El alegato de apertura constituye la primera intervención que corresponde
al fiscal y los defensores sobre la teoría del caso que presentan ante el órgano jurisdiccional con la finalidad de hacer conocer sus posiciones y pretensiones. La importancia del alegato de apertura radica en litigación en el juicio oral está focalizada fundamentalmente en un debate sobre hechos, esto es, en una competencia de relatos o historias que los litigantes presentan a terceros imparciales que no poseen antecedentes previos sobre el caso, a excepción de los hechos que vienen sucintamente presentados en el auto de apertura del juicio oral. Dicho de otro modo, el juicio oral puede concebirse como la sede en la que los litigantes presentan su teoría del caso, su versión estratégica e intencionada de los hechos, de modo de persuadir al tribunal oral de su posición, contando para ello con evidencias que sean capaces de apoyar cada una de sus proposiciones fácticas y en definitiva su relato de lo ocurrido. Una de las herramientas con la que los litigantes cuentan en el juicio es precisamente el alegato de apertura, que da inicio a la actividad de los litigantes en la tarea de convencer a los jueces de la coherencia y verosimilitud de su postura frente a los hechos. Es una actividad fundamental y primordial del abogado del defensor, pues es una de las posibilidades u oportunidades para presentar la teoría del caso ante el órgano competente por medio del alegato de apertura, los jueces tomaran el contacto por primera vez de los hechos y antecedentes que fundamentan las partes, es así que permiten crear la primera impresión acerca de la credibilidad de la teoría del caso presentado por el acusador o defensor. El alegato de apertura no es un puro ejercicio retorica u oratoria, cuyo objetivo es de fijar una cierta versión de los hechos del caso y hacer una promesa de evidencia que luego será presentado en el juicio. Sanchez.P. (2009). "El Nuevo Proceso Penal". Edit. Moreno S.A, Lima- Perú.