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Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza (Tissot, 1896-1902).1


Según la tradición judía y cristiana, el arca de la Alianza era
un cofre sagrado ubicado en el Lugar Santísimo (en hebreo,
Kodesh ha-Kodashím) del Tabernáculo, que más tarde se
colocó en el Templo construido por Salomón. Se hizo por
mandato de Yahveh y según su diseño.
Según narra el Libro del Éxodo de la Biblia, dicho cofre
contenía las Tablas de la Ley: tablas de piedra en las cuales
figuraban inscritos los Diez Mandamientos que Dios entregó a
Moisés en el Monte Sinaí.
Los autores de la Biblia emplearon más de veinte expresiones
diferentes para referirse al arca, siendo las más comunes: “el
arca de la Alianza” (heb. ʼaróhn hab·beríth; gr. ki·bō·tós tēs
di·a·thḗ·kēs; Jos 3:6; Heb 9:4) y “el arca del testimonio” (Éx
25:22), expresiones que no son privativas de ningún escritor
en particular y que se usan indistintamente. También es
conocida como arca del Convenio, o arca del Pacto
(hebreo: ‫)ארון הברית‬, nombrada también como arca de
Yahveh.
Modelo y diseño

Réplica del Arca de la Alianza, realizada por la empresa


Hasbro
Lo primero que Yahveh le detalló a Moisés cuando le dio las
instrucciones para construir el tabernáculo fue el modelo y el
diseño del arca, dado que iba a ser el objeto principal y más
importante no solo del tabernáculo, sino también de todo el
campamento de Israel. El cofre en sí mismo medía 2,5 codos
de largo, 1,5 de ancho y 1,5 de alto (111 cm. × 67 cm. ×
67 cm.), y estaba hecho de madera de acacia, revestido de
oro puro tanto por dentro como por fuera. Coronaba el arca
un artístico “borde de oro” en forma de guirnalda “sobre
ella [...] en derredor”. La segunda parte del arca, su cubierta,
estaba hecha de oro macizo, no meramente de madera
revestida, y tenía la misma longitud y anchura que el cofre.
Sobre esta cubierta había montados dos querubines de oro
de labor a martillo, uno a cada extremo de la cubierta, con sus
rostros vueltos el uno hacia el otro, las cabezas inclinadas y
las alas extendidas hacia arriba “cubriendo la cubierta
protectoramente”. (Éx 25:10, 11, 17-22; 37:6-9.) A esta
cubierta también se la conocía como “el propiciatorio”, o
“cubierta propiciatoria”. (Éx 25:17; Heb 9:5, nota; véase
Propiciatorio.)
Para transportar el arca, se suministraron largos varales,
hechos también de madera de acacia revestida de oro e
insertados a través de dos anillos de oro a ambos lados del
cofre. Como estos varales no se debían quitar de sus anillos,
nunca había necesidad de que los portadores del arca la
tocaran. En las esquinas había cuatro patas, “patas para
caminar, patas flexionadas como para caminar”, para que
no se apoyase directamente en el suelo, aunque no se sabe
qué altura tenían. (Commentary on the Old Testament, de
C. F. Keil y F. Delitzsch, 1973, vol. 1, “The Second Book of
Moses”, pág. 167.) Parece que los anillos estaban montados
justo por encima de las patas, o quizás sobre ellas mismas.
(Éx 25:12-16; Nú 4:5, 15; 1Re 8:8; 1Cr 15:15.)
Ceremonia de inauguración y uso
Bezalel y los hombres de corazón sabio que le ayudaban se
apegaron a las instrucciones explícitas recibidas y
construyeron el arca con los materiales que el pueblo había
contribuido. (Éx 35:5, 7, 10, 12; 37:1-9.) Un año después del
éxodo, finalizado y erigido el tabernáculo, Moisés puso dentro
del arca las dos tablas de la Ley. (Deuteronomio 10:1-5
menciona que durante unos pocos meses, desde el momento
en que Moisés recibió las tablas de la Ley en la montaña
hasta que se trasladaron al arca construida por Bezalel,
estuvieron guardadas en un arca provisional de madera de
acacia hecha con ese fin.) Seguidamente, Moisés introdujo
los varales por los anillos del arca, le colocó la cubierta y la
llevó al tabernáculo. Una vez allí, puso en su lugar la pantalla
que separaba el Santo del Santísimo y después, como parte
de la ceremonia inaugural, ungió con aceite el arca y todos
sus utensilios. A partir de entonces, siempre que los
sacerdotes desmontaran el tabernáculo para levantar el
campamento, emplearían la misma pantalla divisoria, además
de una cubierta de pieles de foca y una tela azul, para cubrir
el arca con el fin de impedir que el pueblo la mirase ‘por el
más mínimo momento, y por lo tanto muriese’. (Éx 40:3, 9,
20, 21; Nú 3:30, 31; 4:5, 6, 19, 20; 7:9; Dt 10:8; 31:9; véase
Tabernáculo.)
El arca hacía las veces de archivo sagrado para conservar
ciertos artículos que servían de recordatorio o testimonio. Las
dos tablas del Testimonio o los Diez Mandamientos eran su
principal contenido. (Éx 25:16.) También se guardó en ella
una “jarra de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que
echó botones”, pero más tarde, en algún momento anterior a
la construcción del templo de Salomón, se sacaron de ella.
(Heb 9:4; Éx 16:32-34; Nú 17:10; 1Re 8:9; 2Cr 5:10.) Poco
antes de morir, Moisés dio una copia del “libro de la ley” a los
sacerdotes levitas y les dijo que la deberían guardar,
no dentro, sino “al lado del arca del pacto de Yahveh su
Dios, [...] de testigo contra ti”. (Dt 31:24-26.)
Símbolo de la presencia de Dios

Réplica del Arca de la Alianza en el Royal Arch Room del


George Washington Masonic National Memorial.
El arca representó durante su existencia la presencia de Dios,
quien prometió: “Allí ciertamente me presentaré a ti, y hablaré
contigo desde más arriba de la cubierta, desde entre los dos
querubines que están sobre el arca del testimonio”. “En una
nube apareceré encima de la cubierta.” (Éx 25:22; Le 16:2.)
Samuel escribió que Yahveh ‘estaba sentado sobre los
querubines’ (1Sa 4:4), de ahí que estos sirvieran como “la
representación del carro” de Yahveh. (1Cr 28:18.) Por lo
tanto, “siempre que Moisés entraba en la tienda de reunión
para hablar con Yahveh, entonces oía la voz que conversaba
con él desde más arriba de la cubierta que estaba sobre el
arca del testimonio, de entre los dos querubines; y le
hablaba”. (Nú 7:89.) Más tarde, Josué y el sumo sacerdote
Finehás también inquirieron de Yahveh delante del arca. (Jos
7:6-10; Jue 20:27, 28.) Solo al sumo sacerdote le estaba
permitido entrar en el Santísimo y ver el arca un día al año,
aunque no con el propósito de comunicarse con Yahveh, sino
para llevar a cabo la ceremonia del Día de Expiación. (Le
16:2, 3, 13, 15, 17; Heb 9:7.) La presencia de Yahveh
representada por el arca resultó en que el pueblo de Israel
disfrutase de otras bendiciones. Cuando el pueblo levantaba
el campamento, la costumbre era que el arca y la nube de
Yahveh fuesen delante. (Nú 10:33, 34.) Así, al tiempo de
cruzar el Jordán, Yahveh detuvo el caudal del río cuando los
sacerdotes que llevaban el arca pisaron las aguas de la orilla,
y de ese modo se les permitió cruzar por el cauce seco. (Jos
3:1–4:18.) Asimismo, en la marcha alrededor de Jericó, un
contingente militar iba delante, seguido de siete sacerdotes
que tocaban el cuerno; luego iba el arca y por último, las
fuerzas de retaguardia. (Jos 6:3-13.) La victoria alcanzada en
Jericó contrasta con la derrota que tiempo atrás habían
experimentado, cuando un grupo de rebeldes intentó
temerariamente iniciar la ocupación de la Tierra Prometida,
contraviniendo las instrucciones divinas y sin que ni ‘el arca
del pacto de Yahveh ni Moisés se hubiesen movido de en
medio del campamento’. (Nú 14:44, 45.) Hasta los filisteos, un
pueblo enemigo, percibieron la presencia de Yahveh cuando
el arca estuvo en el campo de batalla. Atemorizados, gritaron:
“‘¡Dios ha entrado en el campamento [de Israel]!’ [...] ‘¡Ay de
nosotros, porque una cosa como esta nunca antes ha
sucedido! ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos salvará de la mano de
este majestuoso Dios? Este es el Dios que fue golpeador de
Egipto con toda suerte de matanza en el desierto’”. (1Sa 4:6-
8.)
La presencia de Yahveh siguió haciéndose manifiesta cuando
los filisteos se apoderaron del arca y se la llevaron a Asdod
para colocarla junto a la imagen de Dagón. Aquella noche, la
imagen de ese dios cayó rostro a tierra; a la noche siguiente,
la estatua cayó de nuevo delante del arca y quedó con la
cabeza y las palmas de las manos separadas del cuerpo. En
el transcurso de los siete meses siguientes, el arca fue
pasando de una ciudad filistea a otra, y según pasaba,
plagaba a los filisteos con hemorroides, y dejó a Eqrón
sumida en “una confusión mortífera”, hasta que finalmente fue
devuelta a Israel, junto con la ofrenda por la culpa requerida.
(1Sa 5:1–6:12.)
La relación del arca con la presencia de Yahveh exigía que se
la tratase con el debido respeto y la más alta consideración.
Debido a esto, tanto al ponerse en marcha el arca como al
posarse, Moisés pronunciaba expresiones de alabanza a
Yahveh. (Nú 10:35, 36.) Por otra parte, tal fue la impresión
que causó en el sumo sacerdote Elí oír que los filisteos se
habían apoderado del arca, que perdió el equilibrio, cayó de
espaldas y se desnucó. Por el mismo motivo, cuando su
nuera estaba en la agonía de la muerte, dijo: “La gloria se ha
ido de Israel al destierro, porque el arca del Dios verdadero
ha sido tomada”. (1Sa 4:18-22.) Posteriormente, el rey
Salomón afirmó: “Los lugares a los que ha venido el arca de
Yahveh son cosa santa”. (2Cr 8:11.) El arca no era un
amuleto mágico, su sola presencia no garantizaba el éxito;
más bien, las bendiciones de Yahveh dependían de la
condición espiritual y de la obediencia fiel de los que la
poseían. Por esta razón, los israelitas, acaudillados por
Josué, sufrieron una derrota en Hai debido a su infidelidad, a
pesar de que el arca estaba en el campamento. (Jos 7:1-6.)
De manera similar, aunque los israelitas estaban confiados
porque el arca se hallaba entre sus fuerzas de combate, los
filisteos mataron a 30.000 soldados de Israel y hasta se
apoderaron de ella. (1Sa 4:1-11.) La recuperación del arca de
manos de los filisteos fue una ocasión de gran regocijo, en la
que se ofrecieron sacrificios y se expresaron gracias, lo que
no impidió que Yahveh ‘derribara al pueblo con gran
matanza’. ¿Por qué? “Porque habían mirado el arca de
Yahveh”, una violación de su mandato expreso. (1Sa 6:11-21;
Nú 4:6, 20.) No se sabe con exactitud cuántos murieron en
esa ocasión. El texto masorético dice: “De modo que derribó
entre el pueblo a setenta hombres —cincuenta mil hombres—
”. Esta construcción tan ambigua hace pensar que la
expresión “cincuenta mil hombres” es una interpolación. La
Versión Peshitta siriaca y una versión arábiga dicen que
fueron derribados “cinco mil setenta hombres”. El Targum de
Jonatán relata: “Y él derribó a setenta hombres entre los
ancianos del pueblo, y a cincuenta mil entre la congregación”.
La Versión de los Setenta dice que “él derribó a setenta
hombres entre ellos, y a cincuenta mil de los hombres”,
mientras que Josefo menciona solo a setenta hombres.
(Antigüedades Judías, libro VI, cap. I, sec. 4.)
Lugares donde se guardó el arca
El arca no se guardó en un lugar permanente hasta que se
erigió el templo de Salomón. Cuando se completó la mayor
parte de la conquista del país (c. 1467 a. E.C.), se trasladó a
Siló, donde al parecer permaneció (con la excepción del
tiempo que estuvo en Betel) hasta que la capturaron los
filisteos. (Jos 18:1; Jue 20:26, 27; 1Sa 3:3; 6:1.) Una vez
recuperada, y de nuevo en el territorio de Israel, estuvo
primero en Bet-semes y después en Quiryat-jearim, donde
permaneció unos setenta años. (1Sa 6:11-14; 7:1, 2; 1Cr
13:5, 6.)
Según el texto masorético, 1 Samuel 14:18 dice que durante
los enfrentamientos del pueblo de Israel con los filisteos, el
rey Saúl pidió al sumo sacerdote Ahíya que llevase el arca al
campamento. Sin embargo, según la Septuaginta, Saúl le dijo
a Ahíya: “‘¡Acerca el efod!’ (Porque él llevaba el efod en aquel
día delante de Israel.)”.
David tenía el buen deseo de trasladar el arca a Jerusalén,
pero el procedimiento que escogió en el primer intento
provocó un desastre. En lugar de transportar el arca con los
varales sobre los hombros de los levitas qohatitas, de
acuerdo con las instrucciones conocidas, permitió que la
colocasen sobre un carruaje. Las reses que tiraban del carro
estuvieron a punto de ocasionar un vuelco, y Uzah fue partido
por un rayo por agarrar el arca, una acción que la ley divina
condenaba explícitamente. (2Sa 6:2-11; 1Cr 13:1-11; 15:13;
Nú 4:15.)
Por fin fue trasladada a Jerusalén, transportada como era
debido por los levitas (1Cr 15:2, 15), y allí estuvo guardada en
una tienda durante el resto del reinado de David. (2Sa 6:12-
19; 11:11.) Los sacerdotes quisieron llevársela cuando
huyeron con motivo de la rebelión de Absalón, pero David
insistió en que permaneciera en Jerusalén, pues confiaba en
que Dios les permitiría a todos regresar indemnes. (2Sa
15:24, 25, 29; 1Re 2:26.) Él anhelaba construir una casa para
poner en ella el arca, pero Dios postergó su edificación hasta
el reinado de Salomón. (2Sa 7:2-13; 1Re 8:20, 21; 1Cr
28:2, 6; 2Cr 1:4.) Fue entonces, con motivo de la dedicación
del templo, cuando se trasladó el arca de la tienda en la que
se hallaba en Sión al Santísimo del templo, que se había
edificado sobre el monte Moriá, donde fue colocada bajo la
sombra de las alas de dos grandes querubines. El arca fue la
única pieza de todo el mobiliario que había estado en el
tabernáculo que se llevó al templo de Salomón. (1Re 6:19;
8:1-11; 1Cr 22:19; 2Cr 5:2-10; 6:10, 11; véanse El templo de
Salomón; Querubín.)
La única referencia histórica al arca del pacto posterior a
Salomón es de 642 a. E.C. —unos novecientos años después
de su construcción—, y se halla en 2 Crónicas 35:3, donde se
lee la orden del rey Josías de que el arca se colocase de
nuevo en el templo. Sin embargo, no se dice cómo llegó a
estar fuera de él. Josías había ascendido al trono después de
algunos reyes particularmente apóstatas, uno de los cuales
había introducido una imagen tallada en la casa de Dios, por
lo que es posible que uno de estos reyes inicuos sacase el
arca de su lugar. (2Cr 33:1, 2, 7.) Por otra parte, bajo el
patrocinio de Josías se había llevado a cabo en el templo un
amplio programa de reformas, así que cabe la posibilidad de
que durante las obras se trasladase el arca a otro lugar con el
fin de evitar que sufriese algún desperfecto. (2Cr 34:8–35:19.)
No se hace ninguna mención de que el arca se llevase a
Babilonia, y ni siquiera figura en la lista de los artículos que se
sacaron del templo, ni se menciona que fuese devuelta y
colocada en el templo que reconstruyó Zorobabel ni que se
reemplazase por otra. No se ha llegado a saber cuándo
desapareció ni en qué circunstancias. (2Re 25:13-17; 2Cr
36:18; Esd 1:7-11; 7:12-19.) Jeremías predijo el tiempo en
que el arca del pacto ya no existiría, pero indicó que no se la
echaría de menos y que no perjudicaría a los adoradores de
Dios el no tenerla. En cambio, ‘llamarían a Jerusalén el trono
de Yahveh’. (Jer 3:16, 17.) En el Apocalipsis, Juan dice: “Se
vio en el santuario de su templo [en el cielo] el arca de su
pacto”. (Apocalipsis 11:15, 19.)
Simbología judía
El arca del pacto o alianza, era un icono donde la presencia
de Dios mismo residía. Los antiguos hebreos le tenían tal
reverencia al arca que su morada era el lugar Santísimo del
tabernáculo de Dios, a donde nadie podía entrar sino el Sumo
Sacerdote una vez al año portando incienso, sangre de
cordero sobre sí y sobre todo estando libre de pecado, para
no perecer a causa de la Presencia de Dios.
Albergando la palabra de Yaveh, las sinagogas poseen un
cofre denominado hejal, que es donde se preservan los rollos
de la Torá y el cual simboliza el arca de la Alianza.

Relieve con el Arca de la Alianza, siglo III-IV. Sinagoga de


Cafarnaúm, Israel

El Arca de la Alianza en tiempos de Saúl, capturada por


los filisteos y presentada ante su templo, 244. Fresco.
Dura Europos, Siria

Miscelánea hebreo-francesa, c. 1278-98. La página de la


izquierda, folio 522a, presenta un medallón con los
implementos del Tabernáculo, entre los que se destaca el
Arca de la Alianza.

Michel Wolgemut, xilografía. Crónicas de Núremberg,


1493, f. 31v

David danzando ante el Arca de la Alianza. Fresco por


Francesco Salviati. Sala de Audiencias, Palacio Sacchetti,
Roma

"El Arca de Dios es introducida en el Templo". Les très


riches heures du Duc de Berry, 1412-14, fol. 29r . Musée
Condé, Chantilly.
Representación de Moisés y Josué, arrodillados ante el arca.
Historia del arca

Transporte del Arca de la Alianza. Relieve. Catedral de Auch

El arca cubierta es portada por sacerdotes levitas con varas


de oro, mientras otros sacerdotes hacen sonar las trompetas
durante el asedio de Jericó. Grabado, siglo XVIII.
David llevando el arca a Jerusalén.
Existen desacuerdos sobre la exactitud de la
información en este artículo o sección.
En la página de discusión puedes consultar el debate al
respecto.
La Biblia indica que el arca fue mandada construir por Moisés
y su diseño ordenado según Dios lo había dispuesto; fue
usada en la conquista de Canaán y con ella Josué consiguió
abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con
el arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó,
que cayó luego en poder de dicho caudillo.
El arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel,
sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se
cuenta acerca del arca de Dios. Durante una cruenta guerra
contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el
objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de
una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también
murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los
filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a
un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de
aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el
momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua
del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches
consecutivas postrado delante del arca, sólo que la segunda
vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de
estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los
filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habían dejado
que el arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas.
Después los animales pararon en Bethsames: varios
habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente
que dieron al objeto sagrado.
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado
en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con
un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión. Sin
embargo, de camino a Sión había ocurrido un accidente: Uza,
un encargado del arca, quiso sostenerla en un momento de
bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la
dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente,
desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo
de Salomón en tiempos de su reinado en Jerusalén.
Luego, desde que Nabucodonosor II, rey de Babilonia, invadió
Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los
objetos valiosos del mismo, el arca previsoriamente fue
llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la
invasión y posterior deportación de los judíos. Precisamente -
en ese tiempo de la destrucción del Templo- Jeremías es el
profeta ungido responsable de hablar. Según el registro de los
Macabeos, Jeremías tomó el arca -lo cual representaba el
trono de Dios- para ocultarla en el Monte Nebo:
Leamos en 2 Macabeos 2:4-8 (este libro solo aparece en la
biblia con el canon alejandrino)
"El profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo
la tienda y el arca; y cómo salió hacia el monte donde Moisés
había subido para contemplar la heredad de Dios. Y cuando
llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí
metió la Tienda, el arca y el altar del incienso, y tapó la
entrada. Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar
el camino, pero no pudieron encontrarlo. En cuanto Jeremías
lo supo, les reprendió diciéndoles: "Este lugar quedará
desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y
le sea propicio. El Señor entonces mostrará todo esto; y
aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en
tiempo de Moisés, cuando Salomón rogó que el Lugar fuera
solemnemente consagrado".
Jeremías diría que esa arca, el antiguo "trono de Dios",
perdería importancia espiritual y sería sustituida por la
presencia de Dios entre su pueblo:
"Y sucederá que en aquellos días... -declara el Señor- no se
dirá más: "arca del pacto del Señor"; no les vendrá a la mente
ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de
nuevo. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: "Trono del
Señor"; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a
causa del nombre del Señor; y no andarán más tras la
terquedad de su malvado corazón." (Jeremías 3:16-17)
"Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su
pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces,
truenos, un terremoto y gran granizo."
(Revelación/Apocalipsis 11:19)
Ubicación actual del Arca
Actualmente existen diversas teorías sobre la ubicación actual
del arca de la Alianza. Entre ellas destacan las cinco más
conocidas, las cuales se citan a continuación:
Oculta en el Monte Nebo
El Libro II de los Macabeos, cap. 2, ver. 4-10), contiene
referencia de unos escritos que mencionan que el profeta
Jeremías siendo advertido por Hashem(Di-s)" antes de la
invasión babilónica, movió el arca desde el Templo, y la hizo
enterrar en una cueva del Monte Nebo.
En este sentido, cabe mencionar que, a partir de esta
ubicación, existen numerosas teorías o historias "no
probadas" y sin fundamento serio, que postulan que
posiblemente habría sido encontrada e incluso posiblemente
llevada a algún otro lugar.
Llevada a Zimbabue
La tribu africana Lemba, la cual presume de ascendencia
israelita,[cita requerida] ha afirmado en sus tradiciones que sus
antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron
consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o "la
voz de Dios", la cual estuvo un tiempo escondida en una
cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual
hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra
actualmente.2 3 4
A partir de ello, el investigador Tudor Parfitt, que tiene un
enfoque literalista de la historia bíblica, postula en su
investigación que el Ngoma lungundu está relacionada con el
arca. Su hipótesis se basa en que el objeto descrito por el
pueblo Lemba posee atributos similares al arca, tales como
que el Ngoma lungundu es de tamaño parecido, que fue
trasladado sólo por los sacerdotes, que no se le permitió tocar
el suelo, que fue venerado como una voz de su Dios, o que
se utilizó como un arma de gran poder.
Parfitt analizó este artefacto con radio-carbono, datándolo en
una fecha aproximada al año 1350, lo que coincidió con el
repentino final de la Gran Zimbabue.5 Parfitt sugiere que la
Ngoma lungundu que se encontró, es la descendiente de la
bíblica arca, y que ésta fue reconstruida a través de la
historia. Parfitt ofrece la sugerencia de que el arca bíblica, al
igual que la Ngoma lungundu, era una estructura de madera
cubierta con un pedazo de cuero, y que siempre ha sido un
tambor, así como un arma de algún tipo, al igual que el
Ngoma. Sin embargo, esta última hipótesis es rechazada por
otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser probada.
Guardada en una iglesia de Etiopía
En 1989, un periodista británico, Graham Hancock, aseguró
que la legendaria arca perdida no se encontraba perdida sino
a salvo en un templo de Etiopía. Posteriormente han
aparecido pruebas arqueológicas que han sustentado esta
teoría. Esta teoría se basa en relatos pertenecientes a la
iglesia cristiana Copta en Etiopía, que indican que el arca de
la Alianza habría sido trasladada secretamente hacía más de
1000 años. (650 a. C.).

La Capilla de las Tablas en la Iglesia de Nuestra Señora de


Sion, según la tradición etíope, alberga el arca de la Alianza.

Modelo 3d del arca de la Alianza. basado en el boceto del Dr.


J.O. Kinnaman.
Detalle de la guirnalda que adorna la tapa.
Cuenta el libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, que en
tiempos de Salomón, la Reina de Saba visitó Jerusalén
atraída por la sabiduría de su Rey. La Reina de Saba
comenzó a ejercer una irresistible atracción sobre el hijo de
David, quien pese a sus riquezas e inteligencia no lograba
seducir a la bella soberana. Llegaba la hora de su partida a
Saba y Salomón consiguió arrancarle una promesa: que en el
caso de que se llevase consigo algún bien preciado del reino,
consentiría a cambio yacer con él una sola noche. La víspera
del viaje, Salomón ofreció a su invitada una cena de
exquisitos manjares. Astutamente ordenó que se sazonaran
con abundante sal y picantes especias. Tras los postres, la
reina tuvo que beber abundante agua para calmar la sed.
¡Qué bien es el más preciado sino el agua! Rota la promesa,
la reina de Saba cumplió y de aquella única unión nació
Menelik I, futuro rey de Etiopía. Relatos indican que años más
tarde el joven Menelik fue enviado para recibir educación a
casa de su padre en Jerusalén. Pocos años después, a pesar
de los esfuerzos de Salomón para que su hijo se quedara,
Menelik regresó a Etiopía. La tradición cuenta que, seducido
por sus ayudantes, se llevó consigo el arca (algunas teorías
postulan que para poder llevarse el arca existió un posible
cambio del arca original por el de una copia del arca que
Menelik debía llevarse; siendo posiblemente que esa copia
sea el arca que se dice fue ocultada en Jordania; otras
teorías, en cambio, postulan la posible existencia de dos
arcas originales o que tenían la misma importancia, en donde
en cada una se guardó posiblemente una de las Tablas de la
Ley, siendo una de ellas la que fue llevada a Etiopía).
Posteriormente los relatos indican que permaneció
primeramente en un templo en la isla de Elefantina cerca del
río Nilo. Luego se relata cómo el arca de la Alianza habría
sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de
Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago
Tano), donde permaneció durante 800 años.
Los relatos señalan que pasado estos 800 años, el rey Ezana
de Etiopía decidió trasladar el arca a Axum, siendo finalmente
guardada en la Iglesia de Nuestra Señora de Sion. Según los
etíopes, es el lugar en donde hasta hoy en día aún
permanece y es cuidada por un sacerdote. Este sacerdote,
según sus tradiciones, sería un descendiente de uno de los
levitas, quienes ayudaban a trasladar y cuidar el arca en sus
viajes. Este sacerdote es la única persona a quien se le
permite ver el arca de la Alianza guardada en la iglesia de
Nuestra Señora de Sion, al igual que ocurría con los levitas
según la tradición judía; es por ello que no se ha podido
ratificar su permanencia real en esta iglesia, aunque todas las
pruebas arqueológicas indicarían que esta teoría sería
auténtica.[cita requerida] Entre las variadas pruebas arqueológicas,
hay reliquias pertenecientes al pueblo judío de la época del
arca, y que pertenecerían al templo de Jerusalén.[cita requerida]
Esta última teoría además se sustenta en que extrañamente
el arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en
Etiopía: cada uno de los 20.000 templos de Etiopía contiene
una réplica del arca de la Alianza. El libro sagrado de Etiopía,
el Kebra Nagast cuenta la historia del traslado del arca,
gracias a Menelik I. Cuando el Rey Salomón se dio cuenta del
robo pensó en enviar un ejército a perseguir a su hijo, pero él
también soñó que era la voluntad de Dios y mantuvo la
desaparición del arca en secreto. La versión respecto a
Makeda y Salomón, en la tradición judío ortodoxa de la
falasha de Etiopía, es prácticamente idéntica a la del Kebre
Negest. A pesar de ser una historia desestimada por los
historiadores occidentales, los etíopes la aceptan sin dudar.
Están convencidos que el arca original fue llevada a Axum en
el primer milenio antes de Cristo y que permanece ahí desde
entonces.
Recientemente, el Abune de Etiopía (Iglesia ortodoxa etíope)
afirma haber visto el Arca de la Alianza6
Escondida en el Pozo del Dinero en la Isla del Roble
Una teoría (de la que no hay muchas pruebas) asegura que
después de la Tercera Cruzada, los Caballeros Templarios (lo
más probable es que haya sido un grupo francés de esta
orden) se la habrían llevado a Escocia, donde la familia noble
Sinclair, los habría ayudado a llevarla a un lugar más alejado
y por tanto más seguro. Este lugar sería una isla cerca de
Nueva Escocia llamada Isla del Roble o Oak Island (en
inglés). En esa isla se encuentra un pozo, apodado el pozo
del dinero, famoso por la inaccesibilidad de su fondo (donde
podrían encontrarse variadas cosas, desde los manuscritos
originales de William Shakespeare, las joyas de María
Antonieta, el Santo Grial, un tesoro de Barbanegra o, como
plantea esta teoría, el arca de la Alianza) y el misterio que lo
rodea, ya que nadie sabe con certeza quién lo construyó o
cuándo, aunque se propone que fueron integrantes de la flota
naval francesa, cosa que sería viable dada la gran influencia
templaria en esa zona (siendo una de las principales pruebas,
que el último caballero templario de la historia Jacques de
Molay , fuera francés).
Oculta debajo del Monte de la Calavera en Jerusalén
Ron Wyatt (1933-1999), un arqueólogo bíblico aficionado
famoso por afirmar haber descubierto numerosos lugares y
artefactos relacionados con la arqueología bíblica, la ubica en
lo que se denomina el Jardín de la Tumba, en el Monte de la
Calavera de Jerusalén. Aunque sus numerosos
descubrimientos han sido desmentidos por científicos,
historiadores y eruditos bíblicos, el trabajo de Wyatt sigue
teniendo algunos seguidores entre grupos fundamentalistas
cristianos.
Oculta debajo del templo en Jerusalén
Un grupo de rabinos afirma que tras la caída de Jerusalén,
que devino en la destrucción y saqueo del Primer Templo a
manos babilónicas, el arca habría sido enterrada en el monte
Moriá donde se habría ubicado el antiguo templo. Según
estos religiosos el cofre sagrado no se menciona entre los
tesoros devueltos por los persas, por lo que debió sobrevivir
al saqueo al ser enterrado por los levitas. Estos habrían
muerto en la caída de la ciudad sin dar la ubicación del arca.
Hoy su búsqueda es casi imposible porque en ese sitio se
ubica el Domo de la Roca. En una entrevista para The
Telegraph, el rabino Chaim Richman, director del Instituto del
Templo cuya finalidad es fomentar la recontrucción del
Templo de Salomón en Israel, señaló que el Arca del Pacto o
Arca de la Alianza estaría oculta a un kilómetro de allí, en
cámaras subterráneas, cavadas en los días de Salomón.7 8
Curiosidades
 Una explicación a las muertes que sufrían las personas
que tocaban el arca puede deberse a la forma que estaba
hecha: Placas de oro por dentro y fuera, separadas por
madera de acacia; lo que es muy similar a un
Condensador eléctrico formado por un par de superficies
conductoras separadas por un material dieléctrico. En un
entorno seco, puede acumular mucha electricidad
estática. Esto explicaría las muertes de los filisteos
nombradas anteriormente y el texto:
"6:6 Cuando llegaron a la era de Nacón, Uzá extendió su
mano hacia el arca de Dios y la sostuvo, porque los bueyes
habían resbalado. 6:7 Entonces la ira del Señor se encendió
contra Uzá, y Dios lo hirió allí mismo por ese error. Así él
murió junto al arca de Dios."
2ª de Samuel, cap. 6
Curiosamente el arca se transportaba con varas de madera
(aislantes) por sacerdotes vestidos con un Efod. Los
sacerdotes tenían una cadena de oro lo que se ha
interpretado como forma de disipar a tierra la energía.
 La denominación "arca de la Alianza" se aplica
simbólicamente a la Virgen María en las letanías
lauretanas.
 Hay mucho misticismo con respecto a las diversas y
posibles ubicaciones del arca. Se manejan teorías o
hipótesis tan variadas como que posiblemente se
encontrase cerca de Roma tras el saqueo de Jerusalén
por parte de los romanos, y de ahí se conservase o se
hubiese sustraído hacia Francia. E incluso que hubiese
sido conseguida posteriormente de Jordania por los
templarios en sus excavaciones, tras habérsela ocultado
a los romanos, y de nuevo los templarios colocaran ésta
en distinto paradero.
 La película Raiders of the Lost Ark (En busca del arca
perdida) se basa en la búsqueda del arca por el
aventurero Indiana Jones, el cual la descubre escondida
cerca de El Cairo, Egipto.
 La búsqueda del arca, así como del objeto sagrado del
Grial, por parte del gobierno nazi fueron realmente
evidenciadas por altos cargos del mismo e historiadores
como Otto Rahn.
 En el videojuego Tomb Raider, en la mansión Croft se
halla un arca parecida a la descubierta por Indiana Jones
en Raiders of the Lost Ark dando a suponer que la
arqueóloga Lara Croft también se había hecho con el
arca.
 En el juego virtual World of Warcraft existe escondido en
las tierras de Uldum, un objeto llamado el arca de la
Promesa capaz de electrificar y destruir a personas, el
cual guarda también una alta relación estética con el arca
de la Alianza bíblica.

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