Y VISTOS:
Estos autos caratulados "JAROSLAVSKY, Andrés Adolfo y otro c/BBVU BANCO FRANCES SA.
y otros s/daños y perjuicios" (Expte: 17776/2011), junto a su acumulado "OLGUIN, José
Luis c/ BBVU BANCO FRANCES SA. y otro s/daños y perjuicios" (expte.15.489/2011); en
trámite por ante la Secretaría de este Tribunal, en estado de dictar sentencia, y de cuyas
constancias;
RESULTA:
I.- Que, a fs.31/52 se presenta Andrés Adolfo Jaroslavsky, por apoderado, a iniciar
demanda contra "BBVU Banco Francés SA", y/o quien resulte civilmente responsable por
los daños y perjuicios ocasionados con motivo del hecho acaecido el día 09/09/09, por la
suma de pesos dos millones novecientos ocho mil ($2.908.000), intereses y costas.
Relata que el día supra señalado, siendo aproximadamente las 12 horas, concurrió en
compañía de José Luis Olguín a la sucursal N° 26 de la entidad bancaria demandada, sita
en Av. Santa Fe 5000 (esquina Bompland) de esta ciudad, donde tenía radicada su cuenta
bancaria, con el objeto de retirar la suma de $5.000 de la empresa para la cual se
desempeñaba y chequeras pertenecientes a la cuenta de "Sounch SRL", de la cual era
socio gerente.
Refiere, que una vez arribado al banco, ya dentro del mismo, se colocó junto con el Sr.
Olguín en la fila de cajas a la espera de ser atendidos.
Destaca, que en ese momento la atención al público era llevada adelante por una única
cajera, quien lo atendió llegado su turno.
Indica, que una vez realizada la extracción del dinero se lo entregó al Sr. Olguín quien lo
guardó entre sus ropas, acción que -resalta- fue observada desde el interior de la entidad
bancaria por un sujeto masculino, a quien la investigación penal posterior logró identificar
como Fernando Pasarelli.
Subraya, que en el interior del banco se encontraba quien luego participaría como coautor
del delito en los hechos desencadenantes de los daños, sentado dentro de la sala de
espera y observando lo que pasaba sin realizar trámite alguno; es decir, el retiro del
dinero y su salida de la entidad bancaria.
Cuenta, que detrás suyo también se retiró el delincuente sin realizar ningún tipo de
trámite dentro del banco, abandonando la fila de la línea de cajas, sin siquiera ser
advertido por el personal de seguridad.
Dice, que realizó los demás trámites para los cuales había concurrido a la sede del banco
y, que se retiró junto a Olguín a bordo de su rodado particular dominio HAT-854, al lugar
donde tiene asiento su empresa sita en Jorge Newbery 3849, de esta ciudad.
Durante el trayecto, aclara, Olguín volvió a entregarle la suma extraída del banco.
Expone, que en ese instante fue interceptado por un sujeto de sexo masculino -luego
identificado como Ramiro Ezequiel Chávez-, el cual esgrimiendo un arma de fuego apuntó
a su pecho, exigiéndole de manera textual "dame las cinco lucas que sacaste del banco".
Manifiesta, que no opuso reparo alguno a lo solicitado e intentó sacar de entre sus ropas
el dinero en cuestión, recibiendo en ese momento del agresor mediante el arma de fuego
que portaba un golpe en la cabeza. Acto seguido, Olguín -que advirtió esa circunstancia a
través de un monitor de seguridad externo de la empresa- tomó su pistola Bersa calibre 9
mm, salió en esa dirección y se trabó en lucha con Chávez golpeándolo con su arma en la
boca. Esa acción, originó que el delincuente perdiera el equilibrio y cayera al suelo,
momento en el cual desde la calle Fraga hacia Guevara apareció otro sujeto a bordo de
una motocicleta -a la postre identificado como Cristian Pablo Yañez-, efectuando un
disparo de arma de fuego que atravesó el pantalón que vestía Olguín, lesionándolo en su
pierna.
Narra, que la motocicleta se le venía encima, razón por la cual Olguín repelió la agresión
efectuando disparos con su arma, algunos de los cuales impactaron en el cuerpo de
Yañez, provocando que perdiera el equilibrio y cayera del motovehículo. En ese instante,
cuenta, éste le manifestó a Olguín que no le tirara ya que estaba herido, pero
paralelamente Chávez, desde el suelo, efectuó varias detonaciones con el objeto de darle
muerte, una de las cuales impactó al nivel de su hombro derecho y otra en su rostro,
ingresando por debajo de su maxilar derecho (a nivel del gonión), para posteriormente
salir por su ojo izquierdo, cayendo pesadamente al suelo.
Indica, que esa ocasión fue aprovechada por los delincuentes para emprender la huída,
dejando abandonada la motocicleta y a pie, efectuando Chávez disparos con el arma que
portaba, hasta llegar a la esquina de Fraga y Jorge Newbery, donde abordaron un rodado
marca Renault Megane color gris.
Señala, que como consecuencia del traumático suceso quedó tendido en el suelo, hasta
que fue socorrido por dependientes de la firma quienes, dada la gravedad del cuadro,
dispusieron su inmediato traslado al "Hospital Militar" donde fue asistido de urgencia,
para luego ser trasladado a la "Clínica Suizo Argentina". Allí permaneció internado hasta el
19/09/09. Cuenta que fue intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades; que se le
realizó la reconstrucción plástica del globo ocular y luego del maxilar superior de la
mandíbula, y al mes de la primera operación, también del párpado.
Resalta que como consecuencia del impacto, perdió totalmente la visión de su ojo
izquierdo –al estallarle el glóbulo ocular-, y quedó comprometida seriamente la
visión del su ojo derecho, entre otras secuelas.
Describe los rubros que integran su reclamo, funda su derecho y ofrece prueba.
II.- Que, a fs.93/130 se presenta, “por apoderado" "BBVA Banco Francés SA", a oponer
excepción de falta de legitimación pasiva y contestar demanda, cuyo rechazo solicita con
costas.
Desconoce los hechos relatados en la demanda, así como que en autos se encuentren
reunidos algunos de los presupuestos de la responsabilidad civil que se le imputan.
Resalta que cumple con la totalidad de las normas que le impone su órgano de
control y fiscalización ("BCRA"), respecto de toda su actividad y en particular, acata todas
las normas que en materia de seguridad rigen su actividad.
Señala, que no le consta el hecho afirmado tan rotundamente por el actor, respecto del
supuesto ilícito que se relata como perpetrado tiempo después y a una distancia harto
remota de la sucursal. En ese sentido, agrega, que el escrito liminar se encuentra plagado
de afirmaciones dogmáticas y de referencias a situaciones acaecidas en ocasión de un
hipotético retiro de dinero y producidas a kilómetros de distancia de la sucursal bancaria
ubicada en Santa Fe y Bonpland.
Indica, que el día y hora del hecho denunciado, en la sucursal bancaria había gran cantidad
de personas tanto en la línea de cajas como sentadas esperando ser atendidas por los
Oficiales de Cuentas, realizando operaciones por los cajeros automáticos y buzones,
entrando y saliendo del lugar, sin que nadie evidenciara sospecha alguna para el
personal de seguridad.
Destaca, que la conducta asumida por Olguín, fue determinante de los daños padecidos
por el demandante, quien -reconoce en la demanda- fueron provocados por la
resistencia armada de aquél y la respuesta armada de los delincuentes ante su
accionar imprudente. Dice que fue Olguín quien expuso de modo innecesario e insensato
la integridad física del actor, máxime cuando el actor decidió no oponer resistencia a la
entrega del dinero.
Refiere, que no existe responsabilidad de su parte por hechos ocasionados por terceros
(ajenos al banco), que fueron consecuencia directa de la inexcusable imprudencia
del demandante y de su custodio.
Señala, que cumple sistemáticamente con todas las medidas de seguridad que le son
exigidas, y que ninguna norma impone a las entidades bancarias ejercer un poder de
policía fuera de los perímetros de sus establecimientos, así como tampoco tareas de
inteligencia, propias de oficiales de policía y ajenas a sus empleados. Se trata, argumenta,
de deberes del Estado Nacional en su función de custodio de los bienes de los
ciudadanos; luego las reglas de seguridad en materia de actividad bancaria no pueden
ni deben desvirtuar las funciones de los bancos.
Admite las discusiones generadas acerca de los alcances territoriales del deber de
seguridad; así como que en aquéllos casos que la receptan, ello ha abarcado la entrada al
recinto (con especial relación a los delitos cometidos a la salida de cajeros
automáticos). Por ello, resalta que el hecho que describe el actor acaeció a 20
cuadras de la dirección de la sucursal; de ahí que entiende descabellado la vía hipotética
analizada, pues no puede contemplarse como "ámbito de control" de la entidad bancaria
a la vía pública y a kilómetros de una de sus sedes.
Subraya, que respecto de las "omisiones" que pueden engendrar responsabilidad en los
términos del art.1074, del Código Civil, exige que una norma legal "dispusiere la
obligación de cumplir con el hecho omitido"; la cual no existe en la especie.
Cuenta, que la entidad cumplió con todas las normas de seguridad vigentes para su
operatoria y que conforme los informes de los sectores de seguridad del banco, ante la
ocurrencia del evento que da origen a esta acción, las autoridades policiales
tomaron contacto con la sucursal a los efectos de verificar las grabaciones de los sistemas
de cámaras, las cuales fueron entregadas a la autoridad de prevención, clara
demostración del profesionalismo de la institución bancaria.
IV.- Que, a fs.178/185 se presenta, por apoderado, "Ace Seguros SA", a contestar la
citación en garantía.
Reconoce la existencia de una póliza de seguro vigente a la fecha del supuesto hecho
denunciado por el actor, en virtud de la cual resultaba aseguradora de la demandada.
La parte actora y demanda presentaron su alegato en los términos del artículo 482, del
Código Procesal.
I.- Que, a fs.4/18 se presenta José Luis Olguín, por apoderado, promoviendo
demanda ordinaria por daños y perjuicios contra "BBVU Banco Francés SA", por la suma
de pesos seiscientos doce mil ($612.000), intereses y costas.
Ensaya sus argumentos en los mismos términos que el actor en el expediente acumulado,
describe las secuelas padecidas, enumera los rubros que integran su reclamo, funda su
derecho y ofrece prueba.
II.- Que, a fs.51/82 se presenta "BBVU Banco Francés SA", por apoderado, a oponer
excepción de falta de legitimación pasiva y a contestar demanda en los mismos términos
que en el expediente acumulado de manera que corresponde atribuir a la ley antigua la
regulación de los presupuestos de existencia de esa obligación, así como su
contenido, inclusive la extensión del daño y su avaluación. Luego, no cabe
revalorar el significado jurídico del hecho generador con el prisma de la ley nueva
(CNCiv., en pleno "Rey, Jose J. c/Viñedos y Bodegas Arizu SA", del voto de
la mayoría, del 21/12/1971).
III.- Promueven ambos actores sendas demandas por reparación de los daños y perjuicios
padecidos al ser abordados por delincuentes en la proximidad de las oficinas comerciales
de la empresa en que se desempeñaban, luego de haber efectuado un retiro de
dinero en efectivo de la sucursal bancaria N° 26 de la demandada, ubicada en la
avenida Santa Fe N° 5000, esquina Bompland, de esta ciudad.
V.- De conformidad con el art. 42 del texto constitucional "Los consumidores y usuarios
de bienes y servicios tendrán derecho, en la relación de consumo a la protección de su
salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la
libertad de elección y a condiciones de trato equitativo y justo". Se busca
poner de relieve la persona humana y su necesaria protección en su debilidad,
ligereza, necesidad o inexperiencia. La idea es lograr un amplio espectro que
permita la inclusión de todas las personas alcanzadas por las relaciones de consumo.
El Estado está obligado a proteger a los débiles, a tutelar sus intereses
amparados por la Constitución, sobre todo a través de los Tribunales, y frente a los
fuertes, tiene el deber de vigilar que su libertad no sea una carga para todos.
Como valor jurídico, no puede existir una protección constitucional a expensas
de los derechos fundamentales de otros. Entre las instituciones y conceptos
jurídicos a ser revisados e interpretados de acuerdo a la Parte Primera, Capítulo II (arts.36
a 43) del texto constitucional federal, se encuentra el principio de la autonomía de
la voluntad, y el de la libertad contractual del Estado y de los particulares.
Esta prestación profesional de servicios debe ser interpretada en sentido amplio, como lo
hace el Código de Defensa del Consumidor del Brasil que en su art. 3 párr. 2º se
refiere a cualquier actividad prestada en el mercado de consumo mediante
remuneración, inclusive las de naturaleza bancaria, financiera, de crédito y
aseguradora (conf.Urtubey, Raúl Alberto; Los derechos del consumidor y usuario de
servicios bancarios: un enfoque más amplio de su problemática MJD4700).
Así las cosas, la ley 24.240 es plenamente extensible y aplicable a las operaciones
bancarias, ya que: i) los bancos prestan servicios de naturaleza financiera y no financiera, a
título oneroso; ii) los clientes -personas físicas o jurídicas- consumen esos servicios para
beneficio propio o de su grupo familiar; iii) las operaciones que ofrecen y realizan los
bancos pueden ser activas, pasivas o de servicios, todas las cuales quedan amparadas por
la ley de la materia (conf. BARREIRA DELFINO, Eduardo, Protección del cliente Bancario
, en Ley de Defensa del Consumidor to.II, Picasso-Vazquez Ferreyra, LA LEY, págs.
310 y sgtes.).
VI.- Ahora bien, el problema de la reparación del daño causado a otro constituye
una cuestión de responsabilidad civil, sea que el daño se hubiere originado en el
incumplimiento de un contrato, sea que el daño resulte de la consecuencia de un acto
ilícito.
En cualquiera de esos dos supuestos el autor del daño ha incurrido en una conducta
antijurídica. El concepto de antijuricidad es sinónimo de ilicitud, aunque puede
entendérselo con una mayor comprensión por abarcar no solamente los casos de
violación directa de la ley, sino las hipótesis de infracción del deber impuesto por la
voluntad de las partes en el contrato.
En ese orden de ideas, la ley 26.637 estableció las medidas mínimas de seguridad
que deben adoptar las entidades financieras, de carácter obligatorio, para lo cual
deberán contar en las líneas de cajas y cajeros automáticos con un sistema de
protección con suficiente nivel de reserva, que impida la observación de terceros; así
como también de inhibidores o bloqueadores de señal que imposibiliten el uso de
teléfonos celulares en el interior de las mismas, siempre que no afecten los
derechos de terceros fuera de la sucursal, ni interfieran en otros dispositivos de
seguridad. La autoridad de aplicación de la presente se dispuso fuera el Banco Central de
la República Argentina, con un plazo de 60 días para emitir las normas
reglamentarias que posibiliten su cumplimiento.
Dicho organismo, mediante "Comunicación A 5175", del 24 de enero de 2011 fijó los
plazos máximos para la implementación de tales medidas que, en el ámbito de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, reconocía como límite el 30 de junio de 2011.
De acuerdo entonces con lo hasta aquí expuesto, ninguna duda cabe que el
sistema de seguridad diseñado por la institución bancaria en la sede donde concurrieron
los actores a retirar dinero, no era la adecuada o, por lo menos, se presentaba
insuficiente para garantizar la indemnidad de los usuarios en el marco de las
transacciones allí desarrolladas.
VII.- Para dar respuesta a este interrogante, debemos recordar que el daño cuya
reparación se pretende debe estar en relación causal adecuada con el hecho de la
persona o de la cosa a los cuales se atribuye su producción. Es necesaria la
existencia de un nexo de causalidad pues de otro modo se estaría atribuyendo a una
persona el daño causado por otro o por la cosa de otro. Por ello la relación causal es un
elemento del acto ilícito y del incumplimiento contractual que vincula el daño
directamente con el hecho, e indirectamente con el elemento de imputación subjetiva o
de atribución objetiva. Es el factor aglutinante que hace que el daño y la culpa, o en
su caso el riesgo, se integren en la unidad del acto que es fuente de la obligación de
indemnizar. Es un elemento objetivo porque alude a un vínculo externo entre el daño y
el hecho de la persona o de la cosa.
VIII.- Pues bien como consecuencia de los hechos relatados por los actores en sus
respectivas demandas, reclaman la reparación de: i) “daño físico” ya que “...como
consecuencia del hecho el actor (Olguín) sufre de severo traumatismo de miembro
inferior izquierdo –con secuelas en partes óseas y partes blandas- producto de la
lesión del proyectil recibido, secuelas ligamentarias en la rodilla izquierda, severos
traumatismos y contusiones en piernas y brazos, con heridas cortantes y
escoriaciones varias; producto de la caída sufre asimismo de seria cervicalgia y
lumbociatalgia traumática con compromiso neurológico, daño en la articulación del
hombro derecho y demás escoriaciones...”, y en el caso de Jaroslavsky "...como
consecuencia del hecho...sufre ceguera permanente de su ojo izquierdo -por estallido
del glóbulo ocular-, fractura de maxilar inferior a nivel del ángulo de la rama derecha que
le provoca severa dificultad a la masticación, dolor, parestesias e hipoestesias en
región retronasal y etomidal, hipogeusia, anestesia permanente en arcada
dentaria inferior derecha...severo daño en la articulación del hombro derecho,
secuelas articulares en rodilla. Severo daño neurológico que incluye las pérdidas de la
función del olfato y gusto..."; ii) daño moral y psíquico “...como resultado de las
lesiones y el propio episodio del accidente...vio alterado su equilibrio
psíquico...configurado un hecho traumático gravísimo...”; iii) otros menoscabos todos
relacionados con el lamentable episodio experimentado.
Así las cosas, y como ya fue dicho, en la esfera civil la procedencia de la acción
indemnizatoria no se conforma con la verosimilitud del daño sufrido. Se requiere, además,
que medie relación de causalidad entre el hecho que se le atribuye al demandado y el
daño padecido por quien reclama la indemnización. El juzgador debe arribar a un
razonable grado de convicción respecto de la existencia de un adecuado nexo causal entre
ambos extremos, porque en caso contrario, la pretensión del actor debe ser
rechazada. Todos los fenómenos del mundo jurídico, como los del mundo físico,
están sujetos al principio de causalidad. Pero la realidad social no es simple, sino
compleja, es decir, los hechos no aparecen perfectamente dibujados, pues de
ordinario integran un conjunto o masa de acontecimientos que actúan como
factores determinantes, condicionantes o coadyuvantes de sucesivos fenómenos, y
que se interfieren recíprocamente en sus respectivas derivaciones, de manera de
presentar un panorama borroso que dificulta la apreciación del nexo de causalidad
existente entre los hechos (LLAMBIAS, Tratado de Derecho Civil –Parte General, T.II,
Abeledo Perrot, pág.80). Para este mismo autor, haber sufrido un daño no resulta
título suficiente para pretender la respectiva indemnización, sino que es necesario
establecer el nexo de causalidad entre ese efecto dañoso y el hecho que suscita
la responsabilidad invocada, en la medida que tal hecho "sea el factor por cuyo influjo
ocurrió aquel daño".
IX.-
Creo oportuno reseñar el desarrollo de los acontecimientos vividos el día 09/09/09,
para lo cual citaré la materialidad y participación establecida en el pronunciamiento de
sede represiva. Allí se dijo que “...Los elementos de juicio incorporados al debate son a
nuestro entender suficientes como para tener por fehacientemente acreditado que el día
09/09/09, en horas del mediodía en la Av. Jorge Newbery al 3820/23, el imputado
Ramiro Ezequiel Chávez en connivencia con otros sujetos prófugos y mediante el empleo
de armas de fuego, intentó apoderarse de la suma de $5.000 que momentos
antes Andrés Adolfo Jaroslavsky y José Luis Olguín habían retirado de la Sucursal 26
del Banco Francés, sito en la Avenida Santa Fe al 5000. Para ello, mientras estaban
en el interior de la institución bancaria, Olguín y Jaroslavsky fueron “marcados” por
uno de los cómplices de Chávez, siendo luego seguidos por el imputado y otros
individuos hasta la empresa “Sounch SRL”, ubicada en el sitio ya mencionado,
al que Olguín ingresó mientras el imputado Chávez abordó a Jaroslavsky
empuñando un arma de fuego. Al observar lo que estaba ocurriendo Olguín salió en
defensa del nombrado comenzando un forcejeo con Chávez, oportunidad en la
que otro de los asaltantes abrió fuego que fue repelido por Olguín, generándose
entonces un tiroteo a raíz del que Jaroslavsky resultó seriamente herido en su rostro,
dándose luego a la fuga en dirección a la calle Fraga... Ello surge sin hesitación
de las siguientes evidencias: En principio valoramos la declaración del querellante
Jaroslavski, quien relató exhaustivamente frente al Tribunal...la forma en que fue
abordado por el imputado, quien esgrimiendo un arma de fuego le exigió la entrega
del dinero que habían retirado del banco momentos antes, oportunidad en la que además
le propinó un golpe con el arma en la cabeza, lo que motivó la intervención del otro
querellante, José Luis Olguín, quien se trabó en lucha con el imputado al tiempo que
Jaroslavski se refugiaba en el hall de entrada de la empresa...Agregó Jaroslavsky que
estando allí escucha aproximarse una moto por lo que se asoma y logra derribar
al conductor. Que luego de ello recibió un balazo en el rostro siendo auxiliado por
personal de la firma...A su vez, el querellante Olguín explicó que al regresar del banco
ingresó a la oficina conocida como "Anexo" en el 3823 de la Av. Newbery desde
donde pudo observar a Jaroslavsky en el momento en que era amedrentado por un
hombre armado -el imputado Chávez-. Que por ello, salió con su arma, interponiéndose
entre ambos y logrando tirar al piso al imputado. Agregó que mientras esto ocurría
siente que le disparan de atrás, un tiro que le pegó en la parte trasera de la pierna por lo
que se da vuelta y comienza a tirar con su propia arma, acercándose entonces una moto
de contramano sobre la vereda, cuyo tripulante es empujado por Jaroslavsky y cae de la
moto, sacándose el casco y diciéndole "no me tires", "estoy herido".
Acotó que mientras esto ocurría Jaroslavsky recibió un impacto de bala en el rostro
huyendo los delincuentes con dirección a la calle Fraga...".
Por lo dicho en los acápites previos, resulta claro que la sola existencia del daño -como el
que padecen los actores- no será suficiente para provocar la responsabilidad de la
demandada. Y aquí entran en juego dos cuestiones que deben deslindarse
cuidadosamente: la causalidad material, por un lado; y la causalidad jurídica, por el
otro.
Desde la mencionada perspectiva, pues, sería posible establecer contacto entre los daños
sufridos por los actores y los hechos narrados antes reseñados.
Así las cosas, no cabe duda que el Código Civil (hoy sustituido) adhería a la doctrina de la
causalidad adecuada (art. 906 y concordantes de dicho cuerpo normativo). Esto significa
que se atribuye la categoría de causa jurídica solamente a aquella condición que
generalmente es apropiada para producir el resultado. En este sentido, no todas las
condiciones necesarias de un hecho determinado son equivalentes. Causa de un daño es
solo aquella que, según el curso natural y ordinario de las cosas, es idónea para producir
el resultado. Las demás condiciones, que no producen normal y regularmente ese efecto,
serán sólo condiciones antecedentes o factores concurrentes.
Ahora bien, para realizar el juicio de probabilidad debe atenderse a una regularidad o
habitualidad in abstracto, y no in concreto; pues, de lo contrario, no será posible llevar a
cabo aquel juicio. A este efecto, el juez debe tener en cuenta patrones jurídicos y máximas
de experiencia; reglas que tienen su basamento en el correcto entendimiento humano y
en la observación, tras un conocimiento experimental de las cosas. Juega también su
papel, desde luego, la lógica; lo que significa decir que la resolución a dictarse tiene que
ajustarse a la aplicación de la sana razón.
A la luz de los conceptos expresados, examinado el plexo probatorio, especialmente la
causa penal y los diferentes testimonios brindados, llego a la conclusión de que el
incumplimiento que se le achaca a la entidad bancaria, esto es la omisión de medidas
adecuadas de seguridad, no puede ser calificado como causa jurídica del daño cuya
reparación aquí se reclama. Antes bien, ha sido el obrar antijurídico de los delincuentes el
que se erige como elemento o condición material desencadenante de los daños, además
de la participación activa de Olguín en el desarrollo de los acontecimientos.
Podría, eventualmente, pensarse que el hecho del robo puede conectarse con el
incumplimiento de la entidad bancaria y entonces sí habría una causalidad mediata, ya
que el grado de aptitud o idoneidad del primero hecho con el segundo para ser
reputado causa del resultado, se hallaba dentro de las previsiones en abstracto.
Empero, reitero, en este caso particular, lo que no pudo haberse previsto empleando la
debida atención es que el Sr. Olguín saliera en defensa del Sr. Jaroslavsky empuñando un
arma de fuego generando un intercambio de disparos con los delincuentes. Desde esa
óptica, el resultado dañoso, atento el modo en que se generó, escapa a toda
previsibilidad, porque corresponde a hechos que sobrevienen inesperadamente en el
proceso causal e interrumpen su normal desarrollo (conf. BUSTAMANTE ALSINA,
ob.cit., pág.267).
X.-
XI.-
FALLO: