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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Kosofsky Sedgwick, Eve


PERFORMATIVIDAD QUEER THE ART OF THE NOVEL DE HENRY JAMES
Nómadas (Col), núm. 10, abril, 1999, pp. 198-214
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105114274017

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PERFORMATIVIDAD1
QUEER
THE ART OF THE
NOVEL DE2
HENRY JAMES

Eve Kosofsky Sedgwick*


Traducción: Víctor Manuel Rodríguez**

Teniendo en cuenta los debates recientes sobre el performance, la


deconstrucción y la teoría de los actos del habla en relación con la interpreta-
ción del género, Eve K. Sedgwick explora sus aciertos y límites para imaginar
una performatividad “queer”. La autora concluye que la performatividad queer
es una estrategia para significar, ser y hacer que ubica lo queer no en el territo-
rio del esencialismo identitario, sino en el impulso performativo hacia nuevas
posiciones relacionales a la normatividad; una estrategia que ya ella explora de
manera brillante en la propia escritura de este ensayo. La inclusión de este
texto en el número que celebra los primeros cinco años de la revista Nómadas
busca asociar estas reflexiones queer a la pregunta que lo anima: ¿Qué signifi-
ca ser nómada hoy.

* Eve Kosofsky Sedgwick es profesora en el Departamento de Inglés, Graduate Center,


City University of New York, New York, USA. Figura central en las formulaciones de
la teoría queer, se cuentan entre sus publicaciones: Between Men: English literature and the
Male Homosocial Desire, Epistemology of the Closet Tendencies.
** M.A. Art History. Goldsmiths’ College (Universidad de Londres). Ha sido profesor de
Historia, Historia del Arte y Fotografía en las Universidades Nacional de Colombia,
Pedagógica Nacional, Javeriana y la Universidad de los Andes. Actualmente adelanta
estudios de doctorado en Estudios Visuales y Culturales en la Universidad de Rochester,
Estados Unidos.

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N o recuerdo haber oído la
frase “performatividad queer”3 usa-
se le den. Juzgando por la conferen-
cia de Rutgers, su fuerza hasta aho-
la relación entre esa melancolía
sistémica y la performatividad. Pero
da antes, pero parece que se hizo ne- ra ha reposado en desplazar la ¿dónde, entonces, buscamos la
cesaria, si no por otra cosa, por el explicación anti-esencialista del gé- performatividad en sí misma? Me
trabajo de Judith Butler en y a par- nero hacia un extremo radical de in- gustaría que la cuestión de la
tir de su importante libro Gender terrogación; en ratificar la performatividad fuera de alguna ma-
Trouble4 . Cualquiera que estuvo en centralidad única aparente de la nera útil para entender las
la conferencia sobre Gay and práctica del drag6 –no sólo como oblicuidades entre significar, ser y
Lesbian Studies en la Universidad una metáfora de forma– sino tam- hacer, no sólo en torno a los ejem-
de Rutgers (New Jersey) en 1991, bién como el idioma real de un sis- plos de la performancia drag y (¿su
y escuchó como Gender Trouble se tema de género/sexualidad derivado?) la auto-representación
citaba en conferencia tras conferen- tautológicamente heterosexista, y el basada en el género, sino igualmen-
cia, no pudo evitar estar abrumado idioma de su posible subversión; en te para los actos complejos del ha-
por el impacto productivo que este ampliar la noción de parodia y ex- bla, como lo es el salir del closet, para
denso e imponente trabajo ha teni- ponerla como una estrategia de crí- el trabajo alrededor del SIDA y
do sobre el desarrollo reciente de la tica y lucha de géneros; y de manera otras enfermedades graves relacio-
teoría queer –especialmente entre más general, en colocar el teatro y nadas con la identidad, y para el
los cientos de estudiantes de la performancia teatral en frente y transversal, pero urgentemente
posgrado cuyo “reclutamiento” en al centro de los asuntos de subjeti- cuerpo representacional de la ma-
la vida de los estudios gay, si no sim- vidad y sexualidad. nifestación pública.
plemente en lo gay, ha sido uno de
los más notables y divertidos rasgos Hay mucho que valorar en todo Para empezar: la historia dividi-
en el surgimiento de nuestra disci- esto. Pero como lectora encuentro da del término “performati-
plina compartida. Inevitablemente, que el magnetismo ejercido sobre mí vidad,”así la división cruce el
como cualquier teoría del consumo por la noción de performatividad presente y el futuro. En muchos usos
cultural sugeriría, la repetición, cita emana de lugares diferentes a éstos- que oigo en la actualidad, la
y uso de las formulaciones de Butler que también son queer, y también, “performatividad” parece ser afilia-
en el contexto de la teoría queer creo, resonantes con, al menos, al- da o motivada únicamente por la
prueban haber sido tanto altamente gunas de las preocupaciones de noción de performance en su defi-
activos, como tendenciosos. Es pro- Butler, que hasta ahora han proba- nición teatral. Sin embargo, el tra-
bable que la pieza central del traba- do ser menos fáciles de seguir. Lla- bajo de Butler constituye una
jo reciente de Butler ha sido el maría especialmente la atención invitación a, en sus palabras, “con-
argumento de que el género puede sobre la relación entre la melanco- siderar el género...como...una ‘ac-
ser discutido mejor si se entiende lía sistémica –la melancolía que ella tuación’, por así decirlo, que es tanto
como una forma de performa- sugestivamente describe como intencional como performativa, don-
tividad5 . Pero lo que esta afirmación, instituída por la pérdida, no de un de lo performativo lleva en sí mísmo
a su vez, “significa” es performativa- objeto particular de deseo, sino de el doble significado de ‘dramático’
mente dependiente de los usos que los deseos proscritos en sí mismos– y ‘no referencial’7 . Aquí lo ‘perfor-

Fotos: Juan Camilo Segura

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mativo’ lleva la autoridad de dos dis- ción necesariamente aberrante11 revierten, sin embargo, una y otra
cursos bien distintos, el del teatro, con su propio referente –la torsión, vez como si ningún argumento o
de una parte, y el de la teoría de los la perversión mutua podríamos de- análisis, deconstrucción o desman-
actos del habla y la deconstrucción cir, del referente y la performa- telamiento pudiera realmente viciar
de otra. Asumiendo el prestigio de tividad. o aún desafiar la autoevidencia de
ambos discursos, lo performativo su fuerza ejemplarizante– estas arti-
sin embargo, como Butler sugiere, “Performatividad” es ya una ca- culaciones son las que el trabajo de
significa cosas muy distintas en cada tegoría bastante queer-quizá un Austin instaura como performa-
uno. La dilatación entre los signifi- rasgo no tan sorprendente, si consi- tividad tout court, aún cuando
cados teatral y deconstructivo de lo deramos la fragilidad de su piso termine considerando la performati-
‘performativo’ parece expandirse ontológico, el hecho de que comen- vidad tout court como nominalmen-
hacia las polaridades, en cada extre- zó su carrera intelectual repudiada te inútil.Ya famosas, éstas son un
mo, de la extroversión del actor y la por su propio creador, el filósofo bri- grupo de articulaciones ejecutadas
introversión del significante. La opo- tánico J. L. Austin, quien introdujo en la primera persona singular del
sición que Michael Fried ha señala- el término en la primera de sus con- presente indicativo activo, acerca de
do entre teatralidad y absorción ferencias en Harvard en 1955 (más las cuales “parece claro que
parece estar hecha a la medida para tarde publicadas como “How to Do expresarlas (en, y por supuesto, cir-
esta paradoja acerca de la performa- Things with Words”–“Palabras y cunstancias apropiadas) no descri-
tividad: en su sentido deconstruc- Acciones: Cómo Hacer Cosas con ben mi hacer [o cosa] o afirman que
tivo, performatividad señala las Palabras.”12 ), para repudiarlo lo estoy haciendo: es hacerlo”15 . Los
absorción; en su cercanía al escena- más tarde en alguna parte de la oc- ejemplos incluyen “Prometo,”
rio significa lo teatral8 . Pero en otro tava conferencia. Austin repudia o “Apuesto...,” “Transfiero...,” “Te
rango de usos, un texto como La desmantela la “performatividad ” bautizo....” “Te ofrezco discul-
Condición Posmoderna de J. F. cuando es definida como una cate- pas......,” “Te reto......,” “Te senten-
Lyotard usa “performatividad” para goría distinta o como un campo de cio....,” y así sucesivamente. Pero el
señalar un extremo de algo así como articulaciones lingüísticas (que po- primer ejemplo que ofrece Austin
la eficiencia –la representación drían ser opuestas a lo “consta- sigue siendo el más recurrente y el
posmoderna como una forma de la tivo”); y ciertamente, el uso que la más influyente: “Acepto (a esta
eficiencia capitalista–mientras, de deconstrucción le ha dado a la mujer como esposa), tal y como se
nuevo, la “performatividad” “performatividad” empieza por re- expresa en el curso de una ceremo-
deconstructiva de Paul de Man o de conocerla como una propiedad co- nia matrimonial”16 .
J. Hillis Miller9 parece estar carac- mún a todas las articulaciones del
terizada por la desarticulación pre- lenguaje. Sin embargo, como La ceremonia matrimonial es, de
cisamente de la relación causa- Shoshana Felman señala en The hecho, tan central a los orígenes de
efecto entre el significante y el mun- Literary Speech Act, el propio per- la performatividad (dada su extra-
do. Al mismo tiempo, vale la pena formance de Austin es simple; y una ña, repudiada, pero no atenuada per-
tener presente que con la de sus características secretas es su sistencia ejemplarizante en este
deconstrucción es posible decir más repetido tropismo –y su fascinación trabajo) que un nombre más preci-
de los actos de habla performativos, evidente– hacia una clase particular so para su libro Palabras Y Accio-
que simplemente señalar que son de ejemplos de articulaciones nes: Cómo hacer Cosas con las
ontológicamente desarticulados o performativas13 . Presentadas prime- Palabras podría haber sido Cómo
introvertidamente no-referenciales. ro como puras, originarias y Decir (o Escribir) “Acepto” veinte
Siguiendo la demostración de De definitorias del concepto; repudia- millones de veces sin terminar ca-
Man de “un radical extrañamiento das al final como no más que su sado. (Título Corto: No!-Acepto).
entre el significado y la performancia “caso limitante marginal,” como si Esto es cierto puesto que la mayo-
de cualquier texto”10 , uno podría en realidad tanto los ejemplos como ría de los “Acepto” (o “Los declaro
ubicarse no tanto en la no referen- el concepto hubieran sido presenta- marido y mujer”) son ofrecidos en
cia de lo performativo sino más bien dos para no sobrevivir a la opera- el libro para demostrar como las
en (lo que De Man llama) su rela- ción analítica de las conferencias14 ; cosas puede acabar mal con las arti-

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culaciones performativas del lengua- abrumada por el interés potencial puestos, para una performatividad
je–“por ejemplo, cuando, digamos, que podría reposar en la especula- queer.
ya estábamos casados antes de la ce- ción acerca de otras versiones de
remonia, o es el contador de a bor- performatividad (está bien, adelan- Es por esto que me gusta espe-
do y no el capitán del barco quien la te, llámenlas ‘perversiones’ o ‘defor- cular acerca de una elaboración
dirige,”17 pero aún más, porque es- maciones’), que podrían ubicar performativa que podría empezar
tas articulaciones son ofrecidas en diferentes clases de articulaciones en con el ejemplo, no con el de “Acep-
primera instancia como ejemplos–y una posición ejemplarizante. Austin to,” sino digamos, con el de la ex-
precisamente por ello son vaciadas siempre regresa a la fórmula de la presión “¡Qué vergüenza!.” 18
con anterioridad de toda su “primera persona singular del pre- “¡Qué vergüenza!” tiene varios ras-
performatividad. Cómo Hacer Co- sente indicativo activo,” y el ejem- gos comunes importantes con los
sas con las Palabras actúa entonces plo del matrimonio me hace ejemplos favoritos de Austin: el más
como un gesto triple sobre el matri- preguntar acerca de la forma apa- notable es que se nombra a sí mis-
monio: instala la iglesia monógama rentemente natural en la que el su- mo, que tiene una fuerza ilocutoria
heterosexual diádica –y el matrimo- jeto en primera persona hablante, (conferida por la pena, la vergüen-
nio civil– en el centro definitorio de actuante y señalado, como el pre- za) en y para especificar su intento
un edificio filosófico entero; lo ubi- sente (casamiento) en sí mismo, es ilocutorio. 19 Entonces, como los
ca también, sin embargo, como el constituído en el matrimonio a tra- ejemplos de Austin, depende de la
primer mecanismo heurístico de una vés de un llamado confiado de la au- interpelación de testigos. Y como con
filosofía sobre la clase de cosas (por toridad del Estado, a través de la ellos también, ocurre dentro de una
ejemplo, características o elecciones interpelación pasiva a los presentes matriz de pronombres. A diferencia
personales) que pueden precluir o como “testigos,” y a través de la ló- del conjunto performativo de los
viciar el matrimonio; y, finalmente, gica del suplemento (heterosexual) “Acepto,” su matriz de pronombres
construye así al filósofo en sí mis- mediante la cual la acción subjetiva empieza con la segunda persona.
mo, al Sócrates moderno, como un es garantizada por la soldadura en- Hay un “tú,” pero no hay un “Yo,”
hombre –presentado cómicamente– tre una diada de géneros cruzados. o mejor hay formas implícitas del
cuya relación hacia el juramento ma- Personas que se autodefinen como “Yo” que son constantemente evo-
trimonial será de repetición queer, por el contrario, serán aque- cadas a partir de la formulación
compulsiva, invertida aparentemen- llos cuya subjetividad es fijada en el “¡Qué vergüenza!”. Estas formas
te y, no obstante, de inmunidad rechazo o la desviación de (o por) pueden ser exhortadas de diferen-
última. la lógica del suplemento hetero- tes maneras. La ausencia de un ver-
sexual; mucho menos fijada en aso- bo explícito en “¡Qué vergüenza!”
Así, como el trabajo de Felman ciaciones simples a la autoridad del establece el lugar desde el cual un
lo confirma, la extraña centralidad Estado; y muchísimo menos en una Yo, confiriendo la vergüenza, se ha
del ejemplo matrimonial para la relación complaciente con otros desvanecido a sí mismo y a su ac-
performatividad no es en general como testigos. El surgimiento de la ción. 20 Por supuesto el deseo de
una señal de que esta corriente de primera persona, del singular, del auto-desvanecerse es el punto defi-
pensamiento pueda aturdir la orto- presente, del activo, y del indicati- nitorio de –de qué otra cosa– la ver-
doxia sexual. Sin embargo, estoy vo son todas preguntas, más que su- güenza. Así, la verdadera torsión

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gramatical de la expresión “¡Qué disonancias de género, o de otra mismo guante: la vergüenza, podría
vergüenza!” la designa como el pro- manera, si se le disocia de una in- finalmente ser dicho, la vergüenza
ducto de una historia fuera de la cual fancia estigmatizada. Si queer es un transformacional, es performance.
un Yo, ahora apartado, está proyec- término políticamente potente, que Quiero decir performance teatral.
tando vergüenza hacia otro Yo, uno lo es, es debido a que, lejos de estar Performance entrelaza la vergüenza
aplazado, que ha, sin embargo y con disociado de la escena infantil de la como algo más que sólo su resultado
dificultad, empezado a estar, quizá vergüenza, inaugura esa escena o su expresión, aún cuando revista
para siempre, en el lugar de la se- como una fuente casi inextingible de importancia para estas dos cosas. Tra-
gunda persona avergonzada. La au- energía transformacional. Hay una bajos recientes de teóricos y sicólogos
sencia de un verbo en esta forma tendencia fuerte, creo,en señalar que de la vergüenza ubican la proto-for-
performativa particular implica así el subtítulo de cualquier política ver- ma (ojos mirando hacia abajo y la
una primera persona cuyo status sin- daderamente queer (¿quizá opuesta cabeza desviada) de este sentimien-
gular/plural, cuyo status de presen- a la gay?) debería ser igual al que to poderoso –que aparece en los ni-
te/pasado/ futuro, y, claro está, su Erving Goffman dió a su libro: No- ños tempranamente, entre el tercero
actividad/pasividad pueden ser úni- tas sobre la Administración de una y séptimo mes de vida, justo después
camente cuestionados más que da- Identidad Echada a Perder. Pero que el niño se ha vuelto capaz de dis-
dos por supuestos. más que su administración: su fuer- tinguir y reconocer la cara de quien
za experimental, creativa, lo cuida– en un momento específico
¿Por qué la expresión “¡Qué ver- performativa. de una narrativa particular repetida.
güenza!” podría ser una articulación Es el momento en que el circuito de
del lenguaje útil para empezar a ima- “¡Qué vergüenza!” es performa- las expresiones especulares entre la
ginar una performatividad queer? tivamente eficaz puesto que su gra- cara del niño y la cara reconocida de
Las apariencias están fuertemente en mática –que admito es de alguna quien lo cuida (un circuito que, si bien
contra de ella, lo admito. ¿Cuál es el forma enigmática– es una gramática puede reconocerse como una forma
acierto de acentuar lo negativo, de transformacional: tanto al nivel de la de narcisismo primario, sugiere que
comenzar con el estigma, y con una posición del pronombre, tal como lo el narcisismo desde el primer mo-
forma de estigma –“¡Qué vergüen- he esbozado, como al nivel de la gra- mento se lanza socialmente, peligro-
za!”– tan insanamente alusoria a ese mática relacional del sentimiento de samente en el campo gravitacional
exilio enorme conocido como la in- la vergüenza en sí mismo. Como lo del otro) es roto: el momento cuan-
fancia queer? Sin embargo noten que describió el sicólogo Silvan Tomkins, do la cara del adulto fracasa o rehu-
ésto es sólo lo que la palabra queer quien hasta ahora ofrece la teoría y sa jugar su parte en la continuación
hace en sí misma: lo que ha proba- la fenomenología más productiva de de la mirada mutua; cuando, por
do de forma tan volátil la auto-de- este sentimiento, la vergüenza se es- cualquiera de muchas razones, fa-
signación de queer por sus propios conde a sí misma, la vergüenza señala lla en ser reconocible, o en recono-
activistas es que no hay forma algu- y proyecta, la vergüenza se convier- cer al infante que ha estado, por así
na de reclamación auto-afirmativa te en el lado externo de la piel; ver- decirlo, “dando la cara” basado
que pueda tener éxito si se le diso- güenza y orgullo; vergüenza y en la fé de la continuidad de este
cia de sus afiliaciones con la vergüen- despliegue, vergüenza y exhibicionis- circuito. Como Michael Franz
za y con las terroríficas y sin poder mo son dos lados diferentes de un explica:

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La adaptación conductual del Broucek: “la vergüenza es para las ¿Qué vincula este tópico de la
infante es totalmente dependien- sicología del Yo, lo que la ansiedad vergüenza a una figura literaria
te del mantenimieno de comu- es para la sicología del Ego-la pie- como la de Henry James? Los lec-
nicaciones efectivas con la parte dra angular del afecto).”22 Sin em- tores que han puesto atención a la
coordinadora y ejecutiva del sis- bargo, la vergüenza tanto se deriva reciente, meteórica elevación de la
tema madre- hijo. La respuesta como se dirige a la sociabilidad. vergüenza a su estatus actual de
de vergüenza y humillación, megaestrella de la vida familiar en
cuando aparece, representa el La reacción de vergüenza-humi- el firmamento de la auto-ayuda y la
fracaso o la ausencia de la son- llación en la infancia, que con- sicología popular –junto con su in-
risa del contacto, una reacción siste en descolgar la cabeza y genua figura del Niño Interior– pue-
a la pérdida de la retroalimenta- desviar los ojos, no quiere decir den sentirse un poco incómodos con
ción que proviene de otros, in- que el niño es consciente del re- esta situación. Entonces, por esa cir-
dicando un aislamiento social y chazo, pero indica que el con- cunstancia, pueden ellos acostum-
señalando la necesidad de alivio tacto efectivo con otra persona brarse a leer acerca de la vergüenza
de esa condición21 . ha sido roto...Por lo tanto, la ver- dentro de un marco neoconservador
güenza-humillación a través de que atesora la vergüenza junto a la
El proto-afecto vergüenza es en- la vida puede ser pensada como culpa como, precisamente, un agre-
tonces definido no por la prohibi- una inhabilidad para promover gado de la represión y un reforzador
ción (ni, como resultado, por la efectivamente las reacciones po- de la conducta adecuada.24 En las
represión). La vergüenza aparece sitivas de otras personas hacia formas en que quiero pensar acerca
como un momento, un momento las comunicaciones propias. La de la vergüenza, la extendida valo-
desgarrado, en un circuito de comu- aflicción aguda de esa reacción ración moral de este sentimiento po-
nicación identificatorio de constitu- en la vida posterior retematiza deroso como bueno o malo, como
ción de la identidad. De hecho, el período más temprano, cuan- un mandato para ser cumplido o
como el estigma, la vergüenza es en do tal condición no es simple- como un valor agregado, de acuer-
sí misma una forma de comunica- mente molesta sino que amenaza do con el modo como uno lo estruc-
ción. Proclamaciones de vergüenza, la vida misma23 . tura junto al eje nocional de la
la “cara caída” con los ojos miran- prohibición, el permiso/requeri-
do hacia abajo y la cabeza desviada Entonces, en cualquier mo- miento, parece distintivamente es-
–y en menor medida el sonrojo– son mento en que el actor, el artista tar más allá de mi interés. Considero
semáforos de problemas y al mismo performático, o, añadiría, el activis- que la gran utilidad de pensar acer-
tiempo de un deseo por reconstituir ta político de la identidad, brinda ca de la vergüenza tiene que ver, por
el puente de la comunicación el espectáculo de su narcisismo “in- contraste, con su distancia poten-
interpersonal. fantil” a un ojo expectante, el esce- cial de los conceptos de la culpa y la
nario está armado, por así decirlo, represión, así como de las
Pero interrumpiendo la comu- ya sea para una nueva ‘inundación’ epistemologías acentuadas y los
nicación, la vergüenza también del sujeto en la vergüenza del re- moralismos bifurcados vinculados a
construye identidad. De hecho, la torno del rechazo; o para la pulsa- cada una de las manifestaciones de
vergüenza y la identidad permane- ción exitosa de la mirada especular lo que Foucault se ha referido como
cen en una relación bastante dinámi- a través del circuito narcisístico la hipótesis represiva. Seguramente
ca, al mismo tiempo deconstituyente convertido elíptico (que es como entonces puedo apelar apenas leve-
y fundacional, puesto que la decir que está necesariamente mente a la Vergüenza Tóxica, Cu-
vergüenza es tanto peculiarmente distorsionado) por la hipérbole de rando la Vergüenza que te Oprime,
contagiosa como peculiarmente su reparto original. La vergüenza es o Culpable es el Profesor, El Amor
individualizante. Muchos sicólogos el sentimiento que cubre el umbral es una Lección25 , ¿puedo hacerlo así,
del desarrollo consideran la vergüen- entre la introversión y la extrover- para el beneficio de mi propia me-
za como el sentimiento que mejor sión, entre la absorción y la teatra- todología? ¿Voy realmente a hablar
define el espacio donde se desarro- lidad, entre la performatividad y–la del niño interior de Henry James?
llará un sentido del yo (Francis performatividad. Mi juicio acerca de la fuerza y el in-

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terés del sentimiento de la vergüen- grupo de piezas dramáticas y a nego- narcisismo/vergüenza se comunican
za es claramente distinto del que uno ciar con productores –actuando, cier- mediante una relación volátil. El pri-
puede encontrar en la literatura de tamente, en performance. La mero, como he sugerido, es el dra-
la auto-ayuda; sin embargo allí está: siguiente depresión terrible de James ma de la relación entre James y su
Henry James y el niño interior es lo fue impulsada, no por la humillación audiencia de lectores: usando aquí
que debe ser. en el escenario, sino por el fracaso el término “audiencia” quiero resal-
de la Edición Nueva York misma, su tar la propia tematización insistente
Henry James emprendió la Edi- fracaso total para vender, y su apa- de James en elementos propiamen-
ción Nueva York (una preciosa revi- rente fracaso último para provocar te teatrales de su escritura, con to-
sión y recopilación de 24 volúmenes, algún reconocimiento por parte de la das las implicaciones de excitación,
con nuevos prefacios, de lo que has- crítica. sobrecogimiento, peligro, pérdida y
ta esa fecha él vió como sus más im- melancolía que el teatro de ese tiem-
portantes novelas e historias) al final Cuando leemos The Art of the po le inspiraba.26 El segundo, y re-
de un período relativamente dichoso Novel (publicación que muchos años lacionado circuito del narcisismo/
de su producción literaria (“la fase más tarde recopiló los prefacios de vergüenza dramatizado en los Pre-
mayor”), –un período dichoso sus- James a los sucesivos volumenes de facios, es aquel peligroso y produc-
pendido, sin embargo, entre dos ata- la Edición Nueva York), leemos en- tivo que se extiende entre el que
ques devastadores de melancolía. (La tonces un texto que se encuentra en habla y su propio pasado. El gesto
conexión entre melancolía y perfor- su relación más activa imaginable más usual de James en los Prefacios
matividad, derivada de Butler, con con la vergüenza. Haciendo notar y es figurar su relación con el pasado
cuya exhortación empecé este ensa- en realidad regocijados con la recu- como una relación intensamente
yo, necesita abrirse, creo, hacia una peración de James de su casi fatal cargada entre el autor de los Prefa-
discusión más amplia acerca de las episodio de vergüenza en el teatro, cios y el, a menudo, hombre más
conexiones entre melancolía, duelo, los Prefacios, magníficos en el espec- joven que escribe las novelas y las
desindentificación y vergüenza –pero táculo juguetón de un narcisismo historias de las que los Prefacios son
este es un proyecto para el futuro). autorial productivo y acaso promis- parte –o entre estos hombres y una
La primera de estas depresiones cuamente confiado, también brin- figura sin embargo más joven que
mortificantes fue precipitada en 1895 dan, sin embargo, el espectáculo de representa la ficción misma.
cuando James experimentó un fra- invitar (es decir, permanencer a sí
caso en sus ambiciones como drama- mismos abiertos) a lo que fue su in- ¿Qué empresa podía ser más ex-
turgo, siendo vilipendiado en el mediato destino y el de su autor: su citante o peligrosa narcisísticamente
escenario durante el estreno de su aniquilación por la ausencia total de que releer, revisar y recopilar la co-
pieza teatral Guy Domville. Hacia reconocimiento de parte del lector. lección de los trabajos propios? Si
1907, sin embargo, cuando los volú- Los prefacios han salido, de manera éstos, o su conjurado joven autor,
menes de la Edición Nueva York es- concisa (y en más que en un par de devuelven la mirada deseante de uno
taban empezando a aparecer, el sentidos del salir). con ojos muertos, indiferentes, aún
auto-lanzamiento teatral de James distraídos, ¿que límite puede haber
estaba suficientemente curado, al En ellos al menos dos diferentes para una vergüenza (de él y de uno
punto que había empezado un nuevo circuitos de la órbita hiperbólica del mismo) tan recurrente? Igual a ese

204 N ÓMADAS
peligro, sin embargo, está el peligro sea familiar cuando súbitamen- posicionalidades relacionales –quizá
de nuestro propio fracaso en reco- te aparece ajena, o uno empieza especialmente alrededor de asuntos
nocerlos o desearlos, tanto a los Pre- a sonreir pero descubre que le como la vergüenza. James ciertamen-
facios como a él. Silvan Tomkins, el estaba sonriendo a un extraño27 . te no muestra ningún deseo por vol-
más importante teórico del afecto verse de nuevo el joven, mistificado
(aunque uno de sus más fascinantes Considerar el interés en sí mis- autor de sus producciones tempra-
trabajos de comienzos de la década mo como un afecto distinto, y ubicar nas. Por el contrario, la distancia real
de los sesenta es difícil de ubicar en una asociación entre la vergüenza y de estas auto-figuraciones interiores
relación con las corrientes circun- (la [incompleta] inhibición de) el in- del sujeto hablante del presente es
dantes –con las que de hecho se en- terés, tiene sentido fenomeno- marcada, atesorada, y de hecho, ero-
contraba comprometido– del lógicamente, creo, en relación con la tizada. La distancia de las auto-figu-
sicoanálisis, la sicología clínica y ex- depresión, y específicamente en re- raciones interiores (temporales,
perimental, la temprana cibernética lación con las depresiones de las que figuradas como intersubjetivas y lue-
y la teoría de sistemas), considera James había emergido para escribir go como espaciales) parece, si no otra
la vergüenza junto al interés, la sor- sus “novelas mayores”–novelas que, cosa, constituir el espacio interior de
presa, la alegría, la rabia, la angus- ciertamente, parecen mostrar los la regocijada subjetividad absorbida
tia, la repugnancia y el desprecio efectos de una historia complicada de de James. Sin embargo, por todo por
como el conjunto básico de los afec- desgarros y remedios pródigos en la lo que la distancia es en sí misma va-
tos. De hecho, él ubica la vergüenza búsqueda de habilidad para tener lorada, las especulaciones de James
en un extremo de la polaridad algun interés. En medio de tales de- sobre una posible salida a esa absor-
afectiva vergüenza-interés, sugirien- presiones también, no obstante, él ción y que podrían ser evocadas por
do que las pulsaciones de la catéxis estaba de nuevo absorto. distintas clases de apertura que cru-
alrededor de la vergüenza, y de to- zan esa distancia –por diferentes cla-
das las cosas, son las que capacitan El James de los Prefacios se re- ses de solicitudes, diferentes formas
o discapacitan una función tan bási- gocija en la misma metáfora asusta- de caricias, intereses y amor entre la
ca como la habilidad de estar inte- diza que anima la literatura actual del figura menos y más iniciada– proveen
resado en el mundo. niño interior: la metáfora que presen- una gran ímpetu al proyecto teórico
ta la relación de uno con su propio de sus ensayos. El sujeto hablante de
Como la repugnancia, [la ver- pasado como un parentesco tanto los Prefacios no intenta mezclarse con
güenza] opera únicamente des- intersubjetivo como intergenera- figuraciones potencialmente aver-
pués que el interés o la alegría cional. Y, podría ser añadido, casi por gonzantes o avergonzadas de su yo
han sido activados, e inhibe uno, definición homoerótico. A menudo más joven, con sus ficciones más jó-
el otro, o ambos. El activador in- el autor más joven está presente en venes, con sus héroes más jóvenes;
nato de la vergüenza es la reduc- los Prefacios como una figura en sí su intento es amarlos. Ese amor ocu-
ción incompleta del interés o la misma, pero aún más frecuentemen- rre tanto a pesar de la vergüenza, y
alegría. Así, cualquier barrera te las ficciones mismas, o sus perso- más notablemente, a través de ella.
para una exploración mayor que najes, han adquirido la propia forma
reduce parcialmente el interés.... de James. Uno no necesita estar in- Frecuentemente, como vere-
activará el descendimiento de la teresado (como la sicología popular) mos, la empresa de asumir, digamos,
cabeza y los ojos avergonzados en una teleología higiénica, norma- la paternidad, o de adoptar el infan-
y reducirá una exploración ma- lizante, que cure esta relación te bastardo de (lo que es presentan-
yor o la auto-exposición. Tal mediante una sobrevaloración esen- do como) la juventud de James es
barrera podría deberse a que cialista y romanticona del acceso del descrito simplemente como un hom-
uno es repentinamente mirado niño a una narrativa autoritaria a fa- bre que da a luz. James también re-
por alguien extraño, o porque vor de la del adulto, o en una ambi- vela encontrar en sí mismo “esas
uno desea mirar o intimar con ción totalizante que permita la consideraciones más delicadas que
otra persona pero de repente no integración permanente de los dos reposan en el seno familiar acerca
puede porque es un extraño, o “Yoes,” para darse cuenta que esta de un niño lisiado o despreciado, des-
uno espera que esa otra persona figuración abre un panorama fértil de figurado o derrotado, desgraciado o

N ÓMADAS 205
inverosímil –este pensamiento mi- dio que el hombre mayor ya no sien- Puesto que mantener trabajo
serable, pequeño, mortal, de lo adi- te en esta re-escritura. De manera acabado y repudiado bien detrás
cional como algo de alguna manera similar, James escribe acerca de su de uno, y decir lo menos posible
‘comprometedor’”28 . James ofrece extravagantes errores mortificantes a eso y sobre eso, había sido la
una variedad de razones para sen- en relación con el largo de (lo que él única ley propia por años, du-
tirse apenado por estos repudios a se había imaginado como) una his- rante el interregno plano... su-
su propio pasado, pero la persisten- toria corta: persticiones pavorosas parecen
cia con la que la vergüenza acompa- haber tenido tiempo para crecer
ña sus conjuros repetidos es “The Spoils of Poynton”31 ha y florecer. No menos entre es-
mezclada con la misma persistencia permanecido atado a mí doloro- tas certezas amotinadas el mie-
con la cual, a su vez, él se describe a samente, hasta la reciente re- do enamorado a cualquier
sí mismo catequizando o erotizando lectura cuidadosa, como la ligazón con esta camada extra-
esa misma vergüenza como una ma- consecuencia torpe de un error ña, a cualquier remoción de pol-
nera de tener una relación amorosa enamorado. El tema había vo, a cualquier lavado de caras
con una juventud queer o compro- emergido...todo cubierto con un mustias, o la disposición para
metedora. En varios lugares, por sonrojo de significado; gracias a abrazos agrisados, o de rasgarse,
ejemplo, James, más o menos explí- lo cual en su aire irresistible, para un efecto mayor, las vesti-
citamente, evoca a Frankenstein y como si pudiera excusarme, me duras inútiles, podría dejarlo en-
a toda la rareza potencial de un par- encontré a mí mismo...seducido trar a uno, como dice la frase,
to masculino violentamente repu- y atrapado32 . para remodelaciones costosas.
diado. Pero él evoca esa extrañeza Hago uso aquí de la figura de la
para deshacerla, o al menos para “El tema había ‘llegado”, con- edad y las dolencias para acen-
hacer algo adicional con ella, me- cluye él con un cándido placer sen- tuar que he más que visto la re-
diante el ofrecimiento del espectá- sual pero apenas simple, “la flor de aparición del primer vástago de
culo de –no su rechazo– sino su la concepción había abierto”33 . Y mi progenie...como un descen-
avidez erotizada por reconocer su describe la revisión de sus primeras diente de infantes raros que va
progenie aún en toda su rareza. novelas como una forma mediante de la salacuna a la sala de la casa
la cual él (¿o ellas?) “permanece des- bajo la dulce seducción de las
La cosa hecha y repudiada tiene vergonzado,” así como, en la misma averiguaciones, de posiblemen-
siempre, en el mejor de los ca- frase, un proceso por el cual las no- te interesados, visitantes. Yo, de
sos, para el ávido hombre labo- velas se han renovado gozosa y acuerdo con esto, había tomado
rioso, el engaño de lucir muerta, ruborosamente a sí mismas34 . Lo por hecho el recato común en
sino enterrada, de tal forma que que James parece desear aquí es re- tales situaciones–la mirada res-
él vibra casi con éxtasis cuando, mover el sonrojo de su lugar recón- ponsable de algun poder supe-
en una revisión ansiosa, el son- dito, como una proclamación rior que va de un lactante a otro,
rojo de la vida reaparece. Es en traidora del circuito narcisístico roto el relámpago rápido de una agu-
verdad reconociendo ese sonro- y, por el contrario, ponerlo en cir- ja ansiosa, el efecto perceptible
jo en todo un lado de “La Edad culación–como el signo de un vín- de un cierto chapaleo audible de
Ingrata” 29 que etiqueto todo, culo fortalecido tiernamente y ahora agua y jabón...
pero siempre tiernamente, como verdaderamente “irresistible” entre
monstruoso......30 el escritor del presente y el abatido “¡Absténganse todos en nombre
escritor del pasado, entre cualquie- de la nodriza!” era... estrictamen-
Es como si el poder del “sonro- ra de los dos y el pequeño conceptus te concebible; pero sólo a la luz
jo de la vida” de la criatura joven queer. de la verdad que no había tenido
para inducir el éxtasis, al que se re- efecto para ningún justo y subli-
fiere cuando evoca la etiqueta po- Podemos ver cómo ocurre este me re-nacimiento de nada. Por
tencialmente avergonzante de la desplazamiento en este pasaje de la lo tanto era fácil ver que cualquie-
monstruosidad, fuera el reflujo del más extendida descripción de James ra supresión apologética como
sonrojo de la vergüenza o el repu- acerca de su proceso de revisión: esa de “todos”, cualquier conce-

206 N ÓMADAS
sión como la de una simple unta- tenida, hay ahora la desnudez jugue- efecto y seducción: allí, sobre
da de jabón, dejaba la puerta tona del lavado, y una puerta “mu- todo, porque el Cuento es justo
mucho más entreabierta...35 cho más entreabierta” casi como un el hijo echado a perder del arte,
chiste sobre la supresión del “to- y por eso, aún cuando siempre
El pasaje que empieza con el con- dos”. estemos decepcionados cuando
juro a la rareza de una cría de el consentido no hace lo que es-
Frankensteins abandonados, atrofia- Este coqueteo intergeneracional peramos, nos gusta, hasta ese
dos, viejos/jóvenes (que recuerda al sancionado representa un acorde punto, examinar todo su carác-
niño abusado y repudiado de sostenido en The Art of the Novel. ter. Probablemente pasa, de
Dickens, como Smike y Jenny Wren, James describe el halago a sus tra- verdad, aún cuando nos vanaglo-
cuyos cuerpos deformados perma- bajos acabados en tonos que son no- riemos a nosotros mismos en lu-
necen al mismo tiempo acelerados tablemente parecidos a aquellos con gar de negociarlo37 .
y congelados para uso de la narrati- los que, en sus cartas, se ha dirigido
vas desarrollistas, debido, entre también a Hendrik Anderson, Dramatizar el cuento como im-
muchas cosas, al deseo material ex- Jocelyn Persse, Hugh Walpole y a púdico en relación con su creador
tremo), modula reacertadamente la otros hombres más jóvenes quienes es también dramatizar la distancia
cálida, sobreprotegida comodidad en este momento de su vida, con lujuriosa entre esta escena y la del
de un Christopher Robin en el ri- feliz éxito, le atraen. Noten en este repudio: la vergüenza concebible de
tual de la crianza burguesa eduar- pasaje (del prefacio de Los Embaja- un Yo del pasado, de una produc-
diana. La eventualidad de una dores36 ) que “impúdico” es el trato ción pasada, es atrapada y
exposición real y misteriosa del niño glamoroso que James le atribuye a recirculada a través de una ligera fi-
a la soledad y la destitución ha sido sus historias, –impudencia que de- guración interpersonal de lo íntimo,
desviada por una domesticidad pro- muestra no la ausencia de vergüen- una presión mutuamente compla-
vocada. Incitada por esa domestici- za en esta escena de coqueteo, sino ciente de luces diferenciales de sa-
dad, en la ya adoptada y criada y por el contrario su resplandor ber y poder.
por la tanto “pueril” infancia, se placenteramente recirculado:
encuentra ahora una forma nueva, James escribe acerca de la escri-
placentera, de coqueteo exhibicio- [el cuento] se regocija.....para tura de El Americano38 , “a uno le
nista con los adultos que dramatiza ofrecerse a sí misma a la luz, cre- gustaría volver a cortejar esas ho-
la verdadera distancia del niño del yendo saber, por medio del co- ras de precipitación fina...de imáge-
abandono y el repudio. En el lugar nocimiento verdadero más límite, nes tan libres, confiadas y listas que
donde el ojo del cuidado de los pa- de que se trata–sujeto, como sin harían las preguntas a un lado y se
rientes ha sido amenazado con ser embargo está, a ser por momen- ostentarían a sí mismas, como los es-
negado, hay ahora un baño donde tos atrapado por nosotros con su colares ingenuos de la maravillosa
aún la atención de la nodriza es re- lengua y su mejilla, sin garantía Oda de Gray, en todo el éxtasis de
emplazada por la sobreaudición de absoluta, sólo la de su impuden- la ignorancia que los acompaña.”39
los inquietos e interesados visitan- cia espléndida. Asumamos enton- (O las ostentaciones de La Vuelta
tes. Y en el lugar donde el miedo de ces que lo impúdico está siempre de la Tuerca40 : “Otra aspereza...
una exposición solitaria ha sido de- allí- allí, digamos, para gracia, habría echado a perder el precioso

N ÓMADAS 207
tormento que estaba por termi- productivo. El escenario de la re-pa- mosexualidad”– sino de lo queer, o
nar” 41 ). A veces la solicitud es ternidad es también, en la escritura de la performatividad queer. En este
últimadamente frustrada, y “Me es- teórica de James, un escenario pe- uso, la “performatividad queer” es
fuerzo en vano... adornando a este dagógico/pederasta en el cual el son- el nombre de una estrategia para la
hombre joven en quien cientos de rojo de la vergüenza se vuelve producción de significado y de ser
caricias ingenuas se encuentran ya afectuoso y erotizado a partir de un en relación con el afecto de la ver-
disipadas”42 . El cortejo en estas es- mutuo despliegue. El vínculo seduc- güenza y el más tardío y asociado
cenas de revisión pederasta no es sin tor entre el sujeto de la escritura y hecho del estigma.
embargo unidireccional, aún la edad el absorbido y no repudiado “niño
diferencial puede ser imaginada de interior” parece, sin duda, ser la No sé todavía qué reclamos po-
forma bastante distinta, como cuan- condición para que ese sujeto tenga drían ser hechos, ontológicamente,
do James se encuentra a sí mismo alguna interioridad, una subjetividad a la performatividad queer que he
releyendo El Americano “en una si- espacializada que puede ser distin- estado describiendo aquí. ¿Sería útil
tuación escabrosa, colgado de mi guida a través de la absorción. O sugerir que algunas de las asociacio-
héroe como un hermano alto, pro- quizá debería decir: es mediante la nes que he estado haciendo con la
tector, un hermano mayor de buena condición de ser desplegada que la performatividad queer podrían ser
naturaleza” 43 ; o cuando dice de subjetividad espacializada puede ser en realidad rasgos de toda performa-
Lambert Strether, “Me regocijo en distinguida mediante la absorción. tividad? ¿O útil, al revés, sugerir que
la esperanza de un héroe tan madu- Pues el espectáculo de la absorción la gramática transformacional de la
ro, que su madurez me daría la posi- performativa de James aparece úni- expresión “¡Qué vergüenza!” pue-
bilidad de acceder a muchas cosas camente en relación (aunque en su de ser sólo parte de la actividad
más44 . James se refiere al protago- relación más compleja e inestable) performativa, vista como íntima-
nista de La Bestia en la Jungla45 con el establecimiento de su mente relacionada con lo queer, con
como “otro desgraciado señor sen- performatividad teatral; el circuito gente que se de define a sí misma
sible, listo para casarse con el narcisismo/vergüenza entre quien como queer? La utilidad de pensar
Stransom del Altar [de los Muer- escribe y su “niño interior” acerca de la vergüenza en relación
tos46 ]–añadiendo, “¡mi declarada intersecta con el otro circuito hiper- con la performatividad queer, en
predilección por desgraciados seño- bólico y peligrosamente narcisístico, cualquier caso, no proviene de nin-
res sensibles me apena tanto como imaginado como performance tea- guna extra certeza que busque dis-
marchar!”47 El acoplamiento prefe- tral, que se extiende hacia afuera tinguir cuáles articulaciones del
rencial del “Yo” al apellido de John entre lo presentado, la cara expresi- lenguaje o actos pueden ser clasifi-
Marcher y a su vez al rompimiento va y su audiencia. cados como “performativos,” o qué
romántico de Marcher con el igual- tipo de gente puede ser clasificada
mente “sensible” George Stransom, La última cosa que quiero oir como “queer.” Lo menos que estas
provoca, si no otra cosa, un exceso acerca de lo que ofrezco aquí es que cosas pretenden hacer es definir la
gay que da una casi “pena,” la cual esto es una “teoría de la homose- relación entre lo queer, y el amor y
es tratada, sin embargo, sino como xualidad.” No tengo una, ni quiero el deseo hacia personas del mismo
un pretexto para la auto-cobertura una. Cuando intento hacer alguna sexo. Lo que hace, por el contrario,
del autor, como una fuente explícita justicia a la especificidad, riqueza y es quizá ofrecer alguna densidad y
de un magnetismo autorial nuevo, sobre todo lo explícito de la erótica motivación sicológica, fenomeno-
performativamente inducido. particular de James, no lo hago con lógica, temática a lo que he descrito
una mirada que la haga ejemplar de antes como “torsiones” o aberracio-
En los Prefacios, James usa la “homosexualidad” o ni siquiera nes entre el referente y la performa-
entonces la re-paternidad o la “re- de una “clase” de “homosexuali- tividad o, en realidad, entre lo queer
adopción” como una estrategia para dad,” aunque ciertamente no quie- y otras formas de experimentar la
dramatizar e integrar la vergüenza, ro que suene como si él no fuera gay. identidad y el deseo.
en el sentido de dejar este afecto, Sin embargo, lo que quiero es nomi-
aparentemente paralizador, narrati- nar al James de los Prefacios como Pero no quiero, tampoco, que
va, emocional y performativamente una clase prototipo de –no la “ho- suene como si el proyecto tuviera

208 N ÓMADAS
principalmente que ver con recupe- en el contexto del éxito y el fra-
rar lo queer para la deconstrucción caso, del afecto positivo y de la
(o para otros proyectos anti-esen- vergüenza como el acompañan-
cialistas), sacudiéndolo de su espe- te ocasional del fracaso), son
cificidad o referencia política. Por cruciales para el desarrollo de un
el contrario, sugeriría que mirar la sentido del yo48 .
performatividad en términos de la
vergüenza habitual y sus transforma- La vergüenza sólo puede ser ex-
ciones abre un montón de nuevas perimentada como global y acerca
puertas para pensar la política de la de uno mismo, tanto si la ocasión
identidad. Parte del interés en la ver- que la provoca es particular o gene-
güenza radica en que es un afecto ral, o algo que uno es o hace, o la
que da forma a la identidad –pero le conducta de uno o el olor propio, o
da forma sin definirla o darle conte- aún algo que uno ha hecho o que uno
nido. La vergüenza, como algo ve es hecho a otra persona. La ver-
opuesto a la culpa, es un sentimien- güenza es un sentimiento desagra-
to nocivo que no se adhiere a lo que dable que se adhiere a lo que uno
uno hace, sino a lo que uno es. Como es: por lo tanto, uno es algo cuando
Donald L. Nathanson propone: experimenta la vergüenza. El lugar
de la identidad, la estructura de la
La diferencia entre el infante identidad marcada por el umbral de
antes del momento de la ver- la vergüenza entre la sociabilidad y
güenza (el infante en el momen- la introversión, puede ser estableci-
to de la actividad, del interés, la da y naturalizada en primera instan-
excitación o la diversión) y el in- cia a través de la vergüenza.
fante que de repente es incapaz
de funcionar, es una diferencia Me parece muy probable que la
que en sí misma puede ser regis- estructuración de las asociaciones y
trada por el infante como una los accesorios alrededor del afecto de
experiencia significativa que de- la vergüenza sean una de las expre-
manda su atención y ayuda a siones más diferenciales entre cultu-
definir su Yo. En otras palabras, ras y períodos: no es que el mundo
estoy sugiriendo que la experien- entero pueda ser dividido entre “cul-
cia sicológica del proto-afecto turas avergonzadas” (supuestamen-
vergüenza es una fuerza mayor te primitivas) y “culturas culpables”
que da forma al Yo infantil, y per- (supuestamente evolucionadas), sino
manece así a través de la vida. más que eso, la vergüenza, como un
Si esto es cierto, entonces sugie- afecto, es un componente (y diferen-
ro además que la experiencia cialmente un componente) de todo.
adulta de la vergüenza sea liga- La vergüenza, como otros afectos, no
da a la genitalidad, a la auto-ex- es una discreta estructura intrafísica,
presión, a la apariencia física, a sino una clase de radical libre que (en
nuestra percepción entera de lo gente diferente y también en cultu-
que significa ser adorable, pri- ras diferentes) se adhiere y perma-
maria, incial y simplemente por- nentemente intensifica o altera el
que los episodios de la vergüenza significado –de casi cualquier cosa:
experimentados durante los de una zona del cuerpo, de un siste-
años formativos (ya que estas es- ma sensorial, de una conducta pro-
tructuras físicas son establecidas hibida, o en realidad permitida, de

N ÓMADAS 209
otros afectos tales po o a un grupo mez-
como la rabia o la ex- clado de infantes y
citación, de una iden- niños, a aquellos
tidad nombrada, de un cuya identidad es
guión para explicar la por alguna razón en-
conducta de otra gen- tonada más durable-
te hacia uno mismo. mente bajo el acorde
Así, una de las cosas de la vergüenza.
que el carácter o la per- ¿Qué hay acerca de
sonalidad de cualquie- ellos (o nosotros)
ra es, es un registro de que hace que esta
historias altamente in- verdad permanezca
dividuales por las cua- sin especificarse? Lo
les la emoción efímera digo en el sentido en
de la vergüenza ha que no puedo decir-
instituído, de forma les ahora qué es lo
más que durable, cambios estructu- formas que toma la vergüenza no son queer –ciertamente no es sólo una
rales en las estrategias relacionales e partes “tóxicas” ajenas a un grupo cosa–sino también en el sentido en
interpretativas de uno hacia uno mis- o a la identidad individual que pue- que, para ellos, lo cual permanece
mo y hacia otros. dan ser inventariadas; en su lugar, sin especificar, es algo siempre pos-
son parte integral y residual del pro- puesto: el lugar de la identidad deli-
Lo cual quiere decir, entre otras ceso mediante el cual la identidad neada por la vergüenza no
cosas, que las estrategias políticas o en sí misma es formada. Están ahí determina la consistencia o el signi-
terapeúticas que intentan deshacer disponibles para el trabajo de la me- ficado de esa identidad, y la raza, el
de manera directa la vergüenza in- tamorfosis, del rearmado, de la género, la clase, la sexualidad, la
dividual o de un grupo, o refiguración, de la transfiguración, apariencia y la disposición son sólo
desaparecerla, tienen algo absurdo: de la carga y la deformación simbó- algunas de la construcciones socia-
ellas pueden “servir” –ciertamente lica y afectiva; pero no lo están para les que la cristalizan, desarrollando
tienen efectos poderosos– pero ellas llevar a cabo el trabajo purgatorio y a partir de este afecto originario sus
no sirven de la misma manera que la conclusión deontológica. estructuras particulares de expre-
dicen servir. (Pienso en el amplio sión, creatividad, placer y lucha.
rango de movimientos que tienen Si la estructuración de la ver- Aventuraría que lo “queer” en este
que ver con la vergüenza, de mane- güenza difiere fuertemente entre sentido tiene, en este momento his-
ra variada en la forma de, por ejem- culturas, entre períodos, y entre di- tórico, cierta yuxtaposición defini-
plo, la dignidad comunitaria de los ferentes formas de acción política, cional muy significativa –aunque
derechos civiles, el orgullo indivi- también difiere sin embargo entre vibrantemente elástica y temporal-
dualizante de “Lo Negro es Bello” una persona y otra en el marco de mente incomprensible– con el gru-
y el orgullo gay; varias formas de una cultura y un período dados. Al- po de atributos condensados hoy
resentimiento de los nativos-indíge- gunos infantes, niños y adultos para como lo “gay”, sea adulto o adoles-
nas, la abyección amenazadora de quienes la vergüenza permanece cente. Todo el mundo sabe que hay
los cabezas-rapadas; los primeros ex- como el mediador más disponible de algunas lesbianas y gays que nunca
perimentos feministas de nombrar la identidad son los llamados (una podrían contarse como queer, y que
y establecer la rabia como respues- palabra relacionada) tímidos. (¿Re- hay otra gente que vibra con el acor-
ta a la vergüenza, el stress episte- cuerdan la década de los cincuenta? de queer sin tener erotismo con el
mológico de los movimientos Pregunta Lily Tomlin. “No había un mismo sexo, o sin encauzar su ero-
incestuosos de los sobrevivientes al solo gay; había sólo tímidos.”). tismo hacia el mismo sexo a través
Holocausto acerca de decir la ver- Queer, sugiero, podría en últimas ser de las etiquetas identitarias de ser
dad sobre la vergüenza, y por su- pensado como un concepto referi- lesbiana o gay. Sin embargo muchas
puesto, muchos, muchos otros). Las do en primera instancia a este gru- de las identidades performativas

210 N ÓMADAS
vernaculares que parecen más aparentemente no tienen nada que na relación con la dinámica resbalo-
reconociblemente “sonrojadas” ver conmigo, pueden, sin embargo, sa de la vergüenza. Sugeriría que la
(para usar el mismo término de inundarme –asumiendo que ya soy vergüenza es cierta para la política
James) con la misma conciencia o una persona inclinada hacia la ver- de la solidaridad y la identificación;
creatividad “avergonzada” se agru- güenza– con esa sensación cuyo cu- quizá también para el humor y cuan-
pan íntimamente alrededor de las si- brimiento parece delinear mis rasgos do no lo hay. También quisiera suge-
tuaciones gay y lesbianas: para precisos e individuales de la forma rir (de pronto entre paréntesis) que
nombrar sólo algunas, la abyección más desoladora imaginable. Y el ca- la vergüenza/performatividad puede
del marimacho, el afeminamiento, el rácter contagioso de la vergüenza es llevarnos más lejos cuando la asocia-
cuero, el orgullo, el sadomaso- sólo facilitado por su susceptibilidad mos con el grupo de fenómenos que
quismo, el drag, la musicalidad, el anamórfica, variable, hacia nuevas generalmente llamamos “camp”49
fist fucking, la actitud, las revistas gramáticas expresivas. que cuando la vinculamos a la noción
juveniles, el histrionismo, el ascetis- de parodia, y mucho más lejos de lo
mo, la cultura Snap!, la adoración a Estos hechos sugieren, creo, que que lo haría cualquier oposición en-
las divas, la religiosidad florida, en hacerse buenas preguntas acerca de tre “profundidad” y “superficie”. Y
una palabra, lo intenso... la vergüenza y de la vergüenza/ supone alguien que alguna vez resol-
performatividad podría llevarnos a vamos que pasó con “el políticamente
Y el activismo. alguna parte con el montón de nudos correcto” si no lo vemos como, en-
recalcitrantes que se atan a sí mis- tre otras cosas, una reacción en ca-
La vergüenza me interesa políti- mos en los fundamentos de la políti- dena altamente politizada de la
camente, entonces, pues genera y le- ca de la identidad –sin deslegitimar dinámica de la vergüenza.
gitima el lugar de la identidad –la sin embargo el poder y la urgencia
cuestión de la identidad– en el ori- sentida de la noción de identidad en Ha sido muy fácil para los
gen del impulso hacia lo sí misma. La dinámica del desecho y sicólogos y algunos pocos sicoana-
performativo, pero lo hace sin ubi- de la limpieza ideológica e insti- listas que trabajan con la vergüenza
car a la identidad en el pedestal de tucional, como la dinámica del due- escribir dentro de los moralismos de
la esencia. Se constituye para ser lo, son incomprensibles sin una la hipótesis represiva: “saludable” o
constituída, que es como decir que comprensión de la vergüenza. La cul- “dañina”, como ya he señalado, la
está ahí para el mal entendimiento y pa de los sobrevivientes al Holocaus- vergüenza puede ser vista como bue-
el reconocimiento errado (necesa- to y, de manera más general, la na pues preserva la privacidad y la
rio, productivo). La vergüenza –vi- política de la culpa, se entenderán me- decencia, o nociva porque conspira
viendo, como lo hace, sobre y en los jor cuando podamos verlos en algu- contra la auto-represión y la repre-
capilares y músculos sión social. Clara-
de la cara– parece mente, no es ninguna
ser singularmente de estas valoraciones
contagiosa de una a lo que intento llegar;
persona a otra. De quiero decir que al
hecho, uno de los ras- menos para cierta gen-
gos más extraños de te (queer), la vergüen-
la vergüenza (pero za es simplemente el
también, diría, uno primer, y permanece
de los teóricamente permanente, hecho
más significativos), estructurante de la
es la forma en que el identidad: uno tiene
maltrato a otro, el sus propias posibilida-
maltrato por otro, el des metamórficas, po-
apuro de otro, el es- derosamente
tigma, la debilidad, la productivas y podero-
culpa o el dolor, que Fotos: Juan Camilo Segura samente sociales.

N ÓMADAS 211
El interés más profundo de cual- forzando los ojos para mirar si algu- pues emergen siempre en relación crítica con
la normatividad.
quier noción de performatividad, nos performances particulares (por
2 Este artículo es tomado de un ensayo más
para mí, no está en últimas en su reto ejemplo el drag) son realmente una largo sobre The Art of the Novel que es, a
al esencialismo. Más que eso, repo- parodia o subversión (de, por ejem- su vez, parte de un proyecto en curso
sa en las alternativas que plantea a plo, el esencialismo de género) o sólo sobre la performatividad queer y la ver-
güenza. Timothy Gould, James Kincaid,
la (siempre moralística) hipótesis re- mantienen el statu quo. En el fondo Joseph Litvak, Michael Moon, Andrew
presiva. Me preocupa que la fuerza la conclusión es casi siempre la mis- Parker y, por supuesto Judith Butler, han
sido generosamente influyentes en el pro-
de la crítica de Foucault a la hipóte- ma: parcialmente subversivo, par- ceso de organizar estas formulaciones aún
sis represiva haya sido radicalmen- cialmente hegemónico. Veo esto bastante tentativas. N.T. Eve Kosofsky
Sedgwick, “Queer performativity:
te neutralizada, en muchas críticas como una domesticación tristemente Henry Jame´s The Art of the novel, 1:1,
comprometidas subsecuentes, por prematura de una herramienta con- pp. 3-16. Copyright 1993. Traducido y
reimpreso con permiso de Duke
rechazos torpes para registrar la pre- ceptual cuyos poderes justo hasta University Press.
sión y digamos, para participar, sin ahora hemos empezado vagamente 3 N.T. El término queer es un adjetivo que
embargo de manera resistente, en lo a explorar. traduce: raro, extraño o excéntrico en
que no puede ser ni más ni menos aparencia o carácter. Se usa también como
una exclamación peyorativa principal-
que el performance queer y oblicuo mente dirigida a aquellos cuya sexualidad
implícito en dicha crítica. En milla- se orienta hacia personas del mismo sexo
y traduciría raro o maricón. Durante la
res de formas dentro del pensamien- Citas última década ha surgido un importante
to contemporáneo –formas en la cuerpo de perspectivas teóricas y prácti-
1 N.T. Teniendo en cuenta los debates re- cas culturales en el terreno de la sexuali-
cuales Foucault mismo estaba pro- dad que, bajo la denominación de teoría
cientes sobre el performance, la decons-
fundamente involucrado–su crítica trucción y la teoría de los actos del habla queer, ha centrado su atención en elabo-
en relación con la interpretación del gé- rar una crítica y una práctica política que
de la hipótesis represiva ha sido casi, no sólo cuestione los principios liberales
nero, Eve K. Sedgwick explora sus acier-
si no completamente recuperada en tos y límites para imaginar una perfor- del multiculturalismo y de la relatividad
cultural, sino también explore los
una nueva coartada para la hipóte- matividad queer”. A diferencia de la arti-
esencialismos identitarios heredados de
culación “Acepto–a esta mujer por espo-
sis represiva: en asuntos de prohi- sa,” que instala la sexualidad como una las luchas feministas y, particularmente,
de los Gay and Lesbian Studies. Enten-
biciones institucionales, discursivas dinámica binaria de sexos opuestos,
diendo la sexualidad como un discurso
Sedgwick sugiere el “¡Qué vergüenza!”
e intrafísicas como sitios para gene- como un acto del habla que inaugura el
que regula las economías sociales del pla-
rar y proliferar –¿qué otra cosa sino cer y que modula la visualidad y
escenario del repudio y el exilio “queer.” expresibilidad de los circuitos, expresio-
la represión?, en celebraciones Evitando asociarla a la culpa, la autora nes y cuerpos sociales e individuales en
examina cómo la vergüenza da forma a las relación con las prácticas sexuales, del
simétricas pulcras de las “multipli- operaciones performáticas y decons- deseo y la afectividad, la teoría queer se
cidades” “productivas” de la “resis- tructivas que tienen lugar en la obra de designa a sí misma como excéntrica y me-
Henry James. Sedgwick concluye que la diante el uso de un término peyorativo
tencia” –¿para qué otra cosa sino performatividad queer es una estrategia busca reconocer tanto la imposibilidad de
para la represión?; en todas las for- para significar, ser y hacer que ubica las una vida social y cultural fuera de esos
identidades asociadas a la vergüenza, no discursos/prácticas sociales, como la ne-
mas rutinarias y tristes de la “bue- en el territorio de la esencia, sino en el cesidad de una práctica política que evi-
na” y la “mala” crítica por la cual, impulso performativo hacia nuevas posi- tando los utopismos, considere la identi-
ciones relacionales críticas a la norma- dad como “fundamentalmente” crítica y
como buenos consumidores del ca- tividad. La inclusión de este texto en el relacional a cualquier normatividad
pitalismo tardío, nos persuadimos a número que celebra los primeros cinco discursiva; una política de la identidad
nosotros mismos de creer que deci- años de la revista Nómadas busca asociar que, como lo señala David M. Halperin
estas reflexiones queer a la pregunta que (Saint Foucault: Toward a Gay
diendo lo que nos gusta y lo que no lo anima: ¿Qué significa ser nómada hoy? Hagiography. Oxford University Press.
acerca de lo que pasa, intervenimos Quizá sea importante recordar el sentido New York, Oxford. 1995), siempre se
que Gilles Deleuze dió al nomadismo: es- postule vis-á-vis lo normativo. Recono-
realmente en su producción. tar siempre en una relación excéntrica ciendo el intenso debate suscitado a par-
frente a las formas de vida ofrecidas es tir de la traducción de dicho término
también, sugeriría, asumir una perspec- (Ver: Debate Feminista. México: Vol. 16,
Me parece ver como esto pasa tiva queer, oblicua, que, como señala Da- año 8, Oct. 1997), se ha resuelto usar
ahora con algunos de los usos que vid Halperin, permita avizorar nuevas po- aquí el término “queer” no sólo para en-
sibilidades para reordenar las relaciones fatizar su origen anglosajón, sino tam-
ciertos académicos están tratando de entre conductas sexuales, identidades bién para que el lector, teniendo en cuen-
darle a la performatividad, tal y eróticas, construcciones de género, for- ta sus ecos peyorativos, acentúe su di-
mas del saber, lógicas de representación y mensión “rara” y “excéntrica.”
como ellos creen que la compren- de auto-constitución, en suma, prácticas
den a partir del trabajo de Judith de reestructuración de nuevas relaciones 4 Butler, Judith. Gender Trouble: Femi-
entre el ser, el saber y el poder, cuyos nism and the Subversion of Identity. New
Butler y otros textos relacionados: contenidos no pueden ser anticipados York: Routledge, 1990.

212 N ÓMADAS
5 N.T. El interés inicial de J. Butler al afirmar cias entre un yo y su otro, o que está funda- adicional a los señalados por E. Sedgwick y
que el género es un performance performativo mentalmente asociado a asuntos de género- que podrían ser tematizados y ampliados. Hago
es distinguir entre el sexo como un hecho el performance drag no está referido de ma- referencia a cómo esta expresión acentúa aún
biológico y el género como la interpretación o nera exclusiva a estos asuntos y hace notar, más el carácter teatral de la escena de la
significación cultural de tal hecho. Partien- de manera ambigua, la distancia entre quien vergüenza, pues incluye implícitamente
do de la ya famosa cita de Simone de Beauvoir: personifica y ese otro personificado. Es una tanto al tú como a los “testigos no com-
“ uno no nace sino, más que eso, se hace forma de repetición de la normatividad social placientes,” pero también porque preci-
mujer,” Butler intenta mostrar cómo el géne- y cultural que la reconoce como una condi- samente la ausencia del tú problematiza
ro no es una identidad, una esencia estable a ción inevitable, pero no determinante, y que aún más el carácter performativo de la
la cual le suceden expresiones histórica y desestabiliza la aparente relación simétrica expresión (en relación con la aberración
culturalmente localizadas, sino que el gé- entre significado y significante que dicha entre significado y referente) puesto que
nero es “sutilmente constituído a través normatividad intenta fijar. ahora hay, como ella lo señalará más ade-
del tiempo: es una identidad instituída lante, “una primera [y una segunda per-
mediante la repetición de actos 7 Butler, J. “Performative Acts and Gender sona] cuyo status singular/plural, su sta-
estilizados”. Consciente de que esta afir- Constitution: An Essay in Phenomenology tus de presente/pasado/futuro, y, cierta-
mación podría erróneamente entenderse and Feminist Theory.” En Case, Sue Ellen mente, su actividad /pasividad pueden ser
como si el género fuera totalmente subje- (ed). Performing Feminisms: Feminist cuestionados más que dados por supues-
tivo e intencional, esto es, que cada cual Critical Theory and Theatre. Ed. Baltimore tos.” El desvanecimiento del “yo” y del
construye “su” propio género al libre al- and London: John Hopkins UP, 1990, p. 272- “tú” podría movilizar aún más el carácter
bedrío, o como una ficción, Butler afirma 273. transformacional y ambivalente que la
que en la “actuación” del género, el libre- 8 Fried, Michael. Absorption and Theatrica- autora asigna a la dinámica de la vergüen-
to y el escenario, por así decirlo, antece- lity: Painting and Beholder in the Age of za.
den al sujeto, es decir, el sujeto accede a la Diderot. Berkeley: U of California P, 1980.
identidad a través de una red discursiva, 1 9 N.T. Austin distingue entre los actos
e históricamente localizada, que le prece- 9 Miller, J. Hillis. Hawthorne and History: ilocutorios (illocutionary) y perlocutorios
de. Es a través de la corporealización, per- Defacing It. Cambridge, MA: Harvard (perlocutionary) del habla. Los primeros
sonificación de la normatividad de un gé- UP, 1992 y también Tropes, Parables, son actos del habla que cuando se dicen
nero dado que el sujeto “actúa” en una Performatives: Essays on Twentieth- hacen lo que dicen y lo hacen en el mo-
matriz de poder y saber y constituye la Century Literature. Durham, NC: Duke mento de decirlo. Por su parte, los actos
realidad social de tal “ficción.” Pero es UP, 1991. perlocutorios del habla producen efectos
precisamente en esa repetición donde la como su consecuencia, al decirlos les si-
dimensión performativa del performance 1 0 De Man, Paul. Allegories of Reading: gue un cierto efecto posterior.
produce un desplazamiento entre lo que Figural Language in Rousseau,
Nietzsche, Rilke, and Proust. New 2 0 Es interesante como aún en Latín decir
la norma quiere decir y quien la ejecuta, “¡Qué vergüenza!”–pudet mihi–no per-
donde el significado no referencial dado Haven and London: Yale UP, 1979. p.
298. mite el sujeto en primera persona.
por el “actor” excede el significado “su-
puesto” del libreto. Aunque se trate del 1 1 “...lejos de cerrar el sistema tropológico, 2 1 Basch, Michael Franz. “The Concept of
mismo libreto, éste siempre será actuado la ironía refuerza la repetición de su abe- Affect: A Re-Examination.” Journal of
de manera distinta y su actuación será rración.” De Man, p. 301. the American Psychoanalitic Association
mediada por restricciones y sanciones 24 (1976):759-78. p. 765.
sociales, y por elecciones personales. “Si 1 2 Austin, J.L. How to Do Things with
los atributos del género no son expre- Words. Ed. J.O. Urmson and Marina 2 2 Borucek, Francis J. “Shame and Its Rela-
sión de una identidad anterior, sino Sbisa. 2nd. Edition. Cambridge, MA: tionship to Early Narcissistic Develop-
performativos, entonces son estos atri- Harvard UP, 1975. p. 150. Traducción ments.” International Journal of Psy-
butos los que efectivamente constituyen en español: Palabras y acciones: Cómo choanalysis 63 (1982): 369-78. p. 369.
la identidad que ellos suponen expresar o hacer cosas con las palabras. Buenos 2 3 Basch, Michael Franz. p. 765-66.
revelar... Como consecuencia, el género Aires: Ed. Paidós. 1971.
no puede ser considerado como un papel 2 4 Cristopher Lasch escribe por ejemplo que
1 3 Felman, S. The Literary Speech Act: Don “nuestra comprensión actual de la ver-
o rol que expresa o disfraza un “yo” inte- Juan with J.L. Austin, or Seduction in
rior, tanto si éste es considerado como güenza ha sido distorsionada y disminuída
Two Languages. Ithaca: Cornell UP, por los intentos de distinguirla de la cul-
sexuado o no. Como un perfomance que 1983.
es performativo, el género es una “actua- pa;” y de manera probatoria cita la de-
ción,” en una interpretación amplia, que 1 4 Austin, J. L. p. 150. nuncia del sicoanalista Leon Wurmser de
construye la ficción social de su propia la cultura de la “desvergüenza”: “‘En to-
interioridad sicológica.” Butler, J. 1 5 Ibid., p. 6. das partes hay una exposición
“Performative Acts and Gender incontenida del cuerpo y las emociones,
1 6 Ibid., p. 4. un campaneo de secretos, una desenfre-
Constitution: An Essay in Phenomeno-
logy and Feminist Theory.” En Case, Sue 1 7 Ibid., p. 16. nada intrusión de la curiosidad... La cul-
Ellen (ed). Performing Feminisms: tura de la desvergüenza es también la cul-
Feminist Critical Theory and Theatre. 1 8 N.T. No existe una traducción exacta de tura de la irreverencia, del desbarajuste y
Ed. Baltimore and London: John la expresión original “Shame on You” que devaloración de los ideales.’” (Lasch 32).
Hopkins UP, 1990, p. 279. utiliza la autora. Junto al ¡Qué vergüen-
za!, las expresiones: ¡Qué Pena!, ¡Aver- 2 5 N.T. Se refiere a títulos típicos de la
6 N.T. El drag es un performance por el güénzate!, ¡Debería darte vergüenza! o sicología popular sobre la vergüenza.
cual, de forma deliberada, un sujeto per- ¡Debería darte pena! podrían dar una bue- 2 6 Ver Livtak, Caught in the Act, 195-269,
sonifica a otro con el ánimo no sólo de na idea de su significado. A diferencia del para una descripción más completa acer-
verse a sí mismo en el proceso de despla- “Shame on You,” en el ¡Qué Vergüenza! ca de la teatralidad de las novelas de James.
zamiento de su yo hacia ese otro que es el “tú” permanece implícito,” sin embar-
personificado, sino también de ser visto go es una expresión que recoge la mayo- 27 Tomkins, Silvan. The Negative Affects. New
por otros. A diferencia de la práctica del ría de caraterísticas que la autora atribuye a York: Springer, 1963. Vol. 2 de Affect
travestismo -que puede ocurrir de mane- la expresión inglesa. ¡Qué vergüenza! es sin Imagery Consciousness. 4 vols. 1962-91. p
ra privada, o que busca atenuar las diferen- embargo una expresión que reviste un interés 123.

N ÓMADAS 213
28 James, Henry. The Art of the Novel. Forewd. 40 , La Vuelta de la Tuerca. Ed. Grioux, 1966). Análisis más recientes como
R.W.B. Lewis. Intro. R.P. Blackmur. Boston: Salvat. Barcelona: 1985. Traducción de The el de Andrew Ross definen Camp como “el
Northeastern UP, 1984. Turn of the Screw. London : Penguin, 1996. efecto producido cuando un modo cultural
de producción, que ha perdido su poder para
29 James, Henry. La Edad Ingrata. Seix 41 , The Art of the Novel, p. 170. dominar significados culturales, se vuelve
Barral. Barcelona: 1996. Traducción de disponible para su redefinición de acuerdo
The Awkward Age. Penguin. Harmonds- 42 Ibid., p. 97.
con códigos contemporáneos de gusto.” (No
worth: 1972 1966. Reimpresión de la ed. 43 Ibid., p. 39. Respect: Intelectuals and Popular Culture.
publicada en 1966. Originalmente apare- London: Routledge, 1989. p. 139). Fuerte-
ció en el semanario Harper’s desde el 1 de 44 Ibid., p. 310. mente asociado con la cultura de aquellos
octubre de 1898 a enero 7 de 1899. que orientan su sexualidad hacia personas
45 , La Bestia en la Jungla : Rela-
30 , The Art of the Novel, p. 99. tos. Caracas : Monte Avila, 1973. Traduc- del mismo sexo –en razón al conjunto de
ción de The Beast in the Jungle. The World apropiaciones críticas que estos grupos so-
31 , The Spoils of Poynton. Boston: Within. 1a. ed. New York : McGraw- Hill ciales hacen de la cultura hegemónica tales
Houghton Mifflin Company, 1896 . Book Company, 1947 . como el drag, la adoración a divas operáticas
y del cine, la fascinación por lo retro– el
32 , The Art of the Novel., p. 124 46 , “El Altar de los Muertos.” En La Lección Camp es visto hoy más como una estrategia
33 Ibid., p. 124. del Maestro y Otros Cuentos. Buenos Aires: de contestación a las normatividades cultu-
Emecé Editores. 1949. Traducción de The rales, que aunque relacionadas con el gusto
34 Ibid., p. 124. Enfasis mío. Altar of the Dead. London: M. Secker, 1915. no pueden reducirse a un mero asunto de
35 Ibid., p. 337-338. 47 , The Art of the Novel, p. 246. apreciación estética. Camp es una forma de
resistencia cultural que está enteramente
36 James, Henry. Los Embajadores Barcelona: 48 Nathanson, Donald L., “A Timetable for basada en la conciencia compartida de que
Montesinos, 1981. Traducción de The Shame.” En Donald L. Nathanson (ed.). The uno está situado dentro de un poderoso sis-
Ambassadors. New York: Harper & Many Faces of Shame. New York and tema social de significados sexuales. “Camp
Brothers, 1945 London: Guifford, 1987. 1-63. Esta colec- resiste el poder de dicho sistema desde aden-
ción ofrece una mirada global, extremada- tro por medio de la parodia, la exageración,
37 , The Art of the Novel, p. 315. mente útil, del trabajo reciente sobre la ver- la teatralización y la literarización de los
38 , El Americano. Editorial güenza. códigos tácitos de conducta –códigos cuya
Pax-México: Librería C. Cesarman. 1968. verdadera autoridad deriva del privilegio de
49 N.T. Uno de los análisis más influyentes no haber sido explícitamente articulados, y
Traducción de The American. Boston : del fenómeno Camp fue hecho por Susan
Houghton Mifflin Co., 1923-1907. que por la fuerza de la costumbre han per-
Sontag en el artículo “Notes on Camp” manecido inmunes a la crítica–.” (D.
39 , The Art of the Novel. p. 25. (1964) incluído en su libro Against Inter- Halperin. Ob. cit. p. 29.)
pretation (New York: Farrar, Strauss &

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