SAN MARCOS
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS
SOCIALES
Profesor:
Góngora, Manuel
Aula:
206
Alumnos:
Báez Zevallos, Alan Alfredo 17120207- Eco. Internacional
Vilela Pablo, Jean 17120207- Economía
1
Adaptado del Preámbulo de la Convención de las Nacionales Unidas contra la Corrupción
ÍNDICE
1. Introducción
2.3 Hipótesis
3. Objetivos
4. Marco Teórico
5. Conclusiones
6. Bibliografía
INTRODUCCIÓN
parte de Alberto Fujimori sobre todas las instituciones del Estado permite la
2.3 Hipótesis
Hacia finales de la década de 1980, era claro que la gran mayoría de los
países de América Latina había fracasado en su modelo de desarrollo.
El crecimiento basado en la sustitución de importaciones, impulsado
desde la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y la
hostilidad hacia el capital extranjero originada en la teoría de la
dependencia, manifestaron toda su inoperancia cuando ocurrió la crisis
de la deuda externa. El escenario era evidentemente caótico y su
relación con la deficiente gestión de los Estados saltaba a los ojos: altos
déficit públicos, mercados financieros reprimidos, mercados cambiarios
artificialmente controlados, mercados de bienes cerrados a la
competencia mundial, restricciones a la inversión extranjera, empresas
estatales ineficientes, rígidas relaciones laborales y derechos de
propiedad mal definidos. La relación entre este modelo de gestión
económica y la recesión generalizada, la alta inflación y los problemas
de la balanza de pagos, no eran ya motivo de debate. Era evidente para
toda mente sensata. La búsqueda de un modelo económico abierto,
estable y liberalizado se cristalizó con la formulación del Consenso de
Washington (CW) en 1989, cuyas reformas de política económica
estaban basadas en una lógica de mercado caracterizada por la apertura
y disciplina macroeconómica. América Latina requería (de acuerdo con
los resolutivos del CW) de un modelo económico abierto y estable. Por
un lado, la apertura económica consistía principalmente en una serie de
medidas que permitieran y facilitaran el comercio internacional entre los
países en vías de desarrollo y los desarrollados, con la finalidad de
impulsar el crecimiento económico de la región. Por otra parte, la
disciplina macroeconómica proporcionaría la estabilidad económica a
partir del control de las finanzas públicas del Estado, para lograr efectos
económicos, políticos y sociales positivos. En noviembre de 1989, el
Instituto Internacional de Economía llevó a cabo una conferencia bajo el
título “Latin American Adjusment: HowMuch Has Happened?”. En ella,
John Williamson (profesor de dicho Instituto) presentó un resumen sobre
las que él consideraba las principales reformas que en Washington eran
necesarias para restablecer el crecimiento económico de América
Latina. En la conferencia participaron destacados economistas y
representantes de los organismos internacionales, quienes llegaron a un
consenso acerca de los diez instrumentos de política económica que
Williamson presentó como los objetivos prioritarios, y que los Estados
latinoamericanos debían tener para salir del bache económico. Este fue
el origen de lo que Williamson denominó “Consenso de Washington”. El
CW presentó otro programa de ajuste estructural, después de Bretton
Woods, para remediar los problemas derivados de la crisis de la deuda.
En esencia, dicho programa de ajuste fue diseñado para la región
latinoamericana y después éste se hizo aplicable para cualquier región
del mundo. Lo que este nuevo programa de ajuste estructural pretendía
era: [...] identificar aquellas políticas que las principales instituciones de
Washington, tales como el Tesoro de los Estados Unidos, el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de
Desarrollo, consideraban claves para la restauración del crecimiento en
América Latina. Empero algunos objetivos prioritarios ya habían sido
aplicados en forma pionera por el gobierno de Margaret Thatcher. Sin
embargo, estas políticas económicas sólo se habían manifestado en
países industrializados y agrupados en la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), por ello, la idea de
aplicar estas políticas en países en vías de desarrollo resultó novedosa.
En América Latina, Chile aplicó políticas similares a las del Consenso de
Washington; sin embargo, el modelo chileno no fue atractivo para los
países latinoamericanos, debido a que el país tenía un régimen de
carácter dictatorial. “No obstante, a partir de la década de 1980, Chile
logró un auge económico sostenido”,18 por ello la existencia de un
modelo local de crecimiento económico exitoso en Latinoamérica reforzó
poderosamente la aceptación del Consenso de Washington. Debe
señalarse que el fundamento teórico de las propuestas del CW eran la
teoría económica neoclásica y el modelo ideológico y político del
neoliberalismo. Es por ello que una de las características del modelo
chileno consideraba al Estado “como un factor que dificultaba que el
sector privado generase crecimiento”.19 Tanto en el modelo inglés como
en el chileno, el sector privado desempeña un papel fundamental en el
crecimiento económico; después, con la formulación del Consenso de
Washington quedó claro que los protagonistas de las actividades
económicas eran el sector privado y el vapuleado Estado y su rol
regulatorio; sólo de esta manera se lograría la estabilidad económica que
América Latina necesitaba después de la crisis de la deuda. Sin lugar a
dudas, el papel del sector privado en el cambio de modelo económico
era fundamental, principalmente porque los recursos para impulsar el
crecimiento económico iban a provenir tanto de los organismos
internacionales como de este sector; de tal manera que las reformas de
política económica no sólo tenían que responder a las exigencias de los
gobiernos latinoamericanos, sino también a las necesidades y
exigencias de seguridad en sus inversiones por parte de importantes
capitalistas interesados en disminuir el papel interventor del Estado en
las actividades económicas. De esta manera, la lógica de mercado del
nuevo modelo cobraría sentido, garantizaría y fortalecería su hegemonía
en el rumbo de la vida económica latinoamericana
Alberto Fujimori Fujimori fue gobernante del Perú entre 1990 y 2000. Su
mandato estuvo marcado por un golpe de Estado (1992), múltiples
violaciones a los derechos humanos y sonados casos de corrupción. Fue
extraditado en 2007 desde Chile y sentenciado a una pena de 25 años
de cárcel por homicidio calificado, colusión, peculado y otros delitos
contra la administración pública.2 La administración del presidente
Fujimori es, probablemente, la más analizada desde diferentes ópticas
en la historia del Perú (Murakami, 2007), pues fue "durante el Gobierno
del ingeniero Alberto Fujimori que se organizó un sistema nacional
centralizado de corrupción” y se instauró el sistema político económico
neoliberal.
2
Degregori, C. I., & Guerrero, C. M. (2007). El nacimiento de los otorongos: el Congreso de la República durante
los gobiernos de Alberto Fujimori (1990-2000) (Vol. 30). Instituto de Estudios peruanos.
resolver el déficit de la balanza de pagos y estabilizar la economía.
La inestabilidad e incertidumbre económicas, acarreadas por la
hiperinflación y la recesión, tuvieron efectos sobre la credibilidad no sólo
de las políticas económicas “heterodoxas”, sino también sobre el sistema
de partidos existentes hasta entonces. Para autores como Cotler (1990,
1993) Grompone (1995), el fracaso del gobierno de Alan García, fue
también el fracaso de una débil estructura de partidos resucitados en
1980, después de la dictadura militar de 1968-1980. Quizás por esto en
las elecciones municipales de 1989, un independiente como Ricardo
Belmont derrotó a todos los partidos políticos y dio la voz de alerta sobre
las preferencias electorales en contra de los partidos políticos.
Por otro lado, la hiperinflación debilitó las instituciones públicas, debido
a la reducción de los recursos fiscales, que ocasionó un abandono
progresivo de las funciones económicas y sociales del Estado,
generando su encogimiento, aún antes de las reformas liberales. Pero,
como sucede con el fin de las hiperinflaciones la economía se dolarizó,
hacia mediados de 1990 2/3 del dinero en circulación eran dólares
americanos, lo que significaba que pese a la crisis externa no había una
escasez absoluta de divisas. Paradójicamente, un gobierno pro-estatista
y nacionalista, como el de Alan García, redujo el tamaño del Estado, a
través de los efectos perversos suscitados por sus propias políticas. Al
final de este gobierno, la mayor parte de organismos públicos no
funcionaban normalmente por falta de recursos.
Como en el Perú las desgracias no vienen solas, a la crisis económica y
política se agregó la violencia de los grupos insurgentes y terroristas, del
Partido Comunista del Perú “Por el sendero luminoso de Mariátegui”,
más conocido como Sendero Luminoso, y el Movimiento Revolucionario
Tupac Amaru (MRTA), que comenzaron sus acciones a inicios de la
década de 1980. Su lucha armada y sus actos terroristas habían ido
creciendo año a año, hacia fines de los ochenta la mitad del territorio
peruano estaba en situación de emergencia y, estos movimientos, se
constituyeron en amenaza al Estado y la sociedad peruanas. Desde un
punto de vista económico las acciones terroristas tuvieron un costo en
stocks de capital, en producción y en el empleo. Entre 1980 y 1990, el
Senado de la República (1992) estimó una pérdida de 20 mil millones de
dólares de capital (fábricas bombardeadas, centrales y torres de
electricidad inutilizadas, puentes, edificios, centros de investigación, vías
de transporte, y costos de oportunidad), que constituía la mitad del PBI
anual. Esta destrucción de recursos y de capital tuvo un impacto en el
empleo, los ingresos, las migraciones . Estas pérdidas contribuyeron al
debilitamiento del Estado, del sistema económico y a la reducción de las
inversiones (Gonzales 1998).
Desde un punto de vista ideológico, Sendero Luminoso contribuyó a la
polarización. Hacia fines de los años ochenta había sólo dos ideologías
en pugna, el neoliberalismo de la extrema derecha representada por el
Movimiento Libertad, liderado por el escritor Mario Vargas Llosa y el
maoismo de extrema izquierda de Sendero Luminoso. La ideología de
otras organizaciones políticas, de centro, derecha e izquierda, se vio
diluida en la crisis de los partidos políticos. Ante el mortífero accionar de
Sendero Luminoso, muchos pensaban que sólo había el neoliberalismo
como alternativa.
Así, la situación previa al ajuste estructural se caracterizó por una
profunda crisis económica, combinada con la crisis de partidos políticos,
en un ambiente de violencia y terror, que en su conjunto generaron la
mayor crisis del Estado peruano, después de la segunda guerra. El país
parecía estar al borde del colapso y las soluciones eran escasas. Así, el
Perú había llegado al fin del ciclo del modelo intervencionista-populista
(Gonzales 1995) y se habían creado las condiciones apropiadas para
que el “péndulo peruano” se moviera en la dirección opuesta, hacia el
neo-liberalismo, considerado como un “mal menor” frente a las
pretensiones de sendero luminoso y su líder Abimael Guzmán.”3
3
Tomado de “http://blog.pucp.edu.pe/blog/economiaperuana/2007/04/16/economia-politica-de-la-
era-neoliberal-peruana-1990-2006/”
legales para copar el Estado. Se aprobaron leyes inconstitucionales que
lo permitieron y se debilitaron todos los sistemas de control del Estado"
(Iniciativa Nacional Anti-corrupción, 2001: 7). Como consecuencia,
"desaparecieron la responsabilidad pública y el control de la
responsabilidad. Los otros poderes se convirtieron cada vez más en
guardianes, defensores y soporte del régimen; las autoridades se
sometieron a la extorsión, el chantaje y la prebenda" (Iniciativa Nacional
Anticorrupción, 2001: 7).
4
Degregori, C. I., & Guerrero, C. M. (2007). El nacimiento de los otorongos: el Congreso de la República durante
los gobiernos de Alberto Fujimori (1990-2000) (Vol. 30). Instituto de Estudios peruanos.
adoptó en secreto entre Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori con un
solo objetivo: garantizar la reelección del año 2000.
http://www.cienciaspenales.net/portal/page/portal/IDP/REVISTA_PENAL_DO
CS/Numero_7/55-67.pdf