Día Mundial de la Salud, un día para la reflexión y para impulsar la acción, un día que debe estimular nuestras conciencias y nos
debe incitar a poner todo nuestro empeño en conseguir que la salud llegue a todos por igual y podamos decir que disponemos
algún día de un mundo saludable en todos los sentidos.
Hoy celebramos el Día Mundial de la Salud, fijado así por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), pero esto que nos
parece tan próximo y a la vez que es tan valorado por el ser humano ha sufrido muchos avatares ligados íntimamente con el
devenir cultural de la propia humanidad y las diferentes civilizaciones que nos han precedido.
La salud es un concepto amplio y muchas veces ambiguo que tiene vinculaciones con la cultura, los valores y la propia filosofía
que impere en la época en que esta se defina, se relaciona también con las creencias sobre la propia salud, el conocimiento
existente y los medios que proporciona la tecnología en sus diferentes facetas y aspectos. La salud es para algún patrimonio
cultural de cada comunidad.
El concepto de salud se ha relacionado tradicionalmente con la idea de ausencia de enfermedad, siendo el concepto salud el
más valorado históricamente. 2.650 años antes de Cristo el emperador chino Huang Ti aseguraba que “no hay que tratar al que
está ya enfermo, es mejor instruirle para que no enferme. Administrar medicinas para curar enfermedades ya instauradas es como
empezar a cavar un pozo cuando se tiene sed”. (*)
800 años antes de Cristo los libros Zoroástricos afirmaban que la enfermedad era debida a las fuerzas del mal y su sanación
correspondía a las denominadas fuerzas del bien, que actuaban si se seguían estrictamente los principios que emanaban de la
religión. Alomeón de Crotona en el siglo VI antes de Cristo sostenía que la salud dependía de la “isonomía de las fuerzas o
potencias”, es decir del equilibrio de lo frío y lo caliente, lo amargo y lo dulce, lo húmedo y lo seco y el resto de cualidades.
Llegados a la medicina Hipocrática, en el Corpues Hippocraticus se considera la salud como el primero de los bienes “recta
proporción de lo justo, limpio, puro, bello, fuerte, robusto y bien proporcionado, buena mezcla de los humores en pacífica pugna y
mutua colaboración entre las múltiples potencias y diversos humores que componen el cuerpo”.
El ideal griego es la Salud y desde Platón (siglos V y VI antes de Cristo) es “armonía y buena mezcla” para el cuerpo y el
alma; buena, si se acompaña del bien moral, puesto que la injusticia es la enfermedad del alma. Asclepiades en el siglo I
antes de Cristo afirma que la Salud y la enfermedad dependen del tipo de conexión de los átomos, situando la Salud en la
“simetría” o coherencia de los mismos. Desde la concepción romana de la Salud hasta nuestros días se han sucedido múltiples
definiciones y conceptos en la mayoría de los casos cargados de inexactitud e imprecisión. Podríamos afirmar que desde la Edad
Media hasta épocas recientes, la Salud se ha concretado en “la ausencia de enfermedad”.
Winslow, Sogerist y otros propusieron en los años cuarenta del siglo pasado que la salud “no es solo la ausencia de enfermedad,
sino que es un estado positivo, relacionado con nuestro modo de vida, con la naturaleza, la cultura y los hábitos humanos”..
La definición de la OMS es determinante y contempla a la salud de la siguiente forma «La salud es un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». La cita procede del Preámbulo de
la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en
Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61
Por último un concepto interesante es el dinámico que aporta Salleras quien define la salud como “el logro de más alto nivel de
bienestar físico, mental y social, y de capacidad de funcionamiento que permitan los factores sociales en los que vive
inmerso el individuo y la colectividad”. Correspondiendo la promoción de los factores sociales uno de los principales objetivos
de la Salud Pública, teniendo a la educación sanitaria como una herramienta fundamental para conseguirlo. (*)
En este día tan señalado cualquier manifestación se quedaría pobre comparada con la relevancia del hecho que todos
celebramos y que sirve sin duda de concienciación de todos los problemas que todavía tenemos por resolver en este
contexto. Quizás intentarlo sea como la anécdota de San Agustín y el niño con el cubo en la playa. Todos sabemos que andaba un
día San Agustín paseando a la orilla del mar y en eso que vio un niño que había excavado un pequeño pozo con su pala y con el
cubo no hacía nada más que ir y venir trayendo agua en el cubo y echándola en el pozo. San Agustín se extrañó y no pudo por
menos que preguntarle al niño qué hacía trayendo y llevando agua sin parar y el niño le respondió que quería meter toda el agua
del mar en su pequeño pozo, a lo que San Agustín le dijo que eso era imposible, que el mar era inmenso y que era una tarea
imposible, a lo que el niño le respondió que tan difícil era su empresa como la de San Agustín tratando de resolver el misterio de
la Santísima Trinidad, y el niño desapareció.
Pues bien, a lo mejor llegará un día en que habremos sido capaces de comprender en toda su extensión todos los
mecanismos íntimos de enfermar y no solo eso sino que quizás seamos capaces incluso de dar solución a todos ellos, es más,
a lo mejor incluso conseguimos prologar la esperanza de vida en no sé cuántos años, como utopía hoy por hoy no está mal.
Quizás incluso algún día concibamos una sociedad en la que prime el bien y veamos en nuestros semejantes a personas como
nosotros mismos a los que les deseemos lo mismo que queremos para nosotros, incluso es más, a lo mejor logramos una sociedad
comprometida con el ser humano en toda su extensión y plenitud y nos acercamos a una sociedad rayando lo perfecto, no sé, por
soñar que no quede y que nuestros descendientes puedan disfrutar de un mundo feliz en el que la paz, el amor, la igualdad de
oportunidades y la entrega mutua sean las leyes universales que rijan esa sociedad.
Justo en ese instante podremos afirmar que no tendremos un día mundial de la salud, sino que todos los días de todos los
años serán días especiales de la salud,puesto que por fin la salud habrá llegado al mundo, a un mundo que hoy por hoy sufre
muchas carencias y deficiencias no solo en el entorno sanitario global con patologías emergentes y otras ya conocidas de compleja
solución, sino también en materia social y no digamos en esa epidemia que nos invade de estrés, ansiedad, angustia y soledad
en nuestra actual sociedad avanzada sin olvidar la que tristemente continua asolando a los países más pobres, que no tienen
en muchos casos recursos suficientes para cubrir sus necesidades más básicas y no digamos el acceso a la sanidad en su más
amplia expresión.
Mientras tengamos datos como este: Más de 1000 millones de niños y niñas sufren una grave carencia de por lo menos uno de los
bienes y servicios necesarios para sobrevivir, crecer y desarrollarse. O como estos otros :