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MY ECOLOGICAL

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necesidades reales y optando en el mercado
por opciones que favorezcan la conservación
del medio ambiente y la igualdad social. El acto
de consumir no debe atender solamente a la
satisfacción de una necesidad, sino que debe
implicar una colaboración en los procesos
económicos, medioambientales y sociales que
posibiliten el bien o producto consumido.
Como consumidores responsables se puede y
deben realizar una serie de cambios en los
hábitos de consumo diarios. Estos cambios se
encuadran en varios grandes bloques en los
La educación debe implicar un cambio en sus cuales se debe reducir la huella ecológica, que
hábitos de consumo, ajustándolos a sus se listan a continuación.

Electricidad
El modelo energético actual ha provocado el cambio climático y las soluciones no pasan ni por la
energía nuclear (peligrosa, produce residuos radioactivos que perdurarán durante decenas de miles
de años y es un fracaso económico ya que sólo es viable gracias a enormes subsidios estatales) ni
por los agrocombustibles (que están causando pérdida de biodiversidad, agotamiento de la tierra y
escasez de alimentos), sino por sustituir los combustibles fósiles y la energía nuclear por energías
renovables (solar, fotovoltaica, eólica) y por el cumplimiento del protocolo de Kioto.
Se podría cubrir con energías renovables diez veces las necesidades energéticas de toda la península
y cincuenta y seis veces la demanda eléctrica proyectada para el año 2050.
Una parte importante de la energía que se consume en el mundo tiene un uso doméstico. Cada vez
que se enciende la luz o se conecta la televisión, se utiliza energía procedente de una central nuclear,
térmica o hidroeléctrica, lo que genera graves problemas ambientales (lluvia ácida, residuos
radiactivos, destrucción del paisaje…).
Se calcula que hay un mínimo de 250 millones de bombillas en España. Si se cambiara el 40% por
bombillas fluorescentes de bajo consumo, se ahorraría el equivalente en energía de 60 millones de
bombillas incandescentes. Es urgente cambiar a energías limpias, pero todavía es más importante
ahorrar energía.

A continuación, se enuncian los hábitos responsables en el consumo de electricidad.


Iluminación:
– En Extremadura se puede disfrutar de muchos días de sol. Hay que aprovechar la espléndida luz
natural de cada ciudad.
– Apagar las luces innecesarias. Apagar la luz al salir de una habitación.
– Utilizar bombillas de bajo consumo, se puede ahorrar hasta un 75% del consumo, e impedir que
media tonelada de dióxido de carbono llegue a la atmósfera, que es lo que emite una bombilla
incandescente durante su vida útil.
– Evitar las bombillas fluorescentes en las habitaciones donde la luz se enciende y apaga con
frecuencia.
– Utilizar colores claros en las paredes y distribuir bien las luces de la casa.
Calefacción:
– Aislar la vivienda. Con cinta aislante en ventanas y puertas se evitarán corrientes y fugas de calor
en invierno. El doble acristalamiento también evita las pérdidas de calor.
– Instalar un termostato en la calefacción, que regule la temperatura entre 18º y 20º, y un temporizador
que ajuste al máximo el tiempo de funcionamiento diario de la calefacción.
– En verano, las persianas bajadas y las corrientes de aire pueden refrescar el ambiente sin necesidad
de aire acondicionado.
– Cerrar los radiadores de las habitaciones que no se utilicen.
– Los sistemas de calefacción más efectivos y limpios son: solar, biogás, leña, gas natural, gas
propano, butano o ciudad.
– La energía solar puede abastecer las necesidades de agua caliente y calefacción de una vivienda.
– La revisión y limpieza periódica de los sistemas de calefacción es muy importante de cara al ahorro
de energía.
Electrodomésticos:
– No encender aparatos eléctricos si no se necesitan. Un calentador eléctrico de 2 kw, encendido 3
horas al día, consume el equivalente a media tonelada de petróleo al año.
– Considerar el tamaño adecuado del frigorífico y adquirir el que más se adapte a las necesidades.
– Si el refrigerador y el congelador están 10 grados más fríos de lo realmente necesario el consumo
de energía aumenta el 25%.
– Comprobar la temperatura: debe estar entre 3,3 y 5,5 grados centígrados.
– Al utilizar la lavadora hacerlo con programas de lavado en frío y dejar el agua caliente sólo para ropa
excepcionalmente sucia.
– Aprovechar bien cada lavado llenando la lavadora según su capacidad.
– Existen en el mercado electrodomésticos que limitan el consumo de energía. En todo caso, utilizar
bien los electrodomésticos y evitar aquellos que pueden ser sustituidos por objetos de uso manual
(exprimidores, cuchillos eléctricos, robots de cocina…).
– No duplicar innecesariamente los electrodomésticos existentes en las casas (televisores, por
ejemplo).
– Arreglar las averías de los electrodomésticos, aunque digan que cuesta lo mismo que comprar un
aparato nuevo.
– Evitar los aparatos de un solo uso (como algunas cámaras fotográficas) o de poca duración.
Cocina:
– Utilizar fuegos adecuados a los recipientes que se vayan a utilizar. Los fuegos grandes dejan escapar
el calor por los bordes del recipiente cuando éste es más pequeño.
– Es conveniente tapar las ollas cuando se esté cocinando.
– Utilizar la olla exprés: consume menos energía que las ollas normales.
– Bajar los fuegos cuando el agua o la comida comienza a hervir.
– Utilizar ollas y recipientes apropiados a lo que se quiere preparar. Por ejemplo, una olla pequeña
para hervir un huevo y una olla más grande para un kilo de patatas.
– Evitar encender hornos grandes para calentar poca comida.

Consumir de forma responsable también significa causar el menor impacto medioambiental; por
eso, promueve las 3 R de la ecología: Reduce tu consumo, Reutiliza los productos que compras y
cuando no puedas usarlos más, Recicla. El consumo responsable implica hacer un uso racional de los
recursos naturales ajustado a la verdadera necesidad buscando con ello el cuidado del medio
ambiente y la igualdad social. Se empieza por entender de donde viene lo que consumes y que
repercusiones tiene tu actitud frente a ello, sin saberlo, puedes estar causando un gran bien o por el
contrario un gran perjuicio a otras personas. Por ejemplo, en el mercado de la moda donde es muy
conocido las injusticias sociales que se producen con los trabajadores de la cadena de valor desde
los productores de algodón hasta los trabajadores de fábricas textiles.

Dos poderosas razones nos ayudan a convencernos de que debemos ser respetuosos con
nuestro consumo de electricidad, agua y comida:

RAZONES MEDIOAMBIENTALES, son las más preponderantes, todos sabemos que la


energía, el agua potable y los alimentos son recursos limitados en el mundo y no pueden ser
desperdiciados, de más está decir que vivimos una crisis ecológica mundial con implicatorias en todos
los sectores económicos, que de seguir la tendencia llegaríamos a la auto-extinción en menos de 50
años, por tanto cuanto más inteligente seamos al gastar los recursos mayor favor estaremos haciendo
tanto al medio-ambiente como a nosotros mismos.
RAZONES ECONÓMICAS, si bien el costo de la energía no es demasiado alto, ha tenido un alto
incremento en los últimos años por la escasez de lluvias y porque la demanda se ha incrementado
quiere decir que a mayor desperdicio mayor demanda de energía y mayor precio.
RAZONES SOCIALES, además de los recursos naturales para producir electricidad y alimentos se
requiere la intervención de recursos humanos principalmente en mano de obra en países
tercermundistas que en muchos casos provienen de cadenas económicas injustas donde las
empresas grandes elijen cuanto pagar a los productores artesanales, incluso existen regímenes de
explotación laboral a menores de edad, por ello el consumo responsable también implica el comercio
justo.
Analicemos el proceso de cubrir nuestras necesidades, según la pirámide de Abraham Maslow, el
hombre primero piensa en satisfacer sus necesidades fisiológicas y en menor grado o al final de sus
prioridades las necesidades morales como el respeto y aceptación. En la Economía Colaborativa se
busca cubrir las necesidades materiales de una forma solidaria, la cual finalmente es sostenible porque
busca relaciones comerciales de ganar, para ello debemos ver la pirámide del consumo responsable
donde primero debemos tratar de usar lo que tenemos, luego lo que nos prestan quienes confían en
nosotros y por ultimo comprar:

1. Usar lo que tienes: Suele pasar que por falta de orden usamos sólo la ropa que tenemos a mano
en el armario, comemos sólo lo que está visible en la despensa, o compramos cosas que no nos
acordábamos de que teníamos. La solución a esto es ser ordenados, y llevar un registro de las cosas
que tenemos y usamos en ocasiones especiales.
2. Prestar: prestar y pedir prestado es una manera inteligente de ahorrar (dinero y recursos) cuando
necesitamos usar un objeto por un periodo limitado; por ejemplo, ropa para ocasiones especiales,
libros, aparatos eléctricos…
3. Intercambiar: el trueque, una práctica tan antigua como el hombre, es una manera de reducir
nuestros desechos y obtener nuevos objetos al mismo tiempo.
4. Segunda Mano: el mercado de las cosas usadas adquiere cada vez mejor reputación. Hoy las
tiendas y ferias ofrecen desde muebles hasta juguetes y son considerados muchas veces como
tesoros de otra época, un lugar donde encontrar objetos únicos con precios bajos y buena calidad.
5. Hacer: Siempre que sea posible, arreglárselas con lo que tienes más a mano. Se pueden hacer
muchas cosas a mano y utilizar Internet para buscar tutoriales, encontrar ideas o saber cómo hacer
tal o cual cosa.
6. Comprar: este es el último paso, pero aún hay mucho que se puede hacer para ayudar al planeta y
a la comunidad. Cuando se compra, se puede elegir siempre local, orgánico y de comercio justo.

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