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Es frecuente que, cuando se habla acerca de factores psicológicos que nos pueden
hacer ganar más con menos, se hable de la importancia del liderazgo. Un buen
líder es capaz de sacar lo mejor de un equipo, de sacar partido de las
potencialidades de cada persona y hacer que entren en una dinámica de trabajo en
el que todos se complementen entre sí. Sin embargo, a menudo olvidamos un
elemento tan o más importante que este. Se trata del autoliderazgo.
¿Qué es el autoliderazgo?
El autoliderazgo es el conjunto de habilidades psicológicas que dan sustento
al autocontrol, a la capacidad para no caer en distracciones y a la
monitorización de las propias acciones según su grado de compatibilidad con las
metas a medio y largo plazo, de acuerdo a las capacidades que se estima que uno
mismo tiene.
Así pues, se puede decir que el autoliderazgo está conformado por procesos
psicológicos encargados de hacer que tengamos las máximas posibilidades de
llegar a metas a medio y largo plazo, teniendo en cuenta que siempre existirá un
cierto grado de incertidumbre en lo que nos depara en el futuro, y que tenemos
unos recursos limitados para conseguir lo que queremos. Saber tomar decisiones
de manera adecuada, y utilizar de un modo inteligente lo que tenemos, son dos
elementos clave del autoliderazgo.
Por otro lado, el autoliderazgo está relacionado con la autoeficacia y con el
autoconcepto, ya que para poder hacer que nuestros proyectos lleguen a buen
puerto hay que ser realistas y no aspirar a objetivos poco razonables; pero
también está relacionado con las estrategias necesarias para saber canalizar bien
nuestros esfuerzos, de modo que no nos pongamos a nosotros mismos . Entre
estas estrategias encontramos, por ejemplo, las que nos permiten priorizar tareas
y focalizar la atención.
Demora de la gratificación.
Capacidad de focalización de la atención.
Habilidad para comparar objetivos y resultados.
Por eso, hay que hacer todo lo posible por que el medio en el que trabajamos
ofrezca todas las comodidades que es razonable conseguir. Por ejemplo, eliminar
distracciones es un paso que se olvida muy frecuentemente, pero ayuda mucho.
En definitiva, es bueno saber que con menos puede hacerse más, si contamos con
la predisposición para adoptar esa filosofía y con los conocimientos adecuados
sobre nuestras propias capacidades.