Ranke, catedrático de la Universidad de Berlín, publica una frase en 1824 que recorrerá el
mundo y que sentará las bases de su forma de hacer historia: “Se ha atribuido al historiador
la misión de juzgar el pasado, de enseñar el mundo contemporáneo para servir al futuro:
nuestro intento no se inscribe en tales elevadas misiones, sólo intenta mostrar lo que
realmente fue”. Este historiador planteará así su concepción de objetividad. Para él la
investigación histórica consistía en la descripción de los hechos, de los acontecimientos
despojados de intencionalidades. Noiriel (1997: 56) dirá que “Ranke quiere demostrar que
es la investigación empírica, el estudio de los hechos, la que posibilita el progreso del
conocimiento y no las especulaciones metafísicas sobre el sentido de la historia”. En este
sentido, la Historia de Ranke tiene como objeto de estudio los acontecimientos políticos.
“Sus libros hablan siempre de los estados y de las relaciones que se establecen entre ellos
por medio de la diplomacia y la guerra”. (Fontana, 2002: 170)
Las fuentes, que son las que garantizan la verdad del relato histórico, son los documentos
oficiales. Estas fuentes son seleccionadas, organizadas, y analizadas minuciosamente de
acuerdo al método “heurístico”. Este método es el que garantiza la objetividad del
historiador. Los historiadores son profesionales, es decir, la Historia se constituye en
disciplina dentro de las universidades alemanas, y su estudio está a cargo de docentes
universitarios. La redacción de estilo narrativo, es fundamentalmente descriptiva y
episódica.
En Francia, a fines del siglo XIX también se dará un cambio en la forma de hacer historia.
La Historia que se escribía básicamente para ser utilizada en la enseñanza, dará un salto
desde la narrativa a la “objetividad” de los documentos de archivo, documentos oficiales
que se guardaban en las nuevas instituciones creadas como archivos nacionales,
bibliotecas, etc. La fuente, la pieza de archivo, era el garante de la legitimidad Al igual que
en Alemania el objeto de estudio eran los acontecimientos políticos, militares, diplomáticos
y las biografías de los personajes ilustres. Así Lavise escribe una “Historia de Francia” en
1894, que consistía en una obra de 27 volúmenes dedicada a destacar la historia 3 Nora,
P. (1993: 48) 7 nacional. Esta Historia legitimaba a la “nación burguesa y liberal” surgida de
la Revolución Francesa.
En Francia, ésta será la época de las “grandes historias nacionales”. En Alemania Ranke
escribe “Historia de los pueblos románicos y germánicos de 1494 a 1514”. Droysen publica
en 1886 su “Historia de la política prusiana”. Mommsen la “Historia romana” y Heinrich von
Treitschke “Historia de Alemania en el siglo XIX”. En Inglaterra, Macaulay publica en 1849
“Historia de Inglaterra”, y Henry Buckle “Historia de la civilización en Inglaterra”. A fines del
siglo XIX también en España la Academia de la Historia intenta publicar una “Historia
general de España”