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l cual el óxido nítrico (NO) regula


s y plaquetas. El ácido acetilsali-
todavía desconocidos, estimula la
rófilos. Este NO actúa sobre las
concentraciones de GMP cíclico LA MEDICINA HOY
uesta antiagregante plaquetaria;

Fracturas de cadera en las personas mayores de 65 años:


diagnóstico y tratamiento
abetes gestacional

S. García, R. Plaza, D. Popescu y P.L. Estaban


ubinemia, hipocalcemia y Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Clínic. Universidad de Barcelona. Barcelona. España.

os hijos

etes gestacional
H oy día la población está sufriendo un progresivo envejeci-
miento, lo cual favorece el aumento de la incidencia de frac-
turas de cadera, considerándose éstas una de las lesiones más fre-
nio en la zona nórdica. Estas variaciones podrían deberse a dife-
rencias en la masa ósea y en la frecuencia de caídas. También se ha
observado una mayor incidencia en el ámbito urbano respecto a la
cuentes y potencialmente devastadoras en las personas mayores de población rural19,20.
65 años. Este aumento de la incidencia está ocasionando un grave
problema asistencial, así como sociosanitario, en todo el mundo.
Además, para la persona anciana, sufrir una fractura de cadera ETIOLOGÍA
puede suponerle un punto de inflexión que marcará completa-
mente la evolución de su salud a partir de ese momento; este tipo Hay 2 grandes factores que contribuyen en la alta incidencia de
de fractura es una de las causas más importantes de morbilidad y fracturas de cadera en las personas mayores: la osteoporosis y las
mortalidad. Cabe recordar, por un lado, que la mayoría de estos caídas a pie plano. La caída es el factor causal más importante de
pacientes presentan una patología sistémica asociada, inherente al la fractura de cadera. El riesgo de caída va en aumento con la
declive fisiológico asociado con el envejecimiento (enfermedad edad, influido por una gran multitud de factores, entre los cuales
cardiovascular, respiratoria, diabetes mellitus, déficit sensoriales o podemos destacar los cambios neuromusculares asociados con la
neurológicos, desnutrición, demencia, etc.) y, por otro lado, cerca edad, el deterioro general, la toma de ansiolíticos o psicotropos
de la mitad de los ancianos independientes pasarán a ser parcial- que pueden disminuir el estado de alerta de la persona, las enfer-
mente dependientes para las actividades de la vida diaria tras sufrir medades neurológicas que afectan al aparato locomotor (enferme-
la fractura, y un tercio de ellos incluso puede llegar a ser totalmen- dad de Parkinson, enfermedades cerebrovasculares), la pérdida de
stacional.
te dependiente. agudeza visual (cataratas, presbicia, degeneración macular asocia-
da a la edad) o los estados confusionales (demencia senil), entre
otros. Hay que destacar también que, además del incremento en
EPIDEMIOLOGÍA el riesgo de caída, también se produce una disminución de los me-
s de la diabetes gestacional canismos de defensa frente a las caídas, como las maniobras para
glucosa administrada La fractura de cadera tiene una gran incidencia mundial, funda- disminuir la energía del impacto (mediante la extensión del brazo
sa
mentalmente en la tercera edad. Hay estudios que estiman que su para apoyarse y evitar el golpe directo), que se vuelven más lentas
Aa,c Carperter y Coustana incidencia superará los 6 millones en el año 20501-4; en cambio, en o incluso inadecuadas11,13,16.
mmol/l mg/dl mmol/l
1990 fue de 1,66 millones. Sólo en Estados Unidos se contabiliza- En cuanto a la osteoporosis, tradicionalmente se entendía como
5,8 95 5,3
10,5 180 10,0 ron 280.000 fracturas de cadera en el año 1998, y se prevé que esta la disminución de la masa ósea por unidad de volumen, sin tener
9,1 155 8,6 cifra se habrá duplicado para el año 2050. En términos económi- en cuenta otros factores, como la arquitectura ósea. Ahora se defi-
8,0 140 7,8 cos, en 1995 este tipo de fractura supuso un 43% del gasto sanita- ne la osteoporosis como una enfermedad ósea sistémica caracteri-
ADAa rio dedicado al tratamiento de fracturas en general. Si nos centra- zada por una masa ósea disminuida en función de la edad y el sexo
mmol/l mg/dl mmol/l
mos en España, los datos no varían demasiado; la incidencia anual del individuo, con alteración de la microarquitectura de los huesos,
6,9 95 5,3 es de 30.000-35.000 fracturas de cadera, cifra que podría llegar a lo que confiere un aumento de la fragilidad ósea y una mayor faci-
– 180 10,0
7,8 155 8,6 980.000 en la población femenina mayor de 50 años, según algu- lidad para la aparición de fracturas. Actualmente, la prueba diag-
icas las SOG con 2 o más valores igua- nos estudios recientes3,5-11. nóstica más utilizada es la DEXA, o comúnmente llamada densito-
n positivas las SOG con al menos 1 de
c
En 1998, un estudio multicéntrico europeo12 calculó que una de metría, considerada como el patrón de referencia para la medición
Criterios utilizados en nuestro hospital
cada 3 mujeres y una de cada 9 varones mayores de 80 años sufri- de la masa ósea. Hay que tener en cuenta que, además de la osteo-
rán una fractura de cadera como consecuencia de la osteoporosis. porosis, otras muchas causas también pueden debilitar el hueso de
Además, el aumento progresivo de la esperanza de vida en la po- la persona anciana, entre las cuales podemos mencionar ciertos
blación occidental propicia el incremento cada vez mayor de estas medicamentos, como los corticoides o la tiroxina, que tienen efec-
cifras. La media de edad de los pacientes con fractura de cadera se to sobre el metabolismo fósforo-calcio, la falta de ejercicio, o el dé-
ha incrementado en las 2 últimas décadas13-18, que en nuestro me- ficit de calcio y vitamina D11,16,21,22.
dio es de 87,5 años (hecho que se correlaciona con la mayor espe- Otros factores de riesgo de menor importancia son: habitar en
ranza de vida presente en nuestro país en comparación con la me- ciudades, ingesta excesiva de alcohol y cafeína, inactividad física,
dia europea). haber padecido una fractura en el lado contralateral, presencia
La raza es otro factor que influye en la incidencia: ésta es más de coxartrosis y antecedente de que la madre haya tenido una
baja en las razas asiática y negra (tanto en mujeres como en varo- fractura en la misma localización (en el caso de las pertrocan-
nes). La raza blanca tiene una mayor incidencia, de claro predomi- téreas)11,16,23.

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Tipo I Tipo II Tipo III Tipo IV

Figura 1 Clasificación de Garden para las fracturas subcapitales de fémur.

Para la confirmación del diagnóstico es preciso realizar un estudio


31-A1
radiológico con proyecciones anteroposterior y axial de ambas cade-
ras. Si a pesar de todo el diagnóstico es dudoso y la sospecha de frac-
tura es elevada, se pueden realizar otras exploraciones complementa-
rias, como la gammagrafía ósea (útil sobre todo a partir de las 72 h), la
tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM).
1 1 1

.1 .2 .3 CLASIFICACIÓN

Las fracturas de cadera se pueden dividir en 2 grandes grupos:


31-A2 fracturas del cuello femoral (subcapitales) y fracturas del macizo
trocantéreo (pertrocantéreas). Cada grupo tiene su propia subcla-
sificación y tratamiento.
Fracturas subcapitales
1 1 1 La clasificación más utilizada es la propuesta por Garden en 1961
(fig. 1)24, que divide las fracturas del cuello femoral en 4 tipos según
.1 .2 .3 su grado de desplazamiento en la radiografía anteroposterior (fig. 1).
Fracturas de la región trocantérea
31-A3 Hay varias clasificaciones de estas fracturas, como la de Boyd y An-
derson, la de Kyle y Gustilo, la de Evans o la clasificación de la
AO24. Todas estas clasificaciones son difícilmente reproducibles
entre distintos observadores, y a veces incluso por el mismo clasifi-
cador, por lo cual lo más práctico es dividir las fracturas en estables
1 1 1 o inestables (fig. 2). En las fracturas estables ambas superficies
fracturarias están intactas y hay un contacto concéntrico entre las
.1 .3
corticales medial y lateral una vez reducidas. Para la estabilidad, es
.2
básica la reducción y conservación de la cortical medial. Para clasi-
Figura 2 Clasificación de la AO para las fracturas pertrocantéreas de fé-
ficar una fractura como estable o inestable es fundamental la refe-
mur.
rencia radiográfica, que informa sobre la integridad o no del área
posteromedial, su tamaño, la conminución y el desplazamiento del
fragmento que incorpore el trocánter menor. Pueden considerarse
DIAGNÓSTICO estables las fracturas tipo I y II de Boyd, las tipo I de Evans y los ti-
pos A.1 y A.2.1 de la clasificación de la AO10.
En primer lugar, hemos de realizar una correcta anamnesis,
preguntando sobre el antecedente del traumatismo, profundi-
zando tanto en la causa de la caída como en el mecanismo de la TRATAMIENTO
lesión. La mayoría de las lesiones, como ya hemos comentado,
se habrá producido por un traumatismo de baja energía. A la En la mayoría de los casos el tratamiento de estas fracturas es qui-
exploración clínica se puede constatar un dolor intenso al inten- rúrgico, lo que permite una movilización precoz del paciente y dis-
tar la movilización pasiva de la extremidad afectada así como minuir las complicaciones secundarias a un encamamiento prolon-
una impotencia funcional. Si la fractura está desplazada, puede gado (infecciones respiratorias, urinarias, trombosis venosa profun-
haber un acortamiento y una rotación externa de la extremidad da, úlceras de decúbito, etc.)13,16,25. El tratamiento quirúrgico
afectada. siempre intenta recuperar la función y la calidad de vida previa a la

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fractura, y sus buenos resultados dependerán de varios factores: la


comorbilidad asociada (donde se incluyen las enfermedades sisté-
micas), la deambulación previa (autónoma o con ayuda) y el estado
nutricional, así como una estabilización suficientemente estable
para permitir la movilización e incorporación precoz del paciente.

TRATAMIENTO DE LAS FRACTURAS DEL CUELLO


FEMORAL

Dado el desplazamiento de la fractura y el daño secundario a la


vascularización cefálica, en este tipo de fracturas hay un cierto ries-
go de necrosis de la cabeza femoral. A pesar de eso, en un pacien-
te joven siempre se intentará preservar la cabeza femoral, inde-
pendientemente de si la fractura está o no desplazada mediante
una osteosíntesis cerrada o abierta y una fijación con tornillos ca- Figura 3 a Radiografía anteroposterior de una fractura subcapital de fé-
nulados. Esta operación se considera una emergencia, por lo que mur izquierdo enclavada en valgo.
sus buenos resultados dependen de la rapidez con la que se reali-
za. En cambio, en el anciano es prioritaria la movilización y la in-
corporación rápida para evitar las complicaciones secundarias a un
encamamiento prolongado. Por ello, si la fractura no está desplaza-
da, se intenta la reducción y la fijación con tornillos canulados (figs.
3 a y b). Si la fractura está desplazada se considera que tiene pocas
posibilidades de recuperar la viabilidad de la cabeza femoral y se
trata de entrada con prótesis parcial o total de cadera (figs. 4 a y b),
en función de la autonomía y la calidad de vida previa del paciente.
La sustitución de la cabeza femoral permite una incorporación rá-
pida y evita una reintervención por la seudoartrosis secundaria al
tratamiento mediante osteosíntesis. El tratamiento conservador se
puede indicar en fracturas no desplazadas, enclavadas en valgo y, a
veces, en los pacientes con un deterioro del estado general grave
que no deambulaban previamente26-31.

TRATAMIENTO DE LAS FRACTURAS


TROCANTÉREAS

Actualmente hay unanimidad respecto de que el tratamiento de


este tipo de fracturas es quirúrgico. Se dispone de varios sistemas
de osteosíntesis para su tratamiento: extramedular y intramedu-
lar4,24,32. La osteosíntesis extramedular ofrece la ventaja teórica de
conseguir una reducción anatómica de la fractura tras la compre-
sión del foco fracturario. Las desventajas del método son una in- Figura 3 b Radiografía anteroposterior de la fractura subcapital de fé-
mur tratada con tornillos canulados.
tervención más prolongada, con el consiguiente aumento del ries-
go de infección y hemorragia3,24,32.
Como ejemplos de este tipo de síntesis podemos citar el clavo- fémur es más corto que el generado con los métodos extramedula-
placa monobloque y el tornillo-placa deslizante, conocido por sus si- res, con lo que disminuye el riesgo de fallo del material.
glas en inglés (DHS, dynamic hip screw). Este sistema es el más uti- Los métodos de osteosíntesis disponibles actualmente son los si-
lizado y permite la elección entre implantes con diferentes ángulos guientes:
cérvico-diafisarios, que varían entre 130 y 150° (figs. 5 a y b). Es fun-
damental una buena colocación del tornillo, que debe situarse en el Clavo endomedular tipo Ender
centro del cuello y la cabeza femoral, a una distancia de 0,5-1 cm de En la actualidad esta técnica ha caída en desuso por la poca estabi-
la cortical cefálica. Una alternativa a este sistema es el DCS (dyna- lidad que ofrecía a la fractura. Consiste en la inserción de 3 clavos
mic condilar screw)3,10,24,32. En las fracturas en que hay una conmi- semielásticos a través del cóndilo femoral medial, continuando a lo
nución del trocánter mayor o de la superficie lateral del fémur proxi- largo de la diáfisis hasta ensartar el cuello y la cabeza femoral sin
mal, la adición de una placa trocantérea de sostén TSP (trochanteric necesidad de abrir el foco de fractura32.
stabilising plate) puede mejorar la estabilidad de la osteosíntesis.
También se puede utilizar como alternativa el sistema DCS3,10,24. Clavo endomedular tipo Gamma
La osteosíntesis endomedular se desarrolló en los años setenta Su uso en las fractura pertrocantéreas permite la consolidación en
para evitar las complicaciones del clavo-placa monobloque32,33. Es- la mayoría de los casos. El porcentaje de seudoartrosis varía entre
te tipo de síntesis presenta la ventaja de preservar la vasculariza- el 0 y el 3,3%, pero si la fractura es patológica o inestable con com-
ción perióstica y de no exponer el foco de fractura. Desde el punto ponente subtrocantéreo puede producirse una fractura del clavo
de vista mecánico, el brazo de palanca en el extremo proximal del por fatiga32,34.

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Figura 4 a Radiografía anteroposterior de una fractura subcapital de fé- Figura 5 a Radiografía anteroposterior de una fractura pertrocantérea
mur izquierdo desplazada. de fémur derecho.

Figura 4 b Fractura subcapital de fémur tratada con una hemiartroplas- Figura 5 b Fractura pertrocantérea de fémur derecho tratada con un
tia de Austin Moore. tornillo-placa DHS.

Clavo endomedular tipo TFN independientemente de las derivadas de la cirugía, entre las que
De reciente aparición en el mercado y como sustituto del clavo cabe destacar las siguientes:
PFN, es parecido al clavo Gamma pero, a diferencia de éste, utiliza
una hoja espiral (fig. 6 a y b) en vez del tornillo cefálico, con lo cual, Infección
supuestamente, el agarre en el hueso esponjoso cefálico es mejor35. La infección de la herida quirúrgica es una de las complicaciones más
temibles en el tratamiento de estas fracturas, ya que en ocasiones son
Artroplastias necesarias varias reintervenciones, obligando incluso a la retirada del
En casos de fracturas pertrocantéreas muy inestables que no se pue- material protésico o de osteosíntesis. Si bien esta complicación ha dis-
den sintetizar con ningún sistema extramedular o endomedular, o in- minuido con la introducción de la profilaxis antibiótica1,36,37, en la ac-
cluso en casos de fallo de síntesis con estos sistemas, se puede elegir la tualidad persiste alrededor del 1-2% de infecciones de la herida qui-
artroplastia de cadera como tratamiento definitivo. Hay autores que rúrgica. Además, estos pacientes también pueden presentar otras in-
son partidarios de una artroplastia total de cadera en ancianos que no fecciones asociadas, como infecciones urinarias, neumonías, etc.
tolerarían una segunda o tercera intervención quirúrgica24,32.
Tromboembolismo
Fijador externo Los pacientes con fractura de cadera tienen un alto riesgo de com-
El fijador externo como tratamiento de las fracturas pertrocanté- plicaciones tromboembólicas tras el tratamiento quirúrgico34,38. La
reas puede utilizarse como solución de urgencia en pacientes an- enfermedad tromboembólica venosa (ETEV) es una causa impor-
cianos o inmovilizados en cama que presentan un alto riesgo para tante de mortalidad y morbilidad en la práctica traumatológica y
cualquier otra intervención más agresiva32. ortopédica. Para la profilaxis se emplean métodos mecánicos (me-
dias de compresión, bombas mecánicas y, en ocasiones, filtros de
la vena cava) y químicos. Entre estos últimos destacan las hepari-
COMPLICACIONES DE LAS FRACTURAS DE CADERA nas de bajo peso molecular10,24.

Hemos observado que los pacientes con fractura de cadera son Úlceras por decúbito o por presión
personas de edad avanzada y, debido a su pluripatología asociada y Es una complicación todavía habitual en nuestros hospitales, que
al encamamiento prolongado, pueden desarrollar complicaciones, está relacionada con el encamamiento prolongado y la desnutri-

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(539) JANO 2-8 SEPTIEMBRE 2005. VOL. LXIX N.º 1.574 29

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