aun cosas m á s graves oyeron mis mientos, I ponderadamente m i doctrina. pila. cordia.
26
oídos. C u a n d o el Señor desde el principio 19
10 Vo y conoce q u e su fin es desventu-
Luego se alzará para darle su recom-
7
E n la asamblea d e los pecadores se hizo sus obras, | desde el principio las dis- pensa, I y echará sobre la cabeza de cada rado,
encenderá el fuego | y en la nación rebel- tinguió. u n o el pago de sus obras. I 11
Y por eso muliiplíca sus piedades.
27
de se inflama la ira. Las ordenó p a r a siempre y les asig- 20
Sin embargo, perdona a los q u e se 12
L a misericordia del hombre es para
8
N o perdonó a los antiguos gigantes, | n ó su oficio I según su naturaleza. arrepienten | y consuela a los que pierden con su prójimo; | la del Señor, para con
que, confiados en su fuerza, se rebelaron; N o pasan hambre n i se fatigan | y n o la esperanza. toda carne.
9
N i perdonó a los convecinos de Lot, | interrumpen su trabajo. 13
Arguye, instruye y enseña, I y redu-
28 21 Vuélvete al Señor y deja los pecados;
que se atrajeron la cólera p o r sus abo- N i n g u n o molesta al o t r o . 22
ce como pastor a su rebaño.
29 Suplícale y enmienda las ofensas.
minaciones. Y jamás desobedecerán sus m a n d a - 23
Conviértete al Altísimo y apártate de
14
Tiene piedad de quien recibe su en-
10
N o se compadeció del pueblo desti- tos. la iniquidad, | y aborrece de corazón todo señanza, I de quien es diligente en cum-
30
n a d o a la ruina, | d e los que p o r sus pe- Después de esto miró el Señor a l a lo abominable. | En el ades, ¿quién alaba- plir sus preceptos.
cados fueron exterminados. tierra | y la llenó d e sus bienes. rá al Altísimo
31
11
N i de los seiscientos mil infantes | Cubrió la superficie de la tierra de (24) 25 p o r i o s vivos que le tributan ala- La buena conversación
que se dejaron llevar d e su corazón re- animales de toda especie, ¡ que a ella han banzas? 15 Hijo mío, tus beneficios no los acom-
belde. de volver. 26
El muerto, como el que n o existe, ya pañes de reproches, | ni tus obsequios de
U n o solo que endurezca su cerviz, | será no alaba; * palabras amargas.
maravilla si queda i m p u n e ; Dios, creador del h o m b r e 27
El vivo y el sano, ése alabará al Se- i" El rocío refresca los ardores del sol, I
12
Porque hay en El misericordia y c ó -
lera; ¡ aguanta y perdona, | m a s sobre los
impíos derrama su ira.
n 2
i El Señor formó al hombre de la
tierra.
Y de nuevo le h a r á volver a ella.
ñor.
28
¡Cuan grande es la misericordia del
y así la buena palabra es mejor que el don.
17
U n a buena palabra es mejor q u e u n
Señor I y su piedad para los que se vuel- obsequio, | pero el h o m b r e benéfico une
13 3
C o m o es grande su misericordia, así L e señaló u n n ú m e r o contado d e ven a El! la u n a al otro.
es severo su castigo, | juzgará al h o m b r e días I y le dio el dominio sobre ella. | Lo 29
Pues n o es del t o d o perfecto el h o m - 1 8 El necio hace groseros reproches, |
según sus obras. vistió de la fortaleza a él conveniente | y le bre ! ni es inmortal el hijo del hombre. y el don del envidioso hace mal a Jos ojos.
14 hizo según su propia imagen. 30 19
N o escapará el pecador con sus rapi- 4
¿Qué más refulgente que el sol? | Antes de hablar, aprende, | y antes
ñas, | n i se frustrará la esperanza del Infundió el temor de él en t o d a car- Y aun él se eclipsa. [ ¿Cuánto más el h o m - de la enfermedad, cuídate.
justo. ne I y sometió a su imperio las bestias y bre, cuya fuerza es carne y sangre? 20
Antes del juicio examínate a ti mis-
15 las aves. *
Recompensa a todos los misericor- 7
diosos, | y cada u n o recibirá según sus 5 Diole lengua, ojos y oídos | y u n co- Los ojos del entendimiento, que Dios nos ha dado, en esto principalmente deben ejer-
obras. razón inteligente; citarse:
14
en contemplar la belleza de las obras de Dios y conocer por ellas a su Hacedor.
6 Llenóle de ciencia e inteligencia I y La divina Providencia, que todo lo hace con orden, dio a cada nación su autoridad que la
le dio a conocer el bien y el mal. gobernase: pero se reservó para sí el gobierno de Israel y el darle las leyes apropiadas a sus destinos
mesiánicos.
26
El Eclesiástico, desconocedor de la manera de vivir en el seol, invita a que se aprovechen
<|C l e Los impíos querrían persuadirse de qi : Dios estaba muy alto y no ve las cosas de aquí los días de esta vida en alabar a Dios.
* " abajo (Job 22,13 ss.); pero los profetas h ;isten en la omnisciencia de Dios, a la que nada
se escapa (Sal 139,8-16). •f Q 1 En este texto pretendía apoyar San Agustín su concepción de que Dios habla creado
* ^ todas las cosas a la vez y que los seis días tenían solamente un valor literario. Lo más seguro
17 4
Muy hermosamente declara Dios esta idea en Gen 9,3. es que el autor sagrado sigue la letra del Génesis y que no pretende excluir los días de la creación,
sino decir que Dios creó todas las cosas, sin exceptuar ninguna.
ECLESIÁSTICO 18-19 740 741 ECLESIÁSTICO 19-21
7
mo, | y en la hora de la visitación halla- No esparzas la maledicencia, | y así 26 Por su aspecto se descubre el h o m - 22 L a palabra del necio no es bien re-
rás21 piedad. nadie
8
te afrentará. bre, | y p o r su semblante el prudente. cibida, I porque la dice fuera de tiempo.
No descubras tu corazón ni al amigo 27
Antes de enfermar, humíllate, I y si El vestir, el reir y el andar | denun-
pecas, conviértete. ni al enemigo, | si puedes hacerlo sin incu- cian lo que hay en él. Sentencias varias
22 23
No dejes de cumplir a su tiempo tus rrir9 en pecado, * 28 H a y quien reprende importunamen- Hay quien de pobre no puede ni pe-
votos, | no aguardes a la muerte para ello. Porque quien te oyere, se pondrá en te | y hay quien calla, m o s t r a n d o su pru- car, I y no es perturbado en su reposo.
23 24
Antes de hacer un voto, míralo bien, | guardia contra ti, | y llegada la ocasión se dencia. Hay quien por respetos humanos
no2 4seas como quien tienta al Señor. * te 10
mostrará enemigo. pierde su alma, I y se da por perdido
Acuérdate de la cólera del día pos- ¿Has oído algo? Pues quede sepulta- L a discreción en hablar ante la mirada de un necio.
trero, ¡ del día de la venganza, cuando do en ti, ! y no temas, que no te hará re- nn l Mejor es reprender que guardar 25 Hay quien por respeto humano pro-
Dios aparta su rostro. ventar. 4 U rencor. | Quien confiesa su culpa mete al amigo | y por una nonada se le
2 11 se ahorrará el daño.
5 Al tiempo de la abundancia acuér- Al necio eso le aflige, | como la cria- hace enemigo.
date del hambre, | de la pobreza y de la tura
12
a la parturienta. 2 Como eunuco que pretende desflorar 26 Es infamia en el hombre la menti-
necesidad en los días de la riqueza. Como flecha clavada en el muslo, | a una doncella ra, I que se halla siempre en los labios
2
así es una de esas cosas en el seno del 3
6 C o m o cambia el tiempo desde el ama-
4
Es el que a la fuerza hace la justicia. de27los insensatos.
necer hasta la tarde, | así todo pasa rápi- necio.
13
Bueno es que el corregido manifieste Es preferible el ladrón al mentiro-
damente ante el Señor. Habla a tu prójimo, no sea que no lo arrepentimiento; I así huirá del pecado so; I uno y otro tendrán por heredad la
27
El hombre sabio está siempre aler- haya
14
hecho, | y si lo hizo, que no lo repita. voluntario. perdición.
Habla a tu amigo, no sea que no lo 5 28
ta, | y en el día de la tentación se guarda Hay quien callando se muestra sa- El fin del embustero es la deshon-
del28 pecado. haya dicho, | y si lo dijo, que no vuelva bio | y quien se hace odioso por su mu- ra, I y lleva siempre encima su deshonor.
Del sensato es aprender sabiduría | y a decirlo. cho hablar.
15
alabar a quien la halla. Habla a tu amigo, que muchas veces 6 Hay quien calla porque no tiene qué Parábolas
29 29
Los que escuchan sabias sentencias se 16calumnia. responder | y hay quien calla esperando El sabio en palabras crecerá en dig-
se hacen sabios, | y derraman como llu- Y no creas de ligero cualquier cosa, | su7 vez. nidad, I y el hombre prudente agradará a
via los proverbios oportunos. que muchas veces se desliza uno, pero sin El sabio se calla hasta el momento los magnates.
intención. 30
17
oportuno; | el necio no sabe aguardar El que cultiva la tierra aumentará sus
Moderación Porque ¿quién es el que no peca con su tiempo. parvas, | y el que agrada a los grandes, de
su lengua? | Amonesta al prójimo antes 8
30
No te dejes llevar de tus codicias | El que mucho habla molesta, I y el tuerto 31
hará derecho.
y cohíbete tus deseos. de reñirle, que en hablar no guarda medida se hace Regalos y dones ciegan los ojos de
31
Si das a tu alma la satisfacción de Y da lugar a la Ley del Altísimo. odioso. los sabios I y son como bozal en la boca
9
tus apetitos, [ te harás la burla de tus ene- Hay éxitos que para el hombre se con- para la reprensión.
32
migos. L a sabiduría verdadera y la falsa vierten en mal | y hallazgos que le traen Sabiduría oculta y tesoro escondi-
32
No te des a la buena vida | ni te en- 18 daño. do,33 I ¿de qué sirven la una y el otro?
Toda sabiduría consiste en el temor io Hay dones que de nada sirven | y Mejor hombre el que esconde su ne-
tregues al placer. de Dios | y está en el cumplimiento de
33
No te des a comer y beber con dine- la Ley. hay otros cuyo provecho es doble. cedad I que el que oculta su sabiduría.
ro prestado, | cuando nada te queda en ii A veces la prosperidad origina la hu-
19 No es sabiduría la ciencia de la mal- millación, | y la humillación hace erguir La huida del pecado
la bolsa. dad | y no hay prudencia en los consejos O í 1 Hijo, ¿has pecado? No vuelvas
la cabeza.
de20los pecadores. 12 Hay quien compra muchas cosas por ^ A a pecar más | y ora por los peca-
•j Q i El dado a la embriaguez jamás se Hay una sabiduría que es execrable, | dos anteriores.
•!• ** hace rico; | el que desprecia lo po- y hay necios que ni siquiera saben hacer poco | y hay quien las paga siete veces.
co, poco a poco se precipitará. 13 El discreto en hablar se hace ama- 2 Como de la serpiente, huye del peca-
2 el mal. ble, | pero las gracias del necio se des- do,3 I porque si te acercas, te morderá.
El vino y las mujeres extravían a los 21 Mejor es con poca inteligencia temer
sensatos. precian. Dientes de león son los suyos, | que
3 a Dios | que con mucha traspasar la Ley. i 4 ü o n de necio no te aprovechará, | dan muerte a los hombres.
El que frecuenta las meretrices se hará 22
Hay una sutileza verdadera, pero que 4
un desvergonzado, I la corrupción y los traspasa la justicia. porque en vez de un ojo tiene siete. Toda iniquidad es como espada de
gusanos serán su herencia, | y el procaz 23 15 Da poco y echa en cara mucho, | y dos filos; I no hay medicina para su llaga.
Y que pervierte el derecho para mos- lo pregona a boca llena. 5
Violencia y soberbia aniquilan la ha-
va4 a la ruina. trar el ingenio. | Hay quien va encorvado 16
El que es fácil en creer de ligero | y en y enlutado, | pero en su interior está lleno Hoy presta y mañana exigirá; | seme- cienda, I y será asolada la casa del orgu-
esto peca, a sí mismo se perjudica. jante hombre es aborrecible. lloso.
de engaño. 17 Dice el necio: «Yo no tengo amigos, | 6 La queja del pobre va de su boca al
24
Lleva la cabeza baja I y se hace el no18hay gratitud para mis buenas obras. oído de Dios, | y el juicio viene presta-
Discreción en creer y en hablar sordo, | pero cuando menos lo piensas se Los que comen mi pan son malas mente contra el opresor.
(5) * 6 El que se goza en el mal será te 25echa encima. lenguas». | ¡Cuántos y cuántas veces se 7
El que aborrece la reprensión va por
condenado, | y el que lleva y trae chis- Y aunque no tenga fuerzas para ello, | burlarán de él! los pasos del pecador; | el que teme al
mes y cuentos está falto de sentido. en cuanto tenga ocasión te hará el mal. (19) * 20 Mejor es caer en el suelo que Señor se convierte de corazón.
8
23
Este versículo admite ser interpretado en dos sentidos. Primero, el que damos en el texto: caer por la lengua. | La caída de los ma- Desde lejos se conoce al lenguaraz en
antes de hacer un voto mira cómo lo puedes cumplir, y no tientes a Dios con tu incumplimiento. los llega apresuradamente. el 9hablar; | el discreto encubre las faltas.
El otro es el que nos da la Vulgata: «Antes de orar prepara tu alma», sentido más espiritual y muy 21 Es bocado sin sal gracia dicha a des- El que levanta con bienes ajenos su
querido de nuestros maestros espirituales. tiempo; I está siempre en la boca de los casa I es como el que amontona piedras
Q 5 El v.5 se lee en el códice alejandrino y en la Vulgata: «Quien se complace en la iniquidad insensatos. para su sepultura. *
1 ** quedará infamado; quien odia la corrección acorta su vida; quien aborrece la locuacidad ex-
Oí) 19
La Vulgata: «No sabe distribuir ni lo que debía reservar ni lo que debía gastar». Que
tingue la maldad». ^ ^ gasta sin tino ni discreción.
8
Los antiguos decían que las cosas de los amigos son comunes, sin excluir, claro es, las más
9
íntimas; pero esto tiene sus límites, y hay cosas que sólo comunica uno con Dios y ahora con el Eso son los bienes mal adquiridos, que el poseedor no se apropió en justicia, llevando
confesor, que hace sus veces. 21 sobre quien así los adquirió La responsabilidad del pecado.
ECLESIÁSTICO 21-22 742 743 ECLESIÁSTICO 22-23

1° Montón de estopa es banda de im- 2


Se parece a una bola de estiércol, I L a amistad 8 Que por los labios es cogido el pe-
píos; | la llama del fuego será su fin. quien la coge se sacude las manos. (23) 24 Q u i e n los ojos s e frota saca lá- cador I y vienen a caer el maldiciente y
11
El camino de los pecadores está en- grimas, I y el que se punza el corazón el 9soberbio.
losado, | pero su fin es la sima del ades. E l hijo m a l educado descubre sus sentimientos. No te habitúes a proferir juramen-
3
Es deshonra del padre haber engen- 25
Quien tira una piedra a los pájaros tos.*
Sabiduría y necedad drado un hijo indisciplinado; | una hija los espanta; I el que afrenta al amigo i°Ni a pronunciar el nombre del
12 asi4 le nace para su daño. rompe la amistad. Santo;
13
El que guarda la Ley es dueño de sí. La hija prudente es un tesoro para 26
Si desenvainaste la espada contra el 11 Pues como el esclavo puesto de con-
Y el fin del temor de Dios es la sabi- su marido; | la desvergonzada será fuente enemigo, | no desesperes, todavía hay tinuo a la tortura I no está libre de carde-
duría.
14 de5 disgustos para el que la crio. remedio. nales, I así el que siempre jura y profie-
15
No es educado el que no es prudente; La hija necia confunde a su padre y a 27
Si hiciste reproches al amigo, | no re el nombre de Dios | no se verá lim-
Pero hay una prudencia que acarrea su marido, | y por ambos será despreciada. temas, que hay lugar a la reconcilia- pio2 de pecados.
mucha
16
amargura. 6
La música en el duelo es cuento fuera ción. I Pero ultrajar, revelar secreto, trai- i Hombre que mucho jura se llenará
La ciencia del sabio crece como una de tiempo, | pero los castigos y la disci- cionar, I son cosas que espantan a todo de iniquidades | y el azote no se apar-
inundación, | y su consejo es como una plina son siempre oportunos. * amigo. tará13
de su casa.
fuente
17
de vida. 28
Sé fiel al amigo en su pobreza, | Si uno peca, el pecado pesará sobre
El corazón del necio es como un vaso E l necio para que así goces de sus bienes en la él, I y si no tiene cuenta, pecará doble-
roto,
18
| no retiene la sabiduría. 7
Como quien compone un cacharro prosperidad. mente.
El hombre sabio oirá una palabra dis- roto es el que enseña a un necio; 29
Permanece a su lado en el tiempo 14 El que jura en vano no está exento
creta, | la alabará y le añadirá algo más; | 8
Es despertar a un dormilón que duer- de la tribulación, | para que tengas par- de culpa, | y su casa estará llena de
pero la oye el descontentadizo, y mostrara me profundo sueño. te 30de su ventura. penas.
su 19desagrado | y se la echa a las espaldas. 9
Es hablar con un dormido el hablar Antes del fuego sale por la chimenea 15 Hay modos de hablar que llevan a
La conversación del necio es como con un necio, | que al fin acabará por de- el humo, | así a la sangre preceden los la muerte; I lejos estén de la descen-
carga en el camino, | pero en los labios cir: «¿Qué pasa?» insultos. dencia de Jacob.
del20 prudente se halla complacencia. 10 Llora al muerto, pues se extinguió su 31
No me avergonzaré de defender a 16 pues todo esto debe estar muy lejos
El parecer del prudente es requerido luz, | y llora al necio, pues se extinguió mi amigo | ni me ocultaré de él, | que si del varón piadoso, | y así no se verá
en la asamblea, | y a lo que dijere pon- su inteligencia. algún mal me sucede por él, enredado en el pecado.
drán
21
mucha atención. n No llores demasiado por un muer- 32
A él le echarán todos la culpa. 17 No habitúes tu lengua a libertina
Como casa en ruina es la sabidu- to, pues ha logrado el reposo; disciplina, | que va acompañada del ha-
ría para el necio; I y la ciencia, para el i 2 La vida del necio es peor que la O r a c i ó n pidiendo preservación blar pecaminoso.
insensato,
22
es palabra ininteligible. muerte. del m a l 18 Acuérdate de tu padre y de tu ma-
Grillos en los pies es la disciplina para 13
El duelo por un muerto dura siete 33
¡Quién pusiera un guarda a mi bo- dre I cuando te sientes en medio de
el insensato, | y como esposas en su mano días, | pero el duelo del necio y del im- ca I y un sello de circunstancias a mis los 9grandes; *
derecha.
23 pío,4 todos los días de su vida. * labios I para que por ellos no caiga | y 1 No sea que, olvidándote de ellos en
El necio, cuando ríe, ríe estrepitosa- 1 Con el necio no hables demasiado, | no me pierda mi lengua! su presencia, I vengas a hacer el necio, y
mente, | el discreto apenas sonríe por lo ni vayas con el insensato. querrías entonces no haber nacido.
2
bajo.
24 15 Guárdate de él si quieres evitar el n o ! Señor, Padre, Soberano de mi <> Hombre de hablar vituperable | no
Como joya de oro es para el pruden- fastidio, I y no te manchará con su con- £tO v j(j a> 1 no permitas que por ellos llegará en su vida a la sabiduría.
te la disciplina, | como brazalete en su tacto. caiga.
brazo
25
derecho. i* Apártate de él y tendrás descanso, | 2
¡Quién me diera que manejases el El adulterio
Los pies del necio son ligeros para y no tendrás que sufrir de su necedad. azote contra mis pensamientos, | y con- 2
entrar en las casas, | pero el varón dis- 1 Dos suertes de hombres multiplican
17 Que es más pesado que el plomo; I tra mi corazón la disciplina de la sabi- los pecados I y una tercera atrae la có-
creto
26
se recela de entrar. y ¿cómo llamarle sino necio? duría, I sin compasión a mis faltas, | para lera:
El necio desde la puerta curiosea, | el i 8 Carga de arena, de sal, de hierro, I que no incurra en pecados de lengua, 22
prudente se detiene fuera. 3
El que se abrasa en el fuego de sus
27 son más fáciles de sobrellevar que un Para que no se multipliquen mis ye- apetitos, I que no se apaga hasta que del
Es una grosería escuchar a las puer- necio. rros y se acrecienten mis pecados, | y todo le consume;
tas; | el prudente se avergüenza de ha- L a fortaleza venga a caer ante el enemigo | y éste 23
cerlo. El hombre impúdico consigo mis-
28
Los labios de los necios dicen nece- 19 El maderamen bien ensamblado de se 4regocije al verlo! mo, I que no cesará hasta que su fuego
dades, | las palabras del prudente pesan un edificio | no lo desencaja un terremo- Señor, Padre y Dios de mi vida, | no se extinga;
24
en29la balanza. to, I así el corazón afirmado en consejo me5 abandones a sus sugestiones. El hombre fornicario, a quien todo
En la boca del necio está su corazón; | bien maduro. No me haga altivo de ojos; | apar- pan le es dulce, | que no se cansará
y en la boca del sabio el suyo.
20
No vacila en tiempo alguno. | Co- ta de mí toda mala inclinación; mientras no muera;
30
Cuando el impío maldice a su ene- razón que se apoya en pensamiento sa- 6 No se adueñen de mí los placeres del 25 El hombre infiel al propio lecho con-
migo, | se maldice a sí mismo. bio I es como revoque mezclado con are- vientre y de la sensualidad | y no me yugal, I que dice para sí: «¿Quién me ve?
26
31
Mancha su alma el murmurador | y na2 en muro liso. entregues al deseo lascivo. La obscuridad me cerca y las pa-
es aborrecido en la vecindad. i Empalizada que no se hinca bien | redes me ocultan, | nadie me ve, ¿qué
Disciplina de la lengua tengo que temer? | El Altísimo no se da
no22se sostiene contra la fuerza del viento; 7
n n i Se asemeja el perezoso a una pe- Así el corazón tímido, apoyado en Escuchad, hijos míos, la disciplina de cuenta de mis pecados».
27
« « Ha de barro, | todos silban sobre necios pensamientos, | no resiste al te- la lengua, | que el que la guarda no será Sólo teme los ojos de los hombres.
28
mor. cogido en falta. Y no sabe que los ojos del Señor |
su infamia.
6
Los griegos empleaban la música en las manifestaciones de duelo; pero no los hebreos, O í f La doctrina de este pasaje sobre el juramento supone una costumbre muy extendida de
22 que no concebían la música sino como expresión o excitante de alegría.
" • ^1 8 jurar y justificar el precepto del Señor en Mt 5,33-37, repetido por Santiago (5,12).
Supone el texto que se trata de nacimiento humilde, para que no se engría considerando
13 Esta debía de ser la ley ordinaria, porque en casos extraordinarios se prolongaba hasta un mes, sólo la compañía y pretendiendo igualarse con ella.
como se lee de Arón (Núm 20,20) y de Moisés (Dt 34,8).
ECLESIÁSTICO 23-24 744 745 ECLESIÁSTICO 24-25
6
son mil veces m á s ciatos que el sol I y sas m e ordenó, | m i Hacedor fijó el lugar E s t á e n la L e y ¡Cuan bien sienta a los cabellos blan-
q u e ven t o d o s los caminos de los h o m - de mi habitación.* (31) * 32 El libro de la alianza de Dios cos el juicio, I y a los ancianos el con-
13 sejo!
bres | y penetran hasta los lugares m á s Y me dijo: Habita en Jacob | y es- Altísimo es todo esto, I la Ley que nos 7
escondidos. tablece tu tienda en Israel. dio Moisés en heredad a la casa de Ja- ¡Qué bien dice la sabiduría a los an-
29
Antes que fueran creadas todas las cob. cianos, I y la inteligencia y el consejo a
cosas, ya las conocía El, I y lo mismo las M o r a e n Israel los nobles.
14
(33,34) * 35 Llena de sabiduría como de 8
conoce después de acabadas. Desde el principio y antes de los si- agua el Pisón, | como el Tigris en días La corona de los ancianos es su rica
30
Será aquél castigado en las plazas glos m e creó I y hasta el fin n o dejaré primaverales; experiencia, | y el temor del Señor, su
de la ciudad, | y donde menos lo sospe- de ser. | E n el tabernáculo santo, delante 36
Llena de inteligencia c o m o de agua gloria.
c h a será cogido. de él ministré,* el Eufrates | y c o m o el J o r d á n en los Cosas laudables
15
(3t) 32 Así también la mujer q u e engaña Y así tuve en Sión m o r a d a fija y días de la mies. 9
Nueve cosas a l a b o en mi corazón |
a su marido | y de un extraño le da un estable, I reposé en la ciudad de El a m a - 37
Rebosa como de agua rebosa el Nilo | y la décima la diré con mi lengua:
heredero; da, I y en Jerusalén tuve la sede de mi y c o m o el G e ó n en los días de la vendi- 1° El varón superviviente en sus hi-
33 imperio.
P o r q u e en primer lugar desobedeció mia. * jos, j el que en vida ve la ruina de sus
a la Ley del Altísimo, I y además pecó 16 Eché raíces en el pueblo glorioso, I 38
El primero no acabó de conocerla I enemigos, *
contra su m a r i d o ; I y en tercer lugar en la porción del Señor, en su heredad. ni el último la agotará; u Quien convive con mujer discreta, I
39
cometió adulterio, I dándole hijos de va- Porque su pensamiento es m á s pro- quien n o peca con su lengua, quien no
r ó n extraño. S u s gracias
fundo que el m a r | y su consejo más sirve a u n o inferior a él,
34 i ' C o m o cedro del L í b a n o crecí, | como 12
Esta será llevada ante la asamblea I y profundo que el gran abismo. Quien halló u n b u e n amigo | y quien
recaerá sobre sus hijos la d u d a ; * ciprés de los m o n t e s del H e r m ó n . (40)4] C o m o canal derivado del río, | habla a oídos que le escuchan.
35 is Crecí c o m o palma de Engadi, I como
Sus hijos n o echarán raíces I ni sus c o m o acueducto que entra en un jardín. 1 3 ¡Cuan grande es el sabio!, pero na-
r a m a s d a r á n fruto. rosal de Jericó. 42
D í j e m e : Y o regaré mi jardín | e die aventaja al que teme al Señor.
3 19
* Dejará u n a memoria de maldición, | C o m o hermoso olivo en la llanura, I inundaré mis bancales; 1 4 A t o d o sobrepuja el temor del Se-
y su deshonra n o se borrará. c o m o plátano junto a las aguas. 43
Y mi bancal se hizo u n río, I y mi ñor.
37 20
Y los supervivientes conocerán que C o m o la canela y el bálsamo a r o m á - río se hizo un mar. 15
El que lo tiene, ¿a quién compa-
n a d a hay mejor que el t e m o r del Se- tico exhalé mi a r o m a | y c o m o la mirra 44
Más que la aurora quiero que bri- rarle?
ñ o r | y nada más dulce que atenerse a escogida di suave olor. lle la doctrina, | y la haré resplandecer (ló, 17) * 18 prefiero cualquier llaga a lla-
2
sus mandamientos. i C o m o gálbano, estacte y alabastri- hasta muy lejos. ga del corazón.
n o vaso de perfume, | c o m o n u b e de (45) * 46 Quiero derramar mi doctrina 19
Y cualquier maldad, a la maldad de
E l o g i o d e la sabiduría incienso en el tabernáculo. c o m o profecía | y legarla a las genera- la mujer.
l 22
n i L a sabiduría se alaba a sí mis- C o m o el terebinto extendí mis r a - ciones remotas. 20
Cualquiera miseria, a la miseria de
« » m a | y se gloría en medio de su mas, | ramas magníficas y graciosas. 47
Ved que n o laboro sólo para mí, | los que se aborrecen.
pueblo; 23
C o m o vid eché hermosos sarmien- sino p a r a todos los que buscan la sabi- 2X
Y cualquier venganza, a venganza de
2 tos | y mis flores dieron sabrosos y ricos
En la asamblea del Altísimo abre su duría. enemigo.
boca | y en presencia de su majestad se frutos. T r e s c o s a s gratas
22
N o hay veneno sobre el veneno de
24
gloría. * Y o soy la m a d r e del a m o r , | del la serpiente I y n o h a y cólera sobre la
( 3 ,4) * 5 Y o salí de la boca del Altísimo, temor, de la ciencia y de la santa espe- *%C ' E n tres cosas se complace mi cólera de la mujer.
6
Y como nube cubrí t o d a l a tierra. ranza. « « * alma, | hermosas ante el Señor y 23
Prefiero m o r a r con un león o un
7
Y o habité en las alturas I y m i t r o n o (25) * 26 Venid a mí cuantos m e de- ante los h o m b r e s :
2 dragón | a habitar con u n a mujer ma-
fue columna de nube. seáis | y saciaos de mis frutos. L a c o n c o r d i a e n t r e h e r m a n o s , la
ligna.
8
Sola recorrí el círculo de los cielos I
27
P o r q u e recordarme es m á s dulce que amistad entre los prójimos I y la armonía
entre mujer y marido. La mujer mala
y me paseé por las profundidades del la miel, | y poseerme, m á s rico que el 3 24
abismo. panal de miel. Aborrece mi alma tres suertes de gen- L a maldad de la mujer demuda su
9
Por las ondas del m a r y p o r toda la (28) * 29 Los que m e coman quedarán tes, I cuya vida m e da en rostro: rostro I y hace su semblante c o m o de
4
tierra. con h a m b r e de mí, I y los que m e beban P o b r e soberbio, rico embustero | y o s o ; I su marido, sentado entre ami-
lOEn t o d o pueblo y nación imperé; quedarán de mí sedientos. anciano adúltero y necio. gos, [ sin quererlo, solloza amargamente.
30 (25) 26 Ligera es toda maldad compara-
u E n t o d o s busqué descansar | p a r a El que m e escucha jamás será con- L a c o r o n a d e la a n c i a n i d a d
establecer en ellos mi morada. fundido, | y los que m e sirven no pe- da con la maldad de la mujer;!caiga
5
12
Entonces el Criador de todas las co- carán. Si n o cosechaste en la juventud, | sobre ella la suerte de los pecadores.
27
¿cómo lo hallarás en la vejez? L o que u n a cuesta arenosa para los
34
La mujer adúltera debia ser apedreada por el pueblo (Dt 22,22-24), y este pecado ponía 31
La Vulgata: «Los que me honran obtendrán la vida eterna».
en duda la legitimidad de sus hijos, induciendo a sospechar si serían también hijos de pecado. 33
La Vulgata: « 33 Dio a Moisés una ley formulada en preceptos justos, la herencia de la casa
de Jacob y las promesas de Israel; 3 4 Prometió a David, su siervo, que de él nacerla un rey tortísimo,
O A, 2 La asamblea del Altísimo era la reunión del pueblo que concurría a las fiestas anuales en que se sentaría en su trono para siempre».
~ *4 el templo (Sal3 22,23). 37
45
Geón igual al Nilo, con el cual identifica el autor el Guijón del paraíso (Gen 2,13).
La Vulgata: « En medio de su pueblo será ensalzada y admirada en la congregación plena La Vulgata: «Penetraré en las partes más profundas de la tierra, el seol; echaré una mirada
de los santos; 4 Recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendecida entre sobre todos los dormidos, los muertos, e iluminaré a los que esperan en el Señor».
los benditos».
12
La Sabiduría divina se halla difundida sobre todas las obras de Dios, y los pueblos todos p K 1Q No ofrece dificultad el que se considere dichoso al varón que muere lleno de días y de-
pueden conocerla, y por ella a Dios; pero en Israel esa misma Sabiduría se halla en la Ley, y por ^ ^ jando una larga posteridad, pues ésa es una de las bendiciones que Dios prometía a los justos.
ella puede conocer mejor al Señor. Esta es la sabiduría y la gloria de Israel, que le distingue de todos Para hacerse cargo de la segunda parte conviene recordar cómo los Salmos nos presentan el mundo
los pueblos (Dt 4,6). dividido en dos bandos: el de los justos, que representaban la causa de Dios, y el de los impíos,
14 que le son contrarios. Los enemigos de que el autor habla son los del justo, y, por tanto, los que
La expresión «antes de los siglos», «antes de ia creación del mundo» y otras tales significan
desde la eternidad. Sobre la creación de la sabiduría véase lo dicho en la nota a 1,4. Dios en su justicia humilla para hacer brillar esa justicia y fortalecer el ánimo de los justos.
16
25
La Vulgata: «En mí está toda ia gracia del camino y de la verdad, en mí toda esperanza de Según el códice alejandrino y la Vulgata: o16 El temor de Dios es el principio de su amor,
la vida y de la virtud». y la fe el principio de la adhesión a El. 1 7 La tristeza del corazón es una llaga completa, y una suma
28 malicia la malignidad de la mujer».
\ La Vulgata: «Perdurará mi memoria en la serie de los siglos».
747 ECLESIÁSTICO 27-28
ECLESIÁSTICO 25-27 746 2 26
En huecos de piedras se fija el pos- Delante de ti endulzará las palabras
pies del anciano I es la mujer deslengua- 18 Un don de Dios es la mujer calla- te, I y entre el comprar y el vender se de su boca, I hará que se admira de las
da para un marido comedido. da,19 I y no tiene precio la discreta. hinca el pecado. tuyas, I pero acabará por mudar del
28 N o te dejes seducir por la hermosura Gracia sobre gracia es la mujer ho- ( 3 ) 4 Si no te ases fuertemente al temor todo I y hallará tachas en tus palabras.
27
de29una mujer | ni la desees. nesta.
20
de Dios, I pronto será derribada tu casa. Muchas cosas aborrezco, pero nada
5
Esclavitud, ignominia y vergüenza 21
Y no tiene precio la mujer casta. Zarandeando la criba, quedan las gran- tanto como a éste. | El Señor le aborre-
30
Es la mujer que domina al marido. Como resplandece el sol en los cie- zas ; I así los defectos del nombre cuando ce28también y le maldice.
31
Abatimiento del ánimo, tristeza del los, I así la belleza de la mujer buena se le remueve. El que tire la piedra a lo alto se ex-
rostro I y llaga del corazón es la mu- en22su casa. pone a que le caiga en la cabeza, | y el
jer32malvada. Como lámpara sobre el candelera Discreción en el hablar golpe a traición hiere al traidor.
29
Manos flacas y rodillas débiles ! tie- santo I es el rostro atrayende en un cuer- 6 El que cava una hoya caerá en ella |
ne el marido a quien su mujer no hace po23robusto. El horno prueba los vasos del alfa- y el que tiende una red quedará en ella
dichoso. Columnas de oro sobre basas de rero, I la prueba del hombre es su con- cogido.
33
Por la mujer tuvo principio el peca- plata I son las piernas sobre firmes ta- versación.
7
30
El que hace el mal en él caerá, |
do34 | y por ella morimos todos. lones en la mujer bella. El árbol bien cultivado se conoce por sin31 que sepa de dónde le viene.
No dejes que se te escape el agua | (24) * 25 Hijo mío, guarda sana tu san- sus frutos, I y el corazón del hombre Sarcasmos y ultrajes son patrimonio
ni 35des autoridad a la mujer mala. gre juvenil I y no entregues a extrañas por8 la expresión de sus pensamientos. de soberbios, | pero la venganza los ace-
Si no va de tu mano, | sepárala tu 26vigor. Antes de oírle hablar no alabes a cha como león.
de ti. Teniendo tú un fértil campo, | con- nadie, | porque la palabra es la prueba 32
Serán cogidos en el lazo los que se
téntate con sembrar en él;* del9 hombre. alegran de la caída del justo, I y el do-
L a mujer mala y la virtuosa 27
Así tus retoños serán tuyos | y no Si persigues la justicia, la alcanza- lor33 los consumirá antes de la muerte.
o /» i Dichoso el marido de una mu- derramarás tu simiente por doquier. rás,10 I y te la vestirás como rica túnica. El rencor y la cólera son detesta-
« " jer buena; I el número de sus días
28
La mujer mercenaria es el desecho, | Las aves se aparean con sus seme- bles, I el hombre pecador los guarda en
será doblado. la casada es torre de muerte para quien jantes, I y la lealtad viene al encuentro el corazón.
2
La mujer de valer alegra a su mari- se29le acerca. de11los leales.
do, | cuyos arios llegarán en paz a la La mujer impía es el castigo del in- El león acecha la presa; | lo mismo
digno; I la piadosa, el premio del que el 12pecado a los que hacen injusticia. Moderación de la ira
plenitud.
3
La mujer de valer es una fortuna, | teme al Señor. La conversación del piadoso es siem- OJ> ' E l que se venga será víctima de
los4 que temen al Señor la tendrán.
30
La mujer desvergonzada desconoce pre con sabios; | el necio muda como la « O i a venganza del Señor, | que le
Y sea rico, sea pobre, | su corazón la vergüenza; | la honesta tiene ver- luna.
11 pedirá exacta cuenta de sus pecados.
será feliz y en todo tiempo mostrará güenza aun de su marido. Este aguarda la ocasión para irse 2
Perdona a tu prójimo la injuria, | y
rostro alegre.
31
La desvergonzada debe ser tratada con insensatos, I aquél permanece siem- tus pecados, a tus ruegos, te serán per-
3
De tres cosas tiene miedo mi corazón | como un perro; | la que tiene vergüenza pre14 con los reflexivos. donados.
y de una cuarta temo mucho: teme al Señor. La conversación de los necios es de- 3
¿Guarda el hombre rencor contra el
6
La maledicencia en la ciudad, motín
32
La mujer que honra a su marido testable, I y su risa resuena en orgias hombre | e irá a pedir perdón al Señor?
de7 la muchedumbre es de todos tenida por sabia; | la que licenciosas.
15
4
¿No tiene misericordia de su seme-
Y la calumnia; todas tres son peores le desprecia es por todos conocida por El lenguaje del blasfemo pone los jante I y va a suplicar por sus pecados?
que la muerte. impía. pelos de punta, I y cuando riñe hay que 5
Siendo carne, guarda rencor. | ¿Quién
8 Dolor de corazón y duelo es la mu-
33
El disputar de la mujer es pasajero, | taparse
16
los oídos. va6 a tener piedad de sus delitos?*
jer9 celosa de otra es 34una fiebre ligera. La riña entre soberbios trae sangre, | Acuérdate de tus postrimerías y no
Y un azote de lengua para cuantos La mujer regañona y ligera de len- y 17
sus altercados no pueden oirse. tengas odio.
viven con ella. gua ! es como clarín de enemigo que in- El que revela secretos pierde la con- 7
Y guárdate de la corrupción y de la
10
Yunta de bueyes inquietos es la mu- cita a la respuesta. I Pero si el marido fianza
18
I y no encontrará a un amigo. muerte y cumple los mandamientos.
jer mala; | tocarla es como coger un es- es como ella, regañón, | toda su vida se Ama a tu amigo y muéstrate fiel 8
Acuérdate de la alianza del Altí-
corpión. la pasarán en guerras. con19
él; simo.
J1 Del todo enojosa es la mujer borra- Si descubres sus secretos, no vayas 9
Y no aborrezcas a tu prójimo y per-
cha, | que no ocultará su vergüenza. T r e s cosas tristes tras él. dona las ofensas.
12
La liviandad de la mujer se mues-
35
Dos cosas entristecen mi corazón | y 20 Como hombre que dilapida su ha- 10
Aléjate de contiendas y aminorarás
tra en el descaro de su mirada | y en el una tercera excita mí cólera: cienda I es el que pierde la amistad de los11 pecados.
pestañear de sus ojos.
36
Rico reducido a la miseria, | varón su prójimo. Porque el hombre iracundo encien-
13
Sobre la hija indócil redobla tu vi- famoso despreciado I y varón prudente 21 Y como quien deja escapar el ave de las contiendas.
gilancia, | no sea que hallando ocasión que es menospreciado. de su mano, | así el que deja escapar al El hombre pecador siembra la turba-
la 14aproveche.
37
El que de la justicia cae en peca- amigo,
22
que no volverá a verle. ción entre amigos | y en medio de los
Vigila sin cesar a la descarada | y do, I a quien destina el Señor a la espada. No le sigas, que está lejos | y huye que en paz están arroja la calumnia.
no15te maravilles si te la pega. como
23
gacela escapada del lazo. 12
A tenor del combustible se encien-
Cual viajero sediento que abre la Peligro en los negocios Se venda una herida y una injuria se de y se alimenta el fuego, | y según el
boca | a toda agua que encuentra, I así
3
' Difícilmente se libra de culpa el mer- repara,
24 poder del hombre, así es su ira; | se-
ella se sienta en cualquier parte | y abre Pero revelar un secreto no tiene re- gún su riqueza crece su cólera, | y se
cader, I y el tendero no será sin pecado. medio.
su 16carcaj a cualquier flecha. enciende según la violencia de la disputa.
La gracia de la mujer es el gozo de tyj 1 Por amor del dinero muchos in- El engaño 13
Pez y resina avivan el fuego, | y
23
su 7marido. « » curren en pecado, I que el que bus- El que hace guiños de ojos urde una riña violenta hace correr la sangre.
14
1 Su saber le vigoriza los huesos. ca enriquecerse cierra los ojos. males | y quien lo ve se aleja de él. Si soplas sobre brasas, las encien-
2 ( ¡ ! 4 La Vulgata: «Cimiwtos sólidos sobre roca finne son los mandamientos de Dios en el 2
Son muy dignas de notar estas máximas, que nos traen a la memoria la doctrina evan-
" "26 corazón de la mujer santa». gélica, consignada en el padrenuestro y en muchos pasajes del Evangelio.
Los w.26-34 están tomados del códice alejandriao y no se hallan en la Vulgata.
ECLESIÁSTICO 28-29 748 749 ECLESIÁSTICO 29-31
6
des, | y si escupes sobre ellas, las apa- Pero al momento de la devolución da 51 Triste es tener que andar de casa en amarga, | y el eterno reposo a un dolor
gas; | y ambas cosas proceden de tu largas, I da vanas excusas y echa la culpa casa; ] donde habites como extraño no permanente.
boca. al 7tiempo. osarás abrir la boca. 18 Manjares exquisitos puestos en una
32
La maledicencia Si paga, apenas pagará la mitad, | y Habrás dado hospedaje y habrás da- boca cerrada I son las ofrendas a los
15 Maldice al murmurador y al de len- tendrás que darlo por hallazgo. do de beber sin que te sea agradecido, | ídolos.
19
8
gua doble, I porque han sido la perdición Y si no paga, te quedarás sin tu dine- y a pesar de esto habrás de oir palabras ¿Qué le aprovecha al ídolo la ofren-
de muchos que vivían en paz. ro, | y te habrás hecho, sin buscarlo, un amargas. da,20 I pues no lo come ni lo huele?
16
La lengua maldiciente ha desterra- enemigo. Mira si hay qué Así es el rico que no puede disfrutar
9
do a muchos | y los arrojó de pueblo Te pagará con maldiciones e injurias, | 33
«Entra, forastero; preparad la mesa; | de2 su riqueza;
en pueblo. y en vez de honor devolverá ultrajes. mirad si hay a mano qué comer. i La ve con sus ojos y suspira, I como
i? Destruye las ciudades fuertes | y de- 10 Muchos por esto se niegan a prestar, | 34
Sal, forastero; haz lugar a otro más eunuco
22
que abraza a una doncella.
rriba los palacios de los grandes. pues temen ser robados en tonto. honrado que tú; | tengo que recibir a mis No te abandones a la tristeza, | no
11
(18) * 19 La lengua calumniadora echa Sin embargo, sé generoso con el des- hermanos y necesito la casa». te 23atormentes con cavilaciones.
de casa a la mujer fuerte | y la priva del graciado | y no le hagas esperar la li- 35
Duras palabras son éstas para un La vida del hombre es el gozo del
fruto de su trabajo. mosna. hombre sentido: | la increpación del amo corazón, | y la alegría del varón es su lon-
12
20
El que le da oídos no hallará repo- Por amor de la Ley acoge al pobre | y de la casa y la injuria del usurero. gevidad.
24
so2 I ni tendrá paz en su casa. en13su necesidad no le despidas de vacío. Anímate y alegra tu corazón | y echa
i El golpe del azote hace cardenales, | Por amor del hermano y del amigo L a corrección de los hijos lejos
25
de ti la tristeza;
el golpe de la lengua quebranta los hue- consiente en perder tu dinero, | no dejes O A 1 El que ama a su hijo tiene siem- Porque a muchos mató la tristeza | y
sos. que se te enmohezca bajo una piedra. O U pre dispuesto el azote | para que no26hay utilidad en ella.
14
22
Muchos caen al filo de la espada, | Hazte un tesoro según los preceptos al fin pueda complacerse en él. La envidia y la cólera abrevian los
pero muchos más cayeron por la lengua. del Altísimo, | y te aprovechará más que 2 días, I y los cuidados traen vejez prema-
23 el 15
oro. El que educa bien a su hijo se gozará tura.
Feliz el que está a cubierto de ella, | en él I y podrá gloriarse en medio de sus 27
El sueño de un corazón contento es
no es víctima de su rabia | y no tiene Encierra la limosna en tus arcas, | y
te librará de toda miseria. * conocidos. mejor que los más deliciosos manjares, |
que soportar su yugo | ni se ve preso en 3
El que enseña a su hijo será envidia-
sus cadenas. (16,17) 18 Más que un fuerte escudo y y cuanto come le aprovecha.
24 una lanza poderosa I combatirá por ti do de su enemigo | y ante sus amigos se
Porque su yugo es yugo de hierro | regocijará en él. L a riqueza
y sus cadenas son cadenas de bronce. contra el enemigo. 4
25 Si muere su padre, como si no hubiera Oí 1 El desvelarse por la riqueza con-
Muerte espantosa es la muerte que L a fianza muerto, | pues deja en pos de sí uno igual O 1 sume, I y la preocupación por ella
da, I y el ades es preferible a ella; 19 a él. aloja el sueño.
26
Pero no tendrá imperio sobre los El varón bondadoso fía a su próji- 5 2
mo, | pero el que ha perdido la vergüenza Durante su vida le ve y se alegra, | y Los cuidados de la vida quitan el sue-
piadosos I y éstos no arderán en sus al 6morir no siente pena. ño, I y más que una enfermedad impiden
llamas. le 20deja en la estacada.
27 No olvides el beneficio de tu fiador, | Frente a sus enemigos deja un venga- dormir.
Los que abandonan al Señor caerán dor, I y a sus amigos quien le pague con 3
El rico se fatiga por acumular rique-
en ella | y los abrasará sin extinguir- pues se empeñó por ti.
(21)* 22 Él malvado derrocha los bie- gratitud. zas, I y si descansa, es para saciar sus an-
se. I Sobre ellos se arrojará como león | y 7
El que mima a su hijo tendrá luego sias de placer.
como leopardo los destrozará. nes de su fiador, | y el ingrato deja en el 4
28 brete a quien le salvó. que vendarle las heridas, | y a cada grito Fatígase el pobre por sus necesidades, |
Mira de poner a tu heredad cerca suyo sentirá que se le conmueven las en- y si descansa, es para verse en la indi-
de29espinos (23) 24 La fianza ha perdido a muchos
que estaban bien | y los sacudió como trañas. gencia.
Y guarda bien tu plata y tu oro. 8
Caballo no domado se hace indócil, I 5
Haz para tus palabras balanza y pe- mar tormentoso. El que ama el oro no vivirá en justi-
25
Sacó de su casa a hombres ricos | y y el hijo abandonado a sí mismo, testa- cia, I y el que se va tras el dinero pecará
sas, I y para tu boca puerta y cerrojo. rudo.
30
Atiende a no ser cogido en ella, | los26 hizo peregrinar por tierras extrañas. 9 por6 conseguirlo.
El pecador, al fiar, se verá burlado, | Halaga a tu hijo y te hará temblar; | Muchos dieron en la ruina por amor
y no caerás ante quien te acecha. juega con él y te hará llorar.
y persiguiendo ganancias, se enredará en del7 oro, | y cayeron en la desgracia.
L a misericordia pleitos. i° No te rías con él, no te haga sufrir | y Es el oro un garlito para el negocio, I
27 al fin rechines los dientes. y el insensato tropieza en él.
O O ' EEll misericordioso presta a su pró-
pro- m
^8** tu poder, socorre a tu próji- 11 En su juventud no le des largas | y no 8
¿ I » jimo,
iimo. !! yv el
el que
aue le
le sostiene
sostiene con
con su
«,, °> I P e r o m u " a P ° r O, no caigas en ne- Venturoso el varón irreprensible | que
cesidad. disimules sus faltas. no9 corre tras el oro.
mano guarda los preceptos. i 2 Doblega su cuello en la juventud | y
2
Presta a tu prójimo al tiempo de su L a hospitalidad ¿Quién es éste que le alabemos | por-
28 tunde sus espaldas mientras es niño, | no que hizo maravillas en su pueblo?
necesidad | y devuélvele a su tiempo lo Necesarios para la vida son el agua se te3 vuelva terco y desobediente.
prestado. 1° ¿Quién es el que en esto fue probado
3
y el pan; | el vestido y la casa, para abrigo 1 Educa a tu hijo y aplícale al traba- y quedó sin mancha? | Ello redundará en
Manten tu palabra, sé con él leal, | y de la desnudez. jo, I no vengas a tropezar por su torpeza.
hallarás en todo tiempo lo que necesites. 29 su gloria.
4
Más vale vivir pobre bajo un techo ¿Quién pudo prevaricar y no preva-
Para muchos el préstamo es un ha- de tablas | que banquetear en casa ex- Sobre la salud
llazgo, I fastidian a quien los socorrió. traña. ricó, I hacer el mal y no lo hizo?
5
Hasta recibir, besan la mano del pró- 30
Conténtate con lo poco o con lo mu- 14 Mejor es pobre sano y fuerte que 11 Su dicha se consolidará, I y la asam-
jimo I y con voz humilde le ponderan sus cho, | y no tendrás que oir que te repro- rico5 enfermo y débil. blea pregonará sus alabanzas.
riquezas. chan por forastero. 1 La salud y el bienestar valen más que
el oro, I y un cuerpo robusto, más que una Los banquetes
18
La Vulgata: «Destruyó loa ejércitos de las naciones y aniquiló gentes valerosas». fortuna. i 2 Hijo mío, ¿estás sentado a la mesa
O Q7 1 5 Este versículo no puede entenderse en el sentido propio, sino en el metafórico, en con- 16 No hay riqueza que valga lo que la de un grande? | No abras tu boca.
" • formidad con el precedente, donde se habla de atesorar según los preceptos del Altísimo salud del cuerpo, ! y no hay bien como el 143 Y no digas: «¡Cuántos manjares!»
acerca de la limosna. gozo del corazón. 1 Acuérdate de que es malo el ojo co-
11
La Vulgata: «El pecador y el impuro huyen de su fiador». "Preferible es la muerte a una vida dicioso.
ECLESIÁSTICO 31-32 750
15
751 ECLESIÁSTICO 32-33
¿Qué hay peor que el ojo codicioso? (39)* 40 L a embriaguez excita la razón 22
Codicia cuanto ve. y hace tropezar, | quita las fuerzas y añade El sabio no oculta su sabiduría, | el 134 Como el barro en manos del alfarero,
l* No tiendas la mano a cuanto veas, heridas. soberbio y el burlón no tienen guarda de 1 Que le señala el destino según su jui-
' 7 No tropieces con tu vecino en el pla- 41
En una reunión de bebedores no re- su23lengua. cio, I así son los hombres en las manos de
to. | Ten con tu vecino las atenciones que proches a nadie I y no trates con desdén No hagas nada sin consejo, | y des- su Hacedor, | que hace de ellos según su
para ti deseas. a 42uno mientras está ebrio. pués de hecho no tendrás que arrepen- voluntad. 15
18 Enfrente del mal está el bien, | y en-
Piensa del prójimo por ti mismo | y No le ultrajes | ni le apremies con re- tirte.
24
pon reflexión en cuanto hagas. clamaciones. No vayas por camino en que hay tro- frente de la muerte, la vida; | así, enfrente
19
Come decentemente lo que te sirvan | piezos I y no tropieces dos veces en la mis- del justo, el pecador.
y no comas vorazmente e incurras en des- O O • Si te hacen presidente de un con- ma25 piedra. Considera de este modo todas las obras
precio. **£* vite, no te engrías; | pórtate entre No te aventures en camino descono- del Altísimo, [ de dos en dos, una enfren-
20
Sé el primero en dejar de comer, por los convidados como uno de tantos. cido I y ten cuidado con lo que pueda su- te de la otra.
2 ceder.
cortesía, | y no te muestres insaciable, Cuida primero de ellos y luego sién- Epílogo del autor
para que no te desprecien. tate; | cumplido tu oficio, recuéstate, (2t>) 27 En todas tus obras guarda tu al-
21
Si te sientas en medio de muchos, | no 3
Para alegrarte con los otros | y ser ma, I pues en esto está la observancia de 16 Yo he llegado el último de todos, I
extiendas el primero tu mano. alabado por tus buenas disposiciones. los28 preceptos. como quien anda al rebusco después de
22
Con poco le basta al hombre bien 4
Si eres anciano, habla como a tu edad Quien atiende a la Ley guarda su la vendimia. *
criado, | y así no se siente molesto en su conviene, alma, | y quien confía en el Señor no su- 17 Mas por la bendición del Señor me
lecho. 5
Con discreción, y no impidas el canto. frirá menoscabo. aventajé a otros | y llené, como los vendi-
23
Sueño tranquilo es el del estómago 6
Mientras tocan y cantan no charles | miadores, mi lagar.
no cargado; I se levantará por la mañana y no hagas alarde de sabio a destiempo. O O ! Al que teme al Señor no le sobre- 18 Ved que no trabajé para mí solo, |
dueño de sí. 7
Como anillo de oro con rubí engas- ** ** vendrá la desgracia, | y si es puesto sino para todos los que buscan la sabi-
24
Dolor, insomnio, fatiga y retortijón I tado ] es la música en el banquete. a prueba, el Señor le librará. duría.
19
son la parte del intemperante. 8
Como anillo de oro con esmeralda en-
2
No es sabio quien no observa la Ley, | Oídme, pues, los grandes del pue-
25
Si te viste obligado a comer dema- gastada, | la melodía de la música en el y será agitado como nave en la tormenta. blo; I los que presidís la asamblea, pres-
siado, | levántate, pasea, y te sentirás ali- festín. 3
El hombre sensato confía en la Ley, | tadme atención.
viado. (9)* 10 si eres joven, no hables, si no y la Ley es para él fidedigna como la res- D e n o ceder los bienes hasta la
26
Escúchame, hijo mío, y no me des- te vieres obligado; | sólo cuando por dos puesta de los urim.
muerte
oigas, | y al fin verás confirmadas mis pa- o tres veces fueres preguntado. 20
labras. (11) * 12 Abrevia el discurso diciendo El necio Ni a tu hijo, ni a tu mujer, ni a tu
27 4
Sé moderado en todas tus obras | y no mucho en pocas palabras | y sé como Reflexiona antes de responder y se- hermano, ni a tu amigo | des poder sobre
vendrá sobre ti la enfermedad. quien, sabiendo, sabe callar. rás escuchado; | recoge tus pensamientos ti en toda tu vida, | ni entregues a otro
28 tus bienes, I no sea que luego tengas que
Muchos serán los que alaben al es- 13 En medio de los grandes no te pavo- y responde.
5
pléndido anfitrión | y darán testinonio de nees, | entre los ancianos no parlotees. Rueda de carro es el corazón del ne- pedirles21
a ellos.
su generosidad; 14 Como al trueno precede el relámpa- cio, I y como eje que gira, su razona- Mientras en ti hay aliento de vida, I
29 a 22nadie dejes tu puesto;
Pero murmurarán en la ciudad del go,15 | así a la modestia precede la gracia. miento.
6
ruin con los invitados | y darán testimo- Levántate a tiempo y no lo demo- El amigo burlón es como caballo se- Porque mejor es que te nieguen tus
nio de su tacañería. res,16 | vete a tu casa y ocúpate en lo tuyo. mental: I relincha cualquiera que sea hijos
23
I que no verte a merced de ellos.
30 N o te hagas el valiente con el vino, | Si quieres, diviértete alli y obra a tu quien le monte. 24
En todo lo que haces sé el dueño.
p o r q u e a muchos perdió la bebida. placer, | sin faltar a nadie con lenguaje No eches mancha en tu honor. | Al
31 La fragua templa la obra del herre- insolente. Diversas condiciones de los h o m b r e s fin de los días de tu vida, I al tiempo de
17 7
ro, | y el vino, el corazón de los arrogan- Y después bendice a tu Hacedor, | ya ¿Por qué un día es distinto de otro la muerte, distribuye tu heredad.
tes pendencieros. que te regaló con sus bienes. día, I mientras la luz todo el año procede
3 2 El vino fortalece | si se bebe con m o - del sol? El siervo
deración. La Ley 8
Es la sabiduría del Señor la que los
25
El forraje, el palo y la carga, para el
33
¿Qué vida es la de los que del todo is El que busca al Señor acepta la dis- diferencia, asno; | el pan, la corrección y el trabajo,
ciplina, | y el que a El acude es escuchado. 9
carecen de vino? * Y muda los tiempos y trae las fiestas. para 26
el siervo.
(34) 35 Fue creado para alegría de los i* El que busca la Ley obrará conforme 1° A unos los distinguió y los santificó, | Haz trabajar a tu siervo y tendrás
hombres. a ella, | pero el hipócrita en ella trope- a otros los puso en el número de los días descanso; | dale mano suelta y buscará
36 Alegría del corazón y bienestar del zará. comunes. | Todo hombre viene del pol- la 27libertad.*
20
alma | es el vino bebido a tiempo y con Quien teme al Señor conocerá sus vo, I y de la tierra fue creado Adán. Como el yugo y las coyundas hacen
sobriedad. juicios, I y sus sentencias le serán antor- 11 Pero con su gran sabiduría los dis- doblar el cuello,
cha luminosa. 28
(37) * 38 Dolor de cabeza, amargura e 2 tinguió el Señor | y les fijó diferentes des- Así al siervo malévolo el azote y la
ignominia | es el vino bebido con exceso | i El pecador rehuye la corrección | y tinos. tortura; | hazle trabajar y no le dejes
en la excitación de una disputa. I busca en la Ley su capricho. 12
A unos los bendijo y ensalzó, | los ocioso, 29
santificó y allegó a sí; | a otros los mal- Que la ociosidad enseña muchas mal-
33
La Palestina es país rico en vino, y en la Escritura se habla de él con frecuencia de varios dijo y los humilló | y los derribó de su dades.
31 modos, según el uso que de él se haga. Aquí se había del vino que, tomado con moderación, lugar. 30 Impónle el trabajo conveniente, | y
alegra el corazón del hombre, y cuya falta en ciertas ocasiones solemnes trae consigo tristeza. Por
algo el Señor lo multiplicó en las bodas de Cana (Jn 2,1 ss.). OO 16 Estos versículos, que parece deben mirarse como epílogo de la obra, nos dicen cómo el
37
39
La Vulgata: «La sobriedad es la salud del cuerpo y del alma». ^ ^ autor se consideraba el último que viene al rebusco en la abundante recolección de la sa-
La Vulgata: «El vino bebido en exceso es la amargura del alma». biduría.
26
9 La Ley declara libres a todos los hebreos, los cuales, si por motivo de deudas tuvieran que
La Vulgata: «Escucha en silencio y tu actitud te ganará la estimación». entregarse a sus acreedores, sólo era por siete años, al cabo de los cuales se extinguía la deuda (Dt 15,
32 11
La Vulgata: «Si dos veces fueras preguntado, sea tu cabeza quien responda». O sea, res- 12-18). Pero, en cambio, no se prohibía tener verdaderos esclavos gentiles, y nuestro autor, que
ponde con breves palabras o con un movimiento de cabeza. vivía en la época griega, nos muestra el estado a que una buena porción de la sociedad antigua vivía
reducida. Hay que tratarlos con severidad para que no se vuelvan haraganes y rebeldes.
ECLESIÁSTICO 33-35 752 753 ECLESIÁSTICO 35-36
si n o obedeciere, métele en el cepo. | N o i ' Porque su esperanza se apoya en (3) * 4 Ser agradecido a D i o s es ofrecer y remunerarle conforme a sus intencio-
te excedas con nadie I y no hagas n a d a quien salva. flor de harina, | y practicar la limosna es nes;
16 25
sin discreción. El que teme al Señor, de n a d a teme | ofrecer sacrificio de alabanza. H a s t a defender la causa de su pue-
31 5
Si tienes u n siervo, trátale c o m o a ti y n o se desalienta, p o r q u e El es su es- Se complace al Señor apartándose del blo I y alegrarlos con su misericordia.
2
m i s m o ; | es p a r a ti tan necesario c o m o tú
peranza. mal I y se obtiene el perdón apartán- * H e r m o s a es la misericordia en el
17
mismo. | ¿ N o tienes m á s que un siervo? Dichosa el alma que teme al Señor. dose de la injusticia. tiempo de la tribulación, | como las nu-
18 6
Trátale c o m o a ti mismo, | no te enfurez- ¿En quién se apoya y quién es su N o te presentes ante el Señor con las bes cargadas de agua en tiempo de se-
cas contra tu propia sangre. * sostén? m a n o s vacías, * quía.
32 19 7
Si le maltratas y maldiciéndote huye, I Los ojos del Señor están puestos Porque así te está m a n d a d o .
8
¿por qué caminos le buscarás? sobre los que le a m a n . | Es su fuerte es- L a ofrenda del justo hace pingüe el O r a c i ó n p o r la r e s t a u r a c i ó n d e Israel
cudo, su apoyo poderoso, | abrigo con- altar, | y su buen olor llega ante el Al-
V a c i e d a d d e los s u e ñ o s t r a el solano, c o n t r a el a r d o r del mediodía. tísimo. OC > T e n piedad de nosotros, Señor,
20 9
G u a r d a contra el tropiezo, auxilio El sacrificio del justo es acepto | y O O Dios del universo, y míranos;
'i A 1 Vanas y engañosas son las espe- 2
Infunde tu temor en todas las na-
contra la caída; | eleva el alma y alum- su memoria de recordación n o será ol-
"™ ranzas del insensato, | y los sue- ciones;
bra los ojos, | da la salud, la vida y la vidada.
ños exaltan a los necios. * 10 3
Levanta t u m a n o sobre los pueblos
2 bendición. H o n r a al Señor con corazón genero-
C o m o quien quiere coger la sombra extraños | y haz que sientan tu poder.
o perseguir al viento, | así es el que se a p o - so I y no disminuyas las primicias de 4
El culto grato a D i o s tus manos. C o m o a su vista te santificaste en nos-
ya en sueños. 11 otros, I así a vista nuestra santifícate en
3
El que sueña es c o m o quien se pone 21 Ofrece todos tus dones con rostro
El que sacrifica de lo mal adquirido ellos, *
enfrente de sí, | frente a su rostro tiene la hace una oblación irrisoria, | y n o son alegre | y con alegría consagra los diez- 5
mos. P a r a que te conozcan c o m o nosotros
imagen del espejo. gratas las oblaciones inicuas.
4
¿De fuente impura puede salir cosa (22)* 23 N o se complace el Altísimo en i 2 D a al Altísimo según lo que El te te conocemos | y sepan que n o hay Dios,
d a I y da con ánimo generoso lo que Señor, fuera de ti.
pura | y de la mentira puede salir verdad? las ofrendas de los impíos | ni p o r la 6
Renueva los antiguos prodigios y re-
5
Cosa vana son la adivinación, los muchedumbre d e los sacrificios perdona puedas.
agüeros y los sueños; | lo que esperas, eso los pecados. 1 3 Que el Señor es generoso en recom- pite los portentos;
7
24 pensar I y te pagará al séptuplo. Glorifica tu m a n o y tu brazo derecho;
es lo que sueñas. C o m o quien inmola al hijo a la vista 8
Despierta tu ira y derrama tu có-
6
A no ser que los m a n d e el Altísimo de sus padres, | así el que ofrece sacri- W N o pienses en sobornar al Señor,
p o r q u e no recibirá tus d o n e s ; lera;
a visitarte, 1 n o hagas caso de sueños. ficios de lo r o b a d o a los pobres. 9
7
A muchos extraviaron los sueños, ] y 25 1 5 Y n o confíes en sacrificios injustos, | Destruye al adversario y aplasta al
Su escasez es la vida de los indigen- enemigo;
quedaron defraudados los que les die- tes, | y quien se la quita es u n asesino. p o r q u e justo es el Señor | y n o hay en
26 El acepción de personas. 1° Apresura el tiempo y acuérdate de
ron fe. M a t a al prójimo quien le priva de 16 tus promesas I y sean celebradas tus ha-
8
Cumple la Ley sin regateos, ¡ que la la subsistencia, N o toma partido contra el pobre |
27 y escucha la oración del oprimido. zañas.
sabiduría perfecta está en la boca fiel. Y derrama sangre el que retiene el 17 n Sea devorado el que intenta esca-
Jamás desdeña la súplica del huér-
salario al jornalero. par al fuego de tu cólera | y caigan en
L a experiencia 28 fano I ni la de la viuda si ante El derrama
Si u n o edifica y o t r o destruye, | ¿qué ruina los que maltratan a tu pueblo.
sus quejas.
9 provecho sacan a m b o s si n o es la fa- 18 * 2 Aplasta las cabezas de los príncipes
El h o m b r e instruido sabe muchas co- ¿ N o corren las lágrimas de la viu-
tiga? enemigos, | que dicen: « N o hay nadie
sas | y el muy experimentado puede en- 29 da p o r sus mejillas | y su clamor n o se
Si u n o ora y o t r o maldice, | ¿a cuál fuera de nosotros».
señar. dirige contra el que las hace correr?
10 de los dos va a escuchar el S e ñ o r ? * 13
Congrega a todas las tribus de Ja-
El que no ha sido p r o b a d o sabe muy 30 (19) * 20 E] q u e sirve a l Señor devota-
poco | y el que h a corrido mucho es Si u n o se lava p o r un muerto y cob I y dales su heredad como de anti-
vuelve a tocarlo, | ¿qué le aprovecha su mente halla acogida | y su oración subi-
rico en experiencia. r á hasta las nubes. guo.
( i i ) * 12 Y o he visto mucho en mis co- lavatorio?
31 i 4 T e n piedad, Señor, del pueblo que
rrerías \ y sé m u c h o m á s d e lo q u e digo. C o m o si u n o ayuna p o r sus pecados | lleva t u n o m b r e , | de Israel, a quien hi-
Castigo d e los opresores d e Israel
13
C o n frecuencia estuve en peligro de y luego vuelve a cometerlos, ¿quién oirá ciste tu primogénito.
muerte, | pero m e salvé gracias a mi su oración y qué le aprovechará el h a b e r
21
L a oración del pobre traspasa las 15 Compadécete de tu ciudad santa, |
experiencia. ayunado? nubes I y no descansa hasta llegar a de Jerusalén, la ciudad de tu morada.
16
Dios, I ni se retira hasta que el Altísimo Llena a Sión de tu majestad, | y el
D i o s , p r o t e c t o r d e los q u e l e t e m e n Q C ' Quien observa la Ley, | ése es el fija en ella su mirada, | y el justo juez templo de t u gloria.
*» «* que ofrece ricas ofrendas. * le hace justicia. 17
D a testimonio a los que te hiciste

31
I 2
El sacrificio saludable es guardar los
preceptos.

Este verso, que mira el caso de un solo esclavo.nos muestra otro espíritu, que no es el de
22
N o se hará esperar, | y sin misericor-
dia, I hasta aplastar a los opresores.
23
Y hará venganza en las gentes | has-
desde el principio | y cumple las prome-
sas hechas en tu nombre.
18
D a su recompensa a los que esperan
la sociedad pagana, aunque todavía no es la voz de San Pablo a Filemón (8-20), a los Coiosenses ta aniquilar al ejército de los prepoten- en ti I y sean hallados verdaderos tus
(4,1) o a los Füipenses (6,5-9). tes I y romper el cetro de los inicuos; profetas. | Escucha, Señor, la plegaria
24
1 Hasta dar al h o m b r e según sus obras | de los que te invocan,
La superstición antigua daba mucha importancia a ios sueños y basaba en ellos multitud
34 de supersticiones. Dios se comunicaba también a los suyos a veces en sueños (cf. Núm 12,6). 3
La Vulgata: «Es ofrecer un sacriñcio por las injusticias y orar por los pecados ei apartarse
De ahí la salvedad que hace el autor al resaltar la vanidad de los sueños.
11
La Vulgata: «El que no ha sido tentado, ¿qué puede saber? Pero el que una vez fue engañado de la6 injusticia».
se hará cauteloso». Este concepto lo hallamos a la letra en Ex 23,15.
19
22
La Vulgata: «Sólo el Señor basta a los que esperan en El el camino de la verdad y de la justicia». La Vulgata: «De sus mejillas suben hasta el cielo, y el Señor que las oye no se complacerá
29
Por el contexto parece claro que los dos obran unidos, como los del versículo precedente, en ellas».
y más los de los versículos siguientes. 4
'iC Es un pensamiento frecuente en los profetas. El Señor, castigando a Israel y mandándolo
1
Es interesante esta sección por el concepto espiritual que nos da del culto divino, muy **** al cautiverio, salió por su honor ultrajado a la faz de las naciones; ahora pide que ejerza su
35 en armonía con el salmo 50,8-15. justicia en éstas para que Israel se dé cuenta de ello.
754
755 ECLESIÁSTICO 37-38
ECLESIÁSTICO 36-37

1'Según la bendición de Arón sobre no», | y se te opongan luego, causando . L a templanza El culto de los m u e r t o s
tu pueblo, | y conozcan todos los mora- tu desgracia. 30 Hijo, sobre tu vida consúltate a ti ifi Hijo mío, llora sobre el muerto, |
dores de la tierra | que tú, Señor, eres u N o te aconsejes de quien te envidia | m i s m o ; | mira lo que te es dañoso y n o haz luto y canta lamentaciones, I amor-
Dios por los siglos. * ni descubras tus planes a tu émulo. te lo des; tájale según su condición | y no dejes
12 C o n mujer n o trates de su rival, | 31 P o r q u e n o t o d o conviene a todos, I de darle sepultura.
Elección d e mujer ni de guerra con el tímido, | ni del cam- ni a todos les gusta todo. 1 7 Llora a m a r g o llanto, suspira ardien-
bio con el comerciante, j ni de venta 32
20 El estómago recibe todos los manja- N o seas insaciable en festín suntuo- temente;
18
res, | pero hay unos manjares mejores q u e con el comprador, | ni de agradecimien- so I y n o te eches sobre los manjares ex- Y según la condición del muerto h a z
otros. to con el desagradecido, quisitos; su duelo, I un día o dos para n o ser pues-
13 33
21 El paladar distingue los manjares de- N i de misericordia con el de d u r o P o r q u e en los m u c h o s manjares ani- t o en lenguas, | y luego consuélale y da
sabridos, | y el corazón discreto, las pala- corazón, | ni de obra alguna con el pe- da la- enfermedad | y la intemperancia fin a tu tristeza;
19
bras mentirosas. rezoso, lleva hasta el vómito. P o r q u e la tristeza origina la muerte |
34
22 El corazón perverso causa dolor, | 1 4 Ni del producto cosechado con el A muchos acarreó la muerte su in- y la tristeza del corazón consume el
pero el h o m b r e muy p r o b a d o lo calma. ajustado por a ñ o , | ni de tarea con el temperancia, I y el que se abstiene pro- vigor.
23 La mujer acepta el marido que le dan, I siervo perezoso, I ni te apoyes en ningu- longa su vida. 20 Con la sepultura del muerto debe
y hay entre ellas unas mejores que otras. n o de ellos para resolver. cesar la tristeza, | pues la vida afligida
15
24 La belleza de la mujer alegra el ros- Trata más bien con u n varón pia- El m é d i c o hace mal. *
tro al marido | y aumenta en el h o m b r e doso, I de quien sabes que guarda los 21 N o te acuerdes ya más de él, | aléjale
el deseo de poseerla. preceptos; O O ' Atiende al médico antes que lo de la memoria y piensa en lo p o r venir.
25 Si tiene palabras amables y suaves, | i 6 Cuyo corazón es semejante al tuyo | *»»» necesites, | que también él es hijo 22 N o pienses más en él, pues no hay
su marido es dichoso. y que te compadecerá si te ve caído; del Señor. retorno, | que al m u e r t o n o le aprovecha
2
26 El que tiene mujer tiene un gran 1 7 Y permanece firme en lo que resuel- Pues el Altísimo tiene la ciencia de y a ti te daña. *
bien, | ayuda a él conveniente y columna vas, I porque ninguno será p a r a ti más curar | y el rey le hace mercedes. 23 Piensa en su destino, pues el suyo
en que apoyarse. * fiel que él. 3 La ciencia del médico le hace andar será el tuyo, | el suyo ayer, m a ñ a n a el
18
27 D o n d e n o hay valla es depredada El alma del hombre anuncia esas erguido | y es admirado de los príncipes. tuyo.
4
la hacienda, I y d o n d e n o hay mujer cosas I mejor que siete centinelas pues- El Señor hace brotar de la tierra los 24 Con el descanso del muerto descanse
a n d a el h o m b r e gimiendo y errante. tos en atalaya. remedios | y el varón prudente n o los su memoria, | y consuélate de su par-
28 ¿Quién se fía de banda a r m a d a [ que " Y e n todas ellas ora el Altísimo | desecha. tida.
s
corre de ciudad en ciudad? | Así tampoco para que te dirija por la senda de la ¿ N o endulzó el agua amarga con el
El escriba y el artesano
del hombre que no tiene hogar | y duer- verdad. leño I para dar a conocer su poder?
6 25
m e donde le coge la noche. EÍ dio a los hombres la ciencia | La sabiduría del escriba se acrecien-
La verdadera y la falsa sabiduría p a r a mostrarse glorioso en sus mara-
ta con el bienestar, | pues el que n o
El verdadero y el falso amigo villas. tiene otros quehaceres puede llegar a ser
o i y i Todo amigo dice: «Soy tu ami- 20 El fundamento de toda obra es la 7
C o n los remedios el médico da la
sabio. *
O I go»; | pero hay muchos que no resolución; | a toda empresa preceda el salud y calma el dolor, | el boticario 26
¿Cómo puede ser sabio el que tiene
lo son más que de nombre. consejo. hace sus mezclas I para que la criatura
que manejar el a r a d o | y pone su gloria
21 La raíz de los consejos es el cora- de D i o s n o perezca, * en esgrimir la aguijada, I aguijoneando a
2 ¿No es una pena mortal I hacerse
zón I y de él proceden cuatro r a m a s : I 8
Y por él se difunde y se conserva la
los bueyes y ocupándose de sus trabajos |
enemigo al amigo?
el bien y el mal, la vida y la muerte; j salud entre los hombres. y siendo su trato con los hijos de los
3 ¡Ay del mal amigo! ¿Para qué ha
y entre ellas decide siempre la lengua. 9
Hijo mío, si caes enfermo, n o te im-
toros?
sido creado? | Para llenar la tierra de 22
H a y varón prudente, maestro de pacientes; I ruega al Señor y él te sa-27
Pone todo su empeño en trazar sur-
engaños.
4 otros, I pero inútil para sí mismo. nará; cos derechos, | y su desvelo en procurar
Al tiempo de la alegría es amigo; |
23 Y hay sabio que con sus palabras 10 H u y e del pecado y la parcialidad | y
forraje para los novillos.
pero al tiempo de la tribulación se vuelve.
se hace odioso | y es excluido de todo purifica tu corazón de toda culpa. 28
Lo mismo digamos del carpintero o
5 El buen amigo lucha al lado de su
festín, u Ofrece el incienso y la oblación de
del albañil que trabaja día y n o c h e ; | de
amigo | y embraza el escudo contra el
24 P o r q u e n o recibió del Señor la gra- flor de harina; | inmola víctimas pin-
los que graban los sellos | y se aplican
enemigo.
cia, I ha sido privado de toda sabiduría. gües, las mejores que puedas.
6 No eches en olvido al amigo en la 25
H a y quien es sabio para si mismo, |
a inventar variadas figuras, | y ponen
lucha | y no le des de lado al tomar el 12 Y llama al médico, porque el Se-
toda su atención en reproducir el dibu-
y su sabiduría es en provecho de su cuerpo. ñ o r le creó, | y n o le alejes de ti, pues te
botín. 26
El varón sabio instruye a su pueblo, |
jo, I y se desvelan p o r ejecutarlo fielmente.
29
es necesario. Lo mismo del herrero, que junto al
y los frutos de su inteligencia a ellos apro- 13 H a y ocasiones en que logra acertar,
Los buenos y los malos consejeros vechan. 14
yunque considera el hierro bruto, | a
P o r q u e también él oró al Señor j
quien el calor del fuego tuesta las car-
7 El consejero mantiene su consejo, | 27 El varón sabio es colmado de bendi- p a r a que le dirigiera en procurar el ali-
nes, I y que resiste perseverante el ardor
pero hay quien aconseja en interés pro- ciones, I todos cuantos le ven le bendicen. vio I y la salud para prolongar la vida
de la fragua.
pio. 28 L a vida del h o m b r e dura pocos del enfermo. 3° El ruido del martillo ensordece sus
8
N o te fíes de consejeros; | mira an- días, I pero los días de Israel son innu- 5
1 El que peca contra su Hacedor ] oídos, I y sus ojos están puestos en la
tes de qué necesitan, | n o te aconsejen merables. caerá en manos del médico. obra;
29
en provecho s u y o ; El varón sabio heredará en su pue- 7
9
N o te echen un lazo blo el honor | y su n o m b r e vivirá p o r 3 Q Tanto la ciencia del médico como la del boticario son un don de Dios en beneficio de la
io Y te digan: «Este es el buen cami- los siglos. ^ ° humanidad, sujeta a muchas miserias.
20
Los orientales son muy extremosos en sus manifestaciones de duelo: v.gr., Moisés fue llo-
19
La bendición de Arón no puede ser otra sino la que leemos en Núm 6,22-27, donde se or- rado por espacio de treinta dfas (Dt 34,8). Y así otros.
22
dena al sacerdote bendecir al pueblo con esta fórmula: «Que el Señor os bendiga y os conserve: 25
Se entiende para lamentarse, llorarle, pues la memoria de los justos corresponde a la piedad.
que haga brillar sobre vosotros la luz de su rostro y tenga piedad de vosotros; que él vuelva a vosotros Es éste un tema tratado por ios escribas egipcios. Encierra una doctrina muy verdadera,
su rostro y os dé la paz». Hermosa bendición. pero muy olvidada, al parecer, por aquellos fariseos, que despreciaban al pueblo, declarándolo
" El nombre recibió a la mujer como una ayuda para su vida (Gen 2,20-24). maldito de Dios porque ignoraba la Ley (Jn 7,49).
ECLESIÁSTICO 38-39 756 757 ECLESIÁSTICO 39-40

31 Su pensamiento está en acabarla bien, I n o m b r e vivirá d e generación en genera- los piadosos, I m a s p a r a los pecadores la bestia, | se d a esto; pero siete veces
y su desvelo en sacarla con perfección. ción. se convierten en malas. más a los pecadores | se les a ñ a d e :
32 L o mismo también del alfarero, que, 1 4 Los pueblos cantarán su sabiduría, | 33 H a y vientos destinados a la vengan- 9
Peste y sangre, fiebre y espada, I de-
sentado a su tarea, | da vueltas al torno y la asamblea pregonará sus alabanzas. z a ; I descargan c o n furia sus azotes, vastación, ruina y h a m b r e y plagas.
con los pies, | tiene siempre la preocupa- 1 5 Mientras viva, su n o m b r e será ilus- 3 4 El día de la ira despliegan su poder | 10
Todas estas cosas fueron creadas para
ción de su obra y d e cumplir la tarea tre entre mil, | y c u a n d o descanse crecerá y aplacan la cólera del q u e los hizo. los inicuos, I y por ellos vino el diluvio.
35
fijada; m á s su gloría. El fuego y el granizo, el hambre y la
33 C o n sus m a n o s modela la arcilla | y mortandad, | todos son instrumentos de Los bienes de los impíos
venganza. 11
con sus pies ablanda su dureza. Bondad de las obras de D i o s T o d o lo que viene d e la tierra, a la
36
34 P o n e su atención en acabar el vi- Las fieras, los escorpiones, las víbo- tierra vuelve, | y lo q u e viene de las
driado, | y su diligencia en calentar el 16 Después d e haber meditado, quiero ras I y la espada vengadora son p a r a ex- aguas va al mar. *
terminio d e los impíos. * 12
horno. exponer mis reflexiones, | pues, c o m o luna El soborno y la injusticia serán b o -
3
35 T o d o s éstos tienen su vida fiada a llena, estoy lleno de sabiduría. 7 E n cumplir los m a n d a t o s de Dios se rrados, I pero la honradez permanece para
sus manos, I y cada u n o es sabio en " Oídme, hijos piadosos, y floreceréis \ gozan I y se hallan p r o n t o s e n l a tieira siempre.
p a r a su ministerio; | c u a n d o llega el día 13
su arte. c o m o rosal que crece junto al arroyo. L a s riquezas d e los malvados se se-
3« Sin ellos no podrá edificarse una ciu- 18 Derramad suave aroma como in- n o traspasan el m a n d a t o . carán como torrente, | y como arroyo
38
dad; cienso, P o r esto desde el principio m e con- caudaloso en el fragor de la tormenta.
19 14
37 Pero ni viajan p o r países extraños, | Y floreced c o m o el lirio, | exhalad firmé en este juicio | y lo medité y lo Crecido arrastra peñascos; | pero
ni se pasean p o r las plazas, I ni se levan- perfume suave y entonad cánticos de ala- consigné p o r escrito. pronto se seca, le viene su fin.
39 15
tan en las asambleas sobre los o t r o s ; banza. Las obras del Señor todas son bue- L a posteridad de los impíos n o echa-
38 N i se sientan en la silla del juez, | por- Bendecid al Señor en todas sus obras, nas, I y llegada la hora, todas cumplen su rá brotes, | pues las raíces malvadas es-
que n o entienden las ordenanzas d e las 20 Ensalzad su n o m b r e | y unios en la destino. tán sobre roca escarpada.
40
leyes; | ni son capaces de interpretar la confesión de sus alabanzas, en cantar Y n o h a y que decir: «Esto es peor 16 Como berro que nace a la orilla de
justicia y el derecho, | ni se cuentan entre con vuestros labios y las arpas. que aquello», | porque a su tiempo todas las aguas, | es arrancado antes que toda
los que inventan parábolas. Alabadle así con alta v o z : las cosas cumplirán su fin. otra hierba.
41
39 Son, sí, expertos en sus labores m a - 21 Las obras del Señor son todas bue- Y ahora de todo corazón cantad con
vuestra boca | y bendecid el nombre del Lo mejor
teriales, | y su pensamiento mira a las nas; I cuanto El quiere es a su tiempo. |
obras de su arte. | M u y de otro m o d o No ha lugar a decir: «Es peor esto que Señor. '7 La beneficencia no es nunca conmo-
que el que aplica su espíritu a meditar en aquello», | porque a su tiempo todo es vida, I y la limosna perdura por siempre.
la Ley del Altísimo. conveniente. Miseria de la vida humana J8
La vida con vino y licor es dulce; |
22
A u n a palabra suya se a m o n t o n a r o n Afl 1 Una penosa tarea se impuso a pero mejor que con estas dos cosas, con
las aguas, | y a u n a orden de su boca se * " todo hombre | y un pesado yugo hallar un tesoro.
O Q i Este investiga la sabiduría de t o -
^formaron los depósitos de las aguas. oprime a los hijos de Adán | desde el 1 9 L a educación d e los hijos y la cons-
«5»' dos los antiguos | y dedica sus
23 A un m a n d a t o suyo se realiza t o d o día en que salen del seno de su madre I trucción de u n a ciudad d a n fama dura-
ocios a la lectura d e los profetas. *
2
lo que El quiere | y n o h a y quien impida hasta el día en que vuelven a la tierra, dera, I m á s todavía tener mujer sabia.
G u a r d a en la mente las historias de
su obra de salud. madre de todos: * 20
El vino y la música alegran el cora-
los hombres famosos; | penetra en lo 2
24
intrincado de las parábolas. Las obras de todos los hombres es- Los pensamientos y los temores de zón, I pero sobre ambas cosas está el
3 Investiga el sentido recóndito de los tán delante d e El | y n a d a se oculta a su corazón I y la continua espera del día amor de la sabiduría.
enigmas | y se ocupa en descifrar las sen- sus ojos. de la muerte, 21 L a flauta y el arpa hacen agradable
25 3
tencias obscuras. De un cabo al otro cabo del mundo Desde el q u e glorioso se sienta en el el canto, | pero sobre ambas cosas está
4 t r o n o I hasta el humillado en la tierra y
Sirve en medio de los grandes, | se se extiende su mirada, | y nada hay ad- la lengua blanda.
22
presenta ante el príncipe; mirable para El. el p o l v o ; L a gracia y la belleza son delicia de
5 4
Recorre tierras extrañas I p a r a cono- 26 N o h a lugar a decir: «¿Qué es esto, Desde el que lleva púrpura y corona | los ojos, I pero sobre a m b a s cosas está
cer lo bueno y lo malo de los hombres. para qué esto?» | Todas las cosas fueron hasta el que viste groseras pieles; | la el verdor del campo.
6 23
Madruga de mañana para dirigir su creadas para sus fines. cólera, la envidia, la turbación, el temor, | El amigo y el camarada son útiles a
corazón | al Señor que le creó, l para 27 S u bendición es c o m o Nilo desbor- la ansiedad de la muerte, la ira y las que- su tiempo, 1 pero sobre ambos está la
orar en presencia del Altísimo. dado, rellas I turban en sueños nocturnos su mujer prudente para el marido.
24
7 Abre su boca en la oración y ruega 28 Y como el Eufrates riega la tierra corazón. Los hermanos y parientes, para el
5
por sus pecados; seca, I del mismo m o d o derrama su ira Y al tiempo del descanso en el lecho, | tiempo d e la tribulación; | pero m á s que
s Y si le place al Señor soberano, | le sobre las naciones. los sueños de la noche alteran su mente. unos y otros es salvadora la limosna.
29 6 25
llenará el espíritu de inteligencia. Y torna las aguas en salinas. | Sus Apenas descansa un poco, casi nada, | El o r o y la plata son pie firme, | pero
9 y luego se queda dormitando como en día
C o m o lluvia derrama palabras de sa- caminos p a r a los justos son rectos, I para sobre ambas cosas es estimado el consejo.
26
biduría [ y en la oración alaba al Señor. los inicuos son tropiezos. de guardia. Las riquezas y la fuerza levantan el
30 7
10 Dirige su voluntad y su inteligencia | Las cosas buenas fueron creadas des- Se siente t u r b a d o c o n las visiones de corazón, | pero sobre ambas cosas está
a meditar los misterios de Dios. de el principio p a r a los buenos, | así c o m o su corazón, | c o m o fugitivo que huye del el temor de Dios.
ti Publica las enseñanzas de su doctri- las malas p a r a los pecadores. * enemigo. | C u a n d o despierta y se ve a 27 N o hay penuria para el que teme al
31
na | y se gloriará en conocer la Ley y S o n cosas de t o d a necesidad p a r a salvo, I se admira de sus terrores. Señor, | con El n o h a y necesidad de bus-
8
la divina alianza. la vida del h o m b r e | el agua, el fuego, el E n t o d a carne, desde el h o m b r e hasta car apoyos.
12 D e muchos será alabada su inteligen- hierro, la sal, | el trigo, la miel y la
36
cia I y jamás será echado en olvido. leche, I el vino, el aceite y el vestido. Sabido es cuánta fuerza daban los antiguos maniqueos a la existencia de los animales da-
32 ñinos como argumento contra la providencia de Dios y la creación del mundo por el Dios bueno.
13 N o se borrará su memoria, | y su Todas estas cosas son buenas para
1
Afi Todas las miserias que enumera esta sección son consecuencia del pecado. De todas es-
1 *"" taba exento Adán en el paraíso.
Esta sección nos describe las ocupaciones del sabio y las ventajas de su carrera.
39 30
Dios creó buenas todas ias cosas y para bien del hombre. Los justos se atienen a esta nor-
ma divina, mientras que los malos, usando de ellas mal, las hacen malas para sí mismos.
]i
La caducidad de la dicha de los impíos era una de las soluciones que daban los sabios a la
objeción que nacía de la prosperidad del malvado, y que al Eclesiastés no le satisfacía plenamente.
ECLESIÁSTICO 40-42 758
2 14
759 ECLESIÁSTICO 42-43
> El temor del Señor es como un pa- El cuerpo del hombre es vanidad; |
raíso de bendiciones | y como balda- el 15 buen nombre no será borrado. pesos, I ni de comprobar el peso y la ficientemente | ni contar todas sus mara-
quino sobremanera glorioso. Ten cuidado de tu nombre, que per- medida; villas. I El Señor fortaleció a todos sus
manece, | más que de millares de tesoros. 5 Ni de comprar poco o mucho; | ni ejércitos angélicos | para asistir delante
L a mendicidad 16
Los días de vida feliz son contados, | de ajustar el precio con el vendedor; | de su gloria.
29 18
Hijo mío, no mendigues; | mejor es pero los del buen nombre son innume- ni de corregir con frecuencia a los hijos; | Investiga el abismo y el corazón del
morir que mendigar. * rables. ni de azotar hasta la sangre al siervo hombre | y penetra todas sus recondi-
30 17
El hombre que mira con ansias a la Observad, hijos mios, la disciplina y rebelde; teces.
6 19
mesa ajena | vive una vida que no debe el pudor; | sabiduría escondida y tesoro Ni de sellar la puerta de la casa donde Conoce lo pasado y lo venidero, |
tenerse por vida; | mancha su alma con oculto, | ¿qué aprovechan una y otro? hay una mala mujer; | ni de echar la llave aun20
lo más oculto.
18
manjares extraños, Mejor es quien oculta su necedad | donde
7
hay muchas manos; No hay pensamiento que se le esca-
31
Que son tormento para el varón sabio que quien oculta su sabiduría. De marcar lo que deposites; ! de ano- pe I ni palabra oculta para El.
e inteligente. tar en libro con cuidado lo que des o 21 El ordenó la grandeza de su sabidu-
32
Para el mendigo es dulce la mendi- L a verdadera y la faisa vergüenza recibas; ría, I es uno y el mismo desde la eternidad;
8 22
cidad, I pero es fuego que abrasa las en- Ni de reprender al insensato y al Nada tuvo que añadir ni quitar | y
trañas. 19 Sed pudorosos conforme a mis pala- necio, I y aun al anciano sospechoso de no necesitó consejo de nadie.
bras. * liviandad. | Así serás verdaderamente hon- 23
¡Cuan deleitables son todas sus obras!
La muerte 2» Pero no es laudable avergonzarse de rado de todos I y tendrás la aprobación ¡Y eso que es sólo como una chispa lo que
A A ! ¡Oh muerte, cuan amarga es tu todo, | ni todo pudor merece aprobación. de todos los vivientes. de ellas podemos conocer!
™ *• memoria I para el hombre que se 21 Avergonzaos de la fornicación ante 24
Todo vive y permanece para siem-
siente satisfecho con sus riquezas; * vuestros padres; Los cuidados p o r la hija pre I y en todo momento le obedece.
2 22
Para el hombre a quien todo le son- De la mentira ante el juez y el prín- 9
Una hija es para el padre un tesoro 25
Difieren todas las cosas unas de
ríe y en todo prospera | y que aún puede cipe; | del fraude ante el amo y el ama, ! que hay que guardar, | un cuidado que otras I y no hay nada inútil.
disfrutar de los placeres! y de la traición ante la asamblea y ante el quita el sueño, | por que en su juventud 26 Uno contribuye al bien del otro; |
3
¡Oh muerte, bueno es tu fallo | para pueblo;23 no sea violada I y no sea aborrecida des- ¿quién se saciará de admirar su belleza?
el 4 indigente y agotado de fuerzas; De la injusticia ante el compañero y pués de casada:
Para el cargado de años y de cuida- el 24 amigo; 10
En su doncellez no sea deshonrada | El sol
dos, I quebrantado de ánimo y sin espe- Del robo ante tus convecinos; | de y se vea encinta en la casa de su padre; I
ranza! haber quebrantado un juramento y un que no sea infiel al marido, | y bien ca- I O ' Magnífico es en las alturas del
5
No temas el fallo de la muerte; | pacto; | de apoyar a la mesa el codo sada sea estéril. " < * firmamento | y es bellísimo el as-
acuérdate de los que te precedieron y de sobre el pan, I y del vituperio por las 11
Hijo mío, sobre la hija atrevida re- pecto
2
de los cielos.
los que te seguirán | y que éste es el juicio cuentas que haya que dar; fuerza la vigilancia, I no te haga escarnio Sale el sol e irradia su calor, | criatura
25
del Señor sobre toda carne. De no responder a un saludo, | de de tus enemigos, I fábula de la ciudad, admirable,
3
obra del Altísimo.
6
¿Por qué rebelarte contra el fallo del fijar la mirada sobre mujer ajena; objeto de burla entre el pueblo, | y te Al mediodía abrasa la tierra, I ¿y
26
Altísimo? I Que vivas diez, cien o mil De volver el rostro a un pariente; | avergüenze en medio de la muchedum- quién
4
puede resistir sus ardores?
años, de27apropiarse dones y obsequios; bre. I Que su habitación no tenga venta- Necesita el artesano soplar el horno
7
En el ades no hay disputas sobre la De fijar los ojos en mujer que tiene na, I ni en la alcoba donde por la noche para las obras que requieren fuego, |
duración de la vida. marido, | de indiscreciones con la sierva duerme haya entrada que dé a ella. pero tres veces más abrasa el sol los
de28éste I y de apoyarte en el lecho de ella; 12
Que no muestre su belleza a ningu- montes. | Sus rayos abrasan el orbe, |
La descendencia de los impíos De las palabras de ultraje a los ami- no, 3 I ni tenga trato íntimo con mujeres. sus5 resplandores deslumhran los ojos.
8
Descendencia abominable es la de los gos | y de reprocharles después de ha- 1 Porque de los vestidos sale la poli- Grande es el Señor, que le hizo; | por
pecadores, I y generación de necios la que berles dado algo; lla, I y de la mujer la maldad femenil. su virtud acelera él su carrera.
mora en la casa del impío. 14
Mejor es la rudeza del varón que la
9
La herencia de los hijos de los peca- \ t \ ' D e divulgar lo que has oído y de zalamería de la mujer, | y la hija des- L a luna y las estrellas
dores se arruinará, I y lo que quedará a T » « revelar secretos. I De estas cosas honrada es el oprobio de los padres. 6
También la luna brilla siempre a sus
su 10linaje es el oprobio. has de avergonzarte con razón, | y halla- tiempos, I para señalar perpetuamente su
Al padre impío le ultrajan sus hijos, I rás gracia ante todos los hombres I Pero sucesión.
que a causa de él viven ellos en oprobio. he aquí de qué no has de avergonzarte | SEGUNDA P A R T E 7
Por la luna conocemos los días de
11
¡Ay de vosotros, hombres impíos, I ni 2tener temor de hacerlo: fiesta, I y mengua cuando ha llegado a su
que12 abandonáis la Ley de Dios Altísimo! De la Ley del Altísimo y de su alian- L A SABIDURÍA EN LA NATURALEZA Y EN plenitud.
Si tenéis prole, será para vuestro da- za; I de la condenación pronunciada con- LA HISTORIA DE ISRAEL 8
En la luna nueva, según su nombre,
ño, I y si engendráis, será para tener que tra el impío; (42,15-50,26) se renueva, | y en sus varios cambios
lamentarlo. 3 De arreglar las cuentas con el amo y crece maravillosamente.
13
Cuanto viene de la tierra, a la tierra con el compañero | y de la partición de Las obras de Dios 9
Es faro de los campamentos en las
ha de volver; | así los impíos van de la una 4
herencia o de una propiedad; 15 Voy a traer a la memoria las obras alturas | que alumbra el ejército desde
maldición a la ruina. De la justeza en la balanza y en los del Señor I y a pregonar lo que he visto. I los cielos.
29 La mendicidad es una de las penas con que Dios amenaza a los infractores de su Ley (Lev 26, Por la palabra del Señor existe todo, I 10 Hermosura del cielo es el resplandor
16; Dt 15,4). Y, a la verdad, es una gran miseria, aunque haya quien en ella encuentre sus ventajas todo cumple su voluntad según su orde- de las estrellas, I brillante adorno de las
y por ellas la explote. nación : * alturas
11
del Señor.
16
M¿1 ' La muerte es siempre amarga, porque es la separación del alma y del cuerpo y el abandono El sol sale y lo alumbra todo, | y la Por la palabra del Santo guardan su
^ " de la vida presente, a la que tantos lazos nos ligan; pero es tolerable y hasta consoladora gloria del Señor se refleja en todas sus ordenanza | y no se cansan de hacer la
para quienes la consideran como el tránsito a la eternidad dichosa. Pero estos horizontes no estaban obras. centinela.
17
aún plenamente abiertos antes de Jesucristo.
19
No pueden los santos enumerar su-
Hermosa pintura de la verdadera y falsa vergüenza, que nos trae a la memoria las palabras ls
de Jesús en Mt 10,32 s. AO Estos w.15-26 son la introducción del capitulo siguiente, que termina con un epllo-
go (29-37) digno de la introducción.
ECLESIÁSTICO 43-44 760 761 ECLESIÁSTICO 44-45
Los fenómenos meteorológicos voz | cuanto podáis, que está muy por Henoc y Noé Arón
encima de vuestras alabanzas.
iz Pon la vista en el arco iris y bendice (33) 34 L o s q u e j e ensalzáis, cobrad nue- 16 Henoc fue grato a Dios y trasladado, [
7
Elevó a Arón haciéndole santo, se-
al que lo hizo. | ¡Qué hermoso es por su vas fuerzas; | no os rindáis, que nunca ejemplo de piedad para las generaciones mejante a sí, I hermano de Moisés, de
esplendor!
13 llegaréis al cabo. venideras. la 8tribu de Leví;
Con su círculo luminoso abarca el 35
¿Quién le vio y puede darle a cono- 17 Noé fue hallado enteramente justo, I Y estableció con él una alianza eter-
cielo; | le tendieron las manos del Al- cer, | y quién puede engrandecerlo tanto y en el tiempo de la cólera fue ministro de na I y le dio el sacerdocio del pueblo. I
tísimo.
14 como El es? reconciliación. Le9 honró con ricos ornamentos,
El poder de Dios dirige al rayo | y 36
Lo escondido de El es mucho más 18 Por él se conservó un resto en la Y le ciñó una espléndida túnica; le
hace
15
volar sus saetas justicieras. que todo esto, | pues lo que vemos de tierra ! cuando ocurrió el diluvio; vistió con suntuosa magnificencia I y le
Para este fin abre el almacén de sus sus37 obras es muy poco. 19 Y mediante una señal eterna, Dios destinó vestidos honrosos,
tesoros | y hace volar como aves las El Señor ha creado todas las cosas, | hizo con él alianza | de no borrar con 10 Los calzones, la túnica y el efod; I
nubes.
16 y El dio la sabiduría a los justos. diluvio la humanidad. le rodeó de granadas de oro | y de mu-
Con su poder las condensa | y des- chas campanillas en torno,
menuza
17
las pedrezuelas del granizo. Abraham, Isaac y Jacob 11 Para que sonasen cuando él anda-
A la voz de su trueno retiembla la '.* Elogio de los patriarcas
ba I y se oyera su sonido en el santuario |
tierra,
18 A A • Alabemos a los varones glorio- 20 A b r a h a m fue p a d r e de multitud de para avisar a los hijos de su pueblo.
Se estremecen los montes. | A su ™ ™ sos, I nuestros padres, que vivieron naciones, | y no hay semejante a él en la i 2 Le vistió con vestidos santos, tejidos
orden sopla el viento solano, | el aquilón en2 el curso de las edades; * gloria; I que guardó la Ley del Altísimo | de oro, púrpura y jacinto, I de púrpura
y el19
torbellino. Grande gloria les confirió el Señor, | y mediante u n pacto vino a unirse con El. roja, obra primorosa, | el pectoral del
2
Como turbiones de aves hace volar y 3magnificencia desde el principio. i En su carne llevó la señal del pacto | juicio, con los urim y los tummim, *
la nieve, | que se posa en la tierra como Ejercieron en sus reinos el señorío | y en la prueba fue hallado fiel.
22 13 Hecho de hilo de púrpura escarlata,
la 20langosta. y fueron famosos por su valor. | Conse- Por eso le confirmó con juramento | obra plumaria de hábil artista; | de pie-
Y con su blancura deslumhra los jeros de gran prudencia, | que todo lo que los pueblos serían bendecidos en su dras diversas talladas como los sellos, I
ojos, | y de verla caer, el corazón se veían en visiones proféticas. descendencia | y que le multiplicaría co- engastadas en oro, obra de joyero, | para
extasía. 4
Con sus consejos guiaron al pueblo | mo23el polvo de la tierra. memoria por la escritura tallada, | según
21
Derrama como sal la escarcha, | que y 5por su sabiduría fueron sus príncipes. Y como los astros sería levantado su el 14
número de las tribus de Israel.
se 22endurece como puntas de espino. Sabios escritores I y autores de sen- linaje I y que los heredaría desde un mar Le puso una corona de oro sobre la
Hace soplar el viento frío del norte, | tencias llenas de doctrina; | inventores al otro mar | y desde el río hasta el cabo tiara, I y una diadema con esta inscrip-
y el agua se enfurece y se convierte en de melodías musicales | y compositores de2 4la tierra. ción grabada: «Santidad»; | insignia de
cristal. | Se forma en los estanques una de6 poemas y proverbios; También a Isaac le confirmó, | por honor, obra magnífica, | placer de los
costra, | que los cubre como coraza. Ricos, llenos de gran poder, | que en Abraham,
25
su padre. ojos, obra de acabada belleza.
23
Devora los montes y abrasa el de- sus moradas gozaron pacíficamente de El pacto y la bendición de todos los 15 Antes de Arón nadie se vistió jamás
sierto | y como fuego quema todo verdor. sus bienes. hombres, | que El hizo descender sobre ni 16se vestirá como él,
24
Remedio pronto de estos males es 7
Fueron honrados entre sus coetáneos | la cabeza de Israel. Ningún extraño la vestirá, sino sólo
26
una niebla, | el rocío para empapar la e ilustres en sus días. En su bendición le prefirió | y le sus hijos I y los que descienden de ellos
tierra seca. 8
Muchos de ellos dejaron gran nom- asignó la herencia de la tierra, | que por7 siempre.
25
Con su decisión hundió el océano | bre9 | para que se canten sus alabanzas. dividió en porciones I y repartió entre 1 Sus sacrificios serán ofrecidos | dos
y plantó las islas en el abismo. También hubo otros de ellos de quie- las27doce tribus. veces cada día perpetuamente.
26
Los que navegan por el mar cuen- nes no hay memoria, | que pasaron como E hizo descender de él un varón 18 Moisés le llenó las manos | y le
tan de su inmensidad, | y al oírlos nos si jamás hubieran sido ¡ y vinieron a ser piadoso I que halló gracia ante todos los ungió con el óleo santo.
pasmamos. hombres.
27
Se ven allí obras de las más maravi-
como si no hubieran nacido, | y lo mismo 19 Y fue esta consagración un pacto
sus10 hijos en pos de ellos. Moisés eterno, para él | y para su descendencia
llosas y espantables, | mil géneros de Mas los primeros fueron hombres
animales y monstruos marinos. A C l Amado de Dios y de los hom- por los dias del cielo, | para servir al
28 piadosos, | cuya justicia no cayó en el T»«» bres, I Moisés, cuya memoria vive Señor en el ejercicio del sacerdocio I
El Señor da a los navegantes buen olvido. y bendecir en nombre del Señor a su
suceso | y por su palabra tiene éxito el 11 en bendición, | le hizo en la gloria seme-
La dicha perdura con su linaje, jante a los santos, I y le engrandeció, ha- pueblo.
viaje. | Todo lo ordena su voluntad. 12
Y su heredad pasó a los hijos de 20
ciéndole espanto de los enemigos. Entre todos los vivientes le escogió
sus hijos; su linaje se mantiene fiel a la 2
Con su palabra hizo cesar los vanos el Señor | para presentarle las ofrendas, I
Las obras de Dios superan toda alianza. prodigios I y le honró en presencia de los perfumes y el buen olor para memoria I
13
alabanza Y sus hijos lo fueron por amor de reyes. y hacer la expiación de su pueblo.
29 ellos. | Por siempre permanecerá su des- 3
Le dio preceptos para su pueblo | y 2
i Y le dio sus preceptos ! y poder para
Mucho más diría y no acabaría, | y cendencia | y no se borrará su gloria. le 4dio a ver su gloria. decidir sobre la Ley y el derecho, | para
el resumen de nuestro discurso será: «El 14
Sus cuerpos fueron sepultados en Por su fe y su mansedumbre | le enseñar sus mandamientos a Jacob | e
lo es todo». paz, | y su nombre vive de generación en escogió de entre toda carne. instruir en su Ley a Israel.
30
Si quisiéramos dignamente alabarle, generación. 5
Le hizo oír su voz | y le introdujo en 22
Se levantaron contra él extraños, I
jamás llegaríamos, I porque es mucho 15
Los pueblos se hacen lenguas de su la 6nube. que en el desierto le envidiaron, | los
más31
grande que todas sus obras. sabiduría I y la asamblea pregona sus Cara a cara le dio sus preceptos, I partidarios de Datan y Abirón, | y la
Es terrible el Señor, muy grande, | alabanzas. >,., la Ley de vida y de sabiduría, | para en- banda de Coré con furia y cólera.
y 32
su poder sobre toda admiración. señar a Jacob su alianza, y sus juicios a 23
Cuando alabáis al Sefior, alzad la Violo el Señor y se desagradó de
Israel. ellos, I y en el ardor de su cólera los
exterminó;
A A 1 Los w . 1 - 1 5 son asimismo la introducción al elogio que hace de los patriarcas. En ella recoge
^ ^ y une los rasgos más salientes que se leen en la Escritura acerca de ellos (cf. Sab 10.1-14; AK i2
Los urim y los tummim eran el oráculo empleado por el sumo sacerdote para consultar
H e b 11,1-30,16; Gen 5,24 y 6-9).
*<* a Dios (Ex 28,15 ss.).
ECLESIÁSTICO 45-47 762
763 ECLESIÁSTICO 47-43
8
24 Hizo contra ellos prodigios | y los Para q u e las naciones conociesen su 21
consumió con u n fuego abrasador; anatema, | y q u e era contra Dios la gue- de la hostia pacífica, | así fue separado Pero *e diste al a m o r de las mujeres |
25 Y aumentó la gloria de Arón | asig- rra q u e hacían, | y q u e él obedecía las David de los hijos de Israel. y les diste poder sobre tu cuerpo;
3 22
nándole u n a heredad; | y le dio en por- órdenes del Todopoderoso. Jugó con leonas como con cabritos | Y pusiste mácula en tu gloria, | des-
ción las primicias de los frutos de la 9
En los días d e Moisés mostró su y con osos como con corderos. honraste tu e s t r a d o ; | y trajiste la cólera
4
tierra, misericordia | con Caleb, hijo de Jefoné, | ¿No m a t ó en su juventud al gigante, | sobre tus hijos | y lamentos sobre t u li-
26 Y comer los sacrificios del Señor; | impidiendo la defección del pueblo | y haciendo cesar el oprobio de Israel? naje;
5 23
y los panes d e la proposición son su reprimiendo la murmuración d e los se- Al levantar la m a n o con la piedra en C u a n d o el pueblo se dividió en dos, |
porción, | que le dio a él y a su descen- diciosos. * la h o n d a | abatió la soberbia de Goliat. y de Efraim tuvo origen un reino rebelde. *
6 24
dencia. 10
Sólo estos d o s fueron reservados | Porque invocó al Señor Altísimo, | y Pero el Señor n o abrogó su promesa
27
Sólo en la tierra n o los heredó, | n o de los seiscientos mil infantes | para ser éste dio fuerza a su diestra | para derri- misericordiosa, | ni dejó de cumplir nin-
tuvieron parte en medio del pueblo, I introducidos en la heredad, | en la tierra bar al poderoso en la guerra | y ensalzar guna de las palabras, I ni b o r r ó la descen-
p o r q u e «El será tu porción y tu heredad». que m a n a leche y miel. el cuerno de su pueblo. dencia d e su elegido, | ni extirpó el linaje
7
28
Fines, hijo de Eleazar, fue el tercero 11
Y el Señor dio a Caleb vigor, | q u e Por lo cual le cantaron las doncellas del q u e fue su a m a d o ;
25
en la dignidad, I por haber mostrado celo conservó hasta la vejez, ¡ para q u e su- y le aclamaion con «Diez mil». | C u a n d o Y dio u n resto a Jacob, | y a David u n
por el Dios del universo * biese a lo alto de la tierra, | y su descen- se ciñó la corona emprendió la guerra, renuevo salido de él.
8 26
29
Y por haber resistido en la defección dencia obtuvo la heredad, Y sujetó a los enemigos en derredor; | M u r i ó Salomón ya anciano.
27
del pueblo | con la fortaleza de su cora- 12
A fin de q u e viesen todos los hijos puso guarniciones entre los filisteos | y Y dejó en p o s d e sí u n hijo soberbio,
28
zón generoso, | haciendo así la expiación de Israel | q u e es bueno caminar en p o s hasta el día de h o y quebrantó su poder. Rico en necedad, pobre de inteligen-
9
de Israel. del Señor. E n todas sus empresas dio gracias | al cia: I R o b o a m , q u e con su resolución in-
10
Por eso le fue confirmada p o r de- 13 D i o s Altísimo con himnos de alabanza. * citó al pueblo a la rebeldía.
Los jueces, cada u n o p o r su n o m - 10 29
creto | u n a alianza perpetua para servir C o n todo su corazón a m ó a su H a - J e r o b o a m , hijo de N a b a t , pervir-
bre, | los que n o pervirtieron su corazón |
en el santuario, I a fin de q u e él y su cedor I y cada día le alabó con salmos. tió a Israel | y p u s o a Efraim en camino
y n o se apartaron del Seflor. 11
descendencia | tengan el sumo sacerdocio 14 Estableció los instrumentos que ha- de pecado; | y se multiplicaron mucho
Sea bendita su memoria, | florezcan bían de tocarse al cantar ante el altar | y sus maldades, *
p a r a siempre. sus huesos en la sepultura. 30
31
También hizo Dios alianza con D a - 15 ordenó el canto de los salmos acompaña- Hasta ser expulsado de su tierra.
Y en sus hijos se renueve su nombre. do de arpas. 31
Y se precipitaron en todo género de
vid, hijo de Jesé, de la tribu de J u d á ; I 12
su trono lo hereda su hijo ante Dios, i D i o gran esplendor a las fiestas I y maldades, | hasta que vino sobre ellos la
c o m o la heredad de A r ó n pertenece a él Samuel solemnizó las fiestas de todo el a ñ o , | ala- vengan/a.
y a su descendencia. I Bendecid, pues, 16 b a n d o el santo n o m b r e d e D i o s | desde el
Samuel, a m a d o del Señor | y su p r o - Elias y Elíseo
al Seflor, porque es bueno | y os h a co- alba, haciendo resonar el santuario.
feta, estableció la monarquía | y ungió a
r o n a d o de gloria; | que derrama la sa- 13 El Señor le perdonó sus pecados I y
los príncipes sobre su pueblo. AQ 1 Como un fuego se levantó Elias; |
biduría en vuestros corazones I para juz- ensalzó para siempre su poder, | le ase-
1 7 E n la Ley del Señor juzgó a l a n a - guró la sucesión en el reino | y puso su "*» su palabra era ardiente como an-
gar a su pueblo con justicia, | a fin de ción, I y visitó el Señor a J a c o b . torcha;*
que no desaparezca su bienestar | ni su trono sobre Israel. * 2
i® Por su fidelidad fue interrogado c o - Y trajo sobre ellos el hambre, | y en
gloria de generación en generación. m o vidente I y reconocido p o r su fideli- Salomón su celo los redujo a pocos.
3
dad c o m o vidente fiel. 14
Después de él se levantó un hijo sa- Con la palabra del Señor cerró los
Josué 19
E invocó al Señor todopoderoso, I cielos ! y por tres veces hizo bajar fuego. *
bio, I que por su padre gozó de prosperi- 4
A(\ 1 cuando los enemigos le acosaban p o r t o -
F u e r t e e n l a s batallas fue Josué, dad. ¡Cuan glorioso fuiste, Elias, con tus
" * * hijo de N u n , | sucesor de Moisés das partes, | con la ofrenda d e u n cordero 15
Salomón, q u e reinó en días de paz, | prodigios! I ¿Quién podrá gloriarse de pa-
en la dignidad profética; | q u e fue, se- primal. D i o s le dio descanso d e todas partes | recerse a ti?
20 5
gún su nombre, Y t r o n ó del cielo el Señor | e hizo oir p a r a q u e levantase la casa a su n o m b r e | T ú q u e levantaste u n muerto del se-
2 pulcro, I y del ades p o r la palabra del Al-
G r a n d e en la salud de los elegidos su voz por medio de gran estampido. y preparase u n santuario eterno.
del Señor | para ejercer la venganza 21
Y aplastó a los príncipes enemigos, | 16
¡Cuan sabio fuiste en tu juventud! tísimo; *
6
contra los enemigos que se le opusieron, | a todos los príncipes d e los filisteos ; ¡Como río fuiste Heno de inteligencia! | Q u e precipitaste a reyes en la ruina,
para poner a Israel en posesión de su 22
Y antes de la hora del sueño eterno | C o n tu inteligencia abarcaste la tierra, y a ilustres de su e s t r a d o ;
7
heredad. pidió testimonio ante el Señor y su ungi- 17
Y la llenaste d e proverbios y enig- Que oíste en el Sinaí las amenazas de
3
¿Qué gloria n o alcanzó cuando alzó do : I «Bienes, ni siquiera unas sandalias | mas. I Llegó tu n o m b r e hasta las remotas Dios, I y en el H o r e b los juicios vengado-
sus m a n o s I y extendió su espada contra de nadie h e recibido». I Y nadie p u d o islas I y fuiste a m a d o a causa de la paz. res;
la ciudad? 18 8
acusarle. Por los cánticos, proverbios y pará- Q u e ungiste a reyes ejecutores de los
4
¿Quién le resistió? | Porque combatió 23
Y después de su muerte profetizó bolas I y por las respuestas fuiste la ad- castigos, I y a profetas que te sucedieron;
las batallas del Seflor. 9
y anunció al rey su fin, | ebizo oir saliendo miración de las naciones. Que fuiste arrebatado en u n torbelli-
5
¿No se detuvo el sol al tender su m a - de la tierra su voz profética | para borrar 1 9 En el nombre del Señor Dios, | q u e n o de fuego, | en u n carro tirado p o r caba-
n o , | y u n solo día fue igual a d o s ? * la iniquidad del pueblo. es el Dios de Israel, llos í g n e o s ; *
6 Invocó al Altísimo Soberano | mien- 2
" Amontonaste o r o como hierro, | y 10 Adscrito y preparado p a r a los tiem-
tras acosaba p o r todas partes a los ene- David c o m o plomo amontonaste p l a t a ; * p o s venideros | p a r a aplacar la cólera an-
migos, | y le respondió el Señor grande | 1
con piedras de granizo de gran potencia, A rj Luego se levantó N a t á n , | q u e A"7 13
' 1 Par 25.
7
Que arrojó contra el pueblo enemigo, [ ^»2 • profetizó en los días de David. ™ *2 0 2 Sam 12,13.
y en la bajada aniquiló a los adversarios; C o m o se separa el sebo de la carne 23
1 Re 10,27.
2
1 Re X2,i6.
» 1 Re 12,18.
28
Núm 25,7; 1 Mac 2,54. Aü ' 1 Re 17.1.
* ° 3 1 Re 18; 2 Re 1.
5
1 Re 17,22.
» 2 Re 2,11.
ECLESIÁSTICO 4 8 - 4 9 764 765 ECLESIÁSTICO 49-50
15
tes del día del Señor, | para reducir los co- ció lo futuro I y las cosas ocultas antes de 16 Pocos en la tierra como Henoc, | que Teniendo en sus manos las ofrendas
razones de los padres a los hijos | y res- que sucedieran. fue 7trasladado de la tierra; del Señor, | ante toda la congregación de
tablecer las tribus de Jacob. * Josías 1 Y no hubo ningún nacido como Jo- Israel, | hasta acabar el servicio del altar |
11
Dichosos los que mueran después de A Q 1 El nombre de Josías es como per- sé, que fue señor de sus hermanos, sus- y acabar el sacrificio al Altísimo.
16
haberte visto, I pero más feliz tú, que por tentador de su pueblo, Tendía su mano a la libación | y ofre-
™ •» fume oloroso | preparado por per- ls
Cuyos huesos fueron cuidadosamen-
siempre
12
vivirás. fumista. * cía 7la sangre de la vid.
Cuando Elias desapareció de la vis- 2
te traídos. 1 Y derramaba al pie del altar la san-
Su memoria es dulce como la miel a 19
ta en el torbellino, | Elíseo fue lleno de su También Sem, Set y Enós son cele- gre I de olor agradable al Soberano Al-
espíritu; | duplicó sus prodigios, | y todas la 3boca I y como música en banquete; brados, I y sobre todos cuantos han vivi- tísimo.
las13palabras de su boca eran un milagro. Pues afligido por los extravíos del do es la gloria de Adán. i 8 Tocaban entonces los hijos de Arón |
En sus días no tembló ante los prín- pueblo, I quitó de en medio las abomina- las trompetas de metal laminado | y le-
cipes, | ni mortal ninguno le subyugó. ciones
4
de la iniquidad. Simón vantaban un fuerte sonido | para avisar
14 Fue perfecto ante el Señor su cora-
Nada fue para él imposible, | y en el C A 1 Príncipe de sus hermanos y glo- que9 se hallaban ante el Altísimo.
sepulcro su cadáver profetizó. zón I y en los días de la iniquidad afirmó O " ria de su pueblo | fue Simón, hijo de 1 Entonces todo el pueblo a una se
15 Vivo hizo prodigios, I y aun muerto la 5piedad. Onías, sumo sacerdote. | En su vida fue apresuraba | a caer rostro a tierra | para
realizó maravillas. Fuera de David, Ezequías y Josías, | restaurada la casa | y en sus días fue con- adorar al Señor Altísimo, | al Santo de
16
Con todo eso, no se arrepintió el pue- todos los restantes incurrieron en pecado solidado el templo. * Israel.
de6 negligencia. 20
. blo | ni se apartó de sus pecados | has- 2
En sus días fue edificado el muro | y Y los cantores hacían oir su voz | y
ta que fue arrojado de su tierra | y disper- Porque no siguieron la Ley del Altí- torres de refuerzo como en palacio real. en el vasto templo resonaba la dulce me-
sado entre las naciones. simo7
I los reyes de Judá, hasta el último. 3
En su época fue cavado el estanque, | lodía.
Y así Dios los entregó en poder de 21
depósito semejante al mar por la canti- Y clamaba todo el pueblo de la tie-
Ezequías otros, I y su gloria la dio a un pueblo ne- dad de sus aguas. rra I orando ante el Misericordioso | has-
17 cio8 y extraño, 4
Protegió a su pueblo contra los ladro- ta acabarse el servicio del altar | y termi-
Pero quedó Judá, aunque reducido a Y dieron al fuego la ciudad santa | y
poco, | y príncipes de la casa de David; nes I y aseguró su ciudad contra los ene- nar22 el culto prescrito.
18 convirtieron en desierto los caminos que a migos. Entonces Simón, bajando, levantaba
Algunos de ellos hicieron lo que es ella llevaban. *
grato a Dios, | pero otros se llenaron de 5 ¡Qué majestuoso cuando salfa del san- sus manos | sobre la congregación de los
iniquidad. Los profetas tuario, I cuando se adelantaba de detrás hijos de Israel I para dar con sus labios la
19
Ezequías fortificó su ciudad | e intro- 9 de 6la cortina! bendición de parte de Dios | y gloriarse
Según los vaticinios de Jeremías, a en23su nombre.
dujo las aguas de Geón dentro de ella. | quien maltrataron, I siendo el profeta con- Como la estrella de la mañana entre
Con el hierro excavó la roca | y edificó es- nubes, | como la luna llena en los días de De nuevo se postraban en tierra | para
sagrado desde el seno de su madre | para recibir de él la bendición.
tanques para las aguas. arrancar, destruir y arruinar, | para edi- plenilunio; 24
20
En sus días subió Senaquerib | y en-
7
Como el sol radiante sobre el templo Ahora bendecid al Señor, Dios de Is-
ficar, plantar y reforzar. rael, I que hace maravillas en toda la tie-
vió a Rabsaces, | que levantó su mano 10
Ezequiel vio en visión la gloria, | que del8 Altísimo,
contra Sión, | y en su soberbia blasfemó Como el arco iris, que se aparece en rra, I que forma al hombre en el seno ma-
el Señor le mostró sobre el carro de los terno I y le hace según su voluntad.
contra Dios. * querubes. * las nubes; I como flor entre el ramaje en 25
21
Se estremecieron entonces sus cora- 11 días primaverales, | como azucena junto Concédanos El la sabiduría del cora-
E hizo mención de Job, el profeta, | zón I y haga reinar la paz en nuestros
zones | y sintieron dolores como de parto, que perseveró fiel en los caminos de la a la corriente de las aguas, | como las flo-
22
E invocaron al Señor misericordio- res9 del Líbano en días de verano; días.
justicia. 26
Que su misericordia permanezca con
so | y tendieron hacia él sus manos; | y al 12
También los doce profetas; florez- Como el incienso que arde sobre la
instante los oyó el Santo desde el cielo, ofrenda, I como vaso de oro finamente Simón I y mantenga firme el pacto de Fi-
23
can sus huesos en sus sepulturas, j porque nes. I Que no sea roto el pacto con él ¡ ni
Y los libró por mano de Isaías. curaron a Jacob | y le confortaron con trabajado
24
Hirió el ángel del Señor el campo de 10 Y enriquecido con piedras precio- con su descendencia por los días del
una segunda esperanza. cielo».
los asidos, | y su derrota se tornó en des- sas;
ordenada huida, * Zorobabel 11 Como verde olivo cargado de fruto, |
25
Porque hizo Ezequías lo que es grato 13 ¿Cómo engrandecer a Zorobabel, | como ciprés que se alza hasta las nubes, | EPILOGO
al Señor | y siguió los pasos de David, su que era como sello en la mano derecha? * cuando se ponía los ornamentos de su (50,27-51,38)
14 gloria I y se vestía con las ropas suntuo-
padre; | los preceptos que le dio Isaías, Y lo mismo a Jesús, hijo de Josedec. |
profeta, | grande y verídico en sus orácu- En sus días reedificaron el altar ] y erigie- sas; Razas odiosas
los. ron el templo santo, | destinado a una glo- i 2 Cuando subía al altar majestuoso [ y 27
Dos pueblos me son odiosos | y un
26 hacía resplandecer los ámbitos del san-
En sus días hizo retroceder el sol | ria eterna. * tercero que ni siquiera es pueblo: *
15 tuario ; 28
y prolongó la vida del rey. * También Nehemías, cuya memoria Los que moran en la montaña de
27
Con grande inspiración vio los tiem- sea gloriosa, | que levantó nuestras rui- 13 Cuando recibía de sus hermanos las Seir y los filisteos | y el pueblo necio que
pos últimos | y consoló a los que lloraban nas, I reedificó nuestras casas arruinadas, porciones de la víctima | y estaba en pie habita en Siquem.
en Sión; | hasta el fin de los tiempos anun- puso puertas y cerrojos. * junto al fuego, | rodeado de una corona
de hijos, I como renuevos de cedro en el Epílogo
io M a l 4,6- monte Líbano.
20 2 Re 18,13.
24
2 Re 19,35; Is 37.36.
14 Como sauces le rodeaban en su ma- 29
Doctrina sabia y sentencias pruden-
" 2 Re 20,11; IS38.3. jestad todos los hijos de Arón; tes I consignó en este libro | Jesús, hijo
4 0 1 2 Re 22,1.
* -* 8 2 Re 25,9- e n 1 Onías, padre d e Simón, es, sin duda, el mencionado en 1 M a c 12,7. Conocemos dos pon-
10 Ez 1,4. *•''-' tífices del mismo nombre y apellido, ambos del siglo II a. C . : el primero es Onías, padre d e
1 3 1 Par 3,19; Esd 3,2; Ag 1,12; 2,24. Simón, llamado el Justo, el segundo se distinguió por haberse opuesto a la pretensión de Tolomeo
1" Z a c 4 , i . Filopator (222-205) de entrar en el santuario.
1 5 Es de maravillar q u e al lado de Nehemías, el restaurador de Jerusalén, no se haga mención 27
Son bien conocidos los motivos d e estas poco amistosas relaciones de los judíos con los idu-
d e Esdras, «el escriba docto en la Ley d e Dios» y la ñgura más saliente y más venerada del rabinismo. meos y los samaritanos.
ECLESIÁSTICO 50-51 766 767 LIBROS PHOFÉTICOS
26
de Sirac, de Jerusalén, | que d e r r a m ó en Letanía Extendí mis m a n o s a lo alto | y la 33
Y o a b r o mi boca y hablo | para co-
él la sabiduría de su corazón. * hallé en toda su pureza. municaros de balde la sabiduría.
Alabad al Seflor, p o r q u e es bueno, I 27
Jamás p o r la eternidad m e apartaré 34
30 Dichoso el h o m b r e que la medita; y porque es eterna su misericordia. Inclinad a su yugo vuestro cuello |
el que la guarda en su corazón será sabio, de ella. y reciba vuestra alma la instrucción. | Cer-
Alabad al Seflor de las alabanzas, | por- 28
Desde el principio adquirí por ella
31 Pues el que así haga triunfará en to- que es eterna su misericordia. ca está de quien la desea, | y el que se en-
do, | porque el temor del Señor es su ca- la inteligencia, I y p o r eso no la abando- trega a ella la hallará.
Alabad al Señor, escudo de Israel, | naré jamás. 35
mino. p o r q u e es eterna su misericordia. Ved con vuestros ojos cuan poco me
29
Mis entrañas se encendían contem- he fatigado yo | y c ó m o hallé en ella gran
Oración de Jesús, hijo de Sirac Alabad al Criador del universo, | por- plándola, I y p o r eso la adquirí y la tuve descanso.
P1 i T e doy gracias, Seflor y Rey que es eterna su misericordia. p o r bella adquisición. 36 Oíd mis instrucciones cuanto más po-
•"• m í o ; | te alabaré, Dios de mi Alabad al libertador de Israel, | p o r q u e 30 El Señor me dio en recompensa el
es eterna su misericordia. dáis, I y la adquiriréis sin oro ni plata.
salud, * d o n de la palabra, | y con ella le alabaré. 37
Alégrese de mi enseñanza vuestra al-
2 Alabad al que reúne los dispersos de 31 Acercaos a mí los que carecéis de
Y confesaré tu nombre, | porque has ma, I y no tendréis que avergonzaros al
Israel, | p o r q u e es eterna su misericordia. instrucción | y frecuentad m i escuela.
sido m i protector y mi socorro oír mi canto.
3 Alabad al edificador de su ciudad y su 32
Y libraste mi cuerpo de la muerte, | y ¿Hasta cuándo habréis de carecer de 38
Haced vuestra obra a tiempo, I y en
santuario, I porque es eterna su miseri- este bien | y vuestras almas h a n de tener
mi pie del poder del sepulcro. | M e libras- su día el Señor os d a r á la recompensa.
cordia. sed de ella?
te de la maledicencia pública, [ del azote
Alabad al que hizo brotar el cuerno de
de la lengua calumniosa, | y contra mis
la casa de David, | p o r q u e es eterna su mi-
adversarios I fuiste mi socorro.
4 sericordia.
M e libraste, según tu misericordia, |
Alabad al que eligió a los hijos de Sa-
del rechinamiento de los preparados a de-
doc para el sacerdocio, | porque es eterna
vorarme,
su misericordia.
5 Del poder de los que atentaban con-
Alabad al escudo de Abraham, | por-
tra m i vida, I de las m u c h a s tribulaciones
que es eterna su misericordia.
que me acosaban,
6 Alabad a la roca de Isaac, | p o r q u e es
D e la asfixia de las llamas que me en-
eterna su misericordia.
volvían, | y en medio del fuego no m e
Alabad al Fuerte de Jacob, | p o r q u e es
quemé.
7 eterna su misericordia.
Del profundo seno del sepulcro, | d e Alabad al que eligió a Sión 1 porque es
la lengua malvada, de los discursos em- eterna su misericordia.
busteros, | de las saetas de la lengua men- Alabad al Rey de los reyes grandes, |
tirosa. porque es eterna su misericordia | y exaltó
8
Estaba mi alma al b o r d e de la muerte, el cuerno de su pueblo | p a r a gloria de t o -
9
Y mi vida próxima al profundo sepul- dos sus fieles, | los hijos de Israel, el pue-
cro. blo que a El se llega. | ¡Aleluya! *
io Me volví a todas partes y no hallaba
ayuda; | miré buscando socorro humano, Celo del autor por la sabiduría
mas en vano.
11 Pero m e acordé, Seflor, de tu miseri- 18 Siendo yo joven y antes que m e ex-
cordia, | de tu antigua conducta, traviase, I m e di a buscar sinceramente la
12
D e que salvas a los que en ti espe- sabiduría. *
ran [ y los libras de t o d o mal, 19 En mi oración la pedí | y hasta el fin
13 Y alcé entonces mi voz | y te rogué la b u s q u é :
a las mismas puertas del sepulcro. 20 Floreció, m a d u r ó c o m o racimo, | y
14
Y clamé ante el Seflor Altísimo: | se regocijó en ella mi corazón, | y cami-
«Seflor, tú eres mi padre, el campeón de n ó mi pie por senda llana I y desde mi
mi salud; | no me abandones en el día juventud me abracé a la sabiduría.
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de la tribulación, | en el día de la ruina Apliqué a ella m i oído y la recibí,
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y la devastación. Y hallé para mí m u c h a ciencia | e hi-
1 5 Alabaré continuamente tu n o m b r e | ce en ella grandes progresos.
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y en mi acción de gracias te cantaré». | 3 M e mostré reconocido al que m e en-
Escuchó el Seflor mi oración, señó la sabiduría
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i 6 M e salvó de la ruina | y m e sacó de Y me propuse obrar según ella; m e es-
todo mal. forcé p o r seguir el bien, y n o m e avergon-
1 7 Por esto te daré gracias y te alaba- cé de ello.
2
ré I y bendeciré el n o m b r e del Señor. * 5 Mi alma se aficionó a ella | y nunca
le volveré el rostro.
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Estos versículos (20-31) son el epílogo de la obra. El autor nos hace la presentación de su
persona, que ya conocemos por el prólogo del traductor.
El ! En este postrer capítulo distinguimos los w.1-17, que tienen parecido con el salmo 18 de
** ' 1 7 David. El autor da gracias al Señor por los muchos males de que le libró.
Esta letanía, que llega hasta el v.18, está tomada del texto hebreo y se halla inspirada en los
salmos
18
117,1-4 y 136.
En la última sección de este capítulo (18-38) el autor nos cuenta sus esfuerzos por adquirir
la sabiduría y los frutos logrados, que él ofrece a todos los amantes de ella.

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