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CEPLAN: "LAS NUEVAS AUTORIDADES REGIONALES ENCONTRARÁN

PLANES, NO HARÁN LO QUE QUIERAN"

Javier Abugattás, presidente del Centro Nacional de Planeamiento


Estratégico, espera que en dos o tres años todo el Estado pueda tomar
decisiones basadas en las prioridades del país, y no en coyunturas políticas.

Por casi dos años, el economista Javier Abugattás es el responsable de


conducir y desarrollar las políticas de planificación estratégica del Estado.
Este no es un rol menor. El planeamiento debería jugar un rol protagónico
en la toma de decisiones del Estado: en qué invertir, qué proyectos priorizar
o qué sectores son más importantes en tal o cual distrito.

En el 2016, la OCDE alertó sobre una crisis de planeamiento en Perú. Es


decir, identificó que la cantidad de presupuesto disponible y la coyuntura
política están por encima de una estrategia nacional. Abugattás analiza los
avances del Ceplan, la meta de actualizar el Plan Bicentenario para
extenderlo al 2030 y el rol del planeamiento en el Estado actual.

Especialistas en planeamiento mencionan que el plan nacional es un


documento obsoleto que se debió actualizar hace más de cinco años.

El plan está vigente, con sus objetivos y metas, porque fue aprobado
formalmente en el 2011. En el camino se han hecho mejoras continuas,
porque todo se desfasa. Le estamos añadiendo ya la preimagen 2030 que
está basada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en las buenas
prácticas de la OCDE y en nuestro conocimiento del Perú.

Entonces, ¿se puede decir que Perú tiene hoy un plan estratégico al
largo plazo?

Sí. Perú tiene políticas de Estado y un plan estratégico de desarrollo vigente


a largo plazo hasta el 2021. Como vencerá pronto, se inició el año pasado
un proceso de actualización hacia el 2030. Este proceso empieza con
concertar la visión del país ante el Acuerdo Nacional (toda la sociedad
peruana). Luego se actualizarán las políticas de Estado y se construirá el
nuevo plan estratégico de desarrollo.

¿Cuánto se ha avanzado en la actualización de este plan?

La visión está en construcción, ya que nunca se actualizó como indica la


norma del Sistema Nacional de Planeamiento. La consulta del país que
queremos ya se hizo en 18 departamentos del país y llegaremos a la mayor
cantidad de provincias. Esperemos que esté listo el 2019, y lo correcto sería
terminar el plan en 2020, para no entrar al 2021 sin plan.
El Acuerdo Nacional no aprueba una actualización del plan hace ocho años.

Nos preocupa que se inviertan más de 48 meses en hacer un plan.


Quiere decir que se usarán los cinco años del Gobierno actual...

Es que son planes a largo plazo. Cuando asumí el cargo, hubo gente que me
dijo que busque aprobar un borrador que ya existía. Pero eso no hubiera
servido para acordar una visión entre todos los peruanos. La visión que
salga no la vamos a controlar nosotros, la tiene que crear toda la sociedad
peruana. Ya va un año de consultas y vendrá otro año más. Tiene un
procedimiento puesto en una ley. A menos que yo quiera incumplir la ley...

¿La ley contempla plazos específicos?

No hay plazos, pero sí hay procedimientos. La ley dice que se consulta la


visión y después se construye el plan. Tomará el tiempo que tome.

Algunos especialistas comentan que un plan de largo plazo no puede


tomar más de veinte meses.

Un plan de largo plazo no se construye a la velocidad que alguien decida, y


menos en el caso peruano, donde la concertación es dificilísima. Por otro
lado, ¿cuál es el apuro si mi plan va a estar en el 2021? En versiones
anteriores no respetamos el mecanismo de ir al Acuerdo Nacional.

Si todavía no tenemos el plan actualizado, ¿qué herramienta utiliza el


Gobierno para evaluar logros hacia el Bicentenario?

Evalúas una combinación de los objetivos del Plan Bicentenario, con la pre
imagen del 2030 y las políticas generales del Gobierno que están
establecidas. Por ejemplo, ¿queremos reducir la anemia? Eso no estaba
como tal en el Plan Bicentenario, pero está en la estrategia del Gobierno. No
ajustar los planes observando la realidad actual sería un error.

En el caso de la reducción de anemia, ¿el Ceplan ha elaborado ya un


reporte de los avances del 2016 y 2017?

Sí, y hemos creado además un pequeño sistema de seguimiento que trata


de generar alertas tempranas para evitar ese daño. Si crece la anemia, se
produce una desviación en los indicadores sobre el cuál alertamos como
Sistema de Planeamiento. En cada lugar del país, cada autoridad local
debería preocuparse de cuántos niños y niñas con anemia tiene y hacer lo
que sea necesario para bajar esa anemia.
El objetivo del Gobierno de Kuczynski fue reducir la anemia a 19%, y
hasta ahora la reducción ha sido mínima. Nosotros entendemos que
Ceplan debería reportar estas falencias...

Lo estamos haciendo al publicar el informe. Y eso hace que cada autoridad


en su nivel deba corregir lo que esté a su alcance junto con la rama de salud
presente. Hay alcaldes que lo hacen.

Pero el rol del Ceplan es ir donde los ministros, gobernadores o alcaldes


para decirles que han pasado dos años y no han reducido la anemia, por
lo que no llegaremos a la meta. Ese es el famoso seguimiento.

Sí, pero no es instantáneo. Lo que hemos pedido primero es que mejoren la


calidad de las políticas. Lo que nos ha pasado en Perú es que no teníamos
casi indicadores ni objetivos. Entonces el primer trabajo en todo el año es
terminar de consolidar un marco de políticas nacionales y sectoriales más
claras para poder medir el desempeño. Nuestra publicación mensual de
ahora ya alerta sobre la anemia, porque dice que debería reducirse y no se
reduce.

¿Esa publicación tiene el peso necesario para que la tomen en cuenta?

Ahora no lo tiene, pero lo va a tener crecientemente. Estamos en


construcción de capacidad institucional que toma tres años usualmente, en
que Ceplan vaya poco a poco siendo capaz de hacer su trabajo bien hecho.
No va a salir una norma que diga: ahora el Ceplan hace todo y lo hace bien.

"Tomará el tiempo que tome (actualizar el plan) siguiendo los procesos de la


ley", dice Abugattás. | Fuente: Integración

Y en un pronóstico optimista, luego de que pasen tres años de solidez


institucional y el plan nacional sea concertado, ¿las metas serán
cumplidas realmente?

Sí, porque ahí el Ceplan ya está empezando, en acuerdo con la PCM, a poner
condiciones de cumplimiento de políticas sectorial a las instituciones.

¿Se aplicarán sanciones para las autoridades que incumplan o tengan


mal desempeño?

La sanción la tiene que poner la Contraloría. Ya hemos discutido con la


Contraloría qué significa evaluar el desempeño. Pero me decía “yo no puedo
medir el desempeño si no tengo el objetivo”. Si no tengo objetivos, no mido
nada. Entramos a un ciclo que durante el 2018 va a actualizar políticas
sectoriales de mejor calidad. Ya lo hicimos en el 2016 y ahora las usamos.

Los funcionarios del Ceplan en la época de Alan García o de Ollanta


Humala dicen que empezaron desde cero por crisis institucional. Y nos
preocupa que usted nos diga que el Ceplan recién empieza a fortalecer
su institucionalidad.

Empezamos desde cero, pero ahora no estamos en cero. Te lo puedo


demostrar. Las herramientas de seguimiento que tenemos en este momento,
que ya están siendo usadas en el nivel provincial y en el departamental lo
demuestran. Las guías actuales ya no están en cero. Vamos a tener en julio
planes operativos al 2019, al 2020 y al 2021. Eso va a permitir que las
autoridades regionales que entran en el 2018 se encuentren con los planes,
no que vengan a hacer lo que quieran. Todo está en un sistema al que
cualquier ciudadano tiene acceso, algo que no existía antes.

Cuando la OCDE realizó el programa país en Perú (2016), mencionó que


el Ceplan debía ser el eje de la creación del Centro de Gobierno para
toma de decisiones. ¿Eso se ha logrado?

Está en camino, pero naturalmente ya opera. Las instituciones en Perú han


estado extremadamente débiles en comparación a las prácticas de la OCDE.
Por parte del Sistema de Planeamiento eso se esta avanzando con el informe
anual integrador del conjunto de políticas y cómo se alinean al largo plazo.

Pero la OCDE iba mucho más allá. Señaló que las decisiones del Estado
debían tomarse en coordinación del presupuesto (MEF) y planeamiento
(Ceplan) de la mano, para evitar que se invierta en cualquier cosa.
¿Sucede eso ahora?

No ha sucedido por treinta años y no se puede cambiar de un día para el


otro. Pero, por ejemplo, el año 2017 es el primero que ya hubo planes antes
del presupuesto. Antes, en diciembre le daban (al funcionario) su
presupuesto de apertura del año siguiente, lo volteaba de una cierta manera
y decía que eso era un plan. Eso no es un plan operativo ni estratégico.
Ahora, los ministerios, los gobiernos regionales y otras once entidades ya
tenían un plan operativo 2018. Creo que en dos o tres años vamos a tener
sólida la discusion de prioridades y la asignacion de recursos guiada por
objetivos nacionales. Ahí sí va a poder intervenir la Contraloría, y el MEF
podrá cortarle (presupuesto) al que está dasalineado. Eso es lo que está
reflejado en la OCDE.

Fredy Vargas: “El funcionario público no piensa a largo plazo”


¿Existe una visión del Perú a largo plazo? El economista y experto en
prospectiva, analiza cómo se toman las decisiones en el Estado, donde no
se tiene un plan a futuro concertado entre instituciones.

A inicios de 2014 y por casi dos años, Fredy Vargas fue el responsable de
la formulación de la visión de largo plazo del Perú, desde el Centro Nacional
de Planeamiento Estratégico (Ceplan). Su labor consistía en rediseñar y
actualizar el Plan Bicentenario creado en el 2011, la ruta peruana de las
prioridades del Estado.

“En dos años elaboramos la actualización de ese plan, que no fue aprobado
en su momento por razones políticas” afirma Vargas. De hecho, hasta hoy
el plan vigente es aquel creado durante la gestión de Alan Garcia. El
especialista advierte que este plan está desactualizado, además de no
considerar a otros actores de la sociedad ni las preocupaciones de los
peruanos.

Una encuesta realizada por el Instituto Integración señala que los


ciudadanos consideran que los problemas más importantes que se deben
resolver para el 2021 son la calidad de la enseñanza en la educación básica,
la corrupción en las instituciones y el nivel de criminalidad.

“Para pensar a largo plazo hay que considerar las preocupaciones que tiene
mi población hacia el futuro”, señala Vargas. El especialista afirma que estas
necesidades son uno de los principales insumos para construir una visión
compartida del país que queremos.

Hoy el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) construye una


visión del país al 2030. Para el especialista, su elaboración está retrasada.
Sumado a ello, destaca la necesidad de implementar la prospectiva en el
nuevo plan. Con esta metodología, "se podrá estudiar los futuros posibles
que podemos tener, para que desde el presente se tomen las decisiones”.

En la siguiente entrevista, el economista comentó sobre lo que aún falta


para llegar a completar los objetivos del Plan Bicentenario.

¿El Perú se construye con prospectiva?

No, y esa es una de las grandes diferencias que tenemos con naciones
desarrolladas como Estados Unidos, Singapur y Japón. Todas las naciones
que se han desarrollado en los últimos 40 años cuentan con una visión a
largo plazo. Esto les ha permitido desarrollar el país entero con una sola
dirección para el sector público y privado.

¿Por qué es difícil que el Estado peruano tome en cuenta la


prospectiva?
El funcionario público no piensa en largo plazo. En muchos casos, piensa
en sus propios intereses, que son cortos y reducidos.

¿Eso ha ocurrido en todas las gestiones?

En los últimos 40 años, no hay una gestión que haya pensado en desarrollar
una visión de país a mediano y largo plazo.

¿Cómo se toman las decisiones en el Estado peruano?

Lo más largo que pensamos las decisiones es a tres años, con el Marco
Macroeconómico del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Este defecto
lo tienen casi todos los países latinoamericanos. Aunque en la región, Chile
ya está haciendo un plan al 2036, y Uruguay al 2050. Toda nación debería
pensar cómo van a vivir las futuras generaciones.

¿Cómo se construye una visión a largo plazo?

Tiene que ser concertada entre los representantes de la sociedad. También


tener una metodología y una visión de futuro del territoria. No puedes
pensar en el desarrollo de un grupo específico, sino de todo el territorio. Esta
es la visión de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico
(OCDE).

La OCDE recomendó que Perú implemente un Centro de Gobierno,


¿Qué tan necesario es atender esta recomendación?

Se necesita una sola cabeza en el Estado que maneje los objetivos que
tendríamos a largo plazo, que lidere a todas las instituciones. Si no, cada
uno se concentra en sus propias prioridades. El premier debe dirigir la
política general del Gobierno. Tiene que hacer que todas las instituciones
del Estado conversen y trabajen para lograr esos objetivos de largo plazo.

¿Cuanto se ha cumplido del Plan Bicentenario?

Muy poco. No tenemos un plan nacional que haya reemplazado el Plan


Bicentenario del 2011. No tenemos una visión prospectiva de largo plazo
hasta ahora. Se trato de actualizar en el 2014 pero el presidente Humala no
la aprobó. Ahora se tiene que crear una visión de país al 2030, con un plan
consensuado, con la metodología adecuada y que vele por las demandas de
la población. Hace falta articular el sistema de planeamiento del país,
porque hoy no tienen peso en las decisiones de Gobierno. Hoy las decisiones
las toma el MEF, a través de la caja fiscal.
Aún no tenemos una visión concertada, y lo que dice Ceplan es que
tendremos una visión en un año, con un plan al cierre del gobierno
actual.

Una visión de país al 2040 no tendría que demorar más de un año, con todos
los componentes mencionados. Y aterrizarlos en objetivos, indicadores y
metas, al menos ocho meses más. La actualización del 2014 se realizó en 15
meses. Ese documento lamentablemente no llegó a aprobarse por temas
políticos. No se consideró como prioridad aprobarlo.

¿Cuál es el impacto del planeamiento en la institucionalidad?

La visión a largo plazo hace que las instituciones perduren en el tiempo. Al


tener objetivos marcados, cualquier gobierno que ingrese tiene un plan que
seguir. No se cambian las prioridades dependiendo de la agenda de cada
gestión.

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