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La gran economía de consumo

Actualmente el mundo está metafóricamente poseído y controlado por el dinero y


a su vez por el consumo masivo y excesivo de bienes y servicios. En siglos
pasados la mayoría de personas compraba por necesidad y no solo por deseo, sin
embargo, después de la revolución industrial, pasados varios años, la economía
dio un giro radical y pasó a ser “la gran economía de consumo”.

Se han preguntado ¿por qué antes un producto tenía mayor durabilidad? Por
ejemplo, un TV de la época de los abuelos, podía seguir funcionando, así pasaran
20 o 30 años; La respuesta a la pregunta anterior es fácil, las grandes empresas
proveedoras de estos productos, solo están interesados en vender, vender y
vender y que los consumidores “consuman, consuman y consuman” por esta
razón en la actualidad la vida útil de sus productos es cada vez más corta, y la
rapidez con la que lanzan un nuevo producto al mercado es casi a “la velocidad de
la luz”, de esta manera si el producto que adquiriste aún sigue funcionando,
terminarás adquiriendo otro que te suple la misma necesidad pero tendrá mejores
aplicaciones o mayor nivel tecnológico y el que ya tenías irá a parar a la basura,
chatarrería o al cuarto del olvido de tu casa.

Pero, ¿cómo lograr que los terrícolas sean consumidores activos? ¿Cómo lograr
esto en países tercermundistas? ¡Sencillo! “¡hagamos que se endeuden!, y
¡boom! Se crearon las maravillosas tarjetas de crédito, esas que ahorita te las
ofrecen hasta en “la tienda de tu barrio”, aquellas que te ofrecen hasta 48 meses
para pagar una deuda, justo esas que te sugieren que eres el más pudiente y
sofisticado por tener muchas en tu billetera, las que supuestamente te salvan en
situaciones como “el día de la madre es mañana y no tengo ni un solo peso en el
bolsillo” “hoy es el aniversario con mi novio y no tengo plata para comprarle un
buen detalle” “el iphone X está en promoción hasta hoy, si tuviera dinero,
aprovecharía para comprarlo” “El sábado es la fiesta de la empresa y no tengo
ropa qué ponerme” ¡sí! Supuestamente te salvan de estas y otras situaciones,
porque puedes adquirir lo que quieras, cuando quieras sin necesidad de “cash
money” pero no son más que una trampa, pues sin pensarlo te conviertes en un
esclavo de las compras y de las deudas.

Dicho lo anterior, se puede decir que las tarjetas de crédito son dañinas
dependiendo el tipo de persona que las use o de su comportamiento, sin embargo
la revolución de la tecnología muchas veces modifica las conductas de los
consumidores, al implementar estrategias de mercado, personalizando los
productos y creando inteligentes mensajes publicitarios, que resultan ser
generadores de un sentimiento de placer que se deriva de poseer, coleccionar o
consumir “cosas” y “experiencias”.
La película “Loca por las compras” muestra diferentes tipos de comportamiento en
cada uno de sus principales personajes; por ejemplo, Rebecca Bloomwood
(protagonista femenino) está regida por patrones desordenados de consumo,
busca satisfacer necesidades individuales, su carácter es poco reflexivo, impulsivo
y excesivo, el consumir representa una forma de aceptación social y personal, las
compras se convierten para ella en una actividad que le genera placeres y
emociones, para ella lo importante es cubrir necesidades de estima para tener
confianza y aprobación social. Por el contrario, Luke Brandon (protagonista
masculino) está regido por patrones ordenados de consumo, su carácter es
consciente, reflexivo y moderado, su forma de consumir está fundamentado en la
razón y no en sus emociones, para él lo más importante es cubrir sus necesidades
básicas, esto lo lleva solo a realizar compras de productos básicos sin importar el
status social que tiene.

La historia de Rebecca basada en una mujer adicta a las compras, es un claro


ejemplo del daño que puede ocasionar la facilidad de obtener las cosas a través
de las tarjetas de crédito, los mensajes publicitarios distractores que utilizan las
empresas y el dejarse llevar de los impulsos y las emociones. Por esta razón se
puede concluir que los consumidores deben ser más reflexivos y racionales, es
importante considerar las necesidades básicas y las menos indispensables,
analizar sus ingresos actuales, el entorno social y realizar una evaluación previa a
las compras, de esta manera evitar caer en el circulo vicioso “consumista” que
actualmente controla el mundo y obtener un mejor estilo de vida.

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