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Los volcanes son estructuras geológicas que comunican directamente la superficie

terrestre con los niveles más profundos de la corteza y se manifiestan como una obertura
o cráter en la tierra o en montañas formadas por la misma acumulación de material
volcánico. Son el resultado de un complejo proceso de formación, ascenso, evolución,
emisión y depositación de material magmático. Su actividad produce emisiones de lava,
gases y material piroclástico (bombas, cenizas y lapilli).
Estos son los fenómenos generados por emisiones volcánicas con mayor incidencia sobre
el medio
Están directamente relacionados con la composición química de los gases emitidos:
El vapor de agua aumenta la humedad del medio. Las emisiones de ácido fluorhídrico
(HF) y ácido clorhídrico (HCl) y pueden disolverse directamente en el agua contenida en
las nubes o con el mismo vapor de agua emitido, formando lluvias acidas.
El CO2 (principal gas de efecto invernadero) aumenta la temperatura del planeta.
El (SO2) dióxido de azufre emitido se convierte en ácido sulfúrico (H2SO4), se condensa
en la atmósfera y precipita en forma de lluvia con partículas muy finas. La concentración
de estas partículas origina el llamado aerosol de sulfato.
La combinación de material particulado (polvo y ceniza), luz solar, oxígeno (O2) y la
humedad genera el humo volcánico, que en altas concentraciones forma una densa capa
gaseosa denominada escudo solar, impidiendo que traspase la luz solar sobre la
superficie. Este fenómeno genera variaciones climáticas locales y regionales.
Los efectos de la ceniza sobre el suelo, en relación al cambio en sus características físico-
químicas y si resultan ser efectos positivos o negativos, dependerá de varios factores,
entre ellos, el espesor de ceniza acumulada, su tamaño, composición y disponibilidad de
nutrientes, si ha habido lavado o no debido a las precipitaciones y las características de
los suelos en donde se depositen las cenizas.
Básicamente, los efectos positivos se relacionan con los nutrientes y la fertilidad del
suelo. Por ejemplo, desde una perspectiva física, puede ser que al incorporarse al suelo
partículas volcánicas con un tamaño de arena, estas puedan darle soltura al suelo y más
accesibilidad a las plantas para obtener sus nutrientes. O puede suceder que las cenizas
volcánicas presenten una disponibilidad importante de nutrientes de tal manera, que al
interaccionar con el suelo, este incremente su fertilidad.
Por el contrario, si la carga de ceniza volcánica es relativamente excesiva, esta será más
difícil de remover. El suelo naturalmente se recuperara, pero conlleva muchos años y si
la ceniza no aporta nutriente alguno, tomará tiempo que el suelo se convierta en un suelo
productivo para el cultivo.
La erupción del volcán Hudson de 1991 fue una de las más violentas y duraderas de la
historia de Chile. Expulsó unas 2.500 toneladas de cenizas volcánicas que arrastradas por
el viento, cubrieron extensas aéreas de Chile y la Patagonia argentina, provocando la
muerte de muchos animales y la destrucción de los cultivos y bosques.
Su efecto sobre la localidad de Los antiguos (en argentina) fue bastante interesante. Esta
localidad se encuentra a más de 100km de distancia en línea recta del Volcán. Las cenizas
emitidas durante la erupción del 91, destruyeron completamente la zona. Tuvieron que
pasar varios años hasta que los suelos se recuperaron, transformando el terreno en un
valle verde y fértil. El clima frío, los suelos arenosos y la abundancia de agua generaron
un microclima que benefició al suelo dándole mayor fuerza a los cultivos, pudiendo
sembrar cerezas con un tamaño mayor a lo habitual pero de una gran calidad a nivel
nacional y de exportación hacia Europa.

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