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Autoliderazgo: qué es, qué


habilidades engloba y cómo
desarrollarlo
Explicamos cuáles son los componentes del autoliderazgo y vemos
pasos a seguir para mejorar en este.
por Jonathan García-Allen

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Varias aptitudes que maximizan nuestras posibilidades de éxito.









Es frecuente que, cuando se habla acerca de factores psicológicos que nos pueden
hacer ganar más con menos, se hable de la importancia del liderazgo. Un buen
líder es capaz de sacar lo mejor de un equipo, de sacar partido de las
potencialidades de cada persona y hacer que entren en una dinámica de trabajo en
el que todos se complementen entre sí. Sin embargo, a menudo olvidamos un
elemento tan o más importante que este. Se trata del autoliderazgo.

A fin de cuentas, para poder crear cierto orden alrededor de un proyecto, es


necesario en primer lugar ordenarse a uno mismo, hacer que las acciones que
realizamos encajen realmente con nuestros objetivos a medio y largo plazo, y que
no aparezcan inconsistencias entre lo que decimos que queremos hacer y lo que
realmente estamos haciendo. A lo largo de este artículo veremos en qué consiste
exactamente el autoliderazgo y de qué manera podemos potenciar y desarrollar
esta cualidad.

 Artículo relacionado: "Las teorías de la inteligencia humana"

¿Qué es el autoliderazgo?
El autoliderazgo es el conjunto de habilidades psicológicas que dan sustento
al autocontrol, a la capacidad para no caer en distracciones y a la
monitorización de las propias acciones según su grado de compatibilidad con las
metas a medio y largo plazo, de acuerdo a las capacidades que se estima que uno
mismo tiene.

Así pues, se puede decir que el autoliderazgo está conformado por procesos
psicológicos encargados de hacer que tengamos las máximas posibilidades de
llegar a metas a medio y largo plazo, teniendo en cuenta que siempre existirá un
cierto grado de incertidumbre en lo que nos depara en el futuro, y que tenemos
unos recursos limitados para conseguir lo que queremos. Saber tomar decisiones
de manera adecuada, y utilizar de un modo inteligente lo que tenemos, son dos
elementos clave del autoliderazgo.
Por otro lado, el autoliderazgo está relacionado con la autoeficacia y con el
autoconcepto, ya que para poder hacer que nuestros proyectos lleguen a buen
puerto hay que ser realistas y no aspirar a objetivos poco razonables; pero
también está relacionado con las estrategias necesarias para saber canalizar bien
nuestros esfuerzos, de modo que no nos pongamos a nosotros mismos . Entre
estas estrategias encontramos, por ejemplo, las que nos permiten priorizar tareas
y focalizar la atención.

 Quizás te interese: "La Autoeficacia de Albert Bandura: ¿crees en ti mismo?"

Componentes del autoliderazgo


Entre los elementos que conforman el autoliderazgo, encontramos los
siguientes.

1. Pensamiento detallado en el objetivo


Estas habilidades son aquellas que nos permiten formular del modo más concreto
posible una meta a la que se quiere llegar. Son, principalmente, tres:

 Imaginación del objetivo por grados de complejidad (de lo abstracto a lo


completo).
 Valoración de la coherencia interna del objetivo.
 Valoración de las implicaciones de la meta de cara a terceros (imaginar a quién
perjudica y a quién beneficia).

2. Competencias de evaluación de la situación y


planificación
Se trata de las habilidades que permiten realizar un buen diagnóstico del
momento presente y que permiten obtener una radiografía de aquellos elementos
relevantes de cara a desarrollar un proyecto en el que hay que pensar a medio o
largo plazo. Fundamentalmente, son las siguientes:

 Evaluación de las propias fortalezas y debilidades.


 Imaginación de diferentes situaciones futuras
 Análisis del grado de incertidumbre.
 Priorización y secuenciación de las acciones a seguir.

3. Competencias de atención y monitorización


Estas aptitudes son aquellas que tienen que ver con la implementación del plan y
con la focalización de los recursos cognitivos en la puesta en práctica y el
seguimiento de este. Este tipo de aptitudes de autoliderazgo son tres:

 Demora de la gratificación.
 Capacidad de focalización de la atención.
 Habilidad para comparar objetivos y resultados.

¿Cómo mejorar en esta capacidad mental?


Tal y como ocurre con muchos otros fenómenos psicológicos, es posible entrenar
este conjunto de habilidades y hacer que con la práctica vayan perfeccionándose.
A continuación puedes leer varios consejos y pasos a seguir para mejorar en
autoliderazgo.

1. Crea jerarquías de hechos al analizar el presente


A la hora de crear planes y subdividir objetivos, es importante procurar que todo
forme una jerarquía, de lo más concreto a lo más abstracto (o viceversa). De esta
manera será mucho más fácil acostumbrarse a analizar situaciones e incluir en
nuestro “mapa mental” del presente todo aquello que es relevante.

Una buena manera de hacer esto consiste en realizar primero un análisis


DAFO para obtener una descripción del presente. En cada una de sus categorías
es posible ordenar elementos según su grado de especificidad e importancia,
colocando los más concretos dentro de otros más amplios. Así, para una misma
categoría jerárquica será más fácil detectar elementos que juegan a favor y
elementos que juegan en contra, lo cual luego ayudará a saber si un plan es viable
o no, y en el caso de serlo, qué aspectos hay que solventar con mayor prioridad y
cuáles hay que potencia para sacarles partido.

2. Acostúmbrate a crear planes y detallados y deadlines


Establecer un momento en el que unas tareas concretas tienen que haber sido
realizadas va muy bien para no caer en distracciones, priorizar bien y organizar
los recursos disponibles. Realizar un diagrama de Gantt después, para pasar de
“la fotografía” del momento 0 a la visualización de cómo puede desplegarse en el
tiempo un plan o proyecto.

Esta creación de fechas límite o deadlines debería ir al detalle, de manera que


cada día haya algo determinado que hacer en un número de horas concreto. De
otro modo, se corre el riesgo de ir dejándolo todo para el último momento, lo
cual tiene repercusiones negativas en todos los sentidos.

3. Busca aliados y delega


En algunos proyectos es posible colaborar con terceros y delegar tareas, y en
todos ellos es necesario en primer lugar preguntarse si hacer esto es posible, para
al menos considerar esa posibilidad. De esa manera, las acciones más estratégicas
pueden quedar al mando de uno mismo, mientras que aquellas que son más
técnicas o procedimentales pueden ser realizadas por otra persona. De esta
manera se genera una dinámica en la cual no hay interferencias innecesarias
entre la realización de tareas.

4. Crea espacios de trabajo adecuados


Este es un aspecto del autoliderazgo que a menudo es dejado de lado, ya que a
veces se presupone que saber manejar el timón de uno mismo es una tarea que
tiene que ver con la introspección y con la gestión “interna” el propio Yo. Sin
embargo, esto es un mito, porque a la hora de trabajar la diferenciación entre
uno mismo y el entorno es simplemente un espejismo.

Por eso, hay que hacer todo lo posible por que el medio en el que trabajamos
ofrezca todas las comodidades que es razonable conseguir. Por ejemplo, eliminar
distracciones es un paso que se olvida muy frecuentemente, pero ayuda mucho.

5. Lleva un estilo de vida saludable


Puede parecer una tontería, pero siguiendo la lógica del consejo anterior, es
necesario hacer todo lo posible por que nuestra interacción con el ambiente, ya
sea mediante la dieta o mediante el ejercicio, nos coloque en la mejor disposición
posible de cara a trabajar. Por supuesto, también es necesario dormir bien.

Conclusión: ser nuestro propio líder para


desarrollar proyectos ilusionantes
La idea que subyace a todo lo que hemos visto es que para poder sacer el máximo
provecho de lo que tenemos es necesario en primer lugar saber gestionar nuestro
propio tiempo, recursos y esfuerzos. Esto no es algo que se consiga simplemente
acumulando bienes con los que trabajar, sino que hay que desarrollar varias
aptitudes que nos permitirán maximizar nuestras posibilidades de éxito y
que, además, son generalizables a cualquier iniciativa que vayamos a tener. Las
expresiones de autoliderazgo que mostremos creando nuestro propio negocio, por
ejemplo, probablemente se van a hacer notar también al formarnos en un ámbito
de conocimiento nuevo, o al ser padres o madres.

En definitiva, es bueno saber que con menos puede hacerse más, si contamos con
la predisposición para adoptar esa filosofía y con los conocimientos adecuados
sobre nuestras propias capacidades.

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