Nayla Vargas.
Mariana García.
Teorías literarias:
Deconstrucción.
Para Culler:
Última hora.
Y yo no sé si podré obviarte
Caracas arde
Vemos que si vamos más allá, la idea inicial desaparece, pues la nueva
construcción de sentido hecha permite entender que el sentido del poema se aleja
completamente de lo que en un principio parecía y más bien hace una
transfiguración de la ciudad, en pro de mostrar una realidad, como lo es el hecho
de que Caracas, como el fuego, nos abrasa sin necesidad de un suceso
extraordinario. Entonces, arde se convierte en un término autodestructivo, que
lleva a un plano que va mucho más allá de su simple significado y es la piedra
angular, en palabras de Derrida, que nos permite adentrarnos en las articulaciones
ocultas y fragmentarias dentro de esa realidad.
Una vez que hemos leído y puesto en primer plano las implicaciones y
presuposiciones que encierra el texto, es necesario penetrar en el poema para
indagar sobre los elementos literarios usados por el escritor y determinar, según la
teoría expuesta, qué elementos actúan en el poema como anfitriones y quienes
están bajo ellos. Si Caracas arde, ¿Qué la hace arder? Y ese es el
deconstruccionismo en su máxima expresión.
Podemos ver, entonces, que los estudios culturales se han visto marcados
por la tensión entre recuperar la cultura popular, como expresión de las masas,
para otorgarle voz a los marginados, y por otra parte viendo el estudio de la cultura
de masas como una imposición ideológica opresiva. Para Culler, es importante
estudiar la cultura popular, porque nos pone en contacto con lo básico, lo corriente
y lo común. Sin embargo, también es importante resaltar el impulso de mostrar
cómo las fuerzas culturales nos manipulan y nos transforman. Como ejemplo,
tenemos los anuncios publicitarios, que se dirigen a nosotros como consumidores
que valoramos determinadas características, los que nos convierte en sujetos
determinados, bajo un fin concreto, que buscan un final exacto. Entonces, los
estudios culturales parten de la base de observar en qué medida nos manipulan
las formas culturales y en qué medida podemos usarlas para otros propósitos,
utilizando nuestra responsabilidad.
Por ende, los estudios culturales viven en la tensión que surge entre el
deseo de analizar la cultura como un conjunto de códigos y prácticas que alienan
al pueblo a ciertos intereses y deseos, y entre la necesidad de encontrar en la
cultura una forma de expresión auténtica y valiosa. En consecuencia, numerosas
investigaciones culturales se han enfocado en cómo la identidad se forma, de
transmite y se experimenta, mediante las minorías étnicas, que suelen no
identificarse con la cultura mayor, construyendo una ideología cambiante.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la literatura? Construir una relación
entre ambos puntos sigue siendo complicada. Sin embargo, los estudios culturales
no están comprometidos a repudiar a los estudios culturales. Por contrario, estos
surgieron de la aplicación de técnicas de análisis literario a otros materiales
culturales, lo que permiten que la literatura se estudie como una práctica de
cultura singular, colocándolas en relación con discursos de otro tipo. Entonces, la
unión entre ambos estudios siempre será favorable, ya que intensifican el estudio
de la literatura como un fenómeno cultural e intertextual complejo.
Esto nos lleva a separar dos grandes pasos que hay que llevar a cabo: Un
primer momento que lleva a estudiar el valor de estudiar cualquier tipo de objeto
cultural, partiendo de la argumentación, estableciendo comparaciones y tomando
como válido todo aquello que se considere cultura; y un segundo momento en el
que se evalúen los métodos de análisis, aplicables a los objetos culturales, como
plantear las ventajas y desventajas de diferentes formas de análisis que puedan
considerarse verdaderas. Entre ellos, destaca la apreciación apreciativa, ligada a
la literatura, y el análisis sintomático, ligada a la cultura, que pueden combinarse y
utilizarse en ambas disciplinas, pues la lectura atenta de textos no literarios no
requiere necesariamente de la valoración estética del objeto, así como realizar
preguntas culturales a un texto literario no lo cambia. En conclusión, la literatura
forma parte de la cultura. Por ende, los estudios culturales son perfectamente
aplicables a las obras canónicas o no, y viceversa.
Literaturas postautónomas.
Esta nueva propuesta tiene una lógica interna, que le permite definirse y
regirse por sus propias leyes, con críticas y enseñanzas particulares, en
relación con otros puntos culturales. Se tiene como base la autonomía y la
autorreflexión, para poder leer y cambiar a la literatura desde ella misma,
desdibujando los límites anteriormente trazados.