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El silencio de los borregos

Avieso Huesoabril 12, 2018Vistas 783

Bienvenido al futuro, la era de lo políticamente correcto, los eufemismos


hipócritas y la manipulación contagiosa.
Corderos clonados por Inditex, alimentados de cosas sin gluten ni alma, yendo
a currar felices aunque ni nos paguen, gobernados por corruptos que
hipotecados por su pasado, roban nuestro presente y alquilan el futuro. Nos
amordazan y salen reelegidos. Enganchados a redes sociales, regalamos
nuestros datos a cambio de que nos recuerden cuales son nuestros deseos
inducidos. Enfocados por programas de televisión que nos venden medias
verdades, logrando que sea el futbol motivo de más levantamientos que la
quema del pulmón del mundo.

George Orwell y Aldous Huxley han caducado como profetas, hoy son los
influencers del poder. Ni siquiera es necesario escoger, aceptamos con un like
lo peor de ambas distopías:

Ningún prole queda al margen del Partido, ya no queda ningún salvaje en las
Reservas.
Hacemos follow al Gran Hermano y lo alimentamos con nuestros juguetes
sobretecnológicos programados con obsolescencia.
El soma no ha sustituido a la religión y la droga, ni siquiera es gratis hay que
abonar una tarifa plana.
Incorporamos diariamente perversos vocablos dignos de la neolengua como
hechos alternativos, daños colaterales, desaceleración, globalización,
emprendedor, capacidades especiales, becario, etc, .
Han anulado tanto nuestro potencial que ni se esfuerzan en cambiar la
historia, preferimos Annunakis, reptilianos y ancestrales albañiles alienígenas
a un aburrido documental.

¿Manipulación inconsciente? ¿Cuánto y cómo habrán jugado con nosotros?


¿Qué métodos usaran para que unos pocos pisoteen a la inmensa mayoría sin
que esta se rebele?

Desde Zoowoman hemos tratado de recopilar una pequeña selección de obras


sobre manipulación conductual, experimentos sociológicos, roles de poder,
supervivencia, juegos mentales, estrategias de dominación. Puede que no
respondan a nada, pero no deja de ser interesante cuestionarse a uno mismo,
plantearse cual sería nuestro proceder en situaciones extremas, si somos tan
íntegros y fuertes como nos creemos ¿Qué elegimos, pastilla roja o pastilla
azul? ¿Libertad o felicidad?

¿Qué planes estarán trazando para nuestro futuro? ¿Hemos aprendido algo de
sus tejemanejes recientes? ¿Ha cambiado algo desde última desaceleración
económica? Collapse (2009), La doctrina del shock (2009), Inside Job (2010),
La guerra que usted no ve (2010), El peso de las cadenas (2010), Libre te quiero
(2012), son algunos documentales destacables de la primera hornada mundial
indignada.

Las sociedades libres y abiertas no son inmunes al atractivo de ideologías


autoritarias y dictatoriales, al fin y al cabo están formadas por individuos de
mentalidad neotribalista. Tristemente basado en un caso real, la maleabilidad
mental del ser humano queda al descubierto en La ola (2008), o en Ha vuelto
(2015) donde la espeluznante realidad flirtea con la ficción totalitaria.

Migajas de poder aderezadas con un mínimo de impunidad, receta perfecta


para el soborno moral. Es preocupante la obediencia ciega que padecemos la
mayoría de la población, como acatamos órdenes aunque estas vayan en
contra de nuestra ética personal, en el documental El juego de la guerra (1965)
plagian El experimento Milgram (1961) demostrando lo perturbador de este
altísimo porcentaje. Lo triste es que ni siquiera hace falta un superior que dicte
las órdenes, basta con ocupar un escalafón supuestamente superior; ni una
semana duró El experimento de la cárcel de Stanford (1971) antes de que se
les fuera de las manos, este despropósito es recreado en El experimento
(2001) y El experimento (2010).

Reparten palos y zanahorias entre los monos, para que siga rodando este circo
donde crece el más enanos y los cerdos andan a dos patas Rebelión en la
granja (1954). Tan programados estamos que incluso unas “inocentes”
criaturas en el paraíso repetirían nuestros mismos errores El señor de las
moscas (1963), El Señor de las Moscas (1990)

Y es que saben que el peor enemigo somos nosotros mismos, de no ser por
las convenciones sociales y sus consecuencias nos devoraríamos, aunque en
ocasiones un comportamiento ético y civilizado no exime de tomar ciertas
decisiones After the Dark (The Philosophers) (2013). Podría ser simplemente
por un precio 13 Tzameti (2005). ¡Qué narices! Como muestra la saga Cube, de
una forma más sofisticada, un pedo en un ascensor sería suficiente para liar
una escabechina Cube (1997), Cube 2: Hypercube (2002), Cube Zero (2004).

Las corporaciones-estado están atentas a como está configurado nuestro


cerebro, financian investigaciones e implementan métodos con los que
hacernos salivar a su antojo cual perro de Pavlov. Con el objetivo de encontrar
al ejemplar más apto para un puesto de trabajo, someten a los candidatos a
crueles pruebas colectivas eliminatorias, puro darwinismo corporativo donde
demuestren su implicación con la empresa, grado de superación, capacidad de
adaptación, cooperación, resistencia a la frustración y demás cualidades de
lacayo, la selección del más sumiso. Añade a tu currículum El método (2005),
Examen (2009), The Belko Experiment (2016) o The Killing Room (2009),
porque ya lo dice el nombre, somos solo un recurso (y encima barato)
Recursos humanos (1999).
Lo lacerante es que lo han logrado sin las contrapartidas de la esclavitud, si al
menos fuésemos esclavos tendríamos techo, comida y un amo que cuidaría de
su propiedad; pero nos contratan por horas, nos queman y nos echan a la calle
por un sueldo que apenas da para la hipoteca. Stico (1985) argumenta sobre la
dignidad del esclavo clásico frente a la servidumbre moderna.

Lo poco que ahorramos es para reponer ese electrodoméstico que se ha


averiado en el momento más inoportuno Comprar, tirar, comprar (2010), seguir
los dictados de la moda El hombre del traje blanco (1951), pagar el cable
Videodrome (1983), pillarnos el juguetito de moda Los sustitutos (2009) o
tratar de satisfacer cualquier otro deseo tangencial inducido. Nos hipotecamos
para comprar el fruto de nuestro propio sudor, en una espiral consumista que
centrifuga el dinero a sus bolsillos, cuando ya hace casi 90 años lo tenían claro
en Viva la libertad (1931). ¡Qué trabajen los robots, qué tienen pecho-lata!

Nuestros sentidos se embotan como defensa ante la sobredosis de publicidad,


pero esta evoluciona continuamente infestando cada hueco, la nueva religión
es el estilo de vida que nos imponen. Prepárate para el siguiente nivel con
Paranoia 1.0 (2004), Están vivos (1988) o Código oculto – Branded (2012).

Cuadriculadas ratas teledirigidas encerradas en múltiples cajas de Skinner, del


cubículo de oficina a las cuatro paredes del minipiso en latas de cuatro ruedas,
conectamos la caja catódica para “desconectar” y nos dejamos mimar por la
cadena que más nos reconforta con sus mentiras o la que más barato se
prostituya con la audiencia, cualquier cosa con tal de llamar la atención como
ya elucubraban en Network, un mundo implacable (1976). Se puede rizar el rizo
observando otras ratas encerradas en la caja Gran Hermano 2.0 u otro reality
del tipo “solo puede quedar uno, que gane el peor”. Ya los han abandonado en
una isla, desnudado literalmente, casado con desconocidos, subastado
órganos, … no es tan descartable o descabellado la posibilidad de llevar el
vouyerismo televisivo hasta el ultimo escalafón: el enfrentamiento por la
propia vida. Podemos disfrutar desde la ficción la evolución de este popular
entretenimiento, empezando con la versión suicida de Mira quien baila Danzad,
danzad malditos (1969), la testosterona ochentera de Perseguido (1987), la
sangrienta y bizarra Battle royale (2000) o la ñoña palomitera Los Juegos del
hambre (2012).

¿Corderos felices de ir al matadero? Hemos tratado de ofrecer una alternativa


positiva a tanto estímulo audiovisual negativo. Si conocéis más películas
relacionadas con el tema añadidlas en comentarios, estaremos encantados de
visualizarlas y añadirlas a la lista.

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