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APRENDER DIVIRTIENDOSE

La resiliencia es más que resistir a los embates, al temor a los riesgos, es tomar
cada circunstancia adversa como un desafío que pone a prueba todas las
potencialidades de un individuo. Toma el reto como una diversión, no como una
desgracia que lleva a la consabida frase “tenía que pasarme a mí”, pasando por
alto que a cualquiera le puede pasar de todo.

Lo que el cambio de actitud intenta es evitar el estrés que con frecuencia produce
la escuela cuando es vivida como un riesgo y una amenaza (“¿y si me
desapruebo?”, “¿cómo me fue o me irá en la prueba examen?”)

Aldo Melillo relaciona los siguientes factores como pilares de la resiliencia:

 Autoestima consistente:
Es la base de los demás pilares y es el resultado del cuidado afectivo
consecuente del niño o adolescente por un adulto significativo,
“suficientemente” bueno y capaz de dar una respuesta sensible.
 Introspección:
Es el arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta.
Depende de la solidez de la autoestima que se desarrolla a partir del
reconocimiento del otro. De ahí la posibilidad de captación de los jóvenes
por grupos de adictos o delincuentes, con el fin de obtener este
reconocimiento.
 Independencia:
Saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas; la
capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el
aislamiento. Depende del principio de realidad que permite juzgar una
situación prescindiendo de los deseos del sujeto. Los casos de abusos
ponen en juego esta capacidad.
 Capacidad de relacionarse:
La habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas, para
así balancear la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a
otros.
 Iniciativa:
El gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más
exigentes.
 Humor:
Encontrar lo cómico en la propia tragedia. Permite ahorrarse sentimientos
negativos, aunque sea transitoriamente y soportar situaciones adversas.
 Creatividad:
La capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el
desorden. Fruto de la capacidad de reflexión, se desarrolla a partir del
juego en la infancia.
 Moralidad:
Entendida ésta como la consecuencia para extender el deseo personal
de bienestar a todos los semejantes y la capacidad de comprometerse
con valores. Es la base del buen trato hacia los otros
 Capacidad de pensamiento crítico:
Nos permite analizar críticamente sobre las causas y responsabilidades
de las adveraciones que sufre la sociedad.
Aldo Melillo lo relaciona el concepto de resiliencia con el psicoanálisis ya
que muchos de los autores lo denominaron con el termino de resiliencia
como “elasticidad”, muchos de los psicoanalistas afirman que el concepto
de resiliencia puede ser contradictorio que tiene un modelo psicoanalítico
de la vida psíquica ya que Freud menciona del yo que es el proceso
defensivo, súper yo , ideal de yo ya que el yo facilita una trasmisión por
parte del sujeto y a la vez da resultado y causa del proceso de la cura
psicoanalítica y desarrolla las capacidades resilientes. El autor menciona
que la resiliencia no hay que buscarle solo en la integridad de las personas
ni en su entorno del ser humano ya que las resiliencias constituyen en la
posibilidad de una continuidad de la vida que son condiciones de salud
mental, es un desarrollo de la resiliencia requiere un cambio que estimula
la fortaleza de su yo, la resiliencia presenta el lado positivo de la salud
mental.

Luis Rojas Marcos menciona que son seis los pilares de la autoestima:

1. Conexiones afectivas:
La resiliencia humana es la conexión afectiva con los demás ya que sea
con una persona, más adelante cuando empezamos a formar nuestra
propia opinión de nosotros mismos lo que observamos directamente de
nuestro entorno a través de los medios de comunicación.
Boris Cyrulnik menciona que, si bien la capacidad para resistir las
agresiones ya que dependen de varios factores innatos, ya que es un
profesor psiquiatría que es respetado y experto en los afectos
psicológicos de las experiencias traumáticas, es muy importante los
vínculos de cariño apoyo mutuo son como un potente incentivo para vivir
y configurar la parte principal de los cimientos de la resiliencia humana.
2. Funciones ejecutivas:
Se encargan de gobernar los pensamientos, las emociones, las conductas
y examinar las circunstancias y los mensajes del entorno, de tomar
decisiones, programar y gestionar los trámites para resolver asuntos
puntuales que nos preocupan luego de alcanzar las metas. Las aptitudes
que dirigen nuestros comportamientos se desarrollan de forma
progresiva.
El componente primordial de las funciones ejecutivas es la
introspección, que es la capacidad de observar internamente, por la
necesidad de entender nuestros pensamientos, emociones y actos. La
constante observación nos permite reflexionar, recapacitar o para buscar
el mejor camino de salir de un problema y de esta forma podemos
anticipar las consecuencias de nuestras acciones. Gracias a este
componente adquirimos conocimientos de cómo somos y configuramos
una visión realista de nuestros talentos, recursos y defectos.
La memoria es otro componente, en los seres humanos existe dos tipos
importantes de la memoria: verbal (el diario que llevamos siempre con
nosotros donde archivamos nuestra autobiografía. Almacenamos los
sucesos recientes y las experiencias del pasado lejano como la infancia y
la adolescencia) y emocional (se conservan las escenas abrumadoras
que vivimos, incluidas sus imágenes, sonidos y olores junto a las
sensaciones corporales de pavor que sentimos).
También destaca como componente el autocontrol que es la aptitud para
frenar conscientemente los ímpetus, para esperar y retrasar
voluntariamente la gratificación inmediata, con el fin de perseguir objetivo
superior. Este componente requiere motivación y fuerza de voluntad.
3. Centro de control interno:
Es el elemento primordial de la resiliencia es localizar y mantener el centro
de uno mismo. Ante las amenazas peligrosas, los individuos que
mantienen el sentido de autonomía y piensan que dominan
razonablemente sus circunstancias responden con mayor coraje,
resistencia mejor y se enfrentan eficazmente a la adversidad que quienes
sienten que no controlan los fenómenos que les afecta, esto depende de
las fuerzas externas, como el destino o la suerte. Interiorizar nuestra
capacidad de dirigir nuestra vida y adueñarnos del centro de control en
momentos difíciles, peligrosos ayuda a superarlos, pues nos estimula a
tomar la iniciativa para tratar activamente de dominar las cosas y
protegernos.
4. Autoestima:
La autoestima empieza a desarrollarse durante el primer año y medio de
la vida. Al principio se nutre del afecto materno y demás cuidadores, y del
sentido de seguridad que adquieren los pequeños. El aprecio de los
demás, la sensación de que dominan su cuerpo y las cosas que le rodean,
y ver cómo objetivos realizables se convierten en logros frecuentes,
cultivan en los niños las semillas de la confianza en sí mismos.
Dependiendo de la autovaloración que hagamos nos sentiremos más o
menos bien con nosotros mismos. La aptitud para relacionarnos con los
demás, la competencia en las actividades que consideramos importantes,
la apariencia física, la inteligencia y la independencia son componentes
muy comunes de la autoestima. La autoestima se alza como un factor
decisivo a la hora de luchar contra la adversidad. Cuando la opinión que
tenemos de nosotros mismos es positiva, la resiliencia se fortalece directa
e indirectamente. Una persona cuando conoce sus cualidades y
limitaciones, la autoestima es más beneficiosa y favorable.
5. Pensamiento positivo:
La resiliencia humana, está demostrado que el pensamiento es
congruente con las ganas de vivir y perfectamente compatible con la
capacidad de valorar con sensatez las ventajas e inconvenientes de las
decisiones que se toman y de luchar sin desmoralizarse contra las
adversidades. Las personas optimistas, dispuestas a tomar decisiones
importantes, piensan en los aspectos positivos que los negativos.
Existe un método para medir el pensamiento positivo de las personas es
evaluar su perspectiva primero: la valoración retrospectiva que hacen de
las experiencias del pasado, segundo: las explicaciones de los sucesos
que les afectan en el presente y tercero: el nivel de esperanza que
albergan al futuro.
En relación al futuro, la esperanza es la esencia del pensamiento positivo.
Las personas de una perspectiva optimista esperan que les vaya bien y
las personas pesimistas esperan que les vaya mal.
Existen dos clases de esperanza:
 La esperanza general: abarca las expectativas positivas que
albergamos sobre el futuro de la vida o de la humanidad. Ejemplo,
que alimentamos de que las catástrofes que afligen al mundo
tendrán la última palabra.
 La esperanza específica: se centra en la confianza en que uno
logrará algo concreto que desea. Se alimenta de la seguridad en
uno mismo y en sus funciones ejecutivas, como la fuerza de
voluntad, la diligencia, la motivación y fomenta pensamientos
como: “Si, puedo”, “Poseo lo que hace falta para lograrlo”.
Luis Rojas menciona que la principal ventaja del optimismo se refleja en
la resistencia al sufrimiento físico y al decaimiento mental y en la
persistencia para conseguir triunfar sobre la adversidad. Cualquier
problema se hace más tolerable si contamos con el aliento, el alivio y la
ilusión que nos proporciona la esperanza.
6. Motivos para vivir:
El médico y psiquiatra Viktor Krankl explica que a la vida debemos
encontrarle un sentido ya que la búsqueda de la razón es la fuerza
fundamental que mueve a los seres humanos.
El sentido que le damos a la vida es subjetivo y varía de una persona a
otra. No es ni para siempre ni permanente, casi siempre evoluciona con
el paso del tiempo y con los cambios que experimentamos en nosotros
mismos moldean nuestro día a día. Hay individuos que basan el
significado de la vida en teorías filosóficas y nociones abstractas.
Rojas Marcos hace referencia a las religiones, donde los creyentes
reflejan la esperanza que florece en sus mentes se apoyan en esta ilusión
para neutralizar su impotencia ante las calamidades y en muchos casos,
obtener el impulso necesario para sobrevivir. David Wilson consideraba a
las religiones como una herramienta de nuestro instinto de supervivencia.
Muchas investigaciones corroboran esta idea, haciendo alusión a que las
personas creyentes tienden a contemplar la vida de forma más positiva
que las que no son religiosas; al creer en el más allá, los creyentes
también sobrellevan mejor ciertas adversidades como la pérdida de un ser
querido o las enfermedades mortales.
En la lectura, también se menciona que las pasiones son el combustible
de la esperanza, el ingenio y el valor, transforman a los seres humanos
en luchadores incansables e invencibles. Mantener los lazos de amor es
el motivo más frecuente para existir y evitar la muerte, la razón más
poderosa para sobrevivir, el amor es un potente motor de las ganas de
vivir, el miedo a la muerte es quizá el motivo más universal para no dejarse
vencer. El terror a la muerte es un ingrediente fijo de las ganas de vivir,
especialmente a partir de los siete u ocho años de edad, cuando
empezamos a concebir el significado de desaparecer para siempre

CÓMO REACTIVAR LA RESILIENCIA: CÓMO PROMOVER LA RESILIENCIA


EN LOS DEMÁS

Según Grotberg podemos incentivar la resiliencia en cualquier etapa de la vida


en que nos encontremos, por ejemplo: si uno piensa en términos de ladrillos para
la construcción del crecimiento y el desarrollo, estos ladrillos corresponden a las
edades y etapas del desarrollo comunes a todas las personas, los ladrillos de
construcción están compuestos por la confianza, la autonomía, la iniciativa, la
aplicación, la identidad, la intimidad, la capacidad para generar y la integridad.
Cada uno de los factores resilientes puede desarrollarse en el momento que la
persona llega a esta etapa, para luego continuar reforzándolo y fortaleciéndolo.

Algunos factores tienen más relevancia en una etapa de crecimiento y desarrollo,


un niño pequeño no necesita concentrarse en características como aplicación e
identidad, mientras que un niño en edad escolar o un joven sí lo necesitan. Las
expectativas varían de acuerdo a las diferentes edades y etapas evolutivas.

Promover la resiliencia deberá ser un factor donde el niño, el joven o el adulto se


encuentren de acuerdo con su etapa del ciclo vital. Será importante determinar
el caso del joven y del adulto, qué factores resilientes ya se encuentran
desarrollados Por ejemplo: el joven podrá tener la capacidad para resolver
problemas académicos pero no podrá hacerlo con problemas interpersonales; la
primera requiere de poca confianza en los demás y la segunda requiere sentirse
muy confiado en los demás. El adulto podrá tratar a los demás con amor, respeto
y empatía pero no asume su responsabilidad a la hora de cumplir con plazo de
entrega en su trabajo o cuando debería adquirir nuevas capacidades.

1. La confianza:
Según Laurence Cornu, doctora en filosofía: “la confianza es una
hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne
el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de otro.
Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control
del otro y del tiempo”. La confianza es la seguridad que alguien tiene en
otra persona o en algo. La confianza es la llave para promover la
resiliencia y es una de las bases fundamentales para desarrollar otros
factores resilientes. Los niños y los jóvenes necesitan la ayuda de un
adulto para desarrollar la resiliencia y para promover la resiliencia en niños
y jóvenes, un punto clave es el de construir la relación con ellos basada
en la confianza, ya que un niño y un joven que ha sufrido rechazo, que ha
sido explotado o abusado no desarrollaron la confianza y por lo mismo no
confían en los adultos, y el hecho de superar esta desconfianza es un
desafío para cualquiera que esté dispuesto a ayudarlos. Para promover la
resiliencia en personas adultas es necesario trabajar primero el
escepticismo (desconfianza, recelo, etc.)
2. Autonomía:
La autonomía se define como como independencia y libertad, la
capacidad de tomar nuestras propias decisiones. Es la capacidad que
tiene una persona u organización para conducirse y gobernarse por sí
misma. Comienza a desarrollarse a los dos años de edad. La autonomía
es fundamental para promover los factores resilientes y reforzar aquellos
que ya se han activado. Un punto para promover la resiliencia en niños,
jóvenes y adultos es hacerles ver que está bien que cometan errores, que
pueden aprender de ellos.
3. Iniciativa:
La iniciativa es la capacidad y la voluntad de hacer las cosas. es aquello
que da principio a algo. Se trata del primer paso de un proyecto o del
punto de partida de alguna acción. Comienza a desarrollarse entre los
cuatro y cinco años de edad, cuando el niño empieza a pensar y hacer
cosas. La iniciativa no es lograr todo lo que uno se propone sino la
voluntad de probar, intentar, eso es importante para generar la iniciativa.
Muchos niños y adultos no desarrollaron la iniciativa ya que son
reprendidos ya sea porque se equivocaron o tuvieron proyectos
inconclusos motivo por el cual se sienten culpables se sienten rechazados
y sienten que no merecen ser ayudados. Con el tiempo dejan de querer o
tratar de tomar la iniciativa para hacer algo. Para intentar desarrollar la
iniciativa podemos incentivar a los niños y jóvenes a decidir que es aquello
que les gusta hacer.
4. La aplicación:
Es la realización de una tarea de manera diligente o rápida; generalmente
se desarrolla en el colegio donde se mezclan las habilidades académicas
y sociales. El autor Gómez nos pone un ejemplo haciendo una similitud
de los niños y los adultos, haciendo alusión a que ambos buscar ser
aceptados y vistos como personas competentes y capaces por sus
superiores ya sea profesores o jefes y colegas.
La aplicación se relaciona con otros factores resilientes de distintas
categorías, en la de “yo tengo” se encuentran los modelos adecuados a
seguir y el estímulo de la independencia, en el de “yo soy” se encuentra
el logro de objetivos y la responsabilidad de nuestras acciones, en la
categoría “yo puedo” esta la resolución de problemas y pedir ayuda
cuando sea necesario.
Al no lograr la capacidad de aplicación se crean sentimientos de
inferioridad, se sienten excluidos por sus fracasos, tienen mayor
frustración y tienden a abandonar los lugares donde se sientan menos
como personas y a su temor de enfrentar más fracasos.
Podemos mejorar la aplicación motivando a las personas a que terminen
de realizar algún trabajo y que se sientan orgullosos de sus logros,
también incentivando la cooperación y puedan trabajar en equipo ya que
así podrán resolver conflictos y tomar decisiones.
5. La identidad:
La identidad se desarrolla durante la adolescencia con preguntas como
“¿Quién soy?, ¿Cómo me veo?, ¿Qué he logrado?” y demás que muchos
adolescentes no saben responder comenzando a sentirse inseguros,
generando frustraciones, enojos y desesperanza, haciendo que se
vuelvan más agresivos y depresivos; ello hace que de adultos realicen
más gastos intentando descubrir su identidad. Este pilar integra los
factores resilientes y los integra para utilizarlos en la confrontación de
adversidades de la vida.
Para promover la identidad se debe ayudar en el desarrollo de
capacidades interpersonales y las de resolución de conflictos, se debe
ayudar a los adolescentes a dialogar con su familia sobre las nuevas
necesidades que ellos tienen. El sociólogo Vanistendael y Lecomte
muestran una serie recomendaciones para construir la resiliencia:
 Se debe diagnosticar los recursos y potencialidades
 Las personas se construyen y afrontan las adversidades dentro de
la comunidad donde el apoyo social es de importancia
 Se debe integrar la experiencia pasada en la del presente,
debemos mejorar las situaciones abriendo una etapa en la que el
pasado se integre con las cicatrices de esta misma, ya que el
pasado no determina el presente
 Se debe reconocer el valor de la imperfección, donde la persona
debe construir una estrategia que integre la aceptación de la
imperfección con la voluntad de mejorar
 El sentido es mucho más determinante en la vida que el éxito
 Un mismo elemento puede presentarse como un factor de riesgo y
en otros casos como protección, se debe diferenciar en que
momento es protección y qué es riesgo en cada situación
 La resiliencia nos incita a establecer políticas sociales, educativas
y sanitarias, que apuesten por programas económicos y servicios
que estimulen los recursos de las personas y las comunidades, sin
que esto se vuelva símbolo de dependencia
CONCLUSIONES

La resilencia es la capacidad del ser humano para afrentar las adversidades de


la vida y transformarlos positivamente. Aldo Mellino nos hace ver a la autoestima
consistente como base suficiente para ser bueno y capaz en dar respuestas
sensibles, tener la iniciativa en nuevas tareas y la moralidad para tener un buen
trato hacia los demás, y así todos los pilares que menciona Mellino son
importantes y nos hace relacionar con ellos.

La autoestima es la autoevaluación de nosotros mismos, es la aptitud para


relacionarnos con los demás y así nuestra resilencia se fortalece. Dentro de la
autoestima Luis Rojas nos menciona diferentes pilares.

La resilencia se promueve en cualquier etapa de la vida y están construidos por


la confianza, la aplicación, la identidad, la intimidad, la capacidad de generar la
integridad donde que la persona lo va desarrollar para reforzarlo y fortalecerlo.
La resilencia es parte del proceso evolutivo en las políticas sociales, educativas
y sanitarias donde que apuestan con programas.

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