El plan está vigente, con sus objetivos y metas, porque fue aprobado
formalmente en el 2011. En el camino se han hecho mejoras continuas,
porque todo se desfasa. Le estamos añadiendo ya la preimagen 2030 que
está basada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en las buenas
prácticas de la OCDE y en nuestro conocimiento del Perú.
Entonces, ¿se puede decir que Perú tiene hoy un plan estratégico al
largo plazo?
Es que son planes a largo plazo. Cuando asumí el cargo, hubo gente que me
dijo que busque aprobar un borrador que ya existía. Pero eso no hubiera
servido para acordar una visión entre todos los peruanos. La visión que
salga no la vamos a controlar nosotros, la tiene que crear toda la sociedad
peruana. Ya va un año de consultas y vendrá otro año más. Tiene un
procedimiento puesto en una ley. A menos que yo quiera incumplir la ley...
Evalúas una combinación de los objetivos del Plan Bicentenario, con la pre
imagen del 2030 y las políticas generales del Gobierno que están
establecidas. Por ejemplo, ¿queremos reducir la anemia? Eso no estaba
como tal en el Plan Bicentenario, pero está en la estrategia del Gobierno. No
ajustar los planes observando la realidad actual sería un error.
Sí, porque ahí el Ceplan ya está empezando, en acuerdo con la PCM, a poner
condiciones de cumplimiento de políticas sectorial a las instituciones.
Pero la OCDE iba mucho más allá. Señaló que las decisiones del Estado
debían tomarse en coordinación del presupuesto (MEF) y planeamiento
(Ceplan) de la mano, para evitar que se invierta en cualquier cosa.
¿Sucede eso ahora?
A inicios de 2014 y por casi dos años, Fredy Vargas fue el responsable de
la formulación de la visión de largo plazo del Perú, desde el Centro Nacional
de Planeamiento Estratégico (Ceplan). Su labor consistía en rediseñar y
actualizar el Plan Bicentenario creado en el 2011, la ruta peruana de las
prioridades del Estado.
“En dos años elaboramos la actualización de ese plan, que no fue aprobado
en su momento por razones políticas” afirma Vargas. De hecho, hasta hoy
el plan vigente es aquel creado durante la gestión de Alan Garcia. El
especialista advierte que este plan está desactualizado, además de no
considerar a otros actores de la sociedad ni las preocupaciones de los
peruanos.
“Para pensar a largo plazo hay que considerar las preocupaciones que tiene
mi población hacia el futuro”, señala Vargas. El especialista afirma que estas
necesidades son uno de los principales insumos para construir una visión
compartida del país que queremos.
No, y esa es una de las grandes diferencias que tenemos con naciones
desarrolladas como Estados Unidos, Singapur y Japón. Todas las naciones
que se han desarrollado en los últimos 40 años cuentan con una visión a
largo plazo. Esto les ha permitido desarrollar el país entero con una sola
dirección para el sector público y privado.
En los últimos 40 años, no hay una gestión que haya pensado en desarrollar
una visión de país a mediano y largo plazo.
Lo más largo que pensamos las decisiones es a tres años, con el Marco
Macroeconómico del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Este defecto
lo tienen casi todos los países latinoamericanos. Aunque en la región, Chile
ya está haciendo un plan al 2036, y Uruguay al 2050. Toda nación debería
pensar cómo van a vivir las futuras generaciones.
Se necesita una sola cabeza en el Estado que maneje los objetivos que
tendríamos a largo plazo, que lidere a todas las instituciones. Si no, cada
uno se concentra en sus propias prioridades. El premier debe dirigir la
política general del Gobierno. Tiene que hacer que todas las instituciones
del Estado conversen y trabajen para lograr esos objetivos de largo plazo.
Una visión de país al 2040 no tendría que demorar más de un año, con todos
los componentes mencionados. Y aterrizarlos en objetivos, indicadores y
metas, al menos ocho meses más. La actualización del 2014 se realizó en 15
meses. Ese documento lamentablemente no llegó a aprobarse por temas
políticos. No se consideró como prioridad aprobarlo.