a. Tipos de hemorragias
a.1) Externas: Si sale sangre a través de una herida abierta en la piel. Pueden provenir de la
superficie o estar originadas en profundidad.
a.2) Internas: Cuando el individuo pierde sangre, pero no sale al exterior, sino que el vaso se
rompe hacia una cavidad interna cerrada, como el abdomen, el tórax o el cráneo. La sangre se
acumula en el interior del cuerpo, sin salir al exterior. Termina en estado de SHOCK.
a.3) Intersticiales o entre planos: se rompe el vaso, pero no hay orificio de salida, ni hacia
una cavidad ni al exterior, y se desliza entre los diferentes tejidos. Dan lugar a la equímosis y
los hematomas.
a.4) Internas exteriorizadas: el vaso se rompe también en una cavidad, pero esta sí tiene
salida al exterior por orificio natural, como la boca, el oído o la nariz. Estas hemorragias reciben
nombres diferentes según la vía de salida:
- Otorragia: salida de sangre por el oído. Esta puede ser roja si proviene de la rotura de un
vaso o clara si viene mezclada con líquido cefalorraquídeo.
- Epistaxis: Sangrado por las fosas nasales, de la misma nariz, o de trauma craneoencefálico.
- Hemoptisis: la sangre sale por la boca al toser. Procede del sistema respiratorio.
- Hematemesis: sale por la boca en forma de vómito. Procede del tubo digestivo.
- Melenas: La sangre es expulsada por el ano. Procede del tubo digestivo, a cualquier nivel.
- Metrorragia: proviene del apartado genital femenino y se elimina por la vagina
- Hematuria: La sangre sale mezclada con la orina. Proviene del sistema urinario
b. Síntomas de hemorragias
-Capilar: afecta a vasos superficiales que irrigan la piel y se cierra por sí misma. Está
causada por traumatismos y se suelen formar hematomas.
Ante una hemorragia externa: hay que realizar una compresión directa, aplicando
gasas sobre la herida y haciendo presión fuerte. La presión directa se puede sustituir
por un vendaje cuando la herida pare de sangrar, cuando la superficie sea amplia o si
hay más heridos para atender.
Si sangran los miembros superiores, haremos presión con la palma de la mano sobre
la arteria braquial o humeral (situada en el brazo; hay que presionar a la altura de la
flexura o parte delantera del codo).
Si el sangrado se produce en los miembros inferiores, presionaremos con el talón de la
mano en la ingle, sobre la arteria femoral, que recorre la pierna desde el muslo hasta
la parte posterior de la rodilla.
Ante una hemorragia interna: si es capilar, basta aplicar frío local sobre
la piel (protegiéndola con un paño o una gasa), ya que el frío contrae los vasos
sanguíneos y reduce el hematoma. Si es venosa o arterial, tendremos que vigilar si el
abdomen está sensible o rígido, si hay sensación de mareo o desvanecimiento, palidez
extrema, pulso débil o imperceptible, o si aparecen hematomas, sangre en vómito o
sangre por recto o vagina.
Torniquete: este método sólo se utiliza en caso de que las demás técnicas no sean
eficaces y la hemorragia no cese o cuando exista mas de un accidentado en
situaciones de emergencia. El torniquete produce la detención de toda la circulación
sanguínea, lo que conlleva la falta de oxigenación de los tejidos y la muerte tisular,
formándose toxinas por necrosis y trombos por acumulación plaquetaria.
Lavar o no la herida: lo primero que hay que hacer es lavarla con agua y jabón. En su
justa medida, la humedad favorece la cicatrización e impide la infección.
“Es un rasguño sin importancia”: por muy leve que sea la herida, siempre hay que tener
en cuenta la posibilidad de hemorragia.