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Cuatro Factores que Influyen en la

Autoestima
Autoestima 2

El amor propio es un ingrediente de salud emocional muy importante, sin embargo, también es muy
recomendable recordar que existen factores externos que pueden influir en el modo en el que una
persona se observa a sí misma. Construimos nuestro autoconcepto a partir de experiencias y
vivencias. Por tanto, también obtenemos información de nosotros mismos a través del modo en el
que nos ven los demás.

El pasado no determina el presente, sin embargo, sí es cierto que si una persona ha vivido etapas de
soledad profunda y de falta de amigos, puede partir de un grado de autoestima más bajo para
empezar a potenciar su desarrollo personal que una persona que ha tenido relaciones personales
sanas y constructivas.

Conviene analizar los factores que pueden haber influido en nuestra autoestima no como un
condicionante sino como una forma de comprender mejor nuestra historia.

¿Qué factores influyen en la autoestima?


1. El entorno familiar puede ser causa de algún tipo de sufrimiento interior en caso de sufrir
carencias afectivacs importantes. En ocasiones, estas carencias están vinculadas con la
muerte del padre o la madre, perdiendo a uno de los seres queridos más importantes en la
infancia o en la adolescencia. El amor es uno de los alimentos más sólidos de la autoestima
porque representa la aceptación incondicional y la satisfacción de una de las necesidades
más importantes del corazón humano: el deseo de sentirse querido.
2. En relación con la familia, otro ingrediente fundamental que influye en la autoestima
personal es la educación recibida, los valores que el hijo observa en su hogar, el ejemplo
que los padres ofrecen a sus hijos. La figura de los padres es clave a lo largo de la vida,
aunque este vínculo evolucione a lo largo de los años. Los recuerdos felices que un hijo
guarda de sus padres incluso cuando ellos ya han muerto, es un tesoro de autoestima.
3. Los resultados de una acción también pueden afectar a la autoestima personal. Por
ejemplo, si un niño sufre dificultades escolares y siente que no obtiene una recompensa al
esfuerzo invertido, puede dudar de su propia capacidad y de su valía al poner en relación las
acciones externas con su propio valor personal. Lo mismo nos puede ocurrir en la etapa
adulta cuando nos sentimos vulnerables ante el efecto del fracaso como una experiencia
poco agradable.
4. Durante la infancia y la adolescencia tiene una gran influencia el papel del grupo. Estas
vivencias están vinculadas con el desarrollo de nuestra personalidad ya que muestran el
aprendizaje de las habilidades sociales. Dependiendo del rol que el niño ocupa en su clase,
puede desarrollar un autoconcepto de sí mismo más o menos constructivo. Los pilares de la
autoestima comienzan a forjarse en la infancia, por esta razón, aspectos vividos en aquella
etapa pueden dejar también huella en la etapa adulta.

DEFINICIONES DE EGO Y AUTOESTIMA


EGO: es lo que pensamos que piensan los demás sobre nosotros. O visto de otra
forma, cuánto pensamos que nos quieren los demás.
AUTOESTIMA: es simplemente lo que pensamos sobre nosotros. Otra forma de
verlo es se relaciona con cuánto nos queremos a nosotros mismos.
¿CÓMO SE RELACIONAN EL EGO Y LA
AUTOESTIMA?
¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN?
Se puede tener mucho ego, pero muy baja autoestima. Mientras que lo contrario es
más extraño, personas con alta autoestima y bajo ego.

Ejemplo de lo primero puede ser algún famoso que se suicida por una depresión.
Sin dudas, un rockero tiene un ego muy grande, muchas personas le admiran, pero
sin embargo cuantos han caído en una depresión que les lleva hasta el caso extremo
de un suicidio. Esto está directamente relacionado a una autoestima muy baja.

Es cierto que cuando nos “inflan” el ego nos sentimos bien, pero no nos
confundamos. Eso lo único que hace es crearnos dependencia, porque cuando
nos tiren el ego abajo, nos sentiremos mal.
Las personas con alta autoestima no dependen tanto de su ego. Ellos se valoran por
lo que son, se aceptan y se quieren, y eso es independiente de si les felicitan o les
reclaman. Son personas que no temen pasar vergüenza o enfrentar si tuaciones
difíciles, porque generalmente son seguras.

Ahora ye tienes una idea sobre la diferencia entre ego y autoestima.


Es posible que algunas personas aún crean que los conceptos de autoestima
y ego son sinónimos. Algo totalmente comprensible si tenemos en cuenta que
desde bien pequeños nos enseñan a mirar por lo demás antes que por nosotros
mismos. Incluso en la edad adulta, velar por uno mismo puede ser tildado de
egocentrismo y egoísmo.
Pero, ¿qué ocurre cuando confundimos la autoestima con el ego? Que
anteponemos las necesidades de los demás a las nuestras, que buscamos la
aprobación externa y que nos sentimos culpables cuando deseamos decir
“no”, pero nos vemos obligados a decir “sí” para no quedar como egoístas.

Ahora bien, la gran consecuencia de esta confusión es la desconexión con


nuestras necesidades, ya que olvidamos escucharnos y por ende, valorarnos
como es debido. Por todo esto, hoy vamos a ver 7 diferencias entre autoestima
y ego.

1. La admiración por uno mismo


Una persona con un gran ego tiene una admiración excesiva por sí misma.
Tanto es así que desarrolla rasgos narcisistas y observa el mundo desde una
óptica distorsionada. El gran problema de este tipo de personas es que se creen
superior a los demás, es decir consideran que son perfectas y que todo lo que
hacen también.
Sin embargo, una persona con alta autoestima aunque se valora, lo hace
siempre desde una óptica realista. Así, es consciente de sus virtudes pero
también de sus defectos y no intenta camuflarlos para aparentar ser lo que no
es. Al contrario, los acepta y si alguno le produce problemas o dificultades trata
de encontrar una solución.
No es negativo admirarse, quererse, decirse cosas positivas. No obstante,
creernos perfectos sí. Todas las personas tenemos defectos y el hecho de
reconocerlos nos ayuda a mejorarlos. Fingir que no los tenemos no nos hace
bien.

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2. Preocuparse por uno mismo y por los demás


La diferencia entre autoestima y ego puede verse muy clara en este segundo
punto. Alguien con ego siempre se preocupará por sí mismo, pero nunca
por los demás. Necesita ser el centro de atención, captar todas las miradas. Y si
esto no ocurre, si se siente ignorado, una de sus reacciones es el enfado.
En cambio, una personas con autoestima se preocupa por sí misma, pero
también por lo demás. Por eso, a diferencia de alguien con ego, sabe escuchar y
no busca ser el centro de atención. Una persona con autoestima sabe muy
bien lo que significa la empatía y tiene relaciones mucho más
enriquecedoras.

“Recortas y moldeas tu pelo pero casi siempre olvidas recortar y moldear al


ego”.

-Albert Einstein-

3. Ver más allá de las propias creencias


Cuando tratamos con una persona que tiene un gran ego, lo primero que
percibiremos es que no es capaz de ver más allá de sus creencias. Resultará
imposible esperar que las cuestione o que reflexione sobre ellas. Cree que su
visión es la única verdadera y eso le genera muchos conflictos con los demás.
Sin embargo, una persona con alta autoestima es capaz de mirar más allá
de su punto de vista. Sabe que su visión no es la única y comprende que otras
personas tengan perspectivas diferentes, incluso puede llegar a interesarse por
ellas. El hecho de saber escuchar, de ponerse en la piel del otro y de poder
adquirir una nueva perspectiva de una situación provoca que las relaciones que
tiene sean sanas y provechosas.
Como vemos, una clara diferencia entre autoestima y ego es que la persona
con ego nunca puede empatizar o ponerse en la piel de los demás. Para ello
es necesario tener una autoestima fuerte y sana. De hecho, alguien con ego en
realidad no se quiere ni se respeta. Solamente tapa y oculta aquello que no le
interesa. Por eso le resulta tan complicado ver más allá.

4. La dificultad para aceptar las críticas


Una persona con grandes dosis de ego no soportará recibir ni una sola
crítica que atente contra la imagen exagerada y distorsionada que tiene de
sí misma. Como ha ocultado sus defectos bajo esa máscara de grandiosidad,
cualquier señal que indique revelarlos provocará que se ponga a la defensiva, se
enfade y culpe a los demás.
En cambio, quien goza de una autoestima sana será capaz de reconocer sus
defectos y de recibir críticas que le ayuden a mejorar. Esto último no se lo
tomará como algo negativo, sino que incluso lo agradecerá. Ahora bien,
siempre y cuando sean críticas constructivas.

“Se madura y evoluciona cuando se hace autocrítica y se acepta la crítica


constructiva”.
-Jorge González Moore-

5. Esperar recibir algo a cambio


Hemos visto que una persona con mucho ego siempre piensa en ella misma. Por
eso, si alguna vez busca la ayuda de los demás o se acerca a ellos manifestando
algún tipo de interés es porque hay algo que le puede beneficiar. Si no va a
sacar nada positivo, la persona con ego no contará con los demás.
No actúa de esta manera alguien con una sana autoestima. Pues no utiliza a los
demás para lograr sus fines, sino que gracias a los demás sabe que puede
crecer. Alguien con autoestima nunca se mueve por interés.

Las personas con una buena autoestima son generosas y no piensan en su


beneficio en las relaciones que mantienen con los demás.

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6. La jerarquía entre las personas


Otra de las grandes diferencias entre autoestima y ego es que quien tiene ego
piensa que está por encima de los demás. Esto puede pensarlo ya sea porque
considera que es superior en fuerza, en inteligencia o en belleza, entre otras
cosas. Además, cree que el mundo gira a su alrededor.
Sin embargo, una persona con buena autoestima sabe que ninguna persona
es superior a otra, tan solo que son diferentes. Por eso, no suelen realizar
comparaciones.

“No te compares con nadie, ten la cabeza bien alta y recuerda: no eres ni
mejor ni peor, simplemente eres tú y eso nadie lo puede superar”.

-Anónimo-

7. Para dar primero hay que darnos


La última de las diferencias entre autoestima y ego que vamos a tratar hace
referencia a esa creencia de cubrir primero las necesidades de los demás. No
obstante, no podemos dar aquello que nosotros no tenemos.

Así, quien tiene grandes dosis de ego no puede amar sanamente y


tampoco puede cubrir las necesidades ajenas si antes no ha cubierto las
suyas. Por eso, su vida transcurre tras constantes intentos de aparentar,
camuflar, creerse el mejor…
Esto no ocurre con aquellas personas que tienen una sana autoestima. Ellas se
respetan a sí mismas, se aceptan, se valoran y se aman. Por eso, son capaces de
tener relaciones muy enriquecedoras. No son egoístas, están aprendiendo
aquello que necesitan para después brindárselo a los demás.

Todos, en alguna ocasión, hemos caído en las garras del ego. Identificarlo en
lugar de negarlo y mirarlo de frente nos permitirá darnos cuenta de que quizás
esconde problemas de autoestima.
¿No nos creemos suficientes? ¿Qué es lo que nos hace sentirnos inseguros?
¿Por qué queremos que los demás nos presten atención? Reflexionemos. No se
puede tener ego y alta autoestima a la vez.

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