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V O T O PARTICULAR

QUE FORMULA EL MINISTRO ALFREDO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA EN


RELACIÓN CON EL AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1046/2012,
RESUELTO POR EL PLENO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE
LA NACIÓN EN SESIÓN DE DIECISÉIS DE ABRIL DE DOS MIL QUINCE.

1. Presento este voto particular, puesto que no coincido con la mayoría de las
consideraciones de la sentencia votada y, muy en especial, aquellas
referidas a la interpretación que hizo la mayoría sobre el control
concentrado y el control difuso.

2. Estimo que los avances que se habían dado en esta Suprema Corte de
Justicia en relación con el alcance del control difuso y el control
concentrado, abierto a discusión desde el Expediente Varios 912/2010, se
han visto gravemente mermados con esta decisión. Me explico.

3. En el presente caso, tocaba al Pleno analizar, entre otros temas, si el


tribunal colegiado estaba facultado para interpretar, en el caso concreto, el
artículo 1916 del Código Civil para el Distrito Federal referente a las
reparaciones por daño moral. La sentencia estima que no lo estaba en
virtud de lo siguiente:

69. (…) no corresponde al tribunal colegiado examinar, de oficio, la


inconstitucionalidad de los preceptos que rigen en los
procedimientos en los procedimientos o juicios de los que deriva el
acto reclamado, ya que tal asignación corresponde, en su caso, a
las autoridades judiciales encargadas de su aplicación (autoridades
administrativas, jueces, salas de instancia, etcétera) pues sostener
lo contrario, es decir, que los tribunales colegiados sí pueden,
mediante un control de regularidad constitucional difuso, declarar,
en amparo directo, la inconstitucionalidad de disposiciones
contenidas en leyes que rigen el procedimiento o juicio de origen
llevaría a generar una inseguridad jurídica para las partes, quienes
parten de la base de que en el juicio han operado instituciones
como la de preclusión, por virtud de la cual las partes han ejercido
los derechos procesales que les corresponden en torno a las
decisiones emitidas por el juzgador, pues no debe soslayarse que
el cumplimiento al imperativo prescrito en el artículo 1º
constitucional que obliga a toda autoridad, en el ámbito de su
competencia, a promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos de conformidad con los principios de
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, no
implica que puedan dejar de observarse los mecanismos
jurisdiccionales previstos en el orden interno de los Estados para
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VOTO PARTICULAR

impugnar los actos de autoridad que pudieran considerarse


violatorios de derechos humanos (…)

4. Contrario a la postura del proyecto, considero que lo que el tribunal


colegiado realizó es un control concentrado del artículo 1916 del Código
Civil para el Distrito Federal –y no uno difuso–, el cual sí forma parte de la
litis del asunto.

5. En la demanda de amparo se alegó, entre otros, la violación de los artículos


1, 14, 16 y 17 constitucionales y la inexacta interpretación del artículo 1916
referido, relativo éste último a la acción del daño moral. Respecto de éste
último punto, en la demanda, expresamente se duele de:

(…) la inexacta interpretación de las normas sustantivas referidas como


violadas, motivo este por el cual la postura de la sala responsable en la
parte conducente (del …) estudio de la procedencia o no de la acción del
daño moral, violatoria a los artículos 1, 8, 13, 14, 16 y 17 de la Constitución
Política, así como de los artículos 81, 255, 260 y 281 del Código de
Procedimientos Civiles en relación a los artículos 1913 y 1916 del Código
Civil, ambos ordenamientos para el Distrito Federal (…)

6. Por su parte, la sentencia del tribunal colegiado argumenta, en términos


generales, que de conformidad con las obligaciones derivadas del artículo
1º constitucional, así como del Expediente Varios 912/2010, puede hacer un
pronunciamiento oficioso en aplicación directa de un tratado internacional,
cuando la legislación interna desconoce un derecho humano. En específico
establece:

(…) cuando una norma legal ordinaria o su aplicación restrinjan


evidentemente un derecho humano fundamental, el juez nacional
debe dejar de aplicar la norma si es que no basta una
interpretación conforme para dar prioridad al derecho humano. Se
trata de un actuar oficioso con independencia de que un actor o
quejoso invoque en su escrito de demanda dispositivos
internacionales o tesis jurisprudenciales de un tribunal
internacional, ya que conforme al principio iura novit curia, el juez
conoce el derecho y debido a su función primordial, que es la de
resolver controversias, está obligado a determinar la naturaleza del
derecho sustantivo o procesal afectado por el acto de autoridad.

7. Al respecto, considero que la sentencia del Pleno confunde el control difuso


con el control concentrado que efectivamente hizo el tribunal colegiado en el
caso específico al analizar la convencionalidad del artículo referido.

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VOTO PARTICULAR

8. A diferencia de lo que sostiene la decisión de la mayoría en cuanto a que lo


que realizó el tribunal colegiado fue un control difuso, estimo que, en
realidad, se trata de un control concentrado bajo el parámetro de
convencionalidad del artículo referido y, al ser un amparo directo, podía el
colegiado, en su caso, inaplicar la norma de considerarla inconvencional, ya
que formaba parte de la litis planteada, advirtiendo la causa de pedir. Por
tanto, estoy en contra de las consideraciones del proyecto en torno a que no
se actualizan los supuestos para ejercer el control concentrado.

9. Considero que no se puede olvidar que lo que claramente estaba en el


centro del debate era la aplicación de dicha norma, pues en la demanda se
estimó que la Sala responsable –de forma incorrecta– habría considerado
que los quejosos (familiares de la de cujus) no podían solicitar daño moral
por derecho propio puesto que el artículo analizado no preveía dicho
supuesto. El tribunal colegiado coincide, en términos generales, con los
demandantes, pero destaca que no se trata de una mala interpretación de la
Sala de dicho artículo, sino que considera que el mismo no se ajusta a los
estándares interamericanos en relación con la reparación del daño moral de
los familiares de las víctimas.

10. Lo anterior confirma mi postura en cuanto a que el asunto analizado


es uno de control concentrado y no difuso, lo cual hace hipotético lo resuelto
por el Tribunal Pleno respecto del control difuso –y a lo cual me referiré
posteriormente–.

11.Así pues, si bien es cierto que el tribunal colegiado no fue explícito en la


manera de estudiar la convencionalidad del artículo a partir de los
conceptos de violación del quejoso y utilizó, de manera incorrecta, el
concepto de control ex officio, ello no es suficiente para modificar o revocar
la resolución impugnada. Por tanto, aun cuando por diferentes
consideraciones de las desarrolladas por el tribunal colegiado, estimo que lo
que debió hacer el tribunal Pleno era confirmar la sentencia recurrida, a la
luz de una interpretación conforme del artículo referido, en un ejercicio del
control concentrado.

12. Finalmente, es importante destacar lo que la mayoría del Tribunal


Pleno ha decidido en la sentencia:

59. (…) en relación a la interrogante formulada sobre si los


Tribunales Colegiados pueden ejercer, de oficio, (el) control difuso

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de regularidad constitucional, la respuesta es afirmativa por


imperativo del artículo 1º constitucional que obliga a todas las
autoridades del país, con la aclaración de que tal ejercicio oficioso
ex officio, en su modalidad de control difuso, deben realizarlo los
tribunales federales en el ámbito de su competencia, en los
términos dispuestos en el artículo 1º constitucional, párrafo tercero,
esto es, cuando dichos órganos jurisdiccionales adviertan que las
disposiciones que les corresponde aplicar constituyen una franca
transgresión a algún derecho humano.

60. Ciertamente, cuando los Tribunales Colegiados llevan a cabo el


control de regularidad constitucional concentrado, éste se verifica a
través de los mecanismos previstos en la Norma Fundamental
(amparo en sus dos modalidades –directo e indirecto-, acción de
inconstitucionalidad y controversia constitucional), con la aplicación
de las disposiciones previstas en las leyes reglamentarias
respectivas (Ley de Amparo, Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, Código Federal de Procedimientos Civiles, supletorio
de la Ley de Amparo y Ley Reglamentaria del artículo 105
constitucional). Así, en el preciso caso de los Tribunales Colegiados
al conocer del juicio de amparo directo y del amparo indirecto en
revisión, en ejercicio de su labor jurisdiccional, deben observar las
reglas que tradicionalmente han normado dichas instituciones
aunque, a partir del nuevo paradigma se establecieron deberes
adicionales (…)

61. Esta manera de ordenar el sistema, de ninguna manera implica


que se impugnan límites a los tribunales de la Federación que por
disposición constitucional tienen a su cargo el conocimiento de los
mecanismos para la protección de la norma fundamental (…) ni se
desconocen las obligaciones adquiridas en diversos tratados
internacionales (…)

13. Esta decisión tomada por la mayoría, más allá del caso concreto,
implica –desde mi perspectiva– un claro retroceso en el entendimiento de
esta Suprema Corte de Justicia de lo que significa hacer un control difuso
que pueden hacer los tribunales colegiados.

14. La mayoría sostiene que el control difuso es una competencia


incidental y que los tribunales colegiados sólo pueden ejercer dicho control
en las normas que aplica el propio órgano. Sustenta gran parte de su
argumentación en que debe existir seguridad jurídica para saber qué norma
interpretaría dicho tribunal y que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos habría establecido que el control de convencionalidad debe
hacerse dentro de las competencias de cada autoridad.

15. Nada más contrario –en mi opinión– a la idea central del control
difuso, diseñada para trascender las reglas formales de división de trabajo
al interior del poder judicial, para igualar a todos los jueces y juezas del país
como idénticos jueces constitucionales puestos a disposición de los
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VOTO PARTICULAR

ciudadanos para protegerlos en el más amplio goce de sus derechos


humanos.

16. La interpretación que la decisión hace de lo referido por la Corte


Interamericana es –desde mi perspectiva– incorrecta, pues dicho tribunal
sólo establece de manera genérica que el control de convencionalidad debe
hacerse por las autoridades en el marco de sus atribuciones, más nada dice
del control difuso y concentrado que debe hacerse en un país federado,
como el nuestro. Lo que la decisión de la mayoría hace es interpretar de
manera limitativa las atribuciones que deciden reconocerle ahora a los
tribunales colegiados, lo cual es contrario al sentido de lo que pretende el
control de convencionalidad que es, ante todo, interpretar las normas que
son puestas en conocimiento de los juzgadores.

17. La promesa del control difuso es que no importan las divisiones


formales de competencias entre los distintos tribunales y juzgados, ni el
fuero o materia de especialización de jurisdicción, pues todos los jueces
tienen igualmente habilitadas y activadas una misma competencia
constitucional para someter a escrutinio cualquier acto o norma de autoridad
a la luz de la norma constitucional y a preferir a ésta en caso de conflicto. El
criterio aprobado no cumple esta promesa original, pues aunque todos los
jueces del país siguen siendo jueces constitucionales, no lo son en la misma
extensión. Hay unos con más facultades de control constitucional que otros.

ATENTAMENTE

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MINISTRO ALFREDO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA

SECRETARIO GENERAL DE ACUERDOS

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LIC. RAFAEL COELLO CETINA

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